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La inflación aprieta más fuerte el bolsillo de

los más pobres


Aunque el elevado precio de las importaciones había golpeado a los estratos altos durante
buena parte del año, la presión de los alimentos muestra ahora sus consecuencias para los
estratos más bajos. El panorama de la clase media se asemeja más ahora al de los estratos
menores.

Devaluación del peso, Fenómeno de El Niño, reducción del comercio exterior,


desaceleración económica. Pueden existir muchas causas del acelerado incremento de la
inflación que Colombia ha experimentado en los últimos 12 meses, pero todas sus
consecuencias desembocan en la pérdida del poder adquisitivo de los consumidores.

Y aunque son evidentes los efectos de una gran variación del índice de precios del
consumidor (IPC), especialmente en los productos importados y en los
alimentos, ¿Realmente a quién le está afectando más estos cambios tan abruptos en los
precios?

Es una cuestión de prioridades

Antes que nada, es necesario conocer como está compuesta la población colombiana para
poder entender a quién afecta realmente precios cada vez mayores en la
economía. Según la consultora de consumo Raddar, el 79% de los colombianos
pertenece a los estratos 1 (15,9%), 2 (28,9%) y 3 (34,4%).

El 11% es de estrato 4, el 7,1% pertenece al 5 y el 2,7% al estrato 6.

Esto significa que en primera instancia, los ingresos bajos (estratos 1 y 2) representan al
44,8% de todas las personas en el país. El otro 45,4% es de aquellos con ingresos medios
y el 9,8% restante pertenece a los ingresos altos.

La forma como está compuesta la canasta de gastos básicos en cada nivel de ingreso es
distinta y esto a su vez, define la forma en que la inflación afecta a cada segmento de la
población.

Hoy en día la inflación en 12 meses a noviembre se encuentra al 6,39% a nivel nacional.


Por niveles de ingreso, el bajo la tiene en 6,71%, el medio en 6,18% y el alto en 6,50%. Si
bien el dato parece indicar que a todos los segmento los afecta por igual, analizar más a
fondo los resultados revela consecuencias muy diferentes.

Desde noviembre del año anterior, la variación del IPC se ha mostrado levemente más alta
para los ingresos bajos respecto a los demás grupos hasta julio cuando los de mayores
ingresos lideraron el incremento de precios explicado principalmente por la vivienda y las
importaciones. Sin embargo, en septiembre, los papeles volvieron a cambiar, las
diferencias se ampliaron y el ingreso bajo lleva la inflación más alta hasta el día de hoy.

La razón de esto está en la importancia que le da cada grupo socioeconómico a los


productos que consumen.

¿Pasajes aéreos o comida?

Mientras que para las personas de ingresos altos, los alimentos pesan el 18% de su
canasta básica, para los ingresos bajos estos representan el 34% siendo el grupo de
consumo de mayor importancia. En el caso del nivel de ingresos altos la vivienda con el
29,66% lidera la lista de prioridades seguido del transporte y los alimentos.

Como los alimentos son uno de los grupos de consumo prioritarios para todos los niveles
de ingresos, al observar su comportamiento, los ingresos bajos se llevan la peor parte.

Al comparar los datos del IPC de noviembre con los del mismo mes de 2014, los ingresos
altos tienen una inflación en alimentos 62% más alta hoy en día, los medios 97% y los
bajos 118%.

Observar cuales son los subgrupos que están empujando la inflación permite revelar la
gravedad de la situación para los hogares de menores ingresos. En este orden de ideas,
productos de consumo generalizado como el pollo, los aceites, la leche, el pan y el arroz
son los alimentos que lideran el crecimiento inflacionario de los hogares mas
pobres. Solo el pollo tiene una variación del 80,92% en los últimos 12 meses.

El panorama se complica cuando otro de los gastos básicos más importantes, los artículos
de higiene corporal, han incrementado sus precios hasta un 50,83% en el mismo
periodo. De igual forma, el combustible y los servicios de telefonía aumentaron por
encima del 20%.

El arrendamiento, el subgrupo que más pesa en el consumo de los colombianos en


general, se elevó 8,71% para los más pobres.

La reducción de la oferta de alimentos así como los leves aumentos de sus


importaciones pueden contraer en el corto plazo el consumo de otros productos al irse la
gran mayoría del gasto de consumo en alimentos.

Esto podría explicar por qué en los últimos meses se están desacelerando las ventas
minoristas de aseo personal, electrodomésticos, utensilios domésticos y otras
mercancías.
Comparado con los aumentos que presentan los hogares de ingreso menor, el consumo
de las familias de mayores ingresos no se puede ver condicionado por temas de
subsistencia y el cubrimiento de las necesidades básicas.

Para estos, los subgrupos que más se han incrementado en precio son los servicios de
acueducto, alcantarillado y aseo (especialmente por las zonas del país donde el agua es
limitada por el fenómeno de El Niño), los pasajes aéreos, las matriculas de educación
superior y no formal, la leche, el servicio de taxi y otros gastos educativos.

El vestuario levemente es más caro para los estratos más altos en relación a los demás
segmentos, debido al papel de las importaciones. De igual forma, la diversión, el
transporte y la educación superior han aumentado sus precios mucho más para estos
estratos. El asunto es que estos tres grupos representan menos del 15% del total del
consumo de estos hogares.

¿Qué pasa con los ingresos medios?

El panorama para el 34% de la población colombiana se acerca más al que están pasando
las familias de ingresos bajos que al de los altos. Junto con mayores precios en los
servicios de acueducto y las matriculas de la educación superior, la carne de res, los
productos de higiene personal y los gastos de ocupación tienen en jaque los ingresos de
la clase media.

El tema de la vivienda no se queda atrás al ser uno de los grupos más desiguales en su
variación de precios. Mientras que para los pertenecientes a los ingresos bajos es de
5,45% para los altos es de 4,21%. En el caso de los medios es de 4,93%.

En general, el incremento de los precios a noviembre es hoy 95% más alto para los
estratos superiores, 70% para los medios y 80,83% para los bajos. Pero, en términos de
población afectada, necesidades básicas en riesgo y posibilidad de mantener un
consumo estable los hogares más pobres llevan las de perder.

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