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Los sociobiólogos han puesto énfasis en el papel desempeñado por la herencia genética en la
dinámica de lo social como el verdadero motor de la sociabilidad, es decir, mientras que la
Sociobiología hace hincapié en el aspecto biológico del fenómeno social, el resto de Ciencias
Sociales destacan la significativa influencia de la acción cultural sobre los aspectos biológicos.
2. LA CONCEPCIÓN DEL HOMBRE COMO SER SOCIAL Se considera que la concepción del
hombre como ser social se origina en la clásica definición de Aristóteles (384-322 a.C.): animal
político por naturaleza (zoon politikón), añadiendo que el que vive aislado de las polis sin
necesidad de ella o es un bruto o es un Dios. La apostilla conlleva un matiz vital en la
consideración social del hombre: su dimensión cultural en tanto miembro de una sociedad
organizada. La Teoría de la evolución de Charles Darwin (1809-82) acudió a la comprensión de
la evolución del hombre como ser social al delimitar sus dos dimensiones: la idea de equilibrio
ser vivo-naturaleza mediante la adaptación al medio, y el proceso de evolución como producto
de una dinámica constante de adaptaciones y desadaptaciones, sobre todo a través de las
mutaciones genéticas. El hombre puede ser considerado como fruto de un doble proceso de
evolución biológica y evolución social. Este proceso de coevolución biológica y social del
hombre se sitúa en un contexto temporal muy dilatado (el Australopithecus dista cuatro
millones de años), y un análisis de sus condiciones físicas originarias nos indica que parecía una
especie destinada a desaparecer. Sociedad y cultura son, pues, las claves que nos permiten
comprender la adaptación al medio y la propia naturaleza del ser humano a través de la
hominización
CARLOS MARX (1818-1883) es una de las mayores figuras intelectuales de la historia, y sin
duda una de las que ha llegado a alcanzar una mayor influencia práctica en el plano político y
cultural. Gran polemista y estudioso incansable, fue sobre todo un gran agitador, un promotor
de nuevas ideas y un abanderado de los nuevos ideales socialistas, además de profeta,
activista, líder político e intelectual que abordó cuestiones relacionadas prácticamente con
todas las ciencias sociales. Su pobre opinión de Comte le impidió la utilización del término
Sociología, acuñado por éste y relacionado en un principio con la visión contiene de la
sociedad, pero nadie duda de su posición como uno de los padres fundadores de la nueva
ciencia e inspirador de una de sus principales corrientes: la dinámica social como fruto del
conflicto y antagonismo, en contraste con la visión de la dinámica social como fruto del orden
y armonía social. Marx desarrolló una teoría concreta del devenir social a partir del análisis de
los procesos de producción económica, y en su obra culminante, El Capital, intentó desvelar la
lógica y dinámica del sistema de producción industrial-capitalista. Numerosos sociólogos,
como Schumpeter, Gurvitch o Bottomore, no dudaron en reconocer en sus obras el enorme
valor de las aportaciones marxistas, pero apuntando su arrogancia al pretender ser la
Sociología misma, o un sistema sociológico completo y definitivo, obviando las limitaciones
propias de toda teoría sociológica frente a la extraordinaria complejidad de la vida social. Marx
desarrolló sus investigaciones en torno a dos grandes temas interrelacionados: a) El
descubrimiento de la ley económica de la sociedad moderna capitalista. b) Los procesos
específicos de conflictos de clase. Con el estudio y la relación de ambos pretendía descubrir la
estructura y el funcionamiento de los sistemas de producción a través de la dinámica histórica
generada por los antagonismos y conflictos de clases que engendraban.
MAX WEBER Max Weber (1864-1920) es uno de los padres fundadores con mayor influencia
en la Sociología actual, ocupándose de tantos temas y cuestiones distintas que presenta
dificultades para ser sistematizado, careciendo de una teoría general o idea central de
pensamiento y estudio, posibilidad que rechazó al considerar que no podía existir una
explicación cerrada y acabada capaz de reproducir con fidelidad la extraordinaria complejidad
de la realidad. Su amplísima producción, desde estudios metodológicos a históricos, pasando
por la sociología de la religión y los económicos de su obra cumbre “Economía y Sociedad”,
está alentada por un permanente diálogo intelectual con Marx, a quien, junto con Nietzsche,
consideraba las figuras más influyentes de su época. Sin embargo, aunque ambos coincidieron
en atribuir un carácter prevalente al estudio del capitalismo, Marx enfatizó los factores
económico-materiales, mientras Weber se inclinó al ámbito de las ideas y creencias. Una
síntesis de las ideas de Weber, en contraposición a las de Marx, son las siguientes: ― Rechazo
de las grandes teorías y explicaciones unicasuales. ― Intento de aunar criterios de las ciencias
de la cultura con las ciencias naturales. ― Distinción entre los planos de poder económico y
político, las ideas de los intereses. ― Visión neutra del capitalismo, de tendencia a una
racionalización económica. ― Visión de las clases sociales y el conflicto de clases no sólo en
términos económicos, sino también ideológicos y culturales. ― Las relaciones entre la
infraestructura económica y la ideológica no son unívocas ni unidireccionales, sino
bidireccionales y dependientes. Weber llegó a la refutación empírica del materialismo histórico
de Marx, exponiendo las conexiones de las religiones con la economía y la estructura social de
su sociedad, todo ello en base a un dato concreto: el capitalismo se extendió con más auge en
los países protestantes que en los católicos, dándose un mayor porcentaje de protestantes
entre los propietarios y puestos directivos de las empresas. Weber estableció que los
elementos que definían el “espíritu del capitalismo” se correspondían con la ascesis
profesional puritana cristiana, y concluyó la importancia decisiva del factor religioso en la
génesis del capitalismo occidental, es decir, que el criterio económico no bastaba y era
necesario considerar también los valores y las ideas en la explicación de los procesos sociales.
1. La estructura social es entendida como una red o sistema de relaciones sociales regulares y
pautadas, que prevalecen a los individuos concretos. Es decir, que mientras los individuos son
prescindibles y reemplazables, la estructura permanece estable.
2. Los contenidos de las estructuras sociales son esquemas de acción pautadas, es decir, que
vienen socialmente dadas y responden a uniformidades ordenadas socialmente.
3. LOS GRUPOS SOCIALES La sociedad está formada por una tupida red de grupos sociales, en
los que todos los individuos se encuentran implicados en diferente grado, y que constituyen
las células básicas de la sociedad, lo que hace del grupo social la realidad más inmediata y
central para la Sociología. Sin embargo, a pesar de su peso actual los padres fundadores
apenas les prestaron atención, más preocupados por los grandes problemas y procesos
globales, centrándose en la dicotomía individuo-sociedad. La primera formulación seria de los
grupos primarios vino de la mano de Charles H. Cooley (1864-1929), pero su auge tuvo que
esperar a la década de los años treinta con las investigaciones de Elton Mayo. No se debe
confundir los grupos sociales con las categorías sociales (individuos que reúnen las mismas
características: profesores, jóvenes...) ni con los agregados estadísticos (individuos que pueden
ser clasificados de acuerdo a algún atributo: lectores del ABC, fumadores de Fortuna...), pues
no tienen más sentido que el clasificatorio o estadístico. Cuando nos referimos a grupos
sociales están implícitas las siguientes características: Son unidades sociales con unos
contornos delimitados y características precisas. Su elemento definitorio fundamental es la
unión continuada de personas por algún tipo de relación social a través de ciertos intereses,
valores o propósitos comunes. Nos son espontáneos, sino que se caracterizan por contar con
cierta estabilidad. Existe un sentimiento de pertenencia, y sus miembros se identifican como
tales. Pueden ser identificados desde fuera como grupo. Tiene la virtualidad de influir u
orientar la conducta y opiniones de sus miembros. Los grupos sociales pueden ser clasificados
de acuerdo a un gran número de criterios, pero la más significativa es la que distingue entre
grupos primarios y secundarios.
5. LAS CLASES SOCIALES La forma de nuclea miento institucional más importante es la que
tiene que ver con la desigualdad, agrupando a los seres humanos en distintas clases sociales
con distintos niveles de acceso a los bienes y servicios, y distintos grados de influencia política
y social. La diferenciación de posiciones no viene dada por una lógica natural según las
cualidades personales, sino básicamente por desigualdades de carácter social asociadas a las
distintas formas de organización de la sociedad. Por ello, la desigualdad debe ser entendida
como un fenómeno de carácter histórico y cultural, pues las distintas influencias culturales han
dado lugar a los distintos modelos de estratificación: de castas, esclavistas, estamentales... La
desigualdad ha evolucionado también en su intensidad, desde una leve desigualdad coyuntural
en las primitivas sociedades nómadas, hasta su auge con la aparición de las sedentarias, cuya
mayor posibilidad de acumulación de recursos se tradujo en notables diferencias de riqueza,
enraizándose en el entramado social a medida que las sociedades se iban desarrollando y
complejizando con un mayor grado de especialización de funciones. El sistema de desigualdad
social que ha merecido una mayor atención ha sido el sistema de clases occidental, cuyo
impacto político en la historia reciente de Occidente ha sido enorme: movimiento obrero,
anarquismo, marxismo, Estado del Bienestar..., a tal punto, que Marx llegó a afirmar que la
historia de la humanidad era la historia de la lucha de clases.
a) Existen más clases de variación en los tipos de personalidad que los que se establecen en
algunas clasificaciones esquemáticas.
c) Existen bastantes tipos de desarreglos de personalidad, sobre todo a causa del desempeño
simultáneo de roles en conflicto, lo cual llega a producir “incertidumbres” de conducta,
comportamientos inesperados y perturbaciones de personalidad: anomias, agresividades,
pasividades... Se evidencia, pues, que la idea de ajuste absoluto a los patrones culturales no es
real, en gran medida porque en nuestro tiempo la cultura absolutamente homogénea no
existe, sino más bien una cultura predominante y un haz de culturas secundarias, de modo que
los individuos reciben influencias de ambientes culturales diferentes y, a veces, contrapuestos.
Quizás por todo ello, en la actualidad el concepto de influencia cultural ha entrado en cierta
crisis, pasando a considerarse más el concepto de pluri-cultura. Ese creciente pluralismo
cultural, con sus conflictos de patrones culturales, propicia que muchos individuos empiecen a
sentir que carecen de unos criterios de orientación claros, motivo por el cual Riesman observó
la emergencia de nuevos tipos de personalidades, muy dúctiles y dirigidas “por los otros”, con
un fuerte deseo de adaptación a los criterios mayoritarios. En ese sentido, es de destacar unas
importantes tendencias culturales grupales, como las nuevas tribus urbanas juveniles, así
como la interinfluencia de tradiciones culturales de raíz histórica y geográfica muy diferente
propiciada por el masivo aumento de los procesos migratorios. En resumen, y para concluir, se
puede afirmar que a la cultura se debe el grueso del contenido de cualquier personalidad, pero
que las personalidades individuales (tipos psicológicos) no pueden explicarse completamente
sobre la base de las influencias culturales, dada la interacción de factores extraordinariamente
múltiples y variados sobre el perfil de la personalidad.
Las sociedades de animales vertebrados El instinto social en los animales vertebrados difiere
por completo del de los insectos. Estos animales, especialmente los primates, están vivamente
orientados hacia la sociabilidad, pero sus sociedades no están estructuradas con tanta rigidez,
los individuos mantienen márgenes amplios de independencia y libertad, y las jerarquías no
vienen dadas por rasgos morfológicos diferenciados, sino a través de procesos de afirmación
entre individuos iguales. Los estudios recientes sobre sociedades de primates muestran su
complejidad y variación. Respecto a los babuinos, Washburn y Devore observaron el carácter
marcadamente adaptativo de la forma de vida grupal, al punto que cada tribu cuenta con un
territorio y recursos propios (refugios, agua, alimento...) y las actitudes de sus miembros se
hallan coordinadas en todas las etapas de la vida. Ese carácter vital de la sociabilidad es explica
el carácter emocional de los vínculos sociales, determinando la desaparición progresiva de los
miembros menos gregarios. Intentando reflejar su complejidad, Umberto Melotti distinguió al
menos siete grados de vida social, o formas de organización social, y cuatro tipos
fundamentales de sociedades: arborícolas del bosque, terrícolas de la sabana, terrícolas de las
zonas áridas y los grandes primates (gorilas y chimpancés), las más evolucionadas y con mayor
variabilidad. El conjunto de los estudios permiten establecer algunos rasgos comunes en las
sociedades de monos: Territorialidad, pues cada sociedad se desarrolla en ámbitos
geográficos concretos. Autorregulación demográfica, manteniendo las dimensiones grupales
por exclusión de elementos jóvenes, que se ven obligados a fundar nuevas colonias.
Diferenciación de lazos sociales y de estructuras de dependencia. Jane Beckman Lancaster
distinguió entre las jerarquías generales de dominación, los lazos entre madres e hijos, y los
lazos entre machos y hembras. Relaciones afectivas entre individuos del mismo sexo: grupos
de compadres, camarillas... siendo frecuentes los enfrentamientos y rivalidades entre estos
subgrupos. Diferenciación de papeles por sexo y edad, e incluso por función en el desarrollo
de ciertas actividades, como por ejemplo la caza. En clara diferenciación con las sociedades de
insectos, en las sociedades de primates se aprecia el extraordinario papel de lo individual. Al
contar con un amplio margen de autonomía, el desarrollo de los sentimientos de
individualidad propicia frecuentes tensiones de competencia y confrontación, garantizando un
considerable dinamismo social interno, incluso con cierto grado de desorden, al punto que se
ha definido sus sociedades como una combinación de rígidas obligaciones y un conjunto de
movimientos de36