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Estudios
Dos caras de la convivencia. Cumplir acuerdos
y normas y no usar ni sufrir violencia
A N TA N A S M O C K U S Y J I M M Y C O R Z O 3
UNIVERSIDAD
NACIONAL Cambio institucional y partidos étnicos
DE COLOMBIA
en Suramérica
DONNA LEE VAN COT T 26
I N S T I T U TO D E E S T U D I O S
POLÍTICOS Y RELACIONES Democracia
INTERNACIONALES
Apuntes para una historia comparada de la justicia
IEPRI
transicional. El papel de las ONG de derechos
humanos en los procesos de justicia transicional:
análısıs
ENERO / A B R I L 2 0 0 3 Nº 48
los casos del Cono Sur y El Salvador.
IVÁN OROZCO ABAD
Coyuntura
52
I N T R O D U CC I Ó N
este artículo presenta algunos resultados
de la investigación Indicadores de convivencia
ciudadana, iniciada en mayo de 1999 con
financiación conjunta de Colciencias y la
Universidad Nacional de Colombia, en la cual se
logró desarrollar un instrumento para recoger in-
formación sobre la convivencia, construir
Tomás Martín, Francisco Ruiz, Pablo Kalmanovitz, Clara Carrillo y desarrolla así en buena parte lo previsto para la segunda
Carlos Augusto Hernández. etapa de la investigación.
Para la economía y otras expresiones de la vida plir la ley, se muestra –al menos en los jóvenes
social son muy importantes las reglas formales y escolarizados en Bogotá– que no siempre hay sen-
las reglas informales. Douglass North ha mostrado timiento de culpa al no cumplir con los mandatos
cómo las segundas complementan y determinan de la propia conciencia y cabe inferir (no se pre-
en alguna medida la aplicación de las primeras. guntó directamente) que no siempre hay senti-
Por esta razón, las mismas reglas formales aplica- miento de vergüenza o temor al rechazo social al
das en sociedades distintas pueden dar resultados no cumplir normas sociales propias de los grupos
muy diversos2. Unas y otras reglas son decisivas a los que uno pertenece. Pero más grave que la
para facilitar la celebración y el cumplimiento de debilidad de los castigos puede ser la de las gratifi-
acuerdos. En general, en la historia de la humani- caciones correspondientes: un complemento muy
dad, progresan más rápido las sociedades cuyos problemático de la triple impunidad (afortunada-
sistemas de reglas formales e informales, que evo- mente parcial)3 sería una suerte de triple ingratitud
lucionan para facilitar y regular acuerdos cada vez (también parcial)4. Como veremos, sirve a la convi-
más complejos, permiten una mayor eficiencia en vencia que haya una desaprobación cultural o mo-
la celebración y el cumplimiento de éstos. ral de comportamientos ilegales pero también que
Simplificando un poco, llamaremos ley lo que haya reconocimiento social hacia aquellos ciudada-
Douglass North llama reglas formales, cultura a nos que cumplen con las leyes cabalmente.
aquellas reglas informales compartidas por colec- La armonía entre ley, moral y cultura puede
tivos sociales, y moral a aquellas reglas informales definirse con precisión como la conjunción en-
análısıs polítıco nº 48
por las que se gobierna el individuo. El cumpli- tre (1) no aprobación moral ni cultural de com-
miento de la norma legal puede ser facilitado por portamientos ilegales, (2) aprobación moral y
la satisfacción de comprenderla, de admirarla (ad- cultural de las obligaciones legales y (3) pluralis-
mirar sus objetivos, su gestación o su aplicación) y mo cultural y moral. La armonía descrita en (1)
de obedecerla porque se comprende; el cumpli- y (2) no significa identificación de lo ordenado
miento de la norma moral personal puede ser fa- por los tres sistemas reguladores (lo cual signifi-
[4] cilitado por un sentimiento de autogratificación caría integrismo, fundamentalismo) y, por ello,
personal (autoadmiración moral), y el cumpli- es absolutamente compatible con los pluralismos
miento de la norma social (o de grupo) puede ser moral y cultural (3). De hecho, la sujeción gene-
facilitado por el sentimiento de recibir ralizada a la ley es precisamente la base de las ga-
merecidamente la admiración de los demás (ser rantías pluralistas. Armonía y divorcio entre ley,
objeto de reconocimiento social, de gratitud, de moral y cultura pueden ilustrarse mediante
confianza). De otro lado, la culpa sería el castigo diagramas de Venn:
moral, y la censura o el rechazo social (y la ver-
güenza que éstos producen) constituirían el pro-
Moralmente
totipo del castigo cultural. Aunque el presente Moralmente
estudio no es comparativo con otros países o con Culturalmente
otras ciudades, sí muestra que en Colombia, en al- Culturalmente
2 North, Douglass C. Instituciones, cambio institucional y desempeño económico. México: FCE, 1993, pp. 54 y ss. Más
adelante en el libro, el argumento se retoma mostrando cómo países que copian las mismas o aproxima-
damente las mismas reglas formales obtienen resultados muy diversos por la variación en las reglas informales.
North pone como ejemplo a muchos países suramericanos que han incorporado en sus constituciones
elementos de la Constitución norteamericana con resultados muy distintos. Otro ejemplo: no todos los países
cuyas leyes electorales han adoptado el mecanismo de cociente y residuo para proteger las minorías han
generado la fragmentación de las “operaciones avispa”.
3 Por ejemplo, sólo un 45% de los jóvenes que transgreden la ley (41% de la muestra) sienten temor al castigo
legal; pero si lo hacen por conciencia y costumbre (38% de la muestra), sólo un 28% siente temor al castigo
legal. Sólo 61% de los que transgreden los mandatos de su propia conciencia (60% de la muestra) sienten culpa
o temor a la culpa. Sólo un 42% de los jóvenes sienten acuerdo con la ley cuando la obedecen.
4 Por ejemplo, un 42% de los jóvenes dice haber sido reconocido por los demás y un 23% dice haber sentido
temor a ser censurado al cumplir la ley.
estudios
De persona a persona y de grupo social a grupo por gratificaciones que por castigos, si recono-
social, las definiciones de lo moral o culturalmente cen más autonomía moral en los demás y si
aceptable pueden variar. Hay armonía entre ley, aprenden a procesar democráticamente las ten-
moral y cultura si al variar estas dos últimas (plura- siones entre ley y moral, muy asociadas a la iden-
lismo moral y cultural) no llegan a incluir como tificación del pluralismo con el “todo vale”.
aceptables comportamientos ilegales. No se quiso partir de la idea de que la convi-
La delimitación informal (cultural y moral) vencia se definía por ausencia de violencia. Pero
de los comportamientos aceptables es tal vez por por supuesto hay mayor convivencia si se hace
excelencia el terreno de la corresponsabilidad. Las menor uso de amenazas o de violencia física en
instituciones formales sólo aportan parte de la la solución de conflictos y en la celebración de
regulación y no es posible (ni eficiente, ni conve- acuerdos. Se incluyeron preguntas sobre la au-
niente) llevar al extremo la juridización de todas sencia o presencia de violencia para poder rela-
las relaciones, de todas las interacciones. Otra cionarla posteriormente con las dimensiones de la
manera de decir lo anterior es que el valor agre- convivencia caracterizada positivamente median-
gado asociado a una norma formal depende te los indicadores resultantes del análisis estadís-
sustantivamente de la evolución de normas infor- tico interno de las respuestas no referidas a
males conexas. La identificación y el intento de violencia.
acción sobre éstas son parte crucial de la puesta El instrumento de observación denominado
en operación de aquéllas. Colcordia (abreviatura de las palabras Colombia
análısıs polítıco nº 48
De esta manera, además del problema (insos- y concordia) se desarrolló con base en la concep-
layable en Colombia) de divorcio entre ley, mo- tualización inicial después de desagregarla en
ral y cultura, está el de la adecuada o inadecuada unas dimensiones (las más importantes son capa-
complementación entre reglas formales e infor- cidad de celebrar y cumplir acuerdos, ley, moral,
males. Por ello, la modificación de la regulación cultura, y pluralismo moral y cultural) que per-
informal, por sí misma o como complemento ex- mitieran la utilización de variables observables
plícito de la regulación formal, puede proponer- directamente a través de preguntas o de grupos [5]
se como una finalidad práctica de enorme de preguntas.
importancia. A esta intención ha correspondido La encuesta se aplicó a 1.451 jóvenes de una
precisamente el programa de Cultura Ciudadana muestra probabilística de 38 grados novenos de
en Bogotá (1995-1997 y 2001-2003), orientado a instituciones educativas de la ciudad de Bogotá
procesos colectivos de modificación consciente, en febrero de 20005. Con la información recolec-
explícita y voluntaria de aspectos puntuales espe- tada se construyeron cinco indicadores de convi-
cíficos de la regulación cultural (mutua regula- vencia: acuerdos, anomia, aversión a normas,
ción) y de la regulación moral pluralismo y descuido. También se hizo una clasifi-
(autorregulación). cación de los individuos en tres grupos denomi-
Así, la conceptualización de la convivencia en nados cumplidos, cuasi–cumplidos y anómicos6. A
esta investigación retomó la hipótesis de divorcio nuestro juicio, la distinción entre los dos últimos
entre ley, moral y cultura que inspiró el primer grupos facilita una reinterpretación interesante
programa de Cultura Ciudadana e incorporó de la difícil relación de muchos jóvenes (y tal vez
como expresiones de la convivencia la capacidad de muchos colombianos) con la legalidad. Para
de celebrar y cumplir acuerdos y la confianza decirlo crudamente, la ilegalidad esporádica le
interpersonal. En el proceso surgieron tres ideas estaría abriendo un terreno muy amplio de “legi-
nuevas que a posteriori se resumirían así: la convi- timidad” a la ilegalidad permanente, y por ello
vencia se facilita si las personas entienden más resulta relevante proponer, aunque sea de mane-
5 La investigación fue realizada sobre jóvenes de noveno grado dado que, en un contexto ideal (por mandato
constitucional), todo ciudadano colombiano debería tener como mínimo acceso a educación hasta el noveno
grado de educación básica. Al no comparar con jóvenes no escolarizados, o al no haber contrastado los
resultados de convivencia con los resultados académicos, no se pueden establecer relaciones entre la educación
formal y la construcción de convivencia. Véase sobre este aspecto, el final de la tercera sección de este artículo.
6 Una descripción detallada del diseño muestral y de la metodología seguida para la construcción de los
indicadores se puede consultar en Mockus, Antanas, Corzo, Jimmy. Indicadores de convivencia ciudadana. Informe
final. Bogotá: Colciencias, febrero 2002. Publicado tras reelaboración en forma de libro: Mockus, Antanas y
Corzo, Jimmy. Cumplir para convivir. Factores de convivencia y tipos de jóvenes por su relación con normas y acuerdos.
Bogotá: Unibiblos, 2003.
ra especulativa, una “ecología” entre cumplidos, encuestados y los encuestados, quedando en
cuasi-cumplidos y anómicos. puntos cercanos sobre la recta aquellos
A continuación se presentan los cinco encuestados que dieron respuestas similares y en
indicadores de convivencia, resultantes del análi- puntos tanto más lejanos cuanto más diferentes
sis de correspondencias múltiples, y el concepto u opuestas sean sus respuestas.
de convivencia ajustado a la discusión de los re- Los indicadores cuantitativos así construidos
sultados de ese análisis. Después se describen los permiten distinguir sobre todo en sus valores7 ex-
tres grupos en los cuales, a partir de los cinco tremos, positivos y negativos, polaridades entre “ti-
indicadores, se clasificaron los jóvenes y se pro- pos” de individuos que, por las respuestas dadas a
pone tentativamente una reflexión sobre la las preguntas del Colcordia, se salen de comporta-
ecología entre éstos. Al aplicar parte de la en- mientos promedio o de comportamientos comu-
cuesta en talleres y al analizar los resultados bus- nes a la “mayoría”. En otras palabras, los valores
cando rasgos generalizados problemáticos, de cualquiera de los indicadores que se describen
emergieron dos aspectos potencialmente impor- aquí oscilan alrededor de cero, y cuanto más leja-
tantes: simetría (ver al otro como parecido a nos de cero estén, más raros (respecto a sus res-
uno) y cultura democrática (normas para cam- puestas) y más escasos en la muestra (en el
biar normas cuando hay tensión entre ley y mo- sentido de que representan porcentajes bajos de
ral o entre ley y costumbre). En respuesta a los respuesta8), serán los individuos que toman esos
cinco indicadores reconocidos y a las dos carac- valores. Adicionalmente, el método de ACM pro-
análısıs polítıco nº 48
terísticas relativamente generalizadas se propo- duce los indicadores ordenados de acuerdo con la
nen siete guías para construir convivencia importancia que tienen en la muestra desde el
ciudadana ordenadas por su relación con la au- punto de vista de la cantidad de información que
sencia o reducción de violencia. acumulan acerca de la variabilidad de las pregun-
tas formuladas. En efecto, al igual que otros méto-
CINCO INDICADORES DE CONVIVENCIA dos de análisis factorial, el ACM permite
[6] Los cinco indicadores (o factores) identifica- identificar dimensiones (factores) en las cuales la
dos en la investigación surgen de la aplicación muestra se diferencia más internamente, esto es,
de un método de análisis estadístico multiva- los aspectos en los cuales hay mayores diferencias
riado llamado Análisis de Correspondencias entre los encuestados. Para este estudio se toma-
Múltiples (ACM), basado en la comparación de ron los cinco primeros indicadores. El nombre de
los porcentajes de mención simultánea de res- cada indicador busca describir en general la pola-
puestas, de tal manera que dos respuestas son cer- ridad generada (aunque sea mencionando uno
canas o “relacionadas” si han sido escogidas solo de los extremos) y su interpretación intenta
aproximadamente por los mismos individuos, y resumir esa polaridad. Se dan casos en los que no
dos individuos son cercanos o “parecidos” si esco- hay polaridad, sólo un extremo queda claramente
gieron aproximadamente las mismas respuestas. diferenciado de la nube de puntos correspondien-
Respuestas que no se relacionan (opiniones que te al común de la gente. Por lo general, el nom-
no son compartidas por los mismos individuos) bre del factor corresponde a los valores positivos
tienden a “repelerse” y, de la misma manera, in- del indicador9.
dividuos que difieren mucho en sus respuestas Por comodidad, a los valores extremos positi-
(en sus opiniones con respecto al tema vos o negativos de los indicadores asociaremos la
preguntado) tenderán también a alejarse o conjunción de una serie de rasgos, conjunción
“repelerse”. De esta manera, cada indicador se que no se da completa sino excepcionalmente.
puede representar por una recta a lo largo de la Así, para describir los indicadores, los grupos y
cual se posicionan las respuestas de los su relación con algunas variables demográficas,
7 Aquí, y en lo que sigue, “valor” se refiere a un valor numérico, la coordenada positiva o negativa sobre el
respecto eje, y no corresponde al uso corriente en filosofía moral y en ciencias sociales.
8 Todas las modalidades de respuesta fueron tratadas como categorías. Para que respuestas excepcionales no
pesaran excesivamente sobre los extremos de cada indicador, las respuestas con porcentaje de mención inferior
al 6% fueron eliminadas. Con esto se buscó también eliminar las modalidades de respuesta menos frecuentes a
preguntas cuyas respuestas iban de 1 a 10.
9 El informe final de la investigación presenta en detalle los factores y los planos por ellos formados. Véanse
Mockus, Antanas y Corzo, Jimmy. Ob. cit., 2002; y Mockus, Antanas y Corzo, Jimmy. Ob. cit., 2003.
estudios
utilizaremos por simplicidad la conjunción “y” justifican la desobediencia de la ley cuando desobede-
cuando en realidad sería más exacto utilizar el cerla es el único medio para alcanzar un objetivo.
poco castizo “y/o”.
Indicador de aversión a normas
Indicador de acuerdos Quienes presentan valores positivos del indi-
En sus valores extremos positivos tipifica a cador de aversión a normas tienden a tener un
quienes se muestran exigentes y responsables consigo concepto negativo de reglas o normas (las asocian con
mismos ante el incumplimiento de acuerdos (reparan, limitación, conflicto, imposición, fastidio y obli-
sienten vergüenza y culpa cuando incumplen) y gación), justifican la desobediencia de la ley por
son condescendientes con los demás (nunca los desconfianza en la autoridad que la aplica, por con-
culpabilizan ni avergüenzan cuando les ciencia o costumbres, y son pesimistas acerca de la ley
incumplen). Muestran auto-evaluación positiva de en Colombia (creen que en nuestro país la ley no
su capacidad de celebrar y cumplir acuerdos, manifies- es garantía de derechos).
tan firmeza en el cumplimiento de la ley (reglas for- Quienes presentan valores negativos tienden
males) y de reglas morales y culturales (reglas a obedecer la ley a cualquier precio, aun cuando ello
informales), y tienen una percepción positiva de nor- pone en riesgo su vida, manifiestan gusto y seguri-
mas y reglas (las asocian con gusto, voluntad y dad por normas, y optimismo por la ley en Co-
convivencia). Son inflexibles en sus convicciones lombia (creen que en nuestro país la ley es
(ante argumentos claros nunca cambian de idea garantía de derechos).
análısıs polítıco nº 48
y nunca temen represalias por sus decisiones). Es interesante que la respuesta “la ley en Co-
Con sus valores extremos negativos caracteri- lombia es garantía de derechos” sea más fre-
za a quienes mostraron opiniones más o menos cuente en los colegios públicos, en los colegios
flexibles respecto al incumplimiento propio o privados de matrícula baja y en los estratos po-
ajeno de un acuerdo, en el sentido de que ante pulares. En los colegios privados de matrícula
el incumplimiento asumen actitudes de manera más costosa hay más claridad acerca de qué
eventual: casi siempre o casi nunca. Así, tales va- debe ser la ley, pero también mayor escepticis- [7]
lores distinguen a quienes casi siempre cumplen los mo sobre la ley en Colombia. También es posi-
acuerdos, pero sin que haya la obligación general de ble que los jóvenes de sectores populares hayan
cumplirlos (casi siempre dan explicaciones, inten- disfrutado de varios de los beneficios del Estado
tan examinar y asumir consecuencias, intentan Social de Derecho.
llegar a un nuevo acuerdo) y casi siempre actúan
como reparadores ante el incumplimiento del otro (casi Indicador de pluralismo
siempre piden explicaciones, compensan y tra- Valores positivos distinguen a los alumnos
tan de rehacer el acuerdo) y utilizan que dicen aceptar como vecinos a personas de condi-
esporádicamente el reproche (a veces intentan hacer ción moral o cultural diferente (prostitutas, droga-
sentir culpa y vergüenza al incumplido). dictos, homosexuales, enfermos de SIDA,
indigentes, recicladores, desplazados, personas
Indicador de anomia emocionalmente inestables) y a personas al mar-
Valores positivos (mayores que cero) caracte- gen de la ley (guerrilleros, paramilitares,
rizan a quienes justifican la desobediencia de la ley narcotraficantes, gente reconocida como
por razones culturales (los demás lo hacen, es lo corrupta). Claramente, según las respuestas de
acostumbrado, alguien ejemplar lo ha hecho) o muchos jóvenes, la tolerancia es entendida a ve-
de utilidad inmediata (gran provecho económico, ces como “todo vale”.
única manera de alcanzar el objetivo, alguien lo Valores negativos distinguen a aquellos alum-
ha hecho con éxito), creen tener dificultades para nos que dicen no querer como vecinos a personas de
obedecerla, y si la obedecen dicen no sentir satisfacción condiciones morales o culturales diferentes (desplaza-
moral al hacerlo. Manifiestan baja capacidad para ce- dos, indígenas, enfermos de SIDA, recicladores,
lebrar y cumplir acuerdos y para reconocer su incumpli- personas emocionalmente inestables, indigentes,
miento. Admiten también dificultad para construir y gente de religión distinta, familias numerosas,
cumplir acuerdos y para reconocer obligaciones adquiri- religiosos, policías o militares, políticos).
das en acuerdos celebrados por otros. Dicen no querer
como vecinos a enfermos de SIDA e indígenas. Indicador de descuido
Valores negativos distinguen a aquellos que Valores positivos indican impasibilidad ante el
siempre dan explicaciones al incumplir acuerdos y no incumplimiento propio o ajeno de acuerdos, intoleran-
cia a policías o militares como vecinos, incapacidad zones culturales o morales (es decir, por fideli-
para reconocer si lo acordado queda claro para las par- dad a otras reglas), acompañadas ambas –actitud
tes cuando otros acuerdan, e incapacidad para recono- y disposición– de algo de capacidad de cumplir
cer la confianza en el cumplimiento de las partes acuerdos y reconocer condiciones clave para su
cuando él mismo o cuando otros celebran acuerdos. celebración. En el factor dos capacidad de acor-
Valores negativos indican justificaciones cultu- dar y legalidad covarían, mientras que en el fac-
rales a la desobediencia de la ley, temor a sanciones le- tor 5 contravarían. El factor 5, describe
gales combinado con tendencia a desobediencia ante posiblemente la larguísima tradición colombiana
impunidad, acompañada paradójicamente por de acuerdos contra la ley. Aunque el cuestiona-
una valoración positiva de normas. Esta relación di- rio no preguntó expresamente sobre acuerdos
fícil con la ley, acompañada de gusto por las nor- legales y acuerdos contra la ley, este factor mos-
mas, sugiere que algunos individuos aprecian y traría que empíricamente lo contrario a la cultu-
posiblemente viven en una condición que po- ra de la ilegalidad es la incapacidad de acordar.
dríamos llamar cultura de la ilegalidad u “orden En el lado negativo del factor 2 prima la rela-
sin ley”. ción con reglas (ley), y en el positivo acuerdos
(cumplimiento o cuasi-cumplimiento); en el
C O N C E P TO D E C O N V I V E N C I A A J U S TA D O A lado negativo del factor 5, acuerdos, y en el posi-
L A D I S C U S I Ó N D E LO S R E S U LTA D O S tivo reglas (culturales). Esta dualidad entre nor-
El concepto revisado de convivencia que se mas y acuerdos insinúa la posibilidad de adoptar
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derivaría de la construcción de los cinco se en este campo la estrategia que descubrió Des-
observa en el cuadro [abajo]. cartes al optar por traducir problemas de geome-
Los factores 2, 3 y 5 detectan lo que hemos tría en problemas de álgebra y problemas de
llamado divorcio entre ley, moral y cultura; el álgebra en problemas de geometría. La reco-
factor 2 entre ley y cultura; el factor 3, entre ley y mendación es simple: si algo es insoluble en el
moral, y el factor 5, entre ley, moral y cultura. terreno de las normas, buscar acuerdos; y si algo
[8] Los factores 2 y 5 relacionan, pero de manera es insoluble en el terreno de los acuerdos, buscar
distinta, acuerdos con ley. En el factor 2 se ex- normas. Así, para personas que tienen proble-
presa la convergencia entre acuerdos y ley, se mas graves con las reglas, específicamente con
oponen los que no obedecen ni a la ley ni a los las legales, es muy importante fortalecer la capa-
acuerdos con los que obedecen ambos. En el fac- cidad de celebrar acuerdos (compatibles con la
tor 5, en cambio, se reconoce la posibilidad de ley) y lograr su cumplimiento, acudiendo si
que vayan juntas una actitud positiva hacia las re- fuere necesario a su reparación. Esto sugiere ar-
glas con la disposición a incumplir la ley por ra- gumentos fuertes a favor de una estrategia de
Aporte a Polaridad
Indicador Descripción
convivencia
Cuasi-cumplido /
A cuasi-cumplimiento opone cumplimiento, principalmente en materia
1. Acuerdos + cumplido
de acuerdos.
análısıs polítıco nº 48
irresponsabilidad con los acuerdos, ni por el ape- el objetivo, también cuenta y sustantivamente (la
go a normas contrarias a las legales. No obstante, varianza explicada por el factor 2 es muy pareci-
en términos de relación con la violencia, es sensi- da a la explicada por el factor 1). También con-
blemente más grave la cultura de la ilegalidad viene debilitar la cultura de la ilegalidad (actitud
que la torpeza en acuerdos. En los valores negati- casi autoritaria de adhesión a normas, acompa-
vos, las razones para desobedecer la ley son las ñada de justificaciones a la transgresión de la ley,
mismas que caracterizan la anomia y se añade la justificaciones de tipo cultural), la cual se basa [9]
de la impunidad. La diferencia es que en este en un divorcio fuerte entre legalidad y cultura,
factor la anomia se combina con una valoración divorcio presente en los factores 2 y 5.
positiva de las normas o de las reglas (que son A la luz de lo anterior, mediante la aplicación
asociadas con acuerdo, voluntad, convivencia). del instrumento (que podría mejorarse, disminu-
Se trata de personas pro-norma anti-ley. El eje en yendo su extensión y verificando su validez) y si-
su conjunto podría describir una situación en la guiendo un procedimiento construido
cual un anticontractualismo (rechazo a los acuer- rigurosamente para cada alumno o para cada cur-
dos y a su cumplimiento) problemático aparece so de noveno grado o para cualquier otra pobla-
como alternativa extrema a la cultura de la ilegali- ción, se puede asociar una quíntupla de valores
dad. Cero compromisos –y sobre todo radical po- que caracterizaría al individuo o al grupo en un
sibilidad de incumplir los pocos compromisos espacio de cinco dimensiones. La independencia
celebrados– sería un antídoto “natural” a la cul- de las cinco dimensiones muestra que es posible
tura mafiosa: “Para no correr los riesgos de su- encontrar individuos con todas las cinco coorde-
mirme en un orden sin ley, prefiero no aprender nadas positivas, todas negativas o todas las combi-
siquiera a hacer acuerdos”. La irresponsabilidad naciones posibles. Para simplificar aún más la
con los acuerdos aparecería como antídoto ex- información, se aplicó una metodología para
tremo a la cultura de la ilegalidad. “Aislado, me- agrupar a la población buscando una caracteriza-
jor que mal integrado” sería una forma de ción de los grupos que maximice su homogenei-
defensa ante ésta. En el sentido contrario, un in- dad interna y la heterogeneidad entre ellos.
tento demasiado radical por superar el descuido
total en acuerdos implicaría el riesgo de caer en CLASIFICACIÓN DE LOS ENCUESTADOS EN TRES
una cultura de la ilegalidad. GRUPOS A PARTIR DE LOS CINCO INDICADORES
En resumen, la convivencia se caracterizaría por A partir de los indicadores considerados
capacidad para celebrar y, sobre todo, para cumplir como características que combinadas podrían
y reparar acuerdos; por ausencia de anomia, es de- generar cierta tipología de los individuos, se pro-
10 Véase “Relación de las variables de violencia con el indicador de descuido”, en el numeral 4.8 del libro Cumplir
para convivir.
cedió a una clasificación automática11 de éstos. En quedó claro para las partes, el acuerdo fue libre y
el primer plano factorial se observó que el pri- voluntario; sabe reconocer cuando él mismo ha
mer factor distingue individuos con valores posi- celebrado un acuerdo y siempre distingue
tivos y negativos, mientras que el segundo fácilmente cuando alguien cumple un acuerdo.
distingue a los individuos principalmente con Cuando otros buscan celebrar un acuerdo, siempre
sus valores positivos, lo cual confirmó la “natura- le queda fácil darse cuenta de que el acuerdo fue
lidad” de la clasificación en tres grupos sugerida libre y voluntario. Considera que uno de sus
por el dendrograma a partir de los cinco facto- últimos acuerdos celebrados fue sólido y acordó
res. todos los temas importantes.
La tipificación de los grupos se hace mediante Nunca justifica copiar ni dejar copiar a un
la enumeración de los rasgos que por su frecuencia compañero en un examen, responder a la violen-
relativa para los miembros del grupo lo caracteri- cia con violencia, hacer justicia por mano pro-
zan (se enumeran rasgos que son sensiblemente pia, incumplir un acuerdo a un superior, a un
más frecuentes dentro del grupo que fuera de él). familiar o a un colega o a un amigo, portar ar-
Es probable que cualquier miembro de un grupo mas con salvoconducto, evadir impuestos si se
tenga muchos de los rasgos del grupo, pero es presenta la ocasión, o conducir embriagado, y
poco probable que los tenga todos. Hecha esta ad- nunca justifica desobedecer la ley para alcanzar
vertencia, y para evitar también en este caso el “y/ sus objetivos.
o”, que tampoco describiría el grado de conjun- Acepta ser castigado cuando desobedece la ley
análısıs polítıco nº 48
ción de los rasgos, éstos se presentan como si se trata- y su conciencia le dice que actuó bien y nunca se
ra de una conjunción. Lo importante es que la disgusta al ser castigado si desobedece la ley y su
metodología estadística de agrupación utilizada lle- conciencia le dice que actuó mal, siempre recono-
va a maximizar las dos probabilidades: la de perte- ce lo correcto de acuerdo con valores y derechos
necer al grupo dada la posesión del rasgo, y la de básicos, respeta derechos y cumple obligaciones
poseer el rasgo dado que pertenece al grupo. aunque sea contra lo acostumbrado.
[10] Siempre actúa, y es fácil para él hacerlo, conforme
Grupo 1. Cumplidos (29%) a la ley y a la conciencia, y también le queda fácil ac-
El cumplido se caracteriza principalmente tuar conforme a la costumbre; considera que sería
por la actitud ante el incumplimiento de acuer- bueno si hubiera mayor respeto por la autoridad, y
dos propio y ajeno, y la capacidad de celebrar y que regla o norma es sinónimo de convivencia y seguridad.
cumplir acuerdos.
Cuando le incumplen siempre invita al incumpli- Grupo 2. Cuasi-cumplidos (36%)
do a examinar y asumir las consecuencias, a dialo- El cuasi-cumplido se caracteriza principal-
gar; pide explicaciones y llega a un nuevo acuerdo, mente por posiciones intermedias o flexibles
pero nunca busca avergonzar, eludir o hacer sentir ante el incumplimiento propio o ajeno de acuer-
culpable al incumplido. Cuando incumple, siempre dos. Considera que casi siempre celebra acuerdos
llega a un nuevo acuerdo, intenta compensar los con facilidad, es capaz de construir buenos
perjuicios causados por el incumplimiento, explica acuerdos, logra cumplirlos y le queda fácil.
por qué no cumplió, siente pena y culpa, y nunca Cuando le incumplen, casi siempre pide explica-
da cualquier disculpa. Se siente capaz de construir ciones, invita al diálogo y a asumir consecuen-
buenos acuerdos y logra cumplirlos con facilidad. cias, pero casi nunca comprende sin hacer nada,
Cuando busca celebrar un acuerdo, siempre le acepta cualquier disculpa, recurre a la ley, hace
queda fácil darse cuenta de que cada parte tiene sentir culpable o elude o busca avergonzar al in-
claras las obligaciones que adquirió, cada parte cumplido. Cuando incumple, casi siempre explica
confía en que la otra va a cumplir, lo acordado por qué no cumplió, llega a un nuevo acuerdo,
11 Método de clasificación basado en algoritmos matemáticos independientes de la intuición del analista, en los
cuales éste sólo interviene para decidir el número de clases, la medida de distancia (o de disimilitud) que
utilizará para comparar los individuos, y la estrategia metodológica para la agrupación de éstos. Para el ejercicio
se hizo una clasificación mixta en la cual se construyen primero unas clases o particiones estables a partir de
individuos seleccionados al azar, que luego se van agregando por pares hasta que todas ellas conforman una
sola clase. La representación de este algoritmo en un árbol invertido, llamado dendrograma, permite elegir el
número de clases que se utilizarán. Aunque esta clasificación permite generar una tipología, buena parte de la
población –la que se encuentra en las fronteras de las clases– puede tener características mixtas. Conviene que
la asignación de un individuo a una clase no sea interpretada categóricamente.
estudios
intenta remediar o compensar los perjuicios, lo acostumbrado, para responder a una ofensa
siente pena o culpa y casi siempre se justifica ante en su honor, cuando los demás lo hacen, cuando
sí mismo, espera comprensión sin hacer nada, es bastante seguro no ser castigado, cuando no
elude al otro o siente miedo por sanciones lega- hacerlo implica el rechazo del grupo; en cambio,
les, y casi siempre da cualquier disculpa. no justifica la desobediencia a la ley cuando se
Cuando celebra acuerdos, a veces le queda fácil hace por luchar contra una ley injusta. Nunca o
darse cuenta de que cada parte confía en que la casi nunca actúa conforme a la ley ni le queda fá-
otra va a cumplir, y cuando otros buscan celebrar un cil, no distingue con facilidad entre acciones
acuerdo, también a veces le queda fácil darse cuenta conforme y en contra de ella, y no manifiesta
de que ya llegaron al acuerdo, de que el acuerdo sentir satisfacción moral cuando la cumple.
fue libre y voluntario, y de que cada parte confía en Por otra parte, no ayudaría a impulsar la apro-
que la otra va a cumplir. Casi nunca justifica incum- bación o modificación de una ley, y no justifica
plir un acuerdo a un familiar. Manifiesta que en desobedecerla cuando es sin violencia y por lu-
uno de los acuerdos celebrados últimamente se fi- char contra un régimen político injusto. Siempre
jaron obligaciones para las partes. justifica copiar y dejar copiar a un compañero en
Respecto a la moral, casi siempre actúa confor- un examen, quemar pólvora y responder con vio-
me a su conciencia y le queda fácil. Acude parcial- lencia a la violencia de otra persona. Considera
mente a criterios de distintas etapas de desarrollo que lo ordenado por la ley nunca coincide con la
moral: algunas veces actúa por respeto o para costumbre, y no le importa qué ocurriría si hubie-
análısıs polítıco nº 48
evitar el castigo, algunas veces porque su concien- ra mayor obediencia a la ley.
cia lo obliga a cumplir obligaciones, para proteger Respecto a reconocimiento y realización al cele-
el bienestar de todos, guiándose por la ley salvo brar acuerdos, nunca le queda fácil darse cuenta de
en situaciones extremas, y algunas veces actúa de que lo acordado quedó claro para las partes, de
acuerdo con principios de justicia universal. que el acuerdo fue libre y voluntario y de que cada
Cuando actúa contra su conciencia, siente culpa. parte confía en que la otra va a cumplir. Cuando
Respecto a la ley, casi siempre actúa conforme a otros buscan celebrar un acuerdo, nunca le queda [11]
ella, casi nunca se disgusta al ser castigado cuando fácil darse cuenta de que cada parte tiene claras las
la desobedece y su conciencia le dice que actuó obligaciones que adquirió y de que cada parte con-
mal, y no justifica desobedecerla cuando alguien fía en que la otra va a cumplir. Nunca le queda fácil
que considera ejemplo de comportamiento lo ha distinguir cuando alguien cumple un acuerdo ni
hecho, ni cuando es provechoso económicamen- celebra acuerdos con facilidad. Para resolver con-
te, ni cuando los demás lo hacen, pero considera flictos prefiere competir–forzar–ganar. Cuando
que no es garantía de derechos en Colombia. incumple un acuerdo nunca explica por qué no
Finalmente, piensa que el cambio de las leyes cumplió, ni siente culpa, ni intenta remediar o
casi siempre puede producir un futuro distinto compensar los perjuicios causados. Cuando le
para la sociedad, y que con cada decisión se incumplen, nunca comprende sin hacer nada, ni
toma un camino que conduce a un futuro distin- pide explicaciones, ni invita al incumplido a exa-
to, pero que casi nunca el futuro será el mismo minar y asumir consecuencias. Manifiesta que en
cualquiera sea la decisión. uno de los acuerdos celebrados últimamente
hubo violencia física contra él y que en uno de los
Grupo 3. Anómicos (35%) problemas que tuvo últimamente hizo amenazas
El anómico se caracteriza principalmente por contra los bienes del otro (respuesta no utilizada
la tendencia a justificar la desobediencia a la ley en la construcción del grupo).
cuando es muy provechoso económicamente, La disposición de los grupos en el plano
cuando alguien que considera ejemplo de com- factorial (representación cartesiana tomando si-
portamiento lo ha hecho, cuando es la única al- multáneamente dos indicadores) formado por
ternativa para alcanzar los objetivos, cuando los dos primeros factores junto con las respuestas
alguien lo ha hecho y le ha ido bien, cuando es que más los distinguen es la siguiente12:
12 Las respuestas características se representan de acuerdo con la magnitud de la diferencia entre la frecuencia
observada y la frecuencia esperada. Sobre el plano se colocaron las respuestas que dieron un mayor valor test
(diferencia entre frecuencia observada y frecuencia esperada dividida por la desviación estándar). Éste no
privilegia ni la mayor probabilidad de pertenecer a un grupo dada una respuesta ni la mayor probabilidad de
obtener una respuesta dada la pertenencia al grupo. Privilegia las respuestas para las cuales es mayor la
diferencia entre lo observado y lo esperado.
Disposición de los tres grupos en el primer plano factorial
análısıs polítıco nº 48
[12]
Se observa en el plano que el primer factor se reduce, más que por estrato socioeconómico,
distingue a los cumplidos de los cuasi-cumplidos con el nivel educativo del jefe de hogar y el tipo
(permite también diferenciar los anómicos que de colegio. El cuasi-cumplimiento aumenta con el
se parecen más a los cumplidos de los anómicos estrato socioeconómico (25,2% en estratos bajos,
que se parecen más a los cuasi-cumplidos), mien- 41,9% en estratos medios y 49,7% en estratos
tras que en el segundo factor se distinguen bási- altos) y con el nivel educativo de los padres. El
camente los anómicos del conjunto formado por 33% de los cuasi-cumplidos pertenece a colegios
cumplidos y cuasi-cumplidos. privados de matrícula alta, y representa un 57%
Vale la pena examinar algunas relaciones de de los alumnos de estos colegios. El cuasi-cumpli-
los grupos con variables demográficas. La propor- miento se da por igual en ambos géneros. El 55%
ción de cumplidos es bastante homogénea en de los cumplidos son mujeres y más del 60% de
todos los estratos socioeconómicos. La anomia es los anómicos son hombres (hay que tener en
un poco mayor en estratos bajos: el 42,4% de los cuenta que en la muestra las mujeres sólo repre-
jóvenes de estratos bajos (1 y 2), el 28,4% de los sentan el 44,5%). En general, se puede concluir
de estratos medios (3 y 4) y el 22,9% de los de es- que las variables demográficas no alcanzan a explicar
tratos altos (5 y 6) fueron clasificados como las diferencias.
anómicos. Además, está presente en todos los ti- De otro lado, no parece haber una relación di-
pos de colegio (16% en los colegios privados de recta fuerte entre convivencia y calidad de la edu-
matrícula alta, 28,5% en los de matrículas medias, cación formal medida por competencias en
44% en los de menor matrícula, 45% en los noc- lenguaje, matemáticas y ciencias. En una investi-
turnos y 48% en los oficiales) y en ambos géneros gación desarrollada en la Secretaría de Educación
(26% en mujeres y 40% en hombres). La anomia Distrital13, orientada hacia la comparación de los
13 Lanziano, Carlos y Corzo, Jimmy. Estudio correlativo entre resultados obtenidos en las pruebas de competencias básicas y la
prueba de sensibilidad comprensión y convivencia ciudadana. Informe final. Documento de trabajo entregado a la
Secretaría de Educación Distrital. Bogotá: 2002.
estudios
resultados de las pruebas de competencias básicas anómicos. Como se verá a continuación, si se
con los de la prueba de conocimiento, sensibili- trata de reducir violencia, ser cumplido o cuasi-
dad y convivencia ciudadana, se constaron resulta- cumplido no importa tanto; lo más importante
dos ligeramente mejores en las pruebas de es evitar la anomia. En efecto, un análisis de las
competencias básicas (lenguaje, matemáticas y respuestas sobre violencia o amenaza de violen-
ciencias) en cumplidos (sobre todo en 7º grado) y cia sufridas o infligidas permitió clasificar a los
en cuasi-cumplidos (sobre todo en 9º). Alta cali- jóvenes que respondieron las respectivas pre-
dad educativa en lenguaje, matemáticas y ciencias guntas, en noviolentos (64%), violentos en pro-
no es garantía de no anomia14. blemas (24%) y violentos en acuerdos (12%), y
En síntesis, el estudio condujo a clasificar la establecer una comparación con la tipología
muestra en los siguientes tres grupos: que acabamos de presentar. El cruce entre las
Cumplidos: este grupo ilustraría la coinciden- dos clasificaciones que exponemos en el
cia entre alta capacidad de acordar y respeto es- siguiente cuadro (abajo) excluye a los jóvenes
tricto a la regulación moral y legal, con armonía que no mencionaron los dos acuerdos más
entre las dos. Un alto conformismo ante la ley y importantes celebrados o los dos problemas
una exigente regulación moral acompañan una más graves tenidos en los últimos meses, y por
buena capacidad para celebrar y cumplir acuer- tanto no respondieron sobre presencia o no de
dos, especialmente una disposición unilateral violencia en ellos (esto reduce la muestra a
para repararlos en caso de incumplimiento pro- 999 jóvenes y reduce también la proporción de
análısıs polítıco nº 48
pio o ajeno. anómicos).
Cuasi-cumplidos: se caracteriza principalmente Por último, con respecto al cuasi-cumplimien-
por posiciones un poco más flexibles que los to, éste también es problemático para la convi-
cumplidos ante el incumplimiento propio o aje- vencia definida positivamente; implica algo más
no de acuerdos. de violencia que el cumplimiento, puede causar
Anómicos: se caracteriza por justificar desobe- grandes dificultades a procesos de moderniza-
diencia a la ley por utilidad o por razones cultu- ción (que dependen del cumplimiento estricto [13]
rales como costumbre o ejemplo. de acuerdos, normas y reglas) y, como se verá a
Desde un punto de vista práctico, parecería continuación, se combina con la anomia y el
deseable que la población evolucionara hacia cumplimiento para generar una ecología favora-
más cumplidos y sobre todo hacia menos ble a la reproducción de la anomia.
Distribución de los jóvenes cruzando las clasificaciones por convivencia y por violencia
Cuasi-cumplidos 30% 8% 3%
Cumplidos 23% 4% 2%
14 En noveno grado, en todos los casos el peor desempeño fue el de los anómicos y el mejor desempeño fue el de
los cuasi-cumplidos: al pasar de los anómicos a los cuasi-cumplidos, el promedio en ciencias mejoró en 18
puntos y el intervalo del 95% de confianza (promedio más o menos dos desviaciones estándar) pasó de 35-188 a
49-210. Al pasar de los anómicos a los cuasi-cumplidos, el promedio en matemáticas mejoró en 11 puntos y el
intervalo de confianza pasó de 15-172 a 20-190. Al pasar de los anómicos a los cuasi-cumplidos, el promedio en
lenguaje mejoró en 25 puntos y el intervalo de confianza pasó de 82-250 a 107-275. En ciencias y lenguaje, los
cumplidos se parecen más a los cuasi-cumplidos, y en matemáticas, se parecen más a los anómicos. (Cálculos
realizados a partir de Lanziano, Carlos y Corzo, Jimmy. Ob. cit.).
R E F L E X I O N E S S O B R E L A E CO LO G Í A E N T R E anomia) entre cumplidos y cuasi-cumplidos, se
C U M P L I D O S , C UA S I - C U M P L I D O S Y puede generar un modelo orwelliano de
A N Ó M I CO S alianzas mutantes de dos grupos para atacar al
Dados los rasgos característicos de los tres tercero. Un día, anómicos y cuasi-cumplidos
grupos que conforman la población estudiada, atacan la rigidez de los cumplidos; otro día,
cabe imaginar la ecología propia de las cumplidos y anómicos se alían para atacar la
interacciones que surgen dentro de esa pobla- disposición de los cuasi-cumplidos a hacer
ción, dentro de cada grupo y por pares de gru- excepciones puntuales a la ley y a eludir las
pos. Se puede examinar también cómo los sanciones legales cuando creen tener alguna
miembros de cada grupo tenderán a diferenciar- justificación moral para violar la ley. Y otro día,
se de los demás y cómo aprovecharán la existen- cumplidos y cuasi-cumplidos optan de nuevo
cia de éstos para justificar así ante sí su propio por aliarse contra la anomia. En este contexto,
comportamiento. la paradoja es que crear leyes supremamente
exigentes, leyes que sea casi imposible cumplir,
Aspectos previsibles de la interacción se vuelve un mecanismo clave de defensa y ata-
El cuadro (abajo) constituye una primera que de los anómicos para poner de su lado o so-
aproximación a las interacciones dentro de cada gru- meter a escarnio público o legal a los
po y por pares de grupos. cuasi-cumplidos, y para forzar a los cumplidos a
Más allá de la alianza natural (contra la convertirse en cuasi-cumplidos15.
análısıs polítıco nº 48
Cuando interactúan
los...
Cumplidos Cuasi-cumplidos Anómicos
con los...
[14]
Alta inequidad. Las leyes son
sistemáticamente cumplidas por unos
e incumplidas por otros. Los acuerdos
son cumplidos y reparados por unos, y
Buen cumplimiento de acuerdos y ley. pueden ser incumplidos muchas veces
Alto cumplimiento de acuerdos y ley. Se
Algo de inequidad generada por las por otros. Aprovechamiento ventajista
reparan acuerdos con facilidad en las
excepciones: a veces la ley sólo aplica de la autorregulación estricta de los
pocas ocasiones en que ello se requiere.
Cumplidos para los demás. Los (relativamente cumplidos.
No se hace justicia por mano propia.
pocos) incumplimientos de los cuasi–
Algo de rigidez: difícil cambiar de idea Los anómicos pueden aportar mayor
cumplidos son reparados con mayor
aun ante argumentos claros. disposición a la innovación, y los
frecuencia por los cumplidos.
cumplidos orientar esa innovación hacia
lo lícito. Sin esta orientación, la anomia
puede aumentar los riesgos de violencia.
15 Francisco Leal y Andrés Dávila analizaron la enorme importancia que ha tenido en el desarrollo del
clientelismo la creación de legislación y controles excesivos que estimulan el recurso de acudir a favores. Leal
Buitrago, Francisco y Dávila Ladrón de Guevara, Andrés. Clientelismo. El sistema político y su expresión regional.
Bogotá: Tercer Mundo Editores, Universidad Nacional de Colombia, Instituto de Estudios Políticos y
Relaciones Internacionales, 1990.
estudios
Cada grupo suele construir su identidad por cia, y frente al anómico, porque respeta –por lo
oposición a las características de los demás. Por general– la ley. Dada la dificultad que tiene para
tanto, es pertinente examinar cómo percibe cada cumplir la ley, el anómico se respalda en el divor-
uno de los tres grupos a los otros: cio entre ley y cultura17 al compararse y relacio-
El cumplido percibe a los miembros de los narse con los cumplidos y los cuasi-cumplidos, y
otros dos grupos como heterónomos: ve al opta moralmente por acogerse a la cultura o a
anómico como esclavo de la utilidad o de la cos- las justificaciones morales más rudimentarias,
tumbre, y al cuasi-cumplido como incumplidor asociables a lo que en Colombia se llama
de acuerdos. Su disposición a buscar las razones “pragmatismo” (que es un pragmatismo de corto
que el otro tiene para incumplir lo lleva a escu- vuelo, más bien una orientación a resultados de
char y a confiar en argumentos justificatorios corto plazo). De acuerdo con todo lo anterior, se
que probablemente no serán del tipo “mi con- podría afirmar que los miembros de cada uno de
ciencia me ordenó no cumplir”, sino más bien los tres grupos se sienten radicalmente goberna-
del tipo “mis circunstancias, o la costumbre, o la dos por su conciencia.
utilidad, me llevaron a incumplir”. De esta mane- “La ley es para los demás y a mí me guía sobre
ra, para reparar acuerdos asume que los demás todo mi conciencia” resulta ser un buen balance
actúan de una manera heterónoma. de la ecología de interacciones, alianzas y justifica-
A su vez, cuasi-cumplidos o anómicos pueden ciones esbozada18. Cumplidos, cuasi-cumplidos y
ver de manera condescendiente a los cumplidos anómicos comparten la característica de guiarse
análısıs polítıco nº 48
como presos de la cultura o de la ley. Por su parte, por su conciencia. Sin embargo, tal vez quienes
el cuasi-cumplido ve generalmente al anómico en realidad encarnan esa supremacía de la con-
como preso de la cultura y al cumplido como ciencia son los cuasi-cumplidos, pues no subordi-
preso de la ley. Los anómicos se dan por nan la conciencia a la costumbre (como lo hace
autodeterminados frente a la ley, mientras que con frecuencia el anómico) pero, de otro lado, sí
ven a los demás como presos, comparativamente, ponen a su conciencia por encima de la ley cuan-
de ésta. Para los tres grupos, lo que desde dentro do hacen excepciones. Una manifestación especí- [15]
es vivido como sujeción voluntaria, desde fuera es fica de esto es su rechazo a la sanción legal
visto como una sujeción impuesta externamente. cuando han violado la ley por razones morales.
Por último, los anómicos en ocasiones se Esta primacía de la conciencia como resulta-
identifican con los cuasi-cumplidos. En efecto, do de la ecología entre cumplidos, cuasi-cumpli-
para los primeros es de gran importancia descu- dos y anómicos nos da una pista muy importante
brir las excepciones que se permiten los segun- y una posible interpretación de un rasgo que
dos para sentirse identificados con ellos a través examinaremos más adelante: la asimetría. De
del “tú también” (el uso del argumento del “tú acuerdo con lo que hemos expuesto a título de
también” es analizado por Francisco Gutiérrez conjetura, la ecología ayudaría a producir y re-
en La ciudad representada16). producir tal rasgo.
16 Gutiérrez, Francisco. La ciudad representada: política y conflicto en Bogotá. Bogotá: Tercer Mundo Editores,
Universidad Nacional de Colombia, Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales, 1998.
17 Para un tercio de los anómicos lo ordenado por la ley nunca coincide con la costumbre.
18 La convicción de que nos regulamos sobre todo por nuestra conciencia ayuda a comprender la primacía de la
descalificación moral en la discusión política colombiana. Véase nota 24.
Buendía19 y Francisco Gutiérrez20), o la del cinco guías, con sus opciones de mecanismos y
rentismo (Luis Jorge Garay21), o la de la persis- alianzas, para que distintos actores ayuden a
tencia del modelo católico español (Salomón construir convivencia.
Kalmanovitz22). Además, puede ayudar a com- Las cinco guías se enuncian en orden de
prender la coexistencia del legalismo con la fa- mayor a menor importancia relativa si se asu-
cilidad para adoptar el famoso principio me un concepto positivo de convivencia como
colonial de “la ley se acata pero no se cumple”, el propuesto en el marco teórico inicial del
así como también el peso histórico de las eco- proyecto. Los factores 1 y 4, al ser positivos
nomías ilegales23 y el recurso a la descalificación para la convivencia, requieren de estrategias o
moral en el debate político presente desde la guías para aumentarlos. Los factores 2 y 3, al
Independencia24. ser negativos para la convivencia, requieren de
¿Bajo qué condiciones podría la ecología guías para reducirlos. El factor 5, al tener am-
planteada conducir a la primacía de la ley y a bos extremos problemáticos, requiere ser lleva-
una armonización democrática y pluralista entre do a un valor vecino a cero. Por tanto, las
ley y moral? Por ahora no hay respuesta simple, y características de un joven completamente
cabe, más bien, volver al mejoramiento de los apto para la convivencia serían alto cumpli-
indicadores de convivencia detectados. miento, baja anomia, baja aversión a normas,
alta tolerancia y cero descuido.
De otro lado, si se asumiera una definición de
análısıs polítıco nº 48
19 Gómez Buendía, Hernando. “La hipótesis del almendrón”. En: Gómez Buendía, H. (compilador). Ob. cit.
20 Gutiérrez, Francisco. “Malestar macro, conformismo micro”. En: Gómez Buendía, H. (compilador). ¿Para dónde
va Colombia? Bogotá: Tercer Mundo Editores y Colciencias, 1999.
21 Garay, Luis Jorge. “Crisis y construcción de sociedad: apuntes sobre el caso de Colombia”. En: Gómez Buendía,
H. (compilador). Ob. cit.
22 Kalmanovitz, Salomón. Las instituciones y el desarrollo económico en Colombia. Bogotá: Editorial Norma, 2001.
23 Múnera, Alfonso. El fracaso de la nación. Región, clase y raza en el Caribe colombiano (1717-1810). Bogotá:
Banco de la República y El Áncora Editores, 1998.
24 “En Bogotá, los términos más corrientes son más bien los de ‘perverso’, ‘crimen’, ‘infamia’, ‘perversa conducta’,
‘perversas ideas y conducta’. De entrada, el registro bogotano parece más volcado hacia un juicio moral o
criminal, mientras que su homólogo quiteño tiene connotaciones que remiten más al registro meramente
político de la fidelidad”. Lomné, Georges. “Una ‘palestra de gladiadores’. Colombia de 1810 a 1828: ¿Guerra de
emancipación o guerra civil?” En: Sánchez Gómez, Gonzalo y Wills Obregón, María Emma (compiladores).
Museo, memoria y nación. Bogotá: Museo Nacional de Colombia, Ministerio de Cultura, 2000, pp. 285-312.
estudios
acuerdos y para cumplirlos25. En particular, en respeto a la libertad religiosa). La ley misma
enfatiza la importancia de reparar los acuerdos, puede ser así reconocida como un importante
incluso cuando ello pueda necesitar de iniciativa mecanismo de innovación. Por último, también se
unilateral. debe cultivar la convicción de que siempre es
Aunque se debe estimular la utilización de posible usar mecanismos democráticos legítimos
acuerdos para resolver problemas o conflictos, es para transformar una ley injusta. [Sobre esto últi-
especialmente importante fomentar aquellos mo, véase más adelante G7 (cultura democrática),
que surgen del reconocimiento de posibilidades de la cual puede ser vista como ampliación y
cooperación y mutuo beneficio. No parece conve- profundización de G2]. Estas dos guías coinciden
niente promover los acuerdos basados en el po- muy de cerca con las consecuencias prácticas
der de hacer daño. Posiblemente por ello sería derivables del plano factorial conformado a partir
conveniente independizar la pedagogía del del conjunto de preguntas sobre la ley26.
cómo celebrar, cumplir o reparar acuerdos de la
de solución de conflictos. Dicho de manera muy G3. Tercera guía: adhesión a la ley y a las normas
prosaica: para convivir debemos desarrollar Una tercera guía consiste en lograr una adhe-
nuestras competencias comunicativas y ser parti- sión afectiva a la ley y las normas. Aquí se trata
cularmente sensibles a cómo los procesos de celebrar las ventajas y beneficios asociados al
comunicativos son procesos de construcción gra- cumplimiento de normas. Por ejemplo, se podría
dual, siempre revisable, de consensos. Sin un su- señalar que actividades tan placenteras como la
análısıs polítıco nº 48
ficiente dominio del lenguaje y sin una suficiente vida familiar y escolar, el deporte y el trabajo, en-
capacidad de reparar acuerdos no sería posible tre otras, son posibles gracias a que sus partici-
superar de manera definitiva la solución violenta pantes cumplen con ciertas normas.
de los conflictos. Para algunos de los jóvenes entrevistados,
“ley” o “cumplimiento de ley” puede tener con-
G2. Segunda guía: eunomia (reducción de anomia) notaciones peyorativas cuya superación plantea
Se deben promover dos mensajes: no es acepta- retos muy importantes para la pedagogía de la [17]
ble violar la ley por costumbre o por seguir ejem- ley. La noción de “derechos” parecería tener una
plo, y no todo vale cuando se trata de conseguir connotación más positiva. Comunidades como
cierto fin (sea éste o no provecho económico). En las indígenas han sabido valerse de la ley para
este sentido, sería pertinente divulgar experien- hacer valer sus derechos, y las organizaciones de
cias ejemplares en las cuales alguien es capaz de derechos humanos y las relacionadas con los de-
no transgredir la ley aunque sea lo acostumbrado rechos de la niñez son de las pocas que se han
u otros lo hayan hecho con éxito, o sacrifica sus interesado en los derechos de los demás. La co-
objetivos con tal de no violarla. También sería útil ordinación entre los derechos propios y ajenos, y
considerar casos de innovación, de descubrimiento entre derechos y deberes es complemento nece-
de nuevos medios, que hayan sido simultánea- sario de cualquier pedagogía de la ley basada en
mente efectivos y lícitos. También se pueden ex- derechos. Un paso clave podría ser interpretar
poner experiencias en las que un cambio jurídico, “cumplimento de la ley” como el respeto efectivo
que inicialmente chocó con las costumbres de la a los derechos de los demás. Sin embargo, la no
época, ha logrado cambiar los comportamientos y visibilidad de los afectados puede ser una limita-
transformar la cultura adaptándola a la ley (gran- ción. Hay que aprender a pensar en los otros
des logros, por ejemplo, en equidad de género o aunque estén ausentes (y los afectados por nues-
25 A algunos no les parecerá tan claramente deseable la guía G1, que va de cuasi-cumplidos en acuerdos y ley a
cumplidos en acuerdos y ley. Por ejemplo, es posible que hayan sido clasificados como cuasi-cumplidos
quienes, al adoptar modalidades propias de lo que Basil Bernstein llama códigos elaborados (véase Class, Codes
and Control. Vol. I-IV. Londres: Routledge and Keagan Paul, 1971-1990), tienen una preocupación extrema por
la precisión, el rigor y la toma de distancia crítica, cualidades altamente apreciadas en esos códigos y
necesarias para no dar información imprecisa. La capacidad de leer el “siempre” o el “nunca” como
cuantificadores universales fácilmente falseables es posiblemente más propia de códigos elaborados. De la
misma manera, la capacidad de suscitar en el otro culpa o vergüenza podría ser considerada una competencia
útil, propia de formas de socialización arraigadas en sociedades como la inglesa o la francesa. Sin embargo,
dejar de lado o invertir G1 sería promover el derecho a la excepción y permitir que la moral sea puesta por
encima de la ley.
26 Véase numeral 3.3 de Mockus, Antanas y Corzo, Jimmy. Ob. cit., 2003.
tro incumplimiento de la ley generalmente lo es- con los acuerdos la promoción del orden sin ley.
tán). Esto habría llevado a retomar con entusiasmo la
Por último, también aporta mucho aumentar idea –un poco anarquista– de que la regulación
el optimismo sobre la ley en Colombia, e intere- cultural podría llegar a ser más pacifica, más acti-
sa destacar los beneficios de una disposición al va, más eficiente y más amable que la regulación
legalismo incondicional. Más exactamente, se legal. Lo anterior implica un gusto por las reglas
trata de discutir casos en los cuales la ley esté por (aprendidas en la práctica o acordadas porque
encima (o en el mismo nivel) de la convicción aportan a la calidad de vida) y una valoración
moral. De nuevo, es fundamental saber que la crítica de las costumbres que se colocan potencial-
ley prevé mecanismos para tramitar la tensión mente (utópicamente) por encima de la ley y que
entre ella y las convicciones morales. Aquí juega son transformables pedagógicamente30.
un papel crucial la participación en organizacio- Sin embargo, para que esa transformación vía
nes y procesos que buscan modificar la ley cuan- superioridad de la cultura resulte efectiva, es im-
do moral o culturalmente se esté en desacuerdo portante que se parta del reconocimiento de lo
con ella27 (véase más adelante G7). ya ganado por la ley en Colombia. La cultura
puede llevarnos más lejos que la ley, pero ésta
G4. Cuarta guía: promover el pluralismo constituye un cimiento que se debe valorar. Di-
El objetivo de esta guía es aumentar la tole- cho de otro modo, se invita a asumir la cultura
rancia a la diversidad moral y cultural. Conviene como un perfeccionamiento y no como una degradación
análısıs polítıco nº 48
en particular aprender a apreciar el tipo de con- de la ley (y viceversa). Así se puede observar en los
senso que se produce cuando, desde distintas programas de cultura ciudadana en Bogotá y de
tradiciones y con distintos argumentos, se apoya cultura de la legalidad en Palermo, Sicilia, en el
una misma regla (“consenso por traslapes” en el norte de México y en el sur de California. Aun si
sentido de Rawls28). se acepta que la ley no es el soporte central del
Más adelante se intentará tener en cuenta los cambio hacia la sociedad soñada, hay que reco-
[18] inmensos inconvenientes que tendría un plura- nocer que recoge objetivos admirables, estable-
lismo interpretado como “todo vale”, una tole- ce sanciones regladas, y su aplicación protege el
rancia que se extendiera a quienes se colocan derecho de defensa. Además, la misma ley prevé
por fuera de la ley. Por eso, la formación para el mecanismos democráticos que permiten trans-
pluralismo puede exigir de un modo u otro una formarla (de nuevo, véase G7). De esta manera,
reflexión sobre sus límites (véase más adelante la mediante la reelaboración de la tentación de co-
exposición sobre la “mayoría de edad a me- locar sistemáticamente la cultura por encima de
dias”). De nuevo, se debe reconocer que son los la ley y el reconocimiento de leyes como pasos
procedimientos democráticos de representación positivos hacia un orden con ley, se realiza el ideal
o de consulta directa los que pueden limitar el de una humanidad que se configura a sí misma
pluralismo o destacar los mecanismos de protec- de manera deliberada.
ción a las minorías (véase más adelante G7). En este punto también es esencial combatir la
irresponsabilidad con respecto a los acuerdos. En efec-
G5. Quinta guía: orden pero con ley y superación del to, los potenciales positivos de la perspectiva
descuido con los acuerdos29 “anarquista” antes mencionada (cambio cultural
Si no fuera por los resultados que arrojó la por encima del cambio legal) se ven radicalmen-
comparación con violencia (según los cuales ésta te destruidos si se acepta la indiferencia ante los
era más frecuente para los valores numéricos ne- acuerdos, si no se supera la dificultad para iden-
gativos del indicador descuido), hubiera cabido tificarlos o para detectar y consolidar confianza
proponer como vía para superar el total descuido en su celebración.
27 Esto lleva a reconocer la relevancia del capital social y su relación con el Estado de Derecho.
28 Rawls, John. Liberalismo político. México: Facultad de Derecho UNAM y FCE, 1995. Capítulos IV y V, y del mismo
autor, Una teoría de la justicia. México: FCE, 1995.
29 Otra formulación de este camino sería: ni orden sin ley ni descuido total en acuerdos.
30 Por ejemplo, la cultura de la no violencia impulsada por Gandhi buscaba recoger un ideario y unas prácticas
(en parte provenientes de varias tradiciones religiosas) de las cuales se esperaba que fueran capaces de crear un
ordenamiento social mejor que el que podría derivarse simplemente del cambio jurídico.
estudios
L A “ M AYO R Í A D E E D A D A M E D I A S ” Y D O S vale” con devastadores efectos sobre la tensión
P O S I B L E S G U Í A S PA R A CO M P L E TA R L A entre diversidad moral y ley, permiten proponer
(G6 Y G7) dos guías adicionales que apuntan a corregir es-
Las anotaciones sobre la ecología entre cum- tas dos características y a aprovechar sus poten-
plidos, cuasi-cumplidos y anómicos son hipotéti- cialidades, su lado positivo.
cas y, por lo general, no están basadas
directamente en los datos. Sin embargo, permi- Asimetría
ten vincular a la interacción de los tres grupos lo Con respecto a la primera característica, las
que hemos llamado la “mayoría de edad a me- preguntas que se referían a simetría no alcanza-
dias”, la cual corresponde a dos características ron a influir en ninguno de los cinco factores,
transversales a tales grupos: pero sí muestran una tendencia general a la
1. Asimetría: “Obedezco a mi conciencia, los asimetría distribuida de manera uniforme con
demás a la ley o a la cultura”; “entiendo por las respecto a los factores. Las preguntas más im-
buenas, los demás entienden por las malas”. En portantes para la discusión que sigue fueron la
condiciones de divorcio entre ley, moral y cultu- 11 (¿Cuáles de las siguientes cosas influyen más so-
ra, esto puede llegar a significar “soy autónomo, bre su comportamiento?) y la 12 (¿Cuáles de las si-
los demás son heterónomos”, “soy mayor de guientes cosas influyen más sobre el comportamiento
edad, los demás son menores de edad”. En con- de los demás colombianos?). Estas preguntas daban
diciones de armonía, la autonomía incluye la ad- a escoger entre seis opciones: paz con la propia con-
análısıs polítıco nº 48
hesión a la ley y a la tradición cultural propia, y ciencia; confianza, reconocimiento social; admiración
la asimetría dejaría de ser problemática. por la ley o sus aplicaciones; temor a la multa y a la cár-
2. Pluralismo desbordado: tolerancia significa cel; temor a la censura y al rechazo; temor a la culpa.
“todo vale”. Esta característica describe el com- Si con la expresión “conciencia” agrupamos
portamiento de quienes aceptan como vecinos a las respuestas paz con la propia conciencia y temor a
recicladores, indigentes, prostitutas, homosexua- la culpa, con “cultura” agrupamos las respuestas
les y alcohólicos, pero también a guerrilleros, confianza y reconocimiento social y temor a la [19]
paramilitares, narcotraficantes y corruptos. censura y al rechazo social, y con “ley” agrupamos
Atacar una característica común como la ma- las respuestas admiración por la ley o sus
yoría de edad parcial puede ser más fácil que aplicaciones y temor a la multa y a la cárcel, los
atacar las características de un grupo específico. jóvenes encuestados tienden a contestar que
En efecto, si se toma como punto de partida tal ellos se guían por la conciencia (71% de los que
condición, podemos reconocer que su transver- respondieron a la pregunta 11)31 y que las demás
salidad nos une frente a la posibilidad de trans- personas se guían por la ley (44%) y por la
formarla: adoptaríamos entonces una noción cultura (32%). Sólo 121 de los 1.451 jóvenes
más compleja de autonomía, aceptaríamos de encuestados dijeron gobernarse principalmente
buena gana ser gobernados por la ley, y recono- por la ley32. Claramente y sin importar el grupo
ceríamos que los demás son también en algún al que pertenezcan, las personas dicen gobernar-
grado autónomos (o por lo menos lo son mucho se primero por su conciencia, luego por la regu-
más de lo que creemos), y que el pluralismo es lación cultural y en tercer lugar por la ley.
muy valioso pero que no debe incluir el “todo Al responder a la pregunta de qué influye
vale” (específicamente, no debe dar cabida a más sobre el comportamiento de los demás, los
comportamientos ilegales). Para que todos poda- jóvenes contestaron en orden contrario a lo que
mos ser sujetos morales debemos aceptar ser su- respondieron sobre sí mismos: los demás se go-
jetos legales tanto por obedecer la ley como por biernan sobre todo por ley (44%), luego por cul-
contribuir a transformarla cuando nos parece tura (32%) y luego por conciencia (24%). En
moralmente necesario hacerlo. esto, los tres grupos tienen un patrón de respues-
Tanto la asimetría, presente en los tres gru- ta bastante uniforme, y solamente los anómicos
pos, como el pluralismo entendido como “todo se desvían un poco de éste pues reconocen que
31 Ese porcentaje aumenta en los cumplidos (77%) y en los cuasi–cumplidos (73%), y disminuye en los anómicos
(61%).
32 Paradójicamente casi la mitad de ellos (53) pertenece al grupo de los anómicos que, sin embargo, siguen
pensando que los demás obedecen más a la ley que ellos.
la conciencia (35%) influye más que la cultura do las seis respuestas a las preguntas 11 y 12 en
(25%) sobre el comportamiento de los demás. “entiendo por las buenas” y “los demás entien-
40% de los anómicos opina que la ley es lo que den por las buenas”, se puede observar que los
más gobierna a los demás. tres grupos presentan una fuerte asimetría, aun-
que de nuevo ésta es menor entre los anómicos:
Yo me gobierno por Cumplidos Cuasi-cumplidos Anómicos
Cumplidos Cuasi-cumplidos Anómicos
Moral 77% 74% 60% “Entiendo por las buenas” 93% 87% 81%
“Los demás entienden por las buenas” 38% 29% 43%
Cultura 14% 18% 23%
Los porcentajes de este cuadro no tienen en cuenta a los que no respondieron.
Ley 9% 9% 16%
Si se piensa que los demás son heterónomos y
Los demás se entienden por las malas, la pedagogía del castigo
Cumplidos Cuasi-cumplidos Anómicos
gobiernan por
puede primar sobre la pedagogía de la gratifica-
Moral 20% 20% 35%
ción, y se puede caer fácilmente en la tentación
Cultura 36% 33% 25%
de asumir que el poder se basa en el poder de
Ley 44% 48% 40%
Los porcentajes de estos cuadros no tienen en cuenta a los que no respondieron.
destruir. Tal vez las personas que recurren a la
negociación a través de la amenaza y el uso de la
violencia caen en dicha tentación.
Comparando las respuestas a las dos pregun- Se podría pensar que la asimetría es la expre-
análısıs polítıco nº 48
tas aparece la asimetría. Por ejemplo, 77% de los sión de una tendencia general a pensar mejor so-
cumplidos dice guiarse por su conciencia y sólo bre sí mismo que sobre los demás. Sin embargo,
20% dice que los demás se guían ante todo por al hacer una comparación con la asimetría en
la conciencia. materia de razones para cumplir acuerdos, se en-
A pesar de estar presente en los tres grupos, contró que ésta era sensiblemente menor a la
la asimetría puede tener una lectura distinta que tiene que ver con cumplir normas y que aca-
[20] para cada uno. Para los cumplidos, la moral pri- bamos de examinar. Por tanto, consideramos
ma en la determinación de su comportamiento que la asimetría encontrada amerita atención.
porque hay armonía entre ley, moral y cultura. La asimetría tiene consecuencias poco graves si
Para los cuasi-cumplidos, sus convicciones mora- hay armonía de ley, moral y cultura. En efecto,
les justifican las excepciones que eventualmente creer que lo que más gobierna al otro es la ley me
hacen al cumplimiento de ley y acuerdos. Para permite confiar en que no tendrá un comporta-
los anómicos, no hay conflicto moral al incum- miento ilegal (independientemente de sus convic-
plir leyes o acuerdos, porque el utilitarismo bur- ciones morales y su cultura). De hecho, si hay
do de corto plazo y la costumbre les parecen armonía y si soy pluralista moral y cultural consecuen-
suficiente justificación. Aunque un poco menos te, únicamente puedo esperar del otro que actúe conforme
los anómicos, todos se sienten guiados por la a la ley33. Me atengo a que el otro obedecerá a la
conciencia. Para todos, el ciudadano promedio ley precisamente por respeto extremo a un plura-
es percibido como un anómico cuyo comporta- lismo moral y cultural compatible con el orden le-
miento tiene que ser regulado principalmente gal. Además, pensar que el otro obedece la ley
por la ley, por la vía de la sanción legal. sólo (o predominantemente) por temor a las san-
Si con la expresión “entender por las buenas” ciones significa reducir al mínimo las hipótesis
agrupamos las respuestas paz con la propia concien- optimistas sobre su moral y su cultura, reducción
cia, confianza y reconocimiento social, y admiración que podría limitar mucho nuestro pluralismo. De
por la ley o sus aplicaciones y con la expresión “en- alguna manera, exigirle al otro que entienda por
tender por las malas” agrupamos las respuestas las buenas podría ser visto como inmiscuirse en su
temor a la multa y a la cárcel, temor a la censura y al fuero interno. En el mayor respeto por la diversi-
rechazo social y temor a la culpa, se verifica que en dad cada cual se fija máximos éticos y de los de-
los tres grupos los jóvenes dicen entender más por las más sólo espera unos mínimos. Sin embargo,
buenas (87%) que por las malas. Para los miem- suponer que los demás admiran la ley –y recono-
bros de los tres grupos (64%) los demás entienden cer los casos en que efectivamente así ocurre– po-
más por las malas que por las buenas. En efecto, si dría ser así una opción clave para corregir la
se hace un ejercicio similar al anterior agrupan- asimetría en cuanto a “por las buenas” versus “por
33 Por ello también cabe hablar de mayoría de edad a medias para describir, más que un defecto, una construcción
parcialmente alcanzada: de los demás sólo espero que cumplan la ley.
estudios
las malas”. De ahí que una autonomía universa- las buenas, lo mismo puede suceder con el otro.
lizable, la cual podríamos llamar autonomía coor- Superar la asimetría podría entenderse como
dinada, tenga posiblemente su mayor expresión una forma de aumentar sustantivamente nuestro
en la admiración por la ley. respeto hacia los demás. Respetar es, por etimo-
Por otra parte, en condiciones de divorcio en- logía, volver a mirar y considerar con
tre ley, moral y cultura, ser pluralista lleva, en el detenimiento. Es como un primer momento del
extremo, a esperar cualquier cosa del otro, signi- reconocimiento. Puede haber un alto respeto en
fica atenerse al “todo vale” de parte del otro. medio de una sociedad donde las jerarquías son
Cuando hay divorcio entre los tres sistemas, de- muy marcadas. Igualmente, puede imaginarse
pendo sustantivamente de la moral o la cultura uno la importancia del respeto igualitario, del
del otro, y puedo llegar a depender radicalmen- respeto entre semejantes, en sociedades en las
te del respeto del otro hacia mí. El respeto que, como en la colombiana, se ha avanzado en
interpersonal o los límites a lo culturalmente la secularización y la democratización, y se han
aceptado por un grupo llegan a sustituir la ley dado progresos notables en equidad de género y
como bases de la propia seguridad. Cuando hay acceso a oportunidades de salud y de educación.
divorcio entre los tres sistemas de regulación, La noción de ciudadanía es inseparable de este
acertar en la calificación moral o cultural de las respeto entre iguales. Donde hay ciudadanía,
personas ayuda mucho a sobrevivir. cualquier encuentro entre desconocidos es ante
Mientras que en un caso la confianza se basa todo un encuentro entre ciudadanos. Ver al otro
análısıs polítıco nº 48
en la legalidad, en el otro caso la confianza nace como similar a uno en su relación con las tres re-
de un “saber a qué atenerse” más sutil y poten- gulaciones y creer que los demás, al igual que
cialmente más arbitrario. Detectar la confianza uno, pueden entender predominantemente por
misma para poder contar con ella y sus efectos las buenas, podrían constituir las bases de un res-
reguladores se puede volver clave34. Obviamente, peto ciudadano. Respetar al desconocido, atribuir-
si los sistemas reguladores se contradicen, el le desde un comienzo cualidades análogas a las
comportamiento propio y ajeno se vuelve menos propias, es un soporte crucial de la convivencia. [21]
predecible. Completar la transición (comparable a un cam-
bio radical de paradigma) del respeto basado en
G6. Sexta guía: hacia una mayoría de edad completa, jerarquías al respeto basado en la conciencia de
respeto igualitario igualdad es uno de los retos centrales de nuestra
Una guía complementaria a las cinco ya seña- sociedad.
ladas (pero que, a diferencia de éstas, es reco- Respeto al otro cuando lo reconozco como su-
mendable para los tres grupos) consiste en la jeto moral, legal y cultural similar a mí. Respeto al
reelaboración de las dos asimetrías detectadas. otro como sujeto pedagógico cuando asumo que
Simplemente estamos postulando que reducir esa ambos aprendemos más por gratificaciones que
asimetría contribuiría a la convivencia35. Esta guía por castigos, y cuando reconocemos una eficacia
tiene como propósito aprender a percibir al otro similar de la canasta de gratificaciones o de senti-
como semejante a uno mismo, esto es, compren- mientos de obligación. En la asimetría, el
der que así como uno considera que se guía más irrespeto no es a las diferencias –lo cual sería co-
por la propia conciencia así también sucede en rregible por la vía de la tolerancia y del pluralis-
los demás, y que si bien uno a veces entiende por mo cualificado–; es un irrespeto a rasgos de común
las malas pero predominantemente lo hace por humanidad. No un irrespeto puntual, coyuntural,
34 De hecho, las respuestas de los jóvenes sobre confianza no estuvieron muy asociadas a otras respuestas, salvo en
un caso: quien responde siempre a la pregunta: Cuando usted y otra persona buscan celebrar un acuerdo, ¿le queda fácil
a usted darse cuenta de que cada parte confía en que la otra va a cumplir?, tiende a ser cumplido; quien responde a
veces, tiende a ser cuasi-cumplido y quien responde nunca, tiende a ser anómico (véase anexo 5 de Cumplir para
convivir). Donde hay más armonía entre ley, moral y cultura (el caso de los cumplidos), hay mayor posibilidad
de constatar la confianza y, por ende, de actuar sobre la base de esa confianza.
35 No poseemos evidencia empírica rigurosa para afirmar que esa asimetría es menor en sociedades que han
logrado mayores niveles de convivencia. Tan sólo talleres aislados, realizados con públicos muy específicos en
Santiago de Chile, Nueva York y Washington han mostrado la posibilidad de que exista una mayor simetría. Por
ejemplo, en una conferencia en Georgetown University, cerca del 30% de los participantes consideró que ellos
mismos se guiaban primordialmente por la ley y cerca del 20%, que los demás obedecían sobre todo por
admiración por ella (por las buenas). Hay que ser muy prudentes con estos datos que son simplemente una
invitación a buscar elementos rigurosos de comparación internacional.
sino un irrespeto a las condiciones de posibilidad G7. Séptima guía: hacia una mayoría de edad
de una relación respetuosa: si de antemano su- completa, cultura democrática
pongo autonomía en mí y heteronomía en ti, si Se debe entender que, dada la diversidad de
de antemano supongo que yo entiendo por las opiniones morales, en algunos casos la ley no
buenas y tú por las malas, hay una carencia de res- puede satisfacer a todos y, por tanto, es indispen-
peto “de entrada”. sable un mecanismo democrático de representa-
En el terreno de la comprensión, compren- ción directa que permita dirimir esas cuestiones
der al otro también requiere suponer que en al- difíciles de una manera que de ningún modo
gunos aspectos básicos el otro es igual a uno. A está condenada a ser definitiva. En este mismo
mayor asimetría, más tiende uno a explicarse el sentido, también existe la posibilidad de que al-
comportamiento del otro en vez de comprenderlo gún grado de insatisfacción prevalezca y perma-
poniéndose uno en su lugar. nezca entre algunos. Sin embargo, los beneficios
Para llegar a respetar al otro fundamental- que se derivan de adherir a la ley son, en compa-
mente en su condición de sujeto legal que acata ración con los posibles resultados que se obten-
la ley libremente, no tanto por el temor a las san- drían si se decide actuar por fuera de ella,
ciones, sirve también reconocer la precariedad suficientemente valiosos como para que sea pre-
de la propia condición de sujeto legal y la poco ferible vivir insatisfecho, pero dentro de un mar-
explorada relación entre esa condición y la de co legal seguro, a vivir los peligros asociados con
sujeto moral y cultural. no tenerlo o con tenerlo pero sin legitimidad de-
análısıs polítıco nº 48
36 Al discutir las respuestas a las preguntas 11 y 12 (preguntas muy directas) y cruzarlas con los grupos, obtuvimos
un resultado ligeramente distinto: la conciencia primó sobre la cultura, y ésta primó sobre la ley para todos los
grupos.
estudios
ral36. La gráfica abajo, que retoma los dos princi- ser vista como un acuerdo libre de conciencias
pales factores dentro de la dimensión ley, ilustra dotadas de buena voluntad (armonía entre ley y
este punto. moral), y la participación en procesos democráti-
El cuadrante inferior derecho correspondería a cos de legislación o de acompañamiento crítico a
una cultura democrática que implica aprender a la aplicación de la ley sería una oportunidad
poner la ley por encima de la cultura y la moral. para vigilar colectivamente, mediante la discu-
Esto incluye adherir a un Estado de Derecho en el sión pública, esa armonía.
cual se acepta un pluralismo cultural y moral legal- Por último, sembrar cultura democrática es
mente reglado, y en el cual la ley prevé mecanis- también combatir los rasgos más problemáticos de-
mos para procesar las tensiones entre ley y moral. rivados de la ecología presumiblemente asociada a
La independencia de estos dos primeros fac- los datos obtenidos. La lucha por la consistencia,
tores en la dimensión ley puede interpretarse por el imperio de la ley, ha sido vista como una lu-
como independencia fáctica entre los dos divor- cha de unos contra otros; puede y tal vez debe ser
cios: el divorcio entre ley y moral, y entre ley y vista como una lucha contra una ecología, contra
cultura. Las respuestas que conforman el indica- un sistema, donde modificar ciertos prejuicios y la
dor de anomia en el análisis general son en gran relación con ciertas reglas puede colocarnos muy
parte las mismas del factor 1 de la dimensión le- cerca de la realización de sueños particularmente
gal (anomia legal). La guía G2, eunomia, corres- exigentes: paz, convivencia, Estado social de dere-
ponde muy de cerca a corregir esa dirección. cho. Tal vez demos esos pasos en estas décadas y
análısıs polítıco nº 48
El segundo indicador del análisis de la dimen- aprendamos que lo ilegal no es válido ni
sión “Ley” es mucho más complejo y ambivalente. rutinariamente ni a veces, y que las percepciones
Se trata de las tensiones entre ley y moral: ¿Qué de injusticia de la ley o de su aplicación pueden
hacer cuando la ley o su aplicación nos parecen encauzarse democráticamente hacia el mejora-
injustas? ¿Tiene uno el deber de presumir que la miento de la cultura y del ordenamiento legal.
ley es justa hasta evidencia de lo contrario? ¿Debe
C O N C LU S I O N E S
[23]
uno, como Sócrates en el Critón, prohibirse el sus-
traerse a la ley aun cuando lo que uno hace le pa-
rece moralmente correcto? Las siete guías y su relación con violencia
Al avanzar hacia la cultura democrática puede Así, en total obtenemos siete líneas directrices
ser muy útil aprovechar el lado positivo de las hacia la convivencia que se resumen y se
asimetrías detectadas: actúo según mi conciencia reordenan de la siguiente manera, teniendo en
y entiendo por las buenas. La ley podría llegar a cuenta su grado de correspondencia con violencia:
estrato socioeconómico, educación alcanzada
eunomia: acatar la ley por encima de la utilidad inmediata
por el jefe de hogar y tipo de colegio).
y de la costumbre (aun al costo de los resultados)
y buscar formas lícitas de innovar G2 En el análisis de correspondencias múltiples
cultura democrática: aprender a resolver, mediante de las respuestas relacionadas con violencia infli-
procedimientos democráticos, las tensiones entre moral gida o sufrida, los dos primeros factores fueron
y ley, y lograr la primacía de la ley sobre cultura y moral el primero violencia en problemas y el segundo
necesaria para un pluralismo viable (“no todo vale”) G7
violencia en acuerdos. Muchos de los violentos
adhesión a normas y ley: admirar los avances de la ley,
gustar de las normas y ser capaces de acatar la ley en acuerdos son también violentos en proble-
aun cuando entra en tensión con las convicciones mas. La violencia en problemas parece ser más
morales G3 reactiva (retaliación); la violencia en acuerdos
acordar: aprender a celebrar y cumplir acuerdos parece ser más proactiva y hay mayor simetría en
y, muy especialmente, a reparar acuerdos no cumplidos G1
ella entre ser víctima y ser victimario. Se encon-
pluralismo: tolerar la diversidad G4
tró alta correspondencia en prácticamente todos
orden pero con ley y superación del descuido
con los acuerdos:
los casos entre amenaza de violencia y violencia,
armonizar normas legales y culturales, y aprender a infligidas o sufridas. Según el análisis por
cultivar acuerdos sanos, es decir compatibles con la ley G5 quintiles, la guía G2 sería más eficaz para comba-
respeto igualitario: disminuir la asimetría, respetar al otro tir la violencia en problemas y G7 sería más eficaz
como a un igual, verlo más parecido a uno (por mejor
imagen del otro: ambos somos básicamente autónomos
para combatir la violencia en acuerdos.
y buscamos construir armonía entre nuestra moral y la ley, Por último, con respecto a la guía de respeto
análısıs polítıco nº 48
ambos entendemos básicamente por las buenas) G6 igualitario (G6), al intentar medir la asimetría a
partir de las preguntas 11 y 12, se obtuvieron
Las guías G6 y G7 buscan corregir rasgos rela- dos factores que en realidad no interpretan
tivamente generalizados (podrían encontrarse asimetrías: el primero opone “yo me regulo
otros); en cambio, las demás corresponden a los culturalmente (por confianza y reconocimiento
cinco rasgos en los cuales la investigación encon- social)” a “yo me regulo moralmente”, y el segun-
[24] do opone “los demás se regulan culturalmente
tró mayores diferencias dentro de la población.
Para cada una de las siete guías se proyecta- (por temor a la censura social)” a “los demás se
ron los quintiles 1 y 5 de los factores correspon- regulan por temor a la sanción legal”. Se recono-
dientes sobre el plano principal construido a ció estadísticamente la independencia entre lo
partir de todas las preguntas sobre violencia su- que uno piensa de uno y lo que uno piensa de los
frida o infligida en problemas y acuerdos. El cri- demás y la generalidad de la oposición “yo entien-
terio de ordenamiento es la distancia entre los do por las buenas, los demás por las malas”. Al
dos quintiles para cada factor37. Esta jerarqui- proyectar los quintiles sobre el plano de
zación de las guías tiene, por supuesto, limitacio- violencia, quienes se reconocen culturalmente
nes metodológicas: es muy claro que la regulados tienden a ser más violentos. Y quienes
población anómica o la población con baja cul- consideran que los demás se guían más por cul-
tura democrática es la que más sufre o inflige tura ocupan un lugar muy cercano al origen.
violencia; sin embargo, para sugerir que mejorar Así, no se encontró evidencia de que a mayor
la anomia o formar en cultura democrática redu- simetría menos violencia. Aunque la relación de
ciría la violencia se imputa una relación causal correspondencia no es necesariamente
que no se deriva directamente de la observación. transitiva, también parecería un indicio el que
También podría conjeturarse una guía corres- los anómicos sean comparativamente menos
pondiente a la relación causal contraria: reduz- asimétricos. Por estas razones, se ubicó esta
camos la violencia para reducir la anomia y guía como la de menor impacto potencial sobre
mejorar la cultura democrática. Pero desde un la violencia. Una forma distinta de medir la asi-
comienzo se quiso construir un concepto de con- metría que tomara en cuenta las diferencias en-
vivencia “positivo”, no centrado en la presencia o tre “lo que pienso de mí” y “lo que pienso de
ausencia de violencia. Dentro de las variables los demás” podría llevar a reconsiderar ese últi-
consideradas en el estudio no habría una tercera mo lugar.
que explique la conexión encontrada entre
anomia y violencia o entre cultura democrática y Otras conclusiones
violencia (cabría eso sí intentar descontar el Los resultados y las reflexiones que se han ex-
efecto posible de variables demográficas como puesto se refieren, en primera instancia, a la po-
estudios
blación de jóvenes escolarizados de Bogotá. Sin un “deseo de República” masivo y pacífico, que
embargo, tal vez puedan ayudar a comprender la buscaría establecer una “legalidad republicana”,
coexistencia de violencia y transacción en Co- unos poderes legislativo y judicial independien-
lombia, un país de constituciones y de guerras tes ante los cuales todos aceptamos comparecer
capaz de grandes acuerdos frente a la violencia (Jean-François Lyotard en comunicación perso-
(como la Constitución del 86 o el Frente Nacio- nal referida a Colombia).
nal), y en el cual, desde las guerras del siglo XIX, Tal vez la democratización del acceso a educa-
se estableció la creencia de que todo es negocia- ción de calidad, que también ayuda a reconocer-
ble. No obstante, no todo vale y no todo resulta nos más como parte de la humanidad, nos
negociable. Afortunadamente, hoy en día la hu- facilitará una mejor complementariedad, necesa-
manidad ayuda a fijar límites a las consecuencias ria para una mejor convivencia, entre reglas for-
más graves de lo que hemos llamado las tres in- males –básicamente la ley– e informales –cultura
gratitudes y las tres impunidades ante las normas y moral–. Sin embargo, esa educación debe
legales, morales y culturales. Lo hace a través del apuntar de manera deliberada y manifiesta a
conocimiento y del reconocimiento, del arte y la construir convivencia, y para ello debe asumir
educación. Lo hace a través de Naciones Unidas, explícitamente temas, tensiones y procedimien-
de los convenios que éstas promueven, de meca- tos como los involucrados en las siete guías pro-
nismos como la Corte Penal Internacional, de las puestas para reducir violencia y aumentar
organizaciones que hacen seguimiento a Dere- convivencia:
análısıs polítıco nº 48
chos Humanos, y de la opinión pública mundial. Acatar la ley por encima de la utilidad inme-
Para poner fin al llamado pactismo sin regla, es diata y la costumbre
crucial o que el límite se nos imponga por la Usar procedimientos democráticos cuando hay
fuerza o que el límite nos lo impongamos desde que resolver contradicciones entre ley y moral
adentro democráticamente. En efecto, ante la Admirar los avances de la ley colombiana,
expectativa de perdón y olvido sin condiciones, apreciar las normas y acatar la ley aun contra
todo se vuelve negociable (incluido el orden le- convicciones morales [25]
gal), y el único criterio para regular los medios Celebrar y cumplir acuerdos y repararlos
utilizables es que éstos efectivamente alcancen el Tolerar la diversidad
objetivo propuesto. De esta manera, “cada parte Seguir normas culturales compatibles con la
se declara su propio juez” y su propio legislador. ley y realizar y cuidar acuerdos conformes a la ley
En este sentido, el límite democrático (no totali- Reconocer(se en) el otro como sujeto legal,
tario) a medios y fines sólo lo puede establecer sujeto moral y sujeto cultural.
análısıs polítıco nº 48
investigación son: ¿En qué condiciones se for- miento étnico continúen siendo una parte central de
man, se fortalecen y tienen éxito los partidos la plataforma del partido, y los indígenas constituyan
políticos? y ¿En qué condiciones emerge una al menos la mitad del liderazgo del mismo. Excluyo
nueva división en un sistema de partidos? de esta categoría los partidos formados como clientes
Defino “partido étnico” como una organización dependientes de partidos no indígenas.
autorizada para participar en las elecciones locales Defino “formación de un partido” como el registro
o nacionales, cuyos líderes y miembros en su mayo- legal de un partido político o movimiento y su [27]
ría se identifican a sí mismos como parte de un participación en dos elecciones consecutivas. El
C UA D RO 1
PARTIDOS ÉTNICOS VIABLES ELECTORALMENTE
Asamblea de la Soberanía del Pueblo (ASP), 1995, usa el registro válido de la Izquierda Unida por dificultades con su registro.
Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos (IPSP), 1999, parte de la ASP, utiliza el registro válido del Movimiento Al
Socialismo.
Colombia (2,7%) Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC), el movimiento social indígena más grande del país, fundado en 1982.
Participó en 1990 en las elecciones para la Asamblea Nacional Constituyente y en las elecciones nacionales de 1991. Se retiró de la política
electoral en 1993.
Autoridades Indígenas de Colombia (AICO), creado como un movimiento social en 1977 bajo un nombre diferente. Participó por
primera vez en 1990 en las elecciones para la Asamblea Nacional Constituyente.
Alianza Social Indígena (ASI), creada por el Consejo Regional Indígena del Cauca en 1991.
Movimiento Indígena Colombiano (MIC), 1993. Formado para asegurar la reelección del senador de la ONIC para el período 1991-
1994 después de que la ONIC se retirara de la competencia electoral.
Ecuador (24,85%) Movimiento de Unidad Plurinacional Pachakutik (MUPP), creado por la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador
en 1995.
Venezuela (1,48%) Pueblo Unido Multiétnico de Amazonas (Puama), creado por la Organización Regional de Pueblos Indígenas de Amazonas en 1997.
*
Todos los datos, excepto los de Colombia, son de Deruyttere, Anne. Indigenous Peoples and Sustainable Development. The Role of the Inter-American Development
Bank. Washington: Inter-American Development Bank, 1997. Estos datos pueden ser considerados estimaciones conservadoras. Los datos colombianos son
del censo de 1993.
con el más asombroso éxito electoral, es el caso al impacto del cambio institucional en la emer-
que ha recibido la mayor atención de los ana- gencia y viabilidad electoral de los partidos
listas6. En Colombia el trabajo ha sido llevado a étnicos. Finalmente, breves estudios de caso sobre
cabo principalmente por antropólogos, más que Bolivia y Colombia ilustran el impacto de un cam-
por politólogos. Los antropólogos bolivianos han bio institucional.
publicado investigaciones descriptivas e inter-
[28] pretativas de los nuevos partidos indígenas y las EL DISEÑO DE LA INVESTIGACIÓN
nuevas alianzas entre candidatos indígenas y Esta investigación es una “comparación centra-
partidos no indígenas7. Dos nuevas disertaciones da en la estructura” de seis casos11, con el objetivo
5 Véase por ejemplo: Canton, Santiago. Partidos políticos en las Américas: desafíos y estrategias. Washington: National
Democratic Institute, 1995; Coppedge, Michael. “The Evolution of Latin American Party Systems”. En
Mainwaring, Scott y Valenzuela, Arturo (editores). Politics, Society and Democracy: Latin America. Boulder:
Westview Press, 1998; Mainwaring, Scott. Rethinking Party Systems in the Third Wave of Democratization: The Case of
Brazil. Stanford: Stanford University Press, 1999; Mainwaring, Scott y Timothy Scully (editors). Building
Democratic Institutions: Party Systems in Latin America. Stanford: Stanford University Press, 1995; Roberts,
Kenneth M. y Erik Wibbels. “Party Systems and Electoral Volatility in Latin America: A test of Economic,
Institutional, and Structural Explanations”. En: American Political Science Review Vol. 93. No. 3, 1999.
6 Andolina, Robert. Colonial Legacies and Plurinational Imaginaries: Indigenous Movement Politics in Ecuador and
Bolivia. Disertación doctoral. University of Minnesota,1999; Beck, Scott H. y Kenneth J. Mijeski. “Barricades
and Ballots: Ecuador’s Indians and the Pachakutik Political Movement”. En: Ecuadorian Studies, septiembre de
2001; Collins, Jennifer N. “Opening Up Electoral Politics: Political Crisis and the Rise of Pachakutik”.
Ponencia presentada para el congreso de LASA. Washington, DC., 2001; Selverston-Scher, Melina. Ethnopolitics
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Neoliberals in Bolivia”. En: Van Cott, Donna Lee (editora). Indigenous Peoples and Democracy in Latin America.
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Humano, Secretaría Nacional de Participación Popular, 1997.
8 Andolina, Robert. Ob. cit. Lucero, José Antonio. “Arts of Unification: Political Representation and Indigenous
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9 Collins, Jennifer N. Disertación doctoral en progreso. Departamento de Ciencia Política, Universidad de
California, San Diego.
10 Coppedge, Michael. “District Magnitude, Economic Performance, and Party-system Fragmentation in Five
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11 King, Gary, Robert O. Keohane y Sidney Verba. Designing Social Inquiry: Scientific inference in Qualitative Research.
Princeton: Princeton University Press, 1994, p. 107.
estudios
de evitar el dilema entre la investigación macro de de seleccionarse una muestra representativa.
N grande –desprovista de matices contextuales En primer término, la selección incluyó los
para cada sistema político individual–, y la de casos en los que se habían formado partidos
estudios de caso individuales, –que permite expli- étnicos electoralmente viables: Bolivia, Colombia,
car la unicidad de un caso pero que falla al de- Ecuador y Venezuela. Posteriormente se elimina-
mostrar proposiciones teóricas generalizables ron aquellos países en los que la población indíge-
para más de un caso. Fue seleccionado cuidadosa- na es menor al 1% de la población total (Brasil y
mente un conjunto de casos que incluye varios Uruguay); y donde había menos de diez años de
resultados de la variable dependiente, controlan- historia de gobierno democrático (Paraguay); esto
do la variación en el tamaño proporcional de la buscaba permitir un análisis del sistema partidos y
población indígena. Los casos son seis sistemas de los cambios en las leyes electorales a través del
políticos, cada uno de los cuales constituye un tiempo. Adicionalmente a los cuatro casos selec-
ambiente político único donde se pueden o no cionados, quedaban Argentina, Chile y Perú. Se
formar partidos étnicos, y en caso de que surjan buscaba observar la ausencia de partidos étnicos
partidos étnicos, éstos pueden o no ser viables electoralmente viables en los tres casos. Perú fue
electoralmente. Cada caso produce entonces una incluido en la muestra para analizar un caso don-
sola variable dependiente que puede tener uno de la población indígena es proporcionalmente
de tres valores: (1) formación de partido no étni- significativa pero sin partidos étnicos
co, (2) formación de partido étnico no viable electoralmente viables. Esto dejaba dos casos con
análısıs polítıco nº 48
electoralmente, o (3) formación de partido étnico poblaciones indígenas pequeñas en los que apa-
viable electoralmente12. rentemente la variable dependiente sería negati-
Necesitaba limitar los casos de estudio porque va. Finalmente fue incluido el caso argentino
el entendimiento de la emergencia de partidos sobre el chileno por varias razones: (1) Argentina
indígenas requiere un intenso trabajo de campo. es un sistema federal, lo cual permite observar el
Aunque hubiera sido relativamente fácil compi- papel de medidas descentralizadoras sobre la
lar información acerca del cambio institucional emergencia de nuevos partidos; (2) en 1994 tuvo [29]
para los 13 países latinoamericanos con poblacio- lugar una profunda reforma constitucional en la
nes indígenas mayores al 1%, hubiera sido nece- que se introdujeron reformas que afectaban a los
sario conducir investigaciones de campo en la indígenas; y (3) en Argentina existen partidos
mayoría de ellos para asegurar el valor de la va- provinciales, los cuales sospecho que son un vehí-
riable dependiente, dado que algunos partidos culo electoral potencialmente importante para los
étnicos importantes están activos únicamente a pueblos indígenas que se encuentran
nivel regional o local y sus resultados no hubie- geográficamente concentrados. Chile, en contras-
sen aparecido en la literatura secundaria sobre te, tiene el período de gobierno democrático más
cada país o en las varias bases de datos compila- corto después de 1980 y una estructura constitu-
das sobre resultados electorales para los comicios cional rígida impuesta por el saliente régimen de
nacionales. Adicionalmente, sin trabajo de cam- Pinochet, lo cual limita el grado en el que se pue-
po sería difícil distinguir los partidos cuyas bases den observar los efectos de un cambio
son movimientos sociales indígenas de aquellos institucional en la formación de partidos. Poste-
creados por y dependientes de partidos cliente- riormente, se confirmó que la selección era co-
listas no indígenas, o aquellos cuyas plataformas rrecta, ya que una coalición multipartidista de los
no tienen ningún contenido étnico pero usan indígenas Mapuche estaba compitiendo en las
nombres indígenas para atraer votantes de este elecciones nacionales por lo menos desde 199313.
origen. Entonces, incluir todos los casos no hu- Estos seis casos proveen una diversa muestra de
biera sido práctico. En cualquier caso, en las los países suramericanos donde los indígenas
investigaciones de ciencias sociales no es necesa- están políticamente organizados, donde en la
rio incluir todos los casos de un universo si pue- última década han tenido lugar reformas
12 La excepción a esta regla se presenta si hay una variación significativa dentro de un sistema político: esto es,
por ejemplo, si la magnitud del distrito o la circunscripción electoral (el número de curules disponibles en un
distrito electoral) o la concentración geográfica de la población indígena varía significativamente dentro de
un país en particular, se pueden formar partidos étnicos o llegar a ser electoralmente viables en una
circunscripción pero no en otra.
13 FBIS-LAT-93-081, 20 de abril de 1993, p. 31.
institucionales significativas, y ha habido múltiples registro de partidos. De manera similar, los tres
elecciones. Tres países en la muestra tienen siste- casos restantes constituyen un subconjunto donde
mas federales o cuasi-federales (Argentina, Co- las poblaciones indígenas son de tamaño significa-
lombia14, Venezuela), y los tres sistemas unitarios tivo, los sistemas políticos son unitarios, sus siste-
de la muestra (Bolivia, Ecuador, Perú) experimen- mas de partidos son fragmentados y volátiles, y en
taron reformas descentralizadoras o centralizado- los que las variables dependientes fueron positivas
ras durante la década de los noventa, lo que en dos casos y negativas en el tercero.
permite observar el impacto de los cambios en la Este estudio abarca el período de 1980 a 2002.
estructura del Estado sobre la variable dependien- Éste incluye elecciones nacionales y subnacionales
te. La muestra también incluye una amplia varie- en los seis casos. Colombia y Venezuela tuvieron
dad de sistemas partidarios: dos casos en los que elecciones competitivas durante todo el período;
los partidos tradicionales colapsaron en la década Argentina y Bolivia las reanudaron en 1983 y
de los noventa (Perú, Venezuela), dos célebres 1980-1982, respectivamente; y Ecuador y Perú lo
por su extrema fragmentación desde su transición hicieron en 1979 y 1980, respectivamente. La
hacia la democracia (Bolivia, Ecuador), y dos con reanudación de las elecciones es un punto de
sistemas con dos partidos dominantes (Argentina, partida particularmente importante para Ecuador
Colombia). Finalmente, la muestra incluye casos y Perú, pues coincide con la eliminación de re-
con variación en la variable dependiente: en Boli- querimientos de alfabetismo para votar, situación
via, Colombia, Ecuador y Venezuela los partidos que permitió el ejercicio del voto a la mayoría de
análısıs polítıco nº 48
análısıs polítıco nº 48
tro de los mismos movimientos sociales, que rían reducir las barreras para la formación de
puedan hacerlos decidirse a formar un partido nuevos partidos, partidos “desafiantes”, o partidos
político, y que les pueden dar una mayor probabi- étnicos minoritarios. Las reformas que reducen
lidad de ser electoralmente viables. El análisis de las barreras para los partidos nuevos y “desafian-
los movimientos sociales es crucial para el total tes” deben alentar a los partidos étnicos, que
entendimiento de la formación de partidos caben dentro de esta categoría. Especificaré
étnicos porque ésta siempre estuvo antecedida cuándo los cambios considerados son particular- [31]
por un nivel de organización política y de movili- mente relevantes para los partidos étnicos. En este
zación sin precedentes de los movimientos indíge- punto del desarrollo de la teoría, no se sabe en
nas; los partidos más exitosos fueron movimientos qué medida pueda ser generalizable a partidos
sociales que participaron en elecciones, o partidos nuevos no étnicos u otros tipos de divisiones o
que mantuvieron fuertes lazos con su movimiento fracturas sociales.
social “paternal”.
Se espera que las cuatro variables independien- Representación proporcional
tes –cambio institucional, cambio en el sistema de Los sistemas electorales de representación
partidos, cambios en la estructura de oportunidad proporcional tienen una mayor probabilidad de
política externa a los movimientos sociales, y fac- alentar la formación y asegurar el éxito de nuevos
tores internos de los partidos mismos– sean im- partidos. La introducción de la representación
portantes en la explicación de la formación y la proporcional remueve las barreras de entrada al
viabilidad electoral de los partidos étnicos. En este sistema partidista creando un cálculo de voto
artículo se formulan y demuestran hipótesis rela- contra curul más proporcional y dándole a los
cionadas con la primera variable –cambio votantes más opciones21. En contraste, los sistemas
institucional–, basadas en una revisión de la litera- de distritos uninominales tienden a producir un
tura comparativa de las instituciones electorales y sistema bipartidista dificultando la formación de
17 Lipset, Seymour Martin y Stein Rokkan. Party Systems and Voter Alignments. Cross-National Perspectives. Nueva
York: The Free Press, 1967, p. 50; Mair, Peter. Party System Change. Approaches and Interpretations. Oxford:
Clarendon Press,1997, pp. 13-14.
18 Lieberman, Evan S. “Causal Inference in Historical Institutional Analysis”. En: Comparative Political Studies.
Vol. 34, No. 9, 2001, p. 1015.
19 Coppedge, Michael. Ob. cit., p. 184.
20 Idem.
21 Sartori, Giovanni. “The Influence of Electoral Systems: Faulty Laws or Faulty Method?”. En: Grofman,
Bernard y Lijphart, Arend (editores). Electoral Laws and Their Political Consequences. Nueva York: Agathon
Press, 1986 (segunda edición, 1994), p. 58.
nuevos partidos22. La proporcionalidad es particu- promedio mayor de número de votos por curul
larmente importante para minorías “que tienden hasta que todas las curules sean asignadas. Cada
a verse severamente sub-representadas o excluidas vez que un partido recibe una curul, su prome-
por los sistemas sin representación proporcio- dio disminuye”27. En comparación, la fórmula
nal”23. Adicionalmente, la representación propor- del cuociente y el mayor residuo tiende a tratar
cional, en tanto ofrece menores barreras para que por igual a los partidos grandes y pequeños, y
los partidos pequeños alcancen curules, tiende a por tanto, provee un resultado más proporcio-
estimular la institucionalización de partidos políti- nal. El método Sainte-Lague en tanto es una
cos anti-establecimiento, que son la mayoría de los fórmula de promedios mayores, tiende a produ-
partidos étnicos nuevos24. Finalmente, la presión cir un resultado más cercano al de la fórmula del
para cambiar hacia un sistema de representación cuociente y el mayor residuo en términos de
proporcional tiende a presentarse después del proporcionalidad28.
surgimiento de nuevas dimensiones problemáticas Los umbrales se refieren a los requerimientos
o de la fragmentación de los partidos25. mínimos de votos para la asignación de curules, y
usualmente se basan en cuotas nacionales de vo-
Menores umbrales para la representación tos29. Si asumimos que los nuevos partidos ten-
Para articular un nuevo “umbral de represen- drán votaciones relativamente pequeñas,
tación” suelen combinarse tres tipos de reglas umbrales menores les permitirán tener acceso al
electorales: la fórmula de asignación de curules, poder político y a los recursos que podrán ser
análısıs polítıco nº 48
el umbral para la asignación de las mismas y la usados para aumentar su votación en las siguien-
magnitud del distrito26. Las fórmulas de asigna- tes elecciones.
ción que adjudican las curules a los partidos que En un estudio sobre 62 elecciones entre
ganen pequeñas porciones de los votos deben 1914-1955 en Argentina, Bolivia, Colombia,
correlacionar con la formación y la viabilidad Perú y Venezuela, Coppedge encontró que ni la
electoral de los nuevos partidos. Por el contrario, fórmula electoral, ni el umbral de votos para
[32] las fórmulas que favorecen a los partidos más competir por una curul, ni las firmas requeridas
grandes deberían inhibir la formación y la viabi- para registrar un partido, ni el porcentaje de
lidad electoral de partidos nuevos. De acuerdo votos requeridos para mantener el registro de
con Lijphart, existe un consenso en la literatura un partido, tenían un impacto independiente
en torno a que es la fórmula D’Hondt aquella sobre el número efectivo de curules por parti-
que tiende a favorecer los partidos más grandes y do, –controlando el número efectivo de votos
a ser menos proporcional que las otras fórmulas por partido30. Esta investigación encontró que
electorales usadas bajo la representación propor- la magnitud del distrito (MD) era la “única ins-
cional. El método D’Hondt es una “fórmula de titución electoral que ejercía un impacto
promedios altos” que “adjudica las curules distinguible y separado sobre la fragmentación
secuencialmente a los partidos que tengan un [de los sistemas partidistas]”31. La magnitud del
22 Lijphard, Arend. “Proportionality by Non-PR Methods: Ethnic Representation in Belgium, Cyprus, Lebanon,
New Zealand, West Germany, and Zimbabwe”. En: Grofman, Bernard y Arend Lijphart. Ob. cit., p. 113.
23 Ídem., p. 113; véase también: Mozaffar, Shaheen. “Electoral Systems and their Political Effects in Africa: A
Preliminary Analysis”. En: Representation. Vol. 34 No. 3 y 4, p. 149.
24 Schedler, Andreas. “Anti-political-establishment Parties”. En: Party Politics Vol. 2. No. 3, p. 305.
25 Taagepera, Rein y Matthew Soberg Shugart. Seats and Votes: The Effects and Determinants of Electoral Systems. New
Haven: Yale University Press, 1989, p. 150.
26 Agradezco a Mark P. Jones por su sugerencia de combinar estos elementos.
27 Birnir, Jóhanna Kristín. The Effect of Institutional Exclusion on Stabilization of Party Systems in Bolivia, Ecuador and
Peru. Documento presentado en el XXII Congreso internacional de Latin American Studies Association.
Miami, Florida, marzo 16-18, 2000, p.15.
28 Lijphart, Arend. “Degrees of Proportionality of Proportional Representation Formulas”. En: Grofman,
Bernard y Arend Lijphart (editores). Electoral Laws and Their Political Consequences. New York: Agathon Press,
1986, pp. 173-175.
29 Taagepera, Rein y Matthew Soberg Shugart. Ob. cit., p. 133.
30 Coppedge, Michael.Ob. cit.
31 Ídem.
estudios
distrito tiene efectos mecánicos y psicológicos. El distrito electoral suficientemente significativos
efecto mecánico se refiere a que entre más gran- para afectar el número de partidos son muy
de sea la magnitud del distrito, la traducción de escasos. Sin embargo, los datos de Coppedge
votos en curules será mas proporcional. Distritos incluían sólo la Cámara de Diputados y las
grandes ayudan a los partidos de oposición, pues elecciones de Asamblea Constituyente, y el
éstos no tienen que obtener una mayoría relativa período observación iba sólo hasta 1995. En-
para ganar curules32. Psicológicamente, los distri- tonces, sus datos no incluían por lo menos
tos electorales pequeños desalientan a los votan- cuatro casos adicionales de cambios
tes de “gastar” sus votos por partidos que tengan importantes en el tamaño de los distritos elec-
una menor probabilidad de ganar una curul33. torales ocurridos después de 1995 o en las
El grado en el que los partidos pequeños elecciones para el Senado 37.
son ayudados por una determinada fórmula de Las elecciones de Asamblea Constituyente son
asignación de curules depende de la magnitud particularmente importantes para observar la
del distrito y del tamaño de los divisores y conexión entre los cambios institucionales y los
residuos usados en la fórmula de asignación34. de los sistemas de partidos. Las asambleas consti-
Por su parte, el impacto de la magnitud del tuyentes se eligen típicamente en distritos nacio-
distrito depende de si el sistema es mayoritario nales individuales de más de 70 miembros.
o de representación proporcional. Bajo la re- Entonces, los partidos más pequeños, e incluso
presentación proporcional, a mayor magnitud en algunos casos organizaciones de la sociedad
análısıs polítıco nº 48
del distrito la distribución de votos será más civil, pueden asegurar su representación en la
proporcional y, por tanto, el sistema favorecerá Asamblea Constituyente. El efecto recíproco,
la formación y viabilidad electoral de nuevos obviamente, es que la representación usual de
partidos. Bajo el sistema mayoritario, una los partidos más dominantes del sistema disminu-
magnitud del distrito creciente disminuye la ya. Cinco de nuestros seis casos experimentaron
proporcionalidad35. Así la magnitud del asambleas constituyentes entre 1980 y 2002. En
distrito o circunscripción electoral es decisiva, cuatro casos (Colombia, Ecuador, Perú y Vene- [33]
porque “tiene un impacto sobre la zuela), por diferentes razones, la representación
proporcionalidad más fuerte que cualquier de los principales partidos se vio reducida de
otro factor” 36. forma inusitada, dándole a retadores y nuevos
Coppedge encontró que se requiere un partidos una oportunidad para cambiar las leyes
cambio significativo en la magnitud de la cir- electorales y para abrir el sistema a nuevas fuer-
cunscripción para aumentar el número zas políticas.
efectivo de partidos por curul en tan sólo un Por las razones señaladas, la magnitud de la
partido. De acuerdo con su regresión circunscripción electoral es reconocida en la lite-
estadística, una circunscripción promedio ratura de partidos como la “variable institucional
debería incrementarse en 58,8 curules para crítica que influye en la formación y manteni-
tener tal efecto. Este aumento estuvo presente miento de los partidos”38. El impacto de esta varia-
en sólo tres de las 62 observaciones de su estu- ble puede ser particularmente importante para
dio. Basado en este hallazgo, Coppedge con- explicar la formación y viabilidad electoral de los
cluyó que los cambios en la magnitud del partidos étnicos. Basados en datos de democracias
que alcancen curules en distritos con un mayor financiera o logística para el registro de nuevas
número de cupos; donde las minorías están con- organizaciones políticas inhiben la formación
centradas geográficamente, es más probable que de partidos indígenas. Por el contrario, meno-
alcancen curules en distritos que correspondan res requerimientos para el registro y la inexis-
con las fronteras de sus patrones de asentamiento, tencia de castigos al bajo desempeño electoral
que es donde pueden tener una mayoría numéri- deben ayudar a los nuevos partidos.
[34] ca. Las variaciones en la magnitud de las circuns-
cripciones y en la concentración geográfica de las Descentralización
minorías étnicas pueden generar distintas proba- Los sistemas políticos federales o altamente
bilidades de formación de partidos y de viabilidad descentralizados que permitan elecciones
electoral de los mismos dentro de un país. Por locales y regionales, probablemente genera-
ejemplo, en Venezuela, donde los indígenas re- rán más partidos étnicos si las minorías
presentan menos del 2% de la población, un par- étnicas están concentradas geográficamente,
tido indígena ganó las elecciones para particularmente donde los distritos han sido
gobernador en el Estado de Amazonas, el cual diseñados para constituir mayorías étnicas.
tiene una población indígena cercana al 50%. Es Harmel y Robertson encontraron que el desa-
menos probable que los partidos indígenas sean rrollo de los partidos regionales es más proba-
exitosos en las elecciones nacionales o en otros ble en sistemas federales descentralizados41. Se
estados venezolanos donde la población indígena puede asumir entonces que los partidos nuevos
es minúscula. serán más exitosos en países descentralizados
Los indígenas, como la mayoría de las mino- que en aquellos centralizados, porque tienen la
rías étnicas, típicamente no están distribuidos oportunidad de desarrollarse en niveles geo-
equilibradamente entre la población. En cambio, gráficos donde el costo de la formación de un
tienden a concentrarse geográficamente porque partido es más bajo; por ejemplo, los costos
deben ser suficientes numéricamente para cons- de transporte y publicidad son menores, se
tituir una comunidad cultural auto-reproducida, necesita una menor organización para montar
y porque las minorías rodeadas por personas una campaña, se requieren menos firmas para
diferentes a ellos, víctimas de discriminación, inscribir los candidatos, etc. Como observan
39 Ídem., p. 122.
40 Taagepera, Rein y Matthew Soberg Shugart. Ob. cit., p. 125.
41 Harmel, Robert y Robertson, John D. Ob. cit., p. 207; Hauss, C. y D. Rayside. “The Development of New
Parties in Western Democracies since 1945”. En: L. Maisel y J. Cooper (editores). Political Parties: Development
and Decay. Beverly Hills. CA: Sage. 1978, pp. 31-57.
estudios
Dalton, Flanagan y Beck, “[un] partido polí- sentación proporcional estará seguido por la forma-
tico podrá ganar primero elecciones ción y viabilidad electoral de partidos étnicos.
subnacionales donde su fuerza se vea con- H(5) La descentralización administrativa y
centrada, y esas bases puedan proveer la in- política estará seguida por la formación y viabili-
fraestructura para una acción política dad electoral de partidos étnicos.
futura” 42. H(6) La asignación de curules reservadas para
Los grupos étnicos de países donde estas representantes indígenas estará seguida por la
poblaciones son pequeñas, están particularmen- formación y viabilidad electoral de partidos
te predispuestos a beneficiarse de las elecciones étnicos.
locales y regionales porque usualmente están
concentrados geográficamente, creando distri- A LG U N O S H A L L A ZG O S S O B R E E L
tos locales y regionales en los que pueden obte- CAMBIO INSTITUCIONAL
ner una mayoría. Una vez que los partidos se Representación proporcional
establecen a nivel local o regional, podrá No es posible probar el impacto de un tránsi-
proyectarse a nivel nacional. Adicionalmente, la to hacia la representación proporcional debido
separación de las elecciones para que los a que los seis casos analizados ya tenían sistemas
comicios locales y regionales se lleven a cabo de representación proporcional para el período
en fechas distintas a las nacionales, puede re- de estudio. Bolivia y Venezuela cambiaron, en
ducir las ventajas electorales de los grandes 1993 y 1994, respectivamente, a sistemas mixtos
análısıs polítıco nº 48
partidos y, por tanto, favorecer a los nuevos al estilo alemán, en los cuales la mitad de la
competidores. Cámara Baja de un Congreso bicameral es elegi-
da en distritos uninominales. La Constitución
Curules reservadas para listas ecuatoriana de 1998 cambió el sistema de repre-
electorales de carácter étnico sentación proporcional por uno mayoritario, en
Lijphart argumenta que la creación de cir- el cual sólo 20 de las 121 curules son elegidas a
cunscripciones electorales con criterios étnicos través listas de partidos nacionales. La Constitu- [35]
más que geográficos es la manera más simple ción venezolana de 1999 transformó al legislati-
de garantizar la representación étnica. Normal- vo en un Congreso unicameral que mantuvo el
mente esto implica la postulación de listas sistema mixto usado desde 1993 para la Cámara
étnicas; éstas existen en Chipre, Nueva Zelanda Baja.
y Zimbabwe43.
A partir de la revisión de la literatura sobre Umbral de representación
partidos políticos es posible formular las si- El método d’Hondt es la fórmula más común
guientes seis hipótesis: en América Latina para la asignación de
H(1) Un tránsito hacia la representación curules, y ha sido usada durante el período de
proporcional estará seguido por la formación y estudio en Argentina y Perú para la Cámara
viabilidad electoral de partidos étnicos. Baja. Venezuela la utilizó hasta 1993, cuando la
H(2) Un tránsito hacia una fórmula electoral mitad de la Cámara Baja empezó a ser elegida
más proporcional estará seguido por la forma- en distritos uninominales, mientras que los
ción y viabilidad electoral de partidos étnicos. demás representantes continuaron siendo ele-
H(3) Una reducción en los requerimientos gidos a través del método d’Hondt. Durante el
para el registro de partidos políticos estará se- período de estudio, Venezuela también asignó
guida por la formación de partidos étnicos. curules compensatorias a partidos sub-represen-
H(4) Un aumento de la magnitud de las cir- tados, los cuales ganaron al menos una curul.
cunscripciones electorales en sistemas de repre- En Colombia se ha usado el sistema del cociente
42 Dalton, Russel J., Scott C. Flanagan y Paul Allen Beck. “Political Forces and Partisan Change”. En:
Dalton, Flanagan y Beck (editores). Electoral Change in Advanced Industrial Democracies: Realignment or
Dealigment?” Princeton: Princeton University Press, 1984, p. 467.
43 Lijphart, Arend. “Proportionality by Non-PR Methods: Ethnic Representation in Belgium, Cyprus,
Lebanon, New Zealand, West Germany, and Zimbabwe”. En Grofman, Bernard and Arend Lijphart
(editores). Electoral Laws and Their Political Consequences. New York: Agathon Press, segunda edición, 1994,
p. 116.
y el mayor residuo –o Hare–44 desde 193245. hasta 1987 el umbral para que los partidos reci-
Ecuador ha utilizado el sistema de cociente y el bieran una curul en la legislatura era media cuo-
mayor residuo desde 1978, con la excepción de ta. Éste aumentó a 0,6 en 1987, excepto si
los distritos en los que hay dos diputados, en los ningún partido recibe una votación mayor a
cuales se utiliza el método d’Hondt46. La Consti- media cuota49.
tución ecuatoriana de 1998 adoptó un sistema de
panachage en el que los votantes tienen tantos Magnitud del distrito o circunscripción electoral
votos como curules en su distrito electoral, lo En dos casos bajo sistemas de representación
cual les permite votar por múltiples partidos. proporcional se presentó un aumento significati-
Adicionalmente, en 1998, el pueblo ecuatoriano vo del tamaño de las circunscripciones cuando se
–a través de un referendo que trataba diversos pasó de circunscripciones múltiples a una de ca-
temas de reforma política– aprobó el paso de rácter nacional –esos fueron los casos de la Asam-
listas cerradas a listas abiertas. Así, para las elec- blea Nacional Constituyente en 1990 y del Senado
ciones de la Asamblea Constituyente de 1998, los de Colombia a partir de 1991, y del Congreso
electores pudieron votar por cualquier candidato peruano desde 1993 (Perú cambió de nuevo a
incluido en la papeleta de votación, indepen- distritos múltiples en 2001)50. En Colombia, el
dientemente de su lugar en la lista, y cada elec- paso a una circunscripción nacional para la elec-
tor tuvo tantos votos como curules por asignar en ción del Senado estuvo acompañado por una
su respectivo distrito. Esto permitió a los votantes reducción del tamaño de la Cámara de Represen-
análısıs polítıco nº 48
dividir sus votos entre los partidos47. El cambio tantes, que pasó de 199 a 161 curules, causando
contribuyó a que los partidos indígenas obtuvie- una disminución de ocho a cinco en la magnitud
ran el apoyo de votantes estratégicos que de otra promedio de las circunscripciones. El impacto
manera podrían haber decidido no “gastar” un negativo sobre los partidos pequeños se vio com-
voto individual para el Congreso. Según pensado por una ley que establecía hasta cinco
Lijphart, es lógico esperar que cuando los vo- curules adicionales para minorías étnicas y políti-
[36] tantes tienen más de una opción es más proba- cas y para los colombianos residentes en el exte-
ble que voten por sus preferencias sinceras, lo rior51. Una ley de 1993 (Ley 70) utilizó esta
cual tiende a alentar el multipartidismo48. Hay provisión para crear dos curules para afro-colom-
sólo un caso (Bolivia), en el que el cambio ocu- bianos; la ley fue derogada en 1996 por razones
rrió hacia una fórmula más favorable para parti- técnicas52. Como era de esperarse, estos cambios
dos pequeños, pero que fue revertido en el implicaron un mayor número efectivo de partidos
siguiente ciclo electoral. en el Congreso.
Respecto a los umbrales para la asignación de En Ecuador la magnitud de la circunscripción
curules, en ningún caso se vieron reducidos. En para la elección del legislativo unicameral tam-
Argentina, desde 1983 ha estado vigente un um- bién aumentó, al pasar de 82 a 121 curules des-
bral del 3% de los votantes registrados en un dis- pués de la reforma constitucional de 1998. De
trito. En Bolivia, entre 1989 y 1993 existía un esos 121, 20 son elegidos en un distrito nacional
umbral de una cuota; no hay mención de esta único, y los restantes son elegidos uninominal-
cuota en la ley electoral de 1996. En Ecuador, mente de los distritos provinciales. El número de
44 La cuota de Hare es el número total de votos válidos dividido por el número total de curules de una
circunscripción. Lijphart, Arend. Ob. cit., 1986, p. 172.
45 Para fórmulas electorales en Latinoamérica véase Jones, Mark P. “A Guide to the Electoral Systems of the
Americas.” En: Electoral Studies. Vol. 14, No. 1, 1995, pp. 5-21; Jones, Mark P. “A Guide to the Electoral Systems
of the Americas: An Update.” En: Electoral Studies. Vol. 16, No.1, 1997, pp. 13-15.
46 Jones, Mark P. Ob. cit., 1997, p. 15.
47 Birnir, Johanna Kristin. Ob. cit., p. 12.
48 Lijphart, Arend. Ob. cit., 1994, p. 120.
49 Jones, Mark P. Ob. cit., 1995, p. 15.
50 Comunicación personal, Johanna Kristin Birnir, 7 de agosto de 2001.
51 Dugas, John C. “Sisyphus in the Andes? The Pursuit of Political Party Reform in Colombia”. Documento
presentado en el XXII Congreso internacional de LASA. Washington, DC., 2001, p. 16.
52 Van Cott, Donna Lee. The Friendly Liquidation of the Past: The Politics of Diversity in Latin America. Pittsburgh:
University of Pittsburgh Press. 2000, pp. 96-98.
estudios
curules en el distrito nacional y en los distritos partido nacional de 100.000 a 480.000); y dismi-
provinciales aumentó: de 12 a 20 y de 70 a 101, nuyeron en Ecuador en 1995 (permitiendo a las
respectivamente53. En Bolivia en 1997, y en Vene- organizaciones sociales e independientes partici-
zuela en 1993, la magnitud de los distritos dismi- par en las elecciones). Las personas entrevistadas,
nuyó con el cambio a un sistema mixto en el que así como expertos en el movimiento indígena que
la mitad de la Cámara Baja es elegida en distritos es la base del MUPP, creen que el cambio de 1995
de un solo miembro. En Venezuela la magnitud fue crucial para la decisión indígena de formar un
promedio de las circunscripciones disminuyó de partido ese mismo año55. En Colombia y Venezue-
ocho a seis con el paso de una Cámara de Dipu- la, el acceso a la competencia electoral mejoró: la
tados a una Asamblea Nacional en 2000. Como Constitución colombiana de 1991 permitió a los
observa Molina, junto con otros cambios insti movimientos sociales participar en las elecciones
tucionales esto resultó en una tasa de voto contra sin registrarse formalmente como partido; la
curul menos proporcional, lo que ayudó a los Constitución venezolana de 1999 hizo posible a
grandes partidos y redujo el número efectivo de los indígenas participar en las elecciones locales
partidos en el legislativo54. sin formar un partido. Ningún cambio ocurrió en
El aumento en la magnitud de las circunscrip- Argentina respecto al acceso a la competencia.
ción del Senado implicó la formación y el éxito
electoral de partidos étnicos únicamente en Co- Descentralización
lombia. En este país, los indígenas han obtenido En Bolivia, Colombia y Venezuela, la descentra-
análısıs polítıco nº 48
dos veces una curul en el Senado –además de las lización aumentó significativamente en la década
dos curules de la circunscripción especial indíge- de los noventa. Se instituyeron elecciones munici-
na– desde que éste se elige en un distrito nacional pales y regionales directas en Colombia (munici-
de 100 miembros. También obtuvieron dos pales en 1998 y departamentales en 1991), en
curules en las elecciones para la Asamblea Consti- Bolivia (municipales en 1995) y en Venezuela
tuyente de 1990, la cual también se eligió en una (municipales en 1989). Mientras que los indíge-
circunscripción nacional –esa fue su primera sali- nas bolivianos formaron un partido para competir [37]
da electoral–. En Ecuador, el ya existente Movi- en las primeras elecciones municipales de la histo-
miento de Unidad Plurinacional Pachakutik, ria del país en 1995, en Colombia y Venezuela los
MUPP, logró el mismo número de curules tanto indígenas formaron partidos luego de la consagra-
después como antes del cambio institucional, lo ción de los derechos constitucionales, en 1991 y
que se tradujo en una menor proporción de 1999, respectivamente, y después de haber obteni-
curules debido al mayor tamaño del legislativo. do un sorpresivo éxito en las elecciones naciona-
En síntesis, un aumento en la magnitud de los les para la Asamblea Constituyente. Los partidos
distritos electorales tampoco puede explicar por sí indígenas fueron particularmente exitosos en los
solo la variable dependiente. departamentos o Estados donde representaban
una minoría significativa o una mayoría, incluso
Requisitos para acceder a la competencia en países en los que son una minúscula parte de
En los tres países andinos con la mayor frag- la población nacional. Por ejemplo, como se dijo
mentación del sistema de partidos (Bolivia, Ecua- anteriormente, en Venezuela, donde los indígenas
dor y Perú), las barreras para el registro de representan menos del 2% de la población nacio-
partidos son mayores y tradicionalmente han sido nal, en 2000 el partido indígena Pueblo Unido
utilizadas para limitar las aventuras electorales Multiétnico de Amazonas, Puama (en coalición
populistas y personalistas. Durante el período en con otros partidos) ganó la gobernación del Esta-
estudio, las barreras para el registro de partidos do de Amazonas, donde la población indígena
fueron mantenidas en Bolivia (donde, desde constituye el 43% de los habitantes. La base del
1979, los partidos deben obtener un 3% de la Puama es tan fuerte en el Estado de Amazonas,
votación para mantener su registro y evitar pagar que obtuvo una curul para la Asamblea Nacional
multas); en Perú aumentaron en 1995 (cuando en las elecciones de 2000, fuera del distrito reser-
elevaron las firmas requeridas para registrar un vado para los indígenas.
análısıs polítıco nº 48
efecto combinado de varios tipos de cambios tes, incluido un grupo de 30.000 afro-bolivianos que
C UA D RO 2
LEYES ELECTORALES Y REFORMAS INSTITUCIONALES SELECCIONADAS COMPARADAS
Cambió a Cambió a
¿Bicameral/unicameral? Bicameral Bicameral Bicameral Unicameral
unicameral unicameral
Si, municipal
Sí, aumento Sí, municipal desde 1988, Sí, municipal y
¿Descentralización? No No
marginal desde 1995 departamental estatal desde 1989
desde 1991
58 Para detalles sobre el caso ecuatoriano véase Andolina, Robert. Colonial Legacies and Plurinational Imaginaries:
Indigenous Movement Politics in Ecuador and Bolivia. Disertación para el Ph.D. Universidad de Minnesota, 1999;
Beck, Scott H. y Kenneth J. Mijeski. “Barricades and Ballots: Ecuador’s Indians and the Pachakutik Political
Movement”. En: Ecuadorian Studies, No. 1, 2001, pp. 1-23; Selverston-Scher, Melina. Ethnopolitics in Ecuador:
Indigenous Rights and the Strengthening of Democracy. Miami: North-South Center Press, 2001. Para el caso
venezolano, véase Van Cott, Donna Lee. “Andean Indigenous Movements and Constitutional
Transformation: Venezuela in comparativa perspective”. En Latin American Perspectives. En prensa.
CUADRO 3
C A M B I O S I N S T I T U C I O N A L E S FAV O R A B L E S Y F O R M A C I Ó N D E PA RT I D O S É T N I C O S V I A B L E S
Aumento en la MD 1991
Descentralización departamental 1991
Curules reservadas 1991
Mejora en el acceso al voto 1991
el gobierno trata como “indígenas”. Es el único larmente entre la población aymara urbana. Tres
país de la muestra en el que se formaron partidos de estos partidos compitieron en las elecciones
políticos con identidades indígenas antes de la presidenciales de 1978. Aunque la mayoría de los
década de los noventa. Los partidos liderados por partidos indígenas que se formaron entre 1978 y
indígenas comenzaron a formarse durante la tran- 1985 invocaron el nombre katarista59 y compartie-
sición a la democracia (1978-1982) como resultado ron la crítica al Estado boliviano como colonial,
de dos factores: (1) el deterioro en las relaciones excluyente y discriminatorio, representaban dos
entre la población campesina y el Movimiento campos ideológicos distintos: indianismo y katarismo.
Nacional Revolucionario, MNR, el cual había re- El indianismo enfatiza la base étnica de la subordi-
presentado a esta población desde la revolución de nación de la población indígena y su abierta posi-
1952, y (2) el aumento en la conciencia étnica y los ción anti-occidental y anti-blanca. Su proponente
logros educacionales entre los indígenas, particu- más famoso fue Fausto Reynaga, quien había trata-
59 Los partidos toman sus nombres del líder rebelde indígena del siglo XVIII Tupaj Katari.
estudios
do de formar un partido político indígena, el Parti- restringió él mismo la oportunidad de que el
do Indio de Bolivia, a finales de la década del se- MRTKL se consolidara como partido político, mar-
senta. El indianismo tuvo su mayor éxito electoral ginando a sus militantes del gobierno; por ejemplo,
con el Movimiento Indio Tupak Katari, MITKA, el llevando a personas no indígenas y que no pertene-
cual eligió dos de sus militantes para el Congreso cían al MRTKL a posiciones importantes dentro de
en 198060. éste, excluyendo a los representantes al Congreso
Los kataristas apoyan una ideología que mezcla por el MRTKL de las reuniones sobre políticas y
la conciencia social con reivindicaciones étnicas, y prohibiendo al partido participar en las elecciones
hace un llamado a la reconstrucción del Estado presidenciales de 1997, cuando los fondos estatales
boliviano bajo un criterio étnico. El Estado imagi- para la financiación de campañas estaban disponi-
nado es tolerante de la diversidad étnica e incorpo- bles debido al desempeño que tuvo el partido en
ra las culturas y formas de gobierno indígenas y 199363. En el verano de 2001, Cárdenas estableció
occidentales. Los kataristas buscaron alianzas con alianzas para permitirle al MRTKL participar en las
movimientos sociales no indígenas y partidos políti- elecciones nacionales de 2002; al final, el partido
cos de izquierda y populistas. Con su orientación no se registró para tales elecciones. Para poder
menos étnicista, más liberal-demócrata y clasista, participar, habría tenido que pagar las multas im-
ganaron muchas adherencias no indígenas y, por puestas al partido por su pobre resultado en las
tanto, mayor acceso a recursos políticos y financie- elecciones municipales de 1999, cuando obtuvo
ros que los indianistas61. La tendencia katarista se dos puestos en el concejo municipal del departa-
análısıs polítıco nº 48
volvió dominante a mediados de la década de los mento de Oruro64. Entonces, sin poder mantener
ochenta y durante la administración de Gonzalo los sustanciales logros simbólicos y legislativos obte-
Sánchez de Lozada (1993-1997). Su partido más nidos durante la administración de Sánchez de
exitoso fue el Movimiento Revolucionario Tupaj Lozada, el líder del MRTKL, Víctor Hugo Cárde-
Katari de Liberación, MRTKL, el cual participó por nas, no consiguió institucionalizar su partido políti-
primera vez en las elecciones de 1985 cuando obtu- co, para hacer del katarismo una alternativa
vieron dos curules en el legislativo nacional62. Una electoral viable, y mantener su independencia de [41]
de estas curules fue ocupada entre 1985 y 1989 por los partidos no indígenas, tales como el MNR.
Víctor Hugo Cárdenas, quien llevó al MRTKL a Los partidos indianista y katarista se fragmenta-
una alianza con el MNR en 1993. Tras ayudar al ron en líneas personalistas durante la década de
MNR a ganar la presidencia con una mayoría signi- los ochenta, ya que sus candidatos no habían sido
ficativa del voto, el MRTKL “co-gobernó” entre capaces de competir contra los poderes
1993 y 1997. Los críticos señalan que Cárdenas clientelistas de sus rivales populistas65. Los parti-
60 Bonfil Batalla, Guillermo (compilador). Utopía y revolución. El pensamiento político de los indios en América Latina.
México: Editorial Nueva Imagen, 1981; entrevistas en La Paz, julio de 2001, a Jaime Apaza, Víctor Hugo
Cárdenas, Carlos Mamani y Esteban Ticona.
61 Carlos Mamani. Entrevista, La Paz, julio de 2001.
62 Patzi Paco, Félix. Insurgencia y sumisión. Movimientos indígeno-campesinos (1983-1998). La Paz: Muela del
Diablo. 1999, p. 40.
63 En Bolivia, el artículo 252 de la Ley 1779 (marzo de 1997) provee financiamiento público a las campañas
electorales. El 50% del presupuesto total es distribuido 60 días antes de las elecciones “en forma proporcional
al número de votos que cada partido, frente o alianza, haya obtenido en las últimas elecciones generales o
municipales, siempre que haya obtenido mínimo el 3 por ciento de la votación total válida a nivel nacional y
obtenido por lo menos una curul en la cámara de diputados en las elecciones generales. El cincuenta por
ciento restante será distribuido en la misma manera, basado en los resultados en las correspondientes
elecciones generales o municipales, cantidad que será desembolsada en el mismo período de 60 días a partir
de la elección”. Van Cott, Donna Lee. Ob. cit.; entrevistas, La Paz, 1997, 2001.
64 Como resultado de su colaboración con los partidos tradicionales neoliberales, Cárdenas ganó estatura entre
los bolivianos no indígenas y la comunidad internacional, pero él y su MRTKL perdieron legitimidad dentro
del movimiento campesino. Patzi Paco, Félix. Ob. cit., pp. 41-42, 115-116; entrevistas en La Paz, 1993, 1997,
1998, 2001.
65 Van Cott, Donna Lee. Ob. cit., p. 128; Van Cott, Donna Lee. “Party System Development and Indigenous
Populations in Latin America: The Bolivian Case”. En: Party Politics. Vol. 6, No. 2, 2000, p. 167. Para
información sobre los partidos Kataristas, véase Rolon Anaya, Mario. Política y partidos en Bolivia, tercera
edición. La Paz: Librería Editorial “Juventud”, 1999, pp. 681-690; Tapia, Luciano. Ukhamawa Jakawisaxa (Así es
nuestra vida). Autobiografía de un aymara. La Paz: Hisbol, 1995; y Patzi Paco, Félix. Ob. cit., pp. 40-41.
dos tuvieron dificultades para expandir su estre- sino. Para 1994, el movimiento cocalero había
cha base geográfica debido a la falta de recursos alcanzado cierto nivel de consenso político y mo-
financieros, resultante de las multas impuestas por vilización. Los líderes de los movimientos decidie-
la Corte Electoral Nacional. La imposibilidad de ron que una forma de lucha puramente sindical
pagar tales multas, por ejemplo, dio como resulta- no iba a ser suficiente para alcanzar sus exigen-
do la descalificación del MITKA durante las elec- cias, y que para la “conquista final” sería necesario
ciones de 1985, destino que ahora amenaza al ganar acceso al espacio político democrático70. En
MRTKL66. Otro reto ha sido el intento de los gran- contraste, el diputado nacional de la ASP, Román
des partidos de cooptar líderes indígenas y crear Loaza, elegido en 1997, le da crédito a la descen-
vehículos electorales con nombres kataristas para tralización municipal en el desarrollo de la capaci-
confundir a los votantes indígenas y dispersar los dad de la unión nacional de campesinos para
votos de la mayoría indígena67. formar su primer partido exitoso71.
El siguiente intento de formar partidos étnicos Cualquiera que haya sido la motivación para
ocurrió a mediados de la década de 1990. En marzo crear la ASP, es evidente que la descentralización
de 1995, la mayoría de cocaleros de lengua municipal de 1994 –en un país en el que ante-
quechua, quienes para entonces tenían el control de riormente la mayor parte de las áreas rurales no
la Confederación Sindical Única de Trabajadores tenían un gobierno local formal elegido ni
Campesinos de Bolivia, CSUTCB, lanzaron su pro- designado– hizo la actividad electoral más via-
pio partido político para participar en las primeras ble, creando una plataforma desde la cual lu-
análısıs polítıco nº 48
elecciones municipales directas en la historia de char por una representación nacional en 1997.
Bolivia, las cuales se llevaron a cabo en diciembre de Después de 1997, el eclipse electoral de los parti-
1995. La Asamblea de la Soberanía de los Pueblos, dos tradicionales, aliado con la pobreza rural –el
ASP, fue formada en una reunión que unió a los MNR y el movimiento de izquierda Movimiento
líderes de la CSUTCB con raíces en partidos marxis- Bolivia Libre (MBL) presentaron resultados po-
tas y a la Confederación Indígena del Oriente Boli- bres en las elecciones nacionales de 1997–, ayu-
[42] viano, Cidob68. La idea de formar un vehículo dó a aclarar el camino para la ASP. En su debut
electoral fue discutida en conferencias previas de la electoral, aunque registrada en la papeleta elec-
CSUTCB. Esta organización se convirtió en una toral bajo el nombre de la difunta Izquierda
opción viable impulsada principalmente por los Unida debido a problemas técnicos con su pro-
cocaleros tras la creación de oficinas municipales pio registro, la ASP arrasó en las elecciones mu-
elegidas a lo largo del país, apoyando a aquellos que nicipales en el distrito cocalero de Chapare y
argumentaban que el movimiento campesino podía ganó 10 alcaldías, 49 curules en el concejo muni-
transformar el Estado boliviano ocupando espacios cipal y seis consejeros a nivel departamental en
de poder ya establecidos69. Adicionalmente, el colap- Cochabamba, así como cinco consejeros en otros
so de los partidos indianista y katarista abrió el cam- departamentos del norte72. La reforma constitu-
po para que nuevos contendientes representaran a cional de 1994 estableció la elección en distritos
la mayoría indígena. uninominales de la mitad de los 130 miembros
El presidente de la ASP, Alejo Véliz, niega que de la Cámara Baja del Congreso. En 1997, la ASP
las reformas constitucionales de 1994-1995 tuvie- ganó cuatro de las nuevas curules uninominales
ran alguna influencia en la formación de algún del Congreso. De hecho, el líder cocalero Evo
partido. Esta decisión, insiste Véliz, fue conse- Morales obtuvo un porcentaje mayor de votos en
cuencia de la maduración del movimiento campe- su distrito que cualquier otro candidato en el
análısıs polítıco nº 48
3,27% de los votos a nivel nacional. El mayor nú- Fuerza Republicana, e inmediatamente prometió
mero de curules fue obtenido en La Paz (18) y apoyar a la coalición del MAS. El recientemente
Cochabamba (40), en donde en cinco municipios formado partido del líder aymara Felipe Quispe,
el IPSP obtuvo la mayoría de las curules en el el Movimiento Indígena Pachakutik, enconado
Concejo75. Ambos partidos buscaron alianzas en rival de Morales y Véliz, obtuvo un 6,09% de la
las tierras bajas para crear un movimiento más votación con seis curules en la Cámara de
nacional antes de las elecciones nacionales de Diputados. Comparado con el resultado previo de [43]
2002, pero esto fue impedido por marcadas dife- 3,7% del total de votos, los partidos indígenas
rencias en la forma en la que los indios de las acumularon un 27% de la votación nacional77.
tierras altas y bajas se relacionan con el sistema La experiencia descrita demuestra algunos
político: la orientación clasista/marxista de la ASP efectos significativos de los cambios en las leyes
y el IPSP es menos relevante en las tierras bajas, electorales y el diseño institucional, en la inclina-
donde los indios son bastante más pragmáticos y ción de las poblaciones indígenas para formar
sus organizaciones son permeadas más fácilmente partidos políticos y en su habilidad para lograr un
por los partidos políticos tradicionales. Los indios éxito electoral. Las reglas electorales y de partidos
de las tierras altas eran más ideológicos y sus orga- políticos, cuya intención era reducir la fragmenta-
nizaciones más independientes, un legado de las ción del sistema de partidos, habían establecido
confrontaciones clasistas del pasado76. obstáculos para el registro de partidos. Desde su
Incluso después de los prometedores resulta- regreso a la democracia en 1982, Bolivia ha tenido
dos de los partidos indígenas en la década de uno de los sistemas partidistas más fragmentados
1990, los resultados obtenidos en las elecciones en la región, con cinco partidos compartiendo el
73 Morales fue expulsado del Congreso a mediados de enero de 2002 acusado de ser “autor intelectual” del
homicidio de dos oficiales de seguridad bolivianos asesinados durante enfrentamientos con el movimiento
cocalero que Morales lidera en Cochabamba. La Prensa [La Paz], 8 de febrero 2002 , vía Internet; Kevin Healy,
comunicación personal, 16 de febrero de 2002.
74 Algunos diputados nacionales de herencia indígena también fueron elegidos, pero ellos se postularon como
candidatos uninominales de partidos tradicionales, por ejemplo, el indígena Chiquitano Vicente Pessoa,
antiguo presidente de la Confederación Indígena del Oriente de Bolivia, quien había sido elegido en acuerdo
con el MNR. Véase Varios autores. Indígenas en el poder local. La Paz: Ministerio de Desarrollo Humano,
Secretaría Nacional de Participación Popular. 1997, p. 196.
75 Véase www.cne.org.bo
76 Entrevistas en La Paz, julio de 2001, Esteban Ticona y Alejo Véliz.
77 La Razón, julio 9 de 2002; Los Tiempos, julio 9 de 2002.
90% de la votación78. La fórmula de asignación de pequeños con base regional como la ASP, que
curules que favorece a los grandes partidos sería menos competitiva contra los partidos de
(D’Hondt) prevaleció hasta 1986, cuando se organización central nacional en las elecciones
implementó un doble cociente de participación y nacionales de representación proporcional (la
asignación, que posteriormente restringió la re- votación nacional por la ASP en 1997 fue de me-
presentación de los pequeños partidos en el Con- nos del 4%).
greso. Esto tenía el intencionado efecto de Contrarrestando la tendencia de las leyes elec-
reducir la participación de los pequeños partidos torales y de partidos, discutidas anteriormente,
en las elecciones de 1989. Antes de las elecciones que desalentaban la formación de nuevos parti-
de 1993 fue establecida la fórmula Sainte-Lague, dos, la Ley de Participación Popular de 1994 esti-
lo que resultó –tal y como se esperaba– en un muló a más líderes indígenas a postularse para
aumento en la representación de los pequeños algún puesto político. La ley condujo a las prime-
partidos. El sistema retornó a D’Hondt en 1996, ras elecciones municipales a nivel nacional en la
cuando un umbral de 3% fue establecido para la historia del país en 1995. Esta ley le permitió a la
elección de la mitad de la Cámara de Diputados recién formada ASP alcanzar el éxito electoral
elegida por representación proporcional. Los anotado anteriormente gracias a su base
requerimientos para el registro de partidos tam- sociogeográfica. En los demás lugares, antes que
bién han sido utilizados para restringir la frag- responsabilizarse por la carga financiera y el ries-
mentación de los partidos. Varias leyes habían go de formar nuevos partidos políticos, las organi-
análısıs polítıco nº 48
instituido un umbral de facto del 3% para mante- zaciones indígenas locales formaron alianzas
ner el registro de un partido. Una ley electoral de electorales pragmáticas con los partidos naciona-
1979 obligaba a los partidos que no recibieran les más importantes, muchos de los cuales no
50.000 votos, a compartir con el Estado los costos tenían organizaciones locales en la mayor parte
de impresión de las papeletas de votación79. del territorio81. Estas alianzas coyunturales resulta-
La reforma constitucional de 1994 cambió el ron en la elección de 464 concejales municipales
[44] sistema de lista cerrada para un distrito único indígenas o campesinos (de un total nacional de
nacional de representación proporcional (que 1.624, o el 28,6%); aproximadamente, la mitad de
había prevalecido durante los períodos democráti- los concejales indígenas/campesinos tenían fuer-
cos desde 1956, cuando por primera vez se exten- tes lazos con movimientos sociales indígenas. En
dieron las elecciones a los analfabetas) a una 73 de los 311 municipios, los concejales indígenas
fórmula mixta (representación proporcional y o campesinos constituían una mayoría82. Las alian-
distritos uninominales) de estilo alemán para la zas entre las organizaciones indígenas y los gran-
Cámara de Diputados80. Con la intención de res- des partidos eran necesarias porque solamente los
ponder a los deseos de los votantes de una mayor partidos formalmente registrados podían partici-
rendición de cuentas por parte de los políticos, la par en las elecciones. Como se dijo anteriormen-
reforma puede tener el efecto de reducir el núme- te, el actual legislativo está considerando una
ro de partidos viables. Sin embargo, la fórmula propuesta para permitir a las organizaciones de la
mayoritaria puede darle ventaja a partidos más sociedad civil lanzar candidatos para puestos ofi-
análısıs polítıco nº 48
2,7%, de acuerdo con un censo de 1993. Los 81 Nacional Constituyente. Sus expectativas eran
grupos indígenas, que hablan 64 lenguas, están bajas debido al pequeño tamaño de la población
ampliamente dispersos a lo largo del país, particu- indígena, su bajo nivel de registro de votantes, y la
larmente en los departamentos de Cauca y ausencia virtual de recursos financieros. La obten-
Tolima, y en las áreas fronterizas también del sur. ción de dos curules se constituyó en una sorpresa,
Los indígenas representan una mayoría numérica incluso para el movimiento indígena. La elección
en los despoblados departamentos amazónicos de de la Asamblea Nacional Constituyente en una [45]
Guainía, Vaupés y Vichada85. circunscripción nacional con representación pro-
Históricamente, Colombia ha tenido uno de porcional tenían la intención de darle representa-
los sistemas bipartidistas más estables y ción a las minorías dispersas88.
excluyentes de la región, hecho que ha tendido a Los dos delegados indígenas89, en alianza con
impedir el surgimento de nuevos partidos. En un nuevo partido de izquierda que surgía para
1991, se redactó una nueva Constitución, en parte representar a la desmovilizada guerrilla del M-19,
para debilitar el poderío de los partidos tradicio- la Alianza Democrática M-19, AD M-19, presiona-
nales, liberal y conservador, respecto al acceso a la ron exitosamente para el reconocimiento consti-
representación política. Se hicieron varias refor- tucional de un amplio espectro de derechos
mas a las leyes electorales para estimular la crea- indígenas, incluyendo la creación de dos
ción de nuevos partidos86. Aunque los resultados curules reservadas para indígenas en el Senado
de estas reformas no fueron tan fuertes como se colombiano. Desde la Constitución de 1991, el
esperaba, los indígenas incrementaron considera- Senado se elige en una circunscripción nacio-
blemente su representación en todos los niveles nal. Adicionalmente, la nueva Carta política
del gobierno mediante la creación de sus propios otorgó financiamiento estatal y tiempo gratuito
partidos políticos. Sus logros en la reforma consti- en los medios de comunicación a los partidos
tucional y su éxito electoral a principios de la políticos y movimientos con representación políti-
reservadas a los indígenas. Esta organización se nivel departamental–, formó un partido político
expandió gradualmente más allá de su base étnica llamado Alianza Social Indígena, ASI, en unión
guambiana y de los departamentos de Cauca y con organizaciones populares locales no indíge-
Nariño. En 2000, las AICO ganaron cuatro alcal- nas. En contraste con los otros tres partidos indí-
días en los departamentos de Antioquia, Cauca y genas, la ASI buscó alianzas con otros sectores
Nariño; 74 concejales municipales en 11 departa- populares no indígenas, enfatizando en la solida-
[46] mentos (Caldas, Cauca, Córdoba, Huila, Nariño, ridad de clases así como en los lazos étnicos93. En
Sucre, Guajira, Guainía, Meta, Putumayo y 1991, la ASI lanzó un candidato para el Senado en
Vichada), y tres diputados en las asambleas depar- la circunscripción nacional regular. La ASI obtuvo
tamentales (Antioquia, Cauca y Vichada). En el esa “tercera” curul senatorial indígena no reserva-
año 2002, por cuarta vez consecutiva, las AICO da en 1991, 1998 y 2002. En 1992 la ASI participó
reclamaron una de las dos curules de la circuns- en las elecciones locales y departamentales en
cripción indígena del Senado, y obtuvieron una Cauca y algunos departamentos adicionales. En
de las curules reservadas en la Cámara de Repre- 1994, el partido eligió ocho alcaldes, 84 concejales
sentantes para los indígenas, los afro-colombianos municipales, dos diputados departamentales en
y los colombianos residentes en el exterior90. Los Cauca, dos en Vichada y uno más en Antioquia94.
partidos indígenas obtuvieron buenos resultados En coalición con otro partido, eligió a la líder
en las áreas en las que la población indígena esta- afrocolombiana Zulia Mena en la circunscripción
ba concentrada, así como en la circunscripción especial para negritudes de la Cámara de Repre-
nacional que elige el Senado, hecho que les per- sentantes. Debe anotarse que no todos los candi-
mitió acumular muchos apoyos entre votantes datos de la ASI eran indígenas. Los resultados de
urbanos no indígenas que buscaban alternativas a 1994 le dieron un total de ocho alcaldes, 170 con-
la clase política tradicional91. cejales municipales y 11 diputados departamenta-
El representante al Senado por la ONIC en el les a los partidos indígenas95.
período de 1991-1994, Gabriel Mujuy Jacanamejoy, En 1997, la ASI ganó la primera gobernación
fundó un nuevo partido en 1994 para asegurar su para un partido indígena (Guainía), y terminó
análısıs polítıco nº 48
En 2000, la ASI se unió con AICO para elegir tuyente (1990) y Senado (desde 1991). Este cam-
al primer gobernador indígena del Cauca, Floro bio fue diseñado para representar de una mejor
Tunubulá, quien había sido senador en 1991 (a manera las minorías dispersas de toda clase, y
través de la circunscripción especial). Ese año la facilitó una representación indígena en ambos
ASI ganó 11 alcaldías en cuatro departamentos cuerpos que fue por lo menos proporcional a su
(Cauca, Cundinamarca, Chocó y Risaralda), 146 representación en la población. Así, mientras que
cupos en concejos municipales de 20 departamen- la magnitud de las circunscripciones de la Cámara [47]
tos (Antioquia, Caldas, Cauca, Córdoba, disminuyó, en un promedio de cinco curules, los
Cundinamarca, Chocó, Huila, Nariño, Risaralda, partidos indígenas aún tienen buenas posibilida-
Norte de Santander, Santander, Sucre, Tolima, des de ganar curules en un sistema con un
Valle de Cauca, La Guajira, Guainía, Amazonas, bipartidismo dominante. En segundo lugar, la
Putumayo, Vaupés y Vichada), y ocho diputados reserva de dos curules en el Senado proporciona
departamentales en cuatro departamentos recursos financieros y de prensa a los partidos
(Antioquia, Cauca, Vaupés y Vichada). En 2002, el políticos indígenas y les permite activar y movili-
senador Piñacué fue reelegido –en la circunscrip- zar a sus electores. Los senadores indígenas se
ción nacional–; esta vez terminó en el decimo- convirtieron en figuras nacionales (uno fue
segundo lugar entre los cientos de candidatos en subsecuentemente elegido gobernador del depar-
contienda. El senador Rojas Birry, quien había tamento del Cauca). En tercer lugar, tuvo lugar
ganado la elección en el distrito indígena en 1998 una serie de cambios para ayudar a los nuevos
como candidato de la ASI, se separó de la ASI partidos. La Constitución de 1991 y la implemen-
antes de las elecciones. Fue reelegido para su tación de la legislación proporcionó a los partidos
curul representando al partido regional del Valle políticos y movimientos legalmente reconocidos,
del Cauca, Movimiento Huella Ciudadana98. ayuda financiera y acceso gratuito a los medios de
En un estudio sobre el éxito de los partidos no comunicación. Aunque la mayoría de los recursos
tradicionales después de la reforma constitucio- son para los grandes partidos –éstos se definen
nal de 1991, García Sánchez encontró que sólo con base en el número de curules que alcanzan–,
cinco de los 48 partidos habían llegado al poder se entregaron subsidios financieros modestos a los
en más del 2% de las 1.100 municipalidades del partidos con representación en el Congreso y las
análısıs polítıco nº 48
sobre esa base y ganar poder regional y nacional, hacen más difícil convertir los reclamos de un
dado que las leyes electorales les permiten ganar grupo estrecho en demandas de interés público109.
posiciones basados en un apoyo concentrado Esto debe aún ser confirmado como una carac-
geográficamente. terística de los partidos étnicos latinoamericanos,
Finalmente, la reservación de cargos de repre- ya que la experiencia de muchos de éstos ha sido
sentación para candidatos indígenas es una me- corta. Es igualmente posible que los partidos pue-
dida enormemente efectiva para estimular la dan constituir una tendencia democratizadora. [49]
movilización política entre las poblaciones indí- Como argumenta Roberts, los partidos latinoame-
genas. No es sorprendente que las curules reser- ricanos se están desligando de las estructuras so-
vadas sólo se encuentren en aquellos sistemas ciales y dedicando más a permitirle el acceso al
con la menor proporción de población indígena, poder estatal a una pequeña elite. El surgimiento
donde representan menos que un riesgo para los de partidos con agendas programáticas coherentes,
partidos establecidos. Una vez instituidos, los que están profundamente enraizados en una
movimientos indígenas han sido capaces de obte- vibrante y densa red de organizaciones sociales,
ner impresionantes ganancias electorales fuera puede significar que la tendencia actual hacia el
de las curules reservadas. Se debe hacer énfasis electoralismo puede ser reversible.
en que los distritos indígenas especiales fueron
creados donde los movimientos indígenas están ANEXO
bien organizados y han logrado una exitosa mo-
vilización. En ambos casos, poblaciones indíge- LO G R O S E L E C TO R A L E S
nas minúsculas produjeron movimientos sociales D E LO S PA R T I D O S
organizados que ganaron puestos en las asam- PA R T I D O S I N D Í G E N A S
bleas constituyentes compitiendo con los mejor
financiados y más experimentados partidos tradi- ARGENTINA
cionales. Estos movimientos sociales –y los electo- No hay partidos indígenas exitosos.
res que movilizaron durante las reformas “Sublemas” o “agrupaciones” indígenas dentro del
constitucionales– pueden ser la razón principal Partido Justicialista. En 1996, un líder indígena
del éxito electoral posterior a la creación de ona se convirtió en el primer indio en servicio del
partidos políticos indígenas. Congreso argentino cuando el candidato que
Estos hallazgos me permiten concluir que el encabezaba la lista renunció.
108 Van Cott, Donna Lee. “Party System Development and Indigenous Populations in Latin America: The
Bolivian Case”. En: Party Politics. Vol. 6, No. 2, 2000.
109 Horowitz, Donald L. Éthnic Groups in Conflict. Berkeley: University of California Press, 1985.
BOLIVIA en 1991, 1994, 1998 y 2002. En 1994 eligió un
Movimiento Indio Tupak Katari (MITKA) eli- diputado departamental y seis concejales munici-
gió dos diputados a la Cámara Baja del Congreso pales en Cauca. En 1997 ganó cinco alcaldías. En
nacional en 1980. 2000, ganó cuatro alcaldías en tres departamen-
Movimiento Revolucionario Tupaj Katari de tos, 74 concejales municipales en 11 departamen-
Liberación (MRTKL) eligió dos diputados en la tos y tres diputados departamentales en tres
Cámara Baja del Congreso en 1985. En 1993, el departamentos (hay 27 departamentos). En 2002
líder del MRTKL, Víctor Hugo Cárdenas, fue ganó una curul en la Cámara de Diputados.
elegido vicepresidente en la lista de MNR- Alianza Social Indígena (ASI). En 1991, 1998 y
MRTKL. En las elecciones municipales de 1995 2002, eligió un senador en competencia abierta
eligieron 33 concejales municipales. En las últi- con los demás candidatos y partidos no indígenas;
mas elecciones (municipales de 1999) el MRTKL ganó una curul adicional de aquellas reservadas
eligió dos concejales municipales en Oruro. para los indígenas en 1998. En 1994, la ASI eligió
Asamblea de la Soberanía del Pueblo (ASP). ocho alcaldes, 84 concejales municipales y dos
En las elecciones municipales de 1995 ganaron 10 diputados departamentales en el departamento
alcaldías, 49 curules en el concejo municipal y 11 del Cauca, su base, así como un diputado departa-
consejeros a nivel departamental. En las elecciones mental en Antioquia (no se tiene información de
de 1977, la ASP ganó 4 curules uninominales en otros resultados fuera del departamento del
la Cámara Baja del Congreso (130 curules), 17,5% Cauca). En coalición con otro partido eligió a la
análısıs polítıco nº 48
del voto proporcional en su base en el departa- líder afro-colombiana Zulia Mena para la Cámara
mento de Cochabamba, 3,7% a nivel nacional. En Baja del Congreso en el distrito reservado para las
1998 la ASP se dividió. La ASP ganó 28 curules en negritudes. La ASI repitió la elección de un sena-
concejos municipales y cinco alcaldías en las elec- dor en el distrito no indígena en las elecciones
ciones municipales de 1999, todos en Cochabam- nacionales de1997, eligiendo también dos diputa-
ba, para un total de 1,12% de las curules a nivel dos nacionales y seis alcaldes. Ese año ganó su
[50] nacional110. primera gobernación departamental, quedó se-
Instrumento Político por la Soberanía de los gunda en otros dos departamentos. En 2000 se
Pueblos (IPSP). Utilizando el registro válido del unió con la AICO para elegir el primer goberna-
Movimiento Al Socialismo, en las elecciones de dor indígena del Cauca, y ganó 11 alcaldías en
1999 el IPSP (MAS-U) ganó 79 curules en conce- cuatro departamentos, 146 curules en concejos
jos municipales en siete departamentos, para un municipales en 20 departamentos y ocho diputa-
total de 3,27% de la votación a nivel nacional. En dos departamentales en cinco departamentos.
2002, el MAS ganó 20,94% de la votación en las Movimiento Indígena Colombiano (MIC). For-
elecciones nacionales, quedando segundo, con un mado en 1993 para asegurar la reelección del
porcentaje de puntos menor a dos que el líder, y senador indígena de la ONIC para el período
ganando ocho curules senatoriales y 27 diputados 1991-1994, después de que la ONIC ser retirara de
en la Cámara Baja. la competencia electoral. Fue reelegido en 1994,
Movimiento Indígena Pachakutik (MIP). En su cuando el MIC eligió también cuatro diputados
primera elección en 2002, el MIP ganó 6,09% de departamentales y 23 concejales municipales. En
la votación, para un total de seis diputados en la 1997 eligió un alcalde. El MIC perdió la curul
Cámara Baja. indígena en el Senado en 1998, y el partido no
postuló candidatos en el año 2000.
COLOMBIA
Organización Nacional Indígena de Colombia ECUADOR
(ONIC). Eligió un representante en la ANC en Movimiento de Unidad Plurinacional
1990 y un senador nacional en 1991 en el distrito Pachakutik (MUPP). En 1996, obtuvo ocho curules
indígena reservado. Se retiró de la política en (de 82 posibles) en el Congreso nacional, el cuarto
1993. bloque de mayor tamaño en el Congreso, 68
Autoridades Indígenas de Colombia (AICO). curules en las elecciones locales, ganando siete de
Eligió un representante a la ANC en 1990 y un cada diez contiendas en las que participó. En
senador nacional en el distrito reservado indígena 1997, el MUPP ganó siete de 70 curules en la Asam-
110 El Consejo Nacional Electoral tiene registro de 22 curules ganadas por la ASP, la cual prestó el registro del
PCB para estas elecciones.
estudios
blea Nacional Constituyente. En las elecciones 2000, tras la reforma constitucional de 1999, el
nacionales de 1998, obtuvo ocho curules en un líder indígena del Liborio Guarulla ganó la go-
congreso de 121 curules. En las elecciones de 2000 bernación del estado de Amazonas (en coalición
ganó cinco de 22 prefecturas, 25 de 215 alcaldías, con el PPT), eligió un diputado en la Asamblea
60% de las curules en los concejos parroquiales. Legislativa estatal, y obtuvo una curul en la
Asamblea Nacional, fuera de las tres reservadas
PERÚ para el distrito indígena senatorial. El Puama
Movimiento Indígena de la Amazonia Peruana eligió diez concejales municipales en cuatro de
(MIAP). Partido formado en 1999 por la Asocia- las siete municipalidades del estado111.
ción Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana Consejo Nacional Indio de Venezuela
(Aidesep), la cual se formó en 1980 como movi- (CONIVE). La Constitución de 1999 permite a
miento social. El MIAP gano 12 alcaldías en las movimientos sociales como el Convive competir
elecciones de 2000 (Aidesep, 2000). por las curules reservadas para los indígenas. El
Convive ganó las tres curules reservadas en la
VENEZUELA Asamblea Nacional Constituyente de 1999, y las
Pueblo Unido Multiétnico de Amazonas tres reservadas para las elecciones de la Asamblea
(Puama). Un partido regional del estado de Ama- Nacional. Los competidores eran principalmente
zonas, cuya población indígena es del 43%. Fue vehículos indigenistas establecidos por los parti-
imposible su participación en las elecciones de dos políticos no indígenas. La lista del Convive
análısıs polítıco nº 48
1998 debido a obstrucciones por parte de funcio- estaba cercanamente asociada con la coalición de
narios electorales estatales. En 1999 eligió uno Chávez. El miembro de la Asamblea por el Convi-
de los representantes del Amazonas para la ve, Noelí Pocaterra, es el segundo vicepresidente
Asamblea Nacional Constituyente. En coalición de la Asamblea.
con el partido de izquierda Patria Para Todos, se
convirtió en la tercera fuerza en Amazonas. En
[51]
Fecha de recepción: 15.06.2002
Fecha de aprobación: 10.01.2003
111 Cada concejo tiene un promedio de 4-5 curules, la mitad de las cuales son elegidas por listas, y la mitad
restante son nombradas. El Puama obtuvo tres curules por lista y siete nombramientos.
Apuntes para una
historia comparada de la
justicia transicional.
El papel de las ONG de
derechos humanos en los
procesos de justicia
transicional: los casos del
Cono Sur y El Salvador.
I M P O R TA N C I A D E L T E M A
las ong colombianas de derechos
humanos están hoy en el centro del huracán
político. La acusación de que casi todas ellas son
simpatizantes de las guerrillas no es nueva, hace
parte de su historia, aquí y en casi todos los
lugares donde actúan para denunciar y para
52-76nº 48
análısıs polítıco nº 48
preparadas para ello. Su trabajo se orienta hacia humanos se han escrito, o por lo menos se han
la afirmación incondicional de ciertos principios publicado, después de que han terminado los ci-
y la ayuda a los débiles, y no hacia el compromi- clos de barbarie simétrica o asimétrica, en res-
so pragmático y las negociaciones de elite. Su puesta a los cuales se han originado estas
vulnerabilidad es muy alta cuando las circunstan- organizaciones y en los cuales, así mismo, han
cias las obligan a ponerse en la primera línea de encontrado su razón de ser y su pauta de desa-
la guerra política, guerra que en nuestro país, rrollo. Parecería que es imposible escapar a la [53]
infortunadamente se pelea con medios militares. trampa paralizante que implica estudiar a las
El Gobierno de Álvaro Uribe, comprometido ONG de derechos humanos. Si se ilumina su his-
como está con su política de “seguridad democrá- toria, se las pone en peligro; pero si se persiste
tica” –orientada si no a aniquilar, por lo menos sí en mantenerla en la sombra, se favorece que “pa-
a doblegar a las guerrillas–, sabe que las guerras guen justos por pecadores” y se impide –sobre
suelen ganarlas quienes obtienen el apoyo de la todo en contextos de guerra civil o como se quie-
opinión pública nacional e internacional. Tal vez ra llamar a esto que nos está matando– el esta-
más que nunca, la guerra colombiana se está blecimiento de criterios compartidos, lo cual, a
transformando en una guerra por el control de la su vez, dificulta el acceso a una mayor coheren-
verdad y del sentido de justicia. El fenómeno no cia ideológica, a una mayor unidad organizativa
es nuevo ni es exclusivo de nuestro país, pero ello y a una mayor capacidad de influencia política.
no le quita su carácter trágico. La guerra es el im- El hecho de que la extrema derecha y la extre-
perio de la mentira. En Colombia, como en casi ma izquierda, pero sobre todo la primera, las
todos los países donde ha habido conflicto arma- eche a casi todas en el mismo saco y las descalifi-
do, la verdad tiende a convertirse cada vez más que como subversivas, no es sólo el resultado de la
en un “arma” en las manos de los guerreros de polarización creciente de la sociedad colombiana;
todos los bandos. Si se mata hoy la verdad para también es producto de que las mismas ONG de
ganar la guerra, finalmente habremos perdido derechos humanos han contribuido a ello con
todos, porque entonces la guerra habrá de conti- su silencio. Buscando preservar la unidad
nuar como “guerra de las versiones opuestas y de –superficial– del movimiento de los derechos hu-
los rumores”, alimentando los odios recíprocos y manos, pero acaso sobre todo queriendo evitar
preparando la violencia futura. El papel de las señalamientos y acusaciones que pueden hacer
ONG de derechos humanos, como el de la pren- muy vulnerables a sus compañeros de aventura,
sa libre, es fundamental en la tarea de preservar los grupos de derechos humanos que ocupan el
y de descubrir la verdad, y de informar con ello “centro” humanitario han persistido en “taparse
el sentido de justicia. con la misma cobija” que cubre a sus colegas más
Parece absurdo, pero no lo es, que a pesar de radicales de izquierda. La ausencia –explicable–
su importancia, los ciudadanos del común –que de un debate franco y abierto entre defensores de
derechos humanos, así como entre éstos y los ha- el primer caso la dictadura fue un ejercicio cole-
cedores de paz, se ha reflejado en la falta de un giado y la represión tuvo un carácter altamente
verdadero consenso en torno a temas tan funda- descentralizado, descontrolado e indiscrimina-
mentales como el de la entronización y los usos do, en el segundo, en cambio, el poder se con-
del Derecho Internacional Humanitario, DIH, centró fuertemente en la cúpula personal de la
como criterio de enjuiciamiento, o el de las rela- pirámide militar, y la represión adquirió un ca-
ciones entre paz negociada y derechos humanos. rácter más institucional, controlado y selectivo. Y
Las consecuencias de esa “solidaridad” pueden lo que es tanto o más importante, en Argentina
ser desastrosas. Ello dificulta la emergencia de ins- la transición fue el resultado del colapso del régi-
tancias de coordinación en el nivel nacional; men autoritario luego de la derrota militar en la
dificulta, así mismo, las interacciones con el siste- guerra de Las Malvinas, en tanto que en Chile la
ma político, le resta claridad y credibilidad a su transición fue el producto de una negociación
mensaje humanitario de cara a la comunidad in- entre los sectores moderados de la oposición de-
ternacional, y sobre todo, favorece su señalamien- mocrática y unas fuerzas militares que, si bien
to indiscriminado por parte de la extrema habían sido políticamente derrotadas, conserva-
derecha y de la extrema izquierda. ban intactos su poder militar y su prestigio. Sin
Acaso queda por lo menos una alternativa: ex- embargo, y ello es lo significativo en lo que atañe
plorar de manera comparada las historias de la a este trabajo, en el largo plazo, a pesar de las di-
causa y los movimientos de los derechos huma- ferencias mencionadas y de otras muchas, en es-
análısıs polítıco nº 48
nos y de promoción de paz en otras latitudes, de tos países el proceso de la justicia transicional ha
manera que esas experiencias sirvan de marco terminado por conducir a resultados muy simila-
para el entendimiento de la propia situación. res. Tanto en Argentina como en Chile puede
Esto es lo que pretendo hacer en este ensayo decirse que ha terminado por dominar un mode-
exploratorio sobre el papel y las trayectorias de lo de justicia retroactiva caracterizado por un
los movimientos de derechos humanos en el primado de la memoria sobre el olvido y de la
[54] Cono Sur en Argentina, en Chile y en El Salva- justicia –parcial– sobre la impunidad.
dor durante las décadas de los ochenta y los De otro lado, en lo que atañe a Chile y El Sal-
noventa, en el marco de los procesos de transi- vador, se trata de casos que han seguido trayecto-
ción a la democracia y de justicia transicional. rias cruzadas, y en los cuales, por lo menos hasta
Es cierto que cada país y cada historia son dis- la fecha, los resultados de los procesos de la justi-
tintas e irrepetibles. Pero es igualmente cierto cia transicional han sido diametralmente distin-
que tienen muchas cosas en común. Corres- tos. En Chile, después de que los militares
ponde a cada lector determinar los parecidos y impusieran inicialmente un modelo de falsa “re-
las diferencias, y sobre todo, sacar lecciones conciliación” fundado en una amnistía total y ab-
para Colombia. soluta, sólo morigerado por las revelaciones de la
Comisión de la Verdad, al cabo de 20 años de lu-
L A S P R E G U N TA S Y L A S R E S P U E S TA S cha silenciosa apuntalada en la “memoria larga”
Me voy a limitar en este ensayo exploratorio de las víctimas, terminó por triunfar la justicia re-
al estudio de tres casos de transición a la demo- tributiva. En El Salvador, en cambio, después de
cracia, uno desde la guerra civil y dos desde dic- que la Misión de Observadores de las Naciones
taduras estables, en los cuales el proceso de la Unidas en El Salvador, Onusal, hubiera tratado
justicia transicional ha sido, a pesar de una fuer- de establecer un modelo de rendición de cuen-
te presencia internacional en distintas etapas, el tas –sobre la base, si no de condenas penales im-
resultado de dinámicas endógenas de auto-deter- posibles, por lo menos sí de purgas
minación nacional. Las conclusiones a que dé lu- administrativas y de sanciones sociales–, ha ter-
gar mi trabajo no son generalizables a casos en minado por imponerse y por estabilizarse un mo-
los cuales la intervención externa masiva ha de- delo de reconciliación fundado en la amnistía
terminado los resultados. Tampoco a casos de recíproca, si no en el olvido.
victoria militar y de “justicia de vencedores” Las preguntas que orientan este ensayo son las
(victor’s justice) en contextos de guerra civil. Los siguientes: ¿Por qué, en Argentina y en Chile, a
casos escogidos, los de Argentina (1983), Chile pesar de las diferencias marcadas en las situacio-
(1990) y El Salvador (1992). En Argentina y en nes de origen y en las modalidades de la transi-
Chile, los puntos de partida y las modalidades de ción, y después de que durante los primeros años
la transición fueron muy diferentes. Mientras en parecía que los resultados de los procesos de la
democracia
justicia transicional eran completamente distintos, Cono Sur. Tal vez ello ha impedido estudiar a
han terminado por ser tan parecidos? Y ¿por qué fondo las implicaciones del hecho que las transi-
en Chile y en El Salvador, a pesar de que la transi- ciones a la democracia tengan su origen, o bien
ción a la democracia fue en ambos casos el resul- en una situación de guerra civil, o bien de dicta-
tado de una negociación entre elites poderosas, dura estable. Obsérvese, en este contexto, que
que permitía esperar resultados muy parecidos en tanto la “justicia de vencedores” de Nuremberg
materia de justicia transicional, los resultados han como la justicia retroactiva en escenarios de bar-
sido tan distintos? barie asimétrica como fueron los casos del Cono
La tesis central de este trabajo en lo que ata- Sur tienen en común que el objeto de la perse-
ñe a Argentina y Chile es que los resultados pare- cución penal y del castigo fue en ambos casos un
cidos en los procesos de la justicia transicional se único gran victimario: un (el) Estado.
explican, en buena medida, por el carácter Pese a los esfuerzos que se hicieron en
marcadamente asimétrico de los procesos de Nuremberg por subordinar la “justicia de vence-
victimización que tuvieron lugar en ambos paí- dores” de los aliados a los dictados del Estado de
ses, los cuales facilitaron el conocimiento y el re- derecho, no pudo dejar de ser un modelo
conocimiento de quiénes fueron los victimarios y internacionalizado de privilegio de la pena retri-
quiénes las víctimas, y posibilitaron con ello con- butiva, bajo premisas de amnistía tácita para el
sensos amplios en torno a la verdad y a la necesi- vencedor y castigo para el vencido. Después de la
dad de hacer justicia. El carácter asimétrico de la Segunda Guerra Mundial, en el horizonte de los
análısıs polítıco nº 48
barbarie y la meridiana claridad que de ello re- procesos de Nuremberg y en el nuevo marco de
sultó en lo que atañe a la separación entre los Naciones Unidas se operó una suerte de revolu-
victimarios y las víctimas, favoreció el desarrollo ción copernicana del derecho de los derechos
de unos movimientos de los derechos humanos humanos. Hasta el momento en que se hizo el
ideológicamente coherentes, unidos y podero- gran juicio contra la Alemania nazi por el Holo-
sos, capaces de canalizar las demandas sociales causto del pueblo judío y de otras minorías
de justicia retributiva dentro del sistema político. étnicas y políticas, el Estado, el gran invento de [55]
En lo que atañe a El Salvador y contrario a lo la modernidad política, había sido considerado
que sucedió en el Cono Sur, el carácter simétri- el protector de los individuos y grupos situados
co de la barbarie practicada por los guerreros dentro de sus fronteras. Desde entonces, el viejo
de ambos bandos dificultó el reconocimiento Leviatán empezó a ser mirado, por lo menos en
de la diferencia entre las víctimas y los parte, como la gran amenaza contra los mismos.
victimarios, y favoreció el desarrollo de un sen- La Guerra Fría congeló durante 40 años la posi-
timiento “trágico” de justicia, proclive a las bilidad de que se hiciera realidad el ideal de jus-
“compensaciones recíprocas” de culpas, y con ticia desarrollado desde Nuremberg, mediante el
ello al privilegio de las lógicas del perdón y la trabajo de comisiones y la firma de tratados, en
reconciliación sobre las lógicas de la justicia. Y materia de crímenes de lesa humanidad, de gue-
lo que es igualmente importante, la barbarie si- rra de agresión y de crímenes de guerra. Fue ne-
métrica y su impacto sobre el sentimiento de cesario llegar a los años setenta, cuando se
justicia, asociado a los dilemas propios de una establecieron las dictaduras del Cono Sur, para
transición doble hacia la paz y hacia la demo- poder apreciar claramente las implicaciones pro-
cracia, dificultó la formación de un movimiento fundas de ese cambio de perspectiva.
por los derechos humanos coherente, unitario y
poderoso, capaz de articular e imponer la satis- EL CASO ARGENTINO
facción de las demandas retributivas de las vícti- Hacia 1983, antes de la caída del “Muro de
mas en el seno de un sistema político dominado Berlín” (1989) pero ya en un clima político do-
por los antiguos enemigos. minado por el surgimiento del movimiento inter-
nacional y por la emergencia de la hegemonía
LA EMERGENCIA DE UN NUEVO global del discurso de los derechos humanos –y
PARADIGMA DE JUSTICIA: LA JUSTICIA de la democracia liberal– , el colapso de la dicta-
TRANSICIONAL EN NURENBERG Y EN EL dura militar argentina y la posterior transición a
CONO SUR la democracia, las redes internas e internaciona-
La teoría de la justicia transicional ha estado les de derechos humanos y los movimientos so-
excesivamente dominada por el doble paradig- ciales y políticos de las víctimas demostraron su
ma empírico y normativo de Nuremberg y del enorme capacidad para influir en los procesos
reales de la justicia transicional. A pesar de la re- programa claramente comprometido con el pro-
presión terrible a que fueron sometidas las ONG pósito de llevar ante la justicia a los responsables
de derechos humanos y los movimientos de las de las grandes violaciones de los derechos huma-
víctimas, asimilados por el régimen autoritario a nos cometidas durante la dictadura. En el marco
la condición de terroristas y auxiliares del terro- del primer gobierno democrático, no sólo las or-
rismo, organizaciones profesionales como el ganizaciones de derechos humanos especializa-
Centro de Estudios Legales y Sociales, CELS1, y das en el apoyo judicial de las víctimas pusieron
asociaciones de víctimas como las “Madres de la en movimiento la máquina judicial, sino también
Plaza de Mayo” y la Asamblea Permanente por los movimientos de las víctimas movilizaron la ra-
los Derechos Humanos, APDH, iniciaron su la- zón y la rabia retributivas, para ejercer presión
bor de apoyo económico y psicológico, de ayuda sobre un gobierno que desde el comienzo había
legal, de denuncia y de movilización social con- empezado a buscar fórmulas transaccionales y
tra las desapariciones y, en general, contra la bar- moderadas de castigo3.
barie vertical practicada por los militares, El apoyo de algunas ONG de derechos huma-
quienes, por su parte, contaban con la colabora- nos al trabajo de la Comisión Nacional para el
ción más o menos activa de importantes segmen- Estudio de las Desapariciones, Conadep, fue fun-
tos sociales y con la bendición de buena parte de damental para el éxito de ésta en develar el ho-
la Iglesia católica2. rror de los dispositivos empleados para llevar a
No fueron sólo el desprestigio en que cayó la cabo las detenciones ilegales, las torturas y las
análısıs polítıco nº 48
Junta Militar luego de su aventura infortunada desapariciones forzadas de más de nueve mil ciu-
en la guerra de las Malvinas, los escándalos por dadanos argentinos entre los años 1976 y 1983,
corrupción e ineficiencia, y las divisiones inter- pero sobre todo durante los primeros años de la
nas en las Fuerzas Armadas, sino también la lu- dictadura4. El informe de la Conadep, converti-
cha valerosa del movimiento de los derechos do en best seller, fue desde su aparición una medi-
humanos y de las víctimas, aquello que determi- da oficial, objetiva y creíble de la verdad, y un
[56] nó la deslegitimación y la caída de la dictadura. apoyo fundamental para la justicia. Luego vinie-
Tras la dictadura, el presidente Alfonsín llegó al ron los procesos y condenas contra los nueve ge-
poder en nombre del Partido Radical y con un nerales de las tres juntas militares de gobierno5.
1 “La mayor parte de las organizaciones de derechos humanos de ‘no víctimas’ han sido creadas después del golpe
militar de marzo de 1976. La excepción fue el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) (…). Durante el
período dictatorial, coexistieron diferentes estrategias y lógicas de acción dentro del movimiento, algunas veces
pacíficamente, otras con considerable controversia y conflicto. El movimiento siempre fue heterogéneo, con dos
clases de organizaciones: 1) aquellas de afectados directos por las políticas represivas (madres, abuelas, familiares,
y más recientemente, ex detenidos- desaparecidos) y 2) aquellas de los no afectados directamente (CELS, APDH,
la Liga, Serpaj, MEDH, y el Movimiento Judío por los Derechos Humanos, MJDH). Los líderes más prominentes
de algunos de estos movimientos eran a la vez figuras públicas reconocidas (políticos, intelectuales, activistas
religiosos) y víctimas o afectados por violaciones a los derechos humanos”. Jelin, Elizabeth. “The Politics of
Memory. The Human Rights Movement and the Construction of Democracy in Argentina”. En: Latin American
Perspectives, Vol. 21, No. 2, 1994, p. 41.
2 Mignone, Emilio. “The Catholic Church and the Argentine Democratic Transition”. En: Epstein, Edward C.
(editor). The New Argentine Democracy. Westport: Praeger, 1992.
3 El informe de Juan Méndez para Americas Watch, pone de manifiesto el papel central que desempeñaron las
ONG de derechos humanos y las organizaciones de víctimas en el proceso de la justicia transicional en el país
austral. Véase Méndez, Juan. Truth and Partial Justice in Argentina an Update. Nueva York: Americas Watch, 1991.
4 Al respecto dice el arriba citado informe de Americas Watch: “Las organizaciones de derechos humanos con
sede en Buenos Aires han recolectado una documentación amplia que fue devuelta a la Comisión; los archivos
del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) y de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos
(APDH) resultaron particularmente valiosos. Algunos familiares de desaparecidos fueron a las oficinas de
Conadep a repetir sus historias. Un número significativo de familias que nunca habían hecho públicas sus
historias acerca de sus familiares fueron a Conadep. De esta manera, la lista de 6.500 desapariciones recolectada
durante el período dictatorial por la APDH creció a 8.960”. Méndez, Juan. Ob. cit., p. 17; Concord. Roniger,
Luis y Mario Sznajder. The Legacy of Human-Rights Violations in the Southern Cone: Argentina, Chile and Uruguay. New
York: Oxford University Press, 1999, p. 62
5 Roniger y Sznajder. Ob. cit., p. 67.
democracia
Producido este primer resultado, Americas Watch Sin embargo las relaciones, siempre tensas, entre
pudo afirmar que en Argentina el resultado del el gobierno de Alfonsín y el movimiento de los
proceso de la justicia transicional era de “verdad derechos humanos se rompieron cuando el pri-
y de justicia parcial”. mero, luego de los levantamientos militares de la
Posteriormente, en 1984, cuando algunas vícti- Semana Santa de 1987, decidió transar y acortar
mas de la dictadura y los grupos de derechos hu- la agonía interminable de la “justicia retroactiva”
manos, en asocio con la izquierda peronista mediante la ley segunda Ley de “Obediencia De-
lograron modificar en el Congreso el proyecto bida”9. La nueva ley, además de transformar la
original de la primera Ley de “Obediencia Debi- presunción de inocencia en favor de los subordi-
da” (Ley 23.049 de 1994) presentada por el go- nados en una presunción irrefutable “de dere-
bierno de Alfonsín, de manera que se exceptuara cho”, amplió su cubrimiento hasta el rango de
su aplicación –v. gr. de su presunción– en aquellos coronel o su equivalente en otras fuerzas.
casos en que los subordinados hubieran perpetra- En este contexto resultan muy esclarecedores
do crímenes “atroces”, se pusieron las bases para los juicios amargos de Carlos Nino sobre el papel
la futura rebelión de los mandos medios en las de las ONG en el proceso argentino de la justicia
Fuerzas Armadas6. Años después, en 1996, cuando retroactiva. En su libro Radical Evil on Trial, éste
se expidió la Ley de “Punto Final”, y ésta estable- señala:
ció un período de 60 días para presentar denun-
cias por crímenes perpetrados durante la La postura de los grupos de derechos humanos
análısıs polítıco nº 48
dictadura, el movimiento de los derechos huma- hacia la justicia retroactiva fue intransigentemente
nos –contrariando la voluntad del Gobierno de retributiva. Buscaron castigar a todos y cada uno de
poner un plazo a la posibilidad jurídica de iniciar los responsables por los abusos, independientemen-
los procesos– inundó de denuncias por violacio- te de su grado de involucramiento. Sostenían una
nes las cortes argentinas7. Estas denuncias masivas visión kantiana del castigo; incluso si la sociedad
presentadas contra los militares durante los días estaba al borde de la disolución, ésta tenía el deber
que antecedieron al plazo establecido por la Ley de castigar hasta al último culpable.
[57]
de “Punto Final” completaron el escenario de in-
certidumbre y de temor en el cual los capitanes y Y agrega, algunas páginas más adelante:
los coroneles de la barbarie incubaron su incon-
formidad y su voluntad de resistencia contra la Además, las demandas de los militares y de los
justicia retroactiva. grupos de derechos humanos, en lugar de
Durante los primeros años del gobierno de contrarrestarse entre si, trabajaron de manera
Alfonsín, éste había demostrado que sus deman- sinérgica para debilitar la estrategia del gobierno.
das “moderadas” de castigo contra los militares A pesar de su antagonismo, los militares y los gru-
eran razonables, usando el argumento de con- pos de derechos humanos compartieron la misma
trastarlas contra las exigencias retribucionistas visión retributiva del castigo (con la diferencia
radicales de algunos grupos de derechos huma- obvia de que los militares pensaban que no serían
nos como el de las Madres de la Plaza de Mayo8. culpados por la “guerra sucia”, mientras que los
6 Véase Nino, Carlos S. Radical Evil on Trial. New Haven: Yale University Press, pp. 74 y 75, 1996. Neier, Aryeh.
“What Should be Done About the Guilty?”. En: Krits, Neil (editor). Transitional Justice, Volumen I. p. 179. Neier
concuerda con Nino al afirmar que si no se hubiera cambiado el proyecto original del gobierno, en el sentido
de castigar sólo la cúpula de la dictadura, nunca habría habido levantamientos. Jon Elster, siguiendo a Nino,
discute in extenso el asunto del oportunismo de los antiguos colaboradores. Véase Elster, Jon. “Coming to Terms
with the Past. A Framework for the study of Justice in the Transition to Democracy”, Elster, Jon. “Coming to
terms with the past. A framework for the study of justice in the transition to democracy”. En: Archives
Européennes de Sociologie, Tomo XXXIX, No. 1, 1998, pp. 7-48.
7 Méndez, Juan. Ob. cit., pp. 48-49.
8 Osiel, Mark. “The Making of Human Rights Policy in Argentina: The Impact of Ideas and Interests on a Legal
Conflict”. En: Journal of Latin American Studies. Vol. 18, 1986, pp. 135-180.
9 Abregú, Martín. “Democratizando la lucha por los derechos humanos: la difícil relación entre el movimiento
de derechos humanos y las instituciones republicanas en la Argentina. Una experiencia de trabajo”. Ponencia
presentada en el XX Congreso internacional de LASA, Guadalajara, 1997.
grupos de derechos humanos pensaban lo contra- ex Capitán de fragata, Adolfo Scilingo, sobre los
rio), mientras que el gobierno respaldaba una “vuelos nocturnos”, hicieron también lo suyo, en
visión preventiva del castigo10. tanto trajeron a la memoria un pasado que parecía
perderse en la bruma del tiempo y que muchos se
El paso del tiempo, el cambio generacional y habían empeñado en enterrar13. A pesar de la
las urgencias económicas asociadas a la hiperinflación, del declive de la curva de la solidari-
hiperinflación empezaron a cambiar las priorida- dad con las víctimas y del primer cambio
des de la población11. Entonces empezó a sentirse generacional, la rabia y la razón retributivas de las
en las organizaciones de derechos humanos la cri- víctimas y de sus defensores, dentro y fuera del
sis transicional. Para sobrevivir en el nuevo esce- país, fueron suficientes para mantener en marcha
nario, las ONG debieron empezar a transformarse la máquina lenta de la justicia y para presionar en
y a desbrozar nuevos horizontes de actividades. el largo plazo el regreso hacia un modelo de justi-
Cuando el Presidente Menem, después de haber cia transicional dominado por la justicia retributiva
remplazado prematuramente a Alfonsín, expidió y no por la impunidad14.
sus decretos de perdón, ya la curva de la intensi- Visto en perspectiva actual, después de ires y
dad de la rabia retributiva del público general es- venires, el sistema judicial argentino ha ido en-
taba en un punto muy bajo. En el momento en contrando la manera de encarcelar a los genera-
que Menem salió a hablar de reconciliación, y les responsables de la represión. Quienes no han
aun cuando el 25 de abril de 1995 el general muerto, están todos en prisión. Gracias a que los
análısıs polítıco nº 48
Marin Balza, comandante en jefe de las Fuerzas robos de los hijos y los bienes de los desapareci-
Armadas, salió –y con él por primera vez un alto dos no estaban cubiertos por las leyes de amnis-
oficial– a pedir excusas al pueblo argentino por lo tía, los tribunales, alimentados por el deseo de
sucedido, tal vez muchos escucharon con amarga justicia de las organizaciones de víctimas, han
ironía sus palabras, pero poco se protestó12. podido poner en acción y hasta extender por
Sin embargo, la rabia retributiva de las víctimas, fuera de las fronteras nacionales sus redes retri-
[58] apoyada por algunos grupos de abogados pena- butivas. Se han abierto causas judiciales por
listas y por la razón legal retributiva imperecedera masacres perpetradas por militares con anteriori-
que alienta al movimiento internacional de los dad a 1976 y que escapan con ello también a las
derechos humanos mantuvieron viva la brasa –si no leyes de amnistía. El carácter regional de la cons-
la llama– de la justicia retributiva. La indignación piración militar que dio lugar a las dictaduras
espasmódica que despertaron entre las gentes del del Cono Sur se ha destapado a través de la que-
común episodios tales como las declaraciones del rella judicial contra el Plan Cóndor15. Además,
análısıs polítıco nº 48
los “vuelos nocturnos” que se realizaban dos veces marcha con las declaraciones de Scilingo, y que
por semana con el propósito de lanzar prisioneros culminó en el impresionante discurso que pro-
de la guerra sucia desde el aire al mar abierto. Las nunció el General Martín Balza el 25 de abril, tal
confesiones del atormentado Scilingo fueron, en vez en un intento por anticipar y en último tér-
parte, resultado del conflicto que se suscitó, duran- mino por frenar la avalancha, se pregunta
te los juicios a los nueve generales que encabeza- Marguerite Feitlowitz: “¿Ha conducido el efecto
ron la dictadura, entre la cúspide y los mandos Scilingo hacia el final del discurso de los desapa- [59]
medios de las Fuerzas Militares. recidos?” Y se responde:
Durante el proceso judicial, el General Videla,
en vez de asumir –en su calidad de comandante los Steimbergs creían saber lo que finalmente ha-
supremo de las Fuerzas Militares– la responsabili- bía sucedido a su hijo. Los Vaccaros sabían ahora
dad por las acciones perpetradas en desarrollo de qué le había pasado a su hija embarazada. Las
la “guerra sucia”, prefirió descargar su culpa en sospechas de muchos otros habían sido confir-
sus subalternos, alegando que suyos habían sido madas. Pero las informaciones recién corroboradas
los “excesos” y los “errores”. Esto hizo que no hicieron nada para negar la experiencia vivida
Scilingo se sintiera traicionado por su jefe. En de tener un ser querido que simplemente se
1990, cuando el Presidente Menem perdonó a los desvaneció; de tener que ir sobreponiéndose de la
ex comandantes condenados y Videla fue libera- rabia, el desdén e indiferencia de las autoridades
do, Scilingo le escribió una carta en la cual decía: públicas; de ver a los cerebros del genocidio
“Personalmente nunca me sobrepuse el trauma perdonados, y a sus esbirros libres para prosperar;
de cumplir esa orden (…) y pensé que encontra- Sara y Jaime Steimberg pueden decir definitiva-
ría en Usted (un hombre) para tomar responsabi- mente que Pablo está muerto; pero por dieciocho
lidad pública por esos eventos”18. El impacto de años, su hijo estuvo desaparecido. Podemos decir
16 Popkin, Margaret. Peace without Justice: Obstacles to Building the Rule of Law in El Salvador. University Park:
Pennsylvania State University Press, 2000, p. 139.
17 Sobre los usos veraces de la justicia, véase Human Rights Watch. Argentina, Reluctant Partner, The Argentine
Government’s Failure to Back Trials of Human Rights Violators, Vol. 13, No. 5(B)-Diciembre 2001; por su parte,
el Informe de CELS sobre la situación de los derechos humanos en Argentina del año 2002 trae un recuento
detallado de las causas judiciales más recientes o más activas tanto en el ámbito de la justicia doméstica como
en el exterior. Véase www.cels.org.ar/Site_cels/publcaciones/publi_info02.html
18 Feitlowitz, Marguerite. A Lexicon of Terror, Argentina and the Legacies of Torture. Nueva York: Oxford University
Press, 1998, p. 200.
19 Ídem., p. 191.
que los Steimberg son la excepción; la gran mayo- instancias como la Comisión Interamericana de
ría de estas familias continúan negando su “dere- Derechos Humanos de OEA y de organizaciones
cho a saber”. internacionales de defensa de los derechos hu-
manos como Amnistía Internacional y Human
Luego cita a Hebe de Bonafini, quien afirma: Rights Watch, se iniciaron y reactivaron procesos
importantes, los cuales ayudaron a que la justicia
Nuestros chicos no están muertos ni desaparecidos. retributiva se afirmara como el camino principal
Ellos están vivos: están con nosotros en lo que hace- hacia la reconciliación.
mos. Nos inspiran, nos dan fuerza y claridad. Les di-
mos la vida a esos chicos; sin embargo son ellos EL CASO CHILENO
quienes continúan dándonosla a nosotros. Su lucha Cuando en 1989 se produjo la transición chile-
por justicia apasionará a las generaciones venideras20. na, todos los signos de la época y aún el curso se-
guido por el proceso durante los primeros años
Tal vez en eso consiste la gran paradoja de la mostraban que se trataba de una experiencia
guerra sucia argentina. En su esfuerzo por forzar completamente distinta a la argentina. La coyun-
la ignorancia y la impunidad, y por ahorrarse tura internacional fue en muchos sentidos dife-
hasta el olvido, los militares argentinos diseña- rente para ambos países. Mientras los militares
ron un modelo de barbarie vertical edificado so- argentinos lograron –paradójicamente gracias a
bre la desaparición forzada, con el cual finalmente su comercio con la Unión Soviética– una cierta
análısıs polítıco nº 48
20 Ídem., p. 250.
21 Ídem., pp. 245-246.
22 Ídem., pp. 242-243.
23 Sobre el papel de la comunidad internacional, incluyendo una reflexión sobre el papel de los gobiernos de
Carter y Reagan y un buen resumen de las visitas de organismos internacionales a Argentina y a Chile durante
los años de la dictadura, véase Roniger y Sznajder. Ob. cit., pp. 47-49.
24 Fruehling y Orellana afirman que fue más efectiva la presión internacional sobre Chile que sobre Argentina,
debido a la mayor “dependencia” del gobierno de Pinochet en relación con la comunidad internacional. Véase
Fruehling, Hugo y Patricio Orellana. “Organismos no gubernamentales de derechos humanos bajo regímenes
autoritarios y en la transición democrática. El caso chileno desde una perspectiva comparada”. En: Fruehling,
Hugo (editor). Derechos Humanos y Democracia. Las contribuciones de las Organizaciones No Gubernamentales. Santiago
de Chile: Instituto Interamericano de Derechos Humanos, 1991. p. 33. Sobre las interacciones entre las
organizaciones intergubernamentales de derechos humanos y las ONG chilenas, véase Detzner, John A.
“Utilización de mecanismos internacionales en la protección de derechos humanos: El caso chileno”. En:
Fruehling, Hugo (editor). Derechos Humanos y Democracia. La Contribución de las Organizaciones No Gubernamentales.
Santiago de Chile: Instituto Interamericano de Derechos Humanos, 1991.
democracia
De todas maneras, el hecho de que Argentina fue el chileno de los derechos humanos, que para el
gran “pionero” mientras que Chile debió transitar so- argentino, apelar con algún éxito al aparato ju-
bre la huella transicional de los países vecinos, marcó dicial. Nótese, de paso, que la mayor concen-
inicialmente importantes diferencias. Teniendo como tración de la responsabilidad por los crímenes
antecedente lo que los arquitectos chilenos del modelo de la dictadura chilena en la figura de Augusto
original de la justicia transicional interpretaban como Pinochet implicó que éste se convirtiera en el
los “excesos” de la justicia punitiva argentina y los de la blanco preferido de la causa global de la justi-
amnistía general uruguaya, el Presidente Aylwin y su cia retributiva, aun por encima de figuras más
equipo de asesores en materia de justicia transicional y bárbaras.
de derechos humanos25 interpretaron el establecimien- Enfrentado a una represión más
to de una Comisión de la Verdad –y la búsqueda de la desregulada y sanguinaria, el movimiento ar-
verdad, en general– como un camino intermedio y gentino de los derechos humanos, a diferencia
transaccional26. del chileno, no sólo se demoró más en
Si el movimiento de los derechos humanos articularse, sino que debió hacerlo en torno al
argentino había nacido en el marco de una “coraje”de las víctimas, antes que alrededor
dictadura militar que había implementado un del simple compromiso moral de organizacio-
modelo de represión descentralizado, nes de profesionales solidarios. El mayor peso
desregulado y extenso que golpeaba a las vícti- de las grandes organizaciones burocratizadas –
mas y a sus defensores de manera salvaje y que como el Comité de Cooperación para la Paz de
análısıs polítıco nº 48
no les permitía articularse, el movimiento chi- Chile, Copachi, la Fundación de Ayuda Social
leno, en cambio, nació en el seno de una dicta- de las Iglesias Cristianas, Fasic, la Vicaría de la
dura que había adoptado una forma piramidal, Solidaridad, la Comisión Chilena de Derechos
altamente personalizada, centralizada y empe- Humanos y el Comité de Defensa de los Dere-
ñada en ceñirse a un sentido de legalidad27 chos del Pueblo– sobre las organizaciones de
que limaba en parte su brutalidad y que hacía víctimas, determinó que en Chile el movimien-
más focalizada su represión, de manera que to de los derechos humanos alcanzara enorme [61]
tuvo mejores espacios para articularse y desa- coherencia y unidad29. En Argentina, el prima-
rrollarse28. Durante los años anteriores al rele- do, por lo menos inicial de las organizaciones
vo electoral, fue más fácil para el movimiento de víctimas sobre las organizaciones burocra-
25 Entre ellos figuraban personas como Jorge Correa Sutíl y José Zalaquett, este último exmiembro del Comité de
Cooperación para la Paz de Chile, y más tarde, durante su exilio, de Amnistía Internacional.
26 Roniger y Sznajder citan in extenso a Jorge Correa y a José Zalaquett, quienes explican y justifican el modelo
chileno a través de una comparación con los casos de Argentina y Uruguay, véase Roniger y Sznajder, Ob. cit.,
pp. 168 y 169.
27 Barahona de Brito señala el carácter “vergonzante” de la dictadura chilena, en cuanto justificada por el fin de
proteger la “democracia”. Este autor explica esto, en parte como expresión de la fortaleza de la tradición
democrática y constitucional chilena, y en parte por la relativa debilidad de la penetración de la doctrina de
seguridad nacional, por lo menos en comparación con Argentina. Barahona de Brito, Alexandra. Human Rights
and Democratization in Latin America: Uruguay and Chile. Nueva York: Oxford University Press, 1997, pp. 58-59.
28 Quay Hutchison, Elizabeth. “El movimiento de derechos humanos en Chile bajo el régimen autoritario, 1973-
1988”. En: Orellana, Patricio y Quay Hutchison, Elizabeth. El movimiento de derechos humanos en Chile, 1973-1990.
Santiago de Chile: Centro de Estudios Políticos Latinoamericanos Simón Bolívar (Cepla), 1991, p. 76. Sobre el
modelo chileno de represión, y muy en particular sobre el papel de la DINA y su dependencia directa de
Pinochet, véase Barahona de Brito, Alexandra. Ob. cit., pp. 45-49.
29 “El año 1984 fue el año de la constitución o fortalecimiento de las tres entidades de coordinación que agrupan
a todos los organismos de derechos humanos. En efecto, ese año se crearon el Plenario de Entidades de
Derechos Humanos, la Comisión Coordinadora del Problema Exilio-Retorno y se reactivó la Coordinadora de
Agrupaciones de Familiares Víctimas de la Represión, llamada Coordinadora de Agrupaciones Especiales, que
había sido creada en 1980, pero que no había funcionado permanentemente”. Orellana, Patricio. “Los
organismos de derechos humanos en Chile hacia 1985”. Orellana, Patricio y Quay Hutchison, Elizabeth. Ob.
cit., p. 49. Obsérvese, en este contexto, que tanto el pluralismo ideológico interno de las grandes
organizaciones chilenas de derechos humanos, como la Comisión Chilena de Derechos Humanos, como el alto
nivel de coordinación de las mismas, son indicadores importantes de una extraordinaria coherencia, unidad y
fortaleza.
tizadas, favoreció la dispersión y dificultó la conferenciar en voz más baja en los salones de
unificación30. la política transicional y en el marco de un
Si el movimiento argentino surgió como un proceso “tutelado” por un patriarca y por una
movimiento altamente secularizado –sin el res- institución militar cohesionada y que no había
paldo de una iglesia católica cuya jerarquía había sido derrotada en el campo de batalla sino
compartido históricamente el poder del Estado y apenas en la arena electoral32. Cuando en
que había pactado con el diablo–, orientado ha- Argentina se produjo el primer cambio de
cia la protesta callejera y de masas, y fuertemente gobierno, el movimiento argentino de los
apuntalado en la rabia retributiva de las víctimas, derechos humanos se lanzó a la calle para
el movimiento chileno, en cambio, nació más defender un maximalismo retribucionista que
bien al amparo de las iglesias cristianas, pero so- lo enfrentó al gobierno de Raúl Alfonsín33. Por
bre todo de una Iglesia católica independiente su parte, el movimiento chileno, más
del Estado31, y adoptó, de manera dominante, la organizado y unitario, en alianza con la
forma de una organización profesional, con em- “convergencia” de centro y centro-izquierda
pleados asalariados, etc. que derrotó electoralmente a los militares en
Mientras el movimiento argentino ocupó a las primeras elecciones presidenciales libres,
gritos y sin restricciones las plazas públicas, defendió un retribucionismo moderado34. Ello
cuando la derrota y el colapso del régimen au- le permitió convertirse en el soporte y hasta en
toritario parecía dejar a los militares muy debi- el gestor directo de la política “moderada” de
análısıs polítıco nº 48
litados y por fuera de juego transicional, el derechos humanos del gobierno de coalición
movimiento chileno, en cambio, debió salir a de Patricio Aylwin35.
análısıs polítıco nº 48
formado de manera rigurosa a la Comisión chi- actitud de los jueces inferiores, han permitido
lena de la Verdad y la Reconciliación, el que la justicia retributiva haya empezado a
movimiento chileno de los derechos humanos producir resultados. Hacia 1994, a pesar de la
tendió a debilitarse. La Vicaría de la Solidari- vigencia de la Ley de Amnistía de 1978, cerca
dad, por lo pronto, entendió que su labor esta- de 200 casos cursaban ante las cortes y otros
ba cumplida y cerró sus puertas. 800 habían sido cerrados temporalmente pero
podían reactivarse en el evento de que [63]
La justicia cojea pero… surgieran nuevas evidencias37. La condena en
En Chile, de la misma manera que en Ar- 1993 del General Contreras, jefe supremo de
gentina, fueron la memoria larga y la rabia re- la DINA (policía secreta de la dictadura), y la
tributiva de las víctimas los factores que, junto humillación internacional de Pinochet y su
con la ayuda de algunos abogados y con la so- juzgamiento interno, con su impacto
lidaridad de la comunidad internacional de dinamizador sobre el aparato de justicia, se
los derechos humanos –incluidas no sólo or- asemeja a lo que sucedió en Argentina con los
los programas de las ONG significativamente fueron tolerados por el régimen, incluso en medio de una
situación de hostilidad. Como resultado, a diferencia de lo ocurrido en Uruguay, los vínculos entre los
movimientos por los derechos humanos y el bloque de la oposición fueron ensayados y desarrollados. A
través del trabajo en las organizaciones de derechos humanos, varios líderes partidistas configuraron un
compromiso personal con los objetivos de verdad y justicia’”. Barahona de Brito, Alexandra. Ob. cit., p. 114.
Concord. Fruehling y Orellana. Ob. cit., pp. 54 y ss.; Roniger y Sznajder. Ob. cit., pp. 92, 93, 95. Véase
también Quay Hutchison, Elizabeth. Ob. cit.
36 El Presidente Aylwin y su Ministro de Justicia, Francisco Cumplido, propusieron una amplia reforma del
sistema judicial, la cual fue en su mayor parte rechazada por un Congreso de derecha. De todas maneras, se
consiguió el fortalecimiento del poder de las cortes civiles para procesar a los civiles, y se estableció, así mismo,
la “delación compensada” para quienes colaboraran con la justicia en el esclarecimiento de la verdad sobre los
crímenes perpetrados. Durante el gobierno de Eduardo Frei, el argumento de la necesaria modernización
desbloqueó la reforma judicial. Entonces se introdujeron el sistema acusatorio y la defensoría pública, se
amplió el número de los miembros de la Corte Suprema de 11 a 17, se establecieron salas especializadas por
materias en la misma, y se creó la figura del defensor del pueblo. Sobre el papel de la justicia en el proceso de
la justicia transicional véase Correa Sutil, Jorge. “No Victorious Army Has Ever Been Prosecuted The Unsettled
Story of Transitional Justice in Chile”. En: McAdams, James (editor). Transitional Justice and the Rule of Law in
New Democracies. Notre-Dame: University of Notre-Dame Press, 1997. Concord. Barahona de Brito, Alexandra.
Ob. cit., pp. 176-188.
37 Véase Popkin, Margaret y Roht-Arriaza, Naomi. “Truth as Justice: Investigatory Commissions in Latin America”.
En: Kritz, Neil (editor). Ob. cit., pp. 285-286.
generales de las juntas38. El múltiple encauza- en marzo de 1994, durante el gobierno de Frei,
miento judicial de Pinochet como responsable sólo quedaban tres encarceladas41. Aún más, el
de “encubrimiento” por la llamada “caravana cambio en el balance de fuerzas entre los valores
de la muerte”, la “Operación Cóndor” y otras de la justicia y la reconciliación en favor del prime-
260 causas tramitadas por el Juez Guzmán re- ro ha implicado la resignificación del papel de la
presentan ciertamente un triunfo de las vícti- Comisión de la Verdad y la Reconciliación. El nue-
mas y con ellas, de la causa por los derechos vo e inesperado impulso de la justicia penal y repa-
humanos39. radora ha terminado por favorecer su uso
Igualmente importante es que en Chile –acaso retributivo, de manera que el Informe Rettig42 ha
aun con más fuerza y compromiso que en Argenti- terminado por convertirse en una fuente de infor-
na–, también se ha llevado a cabo una política de mación judicial sobre los victimarios. Así mismo, la
reparación a las víctimas y se han ensayado usos ve- “mesa de diálogo” instalada durante el Gobierno
races de la justicia40. La liberación de los presos po- Frei, ha representado un papel importante en ma-
líticos debe ser entendida como parte de la política teria de verdad y justicia43.
de reparaciones. De 417 personas condenadas por Todo modelo real de justicia transicional está
delitos políticos y otras 1.300 en espera de que se condenado, por el carácter masivo de los crímenes
resolviera su situación judicial, que había en 1990, que enfrenta, a ser parcial. El retribucionismo,
38 “El arresto de Augusto Pinochet en Londres, en octubre de 1998, el cual respondió a la solicitud del juez
análısıs polítıco nº 48
español Baltasar Garzón, le dio una esperanza a los familiares de cientos de personas que murieron o
‘desaparecieron’ en Chile, de que después de la detención de Pinochet la justicia podría actuar debidamente.
De igual forma, este hecho revivió el debate sobre las violaciones a los derechos humanos cometidas durante los
años del régimen militar, y le recordó al gobierno civil que el tiempo no había aminorado la angustia de los
familiares y amigos de aquellos que ‘desaparecieron’. Estos familiares y amigos continúan en su campaña por
conocer y aclarar la suerte de sus seres queridos, y, de igual forma, conocer a los responsables de las
[64] desapariciones para que éstos sean llevados a manos de la justicia.
Desde enero de 1998, más de 260 quejas criminales contra Augusto Pinochet y otros han sido presentadas al
juez Juan Guzmán Tapia, relacionadas con violaciones a los derechos humanos cometidas durante la dictadura,
entre 1973 y 1990. Las quejas han sido presentadas en nombre de los ciudadanos y de diferentes sectores de la
sociedad por parte de los familiares de las personas que “desaparecieron” después de su detención o que
fueron ejecutadas. Así mismo, asociaciones de profesionales, sindicatos y partidos políticos presentaron quejas”.
Véase Amnesty International. Chile: Testament to Suffering and Courage –the long Quest for Justice and Truth. Índice de
Amnistía Internacional: AMR 221014/2001ps, pp. 1-2.
39 En julio de 2001, el juez Guzmán acusó a cinco miembros de la agencia de inteligencia DNIA, incluyendo a su
jefe, Manuel Contreras, del secuestro de 12 opositores al régimen dictatorial. De igual forma, estas personas
fueron acusadas de asociación ilícita. El fallo dice: “la DINA estaba a cargo de varios centros de detención en
Santiago conocidos como los barracones de Londres 38, José Domingo Cañas, Venda Sexy, Villa Grimaldi, y
Cuatro Alamos. En estos centros, añade, eran aplicados sistemáticamente actos ilícitos –tortura– a los detenidos.
Las personas eran detenidas secretamente y, en algunos casos, eran asesinadas antes que sus cuerpos, que aún
no han sido encontrados, fueran desaparecidos”.
40 Al respecto, Samuel Valenzuela señala: “(...) Aylwin creó la Corporación para la Reparación y la Reconciliación,
cuya función era compensar a las familias de las personas que perdieron sus vidas. Esta corporación entregó
pensiones de por vida a las viudas, y becas a los hijos e hijas de las víctimas para sus estudios universitarios.
Adicionalmente, otro programa estatal (el Programa de Reparación y Atención Integral de Salud para las
Víctimas de Derechos Humanos) proveía asistencia médica y sicológica gratuita a las víctimas de abuso en sus
familias. De igual forma, a las personas y las organizaciones que perdieron sus propiedades les fue entregada
alguna ayuda que de una u otra forma compensaba la pérdida. Estas medidas han beneficiado a más de 250.000
personas”. Valenzuela, Samuel. “Human Rights and the Courts in Transitions to Democracy: Reflections on the
Chilean Experience”. Ponencia presentada en el 2001 Meetings of the American Sociological Association, Anaheim,
California, 18-21 de agosto de 2001. Condord. Barahona de Brito, Alexandra. Ob. cit., pp. 172-184.
41 Barahona de Brito, Alexandra. Ob. cit., pp. 168 y 172.
42 Informe encargado por el ejecutivo chileno con el propósito de develar la “verdad genérica” relativa a las
violaciones de derechos humanos durante la dictadura. N del E.
43 “El 21 de agosto de 1999 fue convocada la Mesa de Diálogo por el entonces Ministro de Defensa, Edmundo
Pérez Yoma. La idea fue reunir a los abogados especialistas en derechos humanos, los representantes de las
Fuerzas Armadas, el Ministro de Defensa, miembros de la Iglesia y otros miembros de la sociedad civil para
discutir el legado de las violaciones a los derechos humanos cometidas durante la dictadura’’. Ob. cit., pp. 7-8.
democracia
apuntalado como está sobre el deseo –reconocido derechos humanos, han terminado por llegar al
como derecho de cada víctima individual– de que mismo punto, en materia de justicia retroactiva?
se le haga justicia es, explicablemente, maximalista Resultados parecidos nos remiten a explica-
en sus expectativas. No es fácil convencer a las vícti- ciones comunes. A pesar de las múltiples diferen-
mas ni a las ONG de derechos humanos de que el cias observadas por los estudiosos a través de los
derecho a la justicia ha sido satisfecho, de manera años y que estaban orientadas a explicar resulta-
que se pueda dar por terminado el proceso de la dos diferentes, los procesos argentino y chileno
justicia transicional. Así las cosas, con mayor razón de la justicia transicional comparten, un proceso
puede tenerse por un indicador de “éxito” relativo de barbarie marcadamente asimétrica como el
de la causa por la justicia el que organizaciones de que es propio de las dictaduras estables y no con-
derechos humanos se declaren contentas y optimis- testadas mediante la violencia. Es cierto que tam-
tas con ciertos logros. El Informe de 2001 de Am- bién en ello hay diferencias importantes entre
nistía Internacional sobre Chile, titulado “Testament Argentina y Chile.
to Suffering and Courage: The Long Quest for Justice and En Argentina, hacia 1976, luego del golpe mili-
Truth” y el Informe de CELS, “La situación de los tar, la existencia residual de las guerrillas permitió
derechos humanos en Argentina, 2002”, con su todavía a algunos activistas cercanos a ellas, hacer un
tono de epopeya parcialmente victoriosa, coinci- uso instrumental de los derechos humanos, lo cual
den claramente en ese sentido44. afectó en parte la credibilidad de las denuncias por
Visto lo anterior, cabe decir que en Chile y Ar- violaciones, y lo que es tanto o más grave, “legitimó”
análısıs polítıco nº 48
gentina ha terminado por imponerse un modelo la represión contra el movimiento por parte de los
de transición edificado sobre el primado del casti- militares. Pero la verdad es que aun antes de que los
go retributivo sobre la reconciliación, o más exac- militares se tomaran el poder, es decir, todavía en
tamente, de castigo retributivo como vehículo de tiempos de Isabel Martínez de Perón y de su tene-
reconciliación. Surge entonces la gran pregunta: broso Ministro López Rega, los Montoneros ya ha-
¿Por qué Argentina y Chile, a pesar de las diferen- bían sido derrotados en Tucumán45. En tal sentido,
cias señaladas en las situaciones de origen, las mo- la dictadura argentina no puede ser entendida sino [65]
dalidades transicionales, los procesos políticos y como la estabilización de una victoria militar, pero
hasta en la configuración de sus movimientos de no como la respuesta a una guerra presente46. La
44 Si hasta el movimiento de los derechos humanos ha dado partes de victoria similares refiriéndose a los casos de
Chile y de Argentina, no es de extrañar que también académicos independientes empiecen a hacerlo. Samuel
Valenzuela concluye su evaluación sobre el proceso de la justicia transicional en Chile con la siguiente
afirmación: “En conclusión se podría decir que probablemente no hay otra experiencia de justicia transicional
desde la década de los años setenta, con una posible excepción en Grecia donde el régimen militar colapsó
después de haber sido derrotado en la guerra (…). El progreso ha sido lento pero seguro. Se ha generado una
versión ampliamente compartida del pasado reciente, la cual es aceptada por todos los ciudadanos, incluso por
los actores que apoyaron a la dictadura. Todos los presos políticos fueron puestos en libertad. Fueron
entregadas indemnizaciones y compensaciones a las víctimas de abusos a los derechos humanos (con excepción
de las víctimas de torturas) y a sus familias en los casos de aquellos que perdieron la vida. Las instituciones
judiciales han sido modernizadas, y aquellas que se han hecho responsables de los casos de violaciones a los
derechos humanos se han encargado de las acciones judiciales que siguen en curso”. Valenzuela, Samuel. Ob.
cit.
45 Al respecto, Barahona de Brito dice: “Adicionalmente, la aparente amenaza de la guerrilla fue, según lo
reconocieron los militares, vencida durante el tiempo en que ellos estuvieron en el poder. Los ciudadanos no
podía aceptar, fuera cual fuese el terror que tuvo lugar entre 1976 y 1980, que la represión afectara la militancia
de hombres y mujeres en organizaciones políticas. Para ellos no era creíble que las organizaciones a las cuales
habían visto actuar dentro de la legalidad por muchos años tuvieran vínculos con los grupos subversivos
armados”. Barahona de Brito, Alexandra. Ob. cit., p. 51.
46 Roniger y Sznajder afirman: “La hipótesis de la guerra interna era utilizada por los militares en defensa de sus
acciones, y tuvo lugar desde los días en que el Almirante Massera alegara frente a los jueces que lo estaban
juzgando: la teoría de la guerra es absolutamente indefendible… existe un reporte hecho por el General Rivero
de la Comisión Interamericana de Defensa, en el que se afirma que el poder militar de las guerrillas terminó en
diciembre de 1975 con el intento de golpe militar en la región de Buen Viejo (en Tucumán). Algunos datos
estimativos acerca de la fuerza real de la guerrilla señalan la existencia de un total de 2.000 activistas de los
Montoneros y del ERP, 400 de los cuales estuvieron armados durante el auge de sus acciones”. Roniger y
Sznajder. Ob. cit., pp. 70-61.
dictadura chilena, por su parte, no fue ni siquiera el zaciones de cúpula como la Comisión Chilena de
producto de una victoria pretérita sino apenas la an- Derechos Humanos, son indicadores claros de la
ticipación preventiva, en un país dramáticamente fortaleza del movimiento48. En Chile y en Argenti-
polarizado, de una guerra que nunca tuvo lugar, na la claridad cognitiva y moral, resultantes del
más allá del locus belli de las mentes ideologizadas de hecho de que las transiciones se hubieran produ-
los epígonos febriles de la doctrina de la seguridad cido en un escenario de barbarie asimétrica,
nacional47. orientaron y alimentaron dentro y fuera del país
Ya durante la dictadura, especialmente en Chi- la rabia y la razón retributivas, hasta conducirlas a
le, el poder de la verdad revelada sobre la vertica- un modelo de confrontación con los crímenes del
lidad y la unidireccionalidad de la barbarie fue tal pasado edificado sobre el primado del castigo y
que garantizó una cierta unidad de la Conferen- de la justicia retributiva en general49. Hasta los re-
cia Episcopal en torno a la causa de los derechos presentantes de la derecha política en el seno de la
humanos y la coherencia, unidad y fortaleza del Comisión de la Verdad y la Reconciliación, como
movimiento mismo. La masividad del apoyo de las los centuriones romanos frente a la verdad de Cris-
ONG de derechos humanos a la Comisión de la to resucitado, cayeron de rodillas ante la fuerza
Verdad y Reconciliación, y la existencia de organi- avasalladora e incontrastable de las revelaciones50.
47 Dice Samuel Valenzuela: “El caso chileno no es un caso de guerra civil. Hubo algunos intercambios armados el
día del golpe, pero esas confrontaciones fueron mínimas. Como resultado, las víctimas fueron todas (o casi
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todas) no combatientes, que no habían cometido ninguna violación a los derechos humanos. Dentro de este
contexto es muy difícil justificar una medida que le diga a la población que los dos lados cometieron abusos,
incluso si alguno de los dos lo hizo en mayor medida que el otro. En otras palabras, es mucho más fácil ofrecer
amnistía luego de que se hayan descubierto las acciones, cuando los abusos a los derechos humanos, en
términos de un balance, pueden ser imputados a los dos bandos”. Valenzuela, Samuel. Ob. cit. En ausencia de
una guerra verdadera, en Chile, además de interpretarse la simple polarización como guerra efectiva en el
[66] contexto de la doctrina de seguridad nacional, se inventaron episodios de guerra como el “Plan Zeta”. Entre la
CIA y la DINA se inventaron un auto-golpe de Allende, en desarrollo del cual se iba supuestamente a asesinar a
buena parte de los comandantes de las fuerzas armadas. Se dijo también que el gobierno de la Unidad Popular
contaba con 100.000 hombres armados, entrenados por cubanos. En el clima de polarización que reinaba,
muchos lo creyeron. Todo resultó mentira. En Chile, la oposición armada no antecedió sino que surgió como
respuesta a la dictadura y fue relativamente insignificante. Su existencia legitimó la represión, y
paradójicamente sirvió sobre todo para dificultar la gestión transicional del Presidente Aylwin durante los
primeros tres años de su gobierno. Barahona de Brito, Alexandra. Ob. cit., pp. 50 y 168.
48 Roniger y Sznajder muestran cómo el número de organizaciones que remitieron información y listas de víctimas
a la comisión Rettig fue impresionante y reflejaba la densidad de las redes de defensores de derechos humanos.
Incluía siete asociaciones profesionales, el Ejército, la Marina la Fuerza Aérea, los Carabineros, la Policía,
algunos partidos y diez organizaciones de derechos humanos, entre otras asociaciones ciudadanas. Véase
Roniger y Sznajder. Ob. cit., p. 140, nota 140. Entre las ONG y la Comisión de Reparaciones se presentaron
algunas tensiones en torno a los montos de las mismas. Sin embargo, en Chile el maximalismo retribucionista
sólo estuvo representado por el partido comunista y por los grupos terroristas que surgieron a partir de 1979.
Véase Barahona de Brito, Alexandra. Ob. cit., 162 y 173.
49 Dice Barahona de Brito, refiriéndose a los casos de Chile y Uruguay, caracterizados ambos por ser de barbarie
asimétrica: “Sin embargo, y paradójicamente, aunque un gran número de políticas sobre violaciones a los
derechos humanos tuvo el efecto de paralizar las protestas y las inconformidades, eventualmente éstas llevaron a
que se iniciaran dinámicas de oposición en contra de los perpetradores. Fue precisamente bajo el ‘reino del
terror’ que el lenguaje universal ‘metapolítico’ de los derechos humanos sembró las semillas de la destrucción
del miedo en pro de la resurrección de la sociedad civil y del crecimiento de la oposición al régimen represivo”.
Ídem., p. 17.
50 Samuel Valenzuela relata su conversación con Rosemarie Bornard, en la cual esta abogada de la Vicaría de la
Solidaridad describe el impacto demoledor que tuvo sobre Gonzalo Vial, ex ministro de Educación durante la
dictadura, miembro de la derecha y parte de la Comisión Chilena de la Verdad, el examen de los cadáveres
descubiertos en Pisagua. Valenzuela anota que la transformación cognitiva de Vial es prueba del papel de la
Comisión y del proceso de descubrimiento de la verdad, cuanto se trata de alguien de la derecha, refractario en
principio a creer en ella. Valenzuela, Samuel, Ob. cit., p. 19. Agrega Valenzuela más adelante: “En conclusión,
luego de estos años, la sociedad chilena desarrolló finalmente un consenso, expresado públicamente, en cuanto
a que hubo grandes violaciones a los derechos humanos en el pasado reciente. El esfuerzo por crear una
versión ampliamente compartida tuvo finalmente éxito. No hubo más de dos tendencias de opinión en cuanto a
este punto”. Ídem., p. 22.
democracia
En este sentido, la convergencia de los esfuerzos política de gobierno. Sus peticiones por un casti-
de la justicia transnacional y de la justicia domésti- go general de aquellos involucrados en actos de
ca chilena por acorralar a Pinochet son un indica- terrorismo de Estado no fueron atendidas Cada
dor de la capacidad de “consenso” universal que presidente tomó medidas más restringidas que
resulta del destape de la barbarie asimétrica51. aquellas preferidas por los defensores de dere-
Hasta Estados Unidos, a través de la chos humanos. En Uruguay sus demandas fue-
desclasificación de información secreta relativa a ron enteramente ignoradas. Más aún debido a
la Operación Cóndor terminó por favorecer el en- que estos grupos fueron uniformemente reso-
juiciamiento del dictador. Sólo los militares, nantes y persistentes, no pudieron explicar las
enclaustrados en el drama emocional de una con- variaciones en las políticas gubernamentales en-
sonancia cognitiva que los obliga a mentirse a sí tre los tres países. Entonces se podría concluir
mismos y algunos de sus apoyos más cercanos y que estos presidentes estuvieron bastante aparta-
más fanatizados, han seguido creyendo que en dos de las presiones de los grupos de interés de
Chile hubo guerra y que las violaciones de los de- esta orilla 52.
rechos humanos no tuvieron lugar. En la Argenti- Más allá del hecho de que el impacto de los
na de hoy las cosas tampoco son distintas. grupos de derechos humanos en las políticas de
En lo que atañe a los movimientos de derechos los primeros gobiernos transicionales –por lo
humanos cabe observar que cuando David Pion- menos en Argentina y en Chile– fue mucho ma-
Berlin publicó hacia 1994 su estudio comparado yor de lo que Pion-Berlin pudo observar, repre-
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sobre los procesos de la justicia transicional en Ar- senta una suerte de paradoja que las mismas
gentina, Uruguay y Chile, era todavía un lugar co- razones que él da para explicar la irrelevancia de
mún la constatación de que los resultados de la presión de los grupos de derechos humanos y
dichos procesos habían sido muy distintos, Para de víctimas en lo que atañe a los resultados diver-
Pion-Berlin, Argentina había sido el lugar de la sos de los procesos de la justicia transicional sir-
verdad y la justicia parcial, y Chile el de la verdad van para explicar su enorme importancia de cara
sin justicia. Nadie podía entonces prever los futu- a resultados similares en el largo plazo. Al decir [67]
ros desarrollos que arriba comentamos. Por eso, que tales grupos fueron “uniformemente reso-
para este autor se trataba todavía de buscar una nantes y persistentes” en su retribucionismo –
explicación para resultados diversos. En ese con- maximalista–, Pion-Berlin casi eleva a la
texto, luego de estudiar de manera comparada el categoría de “constante” la pasión y la razón re-
comportamiento de seis variables independientes tributivas, las cuales ciertamente, en el largo pla-
–naturaleza e intensidad del terrorismo de Esta- zo, y con el apoyo de unos aparatos de justicia
do, balance de poderes entre civiles y militares, poderosos y “utilizables”, terminaron por cazar a
preferencias de los líderes, cálculos estratégicos, los grandes victimarios.
contagio de país a país y presión de las masas–,
concluía que la única variable que no tenía nin- E L C A S O S A LVA D O R E Ñ O
gún poder explicativo para dar cuenta de las dife- Los procesos de transición de Chile y El Salva-
rencias en los resultados era la atinente al dor compartieron algunos rasgos importantes. El
comportamiento de los grupos de presión, y muy primero, y acaso el más importante, que en am-
en particular de los grupos de derechos humanos bos países la democratización se produjo por la
y de víctimas. Decía en ese sentido Pion-Berlin: vía de la negociación entre oponentes políticos
Los cabilderos de derechos humanos del Cono no derrotados. En ambos países, los poderosos
Sur tenían un impacto insignificante en la del antiguo régimen estuvieron en el poder du-
51 Barahona de Brito recoge algunas cifras sobre opiniones ciudadanas relacionadas con el conocimiento de la
verdad y el deseo de justicia, donde muestra que la política de derechos humanos del gobierno Aylwin
encontraba apoyo. Por ejemplo, el 70,9% creía que la Comisión Rettig ayudaría a la reconciliación. La política
de enjuiciamientos estaba también respaldada; en 1992, sólo 9,6% de los santiagueños estaban de acuerdo con
no tocar el pasado, el 51% quería que se investigaran las violaciones y el 70,1%, que de ellas surgieran castigos.
Una encuesta de 1989 señalaba que sólo el 9,5% de los encuestados quería que los militares fueran juzgados
por tribunales castrenses. Sin embargo, las encuestas revelaron que pocos consideraban que la justicia era
necesaria para la construcción de la democracia (26,1% en 1992). Barahona de Brito, Alexandra. Ob. cit., pp.
209-210.
52 Pion-Berlin, David. “To Prosecute or to Pardon? Human Rights Decisions in the Latin American Southern
Cone”. En: Kritz, Neil. Ob. cit., p. 100.
rante el período más crítico de las negociacio- de la comunidad internacional. El grupo de los
nes, de manera que, amparados en sus respecti- cuatro “países amigos” y Estados Unidos en su ca-
vas constituciones, pudieron supervisar y ponerle lidad de “quinto país amigo”, pero sobre todo las
restricciones legales a las exigencias de sus con- Naciones Unidas a través de Onusal, desempeña-
trapartes. Así por ejemplo, en ambos países, unas ron un papel central en los acercamientos. Mien-
cortes supremas dominadas por la derecha, impi- tras en Chile el centro político terminó por
dieron que el aparato de justicia pudiera ser dominar las negociaciones y con ellas el paisaje
puesto al servicio de la verdad y de la justicia re- electoral y parlamentario, en El Salvador los he-
tributiva. Sin embargo, a pesar de estas similitu- rederos de las extremas derecha e izquierda ma-
des entre Chile y El Salvador, priman las nejaron las negociaciones y han seguido
diferencias. dominando hasta hoy las riendas de la política
En Chile, donde el nivel de desarrollo del en el marco de la nueva democracia. En el hori-
aparato de Estado, con sus burocracias de corba- zonte histórico inmediato de difusión mimética
ta, toga y espada es comparativamente muy alto, de las experiencias de la justicia transicional en
en el marco de la transición se trataba de “usar” el Cono Sur, el equipo de Onusal revolucionó los
y de “reorientar” al aparato judicial. En El Salva- conceptos del peacemaking, peacekeeping y
dor, en cambio, donde el grado de desarrollo del peacebuilding, y trató de favorecer un modelo de
aparato de Estado es mucho más precario, el rendición de cuentas en materia de derechos hu-
reto fundamental que ha acompañado la manos54 . El pacto de respeto a los derechos hu-
análısıs polítıco nº 48
análısıs polítıco nº 48
dos, fue el responsable de la mayor parte de las democráticas en circunstancias en que éstas, a
violaciones de los derechos humanos y de los crí- partir de 1984, empezaban a ser más limpias–.
menes de guerra perpetrados durante la con- Sembró minas, se tomó embajadas, destruyó
frontación. Este país no fue una excepción a la cosechas y practicó el sabotaje contra bienes
regla de que el Estado, antes que sus opositores públicos, dejando en condiciones difíciles a la
armados, suele ser el gran victimario. El FMLN población civil. Adicionalmente, durante las
practicó menos la barbarie contra la población fases de escalamiento de la guerra practicó eje- [69]
civil. A ello contribuyeron su profundo arraigo cuciones sumarias –de supuestos “traidores” e
en la población y su fuerte dependencia de la co- “informantes”–, “desapariciones forzadas” y
munidad internacional –sobre todo de algunos reclutó forzosamente campesinos en las regiones
países europeos–, como fuentes de legitimidad. donde tenía establecidos sus dominios sociales y
En un territorio de apenas 22.000 kilómetros territoriales. Tal vez todo ello explica, en parte,
cuadrados y sin grandes selvas ni montañas, el por qué hoy el FMLN tiene sus mayores apoyos
FMLN pudo resistir la furia de la guerra electorales en los centros urbanos, sobre todo en
contrainsurgente gracias a que se movía entre la San Salvador, y no en el campo59. Y es que los
población como “pez en el agua”. Entre amplios ejércitos son grandes predadores autoritarios.
sectores populares y las guerrillas había un claro Es probable que nunca se conozca la distribu-
intercambio de apoyo –económico, logístico y de ción exacta de la producción de víctimas entre
inteligencia– por protección, el cual excluía el los organismos de seguridad del Estado y los es-
desbordamiento de la barbarie comportamental cuadrones de la muerte, de un lado, y el FMLN,
por parte del grupo armado. Y es que el FMLN del otro. Finalmente, los antiguos enemigos se
56 Al respecto, Edelberto Torres-Rivas dice: “(…) en El Salvador todas las formas de capital han sido
tradicionalmente concentradas en treinta grupos familiares, aproximadamente, que han monopolizado las
actividades productivas más importantes. La siembra de café y la tenencia de la tierra es combinada con los
resultados de las actividades industriales, y con inversiones en el mercado extranjero, principalmente en el
capital financiero. En 1971, 36 grupos controlaban el 66% del capital de 1.429 grandes empresas productivas. A
mediados de la década de los años sesenta, 50% de la base de la población recibía el 16% del total de los
ingresos, mientras que el 5% de las clases más altas recibía el 27%”. Torres-Rivas, Edelberto. “Insurrection and
Civil War in El Salvador”. En: Doyle, Michael W., Johnstone, Ian y Orr, Robert C. (editores). Ob. cit., p. 212.
57 Idem, p. 226.
58 Torres Rivas, Edelberto. Ob. cit., pp. 213-220. Concord, Zamora, Rubén. “The Popular Movement”. En:
Sundaram, Anjaly y Gelber, George (editors). A Decade of War: El Salvador Confronts the Future. Nueva York:
Monthly Review Press, 1991.
59 Entrevista personal con Rubén Zamora.
aliaron para ocultar. El precio de destapar la ver- hizo una guerra más “injusta” que el FMLN, la gue-
dad, en el evento de que hubiera sido posible – rra civil salvadoreña puede ser descrita todavía cla-
dada la falta de registros de las acciones–, habría ramente como un proceso de barbarie simétrica.
sido demasiado alto en términos de legitimidad y Durante las negociaciones de paz entre el FMLN y
de apoyo electoral60. Según cifras de la Comisión el gobierno de Arena, el vaivén vindicativo inercial
de la Verdad, el 66,8% de los homicidios perpe- de acusaciones recíprocas dio lugar, finalmente, a
trados durante la guerra fueron cometidos con una suerte de acuerdo tácito de impunidad. En su
la participación de agentes del Estado61. Según informe de 1994 sobre El Salvador, la Comisión
cifras de Tutela Legal, que coinciden con las an- Interamericana de Derechos Humanos, CIDH,
teriores, para los doce años de guerra transcurri- refiriéndose a la amnistía congresional de 1993,
dos entre 1980 y 1992, el Estado fue responsable concluyó con amargura que lo que entonces se
del 66% de los asesinatos contra civiles62. Dadas cristalizó fue una “amnistía recíproca”64. Y es que
las diferencias que suelen presentarse en los en el juego de espejos de la barbarie horizontal y
estimativos, acaso resulte razonable decir que el recíproca, las partes en conflicto se auto-represen-
Estado salvadoreño fue responsable de entre un taron y fueron vistas por sus grandes bases sociales
66% y un 85% del total de los crímenes graves y políticas, antes que como simples victimarios,
perpetrados durante la guerra63. como “vengadores” de agravios individuales y co-
A pesar de que tanto en términos de jus ad lectivos, y con ello, como víctimas que se defendie-
bellum como de jus in bello, el Estado salvadoreño ron a través de la retaliación.
análısıs polítıco nº 48
60 Mientras en Sudáfrica, el Congreso Nacional Africano (CNA) fue capaz de establecer comisiones internas, el
FMLN, luego de discutir internamente el tema de su participación en el esclarecimiento de la verdad, se decidió
por la estrategia de callar y ocultar. La diferencia acaso se explica en el hecho de que el apoyo interno y externo
y la legitimidad de la justa causa anti-apartheid era tanto, que podía asumir el costo de decir la verdad sobre
abusos que, comparativamente con los del régimen de apartheid fueron pocos y marginales. El CNA ganó las
[70] primeras elecciones libres bajo el liderazgo de Nelson Mandela. Las elites del apartheid, de la misma manera que
sus homólogos salvadoreños, ocultaron por parejo la verdad.
61 “La Comisión definió actos serios de violencia a aquellos relacionados con asesinatos, desaparición forzada,
tortura y maltrato, heridas de gravedad, secuestro y violación. Al analizar los 7.312 casos de los cuales la
Comisión recibió testimonio directo, la Comisión encontró que el 75% de los casos involucraban asesinatos y
desapariciones. Miembros del aparato estatal participaron en 66,8% de las ejecuciones y las desapariciones.
Aproximadamente, 1000 casos consistieron en personas que fueron torturadas y luego asesinadas o
desaparecidas. Cerca del 70% de las víctimas era hombres y 27,5% mujeres. La mayor parte de las víctimas
oscilaba entre los 16 y los 25 años de edad. Cerca de la mitad de las personas asesinadas fueron ejecutadas en
grupos de menos de 20 personas, y el 95% de todos estos actos violentos ocurrieron en pueblos y áreas rurales”.
Arnson, Cynthia. “El Salvador: Accountability and Human Rights: The Report of the United Nations
Commission on the Truth for El Salvador”. En: Human Rights Watch Americas. Vol. V, No. 7, p. 15, nota 50.
62 Carlo Nasi trae las siguientes cifras sobre los patrones de violencia durante las guerras civiles en Latinoamérica:
“Guatemala representa un caso extremo de tácticas represivas promovidas por el Estado (...) La participación
del Estado en el número de muertes es del 90 a 95% (...). En El Salvador (...) los militares y paramilitares son
responsables de un mayor número de muertes que los grupos rebeldes, entre el 66% (Tutela Legal) y el 85%
(Comisión de la Verdad) (...). En Colombia la relación de muertes es similar a la de El Salvador (...) El Estado y
los grupos paramilitares son responsables por el 73% con el 26% de los rebeldes (...). Perú es el único ejemplo
donde la guerrilla equipara al Estado en términos de brutalidad (...). La relación de muertes en Perú es
prácticamente de 50%-50%”. Nasi, Carlo. Peace Accords in Colombia, El Salvador, and Guatemala, A Comparative
Study. Tesis de doctorado. Director, Guillermo O’Donnell. Departamento de Gobierno y Estudios
Internacionales, Universidad de Notre-Dame, Indiana, 2002, pp. 70-71.
63 Cynthia McClintock hace una evaluación de la credibilidad de las estadísticas disponibles. Véase McClintock,
Cynthia. Revolutionary Movements in Latin America, El Salvador’s FMLN and Peru’s Shining Path. Washington:
United States Institute of Peace Press, 1998, pp. 321 y ss.
64 Comisión Interamericana de Derechos Humanos. “Informe sobre la Situación de los Derechos Humanos en El
Salvador”. En: www.cidh.org/countryrep/94elsalv4 p. 14. Cuando se firmaron los acuerdos de paz en enero de
1992, todos los partidos políticos salvadoreños estuvieron de acuerdo en que en el futuro se debería aprobar
una amnistía general. La amnistía de 1993 siguió a otra, otorgada durante las negociaciones de paz. Mediante
una “ley de reconciliación nacional”, los partidos políticos aprobaron en ese momento una amnistía parcial,
orientada a posibilitar que muchos líderes del FMLN que estaban en el exilio regresaran al país para participar
en la implementación de los acuerdos.
democracia
De otro lado, la transición salvadoreña hacia cara a la nueva realidad de la guerra nació Tutela
la paz y la democracia fue una fuente de incohe- Legal.
rencia ideológica, de falta de unidad y de debili- A pesar de estos cambios, el movimiento de
dad para el movimiento de los derechos los derechos humanos siguió siendo un movi-
humanos. De la misma manera que en el Cono miento de izquierda66. Esto tuvo por lo menos
Sur y en otros países del continente, el movi- tres implicaciones de importancia capital en el
miento salvadoreño de derechos humanos nació contexto de este análisis: los derechos humanos
como una respuesta de la izquierda a la repre- fueron “instrumentalizados”, al menos parcial-
sión de los gobiernos de derecha, cuando en mente, en favor de la causa revolucionaria. Fue-
1975 se fundó el Socorro Jurídico Cristiano. En- ron estigmatizados por el Estado y por sus
tre 1980 y 1982, el ejército salvadoreño literal- aparatos legales e ilegales de seguridad como un
mente diezmó el movimiento popular a través de instrumento de la subversión. Y la defensa de los
masacres, desapariciones y asesinatos selectivos derechos humanos estuvo en buena medida su-
de líderes populares. En ese contexto, los dere- bordinada a la de la paz negociada.
chos humanos se levantaron como una bandera Se sabe que el Comité No Gubernamental de
de denuncia y resistencia de las organizaciones Derechos Humanos, Cdhes, nacido hacia 1979, si
sociales y políticas de izquierda, más o menos bien no fue un instrumento, fue por lo menos
cercanas al FMLN. Los grupos de derechos hu- un “simpatizante” legal de la causa revoluciona-
manos proliferaron a partir de 1984, durante el ria, y que su trabajo de denuncia se orientó de
análısıs polítıco nº 48
gobierno demócrata-cristiano de Napoleón manera muy dominante a poner en la picota pú-
Duarte65. blica al Estado y no a las guerrillas. Herbert Er-
La pluralidad de victimarios hizo posible que nesto Anaya, director del Cdhes, asesinado en
en el desarrollo de la guerra la causa de los dere- octubre de 1987, era también miembro del Ejér-
chos humanos se dividiera, de manera que hasta cito Revolucionario del Pueblo, ERP67. El hecho
el Estado estableciera a partir de 1983 un Comité de que el FMLN contara con fuertes apoyos so-
Gubernamental de Derechos Humanos, para de- ciales sirvió de “justificación” a los militares y a [71]
nunciar los crímenes perpetrados por las guerri- los paramilitares para atropellar a los movimien-
llas. Así mismo, en la medida en que el FMLN se tos sociales y políticos no armados y para acallar
fue haciendo militarmente cada vez más fuerte y la protesta social68.
después del asesinato de monseñor Arnulfo Ro- Los picos estadísticos de la barbarie guberna-
mero en 1980, el Socorro Jurídico Cristiano, bajo mental contra el movimiento popular coincidie-
la orientación del arzobispo de San Salvador, ron, en general, con los momentos de mayor
Arturo Rivera y Damas, pasó de una perspectiva escalamiento de la guerra y se sitúan al comienzo
fundada exclusivamente en el control del Estado de la década de los ochenta, cuando se produjo la
a una más independiente y neutral de control de primera “ofensiva final” del FMLN, y de nuevo ha-
todas las partes en conflicto. En ese contexto de cia finales de 1989 y comienzos de los noventa, co-
reposicionamiento de la jerarquía eclesiástica de incidiendo con el intento de toma de San Salvador.
Duarte para enfrentar la crisis de derechos huma- En los escenarios internacionales establecidos des-
nos que padecía el país. Ni siquiera el chantaje de entonces para enfrentar el problema de la jus-
financiero del gobierno estadounidense fue capaz ticia retroactiva se escuchó a los grupos de
de poner a marchar un aparato de justicia que era derechos humanos en privado, pero se evitó darle
apenas un precario instrumento de guerra puniti- crédito público a la información suministrada por
va en las manos de un régimen militarizado. Una ellos. Así sucedió con Onusal69 y la Comisión de la
[72] vez más quedó demostrado que el sistema judicial Verdad70. Entre funcionarios internacionales y co-
salvadoreño, a pesar de la reforma que había misionados primó el temor de que si reconocían
financiado Estados Unidos, seguía siendo públicamente a las ONG como fuentes de infor-
ineficiente y, lo que es peor, continuaba ideológi- mación iban a dañar su imagen de instancias neu-
camente corrompido y subordinado a los dictados trales, independientes y objetivas. Informalmente
del Ejecutivo y a las restricciones impuestas por sí se las tuvo en cuenta71.
los militares. A diferencia de las ONG argentinas y chilenas,
A diferencia de lo que sucedió en Chile, don- que sobrevivieron a la crisis transicional de identi-
de el mayor desarrollo del sistema judicial favo- dad, en parte manteniendo en alto los propósitos
reció junto con otros factores un uso eficiente de de verdad y justicia retributiva frente a los críme-
la jurisdicción penal por parte de los defensores nes de la dictadura, las ONG salvadoreñas se que-
de derechos humanos, en El Salvador, los grupos daron en buena medida sin oficio luego de
de derechos humanos apenas si pudieron apelar firmados los acuerdos de paz. Dada su cercanía
a la justicia para denunciar su precariedad y co- con la causa revolucionaria, el hecho de que el
rrupción, pero nunca para establecer la verdad o FMLN escogiera el camino de una “paz sin justi-
para conseguir alguna forma de retribución. No cia” las dejó sin banderas en materia de justicia
son comparables el grado de justicia y el impacto “retroactiva”. Su crisis de identidad fue muy pro-
social que han alcanzado los procesos penales funda. Apenas durante la última década se han
contra las juntas militares en Argentina y contra empezado a recuperar y a resurgir, articulando su
69 Dice Teresa Whitfield respecto de la Onusal: “Los principales miembros estaban preocupados por el
alineamiento político de muchas de las organizaciones de derechos humanos”. En: Whitfield, Teresa. Paying the
Price. Philadelphia: Temple University Press, 1994, p. 177. Sobre las relaciones entre Onusal y las ONG de
derechos humanos, véase Lawyers Committee for Human Rights. Improving History: A Critical Evaluation of the
United Nations Observer Mission in El Salvador. Nueva York: Lawyers Committee for Human Rights, 1995.
70 Popkin, Margaret. Ob. cit., 2000, p. 120.
71 Dice el Informe de Cynthia Arnson para Americas Watch: “Gracias en gran parte a los esfuerzos de la ONG
salvadoreña, en Chalatenango se consideraron cerca de un tercio de los casos denunciados en la Comisión.
Aunque Chalatenango fue una zona de conflicto intenso, el número de casos denunciados fue
desproporcionado dado el tamaño de su población”. Arnson, Cynthia. Ob. cit., p. 10, nota 27.
democracia
trabajo alrededor de las múltiples tareas asociadas FMLN. Denunció el asesinato de alcaldes como
a la construcción del Estado y de la democracia72. “política pública” de la Comandancia del FMLN,
Terminada la guerra, el Socorro Jurídico del Arzo- y particularmente del grupo que comandaba Joa-
bispado, la ONG que había acompañado, primero quín Villalobos. Y lo que es igualmente impor-
a monseñor Romero y luego a Monseñor Rivera y tante, fue mirando hacia el futuro –y no hacia el
Damas en sus denuncias de las violaciones de los pasado– que habló de reformas al aparato de jus-
derechos humanos, cerró sus puertas. ticia, de la subordinación del poder militar al po-
La Comisión Salvadoreña de la Verdad, con- der civil, de la nueva Policía Civil y hasta de
vencida como estaban sus miembros –todos ex- compensaciones a las víctimas74.
tranjeros– de que el aparato de justicia no sería A diferencia de lo que sucedió en Chile, don-
capaz de castigar a los grandes criminales del pa- de el informe de la Comisión de la Verdad sirvió
sado, no le envió a esta institución los archivos para la construcción de una narrativa histórica
de los crímenes por ella investigados. La Comi- única y compartida sobre el pasado, en El Salva-
sión sustituyó la sanción penal por una social dor el impacto inmediato del informe de la Comi-
mediante la publicación de unos 40 nombres, al- sión de la Verdad fue más bien disociador. El
gunos de los cuales, en la medida en que coinci- gobierno lo rechazó abiertamente, y el FMLN no
dían con los listados por la llamada Comisión ad quedó satisfecho ni con lo que dijo ni con lo que
hoc, fueron retirados de sus cargos, con más ho- dejó de decir, y no se lo apropió. Sólo unas cuan-
nores que escarnio público73. Entre las personas tas ONG lo divulgaron. El gobierno75, y parte tam-
análısıs polítıco nº 48
mencionadas estaban Roberto D’Aubuisson, fun- bién la dirigencia del FMLN76, en vez de soportar
dador de Arena, el General Ponce Vaides, enton- con estoicismo el trago amargo de las
ces ministro de Defensa, y el Presidente de la inculpaciones, prefirieron acallarlas rápidamente
Corte Suprema, Mauricio Gutiérrez Castro. Tam- con una amplia ley de amnistía77.
bién publicó once nombres de miembros del En ausencia de un movimiento de los dere-
72 Algunas organizaciones de víctimas como la Asociación Pro Búsqueda de Niñas y Niños Desaparecidos se dieron [73]
a tareas como la de indagar por el paradero de los niños perdidos durante la guerra. Otras, bajo la
coordinación de Tutela Legal, le han dedicado esfuerzos a la preservación de la memoria de las víctimas civiles
de la confrontación.
73 También Douglass W. Cassel, Jr., asesor jurídico de la Comisión de la Verdad, considera que el hecho de haber
publicado los nombres hizo del informe sobre la verdad un instrumento de “justicia parcial”. Véanse: Cassel,
Douglass. “International Truth Commissions and Justice”. En: Kritz, Neil J. Ob. cit., p. 236, y Hayner, Priscila.
Unspeakable Truths, Confronting State Terror and Atrocity, How Truth Commissions Around the World are Challenging the
Past and Shaping the Future. Nueva York, 2001, pp. 107 y ss.
74 Naciones Unidas. From Madness to Hope: The 12-year War in El Salvador. Report of the Truth Commission for El
Salvador. San Salvador y Nueva York: Naciones Unidas, 1993.
75 “A diferencia del Presidente Patrico Aylwin, por ejemplo, quien presentó ante los chilenos los resultados de la
Comisión de la verdad y reconciliación y pidió perdón por los abusos cometidos por los agentes del Estado, el
Presidente Cristiani le dijo a la nación que ‘el reporte presentado por la Comisión de la verdad no respondía a
los deseos de la mayoría de salvadoreños, quienes buscaban perdonar y olvidar todo lo sucedido en el pasado’.
Cristiani dice que el reporte sólo analiza ‘algunos de los actos de violencia… no consideramos justo, por lo
tanto, que ciertas medidas legales o administrativas sean aplicadas contra algunas personas’. En: Arnson, Cyntia.
Ob. cit., p. 20.
76 El FMLN apeló al principio de “o todos en la cama o todos en el suelo” y condicionó su aceptación de las
recomendaciones de la Comisión de la Verdad a que el gobierno también las aceptara. El rechazo de Joaquín
Villalobos al informe de la Comisión fue enfático: “Si otros atienden cada una de las recomendaciones,
entonces nosotros... Nosotros no cumpliremos mientras algún otro continúe diciendo no”. “El Salvador,
Accountability and Human Rights: The Report of the United Nations Commission on the Truth for El
Salvador”. En: Human Rights Watch Americas. Vol. V, No. 7, 1993, pp. 22-23.
77 Comentan Popkin y Roht-Arriaza: “Una encuesta de opinión pública llevada a cabo por la Universidad jesuita
centro-americana en junio de 1993 encontró que el 55% de los encuestados estaba en contra de la ley de
amnistía, y un 77% está a favor del castigo a aquellos que cometieron violaciones a los derechos humanos. A
pesar de las críticas, el partido Arena parece no haber sufrido consecuencias políticas adversas debido a su
insistencia en crear una gran amnistía frente a los hallazgos de la Comisión de la verdad en los que los
miembros más importantes de Arena se vieron involucrados. En 1994, un año después que la publicación del
reporte de la Comisión, Arena ganó fácilmente las elecciones presidenciales, legislativas y municipales”. En:
Popkin, Margaret y Roht-Arriaza, Naomi, Truth. Ob. cit., p. 284.
chos humanos poderoso y en general de una so- constituía una materia “política” no justiciable.
ciedad civil suficientemente independiente de De otro lado, si bien es cierto que el proceso
las partes en conflicto, no hubo quién estuviera salvadoreño de la justicia transicional debe ser
en capacidad de imponer lógicas retributivas en entendido como un ejercicio de soberanía y de
el manejo de la justicia transicional. En un escena- autodeterminación, el papel desempeñado en
rio político-militar dominado por los “duros” de la él por la comunidad internacional fue altamen-
extrema derecha e izquierda, las negociaciones de te significativo. Durante los años ochenta, la
paz, a pesar de la fuerte presencia de los participación de Estados Unidos, con sus divi-
defensores de derechos humanos en las instancias siones internas, reflejó las contradicciones pro-
de mediación internacional, se adelantaron entre pias de la Guerra Fría, y otras características de
“criminales de guerra” auto-representados como las situaciones de barbarie simétrica. Mientras
vengadores, y con ello, acaso más que interesados el gobierno estadounidense apoyó masivamente
en su impunidad, convencidos de que su culpa al Estado salvadoreño, sacrificando los derechos
era compartida78, cuando no de su “inocencia”79. humanos en el altar de la búsqueda de una vic-
En lo que atañe al grado de independencia toria militar, muchas organizaciones norteame-
de los grupos de derechos humanos, es justo ricanas de la sociedad civil apoyaron al pueblo
anotar que el caso de El Salvador no fue igual al salvadoreño, es decir, a la izquierda y al FMLN.
de Nicaragua, donde los imperativos de la justi- El involucramiento del gobierno de Estados
cia retributiva se subordinaron completamente Unidos fue muy fuerte, y la presencia de un
análısıs polítıco nº 48
78 El Salvador era el lugar perfecto para que los enemigos político-militares, y sobre todo los dirigentes, jugaran el
juego de “o todos en la cama o todos en el suelo”. Los antiguos enemigos, creyéndose apoyados por sus bases
sociales y políticas, se imaginaron que estaban en una situación en la cual se aceptó que como nadie estaba
“limpio de pecado”, nadie tenía derecho a “tirar la primera piedra”. Por ejemplo, el Presidente Cristiani, en su
discurso del 18 de marzo de 1993, dirigido a la nación para justificar la amnistía que siguió al Informe de la
Verdad, afirmó: “Nuestra posición es que sería injusto tomar acciones legales o administrativas contra algunos
pero no contra otros, simplemente porque los últimos no figuran en los casos examinados en el reporte de la
Comisión de la Verdad. En este sentido nuestra posición es no culpar individuos específicos, considerar todos
los hechos y no actuar sólo sobre parte del problema (…) llamamos nuevamente a todos los sectores del país a
apoyar una amnistía general y absoluta”.
79 Norma de Dowe, quien dirigió los esfuerzos de reconstrucción en El Salvador, afirmaba que ya las víctimas de la
guerra estaban siendo compensadas mediante los programas de reinserción de ex combatientes. Lo mismo se
ha afirmado en relación con los programas de redistribución de tierras, los cuales han favorecido sobre todo a
los ex combatientes. En una guerra como la salvadoreña, el concepto de víctima resulta escurridizo. Los ex
combatientes se auto-representan como víctimas y demandan reparaciones a su favor. Véase Popkin, Margaret.
Ob. cit., pp.135 y ss.
democracia
volente de Esquipulas y sobre todo empeñado lincuencia común alcanzadas después de la gue-
en garantizar la impunidad de sus “protegidos”, rra le hacen sombra a la idea de una reconcilia-
apoyó una solución negociada, edificada sobre ción social. También es cierto que el carácter
premisas de alta impunidad para todas las par- crecientemente polarizado del sistema político
tes en conflicto. El gobierno estadounidense parlamentario que se implantó en El Salvador
sólo ejerció verdadera presión para que se juz- luego de las elecciones de 1994, dominado por
garan los crímenes de ciudadanos norteameri- Arena y por el FMLN, carece todavía de un ver-
canos. El crimen de las monjas estadounidenses dadero “centro”, y que los riesgos de que se rom-
violadas y asesinadas a la salida del aeropuerto pa el nexo que une a los contrincantes políticos
de San Salvador es uno de los pocos juicios en en el juego de la democracia es todavía muy alto.
los cuales ha habido condenados. Pero aun en Sin embargo, la estabilización del FMLN como la
este caso, la justicia salvadoreña castigó única- segunda fuerza electoral del país es prueba no
mente a los autores materiales80. Así las cosas, sólo de que grandes segmentos de población no
no tiene por qué causar sorpresa que la respues- ven en los antiguos guerreros a sus victimarios
ta congresional salvadoreña al informe de la sino a sus representantes y protectores, y de que
Comisión de la Verdad de Naciones Unidas las políticas de “reconciliación” no han sido un
haya sido una amnistía amplia, y que en general fracaso83.
en la confrontación con el pasado hayan prima-
do las medidas hacia futuro, y con ello, hacia la A LG U N A S C O N S I D E R A C I O N E S F I N A L E S
análısıs polítıco nº 48
reconciliación sobre la justicia. S O B R E E L C A S O C O LO M B I A N O
Una reducción significativa del tamaño de las En Colombia, la guerra se ha desplegado a
Fuerzas Armadas y el remplazo de los antiguos través de un proceso de barbarie más bien simé-
cuerpos de Policía, altamente militarizados, por trica. En ese sentido, el proceso colombiano se
una nueva Policía Civil, crearon las bases para parece más al salvadoreño que a los del Cono
una cierta subordinación del poder militar al po- Sur. Sin embargo, las diferencias entre los casos
der civil y para el establecimiento de una verda- de El Salvador y el de Colombia son notables. Y [75]
dera democracia81. Que los militares hayan no se trata sólo de las diferencias en los tamaños
aceptado su nuevo papel después de cincuenta de los territorios, factor de importancia capital
años de hegemonía es un acontecimiento impor- en lo que atañe al desarrollo de la guerra y la po-
tante. No es absurdo interpretar este hecho lítica. Nuestras guerrillas tienen menos apoyo so-
como un ejercicio de reconciliación con sus anti- cial e internacional y son más “sucias” en su
guos enemigos y con la sociedad. Tampoco es comportamiento militar que el FMLN. Nuestros
descabellado atribuirle un significado paramilitares son más independientes que los es-
reconciliador a la redistribución de tierras que cuadrones de la muerte salvadoreños, lo cual
tuvo lugar después de la guerra82. El fracaso de la vuelve más complejos los juicios de responsabili-
política de castigo y retribución no puede ser to- dad sobre su alianza con el Ejército. Y lo que es
mado como la única y verdadera medida de los aún más importante, la democracia colombiana
resultados del proceso de la justicia transicional es mucho menos que la salvadoreña una demo-
en El Salvador. Es cierto que las altas tasas de de- cracia de fachada. En ello ciertamente estamos
80 Los únicos casos por los cuales había personas encarceladas al momento de producirse el Informe de la
Comisión de la Verdad eran: 1) el de las monjas estadounidenses; 2) el de los seis jesuitas y sus empleadas
domésticas; 3) el del activista Herbert Anaya, y 4) el de los cuatro infantes de marina estadounidenses
asesinados en la zona rosa. En la mayoría, las víctimas eran extranjeros.
81 McCormick, David H. “From Peacekeeping to Peacebuilding: Restructuring Military and Police Institution in El
Salvador” En: Doyle, Michael W., Johnstone, Ian y Orr, Robert C. (editores). Ob. cit., pp. 282 y ss.
82 Del Castillo, Graciela. “The Arms-for-Land in El Salvador”. En: Doyle, Michael W., Johnstone, Ian, Orr, Robert
C. (editores). Ob. cit., pp. 342 y ss., y Wood, Elisabeth Jean. Forging Democracy from Below: Insurgent Transitions in
South Africa and El Salvador. Nueva York: Cambridge University Press, 2000.
83 Carlo Nasi señala: “Como en Nicaragua, los acuerdos de paz significaron cambios profundos en el panorama
político de El Salvador. De hecho el FMLN se convirtió en la segunda fuerza política de El Salvador y ha seguido
fortaleciéndose en cada proceso electoral”. Para mayor información sobre los resultados electorales de El
Salvador durante los años posteriores a las negociaciones de paz, véase Nasi, Carlo. Ob. cit., pp. 227, 228, 231,
235 y 236.
todavía mucho más cerca de Chile que de El Sal- debemos aprender. Acaso estas páginas contribu-
vador. yan un poco a iluminar el camino.
Tal vez nuestra democracia se ha desplazado En lo que a mí respecta, y contra lo que opi-
hacia la derecha y se ha vuelto peligrosamente nan quienes pretenden “esquilar el lobo” que se
vindicativa, pero elige al Presidente y al Congre- oculta detrás del humanismo de los derechos hu-
so y las demás autoridades políticas en el plano manos, estoy convencido de que el movimiento
regional y local de manera más o menos libre y de los derechos humanos, fuera y dentro del
competitiva. El sistema de partidos colombiano, país, ha alcanzado un grado importante de inde-
después de ciento cincuenta años de historia en pendencia y de madurez ideológicas. El hecho
que se entremezclan las armas y los votos, está de que ya al comienzo de los noventa grandes or-
ciertamente en crisis pero no está colapsado, y la ganizaciones como Human Rights Watch y un
división de poderes está debilitada, pero induda- poco más Amnistía Internacional hubieran adop-
blemente todavía funciona. A pesar de la capaci- tado el DIH como criterio complementario de
dad de chantaje del Ejecutivo, todavía el juzgamiento de los crímenes perpetrados en si-
Congreso deja de aprobar normas contrarias a tuaciones de conflicto armado, fue un paso
los intereses del primero; la Corte Constitucional crucial en ese proceso de maduración, el cual ha
tumba decretos de excepción contrarios a la tenido un impacto profundo en la evolución del
Constitución, y el Defensor del Pueblo denuncia movimiento colombiano por los derechos huma-
los horrores de la guerra química contra el cam- nos. También en Colombia, en la misma época –y
análısıs polítıco nº 48
pesinado en los territorios sembrados de coca. muy seguramente influidos por sus contrapartes
Los grados de desarrollo económico, social y po- internacionales–, algunos de los grandes grupos
lítico son muy distintos en ambos países. Colom- de derechos humanos adoptaron la perspectiva
bia le lleva una ventaja significativa a El Salvador del DIH. Los cuestionamientos al accionar de la
en el proceso de construcción de Estado. Nues- guerrilla son cada vez más fuertes. El “centro
tro aparato de justicia está amenazado desde humanitario” ha crecido de manera notable. Si
[76] dentro y desde fuera. El nuevo fiscal parece que- en el balance de las denuncias siguen primando
rer convertirlo en un simple instrumento de gue- los crímenes del paramilitarismo y los de la
rra punitiva, mientras por su parte, guerrillas y alianza, es porque el “río piedras lleva”, y porque
paramilitares matan jueces y testigos para borrar la experiencia internacional enseña que hay que
las huellas de su crueldad. Sin embargo, la judi- vigilar de manera muy especial al Estado. Al fin y
catura colombiana no es todavía como lo era la al cabo, es éste el que firma los pactos
salvadoreña, un sistema judicial de bolsillo. internacionales y el que cuenta, de lejos, con los
En lo que atañe a la coyuntura internacional, mayores recursos de poder, incluida la fuerza.
factor que pesa cada vez más en el destino final de ¿Será capaz el “centro humanitario” del movi-
los procesos de la justicia transicional, mientras la miento colombiano por los derechos humanos de
transición salvadoreña se produjo en el clima de consolidar en el mediano plazo –con el apoyo de la
benevolencia con las guerrillas supérstites que comunidad internacional de los derechos humanos
acompañó a la terminación de la Guerra Fría, el y contrariando el pesimismo que sugieren las narra-
proceso colombiano, a menos que se prolongue ciones y las explicaciones arriba enunciadas–, una
por mucho tiempo, habrá de tener lugar muy se- perspectiva independiente de las partes en conflicto,
guramente en el contexto de la furia anti-terroris- en materia de justicia retroactiva, y de convocar en
ta que alienta la política internacional del nuevo torno a ella al grueso de la sociedad civil colombiana
imperio global. Y sin embargo, tanto en lo que para exigir el castigo ejemplar de los grandes asesi-
respecta a la configuración de los procesos de la nos de todos los bandos, incluidos los del Estado?
guerra, la paz y la democracia, como en lo que Pero, ¿será capaz, así mismo, sujetando en parte la
respecta a las historias y a las brechas que ha debi- razón y la pasión retributivas que lo alimentan, con-
do y deberá enfrentar el movimiento colombiano tribuir al perdón y a la reconciliación –que no a la
por los derechos humanos en el horizonte de la simple impunidad y a la perpetuación de la amnesia
justicia transicional, es mucho lo que podemos y histórica– entre los colombianos?
77-93nº 48
la Cámara a los representantes de las “comunida-
polítıco
des negras”1, María Isabel Urrutia, campeona
olímpica de levantamiento de pesas, y Welington2
págs.
análısıs
Ortiz, ex futbolista. Los dos futuros congresistas
reotipos en el discurso y en la práctica de rosas discusiones que tuve con los militantes y
aquellos que se designan agentes de cambio. los candidatos confirman la fuerza de su com-
La elección de María Isabel Urrutia y de promiso, la riqueza de su reflexión, la legitimi-
Welington Ortiz, bajo los criterios de éxitos dad de su combate. Pero, al mismo tiempo,
deportivos, y en ausencia de cualquier com- estas características no hacen otra cosa que pro-
promiso o competencia política, aparece fundizar el desequilibrio entre el aporte poten-
[78] claramente como un fracaso político para un cial del multiculturalismo y la realidad de su
movimiento social étnico incapaz de apropiar- práctica. Agreguemos igualmente que en el
se del espacio electoral reservado a su contexto colombiano el surgimiento de un es-
nombre. De igual forma, parece impotente pacio político “negro” no constituye únicamen-
para imponer sus expectativas normativas en te un desafío en términos de etnicidad: él
términos de definición de un nuevo estatuto también se enfrenta a una tradición política
de “líder negro”, al escapar a las que se inscribe en una lógica de intercambio de
disfuncionalidades tradicionalmente asocia- votos y redes clientelistas, todavía muy herméti-
das a la política colombiana –clientelismo, ca al “voto de opinión”, étnico o no étnico.
compra de votos– y encarnando una nueva Pero más allá de las estructuras políticas tradi-
práctica política, fundada sobre el voto de cionales, la pregunta es la siguiente: ¿No será
opinión y el discurso étnico. que el sistema de discriminación positiva
Desde un punto de vista decididamente instaurado en Colombia, lo cual atribuye dere-
etnográfico sobre esas elecciones, me enfocaré chos especiales a una parte de la población no
en la forma más que en el contenido, en la definida en términos políticos, contribuye al
puesta en escena más que en los diálogos, en “la fortalecimiento de los estereotipos asociados a
representación de lo político”5 más que en lo lo “negro”, en vez de actuar por el reconoci-
político. En dicho sentido, mientras que la no- miento práctico y simbólico de la diferencia en
ción de “invisibilidad”, introducida por la la igualdad?
4 Véanse por ejemplo los escritos de Juan de Dios Mosquera, presidente de Cimarrón, o el programa del “Foro
participación política afro-colombiana”, 2003.
5 Abélès, Marc. “La mise en représentation du politique”. En: Abélès, Marc, H. P. Jeudy. Anthropologie du politique.
Paris: Armand Colin, 1997.
6 Véase De Friedemann, Nina. “Estudios de negros en la antropología colombiana”. En: Arocha, J. y Nina De
Friedemann (editores). Un siglo de investigación social. Antropología en Colombia. Bogotá: Colciencias-FES, 1984;
De Friedemann, Nina. “Negros en Colombia: identidad e invisibilidad”. En: América Negra, No. 3, 1992; De
Friedemann, Nina. “La antropología colombiana y la imagen del negro”. En: América Negra, No. 6, 1993.
coyuntura
Me interesaré primero en el establecimiento abre la vía a una participación política a título de
y en la definición de un espacio étnico reserva- pertenencia étnica al afirmar el carácter mul-
do, la circunscripción nacional especial, que se ticultural de la nación colombiana8. La Constitu-
apoya en una visión culturalista y territorial de ción Política, a través de su artículo 176, define
las “poblaciones negras” en la cual los candida- la circunscripción nacional especial con el fin de
tos tienen dificultades para reconocerse. El fra- asegurar la participación de los grupos étnicos
caso de la política multicultural debe ya estar en el Congreso de la República. Este artículo fue
considerada en ese nivel, en la no correspon- puesto en marcha por primera vez en las
dencia entre las normas administrativas y las ca- elecciones legislativas de 1994. En esta ocasión
racterísticas socioeconómicas de los individuos fueron elegidos para esta circunscripción los
a los cuales ellas deben dirigirse. La presenta- representantes Zulia Mena y Agustín Valencia
ción de los candidatos en uno de los espacios para el período 1994-19989. Este sistema de cuo-
simbólicos más importantes de la República, el ta étnica fue suspendido por un período (cuatro
Capitolio, será la oportunidad para compren- años), y fue rehabilitado para las elecciones del
der a la vez el discurso del gobierno, a través año 2002 gracias a la Ley 649 del 27 de marzo de
del entonces Ministro del Interior, quien está 2001.
obligado a integrar la diferencia en el seno de La medida otorga dos escaños en la Cámara a las
una nación que se definía hasta entonces de comunidades “negras”, uno a las comunidades “in-
acuerdo con un principio de homogeneidad, y dígenas” (que disponen igualmente de dos escaños
análısıs polítıco nº 48
los discursos de esos nuevos candidatos “ne- reservados en el Senado), uno a las minorías políti-
gros” en búsqueda de legitimidad. Luego, anali- cas10 y uno a los colombianos residentes en el exte-
zaré más particularmente las dos campañas rior. La legislación no contempla la regla de división
electorales de Zulia Mena y Agustín Valencia, étnica del electorado reclamada por algunos mili-
que permiten entender la interpenetración de tantes (un elector “negro” por un candidato
lo político y de lo cultural. Finalmente, la aten- “negro”), y autoriza de esta manera un doble proce-
ción se dirigirá sobre los resultados de las elec- so de intercambio de votos: un elector “negro” por [79]
ciones que revelan un triple proceso: debilidad un candidato “blanco”, un elector “blanco” por un
del voto “negro’’, reforzamiento de los estereo- candidato “negro”, que como se verá, fue determi-
tipos asociados al “negro”, y descrédito de toda nante en el resultado de las elecciones. Sin embar-
política étnica entre los mismos encargados de go, esta norma fija el principio de definición de los
promoverla. candidatos dentro de la circunscripción nacional es-
pecial. Más exactamente, define sus características
C A N D I D AT O N E G R O : L A A M B I G Ü E D A D en términos donde la ambigüedad y la imprecisión
D E U N E S TAT U TO reflejan a la vez la insuficiencia de los controles ad-
La existencia de una clase política “negra” no ministrativos sobre la inscripción de un “candidato
es nueva en Colombia, particularmente en el Pa- negro” en las listas electorales y la indeterminación,
cífico7. Sin embargo, la Constitución de 1991 legal y social, del estatuto de las “comunidades ne-
7 Agudelo, Carlos Efrén. “Colombie: changement constitutionnel et organisation des mouvements noirs”. En:
Problèmes d’Amérique Latine, No. 32, 1999; Khittel, Stefan. “Territorio y clientelismo político: el ejemplo del
municipio de Quibdó”. En: Camacho, J. y E. Restrepo (editores). De montes, ríos y ciudades: territorios e identidades
de la gente negra en Colombia. Bogotá: Fundación Natura-Ecofondo, Icanh, 1999.
8 Wade, Peter. Gente negra, nación mestiza. Dinámicas de las identidades raciales en Colombia. Bogotá: Editorial
Universidad de Antioquia, Icanh, Siglo del Hombre Editores, Ediciones Uniandes, 1997; Hoffmann, Odile.
“¿La política vs. lo político? La estructuración del campo político contemporáneo en el pacífico sur
colombiano”. Ponencia presentada en el Seminario Identidades y movilidades en el Pacífico colombiano.
Univalle-Orstom, Cali, 9-10-11 de diciembre, 1998; Pardo, Mauricio (editor). Acción colectiva, Estado y etnicidad en
el pacífico colombiano. Bogotá: Icanh-Colciencias, 2001.
9 Agudelo, Carlos Efrén. Populations noires et politique dans le Pacifique colombien: paradoxes d’une inclusion ambiguë.
Tesis de doctorado en sociología, Paris: Universidad Paris III, 2002.
10 Puesto atribuido, al día siguiente de los resultados de las elecciones, a un movimiento o partido político que
haya presentado un candidato en por lo menos 30% de las circunscripciones y que haya obtenido, en cada una
de ellas, menos del 70% del total de sus votos en todo el país.
gras”. De igual forma, se inscribe dentro de una lógi- de los candidatos que hacen uso de una caracte-
ca identitaria apoyada en una concepción rística para postularse a una curul. Las organiza-
comunitarista, territorial y cultural, inspirada en el ciones de base que dan su aval a los candidatos
modelo indígena, y que no corresponde a las carac- “negros” están efectivamente constituidas por
terísticas sociales de las poblaciones “negras”11. personas que “reivindiquen y promuevan los de-
Los candidatos al Congreso tienen la posibili- rechos territoriales, culturales, económicos, polí-
dad de escoger entre tres modalidades de inscrip- ticos, sociales, ambientales, la participación y
ción para las elecciones: a nombre de un partido toma de decisiones autónomas de las Comunida-
o de un movimiento político (vía clásica), a nom- des Negras o Afrocolombianas desde la perspec-
bre de una asociación o de un grupo de ciudada- tiva étnica, dentro del marco de la diversidad
nos (listas independientes), o a título de la etnocultural que caracteriza al país”14. Una defi-
circunscripción nacional especial. Fuera de algu- nición como ésta abre el camino a una acepción
nas formalidades comunes a todos (tener la ciuda- poco clara y subjetiva de la especificidad étnica
danía colombiana, ser mayor de 25 años, etc.), de las organizaciones “negras”. Es así como sur-
cada modalidad comporta condiciones específi- gen las acusaciones indirectas o públicas, tal y
cas. Así, en el primer caso, los candidatos deben como sucedió luego de la victoria electoral de
obtener el aval de un representante legal de un María Isabel Urrutia y Welington Ortiz, cuando
partido o de un movimiento político con per- se les acusó de oportunismo electoral –al apelar
sonería jurídica reconocida por el Consejo Nacio- a una tardía vocación étnica, en el caso de María
análısıs polítıco nº 48
nal Electoral. En el segundo caso, se requiere Isabel, o creada para la ocasión, en el caso de
cierto número de firmas (determinada en función Welington Ortiz–, además de la total ausencia de
de los electores de la circunscripción electoral y control sobre las candidaturas.
del número de escaños por ocupar) y una cau- El segundo punto pone en entredicho, más
ción (apropiada por la Registraduría Nacional del allá del contexto electoral, la definición misma
Estado Civil y cuyo monto es fijado por el Consejo de estas “comunidades negras” a las cuales se les
[80] Nacional Electoral), los cuales sirven para garanti- otorgan derechos específicos (escaños reserva-
zar la “seriedad de la candidatura”12. dos en la Cámara, títulos de propiedad sobre la
¿Qué pasa en el caso de la circunscripción na- tierra, programas de etno-educación, etc.) a
cional especial? El candidato debe obtener el nombre de una “etnicidad” cuyo contenido es
“aval de una organización inscrita en la Direc- bastante incierto. Entre la referencia a una he-
ción de las Comunidades Negras del Ministerio rencia esclavista común y la convergencia alrede-
del Interior precisando que él es miembro de di- dor de la resistencia de los cimarrones, entre la
cha comunidad”13. Una condición como esa evocación de una “identidad cultural” específica
pone en juego dos elementos: la naturaleza de y la alusión tendenciosa a la raza o al color, los
las organizaciones reconocidas como “negras” responsables de la Dirección de Comunidades
por el Ministerio del Interior y los criterios de Negras se respaldan finalmente en los formula-
pertenencia a la “comunidad negra”. El primer rios de inscripción de los candidatos “negros”,
punto tiene que ver con la composición, las acti- detrás de la definición dada por la Ley 70 de
vidades y la legitimidad de las asociaciones que 1993, la cual es el único soporte jurídico cuya
supuestamente garantizan la autenticidad étnica constante movilización no esconde, sin embargo,
11 El reconocimiento tardío de las poblaciones “negras” se inspiró efectivamente, tanto a nivel de los principios
como de su práctica, en el ejemplo indígena, anterior y único portador de la etnicidad legítima. Numerosos
trabajos han mostrado las contradicciones de esta política y los contratiempos en los cuales ha puesto al
movimiento étnico “negro” emergente. Véase particularmente Restrepo, Eduardo. “Afro-colombianos,
antropología y proyecto de modernidad en Colombia”. En: Uribe, V. y E. Restrepo (editores). Antropología en la
modernidad: identidades, etnicidades y movimientos sociales en Colombia. Bogotá: Icanh, 1997; Agier, Michel y Odile
Hoffmann. “Les terres des communautés noires dans le Pacifique colombien. Interprétation de loi et stratégie
d’acteurs”. En: Problèmes d’Amérique Latine, No. 32, 1999; Pardo, Mauricio. Ob. cit.
12 Registraduría Nacional del Estado Civil, Dirección de Gestión Electoral. Requisitos inscripción de candidaturas
Congreso Nacional de la República. Elecciones 10 de marzo de 2002”, 2002.
13 Dirección de Asuntos de Comunidades negras, institución surgida de la Ley 70 de 1991, y cuya función
principal es la de servir de intermediaria, a escala nacional, entre las comunidades “negras” y el gobierno.
14 Decreto 2248 de 1995.
coyuntura
su debilidad operativa. Las poblaciones “negras” “candidatas y candidatos visibles”. El foro tenía
aparecen en su contenido como “el conjunto de como objetivo específico presentar los candida-
familias de ascendencia afrocolombiana que po- tos a la Cámara de Representantes por la circuns-
seen una cultura propia, comparten una historia cripción electoral nacional para dar la
y tienen sus propias tradiciones y costumbres posibilidad a los miembros de la comunidad “ne-
dentro de la relación campo-poblado, que reve- gra” de expresar sus preocupaciones a los candi-
lan y conservan conciencia de identidad que las datos, y así facilitar la escogencia de los electores
distinguen de otros grupos étnicos”15. Ahora y favorecer el reconocimiento del trabajo de los
bien, esta definición culturalista, territorial y líderes “negros”. Todo esto con el fin de “trazar
esencialista de las “comunidades negras”16 no co- lineamientos democráticos tendientes a orientar
rresponde ni al perfil de los candidatos a las y fortalecer la eficaz participación política de los
elecciones de marzo de 2002, ni a la composi- líderes afro-colombianos en los diferentes espa-
ción socio-demográfica de la población afro-co- cios de poder y decisiones públicas” 19.
lombiana17. El foro fue entonces considerado como una
En otras palabras, se debe reconocer que los primera escena en la cual se expresó la confron-
candidatos “negros” de la circunscripción nacio- tación entre tradición republicana y multi-
nal especial están lejos de presentar la misma le- sculturalismo, entre homogeneidad y
gitimidad y la misma transparencia de los demás heterogeneidad. Además, las presentaciones de
candidatos. Por una parte, las asociaciones que los candidatos pusieron en evidencia los
análısıs polítıco nº 48
garantizan supuestamente su seriedad no tienen desafíos, las características y las lógicas de una
que cumplir las mismas obligaciones que los par- política étnica, tanto en el contenido como en la
tidos políticos o los grupos de ciudadanos. Por forma de los discursos.
otra, el fundamento étnico de su candidatura no
deja de ser un problema18, ya que se basa al mis- De la homogeneidad a la diferencia:
mo tiempo en una definición extremamente cambios y continuidades
vaga de las organizaciones negras capaces de pre- El promotor de esta reunión fue un joven [81]
sentar candidatos, y en una concepción estrecha “negro” elegido a la Junta Administradora Local
de la identidad negra, reducida a las comunida- de la localidad de La Candelaria, en Bogotá. Esta
des rurales del Pacífico colombiano. persona me recibió en su despacho, vestido con
un traje de tres piezas negro impecable, y muy
HACIA UNA CAMPAÑA ÉTNICA: LA PRESENTACIÓN ocupado entre su computador y su teléfono celu-
DE LOS CANDIDATOS EN EL CAPITOLIO lar. Según él, el objetivo de la reunión era mos-
El primero de febrero del año 2002 fue orga- trar que los dos escaños reservados para las
nizado el foro “Participación política afro-colom- negritudes, y más aún, todo el sistema de discri-
biana”, en el cual se llevó a cabo un debate entre minación positiva establecido a partir de 1991:
15 Ley 70 de 1995.
16 Agier, Michel y Odile Hoffmann. Ob. cit.; Pardo, Mauricio. Ob. cit.
17 Barbary, Olivier. “Segmentación socio-racial y percepción de discriminación en Cali: una encuesta sobre la
población afro-colombiana”. En: Desarrollo y Sociedad, No. 47, 2001.
18 Esta indeterminación es, en parte, menos evidente en el caso de los candidatos indígenas que gozan en
Colombia del estatuto del otro y, en el nuevo lenguaje multicultural, del título de actores étnicos auténticos. Por
el contrario, esto no sucede con las comunidades “negras”, las cuales están en un proceso cuya legitimidad es
discutida social, política y administrativamente. Es así como los candidatos indígenas pueden, según la Ley 649,
reclamarse como “una autoridad tradicional en su respectiva comunidad”, símbolo de una diferencia –o de una
percepción de la diferencia– reconocida, a la cual los candidatos “negros” no tienen acceso. Agreguemos, sin
embargo, que el hecho de que los candidatos indígenas puedan igualmente presentarse a título de la
circunscripción nacional especial, el haber sido “líder de una organización indígena”, invita a considerar la
etnicidad indígena no como una evidencia natural –como lo es todavía en la mayoría de los casos, para la
sociedad y aun para la investigación en Colombia– sino, tal y como ocurre en el caso de la etnicidad “negra”,
como una construcción social que responde, por ejemplo, a intereses electorales. Véase Laurent, Virginie.
Communautés indiennes et Espaces politiques en Colombie. Motivations, Champs d’Action et Impacts (1990-1998). Tesis de
doctorado en Sociología, IHEAL-Universidad Paris III, 2001.
19 Programa del “Foro Participación política afro-colombiana”.
No es lanzar un hueso a un perro para que se calme. La tensión homogeneidad/heterogeneidad
El Estado y sus dirigentes son racistas. No hay equi- dominó el discurso de apertura pronunciado por
dad, no hay mecanismos democráticos que permitan los dos invitados de honor: el entonces Ministro
la participación con igualdad, estamos condenados a del Interior, Armando Estrada Villa, y Manuel
quedarnos como esclavos a pesar de la abolición. Es Zapata Olivella, escritor afro-colombiano. Ar-
por eso que hay que abrir ciertos espacios. Toda la mando Estrada Villa presentó al multicultu-
población afro-colombiana, así como el país entero, ralismo como una prueba de modernidad y
tiene que conocer sus candidatos20. grandeza del gobierno colombiano, como una
“demostración de los avances de nuestra Consti-
Fue así como el primero de febrero de 2002, tución Nacional. Antes de ella Colombia era una
once candidatos se encontraron en el Salón nación blanca o pretendida blanca (…). Estamos
Boyacá del Palacio de Nariño. La ambición del celebrando aquí la Constitución de 1991 que
edil de La Candelaria no estaba satisfecha del permitió la igualdad de condiciones, estableció
todo. Los candidatos se presentaron delante de una República que reconoce el derecho a la
un público nutrido, exclusivamente “negro”, lo diferencia”. Lejos de ser considerada como la
cual evidenció el desinterés del resto de la po- condena radical de un pasado uniformizante, el
blación por las “minorías étnicas”. Agreguemos reconocimiento actual de la diferencia permite
igualmente que todos los candidatos, 23 en la valorización de un Estado que ha sabido
total, no se desplazaron a Bogotá para asistir a transformar la definición de su identidad
análısıs polítıco nº 48
esta reunión, algunos, sin duda, por no tener nacional. Se llegaría casi a creer que la presen-
los medios financieros para llegar a la ciudad, tación de los candidatos “negros” no tuvo nada
otros como María Isabel Urrutia y Welington de especial, pues “la defensa de los intereses del
Ortiz, los dos futuros representantes, porque país y de los afro-colombianos no pueden
seguramente consideraron que ese tipo de oponerse”.
debates no serviría a su campaña o no En su discurso, el Ministro fue interpelado
[82] interesaría a sus electores. por el público cuando evocó a los diez millones
Sin embargo, la reunión no dejó de tener una de afro-colombianos que componen el país, por
cierta fuerza simbólica cuando el himno nacio- un auditorio que reivindicaba a 15 millones. El
nal fue cantado a capella, estrofa tras estrofa, por Ministro aceptó inmediatamente este súbito au-
un auditorio que le venía a reclamar sus dere- mento de 50% de la población, “no discuto con
chos a una República que siempre lo había ustedes las cifras”, dijo. Este crecimiento
marginalizado e inferiorizado. El cierre del ho- exponencial, o el desinterés, no le impidieron
menaje a la patria con un “viva Colombia, viva considerar como normal, incluso como muy
Quibdó” muestra bien los propósitos de tal asam- avanzada, la atribución de dos curules entre 166,
blea: la integración nacional en el reconocimien- a una población que representaría casi la mitad
to de la diferencia. Esto, debido a que Quibdó, de los colombianos. “Es el grupo étnico que tie-
capital del departamento del Chocó, es un doble ne mayor desplazamiento forzado, analfabetis-
símbolo. Por un lado, es símbolo del abandono mo, desempleo. 10 millones, o 15 millones si
por parte del Estado colombiano a los territorios quieren. Se justifica plenamente que dos perso-
que están poblados en su mayoría por comunida- nas se comprometan en defender sus intereses”.
des negras. Por otra parte, es símbolo del desa- La diferencia es entonces reconocida y valo-
rrollo actual de un discurso étnico que ha rada, incluso amplificada. No se trata de ser el
adoptado una lógica multicultural. Quibdó es otro, sino de ser el otro absoluto. Vemos enton-
igualmente la única ciudad capital de departa- ces que en este país de lengua española21 y de re-
mento en donde existió históricamente una elite ligión católica, la población afro-colombiana
política y económica “negra”. constituye un importante grupo étnico, es decir
análısıs polítıco nº 48
Pacífico y el Caribe, fue entonces África la que organizadores mostrarán una tarjeta amarilla, antes
hizo irrupción en el recinto, como si se tuvieran de cortar el micrófono de quien viole la norma; la
que remontar los siglos y suprimir las distancias presentación de los candidatos será seguida de una
para beneficiarse de la legitimidad necesaria ronda de preguntas a las cuales deberán responder
para la afirmación de la alteridad. Para el escri- en dos minutos; las preguntas serán formuladas con
tor, heraldo de la trietnicidad y la negritud, en anterioridad por escrito y luego escogidas al azar;
un discurso impregnado de afrocentrismo22, de [83]
los candidatos que responderán a las preguntas
los africanos, “que llegaron hace 200.000 años al serán también escogidos al azar mediante un núme-
continente americano”, devienen “los padres de ro atribuido a cada uno de ellos.
nuestras raíces indígenas y de nuestros ancestros
españoles”. La lógica se invierte desde ese mo- Detrás de este orden preciso, de ese deseo de
mento: no es tanto Colombia que reconoce su planificación, de esa preocupación formal, se ha-
diversidad y, particularmente su dimensión afro- cen evidentes los “desidentificadores” de los que
colombiana, como lo afirmaba el Ministro del In- habla Goffman, esas prácticas que intentan trans-
terior, sino que podríamos hablar de la formar o invertir los marcadores de identidad,
afrocolombianidad que contiene en ella misma en las situaciones de resistencia a la estigma-
otros componentes de la identidad colombiana. tización. Se trata de “signos que tienden –en
La africanidad es entonces el origen, la raíz, el realidad o con la esperanza– a romper una
fundamento, no sólo de un segmento de la po- escena coherente, pero para modificarla en un
blación sino de todo su conjunto, tal como se sentido positivo deseado por su autor, y cuyo
evidencia en el discurso de Manuel Zapata efecto no es tanto el de presentar una nueva rei-
Olivella. vindicación sino de poner muy en duda aquella
que existía virtualmente”23.
No podemos aceptar que hablen de nosotros como Si la calificación de las poblaciones “negras” se
una minoría negra. Que se ponga en su justo lugar efectúa en términos de ausencia o de vacíos, de
el papel jugado por los afro-colombianos en la organización, de respeto al tiempo de la palabra o
construcción de la nación colombiana. El tricolor de puntualidad, sólo el exceso inverso permitirá
de nuestra bandera es el símbolo de la trietnicidad romper con el prejuicio. La importancia de la or-
afro-colombiana. El pueblo afro-colombiano es el ganización, así como los símbolos de prestigio, el
único que puede levantar la bandera de la aspecto físico, la manera de hablar, el teléfono ce-
trietnicidad y del multiculturalismo. lular, la agenda en cuero falso, la extrema corte-
22 Fauvelle-Aymar, François-Xavier, Jean-Pierre Chretien, Claude-Hélène Perrot. Afrocentrismes. L’histoire des Africains
entre Egypte et Amérique. Paris: Karthala, 2000.
23 Goffman, Erving. Les rites d’interaction. Paris: Les Editions de Minuit, 1974, p. 60.
sía, la amabilidad en cualquier circunstancia, son embargo, tienden a insistir en algunos rasgos
evidencia del deseo de luchar contra los símbolos identitarios –a veces en la apariencia de un corte
de la estigmatización. Todo ello sucede como si de cabello “rasta”, pero sobre todo en el discurso–
en el momento en que una diferencia se afirma que justifiquen su estatuto de “candidatos
en el discurso, ella fuera simultáneamente negada étnicos”. Así, en un folleto de propaganda se ve
en su forma, como si el establecimiento del una piragua en un río bordeado por una vegeta-
multiculturalismo pasara por la aceptación, e in- ción exótica, que simboliza un tipo de hábitat na-
cluso por la exhibición, de reglas comunes y ho- tural y naturalizado, asociado a las poblaciones
mogéneas, como si la alteridad no pudiera “negras”. De igual forma, un texto que circuló en
expresarse sino a través del lenguaje de lo mismo. el Salón Boyacá hace remontar la coyuntura elec-
Un buen testimonio de ello fue lo que expre- toral hasta la diáspora forzada de los descendien-
só ese representante de las poblaciones “negras” tes de Lucy (ancestro de la humanidad
de Bogotá, cuando reivindicó un tiempo de pala- descubierto en África) y llama a la protección de
bra infinito para los participantes: Elegua y Chango. Un programa político propone
transformar el Palenque de San Basilio, pueblo
Es absurdo limitar el tiempo de palabra. Si luego símbolo de las resistencias de los cimarrones, en
de tantas presiones la única cosa que necesitamos patrimonio de la humanidad, y elevar a Benkos
es hablar y que nos escuchen. La pregunta no es: Biohó, líder de los esclavos escapados en el
¿Cuánto tiempo necesitas para decir lo que tienes siglo XVII, al rango de héroe nacional.
análısıs polítıco nº 48
que decir? sino ¿hasta qué punto deseo escuchar lo Precisemos que esta insistencia en una autenti-
que quieres decirme? Y de esa manera, podemos cidad africana reconstruida, esta afirmación de
pasarnos la vida escuchándonos24. una cultura tradicional, se adapta perfectamen-
te al manejo de las técnicas más actuales de la
De hecho, si la oralidad, una concepción dife- comunicación política26, a la utilización cons-
rente del tiempo y otra visión de la política, son tante de los teléfonos celulares en medio de los
[84] debates, a la creación de direcciones electróni-
valorizadas en los discursos, su forma permanece
prisionera de una práctica homogeneizante. cas, tal como pacianoalacamara@hotmail.com, o
de sitios en Internet destinados a la campaña polí-
Algunos candidatos tica. Es así como tradición –o invención de la tra-
Los once candidatos presentes nos permiten dición– y modernidad coexisten sin
bosquejar algunas características de esta campaña contradicción.
étnica inédita. Aunque ellos son en su mayoría Si se trata de erigirse como “candidato étni-
originarios de la región del Pacífico, no corres- co”, hay que evitar al mismo tiempo encerrarse
ponden a esa población rural, ni a las actividades en un discurso de la diferencia absoluta que se-
económicas tradicionales, definidas por la Ley 70. ría percibido como un racismo al revés: “Los
Estos candidatos provienen no sólo de las grandes blancos, los mestizos, dicen que los dos escaños
ciudades del Pacífico (Cali, Tumaco, Buenaventu- reservados son discriminatorios. Pero ello se
ra, Quibdó) sino también de Bogotá, en una lógi- debe a que nunca hemos sido representados. La
ca que refleja bien la migración y la visibilidad discriminación ya existe, no somos nosotros los
creciente de las poblaciones “negras” en la capi- que vamos a crearla. Y nosotros luchamos no so-
tal25. Algunos son abogados, profesores, médicos; lamente por los afro-colombianos sino por to-
otros son trabajadores comunitarios. Estas diver- dos los colombianos”. Y en seguida se trata de
sas trayectorias profesionales se encarnan en estra- transformar, en la medida de lo posible, un sig-
tegias de legitimación que no siguen el mismo no particular de exclusión, en paradigma de to-
camino; es decir, en el énfasis en una capacidad das las formas de exclusión: “Yo no lucho
expresada en el éxito personal contra la valora- únicamente por los negros, sino también por
ción de un compromiso comunitario. Todos, sin todas las gentes discriminadas en este país”. Los
24 Opiniones expresadas con respecto al foro, en una reunión de discusión, 30 de noviembre de 2002.
25 Mosquera, Claudia. Acá antes no se veían negros. Estrategias de inserción de la población negra en Santa Fe de Bogotá.
Bogotá: Observatorio de Cultura Urbana - Instituto Distrital de Cultura y Turismo, Cuadernos del Observatorio,
1998.
26 Un solo candidato fue incapaz de presentar de manera clara y ordenada su programa a un público que lo
sancionó inmediatamente con un crecimiento exponencial de las conversaciones particulares.
coyuntura
marcadores étnicos no son los únicos en ser so tomada como factor de transformación de las
movilizados: reclamándose una identidad de gé- prácticas políticas tradicionales. Y cuando es va-
nero27 y una identidad regional, los candidatos lorada por ella misma, la identidad étnica se re-
y las candidatas tienden así a acumular los atri- fiere más a una alteridad exótica, distante y
butos asociados a las poblaciones consideradas lejana, que a una alteridad “aquí y ahora”.
como minoritarias y marginalizadas.
El eslogan de un candidato es revelador, ya Entre política y cultura
que combina la instrumentalización de un pasa- A continuación nos enfocaremos en las cam-
do simbólico de resistencia y de afirmación pañas de dos candidatos: Zulia Mena y Agustín
identitaria: “Unidos como un palenque, para lu- Valencia. La importancia dada a estos dos perso-
char como cimarrones, por la dignidad najes tiene que ver con su trayectoria política,
afroancestral”, con la reivindicación de un pro- pues fueron los dos primeros –y únicos– repre-
grama en el cual desaparece la etnicidad: “Con sentantes “negros” elegidos para el período
alteridad social, por una buena salud para edu- 1994-1998, en el marco del sistema de discrimi-
carnos con inteligencia”. Si la diferencia étnica nación positiva establecida por la nueva Consti-
justifica la candidatura, ella es abandonada en tución. Su paso por la Asamblea Nacional dio
seguida, para dar lugar a una diferencia definida lugar a numerosas críticas por parte de los mili-
sobre todo en términos socioeconómicos28; se tantes “negros”, en donde no se hizo una clara
hablará así del “hambre que no tiene color”, de distinción entre la oposición ideológica y la que-
análısıs polítıco nº 48
“abrir espacios para los menos favorecidos, que rella personal. De esta manera no era raro escu-
sean blancos o negros”. En dicho sentido, los char calificar la acción de Zulia Mena o de
candidatos “negros” se presentan como los acto- Agustín Valencia de “política gris” para denun-
res de una renovación política que llega a sobre- ciar su supuesta tendencia a olvidar las razones
pasar la dimensión étnica: su acceso al poder por las que habían sido elegidos. Sin embargo,
simbolizará el fin del manejo por una oligarquía más allá de las críticas, los dos candidatos gozan
familiar del destino político del país y, más aún, de una incontestable dimensión política nacio- [85]
una nueva vía de desarrollo posible, escapando a nal. Prueba de ello fue la presencia de un gran
la lógica clientelista dominante. “Nosotros no número de personalidades de la nueva escena
podemos comprar votos porque no tenemos di- política étnica afro-colombiana en la sede de
nero. Somos una nueva generación política que campaña de los dos candidatos o durante alguna
sólo puede ser elegida con un voto de opinión”; manifestación política. Del lado de Agustín Va-
“no somos los responsables de la situación del lencia mencionaremos a Laureano García, repre-
país porque nunca hemos tenido el poder. Noso- sentante de las comunidades “negras” en el
tros los negros, no hemos robado al país”; “noso- Ministerio de Educación Nacional; Otilia Due-
tros, los afro-colombianos, tenemos en nuestras ñas, ex candidata “negra” a la Asamblea Nacio-
manos la solución a los problemas de este país”. nal Constituyente a nombre del “Movimiento
De esta manera, el foro fue la oportunidad de negro por un nuevo país para las comunidades
conocer a los once candidatos movilizados para negras y marginadas” y antigua directora del
legitimar su estatuto de actores étnicos, pero Incora; Esperanza Biohó, directora de Colombia
también las contradicciones internas de un dis- Negra, una de las principales asociaciones cultu-
curso de la alteridad que se expresa en el lengua- rales afrocolombianas; Yamil Arango, funciona-
je de lo idéntico. Si la etnicidad es claramente el rio de la Dirección de Comunidades Negras del
fundamento de la reivindicación de un estatuto Ministerio del Interior; Rudecindo Castro, anti-
diferente, parece sin embargo que ella nunca guo director del Instituto de Investigación del
fue considerada, ni siquiera por los mismos can- Pacífico y actual presidente de Orcone, asocia-
didatos, como un elemento completamente legí- ción muy activa en las cuestiones de titulación de
timo. Está acompañada de marcadores de tierras y de etno-educación; Manuel Cáceres, re-
marginalidad, eufemizada en una lógica de lu- presentante de las comunidades “negras” de la
cha más amplia contra las desigualdades, e inclu- costa del Caribe.
27 Una de las candidatas llegó incluso a olvidar completamente en su discurso la referencia a su pertenencia étnica.
28 A veces también, proposiciones extremadamente restringidas, orientadas por las actividades personales, toman ventaja
frente a un discurso sobre aspiraciones –étnicas o no étnicas– más generales; para este ex profesor de la orquesta de
la Guardia Presidencial, por ejemplo, se trata de desarrollar las bandas militares en las escuelas públicas y privadas.
Del lado de Zulia Mena: Piedad Córdoba, cultural es permanente en el cierre de campaña:
senadora liberal, asociada a la causa de las mino- mientras algunos militantes que vestían camise-
rías, negros, mujeres y homosexuales; Gabino tas con la imagen de Zulia, y distribuían volantes
Hernández, antiguo director de la oficina de políticos a los transeúntes, la mayoría del grupo
Dirección de las Comunidades Negras del Mi- de personas se aglutinó alrededor de los músi-
nisterio del Interior; Luz María Angulo, repre- cos. El desfile, que en las horas de la mañana no
sentante de las comunidades “negras” del llamaba la atención, perdido en un ángulo de la
departamento de Nariño; José Luis Rengifo, Plaza de Bolívar, poco a poco se apropió del es-
miembro de la Comisión Consultiva de Alto Ni- pacio público, al punto de ocupar, a su llegada al
vel, principal espacio de participación étnica, Parque Nacional, toda la avenida séptima, mien-
por el departamento del Cauca. tras los peatones y los numerosos ciclistas que
Nos enfocaremos en el cierre de campaña de participaban en la ciclovía se veían obligados a
los dos candidatos, porque representa el aconteci- detenerse o a subirse a los andenes. Finalmente,
miento más importante en las campañas políticas, y en la medida del avance del desfile, lo cultural
en donde se pone en escena el conjunto de ideas y pareció tomar ventaja sobre lo político cuando la
de orientaciones, y se reúne la mayoría de sus mili- orquesta y sus bailarines disminuyeron el paso,
tantes. Me centraré particularmente en la mezcla obligando a Zulia Mena y a los miembros de su
de rasgos culturales y políticos que caracterizan los campaña a parar, esperar y luego adaptarse a la
dos cierres. Sin duda, muchas campañas terminan velocidad de los músicos y al ritmo de los tambo-
análısıs polítıco nº 48
de manera festiva en Colombia, como en otros paí- res, que definitivamente remplazaron las consig-
ses, pero en el caso de las poblaciones “negras”, nas políticas. Si la candidata supo ocupar la calle,
cuando la fiesta toma la ventaja sobre el resto de la llamar la atención, animar a los transeúntes, no
campaña, los prejuicios raciales no dejan de mani- pudo evitar recurrir al repertorio cultural asocia-
festarse como una “evidencia” que llegaría a do al “negro”, dejando a un lado el lenguaje pro-
remplazar y a borrar el discurso político. En el caso piamente político. Cuando la manifestación
[86] que –como lo sugiere Óscar Almario hablando de terminó con un discurso de la candidata, ella no
“nación cultural”– la identificación “negra” sea tuvo a su lado sino a los compañeros de campa-
principalmente cultural, se trata entonces de pre- ña, pues aquellos a quienes debía convencer, se
guntarse sobre las condiciones para el nacimiento habían contentado con los cantos y las danzas.
de una “nación política” que implicaría una En el momento mismo en donde un nuevo dis-
redefinición y una resignificación de las relaciones curso político étnico tiende a surgir, son final-
sociales y del estatuto del “negro”29. mente los estereotipos raciales los que se
Zulia Mena escogió el domingo 3 de marzo movilizan y difunden por aquellos que preten-
para un cierre de campaña original, pues se tra- den luchar contra la discriminación racial. En-
taba de un desfile en la carrera séptima, entre la tonces no fue extraño escuchar a un transeúnte
plaza de Bolívar y el Parque Nacional. Primera diciendo que iba a votar “por las negritudes, por-
dificultad para sus planes: los desfiles políticos que ellos sí saben bailar”.
en la vía pública estaban prohibidos en este fin El cierre de campaña de Agustín Valencia
de campaña electoral por faltar una semana para tomó la forma más clásica de mitin político orga-
el escrutinio; y primera ambigüedad: la prohibi- nizado en una de las salas de Corferias, en Bogo-
ción fue evitada a través de una solicitud a las au- tá. Encontramos, sin embargo, en la
toridades municipales para autorizar una manifestación, la misma confusión entre lo polí-
manifestación cultural y no política. Si este sub- tico y lo cultural, asociada esta vez a una forma
terfugio da cuenta de la capacidad y del conoci- de marginalización del candidato “negro” frente
miento para manipular las normas, también es a los “verdaderos” candidatos políticos. En efec-
revelador de una confusión entre política y cul- to, ese primero de marzo, se encontraban reuni-
tura y, más aún, de la incapacidad de los líderes dos tres candidatos: Agustín Valencia, de la
“negros” para justificar su acción a través del solo circunscripción nacional especial, Jaime Dussán,
discurso político y del condicionamiento de la le- candidato al Senado por el partido socialdemó-
gitimidad política a la referencia cultural. De he- crata de Colombia, Álvaro Argote, candidato a la
cho, la superposición de lo político y de lo Cámara de Representantes por la ciudad de Bo-
29 Almario, Óscar. “Tras las huellas de los renacientes. Por el laberinto de la etnicidad e identidad de los grupos
negros o ‘afrocolombianos’ del Pacífico sur”. En: Pardo, Mauricio. Ob. cit.
coyuntura
gotá a nombre del mismo partido. No obstante, pos “negros” podían tocar este género musical.
el nombre de Agustín Valencia no aparecía en Había entonces allí una especie de inversión de
las invitaciones al cierre de campaña. En la sala las normas raciales: los “negros” se lanzaban a la
de Corferias, algunos afiches de papel, pegados a política, los “blancos” intentaban tocar su música.
última hora por los partidarios de Agustín, ape- Pero la inversión no era muy convincente, pues el
nas si rivalizaban con los inmensos retratos de candidato “negro”, en su estatuto de pretendiente
campaña, llaveros, tarjetas de visita, calendarios y político, parecía marginalizado (el presentador
lapiceros con la imagen de los que parecían ser en la tarima llamaba incansablemente a votar
los dos únicos candidatos oficiales. De hecho, si “por nuestros candidatos, Jaime Dussán y Álvaro
Agustín Valencia fue el primero en tomar la pala- Argote”, ignorando totalmente la presencia de
bra, su discurso pareció una simple introducción Agustín Valencia) y porque los músicos “blancos”
para preparar las presentaciones verdaderamen- no eran muy hábiles. Es así como esa inversión pa-
te importantes. Además, como si el candidato recía más una mala obra de teatro que un cambio
“negro” tuviera conciencia de ello, no subió al real. Finalmente, la presencia de Agustín Valen-
estrado reservado a los oradores, para pronun- cia, más que un signo de alternativa política –tan
ciar su discurso. Es así como este encuentro, su- poco valorizada– podría percibirse como una
puestamente significativo de una nueva coartada que autorizaba el cariz cultural tomado
solidaridad entre políticos étnicos y no étnicos, al final de la noche o como el toque multicultural
recrea finalmente una jerarquía implícita entre de una asamblea bien pensante.
análısıs polítıco nº 48
los candidatos pero también una división entre De esta manera, Zulia Mena y Agustín Va-
el público. Es sintomático constatar que la sala se lencia, que se presentaron como auténticos
partió espontáneamente en dos: electores “ne- candidatos políticos, con una verdadera
gros” de un lado, electores “blancos” del otro, y experiencia de poder –incluso si ella es
que la mayoría de estos últimos llegaron durante criticada– no supieron dar un carácter político
o después del discurso de Agustín Valencia. al evento más importante de sus campañas. Al
Si la manifestación creía simbolizar el nuevo conformarse con lo que se esperaba de lo [87]
rostro pluriétnico del país, no fue a través del dis- “negro”, los dos aspirantes abrieron las puertas
curso político que ello se expresó, sino por medio del espacio público pagando como precio la
del encuentro de todos los participantes, candida- disolución del discurso político en la puesta en
tos y electores, “blancos” y “negros”, en la pista de escena de un particularismo cultural. La
baile improvisada. De un lado, Jaime Dussán des- diferencia no utiliza, esta vez, el lenguaje de lo
pedía el discurso del candidato “negro”, precisan- mismo, como en el caso de los candidatos en
do “nosotros tenemos dos reuniones esta noche”, el foro, sino que se encierra en un estereotipo
anunciando implícitamente el comienzo de las considerado necesario para adquirir el
“verdaderas” presentaciones políticas. Por otro estatuto de candidato “negro” legítimo.
lado, un miembro de la campaña de Agustín Va-
lencia tomó el micrófono luego del último discur- “ D E L C O L I S E O A L A G O R A” 3 0
so en el que llamó a la concentración de todos los No obstante lo anterior, en las elecciones de
participantes, pero a una concentración que no marzo de 2002 ninguno de estos dos candida-
podía expresarse sino con un carácter festivo: “No tos, considerados como verdaderos políticos,
es el momento de irse porque la fiesta va a obtuvieron una curul en la Cámara de Repre-
comenzar; una fiesta en la que todas las personas, sentantes. Por su parte, los dos candidatos gana-
blancas, negras, mestizas van a unirse”. Aquí, dores gozan de renombre nacional por su
como en el caso de Zulia Mena, el acto político se desempeño deportivo, aunque son desconoci-
transforma rápidamente en manifestación cultu- dos desde el punto de vista político. La primera,
ral y festiva. Para decirlo con más exactitud, María Isabel Urrutia, fue campeona olímpica de
Agustín Valencia deja de jugar un segundo rol pesas en los Juegos Olímpicos de Sidney en el
cuando los grupos musicales de Bogotá retoman año 2000 (única medalla de oro colombiana en
la música del Pacífico y del Caribe. De hecho, es la historia de los Juegos); el segundo,
interesante decir que anteriormente sólo los gru- Welington Ortiz, fue uno de los jugadores de
bras, el voto étnico, si existe, es extremadamente Carmen Elisa Mosquera Mosquera 4.977 2,3
débil cuantitativamente y ha disminuido en pro- Edilberto Vides Pereira 4.406 2,1
porción, cuando pudiéramos suponer una mayor Ulises Ayala Canola 4.371 2,1
difusión de la lógica multicultural durante casi Rosa Maritza Quiñónez Quiñónez 3.943 1,9
diez años. Además, está lejos de corresponder a
Fausto Camilo Moreno Domínguez 3.844 1,8
las evaluaciones33, incluso las más pobres, de la
[88] “población negra”; y todavía menos a los 10 mi- Francisco Moreno Díaz 3.325 1,6
llones del Ministro del Interior o a los 15 millo- María Lydyalu Perea Henríquez 3.042 1,4
nes de que hablan los militantes. Jhon Jair Segura Toloza 2.933 1,4
A nivel nacional, se obtiene la siguiente repar- Dagoberto Márquez Ordóñez 2.930 1,4
tición, en la que se muestra que los dos elegidos Rafael Antonio Duque Chaverra 2.640 1,3
obtuvieron una tercera parte de los votos, mien-
Hoovert Eladio Carabalí Playonero 2.623 1,2
tras que los dos candidatos más “políticos” que
Pablo Manuel Talaigua Padilla 2.023 1,0
trabajamos anteriormente, reunieron el 12% de
los votos. Precisemos, sin embargo, que si Zulia T O TA L 210.572 100
Mena bajó ostensiblemente con respecto a las Fuente: Registraduría Nacional del Estado Civil
elecciones de 1994, en donde había obtenido
análısıs polítıco nº 48
Gamboa fue primero. En el Cauca, María Isabel O. Borda 496
Urrutia no precede a Zulia Mena, sino por algu-
Fuente: Registraduría Nacional del Estado Civil
nos cientos de votos; en Bolívar, Paciano Asprilla y
Zulia Mena obtuvieron el primer lugar. Paralela- CUADRO 3
mente, los departamentos “no negros” (Boyacá, RESULTADOS DE LOS CUATRO PRIMEROS
Cundinamarca, Meta, Huila, Risaralda, Santander, CANDIDATOS EN TRES “DEPARTAMENTOS NO
Norte de Santander, Quindío, Tolima) dieron a [89]
NEGROS”
María Isabel Urrutia y a Welington Ortiz lo esen-
Cundinamarca votación
cial de sus (magros) sufragios.
O. Borda 3.665
La interpretación de estos resultados es com-
pleja, pues numerosos factores se superponen. W. Ortiz 2.464
La tradición local del voto, por ejemplo, es una M. I. Urrutia 2.085
dimensión que no se debe subestimar: Emel Sa- Z. Mena 605
las o Ulises Ayala obtuvieron su mejor votación Risaralda
en su departamento (Atlántico para el primero, M. I. Urrutia 715
Caldas en el segundo); Paciano Asprilla, asocia- O. Borda 559
do al muy popular Javier Cáceres (Senador reele- W. Ortiz 519
gido), líder liberal de la costa Caribe, llega
I. Minotta 258
primero en el departamento de Bolívar; Zulia
Santander
Mena, activista comunitaria en el Chocó, obtiene
M.I. Urrutia 1.438
su mejor votación en este departamento.
Igualmente, los resultados de los dos vence- O. Borda 1.161
dores dejan muchos interrogantes. Welington W. Ortiz 978
Ortiz, con sus 15.892 votos en Bogotá –la mitad E. Salas 328
del total de sus votos a nivel nacional– casi hubie-
Fuente: Registraduría Nacional del Estado Civil
ra podido pretender a una curul “no étnica”: por
Caribey la historia minera del Pacífico, la referencia a tradiciones culturales venidas de África por las dos
costas, la designación de esos departamentos como pertenecientes a las “regiones afrocolombianas” por la
Dirección de las Comunidades Negras del Ministerio del Interior, los resultados del censo de 1993, etc.
35 Algunos rumores la acusaban de ser un instrumento de uno de los mafiosos más importantes de la región del
Pacífico, acusado y condenado en el Proceso 8000, ligado a los narcotraficantes y a los paramilitares, y que
hubiera encontrado en la circunscripción nacional especial una vía de fácil acceso a la Cámara de
Representantes. Recordemos igualmente para completar el cuadro, que María Isabel Urrutia, acusada de
dopaje, fue suspendida de las competencias deportivas durante dos años; algunos ven en dicha suspensión la
verdadera razón de haber incursionado en la política.
el número de votos llegó en efecto a la posición “negras”. Su discurso estaba completamente
24 en Bogotá. Esta ciudad tiene derecho con 18 orientado a criticar el sistema de discriminación
curules disponibles (el último candidato elegido positiva que le permitió llegar a la Cámara, no
obtuvo 18.805 votos). Pero, ¿se debe ver en este tanto por su contenido y sus limitaciones –lo que
éxito la consecuencia directa del crecimiento de critica la mayoría de los militantes “negros”– sino
la población “negra” en Bogotá? ¿El efecto de la por su mismo principio. En efecto, la etno-educa-
presencia de numerosos líderes y organizaciones ción, “más que preservar nuestra etnia, es un pro-
afrocolombianas? ¿O la expresión de un voto de blema de discriminación con respecto a nosotros
opinión más desarrollado en Bogotá que en mismos”36; en cuanto a la Ley 70, que ella recono-
otras regiones? ¿O aún más, el producto de la ce no conocer bien, considera que es “una forma
imagen asociada a Welington Ortiz, antiguo juga- de racismo”. ¿Por qué hablar de “negros” y de
dor de fútbol, figura del equipo Millonarios de “blancos”, de etnicidad y multiculturalismo si “to-
Bogotá? dos nosotros somos mestizos”? Según María Isabel
De igual manera, María Isabel Urrutia obtuvo Urrutia, en Colombia hay una identidad en la
un tercio de sus votos (13.860) en el departamen- cual no existen las diferencias raciales y ella nun-
to del Valle del Cauca: ¿Este resultado está ligado ca ha sentido discriminación. Sin duda, sus pala-
a un voto étnico en un departamento en donde la bras merecerían detenerse a pensar en ellas
“población negra” es considerable? ¿A un voto tra- –sobre todo su crítica a la definición de población
dicional determinado por el peso de la maquina- “negra” como minoría o la reducción de la Ley 70
análısıs polítıco nº 48
ria política del Partido Liberal del cual la a las cuestiones rurales–; sin embargo, son bastan-
candidata es cercana? ¿A un voto de proximidad te paradójicas en boca de una persona supuesta-
por una atleta de pesas que realizó toda su carrera mente partidaria de la discriminación positiva y
deportiva en Cali, capital del departamento y ciu- de la diferencia.
dad deportiva en Colombia? Por otro lado, ¿los Si es difícil adelantar una conclusión única so-
electores “negros” votaron por ella? ¿O los electo- bre el electorado de María Isabel Urrutia y de
[90] res deportivos? ¿O los electores de las redes Welington Ortiz, los propósitos de esta última
clientelistas? ¿O aquellos defraudados por la polí- tienden a mostrar la ausencia de compromiso ét-
tica? Es difícil responder a estas preguntas, a las nico de su discurso y dejan suponer la existencia
que se agregan numerosos interrogantes sobre el de un electorado también indiferente a la di-
financiamiento de la campaña de María Isabel mensión étnica. De esta forma, no faltan las acu-
Urrutia y sobre sus relaciones políticas dudosas35. saciones que califican a los dos candidatos de
¿Cómo analiza la principal beneficiada de las “blancos”, al subrayar su pertenencia a las maqui-
elecciones su victoria? ¿Le da una significación narias partidistas tradicionales. Igualmente, otros
étnica? ¿Cómo ve su futuro papel en la Cámara? hablarán del electorado de los dos futuros dipu-
María Isabel me dio una cita a la cual llegó con tados, de una transición del “negro bembón” al
más de una hora de retraso en una enorme ca- “negro votón”, del “negro” de débiles capacida-
mioneta 4X4 gris con vidrios ahumados, vestida des intelectuales al “negro” que cede su voto a la
con un sastre ceñido, acompañada por dos hom- mejor oferta.
bres, a la vez consejeros y guardaespaldas. Du-
rante la entrevista ella no dejó de mirar a uno de Mediatización del estereotipo
ellos, esperando su gesto aprobatorio o permi- Parece de esta manera que la elección de Ma-
tiéndole responder directamente a mis pregun- ría Isabel Urrutia y de Welington Ortiz corres-
tas. Sólo después me enteré que se trataba de su ponde menos a un voto étnico que a la
marido, atleta y pesista, quien vino de Argentina expresión de una opinión pública que asimila
como entrenador, y que luego se convirtió en su naturalmente “negro” a deportista y que trans-
consejero sobre la mejor estrategia para seguir forma las proezas deportivas en garantía de capa-
con relación a la Ley 70 o la etno-educación, que cidad política. Los cierres de campaña de Zulia
los dos apenas estaban descubriendo. Mena y de Agustín Valencia mostraron la dificul-
Más sorprendente todavía fue el contenido del tad de los candidatos “negros” para conducir
discurso de una congresista que había sido elegi- una campaña verdaderamente política, capaz de
da para un escaño reservado a las poblaciones renunciar al recurso de los argumentos cultura-
36 Entrevista, 30 de mayo de 2002 (las citas de María Isabel Urrutia que siguen son extraídas de esta entrevista).
37 RCN, 10 de marzo de 2002.
coyuntura
les característicos del “negro”, en la representa- velaría por sus intereses”38. Luego de Francisco
ción colectiva, y movilizados como fundamento, Maturana, director técnico de fútbol en el mo-
legitimación y contenido, del discurso político. mento de la Asamblea Nacional Constituyente
El éxito de María Isabel Urrutia y de Welington en 1991, de Édgar Perea, periodista deportivo,
Ortiz refuerza otro estereotipo: el de la asocia- elegido senador en 199839, María Isabel Urrutia
ción entre “negro” y “deportista”. De nuevo, en y Welington Ortiz terminan por reforzar el este-
el momento en que se abre un espacio político, reotipo racial asociado al “negro” como depor-
sirve más para reforzar el estigma contra el “ne- tista (o músico, o cantante)40, en el seno mismo
gro”, que para deconstruir las identificaciones de un espacio que supuestamente valora una re-
raciales y desarmar el racismo. construcción política de las identidades. Encon-
Prueba de ello es, por ejemplo, la presenta- tramos así en la prensa críticas abiertas a una tal
ción mediática de los dos futuros diputados. De- confusión de géneros: “María Isabel, ¿estás dis-
bemos subrayar, primero, la poca cantidad y las puesta a tomar la palabra en el sagrado corazón
imprecisiones recurrentes de los informes –en de la democracia colombiana? Por favor, piénsa-
el caso de dos de las principales emisoras de lo bien. Una medalla de oro en las Olimpíadas
radio y televisión a nivel nacional– sobre la no significa ser capaz de inventarse una forma-
elección de los candidatos “negros”, símbolo ción política”41.
del bajo interés acordado a la circunscripción
nacional especial. Mientras RCN habla de “los Capacidad deportiva, capacidad política
análısıs polítıco nº 48
afro-descendientes que llegaron aquí sin querer Es significativo evocar los comentarios del or-
de las costas de Nigeria”37 y evoca cinco puestos ganizador del foro sobre la presentación de los
reservados a la Cámara, Caracol, en su página candidatos, cuando afirmó en tono algo desen-
en Internet, hace aparecer los resultados de los gañado:
candidatos “negros” en la rúbrica “extranjeros”,
y no habla sino de un solo escaño, en lugar de Eso refleja una parte de la fuerza que tenemos
dos. [91]
nosotros, las comunidades negras del país, los
Es sobre todo la ausencia de proyecto políti- resultados a nivel deportivo. Pero es verdad que
co y de discurso sobre la problemática racial, la deberíamos reforzar otras características de nues-
característica de los dos representantes de las tra etnia, como la educación, la salud, las necesida-
comunidades “negras”: los medios retienen úni- des de base no satisfechas. Ellos nos han mostrado
camente sus éxitos deportivos y resumen su pro- que eran muy buenos deportistas, pero… la políti-
grama a la promoción del deporte. “María ca necesita de otros elementos, del
Isabel Urrutia se lanzó a la política a principios profesionalismo político42.
del año con un discurso tan simple como since-
ro que encontró un fuerte eco entre la pobla- Paradójicamente, el multiculturalismo parece
ción negra colombiana: ‘Yo quiero ayudar a mi entonces encerrar aún más al “negro” en una ca-
gente y trabajar por el bienestar del deporte’”. tegoría reductora e inferiorizante, que estaría ba-
“Presentándose a esas elecciones, Ortiz confesó sada en capacidades físicas naturalmente
su poca capacidad como líder político, pero asociadas a la “raza negra”.
prometió a los padres e hijos de su raza que él De hecho, los dos elegidos no desmienten los
análısıs polítıco nº 48
miento de un voto autónomo. Pero el resultado y afro-colombianos que seguramente no estarán
la presentación de las elecciones invitan también de acuerdo con los planteamientos de este texto
a preguntarse sobre el alcance de las políticas y con sus conclusiones. Y lo que es aún más gra-
multiculturales establecidas por la Constitución: ve: la evocación de las dificultades y ambigüeda-
mientras el nuevo discurso de la diferencia tien- des de la política étnica sería también una
de a apoyarse sobre un actor étnico definido en amenaza que debilitaría el movimiento negro
términos culturales y territoriales, es finalmente emergente e incluso una toma de posición con- [93]
la caracterización racial del “negro” la que domi- tra los esfuerzos que se hacen por el reconoci-
na ampliamente las prácticas sociales. ¿Acaso no miento de la diversidad cultural y la
descubrimos aquí uno de los efectos perversos transformación de una historia –y un presente–
del multiculturalismo que tiende no solamente a que siempre ha negado y marginalizado “lo ne-
promover la definición estática y esencial de las gro”. Pero no se trata aquí de criticar o menos-
poblaciones “negras”, sino a esconder, tras un preciar la aparición de nuevos actores étnicos o
discurso culturalista, la permanencia de prejui- los cambios introducidos por las políticas
cios raciales de inspiración biologizante? multiculturales, sino de poner en evidencia, a
Confundiendo “el Coliseo con el Agora”, el partir de unos casos particulares, las contradic-
nuevo espacio étnico ha mostrado que la existen- ciones internas al proceso de reconocimiento de
cia de un discurso político diferente está lejos de la diferencia. Si la academia sirve de algo en el
ser aceptado, y que la legitimidad y la existencia debate democrático, es precisamente gracias a su
del “negro” se encuentran limitadas a sus destre- mirada diferente, nacida de lógicas de acción y
zas deportivas o a sus actividades culturales. Se de mecanismos de legitimación propios.
análısıs polítıco nº 48
dieron ayuda para detener a los escuadrones de económico, ni era parte de una sociedad secreta,
paramilitares que venían aterrorizando sus tie- ni mucho menos sus miembros hacían parte de
rras desde 1999. En una carta enviada a varias una elite. Se trataba de un grupo de músicos y
ONG alrededor del mundo, los líderes artistas, en su mayoría franceses, entregados a la
Kankuamo describieron la estremecedora idea de realizar una feria móvil, hecha de retazos
Operación Mano Negra llevada a cabo en la de trenes viejos, en la que viajaron y se presenta-
región por las Autodefensas Unidas de ron de pueblo en pueblo. Este fue El Expreso [95]
Colombia, AUC. En semejante campaña, los es- del Hielo, una empresa colectiva ideada por
cuadrones paramilitares marcaban a sus víctimas Coco (Didier Jaconelli), miembro de la compa-
con un logo de la Mano Negra y empleaban este ñía de teatro francesa Royal De Luxe, y por los
mismo logo para divulgar ataques venideros4. miembros de Mano Negra. Fueron varias las
En la Bogotá de principios del siglo XX, fuentes de inspiración de los creadores y artífices
Mano Negra y su poder omnipresente eran vox de semejante empresa, entre las que se destacan
“Colombia las redes de asesinos de Colombia. La asociación militar-paramilitares y Estados Unidos”. En: http://
www.hrw.org/hrw/spanish/informes/1996/colombia_redes.html#top, 1996; ILGA, I. L. a. G. O. “Cleaning Up
the Streets. Human Rights Violations in Colombia and Honduras”. En: http://www.ilga.org/Information/
americas/cleaning_up_the_streets.htm, 1996. Véanse también los Reportes sobre Derechos Humanos en
Colombia de los años ochenta y noventa, hechos por agencias y ONG colombianas e internacionales (ej:
Human Rights Watch, Inter-American Commission of Human Rights - OAS, Colombian Support Network,
Cinep, Comisión Colombiana de Juristas, y Equipo Nizkor).
2 Varios autores. “El Gobierno, la Mano Negra y los mamertos contra el movimiento estudiantil colombiano”. En:
MOIR. Tribuna Roja, 1971. http://www.moir.org.co/tribuna/tr2/por_una_central.htm#Estudiantil
3 Human Rights Watch. http://www.humanrightswatch.org/spanish/reports/colombia/Colsp989-04.htm.
4 Barretto, R. “Conflictos na Colômbia vitimizam índios e meio ambiente”. En: Parabólicas, No. 59, Instituto
Socioambiental. http://socioambiental.org/website/parabolica59/impresso/p_colombia.html.
5 En el siglo XIX y principios del siglo XX, la masonería era una de las fuentes de poder, de socialización política
y de generación de vínculos más importante para los políticos colombianos y en especial para miembros jóvenes
de familias pudientes del partido liberal. Presidentes, ministros y figuras públicas destacadas eran también
masones de alto rango. Véase entre otros Sánchez, Gonzalo y Mario Aguilera. Masonería, poder y cultura (en
prensa), y Rivas, Ángela. “Pasiones de la razón: reformar el alma de la patria y construir el cuerpo de la nación.
Cuatro intelectuales reformadores y el sueño de la República Liberal”. Bogotá: Universidad de los Andes,
Departamento de Antropología, 1997.
los contactos previos de los artistas con Colom- En noviembre de 1993, el tren partió de Bo-
bia, la presencia de rieles a lo largo del país y la gotá hacia Santa Marta y por tres días viajó a lo
ausencia de trenes de pasajeros, y la obra de largo del país sin detenerse. La feria se inauguró
Gabriel García Márquez, en particular su legen- en Santa Marta, donde sus miembros tuvieron el
dario personaje Melquíades. primero de muchos choques con la realidad que
en esos momentos vivía Colombia. Como parte
Muchos años después, frente al pelotón de fusila- de su espectáculo, Mano Negra tocó una graba-
miento, el coronel Aureliano Buendía había de ción de la consigna de la Unión Popular de Sal-
recordar aquella tarde remota en que su padre lo vador Allende: el pueblo/ unido/ jamás será
llevó a conocer el hielo. Macondo era entonces vencido. Si bien el uso de esta consigna en mani-
una aldea de veinte casas de barro y cañabrava festaciones públicas es generalizado en América
construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas Latina, en Colombia su uso también tiene otras
que se precipitaban por un lecho de piedras puli- connotaciones. Es una de las principales consig-
das, blancas y enormes como huevos prehistóricos. nas de las FARC, la guerrilla más antigua de
El mundo era tan reciente, que muchas cosas care- América Latina, y uno de los grupos guerrilleros
cían de nombre, y para nombrarlas había que se- más grandes de Colombia. Al oírla, la gente co-
ñalarlas con el dedo. Todos los años, por el mes de rrió hacia la banda pidiéndole que detuvieran la
marzo, una familia de gitanos desarrapados planta- grabación y que no la volvieran a tocar jamás8.
ba su carpa cerca del aldea, y con un grande albo- Después de Santa Marta, el tren continuó su
análısıs polítıco nº 48
roto de pitos y timbales daban a conocer los gira. La gira real, sin embargo, fue muy distinta a
nuevos inventos. Primero llevaron el imán. Un la imaginada. Algunas presentaciones que ha-
gitano corpulento, de barba montaraz y manos de bían sido planeadas tuvieron que ser canceladas
gorrión, que se presentó con el nombre de por problemas de orden público, como la de
Melquíades, hizo una truculenta demostración Ciénaga, en donde las autoridades locales decre-
pública de lo que él mismo llamaba la octava mara- taron el toque de queda debido al asesinato re-
[96] villa de los sabios alquimistas de Macedonia (…)6. ciente de un concejero municipal. En contraste,
otras presentaciones fueron sorprendentes como
Inspirados por esta primera escena de Cien la de Aracataca, en donde el tren fue recibido
años de soledad, los artistas franceses bautizaron a con fuegos artificiales, campanas tañendo y un
su empresa El Expreso del Hielo. Su viaje a lo coro de niños cantando La Marsellesa en fran-
largo de la Colombia de principios de los noven- cés9. A pesar de ser muy placenteras, este tipo de
ta -un país desmembrado por violencias entre- sorpresas no desdibujaron el hecho de que los
cruzadas y endémicas– tenía como propósito pueblos visitados por el tren estaban rodeados
hablar sobre Colombia en términos diferentes al por grupos armados –muchas veces en confron-
terror7. El Expreso del Hielo fue ideado como tación– y que casi siempre eran el blanco de los
un tren para pasajeros que correría a lo largo de ataques de uno de estos grupos –guerrillas o
la antigua ruta del sol. A principios del siglo XX, paramilitares– aunque con mayor frecuencia, de
esta ruta era la vía más popular para ir de Bogotá ambos. En este sentido, Barrancabermeja fue
a Santa Marta y para viajar de la costa Caribe a la quizás uno de los lugares más difíciles, aunque a
capital. A finales de los años setenta, los trenes la vez excitantes. En esta ciudad petrolera, don-
dejaron de funcionar; cientos de pueblos queda- de grupos guerrilleros y paramilitares están en
ron aislados desde entonces. La mayor parte de permanente confrontación y que, con razón, es
estos pueblos están hoy en día en las manos conocida como uno de los lugares más peligro-
extorsivas de narcotraficantes y grupos armados. sos de Colombia, el espectáculo del El expreso
El Expreso del Hielo visitaría estos pueblos si- del hielo fue apoteósico. No obstante, debido al
guiendo la misma ruta que años atrás había servi- uso generalizado de sicarios para resolver cual-
do para comunicar a la gente del interior con la quier disturbio entre vecinos, y a los consejos de
de la costa norte del país. los colombianos que participaron en la feria
6 García Márquez, Gabriel. Cien años de soledad. Bogotá: Oveja Negra, 1970.
7 Varios autores (s.f). Locovia: El Expreso del Hielo. Proyecto presentado por los miembros de El Expreso del Hielo.
8 Chao, R. Un tren de hielo y fuego: Mano Negra en Colombia. Madrid: Ediciones Detursa, 1994.
9 Ídem.
la otra mirada
rodante, los miembros de El Expreso del Hielo da Mano Negra fue a través de su video “Señor
se abstuvieron de hacer fiestas bulliciosas en la Matanza”. El centro de Bogotá, y sobre todo la
noche10. Los recién llegados, además, fueron in- gente de sus calles -aquellos que una de estas no-
terrogados directamente por miembros de la ches será una víctima más de esa otra Mano Ne-
guerrilla. A parte de esto, a lo largo de su gira la gra y de sus campañas de “limpieza social”– son
banda se enteró de la existencia de escuadrones el telón de fondo de una canción que habla del
paramilitares y grupos de “limpieza social”, va- omnipotente Señor Matanza. Él controla la ciu-
rios de los cuales –para su sorpresa– actuaban dad por medio de la muerte y el dinero. La pri-
bajo el nombre de Mano Negra11. mera vez que vi “Señor Matanza”, yo estaba en el
Sin embargo, fue tan sólo cuando esta feria límite de la adolescencia y empezaba mi vida
rodante llegó a Facatativá que sus artífices en- universitaria. Era una entre muchos otros adoles-
frentaron las acciones de grupos violentos que centes que crecieron en Bogotá viendo con fre-
protagonizaron manifestaciones de oposición cuencia sus días de colegio cancelados debido al
directa a El Expreso del Hielo. El primer en- asesinato de incontables líderes de izquierda e
cuentro ocurrió en un concierto en el que un innumerables figuras públicas. Era una de aque-
grupo de “fascistas criollos” autodenominados llos mismos adolescentes que disfrutaron los pri-
skinheads, proveniente de Bogotá, inició una pe- meros conciertos grandes en la ciudad y que
lea con el ánimo de sabotear el espectáculo. fueron testigos del boom del llamado rock en es-
Mientras tocaba, la banda disolvió el incidente pañol. Bajo esta denominación una gran hetero-
análısıs polítıco nº 48
llamando la atención del público hacia los geneidad de ritmos y letras se juntaban para
skinheads e invitando al público a abuchear a los crear una alternativa a la música anglosajona que
saboteadores. El segundo encuentro fue con el hasta el momento había sido la más popular en-
gobernador local que intentó interferir con el es- tre los jóvenes capitalinos. A pesar de su corte al-
pectáculo tomándose el escenario con diez de sus ternativo, el rock en español era en buena
guardaespaldas armados hasta los dientes. Para medida familiar debido a su lenguaje y a los te-
responder a la afrenta del gobernador, los músicos mas de sus canciones. Fabulosos Cadillacs, Tore- [97]
franceses tocaron la grabación de la consigna de la ros Muertos y Prisioneros son algunas de las
Unión Popular de Salvador Allende: el pueblo/ bandas que surgieron por esos momentos, y que
unido/ jamás será vencido12. El ultimo encuentro con sus sonidos alternativos pero a la vez familia-
fue un ataque personal en contra de Fabrice, uno res conquistaron un lugar en emisoras locales,
de los miembros de El Expreso del Hielo. fiestas adolescentes y conciertos multitudinarios.
Empujándolo, a él y a su novia, contra la pared de Su origen hispano y el uso predominante del es-
una pizzería, dos skinheads le dijeron que se largara pañol en sus canciones era lo que más les unía.
de regreso a Francia porque Colombia no era Mano Negra, que comenzó a grabar a finales de
asunto suyo13. los años ochenta, era sólo una entre estas muchas
El 31 de diciembre, el tren, con menos de la bandas. Su música, sin embargo, no era en ese
mitad de sus participantes iniciales, cruzó Bogotá entonces tan popular entre los jóvenes bogotanos.
y volvió a Facatativá en donde El Expreso del Mi encuentro con ellos no tuvo lugar sino hasta
Hielo llegó a su fin. Ésta, la experiencia más rica principios de los años noventa, cuando su música
para la banda, fue a su vez la marca de su disolu- era aún considerada fuera de los cánones
ción. Desde las primeras presentaciones los artis- dominantes. No escuchada en lugares exclusivos
tas habían enfrentado conflictos internos que de moda, Mano Negra era más popular en lugares
terminaron por disminuir el grupo original. Va- alternativos en el centro de Bogotá. Entre tanto,
rios miembros de Mano Negra, junto con otros Bogotá era sacudida por la explosión de bombas
artistas que hacían parte del proyecto inicial, de- que se oían a diario a lo largo de la ciudad. Las
sistieron y volvieron a Francia tras unas pocas medidas de seguridad y las requisas al entrar y al
presentaciones. Dos años más tarde, en 1995, el salir de edificios públicos y privados se volvieron
fin de Mano Negra era un hecho. comunes. El poder ilimitado de los
Mi encuentro inicial -y definitivo- con la ban- narcotraficantes, junto con su “cultura traqueta”,
10 Ídem.
11 Ídem.
12 Ídem.
13 Ídem.
eran más que evidentes. En áreas metropolitanas la mo, la fantasía, la risa y la dicha. Tal es el lugar
gente seguía temiendo al robo y al atraco siempre a descrito por Borges en su cuento “La lotería de
la vuelta de la esquina, mientras, para un número Babilonia”15. Para él, Babilonia no es otra cosa
creciente de adolescentes, asesinar a sueldo se que un juego de azar infinito. En “Casa Babylon”
volvía una forma más de ganarse la vida. En la este es un juego infinito y asustador, pero que se
capital, al igual que en el resto de Colombia, la disfruta frenéticamente. En él, el peor escenario
guerra y la muerte eran pan de cada día. En un es no solamente posible sino muy probable.
país con el alma descuartizada y que parecía
desangrarse a cada paso, los colombianos no para- Casa Babylon16
ban de preguntarse hasta cuándo el último asesina- Entre casa y Babylon
to político, la última masacre, la última bomba, la Camino peleón
última acción armada, sería realmente la última. Entre tu mama y Babylon
Ni papa ni colchón
Una década más tarde, el país no para de Entre colonia y Babylon
desangrarse y los colombianos seguimos No te vayas de resbalón
preguntándonos hasta cuándo… Entre casa y Babylon
“Señor Matanza”, la primera canción de Camina la ilusión
Mano Negra que oí, es una de las dieciséis can- Entre mama y Babylon
ciones que hacen parte del último trabajo de la Camino sin perdón
análısıs polítıco nº 48
14 Oír entre otras canciones “Exodus”. En Marley, B. Legend. Island Records, 1984.
15 Borges, Jorge Luis. “The Lottery in Babylon”. En: Borges, Jorge Luis. Collected Fictions. Nueva York: Penguin
Books, pp. 101-106.
16 En: Mano Negra. Casa Babylon. París: Ediciones Patchanka Virgin France S.A., 1994.
17 Benjamin, W. y R. Tiedemann. The arcades project. Cambridge: Mass, Belknap Press of Harvard University Press,
1999; Buck-Morss, S. The dialectics of seeing: Walter Benjamin and the Arcades Project. Cambridge: Mass., MIT Press.
18 Buck-Morss, S. Ob. cit., 1989.
19 Véase entrevista a Manu Chao en Kun, J. “Ya Basta! Mano Negra’s Rebel Rock”. En: The Phoenix Media.
http://www.providencephoenix.com/archive/music/99/01/10/MANA.htm, 1999.
la otra mirada
pido a la gente que me explique los acordes, no quiere a través de cada una de estas figuras. A di-
busco disecarlos, es sólo por el placer de tocar–, de ferencia de la alusión, la evocación recrea refe-
todas formas es algo que queda en la cabeza y que rencias significativas a través de sensaciones, en
yo sé que tarde o temprano va a salir, en París o lugar de hacerlo a través de un entendimiento
donde sea, sin que yo sepa exactamente de dónde racional. Trae al presente lugares conocidos y
proviene20. momentos vividos, mediante referencias oblicuas
a sensaciones como sonidos relacionados con
El efecto de este citar sonidos es un argumen- esos lugares y momentos. La evocación es una
to no lineal capaz de poner en un mismo instan- forma de re-creación en el instante presente a
te múltiples historias, en lugar de contar una partir de conocimientos extra-musicales y sensua-
historia de secuencia lineal. Los fragmentos cita- les22. El sampling (muestreo) es intrínseco al tra-
dos vienen de fuentes muy diversas: canciones bajo musical, en particular a las formas y
populares viejas, programas radiales, dichos po- expresiones musicales que caracterizan el siglo
pulares, expresiones coloquiales, letras tomadas XX23. Es una condición de creación que, siguien-
del lenguaje informal, secuencias musicales, so- do a Gracyk24, junto con la reproducción consti-
nidos urbanos, expresiones rítmicas y onoma- tuye uno de los modos de apropiación que
topéyicas. Cada una de estas citas sonoras es pueden ser identificados en música. A diferencia
importante en sí misma, pero la clave de las de la reproducción, el sampling es un forma de
imágenes sonoras son la yuxtaposición con senti- citar de manera directa un trabajo musical
análısıs polítıco nº 48
do y la simultaneidad. En el núcleo de todo esto autográfico en una nueva grabación. El resulta-
se hallan la alusión, la evocación y el sampling do no es la misma canción o la misma melodía,
(muestreo). sino la producción de un trabajo musical nuevo
Siguiendo a Ross21, la alusión es una referen- que cita de manera directa otro trabajo musical y
cia entre trabajos de arte o entre un trabajo artís- a partir de él crea un instante. No se trata de re-
tico y elementos no artísticos, que es a un mismo presentar ni de aludir, sino de llevar a instantes a
tiempo intencional, oblicua y externa. La alusión través de la citación directa. [99]
en trabajos musicales puede darse de tres mane- En lo que he llamado imagenes sonoras estas
ras: primero, a través de la incorporación de ele- tres figuras –alusión, evocación y sampling– no
mentos formales y expresivos; segundo, a través ocurren individualmente sino de manera simul-
del tratamiento del mismo tema y en tercer lu- tánea. Es esta simultaneidad o ese “…tarde o
gar, se pude dar por la incorporación de elemen- temprano salir…sin que yo sepa exactamente de
tos del lenguaje de manera similar a lo que dónde proviene” que describe Manu25 lo que
ocurre cuando un trabajo literario alude a otro. permite hacer un instante de múltiples historias.
La evocación comparte con la alusión tanto la Además de las figuras mencionadas, la actuación,
oblicuidad como el requisito de un conocimien- las letras y la política son elementos centrales e
to previo que permita llenar de sentido las refe- interconectados en la generación de este efecto
rencias. Sin embargo, la evocación y la alusión de instantaneidad. El examen de las actuaciones
difieren tanto en los aspectos a los que hacen re- de Mano Negra excede el propósito de este artí-
ferencia como en el papel que esa referencia ad- culo, así que no me referiré a ellas aquí. En cam-
tasía al uso mundano que les damos28. los productores culturales, algunos de los aspec-
Las imágenes sonoras involucran formas de ci- tos abordados con mayor frecuencia son: el po-
tar –tanto en términos de los fragmentos citados der como fuerza restrictiva y creativa; la
como en términos de las formas cómo éstos se ci- capacidad de acción de actores particulares jun-
tan– que a su vez implican formas particulares de to con los límites institucionales, históricos y so-
conocimiento que están involucradas en el traba- ciológicos que enmarcan esta acción; las
[100] jo y el proyecto artístico de Mano Negra. Dos ele- consecuencias de fenómenos de globalización y
mentos fundamentales informan estas formas de circulación transnacional, y las prácticas diarias
conocimiento. El primero es el proyecto artístico como fuente y lugar de producción de valores es-
que dio vida a Mano Negra y el segundo, su inven- téticos, perspectivas ideológicas e identidades31.
ción del concepto de “Patchanka” como una ma- A pesar de la variedad de aproximaciones y de
nera de nombrar la música y el estilo de la banda.. diferencias importantes entre sus preocupacio-
En 1986, Manu Chao, Santiago Cassariego y Toño nes analíticas, los autores coinciden en resaltar la
del Borno formaron la banda Mano Negra. Hijos ubicación de las prácticas de producción de los
de inmigrantes españoles, nacidos en Francia y productores culturales en sus contextos sociales,
criados en París, este grupo se reunió alrededor así como el uso de la etnografía en la realización
de un proyecto inicial que buscaba expresar sus de estos estudios. Los estudios antropológicos
experiencias como hijos de inmigrantes que cre- contemporáneos de la producción cultural se
cieron en un barrio popular de París. Se propusie- han centrado en mapear y analizar procesos y
ron hacer esto a través del arte como una empresa contextos involucrados en la conceptualización,
no de representación sino de creación más allá de construcción y transmisión de formas culturales
la representación. A través de su música y su estilo cargadas de sentido32.
musical, los miembros de Mano Negra intentaron En este campo, la escuela de Frankfurt ha
dar vida a este propósito. Manu Chao describe tal sido una tendencia dominante y seminal para el
música y estilo musical como una mezcla que se estudio de la economía política de la música en
análısıs polítıco nº 48
pular también han tratado de superar el esque- guiendo a este autor, esta denominación es
ma de relaciones producción-texto-audiencia, retomada aquí no como una categoría analítica
pero la mayoría de estudios han permaneció ata- sino como un término ampliamente extendido
dos al concepto de resistencia. Este en particular en el discurso académico contemporáneo. Según
es el caso de trabajos sobre producción cultural Marcus, tal denominación señala en sí misma la
en o sobre el llamado tercer mundo. Más recien- crisis de representación que en los últimos años
temente, los estudios han abandonado esquemas ha atravesado a las disciplinas sociales, a la vez [101]
dicotómicos y han comenzado a alejarse del con- que permite designar y definir la naturaleza y las
cepto de resistencia. Un buen ejemplo, es el tra- actividades de géneros mediáticos entrecruzados
bajo de Kondo35, con su énfasis en la naturaleza e indistintos, tan característicos de nuestros días.
de la cultura política como subversiva y a la vez Para Marcus, los productores culturales son en
cómplice. Es decir, el desarrollo de posiciones y cierta medida la encarnación contemporánea de
creaciones contestatarias dentro de la lógica y la los intelectuales orgánicos descritos por Gramsci.
política de discursos no contestatarios. Varios Productores culturales e intelectuales orgánicos
antropólogos también se han concentrado en el comparten la dedicación a la crítica cultural y al
estudio de esta posición contradictoria de los activismo, pero los primeros –a diferencia de los
productores culturales, cuyas críticas radicales intelectuales orgánicos– escapan a marcos teóri-
terminan acomodándose dentro de los cánones cos sobre los sociales propios de la modernidad.
culturales dominantes. Como también anota Marcus, el concepto de
Mi trabajo sigue esta última tendencia al con- productor cultural permite destacar maneras en
templar a Mano Negra como un proyecto artísti- las que esta clase de intelectuales, más que los or-
co que es a la vez cómplice y contestatario. Es gánicos, están involucrados tanto en la produc-
decir, un proyecto que se debate entre el deseo ción de medios como en las prácticas que les son
de aceptación y legitimidad cultural, y por otro intrínsecas.
lado, el interés por producir una crítica cultural. Los estados de permanente amenaza y peli-
La combinación de ambigüedad, crítica y ridícu- gro, siguiendo a Marcus, se caracterizan por la
33 Adorno, T. The Culture Industry: Selected Essays on Mass Culture. Londres: Routledge, 1991.
34 Las críticas de esta perspectiva han estado alimentadas, entre otras, por la noción de hegemonía propuesta por
Gramsci y por trabajos que hacen énfasis en los conflictos entre el uso de la producción dado por una audiencia
y el uso pretendido por sus artífices. Véase, entre otros, Storey, J. Ob. cit.
35 Kondo, D. K. About Face: Performing Race in Fashion and Theater. Nueva York: Routledge, 1997.
36 Marcus, G. (editor). Cultural Producers in Perilous States. Chicago: the University of Chicago Press, 1997.
37 Marcus emplea el término perilous states, que si bien no tiene una traducción exacta en español, es retomado
aquí en sus connotaciones de peligro y amenaza permanente. Véase Ob. cit.
inestabilidad, la limitación de recursos, los pro- conocimiento táctil es un conocimiento que se
cesos de cambio en curso y la permanente incer- encuentra tanto en los objetos y espacios de
tidumbre. Mano Negra y sus empresas artísticas observación, como en la mente y el cuerpo del
encarnan la permanente amenaza y peligro, y se observador. Se trata de una forma de conoci-
hallan inmersas en dichos estados de diversas miento semejante a lo que, de acuerdo con lo
maneras. Para empezar, tales estados enmarcan señalado por Taussig, podríamos llamar “in-
el origen de la banda y de sus miembros, los consciente óptico”. Esto es, una forma de
principios que le dieron vida y los modos en que conocer que contrasta con el análisis de acon-
circula en escenarios musicales y no musicales. tecimientos y fenómenos a partir de inter-
Las actuaciones y empresas artísticas de Mano pretaciones preestablecidas, y que gracias a su
Negra, además, tienen como principales escena- tactilidad y a su lógica sensual es capaz de
rios estados de permanente amenaza y peligro. “sorprendernos con un relámpago de ilumina-
Al mismo tiempo, el trabajo artístico y las empre- ción profana”40. Estas formas de conocimiento
sas emprendidas por la banda aparecen como propias de la empresa etnográfica propuesta por
críticas culturales relacionadas con estos estados Taussig, junto con la noción de mimesis como
y con la producción cultural dentro de ellos. Este momento epistémico a la que también se refiere
en particular es el caso de las experiencias y acti- este autor, son encarnadas por Mano Negra y
vidades de Mano Negra en América Latina. constituyen una ciencia alternativa.
En el estudio del trabajo artístico de Mano Esto que hemos llamado una ciencia alternati-
análısıs polítıco nº 48
Negra, de su historia, su proyecto inicial, su esti- va involucra lo que Kondo llama “políticas del
lo musical y sus formas de creación artística, la placer” y “políticas culturales del placer”. El pla-
noción de mimesis es central y parece evidente. cer, siguiendo a esta autora, debe ser referido
No obstante, el proyecto artístico que le dio vida como un lugar de potencial contestación que
a la banda se acerca y a la vez se opone al con- puede involucrar y en ocasiones llega a coexistir
cepto de mimesis. Por un lado, como proyecto con el impulso crítico41. Entendido así, el placer
[102] artístico que busca apartarse de la simple repre- es un elemento central en el desarrollo de lo que
sentación, Mano Negra se opone al concepto de Kondo llama “el erotismo de la producción de
mimesis como copia e imitación expuesto por significados”42 y que, de acuerdo con esta misma
Taussig38. Por otro lado, como proyecto artístico autora, se define a partir de las nociones de
fundado en la creación a partir y a través de ex- plaisir y de jouissance propuestas por Barthes43. El
periencias sensuales, Mano Negra coincide con placer, siguiendo a Barthes44, es inseparable de
la idea de mimesis como conexión sensual y cualquier actuación si uno lo entiende de forma
como momento epistémico propuesto también correcta, es decir, como una serie de significados
por Taussig al referirse a la tactilidad como for- que ponen en escena sentidos. Se trata entonces,
ma de conocimiento39. de un placer que se separa del simple plaisir y va
El trabajo y el proyecto artístico de Mano Ne- más allá del placer ligado al disfrute o goce y a la
gra se relacionan con el conocimiento táctil y la identidad cultural. No se trata, en otras palabras,
tactilidad como forma de conocimiento que pro- de un asunto de convenciones y reconocimien-
pone Taussig. La tactilidad, siguiendo a este au- tos. Más bien se trata de jouissance o un placer
tor, se refiere a un conocimiento incorporado que existe como un momento orgásmico de ali-
que funciona no como una contemplación estu- vio más allá del significado. Tal es el placer frené-
diada sino como un conocimiento formado por tico y efervescente que para mí encierra la
imágenes y sensaciones, más que por ideas. El “Patchanka” de la banda Mano Negra, a través
38 Taussig, M. T. Mimesis and Alterity: A Particular History of the Senses. Nueva York: Routledge, 1993.
39 Taussig, M. T. Un gigante en convulsiones. Barcelona: Gedisa Editorial, 1995; Taussig, M. T. Ob. cit., 1993.
40 Taussig, M. T. Ob. cit., 1995.
41 Kondo, D. K. Ob. cit.
42 Ídem.
43 Plaisir se refiere a la experiencia del sujeto de sí mismo de manera consciente. Jouissance se refiere al disfrute o
goce del sujeto que involucra la búsqueda de pérdida de la subjetividad auto-consciente.
44 Barthes, Ronald. The pleasure of the Text. Nueva York: Hill and Wang, 1975; Barthes, R. y S. Heath. Image, Music,
Text. Nueva York: Hill and Wang, 1977.
la otra mirada
del cual he tratado de develar experiencias atra- ¡Escúchalo güey!
vesadas por formas desgarradoras de violencia ¡Su palabra es ley!
encarnadas por esa otra Mano Negra, así como Él decide lo que va, dice lo que no será
de explorar formas etnográficas que permitan Decide quién la paga, dice quién sufrirá
referir y re-crear estas experiencias, tan atrapa- Esa y esa tierra y ese bar son propiedad
das como están en las actualidad colombiana. Del Señor Matanza
Para terminar, me gustaría volver al “Señor
Cuando no manda, lo compra
Matanza” que marcó mi encuentro inicial con
¡¡Si no lo compra lo elimina!!
Mano Negra. Esta figura es parte de la produc-
... Esa línea de autocar, el Hotel y el Billar,
ción artística de la banda y una creación artística
Esa chica que se da, por el Bulevar, son propiedad
en sí misma, pero, sobre todo, es una figura pro-
Del Señor Matanza
fundamente impregnada de esas experiencias de
violencia desgarradora que he tratado de explo-
“Señor Matanza” es una encarnación anóni-
rar aquí. Para comenzar, recordemos el retrato
ma pero concreta de las llamadas “fuerzas oscu-
que Mano Negra hace del omnipresente e invisi-
ras” que con su accionar invisible pero evidente
ble Señor Matanza:
atraviesan a la Colombia de finales del siglo XX y
45 principios de siglo XXI. Omnipresentes, jamás
Señor Matanza
señaladas y nunca nombradas, las “fuerzas oscu-
Esta ciudad es la propiedad
ras”, al igual que el Señor Matanza, poseen y
análısıs polítıco nº 48
!!Del Señor Matanza!!
controlan por medio del dinero y la muerte. El
El de la rebaja baja del taxi brutal ejercicio del poder a través del terror, tan
¡Los tiros, la tira, el basuco y la mentira! generalizado en la Colombia de principios de los
Esta ciudad es la propiedad noventa –cuando la banda francesa dio vida al
Del Señor Matanza Señor Matanza– tiene una de sus más crudas ex-
presiones precisamente en la matanza o masacre. [103]
Esa olla, esa mina, y esa finca y ese mar
Igualmente empleadas por el Estado, por los
Ese paramilitar, son propiedad
grupos armados de derecha e izquierda y por la
Del Señor Matanza
delincuencia organizada como los carteles de
Ese federal, ese chivato y ese sapo, el sindicato narcotráfico, las matanzas se han vuelto una de
Y el obispo, el general son propiedad las formas más comunes y efectivas de controlar
Del Señor Matanza pueblos, provincias y espacios urbanos. Señor
Buenas jineteras y alcohol, están bajo control, Matanza, ese amo y señor capaz de controlarlo
La escuela y el monte de piedad son propiedad todo, hasta la vida misma, esa figura omnipresen-
Del Señor Matanza te y difusa podría ser el jefe de un cartel de la
droga, el líder de un escuadrón paramilitar, un
Él decide lo que va, dice lo que no será cacique regional o un miembro la fuerza públi-
Decide quién la paga dice quién vivirá ca. El secreto público, uno de los rasgos princi-
Esa y esa tierra y ese bar son propiedad pales del Señor Matanza, la encarnación sin
Del Señor Matanza rostro del terror y la muerte.
Y a mi ñero llevan pa’l monte Como una denuncia, “Señor Matanza” y su
Y a mi ñero llevan pa’l monte corta historia son un retrato significativo y para-
Y mi ñero que lo llevan y se van, dójico de la Mano Negra que ha marcado por
Los que matan, pam pam, son propiedad igual a la Colombia histórica y a la contemporá-
¡¡Del Señor Matanza!! nea. En su canción, los músicos franceses dibu-
jan una figura invisible pero por todos conocida,
Él decide lo que va, dice lo que no será
que controla el país matando, amenazando,
Decide quién la paga, dice quién vivirá
comprando y silenciando a todos aquellos que le
No se pueda caminar sin colaborar con su santidad,
salen al paso. El “Señor Matanza” de la Mano Ne-
El Señor Matanza
gra francesa encarna y denuncia a la Mano Ne-
Y a mi ñero llevan pa’l monte gra colombiana. Esa Mano Negra que en sus
Y a mi ñero pa’l monte diversas versiones ha llenado de silencio, muerte
y el terror el día a día de los colombianos.
[104]
46 Leal Buitrago, F. y L. Zamosc. Al filo del caos: crisis política en la Colombia de los años 80. Bogotá: Colombia,
Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales, Tercer Mundo Editores, 1990.
47 Chao, R. Ob. cit.
reseñas
Técnica y utopía: biografía intelectual y política
de Alejandro López, 1876-1940
Gonzalo Cataño durante toda su vida uno de sus res y papeles de universidades, de
Profesor Universidad Externado de Colombia ídolos más preciados. Desde 1910 organizaciones políticas y de aso-
se involucró en la política regional ciaciones profesionales. El libro es
como concejal de Medellín y dipu- un hervidero de datos, y el lector
en nuestros días apenas se tado de la Asamblea de Antioquia. sospecha que el autor observó,
menciona el nombre del ingeniero Fue profesor de la Escuela Nacio- leyó y examinó toda la evidencia
civil Alejandro López. Su obra pa- nal de Minas, donde enseñó admi- disponible acerca de Alejandro
rece haber envejecido, y su tiempo nistración, economía y estadística. López. Los pies de páginas están
se ha hecho distante y remoto para Durante aquellos años patentó dos por lo demás listos a registrar este
los colombianos de finales del siglo invenciones de relativo éxito: una empeño erudito acumulado
análısıs polítıco nº 48
XX y comienzos del XXI. Sus escri- descortizadora de cabuya que lla- durante años, décadas quizás, en el
tos estuvieron muy unidos a los mó “Desfibradora Antioqueña”, y cual no faltaron los repetidos viajes
problemas de la época, y el país una máquina para hilar que bauti- por Colombia, Europa y Estados
cambió tanto después de 1950 y zó con el rótulo más ambicioso de Unidos. Es evidente que con este
1960, que las meditaciones del “Hiladora Colombiana”. Fue ge- esfuerzo ha comenzado a colmarse
antioqueño quedaron en suspenso, rente de la empresa minera franco- el viejo reclamo del recordado
en espera de la evaluación de los colombiana El Zancudo, cargo que Jorge Villegas, un antiguo com- [105]
historiadores de las ideas y de los le permitió unos apreciables aho- pilador y promotor de la obra de
sociólogos del conocimiento. ¿Sus rros con los cuales viajó a Europa López, quien en 1976 había
análisis son relevantes para com- en busca de educación para sus hi- señalado que faltaba “una
prender las dificultades del presen- jos y de un ambiente propicio para recopilación sistemática de sus
te? ¿Ofrecen todavía una guía para escribir y completar su formación escritos periodísticos y un cono-
el diseño de programas y políticas en economía política. Vivió en Lon- cimiento más profundo de su vida
sociales? ¿Sus textos ocupan un lu- dres entre 1921 y 1935, y allí traba- y obra”.
gar significativo en la ciencia social jó, leyó y redactó sus obras más El autor es consciente de las in-
nacional? El reciente volumen de representativas. Regresó al país con novaciones de su libro. En los pro-
620 páginas de Alberto Mayor un gran prestigio intelectual y políti- legómenos anuncia una biografía
Mora, Técnica y utopía: biografía inte- co, al momento fue elegido a la Cá- intelectual moderna, crítica,
lectual y política de Alejandro López, mara de Representantes y luego franca y veraz, libre de inclina-
ofrece respuestas a estos interro- llegó a la gerencia de la Federación ciones partidistas y ajena a la
gantes. Nacional de Cafeteros. Murió poco autocensura de viudas y herederos,
Alejandro López fue un hom- antes de cumplir los 64 años, con tan corriente en la biografía
bre de la política, la técnica, el una imagen de fracaso en la gestión tradicional colombiana salida de
management, la economía y la críti- de los asuntos cafeteros –naufragó los círculos familiares del biogra-
ca social. Nació en Medellín en en su intento de regular el mercado fiado o de las arcas de la Academia
1876 y murió en 1940 en Fusa- del grano para frenar la especula- Colombiana de Historia, siempre
gasugá. Proveniente de una familia ción– y con un sentimiento de infor- tan afín a la exaltación y al enco-
de sastres con marcadas aspiracio- tunio familiar nunca superado. mio. Con la ayuda de una pers-
nes educativas, obtuvo el grado de Alberto Mayor nos cuenta todo pectiva histórico-sociológica, la
ingeniero civil en la Universidad de esto y mucho más en su grueso vo- vinculación de la vida y obra con
Antioquia en 1899 y el de ingenie- lumen que ostenta una impresio- las circunstancias que rodearon al
ro de minas en la prestigiosa Es- nante información tomada de las personaje, Mayor aspira a descifrar
cuela Nacional de Minas en 1908. más diversas fuentes: entrevistas, “una de las más intensas perso-
Participó en la Guerra de los Mil publicaciones periódicas, docu- nalidades de la escena política e
Días, y Rafael Uribe Uribe fue mentos oficiales, archivos familia- intelectual colombiana de la
primera mitad del siglo XX”. Por otra vez a lo largo de la obra. Y Pero si ésta era la estrategia ge-
su magnitud, el libro se acerca a cuando su paladín fracasaba en los neral de conocimiento, en lo que
ese grupo de exhaustivas biografías proyectos de reforma social, respecta a la reforma social había
publicadas en los últimos diez o manifesta que su visión “era dema- algo más que López, empleando
doce años sobre el pensamiento, la siado en grande para unos coterrá- un molesto neologismo, llamaba la
política y la cultura colombianas, neos que pensaban demasiado en técnica de la indirección: “Hacer
como la fina y bien ensamblada pequeño”. ciertas cosas que no son sino me-
Vida y política económica de Lauchlin El grueso del libro está dedicado dios para llegar al verdadero fin
Currie de R. J. Sandilands (1990), la a exponer los programas políticos, perseguido”. No promover el cam-
evaluación de un compositor en las ideas y el contenido de los escri- bio en forma directa, sino median-
Imagen y obra de Antonio María Valen- tos de López. El aspecto estricta- te rodeos tácticos para evitar
cia de M. Gómez-Vignes (1991), la mente biográfico es sólo una ayuda choques y resistencias innecesarias,
vita de J. A. Silva en El corazón del para comprender su pensamiento. como lo hacen los grandes estra-
poeta de E. Santos Molano (1992), “Se tratará de rescatar –anota Ma- tegas de la guerra. Ejemplo: para
el registro de la política, el pensa- yor– no tanto el personaje, cuyos impulsar la libertad civil, lo más
miento y los negocios regionales rasgos biográficos incompletos indicado no sería buscar y promo-
en Gonzalo Restrepo Jaramillo de V. caen a veces en la biografía tradi- ver alzamientos, sino independi-
Álvarez Morales (1999) o el cional colombiana, sino el método zar económicamente a los
“Laureano Gómez study” de James que le permitió llegar a una visión individuos (proceso que en las
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D. Henderson en su comprensiva unitaria del país y de sus proble- sociedades agrarias como la co-
Modernization in Colombia (2001). mas”. ¿El método? A lo largo del li- lombiana significaba la democra-
Pero desde un comienzo hay bro no es claro lo que con ello se tización de la tierra). Lo demás
signos que tienden a nublar este es- quiere significar, pero de sus pági- vendría por añadidura: el voto, la
fuerzo innovador. Mayor está de- nas se desprende que tanto en la ac- educación, el ahorro, la indepen-
masiado unido sentimental y tividad política como en los escritos dencia personal, la lucha por la
[106] afectivamente a su objeto de estu- de López siempre hubo una actitud igualdad de oportunidades, entre
dio para evitar la hagiografía. Des- experimental, una sensibilidad por otras cosas.
de las primeras páginas recuerda a la claridad conceptual aunada al Con estos preceptos
los lectores que su biografiado “fue rigor empírico; un control de la teo- metodológicos, y una prosa contro-
una figura estelar de la cultura po- ría a partir de los hechos; un trata- lada, López redactó sus trabajos
lítica e intelectual colombiana”; un miento de los problemas partiendo más festejados: Problemas colombia-
hombre que “con medios escasos de sus elementos constitutivos y de nos, El trabajo, Idearium Liberal y El
estableció grandes verdades”; un los datos que anunciaban su medi- desarme de la usura, y la tesis de gra-
ensayista “de impresionante soli- da. No en vano López y sus asocia- do sobre El paso de La Quiebra en el
dez” y de “luminosa visión inter- dos fueron autores, traductores o Ferrocarril de Antioquia. Unas veces
disciplinar”. Su “clarividencia era promotores de textos de estadística eran los datos cuantitativos, otras
asombrosa”; “pensaba en grande, o de publicaciones que registraban los cualitativos –los históricos y
al estilo de un Mon y Velarde”; po- la aritmética del departamento de aquellos fruto de la observación y la
seía “un realismo que hoy haría Antioquia en asuntos demo- experiencia– y, unas más, la combi-
empalidecer al más avezado de gráficos, económicos, culturales y nación de unos y otros. Ellos adqui-
nuestros políticos”, y “en el campo sociales, sin descuidar los aspectos rían vida en marcos de referencia
de batalla –en las contiendas públi- geográficos, como los cambios derivados de la ingeniería, la
cas– quedarían tendidas muchas pluviométricos de la ciudad de administración, la economía o la
de las reputaciones y pretendidas Medellín. A juicio de López, todo sociología, disciplinas de las que se
honras de quienes se enfrentaron aquello era relevante para un valía para nutrir un discurso dirigi-
con él”. Sus informes eran, por lo adecuado conocimiento de la do a promover la riqueza y el bien-
demás, “estudios sesudos, macizos y realidad, siempre tan huidiza estar entre los colombianos.
bien documentados”. Este clima, cuando se carecía de instrumentos Siempre se lo veía objetando un es-
falto de una prudente distancia seguros. Como buen ingeniero, sa- tado de cosas y sugiriendo el reme-
que avecina peligrosamente el tra- bía que la imprecisión es fuente de dio para su eventual solución.
bajo de Mayor a los panegíricos de equívocos tanto en el dominio de Buscaba el progreso y era optimista
la biografía piadosa de la cual tanto la naturaleza como en los campos respecto de las posibilidades de la
se quiere diferenciar, surge una y de la política y de la reforma social. condición humana para alcanzarlo.
reseñas
Con obstinación no exenta de dra- separar lo esencial de lo superfluo. mente el fervor lo traiciona. Con
matismo, llamaba la atención de Su método de exposición, muy fa- un tono no exento de anacronis-
las “clases directivas” sobre la nece- miliar al de la historia tradicional mo, se acerca a los contemporá-
sidad de corregir, superar y orien- de la academia, es fruto de la vieja neos de López con sublime
tar los problemas sociales. Un faena, ironizada por Collingwood, autoridad para destronar sus pun-
“hombre de acción eficaz” lo llamó de “tijera y engrudo”, de recorte y tos de vista cuando los encuentra
su amigo Luis López de Mesa. No pegamento, de espaciosos extrac- impropios o contrarios a los suyos.
es por ello extraño que sus libros se tos tanto en el cuerpo del trabajo Califica la reseña de Luis E. Nieto
resientan del molesto sermoneo de como en los pies de página segui- Caballero de Problemas colombianos,
quien cree tener la solución para dos de comentarios que apenas de “anodina y sin reacción crítica,
todas las dificultades del momento. ilustran las palabras citadas. Con conciliadora y carente de percep-
A su juicio, las opciones de los pue- este procedimiento, el tamaño del ción de la profundidad de los plan-
blos eran pocas y la Providencia no lomo crece artificialmente hasta al- teamientos de López”. Al ex
era muy dada a brindar una segun- canzar los nada despreciables 565 presidente Carlos E. Restrepo lo
da oportunidad; el tiempo corría y folios de texto corrido. Ello crea en censura por su “falta de percepción
el que se equivocaba perdía “una el lector la sensación de que no [del problema agrario]”, y a Anto-
jugada en el ajedrez de la vida”. está leyendo un estudio de Mayor nio José Restrepo, el popular Ñito
Siguiendo los puntos de partida sino una antología de los escritos Restrepo, lo estigmatiza porque
de López, Mayor rastrea con éxito de López. Un caso extremo de este “no captaba los conceptos teóricos
análısıs polítıco nº 48
sus fuentes intelectuales, especial- estilo perifrástico se encuentra en que ordenaban los hechos [consig-
mente en los terrenos de la econo- la presentación del opúsculo El des- nados en la obra]” y porque “care-
mía y la administración. List, arme de la usura. En la edición origi- ció de penetración para entender
Jevons, Wagner, Marshall y Keynes nal de 1933, el folleto de López que Problemas colombianos, era, en
para la ciencia que explora los fac- tenía 31 hojas y Mayor le dedica en cuanto a sus fundamentos, un libro
tores de producción –tierra, traba- su libro 23 perseverantes páginas. de ciencia social netamente euro-
jo, capital y organización– y Taylor Apela al cuadernillo, lo extracta, lo peo”. A diferencia de ellos, Mayor,
[107]
y sus discípulos para el manejo ra- acota y lo elogia hasta el agota- siguiendo al mismo López, consi-
cional de la empresa moderna. A miento. Ante esta exuberancia, el dera que –“por su osadía intelec-
continuación, aborda las obras más lector iniciado piensa que quizá la tual y visión futurista”– la obra se
significativas del ingeniero civil, a decisión más sabia hubiera sido la había convertido quizás “en uno de
cuyo resumen dedica buena parte inclusión del opúsculo entero. Con los libros que más contribuyó indi-
de Técnica y utopía. A Problemas co- ello quizás se hubiera ahorrado la rectamente a socavar el régimen
lombianos le consagra, por ejemplo, cansina paráfrasis y la reiterativa político imperante hasta entonces”.
63 páginas. Alguien podría pensar amplificación del trozo referido. Con una vasta información reuni-
que el autor es aquí exhaustivo, Tanto se insiste en esta modalidad da durante años, Mayor deplora
que pretende agotar la materia ob- expositiva, que en ocasiones se tie- que los contemporáneos de López
jeto de estudio. Pero esto no es ne la impresión de que Técnica y no hayan escrito reseñas tan
siempre cierto. El número de pági- utopía no avanza, y que el autor perceptivas como las suyas.
nas no está asociado tanto al exa- apenas controla sus secciones. Las Una de las contribuciones más
men comprensivo de la obra de citas crecen, se emancipan, cobran provechosas de la espaciosa mono-
López, como a la interminable glo- vida propia y tienden a gobernar al grafía de Mayor –¡que en la página
sa de su contenido. Mayor no ex- autor y tras él a los lectores y al vo- 355 califica de “ensayo”!– es la de in-
pone, cita in extenso. No conoce la lumen en su conjunto. Todo se glo- dicar con suficiente amplitud la for-
síntesis, la virtud más apreciada en sa y se trae a colación, y en medio mación económica de López. Leyó
la investigación histórica. Cuando de esta labor todo se vuelve a su vez en francés e inglés los economistas
aborda un libro de su héroe, lo importante y significativo. más relevantes de su tiempo, y en su
presenta –como fiel discípulo– si- A continuación de la presenta- larga estadía londinense se hizo
guiendo el índice del tomo en ción de las obras de López, Mayor miembro de la Royal Economic
cuestión, esto es, capítulo por capí- adiciona información sobre la re- Society, donde la figura de Keynes
tulo, sección por sección. No hay cepción que alcanzaron en su tiem- era dominante, y del National Libe-
allí esfuerzo por la presentación po. Este procedimiento enriquece ral Club, una dependencia del parti-
global y condensada; carece de ca- sus páginas y le confiere un aire do liberal inglés de agitación
tegorías analíticas que le permitan fresco a sus capítulos. Pero nueva- política e intelectual, dos institucio-
nes que le permitieron una relación contenido y alcance de la ciencia de en manos privadas en la época de
más estrecha con las discusiones Comte. Cuando criticaba o sugería López– y administrarlos con efi-
académicas y los debates sobre las un programa de mejora social, era ciencia atendiendo las demandas
reformas del momento. Mayor ras- muy dado a advertir la necesidad de del mercado lejos de “los defectos
trea la asimilación de este aprendi- consultar “ante todo la sociología de la burocracia y las dificultades
zaje y el uso que hizo de él en sus colombiana”, esto es, la historia, las del formulismo oficial”. Este lla-
escritos, y afirma de manera persua- costumbres, las creencias, la perso- mado de 1931, el año de la
siva el nombre de López como eco- nalidad, los modos de ser y los esti- publicación de Idearium Liberal,
nomista o, para satisfacer las mentes los de vida de los diversos grupos de pone las obras de López al orden
más exigentes, como uno de los la población que habitaba el territo- del día en una era asistida por el
más notables protoeconomistas na- rio de la nación. Quien no lo hicie- desalojo de las funciones “sociales”
cionales. Lo que no parece tan cla- ra estaba destinado a fracasar en su del Estado. Por ironías de la his-
ro, sin embargo, es su relación con intento transformador. Esto le per- toria, el organismo que orienta la
la sociología. ¿A qué aludía López mitió un sentido de realidad que sociedad y dice representarla,
cuando usaba el vocablo de Comte? hizo que sus enfoques y programas vuelve a entregarle ahora al interés
¿Era una disciplina residual? ¿Aque- parecieran siempre viables y no particular la prestación de los
llo que queda después de agotar las mera elucubración de una mente servicios públicos que ayer luchó
dimensiones económicas, culturales iluminada extraña a todo control por arrebatarle a los comerciantes,
y políticas de los conglomerados hu- fáctico. a los industriales y a los amos del
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manos? Mayor subraya la lectura y Su interés por la dimensión so- capital financiero.
huella de Gabriel Tarde y de Lester cial, unida a los asuntos económi- A pesar de las contrariedades
Ward, nombres que el mismo cos, se manifestó con claridad en del libro de Mayor, a él tendrán que
López menciona en el prólogo a El su programa trazado en Idearium volver los futuros analistas del
trabajo como una de sus lecturas Liberal. Bajo la inspiración del pensamiento colombiano y los inte-
más provechosas en lo que concier- opúsculo de Keynes, El fin del resados en los variados aspectos de
[108] ne a las “necesidades humanas” (la “laissez-faire” de 1926, y de algunos la obra de Alejandro López. Sus
conciencia de que algo hace falta y materiales del partido liberal in- capítulos han trazado el marco ge-
que es urgente alcanzarlo para lle- glés, López se enfrentó con el neral; ahora resta ajustar análisis,
nar un vacío). Tarde, a quien López “leseferismo” de los ideólogos del recusar santorales y afinar detalles
cita en un pasaje como psicólogo – partido liberal colombiano repre- apenas sugeridos, pero implícitos
aproximación que Durkheim hu- sentado por dignatarios como el ya en sus páginas. López fue un hom-
biera aplaudido– no parece ser un citado Antonio José Restrepo o To- bre nada corriente en el medio co-
autor clave, o al menos fundamen- más O. Eastman, quien por “mu- lombiano. El esfuerzo y el tesón
tal, más allá del tratamiento de las cho tiempo –apuntó el ingeniero personales constituyeron su caracte-
relaciones entre trabajo, invención y con no disimulada picardía–, sostu- rística esencial. Aprovechó el impul-
necesidades, aunque Mayor insiste vo en Colombia una sucursal de la so inicial de los padres, y a
una y otra vez, y de manera poco filosofía [de Herbert Spencer”]. continuación se apropió de los fu-
persuasiva, en vincular el uso del Para López el “dejar hacer” era un rias del self-made-man. En su obitua-
verbo “imitar” en los escritos del in- asunto del pasado; ahora era nece- rio, B. Sanín Cano escribió que era
geniero civil con el concepto de imi- sario que el Estado asumiera la di- la personificación de la “tenacidad
tación del pensador francés (el rección de las múltiples tareas que en el propósito” y de la “fe en sí mis-
proceso mediante el cual los indivi- los individuos privados no podían mo”. Nada de lo que retenía su
duos o los grupos copian las ideas, o no querían atender. El Estado de- atención parecía quedar a medio
los comportamientos y las maneras bía controlar el dinero y el crédito, camino. Proveniente de los círculos
de sentir de otras personas). No debía fomentar y orientar el aho- artesanales, de las clases medias
obstante la amplitud de sus lecturas, rro y la inversión, debía proteger al tradicionales que laboraban con sus
López –que sepamos– nunca abor- trabajador –al obrero y al peón– propias manos y eran dueñas de sus
dó la sociología como disciplina po- ante el poder de la gran industria y instrumentos de trabajo, buscó y
seedora de un objeto propio con de los grandes propietarios de la encontró en la educación, en el
marcos analíticos y estrategias parti- tierra. Su papel era promover la matrimonio y en la política un
culares de conocimiento. Su asunto equidad y el bien común, razón medio de ascenso y de afirmación
de más experiencia y vocación fue por la cual debía tener bajo su do- sociales. Triunfó en Antioquia como
siempre la economía, pero ello no minio la explotación de los servi- político y como profesional, y
le impidió una visión general del cios públicos –buena parte de ellos cuando tuvo la oportunidad de
reseñas
afincarse en Bogotá una vez elegido hacerse imperceptible. Su hijo y destino profesional de sus vásta-
a la Cámara de Representantes, mayor, que había manifestado inte- gos. Éstos, por su lado, ya ingleses
optó por abandonar el país para reses por la pintura, se suicidó a los por idioma y formación, debieron
radicarse en Inglaterra en busca de veinte años, y el que le seguía se experimentar una intensa soledad
una educación adecuada para sus hizo ingeniero, pero a poco debió interior, sin mayores posibilidades
cuatro hijos que apenas superaban ser internado en una clínica de re- de escape y de realización perso-
la infancia. Quería para ellos la poso. El tercero se inclinó por la nal. El hecho real –nos dice
mejor instrucción en un país que química y el menor por la exaltada Mayor– es que cuando López re-
todavía ostentaba el dominio en los ingeniería civil. La ciencia y la técni- gresó al país en 1935, sólo se lo vio
negocios y ofrecía una enseñanza ca, la industria y la mecánica, eran acompañado de su esposa, del quí-
media y universitaria integrales sin parte del ideario doméstico, donde mico y del hijo más joven. Con el
olvidar la formación en una imperaba una absorbente doctrina paso de los años, sin embargo,
profesión útil y aplicada. Eran los del éxito derivada de la constancia, ninguno de ellos descolló en la po-
recursos humanos que necesitaba la dedicación y la tenacidad perso- lítica, en el desempeño profesional
Colombia. Pero aquí los proyectos nales. El círculo más íntimo de los o en el mundo de los negocios. Sus
de López no dieron los resultados López semejaba un pequeño días se fueron diluyendo en las fati-
esperados. La trabajada inversión averno dirigido por las miradas gas de la vida cotidiana, sin conocer
extranjera en “capital humano”, inquisitivas del padre, un asmático la importancia colectiva que tanto
una expresión que le era muy crónico, que buscaba estampar su había buscado el férreo y perseve-
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familiar, tendió a diluirse hasta experiencia particular en el ánimo rante progenitor.
Juan Guillermo Ferro Medina número muy significativo de im- (procesos de poblamiento territo-
Profesor de la Facultad de Estudios Ambientales y portantes testimonios de los dife- rial), la sociología (por qué se da la
Rurales de la Universidad Javeriana rentes actores clave, lo cual lleva al acción colectiva) y la ciencia políti-
lector a que en algunos momentos ca (cómo se construye ciudadanía,
se sienta en medio de los aconteci- fronteras entre el Estado y la socie-
el libro de maría clemencia mientos. De igual manera, la revi- dad civil).
Ramírez es de enorme utilidad sión bibliográfica y conceptual es El evento sobre el que está cen-
para todas las personas que están traída al texto con oportunidad, y trado el análisis es el fenómeno de
interesadas en la problemática de sin otra pretensión que la de con- las marchas de los campesinos
los movimientos sociales en zonas tribuir a una mejor interpretación cocaleros del Putumayo, que tuvie-
de conflicto armado. En este texto de los hechos y de los discursos. ron lugar a mediados de 1996, y las
están planteadas con detalle las Desde el punto de vista del énfasis cuales movilizaron decenas de mi-
enormes contradicciones del Esta- disciplinario, si bien el eje parece les de campesinos durante varias
do colombiano, de la guerrilla y, ser la antropología social (identi- semanas y que, sobre todo, hicie-
sobre todo, del movimiento social dad y reconocimiento social), el ron evidente el enorme problema
en la región del Putumayo. texto es un excelente ejemplo de social y político que se esconde de-
Desde el punto de vista meto- interdisciplinariedad dentro de las trás de los llamados cultivos ilícitos.
dológico, este libro deja ver un ciencias sociales y humanas. El es- Este hecho es de singular impor-
prolongado y valioso trabajo de tudio desarrolla de forma articu- tancia para los propósitos de la au-
campo, un esfuerzo admirable y lada tanto a nivel teórico como tora puesto que, en el proceso de
paciente por recoger sistemáti- empírico una serie de temas y pre- las marchas y de las negociaciones,
camente y con especial detalle un ocupaciones clave para la historia los intereses y las contradicciones
fundamentales de los principales campesinos, su intención es la de excluyentes y alta dependencia de
actores involucrados en el conflicto poder ser reconocidos como ciudadanos la política norteamericana con pro-
salieron a flote con más claridad. putumayenses. pósitos conciliadores,
De esta manera, el amplio espectro La enorme disposición de prue- identificación con la sociedad civil
de intereses políticos en juego fue bas sobre todos los propósitos ante- y búsqueda de legitimidad. Des-
expuesto públicamente. riores es una fortaleza especial de pués de esta perspectiva tan bien
Los testimonios que recoge Ma- este trabajo de investigación. Hay documentada por María Clemen-
ría Clemencia Ramírez muestran un esfuerzo lúcido y sistemático cia Ramírez, va a ser muy difícil se-
con insistencia cómo la lucha del por analizar y recoger “las verdade- guir sosteniendo visiones
movimiento campesino cocalero ras intenciones del movimiento”. monolíticas sobre lo que es el Esta-
es ante todo una “batalla” por su Esta tarea se remonta a la historia do colombiano en su conjunto.
reconocimiento como actor social del movimiento social del Putu- Ahora bien, en lo que se refiere
legítimo. Para este propósito se mayo, mucho antes de las marchas al papel de las FARC y su relación
plantean varios elementos impor- de 1996. El trabajo, si bien se cen- con el movimiento cocalero, se
tantes. Primero, el rechazo a la tra en este evento, tiene una impor- puede proponer una discusión
estigmatización. Las declaraciones tante base histórica del proceso de frente a los planteamientos de la
de los líderes reflejan la enorme in- la colonización y del esfuerzo por autora. El libro pretende mostrar
dignación de los campesinos cuan- construir región en el Putumayo. que las FARC manejan una gran
do se les acusa de delincuentes. Igualmente, el texto tiene la virtud ambigüedad con relación al papel
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Para ellos su actividad es legítima de que el análisis no concluye con del Estado. De esta manera, se pre-
en la medida en que es el fruto de el fin de las negociaciones entre el senta en algunos momentos a las
su propio trabajo (desde la lógica Estado y los marchistas, sino que FARC como coincidentes con el in-
campesina, lo que sí está muy mal continúa recogiendo todos los terés de los líderes campesinos con
visto es aprovecharse del trabajo de efectos posteriores que, por cierto, respecto a la idea de que el Estado
los otros), y de su lucha por la aportan muchas luces adicionales debe cumplir con su deber de ha-
[110] sobrevivencia familiar ante la ca- sobre lo que realmente estaba en cer presencia y de propiciar el de-
rencia de otras oportunidades eco- disputa. sarrollo. Es decir, por momentos se
nómicas. En segundo lugar, el Desde mi punto de vista, el de- visualiza a las FARC como el actor
derecho a participar en las decisio- bate que plantea este libro no está político que empuja a los campesi-
nes que los afectan. Hay una clara en el análisis del movimiento social nos en su proceso de búsqueda de
conciencia de que las políticas del y de su intencionalidad. Lo mismo incorporación al Estado.
Estado central se elaboran y se eje- podríamos decir de la visión que se Desde nuestra perspectiva, pue-
cutan sin su consentimiento, en recoge sobre la participación del de haber incluso algo de ingenui-
particular las que más los afectan Estado frente al evento de las mar- dad en esta visión. El interés de las
en la actualidad, como son las de chas. El texto muestra en detalle –y FARC es múltiple. Por un lado, lo
erradicación y sustitución de los con gran claridad– las enormes que persiguen es que los campesi-
cultivos ilícitos. Finalmente, la de- fisuras del Estado colombiano. És- nos se den cuenta de que el Estado
mostración de que se tiene un pro- tas quedan representadas en las colombiano no los quiere y no los
yecto propio e integral de contradicciones entre el estamento puede incorporar por su propia
desarrollo rural y regional. Los militar y los funcionarios civiles forma de concebir la democracia y
campesinos manifiestan que el fu- (Fuerzas Armadas vs. ministerios el desarrollo, y porque se encuen-
turo de su territorio los afecta pro- del Interior y de Agricultura, por tra maniatado por la política anti-
fundamente. Ellos consideran que ejemplo); entre las propias institu- drogas de Estados Unidos. Las
tienen mucho conocimiento que ciones del nivel central (Red de So- FARC procuran que los campesi-
aportar al diseño de un modelo de lidaridad vs. Plante, por ejemplo), nos vivan en carne propia la repre-
desarrollo sostenible y democrático entre éstas y las instituciones regio- sión, pues éste es un valioso
para el Putumayo, y que esta pro- nales y locales (Ministerio de Inte- recurso “pedagógico” para apren-
puesta no es la misma que plantea rior y FFAA vs. Gobernación y der quién es el verdadero “enemi-
la insurgencia. alcaldías, por ejemplo). go”. Como el mismo texto lo
En síntesis, la autora nos mues- Para los analistas del Estado co- documenta, la insurgencia no per-
tra que la lucha de los campesinos lombiano, esta aproximación es de mite que posteriormente a las mar-
cocaleros es lo que algunos autores una riqueza invaluable porque per- chas se constituyan movimientos
han llamado el derecho a tener dere- mite ver simultáneamente prácticas políticos legales encabezados por
chos o, en palabras de los propios autoritarias y represivas, políticas los líderes de las mismas. Abrir la
reseñas
democracia liberal colombiana es muy importante resaltar, en un lado, de crear una alianza políti-
hace mucho tiempo dejó de ser la concordancia con la autora, es que ca prácticamente inédita entre el
intención de las FARC. El incum- en las zonas de abierto conflicto, el Estado y el movimiento colono-
plimiento del Estado a buena parte movimiento social campesino está campesino, y por otro, de ampliar
de los acuerdos pactados con los profundamente bloqueado. Las posi- las contradicciones entre este movi-
marchistas es celebrado por el mo- bilidades de emancipación para el miento y la insurgencia. En lo que
vimiento guerrillero bajo la impo- movimiento social en el actual se refiere a la guerrilla, el texto
pular expresión de “yo se lo dije”. contexto de la guerra colombiana muestra claramente cómo ésta,
La inversión estatal es considerada son realmente muy limitadas. Los desde su lógica autoritaria, termina
como parte de los recursos que hay pocos que han avanzado política- por cortarle las alas a un movi-
que utilizar contra él. mente han tenido que asumir miento profundamente revolucio-
Actualmente, los proyectos pro- también unos altos costos políticos, nario, ya que no sólo estaba
ductivos del Plan Colombia en el son los llamados “pactos paradóji- poniendo en evidencia las profun-
Putumayo (en buena parte recur- cos” que Francisco Gutiérrez Sanín das contradicciones de la política
sos de Usaid), que se adelantan en nos devela sobre las contradicciones de erradicación y sustitución, sino,
las fincas de los campesinos que de los movimientos sociales que sobre todo, porque con su práctica
erradicaron parcialmente la coca, negocian con los diversos actores y con sus planteamientos estaba
son vistos por la insurgencia como armados en Colombia. Y si a eso creando una nueva forma de hacer
un recurso temporal de seguridad añadimos los asesinatos de im- política. En términos de Arturo Es-
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alimentaria que los campesinos ne- portantes líderes campesinos a cobar, podríamos decir que se tra-
cesitan para sobrevivir ante los manos de los paramilitares, como taba de un movimiento que a
cambios drásticos sufridos en el sucedió en este caso pocos meses través de su política cultural pre-
mercado de la coca, los cuales son después de las marchas, el panorama tendía generar una nueva cultura
fruto del conflicto mismo y de las no es nada alentador. política basada en la construcción
fumigaciones. Es decir, estos pro- Este libro deja ver que las mar- de ciudadanía democrática.
yectos no son vistos como la con- chas y sus negociaciones fueron En síntesis, y dentro de la per-
[111]
creción del pago de una deuda una de las tantas coyunturas de versidad propia de nuestro conflic-
social histórica sino como los “dul- oportunidad perdidas para el pro- to, el Estado finalmente se portó
ces” que permiten entretener a la ceso de construcción de la demo- como la guerrilla quería, y viceversa:
población mientras las cosas mejo- cracia colombiana. El Estado, pese la guerrilla se portó como el Estado
ran por otro lado. a algunos intentos en cabeza de la quería. Aunque suene paradójico,
Pese a estas diferencias sobre el Red de Solidaridad, finalmente en Colombia se le teme mucho más
análisis de este actor armado, lo que desaprovechó la oportunidad, por a la democracia que a la guerra.
Suhner, Stephan
Bogotá: Editorial Taurus & Unrisd, 2002.
Fernando Cubides Cipagauta años setenta del siglo XX, ha esta- que casi hace innecesaria una con-
Profesor Facultad de Sociología e investigador do en las últimas décadas sumergi- sideración sumaria más detallada
IEPRI, Universidad Nacional de Colombia. da en una especie de olvido, poco acerca de su contenido. Es del todo
tratada, subsumida en otros temas cierto que a la cuestión campesina
y problemas; de allí el título que es- hace falta rescatarla en su
la cuestión del campesinado, cogiera este autor, junto con sus pertinencia actual, examinarla a la
tan abordada por las distintas cien- editores. Un título tan descriptivo, luz de los nuevos términos del pro-
cias sociales desde sus orígenes has- tan bien logrado en ese propósito blema, de nuevos enfoques, y lo
ta bien entrada la década de los de definir los alcances del texto, apremiante que resulta todo ello
en un contexto nacional tan intrin- como trataremos de mostrar, a ductores a organizarse alrededor
cado, tan conflictivo como el nues- errores gruesos de perspectiva. de Salvación Agropecuaria, que se
tro. Es así mismo cierto que los El más notorio a nuestro juicio ha enfrentado con la SAC y que ha
policy-makers, los decision-makers, es que, en un comienzo, presenta protagonizado grandes movilizacio-
unos y otros, al igual que la mayo- muy bien las dificultades al ofrecer nes (p. 81).
ría de los investigadores, la han re- una definición actual y comprensi-
legado a un segundo y aun a un va del campesinado, pero luego, a En todo caso, la no definición
tercer plano, cuando no la han ol- lo largo del análisis, prescinde de adecuada del campesinado colom-
vidado del todo. En ese sentido, ellas por completo. La constatación biano, el no ser coherente con el
este libro llega en forma muy inicial es válida, y ha sido hecha enunciado según el cual el proble-
oportuna y responde a una clara por especialistas de varias latitudes: ma es “complejo y contradictorio”,
necesidad. ¿Qué significa hoy por hoy ser cam- le lleva a tomar con toda literalidad
Además de su pertinencia, de pesino en general, y en países lo que afirman todas las organiza-
su urgencia, no hay tampoco duda como el nuestro? ¿Es posible trazar ciones que dicen representar al
alguna acerca de las buenas inten- hoy, como lo era hace unas déca- campesinado, sin ponderar, sin
ciones del autor, de lo laborioso de das, una distinción neta entre lo cuestionarse su real representa-
su esfuerzo por abarcar la etapa rural y lo urbano, una tipología tividad.
más reciente de la evolución del que diferencie luego en cada caso En toda la literatura reciente
problema a partir de las fuentes ac- lo campesino de lo “otro”, que ven- acerca del tema (desde el trabajo
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cesibles. Está por encima de toda drían siendo el conjunto de clases de la Misión de Estudios sobre el
sospecha en cuanto a sus buenas sociales de la era industrial, etc.? sector agropecuario en 1990, sobre
intenciones, como la entidad en Sin embargo, aun cuando la la base de la información más ex-
cuyo marco ha adelantado su labor dificultad es patente, el investigador haustiva hasta ahora) se afirma que
como investigación: el Instituto de suizo cuyo trabajo reseñamos, la estructura de la tenencia de la
las Naciones Unidas para el Desa- procede, tras enunciarla, a hacerla a tierra en Colombia es bimodal, en-
[112] rrollo Social, Unrisd. Su destacable un lado, asignándole al “campesina- tendida ésta “como la concentra-
tensión por la objetividad le lleva a do colombiano” toda una serie de ción de predios en rangos de
ser minucioso en la recapitulación atributos, de rasgos, cualidades y tamaño pequeño, y la concentra-
de hechos significativos, en la bús- actitudes que postula como ción de superficie en los rangos de
queda de fuentes alternas a las incuestionables, autoevidentes: “El mayor tamaño”, tal y como asevera
oficiales, en la elaboración de en- campesinado hizo...” “los campesinos el informe de dicha Misión. Desde
trevistas con personas cuya dijeron...”, “los campesinos aspiran...”. entonces la fórmula se ha emplea-
representividad sea notable, así La enunciación problemática inicial do como un axioma, pero no siem-
como en orientarse en ese bosque se convierte así en un ritualismo que pre se extraen las consecuencias;
de siglas, que se ha ido formando incita pero no aplica, que no parece no basta con acogerla; no siempre
(y desdibujando) a medida que guardar relación alguna con el trata- de la enunciación se deducen las
surgen, se fusionan, se subdividen, miento que le da a la documenta- consecuencias que tiene sobre la
o desaparecen las organizaciones ción, con la debida circunspección composición actual del sector rural
que han aspirado a representar los con la que se debería aprehender el colombiano. Y para el caso habría
intereses del campesinado colom- material empírico que ha acopiado que preguntarse qué consecuen-
biano. No obstante, todo lo ante- en su trabajo. En ocasiones se ve cias tiene sobre la cobertura y las
rior sumado no garantiza que el obligado a diferenciar, y nos modalidades de organización.
trabajo sea bueno, e incluso en el enteramos entonces de que: Con base en algunos casos
tratamiento general, así como en ejemplares, Suhner afirma que
algunos de los pasajes, se advierte Campesinos acomodados y pe- existe en el período más reciente
que una de esas características (el queños agricultores están a veces un fortalecimiento de las diferen-
toque cosmopolita y bienpensant, or- organizados en gremios y asociacio- tes organizaciones sociales del
ganizar la información y exponer nes de productores como Asopapa, agro, pero no porque indique la
los hechos “para consumo exter- los arroceros, etc., que a su vez for- tendencia y la demuestre como tal,
no”, una cierta desenvoltura en el man parte de la Sociedad de Agri- sino como una especie de wishfull-
abordaje del problema, en la cultores de Colombia, SAC. La SAC thinking, una expectativa benevo-
aproximación a los hechos) puede tiene relaciones con el gobierno y lente acerca del curso futuro de los
incluso traducirse en una limita- no apoya las acciones directas, lo acontecimientos. Así, proactivo al
ción del trabajo, lo cual induce, que ha llevado a un sector de pro- fin y al cabo, incurre en vaticinios
reseñas
en el momento en que redacta su y extraer conclusiones que orien- auténtica válvula de escape de la
escrito, que no se habían cumplido ten un tanto en esa profusión de cuestión agraria, que disminuye la
ya para la fecha de su publicación, oenegés que han brotado, muchas presión sobre la tierra más apta
cuando habrían tenido que cum- de ellas a favor de estímulos exter- para el cultivo, y más próxima al
plirse: las movilizaciones que se nos, o necesidades prácticas, pero mercado, aplazando sine die, una
irían a dar por parte de los cultiva- sin verdadera representatividad. En auténtica redistribución.
dores de coca y en contra del Plan todo lo que tiene que ver con la or- Otro defecto notorio del texto
Colombia, una especie de reedi- ganización tenemos aquí mucha es que sus capítulos parecen haber-
ción más intensa de las marchas descripción (y una descripción más se redactado en épocas distintas, lo
cocaleras de 1996 (pp. 77 y 120). bien plana) y poco análisis. que da lugar a incongruencias y
En contraste, respecto del pasado, Acerca de la reforma agraria, contraevidencias. En muchos pasa-
al recapitularlo lo que señala como de sus intentos más recientes, en jes se está hablando del año 1999,
tendencia es una serie prolongada particular la Ley 160 de 1994, hay en otros de los años 2000 y 2001,
de frustraciones acerca de las accio- tanto de ancho como de largo. El en tanto que en la introducción
nes organizativas que se empren- autor supone, por ejemplo, que abundan las referencias a lo más
dieron, y las movilizaciones sociales existe un movimiento masivo a fa- inmediato y actual: los comienzos
que fueron promovidas por las or- vor de las zonas de reserva campe- del gobierno Uribe. Pero lo ante-
ganizaciones existentes, y entonces sina en áreas de colonización, rior no sería mayor inconveniente,
se deja llevar de una suerte de puesto que ha surgido una forma si aparte del modo como ello afec-
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maniqueísmo bien intencionado organizativa en esa dirección. No ta al flujo narrativo, la unidad de
y por la teoría conspirativa de la obstante, dicho movimiento, exa- estilo y la cronología, no hubiese
historia que lo subyace: los campe- minado sobre el terreno a partir incurrido también en apreciacio-
sinos, ingénitamente buenos, movi- de experiencias regionales, no lo nes contraevidentes en asuntos cla-
lizándose una y otra vez en contra hemos visto como tal. En casos en ve: el carácter y significado de las
de gobiernos oligárquicos, esen- que los inspiradores de la ley audiencias públicas en el Caguán
cialmente malos, que mediante creían ser los más maduros para durante el fallido proceso de paz
[113]
procedimientos arteros se propo- dar cuenta de su aplicabilidad (la de la administración Pastrana: en
nen, y consiguen, una y otra vez, zona de colonización al sur de la ocasiones se las considera “una ins-
frustrar sus posibilidades, desarticu- serranía de la Macarena, en con- tancia de participación de la socie-
lar sus organizaciones. creto) nos hemos encontrado con dad” (p. 56) y se hace gala de un
Suhner derrocha simpatía por que esa reivindicación no tiene optimismo de oficio, bienintencio-
el movimiento campesino, y ese dolientes, que por varias circuns- nado, hacia ellas; en otros momen-
puede ser un buen punto de parti- tancias –entre ellas la actitud de la tos se las considera con más
da para el conocimiento (recorde- guerrilla–, no ha sido posible im- retrospección, con todas las limita-
mos que era uno de los postulados pulsarla o promoverla. Así mismo, ciones, la reiteración y el ritualismo
más firmes de los que partía Levi- Suhner acoge la férrea “ley de los y, en fin, la inocuidad que las carac-
Strauss en Tristes trópicos: “Una cu- tres estadios” según la cual el colo- terizaron, vistos los resultados.
riosidad plena de simpatía por las no, de un modo ineluctable, in- Un punto más sensible es la
costumbres campesinas y el pensa- corpora tierra baldía, que va a contraevidencia en que incurre res-
miento popular”), aunque a condi- parar al comerciante de tierras y pecto de su modo de apreciar las
ción de que se lo corrobore, se lo por fin al latifundista. Ésta hace célebres marchas cocaleras de 1996,
contraste, se lo ponga a prueba rato dejó de ser la tendencia, pues que han dado lugar por cierto a muy
“con beneficio de inventario”; un la rentabilidad de los cultivos ilí- buenos análisis, a tesis doctorales y a
átomo de criticismo respecto de lo citos ha hecho posible un exce- crónicas sesudas y de cuya documen-
que postulan los dirigentes de las dente para el colono campesino. tación sin embargo hay mucha sus-
organizaciones no vendría mal. Lo anterior se relaciona con otra tancia por analizar todavía. Mientras
Con referencia a la cobertura y presunción discutible en este que en la página 140 nuestro
representatividad de las organiza- libro: la de que el agrarismo de las investigador afirma tajante: “Así, las
ciones que se dicen campesinas, guerrillas, en particular el de las grandes movilizaciones del sur en
por ejemplo, además de las entre- FARC, sigue siendo el mismo de 1996 fueron más que todo una gran
vistas a algunos de sus dirigentes, y los primeros tiempos: si fuese así derrota para los campesinos y no
a fuentes interesadas, valdría la no se explicaría por qué la gue- contribuyeron para nada (sic) a la
pena acudir a la base de datos so- rrilla ha promovido el movimiento solución de los problemas, no tanto
bre organizaciones y asociaciones, de colonización hacia la periferia, por culpa del movimiento
campesino mismo, sino por miento en aspectos de organiza- Tal vez en este balance hayamos
intransigencia del gobierno”, en la ción, coordinación y de capacidad subrayado los defectos del libro –y
página 179 se nos dice en cambio de convocación y de elaboración de es inevitable, pues son protuberan-
que “las marchas cocaleras de 1996 propuestas”. Lo que conduce al lec- tes–, pero hay que decir que su
(...) sirvieron al movimiento cam- tor, siguiendo a ese elegante escépti- lectura es provechosa, en más de
pesino como impulso para realizar co latino que fue Poncio Pilatos, a un sentido, y que contribuye a
un significativo proceso de fortaleci- preguntarse: ¿Dónde está la verdad? replantear un debate crucial.
Miguel Ángel Beltrán Villegas ca y polarizada del fenómeno estu- transversalmente: 1) Balance de los
Profesor adscrito al Departamento de Sociología, diado. En este sentido, Guerra y paz estudios acerca de la guerra y la paz;
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regionalización estructural, la vio- en la bipolar relación entre guerra y de dar cuenta a partir de caracteri-
lencia y el papel del Estado (hipóte- política, en un recorrido que nos zar el actual conflicto como “guerra
sis sobre el “derrumbe parcial del lleva a lo que Nieto y Robledo consi- contra la sociedad civil” (Daniel
Estado”). deran “una conjugación fluida, no Pécaut) o “guerra contra los civiles”
La segunda omisión se refiere a problemática de la guerra y la políti- (Eric Lair), lleva a la consideración
la producción bibliográfica perio- ca” propia del siglo XIX, hacia una –no hecha explícita pero funda-
dística y testimonial. Si bien se su- relación indeterminada que, a jui- mental en la argumentación– de
[115]
brayan los trabajos periodísticos de cio de los autores, interfiere y per- que en algún momento de la histo-
Ramón Jimeno, Patricia Lara y vierte tanto la militarizacion de la ria pasada, la guerra transitó por los
Olga Behar, no se mencionan los política como la politizacion de la canales de un conflicto civilizado,
del periodista Carlos Arango1 –a guerra. “no degradado”, donde los actores
través de cuyas páginas la opinión Por esta vía llegamos a una tesis armados guardaban una mayor con-
pública tuvo las primeras aproxi- gruesa en el trabajo de los sociólogos sideración por la población civil. In-
maciones a las FARC-EP y sus diri- Nieto y Robledo: se trata de lo que cluso, un estudioso de las guerras
gentes–, así como los relatos de los los autores consideran “la civiles del siglo XIX como Fernán
propios actores del conflicto2. bandolerización y degradación de la González se ha referido a los “gene-
guerra”, asociada fundamentalmen- rales-caballeros” y a los “pactos de ca-
Las relaciones entre guerra y te a la vinculación de las guerrillas al balleros” entre jefes regionales para
política negocio del narcotráfico, así como a evocar así la naturaleza del conflicto
En un esfuerzo por superar las la utilización sistemática y profusa de decimonónico.
visiones que pretenden dar cuenta formas depredadoras y extorsivas de Hay aquí una cierta idealización
de estos dos fenómenos, como una financiamiento de la guerra, como el de las guerras civiles pasadas que,
simple sucesión mecánica en la his- secuestro y la “vacuna”. sin duda, nos ha venido de la mano,
toria política del país, de escenarios Tal tesis es retomada y desarro- a través de ciertos relatos idílicos del
de paz y escenarios de guerra, los llada en el último capítulo para se- conflicto.
autores nos ofrecen una visión dia- ñalar como el creciente y rápido Al describir el vandalismo y las
léctica, en la que se advierte “cómo fortalecimiento militar y logístico de depredaciones que dejaban las con-
en cada período histórico existen las guerrillas “ha significado una mi- frontaciones armadas en el siglo
1 Arango, Carlos. FARC 20 años de Marquetalia a la Uribe. Bogotá: Aurora, 1984; Arango, Carlos. Guerrilleras FARC.
Bogotá: Aurora, 1986.
2 Calvo, Fabiola. EPL: Diez hombres, un ejército, una historia. Bogotá: ECOE, 1985; Arenas, Jacobo. Cese el fuego. Bogotá:
Oveja Negra, 1985, y las posteriores compilaciones documentales hechas por este mismo autor: Correspondencia
secreta del proceso de paz,1989; Paz, amigos y enemigos,1990 y Vicisitudes del proceso de paz, 1990; Pizarro León-Gomez,
Carlos. Guerra a la guerra. Bogotá: Tiempo Presente, 1988.
XIX, escribe Tirado Mejía: “El paso cieran dar por supuesto los auto- cribe en la dinámica de este nuevo
de los ejércitos era el peor flagelo res5. Además, no debe dejarse de ciclo de militarización de la política,
que podía caer sobre la población. lado que si en los años sesenta exis- sin que logre transformarlo en un
Los campesinos eran reclutados; sus tía un discurso legitimador de la nuevo ciclo de politización de la gue-
víveres, aves y ganados expropiados. guerrilla, en la última década los rra”, (pp. 107-108).
Frecuentemente la toma de las ciu- cambios en el contexto internacio- A la luz de esta hipótesis, los auto-
dades era seguida de saqueo –por nal han llevado a una deslegiti- res examinan el conflicto político
parte de los alzados en armas”3. mación discursiva de la lucha armado en Colombia en los finales
Por su parte, el sociólogo Carlos armada y su calificación como “te- de los noventa, y en particular las
Eduardo Jaramillo, en su docu- rrorista” . transformaciones y desarrollos que en
mentado libro sobre la Guerra de la última década presenta cada uno
los Mil Días, en un análisis de los Las políticas de paz en de los actores armados: las FARC, el
aspectos estructurales del conflicto Colombia ELN, las AUC y las Fuerzas Armadas.
se refiere a temas como las dona- En relación con las políticas de Del análisis acerca de la guerrilla
ciones forzosas (conocidas hoy paz en Colombia, los autores, res- y de las Fuerzas Armadas, afloran
como “vacunas”): paldados en una cuidadosa recopi- observaciones muy agudas y profun-
lación bibliográfica sobre el tema, das que apuntan a develar sus inte-
En la aplicación de esta nos ofrecen un análisis histórico de reses en el corto y mediano plazo,
fórmula para conseguir recursos – los diferentes procesos de paz y las sus percepciones de la realidad in-
análısıs polítıco nº 48
escribe– compitieron tanto libe- políticas que los han acompañado mediata y futura, sus estrategias en
rales como conservadores, y fue la durante los últimos veinte años. juego, sus intenciones y probables
fuente más importantes de ingre- Este recorrido que nos permite cursos de acción. Sin embargo,
sos para la guerrilla. La justifi- valorar, con una mirada crítica, los cuando se aborda las Autodefensas
cación de ambos contendientes a cuatro procesos de paz impulsados el análisis pierde claridad, y se deja
tal expoliación disfrazada se basó bajo los gobiernos de los presidentes llevar por la superficialidad de los
[116] en el argumento de que sobre el Belisario Betancurt, Virgilio Barco, acontecimientos. No extraña enton-
enemigo debería hacerse recaer la César Gaviria y Ernesto Samper ces que arriben a conclusiones
responsabilidad del manteni- Pizano, aporta importantes reflexio- como la de que “mientras las guerri-
miento de la guerra. Con base en nes para balancear, en términos de llas avanzan hacia una progresiva
esta argumentación se emplearon avances y retrocesos, las diferentes militarización, el paramilitarismo
mecanismos como la expropiación modalidades con que se ha ensayado avanza hacia una progresiva
de bienes –que cubría desde dine- la paz en Colombia. Infortunada- politización” e incluso en un tono
ro, cosechas, bestias, aperos y mente, los autores dedican muy polémico y no falto de audacia,
ganados, hasta ropa y utensilios de poca atención a los diálogos en Cara- afirman que podríamos estar asis-
cocina–, la toma de rehenes y el cas y Tlaxcala, siendo éstos de inte- tiendo a “la configuración de un
establecimiento de medidas rés, por ser la primera vez que el proyecto de tercera fuerza política
impositivas4. escenario de las negociaciones lo en Colombia” (pp. 132-133).
constituye un país extranjero (prime-
Es cierto que las normas jurídi- ro Venezuela y luego México) y que La sociedad civil y el conflicto
cas para regularizar los conflictos el ELN y las FARC se sientan a armado en Colombia
internos es una construcción, que dialogar conjuntamente con el go- El concepto de “sociedad civil”
empieza a materializarse a partir de bierno. se ha convertido en un eje impor-
la segunda mitad del siglo XX. Sin En el análisis del reciente proce- tante de la reflexión política con-
embargo, en décadas más recientes so de paz con las FARC-EP, los auto- temporánea. Sin embargo, lo que
encontramos relatos testimoniales res señalan que “el gobierno del generalmente se encuentra al revi-
que dan cuenta de un accionar presidente Andrés Pastrana y parti- sar la literatura sobre el tema, es
guerrillero, muy lejano al que pare- cularmente su ‘política de paz’ se ins- una narración de experiencias y
3 Tirado Mejía, Álvaro. Aspectos sociales de las guerras civiles en Colombia. Bogotá: Colcultura, 1976.
4 Jaramillo, Carlos Eduardo. Los guerrilleros del Novecientos. Bogotá: Cerec, 1991, p. 133.
5 Véase por ejemplo en el testimonio de Franco Isaza sobre la trayectoria de Eliseo Velásquez en las Guerrillas del Llano.
Bogotá: Tercer Mundo, 1954; de Jaime Arenas: La guerrilla por dentro. Bogotá: Tercer Mundo, 1974 y, más
recientemente, de Álvaro Villarraga y Nelson Plazas. Para reconstruir los sueños. Bogotá: Fundación Progresar, 1994.
reseñas
prácticas, muchas de ellas socializa- cenario nacional en la lucha por fa- del país, sin profundizar en la dis-
das en seminarios y encuentros por cilitar una salida negociada entre cusión sobre lo atomizado de esta
la paz, mientras persisten notorios los actores del conflicto armado sociedad civil, sus intereses contra-
vacíos conceptuales en lo que atañe que sacude al país. dictorios que la animan y la
por ejemplo, a pensar la relación En esta perspectiva examinan las coyunturalidad de su accionar.
entre la sociedad civil y la búsqueda diferentes experiencias de participa- Resultan así otros aspectos so-
de salidas políticas al conflicto arma- ción por la paz y en contra de la bre los cuales el libro no ahonda
do y social que vive el país. guerra que tiene hoy la sociedad ci- suficientemente y que, retomados
En este sentido, el libro de los vil, y en torno a las cuales se ha ido por futuros investigadores, pueden
profesores Nieto y Robledo aporta incrementando un amplio movi- enriquecer la comprensión de la gé-
una interesante reflexión teórica miento social de diversos sectores: nesis y el desarrollo de estos proce-
en torno al concepto de sociedad indígenas, empresarios, mujeres, sos. Son ellos: la mayor complejidad
civil. ¿Cuál es su papel en un país Iglesia, trabajadores, intelectuales y de los actores armados (incluso la
con un conflicto bélico extendido académicos, comerciantes, campesi- identificación de fisuras en su inte-
con altos niveles de escalona- nos y población en general que ha rior), el papel de las pasadas au-
miento y generalización como ocu- reclamado al gobierno, a la insur- diencias públicas como espacio de
rre en Colombia? ¿Qué tareas está gencia y al paramilitarismo el respe- expresión de la sociedad civil, y la
en capacidad de desarrollar frente to y el cese de hostilidades contra la nueva geopolítica mundial en que
a los actores armados y el Estado? población civil y contra sus organi- hoy se inscriben estos procesos.
análısıs polítıco nº 48
¿Cómo es posible unirse en torno a zaciones democráticas. Para concluir, cabe subrayar que
un objetivo común como la paz, Revisan los autores las expe- con este tipo de investigaciones, la
aun en medio de la fragmenta- riencias vividas en regiones que Universidad está contribuyendo al
ción? las anteriores son interro- han estado sometidas a la lógica análisis y a la interpretación de la
gantes que atraviesan estas páginas de la confrontación armada y que realidad sociopolítica del país desde
y a los cuales los autores tratan de demandan su exclusión de la la reflexión académica, labor que
dar respuestas. guerra, y junto a ellas las hoy se ha visto obstaculizada por la
[117]
Sugieren, así, la idea de una so- iniciativas para la paz, de violencia sistemática contra el Alma
ciedad civil políticamente activa, empresarios, gremios económicos, Mater. No obstante, investigaciones
esto es, que “ocupe un lugar en las de la asamblea permanente de la como la de los profesores Nieto y Ro-
mesas de negociación, manifieste sociedad civil por la paz y las bledo contribuyen, de una manera
su posición y sea reconocida como marchas ciudadanas. Aclaran que real y efectiva, a derrotar el miedo y
interlocutora válida por parte de éstas representan un avance cuali- la autocensura que hoy parece impo-
los actores armados” (p. 97). Seña- tativo en la decisión de importan- nerse en los claustros universitarios y
lan que en los últimos años la so- tes y amplios sectores de la a aportar un grano de arena en la
ciedad civil ha adquirido mayor sociedad por apostarle a las solu- búsqueda de soluciones a nuestros
identidad y participación en el es- ciones políticas de los problemas agudos conflictos.
resúmenes
Abstract
Dos caras de la convivencia. Starting from the hypothesis that Cambio institucional y
Cumplir acuerdos y normas coexistence is the ability to perform partidos étnicos en
y no usar ni sufrir violencia and fulfill agreements, and follow Suramérica
A N TA N A S M O C K U S formal rules (law) and informal DONNA LEE VAN COTT
JIMMY CORZO rules (morale and culture), an ob-
servation tool was created, and it
was applied to a sample of young Resumen
Resumen people from public and private edu- La pregunta principal de este ar-
A partir de la hipótesis de que la cational institutions in Bogotá. tículo es por qué los movimientos so-
convivencia consiste en la capacidad Based on the results, seven indica- ciales indígenas formaron partidos
de realizar y cumplir acuerdos y de se- tors of coexistence were recognized. políticos electoralmente viables en
guir reglas formales (ley) y reglas infor- Using five of these indicators, a new América Latina en la década de los
males (moral y cultura), se elaboró un classification of the polled was noventa. La formación y el éxito de
instrumento de observación que fue made. The classification consists of estos partidos representa un nuevo
análısıs polítıco nº 48
aplicado a una muestra probabilística three groups: 1) Those who do the fenómeno en una región, donde los
de jóvenes de instituciones educativas agreements: people with a wide ca- partidos étnicos han sido excepcio-
públicas y privadas de Bogotá. Con las pacity to agree and carry out the nales e impopulares entre los votan-
respuestas obtenidas se reconocieron agreements. They also have a strict tes. El artículo examina las reformas
siete indicadores de convivencia, cinco respect to the moral and legal regula- institucionales en seis países surame-
de los cuales fueron utilizados en una tion without conflict between them. ricanos para evaluar si la creación y
clasificación de los encuestados en tres 2) Those who do in a lesser way the el éxito de estos partidos pueden
[118] grupos: los cumplidos, con alta capaci- agreements: they have flexible posi- estar correlacionados con cambios
dad de acordar y reparar acuerdos y tion related with the fulfillment of hechos a los sistemas electorales, en
con respeto estricto a la regulación the agreements and the law. 3) los requisitos para el registro de
moral y legal, sin conflicto entre estas Those who do not have rules of con- partidos políticos, o en la estructura
dos regulaciones; los cuasi-cumplidos, duct: they justify the disobedience of administrativa del Estado. El trabajo
con posiciones algo flexibles ante el in- the law in a way of habit or utility. It concluye que los cambios
cumplimiento propio o ajeno de was clear that belonging people to institucionales son condición necesa-
acuerdos y ante el cumplimiento de la the third group are more inclined to ria pero no suficiente para la emer-
ley; y los anómicos, que justifican des- suffer of violence. It was propose to gencia y viabilidad electoral de los
obedecer la ley por utilidad o costum- those groups a reflection about the partidos étnicos.
bre. Se pudo constatar que estos últimos ecology that results of their interac-
se encuentran más expuestos a sufrir o tions. Based on the five indicators Palabras clave: movimientos indíge-
infligir violencia. Para estos grupos se that help to internally differentiate nas, partidos políticos, América Lati-
propuso una reflexión sobre la ecología the polled, and based on two charac- na, reformas institucionales, sistemas
que resulta de sus interacciones. Con teristics almost generalized on it electorales.
base en los cinco indicadores que más (first, the asymmetry as a difficulty
diferencian internamente la población y to see his or her own as legal sub- Abstract
en dos características casi generalizadas ject, and the difficulty to see the rest The central question of this ar-
en ésta –asimetría como dificultad para of the people as moral subjects; sec- ticle is why indigenous social move-
verse como sujeto legal y dificultad ond, the weakness of the democratic ments formed electorally viable
para ver a los demás como sujetos culture, understood as the poor dis- political parties in Latin America in
morales y debilidad de la cultura demo- posal of changing the law in a demo- the 1990’s. The formation and suc-
crática entendida como baja disposi- cratic way when it is in conflict with cess of these parties represent a new
ción a cambiar democráticamente la ley the own moral convictions), the ar- phenomenon in Latin America,
cuando ésta riñe con las propias convic- ticle proposes seven guidelines for where ethnic parties have been both
ciones morales–, se proponen siete the construction of coexistence. rare and unpopular among voters.
guías relativamente independientes de The author examines institutional re-
construcción de convivencia. Key words: coexistence, young forms in six South American coun-
people, violence, indicators, norms, tries to see if the creation and success
Palabras clave: convivencia, jóvenes, rules, law, morale, culture, of these parties can be correlated
violencia, indicadores, normas, re- agreements, legality, cultural with changes made to electoral sys-
glas, ley, moral, cultura, acuerdos, democracy, Bogotá. tems, political party registration re-
ISSN 0121-4705
análısıs polítıco nº 48
Salvador.
exploratorio sobre el papel y las tra- Patchanka?
yectorias de los movimientos de dere-
Á N G E L A R I VA S G A M B O A
chos humanos en Argentina, Chile y
El Salvador durante las décadas de La política étnica entre
los ochenta y los noventa, en el mar- alteridad y estereotipo. Resumen
co de los procesos de transición a la Reflexiones sobre las Este artículo presenta un recorri-
democracia y de justicia transicional. elecciones de marzo de 2002 do por las distintas versiones de [119]
Este análisis busca identificar ele- en Colombia Mano Negra que han marcado la his-
mentos y experiencias que puedan toria de Colombia y que hoy en día
ELISABETH CUNIN
servir como lecciones para el caso atraviesan su actualidad. A través de
colombiano. El artículo destaca que este recorrido, el artículo busca exa-
un ejercicio asimétrico de la barbarie Resumen minar y desarrollar estrategias
–que permitía identificar claramente La nueva Constitución colombia- etnográficas para estudiar y de dar
un victimario– así como un sistema na adoptada en 1991 ha permitido la cuenta de experiencias extremas aso-
de justicia medianamente consolida- introducción de políticas ciadas a las formas como es ejercido
do, fueron elementos que permitie- multiculturales destinadas particular- el poder –en este caso, a través del te-
ron a los grupos defensores de mente a las poblaciones “negras” o rror– en Colombia. En este recorri-
derechos humanos, en países como afrocolombianas. La creación de dos do, la noción de “Patchanka” creada
Argentina y Chile, presionar por una puestos reservados en la Cámara de por la banda francesa también llama-
justicia transicional de carácter retri- Representantes es la expresión más da Mano Negra es la fuente principal
butivo. Por el contrario, en un con- directa de esta transición de la ho- de inspiración. Asimismo, la historia
texto como el salvadoreño donde se mogeneidad hacia la diferenciación. de esta banda, su proyecto artístico,
carecía de unas instituciones estata- Sin embargo, de manera paradójica, su experiencia en la Colombia de los
les sólidas y el ejercicio de la barbarie con esta medida de discriminación años noventa y su canción “Señor
había sido simétrico, se produjo una positiva que desdibuja un espacio de Matanza” hacen las veces de guías. El
justicia transicional mucho más be- recomposición política de las identi- examen de la producción artística y
nevolente. dades, se consolidan los estereotipos del proyecto que dio vida a la banda
de lo “negro”. A través del estudio de Mano Negra permiten, además, ade-
Palabras clave: movimientos de dere- las elecciones de marzo de 2002 en lantar una reflexión sobre formas de
chos humanos, transiciones a la de- Colombia y de la puesta en escena de conocimiento alternativas, basadas
mocracia, justicia transicional, ONG, una política étnica, el objetivo de en la lógica sensual y la tactilidad. A
Argentina, Chile, El Salvador. este artículo es preguntarse por las partir de esta reflexión y del recorri-
prácticas del multiculturalismo. do tanto por la historia de Mano Ne-
Abstract gra como por la Mano Negra en la
This article presents an explor- Palabras clave: política étnica, eleccio- historia de Colombia, el texto busca
atory analysis about the role and the nes 2002, multiculturalismo, articular una reflexión más amplia
trajectories of the human rights afrocolombianos, Colombia. sobre posibles formas etnográficas de
movements in Argentina, Chile and abordar y dar cuenta de experiencias
El Salvador during the last two de- Abstract tan desgarradoras como las que vive
cades, during the process of demo- The Colombian Political Consti- Colombia hoy en día.
cratic transition and transitional tution of 1991 has allowed the intro-
Palabras clave: Mano Negra, violencia, band also called Mano Negra is the The tracking of Mano Negra in the
historia, Colombia, etnografía. main source of inspiration in this Colombian history and the tracking
enterprise. The history of the band, of Mano Negra’s story in Colombia,
Abstract its artistic projects, the experiences together with the exploration of
This paper focuses on the study of its members in the Colombia of Mano Negra’s artwork and of the
of Mano Negra (Black Hand) as the 1990’s and their song Señor ways of knowing embodied by the
main hallmark of both historical Matanza (Mister Slaughter) are French band, serve here as main
and contemporary Colombian ex- main guides in conducting this in- sources to propose ethnographic
periences. The paper seeks to de- quiry. The artwork and the artistic ways of studying and disclosing ex-
velop ethnographic strategies of project that gave life to the band periences as frightening as the ones
addressing extreme experiences re- Mano Negra serve here to explore that characterize contemporary Co-
lated to widespread ways of exercis- alternative ways of knowing. This is lombian.
ing power –in this case through particularly the case with those ways
terror– in Colombia. Patchanka, a of knowing that are based on the Key words: Mano Negra, violence,
concept created by the French logics of sensuality and tactility. history, Colombia, ethnography.
análısıs polítıco nº 48
[120]
REQUISIT O S PA R A
LA PRESE NTACIÓN
DE ARTÍC ULOS A
ANÁLISIS POLÍTICO
análısıs polítıco nº 48
La extensión de los textos no debe ser mayor de 55.000
ña biográfica del autor. Para el caso de las reseñas, la Nuestra revista se encuentra actualmente
en los siguientes catálogos e índices:
extensión del texto no debe sobrepasar los 12.000 caracte-
International Political Science
res (sin espacio). Abstracts (i p s a )
Los artículos propuestos deben ser enviados a: Revista Handbook of Latin American Studies
(h l a s )
Análisis Político, Universidad Nacional de Colombia, Instituto
Sociological Abstracts
de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales (iepri), Ulrich International Directory
Edificio Manuel Ancízar, of. 3032, Bogotá, Colombia, al Apar- Índice Nacional de Publicaciones
Científicas y Tecnológicas de
tado Aéreo 59743. colciencias