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! 4 julio, 2008 " Redaccion # Cultura $0
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“Apenas había abandonado la nave las corrientes impetuosas del
Océano, cuando en medio del vasto mar llega de nuevo a la isla
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de Eta, donde están las moradas, las danzas de la aurora META
matutina y el oriente del sol; llegados a aquellos lugares, mis
compañeros arrastran la nave hacia la arena y se dispersan por Acceder
la orilla del mar. Allí, descansando, aguardamos hasta que claree
el día. RSS de las entradas
“Allí hay dos escollos. El uno con su aguda punta toca los vastos
cielos, una sombría nube lo envuelve; jamás se ha disipado,
jamás brilla la serenidad en lo alto de ese escollo, ni en verano ni
en otoño. Ningún hombre podría subir allá arriba ni podría
volver a bajar, aun cuando tuviese veinte brazos y veinte pies;
porque esa roca es lisa, y parece haber sido cuidadosamente
bruñida. En medio del escollo hay una caverna oscura, vuelta
hacia poniente, hacia el Erebo: es allá adonde tienes que dirigir
tu nave, noble Ulises. Un hombre joven que desde su nave
disparase una flecha, no llegaría al fondo de esa gruta. En esos
lugares habita Escila, que profiere espantosos rugidos; su voz es
como la de un joven león. Ella misma es un monstruo funesto;
ningún mortal goza en verla, aun cuando un dios la atacase.
Tiene doce garras terribles, y seis cuellos de desmesurada
largura; a cada uno de ellos está unida una cabeza horrible,
donde aparece una triple hilera de dientes, apretados y
numerosos, mansión de la negra muerte. La parte central de su
cuerpo está sumida en el interior de la vasta caverna; pero fuera
de ese abismo saca sus abominables cabezas, y paseándolas en
derredor del escollo, devora los delfines, los perros de mar, a
veces engulle las más enormes ballenas que Anfitrite
quejumbrosa alimenta a millares. No hay ningún navegante que
pueda jactarse de haber evitado al monstruo; pero éste,
cogiendo un hombre con cada una de sus cabezas, lo arrebata a
la espaciosa nave.
“El otro escollo, Ulises, es más bajo, y está muy cerca del primero;
está al alcance de una flecha. En su parte superior hay una
higuera frondosa; debajo de esa higuera se encuentra la
formidable Caribdis, que engulle la negra onda. Tres veces al día
la expulsa, y tres veces la devora con estrépito; debes temer
pasar junto a ella en el momento en que está engullendo las
aguas; nadie te arrancaría a la desgracia, ni siquiera el poderoso
Posidón. Aproxímate, pues, a Escila; dirige tu nave rozando el
escollo; es muy preferible lamentar la pérdida de seis
compañeros que perecer todos juntos.
***
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