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Necesidad pública: es un concepto relativo, porque depende de la concepción política o ideológica del Estado, pero, no
podría alejarse de la búsqueda del bien común.
Corte Interamericana: el bien común son las condiciones de la vida sociedad que permiten a los integrantes de la
sociedad alcanzar el mayor grado de desarrollo personal y fortalecimiento de las instituciones democráticas.
Jarach: es una expresión vacía. Necesidades públicas son aquellas que declararon tal las organizaciones estatales. El
Estado supone algún fin, que requiere ser satisfecho por un bien, y para adquirir el bien, se debe recaudar y realizar el
gasto.
Hay rasgos estructurales que plasman de manera peculiar la forma federal del Estado.
Art. 75 inc. 2° párr. 3° CN: “La distribución entre la Nación, las provincias y la ciudad de Buenos Aires y entre éstas, se
efectuará en relación directa a las competencias, servicios y funciones de cada una de ellas contemplando criterios
objetivos de reparto; será equitativa, solidaria y dará prioridad al logro de un grado equivalente de desarrollo, calidad
de vida e igualdad de oportunidades en todo el territorio nacional”.
A estas pautas remite el inc. 8° del art. 75, de forma que los principios que la Constitución expresa respecto de la ley
convenio de coparticipación son los mismos que los que rigen la Ley de Presupuesto en el ámbito federal.
Los principios en cuestión son los siguientes:
a) Proporcionalidad;
b) Equidad;
c) Solidaridad, e
d) Igualdad.
Proporcionalidad: los recursos financieros deben distribuirse en relación directa a los gastos públicos requeridos para
cumplir con las funciones jurídicas de cada unidad política. La relación directa expresa la existencia de una relación
distributiva de proporcionalidad entre las funciones jurídicas de las unidades políticas y los recursos asignados a cada
una de ellas. Dada una masa financiera a distribuir, se le debe dar a cada uno de acuerdo con las competencias que el
orden jurídico le atribuye. Este principio se encuentra ratificado por el art. 75 párr. 5°, al disponer que:
“No habrá transferencia de competencias, servicios o funciones sin la respectiva reasignación de recursos, aprobada
por ley del Congreso cuando correspondiere y por la provincia interesada o la ciudad de Buenos Aires en su caso”.
Se genera así un sistema constitucional de tres distribuciones sucesivas de los recursos recaudados por el gobierno
federal, todas regidas por el principio de proporcionalidad:
Este sistema implica que el gasto público federal total debe distribuirse por medio de dos técnicas jurídicas, la ley
convenio de coparticipación y la Ley de Presupuesto, sujetas a un mismo principio constitucional de distribución, la
proporcionalidad o relación directa entre recursos asignados y gastos requeridos para realizar las funciones
establecidas por el ordenamiento jurídico.
Solidaridad: en lo relativo a la forma federal, si una provincia no logra, de forma autónoma, obtener su suficiencia
financiera, las restantes unidades políticas (el gobierno federal y las otras provincias) tienen la obligación constitucional
de apoyarla financieramente para que pueda cumplir con sus cometidos constitucionales. Hay al menos tres técnicas
que la Constitución prevé para plasmar dicha solidaridad financiera:
Equidad financiera: se aplica a las contribuciones, es decir a los tributos (art. 4°) y, de acuerdo con el texto actual, a la
ley convenio de coparticipación (art. 75, inc. 8°). La equidad es el principio estructural de la suficiencia visto desde la
óptica del sistema de los derechos humanos.
Igualdad: la clave pasa por el sistema de los derechos humanos. El hecho de habitar en diferentes lugares del territorio
no debe conducir a un desigual ejercicio de los derechos.
El Congreso tiene a su cargo la potestad financiera del Estado. Esto significa que tiene la responsabilidad de asegurar el
financiamiento y, luego, el funcionamiento del Estado.
Todas las decisiones fundamentales relativas a la actividad financiera están en manos del Congreso, atribuciones
exclusivas de competencia que resalta su unidad constitucional. Según la cláusula financiera del art. 4°, que siempre es
la clave del sistema constitucional, las decisiones sobre la formación y el empleo del Tesoro están a cargo del Congreso.
La extensión que debe tener la Ley de Presupuesto para respetar genuinamente el principio de reserva legal (la
tipicidad) deriva de sus propios fundamentos políticos y es esencial para su realidad práctica. También debe ser cierta o
típica, y por ello debe contener todos los elementos estructurales o sustanciales de la decisión, tal como sucede en
materia tributaria, más allá de las singularidades de cada materia.
En concreto, la certeza exige que la Ley de Presupuesto sea:
a) Única;
b) Universal;
c) General, y
d) Especifica.
Según la Constitución, una única ley (unicidad) debe contener, de forma separada (universalidad), un cálculo de todos
los recursos y la autorización de todos los gastos de todos los poderes y órganos públicos (generalidad), especificando
las cantidades y finalidades de aquellos gastos (especificación cuantitativa y cualitativa).