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CAUSAS DE LA REBELDÍA EN LOS NIÑOS

- La búsqueda de autonomía. El niño comienza a cuestionar las cosas. Es algo


positivo porque el fin de la educación de los hijos es que lleguen a ser autónomos,
pero puede ser duro de llevar por parte de los padres porque esta búsqueda
significa una readaptación a los comportamientos de su hijo. Además, el niño
empieza a poder a hacer cosas que antes no podía y los padres no son capaces
de hacer una nueva evaluación de lo que el niño es ahora capaz.
- Padres autoritarios. Un niño que se acostumbra a obedecer en base al castigo
dejará de hacer determinadas tareas pero no entenderá́ la razón de por qué́ no
actuar así́. Por ejemplo, si el niño de 1 año solo quiere comer cuando el coge la
cuchara o lo coge con la mano, pero la madre o el padre no le dejan y se enfadan,
él no lo entenderá́ y su repuesta serán gritos, no querer comer, etc. Ya que su
“opinión” no será́ tomada en cuenta. A largo plazo el resultado será́ desobediencia
acompañada de resentimiento, inseguridad y baja autoestima.
- Ser condescendiente. En ocasiones, debido a temores, los padres prefieren ser
“amigos” de sus hijos y consentirlos antes que educarlos. Esta actitud reafirma las
pautas de conducta rebelde en los hijos e incluso hace que crezca su actitud
agresiva. También es posible que esta actitud tan indulgente de los padres haga
que esta desobediencia de los hijos aparezca por la falta de límites y la búsqueda
de normas por parte de los más pequeños

QUÉ PODEMOS HACER ANTE NIÑOS REBELDES

Lo fundamental es poder llegar a un equilibrio, es decir, dejar al niño tomar sus


propias

Decisiones y que encuentre su autonomía, pero evitando la generalización de


malas conductas Algunas pautas para manejar la rebeldía:

- Evita el castigo y reforzar las conductas positivas: busca soluciones alejadas del
castigo y utiliza reforzadores cuando haga algo bien. Por ejemplo, frases, besos,
caricias, etc.
- Establece unas reglas claras y no dejar que se incumplan
- Da alternativas: que el niño pueda decidir y reafirmarse. Por ejemplo, que se
vista con la ropa que quiera, que escoja el cuento que quiere que le leas, etc.
- Demuestra que le quieres: dile que esa conducta que ha tenido te ha molestado
pero que no le dejas de querer
- Escuchar: y no imponer, así́ le damos el mensaje de que su opinión cuenta.
- Cuenta hasta diez: no entres en luchas directas con él. Respira, calmaos los 2 y
después explica al niño por que no puede hacer ciertas cosas.
- Paciencia y comprensión: ten en cuenta que es una etapa normal en su
desarrollo y se paciente y comprensivo.
CAUSAS DEL PROBLEMA DEL HABLA
No siempre es fácil determinar las causas de los trastornos del habla y trastornos
del lenguaje como la disfemia (tartamudez), la taquifemia y la dislalia, dada la
propia complejidad del lenguaje y del habla.

En la aparición de trastornos del lenguaje suelen entrar en juego factores


hereditarios, físicos y psicosociales. No obstante, en los casos
de disfemia (tartamudez), taquifemia y dislalia, es recomendable descartar
factores sociales y culturales (por ejemplo, el bilingüismo), discapacidades
motrices o cognitivas (problemas auditivos), así como un posible retraso mental
del afectado, a través de un diagnóstico con el que se detecten las causas.

Disfemia
En ocasiones, entre los 3-4 años, aparece una disfemia “fisiológica y evolutiva”
que, si se agrava y afianza, se convierte en disfemia propiamente dicha (cuando el
niño es consciente de que le ocurre, hacia los 9-10 años).

La disfemia (tartamudez) tiene muchas y diversas causas, entre las que podemos
citar:

 Causas psicológicas: en gran medida, las circunstancias durante los primeros


años de vida y durante el desarrollo lingüístico son determinantes para
la disfemia. En casi un 70% de los casos de disfemia se puede confirmar la
existencia de factores psicógenos (ansiedad, depresión, miedos, inestabilidad
emocional, sentimientos de inferioridad, etc) y sólo en un 20% se pueden
descartar con seguridad.
 Causas neurológicas: gran parte de los niños que
padecen disfemia (tartamudez) presenta rasgos orgánicos particulares en
el cerebro. Además, un 20% de los niños con daños cerebrales padece
disfemia.
 Causas hereditarias: aunque el factor hereditario no es tan determinante para
la disfemia como se creía en el pasado, en un 8% de los casos sí se puede
demostrar la existencia de un componente hereditario.
 Sexo: la disfemia se presenta en relación 4/1 más en niños que en niñas.
TRATAMIENTO
Si se dan carencias en el desarrollo lingüístico del niño afectado, es necesario
realizar un tratamiento contra la disfemia (tartamudez), la taquifemia y la dislalia.
El objetivo de dicho tratamiento será posibilitar en adelante que el niño pueda
llevar a cabo un desarrollo óptimo.

Disfemia
Si la disfemia (tartamudez) obstaculiza el desarrollo lingüístico de su hijo, es
aconsejable buscar un tratamiento contra este trastorno del habla lo antes posible
y dejarse aconsejar en profundidad. No espere en ningún caso a que la disfemia
mejore por sí sola. Puede hablar con un pediatra, un logopeda o dirigirse a
asociaciones de la tartamudez que organicen, por ejemplo, talleres para padres.

Una vez que se haya confirmado el diagnóstico de la disfemia (tartamudez), el


siguiente paso es elaborar un tratamiento personalizado; para ello se puede contar
con diferentes opciones que pueden ser complementarias según los casos:

 Información y asesoramiento para los padres: es importante que los padres


comprendan cómo se produce y qué causa la disfemia. Además, tendrán que
aprender cómo debe tratar la familia al niño afectado. Es aconsejable crear un
entorno para el niño que fomente la curación del trastorno, por ejemplo,
procurando que no se le dé importancia al tartamudeo, que el niño siempre
pueda terminar de hablar y que todos le escuchen con paciencia.
 Tratamiento con ejercicios de logopedia: existen diversos ejercicios
verbales para que el afectado pueda realizar de forma consciente y modificar
la respiración, la rítmica y el habla. A menudo se combinan con ejercicios de
relajación (como el entrenamiento autógeno o la relajación muscular
progresiva).
 Tratamiento psicoanalítico: algunos especialistas defienden esta opción que
se suele llevar a cabo a modo de terapia de juego con carácter analítico.
Basándose en la interpretación de la disfemia como expresión de un trastorno
neurótico, buscan reducir los conflictos de fondo de forma lúdica durante
el tratamiento.
 Tratamiento conductual: aquí se considera la disfemia como una conducta
aprendida que el afectado puede llegar a desaprender a través de
un tratamiento específico.
 Fármacos: los fármacos no pueden combatir los síntomas de un trastorno del
habla por sí solos, pero pueden ayudar al afectado a reducir la ansiedad y los
estados de tensión.

CAUSAS DE TIMIDEZ
Las causas probables de la timidez son diversas, pero basta con que tengas en
cuenta las principales.

 Inadecuado manejo familiar: sobreprotección, padres perfeccionistas o


desatentos, carencias afectivas, separaciones o divorcios conyugales, tensiones
variadas, discusiones continuas en el hogar, maltratos y/o castigos físicos o
psicológicos, etc.
 Inadecuado manejo escolar: métodos incorrectos de enseñanza/aprendizaje,
agresiones, represión, ofensas, castigos, falta de actividad física (juegos), etc.
 Dificultades en el aprendizaje.
 Trastornos del lenguaje.
 Peculiaridades personales del comportamiento (por ejemplo, delicadeza
marcada o amaneramiento).
 Miedos diversos: "escénico", a situaciones, animales, objetos y fenómenos, etc.
 Defectos físicos.
 Enfermedades o trastornos funcionales: asma bronquial, epilepsia, obesidad,
problemas o dificultades motrices, deformidades posturales, e incluso
irregularidades generadas por el desconocimiento o incumplimiento de las normas
prescritas durante el proceso de gestación (embarazo) o el manejo inadecuado del
parto.
 Eventuales alteraciones de tipo neurótico.

¿CÓMO ACTUAR PARA EVITAR Y TRATAR LA TIMIDEZ EN EL NIÑO?


En el control y la neutralización y/o eliminación de las diferentes causas
mencionadas, desempeñan un papel fundamental el apoyo y la cooperación de la
familia, sin los cuales resulta prácticamente imposible tratar adecuadamente al
niño y lograr su mejoría.
Por ello, se requiere ejercer una influencia positiva, educativa y reeducadora,
sobre el ámbito familiar, orientada a la modificación efectiva de diferentes factores
generadores o condicionantes de la timidez.
Tal influencia implica, entre otros aspectos:

 La definición clara y la enseñanza precisa de un modelo correcto del


establecimiento y la profundización de vínculos comunicativos permanentes
 La formación y el desarrollo concreto de valores en el curso de la vida cotidiana
del hogar
 La participación consciente y dinámica en actividades colectivas para contribuir en
el desarrollo de la socialización del niño
 El manejo ecuánime e idóneo de los problemas y la atención oportuna de las
dificultades que pudieran afrontar los hijos
 El reforzamiento de los aspectos positivos de su conducta
 La corrección afectuosa de sus posibles errores
Todo esto tiende a impulsar y a vigorizar el desarrollo de la personalidad infantil, a
proporcionar seguridad al niño y a orientarlo adecuadamente para la relación con
los demás. De esa manera se lo ayuda a encarar activamente y a superar las
molestias que genera la timidez.

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