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Óscar Virgilio Lozada Mego COD: 20152569

Paper: 2.

Síntesis del artículo: Internamiento e inimputabilidad en el derecho penal peruano

En el presente artículo Julio Rodríguez Vásquez: Abogado por la PUCP y con estudios en la
Maestría en Derechos Humanos en la misma universidad, analiza nuestro sistema de internamiento
penal, sustentando que se da una grave atentado a los derechos de las personas con discapacidad
psíquica (consideradas “inimputables”) al internarlas en contra de su voluntad en centros de salud
mental y que este hecho contraviene con tratados internacionales a los cuales nos encontramos
vinculados.

Dividiré este texto en dos partes: 1) Abordaré el tratamiento sobre la medida de seguridad de
internamiento, así como el concepto de inimputabilidad; y 2) Criticaré el modelo social de la
discapacidad.

Como se sabe, la inimputabilidad permite que personas con deficiencias psicosociales e


intelectuales consideradas peligrosas sean internadas en un centro de salud mental por un tiempo
prolongado. Esta figura es definida como una “anomalía psíquica que incapacita al sujeto de
comprender la antijuridicidad de su acción” y de poder comunicar, mediante sus actos, un hecho
penalmente relevante” (Hurtado y Prado 2011, 598) de acuerdo a los estándares fijados por la
sociedad y el Derecho (Jakobs 1996, 631). Ahora bien, dentro del concepto de anomalía psíquica
se incluye tanto deficiencias psicosociales como intelectuales, lo cual no significa que a prima facie
deba equiparase a la inimputabilidad. Sin embargo, nuestra jurisprudencia ha homologado la
deficiencia psicosocial y la deficiencia intelectual con la inimputabilidad, sin atender al concepto
esbozado.

En nuestro país, es el grado de peligrosidad del sujeto, el único criterio para que a través de la
individualización el juez determine la clase de medida de seguridad y la duración de la misma. Este
juicio de probabilidad futura es obtenida únicamente a partir de criterios psiquiátricos (por un perito),
en donde se verifica la deficiencia psicosocial (Rodríguez citando a Hurtado y Prado, 2016) o,
intelectual. Con esto se concluye que la peligrosidad se termina derivando de la inimputabilidad y
ésta, a su vez, de la deficiencia psicosocial o intelectual (Rodríguez citando a Freund, 2016).

Ahora bien, este internamiento tiene una doble finalidad: curativa-neutralizadora. Se piensa que por
la pérdida de la libertad interna del sujeto (psíquicamente “anómalo”), se le debería inoculizar,
considerándolo como fuente de peligro Ante ello existen 2 modelos, 1) de rehabilitación y 2) modelo
de prescindencia, ambos se fundamentan en la “anormalidad” de la persona. La primera busca
“curar esa anormalidad”, mientras que la segunda considera que estos individuos carecen de
características necesarias para vivir en sociedad, optando por su eliminación o aislamiento
(Rodríguez, 2016).

Ante ello surge el modelo social que ha sido reconocido por la Convención sobre los Derechos de
las Personas con Discapacidad (Convención) –la cual actualmente rigen en nuestro país--, en dónde
considera que las personas con discapacidad tienen derecho a decidir sobre sus vidas (artículo 3
de la Convención). En consecuencia, no deben ser homologados deficiencias y discapacidad al
criterio de inimputabilidad. Reconociéndoles como personas dignas, y en consecuencia receptáculo
de capacidad jurídica. (Bach, Michael. 2011)

En tal sentido, no existe una concordancia entre los fines curativos/neutralizadores del
internamiento y las normas de la Convención, toda vez que legitima un poder punitivo ilimitado
constriñendo a una persona a cambiar en contra de su voluntad. Por lo tanto, al igual que no es
legítimo curar a una persona sin deficiencias en contra de su voluntad, tampoco será legitimo hacerlo
con una persona con deficiencias psicosociales e intelectuales. (Rodríguez, 2016)

Desde la Convención y el modelo social, el fin “terapéutico” que permite la medida de seguridad de
internamiento en un centro de salud mental es inválido. Lo es también el fin neutralizador, ya que si
lo que se quiere es neutralizar, es necesario contar con un mecanismo o concepto que permita saber
quiénes requieren ser neutralizados y no tener un criterio tan amplio como la peligrosidad que
funcione como un fundamento totalizador. En consecuencia la peligrosidad, como criterio de
individualización de la medida de seguridad de internamiento, debe ser erradicado del derecho
penal, porque atenta contra la Convención, la cual adquiere rango constitucional en nuestro
ordenamiento jurídico.
Óscar Virgilio Lozada Mego COD: 20152569
Paper: 2.

ANÁLISIS DEL FILM "ONE BIRD FLEW OVER THE CUCKOO´S NEST" (FORMAN, 1975)
"ATRAPADO SIN SALIDA"

En la presente película se aborda el caso de un personaje (McMurphy) que había cometido


delitos de agresión, en consecuencia, debía ser recluido en prisión. Sin embargo, para eludir el
ingreso al penal, McMurphy aparenta una anomalía psíquica, por lo que es trasladado a un
centro hospitalario de salud mental para ser examinado. Es en este centro, en donde es
internado por ser considerado peligroso para la sociedad.
Es en este contexto en donde se aprecia la realidad en la que viven las personas internadas en
dicho centro psiquiátrico. En muchas de las escenas, se evidencia que muchos internos tienen
conciencia y capacidad de entender, pero claro, su capacidad de entendimiento es distinto a lo
socialmente aceptado como “normal”. Es en este tipo de escenario en donde podemos
constatar que la finalidad neutralizadora y curativa del internamiento en realidad resulta ser
ilusoria. En primer lugar, porque el entorno resulta inidóneo para curar a pacientes que se
encuentran constantemente a una misma rutina estricta, monótona y represiva, ya que el único
espacio que tienen para dialogar es con la enfermera Ratched, la cual es sumamente autoritaria
y durante su “terapia” les formula preguntas de una manera inquisitoria. En segundo lugar,
porque la finalidad que persigue la rehabilitación es inconstitucional, ya que “normalizar a la
persona acorde a los estándares requeridos por la sociedad” (Palacios 2008, 12-13),
conllevaría a una vulneración de los derechos fundamentales de las personas con deficiencias
psíquicas (Rodríguez, 2016).
Asimismo, si lo que fundamenta el internamiento de estas personas en un centro de salud
mental es su alto grado de peligrosidad, entonces llegaríamos a la conclusión de la gran
mayoría de estas personas no tienen dicho grado, es más, incluso muchas de ellas rechazan
la propuesta de McMurphy de poder escapar, ya que muchos se encuentran allí por su propia
voluntad, pues son personas que temen la realidad social por su carencia de integración y sin
el valor de enfrentarse a ella. En ese sentido, considero que este hecho se explica a la luz del
modelo de la presidencia, es decir, estas personas son internadas porque la sociedad considera
que carecen de características necesarias para vivir en sociedad, o que no cumple con las
características necesarias para hacerlo, por lo que deberá ser eliminada o aislada. (Cuenca Gómez,
2015).
En tal sentido, considero que las personas internadas allí no pueden ser consideradas inimputables,
solamente por el criterio totalizador de la peligrosidad. Es decir, es menester analizar las condiciones
de la discapacidad y deficiencias de las personas (un análisis exhaustivo, caso por caso), para
determinar que no solo si dichas personas padecen de una “anomalía psíquica, sino que si esta
anomalía los incapacita de comprender la antijuridicidad de su acción” (Hurtado y Prado 2011, 598)
y de poder comunicar, mediante sus actos, un hecho penalmente relevante”. Lo cual no solo se
deberá contar con un análisis pericial (como se lo hicieron a McMurphy antes de su internamiento),
sino que deberá haber un análisis más riguroso.

Es por ello, que un modelo social nos informa que las personas con discapacidad gozan de
dignidad, y por lo tanto, tienen derecho a decidir sobre sus vidas. En tal sentido, no existe una
concordancia entre los fines curativos/neutralizadores del internamiento toda vez que legitima un
poder punitivo ilimitado, constriñendo a una persona a cambiar en contra de su voluntad (Bach,
Michael. 2011). Por lo tanto, al igual que no es legítimo curar a una persona sin deficiencias en
contra de su voluntad, tampoco será legitimo hacerlo con una persona con deficiencias psicosociales
e intelectuales. En consecuencia, un modelo que obligue a los todos pacientes administrarse una
gran cantidad de medicación, bajo sanción de descargas eléctricas o incluso la práctica de una
lobotomía (como en el caso de la película), debería estar proscrita de todo ordenamiento
jurídico.
En esa línea, la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (Convención),
considera que no deben ser homologados deficiencias y discapacidad al criterio de inimputabilidad
y las reconoce como personas dignas, y en consecuencia receptáculo de capacidad jurídica. Ergo,
dejemos de ser una sociedad opresora, y reconozcamos que las personas con discapacidad y
deficiencia son parte de nuestro mundo diverso, que de ninguna manera la solución es su
aislamiento.
Óscar Virgilio Lozada Mego COD: 20152569
Paper: 2.

BIBLIOGRAFÍA:

- RODRÍGUEZ VÁSQUEZ, Julio. Internamiento e inimputabilidad en el derecho


penal peruano: statu quo y crítica. Revista del Ministerio Público de la Defensa de
la Nación. Lima 2016.

- HURTADO POZO, José y Víctor PRADO SALDARRIAGA. 2011. Manual de


Derecho penal Parte General. Tomo II. Lima: Idemsa

- Jakobs, Gunther. 2005. El Fundamento del Sistema Jurídico Penal. Lima: Ara.
Citado por Rodríguez, 2016.

- Cuenca Gómez, Patricia. La igualdad en la capacidad jurídica de las personas con


discapacidad: algunas implicaciones del art. 12. De la CIDPD en el Ordenamiento
jurídico español. Getafé: Instituto de Derechos Humanos Bartolomé de las Casas
de la Universidad Carlos III de Madrid, s/f. Disponible en: http://www.articulo12.
org.ar/. Revisado el 10 de octubre de 2015.

- Bach, Michael. 2011. Citado por Rodríguez 2016,


“El derecho a la capacidad jurídica en la Convención de la ONU sobre derechos de
las personas con discapacidad: conceptos fundamentales y lineamientos para una
reforma alternativa”. En: Capacidad jurídica, discapacidad, y derechos humanos.
Una revisión desde la Convención Internacional sobre los Derechos de las
Personas con Discapacidad, coordinado por Francisco Bariffi y Agustina Palacios,
55-107. Buenos Aires: Ediar.

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