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PROLOGO.

La caída del muro de Berlín en 1989 y la desaparición de la Unión Soviética fueron un punto de partida de un nuevo
orden. En el cual, los Estados Unidos siguen teniendo su papel preponderante en el mundo, con China y otros países
emergentes teniendo su puesto en el mundo, Europa lo va perdiendo y los países árabes buscando su punto de
modernidad sin perder sus esencias religiosas.
En este nievo marco político y económico, los avances de la medicina y en la alimentación justifican un aumento de la
esperanza de vida y el crecimiento de una población que ya rebasa los 7000 millones de personas. El mayor incremento
del nivel de vida, el disponer de más tiempo libre y una mayor longevidad provoca el paso de una economía productora
a una economía de servicios.
Las actividades agrarias pierden peso, no producción. El uso de nuevos sistemas de riego, maquinaria y grandes
explotaciones modifica el paisaje y abaratan la producción agrícola. El mar se consolida como reserva de recursos.
Todos los cambios son realmente importantes y afectan globalmente al planeta, ningún cambio hubiera sido posible sin
una revolución tecnológica y sus efectos en transportes y comunicaciones.
Gracias a las revoluciones tecnológicas las distancias físicas han dejado de ser un problema para el desplazamiento de
mercancías, información o personas. Las noticias se transmiten instantáneamente desde un punto a otro del planeta.
Las personas tiene una facilidad asombrosa y cada vez más barata de ir de un punto de otro a otro del planeta. Los
individuos pueden trabajar desde sus casas gracias a las nuevas formas de comunicación. Todo esto convierte nuestra
sociedad en una sociedad más individualizada.
En nuestros días, la globalización hace de nuestro mundo un espacio empequeñecido e interrelacionado. Sin embargo,
todo ello no nos puede hacer olvidar que hay diferencias y desigualdades económicas, sociales y políticas. En el mundo
actual, las ciudades son centros de poder y de dominio económico, estas ciudades conectadas en red y jerarquizadas,
tienen más poder que nunca frente a las periferias pobres y dependientes.
Para entender estos procesos la Geografía se muestra como una ciencia auténticamente privilegiada. El análisis
geográfico nos muestra claves de lectura del espacio e interpretaciones del paisaje que nos ayudan a entender el
mundo actual como resultado de sus interrelaciones sociales, económicas y políticas.
Tenemos que tener claro que nuestra sociedad es una sociedad de individuos móviles. La revolución tecnológica y la
globalización de la economía intensifican los flujos entre lugares, hacen más eficientes los transportes, más rápidos y
más baratos.
A través de este libro se analizan variables y aspectos que explican la organización territorial de nuestro mundo,
siempre desde el enfoque social y cultural que corresponde a la Geografía Humana. A partir de este análisis se facilitará
el diseño de estrategias para la conservación de valores medioambientales, patrimoniales y culturales del planeta y la
gestión del territorio desde criterios de responsabilidad social, de sostenibilidad y de desarrollo para las poblaciones del
planeta.

CAPITULO 1
Un mundo de ciudades.

La población tiende hoy más que nunca a vivir en las ciudades debido a la variedad de medios y oportunidades que
ofrecen para el conjunto de la sociedad. Al mismo tiempo, la forma compacta de las antiguas ciudades del pasado ha
dado paso a una forma dispersa que elimina las antiguas diferencias entre campo y ciudad.
Todo ello comporta el nacimiento de nuevos paisajes urbanos y favorece la puesta en valor de los paisajes heredados,
sobre todo los paisajes culturales por la acumulación de valores patrimoniales, históricos y educativos. Pero además, las
ciudades son espacios interiormente bien diferenciados por los usos predominantes del suelo, características de la
población y las actividades que se desarrollan. Hay estudios históricos, económicos y sociales y no menos importantes
son los que consideran la ciudad como un espacio percibido de sensaciones y sentimientos.

1.- Un planeta urbano.


La Geografía humana se ha convertido en un tema de análisis para la sociedad. En el año 2025 el 75% de la población
vivirá en ciudades, frente al 3% que vivía en 1800. La urbanización del planeta es considerado como uno de los hechos
más importantes de las últimas décadas, ya que desde ellas se concentran hombres, ideas, capitales, productos y
servicios. Y desde ellas se gobierna el planeta.
Hoy día el 73% de la población en los países desarrollados vive en ciudades, sólo el 34% vive en ciudades en países poco
desarrollados. Más de 1500 millones viven en ciudades que han desbordado sus límites razonables. En el Tercer

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Mundo, las ciudades no dejan de crecer, muchas veces viviendo en situaciones de peligro, no se tiene en cuenta donde
se construye, zonas inundables, laderas e incluso cementerios como es el caso de El Cairo. Este concepto se denomina
implosión, término acuñado por Y. Lacoste en 1983.
Desde mediados del siglo XX, el mayor crecimiento demográfico corresponde a ciudades que se encuentran en el Tercer
Mundo. Hay ciudades como Kinshasa se ha multiplicado por 20 la población en los últimos años, lo mismo ocurre con
Lagos o Abidján. Gran parte de esta población vive en suburbios carentes de infraestructuras, agua potable o
electricidad.
Los cambios del paisaje urbano respecto al pasado histórico están claros. Antes las ciudades estaban dentro de murallas
y sus espacios físicos estaban bien diferenciados respecto a sus entornos rurales. Hoy día, las ciudades son espacios
abiertos y difusos. Los límites entre campo y ciudad han dejado de existir, lo mismo ocurre con el modo de vida rural o
de ciudad, se han aproximado.
Las ciudades ejercen su influencia directa sobre amplios territorios. Por eso se estima que cada año 20 millones de
personas dejan el campo y van a la ciudad en busca de mejores oportunidades laborales, sociales y culturales. A
principios del siglo XX sólo había 16 ciudades con más de 1 millón de habitantes, en el 2025 serán 639.
Este sistema poblacional, unido a sus funciones, determina que haya ciudades dominantes y ciudades dominadas, que
generan relaciones de competencia y complementariedad que interesan a los responsables políticos del territorio

2.- La ciudad es un espacio diferenciado.


Al abordar el estudio de la Geografía Humana , el primer problema es definir el concepto de ciudad y los parámetros
que debemos coger, población, superficie, servicios o una mezcla de todos.
La mayor parte de organismos oficiales definen como ciudad a un asentamiento humano que sobrepasa cierto número
de habitantes residiendo en un espacio o demarcación concreta. El problema es que éste número de habitantes es
diferente para cada país. Los limites más bajos, corresponden a países desarrollados y los limites más altos a países en
vías de desarrollo.
En España, el INE califica de ciudad a todo núcleo urbano con más de 10.000 habitantes, independientemente de la
actividad de la población, lo que produce cierta incomodidad. Hasta mediados del siglo XX estas aglomeraciones no
dejaban de ser grandes pueblos que desarrollaban su actividad en un medio agrícola.
En cuanto a la posibilidad de comparar las poblaciones urbanas de distintos países en el ámbito territorial es
complicado ya que por ejemplo la commune francesa es tres veces menor que el municipio español, y la gemeinde
alemana es dos veces menor que la commune francesa.
El criterio numérico para la definición de ciudad no puede ser considerado como un buen patrón. Por eso la definición
de ciudad debe incluir otros parámetros como la actividad de la población y las relaciones con otras ciudades mayores o
menores.
Todo lo anterior justifica que se defina a ciudad como el espacio ocupado por una agrupación continua e importante de
personas que no trabajan en el cultivo dela tierra o que, al menos, no se dediquen a esta actividad de una manera
principal. También se califica la ciudad de lugar central que proporciona empleo y servicios a la población que vive en
ella y en otros lugares de su área de influencia.

3.-La ciudad se caracteriza por unas funciones.


Las ciudades son lugares centrales donde se desarrollan actividades que satisfacen las necesidades de su población y
sus áreas de influencia, desde las más próximas a las más alejadas y en algunos casos influyen en todo el planeta. Hay
que comprender también que no siempre tienen las mismas funciones, muy al contrario, evolucionan y se modifican a
través del tiempo. Esos cambios se explican por innovaciones tecnológicas, variaciones de sistemas de producción,
situación geográfica, ideología y corrientes de pensamiento.
De todas formas, en toda ciudad, de una forma más o menos clara, de acuerdo a su complejidad urbana y volumen
poblacional, se pueden reconocer las siguientes funciones:
3.1 Funciones de dirección y mando.
Desde sus orígenes, las ciudades son lugares privilegiados donde se concentran funciones políticas, económicas o
religiosas. Estas huellas son fácilmente reconocibles. En el pasado, la fortaleza o el castillo eran los símbolos del poder
político, hoy en día la función política está representada por la residencia del Jefe del Estado y los edificios de la
administración, Parlamento, Ministerios y Embajadas.
La función religiosa también deja su huella a través de las catedrales, mezquitas o sinagogas, y de manera especial si
son centros de peregrinación como Roma, Santiago de Compostela o La Meca.
3.2 Funciones productivas.
Las ciudades han traído siempre la industria debido a ser los mayores mercados de consumo, por sus facilidades de
comunicación, la abundancia de mano de obra y las innovaciones tecnológicas. Antes de la revolución industrial no
había una demarcación clara de los sitios donde se ubicaba la industria. Los artesanos estaban mezclados con otros

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servicios a la población. A mediados del siglo XIX, la actividad industrial se concentra en fábricas cerca de instalaciones
ferroviarias y frente a puertos, tanto de ríos como de mar. Desde el medio rural acuden ingentes cantidades de
personas y por lo tanto de mano de obra en busca de nuevas oportunidades en la vida. A partir de entonces, las
ciudades crecieron de una forma espectacular evitando el hacinamiento de las personas y el paisaje cambio
profundamente.
3.3 Funciones de servicio.
Las ciudades cumplen una función de mercado, y dependiendo del tamaño de esa ciudad esa influencia puede ser
regional, nacional o mundial. Las ciudades son centros que facilitan el desarrollo cultural, museos, festivales, congresos
y simposios no serían entendidos fuera de las grandes ciudades. Además de concentrar los servicios hospitalarios y
asistenciales más avanzados.
Condiciones climáticas favorables y situaciones privilegiadas, hacen posible la especialización determinada de ciertas
ciudades, Costa del Sol, Costa Azul o los Alpes son zonas en las cuales las ciudades toman un cariz turístico.

4.- La ciudad es un paisaje heredado y siempre en construcción.


Las ciudades son espacios materiales cuyas características resultan de las condiciones de entornos geográficos y de la
acción combinada de los agentes sociales, económicos y componentes culturales y políticos.
El espacio físico configura lo que se denomina morfología o paisaje urbano. La morfología proporciona la imagen visual,
con un continente (la sustancia física) y un contenido (la sustancia social). Por eso la morfología o paisaje se puede
definir como el lenguaje espacial a través del cual se manifiesta el contenido.
El paisaje está cargado de simbolismo. Los elementos materiales que integran la morfología urbana, es decir, el plano,
las construcciones y los usos del suelo en las distintas zonas de las ciudades, pueden ser considerados como una firma
de poder que busca la admiración, el temor o el respeto de los administrados.
El entorno geográfico del emplazamiento de una ciudad, colina, rio, mar etc. Influye en el desarrollo urbanístico de la
ciudad.
La tipología del plano, las características de los edificios y su distribución de los usos del suelo expresan también la
herencia recibida de la historia en el paisaje urbano actual. El trazado de las vías, la alternancia de espacios verdes y
edificables y las características de estilo de los edificios permiten identificar regiones morfológicas.
Los elementos del paisaje urbano, el plano, la construcción o edificación, y los usos del suelo, están sometidos a
constantes cambios, aunque cada uno de ellos evoluciona de forma diferente, dependiendo de las necesidades del
contenido.
De los elementos de la morfología urbana, el primero que cambia es el uso del suelo, siguen los edificios y por ultimo
cambia el plano, que es el elemento más conservador del paisaje debido a lo que se ha invertido en el trazado de las
calles y en los edificios.
4.1 Los factores geográficos.
Todo análisis debe partir del estudio geográfico de la ciudad, el emplazamiento y situación, y debe incluir la
preocupación por los elementos de la morfología urbana, plano, construcción y uso del suelo. El emplazamiento alude a
la topografía del terreno sobre el que se levanta la ciudad, y la situación, a la posición de la ciudad respecto a su
entorno regional, montañas, ríos, mar, etc. Ambos factores son los primeros condicionantes de la forma del plano, del
trazado de las calles, de la estructura urbana y de la movilidad interna. A través de estos dos puntos se pueden adivinar
los motivos de la fundación de la ciudad y sus funciones en el tiempo. En la mayor parte de los casos, los
emplazamientos responden a necesidades defensivas y luego comerciales. El factor situación responde a
preocupaciones estratégicas, confluencia de caminos, o de vías naturales y económicas. Estos factores suponen un
importante hándicap en el desarrollo de la ciudad, Toledo, Vitoria y Teruel son tres ejemplos de ciudades en las que por
ejemplo se han tenido que construir remontes mecánicos para que la gente pueda desplazarse con facilidad dentro de
la ciudad.
4.2 El plano, un elemento de permanencia del paisaje.
El plano es una combinación de zonas construidas y otras no construidas. A través del plano, se puede apreciar el
desarrollo de la ciudad, corrientes urbanísticas y factores políticos y económicos. Las grandes vías que confluyen en
plazas en torno a edificios emblemáticos guardan relación con factores políticos o de poder. Del mismo modo que las
formas cuadradas tienen un símbolo religioso-cosmológico. La complejidad de la historia de la ciudad y la variedad de
factores que intervienen en la construcción hacen que los planos de las ciudades parezcan como palimpsestos, o
manuscrito antiguo que conserva huellas de una escritura anterior borrada artificialmente.
Las líneas de fijación son barreras que impiden el desarrollo o expansión de la ciudad, el mar es un claro ejemplo de
ello. Pueden ser físicos, humanos o inmateriales.
Las franjas o cinturones de expansión son las zonas de crecimiento que surgen bajo la presión demográfica o industrial.
Existen varios tipos de plano.

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Ortogonales formados por vías rectilíneas que se cortan perpendicularmente en ángulo recto. Se han usado desde la
antigüedad.
Radioconcéntricos que surgieron como consecuencia de desarrollos espontáneos o planificados, a partir de un castillo o
iglesia.
Irregulares, no obedecen a un trazado preconcebido. Ciudades islámicas y planos medievales de ciudades cristianas son
claro ejemplo de este tipo de plano.
4.3 La construcción urbana.
El entramado, las tipologías edificatorias y el volumen arquitectónico integran la construcción como un segundo
elemento del paisaje de la ciudad. Sus enfoques pueden ser variados ya que influyen factores medioambientales,
culturales, económicos, sociales y políticos.
Lavedan, Reps, Morris o Burke pusieron de relieve como se combinan los estilos arquitectónicos, todo ello de acuerdo
con una secuencia temporal marcada por las eras, preindustrial, industrial y postindustrial. De estas circunstancias
deriva la diferenciación del interior de la ciudad en “regiones homogéneas”, que se distinguen en función de la época
en que fueron construidas.
La desigual calidad de los entornos construidos y la carga de valores y símbolos que encierra cada uno de ellos,
justifican los estudios de paisaje que se interesan por las relaciones entre el contenido simbólico, sus significados
sociales y los modos de producción.
El diseño arquitectónico influye en el comportamiento de las personas. Desde diferentes ciencias sociales, se afirma
que los espacios estéticamente confusos y amenazadores visualmente, crean ambientes de desaliento e impiden la
interacción social e impulsan los comportamientos desviados.
Jephcott, Newson, Rainwater y Yancey fueron los primeros en estudiar la relación entre la arquitectura y los
comportamientos desviados.
Se denomina entramado urbano a la forma en que se disponen las construcciones dentro de la ciudad. Existe una
amplia gana de entramados urbanísticos.
En los cascos medievales, ensanches decimonónicos y modernos, se impone el entramado de “orden cerrado”. Los
edificios son construidos uno al lado del otro y ocupan el suelo de forma más o menos continua y siempre intensiva.
En los barrios de viviendas unifamiliares rodeadas de jardín y polígonos residenciales, “open planning” triunfan el
entramado abierto. Los edificios se construyen de manera aislada, zonas verdes y equipamientos colectivos. Estas zonas
se denominan ciudad verde, ensembles o polígonos residenciales.
El volumen de la construcción, resultado del entramado y de la tipología de la edificación, contribuye a incrementar los
contrastes paisajísticos entre la ciudad histórica y las formas urbanas recientes. Las diferencias son palpables entre el
núcleo urbano, generalmente antiguo, y los espacios construidos después de mediados del siglo pasado. En la ciudad
histórica, los edificios respondes a estilos arquitectónicos del pasado, lo mismo que sus materiales. También depende la
climatología en esas construcciones. Grandes ventanales en las zonas húmedas, son un ejemplo.
En la ciudad funcional (áreas interiores de renovación urbana y áreas construidas después de la generalización del uso
del automóvil y del triunfo del urbanismo de la Carta de Atenas) se impuso la concentración de la construcción en
altura, gracias a las nuevas técnicas de construcción de hormigón y acero. Las viviendas y oficinas se concentran en
bloques, torres y rascacielos, caracterizados por la sobriedad del diseño.
Los bloques son edificios de forma rectangular y de varias plantas. Hay de dos clases: de doble crujía que carecen de
patios interiores y los de triple crujía que poseen pequeños patios interiores.
Las torres son más altas y aparecen aisladas o agrupadas en pequeño número de ellas.
Los rascacielos, definidos en algunos países como construcciones de más de 28m, constituyen la edificación en altura
más representativa de los países modernos.
En la ciudad post industrial, las áreas residenciales más densas se materializan en ensanches que recuperan las
manzanas cerradas del XIX, aunque no de manera mimética, y la calle como elemento de mezcla y diversificación
cultural. En este mismo contexto, el deseo de favorecer la relación con la naturaleza, impulsan la proliferación de
urbanizaciones de viviendas unifamiliares con formas muy variadas, adosados, unifamiliares, pareados, etc.
La calidad del diseño también aparece en los polígonos tecnológicos y parques empresariales. A través de la
grandiosidad de las construcciones se pretende transmitir una imagen de solidez y eficacia de las empresas allí
instaladas.
En todas las ciudades, aunque con intensidad variable, siempre hay zonas de asentamiento marginales, que van desde
las bidonvilles, hechas con auténticos desechos urbanos hasta las chabolas que sus residentes mejoran hasta
consolidarse en formas variadas de hábitat popular.
También son frecuentes en los extrarradios las viviendas prefabricadas o viviendas modulares que se asocian con la
erradicación del chabolismo.

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4.4 Los usos del suelo, un elemento cambiante del paisaje.
Las diferentes utilizaciones del suelo en relación con las necesidades y actividades de la población que reside y trabaja
en la ciudad, contribuyen decisivamente a la configuración del paisaje urbano.
De todos los elementos del paisaje de la ciudad, la utilización del suelo son los más dinámicos, ya que existen fuerzas
centrípetas y fuerzas centrifugas que actúan de manera constante.
a.- Las clases sociales de rentas altas, las fábricas y las grandes superficies comerciales son impulsadas hacia el exterior
de las ciudades, debido al rechazo que generan los altos precios del suelo en el centro de la ciudad, fuertes impuestos y
congestión del tráfico entre otras cosas.
b.- Por el contrario, el deseo de libertad, de movilidad social atrae al centro a los urbanitas, la mayoría de alto nivel
cultural y rentas altas o jóvenes. Por el contrario, el vaciamiento de los barrios del centro de peores condiciones
medioambientales, favorece el asentamiento de inmigrantes y población de escasos recursos. No obstante, los
comercios de calidad y los servicios especializados que requieren contacto personal son atraídos también por las
localizaciones centrales.
Los usos del suelo repercuten en los paisajes del interior de la ciudad a través de la desigual “densidad de ocupación”,
entendido por densidad de población la cantidad de gente que viven o trabajan en una unidad de superficie. Así las
actividades comerciales y residenciales tienen el doble de densidad que las actividades industriales. La densidad de
ocupación no es estática, sino cambiante a través del tiempo y con importantes diferencias entre ciudades.
Los cambios de densidad pueden ser producidos por varios factores.
 La menor o mayor disponibilidad de suelo urbano.
o Modificaciones mínimas de densidad. Esto es debido a que la ciudad crece lentamente.
o Aumento de densidad. La ciudad no puede aumentar su superficie, lo que obliga a
intensificar la ocupación del suelo.
o Disminuye la densidad. La ciudad dispone de suficiente suelo urbano.
Los otros factores que influyen son: los cambios en los estilos de vida de sus habitantes y las transformaciones en las
preferencias residenciales de los ciudadanos.
A partir de 1950 en Europa y desde antes en los EEUU, el descenso de densidad residencial de las áreas centrales ha
sido un fenómeno generalizado. Entre las causas destacan la preferencia creciente por las áreas suburbanas y el
descenso de la ocupación en usos industriales.
En cambio la densidad comercial se ha mantenido constante, si bien es cierto que su ligera disminución se ha producido
por el aumento de los centros comerciales.

5.-La acción sobre el paisaje a través del urbanismo y la planificación.


Para evitar los conflictos derivados de los intereses contrapuestos que intervienen en la construcción de una ciudad, los
agentes sociales dominantes recurren sistemáticamente al urbanismo y la planificación urbana. De éste modo, se
quieren evitar escasez de viviendas, congestión de tráfico y la espontánea multiplicación de los desequilibrios
ambientales.
La planificación responde a la necesidad de evitar los daños de una urbanización descontrolada. Su instrumento
principal es la legislación, local, autonómica y nacional.
5.1 Los orígenes del urbanismo moderno.
Antes del siglo XIX, el urbanismo respondía básicamente a estrategias de organización y control del territorio por los
poderes políticos y religiosos. Ya en el siglo XIX, coincidiendo con el triunfo político del nuevo régimen y las
transformaciones sociales y económicas, nació la planificación moderna con propuestas vinculadas a planteamientos
culturales e ideológicos.
 El utopismo reformista, proponía realidades urbanas más justas mediante la creación de nuevas
ciudades. New Lanark (1795-1799)
 Proyectos higienistas, acercar el campo a la ciudad. Arturo Soria fue un claro exponente en nuestro
país. Proponían ciudades satélites de 25.000 o 30.000 habitantes alrededor de otra más grande de
unos 350.000 habitantes.
 Los programas burgueses de reforma interior, como el París de Haussmann, el Ring de Viena o los
ensanches en Madrid y Barcelona
La mayor importancia por la repercusión que ha tenido hasta nuestros días en la planificación y la organización espacial
de la ciudad contemporánea, corresponde a las propuestas de ciudad funcional y ciudad orgánica, que surgen y se
desarrollan en el siglo XX.
5.2 El urbanismo funcional y la ciudad orgánica.
Los planteamientos urbanísticos de la ciudad funcional son fruto del pensamiento de Le Corbusier y de Gropius. Sus
ideas se divulgaron y dieron lugar a la Carta de Atenas.

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Se propugna un modelo de ciudad que ha de ser capaz de resolver las necesidades funcionales y actividades que se
realicen en ella. Para alcanzar esos objetivos, el suelo debe estar segregado en zonas especializadas atendiendo a su
uso, residencial, industrial y de servicios. Además se separa la circulación rodada de la peatonal y se aseguran las
comunicaciones entre las diversas zonas mediante la jerarquización del viario. Vías rápidas, vías de circunvalación y
vías de penetración. Brasilia responde a los ideales de ciudad funcional.
Por otra parte, las propuestas de ciudad orgánica y comunitaria, que en la práctica actuaron como complemento de las
formulaciones funcionalistas, fueron defendidas por Clarence Perry y en España por Gabriel Alomar. De acuerdo con el
organicismo, la ciudad es concebida como una superposición jerarquizada de comunidades, la unidad vecinal, el barrio,
el distrito, la ciudad. De éste modo, se pretendía facilitar la recuperación de las relaciones de vecindad que habían ido
desapareciendo, entre otras cosas, por el hacinamiento del proletariado en barrios insalubres y la concentración de la
burguesía en los ensanches.

5.3 La quiebra del modelo funcional.


Los intentos de mejora de la realidad urbana, con una elevada carga de contenido social, representados por la ciudad
funcional y la ciudad orgánica, fueron asumidos por el planteamiento oficial de todos los países desde los años cuarenta
del siglo XX.
En la práctica, la planificación ha conseguido alcanzar íntegramente sus objetivos en pocas ocasiones. Hacer del
planteamiento una ciencia rigurosa ha quedado reducido a mera ilusión, se sabe que quien manda es el beneficio y el
mercado. La objetividad no existe, se hallan condicionadas por la ideología y la política. La crisis del petróleo y las
deficiencias del urbanismo funcional y organicista, es tachado de despilfarrador por apostar por la expansión continua y
el alto consumo energético. La dispersión de las zonas residenciales prima el uso del transporte privado en lugar del
público.
Frente al urbanismo despilfarrador, se apuesta por el urbanismo integrador y recuperador, que defiende la acometida
de actuaciones puntuales en el tejido urbano.
En definitiva, recuperar los elementos más antiguos de la ciudad tradicional y de manera especial, de la ciudad
mediterránea.
La urbanización en manzana cerrada se ha convertido en el elemento más representativo de los nuevos ensanches.
Mediante la manzana cerrada se recupera la calle como lugar de encuentro y convivencia. Alternando con la manzana
cerrada, proliferan los asentamientos de viviendas unifamiliares.
En cualquier caso, las bajas densidades residenciales, de vivienda unifamiliar, dan respuesta al estilo de modo de vida
anglosajón.
5.4 El urbanismo postmoderno.
Para corregir disfunciones territoriales surge el nuevo urbanismo, basado en operaciones puntuales dentro de los
espacios construidos y estrategias de reequilibrio metropolitano para mejorar los entramados y el tejido social de la
ciudad. Se multiplican actuaciones de rehabilitación recuperando el paisaje de los centros históricos, ejecución de
remodelación de barrios, con erradicación del chabolismo.
Así se plantea un modelo de urbanismo metropolitano y supra metropolitano de la integración a distintas escalas, que
va de lo local a lo global, pasando por sus escalas intermedias.
Las propias dinámicas de la globalización impulsan este urbanismo de la integración que supera al urbanismo de la
intervención.
El objetivo principal de todo ello es suavizar las tensiones generadas por el sistema económico postfordista, de las que
derivan fenómenos sociales y económicos de exclusión, inseguridad, segregación, violencia o incomunicación.
Poco a poco se propone un urbanismo que lucha contra la exclusión y los desajustes que provoca la globalización. Las
políticas de desarrollo sostenible transforman nuestras ciudades en lugares más habitables y garantizar la supervivencia
de toda la población con calidad de vida.
En las ciudades de los países menos desarrollados, todavía son prioritarios los esfuerzos para garantizar los derechos a
la salud.
En definitiva, en todas las aglomeraciones del planeta, el urbanismo postmoderno se inserta en estrategias políticas
orientadas a impedir que se impongan de forma absoluta los intereses que anteponen la utilización exclusiva de la
ciudad como bien de cambio y no de uso. Hay que evitar la marginalización y los guetos, y frenar la exclusión que
comienza por el empleo y sigue con carencias de vivienda digna y dificultades de educación.

6.- Dinámicas del paisaje.


La ciudad, que en el pasado, fue definida como lugar sagrado y de representaciones simbólicas, se configura como un
espacio de reproducción de la sociedad que la utiliza a diario. El impacto de los cambios sociales, globalización, y
nuevas tecnologías añaden complejidad a un espacio tan variado en si mismo como es el de la ciudad.

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6.1 La fuerza del modelo de producción del suelo capitalista.
La ciudad es un espacio modelado por intereses contrapuestos a lo largo de la historia. Varían en el tiempo, pero sin
duda el capitalismo es el que más influencia ha tenido en el desarrollo de las ciudades. Incluso en el sistema socialista,
la herencia del capitalismo antes de la toma del poder de los comunistas, permaneció presente hasta la caída del muro
de Berlín. Las estructuras urbanas reflejan la circulación y acumulación de capitales con cierta estabilidad. Al mismo
tiempo, la acción de los poderes públicos es decisiva para el mantenimiento de las necesidades de la fuerza laboral. La
clase trabajadora y las élites de poder se manifiestan por el entorno simbólico construido.
La búsqueda del máximo beneficio cambia muy rápido el paisaje de la ciudad por que transforma el suelo de bien
escaso y de uso necesario para el bien de la sociedad en bien de cambio. Podemos entrar en la especulación del suelo y
de cómo el capitalismo se beneficia de un bien común.
Los conflictos son tolerados y asumidos por la estructura política, pero cuando los poderes públicos son incapaces de
cubrir las necesidades de la gente, surgen movimientos de protesta que pueden ser de gran intensidad y se convierten
en verdaderos agentes de cambio real.
En los antiguos países socialistas, al suprimir la propiedad privada, era el Estado el que gestionaba todos medios de
construcción. Evitaban las desigualdades extremas y la búsqueda de la ciudad ideal, todo esto siempre dentro de los
cambios políticos y económicos que aquellos tiempos. Ciudades tristes y homogéneas era el resultado. La caída del
socialismo en los ochenta ha desencadenado procesos de expansión y renovación en todas las ciudades. China es un
caso excepcional con una mezcla de sector público y privado. Shanghái se convierte en la fachada del éxito del modelo
económico de China y modelo de ciudad del siglo XXI.
6.2 Los actores sociales de la ciudad y de producción del suelo.
Los propietarios del suelo, los grandes empresarios, y los promotores urbanísticos son los grandes actores de la ciudad.
Anteponen sus intereses económicos y su rentabilidad al bien común. Son los mayores beneficiarios de los cambios en
urbanismo y en las plusvalías.
Por otro lado, como actor también del proceso de construcción de la ciudad, tenemos a los ciudadanos. Intentan
defender los intereses sociales, obtener viviendas y equipamientos al menos coste posible y de buena calidad. Los
poderes públicos intervienen como mediadores entre ambas partes.
Desde el punto de vista espacial, las actividades de gestión y dirección se localizan en el centro. Los usos intensivos y
extensivos del suelo, industria, grandes superficies o equipamientos son trasladados a la periferia.

7.- Los centros históricos, paisajes culturales.


Los espacios construidos antes de los años 50 del siglo XX constituyen las áreas centrales. Tienen sus características
morfológicas propias, con sus problemas sociales y funcionales como el resto de la ciudad. Coinciden esas áreas
centrales con los centros históricos, generalmente estos espacios son ricos en el ámbito cultural. Patrimonio histórico y
urbanístico heredados de la etapa preindustrial merecen su protección. El pasado histórico explica su singularidad
paisajística, su riqueza patrimonial, sus valores simbólicos y educativos los hacen merecedores de una especial
protección.
Los centros históricos encierran valores de centralidad vinculados al poder político y económico. Esos valores de
centralidad son los responsables de los desplazamientos cotidianos que se efectúan dentro de las ciudades. Esto
acarrea congestión de tráfico.
Los cascos históricos no son inmutables, con el paso del tiempo se amplían, ya que los edificios van envejeciendo y
necesitan la nueva calificación para poder ser intervenidos en ayudas a la rehabilitación.
7.1 Políticas de revitalización del centro.
Los fenómenos de suburbanización han propiciado un traslado de la gente a las periferias de las ciudades y han dejado
a los centros de las ciudades en lugares conflictivos y degradados. Los poderes políticos han impulsado diferentes
modos de revitalización del centro.
A.- Razones estructurales. La falta de confort de los inmuebles, la escasez o ausencia de zonas verdes y la insuficiencia
de equipamiento va produciendo la desaparición de la actividad en los centros históricos. El envejecimiento de la
población y el deterioro de las viviendas provocan el vaciamiento de los centros, aunque la inmigración ya supliendo
ese vacío.
B.- Razones económicas. Las razones económicas tienen una fuerte incidencia en la transformación del paisaje. Las
perspectivas de mayores plusvalías ayudan al derribo de viviendas y la construcción de otras nuevas.
C.- Razones políticas. Los poderes públicos intervienen en la remodelación de los centros urbanos, pero de muchas
maneras y de forma distinta, se ha cambiado del sistema de urbanismo despilfarrador a un urbanismo de austeridad. En
unos casos la administración se limita a dejar hacer a la iniciativa privada, otras veces la misma administración estimula
la construcción de viviendas públicas VPO. La defensa del valor histórico o artístico de los edificios del interior de las
ciudades generalmente es defendidas por asociaciones de vecinos. Siempre ha habido una dialéctica de enfrentamiento
entre promotores urbanísticos y vecinos, donde generalmente, siempre han ganado los promotores. Estos problemas

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han dado lugar a dos modalidades de intervención y revitalización de los centros urbanos: la renovación y la
rehabilitación.
7.2 Renovación urbana.
Desde una concepción fordista de la ciudad, la recuperación de los centros urbanos es importante ya que son espacios
enfermos de un organismo que hay que revitalizar al servicio de los intereses del gran capital. Bajo este pretexto las
viejas estructuras urbanas fueron adecuadas a la vida moderna. Sociedades financieras y empresas de servicios se
convierten en constructoras y transformadoras de las áreas centrales con ayuda de dinero público. El resultado siempre
ha sido el mismo, la destrucción de la trama antigua, con liberalización del suelo y reordenación de usos del suelo, la
edificación de nuevos inmuebles, con aumento de alturas y volúmenes y el desplazamiento de la población tradicional
por otra nueva, de mayor poder adquisitivo.
7.3 Rehabilitación urbana.
A partir de los años 70 con la crisis del petróleo hizo que el modelo despilfarrador de ciudad cambiara por el modelo de
recuperación. Frente a la apropiación del centro por las clases dominantes, surgieron planteamientos que reivindicaban
un uso más social del suelo. El denominado planteamiento de la austeridad, propugnó estrategias de rehabilitación
integral para hacer frente a los problemas del interior de las ciudades. La llamada rehabilitación integral es defendida
de todas ideologías y sus principales objetivos son frenar la despoblación y la segregación residencial, conservar el
entorno y recuperar el parque residencial de los barrios antiguos. Las políticas de rehabilitación se preocupan por los
residentes y se interesan por la conservación del patrimonio.

8.- Teorías de estructura urbana, un esfuerzo de aproximación objetiva a la ciudad.


Las relaciones espaciales que existen entre los usos del suelo, las actividades económicas, las necesidades y
características de la población contribuyen a configurar el paisaje de las ciudades y determinan lo que se denomina
estructura urbana. El espacio interior de las ciudades aparece así diferenciado en grandes zonas: el centro, las áreas
residenciales, zonas industriales y franjas periurbanas.
El centro está compuesto por el núcleo fundacional y el ensanche. Sus zonas de mayor calidad medioambiental
funcionan como centros de actividad o “Central Business District” (CBD). El centro proporciona la mayor parte del
empleo terciario y es la zona más accesible. El número de residentes ha disminuido y sus zonas más antiguas se
concierten en entornos de deterioro material y social. Alrededor del centro, han surgido nuevas áreas residenciales,
bien diferenciadas por los niveles de rentas familiares y la calidad de la edificación. En los bordes de lo que eran las
ciudades construidas a mediados de los 50, proliferan también zonas industriales, planificadas o espontáneas.
8.1 Teorías ecológicas.
Influidos por teorías ecológicas, la ciudad era el resultado del libre juego de las fuerzas económicas y sociales que en
ella actúan y de la influencia sobre el comportamiento de los de los mismos principios que rigen relaciones entre los
seres vivos en el mundo de la naturaleza: competencia impersonal, dominación, invasión-sucesión, asimilación-
segregación y áreas naturales. Como consecuencia, los usos del suelo forman áreas naturales. Definimos áreas
naturales como espacios de características funcionales, sociales y morfológicas o de paisaje semejantes. En todos los
modelos ecológicos de distribución espacial, el CBD y las áreas residenciales de clases altas son las piezas
fundamentales de organización territorial y vertebración de la diferenciación funcional.
8.1.1 Modelo concéntrico. Formulado por Burgess. Las áreas residenciales se disponen en anillos concéntricos
alrededor del espacio central ocupado por el CBD. Todo ello es consecuencia de la desigualdad económica de los grupos
sociales.
1 Distrito Central de Negocios.
2 Zona de transición. Comercios, almacenes e industria ligera.
3 Zona residencial de rentas medias.
4 Zona residencial de rentas altas.
5 Zona suburbana. 30 o 60 minutos del centro.
6 Otras zonas. Tierras de labor que rodean la ciudad.
Este modelo sólo es válido para ciertas ciudades, y es criticado por su falta de universalidad y anacronismo.
8.1.2 Modelo sectorial. Formulado por Hoyt. Rechaza al CBD como el único centro de negocios. Hoyt sostuvo que los
usos del suelo originados en el centro se perpetúan hacia el exterior. Hay unos factores que definen la localización y la
expansión de las áreas residenciales de mayor nivel social. Estos factores son:
1 La atracción ejercida por el CBD y otros centros comerciales y de servicios.
2 El prestigio de los lugares de residencia de los líderes políticos.
3 La accesibilidad representada por las líneas de transportes.
4 La calidad ambiental de cursos y frentes de agua, como ríos, lagos o mares.
Definidas estas líneas de crecimiento, se considera que su expansión hacia el exterior se mantiene constante durante
mucho tiempo.

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8.1.3 Modelo polinuclear. Elaborado por Harris y Ullman, esta teoría afirma que los diferentes usos del suelo se
disponen alrededor de núcleos de crecimiento separados entre sí.
1 Cada actividad tiene exigencias concretas de localización
2 Las actividades semejantes tienden a agruparse
3 Las actividades que se perjudican buscan localizaciones distintas.
4 El precio del suelo es un factor importante de accesibilidad al suelo.
8.2 Teorías económicas.
Otras teorías explican la estructura de la ciudad por variables económicas, como son el precio del suelo, la desigual
capacidad de renta de las actividades urbanas y los costes de transporte.
Las teorías económicas parten de un comportamiento completamente racional de los individuos, que corresponde al
modelo de “homo oeconomicus” , y de la consideración de la ciudad como un espacio uniforme y concéntrico.
El deseo de optimizar las actuaciones a partir del conocimiento del mercado de la libertad plena de elección dentro de
un sistema de competencia origina una distribución concéntrica de los usos del suelo. Industrias, comercios, servicios y
ciudadanos compiten por las localizaciones más acordes a sus necesidades. Estudios posteriores reconocen la existencia
de picos de altos valores del suelo a lo largo de puntos estratégicos de la ciudad. De este modo, la distribución de los
usos adquiere componentes sectoriales y polinucleares.
8.3 Teoría de las áreas sociales.
Los estudios de Shevky y Williams dieron lugar a una teoría de carácter macro-social. La diferenciación de las áreas
sociales se debe a tres ejes fundamentales.
- El estatus socioeconómico. Lugares centrales de mayor riqueza, y pobreza al exterior.
- El estatus familiar. La personas mayores prefieren el centro, los jóvenes con hijos el exterior.
- El estatus étnico o de migración. La lengua, la religión y las costumbres constituyen principios de segregación social.
8.4 Teoría del conflicto.
Los sectores y escalas de toma de decisión que existen en una ciudad, desde los individuos hasta los responsables del
gobierno local, tienen intereses contrapuestos, como consecuencia la estructura urbana es el resultado de los conflictos
entre individuos y sectores antagónicos que conviven en la misma ciudad. Es un factor económico, en el cual, el que
tiene mayor poder adquisitivo evita lugares cercanos a centros tutelados para menores, prisiones e industrias cercanas.
Bunge llegó a distinguir tres grandes zonas:
-La ciudad de la muerte. Constituida por los lugares centrales, con menor nivel de renta y penalizados con mayores
impuestos por vivir en el centro.
- La ciudad de la abundancia. Está formada por entornos residenciales, con alto nivel de vida, profesionales liberales
que se benefician de su estatus para pagar menos impuestos.
- La ciudad de la necesidad. Zona intermedia entre las dos anteriores. Clases medias que actúan como barrera de
separación.
8.5 Teoría marxista.
Desde el análisis marxista, la diferenciación interna de la ciudad refleja las contradicciones de la estructura social y el
modo de producción capitalista. La distribución de los usos del suelo y las áreas residenciales de distinto status son
consecuencia directa del proceso de apropiación del territorio por las clases sociales dominantes. Los propietarios
manipulan las rentas y alquileres en su beneficio mediante mecanismos como la concentración de la propiedad,
retención de suelos y la reducción de los gastos de mantenimiento. Los mayores precios se registran en el centro y sólo
pueden ser sufragados por los usos intensivos y especializados como comercios, gestión y dirección. Por el contrario,
los precios más bajos corresponden a áreas periféricas donde se localizan industrias y grandes equipamientos urbanos.
Con el afán de maximizar los beneficios, el capital acelera el deterioro y el envejecimiento de los espacios construidos
de poca calidad hasta convertirlos en barbechos urbanos, a la espera de oportunidades más ventajosas.

9.- Diferenciación interna de la ciudad.


El interior de nuestras ciudades está compuesto por áreas de paisaje y usos predominantes del suelo. Estas áreas se
distribuyen espacialmente a modo de un verdadero mosaico y constituyen lo que se denomina de manera estricta la
estructura urbana: el centro, áreas residenciales, zonas industriales y franjas rururbanas o periurbanas.
La mayor o menos homogeneidad de esas áreas depende del periodo en que se formaron dentro de la historia, dado
que la segregación de funciones era mucho menor en el pasado. Además, dentro de las áreas funcionales actuales
perviven “enclaves” de paisajes residuales y formas de actividad que son una herencia del ayer. (Barrio francés en
Shanghái)

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9.1 Áreas centrales.
Son espacios imprecisos y complejos, esto se debe a fenómenos de cambio social, riqueza de patrimonio histórico y
arquitectónico. Dentro de las áreas centrales se encuentra el CBD y el casco histórico. Es el auténtico corazón funcional
de la ciudad y acapara el sector terciario y cuaternario en su totalidad. La actividad industrial es casi inexistente.
Actualmente, las áreas centrales son verdaderos espacios problema, por la acumulación de dificultades derivadas de la
competencia de actividades, flujos diarios de trabajo, tráfico y deterioro material del patrimonio residencial. Los bordes
de las áreas centrales configuran los llamados “pericentros”. Los pericentros fueron lugares de antiguas fábricas,
instalaciones militares o equipamientos urbanos que ahora están en la periferia de la ciudad.
9.2 Áreas residenciales.
Ocupan la mayor parte del espacio urbano, con contrastes sociales y de paisaje. En todas las ciudades, las áreas
residenciales constituyen piezas bien diferenciadas según factores socioeconómicos, étnicos, culturales y de etapa
dentro del ciclo de la vida. Los principios de diferenciación residencial son:
-La teoría subsocial. Vincula la diferenciación residencial a comportamientos de tipo económico-biológicos. La
consecuencia es una estructura residencial en zonas concéntricas cuyo rango social aumenta de dentro afuera.
- Teoría de los valores sociales. Hace depender la diferenciación residencial de los sentimientos que determinan el
comportamiento humano Los contrastes se justifican por razones religiosas, políticas y familiares.
- Teoría del análisis de áreas sociales. Relaciona los contrastes residenciales con los ejes de diferenciación existentes en
la sociedad, el estatus familiar, la etapa dentro del ciclo familiar, el lugar de origen y el estatus de migración.
Desde el punto de vista espacial, las variables relacionadas con el estatus social adoptan una disposición sectorial, las
correspondientes al ciclo familiar lo hacen en círculos concéntricos y las variables referidas a factores étnicos y de
migración se disponen en núcleos dispersos.
9.3 Áreas industriales.
La industria siempre se ha sentido atraída por las ciudades. Surgen áreas industriales espontáneas, otras planificadas y
otras con una localización especial, cerca del ferrocarril, ríos navegables o zonas industriales cerca de las carreteras. Las
áreas adoptan una posición polinuclear, en línea a lo largo de carreteras muy transitadas o en anillos concéntricos. La
revolución tecnológica y las transformaciones productivas de los años 70 y 80 produjeron barbechos industriales y la
aparición de nuevos paisajes industriales. Las industrias se trasladaron gracias a las ayudas concedidas por la
administración. Estos barbechos industriales han dado paso a auténticos planes de renovación urbana como pudimos
ver en la ría de Bilbao.
9.4 Franjas periurbana.
Más allá del continuo edificado aparecen las franjas periurbanas o rururbanas. Rurubano pone acento en el uso del
suelo y el termino periurbano lo hace en la ubicación respecto a la ciudad construida o heredada. En las franjas
periurbanas hay grandes superficies ocupadas por infraestructuras de transporte, equipamientos urbanos, industrias y
servicios. La población de las franjas periurbanas se caracteriza por su juventud. Durante las pasadas décadas su
expansión corrió paralela a la importante pérdida de peso demográfico de los centros de las ciudades. A partir de los
90, siguen creciendo pero de una forma más moderada.
9.4.1 Un paisaje en mutación. Desde el punto de vista paisajístico, las franjas rururbanas y periurbanas se caracterizan
por:
- Suburbios. Son agrupaciones importantes de casas y de núcleos de población próximos a la ciudad. A partir de la
elaboración de un índice de residencia empleo definió la existencia de tres tipos de suburbios.
Suburbios dormitorios. Valor menor de 84
Suburbios equilibrados. Valor entre 85 y 115
Suburbios que proporcionan empleos. Valor mayor de 116
t
I=----------- X 100
T
Donde I es el índice de Residencia-Empleo, t es el número de trabajadores empleados en el suburbio y T es el número
total de trabajadores que residen en el suburbio.
También se puede hablar de suburbios satélites que aportan muchos puestos de trabajo y los suburbios son verdaderas
ciudades dormitorios.
-Pequeñas urbanizaciones o agrupaciones de casas en torno a factorías. Carecen de identidad administrativa y de
nombre oficial. Están en medio de suelos de uso rural y responden a la tendencia de ciertas empresas a trasladar sus
instalaciones industriales fuera de la ciudad.
-Proliferación de urbanizaciones de viviendas unifamiliares y bloques multifamiliares. El paisaje residencial de la franja
periurbana va unido a la proliferación de viviendas unifamiliares. La tendencia a las bajas densidades es un fenómeno
que alcanza difusión creciente en todos los países, como consecuencia del deseo de vivir en contacto con la naturaleza.

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- Suelo ocupado por otros usos urbanos. Una gran proporción del suelo de las franjas está ocupado por infraestructuras
de transporte y grandes superficies pertenecientes a servicios y equipaciones.
9.4.2 Una población heterogénea. Desde el punto de vista poblacional, las franjas rururbanas se caracterizan por:
-Aumento de las formas y modos de vida urbanos. Los antiguos campesinos abandonan el campo, pero siguen en
contacto con el campo como modo de vida más saludable.
- Fuerte movilidad de la población. En estas áreas se instalan muchas familias de gente joven que huyen del centro
urbano.
- Variedad social. Hay un fuerte contraste de nivel de vida en las zonas rururbanas.
-Comportamiento social diferenciado frente a los otros ciudadanos. Frente al individualismo del centro, en las zonas
rururbanas los habitantes tienen una relación más intensa entre ellos.
- Valoración contemplativa de la naturaleza. Son valorados por su oposición al centro urbano. Son ambientes
tranquilos, mejor calidad del aire. El comportamiento económico es ciudadano, solo se consume espacio y naturaleza
del medio rural.

10.- La ciudad, un espacio percibido.


La ciudad no es sólo un espacio objetivo, compuesto por piezas de usos diferenciados que se analizan a través de
teorías de estructura urbana, sino también un espacio de vida y comportamiento que se percibe a través de
representaciones mentales condicionadas por las características sociales de las personas y medioambientales del
entorno. La ciudad es un espacio de sentimientos, cargado de símbolos, que condiciona la acción de los ciudadanos y se
valora diferencialmente según impresiones individuales y colectivas.
La elección del lugar de residencia, la decisión de ir a comprar o de ir a divertirse es resultado de las imágenes que las
personas se forjan del medio y no de la influencia directa del medio sobre él.
10.1 El enfoque visual.
La imagen de la ciudad se elabora a partir de cinco elementos singulares del paisaje, sendas, bordes, distritos, nodos e
hitos.
Las sendas son las vías o caminos que cualquier persona sigue cuando se desplaza por la ciudad.
Los nodos son lugares de confluencia de circulación o de ruptura de transporte como plazas, estaciones o aeropuertos.
Los distritos o barrios se definen como espacios bien diferenciados por cualquier observador respecto a otros
semejantes, ya que poseen rasgos peculiares que los personalizan dentro del conjunto de la ciudad.
Los hitos son componentes del paisaje fácilmente visibles. Edificios significativos, iglesias, un accidente de relieve o un
frente de agua son algunos ejemplos.
Los bordes son elementos lineales que separan espacios diferenciados morfológica y socialmente. Unas veces son
límites físicos como líneas de ferrocarril o murallas y otras son límites percibidos como áreas residenciales de
características sociales contrastadas.
La legibilidad de las ciudades depende de la naturaleza de éstos elementos, de su número y de la facilidad con que son
reconocidos.
10.2 Un ejemplo, la imagen mental de Toledo.
La imagen mental colectiva de Toledo, aparece caracterizada por una serie de nodos, sendas, hitos, bordes y barrios,
cuya percepción no difiere mucho de unas a otras personas. La imagen que tienen las personas de la ciudad en la que
residen es siempre parcelada e incompleta, como se demuestra por cualquier encuesta que se haga en cualquier ciudad
y a cualquier colectivo de individuos que se seleccione. La explicación se encuentra en la potencia de las imágenes
visuales de la ciudad, en la singularidad de sus paisajes y en los edificios que puedes identificar. Volviendo a Toledo,
todas personas la definen como una ciudad monumental y de fuerte valor artístico. Por el contrario, son pocas las
personas que la definen con calificativos como tranquila o aburrida. Otras personas, recogen elementos físicos, el clima,
el emplazamiento y el Rio Tajo.
10.3 El enfoque valorativo.
Tan importantes como los aspectos estructurales o descriptivos de las imágenes mentales son los aspectos valorativos o
apreciativos, puesto que los comportamientos de las personas dependen no sólo de la percepción y localización
referencial de los elementos del paisaje sino de cómo son sentidos o percibidos. También intervienen en la elaboración
personal de las imágenes mentales, los estereotipos de comportamiento social, el nivel cultural y educativo y la
información que se recibe. Parkes y Thrift recogieron estas consideraciones en un esquema, el correspondiente a los
desplazamientos que realizan a diario una familia sueca. A través de este gráfico, se muestran los diferentes recorridos
que realiza una unidad familiar, siempre condicionados por los roles de cada uno. Dependiendo de esos roles y el
trabajo que se realiza fuera del hogar, los desplazamientos que efectúan los integrantes de la familia son distintos y,
consecuentemente, la disponibilidad de tiempo libre también es diferente.
En cualquier caso, la geografía urbana de las representaciones cognitivas resulta muy variable.

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-Las áreas urbanas son valoradas en función del conocimiento que se tiene de ellas. Los individuos tienden a valorar las
áreas residenciales por la calidad de vida que pueden ofrecer cuando se trata de buscar vivienda.
- Las preferencias residenciales son decididas por variables físicas, sociales y de ubicación dentro del conjunto urbano.
Dentro de las variables intervienen también; aspectos estéticos referentes al paisaje de los barrios, la limpieza, el
colorido, la espaciosidad o aspectos del vecindario.
- Ciertos barrios, identificados con el peligro de robos, atracos, drogadicción o prostitución, se configuran como
verdaderos puntos negros en el mapa mental de la ciudad.
- Algunas áreas de las grandes aglomeraciones son descalificadas desde el punto de vista residencial y social por
estereotipos mentales más o menos intencionados de tal manera que son marginadas por el resto de la ciudad.
Por contextos culturales como es el caso de los centros históricos, que representan la herencia cultural y la memoria
colectiva de la ciudad.
10.4 El enfoque preferencial.
Dentro del análisis geográfico dela ciudad desde el punto de vista de las representaciones mentales, se incluyen dos
dimensiones. La dimensión valorativa hace referencia a la consideración del medio real por los individuos con vistas a
adoptar un determinado comportamiento. La dimensión preferencial alude a la mayor o menor estimabilidad que
generan los elementos del paisaje o las áreas urbanas en las personas. Ambas dimensiones son estudiadas a través de
técnicas variadas. Para elaborar mapas topográficos sobre preferencias de los barrios se recurre al sistema de
encuestas. Hay que tener en cuenta que la complejidad de los mapas mentales de cualquier ciudad guarda relación no
sólo con aspectos valorativos y preferenciales que derivan de la propia experiencia y de los sentimientos más íntimos
de los individuos sino también con estilos y modos de vida. Así, las personas con comportamiento localista, articulan
construcciones mentales de carácter espacial más fragmentadas y elementales que los individuos de comportamiento
cosmopolita.
El sentido del lugar es un sentimiento positivo, de identificación con el territorio que se forja durante la infancia. La
estabilidad personal y el bienestar social dependen en gran medida del sentido del lugar. Otras veces, los vínculos de
identificación con el lugar son débiles, hasta el punto de aflorar tensiones y comportamientos no cívicos como en las
banlieues francesas. Por eso, desde la planificación urbana, se intenta evitar la tendencia a la despersonalización de la
ciudad moderna y se efectúan esfuerzos para que el territorio no se transforme en “no lugar”.

11.- La ciudad, un espacio vivido.


La ciudad es un espacio no solo sentido y percibido por sus habitantes sino fundamentalmente vivido por ellos mismos,
vivido por una población cuyos rasgos demográficos, socio-profesionales y de actitudes han presentado siempre
considerables diferencias respecto a la población que vivía en el ámbito rural. La forma difusa de las ciudades actuales
borra desde todos los puntos de vista las diferencias campo ciudad, pero, a pesar de ello y de manera muy general,
todavía se pueden señalar algunos rasgos específicos de la población urbana.
11.1 Una población abierta.
Los habitantes de la ciudad constituyen una población abierta, a diferencia de los habitantes del campo. Los contactos
de la población urbana con el exterior hacen que su estructura demográfica se halle muy influida por las migraciones. El
propio carácter abierto de las poblaciones urbana hace que las diferencias con el campo y, sobre todo, entre ciudades
sean muy grandes. En cuanto a la composición por sexo de la población urbana, las diferencias entre hombres y
mujeres se deben principalmente a desigualdades en los niveles de desarrollo económico y de urbanización, y a la
influencia de las estructuras sociales, culturales y religiosas dominantes. Así, la población femenina predomina
ligeramente sobre la masculina en los países más desarrollados y urbanizados. Por el contrario, los hombres
predominan sobre las mujeres en las ciudades de África y Asia, debido a tradicionales y rígidas normas sociales que
dificulten la salida de la mujer del hogar para buscar trabajo, al contrario de lo que ocurre en las ciudades
iberoamericanas, donde el igualitarismo cristiano de su cultura favorece la movilidad de las mujeres.
11.2 Natalidad y mortalidad diferenciales.
La natalidad y la mortalidad también tuvieron en el pasado unos comportamientos diferentes entre la ciudad y el
campo. Durante la mayor parte del siglo XIX, las tasas de natalidad y mortalidad fueron más bajas en la ciudad que en el
campo, después fueron más bajas en la ciudad, y hoy tienden a igualarse o ligeramente la mortalidad superior en las
ciudades debido a agresiones medioambientales. La equiparación de los modos de vida urbanos y rurales, la
generalización de la atención sanitaria y la rapidez de acceso a los centros asistenciales eliminan las diferencias de
mortalidad campo-ciudad. Obviamente, la mortalidad es alta en muchas ciudades de África, América y Asia, debido al
hacinamiento de buena parte de sus habitantes en “tugurios” centrales y asentamientos marginales periféricos. La
mortalidad infantil puede alcanzar tasas del 600 por 1000 en los barrios de chabolas en Calcuta o Bombay, o del 200
por 1000 en Oriente Medio, Asia y Latinoamérica. La falta de recursos y la escasez de agua sigue siendo el principal
problema para muchas de estas poblaciones. Se estima que 800 millones de personas viven en condiciones peligrosas
para su salud. En general, la natalidad sigue siendo más baja en las ciudades que en el campo. Esto es debido al tamaño

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de la vivienda, acceso a información sobre planificación familiar y el no querer perder el nivel de bienestar. Además, los
matrimonios jóvenes rechazan la pérdida de calidad de vida y recursos que supone la llegada de nuevos miembros a la
familia.
11.3 Contrastes residenciales.
Las ciudades presentan una estructura residencial muy diferenciada como consecuencia de las variables
sociodemográficas, de niveles de renta, de planificación urbana y herencia histórica. En las áreas centrales predominan
las personas de edad avanzada y los contrastes sociales son grandes entre las zonas rehabilitadas y de calidad
ambiental, ocupadas por personas de escasos recursos económicos, poblaciones marginales e inmigrantes extranjeros.
En España, las periferias urbanas de los años 60 son hoy zonas de población envejecida y de niveles económicos
desiguales y buena parte de origen extra provincial, sobre todo en las aglomeraciones que recibieron de manera masiva
el éxodo rural. Madrid, Barcelona y Bilbao son claros ejemplos. La influencia americana nos empuja a las viviendas
unifamiliares.
11.4 Una gran movilidad.
La estructura demográfica de las poblaciones urbanas está muy condicionada por la movilidad espacial. Por encima del
20% de la población cambia de residencia anualmente en los países más evolucionados. En los cambios de residencia
intervienen multitud de factores, como la información disponible, la cantidad de dinero que se puede dedicar a la
vivienda, la variedad de casas y lugares adecuados a las necesidades familiares. Los movimientos pendulares o de fin de
semana son otras manifestaciones de la movilidad. El desgaste energético, la fatiga mental, el estrés y la necesidad del
contacto con la naturaleza explican que los ciudadanos estén ávidos de descanso fuera de la ciudad. El automóvil y los
medios de transporte han afectado la movilidad a grupos de población cada vez más numerosos.
11.5 Desigualdad ante el empleo.
Las ciudades constituyen las principales fuentes de empleo a través de múltiples actividades que se realizan en ellas. La
mayoría de este empleo corresponde a actividades terciarias, y en segundo lugar, a actividades secundarias o
industriales. La agricultura sólo es importante en asentamientos del tercer mundo. El sector servicios también es
importante en el tercer mundo pero esto se debe a la proliferación de actividades informales. (mercado negro)
11.6 Pobres y minorías étnicas.
La huida del centro por parte de las familias jóvenes con hijos en busca de viviendas más grandes y más baratas en la
periferia ha propiciado el vaciamiento de esta zona de la ciudad y la ocupación de sus viviendas, a menudo muy
deterioradas materialmente, por inmigrantes y poblaciones marginales. Sólo los espacios rehabilitados conocen una
nueva ocupación por personas de rentas altas, de comportamientos urbanitas, o por jóvenes que encuentran aquí
acceso a su primera vivienda. Los recientes cambios del sistema productivo, responsables del aumento del desempleo,
favorecen los procesos de empobrecimiento y marginalización en ciertos barrios periféricos surgidos al amparo del
desarrollismo y de la industrialización masiva. Entre 1975 y 2000 el número de pobres ha aumentado un 60% en las
ciudades de Europa occidental. En las ciudades del Tercer Mundo, las poblaciones de menor capacidad económica se
instalan en tugurios o áreas degradadas. El carácter limitado de los recursos, el fuerte crecimiento demográfico y el
éxodo rural, impiden que la administración pueda proporcionar alojamiento adecuado para buena parte de la sociedad.
En cambio, los grupos sociales de rentas más altas ocupan los sectores de mayor calidad medioambiental en todas las
ciudades, tanto en el centro como en la periferia. El aumento actual de los desequilibrios económicos genera guetos.
Las minorías étnicas y religiosas tienden a agruparse en zonas o barrios concretos, potenciando la segregación espacial.
11.7 Desiguales densidades de población.
Dentro de las ciudades, la población se distribuye de forma desigual, tanto si se expresa en términos de densidad de
población bruta (número de personas por unidad de superficie) como de densidad neta (personas por unidad de
superficie construida con fines residenciales). La población disminuye progresivamente del interior a la periferia
urbana, debido a razones de tipo económico, social o histórico. En las ciudades norteamericanas, las mayores
densidades residenciales del centro se explican porque los grupos sociales más humildes viven en edificios
multifamiliares al no poder destinar parte de sus ingresos a los gastos de transporte que les supondría vivir en la
periferia, mientras que las bajas densidades residenciales de las zonas suburbanas y el predominio de usos poco
intensivos en ellas se justifican por los menores precios del suelo conforme aumenta la distancia al centro. En Europa y
Latinoamérica, las áreas centrales conservan densidades relativamente altas por herencia del pasado. Los pueblos
latinos han antepuesto tradicionalmente por razones culturales la ciudad concentrada y la vivienda en multifamiliares al
modelo anglosajón de ciudad dispersa y vivienda unifamiliar. C. Clark elaboró uno de los primeros modelos de
gradiente de densidad, según la cual la población disminuye inversamente de forma exponencial conforme aumenta la
distancia al centro.
11.8 Conflictos urbanos.
La expansión indefinida de la ciudad y su forma extensa desencadenan sensaciones de agobio psicológico y estrés. Los
problemas de alojamiento, el reducido tamaño de las viviendas, las grandes concentraciones residenciales y la
contaminación acústica incrementan el estrés personal. El desempleo y la impersonalidad urbana facilitan las

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actuaciones egocéntricas y no convencionales. Las conductas patológicas son consecuencia de la dureza del entorno
social y físico de la vida urbana. El sentido de territorialidad y la necesidad que tienen las personas de territorio como
expresión de identidad y fuente de seguridad y privacidad, determinan el comportamiento de tribus urbanas y okupas.

12.- Conclusión: la ciudad es un espacio complejo.


Definida fundamentalmente en el pasado como lugar sagrado y de representaciones simbólicas, hoy se configura,
como espacio de reproducción de la sociedad que la utiliza a diario. A ello se añaden sus significados como espacio
heredado, espacio de capital, espacio de consumo y espacio de valores simbólicos que las personas perciben y sienten
de forma diferente. Por eso, el análisis de la ciudad debe de efectuarse desde formas de interpretación que incorporan
enfoques ecológicos, aproximaciones económicas, sociales y humanistas.
El análisis geográfico de la ciudad debe asumir planteamientos integradores. Debe interesarse por su morfología, por
los flujos que generan y por el comportamiento de los ciudadanos.
El excesivo crecimiento de las ciudades amenaza el equilibrio del hombre con el medio, debido al modelo despilfarrador
basado durante muchos años en la constante creación de suelo urbano y el consumo desorbitado de energía. Por eso,
es necesario adoptar políticas de gestión capaces de controlar el crecimiento de las ciudades. La sustitución de la calle
por el viario jerarquizado y la excesiva zonificación impuesta por el funcionalismo provocaron el debilitamiento de todo
lo que había sido más genuino de la ciudad, la facilidad que había en ella para las interrelaciones humanas, el encuentro
y los intercambios de todo tipo. La excesiva tercerización y el traslado masivo de las clases medias a zonas suburbanas
de la periferia acentuaron el vaciamiento residencial del centro y propiciaron en muchas ocasiones su transformación
en zonas de repulsión e inseguridad. Para corregir las disfunciones heredadas y las que resultan de la globalización
urbana, se imponen fórmulas de planteamiento y de gestión capaces de apoyar procesos de reurbanización y
gentrificación. Gentrificación es un proceso de transformación urbana en el que la población original de un sector o
barrio deteriorado y con pauperismo es progresivamente desplazada por otra de un mayor nivel adquisitivo a la vez que
se renueva. Se llega así a un urbanismo nuevo, se acometen actuaciones de rehabilitación de los centros históricos, se
ejecutan programas de remodelación de barrios, con erradicación del chabolismo, y se construyen infraestructuras que
buscan la mejora de la movilidad y la superación de carencias acumuladas en equipamientos y dotaciones colectivas. Se
plantea un urbanismo de la integración a distintas escalas, desde lo local a lo global. Este urbanismo empieza a ser
superado por otro que selecciona zonas de interés regional y elabora proyectos de alcance regional.
En definitiva, el análisis de la ciudad, se compromete en la búsqueda de soluciones y respuestas a los desafíos de la
sociedad actual. Hoy más que nunca, se imponen esfuerzos de solidaridad dirigidos a superar las amenazas para el
conjunto de la sociedad que representan los fenómenos de exclusión, inseguridad, miseria, segregación, violencia e
incomunicación que adquieren cada vez más protagonismo en las ciudades. Finalmente, la globalización de la economía
requiere un esfuerzo de solidaridad de todas las sociedades para compatibilizar desarrollo urbano y calidad de vida. A
través de la solidaridad internacional se podrá hacer frente a los problemas de crecimiento incontrolado de las ciudades
del tercer mundo. En estas aglomeraciones, las fiebres tifoideas son aun endémicas.
En las ciudades postindustriales, hay que redoblar los esfuerzos para impedir que se impongan los intereses que
anteponen la utilización exclusiva de la cuidad como bien de cambio y no de uso. La marginalización debe ser corregida
y evitar la creación de guetos. La lucha contra la exclusión, la contención de los desajustes que provoca la globalización,
las estrategias de naturación (Es el movimiento que promueve el enverdecimiento urbano como respuesta a la pérdida
de espacios verdes en las ciudades y en los edificios. Los Jardines verticales en fachadas e interiores de edificios y la
instalación de techos verdes son las formas más innovadoras de Naturación Urbana que constituyen potentes
herramientas para el diseño bioclimático y la arquitectura sostenible) urbana y las políticas de desarrollo sostenible
tienen que conseguir que nuestras ciudades se transformen en espacios más habitables y capaces de garantizar la
supervivencia de toda la población.

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CAPITULO 2
Distribución espacial y estructura de la población.

La población constituye uno de los motivos centrales de interés de la Geografía Humana, dado que es la protagonista
de la organización del espacio desde que los seres humanos aprenden a domesticar a los animales y a cultivar las
plantas. A partir de entonces, se inicia un crecimiento demográfico que es lento y convulsivo hasta finales del siglo XVIII
y espectacular desde aquel momento hasta nuestros días, en que se superan los 7000 millones de habitantes.
Censos Anuarios y otras publicaciones nos mantienen informados al día sobre aspectos importantes relacionados con la
distribución, crecimiento natural, movilidad, estructura y actividad de la población en todos los países del mundo. El
nivel de información conseguido en el siglo XX, ha dado un paso de gigante que nos permite una primera aproximación
al conocimiento general de la realidad de cada país, el conocer la población total de un país según sexo y edad,
densidad de habitantes por km2, esperanza de vida al nacer, mortalidad infantil, tasa de fertilidad, etc. El análisis
cronológico y espacial de la población ha puesto de manifiesto que la evolución en el tiempo y las variaciones en el
espacio de los hechos de población, presenten innumerables regularidades. Los cambios concernientes a la mortalidad,
fecundidad, crecimiento natural, composición por edad, estructura de las actividades económicas y la concentración en
el espacio o la movilidad, no son idénticas pero presentan evidentes analogías que justifican la elaboración de estadios
de evolución. En un tiempo relativamente breve en la escala de evolución de la humanidad se ha asistido a una
espectacular serie de transformaciones que han impulsado el paso de una sociedad eminentemente agrícola a una
sociedad terciaria o de servicios, pasando por el estadio intermedio de sociedad industrial, gracias a las innovaciones
técnicas del siglo XVIII, XIX y XX. Los cambios no van a la misma velocidad en todo el mundo, esto es debido a los
obstáculos que se interponen en su desarrollo, como pueden ser, los regímenes políticos, las culturas o las
mentalidades. Así, las técnicas de lucha contra las enfermedades, se han extendido por todo el globo rápidamente,
incluso en los países más atrasados. Estas transformaciones han modificado profundamente la agricultura, la industria,
los transportes, los medios de comunicación, aumentando considerablemente la producción y cambiando radicalmente
la naturaleza de las actividades. Todo ello se ha traducido en una serie de logros como la reducción de las
desigualdades sociales, el crecimiento espectacular de la urbanización, el alargamiento de la vida y el envejecimiento
de la población.

1.- Evolución y distribución desigual de la población.


Los seres humanos han existido en la Tierra desde hace por lo menos un millón de años. Durante casi ese millón de
años la población del mundo aumento muy despacio, para luego, en menos de 200 años experimentar un vertiginoso
crecimiento que la situó en 4800 millones de personas, en la década de los 80, superando los 6000 millones al
comenzar el siglo XXI. Hablar de explosión demográfica no es utilizar una exageración, sino por el contrario, una
expresión ajustada a los acontecimientos demográficos recientes.
La introducción de la agricultura en el Neolítico supuso la primera gran revolución en la historia de la humanidad. Esto
ocurrió hace unos 10.000 años y en esa época había entre 5 y 10 millones de habitantes. A partir de ese hecho,
experimentaron un notable crecimiento. En torno al año 5000 a.C. comenzó un periodo de roturación de tierras tal, que
permitió a la población mundial dar un salto extraordinario como es el hecho de pasar de casi 15 millones de habitantes
a los 150 millones a finales del VI milenio. Antes de la I Revolución Industrial el hombre era un superviviente de las
catástrofes naturales y de los acontecimientos históricos más o menos pasivo, pero a partir de entonces pasó a
desempeñar un papel de primer orden. Desde la época de la dominación romana hasta el comienzo de la primera
revolución industrial, la población mundial creció hasta alcanzar los 800 millones de habitantes y fue a partir de
entonces, cuando el tamaño y la tasa de crecimiento de la población experimentaron un aumento extraordinario en un
tiempo record de 200 años.
Desde 1750 a 1900 la población creció a un ritmo sin precedentes, un 0,5% anual.
A comienzos del siglo XX había alcanzado los 1700 millones de habitantes, seis veces más en 150 años. Y desde
entonces la tasa de crecimiento se duplicó, permaneciendo en torno al 1,5% hasta 1950, en los 35 años siguientes,
creció al 1,9% anual de forma que se llegó a los 4800 millones de personas en 1985 y en diez años en 1995 se superaron
los 5600 millones de personas. Para el 2045 se esperan 7000 millones de habitantes. Este crecimiento ha ido de la
mano de otro fenómeno relevante como es la desigualdad existente en la distribución y crecimiento de la población
mundial, entre las regiones desarrolladas y en desarrollo. Si a mediados del siglo XX la relación era de 2 a 1 a favor de
las zonas en desarrollo, ahora a comienzos del siglo XXI es de 4 a 1 y para 2050 será de 6 a 1. Más de 3000 millones de
personas son menores de 25 años y el 90% de esos 3000 millones vive en países en desarrollo. Un ejemplo, hoy en día
Alemania y Etiopia tienen una población similar a los 82 millones de habitantes, el crecimiento poblacional en ambos
se diferenciará notablemente en los próximos 40 años, mientras Alemania perderá población hasta los 70 millones, la
de Etiopía crecerá hasta los 174 millones.

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En relación al crecimiento urbano, en 1960 una de cada tres personas vivía en las ciudades, hoy viven más de la mitad
de la población en grandes ciudades y en el año 2045 se cree que vivirán dos tercios en las ciudades. Es difícil
pormenorizar las razones de estos flujos, pero se cree que las razones histórico-económicas y climáticas son las
principales razones para este flujo de población.
Debemos conocer el “ecúmene” como el medio natural apropiado para la vida permanente de las colectividades
humanas y el “anecúmene” como zonas no habitables.
1.1 Zonas características de Anecúmene.
No son estrictamente vacíos demográficos, ya que no están despobladas del todo, pero la densidad de población es
muy pequeña. El clima, la aridez de la tierra, el calor, la constante humedad y la abundancia de suelos no cultivables
son característicos de estas zonas. Si superponemos un mapa físico sobre otro mapa de distribución de la población
mundial, observaremos que estos elementos del medio natural coinciden perfectamente con las grandes zonas de baja
densidad demográfica en el mundo, o anecúmene, que son las siguientes.
Las zonas polares, las zonas de alta montaña, las zonas desérticas y las regiones cálidas en torno al Ecuador.
No obstante, las poblaciones han sido capaces de adaptarse a duras condiciones de vida. Esquimales, tuaregs y
bosquimanos constituyen, entre otros, ejemplos significativos de ésta adaptación y a la vez, excepciones dentro de la
generalidad ya que la gran mayoría de los habitantes de la tierra ocupa los espacios físicos más favorables para la vida
humana.
Aplicando una tecnología y unos elementos de producción adecuados, hoy en día, se podrían cultivar las hectáreas
suficientes para suministrar entre 4000 y 5000 calorías diarias a una población diez veces superior a 7000 millones de
personas.
1.2 Zonas características de Ecúmene.
Son zonas densamente pobladas. Casi el 90% de la población sobrevive en el hemisferio norte, la mayor parte entre los
20º y 60º N. En conjunto, la gran masa continental euro asiática concentra las 3 /4 partes de la población mundial.
Causas políticas, económicas e históricas inciden en la distribución demográfica. En cada continente la mayoría dela
población tiene una localización periférica y se sitúa por debajo de los 500m de altura, hecho que refuerza la
preferencia de la población por las zonas bajas.
Las zonas ecúmene son:
Valles, llanuras y zonas de piedemonte, las zonas costeras y los grandes focos de concentración demográfica, Unión
europea y Rusia, Nordeste de los EE.UU. Sudeste asiático, Sudoeste Asiático, Grandes ciudades y zonas de especial
influencia en África, como es el Delta del Nilo, Golfo de Guinea y Sudáfrica.
1.3 Densidad de población.
El envejecimiento que sufren los países desarrollados y el aumento del tamaño de la población, no son los únicos
cambios demográficos importantes de los últimos siglos: se ha producido además en poco tiempo, una redistribución
masiva de la población siempre de la mano de sucesivos cambios tecnológicos. Es notorio que la población mundial se
distribuye de forma muy desigual. Junto a grandes concentraciones humanas que se observan en algunas regiones
asiáticas, existen grandes espacios vacíos, por eso, la densidad demográfica que expresa la relación de habitantes por
kilómetro cuadrado varía mucho de unas zonas a otras. 90 hab/km2 en Europa, 80 en Asia, 14 en África y 20 en América
y 2hab/hm2 en Australia. Dentro de estas cifras podemos decir que varían mucho en la misma región geográfica. Por
ejemplo, 320 hab/km2 en el eje Renano con los 2 hab/km2 en Islandia.

2.- El crecimiento de la población.


Hace referencia al aumento o disminución de los efectivos totales de una población durante un periodo de tiempo
determinado, como consecuencia de la renovación de las generaciones que la componen, y por el efecto de las
migraciones externas. Los cambios en su tamaño determinan el crecimiento de la población. Puede ser positiva,
negativa o nula. Es necesario distinguir entre población cerrada y población abierta.
La población cerrada no está afectada por ninguna migración externa y depende solamente de su crecimiento natural,
por lo tanto, está sometida a leyes invariables de mortalidad y de fecundidad según la edad. Si se estudia su
comportamiento durante cierto tiempo se verá que su tasa anual de crecimiento tenderá a ser constante y a adquirir
una estructura por edades invariable, denominada población estable. Una población estable cuya tasa de crecimiento
natural es nula, se llama población estacionaria.
La población abierta, que es la más frecuente, está sometida a intercambios migratorios con otras poblaciones.
Podemos intervenir de dos formas en la modificación de la población, por vía de crecimiento natural o por la vía de las
migraciones, cuyo estudio puede abordarse por separado o conjuntamente, en el que se denomina crecimiento real.
El crecimiento real es el resultado del crecimiento natural (nacimientos menso defunciones) y de la migración neta
(inmigración menos emigración) o saldo migratorio.
CR= (N-D) + (I-E)

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El crecimiento natural es sinónimo de crecimiento vegetativo y se refiere a la variación que experimenta una población
durante un periodo de tiempo, consecuencia de la diferencia entre nacimientos y fallecimientos.
CN = (N – D)
La tasa de crecimiento de una población mide su ritmo de crecimiento durante un periodo de tiempo concreto y se
calcula dividiendo el crecimiento de la población en ese periodo, por el tamaño de la población al inicio del estudio.
2.1 La natalidad.
Primero hay que distinguir entre natalidad y fecundidad.
La natalidad se refiere a la frecuencia de nacimientos de ambos sexos en un conjunto poblacional en su totalidad.
Nº de nacidos vivos en un año
Tasa bruta de natalidad=-------------------------------------------x1000
Población a mitad del mismo año
Hay que tener en cuenta el número de personas en edad de procrear y su estructura por edad, el calendario de los
nacimientos y el comportamiento de la fecundidad.
La fertilidad se refiere a la capacidad física de reproducirse.
La fecundidad consigna la puesta en práctica de la capacidad reproductiva, o sea, el número real de hijos que tienen las
mujeres y no sólo la capacidad de tenerlos.
La natalidad ha constituido hasta mediados del siglo XIX un factor decisivo en el crecimiento natural de la población. La
tendencia general hoy día es a la baja en la mayor parte de las sociedades, incluso en las que la religión es un factor
importante. Antes, las tasas de natalidad solían estar entre 44 y 46 por 1000, ahora en el mejor de los casos está en el
13 por 1000. Excepto China, hoy no existe ninguna región de muy baja natalidad (uno o dos hijos por pareja) con tasas
de 10 a 13 por mil, fuera de los países desarrollados con fuerte poder adquisitivo. La clasificación de los índices de
natalidad se ajusta bastante bien a la escala del desarrollo.

2.2 La fecundidad, factor diferencial de crecimiento.


La fecundidad no ha sido nunca ilimitada. En el pasado toda sociedad, al disponer de una cantidad fija, o al menos poco
extensa, de tierras cultivables debía de limitar su fecundidad. La fecundidad ha estado más o menos frenada tanto por
aspectos biológicos como por comportamientos: distintas costumbres de origen social o religioso, lactancia prolongada,
separación de cónyuges, tabúes sexuales, etc. Las sociedades modernas han erradicado algunas de estas costumbres
sociales y han introducido otras nuevas que tienen un peso importante en el comportamiento de la fecundidad y la
natalidad, pero son las variables sociales, culturales, económicas y políticas, etc., de la población las que más influyen.
2.2.1 El nivel de vida y de instrucción. Hay dos teorías al respecto: según la primera de ellas el desarrollo económico
estimula la natalidad: el aumento de la demanda de trabajo favorece los matrimonios y la formación de familias. En la
segunda, la Teoría de la Transición Demográfica parte de un punto de vista diametralmente opuesto: al elevar el nivel
de vida el crecimiento demográfico permite satisfacer necesidades hasta entonces insatisfechas, pero a la larga tiene
una influencia más profunda, transforma al hombre y crea en él una aspiración general hacia un bienestar más amplio
en el que no caben un alto número de hijos.
2.2.2 La urbanización. Las tasas de natalidad urbana es menor que la rural en los países menos desarrollados, pero
mayor que la natalidad urbana registrada en los países desarrollados. No obstante, en décadas recientes la divergencia
de las tasas de natalidad entre los niveles urbanos y rurales ha disminuido.
2.2.3 El descenso de la mortalidad general e infantil. En los países no desarrollados la aceleración del ritmo de
crecimiento de la población es el resultado de la conjunción de dos elementos: unas tasas muy elevadas de natalidad y
un aumento muy rápido de la esperanza de vida como consecuencia del descenso de la mortalidad en general y sobre
todo, de la mortalidad infantil. La caída de la mortalidad infantil repercute a la baja, directamente sobre las tasas de
natalidad y fecundidad de la población en todo el mundo, al sobrevivir prácticamente todos los hijos/as nacidos o la
mayor parte de ellos. La difusión de las medidas sanitarias y avances médicos de los países industrializados al Tercer
Mundo, han permitido una caída drástica de la mortalidad infantil general, que ha repercutido en un relativo descenso
de la fecundidad. Sólo si las tasas de mortalidad infantil son altas, los valores de natalidad también son altos para
compensar las pérdidas. No hay que olvidar que en los países del Tercer Mundo, los hijos constituyen un
importantísimo apoyo económico como fuerza de trabajo. Por el contrario, en las sociedades industriales prevalece el
intercambio de aspiraciones y recursos a favor de los hijos (crianza, educación, sanidad) con lo que ello supone de
incremento de los costes en los gastos familiares y su repercusión en el nivel de vida familiar.
2.2.4 Las creencias religiosas y la planificación familiar. En general, las creencias religiosas suponen un apoyo a niveles
elevados de fecundidad y natalidad en los países menos desarrollados, mientras que se estima que el descenso del
interés religioso en lso países más desarrollados ha contribuido también al descenso de la fecundidad. En general, la
enseñanza doctrinal puede condicionar las características sociodemográficas de cada grupo religioso. En la planificación
familiar el conocimiento de los métodos anticonceptivos y su generalización favorece el control de la natalidad. En los
países desarrollados, el crecimiento bajísimo de la población proviene de una caída en las tasas de fecundidad que se

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viene arrastrando desde mediados de los años 60, aunque el descenso más fuerte de la misma se produjo en el periodo
de entre guerras. En los países no desarrollados la tasa de fecundidad sigue siendo alta (3,2), y todavía más alta si se
excluye China.
2.2.5 La movilidad social. Se explica por el deseo de toda persona de ascender de su posición dentro de la escala social
y se considera factor limitante del número de hijos de una familia porque el cuidado de los niños supone un coste
importante, no sólo de orden económico sino de tiempo y sobre todo de atención de los padres.
2.2.6 La situación social de la mujer. La incorporación de la mujer al mercado laboral, con su consiguiente
independencia económica, mayor nivel de estudios y al conocimiento y uso de métodos anticonceptivos, ha provocado
un retraso en la edad de matrimonio y en la edad de la primera maternidad, el mayor esparcimiento entre los
embarazos y en definitiva el descenso de la fecundidad, porque los hijos no cubren todo el universo vital de la mujer y
pueden significar una traba para su formación, trabajo o aspiraciones sociales. Las nuevas legislaciones han contribuido
en la transformación de estos comportamientos sociales. Cada vez son más frecuentes los nacimientos fuera del
matrimonio, en la UE, los contrastes entre Norte y Sur continúan poniéndose de manifiesto. Mientras en el Norte suele
rondar el 50% de los hijos fuera del matrimonio, en el Sur no llega al 15%.
2.2.7 El retraso de la edad de la mujer en el matrimonio. La edad de acceso al matrimonio en la mujer ha
experimentado un retraso de 4 o 5 años en los últimos 25 años, lo que provoca un retraso de 2 a 3 años en el
nacimiento del primer hijo y un descenso en la fecundidad. Dinamarca, Suecia y España son los países con la edad
promedio más alta.
2.2.8 El retraso en la edad de la primera maternidad. El aumento de la misma experimentado entre las mujeres de 30 a
34 años, no ha compensado la caída de la fecundidad que se ha producido en las mujeres menores de 30 años. Holanda
y España son los países de la UE donde la edad de la mujer en tener el primer hijo es más alta.
2.3 Variaciones espaciales de la fecundidad.
Existe una notoria diferencia, de mayor a menor, entre las tasas de fecundidad total en los países de ingresos bajos,
medianos o altos a excepción de China y Sri Lanka.
2.3.1 Países de ingresos bajos. PNB entre 80 y 600 dólares. En cabeza del ranking se encuentra Rwanda con una tasa de
8,3 seguido de Malawi y Etiopía con 7,5, nivel que han bajado en 2011 al 5,5. China que forma parte de los 43 países
con ingresos bajos ha pasado de una tasa de natalidad del 6,4 a 1,8, debido a la política estatal de hijo único. Irlanda e
Israel, perteneciendo a los países de ingresos altos, tienen una tasa de fecundidad relativamente alta, un 2 y 2,8, esto es
debido a las políticas gubernamentales de prohibición del aborto en el caso de Irlanda y de aseguramiento del país en el
caso de Israel. En Sri Lanka, en 40 años, ha bajado la tasa de fecundidad de 5 a 2,3 y la tasa bruta de mortalidad del 8 al
6 por mil, cifras muy por debajo de países de la UE cuya tasa de mortalidad alcanza el 10 por 1000.
2.3.2 Países de ingreso medio y mediano-bajo. PNB entre 600 y 2500 dólares. Según la relación establecida por niveles
de desarrollo con carácter inverso (a menores ingresos, mayores tasa de fecundidad) a los 40 países de ingreso medio y
medio-bajo debería corresponderles una tasa de fecundidad media, unos 4,3 hijos por mujer, pero en éste grupo los
contrastes entre los países son muy grandes y esto supone una subdivisión del grupo. Aquí conviven países tan dispares
como Marruecos y Polonia. En efecto, los países del Magreb y Mongolia vendrían a ser en 2011 exponente del grupo de
países de ingreso mediano y mediano-bajo con una media de fecundidad de 3,1 y 2,5 respectivamente y tasa de
mortalidad de 7,5 por mil. Hay países dentro del mismo grupo con unas variaciones muy grandes, Yemen con una
fecundidad de 5,2 y su tasa de mortalidad al 7 por 1000. Senegal y Congo con una fecundidad de 6 por mil y una
mortalidad general del 17 por mil y una infantil del 53 y 126 por 1000 respectivamente.
2.3.3 Países de ingreso mediano-alto. PNB de 2500 a 7300 dólares. Este grupo lo forman grandes países de América
Latina en vías de desarrollo como México, Venezuela, Brasil y Uruguay, repúblicas del este como Hungría y
Checoslovaquia, países de Asia como Corea del Sur, y Arabia saudí, africanos como Sudáfrica y Europeos como Portugal
y Grecia. La tasa de fecundidad se sitúa entre 2,0 y 3,3 y las tasas de mortalidad inferiores al 7 por 1000. Portugal y
Grecia no pertenecen al grupo de países de ingresos altos y su situación demográfica es preocupante ya que la tasa de
fecundidad se mantiene al 1,4, no se asegura el relevo generacional y están abocadas a un envejecimiento de la
población.
2.3.4 Países de ingreso alto. PNB entre los 10.000 y 35000 dólares. Los países mediterráneos han mantenido
tradicionalmente una tasa de fecundidad y natalidad alta, muy superiores a los países anglosajones. Sin embargo, la
aplicación tardía de del control de natalidad ha provocado la caída en picado de sus tasas de fecundidad, actualmente
las más bajas de Europa. La fecundidad se encuentra muy por debajo del umbral de reemplazo generacional. Alemania,
Italia y España que alcanzan la tasa más baja de la UE (1,4) el descenso continúa mientras en Luxemburgo (1,7)
Dinamarca y el Reino Unido (1,8) se observa un apreciable ascenso. La mayor parte de los países de la OCDE tienen una
tasa de natalidad inferior a 2.
2.4 La mortalidad.
El factor que se encuentra en la raíz del actual crecimiento de la población mundial es el descenso de la mortalidad, no
el aumento de la fecundidad. Bajo la denominación de mortalidad, se estudia la acción de la muerte en la población. La

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mortalidad se mide como la natalidad, en tantos por mil. Las causas de muerte o causas de defunción son sinónimos de
morbilidad que estudia la acción de la enfermedad sobre la población, diferenciándose la morbilidad incidente que se
refiere a los nuevos casos de enfermedad. De la morbilidad prevalente que alude a los casos existentes o proporción de
enfermos en un momento dado. La mayor parte de los fallecimientos son resultado de la degeneración del organismo,
enfermedades o producto del entorno económico y social, como la inanición en África. Durante bastantes años los
países desarrollados mantuvieron tasas de mortalidad mucho más bajas que los menos desarrollados, pero el acusado
envejecimiento de las sociedades avanzadas por una parte, y la difusión de técnicas médicas, han reducido las
diferencias entre ambos bloques e incluso las han invertido como ocurre en el momento actual. En general, las mejoras
de los niveles de salud de las poblaciones dependen más de la adopción de medidas de sanidad pública (preventivas)
que la adopción de medidas médicas (curativas). Las tasas de mortalidad de un país dependen, a priori, de una
compleja red de factores socioeconómicos, políticos y condiciones sanitarias. Las caídas más importantes de las tasas
de mortalidad se han dado en Europa, EEUU y los países desarrollados a partir de la primera mitad del siglo XX, debido
al creciente papel de la terapia médica y a los nuevos cambios de la dieta y la sanidad pública. La existencia de una
mortalidad baja es incompatible con el mantenimiento de una gran miseria económica. En África, región del mundo
menos favorecida, la tasa de mortalidad es del 17 por 1000 y una esperanza de vida que apenas supera los 47 años.
2.4.1 Mortalidad socialmente diferenciada. El curso de la mortalidad a lo largo de la vida puede describirse a través de
la tabla de mortalidad, que en sentido estricto consiste en una serie de probabilidades de morir observadas para las
distintas edades en un conjunto de personas. De aquí la conveniencia del empleo de tasas específicas por grupos de
edad para medir la mortalidad. En las clases sociales más bajas los fallecimientos debidos a enfermedades contagiosas
como tuberculosis, bronquitis, neumonías, etc., eran entre dos y tres veces superiores en la clase social más baja que
en la más alta. Por otro lado, las tasas de mortalidad por enfermedades crónicas tales como trastornos coronarios,
cirrosis hepática, diabetes y apoplejía eran uniformemente más elevadas en las clases sociales más altas que en las más
bajas. De ahí que entre los aspectos más importantes que guardan relación con la mortalidad sean el nivel de ingresos y
la educación.
2.5 La esperanza de vida.
La caída de la mortalidad se debe fundamentalmente a la disminución del número de muertes por enfermedades
contagiosas, sobre todo, en los países subdesarrollados. Las diferencias en la tasa de mortalidad tienen un origen social
y no biológico; no obstante, dentro de los componentes de la mortalidad existen dos aspectos biológicos: la duración
de la vida y la longevidad. El término esperanza de vida, hace referencia a la edad más alta que los miembros de una
especia pueden llegar a alcanzar. La longevidad está influida por factores biológicos, económicos y sociales, las
característica genéticas son también muy importantes. La esperanza media de vida al nacer en los países menos
desarrollados, es actualmente de 64 años, aunque hay países que no llegan a los 47 años. Hasta mediados del siglo XVIII
la diferencia de esperanza de vida de la humanidad era insignificante pero a partir de entonces se fue acrecentando
cada vez más entre poblaciones del mundo desarrollado y de los países en vías de desarrollo llegando a ser de 25 años
hacia 1930 y volviendo a bajar en 1985 a los 18 años y en 2011 a 12 años. Podría decirse que hay pocos países que
tengan una esperanza de vida de 45 años, cifra importante ya que ha significado durante mucho tiempo el umbral de la
modernidad: Inglaterra o Francia no lo traspasaron hasta cerca del año 1900. Hoy en día los progresos son grandes en
el tema de la esperanza de vida, aunque no suficientes. Los países en los que se vive más tiempo son los desarrollados
en el sentido clásico, pero también los nuevos países industrializados de Iberoamérica y Asia oriental, han sobrepasado
a Dinamarca, Inglaterra o Francia. Los records de longevidad se van desplazando al este. Natalidad, fecundidad,
nupcialidad, mortalidad, esperanza de vida y crecimiento natural son indicadores que se integran muchas veces en
modelos y teorías, tanto de índole demográfica como geográfica, para explicar los cambios poblacionales.

3.-Modelo de transición demográfica.


La necesidad de interpretar de forma teórica la evolución de la población ha dado lugar a la elaboración de diferentes
modelos, entre los que destaca el denominado de Transición demográfica, que representa la observación y descripción
de la experiencia demográfica de la mayoría de los países de Europa, Norteamérica y Oceanía.
El paso de un régimen demográfico primitivo con elevadas tasas de natalidad y mortalidad, a un régimen demográfico
nuevo con débil fecundidad y mortalidad, es conocido con la expresión transición demográfica.
El término transición demográfica fue acuñado por Notestein en 1940 y ha sido objeto de atención y referencia
obligada de todos los expertos en población. En la Teoría de la Transición, los niveles de mortalidad y fecundidad de la
población dependen, ante todo, de su grado de modernización socioeconómica. Podría decirse que la revolución
demográfica es indisociable de la revolución global que acompaña el paso de una sociedad agraria moderna, a una
sociedad industrial urbana.
Podemos definir tres etapas: La etapa Antigua, la etapa de Transición y la etapa Moderna.

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3.1 Etapa Antigua.
Corresponde con lo que se denomina también ciclo demográfico antiguo: natalidad muy alta, con tasas superiores al
40% y mortalidad con tasas semejantes. Este comportamiento limitaba extraordinariamente el crecimiento dela
población, la esperanza de vida era de unos 25 años y la mortalidad infantil muy alta, por eso era necesario tener
muchos hijos. En esta etapa son frecuentes los episodios de guerras, epidemias y crisis de subsistencia. Después de la
Peste Negra en el año 1349, Europa contaba con el 60% de la población en 1400. En la primera mitad del siglo XVII
España se vio perturbada por el hambre y paso de 9 millones a 6 millones de habitantes. Esta es la situación
generalizada de Europa hasta finales del siglo XVIII, en que comienza la revolución agrícola e industrial que permiten
una mejor alimentación y alejan el fantasma del hambre.
3.2 Etapa de Transición.
La etapa de Transición se caracteriza por tener tres fases durante las cuales la natalidad desciende del 40 por mil al 20
por mil, la mortalidad se sitúa también en torno al 20 por mil, el número de hijos pasa de seis a dos y la esperanza de
vida aumenta considerablemente.
3.2.1 La fase inicial. Esta etapa coincide con la I Revolución industrial. La mortalidad catastrófica desaparece, la infantil
disminuye rápidamente gracias a la mejora de la alimentación, higiene, vestido, vivienda, saneamiento y los avances de
la medicina. Se luchó contra las epidemias. Todos los avances van encaminados a la mejora de las condiciones de vida,
lo que provocará una formidable expansión demográfica en la siguiente fase.
3.2.2 En la fase intermedia. La mortalidad desciende aceleradamente, incluso más deprisa que el aumento de la
esperanza de vida: desde mediados del siglo XVIII hasta mitad del siglo XIX pasó de 25 a 35 años, en gran parte de los
países europeos. La natalidad empieza a disminuir mientras que la fecundidad sigue siendo alta, destacando así un
importante excedente de nacimientos sobre fallecimientos. Es el periodo de verdadera explosión demográfica. La caída
de la mortalidad especialmente la infantil, creó en la población europea las condiciones psicológicas necesarias para
iniciar una limitación del número de nacimientos que le permitiesen mantener el equilibrio entre sus efectivos, sin
desembocar en una crisis de sobrepoblación. La I revolución industrial fue posible por la mejora de la producción
agrícola que procuró a su vez nuevos progresos técnicos que aumentaban aún más la producción, hasta llegar a la
actualidad a las crisis de superproducción de alimentos en los países industrializados. En segundo lugar, la supremacía
técnica y militar conseguida por Europa permitió la conquista de inmensos territorios y la exportación de una parte no
despreciable de los excedentes demográficos bajo la forma de emigración. La emigración fue la única espita que sirvió
de válvula de escape para el excedente demográfico. Millones de personas sobre todo europeos, se dirigieron a los
cuatro puntos cardinales del planeta.
3.2.3 En la fase final. La mortalidad sigue disminuyendo aunque a un ritmo mucho lento mientras la natalidad
desciende fuertemente, por lo tanto, el crecimiento es reducido como sucedía por razones distintas en la fase inicial de
la transición.
3.3 Etapa Moderna.
En la etapa moderna del modelo de Transición demográfica el crecimiento de la población es muy pequeño debido a las
bajísimas tasas de mortalidad y un paulatino descenso de la natalidad. La fecundidad desciende todavía más bajo el
efecto de la elevación continua del nivel de vida. El aumento espectacular de la esperanza de vida en los países
industrializados, producen un envejecimiento de la población. El crecimiento se estanca y en situaciones extremas, se
entra en una fase regresiva en la que las tasas de natalidad y de fecundidad (1,5%) son incapaces de asegurar el relevo
generacional. Comienza así una etapa de involución demográfica.
Allí donde la natalidad y mortalidad son altas es que las mentalidades y las técnicas son primitivas, y al contrario, donde
la natalidad y la mortalidad son bajas es que el sistema demográfico ha llegado a alcanzar cierto rendimiento. La
transición demográfica aparece como la última fase de los ciclos devolución de la humanidad y como el aspecto
puramente demográfico de un proceso de cambio complejo y multiforme. El modelo de Transición no explica las
relaciones sociales que se producen tras las fluctuaciones de las tasas de natalidad y mortalidad, porque ha habido
también una transición económica, una transición espacial y una transición migratoria.
El estudio de los cambios y su ritmo permite pensar que en los países más desarrollados, el ciclo desencadenado por las
revoluciones industriales no está muy lejos de su final. El crecimiento demográfico cero es ya una realidad en muchos
de ellos.
3.4 Otros modelos demográficos.
La rápida reconstrucción de los países europeos tras la Segunda Guerra Mundial y el espectacular desarrollo
económico, permitieron una oleada de optimismo ante la creencia de que ese desarrollo iba a ser extensivo a todo el
planeta. A finales de los años 60, y después de un estudio minucioso de la situación, se vio que esa creencia no era
correcta, y llevaron a la división entre países industrializados y poco industrializados. Esta división pronto se quedó
desfasada conforme avanzaron las nuevas tecnologías que han permitido la proliferación de multinacionales en los
países en vías de desarrollo y se han producido cambios socio-político trascendental para el mundo. Hoy los problemas
que nos acucian son el desempleo y la inflación. La relación entre crecimiento demográfico y desarrollo económico

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vuelve a ser en la actualidad un tema a debate. Las estadísticas indican que existe una asociación entre ellos, pero ¿cuál
es la causa?, ¿cuál el efecto? Existen, entre otras, tres teorías principales.
1.- Los nacionalistas, que perciben en el crecimiento demográfico un estímulo para el desarrollo económico.
2.- Los neo-malthusianos, que mantienen las tesis opuestas.
3.- Los marxistas, que consideran el modelo económico socialista como el único capaz de resolver los
problemas demográficos.

4.- Teorías sobre el crecimiento de la población y políticas demográficas.


4.1 La teoría de Malthus.
El surgimiento de los Estados nacionales en época moderna y su particular concepción del poder, llevaron a los
escritores de la escuela mercantilista a hacer nuevamente hincapié en las ventajas, tanto políticas como económicas, de
una población numerosa. Más tarde, la teoría contraria de Malthus tiene su origen en los problemas políticos,
económicos y sociales propios de su tiempo.
Utilizando el célebre paralelo entre la multiplicación de los hombres y de los recursos materiales, Thomas Malthus,
abogó en 1798 por la limitación del número de nacimientos entre los pobres mediante el matrimonio tardío o el
celibato. El objetivo principal de su ensayo era examinar los efectos de la tendencia constante que según él se
manifestaba en todos los seres vivos a multiplicar su especie, aunque no lo permitieran los alimentos con los que
cuentan. Según Malthus, la tasa de crecimiento sería de 2,5 % anual produciéndose la duplicación de la población cada
25 años si no existiera algún tipo de freno. La base de su argumentación es que las poblaciones tienden a crecer más
deprisa que sus recursos alimenticios ya que la población aumenta en progresión geométrica con aumentos anuales
cada vez mayores. Este argumento no quedó demostrado científicamente, pero sembró dudas. Esta teoría nació en
plena revolución industrial, luego se vio que sólo se podía aplicar a las sociedades agrarias tradicionales y en su base se
encuentran ya varios errores como el desconocimiento de los efectos del progreso técnico en el ámbito agrícola, la idea
de crecimiento indefinido de la población y el diagnóstico sobre los mecanismos del crecimiento demográfico moderno.
4.1.1 Réplicas a la doctrina de Malthus. Las teorías de Malthus no se habían cumplido. La experiencia ha demostrado
que la producción agrícola puede aumentar más deprisa que la población. Según Colin Clark, Malthus decía todo lo
contrario a lo que sucede en la realidad. Es precisamente la población la que aumenta primero originando un aumento
de la producción agrícola y no al revés. Malthus ignora los avances en la agricultura moderna y desconoce las
posibilidades que empiezan a abrirse con la especialización industrial y agrícola. Desde hace dos siglos en Europa, el
crecimiento demográfico es debido al bajo índice de mortalidad ya que la natalidad no ha aumentado de forma
importante.
4.1.2 La limitación de la natalidad. Hacia 1830 se adoptó en Nueva Inglaterra la limitación de la natalidad, 50 años más
tarde se practicaba también en Inglaterra, Alemania, Suecia y la mayoría de los países europeos. Para Karl Marx, la
superpoblación del mundo era consecuencia de la producción capitalista y el tener mano de obra en abundancia. Con el
sistema socialista, ese problema, se solucionaba. La limitación de la natalidad se extendió por los países que tenían una
influencia europea como Sudáfrica, La India, Singapur, Hong Kong. Esto no se produjo en Latinoamérica excepto en
Chile y en Argentina.
El paso de un crecimiento del 3% anual supone no sólo que el riesgo de muerte infantil se reduce a la cuarta parte y que
la mortalidad de los adultos disminuya, sino que la proliferación de enfermedades contagiosas no tiene ni la frecuencia
ni la gravedad que años atrás.
4.2 Políticas de Población.
La preocupación pro armonizar la relación entre población y recursos viene de lejos. La palabra recursos es muy
ambigua y generalmente lo asociamos a recursos naturales. En la actualidad, los recursos son también el capital, el
trabajo, la empresa y otros factores de producción en los que se incluyen las nuevas tecnologías. En este sentido, el
crecimiento de la población aumenta a la vez que sus recursos. Existen recursos naturales como la tierra, el clima y los
recursos marinos. Existen recursos minerales como el gas, carbón, petróleo, etc. Por lo tanto, la Tierra, si se cuida,
puede ser considerada un recurso permanente. En la actualidad la explosión demográfica mundial y el problema de la
insuficiencia o mala distribución de los recursos son cuestiones polémicas a debatir. ¿Existe un interés global en los
países industrializados por buscar de forma coordinada un crecimiento demográfico conjuntamente? Ciertamente, fue
ese crecimiento el que dio a Europa durante el siglo XIX los recursos humanos para su formidable expansión. Por una
parte el desarrollo de los medios de comunicación, la democratización de las potencias industriales y el impacto de dos
guerras mundiales han hecho posible germinar la idea de una humanidad más solidaria. Alfred Sauvy defiende el
crecimiento poblacional que asegura la importancia de una cierta proporción de jóvenes en una sociedad para
garantizar su dinamismo a pesar de que a muy largo plazo, todo crecimiento, incluso el débil conduce a lo
inconmensurable. A largo plazo, todo crecimiento positivo o negativo es insostenible. El objetivo es alcanzar una
población estacionaria, lo cual exige que a todo movimiento de descenso de la fecundidad sin llegar al umbral de
reemplazo suceda un movimiento contrario o viceversa. Esto trae una consecuencia lógica, las deformidades de las

21
pirámides de edad. A esto llamamos políticas de población. Desde las leyes natalistas de principios del siglo XX que
castigaban el aborto y prohibían los métodos anticonceptivos, hasta los programas de planificación familiar en los
países en desarrollo, se plantean dos preguntas fundamentales en el siglo XXI ¿existen realmente medidas eficaces?,
¿son verdaderamente necesarias?
4.2.1. Las políticas demográficas de los gobiernos. A pesar de contar con multitud de trabajos, publicaciones y estudios,
generalmente no se toman en cuenta. Los análisis casi siempre lo son a posteriori sobre resultados reales que se
podrían haber previsto en el pasado. La política de población se desarrolló como una solución conservadora dentro de
la polémica del marxismo frente al malthusianismo y neomalthusianismo. Si el tema central de la política demográfica
es la relación entre la población y los recursos englobando dentro de los mismos el capital humano, política
demográfica sería el conjunto de medidas adoptadas por el gobierno de un país, dirigidas a producir cambios
cuantitativos y cualitativos en los procesos demográficos, en la estructura demográfica y en la calidad de vida de la
población. La población de un país sigue pautas que normalmente tienen efectos previsibles en diez o veinte años.
Cualquier cambio irreflexivo en la política de población puede suponer problemas insalvables en un corto espacio de
tiempo. Las experiencias pro natalistas como las antinatalistas han sido generalmente fracasos. Lo que preocupa ahora
es saber si la disminución del crecimiento de la población se debe a los cambios sociales y económicos generados por el
proceso de industrialización, al avance tecnológico en las técnicas de contracepción, a los progresos en los programas
públicos de planificación familiar o a la conjunción de todos esos factores. La mayoría de los países del Consejo de
Europa han carecido de política demográfica concreta, aunque apuntan algún objetivo general; bien es cierto, que las
políticas sociales y económicas influyen en la política demográfica. En Austria es prioritario el derecho a tener cuando
se quiera el número de hijos que se deseen. En esta misma dirección apunta Francia y Alemania. Para Grecia son
preferentes las medidas tendentes a conseguir la racionalidad en la orientación de las migraciones internas. En los
países nórdicos, la igualdad de oportunidades laborales entre los dos sexos y las mejores condiciones de vida para las
familias con hijos o ancianos, sería su primer objetivo. La mayoría de los informes internacionales sobre la situación
actual del mundo señalan tres problemas principales:
1.- las altas tasas de crecimiento de la población.
2.-La disminución global de los recursos.
3.- La degradación creciente del medio ambiente natural y sociocultural.
4.2.2. Las Conferencias Mundiales de la ONU. Es en las Naciones Unidas donde se han desarrollado organismos para
todas las cuestiones de orden demográfico. Desde 1946 no se han dejado de desarrollarse actividades y programas
sobre población. La pugna ideológica establecida desde sus orígenes en la Comisión de Población entre los
representantes de los países desarrollados, defensores de los argumentos a favor del control de la natalidad, chocan
con los de los países no desarrollados, defensores de la adecuación de la economía a la población, desterrando las tesis
de Malthus. La radicalización de ambas posturas bloqueó mucho tiempo la asistencia técnica de Naciones Unidas a
programas de sentido antinatalista, aunque se fue imponiendo gradualmente el apoyo de políticas demográficas de
planificación familiar en los países no desarrollados, considerada como un derecho adquirido de la mujer en los países
desarrollados. Hacia 1985 la mayor parte delos países no desarrollados optaron por la planificación familiar y el bajo
crecimiento. El informe Brundtland sobre desarrollo y medio ambiente significó el antecedente más relevante de la
Conferencia de Rio en 1992 sobre esta temática, involucrando a todos los países y organismo oficiales internacionales
en un nuevo tipo de desarrollo y crecimiento económico bajo el calificativo de sostenible, adjetivo indispensable en
cualquier estrategia de aproximación de la brecha entre desarrollado y subdesarrollado. En la Conferencia de El Cairo
en 1994 fueron fijados estos objetivos:
1.-Permitir el acceso universal a los servicios de salud reproductiva, incluyendo la planificación familiar y la salud sexual
antes de 2015.
2.- Asegurar la educación primaria para todos antes de 2015
3.- Reducir la tasa de mortalidad infantil a menos de 35 por 1000 para 2015
4.- Disminuir la tasa de mortalidad materna.
5.- Elevar la esperanza de vida al nacer a 75 años o más antes de 2015.
La brecha económica Norte-sur estimulada por el proceso de globalización no ha dejado de ensancharse, provocando
un aumento de la pobreza en los países no desarrollados y haciéndose más urgente el replanteamiento de las políticas
económicas nacionales e internacionales, bajo nuevos conceptos de desarrollo.
Posteriormente ha habido tres Conferencias: en Pekín, New York y Copenhague.
4.2.3 La influencia del Banco Mundial en las políticas demográficas. EE UU fue hasta el último tercio del siglo XX el
principal impulsor de las políticas demográficas antinatalistas en países no desarrollados, pero la influencia más eficaz
la ejerció el Banco Mundial a través de las Naciones Unidas en materia de Población. El neomalthusianismo del Banco
se apoyaba en modelos teóricos de Nelson, Coale y Hoover basado en tres acciones:
1.- Convencer de la prioridad de la contención del crecimiento demográfico.

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2.- Concentrar y priorizar la ayuda a proyectos de desarrollo social en aquellos que estimulasen la menos demanda de
hijos.
3.- Conceder asistencia directa a programas de planificación familiar, a su extensión y a los servicios de salud básicos
relacionados con ella.
Se llevó a cabo en 1982 una muestra sobre 26 países de la periferia un estudio que puso en evidencia los distintos
índices de planificación familiar alcanzados. Quedó demostrado que la desaceleración del crecimiento demográfico en
la mayoría de los países, no estaba vinculado con las mejoras del crecimiento económico o el aumento del índice de
desarrollo humano, esto es, que la reducción de la fecundidad no llevó aparejado ningún incremento en los ingresos
globales de la población. Así pues, las políticas aplicadas resultaban insuficientes y era necesario un cambio de
estrategias. En la actualidad el problema demográfico se plantea dentro de los procesos de desarrollo desigual del
capitalismo y de la población, así que mientras haya capitalismo habrá debate y problema demográfico, porque habrá
desarrollo desigual y polarización.

5.- Estructura de la población.


Hace referencia a la composición de una población por edades, sexo, estado civil, nivel cultural, actividad económica,
grupos sociales, etc. La estructura por sexo y edad está determinada por la intervención de las tres variables
demográficas: migración, mortalidad y fecundidad y constituye un aspecto esencial de la estructura social de un país. La
distribución por edad de la población se presenta por años individuales o por grupos de edades, habitualmente por
grupos quinquenales, por ejemplo de 0-4 años, de 15-19 años, de 60-64 años etc. Se llama edad media de una
población al promedio de las edades de las personas que la componen. La edad mediana a la edad que divide a esa
población en dos grupos de igual número de personas. El rejuvenecimiento de la población se caracteriza por la
existencia de una elevada proporción de jóvenes o de niños en su composición mientras que, el envejecimiento de la
población es un fenómeno que consiste en el aumento proporcional del número de ancianos. La estructura por sexo y
edad está determinada por completo por la intervención de las variables demográficas: la migración, la mortalidad y la
fecundidad que inciden de manera diferente en la creación de desigualdades entre ambos sexos. La migración puede
tener un impacto sustancial, dando que la población migrante tiende a concentrarse en determinados grupos de edad.
Es un hecho conocido el que prácticamente en todas sociedades humanas, suelen nacer más varones que mujeres,
quizá como mecanismo biológico de compensación ante el mayor índice de mortalidad infantil masculina que
femenina. De hecho, el descenso de la mortalidad general desde hace años ha beneficiado a la población femenina en
forma desproporcionada, acusándose este fenómeno sobre todo en países occidentales.
5.1 La fecundidad en la estructura de una población.
La repercusión que tiene la fecundidad sobre la estructura pro sexo y edad de una población es básicamente diferente a
la que tiene la mortalidad. La fecundidad solo añade individuos en la edad cero, pero ese efecto permanece en la
población año a año ya que la cohorte correspondiente presenta un tamaño mayor o menor que la anterior o la
siguiente. Manteniendo el mismo nivel de mortalidad y alterando la tasa de fecundidad pueden producirse estructuras
por sexo y edad que abarquen toda la gama de situaciones posibles, desde las características de las sociedades
primitivas hasta las propias sociedades altamente desarrolladas. Las variaciones en la fecundidad producen, por lo
general, los mayores cambios en la estructura por edad de una sociedad. Un descenso de la fecundidad envejece la
población, aumenta la tasa de dependencia y acentúa la gerontocracia. El envejecimiento de la población puede
deberse también, además del descenso de la fecundidad, a la migración o a la acción combinada de ambas causas: la
emigración de personas adultas entre 20 y 40 años de edad provoca una disminución de la natalidad. Un aumento de la
fecundidad de la población produce sobre su estructura el efecto contrario a la situación anterior. Tiene el
inconveniente de que todos esos niños, no productivos, tienes que proporcionarles cuidados sanitarios, educación, etc.
Lo que puede acarrear conflictividad social si no existen los medios suficientes. El aumento de la fecundidad tiende
también a producir un mayor número de varones que de mujeres.
Es la interacción entre fecundidad, mortalidad y migración, lo que produce la estructura por sexo y edad que constituye
un elemento fundamental en la vida de un grupo social. Las pirámides de población permiten visualizar más claramente
estas relaciones porque representan gráficamente el estado de una población en un momento determinado. Son
consideradas como un registro de la historia pasada y una previsión de la futura porque los cambios que se producen
en la estructura por sexo y edad, afectan prácticamente a todas las instituciones sociales y suponen en sí mismas un
decisivo factor de cambio social.
5.2 La mortalidad en la estructura de la población.
A la mortalidad corresponde el impacto menor a corto plazo sobre la distribución por sexo y edad; pero cuando
experimenta una caída brusca los resultados se traducen en un rejuvenecimiento de la población. Al mismo tiempo, el
descenso de la mortalidad influye sobre la estructura por sexo de la población de edad avanzada al originar un número
cada vez mayor de mujeres que de hombres. No obstante, cabe destacar que en los países subdesarrollados se aprecia
un índice de mortalidad superior en las mujeres debido a los tempranos y repetidos partos. Un descenso de la

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mortalidad puede significar un rejuvenecimiento de la población, aunque a primera vista parece que una menor
mortalidad debería tener el efecto de envejecer la población al permitir que la gente viva más años. Si no ocurre así, es
porque se compensa con el descenso mucho más alto de la mortalidad infantil. El resultado final es que una importante
variación en el nivel de mortalidad de una sociedad tiene consecuencias mucho menos drásticas para la composición
por sexo y edad de una población que si dicho cambio se produce en la migración o en la fecundidad.
5.3 Estructura por edad, sexo y ocupación.
En una sociedad industrializada la ocupación constituye una característica especialmente importante pues es, sin duda,
el aspecto más definitorio de la identidad social de una persona. De ella cabe inferir el nivel educativo y los ingresos y el
lugar y tipo de residencia, es decir, el estilo de vida en general. Las estadísticas demográficas distinguen entre la
población activa o económicamente activa y la población no activa. La primera está constituida por las personas que
ejercen habitualmente una actividad profesional. Se incluyen en ella no sólo las personas que desempeñan una
actividad lucrativa, sino también aquellas cuya actividad profesional no es remunerada, como los trabajadores
familiares no asalariados; en cambio, se excluye a las amas de casa por considerar que su actividad no tiene carácter
profesional. En el aspecto económico la población no activa está a cargo o depende de la población activa. La expresión
tasa de actividad indica la proporción de personas o miembros de un grupo determinado, que forma parte de la
población activa.
Las personas que constituyen la población activa se dividen en trabajadores con empleo y trabajadores sin empleo. En
definitiva, las personas que tienen un empleo, sea o no precario, conforman la población activa ocupada. Al mismo
tiempo, la población activa incluye, sub-empleo, sub-ocupación o desocupación parcial.
La segregación de los individuos en barrios distintos sobre la base de sus diferentes características sociales, ocupación o
nivel de ingresos, constituye un rasgo muy frecuente en las sociedades urbanas. Para conocer la distribución espacial de
estos grupos se emplean algunos índices como el índice Nelson que considera como especialización funcional al
porcentaje de empleo de una actividad superior a la media, respecto a la desviación típica. Valores superiores a la
unidad indican desviaciones de la especialización del empleo muy significativo, mientras que valores comprendidos
entre el cero y el uno, son menos importantes.
En la organización del trabajo agrícola, la pauta dominante durante mucho tiempo ha sido que el hombre realice la
mayor parte del trabajo remunerado, quedando las mujeres relegadas a los quehaceres domésticos. Ahora que la
actividad agrícola de las mujeres es prácticamente inexistente, las ciudades presentan una proporción entre sexos
claramente feminizada. Las zonas urbanas tienen menos población masculina que femenina, al contrario que en las
zonas rurales. En cambio en países asiáticos y africanos la proporción urbana entre sexos es más masculina que la
proporción entre sexos rural. En Europa y América las mujeres tienden a ser más movibles que los hombres mientras
que en África y Asia es a la inversa. En los zonas en vías de desarrollo, América Latina es la única en la que el número de
mujeres en la corriente migratoria es superior al de los hombres por su mayor facilidad a la hora de encontrar trabajo.
En África y Asia, un papel prominente en el trabajo agrícola cotidiano lo ha realizado la mujer. Por lo tanto, a medida
que una economía se desarrolla y aumentan las oportunidades en las ciudades, las mujeres serán más sensibles que los
hombres a dichas oportunidades si están implicadas menos activamente en la mano de obra agrícola. Las mejores
posibilidades laborales del mercado de trabajo junto con una mayor variedad en la oferta, hacen especialmente
atractivas las ciudades en todo el mundo.
5.3.1 Discriminación laboral por sexo. Las tasas de actividad específica por sexo han variado en las últimas tres décadas.
La tasa de actividad femenina se ha ido adaptando a los cambios en el ciclo económico incorporándose a la actividad en
tiempos de expansión y saliendo del mercado de trabajo en los momentos de recesión. Actualmente, el mercado
laboral mantiene abiertas todas las posibilidades a hombres y mujeres para trabajar en sectores tradicionalmente
asignados al sexo opuesto. La desigualdad en los salarios en relación a compañeros de trabajo varones de igual
categoría es un hecho evidente y cuantificable, a pesar de que en la mayor parte de los países esta constitucional y
legalmente prohibido. La mujer en España percibe, en general, un 33% menos de salario medio anual menos que el
hombre. Si tomamos en consideración el parámetro de los estudios realizados, encontramos que la ganancia media de
las trabajadoras con diplomaturas universitarias es, entre un 56% y un 59% de la de los hombres. Esto es, a un mayor
nivel de preparación no corresponde una mayor igualdad retributiva. Estas diferencias salariales encubren muchas
veces discriminaciones y trato diferencial que existen a otros niveles, como la falta de promoción profesional. Esa
barrera infranqueable que tiene que romper la mujer para acceder desde los puestos intermedios de la empresa a las
esferas de alta dirección se conoce como techo de cristal. Este hecho encuentra explicación en la llamada
discriminación vertical: la posibilidad de que una mujer pueda acceder a un puesto de dirección disminuye conforme
aumenta el grado de responsabilidad. Dos de cada tres mujeres ocupadas, se localizan en sólo cinco ramas: comercio,
agricultura, servicios personales, educación y sanidad. También existe una estrecha relación entre la edad y el estado
civil. Las mujeres solteras tienen tasas de actividad que se acercan a las de los varones solteros. El estado civil
“matrimonial” actuaría polarizando los roles masculino y femenino, el primero hacia el trabajo y el segundo hacia un
trabajo no remunerado. Hasta los 30 años las mujeres casadas mantienen unas tasas importantes de actividad aunque

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inferiores a las de otros grupos. A partir de esa edad, se producen descensos continuados y persistentes. Estudios
empíricos revelan la existencia de una relación inversa entre fecundidad y actividad laboral femenina.
5.4 Tipologías de la estructura poblacional.
Las pirámides ofrecen diferentes tipos de estructura demográfica según países y permiten señalar los contrastes que se
establecen en relación al desarrollo global de las sociedades. Si no hay migración y la mortalidad y fecundidad son
bajas, la pirámide de edades adquiere forma de barril. La forma propiamente piramidal corresponde a niveles más
elevados de fecundidad (7,1). Los niveles de fecundidad tienen efectos espectacularmente diferentes sobre la
distribución por edad y sexo de una población, cuando se mantienen constantes la mortalidad y la migración. Así, la
pirámide de base más ancha corresponde a una población joven, caracterizada ante rodo por una elevada fecundidad y
con una tasa de crecimiento que implica la duplicación de su tamaño cada 18 años. La estructura de edad envejecida
constituye el extremo opuesto; es el caso de la pirámide con forma casi rectangular que cuenta aproximadamente con
el mismo porcentaje de personas de cada edad y que no experimenta aumento alguno en su tamaño. Con más del 35%
de sus componentes en edades comprendidas entre los 0 y 15 años se considera una pirámide joven, mientras que si el
10% de sus miembros supera los 65 y más años, se considera vieja. En cuanto a la composición por sexo de la pirámide
suele suponerse en un planteamiento ideas que en cada edad existen los mismos efectivos de hombres que de
mujeres, hecho que se da en muy raras ocasiones. La migración, la mortalidad y la fecundidad, inciden de forma distinta
en la creación de desigualdades entre ambos sexos, a razón hombres/mujeres, conocida como “sex ratio” o razón por
sexo, que suele medirse también por la relación de masculinidad o número de varones por cada 100 mujeres.
Nº de varones
Sex ratio=------------------------------------
Nº de mujeres.
Una sociedad con alta fecundidad y baja mortalidad tendrá una distribución por edad de la población claramente
juvenil (4,3 hijos por mujer) mientras que un nivel bajo de fecundidad corresponde a una tasa de 2,1, el reemplazo
generacional exacto.
5.4.1 Población progresiva. Pirámide con forma de volcán o de triángulo equilátero. Base ancha, elevada fecundidad,
alta tasa de natalidad, crecimiento progresivo porque la mortalidad es moderada. En menos de 20 años se duplica la
población.
5.4.2 Población estable. Perfil de arco ojival. La base es notablemente más pequeña. Las tasas de natalidad ni las tasas
de mortalidad han experimentado variación alguna a lo largo de un periodo dilatado de tiempo. No obstante, una
población estable puede estar creciendo de forma lenta si las tasas de natalidad y mortalidad se mantienen bajas,
predominando ligeramente la natalidad, lo que implicaría un envejecimiento de la población.
5.4.3 Población regresiva. El perfil es de barril o urna. Constituye el extremo opuesto al primer punto. La base de la
pirámide es más estrecha, ancha en el centro, consecuencia de la baja natalidad y fecundidad que la sitúan claramente
por debajo de la tasa de mortalidad. El crecimiento demográfico cero significa que el número de nacimientos en un año
determinado es igual al número de defunciones. El aumento del nivel de vida se mide mejor mediante indicadores
convencionales como mejoras sanitarias, viviendas más confortables, mejor educación y mayor capacidad de
apreciación y creación artística. Cada vez más. Una parte de la atención se centra en estos aspectos de la calidad de
vida más que en la simple diversificación de los bienes y servicios de consumo.
5.5 El envejecimiento de la población.
Es uno de los fenómenos más importantes que han experimentado los países desarrollados a lo largo del siglo XX, un
proceso que actúa sobre la estructura demográfica por edades con profundas implicaciones en todos los ámbitos de la
sociedad, especialmente en el campo económico, social e institucional y cuya manifestación más evidente es el
aumento, en términos absolutos y relativos, de los ancianos dentro de los efectivos de población. En el proceso de
envejecimiento que experimenta una población, se puede diferenciar entre el que opera por el vértice de la pirámide
de edades y el que tiene lugar por la base de la misma. En el primer caso el envejecimiento se produce, básicamente,
debido a un aumento de la proporción de ancianos sobre el total de la población. En el segundo es resultado de una
disminución en la proporción que representan los grupos de edad más jóvenes. Ambos procesos no son excluyentes,
puede que una población experimente simultáneamente un progresivo estrechamiento de la base de su pirámide
demográfica y un ensanchamiento gradual en su vértice. El descenso de la población infantil acentuará el
envejecimiento en toda la pirámide de edades. Se estima que para el año 2020 habrá en el territorio de la UE entre 90 y
100 millones de personas con 60 años o más, de los cuales, entre 17 y 22 millones tendrán más de 80 años. Países del
sur de Europa, Italia, España, Grecia Y Portugal contarán con las poblaciones en edad laboral relativamente más
envejecidas de la UE.
5.5.1 Causas y efectos del envejecimiento de la población. A partir de los años 60 las tasas de fecundidad han ido
cayendo. A comienzo de la década de 1970, la tasa de fecundidad era inferior a 2,1 hijos por mujer. Pese a esto, la
población de Europa ha ido creciendo durante todo el siglo XX. Esta aparente contradicción se explica por el potencial
crecimiento demográfico acumulado en sus estructuras por edades que se encontraban ensanchadas en su base, por

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las altas tasas de fecundidad y por los procesos de inmigración. Al comenzar la década de los 90 el índice medio de
fecundidad se situaba en Europa en torno a los 1,5 hijos por mujer, muy por debajo del nivel de reemplazo. España y
Portugal experimentaron esta evolución con algunos años de retraso, pues sus índices de fecundidad no caen por
debajo de dicho nivel hasta comienzo de los 80. Desde entonces su ritmo de descenso ha sido vertiginoso, hasta
convertirse en la actualidad en los más bajos del mundo. Por el contrario en los países nórdicos se aprecian ligeras
subidas en las tasas de fecundidad desde 1985. Los procesos de modernización, desarrollo económico, industrialización
y urbanización han influido en la fluctuación de las tasas de natalidad. Además de los seguidores de Malthus, hay otras
causas para la evolución negativa de las tasas de natalidad: el ascenso de la tasa de celibato permanente, el descenso
de la nupcialidad, el aumento de la cohabitación, retraso en la edad al primer matrimonio, la expansión en la tasa de
divorcios, en el lapso de tiempo del primer hijo (protogenésico), como entre dos nacimientos consecutivos
(intergenésico). El envejecimiento de la población es un problema de tal magnitud y ha adquirido tal profusión en las
últimas décadas que se empieza a configurar como una parcela disciplinar diferenciada de la Economía de la Población
que sería denominada Economía del envejecimiento y se interesaría tanto por loe efectos económicos que se producen
a nivel individual, como por los que afectan al conjunto de la sociedad y que constituyen sus consecuencias de
naturaleza macroeconómica. Los temas más analizados hacen referencia a la incidencia del envejecimiento
demográfico sobre la distribución de la Renta Nacional y las variaciones en la demanda de servicios públicos (sanidad,
vivienda, transporte, etc.) así como los efectos del envejecimiento demográfico sobre los sistemas de Seguridad Social,
gasto público e impuestos. Se calcula que una persona de 75 años o más, utiliza los servicios médicos casi 4 veces más
que otra de entre 15 y 44 años, de ahí la presión al alza de la partida dedicada a gasto sanitario.
5.6 Población rural y población urbana.
Uno de los aspectos más interesantes de la demografía moderna es conocer la distribución de la población en el
espacio y el modo en que se ha llevado a cabo: es lo que constituye el hábitat. Los adjetivos rural o urbano que lo
acompañan se vienen aplicando a la población que vive y ejerce su actividad en el campo o en la ciudad. Rural y urbano
son términos opuestos cuantitativa y cualitativamente. La mejora de las vías de comunicación facilitan los movimientos
pendulares, campo ciudad, ciudad campo. A medida que el desarrollo dela economía mercantil se ha introducido en el
campo, se ha hecho patente la necesidad de matizar términos como “hábitat rural agrícola” y “hábitat rural de
servicios”. Es evidente que ha habido un traslado de gente del medio rural al urbano. En Gran Bretaña el 36% de la
población vive en ciudades, en Alemania el 21% y en Rusia y Francia el 15%. La inmigración rural iniciada en Europa
occidental durante el siglo XVIII, se extendió a los demás países desde 1850. Este fenómeno que mantuvo un ritmo
creciente, contribuyó de manera decisiva a la reestructuración de la población interior y tuvo consecuencias
importantes para el triunfo de la industrialización. Esta migración interna se produjo porque el desarrollo económico
creó una demanda de población que provocó la progresiva despoblación del campo a partir de la I Revolución
Industrial.

6.- Movilidad de la población.


Con el nombre de movilidad espacial, territorial o geográfica, se estudian los fenómenos cuantitativos relacionados con
el desplazamiento geográfico de los individuos que componen una población. Se llama movimiento migratorio al
desplazamiento con traslado de residencia, de los individuos desde un lugar de origen o lugar de partida, a un lugar de
destino o lugar de llegada. Es habitual establecer la distinción entre migración y desplazamiento temporal, utilizando
criterios basados en la duración de la ausencia del lugar de origen y la duración de la presencia en el lugar de destino;
siempre que conste en los documentos estadísticos como cambio de residencia, se considera migración. Por lo tanto, se
llama migración a todo cambio permanente de residencia. Este concepto no se aplica a las poblaciones nómadas. Los
estudios del fenómeno migratorio se refieren por regla general a la migración espontánea, voluntaria o libre, como
resultado de la iniciativa y libre elección de los migrantes, ya sea migración familiar o individual. Ha proliferado la
migración por jubilación, generalmente a climas más benignos y las migraciones clandestinas, no controladas por
organismos oficiales.
6.1 Movimientos recurrentes.
Son los movimientos de carácter cíclico y de corta duración, que no suponen ningún cambio de actividad y no producen
desequilibrio esencial entre áreas emisoras y receptoras. No suponen un cambio de residencia. Vendimia Francia,
religiosas como peregrinaciones, vacaciones, etc.
6.2 Movimientos no recurrentes.
Son los movimientos de media o larga duración, incluso definitivos, que conllevan cambio de domicilio, de actividad
profesional, por un marcado desequilibrio entre lugar de salida y lugar de llegada, los motivos pueden ser económicos,
políticos o religiosos. Se denomina corriente migratoria al número de movimientos migratorios o al volumen de
migrantes entre una y otra. Se denomina corriente dominante a la numéricamente más importante y contracorriente a
la menor. Los migrantes pueden ser calificados como emigrantes, respecto de su lugar de origen y como inmigrantes
respecto de su lugar de destino. La migración interna se produce dentro de las fronteras nacionales, por ejemplo, la

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migración campo-ciudad. La migración internacional trasciende las fronteras de dicho Estado. La migración de retorno
es la vuelta al lugar de origen. En el caso de que esa migración sea patrocinada se denomina repatriación. La migración
forzosa es consecuencia de medidas de expulsión dictadas por las autoridades. Cuando los propios interesados pueden
elegirlo a pesar de haber sido forzados a emigrar, reciben el nombre de refugiados, y si el destino está determinado
previamente por las autoridades que han decidido la expulsión, entonces se trata de personas desplazadas.
6.3 Causas de las migraciones.
En la mayoría de los casos subyacen causas económicas. Por regla general a mayor nivel educativo, mayores resultan
las probabilidades de migrar con éxito. La existencia de desigualdades regionales puede considerarse como el motor
principal de las migraciones internas que acompañan a la industrialización en el desarrollo capitalista. Los factores de
expulsión que provocan las migraciones son de dos órdenes: factores de cambio, que derivan de la introducción de
relaciones de producción capitalista en estas áreas y factores de estancamiento, que se manifiestan bajo la forma de
una creciente presión demográfica sobre áreas cuya disponibilidad puede ser limitada. Desde el punto de vista
económico, los factores de cambio tienen un sentido opuesto a los factores de estancamiento. Los efectos propulsores
o de cambio irradian el progreso hacia nuevos espacios convirtiéndolos en áreas de inmigración. Los efectos regresivos
o de expulsión debilitan las áreas afectadas y las convierte en económicamente decadentes. Los efectos Myrdal
explican los desniveles regionales entre el Norte y el Sur, Italia y España con un claro exponente de ésta teoría.
6.4 Principales corrientes migratorias.
En la Historia de la población mundial entre los acontecimientos más relevantes y de mayor trascendencia podemos
destacar los movimientos migratorios que tuvieron lugar durante los siglos XIX y XX. Canadá, EE.UU, Argentina, Brasil,
Sudáfrica, Australia y Nueva Zelanda son fundamentalmente naciones creadas por inmigrantes, en su mayor parte
europeos. El carácter espectacularmente masivo de estos desplazamientos de ciudadanos europeos hacia otros
continentes, mantuvo un ritmo creciente a lo largo del siglo XIX y continuó así hasta la Primera Guerra Mundial. En la
segunda mitad del siglo XX, Europa dejó de ser un continente de expulsión, para convertirse en un continente de
acogida masiva de las tres últimas décadas.
6.4.1. Del siglo XIX a la Primera Guerra Mundial. Entre los años 1800 y 1924 abandonaron Europa unos 60 millones de
personas debido a las transformaciones de la propiedad en las áreas rurales, las crisis capitalistas, y las nuevas
expectativas en los países de ultramar. La emigración fue para Europa una válvula de escapa, un elemento regulador de
su enorme crecimiento demográfico. La nueva emigración se inició en el Reino Unido: irlandeses, ingleses y escoceses
se embarcaron hacia los EEUU y Canadá. Más tarde fueron a Australia y Nueva Zelanda. El descubrimiento del oro en
California y Australia que coincide con la crisis económica de 1847, reavivaron la corriente migratoria. La enorme
cantidad de emigrantes atenuó los efectos del desempleo en Europa que comenzaba a plantearse de forma crónica y
hubiera tenido efectos catastróficos. La corriente migratoria es tan intensa que los países de acogida empiezan a poner
restricciones. Alemania comenzó a manifestarse como país exportador de hombres pero pronto ese efecto se volvió
nulo debido a la rápida industrialización de Alemania. Italia, país superpoblado, se pudo a la cabeza de los países de
emigración debido a las sucesivas crisis en el país. España, Hungría, Polonia, Croacia, Eslovaquia, Bulgaria y Rusia
formaron parte del flujo migratorio. Los EEUU recibieron la mayor parte de la corriente migratoria. Esta inyección
demográfica permitió la rápida colonización del Oeste. Así fueron surgiendo nuevos estados, hasta que en 1890 se da
por finalizada la conquista. Un segundo núcleo de acogida de emigrantes europeos fue América Latina, sobre todo,
Brasil y Argentina. Brasil debido a la abolición de la esclavitud, que permitió la contrata libre de mano de obra y
Argentina cuya procedencia era de un 44% italiana y un 31% española. En África, Argelia y Túnez, recibieron franceses,
españoles e italianos; en Sudáfrica holandeses y británicos. En Asia, Siberia se pobló de emigrantes rusos, se calcula que
entre 6 y 9 millones. Fuera de Europa, China fue el principal exportador de emigrantes. Varios millones salieron hacia
Indochina, Vietnam y Corea, no obstante, los chinos encontraron graves restricciones en EEUU y Australia.
6.4.2. De la Primera Guerra Mundial al siglo XXI. La Primera Guerra Mundial puso un freno a las migraciones, había que
reconstruir Europa. Otro impedimento para la emigración fue la instauración de regímenes totalitarios como en Rusia,
Alemania e Italia que impedían la emigración. A ello hay que añadir la Guerra Civil Española y los conflictos coloniales.
Además del millón de muertos en la guerra civil española, cientos de miles se tuvieron que exiliar en diferentes países
de Europa y América. Finalizada la Segunda Guerra Mundial, grandes flujos de población procedentes del área
mediterránea, se dirigieron a Francia, Alemania, Bélgica y Holanda para participar en al reconstrucción de esos países.
Después de la Segunda Guerra Mundial, debido a los acontecimientos políticos apareció la categoría de refugiado
político. Fue tal el número de refugiados que la ONU creo (ACNUR), con la responsabilidad de coordinar a todos los
organismos que velan por los refugiados políticos, los repatriados, los desplazados y otros tipos de personas
amparadas. Hoy en día hay más de 26 millones de refugiados desplazados. Países como Afganistán, Ruanda, Zaire,
Liberia, Irak y Sudán son buena muestra de ello. Aparte de razones políticas que mueven a estos emigrantes refugiados
existen también razones económicas que impulsan flujos de inmigración hacia los Estados de la UE. El inicio de estos
desplazamientos podemos situarlo en el proceso de descolonización operado hacia 1960, que propició la salida de
muchos habitantes de los territorios coloniales hacia las respectivas metrópolis buscando destinos con afinidades

27
culturales y lazos históricos. La inmigración turca se ha establecido con preferencia exclusiva en Alemania, donde Berlín
se ha convertido en la segunda ciudad turca del mundo. El número de inmigrantes turcos residentes en Europa supera
los 3 millones de personas y le siguen en importancia los marroquíes con más de 2 millones. Hay que considerar que la
población de Magreb se duplico entre 1960 y 1990 pasando de 30 a 60 millones, hoy en día son 75 millones con
solamente la cuarta parte de su población desempeñando una actividad económica, mientras que la mitad de la misma
tiene menos de 15 años, por lo tanto se trata de países con estructura poblacional muy joven, que constituye un
potencial permanente de emigración clandestina. En Europa el ámbito de la inmigración no forma parte de una política
supranacional, de modo que cada país conserva su soberanía en materia de inmigración.
6.5 Efectos que provocan las migraciones.
La distinción entre áreas de emigración sujetas a factores de estancamiento permite observar mejor las consecuencias
de la emigración. Las primeras pierden población pero la productividad aumenta, lo que en principio permite una
mejora de las condiciones de vida locales que dependen del sistema de fuerzas políticas y sociales que condicionan la
redistribución del ingreso. Las segundas presentan estancamiento y deterioro acusado de las condiciones de vida,
funcionando como viveros de mano de obra barata. Las regiones de emigración afectadas por los factores de
estancamiento suelen tener elevadas densidades demográficas, por lo tanto poseen un gran potencial reivindicativo.
Esto lleva a que los gobiernos inviertan dinero en esas zonas, mejoras fiscales a empresas y créditos para que las
empresas se instalen en esas áreas. La mayoría de las actividades se centran en 3 o 4 puntos de la región a desarrollar,
atrayendo los flujos migratorios provocados por factores de estancamiento que antes se dirigían directamente a las
grandes ciudades. Estos procesos migratorios siempre tienen consecuencias dinámicas para los propios migrantes, para
las áreas de las que proceden y para aquellas a las que se dirigen.
6.5.1 En las áreas de salida o espacios abandonados. Los desequilibrios se acentúan porque queda una población
envejecida, sin capacidad de adaptación a los nuevos cambios tecnológicos y de actividad, lo que se traduce en una
reducción de la mano de obra. Esta situación es solo recompensada económicamente a través de las remesas de dinero
que periódicamente envían los emigrados.
6.5.2 En los espacios de acogida. La afluencia continuada o masiva de emigrantes puede generar problemas de
adaptación al mantener costumbres y culturas diferentes de las que la población local, aunque ahora, las políticas de
acción social tienden a favorecer la integración de las nuevas culturas de los inmigrantes, en un proceso de
multiculturalidad que va ganando terreno día a día. Las grandes ciudades crecen más debido a la inmigración que por
su propio crecimiento vegetativo. Resulta paradójico que el desarrollo rural concebido en un principio con el objeto de
reducir las migraciones internas, haya acabado por intensificarlas. Cada nuevo polo de desarrollo creado, acorta la
distancia recorrida por los emigrantes que en otras condiciones se dirigían a otras ciudades, pero al mismo tiempo
contribuye a la concentración regional de actividades y en consecuencia, a la multiplicación del número de emigrantes.
6.5.3 Problemas sociales y culturales de los inmigrantes. En las zonas urbanas donde se establecen los inmigrantes, si la
afluencia migratoria es muy fuerte se produce un aumento del desempleo. Este es el argumento político y económico
que se ha esgrimido frecuentemente en contra de la admisión de inmigrantes de los países industrializados. Lo que no
se ha demostrado todavía, es que haya habido un desempleo sustancial causado por los inmigrantes en regiones con
alta afluencia de inmigración; más bien al contrario, su presencia ha sido beneficiosa desde el punto de vista económico
y demográfico. No obstante, el beneficio a largo plazo de la inmigración en las corrientes migratorias y en la capacidad
de generar empleos, en la medida en que aumenta la oferta de mano de obra, aumentará la marginalización de
personas que no logren ubicarse a niveles productivos en el sistema económico. Todo esto se reflejará en la estructura
ocupacional urbana, a través del incremento del desempleo y el subempleo. Junto a estos problemas se generan otros
de no menor importancia como son los derivados de la carencia de seguros sociales, vivienda digna, escolarización de
niños y aprendizaje del idioma. Es preciso recordar que no todos los inmigrantes provienen del proletariado rural y que
el nivel de incorporación en la fuerza de trabajo depende en gran medida del su nivel educativo o de formación. El
impacto de la inmigración tanto económico como social y político en el lugar de destino juega un papel primordial
como uno de los elementos más importantes de este proceso de transformación. Así, la proletarización de una
población rural a través de la emigración incrementa la clase obrera en el lugar de destino, aumenta la oferta de mano
de obra no cualificada en el mercado de trabajo, reduce el nivel de organización y por lo tanto, se reduce el poder de
negociación de calase, lo que repercute en su remuneración y condiciones de trabajo. Esta situación descrita, está
superada en los países desarrollados donde los contratos de trabajo se rigen por convenios pactados entre todos los
agentes sociales.
6.5.4 La dificultad de integración de la población inmigrante. Este tema que hace referencia a la adaptación del
inmigrante al mundo urbano donde la marginalidad es entendida como un fenómeno psicosocial ha sido objeto de
muchos estudios. Una de ellas supone que el inmigrante es una persona de baja cualificación que experimenta un
proceso de ruptura con su personalidad dando lugar con ello a la aparición del hombre marginal, entendiendo por
marginalidad la no integración en la economía capitalista y la no participación en las organizaciones sociales y en el
usufructo de ciertos servicios urbanos. Uno de los impactos más importantes de las migraciones internas es la

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constitución de poblaciones ecológicamente marginales ubicadas en las periferias de las ciudades. A esto, hay que
sumar el hecho de que los inmigrantes presentan rasgos de frustración e insatisfacción de sus expectativas de
mejoramiento en su nivel de vida y en sus posibilidades de movilidad. En esta línea de análisis esos desajustes
psicológicos favorecen un estado de radicalismo político. Otras tesis ponen en duda esta teoría, ya que el inmigrante
generalmente entra en contacto con gente inmigrante que colabora con su integración.
6.6 Evaluación de las migraciones.
La fuente principal para evaluar las migraciones son los Censos de Población que recogen información sobre los
movimientos de población en su conjunto. En ellos se pregunta a las personas censadas su domicilio en la fecha del
censo anterior, lo que permite conocer directamente su lugar de origen y también el movimiento migratorio
intercensal. A falta de estadísticas directas, se recurre a cálculos indirectos comparando las cifras de los dos censos
consecutivos y teniendo en cuenta los nacimientos y defunciones acaecidos en el intervalo de tiempo considerado.
Sumando todos los movimientos de llegada con el mismo lugar de origen, se puede obtener la medida directa del
movimiento migratorio en dicho lugar. Existen también otras fuentes de información complementaria como son: los
registros electorales, los de contribuyentes, los de la vivienda, los de la Seguridad Social, o los del registro municipal de
población. Entre las medidas del fenómeno migratorio más utilizado se encuentra el saldo migratorio de una población
(Sm=I-E) que es el resultado de la diferencia entre el número de inmigrantes y el de emigrantes en un periodo
determinado. Puede ser positivo o negativo, en cuyo caso indica el predominio de la inmigración o de la emigración.
Actualmente el proceso de globalización, la supresión de fronteras entre muchos países y la mejora y abaratamiento de
los medios de transporte favorecen por igual el desplazamiento de hombres, mujeres y familias enteras entre
continentes y entre ciudades, y aunque se mantiene como antes la forma escalonada de emigrar antes de llegar al lugar
definitivo, ahora las etapas del proceso en lugar de ser locales, son a nivel internacional.

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CAPITULO 3
Paisajes agrarios, rurales e industriales.

El cultivo de los campos y la cría del ganado ocuparon a la mayoría de la población hasta la revolución agraria de finales
del siglo XVIII. A partir de entonces, las personas dedicadas a la actividad agraria han disminuido hasta porcentajes del
5,5% de la población activa aunque la producción agraria aumenta por los avances tecnológicos y la globalización. Las
relaciones entre la sociedad y la naturaleza se han transformado profundamente y los campos han dejado de ser
espacios “monofuncionales”, para convertirse en espacios “plurifuncionales”, espacios diversificados. En ellos las
implantaciones residenciales, las fábricas, las actividades de ocio y turismo compiten por el uso del suelo con los
aprovechamientos agrarios.

1.- La actividad agraria, un factor de modernización.


Desde que el hombre aprendió a obtener alimentos de manera artificial en el Neolítico, la agricultura y la ganadería han
sido actividades fundamentales de las civilizaciones. Durante cientos de años, y muchos de los cambios sociales,
económicos y políticos que se produjeron en el pasado, estuvieron asociados a innovaciones técnicas que permitieron
aumentar la producción agrícola. La introducción del arado romano en la antigüedad y la incorporación del arado de
vertedera en la Edad Media fueron grandes avances técnicos que hicieron posible la conquista de nuevas tierras para la
agricultura y la alimentación de poblaciones más numerosas.
1.1 La revolución agraria.
La revolución agraria, que comenzó a finales del siglo XVIII en Inglaterra y se propagó posteriormente por el continente
europeo, impulsó la revolución demográfica y sirvió de base a los trascendentales cambios sociales y políticos que se
produjeron a partir de entonces, coincidiendo con la revolución industrial. Pasamos de alimentar 728 millones en 1750
a 6.500 millones en el 2001 y 9000 millones en 2050. La mecanización del campo y el empleo masivo de fertilizantes
químicos, gracias a la revolución industrial, permitieron el desarrollo de nuevas técnicas de cultivo a lo largo del siglo
XIX y una utilización del suelo mucho más extensiva que en el pasado. Los paisajes agrarios tradicionales, basados en
agriculturas de subsistencia, fueron sustituidos por paisajes agrarios nuevos, asociados a una agricultura comercial y a
una ganadería que se especializa en la producción de carne y leche para el abastecimiento de los mercados urbanos. La
desamortización de las tierras, facilitó la transformación de la propiedad, la modificación de las estructuras sociales y el
cambio en las formas de explotación de los campos. En Inglaterra, los “landlords” cercaron sus fincas y las pusieron en
explotación, dedicándolas preferentemente a la ganadería lanar. En Alemania, los “yunkers” prusianos se convirtieron
en modernos empresarios agrícolas. En España no pasamos de una agricultura rentista sin buscar ningún tipo de
especialización ni producción. La revolución agraria produjo abundantes excedentes de mano de obra en el campo,
motivó el éxodo rural hacia las ciudades y proporcionó cantidades ingentes de trabajadores para la industria moderna.
De ese modo, nació el proletariado como una nueva clase social en el siglo XIX.
1.2 Modernización agraria.
En los países con estructuras sociales y económicas menos evolucionadas, los problemas del campo propiciaron
grandes reformas agrarias que, en casos como Rusia y China, fueron unidas a procesos de cambio político a través de
revoluciones marxistas. En otros de Latinoamérica y Asia supusieron una mejora en la situación social de los
campesinos. Después de la Segunda Guerra Mundial, las innovaciones tecnológicas, los cambios en los modos de
producción y la globalización de la economía han impulsado la especialización agraria a escala planetaria y la revolución
verde en los países no desarrollados. De 1970 a 2001, la producción agrícola bruta aumentó más del 2,3% anual, el
aumento será de 1,15% anual para el periodo 2003-2050. Este incremento ha afectado a la mayoría de las grandes
producciones (trigo, arroz, maíz, oleaginosas, carne y legumbres) y se ha debido más a la mejora de los rendimientos
que a la ampliación de la superficie dedicada a tierras de cultivo. No obstante, para el año 2050 se prevé que habrá que
poner en explotación 300 millones de hectáreas de nuevas tierras, la mayoría a expensas del bosque tropical. Las
producciones vegetales progresarán a un ritmo del 85% anual y las producciones ganaderas a un ritmo de más del 135%
anual, lo que, lógicamente, tendrá importantes efectos medioambientales.
1.3 Urbanización del campo.
En la actualidad, los usos del suelo específicamente agrarios y ganaderos pierden terreno frente a las fábricas, las
urbanizaciones de primera y segunda residencia, las grandes superficies comerciales, los equipamientos de
esparcimiento y ocio, y las infraestructuras de transporte y de aprovisamiento de las ciudades.

2.- El paisaje agrario.


El aprovechamiento del campo por la agricultura y la ganadería modelan lo que se denomina con toda propiedad
espacio agrario y dan lugar a la formación de paisajes agrarios diferenciados, según elementos y factores que cambian a
escala local, regional y planetaria a través del tiempo en función de variables económicas, sociales y políticas. La
diferencia de medios naturales, hace que las formas de aprovechamiento agrario y los paisajes originan sean muy

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variados. En España, contrastan paisajes tradicionales y paisajes evolucionados. En el contexto actual, la agroindustria
avanza a expensas de la agricultura tradicional, origina nuevos espacios agrarios y acelera la transformación de los
anteriores en el tiempo, sobre todo en las tierras de mayor calidad y mejores condiciones medioambientales.
2.1 Los elementos del paisaje agrario.
Los elementos de la estructura agraria son responsables de las características y formas de los paisajes agrarios. Los
diferentes paisajes agrarios están compuestos por la estructura agraria y el hábitat rural, por las formas que adopta la
población en la ocupación territorio y la disposición que revisten sobre el suelo las viviendas y dependencias anejas,
dedicadas al aprovechamiento del campo en principio y, recientemente, a actividades muy variadas. Dentro de los
elementos de la estructura agraria, hay que distinguir entre los que son fácilmente visibles, los que se visualizan en el
territorio a través del paisaje para cualquier persona, y los que no se identifican a simple vista.
A) Elementos del paisaje visible. Entre los elementos visibles del paisaje agrario se encuentran: los modos de
aprovechamiento (agrícola o ganadero), los tipos de cultivo (secano o regadío), destino de los cultivos (subsistencia o
comercial), sistemas de cultivos (monocultivo o policultivo), la existencia o no de pastos para el ganado, el tamaño de
las parcelas y sus formas y el trazado de los caminos. También es visible los tipos de hábitat, que pueden ser
concentrados, dispersos o intercalar.
B) Elementos del paisaje poco visibles. Los elementos invisibles son aquellos que resultan más difíciles de identificar a
simple vista pero que también dejan huella en la morfología agraria, se hallan las formas de propiedad, el modo de
explotación de la tierra y del ganado, el destino de la producción agroganadera y los sistemas de explotación de la
tierra.
La propiedad puede ser individual o colectiva. En el tamaño de la propiedad se puede hablar de pequeño (menos de 10
hectáreas), puede ser mediana (entre 10 y 250 hectáreas) y grandes (más de 250 hectáreas).
Las formas de propiedad son el resultado de la estructura económica dominante. Durante siglos, predominaron las
formas de propiedad vinculadas a grandes linajes nobiliarios y a instituciones, como la Corona, La Iglesia o los
Ayuntamientos. Esas tierras eran bienes amortizados, formaban parte de lo que se denomina “manos muertas”, y no se
podían enajenar, comprar o vender libremente, lo que dificultaba la modernización de las estructuras económicas y
sociales del campo. En España, con la desamortización de Mendizábal, gran parte de éstas tierras se pusieron en venta
y fueron compradas a través de fórmulas y mecanismos variados según distintas épocas, pro pequeños particulares o
grandes terratenientes. La propiedad quedó extremadamente fragmentada. La necesidad de resolver estos problemas
derivados de la excesiva concentración o fragmentación ha dado lugar a la puesta en marcha de concentraciones
parcelarias. La concentración parcelaria ha hecho posible la racionalización de las explotaciones. Los propietarios han
podido concentrar en una sola explotación parcelas que tenían dispersas sobre el territorio.
En cuanto a la explotación de la tierra, ésta puede ser realizada directa o indirectamente por el propietario. Las formas
más usuales de explotación indirecta es el arrendamiento y la aparcería.
Según el destino de la producción, puede ser de autoconsumo o de mercado.
Según los rendimientos, puede ser intensiva o extensiva. En la intensiva, los rendimientos son muy grandes, y el uso de
mano de obra, fertilizantes y semillas modificadas genéticamente está muy generalizado. En la extensiva, los
rendimientos son menores, poca intervención de mano de obra y una inversión escasa de capital por hectárea.
C) Formas de hábitat rural. Las formas de hábitat varían mucho de unas regiones a otras. El hábitat disperso se
distingue por viviendas aisladas en medio delos campos. El hábitat agrupado se distingue por concentración de casas y
alrededor las tierras que se cultivan. El hábitat intercalar, es una mezcla de los anteriores. La organización del hábitat es
el resultado de las formas de respuesta y de adaptación del hombre a las circunstancias impuestas por la naturaleza. El
hábitat refleja también la influencia de los sistemas dominantes de explotación agraria, las formas de tenencia de la
tierra, los regímenes políticos y las estructuras sociales, la organización del derecho sucesorio, las tradiciones y culturas,
las coyunturas históricas y los niveles tecnológicos alcanzados.
2.2 Los factores del paisaje agrario.
Los paisajes agrarios se hallan fuertemente condicionados por factores físicos y humanos. Entre los factores físicos, se
encuentran la latitud, el clima, el relieve, la altura sobre el nivel del mar, la orientación de las vertientes y la naturaleza
del suelo. Su influencia es muy grande. Entre los factores humanos, destacan la presión demográfica, la estructura
económica, la composición social, la organización política y las innovaciones tecnológicas.
A) Las condiciones climáticas. Las condiciones climáticas permiten unos cultivos y hacen inviables otros. La influencia
del clima sobre la actividad agraria se ejerce a nivel local, regional y zonal, aunque actualmente, las nuevas tecnologías
pueden modificar sus efectos medioambientales hasta límites insospechados. El desarrollo de unas u otras plantas ha
dependido de las temperaturas, del grado de humedad ambiental y de la abundancia de agua. En condiciones extremas
de aridez, como los desiertos, o de frio, como en los polos, resulta imposible la vida de las plantas. Las plantas tienen
umbrales de temperatura y humeada que no pueden ser rebasados. Por eso las heladas tardías siguen siendo
catastróficas para los cultivos de primavera y los agrios, tan característicos de la zona mediterránea. La abundancia de
las cosechas depende de la cantidad de agua recibida. La primavera y el otoño son las estaciones de mayor actividad

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agraria. Los vientos violentos y persistentes arrancan las hojas, las flores y las frutas, y si son cálidos y secos, desecan
las plantas, impiden madurar los cultivos y endurecen los suelos. Por el contrario, los vientos suaves favorecen la
transpiración de las plantas con temperaturas moderadas, evitan heladas nocturnas por irradiación, eliminan las nieblas
y transportan el polen.
B) El relieve. El relieve actúa sobre el espacio a través de las consecuencias climáticas que origina. La temperatura
media disminuye un grado cada 180 metros de altitud (gradiente térmico vertical), por lo que la vegetación natural y los
cultivos se disponen en pisos térmicos en las montañas. El límite máximo al que es posible el cultivo de plantas oscila
entre los 4.300 y 4.600 metros sobre el nivel del mar. La distinta disposición de las vertientes respecto al sol (umbrías o
solanas) y respecto a los vientos (barlovento y sotavento) provoca considerables diferencias térmicas y de
precipitaciones. A través de la pendiente también se condiciona la agricultura. En las laderas de fuertes pendientes el
abancalamiento es el mejor sistema para retener el suelo fértil y hacer posibles los cultivos. En las zonas frías y
húmedas, de poca pendiente, la falta de escorrentía y el encharcamiento provocan el empobrecimiento de los suelos.
Las grandes llanuras permiten aprovechamientos agrícolas y ganaderos de intensidad variable y características
diferentes. Por su parte, las montañas obligan a un cultivo de las laderas en terrazas y propician la cría de ganado en los
pastos de altura. La “gelivación”, es un proceso consistente en la fragmentación de las rocas debido a las tensiones
producidas al congelarse agua contenida en sus grietas, fracturas y poros, forma suelos profundos y fértiles. En las
zonas de climas templados, los fondos de los valles son las mejores zonas `para la agricultura. En las regiones Kársticas,
que se caracterizan por estar formadas completamente de rocas calizas y bajas elevaciones que oscilan entre 200-300
m. y su riqueza principal son los reservorios de aguas subterráneas, son también ideales para la producción agrícola.
C) Naturaleza del suelo: la estructura física de los suelos (potencia o espesor, grosor del grano, capacidad de retención
de agua) determina las posibilidades de cultivo y las formas de aprovechamiento agrario. Los suelos más aptos para la
agricultura son los formados por granos de dimensiones intermedias (limos, en vez de arcillosos o graníticos), que
retienen mucho el agua y acogen bien el abono.
También es importante la naturaleza química de los suelos, su PH, y la proximidad de los mantos freáticos de agua a la
superficie.
D) Presión demográfica: Las altas densidades de población de las llanuras mediterráneas o de los grandes deltas del
Sureste asiático han originado agriculturas muy especializadas e intensivas desde la antigüedad.
E) Estructura económica: Los modelos económicos dominantes, los ciclos y las coyunturas de la economía en un mundo
cada vez más interconectado actúan de manera importante sobre la estructura agraria y la configuración de sus
paisajes. La subida de precios de cualquier producto por aumento de la demanda motiva la expansión de la superficie
de cultivo dedicada a ese producto y el incremento de los rendimientos.
F) Organización política: El poder político actúa sobre la estructura agraria como un factor de transformación o de freno
de los cambios motivados por la presión social, la evolución demográfica y las tendencias económicas.
G) Innovaciones tecnológicas: Las innovaciones tecnológicas impulsaron la revolución agraria desde finales del siglo
XVIII y principios del siglo XIX, con el corolario de consecuencias económicas, sociales y políticas que acompañaron el
paso del Antiguo al Nuevo Régimen y al triunfo del estado liberal de derecho burgués.
En muchas zonas del Tercer Mundo, la revolución verde ha incrementado espectacularmente los rendimientos de sus
cultivos y ha provocado profundos cambios en su morfología agraria. Los avances biotecnológicos impulsan
transformaciones en la agricultura y en la ganadería insospechadas hasta hace pocos años.

3.-Paisajes agrarios heredados


La importancia de la agricultura y de la ganadería en el pasado y la inercia de las formas tradicionales de
aprovechamiento del campo determinan la existencia de paisajes agrarios heredados, incluso en los países más
evolucionados.
Muchos de estos paisajes constituyen reliquias de estructuras agrarias de otras épocas y la mayoría se encuentran en
fase de desaparición o sustitución por formas nuevas de utilización del suelo, casi siempre relacionadas con los
procesos de urbanización que avanzan de manera generalizada desde mediados del S. XX.
3.1 Agricultura de rozas por fuego.
Es una de las formas más primitivas de agricultura y de carácter más extensivo; se asocia a la caza, la pesca y la
recolección. Apareció en el Neolítico y subsiste actualmente de manera muy residual en medios tropicales, en zonas de
sabana con una estación seca larga y en zonas de bosque denso, de clima cálido y lluvioso.
Se practica sobre suelos muy delgados, frágiles y poco fértiles, debido a la existencia de costras lateríticas (zonas de
sabana) o a la excesiva lexivación provocada por las abundantes lluvias (bosques tropicales). Las tierras cultivadas se
sitúan en claros abiertos en la sabana o el bosque, de manera concéntrica alrededor de minúsculos asentamientos de
población. Durante la estación seca, se cortan los árboles, los matorrales y las hierbas y poco antes de las lluvias se les
prende fuego, ya que las cenizas de la vegetación quemada aportan nutrientes y sustancias fertilizantes al suelo. Se

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siembra antes de las lluvias. La tierra será útil dos años y luego se abandonará para que el bosque o la sabana la
recuperen naturalmente. Los rendimientos por hectárea son muy bajos y la porción del territorio explotada es mínima.
Esta agricultura suele ir asociada a una propiedad colectiva y los trabajos agrícolas se realizan en común y de modo
pautado a lo largo del año en función de las lluvias.
3.2 Paisajes tradicionales de regadío.
El riego hace posible la intensificación de los cultivos y crea paisajes agrarios. Durante generaciones ha sido el mejor
método para aumentar la productividad de la tierra y hacer frente a las necesidades de alimentación de una población
en constante crecimiento. Por eso el regadío aparece siempre asociado a altas necesidades demográficas.
El riego explica la existencia de altas densidades agrarias en las regiones más secas de la zona tropical y en la cuenca
mediterránea. El agua resulta imprescindible en estos medios geográficos para ampliar el periodo vegetativo cuando la
estación seca interrumpe el ciclo normal de crecimiento de las plantas (cereales, legumbres y frutales).
En el Mediterráneo, los campesinos aprovechan las aguas superficiales y las capas freáticas para el cultivo desde la
antigüedad romana. En las huertas, los cultivos más variados se superponen bajo sistemas de rotación continua: la
tierra no descansa nunca y se obtienen varias cosechas al año.
3.3 Huertas mediterráneas.
En España, el origen de los paisajes de huerta mediterráneos se halla en unas condiciones excepcionales
medioambientales a orillas del Mediterráneo: clima suave (veranos e inviernos sin temperaturas extremas), lluvias en
primavera y otoño, naturaleza de los suelos apropiada para la agricultura... Las prácticas y técnicas de cultivo de
regadío se remontan a la antigüedad romana y el trabajo laborioso y minucioso de los campos se explica por la
existencia de unas densidades muy elevadas de población a lo largo de todos los tiempos. En las estrechas llanuras
mediterráneas, las parcelas son pequeñas porque la propiedad está muy repartida. Los cultivos se suceden en una
rotación continua a lo largo del año y los rendimientos por hectárea son elevados. El sistema tradicional de regadío se
basa en la inundación de los campos con el agua procedente de numerosas acequias, de orígenes diversos: romanas,
árabes y otras más recientes. La utilización del agua exige una buena organización y el riego se efectúa por riguroso
turno. En general el agua va unida a la propiedad de la tierra, se paga un canon reducido por gastos generales y se
pueden vender “tandas” de agua, pero tierra y agua son propiedades diferenciadas en determinados lugares.
La zona de arrozales del sudeste de la huerta valenciana constituye un ejemplo muy significativo y eficiente de este tipo
de agricultura. La extensión ocupada por el arroz en esta zona es la mayor de España, y sus rendimientos son los más
altos del mundo.
3.4 Cultivo en la Alpujarra.
El aprovechamiento intensivo de las laderas meridionales de Sierra Nevada es otro de los paisajes españoles agrarios
heredados. Las tierras se han cultivado durante generaciones en terrazas, aquí denominadas “albalates” o “paratas”, y
la población se distribuye de manera concentrada, en pequeños pueblos blancos que se escalonan en altura por la
montaña, aunque sin sobrepasar nunca los 1500 metros sobre el nivel del mar.
3.5 Cultivos tropicales en la costa del sol.
En el Sur de España, las hoyas litorales de las provincias de Málaga y Granada han permitido durante siglos el cultivo de
plantas tropicales: primero, la caña de azúcar, y luego, el chirimoyo y el aguacate.
3.6 Regadíos en las vegas españolas.
Hace posible la desaparición del “barbecho” y la utilización continua del suelo. El valor de la producción agrícola es diez
veces superior al del secano. Los cereales proporcionan rendimientos mucho más altos y permiten el cultivo de
hortalizas, frutales. A orillas de los ríos, el regadío permite un aprovechamiento mucho más intensivo del suelo ya que
la existencia de agua forrajeras o plantas industriales, como la remolacha azucarera, que proporcionan mayores
beneficios. Por eso, desde épocas anteriores, se amplían los regadíos mediante la construcción de canales que
aprovechan el agua de los ríos, y la perforación de pozos que captan las aguas subterráneas y se elevan por
motobombas.
3.7 Ganadería y caza en los montes de Toledo.
En la actualidad, muchas de las grandes fincas de los Montes de Toledo constituyen explotaciones modernas, con un
importante aprovechamiento ganadero, especializado en la producción de carne y, a veces, en la cría de reses bravas.
3.8 Campos cercados.
En zonas de montaña, de suelo granítico y clima húmedo, como Galicia en España o La Bretaña en Francia, es frecuente
el cercado de los campos con setos de arbustos, árboles, alambradas y tapias de piedra que protegen los cultivos del
paso del ganado.
3.9 Campos abiertos.
Los campos abiertos constituyen otro de los paisajes agrarios más tradicionales heredados del pasado. Su origen está
en una agricultura de base cerealista y en prácticas de cultivo de organización colectiva.

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3.10 Agricultura de los países nuevos.
La colonización de los países nuevos de las zonas templadas de ambos hemisferios (Estados Unidos y Canadá, en
América del Norte; Argentina, Australia y África del Sur) originó también paisajes de campos abiertos, pero con la
grandiosidad que resultaba de la existencia de enormes praderas naturales y estepas. La escasez de mano de obra y la
enorme extensión de las propiedades, favoreció una mecanización temprana y sistemática de las labores del campo en
Estados Unidos. Gracias a esa circunstancia, la productividad por agricultor fue de dos a cuatro veces más alta que en
Europa, a pesar de que también el reducido número de trabajadores del campo hacia que los rendimientos por
hectárea fueran muy bajos. Lo mismo sucedió en la Pampa argentina y en África del Sur.
3.11 Paisajes agrarios de las llanuras rusas.
Las llanuras rusas, entre la taiga y los desiertos y montañas de Asía central, presentan también un paisaje de campos
abiertos cuyos orígenes se remontan a un proceso sistemático de colonización que se efectuó a lo largo de tres siglos, a
partir del siglo XVI, en tiempos de los zares.

4.- Paisajes Agrarios nuevos.


La transformación de secanos en regadíos y la introducción de recientes técnicas de cultivo han originado muchos
paisajes agrarios nuevos en los países de las zonas templadas.
Los objetivos principales de las agriculturas más recientes son: aumentar los rendimientos con el empleo de poca mano
de obra, obtener los máximos beneficios en el menor tiempo posible y rentabilizar de la manera más completa las
inversiones de capital efectuadas. Muchas de las producciones obtenidas tienen como destinos preferentes los
mercados internacionales y se benefician de los actuales procesos de globalización de la economía.
4.1 Plantaciones tropicales.
Los orígenes de las plantaciones se remontan al S. XVI, cuando los europeos comenzaron a cultivar la caña de azúcar, el
café y el algodón en América tropical. La demanda de materias primas agrícolas, suscitada por la revolución industrial y
el crecimiento demográfico, extendió las grandes plantaciones con capital europeo y norteamericano por todas las
zonas tropicales a partir del S. XIX. Actualmente, en los países en vías de desarrollo conviven las grandes plantaciones,
controladas directamente por empresas multinacionales y las plantaciones vinculadas a capitales locales, procedentes
de campesinos ricos, cooperativas y empresas estatales. Estos grupos tienden a colaborar en la creación de macro-
grupos agricultores, en aquellos países en los que existe una clase acomodada capaz de invertir en las formas modernas
de producción. Constituyen una de las agriculturas más modernas del planeta, aunque coexisten espacialmente con
formas primitivas de agricultura de subsistencia que apenas cubren las necesidades alimenticias de los grupos que las
practican. En las plantaciones se utilizan procedimientos técnicos y científicos muy evolucionados, se dispone de
importante maquinaria agrícola y se emplean métodos agronómicos complejos. La agricultura de plantación ha sido
siempre una actividad agraria de carácter fuertemente especulativo, que se basa en el aprovechamiento de las
condiciones específicas de clima y suelo de los ámbitos tropicales para producir masivamente materias primas y
productos destinados al consumo del mundo industrializado. Sus beneficios son elevados, pero la mayor parte sale de
fuera de los países tropicales y reinvierte en el exterior. En los países productores, las plantaciones sólo benefician de
manera considerable a las minorías locales que se adaptan a sus técnicas y exigencias, mientras que las agriculturas de
subsistencia retroceden sin poder alimentar a una población que no deja de crecer. Esta población se ve obligada a
abandonar las tierras y emigrar masivamente a las ciudades.
4.2 Nuevos regadíos españoles.
Los canales de derivación de los afluentes del Duero y de la ribera del Ebro han multiplicado la productividad de los
cereales y han facilitado la expansión de la remolacha, las hortalizas, los frutales y las plantas forrajeras en las tierras de
ambas cuencas fluviales. La captación masiva de aguas subterráneas en la Mancha y la utilización de nuevas formas de
regadío (aspersión y goteo) han convertido amplios sectores de una de las zonas más secas del interior peninsular en un
paisaje verde. Algunas actuaciones: zona de Badajoz, trasvase Tajo-Segura...
4.3 Revolución de la fresa en el litoral onubense.
La transformación ha sido espectacular en la zona de Huelva, desde los años 70 a nuestros días. Se han convertido en
huertos especializados en fresas, agrios y frutales tierras hasta entonces ocupadas por matorrales, pinos o pobres
cultivos de tipo mediterráneo. Los principales agentes de esta transformación han sido el cultivo de la fresa en túneles
de plástico para acelerar su maduración, la generalización del riego por aspersión y gota a gota y los contactos con
ingenieros holandeses, americanos e israelitas para introducir nuevas variedades de fresas. Además la tierra tiene
ventajas naturales: abundancia de agua subterránea a poca profundidad, suelos arenosos fáciles de trabajar y fuerte
insolación. Es una agricultura muy técnica, que emplea gran cantidad de abonos, fertilizantes y maquinaria. La mano de
obra supera a la industrial de la ciudad de Huelva, y se compone en la campaña de la recogida mayoritariamente por
trabajadores extranjeros (africanos y de los países del este).Los inconvenientes son el peligro de agotar las reservas de
agua subterránea, y el hecho de que el precio de la fresa está sujeto a fluctuaciones bastante importantes en el
mercado.

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4.4 Vergeles en el desierto de Almería.
Una de las transformaciones más espectaculares del campo español es la que ha tenido lugar en la llanura litoral del
Campo de Dalias, en las inmediaciones de Almería, gracias a la introducción de cultivos nuevos y de prácticas agrarias
basadas en la técnica de los enarenados e invernaderos.

5.- La Revolución Verde.


La revolución verde consiste en el conjunto de mejoras técnicas puestas en marcha a partir de los años 60 del pasado
siglo en el Tercer Mundo para hacer frente a los problemas de alimentación planteada por un proceso de creciente
explosión demográfica.

6.- Retos agrícolas en una economía global.


La agricultura está cada vez más integrada en los intercambios mundiales. La agroindustria transforma las materias
primas del campo y el comercio internacional de bienes agrícolas ha experimentado una verdadera explosión a partir
del último tercio del S. XX. Sin embargo, la mejora de las estructuras agrarias no ha alcanzado todavía todas las zonas
del planeta. La agricultura y la ganadería continúan siendo la actividad principal para más de1.000 millones de
personas, frente a los 800 millones de personas empleados en los servicios y 480 en la industria. Dentro de este sector
campesino siguen existiendo graves desigualdades sociales y hay serios problemas en llegar a la propiedad de las
tierras. La producción de alimentos en cantidad suficiente para alimentar a una población mundial que aumenta
constantemente sigue siendo un desafío. Algunos logros de la agroindustria a nivel mundial: mejora de las semillas y de
las técnicas de cultivo, aumento del uso del abonos y fertilizantes, utilización masiva de pesticidas, expansión del
regadío y aparición de los cultivos modificados genéticamente. Sin embargo, estas mejoras no llegan a todos los
rincones del mundo. La Revolución Verde surgió en la India y en China en los años 60, ante la alarmante situación
planteada por una creciente explosión demográfica a la que la agricultura tradicional no podría hacer frente. Tampoco
era viable importar masivamente alimentos porque eso agravaría la situación de endeudamiento. Fue necesario
apostar por una modernización de la agricultura basada en la expansión del regadío, la introducción de variedades de
cereales de alto rendimiento, el empleo masivo de abonos y pesticidas, la concesión de créditos baratos a los
campesinos, la puesta en marcha de programas de asistencia técnica... La intensificación de la productividad agrícola
del suelo ha roto el equilibrio entre agricultura y medio rural que existía en el pasado. Han aparecido procesos de
contaminación de las aguas, erosión del suelo, sobreexplotación de los recursos acuíferos... En los países ricos, los usos
del suelo agrícolas pierden terreno frente a las fábricas, las áreas residenciales y las grandes superficies comerciales.
Los espacios agrarios se van convirtiendo en espacios rurales, porque las formas de vida y los usos urbanos del suelo
sustituyen a los modos tradicionales de vida del campo y a sus sistemas específicos de utilización del territorio. En el
Tercer Mundo, la conversión de los espacios agrarios en espacios rurales es más desigual e incompleta. La agricultura y
la ganadería no acaban de proporcionar medios de vida suficientes para todos los campesinos. Los cultivos responden
fundamentalmente a la demanda de los mercados más desarrollados y las políticas medioambientales son insuficientes.
A través de los espacios industriales se analizan las características de la industria moderna, su evolución a través del
tiempo y la problemática reciente de los espacios y paisajes industriales, con especial atención a los aspectos sociales y
de organización del territorio. El desarrollo de la industria moderna, que comienza a finales del S. XVIII con la aparición
de la máquina de vapor, la producción en serie, el proletariado como clase social y la expansión del capitalismo, ha
originado uno de los procesos más espectaculares de transformación del espacio y de modificación del paisaje, con
consecuencias de tipo económico, social y político que alcanzan a todos los rincones del planeta. La tendencia de la
industria a concentrarse espacialmente crea paisajes que se caracterizan por una importante concentración de
empresas, por un aprovechamiento intensivo del suelo, que resulta de la competencia con otros usos menos
productivos y por densidades importantes de población. La industria juega pues un importante papel en la
estructuración del territorio.

7.- Del paisaje agrario al paisaje rural.


Desde la década de 1970, los espacios dominados antes por las actividades agrarias se transforman y la sociedad rural
se hace más compleja según pautas impuestas por la explosión urbana. En menos de una generación, el campo ha
cambiado más que lo ha hecho a lo largo de la historia. Los campos han dejado de ser espacios “monofuncionales” a
espacios “plurifuncionales”. En los campos, se yuxtaponen actualmente actividades puramente agrícolas, funciones
residenciales, nacidas de la expansión de las ciudades y de sus procesos de “suburbanización” y “periurbanización”,
actividades industriales, con la multiplicación de fábricas en el campo, y actividades de ocio y turismo. Las diferencias
entre los modos de vida del campo y de la ciudad se hallan en vías de desaparición. Mientras que en el pasado, espacio
rural y agrario eran términos semejantes, en nuestros días, lo rural incorpora formas de ocupación del suelo que
resultan de la urbanización de la sociedad y del crecimiento de las ciudades; incluso, las zonas menos urbanizadas de
los países desarrollados se hallan cada vez más influidas por las actividades y los modos de vida de las ciudades. Los

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procesos de modernización que vive el campo, nos permiten hablar de una auténtica “revolución silenciosa” que afecta
a la cultura ya todas las manifestaciones de las sociedades contemporáneas.
7.1 Transformaciones rurales en el mundo desarrollado.
Dentro del proceso reciente de globalización, las zonas agrícolas se articulan a través de redes de ciudades y de
comunicaciones múltiples. El dominio mundial del liberalismo económico, los nuevos modos de producción, las
relaciones sociales modernas y, a veces, formas abusivas de explotación de la tierra impulsan las transformaciones
rurales del planeta. Desde los años 70 se asiste a la expansión de una agricultura que deviene agroindustria, se
comprueba la permanencia de una agricultura familiar que se ve obligada a adaptarse a los nuevos tiempos. En la
actualidad, las producciones agrarias se rigen más por la demanda de las grandes aglomeraciones urbanas, que por las
necesidades alimenticias de la población. En este contexto, muchos agricultores actúan como capitanes de empresas y
transforman sus explotaciones para convertirlas en auténticas agroindustrias. La productividad agrícola se iguala a la de
la industria, lo mismo que en ella, el número de trabajadores se reduce y la utilización de maquinaria y tecnología
moderna es elevada. El éxodo rural de los años 50 y 60 no ha supuesto una merma en la productividad. Por otra parte,
las explotaciones familiares siguen siendo las más numerosas y la actividad es a tiempo parcial. Muchos agricultores son
periurbanos y se han visto favorecido por las posibilidades de trabajo y aumento de nivel de vida que ha supuesto la
irrupción de nuevos usos del campo, instalaciones industriales, segundas residencias y turismo rural. La expansión del
turismo rural y de los deportes de nieve ha permitido a las áreas de montaña superar su tradicional marginalidad
económica, social y política. Desde mediados del siglo XX, el número de agricultores familiares ha disminuido, pero su
descenso no se ha traducido en un retroceso de las tierras de cultivo, salvo en zonas de agricultura marginal, como las
áreas de montaña. Las consecuencias del descenso de agricultores familiares sólo han sido graves en las zonas donde la
reducción de los campesinos ha ido acompañada de un éxodo rural masivo, capaz de provocar la desaparición de
pueblos enteros. El equilibrio entre población y medio rural se queda roto.
7.2 Transformaciones rurales en el mundo en vías de desarrollo.
Los espacios rurales de África, Asia y América Latina también experimentan importantes transformaciones, pero las
diferencias entre ellos son muchos más grandes que las que existen entre los países del mundo desarrollados. En el
Tercer Mundo, el éxodo rural, compensado por su explosión demográfica, no ha provocado un descenso de los
efectivos demográficos y el abandono generalizado de las tierras, salvo algunas excepciones. Los campos de los países
en vías de desarrollo acogen cerca de la mitad de la población del planeta, 2,7 mil millones de habitantes, de los que la
mitad viven en China y la India. La presión demográfica mantiene la vigencia de las reformas agrarias y la necesidad de
intensificar los rendimientos agrícolas. Las densidades agrícolas son altas y los cultivos se intensifican. Las ayudas
gubernamentales e internacionales contribuyen a mejorar las condiciones sociales y de vida de los campesinos, pero la
miseria subsiste y las desigualdades no dejan de aumentar. La expansión del regadío y la ampliación de las superficies
dedicadas a la agricultura y a la ganadería amenazan la conservación del ecosistema en muchas zonas del Tercer
Mundo. La deforestación, asociada a la comercialización de la madera y la erosión de los suelos, figuran entre los
grandes desafíos del siglo XXI. En los países más pobres, la agricultura de subsistencia sigue siendo la principal actividad
de la población. La carencia de capitales, la ausencia de industria y la insuficiente red de transporte frenan los posibles
efectos positivos de la mundialización de los intercambios.
7.3 Conflictos de intereses por el uso del campo.
Los procesos de globalización favorecen en todo el mundo los conflictos de intereses económicos y sociales por el uso
del campo. La agroindustria incrementa su productividad agrícola gracias a los avances de la biotecnología, convierte
los cultivos en elementos de una gigantesca fábrica y se enfrenta al conservacionismo de los planteamientos
ecologistas que cada vez encuentran mayor eco en las sociedades contemporáneas y aspiran a no tocar nada. Por otro,
la agricultura familiar de los países desarrollados se ve abocada a una profunda transformación por el descenso de los
precios agrícolas y políticas agrarias, como las de la UE (PAC), que sitúan la reducción de los excedentes agrarios entre
sus principales objetivos. La adaptación a la nueva situación supone el abandono de tierras, trabajarlas a tiempo parcial
y los menos las modernizan para imitar a la estratégica agroindustria. Las transformaciones del espacio agrario en
espacio rural, en espacio de usos múltiples y de valores ecológicos para la conservación del medioambiente, impulsa los
comportamientos nostálgicos de los ciudadanos que añoran un pasado agrario que se idealiza desde unas supuestas
relaciones de equilibrio con el medio ahora amenazadas.

8.- Los nuevos elementos del mundo rural.


8.1 Asentamientos industriales.
La implantación del modelo de ciudad funcional ha determinado el traslado de muchas fábricas a las periferias urbanas
y a localizaciones en el campo que permiten hablar de industrial de la “clorofila”. Las zonas industriales creadas en las
décadas de los 50 y 60 han sido absorbidas con el paso del tiempo pro el tejido urbano. Las industrias instaladas en
estas zonas ha quedado en situaciones incómodas para el abastecimiento de materias primas y la distribución de sus
productos, e imposibilitadas de ampliación o de dar respuesta a las exigencias del modelo actual productivo. La

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inadecuación urbanística derivada del valor de uso que alcanzaron los terrenos ocupados por muchas industrias de
mediados del siglo XX, ha favorecido el traslado de muchas industrias a nuevos asentamientos industriales en espacios
periurbanos o rurales.
A) Parques empresariales y tecnopolos. La dinámica económica y territorial impuesta por la globalización y el
capitalismo flexible impulsan la creación de espacios diferenciados y nuevos para actividades industriales,
empresariales y de servicios en general, casi siempre en ambientes rururbanos y rurales. Son espacios que reequilibran
el territorio. Hoy, los nuevos centros de acogida empresarial suelen proporcionar gestión del parque, garantizando la
continuidad de los servicios y la adecuación de las empresas que se localizan en ellos a las características y funciones de
la propia actuación. Por eso, son frecuentes los “Parques Empresariales Mixtos”, que combinan actividades industriales
y del sector de servicios. Más aún cuando tenemos en cuenta que las nuevas formas de producción se caracterizan por
incrementar la complementariedad entre las áreas productivas y de servicios. Las transformaciones más recientes del
sistema productivo ha traído la creación de “tecnopolos”, espacios de actividad vinculados a las industrias de tecnología
avanzada, por lo que siempre se instalan cerca de universidades o centros de investigación. Zamudio, Vallés, Paterna Y
Tres Cantos.
B) Industrias de la clorofila. En medios rurales de los entornos de grandes aglomeraciones urbanas proliferan los
pequeños polígonos industriales de iniciativa pública y las concentraciones espontáneas de talleres y almacenes. Estos
asentamientos industriales se levantan sobre antiguas tierras de cultivo y materializan en el paisaje procesos de
invasión-sucesión funcional más o menos espontáneos y más o menos interesados por razones económicas,
comportando siempre fuertes cargas especulativas. Por otra parte, en las regiones tradicionales de agricultura, los
avances de la biotecnología y el aumento de la demanda urbana de productos del campo estimulan la expansión de la
agroindustria. Las frutas y hortalizas de zonas agrarias se han convertido en materias primas valiosas de una gigantesca
fábrica de alimentación que produce para los mercados europeos. En las inmediaciones de los campos de cultivo de las
huertas de Valencia y Murcia, se multiplican las industrias derivadas de la agricultura: conserveras, fábricas de primera
transformación de los productos agrarios, almacenes, silos, harineras, etc.
8.2 Infraestructura de transportes y equipamientos urbanos.
La creciente expansión de las ciudades ha traído consigo la ocupación de antiguos campos de cultivo por
infraestructuras de transportes y grandes equipamientos urbanos. Hay que tener en cuenta que los transportes
constituyen un elemento esencial de las aglomeraciones urbanas. Los transportes aseguran los flujos de personas y
mercancías entre sus diferentes áreas. Los equipamientos para asegurar el funcionamiento de las ciudades ocupan
también superficies cada vez más extensas en las franjas rururbanas. Entre estos equipamientos, se encuentran
depósitos de gas y agua potable, centrales térmicas, instalaciones de depuración y suministro de agua, actividades
sanitarias, culturales, ocio. Unos y otros se ajustan al volumen demográfico de las ciudades y a las posibilidades
financieras. La materialización de los equipamientos sobre el territorio responde a lo que se denomina “umbral de
crecimiento”. Ese “umbral” supone una capacidad de dotación máxima para un número adecuado de ciudadanos y más
allá de ese número, los equipamientos piden resultar excesivos para las necesidades reales de la población o
desmesurados por los costes de mantenimiento que comportan.
A) Suelos para el transporte. Los transportes representan grandes consumidores de espacio, aproximadamente un
tercio de la superficie de la mayoría de las ciudades. Terminales de autobuses, estaciones de ferrocarril, aparcamientos
y aeropuertos ocupan grandes extensiones y se sitúan cada vez más lejos del interior de las ciudades. Los aeropuertos
son, además, creadores de suelo para otros transportes, puesto que requieren la construcción de autovías y sistemas
ferroviarios capaces de facilitar el desplazamiento de mercancías y de viajeros desde el centro de las ciudades y desde
el conjunto de la región que queda dentro de su área de influencia hasta sus instalaciones y viceversa. En España, la
creación de aeropuerto de Vitoria en Foronda en los años 70, respondió a una estrategia regional, la de servir como
principal aeropuerto para el conjunto del País Vasco, Burgos y Logroño. Los intereses locales de Bilbao, la configuración
de las autonomías e intereses contrapuestos, han hecho imposible la función regional del aeropuerto de Vitoria. En la
región urbana de Madrid, los ferrocarriles de cercanías y la red del metro están actuando desde 1985 como un
instrumento clave de articulación del territorio y se están convirtiendo en un uso del suelo de importancia creciente por
la superficie que ocupan sus instalaciones. Metrosur, ha representado uno de los mayores esfuerzos de la
administración de Madrid por integrar los municipios del sur metropolitano en un subsistema regional. Metrosur,
Metroeste y Metronorte dan servicio a más de un millón de personas en el área de Madrid.
B) Grandes infraestructuras para abastecimiento de agua. Las necesidades de abastecimiento de agua y los problemas
derivados de las aguas residuales, procedentes de vertidos domésticos e industriales, exigen la construcción de
costosas y complejas instalaciones que ocupan grandes superficies en los alrededores de las ciudades. Cada vez son
mayores las inversiones necesarias para poner en funcionamiento canales de agua, grandes depósitos, plantas
depuradoras y sistemas de distribución a los hogares. Simultáneamente, el aumento de la demanda de agua aconseja la
puesta en servicio de dos sistemas de abastecimiento, como ya se ha hecho en muchas ciudades: uno, de agua potable,
para el consumo de la población, y otro, de agua no potable, para otros usos. Hoy en día, el creciente consumo de agua

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y el aumento de la contaminación imponen límites de abastecimiento de agua y hacen de ella un bien escaso. Por
ejemplo en la Comunidad de Madrid, el balance hídrico es deficitario, todo ello obliga a grandes esfuerzos de
distribución desde la Sierra de Guadarrama y desde el Tajo.
8.3 Nuevos espacios de centralidad.
A través del planteamiento oficial, se estimula la localización de actividades comerciales en áreas de oportunidad
nuevas que se sitúan en ambientes hasta hace poco rurales, atendiendo siempre a que el tipo de actividades que se
implantan adecuado a la función o funciones que se pretenden desarrollar con cada actuación. En España, la
implantación de las grandes superficies comerciales en las franjas rururbanas se lleva a cabo en localizaciones definidas
por el planteamiento de los ayuntamientos y por las Comunidades Autónomas en el ámbito de sus competencias.. La
expansión de los comportamientos rururbanos que impulsan los modelos residenciales de baja densidad, favorecen la
desconcentración de las actividades terciarias desde el interior de nuestras ciudades hasta espacios rurales hasta hace
muy pocos años. La necesidad de dar respuesta a las demandas comerciales y a las exigencias de esparcimiento y ocio
de las poblaciones de las nuevas periferias propician la proliferación en ellas de grandes superficies comerciales y
centros especializados en la prestación de actividades terciarias muy variadas, incluidas las de ocio. La ubicación de los
nuevos espacios de centralidad se efectúa en los puntos más estratégicos del territorio.
8.4 Áreas residenciales de baja densidad.
La demanda de alojamientos baratos y de tamaño adecuado a las necesidades familiares de los matrimonios jóvenes ha
hecho proliferar las urbanizaciones de primera residencia en las zonas periurbanas y suburbanas de nuestras ciudades.
Estas construcciones representan la respuesta inmobiliaria a comportamientos rururbanos que buscan la proximidad
del campo y el contacto con la naturaleza. Las actuales áreas residenciales suburbanas son el resultado del constante
crecimiento de las ciudades. La generalización del uso del automóvil desde mediados del siglo pasado, el desarrollo de
los transportes colectivos y la descentralización de los puestos de trabajo provocada por las recientes transformaciones
del sistema productivo, impulsan también los procesos de suburbanización y, consecuentemente, la proliferación de
áreas residenciales en los medios rurales. Alrededor de estas áreas residenciales, se levantan grandes superficies
comerciales, centros de ocio y parques industriales. Las urbanizaciones de viviendas unifamiliares invaden el campo, y
con el paso del tiempo, los intersticios urbanos se llenan de viviendas y el entramado de las ciudades se prolonga hacia
el exterior.
A) Comportamientos rururbanos. A partir de la década de los 90, las transformaciones del sistema productivo, el alza
del nivel de vida y una nueva conciencia ecológica, como consecuencia del deterioro del medio ambiente, provoca un
interés generalizado por la vida en el campo, la conservación de la naturaleza y sus formas de hábitat, entre ellas las
segundas residencias, que facilitan el contacto con el mundo rural. Las residencias secundarias se convierten en uno de
los elementos más característicos del medio rural y en un instrumento de modernización de los ambientes rurales. Los
propietarios dan trabajo a artesanos locales, aseguran parte de los ingresos del comercio y de los servicios locales y
favorecen su mantenimiento. Hoy, la mayoría de localidades próximas a las aglomeraciones urbanas no escapan a
formas de primera o segunda residencia que difunden modelos arquitectónicos repetitivos y carentes de personalidad.
B) Bajas densidades habitacionales. La morfología y las características sociales de estas áreas residenciales varían
mucho de unas ciudades a otras, sobre todo según que pertenezcan o no a países anglosajones y a países desarrollados
o en vías de desarrollo. En Norteamérica, son viviendas unifamiliares con un pequeño jardín que generalmente no se
cerca, lo que facilita las relaciones con el vecindario. La densidad de viviendas y de población es muy baja y sus
ocupantes son clase media y acomodada. En las áreas residenciales suburbanas de los países de cultura latina, como
Francia, Italia o España, las viviendas multifamiliares (pisos) siguen siendo muy numerosas y en muchos casos
constituyen las tipologías edificatorias predominantes. Las viviendas de estas áreas se disponían predominantemente
en una construcción masiva y en altura. La herencia de la tradición mediterránea de la ciudad compacta también
contribuye a que las viviendas unifamiliares ocupen en estos países una superficie mucho más reducida que en los
países anglosajones. Actualmente, la globalización, estimula la homogeneización del paisaje residencial de las franjas
rururbanas de todo el mundo, según directrices y esquemas calcados de las ciudades norteamericanas.
C) Familias jóvenes y cultura urbana. La composición actual de las áreas residenciales suburbanas de Europa es más
variada que la norteamericana: desde áreas de niveles de renta altos a otras de muy bajo poder adquisitivo. No
obstante, en todas estas urbanizaciones se reconocen estructuras sociales y pautas de comportamiento comunes:
a.- Las formas y modos de vida urbanos son dominantes. El estilo de vida son esencialmente urbanos. Ante la
irrupción de la vida urbana, los antiguos campesinos abandonan de modo parcial o por completo sus
actividades tradicionales y se emplean en industrias o servicios.
b.- Predominan los matrimonios jóvenes con niños. En las franjas rururbanas se instalan numerosas familias
jóvenes que proceden de las áreas centrales. Todo ello da lugar a un aumento de población muy superior al de
las áreas residenciales interiores.
c.- La variedad social entre unas y otras urbanizaciones es cada vez mayor. Frente a la homogeneidad social de
los complejos residenciales norteamericanos, de alto nivel de renta, en la actualidad, en todo el mundo,

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proliferan áreas residenciales de viviendas unifamiliares ocupadas por personas pertenecientes a grupos
sociales y de niveles de renta muy variados, aunque eso sí, muy diferenciadas en emplazamiento y en calidad.
Los contrastes entre las áreas residenciales de alto rango social y las de bajos niveles de renta son manifiestos.
d.- Una fuerte dependencia del vehículo privado de transporte. Un elemento común es la intensidad que
alcanzan en ellas los desplazamientos cotidianos por imperativos de trabajo o para satisfacer cualquier
demanda de servicios, bien en la ciudad central o en el entorno más próximo. El automóvil constituye un
elemento de primera necesidad.
e.- Las pautas de comportamiento social a ser diferentes de otros ciudadanos. El individualismo, el aislamiento
y la indiferencia hacia el vecino en el interior de la ciudad, dejan paso a una vida de relación más intensa.
Diferentes estudios han puesto de manifiesto como las relaciones de vecindad más fuertes surgen entre las
familias jóvenes con niños y entre las que comparten niveles culturales semejantes.
f.- Valoración contemplativa de la naturaleza. Otro de los rasgos más significativos es que mayoritariamente no
muestran integración alguna con el campo que les rodea. Se valora en su contraste con la ciudad por la
tranquilidad, aire sano y ausencia de contaminación. El comportamiento económico de los habitantes
rururbanos también es típicamente ciudadano, sólo se consume espacio y naturaleza del medio rural; todo lo
demás se obtiene en la ciudad, a la que se accede fácilmente gracias a su proximidad.

9.- Huertos de ocio y huertos urbanos.


La expansión de las áreas residenciales y de los otros usos del suelo característicos de la ciudad hace retroceder a los
cinturones agrícolas alrededor de la mayor parte de las grandes aglomeraciones urbanas. Los campesinos venden sus
tierras, sobre todo, cuando los suelos de uso rural pasan a ser calificados como urbanizables por el planteamiento
urbanístico. Sin embargo, la nostalgia de las formas de vida campesina estimulan planteamientos ecologistas que
apoyan la creación de huertos de ocio en espacios agrícolas vinculados a las ciudades, generalmente en ambientes
periurbanos.
9.1 Huertos de ocio.
Desde principios del siglo XX, alrededor de las ciudades proliferaron los huertos de ocio. Se trata del aprovechamiento
intensivo pero a tiempo parcial de pequeñas parcelas de campo. La ubicación es en suelos fértiles, a orillas de los ríos y
en zonas donde existen mantos freáticos cerca de la superficie. En Europa, su origen ha ido asociado a fórmulas de
complemento de la economía familiar. Los primeros huertos de ocio en Francia y Alemania estuvieron vinculados a la
iniciativa de movimientos obreros de raíz cristiana o sindical. En la actualidad, estos huertos se asocian a
planteamientos ecologistas. La instauración de los primeros ayuntamientos democráticos y una visión de la ciudad que
exaltaba la relación con la naturaleza, impulsaron la creación de huertos de ocio sobre terrenos públicos en España.
También se deben de tener en cuenta otros objetivos sociales como la producción de autoconsumo familiar,
actividades lúdicas, educativas y terapéuticas, como la ayuda a la desintoxicación de drogadictos. Para alcanzar todos
esos objetivos, las administraciones municipales y regionales elaboran proyectos de paisaje con criterios de ubicación,
hídricos y de tipos de vegetación. La adjudicación a particulares se hace en régimen de alquiler, mediante oferta y
concurso público y por un tiempo limitado. En España, la mayor parte de las acciones programadas de creación de
huertos de ocio ha tenido en Cataluña, Madrid, País Vasco y Castilla.
9.2 Huertos periurbanos marginales.
La iniciativa privada también ha impulsado la creación de huertos periurbanos en los muchos municipios próximos a las
grandes aglomeraciones, unas veces legales y organizados y otras veces de manera espontánea y desorganizada. En el
último caso propician la aparición de modos de vida marginales y sistemas de economía informal en los bordes
urbanos, con proliferación de chabolas y aprovechamientos agrícolas ilegales en los cauces de los ríos, con riesgo
incluso de su propia vida en crecidas de ríos. En la mayoría de los casos, estos huertos y las formas de hábitat que los
acompañan, se convierten en un auténtico problema. La acumulación de residuos y la presencia de actividades ilegales
generan paisajes degradados. Dicha marginalidad propician espacios de segregación y exclusión. Los problemas de
impacto visual son también importantes.
9.3 Huertos urbanos.
Dentro de las ciudades también existen huertos urbanos. Ante el deterioro de la naturaleza y la creciente demanda de
alimentos, grupos ecologistas, movimientos ciudadanos y poderes públicos favorecen su creación en muchas ciudades.
Estos huertos son el resultado de la ocupación de solares intraurbanos y del aprovechamiento de pequeñas parcelas
próximas a las ciudades en beneficio de una agricultura natural y de labores agrícolas a tiempo parcial. En Europa, los
huertos urbanos surgieron en la Segunda Guerra Mundial, debido a la falta de abastecimiento de alimentos a las
grandes ciudades. Actualmente, en Gran Bretaña se impulsan proyectos innovadores dirigidos a utilizar jardines
abandonados convirtiéndolos en espacios productivos. Las personas implicadas pagan un pequeño canon de uso y , a
cambio, están autorizados a recoger todo lo que producen. Las plantas deben cultivarse de forma orgánica y
reduciendo al máximo posible la contaminación.

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10.-Politicas agrarias y de ordenación rural.
Durante siglos, las políticas agrarias se orientaron casi exclusivamente a la obtención de alimentos para cubrir las
necesidades de la población. En la actualidad, las técnicas agrarias permiten satisfacer cualquier exigencia y la
producción de materias primas agrícolas y ganaderas se rige por la demanda del mercado internacional y la búsqueda
de los máximos beneficios. En los años 70 la (Política Agraria Común de la UE) (PAC) consiguió la autosuficiencia
alimentaria de su población con tanta eficacia que los excedentes agrícolas y ganaderos se convirtieron en un
problema. Por esta razón, más del 50% de los agricultores de la UE se transformaron en trabajadores del campo a
tiempo parcial y esta tendencia sigue en aumento. La obsesión por garantizar la alimentación de la población y la
preocupación social por el campesinado hicieron de la agricultura un sector económico muy protegido. La PAC hasta
1985 estuvo basada en la creación de un mercado común capaz de autoabastecerse y de exportar sus excedentes, a
través de un precio alto. Esto produjo que los productos europeos fueran gravados y el resultado fue la acumulación de
excedentes, mantequilla, vino, cereal y carne de vacuno. Después estos productos eran comprados por el –FEOGA- a
precios competitivos a los agricultores, vendiéndolos mucho más baratos al mercado internacional, a menudo con
importantes pérdidas. Aquella situación se hizo insostenible para Europa y forzó la primera reforma de la PAC,
intentando racionalizar el sector agrario.
10.1 Reducción de excedentes agrarios.
Las prácticas agrarias proteccionistas de la UE y delos EEUU vienen provocando tensiones en los mercados
internacionales, esto es debido a que sus agriculturas compiten entre sí, porque sus excedentes no encuentran una fácil
salida al mercado internacional y por las subvenciones de Bruselas y Washington conceden a sus agricultores. Estos
hechos, a partir de 1992, obligaron a poner en marcha una PAC en la UE que primara la protección del agricultor frente
al producto. El objetivo principal fue reducir los excedentes para asegurar la adecuación de los precios a los del
mercado internacional. Con esta finalidad se establecieron cuotas para determinados productos excedentarios, entre
ellos el trigo, la carne y lácteos, compensando a los agricultores con subvenciones al reducir un 20% sus producciones.
La PAC de los años 90 obligó a las autoridades comunitarias a establecer normas rigurosas de calidad, y desde entonces
se conceden primas anuales por hectárea a los agricultores que utilizan métodos productivos menos contaminantes y
más respetuosos con la naturaleza. En el última reforma de la PAC, las ayudas se vinculan al desarrollo rural y la
protección medioambiental. Ahora los agricultores reciben ayudas desacopladas, estas se reciben al margen del
volumen y del tipo de producción. La liberalización del comercio propugnada por la Organización Mundial del Comercio
(OMC) para estimular el crecimiento de la economía mundial exige poner fin a las subvenciones más o menos
encubiertas a los agricultores que aún se practican en la UE y los EE.UU. En la UE, las ayudas son el 0,5 % del PIB para
los 8 millones de agricultores y en EEUU son un 0,6% del PIB para los 2 millones de agricultores. La supresión de ayudas
resultan imprescindibles para abrir ambos mercados agrícolas a las producciones agrícolas de los países en vías de
desarrollo.
10.2 Desarrollo sostenible del medio rural.
Desde 1992, la PAC de la UE intensifica las estrategias agrarias para reducir los excedentes, pero también introduce la
contemplación de las actividades agrícolas y ganaderas como instrumentos para la defensa de la naturaleza. La
protección del entorno se integra dentro de la actividad agraria, de modo que el agricultor deja de ser un simple
productor para convertirse en un gestor de espacio. En España, la adhesión a la comunidad Europea en 1986, supuso el
comienzo de una nueva etapa en la orientación de la agricultura y un desconcierto inicial motivado por la contradicción
entre los esfuerzos realizados por los agricultores para modernizar y aumentar la productividad de sus explotaciones y
las normas restrictivas a la producción que entonces se establecieron. El establecimiento del mercado único a partir del
1 de Enero de 1993 supuso la asimilación de precios, la eliminación de aranceles y la plena integración de la agricultura
española con la agricultura europea. En España, las producciones básicas para la exportación siguen siendo las
hortalizas, frutas frescas y preparadas, aceites y vinos. La última reforma de la PAC aprobada por Europa, desvincula
definitivamente las subvenciones de la producción y las asocia a conceptos de desarrollo rural.
10.3 La actividad agraria como defensa de la naturaleza.
La importancia de los cambios que afectan al espacio rural, justifica el creciente interés de las autoridades por regular
su utilización a través de la ordenación del territorio y la planificación, y por hacer compatible “desarrollo sostenible del
campo” y “medio natural”. En España, los organismos que tienen competencias sobre protección de la naturaleza y
ordenación del territorio dependen de diferentes ministerios y comunidades autónomas, de ese modo la planificación
rural resulta una tarea compleja. El creciente interés por la preservación de la naturaleza ha traído condigo el
incremento de los espacios naturales protegidos. La mayoría de los espacios protegidos corresponde a zonas de
montaña y humedales del litoral y del interior. También se han protegido enclaves cercanos a áreas urbanas y
periurbanas, paisajes con valores geomorfológicos y biológicos, y paisajes de valor emblemático, frecuentemente con la
oposición de los agricultores y ganaderos que ven amenazados sus intereses. El Parque Natural de la Albufera, es un
ejemplo significativo de espacio protegido, es uno de los humedales más importantes del litoral mediterráneo español.

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11.-Actividad industrial, sociedad economía y paisaje.
La industria se define como la actividad que transforma materias primas, naturales y semielaboradas, mediante el
empleo de máquinas, en productos fabricados en serie y de naturaleza diferente, produciéndose a lo largo del proceso
de elaboración un incremento de valor. Frente al trabajo artesanal, que se basaba en la habilidad del trabajador, la
industria moderna se caracteriza por la producción mediante las máquinas y la progresiva reducción del trabajo
manual. La separación de los medios de producción y la fuerza de trabajo da lugar al nacimiento del proletariado. En la
actividad industrial los precios son fijados por el mercado, por la libre competencia entre empresas que fabrican
objetos semejantes y por la ley de la oferta y la demanda. Se busca el máximo beneficio, la apropiación de la plusvalía,
que resulta de la diferencia de valor entre el precio del producto que se vende en el mercado y su coste de fabricación,
el resultado del capital invertido en la maquinaria y en la remuneración de los trabajadores asalariados.
Las empresas compiten entre ellas por asegurarse el control de las mayores cuotas de mercado, para lo que necesitan
aumentar la productividad, vender cada vez más barato y fabricar productos de calidad. Es de gran importancia en este
proceso la producción en cadena y la especialización de las tareas productivas. Ford introdujo la fabricación en serie y
Tylor la cadena de montaje, que supone una gran especialización de los trabajadores en las labores que realizan, les
impone un ritmo de actividad que no puede decaer y reduce el número de movimientos que el obrero realiza para
ganar rapidez.
Desde mediados del S. XX, las innovaciones tecnológicas han hecho posible la automatización, el control remoto y la
robótica, con la consiguiente reducción del número de trabajadores requeridos. Esto exige que el obrero industrial se
convierta en un técnico cualificado, especializado en el manejo y control de las máquinas, y cuya formación debe ser
amplia y flexible para permitirle adaptarse a los cambios permanentes del modelo productivo y de las nuevas
tecnologías.
11.1 Una actividad ligada a ciudades.
Las actividades industriales han ido siempre ligadas al desarrollo de las ciudades y han configurado, a escala planetaria,
paisajes que caracterizan amplias regiones. La tipología de los paisajes industriales es diferente en función de la época
en que surgieron dentro del proceso de industrialización, de las zonas donde se establecieron y de la capacidad de su
tejido industrial para adaptarse a las innovaciones tecnológicas sucesivas que se han sucedido en el tiempo a través de
modos y sistemas de producción distintos. Las industrias se han viso obligadas a adaptarse a los cambios globales que
repercuten en las formas de producir y consumir, en la manera de organización de la sociedad y en las relaciones de
dominio y dependencia entre los Estados.
11.2 Un agente de transformación económica y cambio social.
La industria se convirtió en el principal agente de transformación económica y de cambio social a finales del S. XVIII en
Inglaterra y del S. XIX en otros países. Propició el desarrollo de la burguesía y el nacimiento del proletariado como una
nueva clase social formada por campesinos, artesanos, comerciantes empobrecidos, mujeres y niños. La necesidad de
disponer de un marco jurídico favorable a las relaciones capitalistas propició el surgimiento y fortalecimiento de los
Estados Nacionales. El crecimiento de la actividad industrial necesitó pronto mover grandes capitales, primero
personales o familiares, pero más tarde fue necesario recurrir a la creación de sociedades y a un proceso de creciente
concentración empresarial. Esta concentración puede ser horizontal (varias empresas de diferentes tamaños fabrican
los mismos productos y se integran en una misma organización, aunque utilicen nombres comerciales distintos) o
vertical (se integran empresas que fabrican productos complementarios y necesarios para la elaboración del producto
final).
Las estrategias de concentración de empresas, tanto horizontal como vertical, dan lugar a tres formas de concentración
empresarial:
--Trust: fusión de varias empresas por procedimientos más o menos legales con la finalidad de establecer un monopolio
sobre la fabricación de ciertos productos. Supone un riesgo para la libertad de mercado y la competencia entre
empresas, por lo que existen leyes antitrust.
--Cartel: agrupación voluntaria o en un acuerdo entre empresas que tienen como fin principal la supresión de la
competencia y el mantenimiento de los precios. Cada una de las empresas conserva su personalidad diferenciada y
entidad jurídica propia.
--Holding: agrupación de empresas que se integran en una sociedad financiera de acciones. Las empresas son
técnicamente autónomas, pero el control real lo ejerce el holding, que es el propietario de la mayor parte de las
acciones del capital. Los holdings nacieron como una forma de evitar las leyes antitrust.
11.3 Fases de la Revolución Industrial.
La revolución industrial es el conjunto de transformaciones del sistema productivo que se inicia a finales del S. XVIII en
Inglaterra y llega hasta nuestros días. Esta revolución ha supuesto el tránsito de una situación estática, en la que el
artesanado producía cuanto necesitaba el mercado a través de medios y técnicas tradicionales, a otra de crecimiento
inducido, caracterizada por la mecanización de las labores y la producción masiva y en serie. Es el acontecimiento que
más ha afectado a la vida del hombre desde la invención de la agricultura en el Neolítico.

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--Primera revolución industrial (finales S. XVIII): (también llamada fase peleo técnica) invención de la máquina de vapor
y utilización del carbón como fuente de energía, primer paso hacia el nacimiento de la industria moderna.
Características: la máquina desplaza el trabajo manual, producción en serie (fabricación masiva de objetos exactamente
iguales), concentración de la actividad industrial en fábricas que pertenecen a un propietario o a una sociedad,
aparición del proletario o trabajador asalariado (nueva clase social). Esta revolución fue paralela en sus orígenes y en su
desarrollo a las revoluciones demográfica, agraria y de los transportes, con las que se relaciona estrechamente como
causa y efecto. A partir de entonces se invierten grandes capitales en la producción industrial y el principal objetivo es
la obtención del máximo beneficio en el menor tiempo posible.
--Segunda revolución industrial (finales S. XIX): petróleo y electricidad como fuentes de energía, motores de explosión y
eléctrico como máquinas. Fabricación de bienes de consumo y de equipo como actividades características.
Electrometalurgia, electroquímica, teléfono, telégrafo, radio, mejora de los transportes...
Consumo: motor principal de la economía. Aparecen los estudios de mercado como mecanismo de adaptación de la
producción a la demanda, y la propaganda como instrumento necesario para intentar influir en el consumidor.
Industria del automóvil: símbolo de la actividad caracterizada por la competencia, la integración de las empresas y la
especialización. Ford: el primero en aplicar la producción en cadena y la especialización de los trabajadores en las
tareas (fordismo).
--Tercera revolución industrial (a partir de 1970): “revolución de la inteligencia”: rapidez de los avances científicos y
técnicos, importancia de la investigación y de la creatividad. Utilización de nuevos materiales y productos, nacimiento
de la microelectrónica, la informática (permite el teletrabajo desde casa) y la biotecnología. La gran fábrica ha sido
sustituida por unidades pequeñas y dispersas. Los obreros que realizan labores repetitivas son reemplazados por robots
y se exige mano de obra poco numerosa pero muy especializada y cualificada. La revolución tecnológica ha provocada
paro, pero también ha supuesto una notable mejora de las condiciones de vida y de trabajo: reducción de la jornada
laboral que hace más importantes los tiempos de ocio.
11.4 Factores de localización Industrial.
--Abundancia de materias primas y fuentes de energía
--Importancia del mercado: las industrias de bienes de consumo prefieren localizarse cerca de las ciudades por: tamaño
del mercado urbano, existencia de trabajadores capaces de adaptarse a los cambios tecnológicos, concentración de
capitales y abundancia de servicios. Esto está cambiando debido a: congestión urbana, crecientes costes de la mano de
obra y políticas de descentralización. Esto fuerza el traslado hacia zonas rurales y regiones poco desarrolladas, a
menudo del Tercer Mundo.
--Facilidades de transporte: cerca de carreteras, ferrocarriles, puertos y aeropuertos
--Calidad y cantidad de la mano de obra (factor muy importante)
--Voluntad del empresario: razones afectivas y costes económicos.
La importancia de estos factores va variando con el tiempo en función de las innovaciones técnicas, de la capacidad de
la demanda del mercado y de las exigencias de la población.
Para explicar la localización de la actividad industrial se han elaborado numerosas teorías:
--Teorías clásicas: Weber: la industria se sitúa cerca de las materias primas (A), de la abundancia de energía (B), de la
existencia de mercado (C) y en función de los costes del transporte. A, B y C formarían un triángulo que variaría en cada
caso.
--Marxismo: los principales factores de la localización industrial son el capital y el intercambio desigual entre los países
ricos y los pobres.
--Teoría de las economías externas: la localización industrial se vincula a las aglomeraciones urbanas por: mano de obra,
mercado, facilidades para las innovaciones, servicios y complementariedad entre empresas.
--Tesis neoliberales y radicales: la localización industrial depende de las innovaciones técnicas y de las ventajas
económicas de los espacios industriales nuevos: bajo coste de la mano de obra, escasa conflictividad laboral, ayudas
fiscales y legislación medioambiental menos restrictiva.

12.- Espacios industriales de primera generación.


Son aquellos que surgieron con la primera revolución industrial, unida al carbón como fuente de energía, al hierro
como materia prima y a la máquina de vapor, que hizo posible la adopción de medios mecánicos y su aplicación a la
industria y los transportes. Estos espacios industriales aparecieron en Inglaterra. Factores que propiciaron su
surgimiento: abundancia de recursos económicos procedentes del capitalismo mercantil de los siglos XVII y XVIII,
presencia de una sociedad interesada en los negocios (burguesía emprendedora y nobleza), aparición de numerosas
innovaciones científicas y técnicas asociadas a la revolución científica iniciada en el S. XVII aplicadas a las industrias:
textil, mecánica, siderometalúrgica y química. También fue importante la existencia de yacimientos de carbón en Gran
Bretaña y las facilidades para importar hierro desde Suecia y España.

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12.1 Los paisajes negros.
Los cambios en la producción industrial obligaron a concentrar espacialmente la industria en puntos y lugares muy
concretos, dejando atrás la dispersión que había caracterizado a la producción artesanal.
Esto propició la especialización funcional del territorio y la movilidad de la población desde el campo hacia los núcleos
industriales. La importancia de la industria siderúrgica y de la metalurgia de transformación, ambas consumidoras de
gran cantidad de carbón y hierro, hicieron de las cuencas mineras, sobre todo de hulla y hierro, los espacios más
industrializados: País de Gales, Yorkshire, El Sarre, Lorena, Rhur... Las minas de carbón y hierro actuaron como
elementos de fijación de la siderurgia y de las industrias mecánicas y químicas.
La abundante mano de obra requerida dio lugar a grandes concentraciones humanas en esas zonas. La disponibilidad
de energía a bajo precio y la existencia de una elevada proporción de mujeres en las cuencas mineras y en las
aglomeraciones urbanas motivaron también la atracción de la industria textil. Algunas ciudades ya importantes en la
primera mitad del S. XIX por su volumen de población, situación estratégica respecto a los principales ejes de
comunicación y proximidad a los yacimientos mineros, se transformaron en grandes centros industriales y polos de
actividad económica. Las fábricas, chimeneas, tuberías, carreteras, puertos, ferrocarriles y viviendas se mezclaban
sobre el terreno en estas grandes aglomeraciones, y la consecuencia fue el nacimiento de verdaderos paisajes negros.
España: Asturias, Cantabria, País Vasco, Sagunto, Cartagena, Almadén, Puertollano y Ponferrada.
La crisis de los años 70 obligó a cerrar o reconvertir numerosas empresas de la primera generación industrial para
adaptarse a las nuevas condiciones de la demanda en el marco de la nueva división internacional del trabajo y de los
modos de producción impuestos por la globalización de la economía y el triunfo del capitalismo postfordista. Muchas
instalaciones tuvieron que ser totalmente desmanteladas, otras se convirtieron en barbechos industriales casi siempre
para dar paso a operaciones de renovación urbana: profunda transformación funcional, paisajística y social del entorno.
En España, esta crisis supuso el desempleo para más de 250.000 personas. La homogeneidad del mercado laboral
existente en las regiones industriales de primera generación supuso una gran dificultad para recolocar y reconvertir la
mano de obra, había escasos niveles de formación profesional... Todo esto provocó una gran conflictividad laboral en
las zonas de paisajes negros.
12.2 Localización de la primera industria en minas, puertos y ciudades.
El deseo de disminuir los costes de transporte y de producción que intervienen forzosamente en el precio final de los
productos manufacturados fue un factor determinante de localización industrial durante los inicios de la revolución
industrial. Las fábricas se localizaron preferentemente cerca de los yacimientos mineros, junto a los puertos y los
ferrocarriles, que facilitaban el transporte de las materias primas y los productos elaborados; en entornos urbanos,
para aprovechar su mercado y la abundancia de mano de obra. Entonces surgieron los paisajes negros, vinculados al
hierro, el carbón, el ferrocarril y el acero, en cuencas mineras o en sus inmediaciones. Las ventajas de las economías de
escala y de aglomeración estimularon la concentración de las manufacturas en las ciudades, y el aumento del tamaño
de las fábricas permitió comprar materias primas o productos semielaborados a bajo coste y utilizar máquinas y
herramientas cada vez más complicadas y sofisticadas que reducían los costes de producción. El avance de la
concentración horizontal y vertical de las empresas incrementó el gigantismo de las fábricas, permitió el abaratamiento
de los productos e hizo factible la conquista de nuevos mercados. La temprana acumulación de industrias en las
ciudades favoreció los procesos de especialización funcional y complementariedad, el desarrollo de interacciones entre
actividades distintas, la utilización de servicios comunes y el empleo de mano de obra abundante y muy variada desde
el punto de vista de su capacitación industrial. Además, la localización en las ciudades propiciaba la cercanía con los
centros de información, de creación e innovación tecnológica, de dirección y toma de decisiones y de gestión política.
12.3 Difusión de la industria por Europa desde Inglaterra.
Hasta finales del S. XIX, Inglaterra fue la primera potencia industrial del mundo y durante mucho tiempo la única. A
partir de 1830, el desarrollo industrial se fue extendiendo a otros países:
--Bélgica: primer país que experimentó un crecimiento industrial similar al inglés, gracias a un sistema bancario
favorable, a una tradición artesanal y comercial muy antigua, a ser puerta de entrada del continente europeo y a la
existencia de importantes cuencas carboníferas. En los años 30 ya existía una industria textil moderna y unas industrias
siderúrgica y química en expansión.
--Francia: no inició su industrialización hasta mucho más tarde, en el Segundo Imperio. La actividad industrial no
alcanzó importancia hasta finales del XIX. Este retraso fue debido a la escasez de capitales y al lento avance de la
siderurgia.
--Alemania: la industrialización fue impulsada tras la guerra franco-prusiana su unificación en 1871, beneficiándose
entonces ampliamente de la anexión de Alsacia y Lorena, zonas ya industrializadas y sobre todo, con abundantes
recursos mineros. Las indemnizaciones de la guerra de Francia y la política proteccionista del Estado (Bismark)
favorecieron el crecimiento industrial. Simultáneamente se reorganizó la banca hasta convertirla en una de las más
poderosas del mundo. En vísperas de la Primera Guerra Mundial, las industrias químicas y siderúrgicas de Alemania

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ocupaban los primeros puestos de la producción mundial. El despegue industrial del resto del continente europeo fue
muy desigual, y en general, más tardío.
12.4 La industrialización temprana de Europa.
Estados Unidos: su desarrollo industrial fue espectacular a partir de los años 60 del S. XIX, favorecido por la inmigración
masiva, la acumulación de inversiones extranjeras en ferrocarriles y minas y el nacimiento de grandes fortunas. Otros
factores determinantes: la explotación de las minas de oro de California Colorado, la marcha hacia el oeste y la
movilización de muchos de sus abundantes recursos naturales... El clima de libertad propiciado por su Constitución, las
condiciones del propio sistema económico y la homogeneidad del mercado permitieron una temprana y fuerte
concentración empresarial, con la formación de grandes trust. Las industrias se concentraron en el nordeste, entre la
costa, los Apalaches y los Grandes Lagos, donde había ricos yacimientos de carbón y hierro. Esto originó extensos
paisajes negros. En 1910 la producción de acero de Estados Unidos era ya la primera del mundo. Japón: la
industrialización empezó en 1868, con la revolución Meiji. Motores del proceso: interés por los descubrimientos
científicos y técnicos de Occidente, existencia de una numerosa y disciplinada población, capacidad de organización del
gobierno y orgullo nacional. La escasez de carbón y hierro hizo que el desarrollo siderúrgico fuera posterior al textil, y
obligó a grandes importaciones de materias primas justificando así una política de expansión por el sureste asiático que
propició la intervención de Japón en la Segunda Guerra Mundial. La insuficiencia inicial de capitales fue suplida por los
impuestos y los préstamos de la banca extranjera.
LA INDUSTRIALIZACIÓN EN ESPAÑA
Fue un proceso tardío respecto a otros países de Europa occidental: las innovaciones llegaron más tarde y de forma
incompleta por la falta de capitales, la insuficiencia de materias primas, la fragilidad de los recursos naturales, la
escasez de recursos humanos, las malas comunicaciones y las carencias tecnológicas. La inestabilidad política del S. XIX
y la pérdida de las colonias repercutieron de forma muy negativa en el desarrollo industrial. La revolución industrial se
inició en España a mediados del S. XIX, con una fase de lento y desigual crecimiento que llegó hasta 1959, interrumpido
por la Guerra Civil y los duros años de la posguerra. Los focos innovadores más tempranos, S. XIX: Cataluña, Asturias y
País Vasco. A finales del XIX Madrid se incorporó, pero de manera más tímida e incompleta. La inclusión del País Vasco
en el régimen aduanero español (1876) potenció la formación de un mercado nacional y la construcción de los tendidos
ferroviarios estimuló el desarrollo de la siderurgia y la fabricación de maquinaria y de bienes de equipo. La industria
española creció al amparo de una política fuertemente proteccionista. Desde principios del S. XX a los años 30, la
industrialización del país aumentó con coyunturas favorables. El desastre de 1898 (pérdida de Cuba, Puerto Rico y
Filipinas) ocasionó la desaparición de un mercado, pero propició el regreso de capitales, la fundación de bancos y el
intervencionismo económico del Estado. Ley de Bases Arancelarias y Ley de Protección de la Industria Nacional. La
Primera Guerra Mundial supuso un nuevo impulso para la actividad industrial: la neutralidad española durante la
contienda favoreció las exportaciones, lo que hizo aumentar espectacularmente la producción. El Banco de Crédito
Industrial, la mejora de las comunicaciones y el proteccionismo fueron factores determinantes para el crecimiento
económico durante los años 20. La Guerra Civil y la crisis posterior supusieron un importante retroceso para la
economía general española y para la industria en particular. Para hacer frente a las dificultades económicas, el gobierno
impuso una política de autarquía desde 1939 a 1959: asumió el control de la economía apoyado en el ideario
nacionalista de la autosuficiencia y forzado por el aislamiento internacional. El Instituto Nacional de la Industria
buscaba suplir la debilidad de la iniciativa privada, asegurar la autosuficiencia económica y garantizar la defensa
nacional. El Estado se convirtió en el primer empresario de la nación. A lo largo de los años 40 y 50 Madrid se convirtió
en uno de los principales focos industriales del país, favorecido por las ventajas de la capitalidad y la centralidad, la
abundancia de mano de obra, la expansión del mercado y el apoyo del franquismo a su industrialización a través del INI
y las facilidades concedidas a la iniciativa privada. La liberalización de la economía y la incorporación de España al
sistema económico mundial a partir de los años 60 hicieron posible la consolidación de la industria y su progresiva
expansión por buena parte del país. Los Planes de Desarrollo Económico y Social impulsaron la descentralización
planificada de la actividad industrial a través de la creación de polos de desarrollo y polígonos industriales en
numerosas ciudades y comarcas. Principios años 70: España era ya un país industrializado, pero la crisis del petróleo
(1973) y las transformaciones del sistema productivo a escala mundial provocaron desde la segunda mitad de aquella
década una crisis industrial que obligó a su modernización y reconversión. La incorporación de España a la Unión
Europea (1986) y el proceso de globalización de la economía aceleraron el proceso de renovación industrial para
adaptarlo a las nuevas exigencias del mercado. Actualmente los principales núcleos industriales son Cataluña y Madrid.
--La aglomeración urbano-industrial madrileña se expande por los principales ejes de comunicación, formando
corredores industriales y mallas hacia el sur de capital. Las relaciones de intercambio con el resto del territorio son
intensas, debido a la función de Madrid como subcentro europeo, que se especializa en sectores estratégicos y de alta
tecnología, y como centro nacional de decisión y servicios.
--Barcelona proporciona el 85% de la producción industrial de Cataluña, y la industria es muy variada, desde pequeñas y
medianas empresas de los sectores tradicionales a las grandes concentraciones industriales de los valles de Llobregat y

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del Besos. La industria se difunde hacia el resto de la provincia siguiendo los ejes de comunicación de la costa y del
interior.
12.5 Un nuevo orden internacional.
La concentración de la actividad industrial en pocos países de la zona templada del hemisferio norte estableció las
bases de un dualismo centro-periferia entre países de economía industrial y países de economía agraria, con relaciones
de dependencia de los segundos respecto a los primeros. La necesidad de alimentos y materias primas a bajo precio, la
búsqueda de mercado para los excedentes industriales y el paso del liberalismo económico a una política
proteccionista, lanzaron a los países antes industrializados a una carrera para forjarse imperios coloniales, en un intento
por unificar el planeta en su propio beneficio. El reparto del mundo hasta 1914 por las grandes potencias europeas fue
la expresión política del intercambio desigual. El imperialismo de finales del S. XIX refleja una situación internacional
generada por la ocupación territorial y la explotación económica del planeta en beneficio de los países industrializados.
Las justificaciones que se dieron al colonialismo fueron: de tipo económico (obtención de materias primas y mercados
en un contexto proteccionista), de tipo social (facilitar la movilidad social y proporcionar salida a los excedentes
demográficos), de tipo político y militar (control estratégico de rutas marítimas y comerciales, prestigio) y de tipo
ideológico (nacionalismo y misión civilizadora de Occidente). La Primera Guerra Mundial, consecuencia y manifestación
de las contradicciones del capitalismo europeo, puso fin al sueño y proyecto de orden mundial europeo. Los Estados
Unidos y la Unión Soviética emergieron como dos grandes potencias económicas con sistemas políticos, económicos y
sociales contrapuestos.
12.6 Declive de los paisajes negros.
Las viejas regiones industriales que simbolizaron el poder económico de los países en el pasado, entraron en un declive
generalizado en la década de los años 70, y lo que queda de ellas hoy es auténtica arqueología industrial. La población
industrial se redujo a un ritmo acelerado y las movilizaciones sociales para mantener el empleo se hicieron constantes
en los años 70 y 80. La infraestructura industrial quedó obsoleta, las inversiones del capital se orientaron hacia otras
localizaciones en busca de mercados, materias primas, recursos energéticos y mano de obra barata y menos conflictiva.
Estos paisajes negros fueron los más afectados por las transformaciones del sistema productivo y de las innovaciones
tecnológicas a lo largo del tiempo. Las industrias siderúrgicas empezaron a tener problemas tras la Primera Guerra
Mundial, la industria textil no siempre supo adaptarse a los cambios impuestos por la fabricación de fibras sintéticas. En
las ciudades, la expansión de la mancha urbana envolvió sobre el territorio muchas instalaciones, dejándolas en
localizaciones inapropiadas. La globalización de la economía y los cambios del modelo productivo vinculados a la
revolución de las nuevas tecnologías supusieron el golpe definitivo a los paisajes negros y a las industrias que les iban
asociadas en los años 80. En España, el caso de Asturias y del País Vasco es explicativo de este proceso.

13. Paisajes Industriales de segunda generación.


La electricidad y los hidrocarburos (petróleo), con las innovaciones que hicieron posible su utilización (motor de
explosión, motor eléctrico, lámpara incandescente, teléfono...), fueron los factores desencadenantes de la segunda fase
de la revolución industrial a finales del S. XIX. Esto provocó el nacimiento de nuevos espacios industriales. Los Estados
Unidos se pusieron a la cabeza de esta renovación, seguidos de cerca por Alemania. Mejoraron considerablemente los
medios de transporte y de comunicación, y con ello los costes y los tiempos de desplazamiento disminuyeron,
favoreciendo la integración de la industria, la competencia empresarial y la especialización territorial. El fordismo,
basado en una fuerte especialización de las tareas productivas y la fabricación en cadena, aumentó la eficacia de la
actividad industrial en la primera mitad del S. XX. La necesidad de mayores inversiones y el deseo de perfeccionar el
control del mercado incrementaron los procesos de concentración empresarial: la agrupación de empresas llegó a ser
tan fuerte que los Estados se vieron obligados a promulgar leyes antitrust para garantizar unos principios mínimos de
libertad de mercado y de mantenimiento de la competencia.
13.1 Mayor flexibilidad en la localización industrial.
A partir de la segunda revolución industrial, el consumo se convirtió en el principal motor de la economía: los estudios
de mercado comenzaron a ser imprescindibles para adaptar la producción a la demanda y la propaganda se convirtió en
el principal instrumento para influir en la evolución del consumo. Como consecuencia de esto, la población
indirectamente productiva empleada en la industria empezó a aumentar respecto a la población directamente
productiva: se dio un aumento progresivo de “los trabajadores de cuello blanco respecto a los de mono azul”. Las
industrias de bienes de equipo y de consumo sustituyen a la siderurgia e industria textil como actividades impulsoras
del crecimiento. En esta fase se consolidaron las localizaciones industriales creadas en el S. XIX y se crearon otras
nuevas, aumentando mucho la flexibilidad de la localización respecto al periodo anterior. Factores: Fabricación de
materiales ligeros (aluminio y plásticos), utilización de fuentes de energía no pesadas (electricidad e hidrocarburos),
generalización de los medios de transporte salidos del motor de explosión, fabricación masiva de bienes de consumo y
de equipamiento...

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13.2 Asentamientos industriales de montaña.
El deseo de aprovechar los recursos hidroeléctricos en un momento en el que el transporte de electricidad a larga
distancia resultaba técnicamente complicado y económicamente caro, determinó la instalación de industrias
electrometalúrgicas y electroquímicas en áreas de montaña. La hidroelectricidad atrajo a la montaña a industrias de
calidad que utilizaban materias primas de poco peso, fabricaban productos de alto valor, requerían poca mano de obra
y consumían mucha electricidad. Industrias de la madera y el papel vinculadas a la abundancia de recursos madereros y
de agua. La falta de espacio debido a la naturaleza del terreno, sobre todo la fuerte pendiente, y las dificultades de
transporte redujeron el número de complejos industriales de montaña.
España: Sabiñánigo, mejor ejemplo de asentamiento industrial de montaña.
13.3 Asentamientos industriales en puertos y ciudades.
La necesidad de refinar el petróleo da lugar a refinerías, en su mayoría en puertos y ciudades de los países
consumidores, y a su alrededor surgen industrias que usan el petróleo como materia prima o que exigen abundante
energía: petroquímicas, electrometalúrgicas, fábricas de cemento y cerámica, etc. Los puertos y nudos ferroviarios fijan
sobre todo industrias que emplean materias primas voluminosas y productos intermedios, e industrias de construcción
y de reparación de material de transporte. Las metrópolis se convierten en importantes complejos industriales por las
ventajas derivadas de su tamaño poblacional y economías de escala: mercado de consumo, abundancia de mano de
obra, capitales, complementariedad empresarial, proximidad a centros de decisión e información, reducción de costes
de transporte... La concentración industrial de las ciudades impulsó la expansión de muchas metrópolis y reforzó su
capacidad de dirección, organización y gestión del territorio. Numerosas ciudades se convirtieron en lugares
privilegiados para la producción industrial, en ciertos casos con una fuerte especialización en esta función, y siempre
con un importante impacto sobre el paisaje urbano, la organización de su espacio interior y las características sociales
de su población. Esta fase neotécnica o fordista-taylorista (organización científica del trabajo) de la revolución industrial
se caracterizó por el gigantismo de las instalaciones industriales y su localización en las aglomeraciones urbanas.
Después de la Segunda Guerra Mundial, a medida que las áreas centrales de las ciudades se han ido terciarizando, las
industrias han ido siendo trasladadas a las periferias, primero a polígonos industriales, dentro del modelo de ciudad
funcional asumido por el planeamiento urbano en todo el planeta, y después a parques industriales de características
diferenciadas. En las zonas periurbanas el suelo es más barato, hay más espacio, son próximas las vías rápidas de
comunicación y sistemas modernos de transporte que facilitan la llegada de materias primas y el desplazamiento de
productos elaborados. En el interior de las aglomeraciones sólo permanecen talleres muy especializados que producen
bienes de alto valor añadido y no requieren abundantes materias primas, y personas vinculadas a tareas nobles de la
industria.
13.4 Decisiones personales.
A los factores de localización industrial basados en supuestos de competencia perfecta, equilibrio y comportamiento
económico racional, se añade el papel de los criterios personales del empresario. En cierta medida ha sido la iniciativa
del empresario la que ha decidido el establecimiento de una determinada actividad industrial en una localidad
concreta. Los empresarios deciden la localización de sus centros de producción a partir de una información que siempre
es parcial y de principios de racionalidad limitada, donde intervienen consideraciones extraeconómicas y psicológicas.
La mayoría de las decisiones de localización de los jefes de empresa no se traducen en una elección óptima, sino más
bien satisfaciente y ello siempre entraña altas cotas de incertidumbre.
13.5 Polos de crecimiento industrial.
En los años 50, la ciencia regional y la planificación del territorio constataron que el espacio era desequilibrado y
jerarquizado, y constituía un campo de fuerzas cambiantes donde el crecimiento se concentraba en ciertos lugares y
desde allí se extendía sobre el resto del territorio. Se elaboró entonces la teoría de los polos de crecimiento, que
propugnaba la instalación de industrias en polos de desarrollo y en zonas francas situadas en determinadas regiones de
los países industrializados y en los países en vías de despegue económico. Los poderes públicos intentaron atraer
industrias inductoras sobre los polos de crecimiento mediante la concesión de ventajas fiscales y económicas a las
actividades nuevas o procedentes de otros lugares. La idea era que estos polos de desarrollo y zonas francas actuaran
como motores de desarrollo regional y de corrección de desequilibrios territoriales desde el punto de vista económico y
social. Se pensaba que el desarrollo y las innovaciones se propagarían por todo el territorio y terminarían por alcanzar
al conjunto de la economía. Se pretendía desencadenar mecanismos de polarización y posterior difusión de la actividad
económica. La complejidad de factores que intervienen en la localización industrial y en el desarrollo regional, hizo que
estos objetivos no fueran siempre alcanzados.
13.6 El modelo de producción centro periferia.
Todos los factores que intervienen en la localización industrial, conducen a la concentración de la industria en zonas
que contribuyen a incrementar los desequilibrios y las desigualdades a escala mundial y regional entre espacios
dominantes y dominados. Teoría Centro-Periferia: estas disparidades son la consecuencia directa de los mecanismos de
acumulación de riqueza que rigen el funcionamiento del capitalismo. Las desigualdades económicas y de rentas son las

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condiciones fundamentales para que tenga lugar la reproducción y aumento del capital. Las grandes empresas se
mueven en una dinámica de tensión y pugna entre ellas por la ocupación de los espacios más adecuados para
desarrollar sus actividades. Todas aspiran a alcanzar el mayor beneficio en el menor tiempo posible.
--La segunda revolución industrial y la Primera Guerra Mundial, con la quiebra del orden europeo, hicieron de Estados
Unidos la gran potencia que es actualmente. Su economía adquirió dimensión mundial por la exportación de capitales y
técnicas a través de multinacionales, por el control de mercados y por ser intermediaria en el comercio del petróleo
entre productores y consumidores asiáticos, latinoamericanos y europeos. Por esto las crisis norteamericanas se
convierten en crisis mundiales.
--Después de 1917, como consecuencia de la revolución de octubre en Rusia, surgieron economías socialistas que
hicieron depender su desarrollo de la industrialización. La Unión Soviética fue su modelo, creando un sistema capaz de
sustraerse a la dependencia económica y técnica de Europa occidental. En pocos años, su actividad industrial se
aproximó a la de los países más avanzados, sobre todo en cuanto a industrias de base, de bienes de equipo y
estrategias.
--Canadá, Sudáfrica, Australia: se incorporaron también al proceso de industrialización durante la segunda revolución
industrial, potenciando el modelo mundial de economía dual, con un centro industrializado dominante y una periferia
agraria dominada.
--Argentina, Brasil y México: llevaron a cabo una tímida industrialización, limitada al principio a industrias de primera
transformación de materias primas y luego a industrias de sustitución (demanda interior de bienes de consumo,
tratando de reducir las importaciones). Actividad concentrada en las capitales de estos países.

14.- Espacios industriales de última generación.


La tercera fase de la revolución industrial se extiende desde la Segunda Guerra Mundial hasta nuestros días, y se la
denomina revolución tecnológica o revolución de la inteligencia. Se caracteriza por la rapidez de los avances científicos
y técnicos, por la importancia de la investigación y por la primacía de la creatividad. Esta fase afecta a todos los
aspectos de la actividad humana, trae consigo la aparición de materiales y productos nuevos, la transformación
permanente de los procesos de producción y gestión, exigencias de mano de obra muy cualificada y especializada,
aumento de la productividad y un nuevo modelo de distribución espacial de la industria.
La materia prima de esta revolución es la información: la microelectrónica y la informática procesan y generan
volúmenes crecientes de información que las telecomunicaciones transmiten e intercambian al margen de los límites
fronterizos. La biotecnología y la ingeniería genética descifran códigos de la materia viva para reprogramarla y abren
horizontes insospechados hasta hace poco para la medicina. Las nuevas tecnologías se han convertido en uno de los
principales indicadores del desarrollo de los países. A escala internacional, contribuyen a reforzar las desigualdades y
los fenómenos de dominación-dependencia preexistentes.
14.1 Transformación del sistema productivo.
Las grandes fábricas con muchos trabajadores poco cualificados que realizan tareas repetitivas se han transformado en
reliquias del pasado. La robótica y la informática ponen fin al movimiento secular de concentración espacial de los
asalariados, a la vez que favorecen la descentralización de operaciones y servicios. Ahora se tiende a una organización
productiva muy flexible, adaptada a la demanda y espacialmente fragmentada y dispersa, con unidades de pequeña
dimensión. A la cabeza de las innovaciones, junto a algunas multinacionales gigantes, como IBM o MICROSOFT,
aparecen empresas medianas y pequeñas que se adaptan mejor que ninguna a las necesidades del sistema productivo
actual. Estas empresas crean más empleo y pierden menos en momento de recesión económica, facilitan los ajustes
salariales en los procesos de negociación, propician fórmulas que evitan la reducción de trabajadores, hacen menos
difícil la modernización y sobre todo garantizan una alta productividad y una fuerte rentabilidad.
En el seno de la empresa moderna, las relaciones humanas y la motivación del personal se imponen como criterios de
eficacia que se alcanzan a través de la difusión de información, de la delegación de responsabilidades y del
enriquecimiento de las tareas. El afán por conquistar mercados impulsa la creación de filiales y la asignación de grandes
sumas de dinero para la propaganda.
14.2 Nuevas condiciones de vida y de trabajo.
Las nuevas tecnologías disminuyen la densidad laboral en detrimento de los trabajadores y del poder de los sindicatos:
ahora se necesita menos empleo y se requiere mano de obra mucho más especializada y cualificada. Se estima que la
introducción de un robot en una fábrica crea un puesto de trabajo pero elimina por lo menos 4. La informatización de
las empresas posibilita la descentralización de las tareas y permite incluso el teletrabajo desde casa, que supone un
cambio funcional de la empresa y representa un reto a la organización del trabajo y de las relaciones laborales. La
desconcentración de la actividad industrial se produce en todas las escalas: los nuevos sistemas de información a través
de la red y de las telecomunicaciones permiten la relación en tiempo real y al instante de personas, empresas y
servicios, sin necesidad de la contigüidad geográfica. La distancia desaparece como magnitud económica (en cuanto a
información, claro). Actualmente existe un elevado nivel de paro estructural en todos los países industrializados, con

47
tasas que suelen oscilar entre el 8-10%, y se produce un incremento de la economía sumergida, que burla el pago de
impuestos y de cuotas de la seguridad social. En Estados Unidos y la Unión Europea, esta situación coincide con una
inmigración mundial que provoca fenómenos de multiculturalidad y origina barrios de características étnicas
diferenciadas en las grandes ciudades, con riesgos de exclusión social y marginalidad. La revolución tecnológica puede
crear trabajo y mejorar las condiciones de vida, entre ellas reducir la jornada laboral, pero para que esto se generalice
al conjunto de la población, es preciso que la revolución tecnológica vaya acompañada de una ética del trabajo capaz
de evitar la economía sumergida y de proporcionar una ocupación del tiempo libre que impida un malestar social por el
excesivo ocio.
14.3 Modernización de las industrias antiguas.
Todas las ramas industriales se han visto más o menos afectadas por la revolución tecnológica, y sólo la modernización
puede impedir el cierre de las industrias más antiguas. Las industrias de base, como la siderurgia y la química pesada,
son las que tienen mayores dificultades para renovarse, debido a la competencia de los nuevos materiales (aluminio y
plásticos), las fluctuaciones de la actividad económica y la inadecuación de muchos de sus emplazamientos, que se han
quedado en localizaciones obsoletas. Su modernización pasa por el aumento de la productividad, la utilización de
minerales enriquecidos, un mayor rendimiento de los altos hornos, la producción de aceros especiales y la
automatización de labores. Las industrias de equipamiento, sobre todo la del automóvil, se han convertido en símbolos
de la modernización gracias a la robotización. Las industrias de bienes de consumo se han modernizado rápidamente,
sobre todo la textil, concentrada en la automatización de hilaturas y tejidos e incluso con la introducción de robots para
el corte en la confección. Las nuevas tecnologías, incorporadas a las industrias más antiguas y tradicionales permiten la
obtención de materiales nuevos y abren posibilidades de utilización verdaderamente revolucionarias.
14.4 Industrias nuevas.
Las industrias pertenecientes a los sectores de la electrónica y de la informática exigen gran proporción de personal
muy cualificado, ingenieros y técnicos, y originan un nuevo modelo de localización industrial. Ahora las instalaciones
industriales relacionadas con las nuevas tecnologías se sitúan siempre en emplazamientos ambientalmente
privilegiados, cerca de universidades (proporcionan soporte científico y personal de alto nivel), de laboratorios, de
centros de investigación, etc., mientras que las fábricas de montaje se dispersan por otras zonas del territorio nacional
y por el extranjero. Estados Unidos domina ampliamente el sector, seguido de Japón y la Unión Europea. Las
biotecnologías, industrias del ser vivo, son también ramas en constante expansión. Sus aplicaciones son prometedoras
en agroalimentación, acuicultura y salud.
14.5 Aeronáutica e industrias de guerra
El uso militar, la aeronáutica y la carrera del espacio exterior constituyen los motores principales de las industrias
vinculadas a las nuevas tecnologías. Las altas tecnologías existen porque hay aplicaciones militares y desarrollo de las
ciencias del espacio. Los mayores avances de la microelectrónica se deben a la presión militar, a la exigencia de fabricar
armas cada vez más precisas y destructoras Al frente de las innovaciones tecnológicas se sitúan las primeras potencias
militares del globo, que hacen de la industria bélica y de la exportación de armas una importante fuente de ingresos y
negocios. Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia, sobre todo.
14.6 Modelo reciente de localización de la actividad industrial.
La robotización de las fábricas, los constantes avances en informática y los nuevos sistemas de comunicación han
permitido un aumento espectacular de la productividad, pero al mismo tiempo han provocado la transformación de los
modos de producción. En un intento por abaratar costes y siempre dentro de criterios de flexibilidad, las empresas
abandonan la concentración vertical, fragmentan la producción y evolucionan hacia estructuras en red, con una
dispersión jerarquizada de las tareas productivas que propicia la proliferación de pequeños establecimientos a su
alrededor y la sustitución de los viejos espacios industriales por otros nuevos. Las grandes firmas establecen sistemas
de subcontratación, colaboración y transferencia de tecnología con pequeñas empresas que utilizan mano de obra
barata o incluso sumergida para aprovisionarse de productos semielaborados o de las piezas necesarias para sus
procesos de fabricación. Mediante el método de entregas “justo a tiempo” se reducen los costes salariales y se ajusta la
producción a la demanda, evitando problemas de sobreproducción y de inmovilización de capital invertido y se reducen
los costes de almacenamiento de los productos elaborados. Las decisiones de localización industrial resultan cada vez
un proceso más complejo que vuelve a incidir en la organización del territorio y en la configuración de los paisajes
industriales. Las firmas transnacionales localizan sus industrias en países muy variados, aprovechando diferencias en los
precios de la mano de obra, costes de seguridad social y normas de protección medio ambiental. Estas empresas
desvían las tareas repetitivas y que exigen menos especialización hacia zonas del Tercer Mundo, donde se benefician de
relaciones laborales no conflictivas, de una mano de obra barata y de la menor regularización del mercado laboral. Se
da una separación funcional: investigación, creatividad y funciones estratégicas tributarias de la información por un
lado, permanecen en los espacios centrales, mientras que las tareas de montaje y ensamblado se desplazan hacia
espacios periféricos. La fragmentación de la producción hace que tienda a desaparecer cada vez más en el mundo
desarrollado la antigua división entre regiones industrializadas y urbanizadas, y regiones agrarias de doblamiento rural.

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14.7 Los nuevos asentamientos en los países desarrollados.
La reorganización del sistema productivo tras la crisis de principios de los 70 genera dinamismos espaciales distintos a
los del pasado y nuevas pautas de localización. Se produce un importante trasvase de parte de los empleos y de la
producción desde las localizaciones centrales a los espacios periféricos. La desconcentración de la actividad industrial es
impulsada por el interés del capital, que busca la obtención de los máximos beneficios en el menor tiempo posible. La
saturación de las aglomeraciones urbanas, las nuevas tecnologías de transporte y comunicaciones, la mecanización de
las tareas y la decadencia de los complejos industriales favorecen la dispersión industrial, sobre todo en el caso de
aquellas actividades que pertenecen a ramas que se especializan en la fabricación de bienes estandarizados para un
amplio mercado. El modelo industrial de espacio polarizado, característico del pasado, que se organizaba
verticalmente, tiende a ser sustituido por otro que se apoya en una lógica horizontal del territorio. En los países
desarrollados se prefieren los entornos periurbanos más recientes y las zonas rurales para las localizaciones industriales
nuevas.
A) En entornos periurbanos: la escasez de suelo, la imposibilidad de ampliar las instalaciones y la congestión de las vías
de acceso son los principales factores que vienen provocando desde hace unos 20 años un proceso de
desindustrialización de los centros y de las periferias más antiguas de las ciudades. La mayor parte de las fábricas se
trasladan a entornos periurbanos, donde abundan las industrias de las nuevas tecnologías y las producciones de alto
valor añadido, así como algunas pequeñas empresas. Estas últimas poseen escasos niveles de capitalización, fabrican
productos de escaso valor añadido o se dedican a la confección. Se localizan casi siempre en suelos rústicos o en
pequeños polígonos industriales compuestos por naves industriales adosadas de reducidas dimensiones.
B) En zonas rurales: la descentralización de las tareas, característica de los nuevos modos de producción, estimula el
desarrollo de iniciativas empresariales de carácter local en medios rurales. Generalmente estas experiencias arrancan
de una tradición artesanal, surgen en áreas de elevada densidad de población y son fruto de individuos y familias que
disponen de ahorros, capacidad de iniciativa y sentido de la responsabilidad. Los productos de estas actividades
industriales suelen ser de poco valor añadido, suelen aprovechar materias primas agrícolas, ganaderas o forestales para
su transformación in situ y suelen originar procesos de especialización local o comarcal. En las zonas rurales los costes
salariales son más bajos y las tecnologías utilizadas sencillas, pero no desprovistas de capacidad innovadora y de
facilidades de relación dentro de una economía globalizada. Los costes de fabricación son reducidos y la competitividad
en el mercado queda asegurada. Aparece también en estas zonas una creciente industria procedente de la ciudad,
sobre todo empresas pequeñas.
C) En antiguas regiones marginales: la periferialización ha supuesto en muchos países el nacimiento de nuevas regiones
industriales que modifican la distribución anterior de esta actividad. Son espacios que disponen de factores de
localización favorables para las formas actuales de organización y producción, mucho más flexibles que en el pasado, y
que cuentan con condiciones agradables de vida. En estas regiones en torno a universidades, surgen parques o polos
tecnológicos, espacios caracterizados por una concentración excepcional de industria de alta tecnología. Los capitales
son atraídos por las facilidades de colaboración y servicio que se establecen entre los centros de investigación y
experimentación y las empresas, y por las relaciones de complementariedad entre industrias diferentes y empresas de
servicios. Las administraciones públicas favorecen la creación de zonas francas que responden a políticas de desarrollo
o de reordenación del territorio. Sus principales objetivos son atraer empresas creadoras de empleo e impulsar el
crecimiento económico.
14.8 Expansión industrial en el Tercer Mundo y países emergentes.
Ciertos países del Tercer Mundo han sido capaces de modernizar sus economías y de competir con los viejos Estados
industriales en la fabricación de determinados productos, forzando la reconversión de esas actividades en los países
centrales. Por ejemplo, las industrias siderúrgicas o las construcciones navales. Las sociedades multinacionales
transfieren cada vez más a países en vías de desarrollo producciones y procesos que sólo requieren tecnologías simples
y la aplicación intensiva de trabajo o energía. Intentan reducir costos de producción y se benefician de facilidades
fiscales y financieras concedidas por los gobiernos, deseosos de crear empleos y buscar independencia económica a
través del desarrollo industrial. La consecuencia de esto es la modificación del mapa industrial del mundo y la aparición
de una nueva división internacional del trabajo. A la cabeza de la industrialización del Tercer Mundo se encuentran
algunos Estados productores de petróleo y otros del sudeste asiático no productores de petróleo, pero que gozan de
una posición estratégica dentro de los grandes circuitos comerciales entre las dos orillas del Pacífico. Su
industrialización comenzó en los años 70 y se intensificó en los 80, mientras países los desarrollados sufrían sus más
elevadas cifras de paro, coincidiendo con la fase álgida de los procesos de desindustrialización y reconversión.
Desde entonces estos países no han parado de crecer.
Países industriales nuevos:
--Países muy poblados y pobres, como la India y China, con una industria que se orienta a cubrir las necesidades del
mercado interior, un fuerte desarrollo de la industria pesada y un importante protagonismo del Estado.
--Países liberales de vasto territorio, como Brasil, con una industria variada para cubrir la demanda del mercado propio.

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- Países petroleros como México, Venezuela o Nigeria, lanzados a programas de industrialización, hoy en crisis por la
caída del precio del petróleo.
--Países talleres, de tamaño y población modestos, como Corea del Sur, Taiwán, Hong Kong o Singapur, que son más
dinámicos y fundamentan su industria en los siguientes factores: mano de obra barata, inversiones multinacionales,
ayuda norteamericana y papel activo del Estado. Estos países se han visto muy favorecidos por su situación en una de
las fachadas del Pacífico y por su buena comunicación marítima respecto a líneas de flujo que unen los mayores focos
de actividad económica del mundo.
Localización de la industria: dentro de los países del Tercer Mundo, la industria se distribuye de forma muy desigual, y a
menudo de manera puntual. Dado el carácter exportador que reviste predominantemente el modelo industrial del
Tercer Mundo, las empresas se localizan en los grandes puertos del litoral o junto a las metrópolis, que cuentan con las
condiciones más favorables para el transporte de mercancías. Proliferan las zonas francas, que se conciben como
espacios delimitados y segregados respecto al resto del territorio nacional para atraer empresas extranjeras.

15.- Políticas de reactivación industrial.


Las regiones industriales de primera y segunda generación, que simbolizaron el poder económico de los países en el
pasado, se hallan en declive o se encuentran inmersas en procesos de transformación funcional, morfológica y social.
Sus paisajes son arqueología industrial o han desaparecido bajo el impulso de grandes operaciones de renovación
urbana. A partir de los años 70, el empleo industrial se ha ido reduciendo progresivamente en las regiones antes
industrializadas. Las infraestructuras de gran parte de sus industrias y sus dispositivos de transporte quedaron
anticuadas, las inversiones de capital empezaron a dirigirse a otras localizaciones en busca de mercados, materias
primas, recursos energéticos y mano de obra barata y poco conflictiva. La decadencia industrial de estas regiones se
debió a su inadaptación a las condiciones de producción que imponían la globalización y el capitalismo postfordista, a la
competencia de los nuevos emplazamientos y a la aparición de nuevas ramas industriales. Los sectores más afectados
fueron: la siderurgia, la minería y las construcciones navales. Para hacer frente a los problemas económicos y sociales
de la necesaria reestructuración de la industria, los poderes públicos pusieron en marcha en todas partes políticas de
reconversión y reactivación industrial.
15.1 La Reconversión Industrial.
La gravedad de la crisis industrial en los años 70 y 80 se manifestó en las pérdidas económicas de las empresas, que
obligaron al cierre de muchas de ellas, y en las elevadas tasas de paro. Los obstáculos a la reconversión fueron grandes:
dificultades financieras, escasa diversificación industrial, rígidas estructuras organizativas y de transportes, deterioro
del medio natural y tensiones sociales. Los trabajadores fueron quienes más se opusieron a la reconversión por miedo a
perder sus puestos de trabajo y a ser desplazados de su ciudad o región. Las conquistas sociales conseguidas por el
sindicalismo en el pasado, sobre todo en el sector de la minería, se vieron seriamente amenazadas. Los problemas de
readaptación profesional adquirieron tintes de gravedad para una población laboral que en muchos casos era de edad
avanzada y que con frecuencia tenía escasos niveles de formación cultural. Las condiciones en las que se han acometido
los procesos de reconversión industrial varían de unos lugares a otros y de unos sectores de actividad industrial a otros.
15.2 Estrategias de reactivación industrial.
La fuerza de los obstáculos, la inercia industrial y la necesidad de restringir la producción obligaron a los poderes
públicos a planificar la reconversión. Se acometió la reestructuración del aparato productivo y del empleo mediante el
cierre de las instalaciones poco competitivas, el apoyo a procesos de fusión empresarial, el reacondicionamiento de la
capacidad industrial y la recolocación de los excedentes laborales. Para ello se adoptaron medidas de tipo financiero,
fiscal y laboral. La generalización de la crisis industrial a partir de los años 70 amplió el intervencionismo estatal en
todos los países. Desde hace dos décadas, la reactivación de las antiguas regiones industriales es estimulada mediante
la promoción empresarial, su declaración como zonas de instalación preferente de industrias, la implantación en su
interior de parques científicos, centros de investigación y de producción de alta tecnología. La adhesión de España a la
Unión Europea en 1986 acentuó la necesidad inmediata de abordar estrategias de reindustrialización y de reconversión
industrial. Muchas de las producciones industriales rebasaban las cuotas de producción impuestas por la UE, y las
subvenciones del Estado eran incompatibles con los requisitos de liberalización de la producción exigidos por las
normas comunitarias. Se cerraron muchas fábricas en un proceso que tuvo dos fases, dejando sin trabajo a miles de
personas, sobre todo en el País Vasco. Las políticas de reindustrialización del Estado y de los gobiernos autónomos se
esfuerzan desde entonces por atraer industrias de tecnologías competitivas capaces de beneficiarse de las favorables
condiciones estratégicas y de infraestructuras del País Vasco. Las empresas existentes en este territorio no han dejado
de intensificar su concentración espacial en polígonos y parques empresariales para facilitar el mayor aprovechamiento
económico y activar la investigación y el desarrollo. Las administraciones públicas han aumentado también la concesión
de ayudas financieras, fiscales y laborales a las empresas de los sectores industriales maduros, para conseguir así su
modernización y que vuelvan a ser competitivas en el marco económico de la globalización. El País Vasco se ha

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beneficiado ampliamente de la política estatal de declaración de “Zonas de Urgente Reindustrialización” y de las ayudas
concedidas a través de la Unión Europea a las regiones calificadas de “declive industrial”.
15.3 Zonas de urgente Reindustrialización.
Entre las medidas adoptadas desde 1983 para hacer frente a la reconversión en las regiones y lugares de antigua
industrialización, destaca la creación de “Zonas de Urgente Reindustrialización”, cuyo objetivo principal era mantener
las concentraciones industriales existentes en las áreas en declive, absorbiendo los excedentes laborales acogidos a los
“Fondos de Promoción de Empleo”. Se concedían a las empresas beneficios financieros, ventajas fiscales y
subvenciones en I+D, formación y contratación. Las ZUR delimitadas en 1985 fueron 7, que incluían 80 municipios
pertenecientes a áreas calificadas de declive industrial: Ferrol y Vigo, cuenca central de Asturias, área metropolitana de
Bilbao, bahía de Cádiz, área metropolitana de Barcelona, corredor de Henares y área metropolitana de Madrid. Los
resultados de esta política fueron muy desiguales, dependiendo principalmente de la dimensión, naturaleza, capacidad
del parque empresarial preexistente. Mayor éxito: Madrid y Barcelona. Los sectores beneficiados han sido los más
avanzados tecnológicamente y los más relacionados con el aumento de la demanda de las áreas metropolitanas. Uno
de sus efectos más positivos ha sido la diversificación industrial en espacios que anteriormente estaban excesivamente
monopolizados, por lo que resultaban muy frágiles ante las fluctuaciones de la economía.
15.4 Parques tecnológicos y empresariales.
Siguiendo el modelo norteamericano y de otros países europeos, se han creado en España Parques Tecnológicos para
acoger específicamente empresas dedicadas a la innovación y a las más recientes tecnologías, y para propiciar la
integración del sistema ciencia-tecnología-industria.
Se han creado también Parques Empresariales, que acogen actividades de dirección, gestión, innovación y apoyo a las
empresas existentes en zonas metropolitanas. Algunos tienen carácter temático, es decir, están especializados en
empresas de un solo sector.
Las Áreas de Actividades Logísticas son espacios concebidos para facilitar servicios y actividades complementarias a las
empresas que se localizan junto a antiguos polígonos industriales. Estas nuevas formas de asentamientos industriales
guardan estrechas relaciones con los actuales procesos de globalización de la economía y han sido diseñados como
espacios de calidad urbanística y arquitectónica, a diferencia de los polígonos y zonas industriales de etapas anteriores.
La densidad de la edificación es pequeña, cuentan con zonas ajardinadas, disponen de buenas infraestructuras y
ofrecen variedad de servicios, tanto a trabajadores como a actividades. Buscan la proximidad de universidades y
centros de investigación, para facilitar el desarrollo de programas de I+D; las carreteras y aeropuertos para garantizar
las relaciones internacionales.

16.- Conclusión: Adaptación del paisaje a un modelo productivo global.


Las actividades industriales han ido siempre ligadas al desarrollo de las ciudades y han configurado a escala planetaria
paisajes que caracterizan amplias regiones. La tipología de estos paisajes depende de la época en que surgieron dentro
del proceso de industrialización y de la capacidad de su tejido industrial para adaptarse a las innovaciones tecnológicas
sucesivas que se han sucedido en el tiempo a través de modos y sistemas de producción distintos. Los espacios
industriales de primera y segunda generación tuvieron que ser reconvertidos en las últimas décadas. Estos procesos,
iniciados en los años 70 y 80 ya han terminado. Muchas instalaciones industriales han dado paso a centros
especializados en actividades terciarias, a paisajes residenciales, culturales y de ocio, como consecuencia de ambiciosos
programas de renovación urbana. Otras veces las instalaciones industriales viejas son sustituidas por otras nuevas y se
crean espacios industriales nuevos en localizaciones diferentes. Las implantaciones industriales actuales responden
estructuralmente y en todas partes, a las lógicas impuestas por la globalización de la economía, a formas flexibles de
producir y consumir, a las características de una sociedad que se transforma y deviene multiculturalmente, y a un orden
internacional que provoca relaciones de dominio y dependencia entre los estados, no más equitativas y justas que las
existentes en el pasado.

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Capítulo 4
El mar, un espacio siempre disputado.
Introducción
Las aguas del mar cuben el 71% de la superficie del planeta y la vida surgió en el fondo de los mares hace 4500 millones
de años. En el mar viven alrededor de 180.000 especies de animales y otros 100.000 tipos de plantas que constituyen
una reserva para la alimentación de la población. Los fondos oceánicos encierran fabulosas riquezas en minerales, gas y
petróleo; las mareas, las corrientes y las olas constituyen una fuente de energía inagotable, y el agua del mar puede
cubrir las necesidades de agua potable a condición de ser desalinizada. Cerca de la costa se concentran las 2/3 partes
de la población y es una vía de comunicación y transporte privilegiada. Desde la Segunda Guerra Mundial, la
importancia del mar ha ido creciendo y de ahí los múltiples conflictos jurisdiccionales. En la actualidad, la
sobreexplotación pesquera pone en peligro la cadena alimentaria, y los vertidos industriales y urbanos, las mareas
negras y los residuos nucleares amenazan la vida en el mar. El mar ya no es un recurso alimenticio ilimitado y sus aguas
han perdido la capacidad de absorber todos los desperdicios que llegan a ella desde tierra. Se deben adoptar medidas a
escala planetaria dirigidas a asegurar un uso responsable del mar. Entre ellas están:
--Creación de una policía internacional del mar.
--La puesta en marcha de un Foro Internacional para debatir los temas referentes al mar.
--la constitución de un Tribunal de Justicia Internacional, al estilo del que ya existe en la Haya, que se ocuparía de
conflictos exclusivos del mar.

1.- El mar, un medio privilegiado


Con una extensión equivalente al 71% de la superficie del globo, el mar es un espacio privilegiado. Sus aguas suavizan
las temperaturas y proporcionan medios de vida. Por eso los hombres siempre han vivido cerca del mar. Dos de cada
tres personas habitan en costa, y las grandes aglomeraciones urbanas del planeta se concentran en el litoral. A lo largo
de los tiempos el mar ha servido de la vía de comunicación entre los pueblos. A sus orillas surgen las ciudades estado
que extienden la civilización y estados que crean poderosos imperios. El mar ha sido la base de poder político y
económico. Muchas de las guerras que han tenido lugar en la historia se han producido por el dominio de sus aguas,
control de rutas estratégicas y aprovechamiento de sus riquezas. El mar es una reserva potencial de agua potable
prácticamente inagotable, a condición de ser desalinizada. Desde hace muchos años existen plantas desalinizadoras
para el consumo humano y el riego, la mayoría en las regiones áridas que pueden convertirse en auténticos vergeles.

2.,- El mar es un espacio físico.


2.1.- Relieves costeros.
Las formas de relieve costero son muy variadas en función de la naturaleza del terreno, de las características de la roca,
de la influencia de las aguas marinas y de otros agentes de erosión, del clima global y de la evolución natural y
antrópica del litoral. En las costas montañosas, las olas esculpen acantilados. En las costas bajas, las corrientes
transportan y acumulan arenas que construyen cordones litorales y originan lagunas saladas – albuferas – o unen islas
con el continente – tómbolos -. En el curso de la historia geológica, el nivel de los mares ha cambiado. Durante las
grandes glaciaciones su nivel descendió más de 40 m. Posteriormente, los mares invadieron los valles fluviales, dando
lugar a rías, y a los valles glaciares, haciendo surgir los fiordos. En las zonas bajas, los mares forman llanuras que se
inundan periódicamente – marismas – y los vientos acumulan arenas – dunas -. En los mares tranquilos, como el
Mediterráneo, los ríos construyen entrantes de la tierra en el mar – deltas -. En los mares tropicales, los corales,
pequeños animales marinos, crean barreras costeras – arrecifes – e islas con un lago interior – atolones -.
2.2 Los fondos oceánicos.
El fondo de los océanos está formado por los siguientes dominios:
--La plataforma continental: Es la prolongación del continente bajo el mar, hasta una profundidad de -200 m. Termina
en un gran escalón, de fuerte pendiente, que se denomina talud continental.
--Cubetas oceánicas: Son extensas llanuras submarinas entre -2000 m y 5000 m de profundidad.
--Fosas abisales: Son estrechas y profundas grietas. En el Pacífico, la fosa de las islas Marianas alcanza -11.034 m.
--Dorsales oceánicas: Son verdaderas cadenas de montañas en medio de los fondos submarinos. Las más altas emergen
en forma de islas, como las Azores o las Canarias en el Atlántico.
2.3 Movimientos de las aguas del mar.
Dentro de los océanos existen corrientes marinas, a modo de ríos, que desplazan masas de agua a miles de km. de
distancia. Unas son cálidas y otras frías, según que precedan de latitudes tropicales o polares, o según se trate de aguas
superficiales o profundas. Los vientos constantes explican su dirección: de componente Este en las latitudes
intertropicales (alisios), y de componente Oeste en la zona templada (vientos del Oeste).
La importancia de las corrientes marinas para la vida es enorme. Ellas son responsables de la disimetría climática entre
las fachadas occidentales y orientales de los continentes y consecuentemente del grado de aprovechamiento del

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territorio por los hombres. En las latitudes templadas, las corrientes cálidas bañan los frentes occidentales de los
continentes y hacen posibles la existencia de importantes densidades de población a una latitud más alta que en las
fachadas orientales. Así, la corriente cálida del Golfo crea condiciones favorables para la vida en Europa occidental y
permite la localización de grandes ciudades marítimas ala norte de los 40 grados de latitud. Por el contrario, las
corrientes frías, el Labrador en América del Norte, o el Oya Shivo en Asia, explican las bajas temperaturas de las
fachadas orientales continentales a las mismas latitudes y el escaso número de grandes ciudades al norte del paralelo
40º. En la zona intertropical, las corrientes frías que bañan las costas orientales de los continentes originan desiertos
costeros, al impedir la evaporación y por lo tanto las lluvias (desiertos del Mauritania, de Namibia, de la Baja California,
de Perú, de Atacama, del Noroeste de Australia).
También el viento es responsable de las olas que agitan la superficie de los mares y chocan contra las costas modelando
su relieve. El mar de fondo y marejada es un oleaje originado muy lejos de donde se observa por lo que las olas han
perdido altura. La marejada suele estar constituida por ondas largas procedentes de alta mar.
Las mareas son cambios de nivel del mar que se producen dos veces al día, debido a la fuerza de atracción del sol y la
luna. Su acción determina el comportamiento de los ecosistemas costeros, condiciones el aprovechamiento del
territorio e influye sobre la actividad económica. La altura máxima del nivel del mar se llama pleamar y la mínima
bajamar; la diferencia entre ambas se denomina amplitud de la marea.
Los tsunamis son olas marinas gigantescas desencadenadas por un desplazamiento de una columna de agua apoyada
en un fondo que experimenta un maremoto.
2.4 Afloramientos de aguas profundas.
Las diferencias de densidad, de temperatura y de salinidad originan movimientos verticales de aguas de los mares que
tienen gran importancia por sus consecuencias sobre la circulación general de corrientes y en consecuencia para la
actividad pesquera. El afloramiento de aguas frías genera la formación de plancton. Los mayores afloramientos de
aguas profundas tienen lugar en la antártica, en zonas ecuatoriales y en determinadas zonas costeras. Los
afloramientos antárticos son resultado de la denominada “Convergencia Antártica”, debido a la diferencia de densidad
del agua del norte y la que proviene del Antártico. En las zonas ecuatoriales, las corrientes cálidas originan una amplia
zona de divergencia de aguas, que facilita el afloramiento de aguas frías subsuperficiales y aportando oxígeno y
nutrientes. Por otra parte, los afloramientos de aguas profundas cerca de la costa se explican por los mecanismos que
favorecen el desplazamiento de las aguas superficiales desde la costa hasta el mar, por ejemplo “El Niño”. Por último,
hay afloramientos más locales que se asocian a corrientes superficiales provocadas por giros anticiclónicos y ciclónicos.
La circulación de las aguas profundas vinculada a las diferencias entre temperaturas y la salinidad recibe el nombre de
“termohalina” Los intercambios se deben a diferencia de densidad y salinidad. El mecanismo global de las aguas del
mar en profundidad es muy lento, unos 1000 años, y su funcionamiento depende de la producción de aguas profundas
en el Atlántico Norte. Desde allí las aguas frías de desplazan hacia el sur por las cuencas occidentales del océano
Atlántico y luego se reparten al resto de océanos, impulsadas por la corriente circumpolar de la Antártida.

3.- El mar, una fuente de alimentos.


El mar es la principal reserva de alimentos para una población que crece constantemente. En sus aguas viven cerca de
180.000 especies de animales y 100.000 especies de plantas. Muchas de estas especies se utilizan para consumo directo
por el hombre, parte como alimento para el ganado y aves de corral, y una pequeña proporción para los usos
industriales. No obstante esta fuente de alimentos es limitada, de ahí la importancia de regular el uso del mar. La
riqueza biológica depende de la abundancia o escasez de plancton del que se alimentan las peces. Hay dos tipos de
plancton: fitoplancton y zooplancton, y se sitúan al principio de la cadena alimentaria en el mar. Su proporción en las
aguas depende de la existencia de las condiciones favorables para su formación: cantidad de luz, temperatura, sales
minerales y materias orgánicas. Por eso el 97% de la pesca se obtiene en la plataforma continental, sobre todo cerca de
las desembocaduras de los ríos y donde se mezclan las corrientes de aguas frías, muy oxigenadas y llenas de sales
nutritivas, y aguas cálidas. La pesca proporciona unos 100 millones de toneladas de alimentos a través de técnicas de
pesca variadas. Unas son formas tradicionales como la recogida de moluscos y peces en la orilla. También se pesca con
aparejos. Se utilizan asas y redes fijas. En este caso se trata de una de las técnicas más tradicionales del Mediterráneo,
que está vigente en actualidad y se practica exactamente igual que en el pasado. La pesca de altura y gran pesca
utilizan redes móviles mediante los sistemas de cercamiento y arrastre. Ambas técnicas se utilizan desde hace mucho
tiempo y son las más utilizadas. Otras técnicas son modernas, como la pesca eléctrica practicada para la captura de
sardinas y anchoas, y la caza de ballenas con barcos arponados y buques factoría. Para localizar los bancos de peces se
utiliza el radar, el sonar, e incluso los satélites artificiales. En los últimos años adquieren auge los cultivos marinos y
acuicultura. La importancia de la pesca para la alimentación, el volumen de la mano de obra que moviliza y los ingresos
que proporciona han intensificado el desarrollo de esta actividad en lo mares tropicales y australes, a parte de los
tradicionales caladeros de las regiones circumpolares que conservan su tradicional significado. Cada vez más países se
benefician de la actividad pesquera, aunque diez de ellos concentran el 60% de las facturas. Las industrias derivadas de

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la pesca como salazones, conserveras, fabricación de piensos y congelados entre otras, caracterizan el paisaje de los
principales puertos pesqueros. Las nuevas tecnologías y las industrias del frío han revolucionado el tratamiento y la
comercialización del pescado. Grandes multinacionales con barcos factoría que operan en alta mar y complejas
instalaciones en la tierra han convertido el consumo de los productos del mar en fenómeno de masas.
3.1 La pesca, un recurso ilimitado.
Desde 1950, las capturas mundiales de peces en el mar se han quintuplicado pro el empleo de nuevas tecnologías y la
puesta en explotación de nuevas zonas de pesca, muchas en el hemisferio austral. Actualmente, apenas quedan
rincones pesqueros de importancia comercial en el planeta sin explotar. Como consecuencia de la importancia de la
pesca extractiva, la intensidad de las capturas mundiales ha disminuido en los últimos años, aunque su volumen global
no ha dejado de aumentar. Hoy resulta difícil rebasar capturas superiores a 100 millones de Tn. al año sin poner en
grave peligro la regeneración de las especies. El aumento de la población mundial, los avances de la técnica y la mejora
de los transportes han elevado la producción pesquera desde los 4,5 millones de Tn. en 1900 a los 142 millones de
2009. Todo ello ha ido unido a un incremento de la flota pesquera mundial, proporcionalmente más rápido que las
capturas. Alrededor de 200 millones de personas se dedican actualmente a la pesca en el mundo. Las 20 principales
potencias pesqueras del planeta destinan unos 70.000 millones de dólares anuales a subvenciones para pescar. Por eso
la pesca es una actividad sobredimensionada que favorece la explotación.
3.2 Desigual riqueza biológica de los mares.
La importancia pesquera de las aguas del mar es desigual. La abundancia de peces depende de la cantidad de
microorganismos vegetales (fitoplancton) y animales (zooplancton) que existen en las aguas. El fitoplancton sirve de
alimento al zooplancton y a peces herbívoros. El zooplancton alimenta a especies marinas de las cuales nos
alimentamos nosotros y otros tipos de peces mayores. La proporción de plancton en las aguas depende de la cantidad
de luz existente, de las temperaturas de las aguas y de la abundancia de sales minerales y materias orgánicas. Por esta
razón, casi todas las capturas son realizadas en la plataforma continental, en la desembocadura de los ríos y donde se
produce el encuentro de corrientes marinas cálidas y de aguas frías, muy oxigenadas y cargadas de sales nutrientes. Las
capturas sólo aumentan en el océano Índico por la recién introducción de técnicas modernas de pesca y la presencia
cada vez mayor de las flotas de las grandes potencias pesqueras. A la presión pesquera, como causa principal del
descenso de las capturas en casi todos los mares hay que añadir los efectos de la contaminación producida por el
hombre. Según la ONU, el 70% de los pescados, crustáceos y moluscos del mundo deben de ser protegidos.
3.3 España, potencia pesquera.
Con 6.158 km. de costas, España ha vivido siempre de cara al mar. La vocación marinera de sus gentes hizo posible el
descubrimiento de América y el dominio de los mares permitió la existencia de un vasto imperio ultramarino durante
siglos. Al igual que sucede en la mayoría de países, el volumen de la flota mercante española disminuye y el tráfico
marítimo de mercancías se concentra en los puertos principales de nuestra geografía. Simultáneamente, la flota
pesquera, que en 1984 era la tercera del mundo por tonelaje y potencia de motor, la novena por cantidad de pesca
desembarcada y la cuarta por su valor económico, se ha reducido considerablemente, pero todavía sigue siendo la más
importante de la Europa azul, con un total de 75.000 embarcaciones y 80.000 marineros. Los pescadores españoles se
han visto muy afectados por el agotamiento de los recursos piscícolas en nuestras costas y por la ampliación de la ZEE a
200 millas en los mares donde faenaban tradicionalmente, basándose en el principio de “Mare Liberum” y en derechos
históricos. La incorporación de España a la Unión Europea aceleró la reducción de la flota pesquera y su
reestructuración. En la actualidad la flota española se ha modernizado considerablemente y desde 1996 vuelve a pescar
en el caladero irlandés y en aguas de Groenlandia, adelantada la fecha prevista para la plena integración del Estado
español en la Política Común Pesquera del a Unión Europea. Por último los usos industriales, la presión turística y el
crecimiento de las ciudades plantean problemas de deterioro de las costas y de contaminación de los mares semejantes
a los del resto de los países desarrollados.
3.4 Técnicas y tipos de pesca.
La mayoría de las técnicas y artes de pesca tienen un origen antiguo y durante siglos se han practicado de forma
parecida. La evolución de las embarcaciones y el empleo de modernos sistemas de detección y localización de bancos
de peces, entre ellos el sonar y radar, han transformado muchas de las técnicas tradicionales y han permitido la
creación de otras nuevas. Actualmente, la pesca de subsistencia o artesanal es una actividad que pierde importancia
frente a la pesca industrializada que se dedica a la captura intensiva de peces para un consumo de masas.
Entre las técnicas más antiguas se halla la recogida de moluscos y peces en la orilla, que se practica desde la prehistoria.
Otras técnicas tradicionales son la liña (un bramante con un lastre en el extremo y carios anzuelos unidos al hilo
principal), el palangre (una cuerda sumergida de la que penden varios cordeles con anzuelos) y el curricán (varios
cordeles provistos de anzuelos son arrastrados lentamente por una embarcación). La pesca artesanal utiliza también
nasas (jaulas que permiten la entrada de los peces pero no su salida) y redes fijas, como la almadraba (se tiende un
paño de red perpendicular a la costa para cortar el paso de los atunes y desviarlos hacia la cámara de la muerte, un
circulo de redes que les impide escapar).

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La pesca de altura y la gran pesca emplean redes móviles mediante los sistemas de cerco y arrastre para la pesca de
especies pelágicas, sobre todo para aquellas que se desplazan en bancos o cardúmenes, como los arenques, sardinas,
anchoas, jureles, atunes y bonitos. La técnica de cerco se basa en al calado de un largo paño de red sostenido por dos
relingas, una superior, que lleva un gran número de corchos para impedir que la red se hunda, y otra inferior, lastrada
con plomos sin llegar a tocar el fondo. A menudo se practica durante la noche, con un foco luminoso que atrae a
numerosas especies.
Las técnicas de arrastre consisten en el empleo de una gran red que es arrastrada desde una embarcación. La red tiene
forma de embudo y termina en una especie de copo o saco que facilita la captura de las especies que viven cerca del
fondo. El arrastre dura varias horas o un día y las redes se izan a bordo por el costado o por la rampa de la popa. El
tamaño de las redes y la profundidad a la que se calan dependen de las dimensiones de la embarcación y de la potencia
de sus motores. Esta técnica se utiliza para la pesca de todas las especies que viven cerca del fondo, entre ellas el
bacalao, la merluza, el pulpo, la gamba, etc.
Una variante de la técnica anterior es la denominada de arrastre pelágico. En ella la red es arrastrada entre dos aguas, a
una profundidad intermedia, para capturar las especies que no viven cerca del fondo.
Entre las técnicas más modernas destaca la pesca eléctrica, practicada sobre todo para la captura de sardinas y
anchoas. La pesca eléctrica se basa en el principio de que los peces sometidos a un campo eléctrico nadan en dirección
hacia el polo positivo o ánodo. Para practicar esta pesca se introducen unas rejillas cerca de los bancos de pesca y un
embudo metálico que actúa de polo positivo. El cono se prolonga por una manguera y mediante una bomba se
succiona los peces que entran en el campo magnético arrastrándolos a bordo. Para localizar los bancos de peces se
utiliza el radas, el sonar e incluso satélites artificiales.
La caza de la ballena, que se practicaba a partir de la Edad Media mediante pequeñas embarcaciones de remo desde las
que se lanzaba a mano el arpón, se realiza desde finales del siglo XIX mediante cañones lanza – arpones. Hoy, la caza de
la ballena se efectúa por flotas integradas por un buque factoría y varios buques arponeros.
3.5 Cultivos marinos.
En un contexto en el que los recursos marinos se agotan, la acuicultura o cría de peces aparece como la manera más
apropiada para aumentar las cosecha del mar sin arriesgar su equilibrio biológico. En nuestros días representa el 16%
de las capturas totales de la pesca en el mundo. Actualmente China, obtiene más de 4 millones de Tn. de pescado
anuales en viveros y es el cuarto productor mundial mediante estas técnicas. En Europa, la cría de almejas y ostras, y en
Asia, la algocultura, son otras formas de acuicultura que se integran dentro del desarrollo rural contemporáneo. Desde
la década de los 80, en los países desarrollados, se fomenta la cría de lubinas, doradas, rodaballos, salmones y gambas.
La producción de salmón en Noruega pasó en sólo 10 años, de 4000 Tn. a más de 150.000 Tn. en 1990. Sin embargo, la
acuicultura no está exenta de problemas. Las técnicas empleadas son muy costosas y por ello sólo resultan aplicables a
especies de alto valor en el mercado. Por otra parte, los efectos de la acuicultura sobre el medio ambiente pueden ser
negativos ya que su práctica intensiva perjudica la calidad de las aguas de los lagos y del litoral, sobre todo cuando se
trata de zonas recreativas. En el Tercer Mundo, los precios de los productos obtenidos a través de la acuicultura siguen
estando muy por encima del poder adquisitivo de sus poblaciones y los impactos medioambientales pueden ser graves.
Para paliar los problemas medioambientales de la piscicultura, las administraciones públicas de todos los países del
mundo tratan de imponer sistemas respetuosos con las condiciones medioambientales del entorno, métodos y
tecnologías capaces de garantizar el desarrollo sostenible de los ecosistemas y las sociedades costeras.
3.6Los cultivos marinos en España.
En España, la acuicultura tiene una importancia creciente por las dificultades para la pesca extractiva. Actualmente, en
España se producen cada año más de 250.000 Tn. de mejillones, 30.000 Tn. de otros moluscos y 20.000 Tn. de peces.
La acuicultura aprovecha las ventajas de nuestras costas para esta actividad por su variedad de ambientes marinos y
condiciones climáticas favorables. Las formas de acuicultura practicadas en nuestro país son muy variadas, desde el
marisqueo, al cultivo del mejillón en bateas flotantes y el empleo de técnicas científicas muy complejas en viveros
litorales y estanques interiores. Galicia es la comunidad más desarrollada y proporciona el 90% del mejillón español y
casi el 50% del mejillón mundial. La producción acuícola ocupa a 28000 personas y genera unos beneficios de más de
400 millones de euros.
3.7 Importancia económica de la pesca.
La importancia de la pesca para la alimentación, el volumen de mano de obra que moviliza y los ingresos que genera,
han intensificado la práctica de esta actividad en los mares tropicales y australes, aparte de los caladeros tradicionales
en las zonas circumpolares. Diez países concentran el 58% de las capturas, entre ellos España. Las nuevas tecnologías y
las industrias del frio han modificado la comercialización del pescado. Grandes multinacionales han extendido el
consumo del pescado en zonas que anteriormente eran poco consumidoras. Desde el punto de vista espacial, la
actividad pesquera provoca un uso del suelo que requiere grandes superficies en los puertos y tiene una gran
repercusión paisajística. Las industrias, las lonjas, almacenes frigoríficos y salazones son otros elementos
consustanciales de estos paisajes.

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3.8 Despensa marina.
En el contexto de penuria de capturas a escala mundial, donde rebasar los 100 millones de Tn. es difícil, se impone la
necesidad de poner en valor especies “forrajes” (boquerón, sardina) y especies poco utilizadas hasta el presente para la
fabricación de surimi o de conservas consumibles directamente por el hombre. Además, una cantidad creciente de
pescado se convierte en harina para la acuicultura, uno 30 millones de toneladas son para alimentar al pescado de las
piscifactorías, desplazando a la cría de pollos y cerdos. El propio proceso de globalización favorece la homogeneización
de los hábitos de consumo de alimentos, también del pescado como fuente de aportación de proteínas y también en
este caso a través de grandes empresas dedicadas a la captura de peces, a su manipulación mediante técnicas
industriales y a su comercialización, que adquieren dimensión de multinacional. Cada vez queda más lejos el pasado en
el que el consumo de pescado sólo era importante en los países de fachada marítima.
3.9 Europa Azul
El tratado de Roma (art. 38 y siguientes) reconocía a la Comunidad Europea competencias en el dominio pesquero si
bien hasta 1966 no se esbozó una política común de esta naturaleza (PCP). En 1970 se llegó por primera vez a un
acuerdo que reconocía la igualdad de acceso de los Estados miembros de la CCEE a las aguas territoriales de cada uno
de ellos. La adhesión de Dinamarca, Irlanda y Reino Unido a la Unión en 1973 (3 países con aguas ricas en pesca)
propició la del principio de “libre acceso” de todos a las aguas de todos y el establecimiento de una banda costera de 0
a 6 millas que quedaba reservada a cada uno de los países miembros y que podía ser ampliada hasta las 12 millas. En
1976, el Consejo de la CCEE decidió extender a 200 millas la zona de jurisdicción comunitaria (Acuerdo de la Haya), y en
1983, con la perspectiva de la incorporación de Portugal y España, dos potencias pesqueras, acordó el apresurado
reparto de las áreas de pesca, manteniendo la reserva existente de las 12 millas para los pescadores de cada Estado y la
exclusión de los españoles y portugueses de las aguas comunitarias del Mar del Norte hasta el año 2002. Durante
décadas la política comunitaria de basó en la distribución de cuotas de captura a los países miembros de la Unión sin
preocuparse por la recuperación de los recursos pesqueros. Así, a principios de los noventa, las reservas de las
principales especies capturadas en el mar del Norte (bacalao y abadejo) representaban el 15% de las existentes en 1970
y el 50% de las que había en 1983. En la actualidad la política se centra en la conservación de los recursos; las
autoridades comunitarias limitan el tamaño de las redes, adoptan el sistema de licencias para controlar la actividad de
los pescadores y conceden ayudas a través de los Fondos estructurales (financiamiento comunitario de proyectos
regionales y sociales) para facilitar la retirada de barcos y hacer frentes a los problemas sociales derivados de la
reestructuración del sector. De manera simultánea, para paliar los daños económicos del sector, la Comisión europea
fomenta los acuerdos pesqueros con países terceros y la creación de sociedades mixtas en ellos, compuestas por
empresas locales europeas, a cambio de facilidades de acceso al mercado comunitario (reducciones tarifarias). De esta
manera la Unión Europea dispone de derechos de pesca a lo largo de las costas africanas, del océano Índico y de
América Latina.

4.- El mar encierra minerales.


La importancia de los minerales existentes en los mares llevó a EEUU a pedir en 1966 que los fondos marinos fueran
declarados “Patrimonio de la Humanidad”. Por los mismos años, El Club de Roma, auguraba una penuria de materias
primas para principios del siglo XXI, debido a esto y a las altas cotizaciones de los minerales tras la Segunda Guerra
Mundial, se pusieron en marcha sistemas de prospección y explotación de los minerales marinos. Entre 1974 y 1977, se
crearon infinidad de consorcios con el fin de explotar los fondos marinos. Los cambios de coyuntura económica y lo
costoso de extraer los productos del fondo del mar provocaron el abandono de la mayoría de los proyectos hasta que
haya una nueva tecnología que haga más barata y accesible la explotación de los fondos marinos.
4.1 La explotación minera de los fondos marinos.
Sobre la plataforma continental hay depósitos de arenas y gravas que contienen minerales susceptibles de ser
explotados. Así, se extrae oro, diamantes, hierro, carbón y azufre en las aguas litorales. En los suelos más profundos de
las cunetas y fosas submarinas se encuentran fosfatos y cloruros, módulos polimetálicos y lodos que contienen
aluminio, cobre y cobalto. La tecnología actual no permite una explotación rentable de dichos recursos. Su futuro
depende de la demanda de materias primas y minerales, del agotamiento de los yacimientos terrestres y de los costes
de obtención. Además el agua del mar es en sí misma una gran reserva de los recursos minerales, pues contiene casi
todos los elementos conocidos, aunque hay sólo es rentable la obtención de sal, bromo y magnesio. La sal se obtiene
desde hace 4 milenios.
4.2 Las condiciones técnicas limitan la explotación minera.
En 1987, diversas autoridades mundiales sobre el mar, otorgaron a Francia, la India y Japón el reconocimiento como
inversores pioneros en la explotación de los recursos minerales submarinos. Más adelante, China, Rusia y cuba
consiguieron las mismas prerrogativas. Las dificultades de extracción y las fluctuaciones de los precios han detenido las
operaciones dirigidas al aprovechamiento de los fondos marinos. Actualmente, los recursos mineros submarinos

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constituyen un capital que se desea preservar para el futuro y en ese sentido se orientan las políticas estatales y los
acuerdos internacionales.
4.3 Salinas.
La salinidad del mar alude a la cantidad de sales disueltas en un kg. de agua. Se expresa en unidades por mil. La
salinidad varía de unos mares a otros, ya que depende de la abundancia de precipitaciones, de la evaporación y los
aportes de agua dulce procedentes de los ríos o de la fusión de los glaciares y casquetes polares. Los valores más altos
de salinidad se registran en los mares subtropicales, coincidiendo con los anillos de altas presiones atmosféricas, y en
las zonas costeras, sobre todo de los mares interiores cálidos o templados donde la evaporación es intensa.
La salinidad media de los océanos es de 34,72 por mil. En el mar Rojo la salinidad llega hasta el 42 por mil y en los
cinturones subtropicales es del 37 por mil. Los mínimos se registran en los alrededores de la Antártida y en el Océano
Glaciar Ártico, a causa de la disolución de la salmuera provocada por la fusión del hielo.

5.- El agua del mar, una riqueza en si misma.


En el agua del mar se encuentran presentes todos los elementos y substancias químicas de la naturaleza. Las sustancias
más comunes son cloro y sodio, que se combinan para formar el cloruro sódico o sal común. De todas ellas, la sal
común, el magnesio y el bromo se explotan de manera importante. La sal se obtiene desde la antigüedad con una
insolación fuerte que facilita la evaporación del agua en estanques poco profundos. De las salmueras se obtiene el
bromo y el magnesio. El bromo se utiliza para evitar las acumulaciones de plomo en los motores de gasolina. Por su
parte el magnesio se emplea mucho en la industria de los productos refractarios. El oro y el uranio son muy difíciles de
obtener. Además, el mar es en sí mismo una inmensa reserva de agua potable, prácticamente inagotable, siempre que
se proceda a su desalinización. Regiones como el Golfo Pérsico y el mar Rojo disponen de gran cantidad de
desalinizadoras de agua.

6.- El mar proporciona energía


Los mares son también fuente de energía inagotable. Las mareas, los movimientos de las olas y las corrientes marinas
proporcionan energía que puede ser utilizada para mover turbinas y producir electricidad.
En estuario del río Reims, en Francia, está la primera central del mundo que produce industrialmente electricidad
gracias al empuje de las mareas. Existen otras más pequeñas en la antigua URSS y China. La energía de las olas ha sido
aprovechada para proporcionar el fluido eléctrico a las boyas luminosas que facilitan la navegación nocturna. En 1995
se inauguró en Escocia la primera central productora de electricidad a partir del movimiento de las olas.
Sin embargo, la mayor riqueza está constituida por yacimientos petrolíferos. En la actualidad el petróleo submarino
aporta más de 1/3 del consumo mundial. Su explotación ha empezado a ser importante desde los años 60. La utilización
de estos recursos ha ido en aumento debido al incremente de la demanda y al agotamiento de muchos yacimientos
terrestres. Además la proximidad de ciertos yacimientos submarinos respecto a las grandes zonas de consumo, el
abaratamiento de los transportes y el interés por diversificar las fuentes de abastecimiento ha favorecido esta
tendencia.

7.- Usos del litoral.


Hoy, el crecimiento de la población, el desarrollo de la economía y civilización del ocio revalorizan el litoral y favorecen
una ocupación más intensiva por usos diferentes que pugnan por la utilización del mar. A los aprovechamientos
pesquero y portuario se añaden los industriales y los que derivan del turismo y de la expansión urbana, entre ellas, la
segunda residencia.
Junto al mar se instalan fábricas, se levantan urbanizaciones de playa que construyen barreras arquitectónicas que
dificultan el soplo del viento y el paso del sol. En sus orillas se trazan vías de gran intensidad de tráfico y se privatizan
espacios públicos.
Además las costas son alteradas por otros motivos. Se destruyen dunas litorales y se resecan las marismas que
constituyen paisajes naturales de valor ecológico. Por eso alguno son declarados espacios protegidos.
También se modifica el litoral mediante la realización de estanques para la acuicultura a la ampliación de obras
portuarias. El resultado es la contaminación creciente de los mares y la amenaza de la vida en el mar, sobre todo en las
costas próximas a las instalaciones industriales, grandes aglomeraciones urbanas y desembocaduras de los ríos.
Antes el mar absorbía los desperdicios que llegaban a él, sin embrago hoy no es así. El petróleo precedente del vertido
de barcos, de naufragios y de escapes de las prospecciones submarinas mata la fauna y la flora del mar. Los residuos
industriales, sobre todo de petroquímicas y de fábricas de celulosa y los productos utilizados como fertilizantes para la
agricultura, intoxican las aves y los peces y ensucian las aguas. Los vertidos incontrolados y las aguas residuales urbanas
favorecen el desarrollo de gérmenes patógenos que propagan las enfermedades. Las aguas calientes de las centrales
térmicas y nucleares modifican los ecosistemas litorales. Además, las explosiones submarinas y los residuos nucleares
amenazas con introducir la radioactividad en la cadena alimentaria.

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7.1 El litoral español.
El litoral español se extiende a lo largo de casi 7.900 km., de los que 5.000 km. corresponden a la península y 2.900 km.
a las islas. Alrededor del 25% de esa extensión, unos 2.000 km., está constituido por playas. La superficie costera se
reparte entre diez Comunidades autónomas y 478 municipios (el 7,2% del territorio nacional), y en ella viven más de 13
millones de personas (el 35% de la población española). A lo largo del siglo XX la concentración de la población y la
actividad económica no han cesado de aumentar en las costas. Sus efectivos demográficos han pasado del 12% de la
población española a principios de siglo al 35% a finales del mismo. El litoral concentra más del 80% del turismo de
España y el 64% de la potencia industrial. El transporte marítimo representa el 95% del comercio exterior. La presión
demográfica, la fuerte urbanización, el desarrollo del turismo, la industrialización y la intensificación de los transportes
ponen actualmente en peligro la conservación de los paisajes costeros, el equilibrio de los ecosistemas ribereños y la
estabilidad de las playas. Entre los principales problemas del litoral español en el umbral de un nuevo siglo figuran los
siguientes:
• Creación de carreras artificiales a lo largo de la costa que interceptan el flujo de la arena. Espigones y obras portuarias
ubicadas inadecuadamente constituyen carreras artificiales que alteran la circulación de las corrientes marinas y
modifican la formación de las playas.
• Proliferación de construcciones al borde del mar que rompen la circulación de las brisas mar- tierra durante el día y la
noche, dificultan el paso del sol e interrumpen el perfil transversal de las playas dificultando su recuperación natural.
Las barreras arquitectónicas originadas por la construcción de edificios, calles, carreteras, paseos marítimos y muros
alteran las relaciones naturales entre el mar y la tierra.
• Destrucción de dunas, con desaparición de reservas naturales de arena hasta el punto de impedir el mantenimiento
de las playas y hacer irreversibles procesos erosivos de destrucción de las costas.
• Disminución de las reservas naturales de arenas y gravas por extracción de gravas y arenas en playas, cauces de ríos,
barrancos, ramblas, etc. La consecuencia de todo ello es el deterioro de las playas y en casos extremos su desaparición.
• Sustitución de playas por escolleras y espigones a escasos metros de pantallas arquitectónicas que a menudo dejan la
playa en sombra durante gran parte del día.
7.2 Una ocupación intensiva del litoral.
La ocupación masiva del litoral por nuevas formas de usos se ha realizado de manera muy rápida en gran parte del
mundo, sin tener en cuenta las implicaciones medioambientales. Junto al mar proliferan fábricas que contaminan el
medio ambiente y polucionan las aguas con sus vertidos, y en sus orillas, se levantan urbanizaciones de playa que
constituyen auténticas barreras arquitectónicas. Con frecuencia, los particulares privatizan los espacios litorales de
dominio público y, a menudo, se construyen vías de gran intensidad de tráfico que corren paralelas al mar, llegando a
dificultar su drenaje natural. Este es un caso muy frecuente en el mediterráneo español bajo situaciones atmosféricas
de gota fría a finales de verano y comienzos de otoño. La Comisión Europea ya alertó en 2004 de los peligros que
suponía la erosión de las costas. Un 20% de sus 68000 km. Se hallaba entonces erosionado. Sus consecuencias se
manifiestan en una regresión de la línea de costa que se estima entre medio metro y dos metros al año. De seguir así,
los efectos de la erosión se dejaran sentir sobre el conjunto de la población ya que 70 millones de europeos viven a
menos de 100 metros del mar. El 50% del litoral mediterráneo está ya construido con los problemas de gestión que
comporta por la variedad de usos en un espacio cada vez más frágil. A los peligros de erosión ocasionados por la
actividad humana, hay que añadir los que resultan del aumento del nivel del mar motivado por el cambio climático.
Respecto a España, el 11,5% de su costa tiene problemas de erosión. El deterioro afecta a las comunidades más
urbanizadas y sometidas a la presión turística como Andalucía, Cataluña, comunidad Valenciana y Baleares.
7.3 Usos tradicionales.
A) Puertos pesqueros. A lo largo de las costas se suceden las localidades marineras. En España, existen 265 puertos
base de pesca, gestionados en su mayor parte por las Comunidades Autónomas. En el País Vasco 16, Asturias 21 y
Cantabria con 8. La flota pesquera de Galicia es la primera de España por sus capturas y el número de barcos. Más de la
tercera parte de los pescadores españoles son gallegos. Galicia tiene 72 puertos. La costa sudatlántica española tiene
una gran tradición pesquera y cuenta con una moderna flota congeladora. En el Mediterráneo, las actividades
extractivas del mar tienen menos importancia por la menor riqueza biológica de sus aguas. Andalucía 32 puertos,
Cataluña 32, Comunidad Valenciana 22, Islas Baleares 16 y Murcia 4. La situación privilegiada de las Islas Canarias,
frente a los importantes bancos de pesca de la costa del Sahara, explica su importancia pesquera. Las islas tienen un
total de 41 puertos pesqueros.
B) Puertos comerciales. Los puertos son puntos de encuentro de los tráficos marítimos y continentales. Por eso
disponen de abundancia de materias primas y productos energéticos que facilitan la instalación de industrias. Los
emplazamientos preferidos son las bahías, calas, ríos y estuarios. En casos extremos, motivados por razones
estratégicas o económicas, los puertos se construyen de forma totalmente artificial, mediante diques y dársenas que se
adentran en el mar. La mayoría de los puertos reciben un tráfico de todo tipo pero algunos se especializan en la
manipulación de determinadas mercancías o la realización de determinadas actividades, como los puertos pesqueros,

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petrolíferos, mineros, militares o deportivos. El puerto de Rotterdam es el primer puerto del mundo por su tráfico. Este
puerto tuvo su inicio en un estuario, la necesidad de acoger embarcaciones de más calado y dimensiones, obligaron la
construcción de antepuertos, en aguas más profundas y cerca del mar. En Francia, los puertos de Burdeos, Rouen y
Nantes son buenos ejemplos de emplazamiento portuario de estuario. En España, a pesar de la gran extensión del
litoral, 3905 km. De costa peninsular y 1916 km de costa insular, las condiciones naturales no son propicias para el
establecimiento de grandes puertos, ya que predominan las costas rectilíneas y acantiladas, batidas en exceso por el
oleaje. Los mejores puertos naturales y los más profundos son los del Atlántico Norte y Noroeste. En el Mediterráneo,
los mejores emplazamientos están en Cartagena, Palma de Mallorca y Mahón. En éste mar el oleaje es débil y las
mareas no plantean problemas. De los puertos españoles, sólo 98 están autorizados a realizar funciones mercantiles y 8
de ellos absorben más del 50 % del movimiento de mercancías y pasajeros de España. Barcelona es el puerto con mayor
influencia seguido del de Valencia. A escala internacional, nacional y regional, los puertos se estructuran
jerárquicamente según la importancia de su área de influencia.
7.4 Usos de ocio y turismo.
Las costas proporcionan atractivos de ocio y descanso de primer orden y posibilidades de prácticas deportivas para los
millones de personas que residen en sus inmediaciones o para las que acuden a ellas anualmente a pasar sus
vacaciones desde tierras del interior. Uno de los aspectos fundamentales de las costas en relación con el turismo es la
cantidad y variedad de alojamientos que puedan existir en cada una de ellas. En el caso español, el mayor número de
plazas turísticas corresponde al mediterráneo don un 55,3%, seguido de Islas Baleares con un 21,2% y Canarias con un
13,2% del total español. Por todo el litoral proliferan, junto a los núcleos de los antiguos pueblos, urbanizaciones de
primera y segunda residencia, conjuntos hoteleros y equipamientos de ocio que se disponen linealmente, hasta formar
muchas veces auténticos muros de hormigón paralelos al mar. Las zonas costeras españolas se han consolidado
también como uno de los más prestigiosos destinos de Europa en la práctica del golf. Los campos de golf permiten
diversificar la oferta turística y facilitan el aprovechamiento de los recursos durante las épocas de temporada baja con
lo que se consigue reducir la fuerte concentración estacional del turismo. Actualmente, existen más de 330 hoteles
orientados al turismo de golf.
7.5 Usos urbanos e industriales.
La concentración de la población en las grandes aglomeraciones urbanas y la expansión del proceso de urbanización de
las sociedades actuales determinan que los usos del suelo propios de la ciudad alcancen cada vez mayor extensión a
orillas del mar, produciendo importantes efectos medioambientales y una profunda transformación del paisaje. En
España, junto a los espacios fabriles del entorno de Barcelona, proliferan los asentamientos totalmente turísticos como
Sitges o Castelldefels. Las tierras de cultivo han retrocedido y los espacios naturales sólo se conservan bien en enclaves
protegidos. En el norte de España, la ocupación del litoral por usos urbanos es más discontinua, debido a las
características orográficas y a razones de tipo histórico, pero también es alta. Las costas más urbanizadas son las del
País Vasco y sectores concretos de Cantabria y Asturias. Los polos de desarrollo de La Coruña y Vigo, la expansión de las
segundas residencias y el auge del turismo son los motores de una intensa urbanización de la costa gallega,
especialmente de las rías de Sada, La Coruña y Pontevedra.

8.- Problemas medioambientales.


Las consecuencias negativas de carácter medioambiental de las diversas formas de utilización del litoral se incrementan
y son más variadas, como ya se ha indicado anteriormente. La línea de costa retrocede por la disminución de los
aportes sólidos procedentes de los ríos que son regulados a través de grandes embalses, las dunas litorales son
destruidas y las marismas desecadas, los vertidos urbanos e industriales provocan la contaminación creciente en los
mares y ponen en peligro la supervivencia de numerosas especies marinas, sobre todo en las zonas próximas a
instalaciones industriales, grandes aglomeraciones urbanas y desembocaduras de ríos. La explosión urbana y la
industrialización reducen la capacidad regeneradora de las aguas del mar. Los mares han sido vertederos naturales,
pero los ciclos biológicos absorbían los desperdicios, hoy día, no le damos tiempo. Entre los principales agentes de
contaminación de los mares, destaca el petróleo, procedente de los vertidos de barcos, naufragios, mareas y
prospecciones marinas. No obstante, el deterioro del litoral no es sólo resultado de los grandes agentes económicos
que lo utilizan sino de toda la sociedad, incluidos los ciudadanos que acceden ocasionalmente a las costas y las utilizan
temporalmente de manera intensiva y, a menudo, despilfarradora. En la segunda década del tercer milenio, resulta
imprescindible que las administraciones públicas, depositarias de la voluntad popular y responsables de la defensa de
los valores colectivos, destinen recursos económicos y humanos suficientes a la conservación y mejora de las franjas
litorales en particular y al medio ambiente en general. En el contexto actual de deterioro costero, se echan en falta
medidas coercitivas y eficaces para reconducir los comportamientos de los agentes económicos irrespetuosos con la
naturaleza.

59
8.1 Contaminación de las aguas.
Durante siglos los mares han sido capaces de absorber los desperdicios que se arrojaban a ellos y la contaminación de
sus aguas se hallaba relativamente localizada en ciertos lugares. Hoy no es así, millones de toneladas de residuos de
diferente naturaleza son vertidos indiscriminadamente al mar y sin ningún control; la contaminación se extiende por
todas las costas del planeta y cada vez se deja sentir más en alta mar. Residuos peligrosos, pesticidas, desechos de la
minería, materiales y sustancias radioactivas son arrojados ilegalmente y de forma clandestina en alta mar. El petróleo
procedente del vertido de barcos de naufragios y de escapes de las prospecciones submarinas acaba con la fauna y la
flora de los ecosistemas marinos. Los residuos industriales (sobre todo de complejos petroquímicos y de fábricas de
celulosa) y los productos utilizados como fertilizantes para la agricultura provocan la intoxicación de las aves y los
peces. En las inmediaciones de las ciudades, las aguas residuales urbanas favorecen el desarrollo de gérmenes
patógenos que propagan enfermedades, sobre todo entre poblaciones marginales y de menor poder adquisitivo que
viven en condiciones de precariedad. Por su parte, los vertidos de aguas calientes de las centrales térmicas y nucleares
alteran los ecosistemas litorales. Además, las explosiones submarinas y los residuos nucleares amenazan con introducir
la radioactividad en la cadena alimentaria. Los aportes contaminados de los ríos que desembocan en los mares
interiores dificultan la renovación de sus aguas y perjudican la vida de los organismos marinos. El Mar de Aral ya está
muerto. El desvío de los ríos que lo alimentan para irrigar las cosechas de algodón, ha provocado la pérdida de más del
60% de sus aguas y la mayoría de sus peces han desaparecido. Los manglares, arrecifes de coral y praderas marinas de
los mares tropicales han sido siempre medios naturales privilegiados en los que vivían miles de peces, invertebrados y
plantas, pero se hallan entre los ecosistemas más amenazados del mundo. En los mares templados, la contaminación
favorece la expansión de algas tóxicas que son peligrosas para el hombre y provocan la muerte de peces y moluscos.
La Convención de las Naciones Unidas sobre Derecho del Mar y acuerdos regionales entre Estados que se enmarcan
dentro del Programa Ambiental de las Naciones Unidas (UNEP) establece medidas de control de la contaminación, si
bien sólo una estrategia global podría evitar la muerte de los océanos. El Programa de Mares Regionales, incluido
dentro del UNEP, representa una de las actuaciones más ambiciosas dirigidas a mejorar el medio ambiente marino y a
hacer un adecuado uso de sus recursos. Este Programa implica a 130 países y 16 organizaciones internacionales y
regionales. El Plan de Acción para el Mediterráneo de 1976, suscrito en Barcelona por 17 países ribereños, es uno de los
Programas de Mares Regionales en marcha. Esos mismos países reunidos en Génova en 1985 acordaron como acciones
prioritarias para mejora la contaminación del Mediterráneo construir plantas de tratamiento de residuos en todas las
ciudades, proteger las especies marinas en peligro, como la foca monje y la tortuga, reducir la contaminación industrial
y tratar los residuos sólidos. También es importante para mejorar la limpieza de los océanos a escala internacional la
propuesta MARPOL, formulada en 1973 para controlar la contaminación procedente de los barcos. En esa propuesta se
regulan las distancias mínimas a la costa a las que pueden efectuarse los vertidos de residuos de diferente naturaleza.
8.2 Pérdidas de biodiversidad.
La pesca industrial y semindustrial practicada por buques de arrastre ha provocado el retroceso de los sistemas
tradicionales de pesca, por lo general mucho más respetuosos con el medio. Gracias a las ayudas tecnológicas, los
barcos pueden navegar sin visibilidad y los sonares y aviones permiten localizar los bancos de pesca. Para hacer frente a
la escasez de las especies comercializadas, los pescadores han tenido que ampliar las capturas a especies situadas en un
escalón inferior de la cadena alimentaria marina. También se pesca a profundidades mayores, incluso entre los 400 y
1500 metros, si bien con grave peligro para la conservación de las especies que allí viven. Las redes de arrastre
ocasionan la desaparición de numerosas poblaciones del fondo del mar y los barcos incumplen con frecuencia la
prohibición de calar las artes de pesca a menos de 50 m. de profundidad. Actualmente, se estima que la mitad de la
flota mundial tendría capacidad para extraer el total de lo que los océanos pueden producir un año. La pesca de
arrastre en una de las principales causas de regresión de las praderas de “Posidonia” del Mediterráneo. Las redes de
deriva de hasta 20 km. De longitud y 30 m de profundidad, utilizadas para la pesca de atún y el pez espada, ocasionan la
muerte de otras especies que quedan enmalladas accidentalmente, como delfines, ballenas, tortugas y tiburones. Las
redes de deriva provocan la muerte de miles de delfines en el mediterráneo y son la causa más importante del
descenso en la población de cachalotes. Las actividades humanas también han ocasionado la desaparición de la foca
monje de las costas del Mediterráneo.
8.3 Deterioro de las costas.
Las urbanizaciones masivas y la utilización despilfarradora por las personas de las orillas del mar dañan los ecosistemas
litorales y prelitorales. La construcción de grandes bloques de apartamentos a orillas del mar ha dejado el paisaje de
muchas playas encerrado tras un muro de cemento. La autopista del Mediterráneo ha provocado un efecto barrera al
no permitir el correcto drenaje de las aguas de sus vertientes, como consecuencia, incrementa los riesgos de riada bajo
situaciones de gota fría. El Ministerio de Fomento destina parte de su presupuesto a la recuperación del litoral. Se ha
multiplicado la regeneración de playas, los paseos marítimos y las intervenciones en las vías de acceso. Existe un plan
de limpieza en colaboración con las CC.AA que hace de España el país de la UE con mayor número de banderas azules.

60
8.4 Políticas medioambientales.
El aumento de la contaminación de los mares determina el establecimiento de medidas para su control por parte de las
Naciones Unidas, a través del derecho del mar y por los Estados ribereños a través de numerosos acuerdos regionales.
La necesidad de regular la utilización del litoral conduce en todas partes a políticas cada vez más activas de protección y
recuperación de costas. Desde la aprobación de la ley de costas de 1988, en España se han construido numerosos
paseos marítimos con una finalidad de mejora de los frentes de agua y se han regenerado muchas playas mediante la
utilización de dragas que extraen arena de los depósitos marinos, a menos 30 metros de profundidad, y la bombean a la
costa. Las leyes de costas regulan en todos los países los usos del litoral y autoridades y promotores turísticos, asumen
políticas turísticas de desarrollo sostenible. Los espacios naturales protegidos de la costa se convierten cada vez más en
lugares y zonas de atracción para visitantes y turistas. El aumento de la sensibilidad medioambiental hace que amplios
segmentos de la población rechacen destinos turísticos tradicionales de costa. En Francia, el “Conservatorio del litoral”
compra terrenos, los rehabilita y establece medidas de protección del medio natural, entre ellas la prohibición de
construir. La preocupación por la conservación del medio ambiente de las áreas marinas es un fenómeno que data de
los años 70. En su “Estrategia Mundial de conservación” define la conservación “como la ordenación de la biosfera para
que pueda rendir los máximos beneficios a las generaciones presentes sin que pierda su potencial para satisfacer las
necesidades de generaciones futuras”. Esta estrategia incluye la protección general de las áreas costeras marinas,
tratando de hacerlas compatibles con su explotación económica. El mayor número de medidas de conservación recaen
sobre el coral, los estuarios y lagunas, alta mar, los mares polares y las pequeñas islas. Uno de los pocos tratados sobre
aguas marinas protegidas es el “Tratado de la Antártida” de 1959, firmado por 12 países y en vigor desde 1961.En
España, la ley de Protección del Medio Marino establece un marco jurídico para lograr un buen estado del medio
marino y su protección y preservación. Dentro de sus objetivos principales figuran la recuperación de los ecosistemas
marinos y la prevención y eliminación de la contaminación del medio marino.

9.- El mar provoca conflictos entre estados.


9.1 El mar, un instrumento de poder de los Estados.
Desde la Antigüedad el mar es una ruta de transporte y comunicación privilegiada, que ha servido de base al comercio y
las relaciones de las metrópolis con sus colonias. De ahí, la importancia extrema de los canales interoceánicos, de los
estrechos y las islas, y el interés de los estados por controlarlos.
Hoy, el avance de las investigaciones oceanográficas y la posibilidad de las aplicaciones de la ciencia y de tecnologías al
aprovechamiento de los recursos marinos incrementan la importancia del mar en la economía mundial.
Por eso desde los años 50 los estados, sobre todo los de Tercer Mundo, tienden a extender su soberanía sobre los
mares ampliando sus aguas jurisdiccionales. Se ha pasado de 3 millas náuticas en relación con el alcance de los
españoles en el siglo XVI a la generalización de las 12 millas en la 1ª mitad del siglo XX.
En 1947 Perú, y poco después Chile, fueron los primeros países que decidieron unilateralmente la ampliación de sus
aguas territoriales a 200 millas. Hoy esta ampliación se ha extendido prácticamente al mundo entero. De este modo son
frecuentes los conflictos pesqueros entre estados, las disputas por la separación de las fronteras marítimas y las
tensiones por la utilización del lecho y del subsuelo submarino.
9.2 Conflictos pesqueros.
La disminución de los recursos pesqueros y la competencia entre flotas de pesca de diferentes países son causa de
constantes conflictos pesqueros en los principales caladeros del mundo. El Atlántico Noroccidental se ha convertido en
una de las zonas de mayor tensión, aunque los conflictos también son frecuentes en caladeros de otros mares. Además,
se multiplican los enfrentamientos entre las grandes flotas comerciales, dedicadas a la gran pesca, y los pescadores
artesanales de las costas, sobre todo en los países en desarrollo donde de trata de preservar en beneficio propio la
riqueza biológica de sus aguas.
Para resolver los conflictos de pesca, proliferan desde 1948 las Comisiones Internacionales de Pesquería que, bajo los
auspicios de la FAO, imponen cuotas de capturas, regulan los quipos y las artes de pesca, y establecen el tamaño y la
potencia de los buques pesqueros. Los resultados son escasos en la práctica pero las Comisiones Internacionales de
Pesquería ofrecen mecanismos adecuados para alcanzar una ordenación sostenible de las pesquerías a escala
planetaria.
9.3 Las leyes del mar.
La “Tercera Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar”, aprobada en 1982, se ha convertido en
norma fundamental de ámbito internacional para la utilización de océanos y mares. A través de estos acuerdos, se
generaliza el reconocimiento de la soberanía de los Estados costeros sobre una “Zona Económica Exclusiva” de 200
millas, se garantiza a los barcos la libertad de tránsito por los estrechos, se reconocen los principios de libertad de
navegación y de investigación científica en aguas internacionales, y se permite a todos los países el derecho de pesca en
alta mar. De manera simultánea a la modificación del derecho del mar, el agotamiento de los recursos pesqueros, el
deseo de rentabilizar los recursos costeros propios por parte de los países del Tercer Mundo y la necesidad de controlar

61
la contaminación de las aguas, han forzado la elaboración y aprobación de multitud de acuerdos internacionales que
aspiran a un uso responsable de los mares. En la práctica, es muy habitual que los pescadores no respeten las
anteriores normas de conducta en el mar, pero lo cierto es que las “Comisiones Internacionales de Pesquería” han
tenido la virtud de ser capaces de proporcionar mecanismos adecuados para una ordenación sostenible de los grandes
caladeros mundiales. A partir de 1994, se ha dado un paso más en la regulación mundial de los recursos pesqueros,
poniéndose en marcha el “Código de Conducta para la Pesca Responsable”, siempre bajo los auspicios de la FAO y
contando en todo momento con el consenso de los Estados ribereños del mar. En el marco más restringido de la UE, la
actividad pesquera se regula por la “Política Común de Pesca”. Su objetivo fundamental es la preservación de los
recursos marinos, lo que ha determinado una política muy restrictiva de las capturas dentro de las aguas territoriales de
la Unión. Para resolver los conflictos del mar que surgen más allá de las 200 millas de cada país, la Comisión Mundial
Independiente para los Océanos (CMIO) ha propuesto a través de la Declaración de Lisboa la creación de un Foro
Internacional y un Tribunal Internacional del Mar. A escala nacional, todos los países disponen de Leyes de costas y
normas de diferente rango que regulan los usos del mar. La Ley de Costas española establece medidas sobre la
ocupación de determinadas zonas entre el borde interior de la ribera marítima y tierra adentro:
--Zona de servidumbre de protección. Va desde la orilla del mar a 100m tierra adentro. Prohíbe cualquier uso excepto
los servicios de utilidad pública.
--Zona de influencia. –se extiende desde el límite de la zona anterior hasta 500 m de la ribera del mar. En estos terrenos
se permite la construcción de aparcamientos y edificios, siempre que se adapten a la legislación urbanística local.
Para la protección del paisaje en la denominada zona de influencia, la Ley de Costas establece cuatro mandatos de
obligado cumplimiento.
1.- Que las construcciones se adapten a lo establecido en la legislación urbanística.
2.- Que los edificios no formen pantallas arquitectónicas a orillas del mar.
3.- Que no se permita la acumulación de volúmenes.
4.- Que la densidad de edificación permitida no supere la media del suelo urbanizable programado o apto para
urbanizar en el término municipal correspondiente.
No obstante, los intereses de los agentes sociales y económicos que controlan la producción del suelo urbano,
determinan que proliferen los planes urbanísticos que no respetan los mandatos de la Ley de costas.
9.4 Comisión Mundial Independiente para los océanos (CMIO).
Se trata de una Comisión constituida en diciembre de 1995 en Tokio e integrada por 43 prestigiosos políticos y
científicos internacionales. Después de tres años de trabajo, las propuestas y declaraciones que se efectuaron en la
Declaración de Lisboa fueron:
--La promoción de la paz y la seguridad en los mares.
--La búsqueda de la equidad.
--La movilización de la opinión pública.
--El control de la contaminación.
--El impulso de la investigación científica.
--La revisión de los mandatos de la ONU en esta materia.
La declaración propone caminar hacia un gobierno efectivo de los océanos a escala mundial y aconseja la realización de
una Conferencia de las Naciones Unidas sobre Asuntos oceánicos. El informe defiende la concepción de los océanos
como un recurso común, de forma que las naciones puedan participar más equitativamente de los beneficios de la
explotación de sus recursos. Se señala igualmente la necesidad de que los acuerdos de pesca comercial contemplen
medidas para proteger a los grupos vulnerables, sobre todo a los pueblos indígenas y a las comunidades locales que
dependen de la pesca para su supervivencia. Entre las propuestas más novedosas realizadas por la CMIO figuran las
siguientes:
--Creación de cascos azules a modo de policía internacional del mar.
--Creación de una figura internacional denominada “Guardián de los océanos”, encarga de recibir quejas y verificación
de los tratados a nivel internacional.
--Creación de un “Observatorio Mundial para Asuntos Oceánicos” que se encargue de vigilar el cumplimiento de las
normas internacionales.
--Creación de un “Foro Mundial Independiente de los Océanos” con la participación de las organizaciones de la
sociedad civil, y puesta en marcha de un “Tribunal Internacional”, al estilo del que actúa en la Haya

10.- Conclusión: un espacio disputado.


En la actualidad, la mayoría de los países son conscientes de la importancia económica, social y ecológica del mar y sus
costas e intentan racionalizar la utilización del mar y hacer compatible sus distintos usos. La ratificación de la “Ley del
Mar” por todos los países del mundo en 1997 supuso la extensión generalizada de la soberanía de los Estados hasta las
200 millas de la costa. El 40% del agua de los mares está bajo jurisdicción de los países ribereños y el resto son aguas

62
internacionales. El estrecho de Gibraltar, con una distancia mínima de 8 millas náuticas entre sus dos orillas y una de las
mayores densidades de tráfico marítimo del mundo, es un ejemplo significativo de conflicto de intereses entre usos del
mar diferentes y entre Estados. La gestión de los recursos pesqueros se ha convertido también en unos de los
principales problemas del mundo, tanto que muchos hablan ya de la “guerra del pescado”. Los acuerdos
internacionales en materia pesquera no se cumplen y surge la tensión entre países con los mismos intereses pesqueros.
Actualmente, el restablecimiento del equilibrio ecológico de los mares y la viabilidad de la pesca extractiva exigen una
reducción de la capacidad de pesca global que no todos los países están dispuestos a aceptar. En la cumbre de Rio de
Janeiro de 1992 destacó entre sus grandes preocupaciones la situación de mares y océanos. Desde entonces se han
intensificado las acciones dirigidas a promover la colaboración internacional para la conservación de la biodiversidad de
los mares y su uso responsable. Ha habido importantes cumbres y se han llegado a acuerdos al amparo de la ONU.

63
Capítulo 5
Una sociedad de ocio y turismo.

Introducción.
El incremento del tiempo libre, las vacaciones pagadas y el aumento del nivel de vida y del consumo después de la
Segunda Guerra Mundial han hecho del turismo en un fenómeno social de masas que crea riqueza, incide de manera
muy importante en la organización del territorio, provoca desequilibrios y mantiene una ocupación intensiva del suelo.
Por eso, los poderes públicos de todos los países acometen políticas que intentan armonizar desarrollo turístico y
protección medioambiental.
Hoy, el turismo mueve millones de personas en el mundo, sobre todo en los países desarrollados, donde más de la
mitad de la población sale de vacaciones y la disponibilidad de tiempo libre va en aumento. De 25 millones de turistas
extranjeros en 1950 se ha pasado a 698 millones en 2001. La generalización del uso individual del automóvil, también
después del Segunda Guerra Mundial, y el abaratamiento de los transportes aéreos a lo largo de las últimas décadas
facilitan cada vez más la movilidad de la población por motivos de ocio y turismo.
En la actualidad, los procesos de globalización favorecen el desarrollo del turismo a escala planetaria, hasta tal punto
que el turismo se ha convertido en una gran industria que mueve economías y transciende los ámbitos nacionales. El
crecimiento económico del turismo ha sido espectacular desde mediados del siglo XX a nuestros días. Según datos de la
Organización Mundial del Turismo, se ha pasado de un valor económico generado por esta actividad de 2.000 millones
de dólares en 1950 a más de 304.000 millones en la actualidad. La publicidad promociona lugares turísticos y orienta la
voluntad de los usuarios. Empresas mayoristas (turoperadores), muchas de capital multinacional y con cotización en
bolsa, contratan hoteles, medios de transporte y aseguran la ocupación hotelera.
En definitiva, ocio y turismo son formas de vida y actividades económicas que se extienden en el umbral del siglo XXI
desde los países ricos al resto del mundo, originan paisajes, modifican la organización del territorio y compiten con
otros usos por una ocupación intensiva del suelo, no siempre respetuosa con el medio natural y el patrimonio histórico
artístico heredado del pasado.

1.- Factores de la actividad turística.


Los desplazamientos masivos de personas deseosas de disfrutar de su tiempo libre, de conocer lugares, gentes y
costumbres nuevas, difíciles de cuantificar, constituyen un fenómeno complejo desde los puntos de vista económico y
social que modifica paisajes, origina desequilibrios y produce un fuerte impacto en el medioambiente. Por eso la
geografía se preocupa cada vez más del turismo.
Desde el análisis geográfico, se presta atención a los procesos de producción material de los espacios turísticos, a las
políticas de ordenación y protección del paisaje y a las imágenes mentales que el turismo contribuye a crear o a
modificar a través de los catálogos de vacaciones, las guías turísticas y las películas publicitarias. También se presta
atención a las estrategias espaciales que desarrollan las grandes firmas plurinacionales turísticas: compañías de
transporte, productores y vendedores de viajes, cadenas de hoteles, clubs de vacaciones y de casas de descanso,
empresas de distracción y de animación.
La importancia del turismo como fenómeno social y como fuente de riqueza está condicionada por toda una serie de
factores de tipo humano y medioambiental que favorecen o dificultan esta actividad.
1.1 Tiempo libre y vacaciones pagadas
El desarrollo del tiempo libre, como fenómeno social y función que incide en la utilización y organización del territorio,
ha ido unido al proceso de industrialización que se extendió desde el occidente europeo por el mundo a partir del siglo
XIX. En las sociedades agrarias anteriores o en las sociedades de esta naturaleza que han perdurado durante mucho
más tiempo, sólo las clases privilegiadas disponían de tiempo libre, por lo tanto de tiempo para dedicarlo al descanso o
al ejercicio de actividades no directamente productivas.
Con la aparición de la fábrica, se reguló por primera vez la jornada laboral y el tiempo de descanso que resulta
imprescindible a los dueños de los medios de producción para hacer posible el restablecimiento de la fuerza de trabajo
y, así, asegurar la obtención de beneficios y la rentabilidad de sus inversiones. Después, una vez satisfecha la necesidad
de descanso de los trabajadores, surgió el concepto de ocio. Este concepto implica la posibilidad de emplear el tiempo
libre en actividades agradables y voluntarias, que contribuyen al perfeccionamiento de la persona y a su
enriquecimiento espiritual e intelectual. Por lo tanto, fue la sociedad industrial urbanizada la que extendió a las masas
el derecho al esparcimiento. Desde hace décadas, el número de horas trabajadas a lo largo de la semana disminuye y la
revolución tecnológica actual abre expectativas de tiempo libre insospechadas para la población hasta hace poco. Ante
nosotros, se despeja el camino hacia una sociedad de ocio, en la que el tiempo libre será cada vez mayor, y para cuya
ocupación y disfrute se habrán de preparar las nuevas generaciones. Las necesidades de esparcimiento y las actividades
de tiempo libre dejan su impronta en el paisaje y en la organización del territorio. Por lo pronto, la expansión de la
ciudad ha ido acompañada casi siempre de la construcción de infraestructuras y de equipamientos para el ocio, el

64
entretenimiento del tiempo libre y la práctica deportiva. Desde la antigüedad clásica a nuestros días, ha habido que
crear infraestructuras especializadas (zonas verdes, campos de deporte, centros culturales) y medios de
desplazamientos y transporte para facilitan el acceso de las masas a los espacios de ocio. Los grandes eventos
deportivos, como las Olimpiadas, actúan en el mundo entero como agentes de renovación y expansión urbanas que
exigen inversiones millonarias e implican directa e indirectamente a multitud de empresas y a millones de personas.
1.2 Climas favorables
Temperaturas, precipitaciones y vientos constituyen elementos del clima y factores turísticos de primera importancia.
El clima explica y hace posible el éxito turístico de espacios concretos, dirige la estacionalidad del turismo,
concentrando los flujos turísticos en ciertos meses, condiciona la morfología de los asentamientos turísticos, la
naturaleza y las características de sus infraestructuras. El sol es factor indispensable para el turismo de playa, lo mismo
que la nieve resulta imprescindible para el turismo de montaña y la práctica de los deportes blancos. Sol y nieve
constituyen, así, recursos que la propaganda utiliza para crear imágenes de ocio, y para atraer hacia zonas de litoral y
de montaña un turismo de masas ávido de sol y playa, en unos casos, y de la práctica de deportes de nieve, en los otros.
La excepcional suavidad del clima mediterráneo, con inviernos soleados y temperatura agradables, de 7 grados
centígrados de media en invierno, facilitó el temprano desarrollo turístico de la Costa Azul, a partir de finales del siglo
XVIII, y con una intensidad creciente desde el siglo XIX. Del mismo modo, las agradables temperaturas del verano en el
norte de España hicieron de Santander y San Sebastián, a finales del XIX y principios del siguiente siglo, localidades
privilegiadas para un turismo de balneario, vinculado socialmente entonces a la aristocracia y burguesía madrileñas,
deseosas de escapar de los rigores veraniegos del interior peninsular. Durante mucho tiempo, la aristocracia y la
burguesía fueron las únicas clases sociales con dinero suficiente para gastarlo en su tiempo libre.
Hoy, la garantía de sol y playa a lo largo de todo el año en ambientes tropicales y subtropicales convierte a
determinadas islas y costas de países tropicales en importantes destinos turísticos para masas de población de los
países ricos que buscan buen tiempo y paisajes soleados, sobre todo durante los meses de invierno del hemisferio
norte.
1.3 Paisajes turísticos
El paisaje, en estado natural u ordenado por el hombre, es un elemento geográfico y una condición imprescindible para
el desarrollo de la actividad turística. Su papel varía según las motivaciones de los turistas que lo contemplan o que lo
utilizan. En primer lugar, el paisaje actúa como decorado o fondo que es objeto de observación y consumo en función
de mecanismos variables de percepción y representación mental que van ligados a la cultura de los individuos y grupos.
El Teide, el Cañón de Colorado, las Cataratas del Iguazú, del Niágara o Victoria, son paisajes naturales que intervienen
como escenarios de consumo turísticos en sí mismos. Las orillas del Sena, la plaza de San Marcos de Venecia o la
catedral de Toledo son ejemplos de paisajes de valor histórico y cultural que actúan también como escenarios para un
consumo turístico cada vez más de masas. Otras veces, el paisaje es soporte funcional, imprescindible, para las
actividades que desencadenan, primero, y realizan, después, las multitudes de turistas que acuden a ellos. Los
escenarios de montaña son necesarios para la práctica del esquí, el alpinismo, el senderismo, el turismo ecuestre o
fluvial. De igual modo, los espacios litorales constituyen la condición previa e imprescindible para que pueda existir un
turismo de sol y playa, y para la práctica de los deportes náuticos.
En todo caso, la publicidad potencia determinados escenarios naturales y culturales como soporte de la actividad
turística y justifica la canalización de los flujos turísticos hacia ciertas zonas, lugares y países. En la práctica, los paisajes,
y sobre todo determinados paisajes, acaban convirtiéndose en imágenes estereotipadas de unos medios de acogida
para el turista, con expectativas de calidad y de ocupación del tiempo libre que no siempre se corresponden con la
realidad.
1.4 Imágenes mentales
El turismo produce físicamente espacios de acogida mediante las infraestructuras y alojamientos que genera, y crea
imágenes mentales sobre esos lugares a través de catálogos de vacaciones, guías turísticas, documentales publicitarios,
películas del cine comercial, pinturas realizadas por artistas de renombre y narraciones literarias. Por eso, se dice que el
turismo es un sistema complejo compuesto por imágenes, actores y territorios. La identificación entre esos elementos
es tan fuerte y el poder de la mente tan grande que difícilmente puede entenderse el funcionamiento de los espacios
turísticos al margen de las imágenes a las que cada uno de ellos va asociado. La frecuentación de los lugares turísticos y
el comportamiento de los visitantes depende ante todo de las imágenes creadas y de su naturaleza. Así, a medida que
se modifican las representaciones mentales sobre el turismo, cambian la frecuentación de los lugares y el
comportamiento de los individuos. De ahí la importancia de la propaganda que crea y difunde imágenes turísticas.
Debido a todo ello, los geógrafos se muestran cada vez más atentos no sólo a los procesos de producción material de
los espacios turísticos (políticas de ordenación y de protección, constantes y normas espaciales) sino también a las
representaciones que les van ligadas. A menudo, las imágenes mentales creadas por la propaganda son tan fuertes que
condicionan las características y la organización de los asentamientos turísticos hasta el punto de homogeneizarlos en
cualquier lugar del planeta, haciéndoles perder todo rasgo de originalidad y singularidad. El resultado puede ser la

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despersonalización de los lugares de turismo, desvirtuando sus rasgos de diferenciación frente a los lugares de origen,
lo que supone poner fin a una de las principales motivaciones de los flujos turísticos.
1.5 Condiciones técnicas
La expansión de las actividades turísticas y de entretenimiento va unida a la generalización del automóvil, a la mejora
de las condiciones técnicas y al abaratamiento de las tarifas de los transportes colectivos, sobre todo del avión cuando
se trata de desplazamientos de larga distancia. De todos modos, hay que tener en cuenta que las condiciones técnicas,
sobre todo las que se refieren a los medios de transporte, han sido siempre determinantes para la actividad turística.
El turismo de balneario del siglo XIX y los grandes viajes realizados en aquel siglo por las minorías que se lo podían
permitir entonces, la aristocracia y la burguesía, fueron unidos al trazado de los tendidos ferroviarios. El Oriente
Express o el Lusitania Express pasaron a ser piezas fundamentales del gran turismo de la época y de la literatura de
viajes. El desarrollo turístico de Santander y de San Sebastián en el mismo siglo fue unido al trazado de la red ferroviaria
española. Ya en el siglo XX, en su primera mitad, antes del turismo de masas, Alicante se convirtió en uno de los
primeros destinos turísticos para artesanos, comerciantes y trabajadores en la industria y los servicios de Madrid, que
empezaron a acudir allí en proporciones crecientes, utilizando como medio de transporte los vagones de tercera de lo
que popularmente se denominaba el “tren botijo”, y que no era sino un lento y parsimonioso tren correo de la línea
MZA (Madrid-Zaragoza-Alicante). También el turismo de montaña fue asociado en sus orígenes a la penetración de la
montaña por el ferrocarril, siendo numerosísimos sus ejemplos, desde los Alpes en su conjunto y a gran escala, al
descubrimiento de la Sierra madrileña en el último tercio del siglo XIX.
La modernización de la banca, con la posibilidad de transferir capitales y de sacar dinero en cualquier localidad, fue otro
factor de innovación que facilitó la movilidad del primer turismo de élites en el siglo XIX. Desde entonces y hasta
nuestros días, el perfeccionamiento de los instrumentos de crédito y de funcionamiento bancario ocupa un lugar
importante entre las condiciones técnicas que han hecho posible la expansión de la actividad turística.
1.6 Condiciones de acogida
Para que tenga lugar la transformación de un espacio natural o de un medio cultural concreto en “territorio o espacio
del turismo” no sólo hacen falta recursos atractivos del medio, como características climatológicas, naturaleza, belleza
de paisajes, atractivos culturales, aislamiento, silencio, sino también la existencia una capacidad de acogida que se
materializa, en primer lugar, en la existencia de una red de alojamientos y de servicios de restauración adecuada a las
necesidades de la demanda. No menos importantes, son las actitudes favorables de la población hacia los visitantes, las
condiciones generales de desarrollo tecnológico que pueda haber y la calidad de las infraestructuras que han de
garantizar las comunicaciones y hacer posible los desplazamientos.
La capacidad de acogida depende también muchos de la estabilidad política del país y de las condiciones de seguridad
hacia las personas y sus bienes materiales. Dado que el turismo no es un bien de primera necesidad, esta actividad
resulta especialmente sensible a estas condiciones, de manera que son evidentes los múltiples ejemplos que existen
para comprobar como cualquier problema de índole político o de deterioro de las condiciones generales de seguridad
que se produce en una zona concreta o en un momento preciso, provoca inmediatamente una caída de los flujos
turísticos. Basta pensar en las consecuencias para el turismo hacia Egipto, Turquía o Marruecos que han tenido los
atentados producidos en los últimos años. En todo caso, la seguridad condiciona siempre, con especial intensidad, las
imágenes mentales de los lugares turísticos, y actúa, por lo tanto, como uno de los factores más determinantes del
turismo de masas. Por eso, las estrategias empresariales, privadas y públicas, y las administraciones se esfuerzan en
todo el mundo no sólo en crear infraestructuras para el turismo sino en garantizar la seguridad de los turistas.

2.- Evolución del turismo.


El turismo como fenómeno social de masas se inició a partir de mediados del siglo XX, pero como actividad que supone
la movilidad de la población por el placer de conocer y reconocer un lugar distinto de aquel en el que se reside
habitualmente, existe desde mucho antes. El “Shorter Oxford English Dictionnary” recoge por primera vez el término de
turismo, refiriéndolo a lo que se denominaba el “grand tour” en el siglo XVIII, el viaje cultural que todo joven inglés bien
educado debería realizar, una vez alcanzada la mayoría de edad, para completar su formación.
Por otra parte, el “grand tour” guardaba estrecha relación con los valores divulgados por la Ilustración en cuanto a la
importancia prestada al conocimiento de la naturaleza y de los pueblos por razones filosóficas y educativas. Para los
hombres de la Ilustración, y en este sentido tiene especial relevancia el pensamiento de Rousseau, el viaje, el
conocimiento de tierras lejanas y de otras gentes, constituía una pieza indispensable para hacer posible la formación
integral de la persona (Olaechea, 1985). En tiempos recientes, las definiciones del turismo son muy numerosas, pero
todas ellas comportan unos mismos elementos: existencia de una demanda, capacidad económica por parte de las
personas que se desplazan, medios para garantizar la movilidad y posibilidades de acogida que materializan, sobre
todo, en una infraestructura de alojamientos y de servicios de restauración. Así, Mathieson y Wall definen el turismo
como “el movimiento temporal de personas con destino fuera del lugar normal de trabajo y residencia, las actividades
emprendidas durante la estancia en esos destinos y las instalaciones creadas para atender sus necesidades”. La única

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imprecisión que se desprende de muchas de las definiciones del turismo, es la ambigüedad que resulta a la hora de
precisar la duración de un desplazamiento para que pueda ser clasificado como actividad turística.
La “Organización Mundial del Turismo” (OMT), con sede en Madrid, establece como umbral temporal necesario para
que un desplazamiento sea considerado turístico, una duración de más 24 horas pasadas fuera del domicilio habitual.
Este criterio es el que se recoge en todas las publicaciones estadísticas, no sólo de la Organización Mundial del Turismo
(OMS) sino del Instituto Nacional de Estadística de España (INE), lo que conviene ser tenido en cuenta cuando se quiere
efectuar cualquier análisis del turismo. No obstante, hay que comprender que la actividad turística encierra
conceptualmente rasgos y comportamientos que permiten calificar de turismo muchos desplazamientos efectuados
con una duración inferior a las 24 horas, que, incluso, no suponen pernoctar fuera del lugar de residencia. En sentido
inverso, puede decirse lo mismo, existen desplazamientos de más de 24 horas fuera del hogar que no tienen por qué
ser identificados como turismo.
2.1 Tempranas manifestaciones del turismo
Dentro de las formas que existen de aprovechamiento del tiempo libre, tiene especial importancia el turismo, por el
volumen de población que moviliza, por sus repercusiones económicas, por sus consecuencias sociales y por sus efectos
sobre el paisaje. El turismo comporta el traslado temporal de personas desde su residencia hacia lugares más o menos
lejanos para satisfacer expectativas personales de ocio, de descanso, de entretenimiento y de enriquecimiento
espiritual e intelectual. A través del turismo, las personas buscan disfrutar de climas agradables, conocer medios
diferentes, recorrer otras tierras a las que sirven de lugar habitual de residencia, y entrar en contacto con otras gentes,
a veces de religiones y culturas muy variadas, y siempre distintas.
En el sentido más amplio del concepto de turismo, sus orígenes pueden ser considerados muy antiguos. Los
desplazamientos hacia santuarios en el mundo clásico, las Olimpiadas en Grecia, la frecuentación de las termas y el
gusto por la doble residencia, campo-ciudad, entre los romanos, y las peregrinaciones medievales pueden ser
reconocidas con todo derecho como unas primeras manifestaciones del turismo.
No obstante, hubo que esperar a finales del siglo XVIII y, todavía mejor, al siglo XIX, para que naciera el turismo como
un hecho social que afecta cada vez más y con más intensidad a sectores extensos de la población. El turismo apareció
entonces como un auténtico fenómeno social, vinculado a las transformaciones de las revoluciones agrícolas e
industriales que permitieron a unas minorías aristocráticas y burguesas, detentadoras del capital y de los medios de
producción, vivir ociosamente de sus rentas durante parte del año y dedicar parte de su dinero y de su tiempo libre a
viajar..
2.2 Una actividad de minorías en el siglo XIX
El interés por la naturaleza y el afán de conocimiento de otros pueblos, propagados en el siglo XVIII por la Ilustración y
en el XIX por el Romanticismo y el Krausismo, entre otras corrientes de pensamiento, estimularon los desplazamientos
de personas hacía lugares distintos a los de residencia habitual y hacía países que se consideraban exóticos por la
lejanía, su cultura, historia o religión (España, Grecia, Norte de África, Turquía, etc.).
La construcción de los ferrocarriles y el establecimiento de redes bancarias fueron elementos imprescindibles para
completar el proceso que permitió incrementar la movilidad de las personas con fines turísticos. Los viajeros en el
sentido estricto de este término, caracterizados por una elevada formación intelectual, por la curiosidad cultural hacia
las gentes, las costumbres y los paisajes de las tierras visitadas, y por asumir un alto grado de incertidumbre, dejaron
paso a los turistas. A diferencia de los viajeros, los turistas son personas que se trasladan de su lugar de residencia a
otro buscando el descanso, la práctica de deportes o la contemplación de paisajes “turísticos”, sin por ello estar
dispuestos a reducir las condiciones de calidad de vida a la que se hallan acostumbrados por su estatus económico y
social, y desde luego, intentando disponer de la máximas condiciones de seguridad en el viaje y en los lugares de
destino. En el siglo XIX, el turismo fue una actividad elitista, propia de la aristocracia y de la burguesía, que eran las
únicas clases sociales que disponían de capacidad económica y tiempo libre para dedicarlo a viajar y para permanecer
temporalmente en lugares distintos a los de residencia habitual. Los desplazamientos se asociaron entonces a
itinerarios culturales por el sur de Europa, preferentemente a Italia (los denominados “grands tours” o “grandes
viajes”), y a otras regiones y lugares privilegiados, sobre todo por factores medioambientales en relación con la salud, la
contemplación de la naturaleza, los encuentros sociales y la práctica de ciertos deportes
Otra característica del turismo de élites del XIX era la larga duración de las estancias fuera de la residencia habitual. La
estancia casi nunca era inferior a un mes y las distintas estaciones de turismo eran frecuentadas a menudo por la
misma clientela según las distintas las diferentes épocas del año. Siempre se buscaban los factores de oportunidad que
proporcionaban las condiciones climáticas respecto a la motivación del viaje y las características de los lugares de los
que se procedía.
2.3 Primeros asentamientos turísticos
En el siglo XIX, nacieron los primeros asentamientos especializados en el turismo y, consecuentemente, los primeros
paisajes condicionados por esta actividad. Los nobles y burgueses, las minorías de mayor poder económico y político y,
por otro lado, los únicos con disponibilidad de tiempo libre para dedicarlo a actividades de descanso y placenteras,

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fueron atraídos ya no sólo por los “grandes viajes”, en el sentido del “gran tour” de los ilustrados y de los románticos,
sino por las propiedades curativas de las aguas y por la vida social que se desarrollaba en torno a las estaciones
termales, preferentemente durante los meses de verano (Bath en Inglaterra, Badén-Badén en Alemania, Carlovivary en
Chequia, Vichy o Plombiéres en Francia, La Toja o Lanjarón en España).
Por su parte, la elección de Biarritz como lugar de descanso por Napoleón III y su esposa, la emperatriz María Eugenia, y
de San Sebastián por Isabel II, actuaron como detonantes para sus respectivos países de flujos turísticos hacia
localidades costeras de buen clima, siempre asociadas a la presencia de familias de la nobleza y de la burguesía que
buscaban la proximidad de la Corte y huían de los rigores estivales de las capitales, París y Madrid. Los baños de mar y
el paseo por sus orillas se convirtieron en atractivos para multitud de personas que veían aumentar sus posibilidades de
movilidad conforme se incrementaba su nivel de vida, avanzaban los primeros tendidos ferroviarios y se desarrollaban
los mecanismos bancarios que agilizaban la disponibilidad de capital fuera del lugar de residencia.
Las ciudades tipo balneario de la Costa Azul (Niza, Cannes, San Remo) o de la Costa Atlántica (Biarritz, San Sebastián),
frecuentadas respectivamente en invierno y verano, y las estaciones de los lagos italianos y suizos en los Alpes (Lugano,
Stresa, Locarno), visitadas en otoño y primavera, atrajeron durante el siglo XIX y parte del XX a nobles y burgueses que
escapaban de las grandes aglomeraciones urbanas en busca de descanso. El disfrute personal del periodo de vacaciones
en escenarios de prestigio adquirió valor sobreañadido como elementos de ostentación económica y de promoción en
la pirámide social. Las playas y los paseos marítimos facilitaban los encuentros y las relaciones sociales.
Después de la Primera Guerra Mundial, la montaña comenzó a convertirse en centro de atención permanente de la
aristocracia. Chamonix en los Alpes y Geradmer en los Vosgos destacan entre las primeras estaciones de montaña que
dieron lugar a la construcción de hotelitos de calidad arquitectónica y a la mejora de las infraestructuras de acogida y
de transporte para facilitar el contacto con la naturaleza y la práctica de los deportes de nieve. Estas formas de
implantación turística permanente supusieron un paso más en el descubrimiento de la montaña respecto a lo que ya
había sucedido en el XIX.
En el siglo XIX, el Krausismo y el Naturalismo, con algún que otro precedente romántico, favorecieron el descubrimiento
de la montaña por la literatura y la pintura de paisaje. El fomento del excursionismo y la defensa por parte del
Krausismo de los valores morales y educativos del contacto con la naturaleza alentaron, a su vez, el interés del conjunto
de la sociedad por la montaña en la misma época (Zarate, M. A., 1991).
La huella de aquel turismo de élite llega hasta nosotros a través de la calidad del paisaje urbano de las localidades más
frecuentadas entonces. Casinos, hoteles de lujo, villas de estilo modernista, hipódromos, estaciones de ferrocarril e
instalaciones balnearias perduran en la morfología de estos asentamientos y recuerdan el esplendor del turismo
aristocrático de finales del siglo XIX y principios del XX. La mayoría de estas construcciones forman parte del patrimonio
histórico-cultural heredado del pasado y se conservan ahora bajo la defensa de rigurosas normas de protección
medioambiental y de paisaje.
2.4 El turismo actual, un fenómeno de masas
El cierre de hoteles tras la Depresión de 1929, el cambio de gustos de la clientela, ahora hacia la montaña y la playa, y la
aparición de las vacaciones pagadas fueron los factores desencadenantes de la transformación del turismo de élites en
un turismo de masas. Después de la Segunda Guerra Mundial, el aumento del nivel de vida, la propensión al consumo,
la difusión del uso del automóvil y del avión, y la democratización de las actividades de montaña y mar, empezaron a
hacer del turismo el fenómeno de masas que es en la actualidad.
Hoy, el turismo mueve millones de personas en el mundo, sobre todo en los países desarrollados, donde más de la
mitad de la población sale cada año de vacaciones y multitudes se desplazan durante los puentes laborales y los fines
de semana fuera de su localidad de residencia, ávidas de conocer lugares, realizar prácticas deportivas o visitar museos,
monumentos y exposiciones. En la actualidad, el turismo se comporta como una “industria” que moviliza inversiones
públicas y privadas, proporciona ingresos importantes y facilita la creación de puestos de trabajo.
El desarrollo de la publicidad se pone también al servicio del turismo. Campañas publicitarias promocionan destinos
turísticos y dirigen la voluntad de los usuarios. Empresas mayoristas contratan hoteles, controlan directa o
indirectamente medios de transporte y aseguran la frecuentación de los lugares de turismo. La expansión del turismo
de masas, de un turismo compuesto por personas que pagan “paquetes” que incluyen todas las necesidades, desde el
desplazamiento al alojamiento, la comida y la utilización de las instalaciones de esparcimiento y ocio, favorece la
sustitución de los hoteles modestos por los hoteles de lujo y las grandes cadenas hoteleras, a menudo de capital
multinacional, y por supuesto, con cotización en las bolsas internacionales.
Las economías familiares, las empresas y los poderes públicos se ven implicados por razones diferentes en las
actividades turísticas. Para permitir el desarrollo de estas actividades, en las que intervienen todos los agentes
económicos y sociales, resulta prioritaria la puesta en marcha de estrategias de gestión turística y de creación de
infraestructuras básicas.

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2.5 Formas variadas de alojamiento
La transformación del turismo en un fenómeno de masas ha tenido una importante repercusión en las formas de
alojamiento. El desplazamiento temporal de los millones de personas que mueve el turismo al año, determina que la
primera necesidad que deba estar cubierta sea la del alojamiento, hasta tal punto es así, que el número de camas y el
número de establecimientos de acogida funcionan como indicadores y elementos indispensables para valorar la
capacidad de carga turística de cualquier lugar. A través de estos indicadores estadísticos y de las tasas de actividad
turística que se relacionan con ellos se puede analizar la evolución del turismo en un área concreta y establecer
comparaciones entre localidades o regiones diferentes.
El aumento del nivel de vida de la sociedad ha ido modificando a lo largo del tiempo la tipología de los alojamientos. Las
fondas para viajeros del siglo XIX, los hoteles de lujo para la aristocracia y la alta burguesía, que acudían en verano a las
estaciones balneario, y las habitaciones alquiladas por particulares a trabajadores y clases medias de escasos recursos
que se podían permitir disfrutar de unas vacaciones en la costa, fueron dejando paso a formas nuevas y muy variadas
de alojamiento a partir de mediados del pasado siglo y, más aún, desde la década de los 60.
Dentro de las formas de alojamiento figuran el alquiler de apartamentos por estancias de distintos días, la proliferación
de hoteles de distinta categoría que forman parte de cadenas hoteleras capaces de competir en precios por el cliente,
las colonias de vacaciones para niños y jóvenes, las residencias para funcionarios y trabajadores, los albergues juveniles,
las casas rurales y los campings. El auge de las residencias secundarias en la costa y en la montaña añade variedad a los
modos de alojamiento relacionados con el turismo. En España, sólo en el año 2002, fueron vendidas 140.000
residencias secundarias, y de ellas, 90.000 a extranjeros.
La forma más reciente de asegurarse un lugar para pasar las vacaciones y, al mismo tiempo, de participar en los
beneficios de la inversión inmobiliaria relacionada con el turismo es lo que se denomina “multipropiedad” o “time
sharing”. La multipropiedad consiste en la adquisición por un particular del derecho al uso y disfrute de una propiedad
o de parte de ella por un período de una a cuatro semanas durante un tiempo variable, que se estipula
contractualmente, en general veinte años. También existe la posibilidad de comprar ese derecho a perpetuidad.
Empresas y cadenas hoteleras se interesan igualmente por la multipropiedad como tipo de inversión y de creación de
infraestructura de alojamiento. Esta fórmula de acceso compartido a la propiedad tuvo su periodo de mayor expansión
en los años 80. El valor de los inmuebles en multipropiedad en España representaba el 4,2 % de la inversión extranjera
entre 1980 y 1987. Sucesivos escándalos del sector y la desconfianza de los particulares españoles hacia esta fórmula
de propiedad compartida han reducido las expectativas generadas para los inversores inmobiliarios por la
multipropiedad.

3.- Importancia económica y social del turismo.


Desde el punto de vista material, los efectos del turismo son múltiples y se dejan sentir directa o indirectamente sobre
todos los aspectos de la vida económica y muchos de la vida social. En primer lugar, el turismo repercute sobre la renta
nacional a través de las divisas que genera y sobre la balanza de operaciones corrientes por los intercambios que
propicia y los activos procedentes de los gastos e inversiones que realizan los extranjeros.
El turismo estimula la importación de productos de consumo habituales a los extranjeros para satisfacer sus gustos, y
facilita, a la inversa, la salida de productos propios mediante las compras efectuadas por los turistas. Además, los gastos
que realizan los extranjeros tienen un efecto multiplicador sobre el consumo, al incrementar la demanda de
alojamientos, de residencias secundarias, de alimentos, la adquisición de bienes duraderos y la utilización de toda
suerte de bienes y servicios.
En definitiva, la totalidad de flujos monetarios generados por el turismo repercute sobre las actividades de servicios, el
comercio, la industria y la construcción, favoreciendo siempre la reactivación de la economía. Por eso, el turismo es una
actividad que puede contribuir de forma importante al desarrollo de los países del Tercer Mundo y de las zonas más
deprimidas. Así, el lema del día mundial del turismo del 27 de septiembre de 2003, que se enmarca dentro de las
iniciativas de la Organización Mundial del Turismo, ha sido: “Lucha contra la pobreza, creación de empleo y armonía
social”. Por otra parte, como ha reconocido la propia “Asamblea General de la Organización Mundial del Turismo” en
múltiples ocasiones, el turismo goza cada vez más de mayor reconocimiento como fuente de desarrollo económico y
social y como instrumento de lucha contra el desempleo en los países receptores y en las comunidades locales, debido
a su gran capacidad de creación de puestos de trabajo.
3.1 Una fuente de riqueza
El turismo no es sólo un modo de ocupación del tiempo libre, sino una importante actividad económica que resulta de
la transformación del espacio en mercancía de uso y consumo. Desde el punto de vista económico, el turismo supone
un vasto proceso de redistribución monetaria de rentas que se adquieren en los lugares de trabajo y de residencia
habitual, y se gastan en los lugares de descanso. De esta forma, el turismo actúa como factor esencial del intercambio
internacional y como mecanismo fundamental de adquisición de divisas extranjeras, lo que facilita la capitalización de
las economías de los países en vías de desarrollo. No resulta, pues, sorprendente en este mismo sentido, que

69
la “Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible”, celebrada en 2002 en Johannesburgo, instara a la “Organización
Mundial del Turismo” a desempeñar una labor más activa en el desarrollo sostenible del turismo para aumentar los
beneficios que las comunidades receptoras obtienen de este sector económico.
A escala mundial, según la “Organización Mundial del Turismo” (OMT), el turismo internacional genera el 11% del PIB
global del mundo, emplea a 200 millones de personas y transporta a alrededor de 700 millones de viajeros
internacionales. La contribución del turismo internacional al PNB oscila del 3 % al 7 % en la mayoría de los países de
acogida, tanto desarrollados (Austria, Suiza, España) como en vías de desarrollo (Marruecos, Turquía, Tailandia, Egipto,
Kenia, Senegal, Filipinas...). En Jamaica llega al 25% de su PIB.
Después de la Segunda Guerra Mundial, el turismo se ha convertido en uno de los sectores de la economía de mayor
dinamismo y crecimiento de nuestro tiempo. Los beneficios del turismo internacional se han duplicado casi en veinte
años y representan más del 5 % de los ingresos del comercio entre Estados. El turismo constituye un capítulo
fundamental de la economía de muchos países, sobre todo mediterráneos, alpinos y algunos del Tercer Mundo. Así, los
ingresos por turismo son un elemento esencial de la balanza de pagos de Grecia, España o Austria.
La parte del turismo internacional dentro del PIB es superior al 3 % en México, España, Italia y Suiza, y llega casi a la
mitad en países pequeños, como Bahamas, Bermudas o Antillas Holandesas. En España, el turismo, con una cifra de
visitantes de alrededor de 52 millones en 2002, proporciona empleo directo a 1,5 millones de personas y aporta el 12 %
del Producto Interior Bruto, según datos del INE. La actividad turística crea riqueza a través de su participación en la
renta nacional por los gastos e inversiones del extranjero que genera: alimentación y alojamiento, compra de bienes
duraderos, adquisición de residencias secundarias, etc. La riqueza creada por el sector turístico beneficia directamente
a los trabajadores y empresarios del sector, y desempeña un efecto multiplicador sobre los servicios personales, el
comercio, la construcción, la industria y la agricultura.
A escala internacional, la globalización de la economía favorece los flujos internacionales del turismo y alienta las
esperanzas que muchos gobiernos del Tercer Mundo ponen en esta actividad como instrumento de desarrollo y de
lucha contra la pobreza. Por eso la “Organización Mundial del Turismo” (OMT) pidió a los responsables del sistema del
comercio mundial (Organización Mundial del Comercio), reunidos en septiembre de 2003 en Cancún, que apoyasen
medidas favorables al crecimiento del turismo en los países en vías de desarrollo. Entre las medidas que fueron
solicitadas, destacan la petición de una liberalización “justa” del comercio de servicios turísticos y que se otorgue al
turismo el papel de protagonista en la lucha contra la pobreza que debe y bien puede tener.
En consonancia con los planteamientos anteriores, la “Organización Mundial del Turismo” se ha comprometido a
apoyar la eliminación de las barreras que afectan a los suministros y a conseguir una liberalización de los servicios
turísticos para crear unas condiciones justas de competencia que hagan posible el crecimiento turístico equilibrado de
todos los países. Resulta prioritario, el intento de evitar la huida de los beneficios generados por el turismo hacia los
países proveedores de servicios en el destino y que, en definitiva, son quienes actualmente controlan el sector turístico
a escala mundial. De mismo modo, se pretende eliminar los obstáculos fronterizos a los desplazamientos turísticos,
facilitar las mismas oportunidades de promoción turística para todos los países y liberalizar al máximo posible los
servicios aéreos.
3.2 Una actividad creadora de empleo
La capacidad de creación de empleo del turismo es muy grande, puesto que se trata de una actividad que moviliza un
importante volumen de mano de obra que no puede ser suplida por medios mecánicos. Basado sobre la capacidad de
ofrecer servicios a un número cada vez mayor de clientes, el turismo es ante todo una actividad del ser humano al
servicio de las personas. El turismo suscita empleo directo en ramas como la hostelería, la restauración y las agencias
de viaje, y crea indirectamente empleo en la mayoría de los otros sectores de la vida económica, pero de forma muy
particular en la construcción, en el mantenimiento de las estaciones turísticas, en obras públicas y en la industria.
El turismo ha sido la principal fuente de creación de empleo en la mayoría de los países durante los tres últimos
decenios. Según la Organización Mundial del Turismo, este sector proporciona empleo a más de 100 millones de
personas en el planeta. Uno de cada 16 trabajadores trabaja en actividades turísticas y, sólo en el Tercer Mundo, el
turismo ha creado casi 35 millones de empleos. En general, se considera que cada plaza turística requiere 1,5 de
trabajadores, a los que hay que añadir los empleos ligados a otras formas de alojamiento y restauración. Además, la
proporción de empleo inducido es la más alta de todas las actividades, de dos a tres trabajadores por cada puesto
directo. Por todos los efectos positivos del turismo sobre la economía y por su incidencia positiva sobre el mercado
laboral, por su capacidad de reducir el paro, los gobiernos estimulan las políticas de desarrollo turístico, a pesar de que
en el caso de muchos países del Tercer Mundo, las inversiones turísticas suponen unas cargas de promoción, de
construcción de equipamientos y de explotación para los poderes públicos que comportan fuertes hipotecas del
exterior y, consecuentemente, un aumento de su tradicional dependencia respecto a las economías de los países
centrales. Dada la gran capacidad de empleo del turismo, los responsables de la “Organización Mundial del Turismo”
conceden una importancia creciente a la expansión del sector como un instrumento para luchar contra la pobreza y
para contribuir al desarrollo rural, no sólo en los países en vías de desarrollo sino también en los desarrollados. El

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turismo rural se ha revelado en estos últimos países como un procedimiento muy adecuado para superar los problemas
derivados del declive de la agricultura, sobre todo en las zonas más deprimidas por razones muy variadas, entre las que
se encuentran muchas áreas de montaña. A escala internacional, el interés de estos objetivos aumenta si se tiene en
cuenta que gran parte de las poblaciones más desfavorecidas del planeta, de los países menos desarrollados, residen
precisamente en medios rurales.
3.3 Impacto social del turismo
Los efectos sociales del turismo son grandes, ya que por su capacidad de creación de empleo a tiempo completo y
parcial, el turismo contribuye a mantener la población en los espacios de acogida, evitando fenómenos de desertización
como los que afectaron en el pasado a la mayoría de las áreas de alta montaña, debido al éxodo rural por la crisis de su
agricultura, la desindustrialización y los cambios globales de los modos de vida.
De forma general, la agricultura y la ganadería se ven favorecidas como complemento de la actividad turística por la
demanda de productos de alimentación que genera. Además, el turismo necesita tal cantidad de mano de obra, sobre
todo en los momentos de temporada alta, que es preciso contratar de manera temporal y permanente, a tiempo
completo o a tiempo parcial, a trabajadores que proceden del campo y, cada vez más, del exterior, de los países en vías
de desarrollo que aportan los mayores flujos de inmigrantes. Surgen, así, corrientes de trabajadores nacionales e
internacionales que encuentran empleo en actividades vinculadas directa o indirectamente con el turismo.
En Europa occidental, son muy numerosos los norteafricanos que trabajan en hostelería y restauración, y en España,
hay que añadir a estos trabajadores, los que en una proporción aún mayor proceden de Latinoamérica, especialmente
de Ecuador, Colombia y la República de Santo Domingo. En Estados Unidos, sobre todo en Florida y California, gran
parte del empleo relacionado con el turismo está ocupado por mexicanos, salvadoreños, haitianos, jamaicanos y
personas de otras nacionalidades de Latinoamérica.
En todas las zonas turísticas, el turismo contribuye decisivamente a modificar las estructuras socioprofesionales y
laborales dominantes. Hoy, la mayoría de la población activa de esas zonas depende del turismo. En la Costa del Sol, se
ha pasado de un 10% de empleo total en esta actividad en los años 50 a más del 50% en la actualidad.
Los efectos del turismo también se dejan sentir sobre la estructura demográfica, la dinámica natural de la población, los
modos de vida y los comportamientos de los residentes en las áreas de acogida. La llegada masiva de turistas produce
pérdida de cohesión de la comunidad al debilitar el consenso establecido sobre los valores y normas de conducta. Por
eso el turismo es un importante agente de transformación y cambio social cuyos ejemplos son abundantes en el
planeta. La repercusión social del turismo sobre el conjunto de las poblaciones de las zonas de acogida explica el
despertar de actitudes muy contrarias entre la población residente respecto a la irrupción de turistas. Estas actitudes
van desde la euforia y el entusiasmo por la afluencia masiva de turistas a sentimientos de xenofobia y rechazo. La
admiración se traduce en formas muy variadas, entre ellas la imitación del comportamiento de los turistas, la atracción
que ejercen sobre las comunidades locales sus modos de vestir, el mimetismo que generan hábitos de alimentación o
aficiones culturales, etc.
Por el contrario, los sentimientos de xenofobia y de rechazo por los posibles efectos disolventes del turismo sobre la
moral y las prácticas de conducta locales también son variadas y se traducen en actitudes que van desde medidas
dirigidas a preservar la idiosincrasia y cultura locales de la influencia extranjera, a actitudes extremas, en ocasiones
envueltas en justificaciones políticas y religiosas, que pueden terminar en actos terroristas o de violencia. En ciertos
países, de régimen teocrático, se obliga a los extranjeros a plegarse a las costumbres locales y a observar una
vestimenta acorde con la ética moral y religiosa del Estado. En otros, las limitaciones van mucho más allá e incluyen
restricciones de los turistas al libre desplazamiento.
En la mayoría de los países, el miedo a la excesiva concentración de la propiedad inmobiliaria en manos extranjeras
justifica la proliferación de normas restrictivas en este sentido. La propiedad inmobiliaria queda entonces estrictamente
regulada y las restricciones jurídicas a los extranjeros son importantes. En cambio, la integración de países en marcos
políticos y económicos más amplios, como el de la Unión Europea, permite la libre movilidad de capitales y personas, el
aumento de las inversiones de todo tipo dentro de cualquiera de los países de la Unión y, por supuesto, la compra de
propiedades por los particulares sin ninguna restricción, lo que favorece el aumento de los flujos turísticos entre ellos.
3.4 Índices de ocupación del turismo
El turismo modifica también la estructura socioprofesional, de forma que la mayor parte de las personas activas de las
zonas turísticas trabajan en esta actividad. La necesidad de disponer de instrumentos de análisis espacial que permitan
conocer el peso del sector respecto al conjunto de la población, las demandas previsibles del turismo y establecer
comparaciones entre zonas turísticas, ha motivado el interés por mostrar a través de índices sintéticos el peso desigual
del turismo en unos y otros lugares. Uno de los índices más utilizados con esta finalidad es el denominado “TASA DE
FUNCIÓN TURÍSTICA”, que expresa en tantos por ciento la relación existente entre capacidad de acogida, medida en
número de camas hoteleras, y la población.

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La denominada tasa de función turística muestra el potencial turístico de un determinado espacio en relación con su
capacidad de acogida. Esta tasa expresa la relación existente entre capacidad de acogida, en general, medida en
número de camas hoteleras, y la población.

4.- Ocio y turismo transforman el territorio.


La función turística y muchas actividades de tiempo libre comportan a veces efectos desestructurantes sobre el
territorio que pueden llegar a ser traumatizantes e incluso subversivos, sobre todo cuando se trata de medios frágiles
por razones ambientales. En cualquier caso, la “turistificación” o “puesta en turismo” de un espacio conlleva siempre
problemas y riesgos de tipo económico, social y ecológico que conviene tener en cuenta desde la planificación,
ordenación y gestión política del territorio. Por eso, las autoridades ponen en marcha políticas y estrategias de gestión
que intentan regular esta actividad y ordenar los impactos medioambientales del turismo sobre el territorio.
La importancia creciente del turismo se pone de manifiesto a escalas local y regional, si observamos las cifras más
recientes proporcionadas por esta actividad y sus impactos medioambientales sobre el territorio. El turismo se
convierte así en uno de los motivos de mayor interés para el análisis geográfico. La Comunidad de Madrid, con más de 4
millones de turistas al año, es el principal destino turístico de interior de España, no sólo por las ventajas derivadas del
carácter internacional del aeropuerto de Barajas, los valores monumentales y culturales de la capital y de un entorno
que cuenta a pocos kilómetros de distancia con ciudades y lugares que han sido declarados Patrimonio de la
Humanidad, sino por el peso de los negocios, de las actividades de servicios que propician un importante turismo de
reuniones, convenciones y congresos. En el año 2000, la capital de España ingresó más de 100.000 euros sólo por este
concepto. Como en cualquier otro lugar y zona del planeta, la administración regula y controla los usos turísticos para
evitar los posibles daños medioambientales de esta actividad y conseguir un equilibro entre desarrollo turístico y
protección de la herencia cultural y de la naturaleza. En el caso madrileño, los principales atractivos turísticos para los
visitantes del exterior son de tipo cultural. Madrid cuenta, como capital de España, con un rico patrimonio histórico y
artístico. El Madrid de los Austrias y el Madrid de los Borbones atraen por su entramado urbano. Palacios, iglesias,
jardines, museos y exposiciones son centros permanentes de interés turístico. Los museos del Prado y Reina Sofía
reciben cada uno de ellos más de 2 millones anuales de visitantes. Madrid tiene numerosos espacios de ocio y el
gobierno regional promociona la capital como sede de congresos y conferencias. Para la propia población madrileña, el
medio natural alterna con los valores históricos y culturales como atractivo turístico de primera importancia. La Sierra,
con tres estaciones de esquí, acoge a muchas personas. Algunos espacios reciben más de medio millón de visitantes los
fines de semana. Alcalá de Henares, declarada en 1998 “Ciudad Patrimonio de la Humanidad”, y los Reales Sitios de El
Escorial, Aranjuez y El Pardo son los principales destinos del turismo cultural. Chinchón, Torrelaguna, Buitrago, El Nuevo
Baztán y Navalcarnero destacan como conjuntos monumentales.
4.1 Unos aprovechamientos intensivos del suelo
El turismo es una actividad que somete el espacio a una utilización intensiva. En competencia con otras actividades, el
turismo hace del espacio un medio de producción específico que, si bien no se agota, puede llegar a destruirse por una
utilización intensiva. La utilización intensiva del territorio por el turismo se hace través de la presión inmobiliaria, la
construcción de infraestructuras y la frecuentación incontrolada por parte de las personas. En casos extremos, la
actividad turística puede llegar a dañar seriamente el patrimonio histórico-cultural y a destruir el equilibrio ecológico,
con daños irreversibles para la fauna y la flora, sobre todo cuando el turismo va acompañado de procesos de
industrialización o de fuerte urbanización, como sucede de manera generalizada en nuestra época.
Especialmente importantes son los impactos negativos del turismo sobre el paisaje, más aún cuando se trata de
paisajes que en sí mismos constituyen los principales atractivos turísticos. Esto es precisamente lo que ocurre cuando
los paisajes se asocian a las imágenes turísticas de determinados medios naturales de acogida (cataratas del Niágara,
cataratas de Iguazú, cañón del Colorado), que pueden ser dañados de manera irreversible por la presión inmobiliaria o
la construcción de infraestructuras.
Por otra parte, la frecuentación turística incontrolada, especialmente si se acompaña de una industrialización y
urbanización intensiva, provoca la ruptura del equilibrio ecológico, con destrucción de la fauna y la flora. Así, los
deportes de nieve se convierten a menudo en una causa de deforestación y de desaparición de los pastos tradicionales
de alta montaña; las implantaciones inmobiliarias degradan los sitios naturales, los campings y las caravanas aceleran la
erosión de los suelos y contribuyen a la polución de las aguas, y las visitas masivas de museos y monumentos obligan a
acciones de salvaguarda del patrimonio histórico-artístico. A la vez, las sociedades de acogida son afectadas por
choques de mentalidad y cultura que motivan, en ocasiones, reacciones de rechazo popular hacia esta actividad.
Por último, es muy frecuente que la construcción y mejora de infraestructuras viarias, imprescindible para los flujos
turísticos, no respeten la jerarquía urbana heredada del pasado, ni tampoco tengan en cuenta la organización regional
preexistente. Los ecosistemas se suelen ver afectados por las nuevas infraestructuras, a pesar de los estudios previos y
prescriptivos de impacto medioambiental que se realizan antes del trazado de nuevas vías de comunicación. El trazado

72
de la autopista del Mediterráneo ha favorecido las inundaciones bajo situaciones atmosféricas de gota fría en el
Levante español, al dificultar la escorrentía y el drenaje natural de las aguas hacia el mar.
Por eso, cada vez se hace más necesaria la toma de medidas enérgicas capaces de proteger con eficacia la conservación
del medio natural y del patrimonio cultural, legados respectivamente por la propia naturaleza y por la acción de las
generaciones pasadas. Las acciones de protección medioambiental y del patrimonio cultural son decisivas cuando se
trata de medios naturales especialmente sensibles, como humedales, dunas, franjas litorales, zonas de alta montaña, y
de conjuntos urbanos de valor histórico artístico.
4.2 Impactos no deseados del turismo
Entre los efectos perversos del turismo, destacan los procesos de inflación de precios que esta actividad genera y que
repercuten duramente en las economías personales de los residentes, no sólo en la temporada turística sino a lo largo
de todo el año. Estos procesos de inflación vienen desencadenados, ante todo, por el carácter estacional que la mayoría
de las veces tiene el turismo y por los desequilibrios que se originan entonces entre la capacidad de producción de las
áreas de acogida y el incremento de la demanda. Los clientes, es decir, los turistas, aceptan pagar más por los artículos
y servicios durante las vacaciones, pero la subida de precios es soportada por el conjunto de la población y casi siempre
resulta irreversible.
Por otra parte, las inversiones efectuadas no benefician siempre a las regiones turísticas. La construcción de
infraestructuras hoteleras y de recreo se realiza, a menudo, por grupos financieros exteriores a la región que drenan los
beneficios hacia los centros de decisión urbanos, localizados en el extranjero en muchos casos. En general, los flujos
económicos aprovechan menos a los municipios rurales que reciben las instalaciones que a quienes los organizan. Por
su parte, el Estado se ve obligado a atender a través de los presupuestos públicos las necesidades creadas por la
presión turística, entre ellas la mejora de las infraestructuras, que de no efectuarse podrían llegar a asfixiar el desarrollo
turístico. Muchas veces, la repercusión del turismo sobre el empleo es menor que la que cabría esperar. El aumento de
la productividad, la modernización de las estructuras, la concentración espacial de los equipamientos y de los
establecimientos, frenan el crecimiento de los empleos regulares y a tiempo completo. Incluso, a veces, es mínima la
repercusión favorable sobre la creación de puestos de trabajo en la agricultura y la industria local. Esto es lo que sucede
cuando se recurre a la importación sistemática de los bienes y materiales necesarios desde otras áreas o países para
mantener la oferta turística. La localización espacial del turismo, de carácter muy segregativo, contribuye al
vaciamiento de extensas zonas del territorio en beneficio de los centros turísticos y, por lo tanto, al incremento de los
desequilibrios territoriales. Al concentrarse espacialmente el turismo en lugares y zonas muy concretas, actúa como
una actividad que favorece el aumento de los desequilibrios socioeconómicos dentro de la misma región y dentro de un
mismo país. En todos los Estados, la actividad turística se halla muy concentrada en función de factores de oportunidad
extraordinariamente variados. En España, las mayores densidades turísticas, con gran diferencia sobre otros territorios,
corresponden al litoral mediterráneo, las islas Baleares y Canarias, y Madrid.
En el balance coste-beneficio final del turismo, hay que descontar las “desutilidades” que nacen de la sobrecarga de las
redes de comunicaciones, los problemas derivados del descenso de la producción industrial y de los servicios, como
contrapartida de las vacaciones, y los inconvenientes económicos y sociales resultantes de la excesiva estacionalidad de
esta actividad. Entre estos inconvenientes figuran la congestión de las infraestructuras hoteleras y viarias durante los
periodos vacacionales, la necesidad de amortizar sobre un corto periodo de tiempo las inversiones efectuadas en
instalaciones, la subida generalizada de precios y el carácter temporal de gran parte del empleo.
Todos los anteriores impactos negativos del turismo estimulan a los gobiernos y a las empresas turísticas a tomar
medidas para ampliar la temporada y escalonar las vacaciones. De ese modo, se promociona el “turismo de jubilados” y
se apoya el denominado “turismo exposición”, aquel que se relaciona con los desplazamientos vacacionales de la “jet
society” (aristocracia, alta burguesía, mundo del espectáculo) y se concentra en lugares muy determinados que se
convierten en polos del turismo mundial por sus efectos escaparate y demostración.
4.3 Estacionalidad
Una de las características del turismo es su fuerte estacionalidad. Razones climatológicas y de tipo cultural y económico
favorecen la concentración de las vacaciones en cortos periodos, aunque también es cierto que se observa una
tendencia muy generalizada a fragmentar los tiempos de vacaciones y a incrementar los desplazamientos de corta
duración. En los destinos turísticos de los países de la zona templada, los medes de temporada alta son
indudablemente los de verano, descendiendo en invierno a cifras muy bajas. La estacionalidad por razones climáticas
aumenta de sur a norte en el hemisferio norte y a la inversa en el hemisferio sur. En los países del norte la temporada
alta se reduce a uno o dos meses, en el trópico la temporada alta corresponde a la estación seca, nuestro invierno, y el
descenso del turismo en la temporada de lluvia, que es nuestro verano. En el Caribe, la ocupación hotelera a lo largo
del año conoce menores oscilaciones porque las temperaturas oscilan poco durante el año. La estacionalidad provoca
desequilibrio en la demanda de bienes y servicios. Para romper los inconvenientes de la estacionalidad, empresarios y
responsables políticos emprenden acciones que buscan la diversificación de la oferta turística y el mantenimiento de la
ocupación hotelera todo el año. El turismo social de jubilados, nacional e internacional, ha sido uno de los factores

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principales para romper la concentración temporal de los viajeros en verano. Los programas de vacaciones sociales
para la tercera edad representan una importante ayuda económica para mantener la ocupación hotelera en invierno.

5.- Segundas residencias, tiempo libre y turismo.


La expansión de las segundas residencias es consecuencia del aumento generalizado del nivel de vida de la población, el
incremento del tiempo libre en una civilización que avanza progresivamente hacia una sociedad de ocio, el desarrollo
del turismo, la mejora técnica y abaratamiento de los transportes y la generalización del uso del automóvil. El modelo
Lundgren hace depender la expansión de la ubicación de la segunda residencia con el crecimiento de las ciudades. La
proliferación de segundas viviendas responde fundamentalmente al deseo del hombre de la ciudad a tener contacto
con la naturaleza. Consecuentemente, sus efecto se dejar sentir con fuerza en el paisaje y en la difusión de los modos
de vida urbanos por ambientes hasta hace poco predominantemente agrarios. Las facilidades del transporte aéreo y la
reducción del coste de las tarifas aéreas favorece la ocupación intensiva del litoral mediterráneo y de las islas por
viviendas secundarias que son ocupadas temporalmente por personas procedentes de la Europa occidental y del
Interior del continente, sobre todo Alemania. La integración económica y política de Europa también impulsa este
proceso y propicia la transformación de muchas viviendas secundarias en residencias permanentes o de muy larga
temporada, especialmente cuando sus propietarios u arrendatarios alcanzan la edad de jubilación. En el interior de
España, también ha sido constante durante décadas el aumento de las viviendas secundarias de nueva planta y la
rehabilitación de antiguas casas rurales para ser ocupadas temporalmente. Además, es frecuente que antiguos
emigrantes del campo a la ciudad o sus hijos deseen conservar o recuperar vínculos con sus localidades de origen a
través de la rehabilitación de antiguas casas rurales o de la construcción de viviendas de nueva planta en parcelas de su
propiedad. En las sociedades más evolucionadas del planeta, el éxodo rural provocó en el pasado el abandono de
muchos pueblos y la desertización de los campos, especialmente en las zonas de peores condiciones para la agricultura.
En la actualidad, 9 de cada 10 municipios rurales tienen menos población que en 1970.

6.- Tipologías de espacios turísticos


El turismo modifica el territorio y crea paisajes turísticos. Atractivos naturales, mejoras de los transportes, estrategias
privadas, campañas de promoción, capacidades y actitudes favorables de los medios de acogida hacia los visitantes,
convierten Ciertas zonas en “territorios privilegiados del turismo”.
En la actualidad, los principales espacios turísticos son las fachadas marítimas, por los atractivos del sol y la playa para
las masas y el auge de los deportes náuticos; las áreas de montaña, por sus facilidades para la práctica de los deportes
de nieve, el alpinismo y el senderismo; y las ciudades, que atraen a un turismo cultural por la riqueza de su patrimonio
histórico-artístico, por la concentración de las actividades de negocios en su interior, y por sus facilidades para la
celebración de exposiciones, salones y congresos.
Dentro de las ciudades, existen algunas que tienen un significado muy especial y un enorme interés para una actividad
que no es propiamente turismo pero que se relaciona estrechamente con él, la peregrinación religiosa. Se trata de
aquellas ciudades del mundo que detentan unas especiales connotaciones como centros de peregrinación por su
especial relación con acontecimientos relacionados con las grandes religiones. Son ciudades que atraen a multitud de
personas a lo largo del año, generan un tráfico intenso hacia ellas desde lugares distantes del planeta, impulsan
actividades hoteleras y de acogida en general, y crean paisajes urbanos típicamente turísticos, como Roma, La Meca,
Jerusalén, Santiago de Compostela, Fátima, Lourdes, Benarés, etc.
Por otra parte, la concentración espacial de inversiones e infraestructuras de acogida en costas y montañas origina
asentamientos propiamente turísticos en esos medios, unos espontáneos, otros planificados, y la mayoría de las veces,
las dos cosas a la vez, espontáneos y planificados. Estos asentamientos incluyen desde concentraciones hoteleras de
diferentes tamaños a urbanizaciones de apartamentos y viviendas unifamiliares en la costa y la montaña, y “marinas” o
pueblos nuevos, con puertos deportivos y oportunidades de amarre, en litorales privilegiados por su naturaleza y
condiciones medioambientales, como Puerto Banús o Soto Grande en la Costa del Sol. Los campings y campos de
caravanas o “mobilehomes” son otras formas de asentamientos que contribuyen a configurar los paisajes turísticos.
6.1 Espacios de borde de agua
Los espacios litorales son las formas dominantes de ocupación turística y los que concentran la mayor parte de esta
actividad en los países con fachada marítima. Precisamente, las localidades ribereñas del mar y de ciertos lagos, entre
los que destacan los alpinos, figuran entre los espacios más tempranamente valorados como centros de actividad
turísticas.
La aristocracia y la burguesía europea, que dieron origen al denominado turismo de élites en el siglo XIX, pusieron de
moda estaciones termales (Bath en Inglaterra, Carlovivari en Chequia, Vichy en Francia o La Toja en España), estaciones
litorales de la Costa Azul (Niza, Cannes o San Remo) o de la Costa
Atlántica (Santander, San Sebastián, Biarritz) y estaciones de los lagos alpinos (Lugano, Stresa, Locarno) o de los Vosgos,
como Geradmer. El atractivo de los anteriores asentamientos se apoya en la existencia de buenas condiciones

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climáticas, en paisajes de gran belleza, en la presencia de manantiales de aguas termales que permitían la puesta en
servicio de los balnearios, y en facilidades de comunicación gracias a la puesta en servicio de la red ferroviaria que por
entonces se construía. Todas aquellas localidades turísticas, puestas de moda por el turismo de élite del siglo XIX,
poseen un patrimonio arquitectónico y urbanístico que hoy se ha convertido en un valor sobreañadido y en un
importante elemento de atracción para el turismo de masas. Casinos, hoteles de lujo de arquitectura modernista,
hipódromos, paseos arbolados, fuentes termales, etc. modelan el paisaje de estas localidades y transmiten a las
generaciones actuales el esplendor del turismo aristocrático del pasado.
A partir de los años 50 del siglo XX, la generalización de las vacaciones pagadas, el aumento del tiempo libre y las
facilidades cada vez mayores de desplazamiento explican la expansión del turismo de masas y su fuerte en
concentración en los espacios litorales. Con condiciones climáticas como las que dominan en gran parte de Europa, con
un invierno largo y duro, con bajas temperaturas en el interior del continente durante el invierno y precipitaciones muy
abundantes en las costas occidentales, el turismo de masas es atraído especialmente por el sol y la playa. La costa
mediterránea y sus islas se han convertido en los principales destinos del turismo europeo. En América del Norte, las
costas de California y Florida, y las islas del Caribe son, a su vez, los principales destinos del turismo de sol y playa.
En España, la costa es también el primer y mayor atractivo para millones de visitantes que acuden preferentemente en
verano en busca de sol y playa. La mayor capacidad de acogida turística corresponde al mediterráneo peninsular (55,3
% del total nacional), seguido de la costa balear (21,2 %) y la canaria (13,2 %). A lo largo de las costas, se suceden los
puertos deportivos. Sólo en litoral mediterráneo peninsular, hay más de 100 instalaciones náuticas con más de 25.000
puntos de amarre. Las islas Baleares, por su parte, cuentan con 42 centros deportivos y 10.854 puntos de amarre.
Las actividades de ocio y turismo han modelado paisajes modernistas de excepcional valor arquitectónico y urbanístico
en las ciudades balneario españolas del XIX, entre las que destacan San Sebastián y Santander. Además, y de manera
generalizada, en todas las localidades ribereñas se han acondicionado paseos marítimos y, a lo largo de la costa,
proliferan formas nuevas de asentamientos litorales, “marinas” o puertos deportivos, obras de acondicionamiento y
operaciones integrales de mejora de playas.
En el litoral mediterráneo, junto a los núcleos de los antiguos pueblos, se levantan urbanizaciones, conjuntos hoteleros
y equipamientos de ocio y playa que se disponen linealmente hasta formar muros de hormigón paralelos al mar. Las
localidades turísticas presentan tipologías variadas, aunque responden generalmente a un esquema “bipolar” en
cuanto a las actividades de ocio (la playa y el núcleo urbano) y “polinuclear” en cuanto al desarrollo urbanístico (el
núcleo histórico, urbanizaciones de bloques en altura y urbanizaciones de unifamiliares). La altura de los edificios, la
intensidad en la ocupación del suelo, y la densidad en la construcción varían de manera muy considerable siguiendo la
costa, si bien los contrastes mayores son los que se producen entre litoral mediterráneo en su conjunto y los litorales
atlántico y cantábrico. Mientras en el primero, las densidades turísticas son mucho más altas, en los segundos, las
densidades turísticas son considerablemente más bajas y la edificación es de mucha menor altura y volumen, en
definitiva, más respetuosa con la naturaleza y el entorno que en el mediterráneo.
6.2 Espacios de montaña
Las características medioambientales de las montañas, sus valores paisajísticos y la posibilidad de practicar en ellas
multitud de deportes que requieren la presencia de la nieve, la altura sobre el nivel del mar y la existencia de fuertes
pendientes, explican la transformación de la montaña en espacios atractivos para el turismo de masas.
El descenso de las temperaturas conforme aumenta la altura sobre el nivel del mar, alrededor de medio grado por cada
100 metros, y el soplo de las brisas, alternantes según sea de día o de noche, hacen de las montañas medios
privilegiados que atraen a las poblaciones urbanas durante los meses de verano. La abundancia de vegetación, como
consecuencia del fenómeno de recrudescencia de las precipitaciones por la altura, las diferencias de paisajes vegetales
entre las umbrías y las solanas, debido a la orientación de las vertientes respecto a los vientos y al sol, y la variedad de
paisajes que originan la naturaleza de sus rocas, su antigüedad, los procesos orogénicos y la acción de los agentes
erosivos, son elementos que hacen de las montañas espacios muy atractivos para el turismo, el disfrute del ocio y el
aprovechamiento del tiempo libre. La creciente urbanización de la sociedad, el aumento del nivel de vida de la
población y la espectacularidad de los paisajes de montaña son elementos que se suman para explicar el renovado
interés de la sociedad por estos espacios, con formas de utilización no siempre respetuosas con el entorno. Las
montañas se convierten en centros de atracción para una multitud ávida de naturaleza y en espacios de ocio para un
turismo masivo. Los embalses construidos en los valles atraen a los aficionados de los deportes náuticos en verano y las
estaciones de nieve son el atractivo principal de la alta montaña en invierno. La celebración de competiciones de ski y la
creación de Olimpiadas de invierno han favorecido el desarrollo de las localidades y ciudades de pie de montaña, que se
especializan en la prestación de servicios y que han multiplicado su población en los últimos veinte años, como Jaca,
Chamonix o Innsbruck. A la vez, las montañas próximas a las grandes aglomeraciones urbanas se cubren de
urbanizaciones y viviendas de segunda residencia, como sucede en la Sierra madrileña.
En cualquier caso, el turismo y las actividades de tiempo libre han salvado en todas partes el declive de los pueblos de
montaña. Así, el alpinismo y el senderismo, en verano, y los deportes de nieve, en invierno, hacen posible la ocupación

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hotelera de las estaciones de altura a lo largo del año y mantienen unos niveles de empleo alto allí donde pueden
practicarse.
6.3 Espacios rurales
También hoy los espacios rurales adquieren valor turístico a través del denominado “agroturismo” o “turismo verde”.
Los poderes públicos estimulan la modernización de casas de labranza y la adecuación de sus infraestructuras para
facilitar el desarrollo de actividades de ocio y turismo que se fundamentan en las relaciones familiares. Se trata de un
turismo cada vez más atractivo para las clases medias urbanas, deseosas de cualquier forma de reencuentro con la
naturaleza y de entrar en contacto con la vida del campo.
El “agroturismo” o “turismo verde” es una forma nueva que incorpora a los agricultores a la función de acogida y
animación. Es un fenómeno sobre todo europeo que aprovecha la abundancia de residencias secundarias e intenta
paliar la crisis del campo. Según países, acoge entre el 5 % y el 15 % del turismo. Fundado sobre el vínculo familiar, se
extiende por las capas sociales acomodadas y se internacionaliza. Las administraciones públicas lo estimulan con
subvenciones y mediante la creación de estructuras de acogida o la mejora de las existentes.
El “turismo verde” actúa espacialmente como un recurso que añade riqueza a la explotación del campo, a las
economías tradicionales que hasta hace relativamente poco tiempo estaban basadas casi de manera exclusiva en la
práctica de una agricultura especializada en el cultivo de la tierra y, en los medios de montaña, en el aprovechamiento
de los pastos para el ganado y la explotación del bosque. Precisamente la incidencia más favorable del “agroturismo”
desde el punto de vista de la reactivación de la economía y de la conservación del paisaje está teniendo lugar en las
áreas de montaña, que, por otra parte, son las más atractivas y las más demandadas por el actual turismo de masas, y
también las que sufrieron más los problemas de aislamiento y emigración del campo en general, aquí especialmente
intensos por los desajustes entre población y recursos de vida. No hay que olvidar que las montañas han sido áreas de
emigración durante décadas.
6.4 Espacios naturales protegidos.
La presión turística comporta polución y degradación del medio, en especial a ecosistemas naturales frágiles o a
espacios culturales y artísticos de singular valor y significado por su patrimonio monumental y urbanístico. Por eso las
autoridades acometen políticas de salvaguarda de espacios naturales y de protección de los conjuntos históricos
artísticos. En ese marco, se han creado Parques Naturales de montaña y litoral, se han establecido Reservas Naturales y
se prohíbe construir en playas. En España, había en 2009 cerca de 1229 Espacios Protegidos distribuidos entre las
siguientes categorías de mayor a menor importancia. 14 Parques Nacionales, 12 Parques Naturales, Reservas Naturales,
Monumentos Naturales Y Parques Protegidos. El 9,5 % de la superficie de España se consideran espacios protegidos.
Los mayores niveles de protección corresponden a los Parques Nacionales. Son gestionados por el Estado y la CC.AA
donde se encuentran ubicados. Los restantes espacios naturales son aprobados por los parlamentos regionales y su
gestión se reserva a las administraciones donde se encuentran situado. Los espacios naturales protegidos se han
convertido en un recurso que atrae cada vez más el interés de los turistas. La puesta en turismo de los espacios
protegidos se hace dentro de los planteamientos de turismo sostenible que permiten contemplar esta actividad como
compatible con el medio ambiente. Frente a las afirmaciones como la de Fraguell de que el turismo no puede ser
sostenible ya que genera consumo de agua, desplazamientos y estancias de turistas, se pasa a considerar que el
turismo no sólo puede ser compatible con la conservación del medioambiente sino un medio para su protección. En la
actualidad, el turismo de espacios naturales protegidos puede ser considerado como una oferta innovadora,
superadora de una concepción del turismo calificada de fordista que se basaba en una oferta estandarizada y
monótona de productos de ocio para una demanda masiva.
6.5 Espacios urbanos
La globalización de la economía y los procesos actuales de urbanización favorecen el desarrollo del turismo a escala
mundial y privilegian la importancia creciente de las grandes aglomeraciones urbanas dentro de esta actividad por sus
valores históricos, monumentales y culturales, y, sobre todo, por la importancia que cobra en ellas el turismo de
negocios en torno a ferias, exposiciones y congresos. Además, las ciudades son los lugares más adecuados para
responder a las necesidades de contactos personales frecuentes y de relaciones que existen en el interior de las propias
empresas y de unas con otras. París, Londres, Nueva York y tantas otras ciudades son los primeros focos turísticos de
sus respectivos Estados por las razones señaladas. En el caso de las ciudades que además son centros de peregrinación
de las grandes religiones, como Roma, Jerusalén, La Meca, Fátima o Santiago de Compostela, la función turística se ve
reforzada por factores religiosos que justifican la afluencia masiva de personas a lo largo del año.
Por otra parte, el proceso de concentración de la población en las grandes aglomeraciones genera situaciones de
estrés, de fatiga y agobio psicológico que explican las ansias de contacto con la naturaleza y la proliferación de formas
de aprovechamiento del tiempo libre. Dentro de las modalidades de turismo generadas por las urbes, tienen especial
importancia por su carácter masivo los desplazamientos de fin de semana y de los puentes laborales hacia el campo y
los espacios de esparcimiento próximos a la ciudad. Estos desplazamientos son la principal manifestación de

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aprovechamiento del ocio en las sociedades industrializadas y una fuente importante de problemas por su impacto
sobre la circulación general.
La concentración en el tiempo y el espacio de las personas que abandonan la ciudad en busca de descanso y de conocer
otros lugares durante los fines de semana provoca enormes embotellamientos en los itinerarios más frecuentados por
los flujos de tráfico. El Estado se ve obligado a acometer políticas de infraestructura viaria y de seguridad en carretera
capaces de garantizar no sólo el tráfico habitual de los grandes ejes de circulación sino el ocasional de los fines de
semana y de los periodos vacacionales, lo que exige grandes inversiones a partir de los fondos públicos y la necesidad
de contar con la colaboración de la iniciativa privada.
La práctica deportiva en el tiempo libre y el desarrollo de los deportes de competición dan lugar a la construcción
infraestructuras específicas que se convierten, también, en elementos característicos del paisaje urbano. Muchas de
estas construcciones funcionan como “hitos” paisajísticos para todos los ciudadanos, a menudo actúan como
elementos representativos de determinadas ciudades y, en muchos casos, atraen el turismo por su calidad
arquitectónica y por los valores y sentimientos que representan. Los museos del Real Madrid y del Barcelona CF,
ubicados en sus respectivos estadios, auténticos símbolos colectivos que trascienden el significado de sus propios clubs,
se sitúan por el número de visitantes a la cabeza de todos los de sus respectivas ciudades, Madrid y Barcelona.
Grandes estadios en el caso del fútbol, canchas para el baloncesto, piscinas olímpicas, circuitos para grandes premios
automovilísticos (Le Mans, Indianápolis) y carreras de motos mueven a miles de aficionados que acuden de la propia
localidad, de otros lugares y del extranjero. Estos aficionados pueden ser calificados indudablemente como turistas,
tanto desde el punto de vista estadístico como desde los puntos de vista de los comportamientos, y, por supuesto, de
las necesidades que requieren y del uso del espacio que realizan.
No obstante, el impacto geográfico y turístico de las diferentes manifestaciones deportivas es desigual. Frente a los
casos señalados anteriormente, cuyo impacto sobre el paisaje de las ciudades es permanente y sus efectos sobre el
turismo de las mismas, considerable, existen manifestaciones efímeras. Las repercusiones sobre el territorio se reducen
en el tiempo a unos pocos días. Esto es, y no son los únicos eventos de esta naturaleza, lo que sucede con los “rallyes”
internacionales de automóviles y motos.
Las grandes competiciones del motor de Montecarlo, los “rallyes” París-Dakar o de los Faraones, atraen a numerosos
participantes y a miles de espectadores del mundo entero, pero sus efectos espaciales son muy reducidos y muy
restringidos en el tiempo. Desde el punto de vista específicamente turístico, las consecuencias más permanentes de
estos acontecimientos deportivos sobre el territorio son su contribución a difundir el conocimiento de lugares y de
paisajes que, en algunos casos, acaban por convertirse en productos turísticos o, cuando menos, en elementos
motivadores de un turismo de aventura que tiene una demanda creciente en los países desarrollados.

7.- Políticas turísticas.


Los impactos del turismo sobre el territorio a todos los niveles y sus efectos desestructurantes desde los puntos de vista
económico, social y político, obligan a emprender políticas que en todo caso exigen un profundo conocimiento previo
del medio local de acogida, y el estudio de previsibles respuestas ante la llegada masiva de turistas.
Las políticas turísticas propiamente dichas nacen a partir del auge del turismo de masas, a mediados del siglo XX. Hasta
los años 70, en todas partes dominan criterios socioeconómicos. La preocupación principal de los poderes públicos era
estimular el crecimiento de esta actividad a cualquier precio, pues se consideraba que la riqueza generada por el
turismo funcionaría como un auténtico motor de desarrollo económico y un valioso instrumento de corrección de
desequilibrios regionales, como de hecho sucedió en muchos lugares y entre ellos en España. La liberalización de la
economía, las remesas de divisos remitidas por los emigrantes en el extranjero y el crecimiento del turismo fueron los
principales motores del desarrollo económico y del cambio social de España en los años 60.
A partir de los años 80, empezaron a imponerse las políticas que intentan armonizar crecimiento turístico y respeto por
la conservación de los paisajes naturales y los valores culturales de los medios de acogida. Hoy, las políticas turísticas
predominantes se asocian a estrategias de “turismo sostenible”, que integran la preocupación por los valores
medioambientales y culturales y una actividad turística muy diversificada en cuanto a lugares de destino y propuestas
de ocio y aprovechamiento del tiempo libre.
7.1 Políticas de conservación
La preocupación por la conservación del patrimonio cultural lleva a la aparición en los siglos XVIII y XIX de los primeros
decretos reales e imperiales en defensa del patrimonio histórico artístico. España contó ya en 1803 con una Real Cédula
que ha sido el germen de toda nuestra legislación posterior de protección de monumentos y de conjuntos de interés
histórico artístico, incluida la vigente Ley del Patrimonio, de 1985. En ese mismo contexto, se crearon los grandes
museos nacionales en los siglos XIX y XX. Hoy, se generalizan por doquier medidas y normas legales para evitar el
deterioro material de los edificios y de las obras de arte por las visitas intensivas y permanentes.
Por su parte la necesidad de proteger el medio natural de la presión humana en general y de la presión turística en
particular, sobre todo en el caso de los medios más sensibles a la acción del hombre y frágiles, ha conducido a la

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creación de parques nacionales, al establecimiento de reservas naturales, a la prohibición de construir en playas, a la
protección de humedales, la defensa de dunas y acantilados. La actual presión turística, que comporta polución y
degradación del medio, refuerza la importancia de las políticas de salvaguarda de la naturaleza y del patrimonio
cultural.
Cada vez surge una mayor contraposición entre el proteccionismo de los poderes públicos y el deseo de crecimiento
económico y de creación de empleo de las comunidades locales. En todos los países, se refuerzan las legislaciones
nacionales y regionales para proteger la franja litoral (Ley Litoral de 1986 en Francia, Ley de Costas de 1988 en España)
o controlar la presión inmobiliaria.
La declaración de espacios protegidos es un instrumento para preservar el litoral y hacer compatible usos turísticos y
protección de la naturaleza. Uno de los ejemplos más significativos por sus valores medioambientales y la proximidad a
una gran aglomeración urbana, es la Reserva de la Biosfera de Urdabai, en Vizcaya. Este espacio natural protegido se
extiende sobre 23.000 hectáreas de la ría de Mundaka, en la que se mezclan las aguas del mar y de los ríos Oca y
Golaco. Numerosas aves migratorias de paso desde Centroeuropa a África utilizan estacionalmente sus orillas como
lugar de descanso y cría.
7.2 Políticas de desarrollo y ordenación turística
Hasta los años 70, dominaron en el mundo políticas sectoriales que consideraban el turismo, ante todo, como un
instrumento de crecimiento económico y de corrección de los desequilibrios territoriales. La planificación turística se
regía casi exclusivamente por motivaciones de desarrollo socioeconómico. La preocupación principal era estimular el
crecimiento de esta actividad a cualquier precio, fundamentalmente a través del aumento de la capacidad de
alojamiento y de la rentabilización al máximo y en el menor tiempo posible de las inversiones efectuadas. A la vez, la
producción turística era concebida como instrumento de equilibrio regional. El turismo era considerado como panacea
para salir del subdesarrollo.
En la actualidad, se imponen políticas globales que intentan armonizar crecimiento turístico y respeto por la
conservación de los paisajes naturales y los valores culturales de los medios de acogida. Se imponen políticas de
ordenación turística que integran conservación y acciones de autodesarrollo diversificado a escala local, regional,
nacional e internacional. Los condicionantes espaciales pesan cada vez más sobre las localizaciones y el interés por
armonizar el turismo entre los estados, sobre todo en espacios fronterizos, conduce a acciones generalizadas de
planificación interregional. En los países del Tercer Mundo, se siguen anteponiendo los valores socioeconómicos del
crecimiento turístico a la conservación del medio, favorecidos por los intereses de las grandes multinacionales del
sector. En definitiva, la principal cuestión del desarrollo turístico es conseguir el equilibrio entre políticas productivistas
y proteccionistas. En España, las urbanizaciones masivas dañan los ecosistemas litorales y prelitorales. A menudo, las
dunas son destruidas, las albuferas son alteradas, los marjales, desecados, y las playas, modificadas. La construcción de
grandes bloques de apartamentos a orillas del mar ha dejado el paisaje de muchas playas encerrado tras un muro de
cemento, como se puede comprobar, sobre todo, a lo largo de la costa mediterránea, entre Cadaqués (Gerona) y
Estepona (Málaga). Las grandes obras de ingeniería civil junto al mar también destruyen los suelos, dañan los
ecosistemas y modifican los paisajes. La construcción de puertos y diques origina la pérdida de playas y la creación de
planicies costeras y albuferas. Desde 1979, el Ministerio de Fomento destina parte de su presupuesto a la recuperación
del litoral. Desde entonces, se han multiplicado las regeneraciones de playas, las obras de construcción y mejora de
paseos marítimos, las intervenciones en vías de acceso y los saneamientos de entornos costeros. La demolición
mediante el sistema de voladura controlada el 10 de enero de 2002 del gran hotel Atlanterra, símbolo del urbanismo
salvaje de los años 70, construido sin licencia de obras sobre dunas en Zahara de los Atunes (Cádiz) y nunca terminado,
es todo un símbolo de una política turística nueva, que apuesta por la protección del medio ambiente y la recuperación
de costas. Además, existe una campaña de limpieza en colaboración con las Comunidades autónomas que hace de
España el país de la Unión Europea con mayor número de playas con bandera azul como distintivo de calidad.
7.3 Políticas ecológicas y desarrollo sostenible.
Cada vez son más numerosas las recomendaciones internacionales (Carta de la Organización Mundial del Turismo,
Códigos de buena conducta de la UNESCO) en favor de un “ecoturismo”, de un turismo respetuoso con el medio, capaz
de ser alternativo, duradero y sostenible. Frente a fórmulas monotemáticas y uniformes del “turismo de masas”,
vinculadas a grandes aparatos y estructuras productivas, que hoy se consideran caducas e incluso empiezan a generar
sentimientos de rechazo por parte de los mismos turistas, se aboga por un turismo más individualista, flexible y mejor
integrado con el territorio.
Hoy por hoy, crece una “conciencia ecológica” entre los potenciales consumidores de turismo que provoca
sentimientos de rechazo frente a zonas degradadas por sobrecargas estaciónales y que lleva a preferir entornos poco
afectados por el turismo, a menudo en el Tercer Mundo, o legalmente protegidos en cualquier país, como es el caso de
los parques nacionales. De este modo se habla de planificación ecológica, que razona en términos de umbrales de
aceptabilidad y de control de los espacios turísticos, por lo tanto de “capacidad de carga”, y cuya acepción puede ser
extendida a los dominios económicos y socioculturales. Con el deseo de optimizar beneficios y evitar perjuicios a las

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comunidades locales, el planeamiento se centra ahora en la adecuación entre las capacidades del medio-soporte y la
envergadura de las instalaciones e infraestructuras turísticas que se proyectan.
A partir de estos presupuestos teóricos, turoperadores, empresarios y responsables públicos plantean en todas partes
fórmulas de reordenación y programas de rehabilitación de los equipamientos heredados. Así, en diferentes lugares de
la costa mediterránea, determinados ayuntamientos acometen con apoyo financiero internacional operaciones de
renovación y embellecimiento de las estaciones balnearios construidos durante las décadas de desarrollismo
económico. A veces, esas actuaciones suponen la completa restauración de los espacios afectados, incluidas la
demolición y la sustitución de las infraestructuras de acogida.

8.- Focos y flujos del turismo mundial.


Los desplazamientos masivos de personas deseosas de disfrutar de su tiempo libre fuera de su lugar habitual de
residencia constituyen un fenómeno complejo que adquiere importancia creciente. Las motivaciones son muy variadas,
pues van desde el interés por conocer lugares, gentes y costumbres nuevas, o por aprender una lengua distinta a la
materna, a disfrutar, simplemente, de atractivos turísticos que se ofrecen a buenos precios y que se vinculan a
condiciones climatológica privilegiadas y a imágenes turísticas creadas por la literatura, el arte, los medios de
comunicación de masas o por los mismos promotores de la actividad turística. La importancia de las imágenes turísticas
es tan grande que en todo caso actúan como auténticos desencadenantes de los flujos turísticos.
Las imágenes mentales son las que en determinados momentos han sido capaces de incorporar para la actividad
turística territorios que habían sido ignorados por las personas que residían en ellos. Esto es precisamente lo que
sucedió hace ya mucho tiempo con los parajes litorales y los paisajes de alta montaña. La playa o la alta montaña
apenas habían sido utilizadas como motivo de recreo por las personas que residían en sus inmediaciones antes de que
el turismo hiciera su aparición, primero a través del turismo de élite del XIX, heredero de los viajeros de la ilustración,
los primeros en descubrir en la importancia de la naturaleza, y luego, ya en el siglo XX, a través del turismo de masas.
En este sentido se puede afirmar que “los lugares turístico no existen nada más que por y para el turismo” (Knafou, R.,
1993). Por eso, la geografía del turismo concede singular atención a los procesos de producción material de los espacios
turísticos y al conocimiento de las representaciones mentales de los lugares que se generan a través de los catálogos de
vacaciones, las guías turísticas, las películas publicitarias, la literatura y las manifestaciones plásticas de las artes,
incluido el cine comercial (Zarate, M. A., 1992). La geografía del turismo también presta atención a las políticas de
ordenación y protección del paisaje, y a las estrategias espaciales de las grandes empresas plurinacionales turísticas:
compañías de transporte, productores y vendedores de viajes, cadenas de hoteles, clubs de vacaciones y de casas de
descanso, empresas de distracción y de animación.
A escala mundial, los mayores focos emisores de flujos turísticos corresponden al entorno de las grandes ciudades y a
las regiones más ricas y habitadas de los países desarrollados. Desde esos focos, la proporción de desplazamientos
decrece globalmente de manera inversamente proporcional al aumento de la distancia hacia ellos. No obstante, esta
reducción de los flujos turísticos desde sus grandes centros de emisión no se produce siempre de manera totalmente
regular y de forma radio-concéntrica, ya que los factores motivadores de la actividad turísticos son muy variados, como
ya se ha visto, y en ciertos momentos pueden introducir efectos correctores sobre la dinámica general. De entrada, hay
que admitir el protagonismo de los actores locales del turismo y de determinadas iniciativas y campañas de promoción
que explican, a veces, picos de elevada frecuentación turística en lugares muy distantes de los principales focos
emisores del turismo mundial.
8.1 El turismo en los países desarrollados
Europa es el primer foco emisor y receptor del turismo mundial por su alto nivel de vida, densidad de transportes,
libertad de circulación entre Estados, variedad física y riqueza de su patrimonio cultural. España, Italia y Francia se
sitúan a la cabeza con más de 35 millones de turistas al año cada uno de ellos. Las mayores regiones turísticas son el
litoral mediterráneo y los núcleos urbanos próximos a ese litoral (Roma, Florencia, Granada, Córdoba); el arco alpino, el
principal espacio turístico de montaña del planeta; los balnearios asentados en la fachada atlántica y las grandes
aglomeraciones urbanas, de manera muy especial las que funcionan como auténticas ciudades globales, París y
Londres. Al turismo de masas de sol y playa, y a las formas de turismo de interior que tienen un desarrollo creciente, se
añade la importancia de las estaciones de altura y el incremento del turismo internacional de montaña por la
popularización de los deportes de nieve. Cada vez son más los españoles que salen a esquiar a las estaciones alpinas de
Francia, Austria y Suiza, utilizando en gran parte el avión como medio de transporte. Se estima que las personas
implicadas como viajeros en este turismo de montaña aumentan en una proporción del 20 % al año.
A la vez, se está produciendo en los últimos años una diversificación y especialización cada vez mayor de la oferta de
ocio en montaña: desde estaciones de carácter familiar a estaciones de lujo de Courcheval (Francia), Saint Moritz
(Suiza) o Zürs (Austria). La mayoría de las estaciones de alta montaña remodelan sus instalaciones con tecnologías
punta y disponen de atractivos nuevos, como saltos en paracaídas, trampolín de esquí, vuelo delta, esquí sobre glaciar.

79
El fuerte envejecimiento demográfico de los países europeos y de América del Norte explica la importancia creciente de
lo que se denomina “turismo de jubilados”. Van en rápido aumento los jubilados de distintas nacionalidades que
acuden a las estaciones tipo balneario del mediterráneo y de las islas Canarias, atraídos por la suavidad del clima, sobre
todo durante los meses de invierno. Alemanes, ingleses y franceses forman verdaderas colonias en las islas Baleares y
Canarias, en la Costa Brava, Costa Blanca y Costa del Sol. Los efectos del turismo de jubilados sobre las zonas en que
tiene mayor implantación son muy importantes, ya que disminuye el carácter estacional de esta actividad, anima el
sector inmobiliario y favorece el mantenimiento de las actividades terciarias. También sucede que cada vez con mayor
frecuencia muchos de estos turistas jubilados terminan por adquirir una vivienda en los destinos antes señalados y se
convierten en residentes, lo que repercute sobre el envejecimiento y el descenso estadístico de las tasas de fecundidad
de los enclaves costeros.
Otra forma de turismo en expansión en los países desarrollados es el llamado “turismo exposición”. Hace referencia al
turismo practicado por la “jet society” (aristocracia, alta burguesía, mundo del espectáculo), que se reúne durantes los
periodos vacacionales en ciertos lugares en busca de diversión, encuentro y protagonismo social. En España, este
turismo se concentra especialmente en Marbella, Palma de Mallorca e Ibiza. El alto poder adquisitivo y la elevada
capacidad de demanda de servicios de calidad de las personas que representan esta modalidad de turismo se plasma
en urbanizaciones de lujo, del tipo de “Puerto Banús” o de “Soto Grande”, que se propagan de manera mimética, con
más o menos fortuna paisajística y ambiental, por la Costa del Sol. El eco popular de la “jet society” a través de las
revistas del corazón convierte las localidades que frecuenta en centros turísticos de interés mundial.
En la Europa oriental, el turismo ha tenido mucha menos importancia económica hasta la desaparición de sus
regímenes socialistas. Tras la vuelta a la democracia, al multipartidismo y la economía de mercado, sus ciudades se han
convertido en significativos destinos del turismo internacional por la riqueza de sus valores monumentales y culturales.
La UNESCO ha reconocido la importancia de estos valores al incluir muchas de estas ciudades y localidades dentro de su
catálogo de lugares “Patrimonio de la Humanidad”. Budapest, Varsovia, Cracovia y San Petersburgo ocupan un lugar
muy destacado en el turismo de interior por motivaciones culturales. Actualmente, el turismo internacional de los
países de Europa oriental se basa de manera prioritaria en circuitos turísticos por las grandes ciudades y, en segundo
lugar, por ciertas regiones del Asia central y el Volga.
En los países de la Comunidad de Estados Independientes (CEI), los flujos interiores se siguen dirigiendo
preferentemente a los balnearios del mar Negro, lo mismo que en los tiempos de existencia de la Unión Soviética
(URSS), aunque la grave situación económica y la inestabilidad política de muchos de estos territorios, hace que este
turismo haya decaído con relación a la importancia que tenía en el pasado, antes de la caída del muro de Berlín, en
1989. América se sitúa en segundo lugar mundial por el volumen económico del turismo y los desplazamientos que
genera. El turismo internacional, de negocios y circuitos, se orienta hacia las metrópolis, y el turismo interior, hacia los
balnearios de las megalópolis y las regiones meridionales de Florida y California, donde las ofertas muy especializadas
de entretenimiento y ocio tienen enorme importancia, incluidos los parques temáticos relacionados con la grandes
productoras cinematográficas, el turismo de jubilados y las residencias para la Tercera Edad.
El resto de los países industrializados genera escasos flujos turísticos, excepto Japón, que adquiere importancia
creciente, sobre todo como foco emisor, debido al elevado nivel de vida de su población y a prácticas culturales que
estimulan ciertos viajes al exterior. Los recién casados acuden de manera muy generalizada a las islas del Pacífico, y
muchas empresas premian ocasionalmente a sus trabajadores con unas vacaciones pagadas al extranjero, incluyendo
destinos tan lejanos para Japón como son los países de Europa y Estados Unidos.
En todo caso, hay que tener en cuenta que más del 80% de los desplazamientos turísticos que se realizan en el mundo,
se hace dentro de los grandes conjuntos regionales a los que nos hemos referido anteriormente, y la mayoría
corresponde a flujos de corta distancia. Los viajes por motivos turísticos más numerosos son los que se efectúan hacia
destinos próximos respecto a los lugares de residencia habitual, dentro del territorio nacional, y hacia los países
limítrofes dentro de cada uno de los focos emisores.
8.2 El turismo en los países en vías de desarrollo
Los asentamientos turísticos son recientes y poco numerosos. En la mayoría de estos países, el turismo tiene un
carácter puntual, se limita a los alrededores de las aglomeraciones, a ciertos lugares del litoral y a unas pocas
estaciones de montaña. El turismo internacional hacia estos países sigue siendo relativamente minoritario y, en buena
medida, la masa del flujo turístico disminuye hacia estos destinos en proporción inversamente proporcional al aumento
de su distancia respecto a los principales y grandes focos emisores. No obstante, el turismo hacia estas zonas tiende a
aumentar por el abaratamiento de las tarifas aéreas, la industrialización de esta actividad por los grandes
“turoperadores”, las facilidades concedidas para su desarrollo por los propios gobiernos y el estímulo que recibe de la
Organización Mundial del Turismo (OMT). Actualmente, los países en vías de desarrollo representan sólo el 30% del
mercado del turismo internacional, pero está proporción está creciendo de manera rápida. La llegada de turistas
internacionales a los países en vías de desarrollo ha crecido en una media de un 9,5% por año desde 1990 a nuestros
días, mientras que este mismo crecimiento para todo el mundo y en el mismo periodo ha sido del 4,6%.

80
Los focos de mayor atracción se sitúan a menos de tres horas de vuelo desde los países más avanzados
económicamente, la Unión Europea y Estados Unidos. Los destinos más frecuentados se localizan en el norte de África,
por su proximidad a Europa, la existencia de estaciones balneario bien equipadas, el interés histórico-cultural que
suscitan sus ciudades y el exotismo de los oasis pre saharianos del sur de Marruecos y Túnez. En el continente
americano, el Caribe y México son los primeros destinos turísticos para la población de Estados Unidos. Conforme
aumenta la distancia, tal como se ha indicado antes, disminuyen los flujos turísticos. Detrás quedan los destinos
turísticos de África negra, de la India, del Sudeste asiático y de Oceanía.
En todos los países en vías de desarrollo, el turismo de negocios alcanza importancia creciente y se concentra en las
metrópolis. El turismo cultural hacia las cunas de viejas civilizaciones, como México, Perú, La India o Egipto, se halla en
expansión. Por su parte, el turismo de sol y playa o heliotalosotrópico, basado en las ventajas de los climas tropicales
con relación a América del Norte y Europa, atrae de manera progresiva a un mayor número de personas. En muchos de
estos países, proliferan las implantaciones y las estaciones costeras que han sido construidas en fechas recientes con el
apoyo de la Banca Mundial (Cancún, Antalya, Port-el-Kantaui, Sali-Portudal, etc.). La participación de capitales
extranjeros en los sectores turísticos de estos países y las iniciativas empresariales de las multinacionales van también
en aumento. Por su parte, la participación de recursos e iniciativas locales en la promoción del turismo gana en
intensidad a través de fórmulas de turismo integrado. El Caribe es uno de los destinos internacionales de mayor
expansión para el turismo en nuestros días, no sólo para el norteamericano sino también para el europeo. Unas de las
claves del desarrollo de este turismo se encuentran en el crecimiento experimentado en las últimas décadas por el
turismo de cruceros y por las fórmulas del turismo “todo gasto incluido”, abordo de los cruceros o dentro de grandes
complejos hoteleros de playa que proporcionan todo tipo de actividades de entretenimiento y ocio sin salir de su
recinto. En ambos casos, cruceros y complejos hoteleros, la oferta turística se resuelve en forma de paquetes que
incluyen el precio del vuelo desde el lugar de partida al destino, los gastos de hotel o barco, todas las consumiciones y
la utilización de las actividades y servicios de ocupación del tiempo libre. Esta estrategia comercial, canalizada a través
de grandes turoperadores mundiales, ha convertido en turismo de masas lo que hasta no hace mucho, la década de los
80, era un turismo reservado a minorías de elevado poder adquisitivo, sobre todo, procedentes de Estados Unidos.
La globalización está favoreciendo a escala mundial la actuación de turoperadores internacionales que controlan
cadenas de hoteles enteras y, a veces, empresas de transporte. Para rentabilizar las inversiones, se realizan costosas
campañas publicitarias dirigidas a canalizar los deseos de la población de los países desarrollados por conocer paisajes y
culturas exóticas. El abaratamiento de las tarifas aéreas, la abundancia de mano de obra muy barata, el escaso poder
adquisitivo de las mayorías de las monedas locales frente a las grandes divisas: el dólar, el euro, la libra esterlina o el
yen, favorecen los flujos turísticos hacia los países del Tercer Mundo, incluidas las islas del hemisferio Sur (Océanos
Indico y Pacifico) y los países del Extremo Oriente (Asia Oriental y Sudeste Asiático).
Por último, en los flujos turísticos hacia los países en vías de desarrollo, hay que tener en cuenta la importancia que
tienen los lazos culturales entre estos países y los que en un determinado momento fueron sus metrópolis coloniales y
ahora son los principales emisores de turistas. La existencia de una misma lengua, la presencia de elementos culturales
afines y de vínculos económicos conservados a través del tiempo, aunque sea en grados de intensidad muy distinta,
facilitan los flujos turísticos. De este modo, no sorprende la importancia que para el turismo español están adquiriendo
los destinos en América Latina, especialmente los que se ubican en medios excepcionalmente privilegiados por sus
características medioambientales y riqueza cultural, como el Caribe y México. Lo mismo se puede observar en los casos
de Inglaterra respecto a la India y los países de su antiguo Imperio colonial en África, y de Francia respecto al Norte de
África y el África subsahariana, donde destaca Senegal por el volumen de su turismo y las inversiones realizadas en el
sector.
8.3 Zonificación del turismo
En general, los flujos turísticos disminuyen de manera inversamente proporcional al aumento de la distancia desde las
ciudades. La mayor frecuentación turística desde las grandes aglomeraciones urbanas corresponde a las zonas de
residencias secundarias y de turismo de fin de semana, situadas a menos de 150 kilómetros de distancia; siguen, a
continuación, las áreas de montaña, playas y ciudades monumentales, hasta un radio de 1500 kilómetros y, por último,
las zonas de turismo lejano, aquellas que sólo se visitan de manera muy ocasional y casi siempre mediante el avión.
La mayoría de los destinos turísticos lejanos corresponde a espacios privilegiados por razones de tipo cultural, espiritual
y de exotismo. Así, la India y el Sudeste Asiático atraen a un buen número de visitantes por la originalidad de su cultura
y los valores espirituales de sus religiones, puestas de moda en occidente a partir de los años 60 por corrientes
filosóficas vinculadas a actitudes pacifistas. Igualmente, México y Perú atraen a turistas de todo el mundo por la calidad
de las huellas culturales de sus viejas civilizaciones precolombinas. Hoy, se desarrolla también, y cada vez con más
intensidad, un turismo minoritario ligado a actividades deportivas, científicas y de aventura: viajes a los polos, las selvas
tropicales, los desiertos, las altas montañas y las zonas de vulcanismo activo. Concretamente, entre 1990 y 2000, los
viajes hacia estos destinos han aumentado en un porcentaje superior al 100%, según datos de la Organización
Internacional del Turismo Mundial, lo que ha obligado a la ONU a advertir del peligro que puede suponer un turismo

81
masivo en zonas cuyos ecosistemas figuran entre los más frágiles del planeta. El auge de los deportes de competición,
como grandes premios automovilísticos, rallyes internacionales, carreras ciclistas, campeonatos de fútbol..., atraen a
millares de espectadores, y lo mismo sucede con acontecimientos culturales de masas, como festivales de cine, teatro,
ópera y conciertos de música “pop”.
La proximidad a Europa, el clima, el exotismo de la cultura islámica y los restos de anteriores civilizaciones, favorecen el
turismo hacia el Norte de África. Del mismo modo, la relativa proximidad a Estados Unidos, la suavidad del clima, los
bajos precios y los atractivos culturales, impulsan el turismo del Caribe.

9.- Nuevas tendencias del turismo mundial.


Los datos más recientes de la OMT, con unas previsiones de crecimiento del 4 al 5% para el 2011, muestran una
recuperación de esta actividad superando los efectos negativos provocados por la crisis financiera mundial de 2008-
2009. En el caso de España, para quien la actividad turística representa alrededor del 11% experimentaron un aumento
del 3,2% respecto al mismo mes del año anterior y su gasto fue un 2,4% más alto también en marzo de 2011. Con todos
esos datos previos y recientes lo que se quiere indicar es que el turismo parece resistir la crisis mejor que otros sectores
de la economía, además de actuar como lo ha hecho siempre, como factor de equilibrio económico. Ahora bien, esos
hechos no ocultan que se están produciendo cambios importantes. Los cambios afectan a destinos, modalidades
turísticas, medios de viaje, formas de contratación de servicios, motivaciones de los desplazamientos, actividades en los
lugares de ocio, etc. Todo ello guarda estrecha relación con las transformaciones globales que estamos viviendo.
Dentro de los cambios de nuestra sociedad, uno de los más significativos es el que se refiere al fuerte incremento del
individualismo. En este sentido y a modo de ejemplo, es muy representativo que el 81,5% de los viajes turísticos
realizados en España en 2010 lo fuera en coche y que el 76,5% de los viajes de los residentes con destino interno se
efectuaran sin reserva previa. Según datos del Instituto de Estudios Turísticos de España, el 24,3% de los españoles se
sirvieron de Internet para planificar sus viajes en 2010, para buscar información el 95,4%, para efectuar reservas el
71,7% y para pagar el 39,1%. Todos esos cambios son consecuencia de un mundo en el que las tecnologías de la
comunicación y la mejora de los transportes favorecen la movilidad, el intercambio de ideas y la transferencia de bienes
y servicios. Si a lo anterior se añade que las nuevas tecnologías orientan la economía hacia menos producción y más
consumo hedonista, resulta que cada vez es menor la producción de los que producen bienes y mayor las de las que los
utilizan. Se asiste así al nacimiento de una “Era” caracterizada por lo que bien puede llamarse “economía del estilo de
vida”. Además, el aumento de la esperanza de vida en las sociedades avanzadas alarga las posibilidades de disfrutar de
más tiempo de ocio y turismo. La tendencia creciente a fragmentar el tiempo de vacaciones distribuyéndolo a lo largo
del año, el fenómeno de segunda residencia y la generalización del uso del automóvil, son la mejora de las vías de
comunicación, favorecen los viajes de corto alcance, fin de semana o puentes. Ante esta nueva situación, en el modelo
de sociedad industrial, el empresario turístico se ve obligado a buscar y atraer clientes de manera individualizada, uno a
uno y utilizando las nuevas tecnologías, mediante el reclamo turístico y a menudo la llamada personal por teléfono. El
empresario no tiene más recurso que adaptarse a las nuevas formas de demanda. De un turismo de masas de sol y
playa, vinculado al modelo repetitivo de producción industrial fordista de los años 80, ser paso a un turismo cultural
banalizado y desde 2000, a lo que llaman turismo de estilo de vida y turismo creativo, en respuesta a los cambios
sociales y económicos señalados. Por otro lado aumenta la proporción de personas que utilizan sus vacaciones para
cambiar de actividad en un lugar distinto al de residencia habitual, para realizar tareas solidarias, para manifestar su
creatividad, especialmente en los campos de la creación artística y cultural, del comercio, la cocina y la gastronomía.
9.1 Una fórmula de éxito consolidada, el turismo rural.
El turismo rural se ha convertido en una alternativa para muchas personas cansadas de ir a las playas, constantemente
llenas de gente y cada vez más degradadas por la fuerte presión urbanística sobre el litoral. El turismo rural se beneficia
de la imagen atractiva que el campo proyecta sobre los ciudadanos y de circunstancias concretas, como son: la
existencia de un patrimonio natural (montañas, regiones volcánicas, país calcáreo…) o cultural reconocido (iglesias,
castillos, monasterios, gastronomía). En España, la variedad de los paisajes naturales y la riqueza de su patrimonio
histórico-artístico son importantes motores del turismo rural. En la fachada noratlántica y cantábrica de la Península, la
compleja orografía ha permitido conservar espacios naturales de gran valor ecológico. Los bosques de hayas, robles y
castaños cubren grandes extensiones que atraen anualmente a multitud de excursionistas. Por su parte, los caudalosos
ríos permiten la pesca deportiva y la práctica de deportes náuticos. En Asturias, las cuevas prehistóricas del oriente
cárstico, como la de Tito Bustillo en Ribadesella, con importantes pinturas rupestres, y los castros celtas, como el de
Coaña, cerca de Navia, atraen a un número creciente de visitantes. Varios monumentos del arte prerrománico de
Asturias central han sido declarados Patrimonio de la Humanidad. El Real Sitio de Covadonga, con el complemento de
los lagos próximos de su montaña, figura entre los lugares más visitados del Principado.
9.2 El turismo rural, una actividad económica rentable.
Desde mediados de los años 80, una proporción creciente de agricultores recurre al turismo como actividad más
adecuada para diversificar su economía. Tampoco faltan los casos en los que propietarios de las explotaciones agrícolas

82
rurales reorienten completamente su actividad y ponen sus instalaciones al servicio del turismo (granjas escuela,
granja-albergue o granja-ecuestre). La población del campo encuentra en sus casas rurales, rehabilitadas y adaptadas
como alojamiento turístico, un complemento a sus ingresos tradicionales, aunque salvo excepciones, su explotación
económica no proporciona ingresos suficientes para vivir exclusivamente de ellas. La rentabilidad que se puede obtener
oscila entre un 8% y un 10% al año. La rentabilidad es mayor cerca de la montaña, estaciones invernales, parques
nacionales, balnearios o grandes ciudades. No obstante, la incorporación de la población agraria al turismo rural exige
esfuerzos de adaptación a las necesidades de esta nueva actividad y cumplir requisitos de formación profesional.
9.3 El turismo rural, un instrumento para la rehabilitación ecológica.
Las justificaciones económicas de las comunidades rurales no son las únicas para desarrollar el “turismo verde” o
“agroturismo”, como también se denomina al turismo rural. La preocupación por rehabilitar antiguos locales
amenazados de ruina y el deseo de incrementar los contactos con el exterior están presentes en la mayoría de los
programas de desarrollo rural. Las subvenciones para ayuda a la rehabilitación de casas rurales alcanzan hasta el 60%
de la inversión realizada por un particular. En España, las casas rurales en funcionamiento han pasado de 4650 en el
año 2002 a 14377 en 2010 y de un empleo de unas 9000 personas en la primera de esas fechas a 21881 en la segunda
fecha. Los mayores grados de ocupación por plazas en fin de semana se registraron en Navarra, Islas Baleares, La Rioja,
Cataluña, País Vasco y Madrid. La gestión de las casas rurales suele correr a cargo de las familias que las habitan
permanentemente. La presencia de extranjeros durante todo el año en busca de buen tiempo, golf y playa en la Costa
del Sol y en las islas, sobre todo en Baleares, contribuye a hacer también de estos lugares un negocio muy rentable para
el turismo rural. La clientela del turismo rural se aleja de la idea que en un primer momento la asociaba a turismo
barato, de gente de paso con sus mochilas; hoy, muy por el contrario, el perfil de los usuarios de las casas rurales
corresponde al de personas y familias con un buen nivel de formación, de 30 a 45 años, de clase media alta.
9.4 El turismo de visita de empresa, una apuesta de futuro.
Una de las apuestas más innovadoras por responder a la demanda de ocupación de tiempo libre y de entretenimiento
es el “turismo industrial” en su doble vertiente, la “visita de industrias muertas”, lo que propiamente se podría calificar
de “turismo de patrimonio industrial” y la “visita a industrias vivas”. Ambas formas de hacer turismo responden al
deseo de conocimiento que de manera innata existe en las personas. Pero si el “turismo de patrimonio industrial” es
una oferta en general ya más consolidada, que se vincula con el interés creciente del conjunto de la sociedad por
conocer las huellas del pasado, la “visita de empresa”, como modalidad de ocupación del tiempo libre estructurada por
los agentes del turismo, es una forma más reciente de hacer turismo y muy acorde con las nuevas demandas turísticas.
La “visita de empresa” responde bien a lo que se denomina “turismo de estilo de vida”, entronca perfectamente con el
también llamado “turismo creativo” y por supuesto con el “turismo urbano y cultural”. La “visita de empresa” es
también una forma de turismo activo, donde a la observación de modos de producción de nuestros días, se añaden las
posibilidades de comunicación y el intercambio de ideas, el contraste de experiencias y la introducción de servicios
nuevos. Por otra parte, la “visita de empresa” se revela como un agente dinamizador del empleo y del desarrollo local.
Entre otras cosas, porque el simple hecho de adaptar materialmente la empresa a su visita pro el público exige un
esfuerzo importante por parte de sus responsables. Se estima que se necesitan al menos 2 personas dentro de la propia
empresa por cada 5000 visitantes. En muchos casos, las empresas ofrecen venta de los productos fabricados,
escenifican procesos de fabricación, organizan museos, salas de exposiciones, etc. La visita actúa así como elemento
dinamizador de la economía e instrumento de desarrollo local. Tan solo a modo de ejemplo, en Francia, donde esta
modalidad turística se halla más estructurada, las empresas reciben 8 millones de visitantes. En Irlanda la fabricas de
cervezas Guinness y en Escocia la destilería Glenfidish son buenos ejemplos de empresas que abren sus puertas al
turismo. La Semana de la Ciencia es la ocasión para el gran público de visitar empresas pertenecientes a toda clase de
actividades industriales, incluidas las empresas más punteras e innovadoras en relación con los programas de I+D+I. en
cualquier caso y a manera de conclusión, la curiosidad y el afán del conocimiento, totalmente consustancial a la
psicología y el comportamiento del viajero y turista, justifican el desarrollo de estrategias de gestión orientadas a abrir
las empresas al público, al menos ocasionalmente, mediante Jornadas de Puertas Abiertas.
9.5 El turismo de patrimonio industrial, una modalidad consolidada.
En España, el cuarto destino turístico del mundo, con más de 52 millones de visitantes internacionales en 2010, y una
fuerte concentración espacial en cuanto a las Comunidades de destino del turismo extranjero, el 90% del turismo se lo
llevan 6 comunidades autónomas, el turismo industrial en su doble faceta, turismo de patrimonio y turismo de visita de
empresa, constituye una oferta reciente, desigualmente estructurada y distintamente contemplada por las
administraciones públicas y los agentes económicos del turismo. Como ocurre en todos los países de antigua
industrialización y urbanización, la modalidad más desarrollada es la que se vincula con el patrimonio industrial,
principalmente relacionado con la industria textil, la siderurgia, la minería y el transporte. A nivel europeo se han credo
muchos planes para incentivar este sector y los objetivos básicos son: la protección, la conservación y la gestión social
de dicho patrimonio y el establecimiento de medidas que lo hagan posible, incluyendo el uso futuro de conjuntos,
edificios y elementos industriales de todo lo que es un patrimonio que puede servir para desarrollo local, tanto cultural

83
como económico. Precisamente el turismo de patrimonio industrial constituye en la mayoría de los casos un
instrumento eficaz para justificar las inversiones necesarias para la conservación y recuperación de los vestigios
industriales del pasado, incluida la maquinaria. Las iniciativas más avanzadas y las ofertas mejor estructuradas de este
turismo se encuentran en Cataluña, el País Vasco, Asturias y Andalucía. La utilización del patrimonio industrial depende
también de manera muy importante de los apoyos institucionales existentes y de su puesta en valor por los agentes
económicos de las diferentes zonas y regiones. La acogida por el público de la oferta turística que representa el
patrimonio industrial es muy favorable, como se comprueba por el elevado número de visitantes que reciben algunos
de sus sitios más representativos. La reconversión industrial de los 80, el “urbanismo de austeridad” y ciertos
movimientos vecinales han favorecido la conservación y reutilización de viejas estructuras industriales: mataderos,
mercados, estaciones de ferrocarril, viejas fábricas, molinos de agua y viento, aunque hubo que esperar a los 90 y
principios de la década del 2000 para la puesta en turismo de algunos de esos espacios. Ejemplos significativos en este
sentido en Madrid, La antigua fábrica de cervezas “El Águila”, convertida en archivo regional, la estación de Delicias
para convertirse en Museo del Ferrocarril o el antiguo matadero convertido en sala de conciertos.

10.- Conclusión: el turismo, un sistema cultural de imágenes, actores y territorios.


En el umbral del siglo XXI, el turismo se configura como un sistema complejo de imágenes, actores y territorios, que
afecta a las sociedades en su conjunto y a la organización del territorio en particular. Por eso, cada vez tiene más
protagonismo una geografía del turismo que se preocupa no sólo por los procesos de producción material de los
espacios turísticos (políticas de ordenación y de protección) sino también por las representaciones que le van ligadas.
Por otra parte, el desarrollo del tiempo libre, el aumento del nivel de vida, las mejoras en los transportes y el
abaratamiento de sus tarifas, junto con la tendencia natural del hombre a desplazarse para conocer nuevos lugares,
gentes, costumbres y modos de vida, explican el rápido crecimiento del turismo y el interés de todos los agentes
económicos, sociales y políticos que intervienen en la organización del territorio por esta actividad.
Sin embargo, después de decenios de crecimiento continuado, conflictos internacionales, desequilibrios monetarios,
deseconomías de escala y planteamientos ecologistas, abren un periodo de inquietud y de interrogaciones múltiples
para el sector. El estallido de guerras, unas declaradas y otras latentes, con su corolario de inseguridad e incertidumbre,
incluidos los atentados terroristas de carácter indiscriminado, trastoca la geografía del turismo, al tiempo que las
fluctuaciones monetarias y las crisis económicas modifican corrientes y tendencias. De este modo, la recesión de la
economía alemana se ha dejado sentir de manera sensible en el turismo de las islas Baleares. Tras la euforia de la
década de los 90, el 2002 fue un año negro para
el turismo del archipiélago. Durantes ese año se registró un 7 % de visitantes menos que el año anterior, y un total de
9,5 millones de visitantes frente a los 11,3 del 2000.
Por otra parte, la creciente conciencia ecologista de la sociedad y los problemas funcionales derivados de la excesiva
presión turística, cuestionan los asentamientos más especializados, más masivos y menos respetuosos con su entorno,
hasta el punto de poder desencadenar un descenso en la ocupación. Todo ello pone de manifiesto la versatilidad de la
demanda turística que, solicitada por una oferta cada vez más diversificada, modifica la intensidad y dirección de sus
flujos al ritmo de múltiples factores y de la coyuntura internacional.
En su conjunto, el turismo aparece así como una actividad fluctuante y frágil, demasiado dependiente de contingencias
exteriores y, en muchas ocasiones, perjudicial para el medioambiente. En este sentido hay que considerar que el
turismo tiene el potencial de brindar oportunidades para la conservación de la naturaleza pero, si su desarrollo no se
hace de manera cuidadosa, puede convertirse en un riesgo para el entorno. Por eso se imponen, hoy más que nunca,
mecanismos de control para este sector económico. Simultáneamente, conviene poner en marcha instrumentos de
diversificación que eviten la exclusiva dependencia de muchas zonas turísticas de esta actividad y, a veces, lo que
todavía es peor, de una única forma de turismo.
Países de gran tradición turística, como Francia, España o Italia, acometen políticas de diversificación del sector
dirigidas a aumentar la ocupación de los alojamientos turísticos, a superar los problemas de estacionalidad y a respetar
el equilibrio con el medio natural y el patrimonio monumental heredado. Así, adquieren relevancia las iniciativas de
turismo de litoral y de montaña que, a partir de las realizaciones del pasado, entran en una fase de estabilización,
diversificación, revalorización del entorno y difusión de la actividad hacia el resto del territorio.
En definitiva, ocio y turismo son formas de vida y actividades económicas que se extienden desde los países ricos al
resto del mundo, originan paisajes, modifican la organización del territorio y compiten con otros usos por una
ocupación intensiva del suelo, no siempre respetuosa con el medio natural y el patrimonio histórico artístico heredado
de anteriores generaciones.

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Capítulo 6
Redes y flujos

Introducción
Hoy, la movilidad geográfica de la población se ha convertido en uno de los fenómenos más característicos de nuestro
tiempo, con formas múltiples que incluyen desde los movimientos migratorios a los desplazamientos turísticos. Nuestra
sociedad europea es una sociedad de individuos móviles. Y aún es más, la movilidad geográfica se ha convertido en un
nuevo modo de habitar de las sociedades humanas. Por todo eso los modernos medios de transporte y comunicación
adquieren un protagonismo creciente en nuestras sociedades. Las infraestructuras de los transportes aseguran la
interacción espacial entre ciudades y territorios a diferentes escalas, se comportan como indicadores económicos por
su relación con el grado de desarrollo económico social y actúan como indicadores geográficos por su carácter
transformador del espacio. Los transportes implican un lugar de salida y otro de destino y la existencia de dos tipos de
elementos: unos de “naturaleza física” y como son las mercancías, personas, ideas, información y otros de “naturaleza
espacio temporal” como son el origen, el destino y los itinerarios. En el actual modo de producción postindustrial, los
transportes y la movilidad interurbana e intraurbana figuran entre los elementos más característicos de nuestras
sociedades y, desde luego, más necesarios para su funcionamiento.

1.- Economía de archipiélago.


En un mundo globalizado y urbanizado, donde la economía se dirige hoy más que nunca desde los lugares centrales que
son las ciudades, los transportes a grandes distancias y las redes de comunicación de todo tipo determinan las lógicas
espaciales. Los sistemas de transporte permiten a las ciudades abrirse al exterior. Los aeropuertos, las redes de
ferrocarril de gran velocidad e Internet hacen que las ciudades se relaciones directamente entre sí y que compitan
entre ellas a escala global. Hoy se habla de “economía de archipiélago” para explicar una realidad en la que las ciudades
ser relacionan directamente entre sí, aprovechando factores de oportunidad local que la globalización de la economía y
la modernización de las comunicaciones hacen posible. La globalización ha trasformado la noción de distancia y facilita
los intercambios visibles e invisibles entre los lugares para la economía de archipiélago favorece en ese contexto a las
ciudades mejor ubicadas y mejor dotadas. De ese modo, surge una nueva jerarquía urbana en la que los nodos
principales de comunicación se sitúan en las aglomeraciones que ocupan los primeros rangos del sistema mundial de
ciudades. Precisamente son esas ciudades las que adquieren la dimensión y categoría de “ciudad global”. La
polarización de los flujos aéreos en torno a las principales aglomeraciones urbanas del planeta y a lo largo de pasillos de
circulación que las comunican directamente entre sí, es uno de los más claros exponentes de la importancia creciente
de lo que se denomina “economía archipiélago”.

2.- Las ciudades y sus áreas de influencia.


Toda ciudad posee un área de influencia que se denomina hinterland o umland. Puede ir desde su entorno próximo a la
región o al ámbito mundial. Dentro del área de influencia más próxima se encuentra la zona suburbana y la franja
donde se mezclan usos rurales y urbanos del suelo. Más allá se extiende un área de influencia remota que puede
abarcar una región entera o incluso el conjunto del país, cuando se trata de metrópolis nacionales, o todo el mundo, si
son metrópolis internacionales.
2.1 El área de influencia, un concepto de geometría variable.
El área de influencia es un concepto variable en el tiempo y el espacio según el desarrollo de los medios de
comunicación, la variedad y alcance delas funciones urbanas. La influencia más directa e inmediata de cada ciudad,
aparte de la que tiene lugar sobre la zona suburbana, se ejerce sobre su entorno rural, con el que establece relaciones
de complementariedad: la ciudad proporciona servicios especializados, administrativos y públicos; es centro de
distribución comercial; drena los ahorros del campo y distribuye capitales mediante el crédito agrícola. El campo, por su
parte, participa en la formación de la población urbana para la emigración; facilita mano de obra que se desplaza a
diario al trabajo originando movimientos pendulares. Hoy el dominio sobre el espacio rural inmediato es todavía mayor,
sobre todo en los países más urbanizados: Europa occidental, EEUU y Japón. El aumento de influencia se vincula a unos
procesos de suburbanización muy intensos. Como resultado de esos procesos, el crecimiento de las franjas rururbanas
es mayor que el de las áreas centrales. El modelo de ciudad concentrada ha sido sustituido por el modelo de ciudades
difusas y dispersas sobre territorios cada vez más extensos. En cualquier caso, en todas estas situaciones, las
tradicionales distinciones ciudad-campo han desaparecido, tanto en lo referente a las formas de usos del suelo como a
los modos de vida. El aumento de las áreas de influencia de las ciudades se ve favorecido por varios factores, entre los
que destacan los siguientes: la generalización del uso del automóvil, los costes más bajos del terreno en la periferia, el
deseo de disponer de vivienda individual, las facilidades financieras y los estímulos a la construcción por los municipios

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rurales. No obstante, las áreas de influencia internacional y sobre todo las de mayor rango en población y variedad de
funciones, concentran servicios escasos que responden a múltiples necesidades de personas y empresas. En cualquier
caso, cada vez son más numerosas las metrópolis en el mundo: en 1986 había más de 140 ciudades de más de 1 millón
y 11 de más de 10 millones. Desde el año 2000, más del 60% de la población del planeta reside en ciudades que
alcanzan el rango de metrópolis.
2.2 La convergencia espacio-tiempo.
Desde mediados del siglo pasado, los procesos de convergencia espacio-tiempo ligados a los avances tecnológicos en
los transportes impulsan la ampliación de las áreas de influencia de las ciudades. Mientras las distancias físicas son
siempre las mismas, resultan inalterables, los avances en los transportes y en las comunicaciones acortan
progresivamente los tiempos de duración de los viajes y sus costes.
2.3 Delimitación de las áreas de influencia.
W.J. Reilly considera que el flujo de personas, bienes, ideas e información entre ciudades es directamente proporcional
al producto de su población e inversamente proporcional a la distancia entre ellas.
Aplicando la fórmula:
d
B=-----------------
P1
1+ ------
P2

Donde B es el punto de ruptura den km entre dos ciudades.


D es la distancia en km entre esas dos ciudades.
P1 y P2 son, respectivamente, las poblaciones mayor y menor de dos ciudades consideradas.
También existen métodos analíticos para determinar el área de influencia de cualquier ciudad. Se basan en la utilización
de encuestas o de indicadores, como la difusión de periódicos, tráficos telefónicos, líneas regulares de viajeros y flujos
financieros. En el caso de Madrid, su área de influencia inmediata corresponde a lo que también se denomina su área
suburbana inmediata, compuesta por tres anillos o coronas metropolitanas, dentro de cada una de las cuales existen
diversos municipios. Esta área se ha desarrollado sobre todo a partir de los años 50 por la industrialización, la
intensificación del terciario, la fuente de inmigración y la necesidad de vivienda.

3.- Redes urbanas.


El diferente tamaño de los asentamientos, la desigual importancia de su área de influencia y la distinta capacidad de
ofrecer servicios que tienen unos y otros, hace que en el mundo existan ciudades dominantes y dominadas. Se habla
entonces de jerarquía urbana, distinguiendo ciudades pequeñas, de tipo medio, metrópolis regionales, metrópolis
nacionales e internacionales. No obstante, la distribución jerárquica de ciudades en cualquier región no es estática sino
cambiante a través el tiempo por el impacto que sobre ella han tenido las sucesivas modernizaciones de los modos de
producción. En España, el proceso de modernización iniciado en los años 50 del pasado siglo como consecuencia de la
liberalización de la economía y la difusión de la industrialización por el país, desencadenó movimientos migratorios y
concentración de la actividad económica que modificaron la tradicional jerarquía de nuestro sistema urbano. Las
localidades del Norte se convirtieron en un importante conjunto urbano y económico en contraste con su debilidad en
tiempos anteriores. A la vez, se desencadenaron fenómenos de competencia entre ciudades de un mismo nivel de
servicios como Oviedo, Gijón o Avilés. En la actualidad, el sistema urbano español está dominado por dos metrópolis de
rango internacional, Madrid y Barcelona, y tres metrópolis de rango regional, Sevilla, Valencia y Bilbao.
3.1 Redes completas y redes incompletas.
En los países desarrollados los diferentes escalones de la jerarquía urbana se hallan bien representados y los contrastes
socioeconómicos entre ciudades son escasos. Las redes regionales sólo se conectan con la red mundial a través de las
nacionales y toda innovación procedente del sistema mundial llega a la red comarcal forzosamente por las redes
intermedias. Se dice entonces que las redes urbanas son complejas. Por el contrario, las redes de los países
subdesarrollados están poco vertebradas y muestran abundantes fenómenos de cortocircuito funcional entre
asentamientos, son redes incompletas. En muchos países no desarrollados, existe una sobreimposición de redes, la que
corresponde al periodo anterior a la llegada de los europeos, por otra parte, las que resultan de la colonización y de las
sucesivas modernizaciones dentro del proceso de mundialización de la economía. En los denominados países nuevos,
aquellos que fueron poblados masivamente por europeos a partir del siglo XIX, como Canadá, Australia, Brasil o
Argentina, son también frecuentes los casos de macrocefalia o de concentración de gran parte de la población en pocas
y gigantescas aglomeraciones. Las mallas urbanas forman tramas irregulares que privilegian los puntos de acceso,
costeros sobre todo. Ya a principios del siglo XX, las tasas de urbanización de estos países eran comparables a las de
europa y su población se concentraba en pocas aglomeraciones provocando fenómenos típicos de macrocefalia. Por

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último, las jerarquías urbanas de los antiguos países socialistas son el resultado del pasado histórico anterior a la
implantación de los regímenes comunistas y del intento por parte de éstos de mejorar la configuración de las redes
mediante la creación de ciudades nuevas. Sin embargo, todo aquello no fue suficiente. La liberalización de la vida
económica tras la caída del muro de Berlín y el final de los regímenes comunistas, han originado nuevos flujos de
población hacia las localidades más grandes y han impulsado la concentración de la actividad económica.
3.2 La regla rango-tamaño.
La regla rango-tamaño es un instrumento de análisis e interpretación que permite comparar la distribución jerárquica
de las ciudades de un sistema en la realidad con su distribución ideal. La relación consiste en que la población por orden
o rango “r” es de 1/n el tamaño de la población de la ciudad más poblada. La ciudad situada en segundo lugar posee
aproximadamente1/2 de la población de la primera, la tercera tiene 1/3, y así sucesivamente. De ese modo, los
tamaños de todas las ciudades del sistema aparecen vinculados entre sí y ponen de manifiesto las interrelaciones
existentes entre unas y otras. Según esta regla, se puede determinar el peso demográfico de cualquier ciudad
conociendo el rango o puesto que ocupa dentro de su sistema y el número de habitantes de la primera aglomeración.
Su formulación es la siguiente:
P1
Pr=--------
r
Donde:
Pr es la población de la ciudad de rango r
P1 es la población de la ciudad principal.
r es el rango de la ciudad cuya población se pretende averiguar.
Población real Población Diferencia entre
ciudad rango Po/Pe
Po esperada Pe Po y Pe
Madrid 1 3.273.049 3.273.049 0 1,0

Barcelona 2 1.619.337 1.636.524 17.187 1,0

Valencia 3 809.267 1.091.016 281.749 0,7

Sevilla 4 693.866 818.262 124.396 0,8

Zaragoza 5 675.121 654.609 20.512 1,0

Málaga 6 587.507 545.508 41.999 1,0

Bilbao 7 353.187 467.578 114.391 0,8

En el caso español, para hallar la población esperado de Bilbao en 2010, que ocupa el séptimo lugar por su tamaño en
el Padrón Municipal de 2010, no hay que hacer más que dividir la población de la primera ciudad por 7. El resultado se
aproxima bastante a la población real u observada.
El cociente Po/Pe resulta de dividir la población observada de cada ciudad por su correspondiente población estimada.
3.3 El índice de primacía.
Este índice mide el dominio de la ciudad principal sobre el resto de los asentamientos del sistema urbano al que
pertenece. Ese dominio se expresa a través de la relación cuantitativa entre la ciudad mayor del sistema urbano y las
tres siguientes en la jerarquía poblacional. Su formulación es la siguiente:
P1
Ip=---------------------x100
4

Pi
i=1
Donde:
Ip= es el índice de primacía
P1= es la población de la ciudad mayor del sistema.
∑ P1 = es la suma de la población de las cuatro primeras ciudades, incluida la principal.

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Este índice proporciona magnitudes porcentuales que oscilan entre 25 y 100. Valores altos reflejan redes macrocéfalas;
valores intermedios, redes bicéfalas o tricéfalas, y valores bajos, redes equilibradas.
Aplicando este índice a los sistemas urbanos de Chile y de EEUU en 2010, sus resultados ponen en evidencia la fuerte
macrocefalia de Chile y el equilibrio en los EEUU.

4.988.252
Ip de Chile=---------------------------------x100=79,15
6.302.135

8.363.710
Ip de EEUU=---------------------------------x100=48,36
17.293.012

3.4 Morfología de las redes urbanas.


La disposición de las ciudades en el espacio determina la morfología de las redes o sistemas interurbanos nacionales o
regionales. Dado que las ciudades de distinto rango por sus efectivos demográficos y equipamiento funcional actúan
como lugares centrales, interrelacionados, que proporcionan bienes y servicios a su entorno y difunden innovaciones
materiales, tecnológicas, mentales e institucionales, resulta de especial interés conocer su distribución espacial y las
razones que la explican. Según la forma adoptada por la distribución espacial de las ciudades en los sistemas urbanos
cabe diferenciar los distintos tipos de redes.
1.- Concentradas. Las ciudades se agrupan en una zona del territorio. Proporcionan una economía dual y fuertes
contrastes espaciales. Chile.
2.- Lineales. Las urbes se disponen a lo largo de un eje que funciona como corredor de desarrollo en contraste con el
resto del territorio. Egipto.
3.- Dendríticas. Los centros urbanos se sitúan en ejes perpendiculares a la costa, en general, a partir de ciudades
portuarias. Brasil.
4.- Anulares. Las ciudades adoptan una disposición en forma de anillo. Sistemas bien conectados. Dinamarca.
5.- Aglomeradas. Son sistemas característicos de áreas muy urbanizadas y desarrolladas. Colombia.
6.- Radiocéntricas. Las ciudades se distribuyen a modo de constelaciones en torno a un centro principal. Francia.
7.- Regulares. Los núcleos urbanos se dispersan de manera homogénea por el territorio. Bélgica.
8.- Dispersas. Las ciudades se reparten aleatoriamente por todo el territorio. Méjico.
Por otro lado, hay que tener en cuenta que las redes urbanas son resultado de la herencia histórica, de las
características del medio físico, sobre todo de la disposición y naturaleza del relieve, y de la fase de desarrollo
económico y evolución social en que se encuentran:
A.- En el mapa preindustrial, las ciudades se dispersan por todo el territorio, constituyen unidades prácticamente
autosuficientes y no jerarquizadas, las relaciones de complementariedad o dependencia entre ellas son escasas.
B.- En la etapa industrial, las ciudades se especializan en funciones diferentes, los flujos de intercambio y de relación de
distinta naturaleza son muy intensos al tiempo que los asentamientos urbanos adoptan una distribución espacial muy
variada en función de los factores de localización de la actividad industrial como principal factor de urbanización.
C.- En la etapa posindustrial, correspondiente a las sociedades más evolucionadas de nuestro tiempo, las ciudades
pertenecientes a diferentes niveles en la jerarquía urbana y especializadas en funciones distintas cubren todo el
territorio, forman sistemas complejos que avanzan hacia lo que se denomina la “ciudad global”.
3.5 Red de ciudades sostenibles.
La creciente amplitud de la huella ecológica de las ciudades sobre el conjunto del planeta exige la implicación de las
decisiones locales en políticas y estrategias comprometidas con el desarrollo sostenible. Frente al modelo extenso de la
“ciudad funcional”, se defienden las ventajas de forma urbana compacta y continua, capaz de permitir la multiplicidad
de usos en todas las áreas, evitando la segregación social o económica. A su vez, se defiende la arquitectura
bioclimática y las densidades residenciales medias, suficientes para garantizar el bienestar psíquico-físico y las
relaciones entre personas. Las estrategias de desarrollo urbano sostenible tuvieron unas primeras referencias
internacionales en el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente o La Conferencia de Rio, pero especial
importancia han tenido los “Planes de acción local a favor de la sostenibilidad” en el marco de las Agendas 321 locales
que derivan del compromiso de las ciudades europeas firmantes de la Carta de Aalborg. La “Red de Pueblos y Ciudades
Sostenibles” es una realidad dentro de la Unión Europea y un modelo de acción para todo el planeta. Dentro de estas
redes se integran la mayor parte de las poblaciones, se garantiza la colaboración estrecha entre los diferentes escalones
de las administraciones territoriales y se aportan apoyos para impulsar el desarrollo sostenible de los lugares y
especialmente de las ciudades. Las ciudades y localidades integradas en estas redes se comprometen a favorecer la
integración social, la mejora ambiental, el crecimiento económico y la calidad de vida. Se garantiza el acceso a los

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servicios y a los equipamientos básicos, sin olvidar la conservación del patrimonio cultural, natural y la diversidad de
paisajes para proporcionar un equilibrio territorial.

4.- La teoría de los lugares centrales.


La teoría de los lugares centrales explica la distribución de las ciudades sobre el territorio y la jerarquía existente entre
los núcleos de población que forman parte de las redes urbanas. Formulada por Christaller, parte de la consideración
de la ciudad como lugar central que proporciona bienes y servicios a la población que vive en ella y dentro de su área
de influencia. Se considera que las ciudades ocupan distinto nivel o rango dentro de la jerarquía urbana del territorio en
que se asientan según la variedad de bienes y servicios que ofrecen. Para comprender la teoría de los lugares centrales,
son fundamentales los conceptos de umbral y alcance. El umbral hace referencia al mínimo de población necesaria para
que exista en un lugar una actividad, un servicio o un determinado bien. El alcance es la distancia máxima que la
población está dispuesta a recorrer para conseguir un bien u obtener un servicio.
4.1 Fundamentos y principios de una teoría deductiva de distribución espacial.
La observación de ciertas regularidades en la distribución espacial de las ciudades del Sur de Alemania llevó a Christaller
a plantear por primera vez una teoría deductiva para explicar el tamaño, el número y el reparto de los asentamientos
por el territorio. Los fundamentos que sirven de base a su teoría son los siguientes:
1.- El espacio es isotrópico. Christaller parte de una región llana y homogénea, donde los recursos económicos son
uniformes, no existen diferencias de riqueza y renta, la densidad de población es homogénea y la red de transportes es
semejante en todas las direcciones.
2.- Productores y consumidores buscan maximizar sus intereses a partir de la información que poseen. Los empresarios
concentran sus producciones en localizaciones centrales para beneficiarse de las ventajas que originan en ellos las
economías de escala. Los consumidores satisfacen sus primeras necesidades lo más cerca posible de su residencia y
acumulan las compras de bienes más especializados en los lugares centrales de mayor rango para reducir en ambos
casos el incremento en los costes derivados de los desplazamientos.
3.- Las ciudades se definen como mercados que se localizan en el centro de su área de influencia y cuya principal
función es la de recibir productos de su entorno y distribuir bienes y servicios a la población que vive en ellas y dentro
del espacio que organizan.
4.- Las ciudades se disponen jerárquicamente en escalones funcionales según la cantidad y naturaleza de bienes y
servicios que cada una de ellas ofrece.
5.- La distribución de bienes y servicios se realiza desde cada ciudad de tango superior hacia las de rango inferior dentro
de su área de influencia.
6.- El área de influencia de cada ciudad viene determinada por el número de bienes y servicios que ofrece, el grado de
especialización de éstos y el comportamiento de los ciudadanos en relación con los conceptos de umbral y alcance o
difusión de un bien.
Por umbral se entiende el mínimo de población necesaria para ofertar un servicio o un determinado bien en una
localidad. Panadería son bienes de primera necesidad poco umbral. Joyería es un comercio especializado que exige un
volumen importante de población.
El concepto de alcance alude a la distancia máxima que la población está dispuesta a recorrer para conseguir un bien u
obtener un servicio. Dado que con la distancia aumentan los precios y disminuye la demanda, todo bien tiene un punto
crítico de alcance que no se puede rebasar, más allá de ese punto desaparece la demanda.
4.2 Primeras críticas y modificaciones de la teoría de Christaller.
La teoría de los lugares centrales sólo se cumple de manera ideal y, en el mejor de los casos, únicamente en espacios
muy homogéneos, como el Sur de Alemania. En la realidad, el medio físico es desigual y está lleno de contrastes (valles,
ríos, montañas). Otras actividades que no se tienen en cuenta, como la industria o el turismo, se localizan según
criterios completamente distintos de los que rigen para los bienes centrales. Los recursos naturales se distribuyen
también de manera muy desigual por el territorio y factores históricos contribuyen a modificar la distribución ideal y
teórica de los asentamientos propuesta por Christaller, a veces de forma decisiva. El economista August Lösch fue el
primero en introducir toda una serie de cambios que pretendían corregir algunas de las deficiencias observadas en la
teoría de Christaller. Lösch desarrolló un modelo ideal de distribución de los asentamientos que partía de la necesidad
de ajustar los beneficios de los productores a sus inversiones y reducía los desplazamientos de los consumidores para
adquirir bienes y servicios.
4.3 La importancia del comportamiento en la distribución de los lugares centrales.
La teoría de los lugares centrales también ha sido criticada desde planteamientos comportamentales y de las
representaciones mentales propios de la Geografía de la Percepción que rechazan su determinismo y carácter
exclusivamente economicista. Desde estos nuevos enfoques, se considera que la distribución de los lugares centrales
en el espacio depende del comportamiento de los individuos, teniendo que cuenta que productores y consumidores no
se mueven exclusivamente por criterios de racionalidad económica con vistas a maximizar un objetivo sino también por

89
factores psicológicos, culturales, sociales, políticos que influyen y modelan los procesos cognitivos previos a la acción.
La elección de los lugares de compra por los consumidores deja de depender únicamente de la distancia y del gasto de
transporte, para hacerlo también de la “utilidad subjetiva”, que se entiende por tal, la capacidad de atracción para los
consumidores que presenta cada centro. El principio de utilidad del centro y el factor de distancia se combinan entre sí
para crear infinitas posibilidades a la hora de elegir el lugar de compra o el lugar al que se acude para satisfacer la
necesidad de un determinado servicio.
4.4 Los efectos del intercambio desigual en la jerarquía de lugares centrales.
El discurso positivista de Christaller también es criticado desde presupuestos radicales que parten del marxismo y
centran sus investigaciones en las relaciones entre el espacio, la acumulación del capital y la lucha de clases. Los lugares
centrales constituyen, pues, desde enfoques radicales, la proyección espacial de los modos de producción de la
sociedad y el reflejo de relaciones disimétricas de clase que generan alienación y dependencia. Conforme a esta manera
de interpretar el territorio, los asentamientos que integran la jerarquía urbana se estructuran en diferentes niveles
destinados a controlar de la mejor manera posible la plusvalía del capital:
- Metrópolis y grandes ciudades.
- Ciudades medias y pequeñas.
- Ciudades relevos jerarquizados.
En ese contexto, las metrópolis y las grandes ciudades actúan como centros dominantes que aumentan
constantemente su poder y dominio sobre la periferia, el resto de ciudades y localidades del sistema urbano.

5.- Huella ecológica de las ciudades.


En el pasado, el impacto de las ciudades sobre el medioambiente era reducido, se limitaba a los espacios más próximos
a ellas y se vinculaba fundamentalmente con la explotación de la tierra. Durante siglos, la necesidad de abastecer de
alimentos a las poblaciones urbanas dio lugar a una especialización de los suelos más próximos a ellas en usos agrícolas
y ganaderos. Estos usos adoptaron una disposición en zonas concéntricas de intensidad de cultivo decreciente. El
modelo Von Thünen se basaba en que el suelo más próximo era usado para la instalación de huertos que
proporcionaban hortalizas y frutas frescas y para una ganadería intensiva dedicada a la producción de leche. Más allá se
situaban sucesivos cinturones agrícolas, especializados espacialmente de dentro a fuera en los siguientes productos:
huertos, leña y producción de madera, cultivos intensivos, cultivos con barbecho y pastos, cereales mediante el sistema
de tres hojas y ganadería extensiva. En aquel contexto, el aprovechamiento de la tierra por los distintos usos agrícolas
se regía por los costes económicos de producción de los cultivos y el coste de los transportes en relación con la
demanda diaria, estacional o anual. La ausencia de sistemas eficaces de conservación en frio reforzó la distribución
concéntrica de los usos agrícolas del suelo en torno a las ciudades. Los alimentos perecederos eran transportados a
diario al mercado para su comercialización y venta en el menor plazo de tiempo posible. En el Tercer Mundo, siguen
dependiendo de los mercados diarios para el abastecimiento de alimentos. Sin embargo, la necesidad de alimentar a
una población urbana cada vez mayor a escala planetaria y cada vez más homogénea en cuanto a hábitos de comidas
por efecto de la globalización, modifica estos modelos tradicionales de abastecimiento y extiende las áreas productoras
de hortalizas y frutas a localizaciones distantes que suponen el aprovechamiento de todos los suelos susceptibles de ser
utilizados. A escala planetaria, las dificultades de transporte y los costes se han reducido hasta el límite de hacer
rentable cualquier transporte por el mero hecho de que haya demanda. El crecimiento de la población mundial ha
obligado a desarrollar uno sistemas de producción intensiva de alimentos que consumen gran cantidad de energía y
rompen las relaciones de equilibrio existentes antes entre la actividad agrícola y el medio natural. Los cambios en los
costes de transporte y las dinámicas de las leyes de mercado que rigen en las relaciones económicas, pueden dar origen
a la aparición de espacios nuevos capaces de actuar como fuentes alternativas de oferta o demanda de bienes y
servicios.

7.- Los modos de transporte interurbanos.


La integración espacial entre ciudades es asegurada por sistemas de transportes que han evolucionado en el tiempo
según el desarrollo tecnológico, el progreso de la civilización y las demandas económicas y sociales de intercambios. Los
espacios terrestres, marítimos y aéreos constituyen los dominios específicos utilizados por los diferentes medios de
transporte, considerando que cada uno de ellos requiere para su funcionamiento unas determinadas infraestructuras,
exige unos desarrollos tecnológicos concretos y genera unas redes específicas que aseguran la conexión entre los
diferentes lugares.
7.1 El ferrocarril hace posible el desplazamiento en maza de viajeros y mercancías.
La utilización de la locomotora de vapor de Georges Stephenson fue el punto de partida de la historia del ferrocarril y
de la revolución del transporte que se inauguró en el siglo XIX. En 1830, se abría la línea Liverpool-Manchester, primero
entre ciudades y suburbios o localidades vecinas, luego entre ciudades principales y puertos estratégicos, y finalmente,
entre las ciudades más importantes de los diferentes sistemas urbanos nacionales. El ferrocarril actuó como el motor

90
de la revolución industrial por su impacto sobre el conjunto de la economía y su importante demanda de hierro para la
construcción de su infraestructura y el material rodante. Contribuyó a la creación de nuevos mercados y posibilitó el
traslado de personas y mercancías. Los ferrocarriles transcontinentales fueron esenciales para la conquista de grandes
territorios en Estados Unidos, Canadá o Australia. Las ventajas del ferrocarril para el transporte de mercancías pesadas,
su utilidad para resolver las comunicaciones en las cercanías de las grandes aglomeraciones y las posibilidades de
competir con la carretera y el avión en las distancias medias, gracias a los avances tecnológicos, hacen posible
recuperar el ferrocarril el protagonismo que tuvo en el pasado. Desde los años 60 a la actualidad, se acometen planes
de modernización que se traducen en el cierre de líneas deficitarias, renovación de infraestructuras y del material
rodante en pasillos de gran circulación, electrificación y automatización de las redes. Otra de las grandes innovaciones
ha sido la generalización del transporte de mercancías en contenedores, ya que simplifica su manipulación, abarata los
costes y agiliza las operaciones de transbordo en las estaciones. En la actualidad, los elevados costes de mantenimiento
de las redes ferroviarias y la acumulación de balances deficitarios han llevado a la reprivatización del sector o a
fórmulas de privatización y gestión compartida en países tan significativos por la importancia del sector ferroviario
como Alemania y Gran Bretaña, con resultados muy desiguales.
7.2 La carretera asegura el transporte puerta a puerta.
El motor de explosión como máquina y el petróleo como fuente de energía sentaron las bases desde principios de
nuestro siglo del desarrollo de la industria automovilística. Conforme fue en aumento la utilización de automóviles y
camiones se fue acometiendo la adecuación de la red viaria europea a las nuevas necesidades y se fue construyendo
otra completamente nueva en Estados Unidos. El Estado y la iniciativa privada crearon una red de carreteras con firmes
sólidos, adaptada a las nuevas exigencias de circulación, y un viario jerarquizado que permitía el desplazamiento de
viajeros y de mercancías puerta a puerta. Entre 1936 y 1942, Alemania se dotó de una magnifica red de autopistas con
calzadas desdobladas. Tras la Segunda Guerra Mundial, el aumento del parque automovilístico animó a la iniciativa
privada a la construcción de autopistas de peaje a cambio de la concesión por parte de estado de su explotación por
periodos de tiempo variable. La flexibilidad de movimiento de los automóviles, autobuses y camiones, permite al
transporte por carretera completar las posibilidades de desplazamiento de los otros medios de transporte y competir
ventajosamente con ellos en los trayectos cortos y para el traslado de pequeños volúmenes. La carretera mueve con
diferencia el mayor volumen de personas y de mercancías. Este transporte es cubierto por empresas privadas con una
clara tendencia al minifundismo. Dentro del sector existen grandes empresas, algunas de ellas con participación de
capital y de intereses de entidades bancarias, financiarías y de fabricantes de vehículos, pero lo más frecuente son
empresas familiares o a título individual. El desarrollo creciente del transporte internacional de mercancías y viajeros
pro carretera va unido a la regulación del comercio internacional y a los acuerdos existentes entre países, a las
facilidades de trámites aduaneros en las fronteras, a la existencia de buenas conexiones entre las áreas productivas y
los mercados de destino. La Unión Europea tiene entre sus objetivos principales la construcción de unos grandes ejes
de autopistas que han de facilitar la formación de una res viaria comunitaria sin rupturas.
7.3 El transporte fluvial, un modo venido a menos.
Las facilidades para el desplazamiento proporcionadas por los ríos, en muchos casos las vías más practicables y siempre
las más adecuadas para las mercancías pesadas y voluminosas, explican la importancia que tradicionalmente ha tenido
el transporte fluvial. Desde el punto de vista tecnológico, el desarrollo de los canales fluviales a partir de la edad
moderna supuso la primera de las cuatro revoluciones experimentadas por los transportes: fluvial, ferrocarril,
automóvil y avión. En América del Norte, los sistemas fluviales del Mississippi, Grandes Lagos y rio San Lorenzo
garantizaron la mayor parte del transporte de mercancías durante el siglo pasado y hoy siguen teniendo bastante
importancia. En Europa, el Danubio, el Rin, el Ródano, el Elba y el Vístula constituyen las principales arterias y son el
soporte de redes densas y evolucionadas. La Unión Europea vislumbra la mejora de los sistemas fluviales del continente
para el transporte de mercancías y para fortalecer los vínculos entre las regiones, a pesar de que desde hace décadas
este modo de transporte pierde importancia frente a la carretera, el ferrocarril y el mar. El resto del mundo, el
transporte fluvial se limita a los ríos principales como ejes de penetración. El Plata, el Amazonas, el Orinoco, el Yang
Tse- Kiang, el Nilo y el rio Congo son las mejores vías para el transporte fluvial.
7.4 La importancia estratégica del transporte marítimo.
Los transportes marítimos se caracterizan por permitir el desplazamiento de grandes masas de mercancías a largas
distancias y con bajas tarifas. Su importancia se pone de manifiesto si tenemos en cuenta que este tipo de transporte
facilita las tres cuartas partes de los intercambios internacionales. La actividad marítima es espacialmente intensa a
partir del siglo XIX gracias a los avances técnicos de la navegación, entre ellos la construcción de los clipers, veleros
alargados y estrechos que llegaban a alcanzar velocidades de 20km. a la hora y la introducción del vapor, barco
impulsado primero por ruedas de palas y luego por hélices. Gracias al vapor el tiempo de recorrido entre Londres y
Nueva York se redujo 4 veces con cargas entre 15 y 20 veces superiores. Todo esto dio lugar a una emigración masiva
de Europa a américa, todo ello fue acompañado por la creación de importantes compañías navieras, muy vinculadas a
bancos y empresas aseguradoras. Ya en nuestro siglo, se inició un intenso proceso de concentración de empresas

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navieras y de creación de compañías navieras estatales. Los armadores independientes también han desempeñado un
papel fundamental en la navegación marítima, sobre todo en Escandinavia, Grecia y Hong Kong. Desde los años 20, el
tonelaje de registro bruto ha fluctuado según la coyuntura económica, las guerras y las transformaciones del sistema
productivo mundial. Después de la Segunda Guerra Mundial, el tonelaje de los barcos fue creciendo hasta los
superpetroleros con 500.000 Tn. Finalmente, el deseo de ahorrar mano de obra y acelerar las tareas de carga y
descarga ha generalizado el uso del contenedor para todo tipo de mercancías. La competencia del avión a partir de la
Segunda Guerra Mundial ha provocado la desaparición de las grandes líneas regulares para el transporte
intercontinental de pasajeros por mar y ha forzado la reconversión de las compañías marítimas dedicadas antaño a este
tráfico. Hoy en día, el transporte de pasajeros por mar tiene un carácter regional y viajes de placer como cruceros. La
distribución espacial de las grandes rutas marítimas y el volumen de sus flujos comerciales reflejan las transformaciones
más recientes de la economía mundial. De ese modo, el tráfico por el Atlántico se reduce proporcionalmente mientras
aumenta por el Índico y sobre todo, por el Pacífico. El fuerte crecimiento de Japón y ahora de China, Corea del sur o
Taiwán, potencian la intensidad creciente del tráfico transpacífico. Ese incremento del comercio marítimo del Pacífico
corresponde al constante incremento del PIB de los países emergentes asiáticos desde el años 2000, en contraste con e
declive experimentado por Europa y los EE.UU. En España, un total de 45 puertos principales, que forman la red de
puertos de Interés General del Estado, aseguran buena parte del comercio exterior con otros países. Bilbao, Algeciras o
Barcelona son buenos ejemplos.
7.5 El avión, un elemento de integración a escala mundial.
Los avances tecnológicos, aparatos cada vez más rápidos, más grandes y con mayor autonomía de vuelo, y el
abaratamiento de las tarifas aéreas explican que el avión haya desplazado por completo al barco en el transporte
intercontinental de pasajeros y en parte al ferrocarril en las distancias largas y medias. El 2003, más del 40% de la
población mundial ha utilizado el avión por necesidades de negocio o turismo. Hoy, el avión se ha convertido en un
sistema de transporte de masas que se especializa, además en el traslado de mercancías perecederas, urgentes, frágiles
y de alto valor añadido. El avión es el único modo de transporte que asegura flujos de comunicación sobre territorios
discontinuos por la naturaleza del relieve. Gracias a él se pueden integrar conjuntos espaciales diferentes, incluidas las
regiones que se encuentran desconectadas de otras redes por su escasa población o dificultades de accesibilidad. No
obstante, los flujos más intensos de circulación se polarizan fuertemente en torno a América del Norte, La Unión
Europea y Japón, las áreas más desarrolladas y con más alto nivel de renta. A escala planetaria, las principales rutas
aéreas forman una malla, cuyos nodos son las ciudades donde se localizan los aeropuertos, y los arcos, las líneas que los
unen entre sí. Se establece de ese modo un estrecho paralelismo entre las estructuras del sistema urbano mundial y la
red del transporte aéreo. En esa jerarquía del transporte aéreo mundial, los aeropuertos de Londres, Frankfurt,
Ámsterdam, New York, Tokio y Los Ángeles se sitúan entre los primeros y más importantes por su tráfico y el número
de rutas internacionales que conectan. Al igual que los restantes modos de transporte, el avión se halla sometido a un
proceso de reconversión. El aumento del precio del combustible, la necesidad de disponer de complejas
infraestructuras, grandes costes de explotación y mantenimiento, fuerzan a proseguir una auténtica carrera de
innovaciones dirigidas a mejorar sus condiciones técnicas para abaratar tarifas y aumentar su atractivo para el
desplazamiento de viajeros y mercancías. El aumento del turismo impulsa el sistema de vuelos chárter, sin ruta
prefijada. Sus bajos precios favorecen la utilización del transporte aéreo y las conexiones con países que no disponen de
líneas regulares de tipo internacional pero que se incorporan como destinos turísticos. La estrecha relación entre vuelos
chárter y turismo ha hecho que los aeropuertos españoles y de Gran Bretaña se hayan convertido en los más
especializados del mundo en este tipo de tráfico desde la década de 1990. Por otra parte los aeropuertos se han
convertido en estaciones de transbordo multimodal de viajeros para facilitar la utilización del avión; a su alrededor
surgen entornos aeroportuarios constituidos por instalaciones de industrias punta, almacenes de carga, centros
comerciales, hoteles, sedes de empresas, etc. Como consecuencia de lo anterior, la necesidad de facilitar el acceso a los
aeropuertos desde las ciudades y el deseo de mejorar la conexión obligan a construir carreteras y ferrocarriles de
enlace. En cualquier caso, el avión resulta de extraordinaria importancia para los países más desarrollados y es
indispensable para los países extensos poco equipados en otros medios de transporte, como Rusia, China, Canadá o
Brasil.

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