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Jaan Kross

Jaan Kross (1987)

Jaan Kross (19 de febrero de 1920 – 27 de diciembre de 2007)1 fue uno de los escritores más destacados
de Estonia.

Índice

1 Comienzos

2 Carrera

2.1 Reconocimiento

3 Obras de Jaan Kross

4 Referencias

5 Enlaces externos

Comienzos]

Nació en Tallin, Estonia, y estudió en la Universidad de Tartu (1938-1945) donde se graduó en la Escuela de
Leyes. Allí dictó clases hasta1946, retomando la enseñanza en 1998 como profesor de Artes Liberales.

Kross fue arrestado por los alemanes durante seis meses en 1944, y luego por las autoridades de
ocupación soviéticas en 1946, quienes lo deportaron a un Gulag en Rusia. Al regresar de Siberia a Estonia
en 1954 se convirtió en un escritor profesional.

Carrera

Reconocimiento

Kross es el escritor estoniano más conocido en el ámbito nacional e internacional, también es el escritor
estoniano cuyas obras han sido traducidas a mayor número de idiomas. Fue candidato varias veces
al Premio Nobel de Literatura, y fue distinguido como Escritor del Pueblo de la República Socialista Soviética
de Estonia en 1985; y recibió el Premio del estado de Estonia en 1977. También fue distinguido con varios
doctorados honorarios y decoraciones internacionales, incluida la orden más importante de Estonia y una
de las órdenes más importantes de Alemania.

En 1990 Kross ganó el Golden Flame Prize otorgado por Amnistía Internacional.2

Obras de Jaan Kross[editar]

Kolme katku vahel (Entre tres plagas, 1970)

Keisri hull (El loco del zar, 1978)


Professor Martensi ärasõit (La partida del profesor Martens, 1984)

Wikmani poisid (Los muchachos Wikman, 1988)

Väljakaevamised (Excavaciones, 1990)

Mesmeri ring (El círculo de Mesmer, 1995)

Tahtamaa (2001)

Paigallend (Treading Air, 2002)

Kallid kaasteelised (Estimados viajeros, 2003)

Omaeluloolisus ja alltekst (Autobiografismo y Subtextos, 2003)

Vandenõu (La conspitacion y otras historias)

EL LOCO DEL ZAR, DE JAAN KROSS

El loco del zar, The Tsar’s Madmanen el original, es una novela inspirada en hechos reales que
tuvieron lugar en el imperio ruso durante laprimera mitad del siglo XIX. La novela recrea
magistralmente la vida del coronel Timotheus Von Bock,Timo, un joven y brillante aristócrata
estonio que durante un tiempo fue edecán de Alejandro I, cuya extremada fidelidad a la promesa
que hizo al emperador de decirle siempre la verdad le llevará primero a ser condenado a nueve
años de cautiverio y, más tarde, declarado loco y recluido en su finca de Livonia. Allí, él, su
mujer Eeva y su pequeño hijo Jüri serán sometidos a una estrecha vigilancia policial, que
marcará dramáticamente la evolución del sentido de sus vidas. Nacido en Tallinn (Estonia) en
1920, Jaan Kross sufrió desde muy joven las consecuencias de su inconformismo. Nada más
acabar la carrera de Derecho fue detenido por los nazis por pertenecer a la Resistencia.
Más tarde, los soviéticos le condenaron a cinco años de trabajos forzados en Siberia. A
finales de los sesenta es ya uno de los guías culturales de su generación: Es entonces cuando
se interesa por la historia de su país. La novela contiene evidentes paralelismos que acercan a
un mismo punto dos tiranías: la zarista y la soviética. Pero Kross no se queda en el nivel de
los sistemas políticos, y se adentra en el núcleo íntimo de los seres humanos, donde radican
sus cualidades morales. Así, por ejemplo, recuerda a los hombres de Estado que cualquier
reforma social o política, para que tenga valor, ha de pasar por la reforma de los individuos.
Pero sobre todo destaca su atrevida apología de esa locura que es ser honesto hasta las
últimas consecuencias. Una lectura, sin duda, muy recomendable.

Encasillar esta obra en la categoría de las novelas históricas supondría quitarle parte de su
gran valor. Ciertamente, El loco del zar se inspira en hechos reales acaecidos en el imperio
ruso durante la primera mitad del siglo XIX. En este sentido, permite al lector sumergirse
en la memoria colectiva de un país muy poco conocido, Estonia, que acaba de recuperar
su independencia. Pero la novela va mucho más allá. Porque lo que narra da pie a
profundizar en cuestiones universales y, por tanto, de permanente actualidad.
Quizá la autenticidad que desprende cada página de este libro encuentre su razón de ser
en la propia vida de su autor. Nacido en Tallinn (Estonia) en 1920, Jaan Kross sufrió desde
muy joven las consecuencias de su inconformismo. Nada más acabar la carrera de
Derecho fue detenido por los nazis por pertenecer a la Resistencia. Más tarde, los
soviéticos le condenaron a cinco años de trabajos forzados en Siberia. A su regreso en
1954, comienza su carrera literaria, y muy pronto destaca como poeta y traductor de
clásicos extranjeros. A finales de los sesenta, cuando ya se había convertido en uno de los
guías culturales de su generación, se interesa por la historia de su país. Fruto de este
interés son una decena de novelas históricas y varios libros de relatos, novelas cortas,
ensayos..., que le acaban convirtiendo en el escritor más destacado de Estonia.

En El loco del zar, Kross recrea magistralmente la vida del coronel Timotheus Von Bock,
Timo, un joven y brillante aristócrata estonio que durante un tiempo fue edecán de
Alejandro I. Pero su extremada fidelidad a la promesa que hizo al emperador de decirle
siempre la verdad provoca que Timo sea primero condenado a nueve años de cautiverio y
más tarde declarado loco y recluido en su finca de Livonia. Allí, él, su mujer Eeva -una
valerosa y culta estonia de origen humilde- y su pequeño hijo Jüri serán sometidos a una
estrecha vigilancia policial, que marcará dramáticamente la evolución del sentido de sus
vidas. Un sentido al que intenta dar respuesta Jakob, el cuñado de Timo, que narra todos
estos hechos en su minucioso diario secreto.
A partir de una prosa elegante, llena de referencias culturales, Kross impulsa la acción con
numerosos recursos literarios que proporcionan variedad al libro y alivian el tempolento,
muy eslavo, que imprime al desarrollo de la narración. Pero lo que cautiva de esta novela
son sus personajes, todos ellos retratados con gran vigor. En este sentido, es clave la
mirada desengañada que página a página se dirige a sí mismo el propio narrador, Jakob.
Tras su distante e irónico cinismo, oculta el reconocimiento de su propia mediocridad, en
contraste con la enorme talla humana de Timo y Eeva.
Especialmente Timo adquiere perfiles de héroe caballeresco. Su lucha por no traicionar los
dictados de su conciencia le lleva a sacrificar todo lo que más quiere, hasta el extremo de
convertirse en loco a los locos humanos.

La novela contiene evidentes paralelismos que acercan a un mismo punto dos tiranías: la
zarista y la soviética. Pero quedarse en estos aspectos político-históricos -que Kross
apunta con certera lucidez- quizá sería superficial. Kross no se queda en el nivel de los
sistemas políticos, y se adentra en el núcleo íntimo de los seres humanos, donde radican
sus cualidades morales. Así, recuerda a los hombres de Estado que cualquier reforma
social o política, para que tenga valor, ha de pasar por la reforma de los individuos.

Kross apunta que es la trascendencia del ser humano la que sostiene su honestidad
personal y, por tanto, la justicia del entramado social. "No hay en el mundo principios más
estables que éstos: ¡Amor, Verdad, Dios!", llega a señalar Timo en su programa político.
Quizá, este interesante enfoque se vea un poco lastrado por la formación luterana de
Kross, que se aprecia sobre todo en el limitado valor que parece dar a la providencia
divina. Pero está a un paso de superar el inevitable pesimismo al que conduce esa
limitación. Y, desde luego, tiene de por sí un gran valor su atrevida apología de esa locura
que es ser honesto hasta las últimas consecuencias.

El loco del zar

Kross, Jaan
El loco del zar reconstruye la historia del coronel Timotheus von Bock, encarcelado durante nueve
años por el emperador Alejandro I y puesto en libertad gracias a su supuesta locura. El narrador,
cuñado del coronel, redacta un diario entre 1827 y 1837, en el que –como testigo indirecto- va
desvelando las razones que pudieron llevar al emperador a convertir una firme amistad en un terrible
castigo. Lentamente, a medida que el diario narra sucesos del presente y desentraña el pasado, crece
en el lector la convicción de que Timotheus von Bock es una víctima más –en la historia de la
humanidad- de la tiranía del poder cuando se ejerce de modo absoluto. Para encontrar la clave, hay
que remontarse al día en que el emperador hizo prometer a von Bock que siempre le diría la verdad:
la fidelidad a ese juramento marcará precisamente la desventura del coronel y pondrá de manifiesto
que su única locura consiste en su inquebrantable resistencia a la adulación y la hipocresía. Jaan Kross
ha sufrido en su propia carne, con su deportación a Siberia, las consecuencias de un régimen que
también usurpó la libertad de los individuos. De este modo,

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