5 La larga tradición de los autómatas y la corta historia
de los nanorobots. La palabra “autómata” se refiere a “maquina que imita la figura y los movimientos de un ser animado” con esté significado se ha reflexionado si los seres humanos son autómatas, o de alguna forma autómatas con conciencia. Por otra parte, la palabra “robot” se utiliza por primera vez en 1920 en la obra “RUR”. Etimológicamente la palabra “robot” significa en checo “trabajo “o “prestación personal”. A mediados del siglo xx, Asimov utiliza por primera vez el término “robótica” y enuncia las tres leyes de la misma presentes en su obra: Un robot no debe dañar a un ser humano o, por su inacción, dejar que un ser humano sufra daño. Un robot debe obedecer las órdenes que le son dadas por un ser humano, excepto si estas órdenes entran en conflicto con la Primera Ley. Un robot debe proteger su propia existencia, hasta donde esta protección no entre en conflicto con la Primera o la Segunda Ley. Otro concepto relacionado es el de “androide”, que para el DRAE significa «autómata de figura de hombre». Actualmente se refiere a un robot o a un organismo sintético, de características antropomorfas, diseñado para lucir y actuar como un humano, imitando aspectos conductuales de forma autónoma. Por otra parte, la cibernética es definida por el DRAE como el «estudio de las analogías entre los sistemas de control y comunicación de los seres vivos y los de las máquinas; y en particular, el de las aplicaciones de los mecanismos de regulación biológica a la tecnología». Corresponde al estudio interdisciplinario de la estructura de los sistemas reguladores; está estrechamente relacionada a la teoría de control y a la teoría de sistemas. El acrónimo ciborg se crea en 1960, al reunir cibernética y organismo. Para el DRAE se trata de un «Ser formado por materia viva y dispositivos electrónicos». El término da a entender que dispositivos mecánicos y tecnológicos son introducidos con el fin de restablecer y/o mejorar las capacidades de la parte orgánica. Algunos ejemplos serían el uso de prótesis externas, así como el uso de dispositivos electrónicos (marcapasos, implantes cocleares), etcétera. Se puede ahora hablar de dos posibilidades teóricas: autómatas biomoleculares y nanorobots. Los autómatas biomoleculares tienen como base la utilización de ácidos nucleicos, fundamentalmente DNA, como base de nanosistemas. Los conceptos cruciales para comprender el papel del DNA como material de nanoconstrucción, serían los siguientes: El DNA es una molécula rígida en su conformación de doble hélice; esta rigidez puede aumentar si varias dobles hélices están unidas entre sí, en motivos. Las interacciones intra e intermoleculares entre moléculas de DNA son altamente predecibles basándose en el apareamiento de bases de Watson- Crick; las interacciones pueden ser programadas dependiendo de la composición de la secuencia del DNA. El DNA puede ser obtenido mediante un sintetizador automático. Están disponibles en el mercado herramientas sofisticadas para la biotecnología de DNA. Si están programados adecuadamente, los motivos de DNA se auto- ensamblan en solución. Este auto-ensamblado es altamente deseable, debido a las dificultades en técnicas de montaje de objetos en nanoescala a través de los métodos de top-down. El último concepto es el desplazamiento de cadena. Consiste en un proceso de sustitución selectiva de una cadena de DNA en su complemento con otra cadena con una mayor complementariedad, es decir, con un mayor número de pares de bases de Watson-Crick. Otro tema es el de los nanorobots con aplicaciones médicas, diagnósticas o terapéuticas. El avance ha sido extraordinario: ha aumentado la complejidad en el desarrollo de materiales, sensores, nanodispositivos, nanomanipulación, uso de nanomateriales con anticuerpos como base de nanorobots; mejor control de nanorobots en medios líquidos, etcétera. Resulta todo un reto que tengan las características ideales mencionadas, posibilidad de ser dirigidos por computación y/o que tengan la capacidad de auto- movimiento, reproducción, auto-replicación y/o auto-producción en el medio interno, sin que se pierda el control sobre ellos y/o el auto-control que se les puede programar, y que cumplan con las leyes de la robótica de Asimov. Sin embargo, hasta finales del año 2016, no se ha fabricado ninguno de estos prototipos, y se encuentran lejos de someterse a un ensayo clínico270. Por ello, escenarios distópicos como el de una “plaga gris” se encuentran más en el terreno de la ciencia ficción.