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Sociología criminal
Por Isabel Martínez Jiménez
Es muy frecuente hablar de Criminología para referirnos a una parte en los libros de
Sociología general, pero rara vez se hace referencia a la Sociología Criminal.
Ante todo, debe quedar claro que no son términos equivalentes. Pero los límites del
pensamiento humano, incapaz de resolver el contenido que respecta a cada materia, han
llegado a afectar el reconocimiento de la existencia de la Sociología Criminal.
Es un hecho que la Sociología Criminal existe, y que es una ciencia dependiente, además de
que contribuye al análisis de la problemática social de la criminalidad.
Una definición sencilla que cabría aceptarse sobre la Sociología Criminal –según Solis
Quiroga- podría ser la siguiente: “una rama de la Sociología que se ocupa de estudiar el
hecho delictivo”. Sin embargo, no se puede olvidar que se llama Sociología porque estudia
el sistema social, nuestras interrelaciones con el resto, tratando de entender el modo en que
ellas se manifiestan y dotarlas de sentido. A esta Sociología se la clasifica como criminal
por abordar, en su totalidad, todo hecho delictuoso.
Baste mencionar unas palabras del fundador de la Sociología Criminal, Enrico Ferri, para
considerar esta ciencia como social: “el estudio de los fenómenos sociales…, constituye en
la creación de Auguste Comte, la ciencia de la sociología general, que después se subdivide
en un cierto número de ramas particulares…” y que “las sociologías particulares se
desenvuelven en dos direcciones distintas aunque no separadas…, estudian las unas la
actividad humana normal, ya sea social o jurídica, y las otras la actividad humana,
antisocial o antijurídica”. Añade, finalmente, que en “la sociología general se distinguen
para el estudio especial de los fenómenos sociales normales o anormales, de una lado la
sociología económica, jurídica y política y de otro la sociología criminal”.
Enrico Ferri
Esta ciencia no autónoma toma en cuenta principalmente el sector poblacional que ha
violado la Ley Penal. Se estudia, por tanto, el acontecer criminal masivo, de forma estática
y dinámica, considerando sus causas exógenas y endógenas, así como sus consecuencias.
De este concepto tan complejo se extrae una definición exhaustiva propiedad de Hector
Solis Quiroga:
Llegados a este punto, es necesario hacer un breve recorrido por el contenido recogido en
esta definición.
Sin embargo, esta medida no puede ser fielmente sostenida en el sentido de apuntar hacia
casos particulares en vez de afrontar el hecho en su conjunto.
Infinidad de estudiosos del fenómeno de la Sociología Criminal apuntan que los factores
exógenos de la delincuencia son “circunstanciales”, apartándose de esta forma de la
materia criminal.
La ciencia social y criminal que se aborda contiene los delitos de la sociedad humana, en
tanto que existen diferencias en edades, sexos, o incluso condiciones políticas, sociales,
económicas y familiares, así como conexiones con hechos no criminales. Del mismo modo,
se ocupa de la evaluación, las variaciones y el desarrollo de la delincuencia.
No se debe olvidar que le interesará también las formas de la delincuencia y sus conexiones
con otros desajustes sociales tales como la marginalidad, el desamparo, los vicios y las
incapacidades y los desórdenes públicos. Finalmente, es preciso mencionar uno de los
efectos de la criminalidad más estudiados: las realizaciones político-criminales.
En primer lugar, la ciencia del Derecho Penal, que define qué es delito y quiénes son
delincuentes. Le secunda la Criminología, particularmente por medio de la Etiología del
Delito, que permite a la materia conocer las causas y efectos (tanto reales como
conceptuales) de la delincuencia.
Otra disciplina que servirá de apoyo a la Sociología Criminal será la Psicopatología, que
estudia sistemáticamente los trastornos mentales.
Muy importante también es la Estadística, pues permite ordenar las regularidades de interés
sociológico gracias a sus métodos y técnicas.
No obstante, no hay que olvidar otras esenciales. Entre ellas, citamos las disciplinas
biológicas o económicas, por ejemplo.