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Unidad 2 El pensamiento político antiguo

2.1 Grecia antes de Sócrates; Platón y Aristóteles

 De la antigüedad griega dimana la mayor parte de nuestras ideas


político filosóficas, la aparición de un sistema lógico de la teoría
política, y la aparición de la Ciudad Estado.

 Grecia como civilización resulta algo extraordinario, pues, se desarrolla


fuera de una gran cuenca hídrica, contrario a la civilización egipcia,
babilónica, india o china.

 Las ciudades griegas practicaron un próspero comercio en el


mediterráneo lo que propició minorías ilustradas que disponían de
tiempo libre que algunos dedicaron al estudio de las ciencias y de las
artes.

 El ejemplo del despotismo persa y la guerra del Peloponeso entre la


oligarquía de Esparta y la democracia de Atenas dieron nuevos
incentivos para el examen político.

 Los filósofos griegos guiaron su atención, desde el mundo de la


naturaleza, al examen de los principios políticos y sociales
desvaneciendo la fe religiosa.

 Al amparo de la libertad de pensamiento se abrió el espacio para la


pugna entre la antigua clase aristocrática y una nueva clase comerciante,
con poder adquisitivo e inclinación a la innovación.

 Los sofistas, filósofos presocráticos cuyas enseñanzas eran retribuidas


tuvieron de la filosofía y de la cultura e general una concepción
pragmática y relativista. Rechazaban la idea de una verdad universal.

 Los sofistas pensaban que el Estado descansaba sobre una base


individualista, artificial y egoísta en que los fuertes acordaban estar
sobre los débiles y, para que, los débiles se reunieran en defensa de las
pretensiones de los fuertes.

1
 Para Sócrates combatir el pensamiento de los sofistas se convirtió en su
mayor preocupación.

 Los sofistas también señalaban que por ley natural los hombres son
diferentes, unos nacidos para mandar otros para obedecer. Este
pensamiento llega al extremo en Calicles al afirmar que la justicia
radica en la fuerza.1

2.1.1 Sócrates

Algunos postulados socráticos:

o Partidario de la aristocracia del conocimiento, criticó las instituciones


de la democracia al sostener “…el principio mismo de la democracia es
la negación a pretender una superioridad de la inteligencia…”

o Señalaba que así como no se encomienda a la suerte la designación de


un arquitecto para una construcción o de un músico para una festividad,
resultaba una locura decidir así (democracia) el nombramiento de las
magistraturas de la república.

o El arte de mandar es el arte de conocer y de escoger los hombres y de


hacerse obedecer y respetar por ellos.2

2.1.2 Platón

Algunos postulados platónicos:

 Para Platón la política es la moral misma, la cual se traduce en el


conflicto entre el amor reflexivo hacia el bien y el deseo ciego del
placer.

 El fin del Estado es la justicia que persigue el bien común.

 La necesidad es la base de la sociedad y la sociedad la del Estado.

1
González, María de la Luz, Teoría General del Estado, pp. 133 a 141.
2
González, María de la Luz, Teoría General del Estado, pp. 144 a 148.

2
 Es necesario que en el Estado coexistan diversas clases sociales
animadas por el deseo de lo que es útil, fundamento del trabajo que
satisface las propias necesidades y las de los demás.

 En un Estado bien constituido todo debe ser común; la propiedad


produce la desigualdad y la desigualdad la guerra.

 Hay dos cosas que separan los intereses del hombre de los intereses del
Estado: la familia y la propiedad.

 Todo Estado se compone de dos pueblos siempre enemigos, ricos y


pobres.

 En la antigüedad, Esparta tenía instituciones casi comunistas, por lo


tanto, la comunidad de bienes nada tenía de absurda.

 En la República de Platón, el gobernante debe tener una educación


especial, es el rey filósofo.

 Cuando el amor a la riqueza desplaza al amor a la gloria, el poder no se


concede al que más lo merece, sino al más acaudalado, así la opulencia
se enfrenta a la miseria, naciendo los indigentes, mendigos y bandidos,
todos amenaza para el Estado.

 A medida que la riqueza se acumula en un pequeño número de manos,


los ricos van siendo menos y los pobres más, apareciendo así la
democracia.3

2.1.3 Aristóteles

Algunos postulados aristotélicos:

Representó el realismo de la política, contrario al extremo utopismo de


Platón.

3
González, María de la Luz, Teoría General del Estado, pp. 149 a 166.

3
Su mayor preocupación está en el desarrollo de las virtudes ciudadanas;
la finalidad última de la política es la persecución de la felicidad y, esto
sólo se alcanza por el desarrollo de las virtudes ciudadanas.

La “politeia” (virtud de la política) representa una democracia


moderada que resulta ser el justo medio (justo medio aristotélico) entre
el faccionalismo de la oligarquía y, la demagogia de la democracia.

Para Aristóteles la esclavitud se justifica como un elemento más de la


cadena productiva.

El verdadero hombre de Estado ha de ocuparse de la virtud para hacer


de los hombres ciudadanos de bien, obedientes a las leyes.

La perfección de un ser es la virtud, la felicidad es inseparable de la


virtud, definir la virtud es definir la felicidad; aun en la situación más
modesta se puede ser feliz si se obra conforme a la razón y la virtud.

Contrario a Platón, considera al placer como parte esencial de la acción


del hombre, pero placeres sujetos y medidos por la virtud y al principio
de la recta razón.

Se le considera el padre de la ciencia política y, apoyando en hechos y


análisis descubre en la familia el origen de la ciudad.

En el Estado todos los miembros son libres e iguales y, la misma


autoridad de un magistrado es la de un igual sobre sus iguales, es una
autoridad limitada, no tiene por objeto el interés, su único salario es el
honor y no es perpetuo, cada uno manda y obedece alternativamente, la
autoridad depende de la sociedad misma al considerarla un mandato.

El Estado no es una unidad verdadera, sino una colección de individuos.

El ideal aristotélico fue siempre el gobierno con arreglo a derecho, por


lo tanto, el soberano debe de ser la ley. Al ajustarse la relación del
gobernante con sus súbditos con base en la ley, ambos siguen siendo
libres y, por este hecho tienen igualdad moral. En este orden de ideas,
plantea una disyuntiva ¿Es preferible ser gobernado por los mejores
hombres o por las mejores leyes? Aristóteles acepta la supremacía de la
norma jurídica como signo distintivo del buen gobierno.

4
El razonamiento: ni siquiera el gobernante más sabio puede prescindir
de la ley, ya que esta tiene una calidad impersonal que ningún hombre
por bien intencionado que sea puede alcanzar.

Señala formas puras e impuras de gobierno; las puras monarquías,


aristocracia y democracia; las impuras, tiranía, oligarquía y demagogia.

Aristóteles también señalaba que, como la riqueza es de unos cuantos y


la pobreza de una mayoría, es que, las causas de las disensiones
políticas entre ricos y pobres, está en que, los ricos son pocos, pero la
libertad es de todos.

En una democracia, según Aristóteles, los pobres deberían ser mayoría


entre los gobernantes pues son mayoría en la sociedad. Pero vivimos en
una plutocracia. Son los ricos los que gobiernan... Los gobiernos son los
comisarios políticos de los poderes económicos.

Para Aristóteles la educación debe de ser pública y, por lo tanto,


impartida por el Estado.

Las costumbres democráticas conservan la democracia, así como las


costumbres oligárquicas conservan la oligarquía, y cuanto más puras
son las costumbres, más puro será el Estado.

Como el Estado tiene un fin único, la educación debe ser


necesariamente una e idéntica para todos sus miembros, por lo tanto, la
educación debe de ser objeto de vigilancia pública, pues, lo que es
común debe de aprenderse en común.

Sólo por medio de la educación pueden sostenerse los estados, porque


encontrándose las costumbres y los principios de los ciudadanos en
armonía con los principios del gobierno son de temer menos las
revoluciones.

La vigilancia es la salvación del Estado, es necesario cuidar que ningún


ciudadano, partido o clase social se engrandezca de manera desmedida,

5
ya que puede amenazar la integridad del Estado, por lo que, resulta
necesario rendir cuentas de sus provechos.4

2.2 El ocaso de la Ciudad-Estado

La Ciudad Estado afrontó desde fecha muy temprana de su historia una


disyuntiva, no podía alcanzar la autosuficiencia económica ni política, sin caer
en el aislamiento y no podía aislarse sin sufrir el estancamiento. Por otro lado
si optaba por no aislarse, se veía en la necesidad de buscar alianzas las cuales
no podían tener buen éxito sin restringir la autonomía de sus miembros.

Platón y Aristóteles cuanto más disciernen en el sentido ético potencial de la


Ciudad Estado, tanto más se ven precisados a consentir la solución de que ese
sentido existe sólo para unos pocos y no para todos.

El auge de Macedonia y las conquistas de Alejandro Magno engrandecieron


los límites de la civilización Helénica e hicieron de la polis una formación
anticuada para los nuevos tiempos, aunado a lo anterior, la extensión de
Macedonia trajo consigo la divulgación de la cultura griega. Lo anterior
evidenció que la Ciudad Estado era demasiado pequeña aun para gobernar al
mundo griego y generar mayor desarrollo económico.

Las conquistas de Alejandro de Macedonia abrieron un nuevo camino a la


cultura griega, por la cual era la cultura helénica lo que importaba y no el estar
adscrito a una polis lo que determinó la ciudadanía.

Estos cambios trajeron una nueva orientación al estudio del Estado, los
problemas (y por ende las soluciones) ya no eran planteadas desde la
participación en la vida política de la polis, pasando a centrarse en el individuo
y el orden cosmopolita, en el análisis ya no existían griegos sino hombres
ciudadanos del mundo.

Este cambio trajo consigo nuevas escuelas de pensamiento:

a) Cinismo.- despreciaban los convencionalismos sociales, enaltecían la


virtud y la entereza para padecer las carencias de las clases desposeídas.

4
González, María de la Luz, Teoría General del Estado, pp. 167 a 190.

6
b) Epicúreos.- esta doctrina está basada en eliminar el temor a los dioses y
a la muerte. Respecto a lo primero señalaban que los dioses son tan
perfectos que no se ocupan de la vida de los mortales. Respecto a lo
segundo señalaban, “…no temas a la muerte, pues, cuando tú eres ella
no está, y cuando ella está, tú ya dejaste de ser…”
c) Estoicismo.- postulaba la fortaleza, el deber, la indiferencia ante el
placer, el dolor o la muerte; defendía el principio de libertad interior
inviolable y el de la unidad del género humano basado en el orden y la
razón universal.5

2.3 Polibio y Cicerón

2.3.1 Polibio

Al analizar la constitución romana en época de la República, encuentra en ella


combinadas las tres formas de gobierno aristotélicas puras.

1) Por los cónsules.- una monarquía;


2) Por el senado.- una aristocracia, y;
3) Por el pueblo.- una república.

La mezcla de las 3 formas de gobierno es un reparto de la soberanía entre los


tres poderes, que cada uno es a la vez necesario y ninguno de ellos podrá
prescindir.

El Consulado es una jefatura bicéfala que en tiempos de guerra ejercen un


poder absoluto y, en tiempos de paz presiden el senado, convocan las
asambleas populares, redactan los informes al senado.

El senado, tiene como facultad disponer de los fondos, tiene el derecho de


vetar a los cónsules, conceder los cargos públicos como el de “pretor”, así
como la realización de los trabajos públicos.

El pueblo, a través de sus tribunos, que tienen la prerrogativa de ratificar los


tratados y declarar la guerra, aprobar o rechazar leyes.

5
González, María de la Luz, Teoría General del Estado, pp. 190 a 205.

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Fuertes para defender a Roma los tres poderes eran incapaces para destruirse.
Un incipiente sistema de pesos y contrapesos.

2.3.2 Cicerón

La república requiere de hombres preparados y virtuosos que una vez llegados


al poder, han de cumplir sus obligaciones para el bien de todos y olvidar sus
propias conveniencias, pues, la república a través del ejercicio de sus
magistraturas permite manifestar la grandeza de espíritu en bien de todos.

“…para gobernar bien, primero se debe saber obedecer…”

Cicerón representa la forma más acabada del gobierno romano al afirmar que
la organización política debe fincarse sobre las vinculaciones recíprocas, el
respeto al derecho que aglutina a los individuos entre sí y, la participación en
la cosa pública, la “res publicae”.

Para Cicerón, la ley natural no es otra cosa que la recta razón, pues, pertenece
a la concepción moral del mundo, incluso por encima del derecho civil que no
puede desconocer ni desligarse de aquella.

Para él, el Estado no puede subsistir a menos de que se finque en la


consideración de las obligaciones mutuas y el reconocimiento recíproco de los
derechos.

El Estado es una comunidad moral, un grupo de personas que poseen en


común el derecho y la cosa del pueblo (res populi – res publicae), y asociados
por causa de utilidad.

De la anterior definición que nos propone Cicerón, se siguen 3 cosas:

1) El Estado y su derecho son bien común del pueblo y su autoridad surge


del poder colectivo del pueblo;
2) El poder político cuando se ejerce recta y legítimamente es en realidad
el poder del pueblo como cuerpo, y;
3) El Estado y su derecho están sometidos siempre a la ley natural que es
la justicia y, la fuerza sólo está justificada para preservar aquélla.

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Las máximas de que la autoridad proviene del pueblo, que sólo debe ser
ejercida con el apoyo del derecho y, que sólo se justifica por razones morales,
merecieron una aprobación casi universal y han seguido siendo aceptados en
la filosofía política.6

2.4 Doctrinas políticas de los primeros siglos del cristianismo

El cristianismo floreció en siglo I de nuestra era entre el pueblo judío de la


dispersión (La Diáspora), expandiéndose por las provincias orientales del
Imperio romano hasta llegar a su capital.

El cristianismo más allá del dogma comprende otras verdades como la


racionalidad del alma y el libre albedrío, situaciones que intentó resolver la
filosofía griega.

“…Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: si vosotros
permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos;… y
conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres…” (Juan 8:31-32).

Sin embargo, los judíos desconocían a Jesús como el mesías de Yavhé, motivo
por el cual la fe en Cristo se vio desplazada al ámbito griego, lugar en el que
debe situarse el inicio del cristianismo antiguo.

Aunque no existe tendencia política en Jesús de Nazaret si se advierte el


dualismo entre materia y espíritu, escindiendo el poder en dos lealtades
deviniendo en dos tipos diferentes de autoridad (temporal y espiritual) “…dad
al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios…”. (Mateo 22:17-21)

Es de llamar la atención que en los primeros siglos del cristianismo la Iglesia


propiciaba una autonomía respecto del Imperio romano, lo que para el Imperio
era inadmisible.

Es de destacarse que, la Iglesia católica perseguida en sus inicios por el


Imperio romano, siglos después ya establecida y afianzada como poder
emprendería una persecución religiosa sin precedentes en contra de todas
aquellas creencias paganas.

6
González, María de la Luz, Teoría General del Estado, pp. 205 a 212.

9
En esencia política y filosófica la unidad y complementación que se da entre
cristianismo, liberalismo y capitalismo es la exaltación del individuo, como
único e indivisible más allá de cualquier poder estatal que lo pueda limitar.7

2.4.1 San Agustín de Hipona

Escribió “La Ciudad de Dios” obra de teología en donde se planteaba un


nuevo sentido al dividir el género humano en dos órdenes; uno arreglado por
hombres que viven según los hombres, otro por hombres que viven según
Dios, a esto llama también dos ciudades.

“…no hay autoridad que no provenga de Dios y las que existen por él fueron
instituidas, de tal manera que aquel que falta a la autoridad se opone al orden
establecido por Dios…”

Por lo tanto, una ciudad es la organización política y la otra es la Iglesia las


cuales en toda vida terrenal se encuentran mezcladas, para separarse hasta el
día del juicio final.

Como resultado de las ideas sostenidas por San Agustín la humanidad se


aglutinó en una sociedad bajo dos gobiernos con sus propios órdenes jurídicos
y sus peculiares órganos administrativos y legislativos, dividiéndose en
consecuencia la lealtad de los seres humanos entre dos arquetipos de gobierno:
el temporal y el espiritual, hacia el Estado y hacia la Iglesia.

La agresión contra la libertad de conciencia comenzó a perfilarse cuando los


cristianos negaron el sacrificio a los dioses paganos y aunque políticamente
fueran buenos ciudadanos, si en el orden religioso resistían las decisiones
imperiales. San Agustín estableció el derecho a violentar las conciencias.8

2.5 La formación del pensamiento político medieval Commented [AM1]:

2.5.1 Las controversias políticas medievales

Las ideas que sobrevivieron de la tradición romana, que fueron una


consecuencia de las doctrinas del cristianismo o un resultado de las prácticas
feudales ejercieron escasa influencia en las instituciones políticas. La filosofía
7
González, María de la Luz, Teoría General del Estado, pp. 212 a 220.
8
González, María de la Luz, Teoría General del Estado, pp. 221 a 224.

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era substancialmente apolítica desde la desaparición de la Ciudad Estado en
Grecia.

El pensamiento político de la Edad Media se desarrolló fuera de la órbita de la


historia, del sentido científico, de la preocupación crítica, utilizó la deducción
sobre dogmas y creencias, en lugar de ser inductivo, valiéndose de la
observación, del experimento y la investigación científica. La enseñanza
quedó a cargo de los eclesiásticos enclaustrados en los monasterios, y la
reflexión intelectual giró en torno a cuestiones teológicas. El pensamiento
estuvo condenado por una ortodoxia severa y cuantas ideas se le enfrentaron
fueron acosadas brutalmente.

El punto cardinal del pensamiento político en la Edad Media está determinado


por la relación entre la potestad espiritual y la secular, la tendencia general fue
plantear el problema de una teoría sobre la supremacía de la Iglesia y el
Papado en el mundo político.

A pesar de la subida al pontificado de hombres poco dignos, la Iglesia,


monopolizadora de la cultura conservó su prestigio y su fuerza moral,
transformándose en el poder director y moderador de la Europa desmembrada
en el feudalismo.

En torno a estas controversias, surgieron diversos argumentos para defender la


supremacía espiritual, así como la primacía temporal. Ambas posturas
consideraban la justicia como punto fundamental de su política, pero en su
pensamiento la justicia abarca los siguientes puntos fundamentales:

1) La soberanía papal sobre el cuerpo de la Iglesia;


2) La liberación de los clérigos del control laico;
3) La prepotencia pontificia para infligir correctivos y penitencias incluso
a los reyes.

Ahora bien, los motivos por los que la Iglesia fue la organización política más
importante de su tiempo son los siguientes:

1) Por su amplia base consuetudinaria;


2) Por el ejercicio jurisdiccional en la mayor parte de las controversias;
3) Por la naturaleza exclusiva del control espiritual, y;
4) Por la facultad de deponer gobernantes.

11
2.5.2 Juan de Salisbury

Señala que existen dos tipos de instintos: el amor de lo justo y el de lo útil. Del
primero nace el amor de la libertad y de la patria; del segundo, la pasión de
dominar, no hay persona que no ame la libertad y que no desee obtener
fuerzas para defenderla. De aquí viene que uno para procurarse el poder, se
procura de cualquier modo la riqueza, pero, una vez dueño del poder se erige
en tirano y, despreciando la justicia, no tiene temor de Dios por oprimir a
aquellos que le son iguales por naturaleza y condición, el verdadero príncipe
combate por la leyes y por la libertad del pueblo; el tirano lo primero que cree
tener que hacer, es suprimir las leyes y reducir los pueblos a la servidumbre.

El príncipe es una imagen de la divinidad, y el tirano una imagen de Lucifer.


El príncipe, imagen de Dios, debe de ser amado, honrado y venerado; el
tirano, imagen de la maldad debe de ser muerto violentamente la mayor parte
de las veces, no solamente está permitido matar a un tirano, sino que es una
acción conveniente y justa.

Es justo que el derecho se arme contra aquellos que desarman las leyes y, que
el poder público se subleve contra los que quieren anularle. Entre los crímenes
de lesa majestad no hay ninguno como el que se comete contra el cuerpo
mismo de la justicia.

En estas tesis se encuentra un cimiento lógico para la destitución de los


gobernantes que no cumplen con sus deberes, tesis que habla de una influencia
formidable a partir del siglo XII.

Hacia las postrimerías del siglo XII se inicia un importante florecimiento


intelectual debido principalmente a la creación de universidades, en especial la
de Oxford la de París que, junto a los órdenes religiosas (franciscanos y
dominicos) fueron medio de difusión de la nueva cultura, cuyo contenido lo
determinó en primer término la recuperación del pensamiento clásico,
especialmente aristotélico que empezó a ser conocido a partir del siglo XIII,
aportándole al Medievo una nueva imagen de la vida intelectual griega y la
convicción de que la razón conduce al conocimiento del mundo natural.

2.5.3 Santo Tomás de Aquino

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Durante el siglo XIII, Santo Tomás de Aquino buscó reconciliar la filosofía
Aristotélica con la teología agustiniana. Tomas utilizó tanto la razón como la
fe en el estudio de la metafísica, filosofía, moral y religión.

A principios del siglo XIII las principales obras de Aristóteles estuvieron


disponibles en una traducción latina de la Escuela de traductores de Toledo,
acompañadas por los comentarios de Averroes y otros eruditos islámicos. El
vigor, la claridad y la autoridad de las enseñanzas de Aristóteles devolvieron
la confianza en el conocimiento empírico, lo que originó la formación de una
escuela de filósofos conocidos como averroístas. Bajo el liderazgo de Siger de
Brabante, los averroístas afirmaban que la filosofía era independiente de la
revelación.

Esta postura amenazaba la integridad y supremacía de la doctrina católica


apostólica romana y llenó de preocupación a los pensadores ortodoxos.
Ignorar a Aristóteles —en la interpretación que de sus enseñanzas hacían los
averroístas— era imposible, y condenar sus enseñanzas era inútil. Tenía que
ser tenido en cuenta.

Reconciliando el énfasis agustino sobre el principio espiritual humano con la


afirmación averroísta de la autonomía del conocimiento derivado de los
sentidos, Tomás de Aquino insistía en que las verdades de la fe y las propias
de la experiencia sensible, así como las presentaba Aristóteles, son
compatibles y complementarias. Algunas verdades, como el misterio de la
Encarnación, pueden ser conocidas sólo a través de la revelación, y otras,
como la composición de las cosas materiales, sólo a través de la experiencia;
aun otras, como la existencia de Dios, son conocidas a través de ambas por
igual. Así, la fe guía al hombre hacia su fin último, Dios; supera a la razón,
pero no la anula.

En su filosofía de la política, a pesar de reconocer el valor positivo de la


sociedad humana, se propone justificar la perfecta racionalidad de la
subordinación del Estado a la Iglesia.

Subraya el lugar y la función de la razón dentro de la conducta moral, afirma


que lo que define al hombre es la posesión de la razón, la cual le permite
actuar deliberadamente con vistas a un fin conscientemente aprendido,
elevándolo por encima del nivel de la conducta puramente instintiva; si el
hombre es un animal político en posesión de la razón, existe en él la tendencia
societaria que le compele a vivir en sociedad, no sólo en grupos reducidos,

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sino en vastos grupos cuyas formas desarrolladas se denominan comunidades
políticas. De esta forma la vida social se finca en la naturaleza humana y tanto
la familia como la organización política son comunidades naturales.

Toda sociedad necesita de dirección y gobierno, porque una vida social para
muchos no podría existir si no hubiera alguien que los presidiera y atendiera al
bien común, por ello, el gobierno existe primariamente para cuidar dicho bien,
es una institución natural, lo mismo que la sociedad. Así pues, si es natural
para el hombre vivir en sociedad, es necesario que tenga una guía dentro de la
multitud, ya que son muchos los hombres y cada uno busca por sí mismo lo
que necesita, la multitud se dispersaría en sus fines, si no hubiera quien
tuviese cuidado de procurar que todo se dirija al bien común. Esto es
razonable, puesto que no es lo mismo el fin propio y el fin común. Según el
fin propio todos difieren, según el fin común todos se unifican, por lo tanto, es
necesario que donde se dé pluralidad se dé un principio unificador.

Pero acontece que cuando muchas cosas se dirigen a un fin, unas lo hacen
rectamente, otras de manera no recta, por eso al gobernar una multitud se
encuentran cosas justas e injustas. El régimen se convierte en injusto al
despreciar el monarca el bien de la comunidad y sólo busca su bien particular.
Por tanto, mientras más se aparte del bien común, tanto peor será su régimen.

De acuerdo con el Digesto, santo Tomás dice que la justicia es la constante y


perpetua voluntad de dar a cada uno su derecho y la sistematiza en lo
sustancial en Aristóteles:

“…necesariamente las virtudes mayores son aquellas que prestan mayor


servicio a los demás; porque la virtud es una fuerza bienhechora. Por eso
alabamos a los fuertes y a los justos; porque los fuertes prestan su servicio en
la guerra, y los justos en la guerra y en la paz…”

Según el tipo de justicia esta se divide en justicia distributiva y justicia


conmutativa. La justicia distributiva ordena las relaciones mutuas entre las
personas privadas; la justicia conmutativa ordena la relación de lo comunitario
con cada uno de los individuos, consistente en la distribución proporcional de
los bienes comunes, distinguiéndose la justicia distributiva de la conmutativa
no sólo en cuanto a lo privado y comunitario.

La justicia distributiva, reparte algo entre los particulares, en cuanto lo que


pertenece al todo se distribuye entre las partes; por tanto, según la justicia

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distributiva tanto más participa de los bienes comunes quien tiene mayor
participación en el gobierno de la ciudad. Por tanto, en la justicia distributiva
no se mide según el valor objetivo de las cosas, sino según la proporción que
guardan dichas cosas con las personas.

En cambio en la justicia conmutativa se da algo al otro individuo particular en


proporción a la cosa de que se trate; por ejemplo en la compra venta, la
igualdad se da entre objeto y objeto. En ese caso es necesario que cuando uno
tiene más de lo que le corresponde, y ese exceso pertenece al otro, tenga que
restituirlo a su dueño. Es por ello que se da la igualdad en forma aritmética.

En santo Tomás, todas las virtudes morales han de ser prudentes, todos los
vicios se oponen a la prudencia, así como todas las virtudes son dirigidas por
ella, especialmente la justicia, porque todos los preceptos contenidos en la ley,
sobre actos de justicia, se ordenan a la ejecución de la prudencia.

La razón es la esencia misma de la ley, y la ley, regla y medida de los actos,


según la cual cada uno está obligado a hacer o no hacer.

La ley según su esencia es el aspecto normativo de la sabiduría divina, la que


como natural o revelada, se aplica con el carácter de normatividad obligatoria
a la conducta humana. Santo Tomás divide la ley en:

 Eterna.- es expresión del gobierno por Dios de todo lo creado y que, por
tanto, puede ser designada como el plan de la creación de Dios, en
quien coinciden sabiduría y voluntad operante.

 Natural.- es la específica manera en que el hombre, como ser racional y


libre participa de la ley eterna, por tanto, está subordinado en el mundo.
El hombre como criatura racional, es partícipe de la razón eterna; la
participación de la criatura racional en la ley eterna es la ley natural.

 Humana.- tiene que brotar de los preceptos de la ley natural como de


principios universales e indemostrables, para obtener de ellos la
ordenación de los singular y concreto. A estas medidas particulares
alcanzadas por la razón humana a partir de la ley natural se le designa
leyes humanas. La ley humana tiene como fin la felicidad terrestre, la
divina tiende a la felicidad celeste; la ley divina es superior a la ley
humana en justicia; la ley humana obra por el temor, en tanto la divina
por el amor.

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Sobre las formas de gobierno, sostiene en la Suma Teológica que es más
conveniente una constitución mixta, que la unión del elemento monárquico,
aristocrático y democrático daría este tipo de constitución, pero siempre
encontrándose en un rey su expresión unitaria. Por tanto, la mejor forma de
gobierno será aquella en la cual sea uno el que se pone frente a la organización
y subordinándose a él colaboren otros magistrados sea de todos electos y
electores.

Tal es el régimen bien combinado. Monarquía en cuanto uno preside,


aristocracia, en cuanto participa en el gobierno por su virtud un crecido
número; y democracia, en tanto que los gobernantes pueden ser elegidos del
seno del pueblo, porque al pueblo pertenece la elección. Nótese que la forma
mixta de gobierno no constituye una forma nueva, es una combinación de lo
bueno de las tres formas justas, que cifra el mejor sistema práctico de
gobierno, en donde cada forma aporta lo mejor: la monarquía la unidad
superior de acción y dirección; la aristocracia la selección de gobernantes; la
democracia el sentido comunal.

LA MONARQUÍA
Según Santo Tomás, se precisa un dirigente por medio del cual se
consiga todo lo que a él se le ha encargado. Siempre el hombre pretende
un fin por el que se rige su vida, se dirige al fin apetecido de modos
muy diversos. Entonces este necesita alguien que lo dirija a su fin.

Condicionado por la naturaleza a ser un individuo sociable y político


necesita de los demás para poder alcanzar su fin.

Es necesario que haya entre los hombres algo por lo que se rija la
mayoría. Como existen muchos hombres y cada uno se preocupa de lo
que le es beneficioso, la multitud se dispersa en diversos núcleos, pero
si hubiera alguien en ella que cuidase del bien de la sociedad esto no
sucedería.

Por lo propio se enemistan y por lo común se unen, por lo que es


necesario que además de lo que les mueve a cada uno a buscar su propio
bien, haya algo que mueva al bien común de la sociedad. Pero es
preciso que en toda sociedad haya algo que le dirija.

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Si hay un régimen injusto a causa de solo una persona, que busca su
propio beneficio a él se le denomina tirano. Si hay un régimen injusto a
causa de varios se llama oligarquía o gobierno de pocos, Y si hay un
gobierno injusto a causa de muchos, se denomina democracia, es decir,
poder del pueblo, es como si el pueblo actuara como un único tirano.

El régimen justo si es gobernado por un grupo, se le llama con el


nombre común de política; si es gobernado por unos pocos honestos se
le denomina aristocracia, es decir, el gobierno de los mejores o de los
próceres; Si el gobierno justo es ejercido por uno exclusivamente, este
es llamado rey.

Pertenece a la noción de rey ser uno solo el que presida y sea pastor,
buscando el bien común de la sociedad.

El bien y la salvación de la sociedad son que se conserve su unidad, a la


que se llama paz. Esto es a lo que ha de tender sobre todo el dirigente de
la sociedad: procurar la unidad en la paz. No obra con rectitud si no
consigue la paz en la sociedad a la que sirve.

Esto se demuestra por la experiencia: las provincias y ciudades que no


son gobernadas por uno padecen disensiones y vacilan faltas de paz
mientras que las provincias y ciudades que se encuentran bajo solo un
gobernante gozan de la paz, se distinguen por la justicia y se alegran en
la abundancia.

Igual que es mejor el buen del gobierno de uno que el de muchos, .es
también más nocivo el mal de uno que el de muchos. La fuerza y la
maldad del que preside injustamente tiende hacia el mal de la multitud
cuando solo busca el bien de sí mismo. En un régimen justo cuanta
mayor unidad haya mejor y más útil será el régimen pero un ese
gobierno sea injusto y mayor su unidad también será mayor su mal. Por
tanto, la tiranía es más perjudicial que la democracia.

Se separa del bien común la oligarquía porque se busca el bien de unos


pocos, pero se separa aún más del bien la tiranía porque solo se busca el
poder de uno mismo, de uno solo. Cuando el bien proviene de una sola
causa es más fuerte y cuando el mal viene de múltiples causas es más
débil. Así conviene más que para ser más fuerte el gobierno sea de uno,
pero si este se desvía de la justicia conviene más que haya muchos para

17
que sea más débil y se obstaculicen mutuamente. Entonces entre los
regímenes injustos el más tolerable es la democracia y el peor la tiranía.

LA LEY
 En este texto, perteneciente a la Suma Teológica, se estudia la ley
natural (moral) y sus características más importantes, llegando a la
conclusión de que dicha ley, coincide con las inclinaciones naturales del
hombre, es universal e inmutable, si bien puede variar en sus
aplicaciones particulares concretas. La ley eterna, mediante la cual Dios
regula la estructura del universo que ha creado, se proyecta en las
criaturas a través de la ley natural y, en el caso del hombre, rige sus
tendencias naturales mediante la razón. De ahí los preceptos comunes a
todos los seres de conservar la vida, a los animales de reproducirse y
cuidar a la prole y, más específicamente, al ser humano de buscar la
verdad y convivir con los demás.

 La ley natural, al ser aprehendida por la razón humana, pertenece al


ámbito de las verdades racionales; por encima del cual se sitúan las
verdades de fe. Sin embargo, Tomás de Aquino señala que existe un
ámbito intermedio de verdades reveladas que pueden ser demostradas
racionalmente, en el que pueden colaborar fe y razón: es el terreno de la
teología natural.

 Mediante la razón y el conocimiento de la ley natural, el ser humano


también domina los impulsos pasionales, adquiriendo así las virtudes
éticas. A través del conocimiento o a través del control de las pasiones,
la virtud supone el predominio de la razón, y esta tiene siempre como
fin la felicidad. La felicidad más elevada que le cabe alcanzar al ser
humano consiste en buscar y conocer a Dios.

 Si el hombre es un ser sociable, deberá buscar la felicidad dentro de la


sociedad, pero esta necesita una ley positiva que concentre los preceptos
genéricos de la ley natural y busque el bien común. La ley positiva, por
tanto, se deriva de la ley natural, con la que no puede entrar en conflicto
si quiere ser una ley legítima. Santo Tomás garantiza, de esta forma, el
vínculo entre el orden político y el orden moral, el cual, a su vez, enlaza
por medio de la ley natural de Dios.

2.6 El ocaso del mundo político medieval

18
2.6.1 Marsilio de Padua

Considera que bajo un antifaz de virtud y dignidad, el papado es tan


aventurado para la naturaleza humana que acarreará, si no se le frena, un
menoscabo doloroso a la civilización.

Para Marsilio, el poder temporal no tiene limitaciones ni taxativas de ninguna


índole, dado que donde quiera que el poder del príncipe encuentre materia
para ejercerse sobre el territorio sometido a su jurisdicción, no debe tener
ninguna traba, lo cual no impide que esté sujeto a la ley, que es la
manifestación de la justicia y del bien favorable a la vida del Estado.

Los hombres se han congregado en sociedad civil para hallar en ella


provechos, obtener lo que es ineludible a la subsistencia y evadir lo que les es
contrario. Es menester, entonces, que todos conozcan las reglas que puedan
serles útiles o nocivas, es decir, las leyes, ya que éstas son la más sólida
salvaguarda de la felicidad de un Estado.

El pueblo, en su pensamiento, no es simplemente como lo estiman la mayor


parte de los juristas medievales: la fuente del poder imperial en el sentido de
haber otorgado al emperador la soberanía despojándose de ella. El pueblo es
siempre el soberano de derecho, puesto que él es solamente el verdadero
legislador. Inquirir quien es el soberano en una sociedad, es preguntar a quien
pertenece el poder de hacer las leyes y hablando en términos absolutos, el
derecho de soberanía no es otra cosa que el derecho de hacer la ley. Por tanto,
el legislador, causa primera o eficiente de la ley, es el pueblo o una parte de él
que legisla a su nombre.

En la obra de Marsilio se encuentran los tres puntos esenciales de toda


doctrina democrática:

1) Que el poder legislativo pertenece al pueblo;


2) Que el mismo poder (legislativo) instituye al ejecutivo;
3) Que el juzgar, cambiar y deponer al ejecutivo si falta a sus deberes,
también pertenece al legislativo.

Marsilio es un defensor del poder civil y sostiene la independencia de los


poderes, por lo tanto, dado que no solamente quiere separar la Iglesia del
Estado, sino libertar al Estado del poder absoluto.

19
2.6.2 Guillermo de Ockam

Basado en la inviolabilidad de los derechos naturales afirmaba que el papa no


puede privar a nadie de un derecho que él no haya otorgado, sino que procede
de Dios, de la naturaleza o de otro hombre, no puede privar a los hombres de
libertades que les han sido concebidas por Dios o por la naturaleza.

La autoridad política adecuada es ministerial, es decir, sirve a los intereses de


los gobernados y no a los intereses del gobernante, justamente porque las
personas libres no pueden someterse legítimamente a ningún otro tipo de
autoridad.

Afirmaba que en principio el papa es superior al emperador en los asuntos de


la Iglesia y, el emperador es superior al papa en los asuntos temporales: el
papa puede juzgar al emperador por herejía y, el emperador puede juzgar al
papa por homicidio.9

2.7 El pensamiento político en la época del absolutismo

En la mayor parte del pensamiento del último siglo medieval (XV), se percibe
ya, nítidamente, las directrices que van a definir a la época moderna: un
racionalismo cada vez más divorciado de la fe; un nacionalismo cada vez más
separado del cuerpo místico; una tendencia secularizante que lleva a separar
cada vez más la autoridad temporal de la eclesiástica.

A mediados del siglo XV, la teoría del papado como monarquía adoptó su
forma definitiva de tal manera que dio un empuje inicial a una teoría de la
monarquía absoluta para todos los reyes y príncipes que pudiera justificar su
abandono de las limitaciones de la ley, el consejo y el parlamento, y
finalmente inclinaron la mezcla medieval del rey y el pueblo lejos de toda
interpretación democrática.

Las aseveraciones de que los notables o el parlamento podían revocar decretos


reales, de que podían apelar los fallos del príncipe, de que un monarca podía
ser censurado o destituido, fueron impugnadas consecuentemente. La

9
González, María de la Luz, Teoría General del Estado, pp. 253 a 267.

20
diversidad de gobernantes acarrea discordia; sólo la monarquía absoluta puede
promover orden social y seguridad política. La confianza pública y el
bienestar común pueden fomentarse con mayor firmeza a través del gobierno
de un solo individuo. El principio de centralización del poder se advertía
claramente.

Así, la secularización y centralización del poder político temporal, conduciría


en corto tiempo, a la formación de las nacionalidades que seguirían un proceso
típico: el pueblo, ya nacional, con una gran carga de lealtad en torno al destino
de una corona, otorgará su apoyo al rey para que éste triunfara en el interior de
su organización política sobre los señores feudales, las ciudades libres, los
gremios y las pretensiones del clero, por ello, la primera manifestación del
Estado Nación, fue la monarquía absoluta.10

2.8 Características ideológicas de la época moderna. Renacimiento y Reforma

2.8.1 El Renacimiento

El ideal de unidad personificado en el mundo cristiano se conmocionó durante


los siglos XIV y XV, por ser incompatible con el incipiente florecimiento del
espíritu nacional y con el nacimiento de las monarquías absolutas que habían
logrado centralizar el poder manifestándose en las entrañas mismas de la Edad
Media, porque de ellas se desprende toda la exteriorización del reencuentro de
la humanidad con el mundo, en donde el factor individual se vitaliza en tanto
que la organización política asume diferentes formas de gobierno.

En el contexto de las organizaciones políticas renacentistas, ya fueran


repúblicas o tiranías, floreció la poderosa razón para el advenimiento de la
modernidad. Al finalizar el siglo XIII la literatura italiana inicia el movimiento
humanista al retomar a los clásicos enclaustrados en los monasterios; situación
que originó un cambio global en la actitud respecto a la antigüedad, el primer
fruto por madurar era recuperar el pensamiento griego, conocido hasta
entonces por medio de transcripciones árabes pasadas al latín en la escuela de
traductores de Toledo.

Desde sus inicios el humanismo italiano se tiñó de nacionalismo, inflamado de


amor hacia la patria.

10
González, María de la Luz, Teoría General del Estado, pp. 268 a 271.

21
La práctica inveterada del pensamiento político antiguo y medieval fue
estremecida por la irrupción de nuevos hechos, como el individualismo propio
de la época, la fundamentación de los principados italianos, la decadencia del
papado, el florecimiento de los Estados nacionales y el descubrimiento de
América. Al mitigarse toda esa revolución renacentista, la especulación
política encontró su cauce en un pensamiento de sentido progresivo, que a lo
largo de los siglos XVII y XVIII fincó los derechos del individuo y las bases
de la autoridad propiciaron los fundamentos del Estado moderno.

 Los dos valores centrales del Renacimiento: racionalidad y libertad se


aplican también a la visión renacentista de la sociedad y del
pensamiento. El progreso en la historia depende de la acción del hombre
y no de la intervención divina.

 Con el Renacimiento, aparece en la realidad política del mundo, una


nueva magnitud política: el Estado nacional que lucha por su autoridad,
por su liberación de los lazos supranacionales del sistema medieval, por
su unificación y organización unitaria.

 La libertad mental conquistada por el hombre del Renacimiento y que lo


apartaba de dogmas, para enfrentar de manera más creadora la realidad
material, representa el nuevo espíritu con el que la burguesía ascendente
organizó las relaciones sociales en la Europa de los siglos venideros.

 En el Renacimiento encontramos la exaltación del vivir, ya que el canon


medieval preparaba al individuo para un buen morir promisorio de
premios eternos y sobrehumanos. El hombre renacentista si bien siguió
creyendo en la recompensa eterna, se desligó del dogmatismo religioso.

 La liberación de la individualidad en el Renacimiento contrastó con el


feudalismo, en el que las artes, el pensamiento y el comercio alcanzaron
un nivel de estancamiento extremo.

 Durante el Renacimiento los hombres se liberaron de la opresión de


grupo, la náutica revigorizó el comercio y las florecientes burguesías
urbanas reivindicaron su emancipación económica-social, al borrar la
noción de dependencia jerárquica; abriendo así, el campo a la
emancipación de la conciencia y a la reaparición del pensamiento.

22
 El Renacimiento había dado inicio a la separación del poder eclesiástico
del civil en el mundo, y las cuestiones religiosas quedaban restringidas
al ámbito de la conciencia individual. La ciencia renacentista había
despojado al hombre de su armadura teológica y le había devuelto la
voluntad de organizar su existencia, sin temores o esperanzas de una
vida ultra terrena.

 El Estado también empezaba a concebirse como un poder civil, no


ofrecido a los individuos por derecho divino sino por intereses
económicos, de clases, o por ambiciones personales.

 Lo positivo del Renacimiento es la fuerte aparición del concepto


hombre-individuo, liberado de la corporación en la que inmerso en lo
colectivo carecía de personalidad y reconocimiento. Lo negativo es el
inicio de un desmedido a obtener el poder adquisitivo de lo material.

2.8.2 La Reforma

No es precisamente en la filosofía moral donde se ha buscar la excelencia de


este siglo (siglo XVI) sino en la teología y en la política. Fue la teología la que
incitando a toda Europa, dividiendo a los pueblos, a los súbditos y a los reyes,
espoleó a los partidos a combatirse unos a otros con la pluma y aun con las
armas; a prescribir sus derechos y a discutirlos; a medir los linderos del deber
y de obedecer y del derecho de resistencia. Fue, pues, de la Reforma de donde
nacieron los grandes debates políticos que se sostuvieron durante los siglos
posteriores.

El hombre renacentista era tan religioso como sus antepasados en la Edad


Media, pero su sensibilidad había cambiado, ya que requería de una religión
que hablara al cerebro, al corazón casi a la carne. No es casualidad que la
piedad cristiana se orientara a un camino que conduciría a un Dios vivo,
humano, más fraternal. La Iglesia no se acomodó con la suficiente rapidez a
aquella necesidad de renovación del sentimiento religioso.

Las circunstancias históricas habían obligado a los pontífices a desempeñar en


exceso el papel de jefes de Estado, lo que implicaba la organización de una
estructura militar, nada compatible con las funciones sacerdotales, y la de una
tesorería y un sistema fiscal, además de una corte tentadora atraída por el lujo,

23
unas alianzas europeas demasiado sutiles y determinadas presiones políticas
acerca del nombramiento de obispos y cardenales.

La gran revolución religiosa que estalló en el siglo XVI rompiendo la unidad


cristiana europea tradicional no se produjo de forma repentina, sin
antecedentes que la prepararan y favorecieran, sino que se debió a múltiples
causas que crearon un ambiente propicio para su desarrollo y rápida
propagación.

A estas causas o antecedentes hay que agregar el cuadro de desigualdad social


existente entonces Alemania y diversos motivos económicos que influyeron
notablemente en los espíritus. Todas estas condiciones espirituales, políticas y
sociales, prepararon y desarrollaron un gran movimiento revolucionario
religioso que vino determinado por la disolución de los principios
fundamentales de los tiempos medios y el triunfo de las nuevas corrientes
ideológicas, el cual encontró un ambiente propicio en Alemania donde la
inestabilidad social, el fracaso de la centralización política y la mezcla de
fervor religioso con vivos sentimientos disidentes fueron circunstancias
favorables para que las nuevas posturas religiosas arraigaran en el pueblo.

Los nuevos místicos, los antiguos herejes y los descontentos se agruparon a la


generación reformista profundamente religiosa y crítica del 1500 como Lutero
y Zuinglio y al dudar de que la Iglesia medieval fuera la verdadera Iglesia de
Cristo se inclinaron a buscar en la Biblia la satisfacción de los grandes
problemas que les atormentaban.

El 31 de octubre de 1517, el fraile agustino Martín Lutero exponía en la puerta


del castillo de Wittenburg sus 95 proposiciones sobre el abuso de las
indulgencias. Lutero no pensaba a la sazón en separarse de la Iglesia, ni
atacaba la doctrina de las indulgencias en sí misma, sino que pretendía
simplemente provocar una discusión científica de aquel problema; creía que
una vez advertida la Iglesia acerca de los abusos cometidos con el tráfico de
las indulgencias, aquella intervendría enérgicamente contra tantos excesos,
Lutero estaba convencido de ello y por tal motivo no deseaba la supresión de
las indulgencias y aún menos la ruptura con la Iglesia católica.

Martín Lutero se había empapado de los principios teológicos de Ockam y, a


medida que progresaba en sus directrices hacia la Reforma, al influencia de
Ockam le prestaba un apoyo cada vez más firme en su oposición a las
autoridades eclesiásticas, además el pensamiento de San Pablo y San Agustín,

24
mucho ayudaron al reformador a vencer la crisis religiosa de donde surgía su
doctrina.

El éxito de Lutero procedió en gran parte de que había surgido del pueblo y
poseía una elocuencia particularmente viva y eficaz, hablando la lengua franca
y sencilla de la tierra y tomando sus ejemplos e imágenes de la vida cotidiana
de los aldeanos, los mineros y los artesanos.

El movimiento reformista propiciado por Lutero, se sustentó en dos fuerzas


motoras:

1) La Biblia como fuente de veracidad, no la Iglesia católica, y;


2) La nación como manantial de poder, no el emperador ni el papa.

Martín Lutero utilizaba en sus disertaciones la lógica de los humanistas, por lo


que sus ideas propiciaron la escisión de Europa en dos campos religiosos
adversarios entre sí. Con ello se ocasionaron graves consecuencias en las
relaciones políticas, al considerar una clara distinción entre la autoridad
política y la espiritual, al sostener el criterio de que le orden de la sociedad y
el Estado debería fundarse en la obediencia pasiva, que el supremo poder
eclesiástico no era el papado sino el concilio general.

El Estado es necesario, debe dar cumplimiento a las necesidades del pueblo,


conservar el orden, salvaguardar la propiedad, promover la piedad y la
religión; en tanto que la Iglesia debe limitar su autoridad a los asuntos de
índole espiritual, porque el Estado e Iglesia son dos sociedades diferentes.11

Lutero dio inicio a una transformación de la mayor importancia en la


legitimidad que la Iglesia aportaba a los gobernantes de Europa. No fue Lutero
el primer hereje, pero sí el primero que pudo aprovechar la imprenta (que fue
el medio que multiplicó sus tesis por todo lo que ahora es Alemania). Tuvo
además la fortuna de iniciar su pleito cuando el nuevo Emperador (que sería
Carlos V) estaba en proceso de ser electo, y Federico el Sabio, III de Sajonia,
no sólo le agarró cariño a Lutero, sino que lo aprovechó para negociar esa
elección. (el emperador del Sacro Imperio era elegido por siete votos: cuatro
príncipes: Bohemia, Sajonia, Palatinado y Brandemburgo, y tres obispos:
Maguncia, Tréveris y Colonia).

11
González, María de la Luz, Teoría General del Estado, pp. 271 a 278 y 287 a 299.

25
Lutero fue excomulgado en enero de 1521, pero tres meses después asistió a la
Dieta de Worms (digamos que una especie de parlamento del Sacro Imperio) a
defender su posición frente al Emperador. No le fue bien, y al mes siguiente
fue declarado ilegal, y no lo mataron porque su protector, Federico, lo
secuestró y escondió en el castillo de Wartburg. Ahí tradujo Lutero el Nuevo
Testamento al alemán. Aunque su traducción no fue la primera en ese idioma,
se convirtió en la más importante, en buena medida porque él mismo afirmaba
que cualquiera debería leer las escrituras, y no depender para ello de los
sacerdotes.

Lutero es en realidad un hombre del Medievo, que pelea con la Iglesia porque
cree que ésta ha abandonado su camino, y lo que él propone es revertir ese
error. Sin embargo, el resultado que obtuvo fue exactamente el contrario: se
convirtió en uno de los pistones de la modernidad. Después de él, la autoridad
de la Iglesia se desquebrajó, y ya no pudo recuperarse. La multiplicidad de
ideas que encontraron el camino de la imprenta no pudo ser entonces detenida
por una autoridad única, y se empezó a discutir todo en Europa. Antes de
Lutero, ya Ficino y Della Mirandola habían jugado en el borde de la herejía
con viejas ideas griegas en proceso de recuperación.12

2.9 Maquiavelo. La Razón de Estado

La forma de gobierno fue cosa secundaria para Maquiavelo, ante la idea de


que Italia llegara a ser un poderoso Estado (término de cuño maquiavélico),
capaz y esforzado, para arrojar de sus seno a los extranjeros. Deseaba la
igualdad y la libertad, pero ante todo quería la unidad nacional italiana.

Maquiavelo entiende que para lograr la unidad, el soberano requiere de sumo


poder que sólo puede ser comprendido en la monarquía absoluta. Para obtener
éxito en el intento de unificar, armar y liberar la patria, ha de ser y debe ser un
tirano hecho a imagen de los grandes legisladores. Armando el pueblo y
expulsados los extranjeros, dará buenas leyes y procurará la duración y
seguridad de su obra.

Si en lugar de razonar las sentencias esgrimidas en El Príncipe, se presentan


en lineamientos generales, afirmándose que es necesario engañar, mentir, ser
cruel y fingir creer en una religión que se desprecia, no existe la posibilidad de
12
Schettino, Macario. 499, El Financiero, disponible en: http://www.elfinanciero.com.mx/opinion/499.html
[Consultado el 31 de octubre de 2016]

26
cuestionamiento y se logra fácil triunfo contra un pensamiento monstruoso
que sólo existe en la imaginación de sus impugnadores. Así, se hizo pasar a
Maquiavelo como un acérrimo enemigo de la moral, la religión y la justicia,
filtrándose el término maquiavelismo en forma peyorativa.

El Príncipe fue en los primeros tiempos de su aparición el manual de política


más leído y consultado, porque en él sólo se vale de la experiencia y la razón
para elaborar consejos aplicables a la conducción de los grandes negocios
políticos. La unidad e independencia de los Estados fue defendida por el
florentino, así como la libertad política y la libertad de conciencia de las que
realizó una apología en sus Discursos, pero de ninguna de las dos se ocupó en
El Príncipe, de ahí que lo atacaran los liberales porque defendía el
absolutismo, y los protestantes y católicos porque sólo trataba de la religión
como elemento político.

Maquiavelo no defendió el despotismo, sino su necesidad histórica en


determinadas condiciones sociales, estaba convencido de que sólo la
monarquía absoluta, a través de la fuerza podía mantener la unidad de un
pueblo corrompido y así salvarlo de la anarquía. Se considera que ésta es la
verdadera significación de la obra.

Maquiavelo sacrifica el individuo al Estado y todas las aptitudes de aquél, que


no afecten a la política o a la guerra le son indiferentes, por eso al hablar de
virtud, se refiere a las virtudes públicas, no a las virtudes privadas, jamás
aquilata el valor moral de los actos individuales, sino su efecto real como
actos políticos.

Para él, el único método aceptable en materia política, es el histórico, es decir,


la forma de enfocar los problemas del presente, y aun del futuro, a la luz de los
hechos del pasado. Consideraba al Estado como un fin en sí mismo; la
existencia y conservación del Estado están por encima de las acciones
privadas de los individuos. El florentino separa la política de la ética,
estableció abiertamente, la subordinación de los principios éticos al bienestar
público y a las necesidades del Estado.

El arte de la política se funda en razones de egoísmo, según atestiguan la


historia y la experiencia de los tiempos. La fuerza física, la astucia, la
habilidad, constituyen las bases esenciales para el engrandecimiento político
de Maquiavelo no admitió la idea del derecho natural, admitida generalmente,

27
y puso en su lugar, la concepción de la ley como norma positiva, creada por el
soberano y amparada por la fuerza física.

El florentino veía en el monje Girolamo Savonarola el antipríncipe,


llamándolo el “profeta desarmado”. ¿Desarmado de qué? De virtud política,
no en sentido moral, sino político; intuición, experiencia, pericia, prudencia,
cálculo racional. La falta de virtud del dominico lo llevó a denunciar los
excesos de “su santidad” Alejandro VI y terminó sus días en la pira
inquisitorial.

Concibe la formación política como un secreto de Estado, dirigido a los


humanistas entendidos como los conocedores de la historia, el griego, el latín
y de la psicología del hombre.

Los enemigos externos del Estado son un estímulo para el desarrollo. El


debate interior de los órganos del Estado es sano porque deja de manifiesto
una auténtica vida pública.

Un Estado rico, es un Estado sano, sin embargo, la riqueza atrae la corrupción


y la calumnia.

En conclusión

 Un humanista con nostalgia de la grandeza de la antigua Roma; patriota,


sin principios éticos y oportunista. Maquiavelo se encuentra en el
extremo pragmático. Rechazó cuanto fuera idealismo y teoría y aplicó
el sentido práctico.

 En el último capítulo de El Príncipe, titulado Exhortación a liberar Italia


de las manos de los bárbaros, proclama con apasionada sinceridad lo
que constituye la idea rectora y motivante de la obra: Italia debe hallar
su gobernante y sacudir el yugo extranjero.

 Debido a su preocupación por el destino de Florencia y de Italia, y


deseoso de expresar su pensamiento madurado en muchos años de
experiencia política, es que para Maquiavelo los fines políticos eran
inseparables del "bien común". Todo lo que atenté contra el bien común
debe ser rechazado y por ello "la astucia, la hábil ocultación de los
designios, el uso de la fuerza y el engaño, adquieren categoría de
medios lícitos, si los fines están guiados por la idea del bien común;

28
noción que encierra la idea de patriotismo, por una parte, pero también
las anticipaciones de la moderna razón de Estado".

 La moral, radica en los fines y la ley, constituye el núcleo organizador


de la vida social.

 Tiene una concepción totalmente diferente de la sociedad humana: para


él el hombre es por naturaleza perverso y egoísta, sólo preocupado por
su seguridad y por aumentar su poder sobre los demás; sólo un Estado
fuerte, gobernado por un príncipe astuto, puede garantizar un orden
social justo que frene la violencia humana.

 La realidad se confronta a partir de la razón y de la experiencia concreta


con el mundo, desmitificando el método escolástico. Maquiavelo
constituye desde esa perspectiva una mentalidad profana e inquisitiva
para la cual, la realidad inmediata y sensible es la fuente del
conocimiento.

 Bajo el impulso de ese nuevo espíritu, Maquiavelo logró intuir, que los
valores y la moral tradicional, cimentados por la iglesia católica, no se
ajustaban al mundo cambiante e inestable que surgía en la Europa
renacentista.

 Para Maquiavelo, la razón suprema no es, sino la razón de Estado.

 El bien supremo no es ya la virtud, la felicidad, la perfección de la


propia naturaleza, el placer o cualquiera de las metas que los moralistas
propusieron al hombre, sino la fuerza y el poder del Estado y de su
personificación el príncipe o gobernante.

 El bien del Estado no se subordina al bien del individuo o de la persona


humana en ningún caso, y su fin se sitúa absolutamente por encima de
todos los fines particulares por más sublimes que se consideren.

 Para Maquiavelo la política debía ser el arte de lo posible, y ello


significaba que ésta debía de basarse en realidades.

 Para él el primer mandamiento de un político es ser realista, conocer las


circunstancias y adaptarse a ellas.

29
 Virtud y fortuna, la segunda es ciega y caprichosa y por eso no podemos
adelantarnos a ella haciendo uso del análisis racional. La primera es,
mezcla de inteligencia y eficacia, valor personal y capacidad para
conseguir los fines propuestos. Virtud y fortuna mantienen una
confrontación por el dominio de la historia. Y afirma, si bien es cierto
que, en ocasiones estrategias calculadas con meticuloso cuidado se
vienen abajo, por un golpe de la fortuna, la virtud puede reducir al
mínimo las posibilidades del azar.

 El príncipe de Maquiavelo no es prudente del todo, constantemente reta


a la fortuna, al ser ésta el ámbito de lo imponderable, del destino. En
este sentido el florentino afirma que la suerte es mujer al representar el
capricho, la naturaleza indomable, el ámbito de lo posible, de lo
imponderable, es por ello que el ideal del príncipe maquiavélico debe
golpear a la suerte, antes de ésta lo golpee a él.13

Bibliografía
GONZÁLEZ Gónzalez, María de la Luz. Teoría General del Estado. Primera
edición, editorial Porrúa, México 2008.

13
González, María de la Luz, Teoría General del Estado, pp. 278 a 287.

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