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ANALISIS DEL DISCURSO.

Lic. En Ciencias de la Comunicación.


Universidad de Sotavento, Campus Orizaba

Análisis pragmático. UNIDAD III


3.1 Elementos de los eventos comunicativos.
3.2 Teoría de los actos de habla.
3.3 La teoría de la enunciación.
3.3.1 Distinción entre enunciado y enunciado.
3.3.2 Concepto de persona, deícticos y presuposición. .
3.4 Análisis Conversacional.
3.4.1 Reglas conversacionales.
3.4.2 Análisis de la conversación como discurso.
3.4.3 Unidades del análisis conversacional.

Análisis pragmático del discurso.


Es reconocido ampliamente que la Sintáctica, la Semántica y la Pragmática son los tres aspectos o
dimensiones del lenguaje en tanto signo y, en este sentido, constituyen las tres aristas del análisis
semiótico.

La Sintáctica corresponde al análisis de la relación existente entre los distintos símbolos o signos
del lenguaje. La Semántica, por su parte, es el estudio de la relación entre los signos y su
significados, y la Pragmática, la disciplina que estudia la relación entre tales signos y los contextos
o circunstancias en que los usuarios usan tales signos.

Más definiciones:
La Pragmática es un subcampo de la lingüística. Es el estudio del modo en que el contexto influye
en la interpretación del significado. El contexto debe entenderse como situación, ya que puede
incluir cualquier aspecto extralingüístico.
es.wikipedia.org/wiki/Pragmática
 Disciplina lingüística que parte de la conceptualización del hablar como un hacer. Estudia la
lengua en su contexto de producción en un espacio de conocimiento compartido que
asegura el entendimiento de los hablantes y permite poner en funcionamiento todo un juego
de presuposiciones. ...
www.me.gov.ve/SegundaEtapa/Glosario/lenguayliteratura.htm

La Pragmática o Pragmalingüística es un subcampo de la lingüística, también estudiado por la


filosofía del lenguaje. Es el estudio del modo en que el contexto influye en la interpretación del
significado. El contexto debe entenderse como situación, ya que puede incluir cualquier aspecto
extralingüístico. La Pragmática toma en consideración los factores extralingüísticos que determinan
el uso del lenguaje, esto es, todos aquellos factores a los que no se hace referencia en un estudio
puramente gramatical.

“... la pragmática no es un nivel más de la descripción lingüística –comparable a la sintaxis o a la


semántica–, ni una disciplina global que abarca todos los niveles y los supera; la pragmática es una
perspectiva diferente desde la que contemplar los fenómenos, una perspectiva que parte de los datos
ofrecidos por la gramática y toma luego en consideración los elementos extralingüísticos que
condicionan el uso efectivo del lenguaje” (Escandell, 1996: 10)

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En cuanto a sus orígenes, es importante destacar que la pragmática se consideraba una parte de una
tríada, en el marco de una teoría de los signos (semiótica): en efecto, para el filósofo
norteamericano, Charles Morris (1994 [1938]), la pragmática es el estudio de los signos (y sistemas
de signos) en relación con sus usuarios; mientras que la semántica es el estudio de los signos en
relación con sus designata (aquello a lo que refieren), y la sintaxis concierne al estudio de las
relaciones entre los signos.

La pragmática se originó en distintas tradiciones pero fundamentalmente en la Filosofía, disciplina


que indudablemente le proveyó las ideas más fértiles. Siguiendo la línea del programa de
Wittgenstein, que vinculó decididamente el significado con el uso, la filosofía del lenguaje produjo
las dos teorías principales que subyacen a la pragmática actual, pero que, de una manera u otra,
siguen siendo discutidas, a partir de la necesidad surgida en el seno de la disciplina de investigar el
lenguaje en contextos naturales –en el “discurso situado”-:

a. la teoría de los actos de habla (ver Recorrido histórico), elaborada por filósofos del lenguaje
ordinario (John Austin y John Searle), y
b. la lógica de la conversación (Grice, 1975).

ELEMENTOS CONTEXTUALES. Esos elementos “extralingüísticos” son el contexto de la


enunciación, la intención de quienes participan en la interacción, los propios participantes, entre
otros. Una sistematización pertinente de dichos elementos la ofrece precisamente Escandell (1996),
quien los clasifica en dos clases: los de naturaleza material o física; y los inmateriales o
relacionales.

Antes de reflexionar en torno a cada uno de dichos elementos es importante reconocer que éstos
determinan todos los tipos de interacción verbal, desde la conversación cotidiana (oral) hasta los
discursos altamente estructurados (como el escrito). En nuestro caso, la redacción académica –tanto
en su enseñanza como en su producción– debe servirse de la pragmática lingüística para lograr
resultados positivos. Basta imaginar si efectivamente un estudiante toma en cuenta las
características del contexto al momento de realizar una prueba o examen; o si además de
concentrarse en lo que “escribe”, reflexiona sobre todos aquellas peculiaridades que rodean el
“texto-examen” y que necesariamente lo determinan y condicionan.

-de forma material. Estos son los mismos entes que participan en el proceso, el emisor, el
destinatario, la categorización del mismo escrito (discurso) y hay que tener en cuenta también que el
análisis o la producción de enunciados exitosos son basados por el entorno o situación espacio-
temporal.

Ej. El discurso político de un importante gobernante fue expresado de manera coherente, para la
realización de esta expresión oral fue necesario tener elementos extras como el caso de la bandera
nacional y por parte del mismo, un arreglo fisico total, lo cual es un reflejo de que algo material que
contribuye en sentir seguridad (psicología) y mantener la etiqueta, que sin duda alguna influye en
un mejor discurso.

-de forma inmaterial. En las interacciones verbales, enfocado a las creencias, conocimientos,
opiniones y sentimientos del individuo. Cuando interactua el individuo.

Un discurso por parte de un directivo, encontrándose los alumnos de la institución y un joven de


intercambio, recién llegado de Algún otro país, obviamente que el último posee una cultura distinta,
el representante y expositor expresa detalles que el alumno de intercambio, desconoce totalmente.

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complementarios.

Los actos de habla (Austin, Searle).


Frente al enfoque que contempla el lenguaje como estructura, existe aquélla que se lo plantea desde
el ángulo de sus funciones. Más concretamente, su función primordial de "suscitar la cooperación"
de sus destinatarios. Quien dice esto, dice "moverles a la acción": es el enfoque del lenguaje como
acción formulado por Austin (1962) y desarrollado luego por Searle (1969). El término acto de
habla traduce esta dimensión interpersonal de cualquier enunciado lingüístico. Austin estableció
una primera distinción entre los enunciados como actos de habla: los que constatan algo ("Estamos
en verano") y los que realizan o ejecutan algo ("¡Hazme el favor de...!"). Los denominó
respectivamente constative y performative, vocablos que han sido traducidos por constativo y
ejecutivo (aunque hay otras variantes). Esta primera distinción austiniana fue enseguida eliminada
al ponerse en evidencia que todos los enunciados son ejecutivos implícitos: "(Te digo que) estamos
en verano". El mismo autor distingue tres dimensiones o aspectos en todo acto de habla:

a) la locutiva: es el enunciado propiamente dicho. o sea, una ristra de sonidos con significado.

b) la ilocutiva: es lo que se pretende hacer al enunciar algo: ordenar, afirmar, prometer, preguntar,
etc. Aquí aparecen las cualidades de entonación e intensidad que dan al enunciado su fuerza
ilocutiva. "Cierra aquella puerta" y "¿No sería mejor cerrar la puerta?" son modalidades del mismo
enunciado (con formas proposicionales difererentes) que poseen distinta fuerza ilocutiva.

c) la perlocutiva: es lo que se consigue al proferir un enunciado. "Os declaro marido y mujer" es


casar. "Te aseguro que no tardaré" induce una creencia. Etcétera.

Los actos de habla ponen al descubierto que muchas realidades sociales lo son únicamente en virtud
de la palabra. Por ejemplo: "¡Culpable! (veredicto de un juez o jurado), "Yo te bautizo y te impongo
el nombre de...". Etcétera.

La teoría de los actos de habla apareció como un desafío a las propuestas de los positivistas lógicos
para quienes los únicos enunciados significativos eran los aseverativos. La noción de acto de habla
propone algo que no sólo es evidente sino que legitima el estudio del lenguaje desde el ángulo de la
interacción social. Wittgenstein fue quien afirmó que el lenguaje es como un juego cuyas reglas de
uso se van improvisando y proponiendo en el flujo del diálogo y que, por lo tanto, el lenguaje que
se usa (no el que estudian los lingüistas) se aprende participando en los múltiples "juegos" a que la
interacción social da pie.

En relación con los actos de habla, Pierre Bourdieu (1982) subraya que para que tengan efecto
(dimensión perlocutiva) se necesita un respaldo institucional. Dicho de otra manera: no cualquier
persona puede consagrar, declarar culpable, aprobar o suspender,... Y afirma: "La investigación
propiamente lingüística de la fuerza ilocutiva del discurso ha de hacer sitio a la investigación
propiamente sociológica de las condiciones de que se halla investido un agente singular y, con ellas,
su palabra investida de fuerza. El verdadero principio de la magia de los (enunciados) ejecutivos
reside en el misterio de ministerio" (Bourdieu, 1982, pg 73).

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Austin, J.L. (1962). How to do things with words. Oxford: Oxford University Press.

Bourdieu, P. (1982). Ce que parler veut dire. Paris: Fayard.

Searle, J. (1969). Speech Acts. Cambridge: Cambridge University Press

Extraido de http://www.ediuoc.es/libroweb/3/14_1.htm

Teoría de la enunciación.
Año Investigador Aportes. | Enunciación: Observación
1970 Benveniste Encabezan la lista de estas investigaciones los trabajos de El sujeto enuncia su
Benveniste que se refieren a la enunciación como la puesta en idea, pone en
funcionamiento de la lengua por un acto de habla individual, es funcionamiento su
decir, por un locutor que se apropia del aparato formal para lengua.
enunciar su posición a través de indicios específicos. A partir de
los trabajos de éste, una serie de investigadores comienzan a
desarrollar una teoría de la comunicación
1971 G. Provost- Afirma que en la perspectiva de una lingüística de la enunciación, Una idea mental del
Chauveau es necesario referirse a un objeto fabricado, llamado enunciado, sujeto, denominado
en el que el sujeto hablante se inserta de manera permanente y al plasmado en el
mismo tiempo inserta al otro a través de marcas enunciativas. enunciado; éste mismo
se emerge dentro de
cómo parte integral del
mismo (enunciado)
1972 Simone Lecointre Señalan que lo importante es distinguir rigurosamente lo que se Lo que se dice:
y Jean Le Galliot dice: el enunciado, y la presencia del locutor en el interior de su enunciado, y la
propio discurso: la enunciación presencia del hablante
dentro de su discurso:
enunciación.
1976 Ascombre y …como la actividad del lenguaje ejercida por quien habla, en el Es el acto en si y en el
Ducrot momento preciso en el que habla, pero también por quien escucha momento en que
y en el momento en el que escucha sucede, llevado a cabo
por quien habla,
también por quien
escucha.
1977 Kerbrat Orecchioni …al referirse a la lingüística de la enunciación plantea dos Extensa: Por medio de
definiciones: una extensa y otra restringida. Según la definición la enunciación se
extensa, la lingüística de la enunciación tiene como objetivo describe la relación del
describir las relaciones que existen entre el enunciado y los enunciado con
diferentes elementos constitutivos del contexto enunciativo, es elementos del contexto
decir, los protagonistas del discurso (emisor y destinatarios), la enunciativo (personas
situación de comunicación (circunstancias espacio-temporales, las y condiciones).
condiciones generales de la producción y recepción del mensaje: Restringida: del
naturaleza del canal, y el contexto socio-histórico.). contexto enunciativo
Definición restringida la lingüística de la enunciación se interesa se interesa solo por el
solamente por uno de los parámetros constitutivos del contexto locutor, su presencia en
enunciativo: el locutor ”. Se considera a los hechos enunciativos, el enunciado (éste
como indicios o huellas lingüísticas que señalan la presencia del imprime su marca

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locutor en el seno del enunciado, los lugares de inscripción y las
modalidades de existencia.

El proceso discursivo de la enunciación se desarrolla poniendo en juego una serie de recursos


verbales llamados “términos enunciadores” que son marcas que nos proporcionan informaciones
acerca del proceso mismo de la enunciación. Se ocupan por ejemplo de la inserción del mensaje en
la situación, y cuyo referente sólo puede establecerse a través de los interlocutores.

Estos términos son los deícticos, el modo verbal y todo lo que se relaciona con la persona
gramatical, los pronombres personales, los demostrativos, los adverbios de lugar y de tiempo. El
uso de los pronombres personales es determinante en la enunciación porque a través de ellos el
hablante se apropia del lenguaje, se introduce en su propio discurso constituyéndose en un centro de
referencia interna.

Existe otro tipo de modalizadores que poseen el mismo significado, las frases exclamativas, los
adverbios de duda, de negación, de afirmación, y las interjecciones. Acerca de estos modalizadores
Benveniste afirma que el enunciador los utiliza para influir de algún modo en el comportamiento
del interlocutor. Otras marcas, más retóricas que lingüísticas, pueden funcionar de la misma manera
como el orden de los elementos en la construcción o las repeticiones. Todos estos modalizadores
describen el punto de vista del hablante con respecto al hecho relatado y manifiestan las emociones
de la situación de comunicación

El estudio de los términos enunciadores permite identificar el discurso directo e indirecto. El


primero, a través del diálogo, cuando el emisor repite textualmente un enunciado propio o ajeno,
pero en ambos casos impregnado de implícitos que se complementan con el contexto, y él segundo
a través de la narración que se interpone entre los personajes. Lo interesante es descubrir cual de las
voces predomina en el enunciado, la del narrador, la del locutor o la de sus personajes.

El punto de vista del narrador y las estrategias de presentación del discurso son aspectos del
proceso de la enunciación. Quien produce el enunciado se identifica como protagonista del acto de
comunicación, emisor, narrador o locutor y quien lo recibe es receptor, lector u oyente. La
interpretación del enunciado depende de cómo lo presenta el proceso de la enunciación dado que
este contiene indicaciones sobre el rol del receptor.

Forma parte de la teoría de la enunciación, la teoría de los actos de habla desarrollada por Searle, y
el estudio sobre las acciones humanas de Austin que conciben la actividad lingüística como una
práctica social

Distinción entre enunciado y enunciado.


La enunciación es la puesta en funcionamiento de la lengua, un acontecimiento, en la linea del
tiempo que se concibe, por su propia naturaleza, irrepetible, incognoscible, solo deja la huella de su
paso. Pues bien, por definición la enunciación es lo-que-ya-no-es, solo tuvo existencia durante un
instante fugaz, inasible, inexistente. Es interesante notar que no puede desvincularse este concepto
de una idea de tiempo proyectivo, y al mismo tiempo del lenguaje como algo que es en el tiempo; el
lenguaje, facultad del ser humano, que también ‘es’ en el tiempo, visto en una sucesión lineal
unidireccional. En efecto, esa linealidad reconocida para el lenguaje es un correlato de un concepto
lineal, no cíclico, del tiempo, concepción que impregna y es constitutiva de toda nuestra cultura.

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Décadas después del surgimiento de la escuela de Praga leemos en los textos de E. Benveniste,
publicados originalmente entre 1966 y 1974, especialmente en sus conocidos artículos “De la
subjetividad en el lenguaje” y “El aparato formal de la enunciación”, que no se sostiene esa
indiferenciación, al distinguirse el enunciado como lo realizado, el producto, ‘un espacio en el que
aparece la huella de la enunciación’; ésta, en cambio, se entiende como ‘la puesta en
funcionamiento de la lengua’, un ‘acontecimiento’ en la línea del tiempo que se concibe -por su
propia naturaleza- irrepetible, incognoscible; solo deja la huella de su paso, conceptos estos que
todavía se sostienen.

En el enunciado que-fue-enunciación se busca el sujeto –ya sabemos que implica tanto emisor o
emisores como receptor o receptores presentes o ausentes, etc.-, es decir, la persona, el individuo, en
un momento indiviso y único de su existencia que se produce en un entrecruzamiento también único
de las cordenadas tiempo y espacio. El enunciado en cuanto tal no vale en sí mismo sino como
punto de partida para llegar al acto enunciativo (Benveniste); se trata de recuperar el momento de la
enunciación, de ‘recrear’ –aunque ya se sabe que es una empresa imposible- el espacio, tiempo,
sujetos (la parte o lo que es sujeto en ese espacio/tiempo) , todo lo cual nos aclaran los teóricos no
es en sí mismo el contexto –lo ‘real’- sino algo así como la representación del contexto por los
elementos del discurso, con un objetivo hermenéutico: interpretar, comprender, explicar. Un
movimiento que siempre nos deja afuera, a salvo, en un después.

El enunciado es lo que queda plasmado, la enunciación se llevó a cabo quiza hace un rato o más
tiempo y se convierte en enunciado por lo que se obtuvo de esa, de manera oral o escrita. El
enunciado es lo realizado, como el producto se refiere ya a la que se encuentra totalmente
expresado escrita u oralmente.
Dijimos que en la relación enunciación – enunciado, cuyo primer exponente es Benveniste, de
raíces estructuralistas, se parte del último para llegar al primero. Una dirección opuesta
encontramos en M. Foucault, cuya Arqueología del saber (1969) es más o menos simultánea a la
obra de E. Benveniste. El enunciado supone la enunciación, momento singular que, sometido a las
fuerzas del azar y la necesidad, ha llegado hasta nosotros, mientras que otros desaparecieron, pero
eso no importa ni siquiera quién es el sujeto. Hay un pasaje donde Foucault parece referirse a ese
momento fugaz, evanescente, inasible de la enunciación, cuando dice que considera errónea la idea
de que las palabras son viento, un cuchicheo exterior, un rumor de alas que cuesta trabajo
escuchar en medio de la seriedad de la historia (Foucault 1969, 352). En cambio, nos dirá, importa
el enunciado en sí mismo, que adquiere entonces un papel central en su teoría, al cual considera no
ya una mera ‘huella’ sino una materialidad con un determinado estatuto en el tiempo ‘hoy’.
De ahí que no le interese llegar al momento de la enunciación, lo cual tiene que ver con su respuesta
al por qué del estudio del discurso: el objetivo no es la interpretación, nos dirá, sino la
experimentación.
Es necesario para entender el concepto de enunciado ver qué se entiende en Foucault por
experimentar. El enunciado sería una unidad del discurso, a su vez parte de los saberes o
formaciones discursivas. En este concepto, el enunciado interesa porque permite construir esas
formaciones históricas, y éstas interesan porque señalan el lugar de donde hemos salido.

LA PRESUPOSICIÓN.
Desde el punto de vista guestáltico, la presuposición surge cuando realzamos el sujeto del
enunciado sobre el fondo cognitivo de la enunciación, por lo que no es casualidad que Frege
realizara las primeras observaciones a propósito de los nombres propios, que son sujetos del
enunciado prototípicos. Autores como Cooper han señalado también que las presuposiciones deben
afectar al tópico o al foco, pues en caso contrario no son pertinentes. Por ejemplo

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”Nuria tiene un cuñado” | es el presupuesto de ”el cuñado de Nuria llegó ayer”, ”el cuñado de
Nuria no llegó ayer”… pero es neutro respecto a la oración
”los hermanos de Pedro buscaron (no buscaron) al cuñado de Nuria”,
cuya presuposición es: ”Pedro tiene hermanos”
Por eso López García (1989: 276) define la presuposición como "proposición activada por el
enunciado y que depende de su sujeto cuando al mismo se enfrenta la enunciación". La implicación
conversacional se infiere sólo cuando cierto hablante emite determinado texto (depende por eso de
una enunciación específica), mientras que la presuposición está directamente vinculada con el
enunciado; de ahí la existencia de unos recursos verbales específicos (los llamados “activadores” o
“gatillos” presuposicionales) que las desencadenan: expresiones adverbiales (“Juan ya no fuma”),
verbos factivos (“Lamento que seas tan histérica”), verbos aspectuales (“De pronto dejó de
llover”)... Si las máximas se identifican especialmente a través de su violación, las presuposiciones
pueden "rastrearse" en los textos precisamente a partir de estos activadores (para un inventario
detallado de los mismos, cf. Levinson, 1983; Hernández, 1994).

LA DEÍXIS.
La deíxis es una categoría pragmática en la que ciertos elementos del enunciado adquieren su
significado referencial exclusivamente por referencia al sujeto de la enunciación. Es un caso en el
que resulta fácil ver cómo uno de los elementos (el sujeto de la enunciación) actúa como fondo
perceptivo sobre el que se destaca el otro (las expresiones indexicales). Efectivamente, los
pronombres personales, los deícticos de
lugar o tiempo, se articulan siempre en torno a la instancia discursiva del “yo” que habla.

La "deixis" es la parte de la gramática que está relacionada con la descripción de los términos o
elementos deícticos. Más coloquialmente, la deixis es una expresión que se emplea para referirse a
algún asunto extralingüístico cuya interpretación puede variar dependiendo de determinados
factores que forman parte del contexto extralingüístico.

La deixis social es una expresión deíctica que se refiere a un participante. Puede tener una
función distintiva en la relación social, como por ejemplo la expresión de cortesía «usted»
en contraste con la expresión «tú».
La deixis personal es aquella expresión deíctica que se refiere al papel que desempeña un
participante. Estas deixis pueden ser de primera, segunda o tercera persona. Algunos
ejemplos de deixis de primera persona son los siguientes pronombres y determinantes «yo,
nosotros, nuestro, mi, mío, míos».
La deixis de lugar es una expresión deíctica que sitúa un participante en el espacio e indica
cercanía o lejanía, como por ejemplo «aquí, allí, ahí».
La deixis de tiempo es un referente temporal en relación con un momento en particular que
suele ser el instante en que se articula el mensaje.
Esta dependencia del texto respecto al sujeto de la enunciación puede trasladarse a veces al sujeto
de la recepción. Por ejemplo, en la deíxis temporal, puede ocurrir que el momento de codificación y
de descodificación no sean simultáneos, y la deíxis puede entonces optar por dos posibilidades
discursivas:

- ”Esta entrevista se graba hoy lunes para emitirla el próximo sábado” (d. emisor)
- ”Esta entrevista fue grabada el pasado lunes para emitirla hoy sábado” (d. receptor).

Esta doble posibilidad es una consecuencia del hecho de que la enunciación engloba a la vez los
hechos de emisión y de recepción, cosa que, como veremos más tarde, nos llevará a considerar
imprescindible la inclusión del receptor en la pragmática. En la pragmática enunciativa, lo normal

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es que la oposición enunciación/recepción se
neutralice y se vea representada por la enunciación,
pero la deíxis es la categoría que permite, en
ocasiones, destacar la recepción como término
marcado.

PERSONA. No es más que un ser humano que


realiza un acto de comunicación, se expresa,
enuncia y puedes llegar a transformar.

La conversación como
interacción
Resulta interesante observar que, una vez elegido este enfoque del discurso como acción e
interacción, el texto y la conversación aparecen como una compleja jerarquía de actos distintos Así,
además de los actos de habla que mencionábamos antes, las personas interactúan entre sí: se
conceden turnos en la conversación, atacan a los otros y se defienden, inician y cierran diálogos,
negocian, manifiestan su acuerdo o su desacuerdo, responden a los tumos anteriores o preparan su
intervención en los próximos, se presentan ante los otros de manera positiva, intentan mantener el
prestigio, se muestran corteses, tratan de persuadir al otro, enseñar, etc. Y muchos de estos actos
pueden ocurrir simultáneamente; eso significa que, además del análisis secuencial de tales acciones,
es necesario realizar un análisis "vertical" de todos los actos que podemos llevar a cabo "mediante"
la realización de otros actos, como cuando compramos una casa mediante la firma de un contrato.

El vasto dominio del análisis de la conversación -y, más generalmente, todos los estudios del
discurso como interacción se abocan realmente a los diversos tipos de actos sociales tal como se
realizan en los correspondientes contextos sociales y culturales. Así, los turnos que simplemente"
nos concedemos en una conversación obedecen a complejas reglas y estrategias destinadas a
seleccionar quién hablará en determinados momentos de la conversación. Análogamente en el
“intercambio” cortés las personas hacen jugadas complejas por ejemplo, para evitar dañar el
prestigio de sus interlocutores Por otra parte las conversaciones no se detienen abruptamente: los
participantes llevan a cabo un complejo “trabajo” de colaboración para terminar como corresponde
una conversación. Lo mismo vale para el inicio e cierre o el cambio de tema. Se han dado a conocer
estadios muy detallados, lindantes con la sociolingüística, el análisis del discurso, la etnografía y la
sociología y la sociología de una mirada de estas y otras propiedades de la "conversación" como
interacción social "situada" sea en conversaciones informales entre amigos en un bar o en
conversaciones más formales desarrolladas en instituciones. 1

LA CONVERSACIÓN. El discurso conversacional aparece como uno de los más utilizados en la


comunicación de todos los días y por esa razón sus reglas suelen ser tomadas como implícitas o
sabidas de antemano por todos los que lo practican habitualmente.

Este discurso ingresa en otros campos (como el de la literatura) y es allí donde se evidencian con
mayor claridad, determinadas particularidades del mismo.

A pesar de ser un tipo discursivo de uso frecuente, es válido tener en cuenta alguna de sus
características particulares, no sólo como información general, sino con el objetivo de mejorar la
comunicación cotidiana.

1
Fuente: Teun Dijek T. El Discurso como estructura y Proceso, Gedisa: 39

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La conversación cuenta con componentes propios y reglas que los interlocutores deben respetar
para que la misma sea realmente una forma de comunicación eficaz.

Componentes de la Conversación:

 Participantes: se deben tener en cuenta además de la presencia en el mismo lugar de dos o


más hablantes, o su comunicación a través de medios de conexión a distancia (p.e.: teléfono), las
características propias de cada uno de los interlocutores (esto es, su educación, el registro de lengua
que manejan, el grado de proximidad que entre ellos se establece, la presencia o no de
conocimientos previos de uno con respecto al otro, la situación emocional que cada uno de ellos
vive en el momento de la comunicación, y todos lo datos externos que pueden ser condicionantes de
las emisiones en el momento en que la conversación se está produciendo), así como también la
cantidad de hablantes que participan en la conversación.
 Alternancia de turnos: para que la comunicación adquiera el grado de conversación, es
necesario que todos los participantes expresen sus ideas u opiniones, esto es que todos los
participantes sean emisores a su turno. El hecho de respetar los turnos de cada uno de los hablantes
hace de la conversación un hecho comunicacional válido, dado que de otro modo la comunicación
se verá interrumpida o malograda, sea porque los hablantes no puedan o no quieran escucharse (se
interrumpen continuamente los turnos, impidiendo a los hablantes expresar sus ideas; o las
emisiones no logran entenderse por superposición).

 Marco: de esta manera se designa al conjunto espacio-tiempo en cualquier hecho


comunicativo. El espacio en el que se desarrolla la conversación, así como el momento en que se lo
hace condicionan y aportan distintos elementos a la misma.

 Finalidad: todo hecho comunicativo persigue un objetivo, tiene una finalidad. En este caso
se trata de determinar cuál es el objetivo de la conversación, de modo de mantenerse dentro del
mismo para agilizarla y lograr el propósito final.

Además de los componentes, la conversación posee reglas que permiten mejorar la comunicación.

Reglas conversacionales

Las reglas de la conversación se dividen en dos principios básicos, tendientes ambos a facilitar el
objetivo de la misma: el principio de cooperación y el principio de cortesía.

El principio de cooperación posee cuatro máximas o reglas fundamentales siendo el objetivo de


ellas cooperar para que la comunicación sea lograda eficazmente. Ellas son:

 Máxima de cantidad: esta regla indica que debe aportarse a la conversación sólo la
información requerida, ni más ni menos que ella. No por un exceso de información la comunicación
logrará mejores resultados, del mismo modo, la falta de la misma hará a la conversación
inconsistente.
 Máxima de calidad: esta regla se refiere al respecto por la veracidad de la información
aportada y apela a la buena voluntad de las partes para informar verazmente, de forma responsable.

 Máxima de pertinencia: esta regla nos impone ciertos límites en cuanto a la información
que es aportada en el marco de la conversación, se relaciona directamente con el tema objeto de la

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comunicación y plantea la necesidad de no desviar este tema con información o comentarios que no
sean sustanciales o resulten poco pertinentes, poco adecuados para el contexto comunicativo.

 Máxima de claridad: esta regla se relaciona con el lenguaje utilizado y su presentación en


la conversación, de modo tal que exige claridad de conceptos, ordenamiento de la información de
manera precisa y alerta sobre las dificultades que puede acarrear en el proceso comunicativo la
ambigüedad, ya sea en los conceptos como en la presentación de los mismos. Esta máxima permite
evitar falsas interpretaciones o interpretaciones erróneas que harían peligrar todo el proceso
comunicativo.

El principio de cortesía depende de las normas sociales vigentes en el marco de la comunicación,


su objetivo es crear un clima favorable al entendimiento y hacer que cada uno de los hablantes se
halle cómodo en la situación comunicativa, de esta manera el objetivo final será logrado con éxito y
se evitarán problemas comunicacionales derivados de las variaciones en los estados de ánimo o la
mala relación entre los hablantes.

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