You are on page 1of 5

El Dios que acompaña

Ezequiel 1:1-28

Debo confesar que la versión original de este sermón tenía 5 hojas, pero luego le quite algunas
por amor a ustedes, pero aun así está algo largo. Pero como los temas de predicación son sobre
los frutos del Espíritu Santo en el creyente. Yo apelo a su paciencia y benignidad para conmigo.
¿estamos?

El tema de esta semana como bien saben son dos de los frutos del Espíritu, paz y paciencia. ¿Pero
que predicas sobre la paz? No puedes obligar a la gente a sentir paz como un mandato de Dios.
Les puedes predicar sobre las cualidades de tener paz o el beneficio de experimentarla (le puedes
decir a la gente que el beneficio de tener paz es no tener estrés, y si no tienes estrés bajas de
peso y si bajas de peso tienes buena salud). La paz se tiene que experimentar y la única manera
de obtenerla es yendo a la fuente de paz, Dios. Conociendo profundamente a Dios, su carácter,
su compasión, su misericordia, su amor, su persona, y una vez que lo conozcas aprenderás a
descansar verdaderamente en él, comenzarás a confiar en sus promesas, le entregaras tus
anhelos, tus dudas, tus quejas, tus problemas y entonces, solo entonces, es cuando comenzarás
a experimentar la paz de Dios.

Con la paciencia es algo semejante, debemos aprender a esperar en Dios, aunque haya muchas
cosas que no logremos entender. Debemos saber que sus motivos, sus caminos, la manera en
que esta llevando la historia, es superior a nosotros. Y eso solo se logra, otra vez, conociendo a
Dios. Ayer veíamos en Santiago que deberíamos estar felices cuando atravesemos cualquier clase
de problemas, porque las pruebas producen paciencia. Así que vamos a ver la historia de un
pueblo que fue probado por Dios para producir en ellos paciencia, y además su mensaje nos hará
experimentar paz. Pero antes, debo advertirles que si al final del sermón no logran ver la
necesidad de paciencia y no experimentan paz, entonces pídanle a Dios un nuevo corazón más
sensible, al final me van a entender.

Me quiero enfocar en una cualidad de Dios, que esta allí en Ezequiel, en el capítulo 1 pero que
puede ser difícil de observar, y tiene que ver con el título de esta meditación, El Dios que
acompaña.

Capítulo 1
Era el año 597 a.C. Nabucodonosor, rey de Babilonia invade Jerusalén porque dejaron de pagar
tributo. La regla era muy simple, el imperio más poderoso de la época era Babilonia, había que
pagar tributo. Pero en algún momento el rey de Judá se reúne con otros pueblos y piensa que
pueden hacer frente a esta potencia, además no olvidemos que en la mente de muchos sureños
(no podemos decir judíos, porque ellos surgen hasta después del exilio) esta el pensamiento de
que Jerusalén es inviolable. Es la ciudad santa donde se encuentra el gran Templo de Dios, y
dentro del templo esta el arca del pacto, símbolo y realidad de la presencia de Dios entre su
pueblo. Así que al rey se le ocurre dejar de pagar tributo, las consecuencias son catastróficas.
Nabu, invade Jerusalén, se lleva presos al rey Joaquín y a muchas personas importantes de Judá.
Entre los presos o exiliados va un muchacho, hijo del sacerdote Buzi. Su deseo, porque viene de
una familia sacerdotal (por lo que ha sido entrenado desde pequeño para cumplir esta función),
ha sido servir a Dios en el majestuoso templo de Jerusalén, pero su sueño ha sido frustrado, ahora
va a una tierra lejana, con costumbres diferentes a la suya, hablan un idioma que no entiende, y
lo más importante, no hay un lugar donde adorar a Dios, no hay donde servirle. Sus anhelos se
han esfumado.

Así que aquí esta Ezequiel el día en que cumplía 30 años, una fecha muy significativa para el,
porque era la edad en que los sacerdotes eran ordenados a su oficio, así que esta nostálgico al
lado del rio Quebar. De repente, tiene una visión grandiosa. Envuelta en una tormenta y nube,
se le apareció la Gloria de Dios. Cuatro querubines, cada uno con 4 caras diferentes sostienen
una plataforma que se orientaban en todas las direcciones, ayudados por cuatro ruedas. Sobre
la plataforma se asienta el trono de Dios. Todo el conjunto se movía con un gran ruido (1:22-25)
y a veces se elevaba sobre el aire (1:21). Es un trono movible de Dios. Pero, ¿Qué esta haciendo
Dios en Babilonia?

Ezequiel 11 16 diles a los desterrados: “… A pesar de que los esparcí por los países del mundo, yo
seré un santuario para ustedes durante su tiempo en el destierro.”

Toda esta visión tiene un profundo significado. A las orillas del rio Quebar, en medio de un pueblo
pecador, Jehová se sienta en su gloria como en su templo de Jerusalén. La presencia de Dios no
está condicionada ni limitada al templo de Jerusalén, exclusivamente. La presencia de Dios no
conoce límites ni fronteras. Y ahora iba a estar en medio de su pueblo en la lejana Babilonia.
Jehová no era Dios sólo de un lugar. Su trono es el mundo entero y la historia universal, el
escenario de su actuación. Los acontecimientos que se avecinan no escapan de su control. Esta
era una gran lección sobre la grandeza y el poder de Dios que los desterrados y el mismo Ezequiel,
necesitaban.

Así que esta es la primera gran lección para los desterrados o exiliados, Dios no está atado a un
solo lugar. Donde esta su pueblo, allí esta la presencia de Jehová con ellos. Dios no abandona a
su pueblo.

Bueno es una gran lección, pero dentro de ellos había el pensamiento ¿Por qué Dios nos castiga
con el destierro si no es nuestra culpa?

Ezequiel 18 Luego recibí otro mensaje del Señor: 2 «¿Por qué citan ustedes ese proverbio acerca
de la tierra de Israel, que dice: “Los padres comieron uvas agrias, pero la boca de sus hijos se
frunce por el sabor”

Ellos pensaban que estaban pagando por las consecuencias del pecado de sus antepasados, o por
culpa del rey que dejo de pagar tributo. En su pensamiento Dios era injusto porque no castigaba
a los culpables sino a los “inocentes”. Así que para ellos el destierro no era más que un capricho
de Dios, que no tenía sentido alguno para ellos.
Capítulo 8-11
Un año después de la visión junto al río Quebar, Dios le da otra visión a Ezequiel, ahora lo
transporta a Jerusalén y le muestra el templo. Lo que esta sucediendo allí es una representación
de lo que está haciendo todo Judá. En el patio exterior, enfrente del templo hay una gran estatua,
es un ídolo. Luego ve a los ancianos (a los líderes de Judá) adorando a otros dioses, tanto fuera
como dentro del templo. Después ve a las mujeres adorando al dios Babilónico “Tammuz”. La
visión termina con el glorioso trono movible de Dios abandonando el templo y yéndose a
Babilonia, allí donde esta Ezequiel junto al rio Quebar. En otras palabras, Dios le está mostrando
a Ezequías que la idolatría de Israel y sus violaciones al pacto con Dios se ha convertido en algo
tan descarado y ofensivo por lo que Dios ha decidido abandonar el templo. Dios no los está
acusando y castigando por castigos del pasado, lo está haciendo por su propio pecado.

Ezequiel 18 26 Cuando los justos abandonen su conducta justa y comiencen a cometer pecados,
morirán por eso. Sí, morirán por sus acciones pecaminosas; 27 y si los perversos abandonan su
perversidad, obedecen la ley y hacen lo que es justo y correcto, salvarán su vida. 28 Vivirán,
porque lo pensaron bien y decidieron apartarse de sus pecados. Esas personas no morirán. 29 Aun
así, los israelitas siguen diciendo: “¡El Señor no hace lo correcto!”. Oh pueblo de Israel, tú eres
quien no hace lo correcto, no yo.

Pero recuerden, porque aquí esta la enseñanza. Dios esta abandonando el templo porque por
causa del pecado de Judá, ellos sufrirán las consecuencias de su pecado. Pero, ¿A dónde se esta
yendo Dios? ¿al cielo? ¡No! Se va a Babilonia junto con ellos. Ahora juntemos esto, con la
enseñanza pasada. Dios no abandona a su pueblo, aun en medio del pecado. Ellos han pecado y
merecen el castigo, pero Dios no se da por vencido. Aunque hayas pecado y estés alejado de Dios,
alejado de su templo, alejado de su presencia, Dios no se da por vencido por ti, el te ama. Cierto
tienes que pasar por este proceso de restauración y prueba, pero él esta a tu lado.

Pero aun hay una pregunta, esta bien, tengo lo que me merezco por mi pecado. Pero ¿porque
me castiga Dios, no se su pone que Dios es amor? Muchas veces pensamos que cuando Dios nos
pone a prueba o nos esta castigando, lo hace porque quiere destruirnos, pero no es así. El
propósito de llevar al pueblo de Judá al destierro era para que se dieran cuenta de su pecado. En
su amor Dios busca corregir al pecador, no destruirlo.

Ezequiel 6 9 …cuando estén desterrados entre las naciones, se acordarán de mí. Reconocerán
cuánto me duele la infidelidad de su corazón y la lujuria de sus ojos que anhelan a sus ídolos.
Entonces, al fin, se odiarán a sí mismos por todos sus pecados detestables. 10 Sabrán que solo yo
soy el Señor y que hablaba en serio cuando dije que traería esta calamidad sobre ellos.

Ezequiel 18 23 »¿Acaso piensan que me agrada ver morir a los perversos?, pregunta el Señor
Soberano. ¡Claro que no! Mi deseo es que se aparten de su conducta perversa y vivan.

Los judaítas estaban cegados a su propio pecado, creían que no merecían el castigo que Dios les
estaba dando. Pero Dios deja en claro que ninguno de ellos es justo. Y entonces viene la siguiente
pregunta, ¿y ahora que hacemos?
Ezequiel 18 30 »Por lo tanto, pueblo de Israel, juzgaré a cada uno de ustedes, según sus acciones,
dice el Señor Soberano. Arrepiéntete y apártate de tus pecados. ¡No permitas que tus pecados
te destruyan! 31 Deja atrás tu rebelión y procura encontrar un corazón nuevo y un espíritu nuevo.
¿Por qué habrías de morir, oh pueblo de Israel? 32 No quiero que mueras, dice el Señor Soberano.
¡Cambia de rumbo y vive!

Dios le pide a Israel que se arrepienta de sus pecados, pero esto no es posible, como Ezequiel lo
ha dejado claro, ninguno quiere escuchar a Dios. Les da un repaso de su historia y les demuestra
como es que sistemáticamente vuelven a pecar contra Dios. Siempre había sido como el ciclo de
jueces pecado-castigo-arrepentimiento-redención.

Entonces Dios promete:

Ezequiel 36 22 »Por lo tanto, da este mensaje a los israelitas de parte del Señor Soberano: “Los
llevaré de regreso a su tierra, pero no porque lo merezcan sino para proteger mi santo nombre,
que deshonraron mientras estaban esparcidos entre las naciones.

25 »”Entonces los rociaré con agua pura y quedarán limpios. Lavaré su inmundicia y dejarán de
rendir culto a ídolos. 26 Les daré un corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo dentro de ustedes.
Les quitaré ese terco corazón de piedra y les daré un corazón tierno y receptivo. 27 Pondré mi
Espíritu en ustedes para que sigan mis decretos y se aseguren de obedecer mis ordenanzas.

32 Sin embargo, recuerden, dice el Señor Soberano, que no lo hago porque lo merezcan. ¡Oh
Israel, pueblo mío, ustedes deberían estar totalmente avergonzados por todo lo que hicieron!

Las profecías mesiánicas de Ezequiel tienen una característica especial: la restauración no vendrá
como resultado del arrepentimiento. Jehová redime a su pueblo no porque este se haya
arrepentido, sino por su santo nombre. El ciclo que aparece en jueces queda roto y los eslabones
cambian de sitio: pecado-castigo-redención-arrepentimiento.

Dios promete dar este nuevo corazón y este nuevo espíritu a su pueblo no porque lo merezcan,
sino por amor a su nombre. En otras palabras, por gracia. Es algo que se ha propuesto hacer a
quienes ponen en él su esperanza.

Así que juntando esta última enseñanza con las anteriores tendríamos: Dios no abandona a su
pueblo, aun en medio del pecado, por amor a Su Nombre.

Hace tiempo mi esposa me dijo que era muy orgulloso. Obviamente mi orgullo negaba semejante
acusación. Pero Dios me ha hecho pasar por diversas pruebas desde antes de casarme para que
reconozca mi pecado. Eso no significa que ya haya dejado de ser orgulloso, pero si, que ya me di
cuenta de un pecado que cometo a menudo, por no decir siempre. Es difícil arrancarlo, hay partes
de mi nuevo corazón que aun quedan duras, que aun son como de piedra. Pero debemos confiar
en esta promesa de Dios, que el nos dará un nuevo corazón, no porque lo merezcamos, porque
somos malos, nos lo dará por amor a Su Nombre. Así que debemos ser pacientes, no pasivos,
ayer lo veíamos, y dejar que Dios nos transforme por completo a través del Espíritu Santo.

No temas por las pruebas que surjan en tu ministerio, no tengas temor de los momentos difíciles
de la vida. No temas porque en medio de las pruebas Dios esta obrando para transformarte. No
temas porque en medio de las pruebas, Dios esta contigo. El no se quedó haya en tu pueblo, el
esta contigo. El no se queda en el seminario cada fin de semana que vas a campo y te enfrentas
a diversos problemas, el esta contigo. El no se queda en el cielo mientras tu familia sufre y tu
estas lejos, el esta con ellos. Dios no abandona a su pueblo, aun en medio del pecado, por amor
a Su Nombre. Porque El es El Dios que acompaña.

You might also like