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LA CONCERTACIÓN SOCIAL

Concepto

Entre las definiciones más completas del concepto de “concertación social” tenemos la
que ofrece el autor Américo Pla Rodríguez, quien expresa: “la concertación social evoca el
intento de lograr mediante un acuerdo entre el gobierno y los interlocutores sociales una
acción común en materia económico-social”. En este sentido, el autor explica que de este
concepto se desprenden tres componentes:

1. Los sujetos

Este acuerdo es de carácter “tripolar”, o como expresan otros doctrinarios, es de carácter


“trilateral” o “tripartito”. Es un acuerdo donde intervienen simultáneamente como partes
el sector trabajador, el sector empleador y el Estado.

2. El objeto

El objeto de dicho convenio debe ser necesariamente de carácter socio-económico en una


amplia dimensión, donde se asumen compromisos y se coordinan estrategias y objetivos.

3. El alcance

El autor explica que más que lograr plena y definitivamente los objetivos de la
concertación, se persigue un esfuerzo acompañado de una verdadera voluntad de asumir
comportamientos que reflejen la tentativa de lograr los objetivos propuestos.

Como vemos, la concertación social contiene muchos aspectos que la hacen peculiar
como figura. Otros autores han explicado más detalladamente sobre su concepto,
agregándole otras características. Por ejemplo, los autores Ramón de Alós-Moner y
Antonio Martín Artiles exponen sobre la concertación como un mecanismo de producción
de normas donde se tiene como objetivo una regulación plural de las condiciones de
empleo donde interviene el Estado como poder público.

En la opinión de estos autores, la concertación social puede ser tanto bipartita (Estado-
trabajadores, o Estado-empleadores) como tripartita (Estado-empleadores-trabajadores),
dependiendo de las partes que intervengan, pero recordando que si fuese bipartita entre
trabajadores y empleadores se confundiría con la figura del convenio colectivo (previsto
en el artículo 2 del Convenio Internacional n° 154 de la OIT, en el numeral 2 del artículo 62
de nuestra actual Constitución, y en el artículo 103 del Código de Trabajo dominicano), el
cual es de naturaleza totalmente distinta, tal como expresa claramente la normativa
mencionada.

Ahora, en cuanto a la terminología, la “concertación social” ha sido llamada comúnmente


como “diálogo social”, y ambos términos se han utilizado frecuentemente como
sinónimos. Para Gonzalo Vidal Caruana, sin embargo, existen leves diferencias al explicar
que “el diálogo social supone un proceso de negociación entre el gobierno – central,
regional, local – los sindicatos y las organizaciones empresariales sobre los diferentes
contenidos de la política socio-económica del ámbito correspondiente, con el fin de
concertar los distintos intereses de los intervinientes en orden a la estabilidad, el desarrollo
económico y la paz social”. En pocas palabras, el diálogo vendría siendo el proceso
comunicacional previo al acuerdo que se materializa a través de la concertación.

Una vez tenemos un proceso de diálogo destinado a una concertación, es necesario


recordar que cada parte representa intereses distintos. En el caso de los sindicatos de
trabajadores y los empleadores, cada uno representa a su sector, sin embargo, el Estado
no sólo refleja la presencia del poder público, sino que es quien tiene la capacidad de
emplear de manera más vinculante los lineamientos de las actuaciones administrativas y
políticas que afectarán los fines de dicha concertación. En adición a lo que representa, el
Estado cumple una función especial durante el desarrollo del diálogo, y es que sirve de
catalizador.

La concertación social es un interesante fenómeno en que se encuentran presentes el


intervencionismo estatal, la negociación colectiva y la autonomía sectorial, revestido de
un carácter convencional, sin embargo, no estrictamente contractual debido a que no es
coercible.

Orígenes

El autor Humberto Villasmil Prieto explica que las bases del diálogo y la concertación social
se encuentran en los inicios de la libertad sindical y la negociación colectiva. Explica que
entre los primeros pasos encontramos los preámbulos del Tratado de Paz de Versalles de
1919 donde se afirmaba el principio de la libertad sindical, y que posteriormente en su
desarrollo histórico, se iría materializando como un derecho fundamental. El siguiente
gran paso se ubica en la declaración de Filadelfia de 1944, la cual es hoy en día la carta
constitucional de la OIT. En su primera parte, cuando establece los objetivos principales de
la OIT, menciona en su literal “d” lo siguiente: “la lucha contra la necesidad debe
proseguirse con incesante energía dentro de cada nación y mediante un esfuerzo
internacional continuo y concertado, en el cual los representantes de los trabajadores y de
los empleadores, colaborando en un pie de igualdad con los representantes de los
gobiernos, participen en discusiones libres y en decisiones de carácter democrático, a fin
de promover el bienestar común”. Luego encontramos los tratados post segunda guerra
mundial, como el Convenio 87 de 1948 donde se estipula la libertad sindical, la
progresividad y no regresividad típica de los derechos fundamentales, y el Convenio 98 de
1949 sobre derecho de sindicación y de negociación colectiva, ratificados por todos los
países Centroamericanos (excepto El Salvador).
Ya en la Resolución de la Conferencia de la OIT sobre los Derechos Sindicales y su relación
con las Libertades Civiles de 1970, se asentaba el derecho sindical como un derecho
humano.

Como vemos, los orígenes y la evolución de la concertación social están íntimamente


ligadas a la negociación y los convenios colectivos, y no es sino en la práctica y que
comienzan a separarse cada vez más estas dos figuras, hasta adoptar claramente sus
características individuales.

Ya hemos visto algunos eventos históricos importantes para el origen de la concertación


social, pero, no son las únicas causas primarias. Hay autores que explican que la
concertación social es una consecuencia, no solamente de las corrientes de derecho
humano post guerra, ampliación y consolidación de tratados relativos a derechos
humanos, sino, de un proceso de democratización de los últimos 60 años. El mismo autor
Hugo Ghione explica que la tendencia de los países a la instauración (o al menos el intento
de instaurar) sistemas en que el derecho sindical tenga un espectro más amplio de acción,
y el esparcimiento de las economías de mercado democráticas, han sido igualmente causa
de esta agrupación de sectores para la comunicación y negociación de temas socio-
económicos con el gobierno en busca de alternativas más equitativas para todos.

En algunos casos específicos podemos mencionar antecedentes de organizaciones


tripartitas con fines de concertación social. Por un lado, en Venezuela, desde el año 1945
las organizaciones sindicales fueron convocadas junto a los empleadores para integrar el
Consejo de Economía Nacional. Por otro lado, en España, luego de la muerte de Francisco
Franco en 1975 y la crisis económica, hubo mucha inquietud que sirvió de antesala a la
apertura de nuevos esquemas consensuales democráticos, tales como la concertación, la
cual como figura ya se había vuelto independiente.

Mientras tanto, otros autores expresan una visión no tan optimista en cuanto al desarrollo
de la concertación social. El autor Ermida Uriarte explica de manera comparativa que la
difusión de la concertación social en Latinoamérica es inferior a la experimentada en
Europa, tanto en extensión como en intensidad. De igual forma, explica que la
concertación social en América Latina tiene limitaciones, ya que aunque han existido
éxitos parciales limitados en tiempo y objeto, realmente “no se habían verificado
experiencias exitosas de desarrollo sostenido y continuo de una política de concertación
social”. Entre las causas que este autor argumenta a dicho fracaso, establece:

 Debilidad sindical
 Estructura sindical descentralizada y a veces dividida
 Falta de cohesión
 Falta de representatividad
 Las motivaciones gubernamentales en la convocación del diálogo
 Dudosa autenticidad de algunos de los acuerdos suscritos con cierto grado de
corporativismo e identificación de algunas organizaciones sindicales y/o sector empleador
con el gobierno de turno o el partido gubernamental

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