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Bibliografía: http://www.liceodigital.com/quimica/desechos.htm
CONCEPTO.
Hace más de 200 años el químico francés Lavoisier (pron.: Lavuasié), enunció su
célebre principio de conservación de la materia:
En la naturaleza nada se crea ni nada se destruye, todo se transforma.
Éstos son los tiempos que requieren para descomponerse, algunas de las
sustancias más comúnmente presentes en los materiales de desecho, cuando se
encuentran depositados en la tierra:
En días de lluvia, por ejemplo, es ya bastante frecuente que se vean tirados en las
calles paraguas que se han roto y ya no valen el precio de su reparación. Del mismo
modo - especialmente en las tolvas (llamadas usualmente “volquetas”) que se
depositan en la calle para recoger materiales de demolición - pueden verse muebles
viejos, aparatos domésticos, televisores y hasta partes de computadoras. De vez en
cuando, hasta empiezan a verse automóviles abandonados, que de hecho han
perdido todo valor para sus dueños.
Pero también, entre los residuos domiciliarios que cada noche o cada mañana son
dejados en las puertas de las casas para que sean recogidos por los servicios
municipales, suelen aparecer componentes integrados por elementos no orgánicos
ni de fácil descomposición natural, generalmente materiales metálicos o sintéticos,
a veces tóxicos o peligrosos incluso para quienes deben manipularlos durante su
recogida.
A pesar de que para buena parte de las personas que viven en las ciudades el
“problema de la basura” se resuelve cuando cada día proceden a cerrar las bolsas
que contienen los desechos y a depositarlas en la puerta de sus casas; la
disposición de la gran cantidad de desechos en general (tanto los originados en los
hogares como producidos por todo tipo de actividades humanas), que se produce
diariamente, es uno de los principales problemas urbanos de todo el mundo
moderno.
Medellín 197
Montevideo 220
San Pablo 234
Buenos Aires 279
En realidad, en todos los tiempos han existido actividades contaminantes del medio
ambiente, no solamente las humanas. No es racional, por lo tanto, cuestionar el
progreso técnico y económico en base a que la producción de ciertos elementos
consuma recursos o genere elementos contaminantes. En todo caso, si lo que ha
ocurrido en el mundo es una gran aumento de las actividades humanas, ello es
consecuencia del enorme crecimiento de la población humana y su casi total
dispersión en todos los territorios del planeta; lo que constituye un fenómeno
histórico que debe analizarse objetivamente, sin que sea pasible de valoraciones
éticas o menos aún, ideológicas.
LA CLASIFICACIÓN EN ORIGEN
En las ciudades suizas, hace ya años que se colocan en las esquinas unos
“colectores de vidrio”, en los que los habitantes depositan todos los desechos de
vidrio - especialmente las botellas - clasificándolos en distintos receptáculos según
sean vidrio blanco, marrón o verde. Y además, en los mismos contenedores existen
receptáculos para depositar las tapas de metal, y por separado las tapas de plástico
de esas botellas y frascos. Y es frecuente ver a las amas de casa seleccionando
cuidadosamente los elementos a colocar en cada sitio.
Pero si todos los residuos son vertidos en un solo lugar, se mezclan los elementos
orgánicos e inorgánicos, los recuperables con los no recuperables, transformando
genéricamente en “basura” lo que realmente no lo es, se incrementa tanto en peso
como en volumen lo que debe ser recogido; y todo ello finalmente es enterrado sin
aprovechar su potencial económico o energético, y sin tomar en consideración
adecuadamente sus distintos índices de peligrosidad para las personas y para el
medio ambiente.
REUTILIZACIÓN DE MATERIALES.
Los materiales plásticos son en muchos casos reutilizables por fusión: mediante
el reciclaje es posible hacer bolsas, bancos, juegos para parques, postes, para
campo, baldes, baldosas, balizas, útiles escolares, láminas para carpetas o tarjetas,
cerdas para diversos cepillos y muchos otros.
Los envases “tetrabrick” y en general todos los que son de cartón son
recuperables como fuente de celulosa para la nueva fabricación de papeles y
cartones. Lo mismo ocurre con otros elementos que contienen abundancia de
celulosa, como pañales desechables, restos de embalajes, diarios, revistas, papel
de computadoras, archivos, etc.
Los elementos de madera que no sean utilizables como tal para nuevos usos,
pueden destinarse a fabricación de aglomerados laminados, para fabricación de
muebles y otros enseres.
Todos los elementos de metal, ya sean las “latas” de aluminio o de hojalata,
muebles, artefactos, grifería, etc. son casi totalmente recuperables mediante la
fundición o aleación.
Ciertos elementos que contienen metales como el mercurio, cadmio, litio, aunque
en pequeñas cantidades, deben ser clasificados y dispuestos como desechos de
tratamiento especial, por su alto poder contaminante aún en pequeñas dosis. (Una
sola pila de estos elementos puede contaminar hasta 600.000 litros de agua).
Gran parte de la basura doméstica consiste en desechos orgánicos. Son los restos
de verduras, frutas, hojas de té, yerba mate, borra de café, restos de comida, entre
otros. Son los que se degradan más rápido y contienen un 75 % de líquido, siendo
sobre todo los que producen el mal olor.
Se comprende por tanto, cuán peligrosa puede ser la desaparición de los elementos
nutrientes de los suelos, por la destrucción causada por el consumo que realiza la
vegetación, sin reemplazarla, como consecuencia de un laboreo excesivo o
inadecuado, que produce lo que se denomina el agostamiento de los suelos. En
efecto, es a su nivel donde se realizan, en los ecosistemas, las últimas etapas del
reciclaje de numerosos elementos minerales.
Una incorrecta incorporación del material fresco al suelo puede causar pérdidas en
el contenido del material orgánico. Por lo tanto, los métodos para mantener la
materia orgánica del suelo han de estar basados en trabajos de investigación, de
laboratorio, ensayos en invernaderos y finalmente trabajos de campo o aplicación
directa.
Una limitante del método, es que requiere en todo caso una tecnología avanzada;
aspecto que debe ser tomado en cuenta para los países en desarrollo, por el costo
de la maquinaria.
El papel es uno de los materiales de mayor consumo en todo el mundo. Gran parte
del papel se deriva de la pulpa de árboles y otras fibras vegetales. Cada año la
industria de celulosa fabrica papel y cartón de muchos millones de árboles.
Son innumerables los objetos de consumo que se empaquetan con papel o cartón,
de forma que estos materiales representan el 20 % del peso y 1/3 del volumen de
la basura. Además, los sobreempaquetados dan lugar a la gran cantidad de
envoltorios superfluos elaborados con estos y otros materiales.
El reciclaje del papel sin blanquear es conveniente por muchos conceptos, ya que
se economizan grandes cantidades de energía lo que disminuye, al mismo tiempo,
la contaminación del agua y el aire. Por otro lado, si bien no todo el papel puede ser
reciclado, (los plastificados, los adhesivos, los encerados, los de fax o los
autocopiativos no son aptos para su posterior reciclaje) los demás sí lo son y el
reciclaje del papel es más sencillo y económico que la fabricación originaria.
Además, dentro de las diversas variedades de productos de papel, sobre todo
aquellas más rústicas como las que utilizan para confeccionar bolsas y cartones, el
uso de papel reciclado es especialmente factible.
Ello ha dado por resultado que el papel sea en la actualidad uno de los materiales
con mayor índice de reciclaje. La palabra “reciclado” que describe el estado final de
un material que ha sufrido el proceso de reciclaje suele verse bajo un símbolo de un
triángulo de flechas verdes, especialmente en algunas bolsas de mano y en envases
o sobres rústicos de cartón.
B) La pasta de celulosa así lograda, es luego extendida sobre una superficie porosa
adecuada que pueda filtrar el agua sobrante, y generalmente, luego de agregarle
elementos aglutinantes conforme a las características deseadas conforme al uso
final a que se destine, es pasada entre cilindros laminadores que la calientan a
ciertas temperaturas para el secado y conformación del producto; el cual es luego
enrollado y cortado.
En ese momento, el material líquido llamado pasta primaria, está listo para fabricar
el papel.
Una vez retirado el bastidor del molde, se da la vuelta a este último y se deposita
con suavidad la hoja de papel sobre una capa de fieltro. Después se coloca otro
fieltro sobre la hoja, se vuelve a poner una hoja encima y así sucesivamente.
Cuando se han colocado unas cuantas hojas de papel alternadas con fieltros, la pila
de hojas se sitúa en una prensa hidráulica y se somete a una gran presión, con lo
que se expulsa la mayor parte del agua que queda en el papel.
Los papeles que vayan a emplearse para escribir o imprimir exigen un tratamiento
adicional después del secado, porque de lo contrario absorberían la tinta, y el texto
y las imágenes quedarían borrosas. El tratamiento consiste en conferirle apresto,
sumergiéndolo en una solución de cola animal, secar el papel aprestado y prensar
las hojas entre láminas de metal o de cartón liso. La intensidad del prensado
determina la textura de la superficie del papel.
Sin duda, los materiales plásticos son los que más pronto debieran dar lugar un
programa de recolección preclasificada y adecuado tratamiento ulterior.
Como regla general, los materiales plásticos están conformados por grandes
cadenas moleculares integradas principalmente por átomos de carbono
encadenados por algunas de sus valencias; vinculados a diversos elementos entre
los cuales abundan los compuestos de cloro.
Los materiales plásticos conforman uno de los ejemplos principales del cuidado que
debe tenerse en no asumir una actitud errónea respecto de los desarrollos y
aplicaciones de la tecnologóa.
Por lo tanto, es una actitud errónea y retrógrada cuestionar el uso de los materiales
plásticos, por el sólo hecho de que sean productos originados en el petróleo (del
cual una pequeña parte se utiliza para este fin en el mundo) o que presenten
problemas de contaminación en su disposición como elementos de desecho. Lo que
hay que hacer al respecto, es comprender debidamente cuáles son esos problemas,
y cómo deben resolverse.
Un tipo de productos de plástico que dan creciente lugar a desechos son los
envases de polietileno tereftalato, denominado mas comunmente como PET, en el
cual envasan las principales empresas que venden refrescos, aguas de mesa,
aceites comestibles, detergentes, y otros líquidos de consumo hogareño.
Las botellas de PET han tenido un uso realmente explosivo en los últimos tiempos,
ya que al sustituir los envases de vidrio tienen importantes ventajas de costo; así
como incrementan la productividad al reducir el peso muerto de las manipulaciones
y transportes. La sustitución del peso y volumen representado por el vidrio de los
envases permite utilizar envases de mayor contenido con el mismo espacio y peso,
lo que redunda en mejoras de precios al consumidor. Por otra parte, se eliminan los
costos de reutilización de las botellas de vidrio, que de todos modos, por razones
sanitarias, requerían un proceso importante de lavado con sustancias antisépticas;
como la soda cáustica que, por su propia condición, requería una manipulación
especialmente cuidadosa y es asimismo un elemento contaminante de las aguas
residuales.
Este medio millón de botellas diarias que van a la basura, que equivale
aproximadamente a unas 50 toneladas por día de plástico PET solamente en
Montevideo, significa:
Pérdida de materia prima reciclable.
Los plásticos no deberían ser desechados genéricamente como basura, porque casi
todos ellos son reciclables en nuevos productos similares o distintos. En el caso de
los envases de PET, si bien la actual tecnología no permite hacer con una botella
reciclada de plástico PET una nueva botella - porque el plástico reciclado es de
calidad inferior - permite, agregando materia prima virgen, hacer diversos otros
productos.
Para empresas que fabrican botellas de plástico PET no sólo hay impedimento
técnico que lleva a no reciclar el plástico que generan, sino uno de tipo económico,
por cuanto es más económico usar materia prima virgen.
No sucede lo mismo con otros materiales, en los que es más cara la materia prima
virgen que la reciclada; razón por la cual es común en el mundo que las propias
empresas establezcan circuitos de recolección y reciclaje de materiales.
Dentro de los envases de plástico encontramos a los Brick, formados por celulosa
(en forma de cartón exterior), aluminio y plástico (polietileno). En estos envases,
debido a la dificultad que presenta separar el plástico y el aluminio es muy difícil su
reciclaje. Aproximadamente se puede recuperar el 0.28% del material.
Una proviene del Poder Ejecutivo y ha sido planteada por el Ministerio de Vivienda,
Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente en la Administración Sanguinetti. Ese
proyecto propone es instalar en el litoral del país una planta para reciclaje de todos
los plásticos, (incluso pañales descartables) para producir camineros y baldosas.
Esa planta podría procesar tanto desechos plásticos originados en todo el Uruguay,
así como de Argentina y el sur de Brasil.
Los metales en su conjunto representan el 11.7 % del peso de los residuos urbanos
de Montevideo y el 4,2 % de su volumen. La mayor parte está constituído por “latas”;
envases fabricados en láminas de hojalata (hierro zincado) y, sobre todo, de
aluminio, que contenían conservas de frutas, dulces, galletitas, o mariscos, y
especialmente bebidas refrescantes y cervezas, que se han convertido - estas
últimas - en un auténtico problema al generalizarse su empleo como envase de un
solo uso.
Por lo tanto, existe interés en su reciclaje; pero éste deberá lograrse en adecuadas
condiciones económicas, por cuanto de otro modo prevalecerá la ventaja de usar
materia prima originaria. Además, como las “latas” se producen y envasan en
determinados lugares, debe considerarse la necesidad de disponer de medios de
utilizar el material reciclado, en consideración a los costos de fletes para trasladarlo
nuevamente a los lugares de origen.
EL VIDRIO Y SU RECICLAJE.
Otros envases de vidrio como frascos, botellas de vino o whisky, damajuanas, etc.,
aunque son descartables y siguen utilizándose, tienen una participación menor en
el volumen de desechos, y generalmente no son dejados en los cubos de basura.
En parte se reutilizan a nivel doméstico, o son dejados fuera de los envoltorios de
basura, de modo que son recogidos por hurgadores que los comercializan para su
re-uso en agroindustrias o producción artesanal y - hasta la clausura de las fábricas
de envases de vidrio o de vidrio plano - como chatarra para la fundición del mismo.
El reciclaje de vidrio tiene una larga tradición en el Uruguay. Si bien no existen los
contenedores de recogida de vidrio ya clasificado que se utilizan en algunos países
europeos, desde hace varios años ha sido instrumentada una campaña de reciclaje
con fines de beneficencia; de modo que las personas pueden depositar los vidrios
en recipientes especiales ubicados a la entrada de algunos supermercados. Pero
de todos modos, la principal fuente de abastecimiento para el reciclaje continúa
siendo el circuito tradicional de intermediarios; abastecido antaño por los
“botelleros” que recorrían las calles pregonando su oferta de comprar botellas,
metales (“fierros viejos”) y otros elementos usados recuperables, y más
recientemente por los hurgadores informales.
Sería importante lograr alguna forma de que los comercios de venta de los mismos
productos funcionaran como un circuito de recolección de envases de vidrio; así
como sería necesario que el público adquiera conciencia de la conveniencia y
necesidad de contribuir al reciclado de este material.
Ciertamente, aunque los envases de vidrio pueden ser reutilizados una y otra vez,
antes de reciclarlos; no puede perderse de vista que ello encierra importantes costos
de reacondicionamiento, especialmente por razones sanitarias. Puede añorarse la
vieja práctica de la devolución del envase reutilizable; pero eso también responde a
condicionantes superadas por la evolución de la tecnología y de los mercados, por
lo cual será preciso encontrar soluciones que se ajusten a las determinantes de los
costos y de las posibilidades económicas actuales y futuras.
Aunque significan poco en peso y volumen dentro de los residuos urbanos, merecen
una especial referencia por su elevada toxicidad muchos residuos resultantes de
productos de limpieza y aseo, de bricolage, medicamentos, pilas e insecticidas y
fitosanitarios.
Buena parte de los desinfectantes limpiahornos, lejías, detergentes,
desengrasantes, blanqueadores, desatascadores, y demás productos de limpieza
que se consumen en el hogar terminan en el desagüe, contaminando gravemente
las aguas residuales y dificultando su tratamiento en las depuradoras.
Otro tanto ocurre con los productos de bricolage (disolventes, decapantes, barnices,
colas y pegamentos, productos anticarcoma, etc.) que a su elevada toxicidad unen
el hecho de ser inflamables y contener en algunos casos metales pesados como el
mercurio, el plomo, o el cadmio, que son muy contaminantes.