Professional Documents
Culture Documents
REQUISITOS
Conserva pocos papeles. Tira todos los que hayas usado y no sean
imprescindibles. Archiva con un método claro todo lo que decidas
conservar. (Lo mismo vale para los archivos de computadora). No hay
tiempo peor perdido que el que se emplea inútilmente en busca de un papel
(o archivo) mal guardado.
Algunos estudiantes pierden la mitad del tiempo que tienen para el estudio,
en buscar y rebuscar informaciones entre una desordenada montaña de
fotocopias y cuadernos.
También este desorden puede ser una coartada para que parezca que se
emplea tiempo en estudiar.
Se cree que los primeros diccionarios surgieron en Mesopotamia por allá del
2,300 a.C. pues se han descubierto textos cuneiformes que describían
palabras sumerias. En la Grecia clásica también podemos encontrar rastros
de los primeros diccionarios, el filólogo y poeta griego, Filetas, realizó en el
siglo IV a.C un compendio con el vocabulario más complicado en la obra de
Homero. En la Edad Media es posible encontrar los primeros glosarios
especializados en distintos temas. Pero el término diccionario se lo debemos
al inglés John de Garland que en 1,220 escribió un libro de ayuda para la
dicción latina, de ahí nació el término diccionario; aunque el trabajo de
Garland no fuera propiamente un diccionario, sino una ayuda para la
pronunciación de las palabras de origen latino. Es curioso que esos
diccionarios fueran generalmente bilingües y utilizados para ayudar a
traducir de una lengua a otra. Lo mismo ocurrió con los primeros
diccionarios publicados en el México colonial, que tuvieron fin
evangelizador para lo cual era necesario traducir del español a la lengua
nativa. Y desde luego, no podemos dejar de lado a la lengua española, con el
primer diccionario de la lengua castellana compuesto por la Real Academia
Española y publicado en 1,780, el antecedente del DRAE que utilizamos en
la actualidad incluso para consultas en línea.
• Alivia psicológicamente.
• Evita malgastar el tiempo y estudiar más de lo necesario.
• Permite la concentración.
• Ayuda a crear el hábito del estudio.
• Permite estudiar lo justo en el tiempo justo.
Para realizar nuestro horario personal debemos tener en cuenta los siguientes
elementos:
Debe ser estructurado semanalmente.
Hay que tener en cuenta los tiempos de todas nuestras actividades.
Hay que hacer una escala de autovaloración de las asignaturas según
el agrado y el grado de dificultad que representan para nosotros.
Hay que distribuirse lo más concretamente posible tanto las
asignaturas como las tareas.
Las asignaturas que son parecidas nunca deben estudiarse seguidas.
Dejar cada día un rato para el ocio.
Hacer ejercicio físico habitualmente.
Ser realista y ajustarse a nuestro ritmo de vida.
Su carácter es provisional.
Una vez determinado, hay que cumplirlo.
Debemos tenerlo siempre a mano.
Según hemos ido realizando la comprensión del texto, hemos ido jerarquizando y
esquematizando los conceptos y este es el momento de transcribirlos en un papel. El
esquema será siempre personal en la forma (abreviaturas, sistema de clasificación)
pero debe ser fiel a la idea del autor y diferenciar nuestra opinión; estará constituido
por una serie de palabras-estímulo significativas para nosotros y que nos permitirá
"rellenar" con el texto completo; es también una buena ayuda para la memoria
visual. Las ideas principales se expresarán a la izquierda para en la derecha colocar
las secundarias. Cuando ya lo tenemos montado hay que hacer una lectura lenta del
esquema junto con una rápida del subrayado para ver si lo entendemos. Si hay
conceptos repetidos habrá que eliminarlos y si hay vacíos, habrá que volver a
consultar para completar.
La repetición mental activa es el punto decisivo para el éxito. Si una vez realizado el
estudio activo no nos ocupamos de su consolidación en la memoria, prácticamente
no será útil. Así, utilizando sólo el esquema me repito, preferentemente en voz alta,
el contenido íntegro del texto, consultando donde no recuerde bien y efectúo la
repetición las veces que sean necesarias hasta sentir los conocimientos bien
consolidados.