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MODULO 1:

Introducción. Derecho procesal Civil.


Derecho Procesal Civil: concepto, naturaleza jurídica y caracteres. Fuentes del Derecho Procesal. Principios
procesales. Jurisdicción. Competencia. Recusación y excusación.

1. El concepto de Derecho Procesal


Podemos definir al Derecho Procesal de la siguiente manera:

“(…) ciencia jurídica que en forma sistemática estudia los principios y normas referidos
a la actividad judicial cumplida mediante el proceso por los órganos del Estado y
demás intervinientes, para la efectiva realización del derecho sustantivo, organizando
la magistratura con determinación de sus funciones para cada una de las categorías de
sus integrantes, y especificando los presupuestos, modos y formas a observar en el
trámite procesal (…)” (CLARIÁ OLMEDO, 1982:11).

Avancemos un poco más en la definición.


¿Por qué decimos que se trata de una ciencia? Porque tiene un método y objeto propio, diferente del
método y objeto del derecho sustancial (civil o comercial).
Decimos además que dicho estudio es sistemático, pues se trata de un conjunto ordenado de principios y
normas.
La referencia a órganos del Estado implica la vigencia del principio constitucional de juez natural
establecido en el Art. 18 de la Constitución Nacional.
La referencia a demás intervinientes tiene en consideración que, en el proceso, actúan otros sujetos, como
las partes, los abogados, secretarios, martilleros, peritos, etc.
En cuanto a sus fines, la efectiva realización del derecho sustantivo, demuestra el carácter secundario del
derecho procesal,
Finalmente, es parte del derecho procesal toda la organización de la magistratura (Por ejemplo: Ley
Orgánica del Poder Judicial), y por supuesto todo lo relativo al proceso judicial,

2. Naturaleza jurídica y caracteres


a) Derecho realizador: el Derecho Procesal es un derecho secundario o realizador o instrumental, es decir,
existe un derecho primario (sustancial) que es realizado o actuado por medio del derecho secundario
(procesal).
b) Derecho público: el derecho procesal es parte del derecho público del Estado. Es un derecho de
naturaleza pública, considerando el rol que asume el Estado como titular de la soberanía, especialmente
por medio de los órganos públicos predispuestos.
Un ejemplo nos permitirá entender lo expresado: si dos personas rubrican un contrato de compraventa,
dicho contrato está regulado por normas de derecho privado (derecho civil), donde, en principio, el Estado
no interviene, y rige la autonomía de la voluntad de las partes (Art. 1197, Código Civil). Ahora bien, si luego
una de las partes no cumple el contrato, y la otra requiere judicialmente su cumplimiento o la resolución
del contrato, conforme la ley sustancial lo autoriza (Art. 1204, Código Civil), entonces debe requerirlo a los
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órganos públicos predispuestos del Estado. Allí aparece el derecho procesal, y como vemos el rol del Estado
es diferente, pues la acción va dirigida al Estado, para que sea éste el que dirima el conflicto.

c) Autonomía: se trata de una ciencia autónoma. El hecho que el derecho procesal sea realizador del
derecho sustantivo, no le quita el carácter de autónomo, pues tiene principios, fines, objeto de
conocimiento y método de estudios propios
3. Fuentes del Derecho Procesal
El Derecho Procesal no se legisla únicamente a través de los códigos procesales, sino que tiene también
otras fuentes de las que surge. Así podríamos mencionar las siguientes:

1) En primer término consideramos con fuente primaria a la ley, entendida esta en sentido amplio,
comprensiva de la Constitución Nacional, las Constituciones Provinciales
Así, por ejemplo, las normas que regula el juicio político es normativa procesal que se encuentra en la
Constitución Nacional, las normas que regulan el concurso preventivo y la quiebra son normas procesales
en una legislación sustancial (Ley de concursos y quiebras), también surgen normas procesales de otras
normas sustanciales, como la ley de defensa del consumidor, cuando establece el trámite de la demanda
fundada en dicha normativa.
2) También consideramos como fuente del derecho procesal a la costumbre, entendida genéricamente
como la reiteración de una determinada conducta en el convencimiento de su obligatoriedad. En muchos
casos la costumbre ha generado la creación o ratificación de normas procesales expresas.
A estas dos fuentes podemos considerarlas “fuentes primarias” del derecho procesal, y en cambio las
demás (doctrina y jurisprudencia) debemos estimarlas como “fuentes secundarias”, pues dependen de las
primeras, esto es, se encuentran subordinadas a géneros legales o consuetudinarios preestablecidos.

3) La jurisprudencia resoluciones dictadas por los Tribunales, donde se interpretan las normas procesales,
y por ello son una importante fuente para el derecho procesal.

4) Finalmente, la doctrina, resulta trascendental a los fines de la creación y la interpretación de normas


procesales.

4. Principios procesales
Los principios procesales son directivas u orientaciones generales en las que se inspira cada ordenamiento
jurídico procesal. Tengamos en cuenta que no existe un único ordenamiento procesal (ej. en nuestro país,
cada Provincia tiene el suyo propio, dictado por las Legislaturas Provinciales, más el dictado por el Congreso
Nacional para la Capital Federal y Tribunales Federales).
Entre sus funciones podemos distinguir:

1. Sirven de bases previas al legislador para estructurar las instituciones del proceso
2. Facilitan el estudio comparativo de los diversos ordenamientos procesales
3. Se trata de instrumentos interpretativos de inestimable valor.

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Los principales principios procesales son:

a) Principio dispositivo
Son las partes quienes tienen la carga de plantear la demanda, instar la prueba, alegar, recurrir, etc., y en
general no es el Tribunal el que debe hacerlo, sin que la parte previamente lo solicite o inste.
Así, en el proceso civil y comercial -típicamente dispositivo- existe la posibilidad que el Tribunal ordene
medios de prueba oficiosamente por medio de las medidas para mejor proveer, y en el proceso penal -
típicamente inquisitivo-
b) Principio de bilateralidad o contradicción
Mediante este principio se garantiza la oportunidad de “escuchar” a las partes antes de resolver alguna
cuestión.
También se lo ha denominado “principio de igualdad”, consistente en que, salvo situaciones excepcionales
establecidas en la ley, toda petición o pretensión formulada por una de las partes en el proceso, debe ser
comunicada a la parte contraria para que pueda ésta prestar a ella su consentimiento o formular su
oposición.
Esta bilateralidad o contradicción, este “ser oído” o “escuchado”, se realiza procesalmente por medio de
la llamada “sustanciación”. Sustanciar significa en el proceso “escuchar” u “oir” a la contraria de quien
realizó una petición.

c) Principio de escritura
Se contrapone al principio de “oralidad”, característico o propio del proceso penal.
El proceso civil se lleva adelante a través de actos “escritos” (demanda, contestación, etc.). En el proceso
civil y comercial rige generalmente el proceso escrito, aunque no en forma pura, pues está previsto la
posibilidad de realizar audiencias (por ejemplo: para el diligenciamiento de la prueba testimonial), lo que
claramente es un acto verbal u oral. Decimos que “generalmente” el proceso es escrito, pues existen
Provincias que han adoptado sistemas preponderantemente orales (Por ejemplo: La Rioja, Tierra del
Fuego).

d) Principio de publicidad
Es un medio de fiscalizar la sociedad toda la conducta de magistrados y funcionarios, pudiendo cualquier
persona participar de determinados actos procesales, o de consultar determinadas cuestiones a fin de
ejercer ese control

e) Principio de preclusión
La preclusión ha sido definida por especializada doctrina procesal como la pérdida, extinción o
consumación de una facultad procesal (Couture, 1972: 196).
(ej. para poder iniciar la etapa probatoria, debemos agotar previamente la etapa introductoria, que se
produce con la traba de la litis, esto es, con la contestación de la demanda por el demandado). E incluso
dentro de cada etapa debe agotarse la misma para poder recién pasar a la siguiente, pues en cada etapa
también existen diferentes actos procesales que deben cumplirse.
.
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f) Principio de economía procesal
Este principio es comprensivo de todas aquellas previsiones que tienden a la “abreviación” o
“simplificación” del proceso, evitando que la irrazonable prolongación del mismo haga inoperante la tutela
de los derechos e intereses comprometidos en él (Palacio, 1998: 72).
Como principales variantes dentro de este principio, podemos considerar el llamado principio de
concentración, que implica la reunión de distintas actividades dentro de un solo acto procesal, donde en
ese acto el demandado debe comparecer, constituir domicilio, oponer excepciones, contestar la demanda,
reconvenir y ofrecer la prueba de que haya de valerse (Art. 508, CPC). Otra de las variantes de este
principio lo encontramos en el principio de celeridad, representado por las normas que impiden la
prolongación de los plazos y eliminan trámites procesales superfluos u onerosos (Palacio, 1998: 73), como
podemos encontrar en normas que establecen plazos fatales o perentorios.

g) Principio de adquisición
Este principio prevé que el resultado de la actividad probatoria que se realiza en el proceso se adquiere
para el mismo en forma irrevocable, sea beneficiosa o perjudicial para el oferente, y siendo común para
todas las partes. Esto significa que, si una parte ofreció y diligenció un determinado medio de prueba, y el
mismo luego no le es beneficioso, no puede desistirla una vez diligenciada,
h) Principio de inmediación
Se trata de aquel principio que exige el contacto directo del juez o el Tribunal con todo el material del
proceso (Palacio, 1998:74).
Cada ordenamiento jurídico procesal, siendo mayor la relevancia del mismo en procesos orales, y
habitualmente menor en procesos escritos, donde el casi único contacto directo del juez o Tribunal con la
prueba y las partes sea las audiencias y actos procesales orales de prueba.

i) Principio de legalidad de la formas


Formas se encuentran preestablecidas por la ley para la realización de los distintos actos procesales, y que
salvo casos específicamente autorizados por la ley, no son disponibles por las partes.
.
5. Jurisdicción
Uno de los elementos fundamentales del derecho procesal, en tanto determinan o especifican la actuación
de los órganos predispuestos del Estado frente a la acción entablada por un particular, Se trata, por tanto,
de una de las funciones que cumple el Estado, en este caso, por intermedio de los órganos públicos
predispuestos (Poder Judicial).

6. Competencia
La competencia es la medida de la jurisdicción o la porción de jurisdicción que el juez posee. Decimos solo
para graficar, pues la jurisdicción no es divisible, lo divisible es la competencia.
Por ello podemos definir a la competencia como la capacidad o aptitud que la ley reconoce a un juez o
tribunal para ejercer sus funciones con respecto a una determinada categoría de asuntos o durante una
determinada etapa del proceso (Palacio, 1998: 190).
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Criterios de distribución de competencia

Así, podremos ver que la competencia puede ser, en primer término, federal o provincial, y luego criterios
de distribución de la competencia el territorio, el grado, la materia y finalmente el turno.

a. Federal
La competencia federal se encuentra regulada en los Arts. 116 y 117, Constitución Nacional. Se trata de una
competencia de excepción, lo que implica que sólo existe competencia federal o de los Tribunales
Federales en los casos expresamente previstos en la Constitución Nacional, y en leyes reglamentarias
(Leyes 27 y 48).

b. Territorial
Prevé la división de la competencia por territorio, esto es, que cada juez sea competente en determinado
territorio preestablecido.

c. Materia
Se trata de la distribución de la competencia considerando la existencia de diferentes materias. Así, ese
divide la competencia en diferentes fueros: Civil y Comercial, Laboral, Penal, Correccional, Familia,
Menores, Contencioso Administrativo, etc.
Así, se logra una mayor especialización de los magistrados.
d. Grado
Refiere a la división del proceso en diversas instancias, suponiendo por tanto la posibilidad de revisión de
las resoluciones o actos de un Tribunal por otro superior en jerarquía (ej. recurso de apelación, donde la
Cámara de Apelaciones revisa la resolución del Juez de Primera Instancia).
Mediante este criterio se distribuye la competencia de los jueces en diferentes instancias (primera
instancia, segunda instancia, instancia extraordinaria ante los Tribunales Superiores de Provincia, instancia
extraordinaria ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación, etc.).

e. Valor
Conforme este criterio de distribución de competencia, dependiendo del valor o monto económico de
discusión en el pleito, se determina el juez competente.
f. Turno
No es en realidad técnicamente un criterio de distribución de competencia, pero si división del trabajo
entre jueces que tienen la misma competencia territorial, por grado, materia y valor (en su caso).

Caracteres de la competencia

1) Indelegable, el juez no puede asignarla o delegarla en una persona diferente, sin perjuicio de poder
comisionar a otro magistrado la realización de algún determinado acto procesal (Art. 8, CPC).
2) Improrrogable, la competencia asignada a un determinado Juez o Tribunal no puede ser llevada a otro
juez diferente.
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Sin embargo, esta regla tiene una excepción, que está dada por la competencia territorial, que sí es
prorrogable. Esto significa que una causa originariamente de competencia territorial de un determinado
juez puede ser tramitada y resuelta por otro juez que no resulta originariamente competente.
Esta prórroga se produce por disposición de las partes, y no oficiosamente. Y puede ser expresa o tácita
(Arts. 2 y 3, CPC):

 será expresa cuando las partes pacten de común acuerdo la prórroga en un contrato. Por ejemplo,
contrato de locación, donde se expresa que para cualquier diferendo sobre la aplicación o
interpretación del contrato, será competente determinado juez, diferente del que correspondería
por aplicación de las reglas de competencia territorial.
 será tácita cuando planteada la demanda ante el juez territorialmente incompetente, el
demandado no plantee la incompetencia del juez, o sea tácitamente la acepte, ya sea porque no
contesta la demanda, o porque lo hace sin plantear la incompetencia.

7. Recusación
La recusación es el remedio procesal del que los litigantes pueden valerse para apartar o excluir a un juez
del conocimiento de una determinada causa, en el supuesto de que pueda estar en duda la imparcialidad
de sus decisiones.
Está basada en la garantía de juez natural (independencia del juez) del Art. 18, Constitución Nacional.

En nuestro proceso existen dos tipos de recusación: con causa y sin expresión de causa (Art. 16, CPC).

Recusación con causa


Donde la ley prevé las causales (Art. 17, CPC). Así, para la ley, si el juez o magistrado de que se trate se
encuentra inmerso en alguno de los casos previstos en la ley. No se requiere probar su parcialidad, sino de
probar la existencia de los hechos objetivos que la ley prevé.
Casos típicos para la recusación, sin intentar agotarlos, son los de parentesco (Art. 17, incs. 1, 2 y 3, CPC),
ser acreedor o deudor de una de las partes (Art. 17, inc. 5, CPC), amistad íntima o enemistad manifiesta con
alguno de los litigantes (Art. 17, inc. 12, CPC), siendo importante considerar que la causal puede darse con
las partes o con sus abogados (Art. 20, CPC).(IMPORTANTE)
Finalmente, referido al momento, existen dos reglas: si la causal es anterior a la iniciación del pleito,
deberá ser planteada en el primer escrito que se presente, y si es conocida con posterioridad, dentro de
los tres días de conocida (Art. 22, CPC).

Recusación sin expresión de causa


No es que la causa no existe, sino que no se expresa, por lo que no es correcto que la recusación sea “sin
causa”, sino que es “sin expresión de causa”.
Aunque sea en muchos casos utilizada para dilatar o demorar el juicio, la existencia de este tipo de
recusación tiene un claro fundamento proteccionista del derecho de defensa. Es que, muchas veces puede
suceder que un litigante considere que el magistrado que interviene en una causa tiene para que dicha
parte una inclinación por la parcialidad (desfavorable a dicha parte, y favorable a la otra), pero no puede

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acreditarse ninguno de los casos previstos en el Art. 17, CPC, para la recusación con causa. Por tal razón la
ley permite hacerlo sin expresar la causa, pero limitando con varias reglas su utilización.
Debe realizarse en primera instancia sólo en estos momentos: el actor con la demanda, el demandado con
la contestación de la demanda, y ambas partes dentro de los tres días de notificado el decreto de autos
(último decreto que se dicta antes que la causa pase a resolución) o decreto de avocamiento (cuando
ingresa a intervenir un nuevo juez), todo conforme surge del Art. 19, inc. 1, CPC.
En las demás instancias (ante la Cámara y ante el Tribunal Superior de Justicia), la recusación sin expresión
de causa debe plantearse dentro de los tres días de llegado el expediente a dichos Tribunales, o dentro de
los tres días de notificado el decreto de autos o el de integración del Tribunal (puede suceder que por
apartamiento de un magistrado el Tribunal deba ser integrado para esa causa con otro magistrado), tal cual
regula el Art. 19, inc. 2, CPC. (Esto lo deje tal cual para que se entienda)
Además, la recusación sin expresión de causa puede utilizarse una sola vez por parte y por instancia. Esto
significa que si en alguna de la partes existe más de un sujeto (litisconsorcio), utilizada por uno, ya los
demás no pueden usarla. Por ejemplo, los actores fueran tres, y uno recusa sin expresión de causa al Juez
de Primera Instancia, ya lo otros dos actos no pueden hacerlo. Así como asimismo puede recusarse al Juez
de Primera Instancia, y sólo a un vocal ante la Cámara y ante el Tribunal Superior de Justicia (Art. 19, CPC).
Finalmente, no procede la recusación sin expresión de causa en los incidentes ni en la ejecución de
sentencia (Art. 19, última parte, CPC).

8. Excusación
Las partes que solicitan el apartamiento del juez, sino que éste último se aparta de entender en una
determinada causa, por encontrarse comprendido en una de las causales del Art. 17, CPC, siendo
un deber del magistrado dicha excusación (Art. 32, CPC).

MODULO 2
Proceso Civil. Sujetos

1. Pes
Entendemos por pes de un proceso quien reclama (actor) y frente a quien se reclama la satisfacción de una
pretensión (demandado) (PALACIO, 1998, p. 224). Junto con el Juez, actor y demandado son pes
necesarias de un proceso judicial. Sin pe actora, pe demandada y juez no habrá proceso judicial.
Cabe tener presente que lo relevante no es quién actúa en el proceso, sino quien afirma ser el titular del
derecho reclamado.
Es decir, son pes la persona que actúa en nombre propio, o aquella que está siendo representada.

2. Capacidad
Así, para ser pe, es necesario poseer aptitud para adquirir derechos y contraer obligaciones, es
decir, capacidad de derecho.
En cambio, para actuar en juicio o participar en el proceso judicial, se necesita aptitud para ejecutar
personalmente actos procesales válidos, esto es, capacidad de hecho,
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3. Representación
Quienes no poseen capacidad procesal o capacidad de hecho deben actuar en el proceso por medio de
representantes (Art. 79, CPC).
Quienes no son incapaces de hecho o por su naturaleza pueden actuar por sí mismos) pueden actuar por sí
mismo o hacerlo por representación convencional, otorgando mandato a una persona para que los
represente.

4. Personería
En el proceso civil, entendemos por personería a la capacidad para estar en juicio y la representación de
una pe.
Establece la normativa procesal que toda persona que actúe en juicio debe hacerlo por derecho propio o
mediante representante (Art. 79, CPC), aunque para ello debe actuar asistido por abogado, que podrá
actuar como patrocinante (si la persona actúa por derecho propio) o como apoderado (si el abogado
representa a la pe).
Quien actúa en representación de otro debe acreditar en la primera presentación en juicio tal
representación (Art. 90, CPC): los padres que actúen en representación de su hijo menor, el presidente de
una sociedad anónima, el abogado que actúan por mandato de una de las pes, etc.
En caso del mandato, y conforme los conceptos que ya conocemos del derecho civil, éste puede ser
general o especial, dependiendo si comprende todos los negocios del mandante o uno o ciertos negocios
determinados (Art. 1879 y sgtes., Código Civil).
Si el poder es general, no es necesario acompañar la escritura correspondiente en el juicio, bastará con
acompañar una copia del mismo, donde el abogado declare bajo juramento que esa copia es fiel de su
original y que ese mandato subsiste a la fecha (Art. 90, 2º párrafo, CPC). (Buen Ejemplo)
En cambio, si el poder es especial, debe acompañarse el mandato al juicio, es decir, si fue otorgado por
escritura, la misma debe agregarse en el expediente. Además, este poder especial puede ser
otorgado apud acta.
Apud: Donde el poderdante expresa ante el juez que otorga dicho mandato especial al abogado. Como
tiene forma de audiencia, está firmado por el mandante (la pe), el mandatario (el abogado), el juez y el
secretario del Tribunal. La carta poder es un acto que tiene un formato similar a una carta dirigida al juez
donde le hace saber al mismo que otorga el mandato respectivo al abogado, y la firma del poderdante está
certificada por escribano, juez de paz o secretario judicial, es decir, por persona que tiene función fedataria
(dar fe de los actos), por eso la carta poder está firmada sólo por la pe y certificada o autenticada la firma
por el funcionario fedatario.

Si la cesación del mandato se produce por revocación por pe del mandante (la pe revoca el poder otorgado
a su abogado), deberá comparecer por sí (con el patrocinio de abogado) o por un nuevo apoderado
(otorgando un nuevo mandato), bajo apercibimiento de rebeldía (Art. 95, CPC), cuestión que vamos a ver en
el desarrollo de este módulo.
Si la cesación del mandato se produce por renuncia del apoderado (el abogado renuncia al poder
otorgado), resulta similar al anterior, en cuanto el mandante (la pe) deberá designar otro mandatario o
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comparecer por sí mismo en el plazo que fije el Tribunal, bajo apercibimiento de rebeldía, pero el abogado
renunciante debe continuar hasta el vencimiento del plazo referido (Art. 96, CPC), siendo la notificación
respectiva a cargo del abogado renunciante (Art. 98, CPC).
Asimismo, si existe muerte o incapacidad de poderdante o apoderado, se suspende el juicio y se pone en
conocimiento de los herederos para que, en el plazo que fije el Tribunal, comparezca por sí o mediante
nuevo apoderado, también bajo apercibimiento de rebeldía (Art. 97, CPC). (IMPORTANTE)

5. Unificación de la personería
Existiendo litisconsorcio (pluralidad de sujetos), se designa a un apoderado único para que represente a
todos los litigantes que tienen en el proceso un interés común (PALACIO, 1998, p. 241).
Pues evita dilatar innecesariamente el proceso.

6. Rebeldía
La rebeldía o contumacia es la situación que se configura respecto de la pe que:

1. No comparece al proceso dentro del plazo en que es citado de comparendo (Art. 110, inc. 1, CPC).
2. Comparece y no constituye domicilio dentro del radio que para cada sede establece el TSJ (Art. 110,
inc. 2, CPC).
3. Casos Arts. 96 y 97 (renuncia del mandato y muerte o incapacidad de mandante o mandatario) y la
pe no compareciera por sí o por nuevo apoderado en el plazo que se fije (Art. 110, inc. 3, CPC).
4. Casos revocación del mandato por la pe y que el revocante no compareciera por sí o por nuevo
apoderado (Art. 110, inc. 4, CPC).
En los sistemas procesales actuales no se compele a las pes a comparecer, no tienen una obligación, sino
una carga procesal (imperativo del propio interés, puede hacerlo o no, si no lo hace perderá la oportunidad
de ello, pero no está obligado).
La declaración de rebeldía se da sólo a pedido de pe, y no de oficio (Art. 111, CPC), salvo disposición en
contrario (ej. juicio abreviado, Art. 509, CPC).
Además, la rebeldía cesará en forma automática con el comparendo de la pe al juicio, en cualquier estado
que este se encuentre (Art. 112, inc. 2, CPC).
En cambio, si la citación de comparendo fue realizada por edictos, declarada la rebeldía, la resolución
respectiva no se notifica al demandado (Art. 113, inc. 1, CPC), la sentencia se notifica también por edictos
por un día (Art. 113, inc. 2, CPC), y si se trata de un juicio declarativo general se designa en representación
del demandado ausente un asesor letrado (Art. 113, inc. 3, apartado a, CPC).

7. Litisconsorcio
Existe litisconsorciocuando hay pluralidad de sujetos en una de las pes o ambas, pudiendo ser activo
(pluralidad en la pe actora), pasivo (pluralidad en la pe demandada) o mixta (en ambas).
Existen dos tipos de litisconsorcio claramente diferenciados: necesario y facultativo.
El litisconsorcio será necesario cuando por la naturaleza de la relación jurídica o por disposición de la
ley, necesariamente la sentencia debe dictarse frente a todos los integrantes de la relación jurídica que
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forma el litisconsorio. Ejemplos: demanda de filiación matrimonial, solo puede entablarse contra marido y
mujer (por disposición legal, Art. 254, Código Civil), demanda de división de condominio (por la naturaleza).
El litisconsorcio facultativo es el que surge de la libre y espontánea voluntad de las personas que lo
integran, y su formación obedece a la existencia de un vínculo de conexión entre diferentes pretensiones
Se encuentra regulado en el Art. 181, CPC exigiéndose como requisitos que las pretensiones emanen del
mismo título o causa de pedir.
Ejemplo de ello podríamos encontrar en demandas planteadas por varias personas que son afectadas por
un mismo hecho: usuarios contra una empresa prestataria de un determinado servicio que no se prestó o
se hizo en forma deficiente, damnificados por un accidente de una empresa de transporte contra esta
última, acreedores solidarios contra el deudor de la obligación, etc.

8. Intervención de terceros
Llamamos tercero a aquella persona diferente de las pes en el proceso.
Existen dos tipos de intervención de terceros: voluntaria y coactiva u obligada.
Hay intervención voluntaria cuando es el propio tercero el que solicita intervenir en el proceso entre actor
y demandado. Como es el tercero el que intenta por su propia voluntad intervenir en el proceso, en caso de
autorizarse dicha intervención, ingresa el proceso en el estado en que se encuentra, y podrá actuar a partir
de allí (Art. 432, primer párrafo, CPC), sin retrotraerse o suspenderse al procedimiento:
Existen tres tipos de intervención voluntaria en el CPC:
1. Principal o excluyente: el tercero hace valer un derecho propio y una pretensión incompatible con
la interpuesta por el actor (Art. 432, inc. 3, CPC). Es decir, pretende la misma cosa que actor y
demandado están discutiendo. Ej.: demanda de reivindicación, donde actor y demandado discuten
la propiedad de un inmueble, y el tercero solicita intervención en el proceso alegando ser él el
propietario del bien. A partir de su intervención, entonces, serán los tres intervinientes quienes
discutirán la propiedad del bien (actor, demandado y tercero interviniente).
2. Adhesiva autónoma o litisconsorcial: tiene por objeto hacer valer un derecho propio frente a
alguna de las pes originarias, adhiriéndose a la calidad asumida por otro litigante, pasando así a
formar un litisconsorcio con la pe con la que coadyuva (Art. 432, inc. 2, CPC). Ej.: codeudor solidario
que solicita participación en el juicio entre acreedor y otro codeudor solidario, por ejemplo para
plantear la prescripción. El tercero tiene una legitimación propia para demandar o ser demandado.
3. Adhesiva simple o coadyuvante: tiene lugar cuando el tercero, titular de un derecho
conexo o dependiente respecto de las pretensiones vinculadas en el proceso, participa en el
proceso a fin de colaborar o coadyuvar en la gestión procesal de una de las pes,. Ej.: fiador en el
juicio pendiente entre el deudor y el acreedor sobre la existencia de la deuda u obligación principal.
La diferencia con el tipo de intervención anterior se encuentra en que la legitimación en este caso
no es propia, sino subordinada o dependiente respecto de la que corresponde a la pe con quien
colabora o coadyuva.

La intervención de terceros coactiva u obligada tiene lugar cuando el juez, de oficio o a petición de alguna
de las pes, dispone que se cite a un tercero para participar en el proceso a fin que la sentencia que en él se
dicte pueda serle eventualmente opuesta (PALACIO, 1998, p. 284/285).
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En esta situación no es el tercero quien solicita su intervención, sino que el mismo es “traído” o “llamado”
al proceso, y por tanto, si al igual que el demandado es llamado, y su intervención no es por su propia
voluntad, debe tener todas las mismas posibilidades que el propio demandado tendría.
A diferencia de los casos de intervención voluntaria, que se encuentran reguladas en la normativa procesal,
los casos de intervención coactiva u obligada se encuentran regulados o previstos en normas sustanciales,
conforme a continuación analizamos:

1. Nominatio o laudatio auctoris: entablada una pretensión real contra quien ocupa un determinado
inmueble, el demandado manifiesta que posee en nombre de otro (ej. locatario), denunciando
nombre y domicilio del poseedor, a fin de que el litigio continúe contra este. A partir de esa
denuncia se debe citar al verdadero poseedor, en cuyo caso la causa seguirá luego contra este
último, produciéndose la “extromisión” del demandado originario. El caso se encuentra
expresamente previsto en el Art. 2782, Código Civil.
2. Llamado del tercero pretendiente: denunciada por alguna de las pes la existencia de un tercero
que pretende un derecho sobre la cosa objeto del proceso, se lo cita a éste a fin de que haga valer
tal derecho. Ej.: demanda por cobro de una suma de dinero en contra del demandado, y éste
último al contestar la demanda denuncia que otra persona dice ser acreedor de la misma
obligación, y que por tanto se cite al supuesto acreedor, a fin de dirimir cuál de los dos (actor y
tercero interviniente) es el que tiene derecho respecto de dicha obligación. La situación se
encuentra prevista en el Art. 757, inc. 4, Código Civil, como causal del pago por consignación
cuando “…concurrieren otras personas a exigirlo del deudor…”.
3. Denuncia de litis (litis denuntiatio): se trata de aquellos casos en que el demandado tendrá luego
acción de regreso en contra de un tercero, en caso de ser condenado, y por tanto solicita se cite a
tal tercero para que comparezca a defenderse al proceso, pues todo lo que debe pagar allí, se lo
repetirá luego al tercero. Ej.: el propietario de un automotor embistente en un accidente de
tránsito que es responsable en virtud del Art. 1113, Código Civil. Éste, siendo demandado por la
víctima del accidente, solicita la citación como tercero del conductor del automóvil, responsable
subjetivo conforme el Art. 1109, Código Civil, contra el que el demandado tendrá luego acción de
regreso.
4. Citación en garantía: se trata de uno de los casos más comunes de citación de terceros, previsto en
el Art. 118, Ley 17.418 (Ley de seguros), a los fines de la citación de la aseguradora, a fin que ésta se
haga cargo de la posible condenada en contra del demandado, en los límites del seguro, atento la
existencia de una contratación entre el demandado y tal tercero (contrato de seguro). Esta citación
tiene como característica que puede hacerla el propio demandado (con quien la compañía de
seguros tiene un contrato previo), pero también puede hacerla el actor (por disposición de la ley), y
puede realizarse hasta antes que la causa se abra a prueba.

8. Tercerías
Se trata también de un caso de intervención de terceros, en el sentido que los terceristas son ajenos al
proceso que se plantea entre actor y demandado, pero se diferencian claramente de la “intervención de
terceros”-.
Así, llamamos tercería a la pretensión en cuya virtud una persona diferente a las pes intervinientes en un
determinado proceso, reclama el levantamiento de un embargo trabado en dicho proceso sobre un bien de
su propiedad, o el pago preferencial de un crédito con el producido de la venta del bien embargado
(PALACIO, 1998, p. 288).
En tal sentido, el Art. 436, primer párrafo, CPC, dispone: “…Las tercerías que se deduzcan en los juicios o
incidentes en los que se han embargado o se hubieren de ejecutar bienes, se fundarán en el dominio de
esos bienes o en un derecho preferente…”.
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Existe, por tanto, dos tipos de tercerías: de dominio y de mejor derecho,
La tercería de dominio se plantea cuando el tercero alega ser propietario del bien embargado, es decir que,
en lugar de embargarse un bien del demandado, se embargó uno propio, y por tanto tiene por objeto que,
una vez que se haga lugar a la tercería, se ordene el levantamiento o cancelación del embargo trabado.
Establece la normativa procesal que esta tercería debe plantearse antes que se otorgue la posesión de los
bienes embargados (Art. 436, 2º párrafo, 1ª pe, CPC), y una vez interpuesta tiene como efecto la
suspensión del remate (Art. 438, Inc. 1, CPC), lo que resulta lógico y razonable, pues si el bien no es de
propiedad del demandado (lo que será analizado y resuelto en la tercería), no puede ser subastado.
La tercería de mejor derecho se plantea cuando el tercero se presenta en el juicio donde se está
ejecutando un determinado bien, alegando tener un derecho preferente al cobro. Es decir, no se opone el
remate del bien, sino que alega que una vez rematado el bien, debe percibir su crédito con preferencia al
ejecutante (el que solicitó el remate del bien), por tener un derecho preferente.(ej. acreedor prendario,
acreedor hipotecario, acreedor fiscal, etc.), o de otro tipo de preferencia, sin que implique privilegio (ej.
primer embargante respecto del segundo embargante de un determinado bien).
Para ambos tipo de tercería la ley dispone que se tramitarán por el juicio declarativo que corresponda (Art.
439, 1° párrafo, CPC), por lo que deberemos remitirnos en cada caso al Art. 418, Inc. 1, CPC, y dependiendo
del monto del embargo o del crédito del tercerista, tendrá trámite de juicio abreviado u ordinario.

MODULO 3

Proceso Civil. Actos procesales

Actos procesales en general


1. Concepto
Los actos procesales son una especie dentro del género de los actos jurídicos, los que se encuentran
definidos por la propia normativa sustancial como “…actos voluntarios lícitos que tienen por fin inmediato
establecer entre las personas relaciones jurídicas, crear, modificar, transferir, conservar o aniquilar
derechos…” (Art. 944, Código Civil). Por tal motivo, entendemos por actos procesales a los actos jurídicos
que tienen por fin el proceso, es decir, tienen por fin la iniciación, desarrollo o terminación del proceso
judicial (CLARIA OLMEDO, 1983, p. 77 y 84).

2. Clasificación
Encontramos tres tipos de actos procesales: de iniciación, de desarrollo y de conclusión (o de terminación).
(de iniciación) aquellos que tiene por finalidad dar comienzo a un proceso (PALACIO, 1998, p. 297). El
ejemplo típico y más común es la demanda.
Los actos procesales de desarrollo son aquellos que, iniciado ya el proceso judicial, tienden al
desenvolvimiento del mismo, hasta llegar a su conclusión (generalmente mediante el dictado de una
sentencia). Dentro de estos se encuentran la mayor cantidad de actos procesales, los cuales pueden
subdividirse en diferentes tipos de actos procesales que configuran a su vez distintas subclasificaciones.

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Que sí expresaremos que entre ellos se encuentran los actos de comunicación y algunos tipos de
resoluciones.
los actos procesales de conclusión son aquellos que tiene por objeto dar fin al proceso (PALACIO, 1998, p.
299), siendo generalmente mediante el dictado de la sentencia (modo normal o típico de terminación o
conclusión del proceso), pero que también puede finalizar por otros medios diferentes, llamados modos
anormales o atípicos de terminación del proceso (desistimiento, allanamiento, perención de instancia,
mediación, transacción, etc.).

Comunicaciones
1. Concepto. Diferentes formas de comunicación o transmisión
Entendemos como actos de comunicación o de transmisión aquellos que tienen por finalidad poner en
conocimiento de las partes, de los terceros o de funcionarios judiciales o administrativos, una petición
formulada en el proceso o el contenido de una resolución judicial (PALACIO, 1998, p. 298),
Existen diferentes formas de comunicación o transmisión, dependiendo del tipo de acto procesal que se
comunica o transmite, de quién lo realiza, y quién es el destinatario del acto.
Así, podemos distinguir:

1) Traslados: providencias mediante las cuales juez o tribunal resuelve poner en conocimiento de alguna de
las partes, una petición formulada por la otra (PALACIO, 1998, p. 311).
Teniendo en consideración que los traslados se practican por medio de las notificaciones (Art. 172, CPC),
En cuanto al plazo, cuando la ley no establezca plazo para un determinado traslado, se considera que el
mismo es por tres días (Art. 171, CPC).

2) Vistas: y se la suele distinguir por correrse cuando un acto se hallaba supeditado a la conformidad de la
contraria o cuando las partes debían ser oídas respecto de un acto ejecutado por un tercero (ej.: tasación)
(PALACIO, 1998, p. 312/313).
En cuanto a las formas y plazos, rigen idénticos a los explicados para los traslados (Arts. 85, 2° párrafo, 170,
171 y 172, CPC).
Hoy no existe casi diferencia entre traslados y vistas, incluso se regulan en forma conjunta en el CPC

3) Oficios: se trata de comunicaciones, entre jueces o Tribunales entre sí, o de los Tribunales a una
autoridad pública o entidad privada.
Se denominan “oficios” cuando va dirigido entre Tribunales de la misma jerarquía (ej.: de un Juez de
Primera Instancia a otro Juez de Primera Instancia) o a una autoridad pública o privada, “suplicatoria”
cuando va dirigido de un inferior a un superior (ej. de un Juez de Primera Instancia a una Cámara de
Apelaciones), y “mandamiento” cuando es dirigido de un superior a un inferior (ej. de una Cámara de
Apelaciones a un Juez de Primera Instancia).
Estos oficios pueden ser firmados solamente por el Secretario, salvo cuando vayan dirigidos a poderes
públicos o a Tribunales de grado superior, en cuyo caso deberán ser firmados por el Juez o Presidente del
Tribunal (Art. 63, último párrafo, CPC).

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4) Exhortos: técnicamente se trata de comunicaciones con autoridades o Tribunales extranjeros,
La ley procesal regula los exhortos dirigidos a Tribunales o autoridades extranjeras, como asimismo los
remitidos a nuestra Provincia por Tribunales extranjeros.

5) Notificaciones:

2. Notificaciones
Se trata, de la forma de comunicación o transmisión de resoluciones entre partes u otros intervinientes en
el proceso (terceros intervinientes, terceristas, martilleros, peritos, testigos, etc.).
Tienen por objeto, fundamentalmente, asegurar la vigencia del principio de contradicción, y establecer el
punto de partida para el cómputo de los plazos (PALACIO, 1998, p. 316).

3. Formas de notificación
Las resoluciones judiciales no obligan mientras no sea notificada con arreglo a la ley (conf. Art. 142, CPC), lo
que significa que sólo resulta válida la notificación si es realizada por alguna de las formas que establece la
normativa procesal, las que se encuentran enunciadas en el Art. 143, CPC,

Analicemos cuáles son las diferentes formas de notificación previstas en la legislación procesal cordobesa:

a) A domicilio: es aquélla que se realiza a domicilio real (en los casos previstos en el Art. 144, CPC) o a
domicilio constituido (en los casos previstos en el Art. 145, CPC
Cuando la persona a quien debe notificarse (ya sea a domicilio real o constituido) se encuentra domiciliada
en la misma sede que el Tribunal (ej. la causa se tramita ante los Tribunales de la Ciudad de Córdoba, y el
notificado tiene domicilio en la misma ciudad), la notificación debe practicarse mediante cédula de
notificación, que es la forma más común y general de realizar las notificaciones a domicilio.
La cédula de notificación contiene: la descripción del Tribunal y Secretaría que interviene en la causa, el
nombre y domicilio de la persona a quien se remite la cédula de notificación, la carátula del expediente, y la
transcripción de la resolución que se intenta dar a conocer al notificado (en el caso de Autos y Sentencias,
Cuando la notificación debe practicarse a un domicilio fuera de la sede del Tribunal puede realizarse por
cédula de notificación: si debe practicarse en una localidad donde existen Tribunales, puede diligenciarse
por las oficinas de notificadores o ujieres correspondientes a dicha sede judicial.
Finalmente, si la notificación debe practicarse fuera de la Provincia de Córdoba, la misma debe practicarse
por medio del procedimiento de la llamada cédula ley 22.172, regulada en el Art. 6, Ley 22.172 (Ley
convenio), normativa que ya hemos analizado antes; y si debe practicarse fuera de la República Argentina,
debe realizarse por exhorto internacional, debiendo en tal caso analizar qué tratado rige las relaciones
entre nuestro país y el Estado en el cual deba practicarse la notificación respectiva.

2) En la oficina: también denominada por diligencia o notificación personal (Arts. 143, inc. 2, y 150, CPC). Se
trata de la forma de notificación conforme la cual la persona voluntariamente, por diligencia hecha en el
expediente, expresa que ha quedado notificado de una determinada resolución.

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3) Por retiro del expediente: las partes y sus letrados pueden ser autorizados al préstamo del expediente
en los casos que prevé el Art. 69, CPC, debiendo para ello dejar recibo del préstamo (Art. 72, CPC)
4) Por edictos: se trata de aquella forma de notificación que se practica mediante publicaciones por la
prensa (tanto escrita como por radiodifusión),
5) Por ministerio de la ley: también conocida esta forma como notificación ministerio legis, se trata de
resoluciones que quedan notificadas los días martes y viernes, salvo que el expediente no se encuentre
disponible ese día y que la parte haya dejado constancia de dicha circunstancia.
Resoluciones judiciales
Dentro de los diferentes actos procesales, también se encuentran las resoluciones judiciales, actos
procesales que son realizados por los Tribunales, y que pueden ser de tres tipos:

1) Decretos: los decretos son las resoluciones que ordenan y llevan adelante el trámite del proceso (ej. el
que admite la demanda, el que cita de comparendo al demandado, el que corre traslado de la demanda,
el que abre a prueba, etc.).

Existen dos tipos de decretos, los decretos propiamente dichos y los decretos de mero trámite (Art. 117,
incs. 1 y 2, CPC), en cuanto a su forma ambos deben ser dictados por escrito, con indicación de lugar y
fecha (Art. 117, inc. 1, última parte, y 2, CPC), y deben ser dictados el mismo día en que se realiza la
petición correspondiente (Art. 121, inc. 1, CPC).
Los decretos propiamente dichos deben estar firmados por el juez, pueden o no decidir una determinada
cuestión, cuando rechazan una petición deben estar fundados (Art. 117, inc. 2, CPC).
Decretos de mero trámite son aquellos que en general son actos de impulso de la causa, que no causan
gravamen, que pueden ser firmados solamente por el secretario (Art. 117, inc. 1, CPC).

2) Autos: se trata de resoluciones sobre incidentes (Art. 117, inc. 3, CPC). Deben ser fundados, estar
firmados por el juez, debe existir pronunciamiento sobre costas y honorarios, como asimismo, al igual que
las sentencias, deben ser protocolizados (Arts. 117, inc. 3 y 120, CPC). El plazo para su dictado es de veinte
días (Art. 121, inc. 2, CPC).

3. Sentencia: se trata del pronunciamiento final de la causa, del acto procesal que da fin al proceso en su
etapa de conocimiento, pues las etapas posteriores, tienen por finalidad la revisión de la resolución (etapa
recursiva) o su ejecución (ejecución de sentencia), pero no un nuevo debate o análisis de la causa.
Diremos que debe ser fundada, firmada por el juez, contener tres partes claramente diferenciadas (vistos,
considerandos y resuelvo), ser protocolizada, con decisión sobre costas y honorarios (Arts. 117, inc. 4, 120,
130, 326, 327, 329, CPC), y debe ser dictada en el plazo de veinte días en juicios abreviados, ejecutivos, y
especiales, y sesenta días en juicio ordinario (Art. 121, incs. 2 y 3, CPC).

Días y horas hábiles


(PALACIO, 1998, p. 302), estableciendo la normativa procesal claramente en qué días y horas deben
practicarse, como asimismo que los actos procesales realizados fuera de dichos días y horas hábiles
pueden ser declarados nulos (Art. 42, CPC).
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Así, se consideran días hábiles los días lunes a viernes, salvo feriados y aquéllos que el Tribunal Superior
de la Provincia de Córdoba declare inhábiles (Art. 43, 1° párrafo, CPC), y como horas hábiles de las siete a
las veinte horas (Art. 43, 2° párrafo, CPC).
Ello no significa que no pueda realizarse actos procesales fuera de tales días y horas, sino que para hacerlo
debe existir habilitación de día y hora por el juez de la causa (Art. 42, última parte, y 44, CPC), como podría
ser la necesidad de la traba de un embargo en un local nocturno o un día sábado.
Plazos procesales
Los plazos son los lapsos dentro de los cuales deben cumplirse los actos procesales en particular (PALACIO,
1998, p. 303).
Los plazos procesales se aprecian en general por años, meses, días u horas. Excepcionalmente se tienen en
cuenta las fracciones de horas o minutos; un ejemplo es el de la tolerancia para el comienzo de las
audiencias: quince minutos o cuarto de hora, media hora o treinta minutos (CLARIA OLMEDO, 1983, p. 98).
Podemos clasificar los plazos procesales por diferentes criterios de clasificación:
1) Legales: su duración se encuentra expresamente establecida por la ley (PALACIO, 1998, p. 303), como
por ejemplo el plazo para contestar la demanda en juicio ordinario (Art. 493, CPC), el plazo para ofrecer
prueba testimonial en juicio ordinario (Art. 212, CPC), el plazo para interponer recurso de reposición (Art.
359, CPC), o para el recurso de apelación (Art. 366, CPC), y un sinnúmero más de plazos que surgen de la
normativa procesal.
2) Judiciales: son los que, por autorización de la ley, debe establecer en cada caso el tribunal (CLARIA
OLMEDO, 1983, p. 102), como por ejemplo el plazo de comparendo del demandado cuando se domicilia
fuera de la sede del Tribunal (Art. 163, 2ª parte, CPC).
3) Convencionales: son aquellos que las partes pueden fijar de común acuerdo (PALACIO, 1998, p. 304;
CLARIA OLMEDO, 1983, p. 102), como autoriza el Art. 51, CPC.

1) Fatales: son aquellos plazos que fenecen por el mero transcurso del tiempo y con ellos el derecho o la
facultad procesal que no se utilizó (Art. 50, CPC), siendo los mismo los regulados en elArt. 49, CPC.
2) No fatales: se trata de aquellos plazos que, a pesar de su vencimiento, no implican la pérdida del derecho
o facultad procesal, salvo que la parte contraria haya solicitado su decaimiento (Arts. 47 y 48, CPC). Ello
significa que, vencido el plazo respectivo, si la otra parte no pidió el decaimiento, aún podrá realizarse el
acto procesal respectivo. Se trata de la mayoría de los plazos procesales, pues todo plazo no incluido en
el Art. 49, CPC, será un plazo no fatal. Ejemplo de ello es el plazo para contestar la demanda en juicio
ordinario (Art. 493, CPC).

1) Individuales: son aquellos que corren independientemente para cada parte (PALACIO, 1998, p. 305;
CLARIA OLMEDO, 1983, p. 109),
2. Común: es aquél cuyo cómputo se efectúa conjuntamente para todos los litigantes (PALACIO, 1998, p.
305), es decir que corre para todos al mismo tiempo (comienza y termina para todas las partes en el mismo
momento).

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Los plazos por días, meses o años culminan a la medianoche del día respectivo (Arts. 24 y 27, Código Civil),
por lo que hasta tal hora pueden ejercerse los derechos, pero sucede que los actos procesales sólo pueden
realizarse hasta las veinte horas. Entonces, ya que el acto puede realizarse “de derecho” hasta el final del
día, pero “de hecho” no puede ejecutarse durante todo el día, la ley procesal ha regulado la prórroga
del Art. 53, CPC (conocida como “cargo de hora”), por la cual, si el plazo vence un determinado día, el acto
respectivo puede realizarse dentro de las dos primeras horas de oficina.

Nulidades procesales
Entendemos por nulidad procesal a la privación de efectos imputada a los actos del proceso por adolecer
de algún vicio en sus elementos esenciales y que, por ello, carecen de aptitud para cumplir el fin al que se
hallen destinados (PALACIO, 1998, p. 329)..
Dentro de las clasificaciones de las nulidades de los actos jurídicos, las nulidades procesales resultan
nulidades relativas, esto significa que los actos no son nulos, sino anulables, y que pueden ser convalidados
(Art. 1058, Código Civil).
Es que, para que haya nulidad de un acto procesal, no alcanza con que el acto procesal contenga un vicio.
(No hace falta que se encuentren presentes los supuestos de nulidad)
Analizamos a continuación tales requisitos o presupuesto o condiciones:
1) Existencia de un vicio.
2) El acto procesal no debe haber logrado la finalidad, en el ambito procesal (Art. 76, 1° párrafo, CPC). Ej;
Así, una cédula de notificación dirigida a un domicilio incorrecto en principio podría ser anulable, pero si la
persona a quien se remitió se da por notificada, pese a la irregularidad, entonces el acto cumplió su
finalidad (notificación), y no hay nulidad.
3) Debe existir un interés jurídico en la invalidación del acto. Esto se denomina en el derecho procesal
“principio de trascendencia”, y se lo suele explicar diciendo que “no hay nulidad por la nulidad misma”. Es
decir, si el acto procesal, pese a que no se cumplieron las formalidades de la ley, ni logró su finalidad, no
generó ningún perjuicio a la parte que la solicita, no hay nulidad (Art. 77, CPC).
4) La nulidad no debe ser imputable a la propia parte que la solicita (Art. 178, inc. 4, CPC),
5) La nulidad no debe haber sido convalidada, o consentido el acto nulo, que se produce cuando no se
plantea la nulidad dentro de los plazos que la ley prevé
6) “principio de trascendencia”, el acto atacado de nulidad debe haber producido una violación del
derecho de defensa, de suerte tal que, si no hay violación del derecho de defensa, no hay nulidad procesal.

INCIDENTES
Los incidentes son cuestiones contenciosas que se suscitan durante la tramitación de un pleito y que tiene
alguna conexión con él (ver Art. 426, CPC). Para entender gráficamente, sería como “pequeños juicios”
dentro de un pleito principal.

Los incidentes pueden clasificarse de diferentes maneras, analizando dos de esas clasificaciones:
1) Nominados: de una nominación propia, sino aquellos que tienen un trámite propio regulado por la ley
(ej.: perención de instancia, recusación, etc).

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2) Innominado: se trata de aquellos incidentes que no tienen un trámite propio regulado en la ley procesal,
y que por tanto se tramitan por juicio abreviado (Arts. 418, inc. 5, y 427, CPC) por ejemplo el incidente de
levantamiento de embargo, las excepciones dilatorias en juicio ordinario, etc.

1) Suspensivos: aquellos incidentes que impiden la prosecución de la causa principal, es decir que hasta
tanto los mismos no sean resueltos, la causa no puede seguir adelante (Art. 428, 1° párrafo, CPC).
Justamente porque estos incidentes hacen que la causa no pueda seguir adelante hasta que sean resueltos,
se tramitan en el mismo expediente (Art. 428, 1° párrafo, CPC). Ejemplo de ello lo tenemos en la perención
de instancia, el incidente de nulidad, las excepciones dilatorias en juicio ordinario, etc.
2) No suspensivos: se trata de aquellos incidentes que, no inciden en el trámite de la causa, y por ello
puede seguir adelante la misma. Por tal motivo este tipo de incidentes se tramita en pieza separada (Art.
429, CPC), habitualmente en un cuerpo de copias (ello suele comúnmente denominarse tramitación por
“cuerda separada”). Ejemplo de ello lo encontramos en el incidente de levantamiento de embargo, en las
tercerías, etc.

Costas
Denominamos costas a las erogaciones o desembolsos que las partes se ven obligadas a efectuar como
consecuencia directa de la tramitación del proceso, y dentro de él (PALACIO, 1998, p. 245/246). Así, quedan
incluidos dentro de las costas del juicio la tasa de justicia, los aportes, honorarios de abogados, honorarios
de peritos, etc.
Como excepción, aún existiendo vencedor y vencido en el juicio, establece el CPC que el Tribunal puede
eximir total o parcialmente al vencido cuando encuentre mérito para ello, y en este caso debe dar
fundamentos para alejarse de la regla general (Art. 130, CPC).
Así, por ejemplo, si el Tribunal consideró que pese a existir un vencedor y un vencido, la cuestión era
discutible, que existía jurisprudencia o doctrina que seguían ambas posiciones, o que existían normas que
podían fundar una u otra posición, etc., podría considerar la imposición de costas por su orden, o eximir
parcialmente a la parte vencida.
En caso de allanamiento Como regla general, en caso que el mismo sea realizado en la contestación de
demanda, y en forma real, incondicionada, oportuna, total y efectiva, las costas, se impondrán por su orden
o por el orden causado (Art. 131, 1° párrafo, 1ª parte, CPC).
Analicemos un ejemplo: supongamos un caso donde se pacte que no existe mora automática, sino que para
que el deudor se encuentre en mora, es necesario su interpelación. Por su parte el acreedor nunca realiza
la interpelación (intimación de pago), iniciando directamente la demanda. Al no haber intimación anterior,
la notificación de la demanda tiene el efecto de constituir en mora al deudor, y si el deudor se allana y paga
al contestar la demanda, el juicio fue innecesario, pues de haber sido interpelado extrajudicialmente, el
deudor habría pagado la obligación. En tal situación las costas se imponen al actor.
En los incidentes y en las reposiciones la imposición de costas es independiente a la imposición de costas
del juicio principal, aplicándose las mismas reglas analizadas (Art. 133, CPC).

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MODULO 4

Proceso Ordinario. Etapa introductoria

Demanda. Concepto. Contenido. Efectos. Citación del demandado. Actitudes del demandado frente a la
demanda. Contestación. Excepciones. Allanamiento. Reconvención.

DEMANDA
1. Concepto
Entendemos por demanda el acto procesal por el cual el actor ejercita una acción solicitando al Tribunal la
protección, la declaración o la constitución de una situación jurídica (así, será una demanda de condena,
declarativa o constitutiva). La demanda es el acto procesal que contiene la pretensión que se hace valer
por medio del proceso.

2. Contenido
La normativa procesal establece detalladamente el contenido del escrito o acto procesal de demanda en el
Art. 175, CPC.
Analicemos estos requisitos y las razones por las cuales así se ha regulado:
En primer término, el inc. 1, Art. 175, CPC, establece como requisitos expresar datos del actor o
demandante: nombre, domicilio real, edad y estado civil, tipo y número de documento.
El inc. 2, Art. 175, CPC, exige que se manifieste datos del demandado, pero en este caso solamente
nombre y domicilio.
Los requisitos analizados comprenden el elemento subjetivo de la pretensión: quién demanda y a quién
demanda.
El inc. 3, Art. 175, CPC, determinar la cosa que se demanda con exactitud, y cuando se trate del pago de
una suma de dinero, estimar dicha suma, aún cuando el resultado final dependa del prudente arbitrio
judicial (ej.: determinación del daño moral).
Este requisito comprende elemento objetivo de la pretensión: qué se demanda.
El inc. 4, Art. 175, CPC, exige la expresión de los hechos y del derecho en que se funda la pretensión. El
primero (hechos) resulta fundamental para la demanda, pues la correcta determinación de estos permitirá
ejercer correctamente el derecho de defensa por el demandado, determinar sobre qué cuestiones versará
la prueba, y finalmente, poder dictar una sentencia congruente respecto de la cuestión planteada. En
cambio, el requisito de la expresión del derecho aplicable, aún cuando de la lectura de los arts. 175 y 176,
CPC, pudiera parecer que el incumplimiento de este recaudo podría llevar a que la demanda no se admita,
o incluso que sea tenida por desistida. Sucede que en el derecho en general de nuestro país, rige el
principio romano iura novit curia (el juez conoce el derecho), que significa que el juez es soberano en la
aplicación e interpretación del derecho, no quedando obligado por las normas que invoquen las partes.
Este inciso revela o comprende el elemento causal de la pretensión: porqué se demanda.
El inc. 5, art. 175, CPC, establece que la demanda debe contener la petición en términos claros y precisos,
lo que significa que al final de la lectura de la demanda debe comprenderse claramente quién demanda, a
quién demanda, qué le demanda y porqué se lo demanda.
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3. Efectos
La demanda es un acto trascendental del proceso, pues contiene justamente la pretensión que se hace
valer en juicio, y tiene importantes efectos procesales (para el proceso), pero también sustanciales
(respecto del derecho de fondo).
Efectos sustanciales, sin ánimo de agotarlos, pero expresando los más importantes, la demanda
interrumpe el curso de la prescripción (Art. 3986, Código Civil), y también constituye en mora al
demandado, cuando no haya mora anterior.
Efectos procesales, y tampoco intentando agotarlos, a partir de la interposición de la demanda existe una
instancia abierta, y por tanto comienza computar el plazo de perención o caducidad de instancia (Art. 339,
último párrafo, CPC). Nace el estado de litispendencia (existe pendiente una litis, o sea, un juicio), por lo
que, si luego se plantea un nuevo pleito entre las mismas partes, mismo objeto y misma causa, podrá
plantearse excepción de litispendencia (art. 184, inc. 3, CPC). También fija la competencia del Tribunal para
entender en dicha causa.

Citación del demandado


Una vez interpuesta la demanda, y admitida la misma, el siguiente paso en el proceso judiciales es la
citación del demandado, a fin que este pueda ejercer su derecho de defensa.
En el orden nacional, y en la mayoría de las Provincias, se encuentran unificados en un solo plazo (ej.: el
CPCN establece el plazo de quince días, Art. 338).
Así, en primer término se cita al demandado a su domicilio real (Art. 144, inc. 1, CPC y 89, Código Civil) a
comparecer en el plazo de 3 días si el demandado tiene domicilio en la misma sede del Tribunal (plazo
legal), o lo fijará el Tribunal (plazo judicial) teniendo para ello en cuenta dos cuestiones: distancia entre
domicilio y sede del Tribunal, y mayor o menor facilidad de las comunicaciones (Art. 163, CPC).
Un ejemplo: si se tomara solamente en cuenta la distancia (como lo realiza el CPCN), computando desde la
Ciudad de Córdoba tendrían el mismo plazo para comparecer quien tiene domicilio en la Ciudad Autónoma
de Buenos Aires, donde las comunicaciones con Córdoba son importantes y diarias, que quien tiene
domicilio 700 km. hacia el norte o el oeste de Córdoba, donde, si bien existen comunicaciones, son mucho
menores (ej.: no hay vuelos más que a algunas ciudades, y no son diarios, no existe autopista, etc.).
Si el demandado no comparece, se lo declara rebelde a pedido de parte (Arts. 111 y 112, inc. 1, CPC).
Comparecido el demandado o ya declarado rebelde, pasamos al momento siguiente: traslado de demanda,
para lo cual se corre traslado por diez días a la parte demandada para que conteste la demanda (Arts. 189 y
493, CPC).

ACTITUDES DEL DEMANDADO FRENTE A LA DEMANDA


Si bien contestar la demanda es la forma más importante de ejercer el derecho de defensa por parte del
demandado, no es la única. Una vez corrido traslado de la demanda, el demandado puede asumir
diferentes actitudes frente a ella, como veremos a continuación:

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1. SILENCIO:
En primer término el demandado puede guardar silencio, ya sea porque se encuentra rebelde, o porque
pese a haber comparecido, no contesta la demanda, o lo hace sin cumplimentar lo dispuesto por la
normativa procesal.
El silencio frente a la demanda planteada por el actor tiene dos consecuencia o apercibimientos diferentes,
uno respecto de los hechos afirmados por el actor en la demanda (Art. 175, inc. 4, CPC), y otro respecto de
los documentos que el actor haya acompañado con la demanda (Art. 182, CPC).
El silencio creará una presunción en contra del demandado respecto de la veracidad de dichos hechos (Art.
192, 1° párrafo, CPC). Respecto de los documentos, implican reconocimiento de los documentos (Art. 192,
2° párrafo, CPC), y no ya simplemente una presunción.
2. ALLANAMIENTO
El allanamiento es la sujeción o sometimiento del demandado a la pretensión del actor. No significa una
confesión ni un reconocimiento de los hechos ni el derecho, los que incluso pueden negarse, pero sí
sujetarse o someterse a la pretensión del actor.
El allanamiento es también un modo anormal de terminación del proceso, y por ello, una vez que el
demandado se allana a la pretensión, directamente se dicta resolución en la causa, siempre y cuando haya
sido realizado antes de la sentencia (Art. 352, CPC).
Además de la temporaneidad (antes de la sentencia) existe otro requisito para la validez del allanamiento, y
es que no esté interesado el orden público.
Pero si se trata de derechos disponibles, luego del allanamiento el Juez o Tribunal debe dictar directamente
resolución, dando con ello por finalizado el proceso.

3. EXCEPCIONES
Se configura por la posibilidad de oponer excepciones.
Existen dos tipos de excepciones, las excepciones dilatorias y las perentorias.
-Las excepciones dilatorias: que apuntan a la existencia de un vicio en la constitución de la relación
jurídica procesal (actor - demandado), no a cuestiones de fondo o relativas a la relación jurídica sustancial
(acreedor - deudor), que son justamente las de fondo o perentorias. Estas excepciones dilatorias son
aquellas oposiciones que, en caso de prosperar, excluyen temporariamente un pronunciamiento sobre el
derecho del actor (PALACIO, 1998, p. 366), hasta tanto sea subsanado el vicio por el cual fueron
planteadas.
-Las excepciones perentorias: o de fondo son aquéllas que, en caso de prosperar, eliminan definitivamente
el derecho invocado por el actor (ej. prescripción y en general todos los medios extintivos de las
obligaciones). Ya no se trata de un defecto en la constitución de la relación jurídica procesal (actor -
demandado), sino que atacan directamente la relación sustancial (acreedor - deudor).
Las excepciones dilatorias pueden interponerse en el plazo para contestar la demanda (Art. 183, 1° párrafo,
CPC), o sea en el plazo de diez días (Art. 493, CPC), con la aclaración que mientras el plazo para contestar la
demanda es un plazo no fatal (Arts. 47, 48 y 49, a contrario sensu, CPC), para oponer estas excepciones es
un plazo fatal (Art. 49, inc. 1, CPC).

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En cuanto al trámite, interpuestas las mismas, se da trámite de juicio abreviado (Arts. 186, 418, inc. 5, y
427, CPC), siendo las mismas taxativas, reguladas en los arts. 184 y 185, CPC (Art. 183, 1° párrafo, CPC), las
que a continuación analizamos:

1) Incompetencia: regulada en el art. 184, inc. 1, CPC. La excepción se plantea cuando el Tribunal
interviniente no resulta competente conforme las normas de competencia. En caso que se haga lugar a esta
excepción, el Tribunal ordenará la remisión del expediente, si el Tribunal competente se encuentra dentro
de la misma provincia, o a archivar las actuaciones si el Tribunal competente es de fuera de la provincia
(Art. 188, inc. 1, CPC).

2) Falta de personería: regulada en el art. 184, inc. 2, CPC. Ya hemos analizado el concepto de “personería”
y por tanto cuando existe falta de capacidad para actuar en juicio o falta de representación por quien
comparece en nombre de otro, procederá esta excepción, que tendrá como consecuencia que se otorgue
un plazo de hasta quince días para subsanar el defecto .
3) Litispendencia: regulada en el art. 184, inc. 3, CPC. La litispendencia, como el nombre lo indica, implica
“pendencia” de una “litis”, o sea de un juicio. Significa que existe ya un juicio pendiente.
4) Defecto legal en el modo de proponer la demanda: regulada en el art. 184, inc. 4, CPC. Hemos analizado
los requisitos de la demanda (art. 175, CPC), y hemos expresado que el inc. 5 establece que la petición debe
ser efectuada en términos “claros” y “precisos”. Justamente la falta de claridad o precisión en la demanda
pueden hacer procedente esta excepción, donde el demandado denuncia que la demanda no contiene el
cumplimiento de los requisitos legales, y que ello le causa una violación del derecho de defensa, que no le
permite ejercer en forma su derecho de defensa, impidiéndole contestar debidamente la demanda. Esto
último resulta fundamenta, pues no es suficiente que existe un incumplimiento de los requisitos legales,
sino que ello debe generar una violación del derecho de defensa del demandado.
5) Arraigo: regulada en el art. 185, CPC. Esta excepción procede en el caso que el actor o demandante sea
un extranjero sin bienes en nuestro país, y se plantea a fin que esa persona “arraigue” o “garantice” el
eventual pago de las costas, para el caso de resultar vencido por el demandado.
En caso de hacerse lugar a esta excepción, se otorga un plazo de hasta quince días a fin que el actor
“asegure” o “arraigue” o “caucione” el monto que el Tribunal considere como eventuales costas del juicio
(Art. 188, inc. 3, CPC).

4. CONTESTACIÓN DE DEMANDA

Tiene una importancia trascendental para el proceso, pues determina los “hechos controvertidos” sobre los
que deberá producirse prueba (Art. 198 CPC): el actor en la demanda alega los hechos (Art. 175, inc. 4,
CPC), y el demandado en la contestación los reconoce o niega (Art. 192, 1° párrafo, CPC). Los “hechos
reconocidos” ya no requieren prueba, y si los negados, que pasan a ser “hechos controvertidos”.
En cuanto al contenido y apercibimientos, se encuentran regulados en el art. 192, CPC:
Hechos afirmados por el actor (Art. 175, inc. 4, CPC), el demandado debe reconocer o negarse los mismos,
bajo apercibimiento de que el silencio o evasivas generen una presunción en contra del demandado (Art.
192, inc. 1, CPC), cuestión que ya hemos visto al analizar el silencio como actitud del demandado.
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En cuanto a los documentos acompañados por el actor (Art. 182, CPC), los mismos deben ser reconocidos
o negados, bajo apercibimiento de reconocimiento de los mismos (Art. 192, 2° párrafo, CPC).
El plazo para contestar la demanda en juicio ordinario es de diez días (Art. 493, CPC), y es un plazo no fatal,
como ya hemos analizado en el módulo anterior.

5. Reconvención
Se trata de una pretensión planteada por el demandado en contra del actor, como una “contrademanda”:
el demandado que no solo se defiende de la pretensión del actor, contestando la demanda, sino que
“ataca”, ejerciendo una pretensión en contra del actor. De tal modo existirán en el mismo proceso dos
pretensiones: la contenida en demanda de actor a demandado, y la contenida en la reconvención de
demandado reconvincente a actor reconvenido.
Para que la reconvención sea admisible, el CPC exige, además que sea planteada en la contestación de
demanda, dos condiciones: misma competencia y mismo trámite (Art. 195, CPC), o sea que ambas
pretensiones (la contenida en demanda, y la contenida en la reconvención) sean de la competencia del
mismo Tribunal (ej. no sería admisible una reconvención de un crédito laboral frente a una pretensión civil),
y que se sustancien por el mismo trámite (ej. si la causa se tramite por juicio abreviado, una reconvención
cuyo trámite sería de juicio ordinario no sería admisible). El CPC no exige que exista identidad de causa
entre las pretensiones, que sí lo exige la normativa nacional (Art. 357, CPCN).

MODULO 5

Proceso Ordinario. Etapa probatoria. Etapa discusoria. Sentencia. Modos anormales


Prueba. Concepto. Objeto. Medios de prueba. Análisis sumario de confesional, documental, testimonial, informativa, inspección judicial,

presuncional y medios no previstos. Prueba pericial. Carga de la prueba. Valoración de la prueba: sistemas. Alegatos. Medidas para mejor proveer.

Sentencia. Concepto y contenido. Cosa juzgada. Modos anormales de terminación del proceso: allanamiento, desistimiento, transacción,

conciliación, mediación y perención de instancia.

PRUEBA
1. Concepto

La prueba es la comprobación judicial, por los medios que la ley establece, de la verdad o falta de verdad
de un hecho controvertido del cual depende el derecho que se pretende.
Asimismo, la actividad probatoria es la actividad procesal, realizada con el auxilio de los medios
establecidos por la ley, y tendiente a crear la convicción judicial sobre la existencia o inexistencia de los
hechos afirmados por la partes como fundamento de sus pretensiones o defensas (PALACIO, 1998, p. 392).

Esta actividad probatoria tiene dos momentos claramente diferenciados: un momento que podríamos
llamar “práctico”, donde se desarrollan todos los actos procesales que tienen por objeto la incorporación
de los elementos de prueba, y un momento “crítico”, donde se produce la valoración de los elementos de
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prueba ya incorporados, actividad que se desarrolla también en dos momentos diferentes: las partes en el
momento de los alegatos, y el juez al dictar sentencia.

2. Objeto
Nos preguntamos: ¿todos los hechos afirmados por las partes deben ser probados? Ello nos lleva al
desarrollo o análisis del “objeto de la prueba”.
Es que, sólo son objeto de prueba en el proceso los hechos controvertidos, pues si un hecho es afirmado
por una parte, y reconocido por la otra parte, existe conformidad y por tanto no debe ser probado. Por ello
podemos ver que, si no existiera controversia respecto de los hechos entre las partes, se omitiría la etapa
de prueba, y directamente se pasaría a la etapa discusoria (alegatos), tal cual surge de los arts. 198, 1ª
parte, a contrario sensu, y 497, CPC.
Pero aún cuando fueran controvertidos, tampoco son objeto de prueba en el proceso los hechos notorios,
entendidos como aquellos que entran naturalmente en el conocimiento, en la cultura o en la información
normal de los individuos (ej. quien ejerce la presidencia de la nación), y las reglas de las experiencia,
entendidas como aquéllas que acostumbran suceder conforme el orden natural y ordinario de las cosas (ej.
que el agua moja, que el fuego quema).

Medios de prueba

Diremos que los medios de prueba son los modos u operaciones que, referidos a cosas o personas, son
susceptibles de proporcionar un dato demostrativo de la existencia o inexistencia de uno o más hechos
(PALACIO, 1998, p. 395).
Estos medios de prueba pueden ser de dos tipos: directos, aquéllos donde el juez tiene percepción directa
con el elemento de prueba (ej. reconocimiento judicial), e indirectos, entendidos como aquéllos donde el
contacto del juez con el elemento de prueba es indirecto (ej. testimonial, donde el juez conoce el hecho por
la versión de un tercero -testigo-, no en forma directa).
Nos detendremos en un análisis más profundizado de la prueba pericial, pues se trata de una típica
actividad realizada por martilleros y corredores públicos, actuando como peritos.

1. Confesional
Entendemos por confesión a la declaración de parte sobre hechos personales o de su conocimiento que lo
perjudica. Conforme hemos analizado más arriba, cuando las partes alegan hechos, deben acreditarlos,
pero si esos hechos luego lo perjudican, se tienen por confesados. Por lo cual, no sólo quedan acreditados,
sino que tiene valor de plena prueba.
La confesión judicial puede ser realizada en forma voluntaria (en cualquier audiencia o escrito del pleito,
art. 217, CPC), o provocada, esto es, a pedido de la otra parte, lo que se regula en el CPC como “absolución
de posiciones” (conf. art. 218 y sgtes., CPC).
La absolución de posiciones resulta una excepción a la regla general establecida por el art. 212, 2º párrafo,
1ª parte, CPC, pues se ofrece desde la contestación de la demanda y hasta el decreto de autos (art. 218, 1º
párrafo, CPC). Se diligencia por medio de audiencia donde a la parte absolvente se le realizan afirmaciones
de hechos (posiciones, art. 221, CPC) para que responda por sí o por no, pudiendo hacer las aclaraciones
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que creyere necesarias (art. 228, 2º párrafo, CPC). Las partes no tienen obligación de asistir a esta
audiencia, pero que si no lo hacen pueden ser tenidas por confesas (confesión ficta, art. 225, CPC).
2. Documental
Nuestra legislación sustancial y procesal considera documentos solamente a los escritos firmados.
Los documentos (o “instrumentos” en la denominación que da el Código Civil), pueden ser públicos o
privados, remitiéndonos para su conceptualización a los conocimientos anteriores de Derecho Civil.
Respecto del ofrecimiento, también este medio de prueba es una excepción a la regla general del art. 212,
2º párrafo, 1ª parte, CPC, pues la prueba documental, como regla, debe ofrecerse con la demanda y
contestación de demanda (arts. 182 y 192, última parte, CPC). Sin embargo, puede realizarse hasta el
decreto de autos, e incluso con posterioridad, pero en este último caso en ciertas condiciones (art. 241, inc
1, CPC).
El diligenciamiento y control de este medio de prueba se realiza mediante traslados (arts. 192, 197 y 243,
CPC).

3. Testimonial:
Definimos a la prueba testimonial como la declaración de terceros sobre hechos percibidos o deducciones
de hechos.
Como vemos, para que exista prueba testimonial, debe existir la figura de un testigo, entendido este como
la persona física, distinta de las partes, que deben declarar sobre sus percepciones o deducciones de
hechos pasados (PALACIO, 1998, p. 475). Si quienes declararan son las propias partes, no se tratará de
prueba testimonial, sino confesional. Además, el testigo debe ser “imparcial”, y justamente la falta de esa
imparcialidad puede hacer perder eficacia probatoria al testigo.
Este medio probatorio debe ofrecerse dentro de los diez primeros días de la etapa probatoria (art. 212, 1º
párrafo, CPC), y se diligencia mediante audiencias donde son interrogados los testigos, quienes tienen la
obligación de comparecer a la audiencia, por tratarse de una carga pública. Si estos no lo hacen son
traídos por la fuerza pública (art. 287, CPC). Asimismo los testigos están obligados a decir la verdad, bajo
apercibimiento de poder ser imputados por falso testimonio (art. 313, CPC, y arts. 275 y 276, Código
Penal).
El control de las partes en la producción de la prueba se da en la misma audiencia, pudiendo repreguntar
libremente al testigo (art. 289, CPC), realizar las impugnaciones que consideren, y plantear la inidoneidad
del testigo, si consideran que el testigo no resulta imparcial, sino inmerso en alguna causal por la cual
resulta inidóneo para ser testigo (art. 314, CPC).

4. Inspección judicial
Percepción directa (todos los sentidos) realizada por el juez sobre personas, cosas o lugares (art. 255, CPC).
Esta prueba debe ofrecerse y diligenciarse dentro del período probatorio (regla general: art. 212, 2º
párrafo, 1ª parte, CPC), Su diligenciamiento y control se realiza mediante el acto de inspección, del que
pueden participar las partes o sus representantes y realizar todas las observaciones que consideren (art.
256, CPC).

5. Informativa
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Medio de aportar datos sobre actos o hechos que constan en documentación, archivo o registros (art. 317,
CPC), no que sean de conocimiento personal de una persona, pues en tal caso el medio de prueba que
corresponde utilizar es la testimonial.
Tiene una regla de admisibilidad específica: no se admite este medio de prueba cuando se intenta con él
sustituir o ampliar otro medio de prueba que corresponda por ley o por la naturaleza de los hechos a
probar (art. 318, CPC).
Ejemplo de ello sería el siguiente caso: una parte debe hacer reconocer un determinado documento de
terceros, para que pueda acreditar un determinado hecho, y se le ha vencido el plazo para ofrecer a ese
tercero como testigo (diez primeros días de la etapa de prueba; art. 212, 1º párrafo, CPC). Entonces intenta
que por vía de prueba informativa, se requiera que el tercero (considerado como informante y no como
testigo) reconozca el documento. En tal caso se estaría intentando sustituir el medio de prueba que
corresponde, y por tanto puede declararse inadmisible la prueba informativa.
El control de este medio probatorio se realiza mediante la posibilidad de planteo de impugnación de
falsedad (art. 324, CPC): como la información que debe dar el informante debe ser la que surge del registro
o archivo o documentación, si alguna de las partes considera que no ello no es así, realiza este planteo y
entonces el juez hará exhibir el registro o archivo a fin de corroborar la situación.
Finalmente, la valoración de esta prueba se realiza por el sistema de la sana crítica racional.
(EN LAS ANTERIORES TIENEN EL MISMO CRITERIO DE VALORIZACIÓN)

6. Presuncional
Entendemos por presunción a la inducción de un hecho desconocido a partir de uno conocido. El conocido
se llama indicio, y de él se obtiene por un razonamiento fundado en la experiencia, el conocimiento del
hecho desconocido.
Las presunciones pueden ser legales o judiciales.
Las presunciones legales son las presunciones iure et de iure (no admiten prueba en contrario; ej
conocimiento del derecho, art. 20, Código Civil), o presunciones iuris tantum (admiten prueba en contrario;
ej. art. 243, Código Civil). Ambos tipos de presunciones tienen el valor probatorio que las leyes respectivas
establecen (art. 315, CPC), y no son estas las presunciones a las que nos referimos en la definición.
Las presunciones judiciales: la ley procesal establece sólo van a hacer prueba cuando por su gravedad,
número y conexión con el hecho que trata de averiguarse, puedan producir el convencimiento del juez, de
acuerdo con las reglas de la sana crítica racional (art. 316, 1º párrafo, CPC). Ello significa que un indicio
aislado carece de eficacia probatoria, pero cuando los indicios sean varios, graves y conexos, pueden
generar una presunción judicial, y por tanto convencimiento en el juzgador.
Claramente la valoración de este medio probatorio se realiza por el sistema de la sana crítica racional.

7. Medios no previstos
Puede suceder que en un determinado proceso judicial deba probarse un determinado hecho, o incorporar
una determinada prueba, que no ingresa en el concepto de ninguno de los medios tradicionales de prueba
regulados en la ley procesal. Pensemos si se quisieran incorporar pruebas científicas, o algo ya no tan raro
ni novedoso, como un video, un dvd, un pen drive, etc.

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En tal situación la ley prevé la posibilidad de su ofrecimiento, y si el juez considera que la prueba es útil
para el proceso, la admitirá y determinará la forma de diligenciamiento de esa prueba, usando para ello el
procedimiento determinado para otras prueba que fueran analógicamente aplicables (art. 202, CPC).

8. Prueba pericial
Entendemos por prueba pericial el medio empleado para informar al juez sobre hechos que requieren
conocimientos técnicos (ej. caligrafía, fotografía, informática, mecánica), científicos (ej. medicina, ciencias
económicas), artísticos (ej. para determinar la autenticidad o valor de una obra de arte) y prácticos (ej.
tasador), conforme la definición que surge del art. 259, CPC.
En la prueba pericial intervienen peritos, terceros ajenos al pleito que incorporan a él elementos de
prueba. Esto hace que resulte similar al testigo, pero con claras diferencias: el testigo es infungible o
insustituible (ej. sólo él vio el hecho), en cambio el perito es fungible o sustituible (ej. si un perito no puede
llevar a cabo una pericia determinada, puede designarse otro); el testigo tiene un conocimiento del hecho
anterior al pleito, y en cambio el perito lo tiene posterior, durante la prueba pericial; y, finalmente, el
testigo tiene un conocimiento accidental del hecho (ej. pasaba caminando por una esquina cuando vio un
choque entre dos autos), mientras que el perito tiene conocimiento por encargo del juez.

El testigo actúa por encargo del juez, y resulta una auxiliar del mismo, y por ello tiene las mismas
características que el juez en cuanto a su imparcialidad, como veremos a continuación.
Como el perito resulta un auxiliar del juez, y tan imparcial como él, puede ser recusado por las mismas
causales que son recusables con causa los jueces (arts. 270 y 17, CPC), lo que debe realizarse en la
condiciones y con el trámite establecido en los arts. 268, 269, 271, 272, 273, 274 y 275, CPC.
Resuelta la recusación o cuando la misma no exista, se desarrollarán los diferentes actos de la pericia, para
lo cual rigen los arts. 277, 278, 279, 280 y 281, CPC.

Carga de la prueba
Es un problema que en rigor surge a partir de la ausencia de elementos susceptibles de acreditar los hechos
alegados por las partes, pues si las pruebas son suficientes, se aplica el principio de “adquisición de la
prueba”, y el juez resuelve a partir de ellas.
Se lo contrario, aparecen diferentes teorías sobre el tema: (solo incluí la que nuestro país utiliza)

d) Finalmente, en nuestro país se desarrolla la moderna teoría de las cargas probatorias dinámicas,
especialmente a partir del desarrollo de los profesores PEYRANO (Rosario) y MORELLO (La Plata), conforme
la cual debe probar el que se encuentra en mejores condiciones o situación de probar. Ejemplo típico de
esta teoría son los casos de mala praxis médica, donde puede suceder que le paciente esté dormido (por la
anestesia) durante el acto quirúrgico, y después sea él el que tenga que ofrecer prueba sobre lo sucedido
en el mismo. La crítica que se realiza a esta teoría es que no tiene recepción legislativa, al menos en la
Provincia de Córdoba (algunas provincias ya han incorporado normas de este tipo).

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Valoración de la prueba. Sistemas
Para ello existen tres sistemas de valoración de la prueba:
1. Prueba legal o tasada
Se trata del sistema donde el “valor” de la prueba se encuentra predeterminado por el legislador, es decir,
que es este último el que ha “tasado” de antemano la valoración de cada medio probatorio. Existen en
nuestras legislaciones sustanciales y procesales dos medios de prueba que se valoran conforme este
sistema: la prueba confesional (art. 236, CPC), y los instrumentos públicos (art. 993, Código Civil).

2. Intima convicción
Este sistema no rige en nuestro país, pues aún cuando existen provincias donde se ha establecido el juicio
por jurados (ej. Provincia de Córdoba), el sistema de valoración de la prueba no es el de la íntima
convicción, sino como regla el de la sana crítica racional.

3. Sana crítica racional


Sistema por el cual el juez debe valorar la prueba teniendo en cuenta las reglas de la lógica aristotélica
(principio de identidad, de contradicción, de tercero excluido), de la experiencia y de la psicología
En general, es el sistema adoptado por los sistemas procesales en nuestro país, y expresamente por el CPC
(art. 327, 2º párrafo, CPC).
Etapa decisoria. Alegatos
Una vez diligenciada la prueba, se pasa a la siguiente etapa del proceso (etapa discusoria), momento en el
cual las partes pueden presentar el alegato.
Entendemos por alegato ese acto mediante el cual cada una de las partes expone al juez, por escrito, las
conclusiones que les surgieren la prueba producidas en el proceso (PALACIO, 1998, p. 517), o el escrito en
que las partes examinan la prueba rendida con relación a los hechos afirmados en la demanda y
contestación, para demostrar su exactitud o inexactitud.
En cuanto al trámite, se corre traslado a las partes en forma sucesiva (primer actor, luego el demandado),
para que presenten alegato en el plazo de seis días. Presentado el alegato, el mismo no se agrega en el
expediente, sino que se reserva en la Secretaría del Tribunal, y son agregados todos los alegatos
producidos, luego de dictado el “decretos de autos” o “decreto de autos para definitiva” (art. 505, CPC).
Culminada la etapa decisoria con la presentación de los alegatos, se dicta el “decreto de autos” (art. 506,
CPC), decreto que marca el límite para el ofrecimiento de las prueba confesional (art. 218, 1º párrafo, CPC)
y documental (art. 241, inc. 1, CPC).
SENTENCIA
1. Concepto
La sentencia es el acto procesal que agota el proceso en su fase de conocimiento (CLARIA OLMEDO, 1983,
p. 228), decidiendo sobre el fundamento de las pretensiones hechas valer por las partes. Es que, las etapas
posteriores a la sentencia (etapa recursiva y de ejecución de sentencia) ya no serán de conocimiento, sino
de revisión de la resolución, o de ejecución de la misma.

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2. Contenido
La sentencia tiene como contenido requisitos extrínsecos e intrínsecos.
Entre los intrínsecos podemos analizar que debe ser dictada por escrito, debe contener fecha y lugar del
pronunciamiento, debe llevar firma del juez, debe estar protocolizada.

En cuanto a los requisitos intrínsecos, la sentencia contiene tres partes claramente diferenciadas (art. 329,
CPC):
1) Vistos: en esta parte de la sentencia el juez realiza una relación sucinta de la causa, de donde deben
surgir claramente los elementos de la pretensión: quién demanda y a quién demanda (elemento subjetivo),
qué demanda (elemento objetivo), y por qué lo demanda (elemento causal).
2) Considerando: es la parte principal de la sentencia, el “meollo” de la misma. En ella el juez valora la
prueba (por medio de los sistemas de valoración de la prueba que hemos analizado), y con ello determina
los hechos, de acuerdo a cuáles han quedado probados y cuáles no. Determinados los hechos considera la
norma aplicable a los hechos firmados (subsunción), y en base a la norma que resulta aplicable, llega a la
conclusión que desarrollará en el momento siguiente.
3) Resuelvo: contiene la decisión expresa, positiva y precisa, de conformidad con las pretensiones
deducidas en el juicio, declarando el derecho de los litigantes, y condenando o absolviendo de la demanda,
en todo o en parte.
3. Medidas para mejor proveer
Puede suceder que el juez, al momento de resolver tenga alguna duda respecto de algún aspecto relativo a
lo que debe resolver, y para ello la ley procesal lo faculta a producir prueba tendiente a disipar esa duda, las
que se denominan “medidas para mejor proveer”.
Si bien los jueces tienen esta facultad, regulada en el art. 325, CPC, tienen claramente dos límites: en primer
término, el juez no puede suplir la negligencia de la parte, lo que significa que el juez no puede realizar la
prueba que debió ofrecer y diligenciar una de las partes, sólo debe disipar una duda que tenga, y no debe
saber al ordenar la medida oficiosa a quién va a beneficiar y a quién va a perjudicar con ella.
En segundo lugar la fuente de prueba debe existir en el expediente (puede citar a ampliar la declaración de
un testigo, pero no puede ordenar la declaración de un testigo diferente.
Cosa juzgada
Entendemos por cosa juzgada la cualidad que adquiere la sentencia irrevocable, es decir, cuando no
procede ningún recurso que permita modificarla.

Existen dos tipos diferentes de cosa juzgada:

1. Cosa juzgada formal: casos donde la resolución dictada es irrecurrible en el mismo proceso, pero
modificable en un proceso posterior. (ej. juicio ejecutivo, acciones posesorias, etc.).
2. Cosa juzgada material: cuando la resolución dictada es irrecurrible en el mismo proceso, e irrevocable en
un proceso posterior. Es propia de los procesos “plenarios”, donde se analiza la totalidad de la relación
jurídica sustancial.

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Modos anormales de terminación del proceso
1. Introducción
Conforme el análisis que hemos realizado de las diferentes etapas del proceso, el modo “normal” de
terminación de un proceso es mediante el dictado de la sentencia, pero no es el único, pues existen otros
modos o formas mediante las cuales puede darse por finalizado el proceso, sin llegar al dictado de
sentencia, las que por tanto denominamos “modos anormales”.
Entre ellos encontramos el allanamiento, el desistimiento, la transacción, la conciliación, la mediación, y la
perención de instancia, lo que analizaremos en forma sumaria a continuación.

2. Allanamiento
3. Desistimiento
E xisten dos tipos de desistimiento unilateral por el actor:
De la acción o del juicio: implica dar por finalizado el proceso, pero manteniendo el derecho, con la
posibilidad de iniciar nuevamente un proceso. Por tal motivo se prevé que si el desistimiento es posterior a
la notificación de la demanda requerirá conformidad (expresa o tácita) del demandado, mientras que si es
anterior no se requiere tal conformidad (art. 349, CPC).
Del derecho: se trata de la situación en la cual el actor no sólo pretende dar por finalizado el proceso, sino
que también renuncia a su derecho, lo que implica que no podrá iniciar un nuevo proceso, lo que implica
que no requiera conformidad por el demandado (art. 350, CPC).

4. Transacción
La transacción se encuentra definida por la normativa sustancial como el acto jurídico bilateral por el cual
las partes, haciéndose concesiones recíprocas, extinguen obligaciones litigiosas o dudosas (art. 832, Código
Civil).
La normativa procesal establece que el acuerdo respectivo debe agregarse el acuerdo en el juicio, a fin que
analice el Tribunal la concurrencia de los requisitos exigidos por la ley para la validez de la transacción, y en
caso afirmativo homologue el acuerdo (art. 353, CPC). Lo que el juez analizará es si la cuestión es transable,
y si no está interesado el orden público, pues en tal situación la transacción carecerá de validez, y
continuará el juicio (art. 353, última parte, CPC).

5. Conciliación
La conciliación es un método de solución de conflictos donde un tercero ajeno a las partes intenta acercar
posiciones entre las partes tendientes a que éstas lleguen a una transacción, y de tal modo den por
finalizado el conflicto. Es un medio para llegar a otro modo de terminación del proceso, cual es la
transacción.
La diferencia con la mediación es que tal tercero es el propio juez.
El CPC prevé la conciliación en el art. 58, como una facultad, y no como una obligación.

6. Mediación
El tercero es una persona ajena a las partes, que no dicta luego resolución, y que incluso no puede ser
luego citado como testigo en el juicio, y además se realiza la mediación en un ámbito de confidencialidad,
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lo que permite a las partes poder “hablar” y “negociar” tranquilos, sin que lo que digan pueda ser luego
utilizado en su contra en el juicio, en caso de no prosperar la mediación.

7. Perención de instancia
Entendemos por perención de instancia el aniquilamiento o muerte de la instancia por inacción o falta de
impulso en el proceso durante el tiempo establecido por la ley.
Para que la perención de instancia exista deben darse diferentes presupuestos:
Existencia de una instancia: aunque parezca una obviedad, debe existir una instancia abierta susceptible de
perimir.
Falta de impulso: existe impulso en el proceso cuando se intenta hacer avanzar el proceso de una etapa a
otra (ej. solicitar el traslado para alegar, agotada la etapa de prueba), o al menos intentar agotar una etapa,
de modo de pasar a la siguiente (ej. solicitar el diligenciamiento de determinada prueba, de modo de
terminar dicha etapa, y poder pasar a la etapa discusoria). Decimos “intentar”, pues lo que se juzga es la
intención, y no que el acto efectivamente haya hecho avanzar el proceso. Por ello no impulsan el proceso
aquéllos actos por los cuales el proceso quedará en el mismo momento o etapa en el que se encontraba
antes del acto (ej. si solamente se solicita una medida cautelar, o se constituye un nuevo domicilio).
Transcurso del tiempo: la falta de impulso arriba referida debe darse durante los plazos que la ley prevé,
que son un año en primera instancia (art. 339, inc. 1, CPC), seis meses en los recursos (art. 339, inc. 2, CPC),
seis meses en los incidentes (art. 339, inc. 2, CPC), salvo en el incidente de perención de instancia, que el
plazo es de un mes (art. 339, inc. 4, CPC).
Pedido de parte: a diferencia de otros sistemas procesales (ej. CPCN), no existe en Córdoba perención de
instancia de oficio, sino que solamente procede a petición de parte (art. 339, 1º párrafo, CPC).

La perención de instancia produce diferentes efectos de acuerdo a la instancia de que se trata: si perime la
primera instancia se da por finalizado el proceso, el que podrá volver a iniciarse (arts. 346, inc. 1, y 348, 1º
párrafo, CPC); si se declara la perención de instancia de un recurso quedará firme y ejecutoriada la
resolución recurrida por medio de ese recurso (art. 346, inc. 3, CPC); y si finalmente hay perención de un
incidente no podrá volver a plantearse un incidente por la misma causa del perimido (art. 346, inc. 2, CPC).

MODULO 6

Proceso Ordinario. Recursos


Recursos en general. Concepto. Clasificaciones. Efectos. Condiciones comunes. Recursos en particular.
Aclaratoria. Reposición. Apelación. Casación. Inconstitucionalidad. Recurso directo o queja. Revisión.
Recursos en general
1. Concepto
Para comenzar debemos expresar que “recurso” es una forma específica o una especie del género
“impugnaciones”.
Entendemos por impugnación el poder y actividad de las partes del proceso, y excepcionalmente también
de terceros, ambos tendientes a conseguir la revocación, anulación, sustitución o modificación de un
concreto acto de procedimiento que se afirma incorrecto o defectuoso (injusto o ilegal).
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Las resoluciones son de tres tipos: sentencias, autos y decretos), con la finalidad que las mismas no
adquieran firmeza,y en cambio puedan ser aclaradas, modificadas, revocadas, anuladas o sustituidas.
Recurso quiere decir, literalmente, regreso al punto de partida. Es un re-correr, correr de nuevo, el camino
ya hecho (COUTURE, 1972, p. 340.
Palacio define al recurso como el acto procesal en cuya virtud la parte que se considera agraviada por una
resolución judicial pide su reforma o anulación, total o parcial, sea al mismo juez o tribunal que la dictó o a
un juez o tribunal jerárquicamente superior (PALACIO, 1998, p. 579/580), lo que nos introduce en el tema de
la clasificación de los recursos.

2. Clasificaciones
Existen un sinnúmero de clasificaciones de los recursos, casi tantas como autores en la materia. Sin
embargo, dos de las clasificaciones resultan importantes desde el punto de vista práctico, conforme a
continuación se detallan:
En primer término, cabe distinguir entre recursos ordinarios y recursos extraordinarios.
Los segundos (extraordinarios) son aquéllos en los que las causales de procedencia se encuentran
predeterminados por el legislador, lo que significa que sólo procederá el recurso en la medida que se dé
una de las causales establecidas en la ley en forma expresa (ej. recurso de casación, donde el art. 383, CPC,
determina la causales de procedencia).
En los ordinarios, en cambio, no existe predeterminación de causales por el legislador, o sea que las mismas
son libres, lo que significa que cualquier injusticia o ilegalidad podrá fundar el recurso (ej. recurso de
apelación).
En segundo lugar, distinguimos entre recursos horizontales y recursos verticales.
Los recursos horizontales son aquéllos que se interponen contra la resolución de un determinado juez o
Tribunal, para que el mismo juez o Tribunal resuelva el recurso (ej. recurso de reposición), de allí lo de
“horizontal”
Los verticales son aquéllos que se interponen contra la resolución de un juez o Tribunal, para ser resueltos
por otro superior en grado (ej. recurso de apelación), de allí lo de “vertical”.
3. Efectos
En materia de efectos de los recursos tenemos también dos clasificaciones, pero una de ellas coincide con
las clasificaciones anteriores conforme a continuación se explica:
Los recursos pueden tener efecto suspensivo, lo que significa que planteado el recurso, la resolución
recurrida no podrá ser ejecutada (ej. recurso de apelación; art. 365, CPC);
Efecto no suspensivo, que implica que, aún planteado y pendiente un recurso contra una determinada
resolución, igualmente la misma puede ejecutarse y cumplirse (ej. recurso de apelación en juicio ejecutivo;
art. 558, última parte, CPC).
Asimismo, los recursos pueden tener efecto devolutivo o efecto no devolutivo, clasificación que coincide
con lo que antes hemos explicado de recursos horizontales y recursos verticales

4. Condiciones comunes
La legislación procesal establece algunas condiciones que resultan comunes a todos los recursos, que
analizaremos a continuación.
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1) Agravio
El agravio es la injusticia, la ofensa, el perjuicio material o moral. El litigante a quien la sentencia perjudica
afirma que ésta le infiere agravio (COUTURE, 1972, p. 346/347).
Para existir un “agravio” en una resolución, debe existir un “vencimiento”. Si no hay vencimiento, no hay
agravio, y por tanto tampoco hay recurso. Tal vencimiento puede ser total o parcial, lo importante es que
exista.
Analicemos algunos ejemplos para entenderlo:

 El actor demanda 100, el demandado dice no deber nada, y el juez condena por 90: el demandado
estará vencido por 90 (decía no deber nada), y el actor estará vencido por 10, o sea que ambos
tendrán agravio, y ambos podrían recurrir.
 El actor demandada 100 más intereses y las costas del juicio, el demandado dice no deber nada, y
el juez condena por 100 más intereses, pero con costas por su orden: el demandado estará vencido
por 100 más los intereses y parte de las costas (decía no deber nada), y el actor por la parte de las
costas que le fueron impuestas, o sea que ambos tendrán agravio y podrán recurrir.
 El actor demanda 100 más intereses y las costas del juicio, el demando dice no deber nada, y el juez
condena a pagar 100 más intereses y costas: el demandado estará vencido por los 100 más
intereses y costas, y el actor no tendrá vencimiento en su contra, por lo que el demandado podría
recurrir, y no el actor, porque no tiene agravio.

2) Límites
En materia recursiva el Tribunal que resuelve un recurso tiene un límite que resulta infranqueable, fijado
por los agravios del recurrente, conforme surge del art. 356, primer párrafo, CPC.
Analicemos nuevamente algunos ejemplos a fin de entender el punto:

 El actor demanda 100 y el juez condena al demandado a pagar los 100, y por tanto el demandado
plantea recurso de apelación, agraviándose porque se lo condenó a pagar 100, considerando que
nada debe: en tal caso el Tribunal podrá analizar toda la cuestión relativa a la supuesta deuda, por
ser tal la materia de agravio.
 El actor demandada 100 más intereses, y el juez condena por 100 pero sin intereses, por lo que el
actor plantea recurso de apelación, agraviándose porque considera que se le adeudan también los
intereses: en tal caso el Tribunal podrá analizar la cuestión relativa a los intereses, y no de la deuda
principal, por no ser tal materia de los agravios.

3) Reformatio in peius
La reformatio in peius o prohibición de reforma en perjuicio del recurrente implica la prohibición que tiene
el Tribunal que resuelve un recurso de perjudicar al recurrente. Esto significa que por medio del recurso el
recurrente puede resultar beneficiado, o en el peor de los casos que la resolución se mantenga idéntica,
pero no ser perjudicado. Tal regla se encuentra legislada procesalmente en el art. 356, 2º párrafo, CPC.
Nuevamente proponemos analizar ejemplos para un mejor entendimiento:

a) El actor demanda 100 y el juez condena al demandado a pagar 60, y por tanto el demandado plantea
recurso de apelación, agraviándose que no debe tampoco los 60: en tal caso el Tribunal podría decir que

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debe 60 o menos de 60, pero nunca que debe más, aún cuando considere que debía más, pues no puede
perjudicar al recurrente.
b) El actor demanda 100 y el juez condena al demandado a pagar 60, y por tanto ambas partes recurren,
agraviándose el actor por los 40 que fueron rechazado, y el demandado por los 60 que se le condenaron a
pagar, en tal caso no rige la prohibición, pues la misma se aplica o tiene vigencia cuando sólo una de las
partes recurre. Ello, por cuanto, no es posible reformar la sentencia apelada en perjuicio del único apelante
(COUTURE, 1972, p. 368), no cuando recurren ambas partes.

4) Requisitos formales
La ley procesal también exige para que sea admisible un recurso, el cumplimiento de determinados
requisitos formales, conforme regula el art. 355, primer párrafo, CPC:

a) Resolución recurrible: la resolución debe ser recurrible por medio del recurso que se intenta plantear. En
la ley procesal, resoluciones que son irrecurribles en general (ej. la resolución de la recusación de los
peritos; art. 273, último párrafo, CPC) o respecto de determinado recurso (ej. arts. 424, CPC; 515, CPC, que
no permiten el recurso de apelación).

b) Plazo: el recurso debe haber sido interpuesto dentro de los plazos previstos por la legislación procesal
para el planteo de cada recurso, recordando además que se trata de plazos fatales (art. 49, inc. 2, CPC).

c) Legitimación: En general las partes y los terceros intervinientes se encuentran legitimados para ello. Pero
también podrían ser otros intervinientes en la medida de su interés (ej. un abogado, un perito o un
martillero por sus honorarios o comisión; un tercerista, etc.).

d) Motivo: requisito aplicable solamente para los recursos extraordinarios, debiendo plantearse por alguno
de los motivos o causales previstas por el legislador.

e) Formalidades correspondientes: En algunos recursos se exigen requisitos especiales (ej. recurso de


apelación por el demandado en el juicio de desalojo, que debe acreditar el pago de los alquileres vencidos;
art. 758, CPC).

Recursos en particular
Recursos en forma sumaria.

1. Aclaratoria
Técnicamente en realidad no es un recurso, sino un medio para la corrección de sentencia.
Tiene como finalidad la corrección de errores materiales (ej. el juez en los considerando dijo que
correspondía condenar al demandado a abonar al actor, y en la parte resolutiva, por un error material, dijo
que correspondía condena al actor a abonar al demandado), la aclaración de conceptos oscuros, o la
resolución de omisiones (ej. el actor demanda el cobro de capital más intereses, y el juez condena al pago
del capital, pero omite la resolución de los intereses), conforme lo dispone el art. 336, CPC.
La aclaratoria debe plantearse en el plazo de tres días de notificada la resolución (art. 336, última parte,
CPC), tratándose el mismo de un plazo fatal (art. 49, inc. 3, CPC).

2. Reposición

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Conforme las clasificaciones que arriba hemos analizado, el recurso de reposición es un
recurso horizontal (lo resuelve el mismo juez o Tribunal que dictó la resolución) y ordinario (las causales no
están predeterminadas por el legislador).
Se trata del recurso que procede contra decretos y autos dictados sin sustanciación, traigan o no gravamen
irreparable, para que el mismo Tribunal que lo dictó, cualquiera sea la instancia, lo revoque por contrario
imperio (art. 358, CPC).
Analicemos la definición:
Procede contra decretos y autos, lo que excluye a las sentencias; pero con la característica de que dichos
decretos o autos deben haber sido dictados sin sustanciación, o sea sin escuchar a la otra parte. Lo que
significa que, frente a la petición de una parte, la misma fue proveída favorable o desfavorablemente por el
juez o Tribunal, pero sin escuchar a la otra parte.
Además, la resolución recurrida (el decreto o auto dictado sin sustanciación) puede causar o no gravamen
irreparable, lo que debe ser correctamente interpretado, ello no significa que no debe existir “agravio” o
“gravamen”.
Finalmente, decimos que el mismo tribunal (de allí el carácter de horizontal, o sin efecto devolutivo o con
efecto no devolutivo), cualquiera sea la instancia, lo revoque por contrario imperio(el mismo “imperio” o
“poder” que le permite al juez dictar un decreto o auto, es el mismo por el cual puede revocarlo, de allí lo
de “contrario imperio”).

Cuando el recurso de reposición se plantea en el curso de una audiencia, el recurso debe interponerse,
sustanciarse y resolverse en el curso de la audiencia (art. 359, 2º párrafo, CPC).
El recurso de reposición tiene como regla efecto suspensivo, salvo excepciones (art. 360, CPC).

3. Apelación
El recurso de apelación es un recurso vertical (se interpone contra una resolución del Juez de Primera
Instancia, para ser resuelto por su superior en grado, o sea, por la Cámara de Apelaciones) y ordinario (las
causales no están predeterminadas por el legislador).
El recurso de apelación puede interponerse contra sentencias (art. 361, inc. 1, CPC), autos (art. 361, inc. 2,
CPC), o decretos que causen gravamen irreparable (art. 361, inc. 3, CPC), es decir que excluye los decretos
que no causen gravamen irreparable. ¿Qué significa o cómo sabemos si un agravio es o no reparable? El
agravio es reparable cuando el dictado de una resolución posterior lo puede solucionar, y por el contrario es
irreparable cuando no existe posibilidad posterior de solución del agravio.
Analicemos un ejemplo para entender la situación: si en primera instancia el juez rechaza una prueba, el
agravio es reparable, pues si luego la parte resulta vencedora en el juicio, el rechazo de la prueba se torna
irrelevante.

En cuanto al trámite, el recurso de apelación se interpone ante el Juez de Primera Instancia (el mismo que
dictó la resolución recurrida) en el plazo de 5 días de notificada la resolución recurrida (art. 366, CPC), plazo
que sabemos es fatal (art. 49, inc. 2, CPC).
Interpuesto el recurso, el Juez de Primera Instancia analiza la admisibilidad formal, esto es, si se
encuentran cumplimentados los requisitos formales (condiciones recursos). Así, si considera que los
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mismos están cumplidos, concederá el recurso de apelación, mientras que si considera que no fueron
cumplidos, lo denegará, debiendo en este último caso utilizarse el recurso directo o queja que
oportunamente analizaremos.
Suponiendo que el Juez de Primera Instancia conceda el recurso, y notificada la resolución respectiva (por
la cual se concede el recurso) deberá elevarse el expediente ante la Cámara de Apelaciones (art. 369, 1º
párrafo, CPC).
Y por tanto el recurso de apelación debe fundamentarse. Para ello, una vez que el expediente llega a la
Cámara, la misma correrá traslado al apelante para expresar agravios por el plazo de diez días (art. 371,
CPC), plazo que no es fatal (el art. 49, inc. 2, CPC, indica que son plazos fatales para “interponer” recursos, y
en este caso el recurso fue interpuesto antes).
Frente a dicho traslado podría suceder que el recurrente (apelante) no exprese agravios en el plazo fijado o
que si lo haga. Si no expresa agravios, a pedido de parte, se declara desierto el recurso, lo que implicará la
firmeza de la resolución recurrida oportunamente en apelación (art. 374, CPC). Si expresa agravios, o sea,
fundamenta el recurso de apelación, de dicha expresión de agravios se corre traslado a la otra parte
(apelada) para que la conteste por el plazo de diez días no fatales (art. 372, 1ª parte, CPC).
Frente a este traslado para contestar, podría suceder que el apelado conteste la expresión de agravios, en
cuyo caso el recurso seguirá su trámite; que no conteste la expresión de agravios, en cuyo caso también el
recurso seguirá su trámite, pero el recurrido (apelado) habrá perdido la oportunidad de “defender” la
resolución que le fuera favorable; o puede adherir al recurso (art. 372, CPC).
La adhesión al recurso de apelación es la posibilidad que tiene el apelado de “adherir” a la vía abierta por el
apelante, y hacer su propia apelación en contra de la resolución recurrida. Para ello debe existir en la
resolución de primera instancia vencimientos recíprocos que generen agravio a ambas partes, pues en caso
contrario no podrá adherir al recurso. Analicemos nuevamente los ejemplos antes vistos para entender la
situación:

1. El actor demanda 100, y el juez condena al demandado a abonar 90. Frente a ello, el actor decide
no recurrir, pues considera que si bien se le adeudaban 100, es preferible cobrar ahora 90, y no
esperar toda una apelación para que condenen también por los otros 10; pero resulta que el
demandado apela por los 90 que lo condenaron a pagar. Entonces, cuando el actor (apelado) debe
contestar la expresión de agravios del demandado (apelante), no solo contesta solicitando el
rechazo de la apelación del demandado, sino que “se adhiere” y realiza su propia apelación,
expresando agravios, y solicitando que también se condene al demandado a abonarle los 10
restante. Esta adhesión es válida, porque el apelado también tiene agravio respecto de la
resolución recurrida. En tal situación habrá dos apelaciones: la principal del demandado y la
adhesiva del actor.
2. El actor demanda 100, y el juez condena al demandado a abonar 100. Frente a ello, el demandado
plantea recurso de apelación, y expresa agravios ante la Cámara. Al correrse traslado al actor
(apelado) para contestar el recurso, este no podría adherir, pues no tiene vencimiento alguno en la
resolución recurrida, y por tanto no tiene agravio. No podía recurrir antes en forma principal, y
tampoco puede hacerlo ahora en vía adhesiva.

Luego de ello, la Cámara dicta decreto de autos (art. 377, CPC) y recordemos que dentro de los tres días

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de notificado el decreto de autos las partes podrían recusar sin expresión de causa a uno de los tres
miembros de la Cámara (art. 19, inc. 2, CPC), y firme ese decreto la causa pasa a resolver en la Cámara.

La resolución en la Cámara, que tiene tres miembros, se realiza de la siguiente manera: se entrega el
expediente por veinte días a cada vocal (art. 379, CPC), luego dentro de los cinco días se realiza el acuerdo,
para fijar los punto a deliberar y resolver (art. 380, CPC). Finalmente se dicta la sentencia en audiencia
pública (art. 382, CPC), debiendo resolverse el recurso por unanimidad o al menos mayoría (art. 381, CPC).

3. Casación
El recurso de casación es un recurso vertical (se interpone contra determinadas resoluciones de las
Cámaras de Apelaciones, para ser resuelto por su superior en grado, o sea, por el Tribunal Superior
de Justicia) y extraordinario (las causales se encuentran predeterminadas por el legislador).
Genéricamente, las causales de este recurso son dos: violación de las formas y violación de la ley (errónea
interpretación de la ley).

La causal de violación de la ley (errónea interpretación de la ley) tiene como fundamento el ejercicio por el
Tribunal Superior de Justicia (TSJ) de la función de nomofilaquia, que significa la determinación de la
correcta interpretación del derecho, tiene entre sus funciones la determinación de la correcta
interpretación jurídica para sí, y para los Tribunales inferiores.
Esta causal se encuentra regulada en los incs. 3 y 4 del art. 383, CPC, aunque, si bien la causal se encuentra
en el error en la interpretación de la ley, existe un requisito de admisibilidad previsto en la ley: existencia de
resoluciones contradictoria donde se haya existido una interpretación normativa diferente.
La causal de violación de las formas no es ni más ni menos que un planteo de nulidad.
Se encuentra regulada en los incs. 1 y 2, art. 383, CPC.
En tal sentido, establece el inc. 1, art. 383, CPC, que procederá el recurso de casación cuando se hayan
violado los principios de congruencia, fundamentación lógica y legal, o haya existidoviolación de las
formas prescriptas para el procedimiento y la sentencia (art. 383, inc. 1, 1ª parte, CPC).
Asimismo, el inc. 2, art. 383, CPC, también establece que procederá cuando se encuentre violada la cosa
juzgada. Se trata en realidad de una causal innecesaria, pues la cosa juzgada puede ser alegada en
cualquier momento del juicio, e incluso declarada de oficio por los jueces (art. 141, CPC), pero en todo caso
en hecho de ser incluido como causal de casación ratifica la importancia de la cosa juzgada en el proceso
civil y comercial.

Respecto de las resoluciones recurribles en casación, debemos distinguir por cuál causal de plantee.
Cuando el recurso de plantea por la causal de violación de la ley, violación de las formas, procede
solamente contra sentencias definitivas y autos que pongan fin al proceso, hagan imposible su
continuación o causen gravamen irreparable.

El recurso debe interponerse fundado, determinándose el motivo o causal por el cual se plantea, los
argumentos sustentadores (385, inc. 1, CPC), y en el caso de la causal de violación de la ley (errónea
interpretación de la ley) debe expresarse la interpretación pretendida (385, inc 2, CPC). Además,
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acompañar la resolución contradictoria, que puede cumplimentarse de dos modos: acompañar copia
juramentando el abogado que es copia fiel de su original, o en caso de encontrarse publicada en forma
completa en una revista jurídica de amplia difusión provincial, puede citarse el lugar de publicación (art.
385, última parte, CPC).

Planteado el recurso, se corre traslado por quince días fatales a la parte contraria para que conteste el
recurso (art. 386, CPC), y en este caso el recurrido puede contestar o no contestar, pero no puede adherir,
pues la adhesión sólo está prevista para el recurso de apelación.
Luego de ello la Cámara realiza el análisis de admisibilidad formal, similar al que hemos expresado que
realiza el juez de primera instancia en la apelación. Así, sí la Cámara de Apelaciones concede el recurso de
casación, previa notificación, se eleva el expediente al TSJ (art. 386, CPC), que en el caso actúa por medio
de su Sala Civil y Comercial, integrada por tres miembros. En cambio, si no concede el recurso, deberá
utilizarse el recurso directo o de queja, que analizaremos en este módulo.
Suponiendo que el recurso fuera concedido, cuando la Sala Civil y Comercial recibe el expediente
dicta decreto de autos, para que las partes, dentro de los tres días de notificadas puedan recusar sin
expresión de causa a uno de los tres vocales que la integran (art. 19, inc. 2, CPC). Firme el decreto de autos,
y acreditado ello en el expediente, pasa a resolver el recurso de apelación, siendo allí el mismo trámite para
la resolución de la apelación (art. 387, CPC).

Si la Sala Civil y Comercial del TSJ hace lugar al recurso de casación, anulará la sentencia de la Cámara de
Apelaciones, y en tal supuesto tiene dos opciones, siendo facultativa su utilización por el Tribunal: puede
utilizar el reenvío, que significa remitir la causa a otra Cámara de Apelaciones para que dicte una nueva
resolución (la anterior fue anulada), o resolver sin reenvío, lo que significa no sólo anular la resolución
recurrida, sino resolver directamente la cuestión (art. 389, CPC), aunque existe un caso donde el reenvío es
obligatorio, y es cuando el vicio de nulidad (en la causal de violación de las formas) se produce durante el
procedimiento. En tal caso debe anularse todo lo actuado desde el vicio de nulidad y tramitar nuevamente
la causa desde allí, lo que por tanto exige el reenvío, y no puede la Sala Civil y Comercial del TSJ resolverlo
directamente.

El efecto de este recurso es suspensivo como regla, salvo excepciones (art. 388, CPC).

5. Inconstitucionalidad
Al igual que la casación, el recurso de inconstitucionalidad es un recurso vertical y extraordinario (las
causales se encuentran predeterminadas por el legislador).
Las resoluciones recurribles son idénticas a las resoluciones recurribles en casación (art. 392, CPC), y el
trámite, efectos, reenvío, etc, es idéntico (arts. 393 y 394, CPC), salvo las siguientes diferencias:

 Mientras el recurso de casación es resuelto por el TSJ en Sala (Sala Civil y Comercial), el recurso de
inconstitucionalidad es resuelvo por el TSJ en pleno (se dicta por sus siete miembros).
 Es parte necesaria el Ministerio Público Fiscal, y por ello previo a resolver este recurso, se corre
vista por diez días al Fiscal General (art. 393, 2ª parte, CPC).

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 Si bien se trata de un tipo de casación por violación o errónea interpretación de la ley
(constitucional en el caso), no requiere la existencia de resoluciones contradictorias, como en el
recurso de casación.

6. Recurso directo o queja


Tambien denominado “recurso de hecho”, es un recurso auxiliar, cuyo objetivo es lograr la revocación de la
denegatoria por el inferior (o a-quo) de un recurso vertical o que posee efecto devolutivo.
Este recurso de plantea ante el superior (ad-quem) de quien denegó el recurso, es decir, el Tribunal que en
definitiva resolvería el recurso principal denegado (si fuera el recurso de apelación, se plantearía ante la
Cámara de Apelaciones; si fueran los recursos de casación e inconstitucionalidad, se interpondría ante el
TSJ), en el plazo de diez días (art. 402, primer párrafo, última parte, CPC), plazo que es fatal (art. 49, inc. 2,
CPC).
El contenido de este recurso es una crítica a la denegatoria, es decir, el recurrente debe demostrar que el
recurso principal se encuentra mal denegado (ej. el Tribunal inferior considera que el recurso era
inadmisible por extemporáneo, y entonces en el recurso directo o queja deberá argumentarse que el
recurso fue interpuesto en tiempo), y no tiene sustanciación, lo que significa que no se corre traslado a la
parte contraria del recurrente.
Determinado sus caracteres, estamos en condiciones de expresar que el recurso directo es un
recurso horizontal (lo resuelve el mismo juez o Tribunal ante el cual se plantea) y será ordinario o
extraordinario, de acuerdo a las características del recurso principal (apelación, casación o
inconstitucionalidad).
7. Revisión
En la revisión, ya existe una resolución pasada en autoridad de cosa juzgada, y justamente por medio de
ella se intenta modificar dicha cosa juzgada.
El CPC establece como causales: cuando la sentencia recurrida fue obtenida por documentos o testigos
declarados falsos en fallo irrevocable, se obtuvieren con posterioridad documentos decisivos ignorados,
extraviados o detenidos por fuerza mayor o por obra de la parte contraria, o en casos de prevaricato,
cohecho, violencia o genéricamente cualquier forma de maquinación fraudulenta (art. 395, CPC).
Para su interposición existen dos plazos diferentes: por un lado, debe plantearse en el plazo de treinta
días de conocida la causal, y nunca más de cinco años de dictada la resolución recurrida.
Este recurso o acción impugnativa, como regla, no tiene efecto suspensivo, salvo excepciones (art. 401,
CPC).

MODULO 7

Otros procesos de conocimiento general y especial


Actividad declarativa y ejecutiva: concepto y comparación. Juicios declarativos generales: ordinario y
abreviado. Causas y trámite. Juicios declarativos especiales. En particular: desalojo, juicio sucesorio, división
de cosas comunes.

Actividad declarativa y ejecutiva: concepto y comparación


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El proceso puede ser, atendiendo a la finalidad perseguida por la pretensión que lo motiva, declarativo o de
ejecución.
El proceso declarativo es aquél que tiene por objeto una pretensión tendiente a que el órgano judicial
declare, mediante la aplicación de normas jurídicas, el contenido y alcance de la situación jurídica existente
entre las partes. Ello se realiza por medio de la actividad declarativa del juez o Tribunal. (ej. si dos personas
tienen un accidente automovilístico, la víctima tiene derecho a ser indemnizado por la parte culpable del
accidente desde el momento mismo del hecho, por ello cuando el juez declare que la otra parte la adeuda
una indemnización, está declarando un derecho que ya preexiste con anterioridad).
Distinguimos tres tipos diferentes de sentencias declarativas o de conocimiento:
En primer lugar, sentencias declarativas puras o meramente declarativas. Se trata de conflictos de
intensidad mínima, donde sólo existe una simple falta de certeza sobre la existencia, alcance o modalidad
de una determinada relación jurídica (art. 413, CPC). ( ver el ejemplo en versión impresa)
En segundo lugar encontramos las sentencias constitutivas, donde a partir de la declaración nace o se crea
una nueva situación o status jurídico. Ejemplo de ello lo encontramos en la sentencia que hace lugar a una
acción de filiación, donde si bien el juez declara un derecho preexistente (el actor es hijo del demandado
desde el momento de su nacimiento), a partir de la sentencia se cambiará el status jurídico de ambas
partes (pasarán a ser hijo y padre, respectivamente).
Finalmente, las sentencias de condena, donde el juez declara la existencia de un derecho, y en virtud de
que existe lesión a dicho derecho, condena a cumplir una determinada obligación. Esto se realiza con el
objetivo de lograr el restablecimiento del derecho lesionado. Se da el máximo grado de intensidad, pues el
derecho se encuentra discutido y además y lesionado.

Pero cuando se trata de una sentencia de condena que, impone el cumplimiento de una prestación (de dar,
de hacer o de no hacer), y ésta no es voluntariamente cumplida por el vencido, el ordenamiento jurídico
prevé la posibilidad de que se lleve a cabo una ulterior actividad judicial encaminada a asegurar la integral
satisfacción del derecho del vencedor. Allí aparece la actividad ejecutiva de los jueces.
La actividad ejecutiva, que en el proceso civil se halla supeditada al pedido de la parte interesada, se
desarrolla en el denominado proceso de ejecución. Éste, frente a la hipótesis de incumplimiento de la
sentencia por el vencido, constituye el medio para que, por obra de los órganos judiciales del Estado y a
través del empleo de las medidas coercitivas correspondientes al tipo de obligación de que se trate, se
sustituya la ejecución forzada a la ejecución voluntaria.
En cuanto a la estructura de los juicios declarativos y ejecutivos, cabe expresar que en los primeros (juicios
declarativos) existe una pretensión, una contestación de demanda, etapa probatoria, eventualmente
discusoria, y sentencia que declara la existencia o no del derecho pretendido por el actor.
En cambio, en las ejecuciones o juicios ejecutivos el ejercicio del derecho de defensa no se realiza
mediante contestación de demanda, sino de oposición de excepciones. sólo hay etapa probatoria,
discusoria y recursiva, si el demandado opone excepciones, pues en caso contrario se dicta resolución
directamente, sin existir las etapas referidas. La resolución que se dicta se denomina sentencia de remate.

Juicios declarativos generales


1. Ordinario y abreviado
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Dentro de los procesos declarativos encontramos procesos declarativos generales y especiales.
Los generales están regulados para tramitar todo conflicto judicial que no tenga establecida una
tramitación especial, y los especiales para conflictos o relaciones jurídicas particulares (art. 410, CPC).
2. Causas y trámite
Establece el CPC específicamente qué causas se tramitan por juicios declarativos especiales, cuáles por
juicio abreviado, y lo demás se tramitarán por juicio ordinario (art. 417, CPC).
Analizaremos, entonces, los casos y trámite del juicio abreviado, y en el punto siguiente nos dedicaremos al
estudio de los juicios declarativos especiales.
Establece el CPC que se tramitan por juicio abreviado:

1. Las demandas de contenido patrimonial menores a doscientos cincuenta jus (art. 418, inc. 1, CPC),
mientras que, las que sean mayores a dicho monto, se tramitarán por juicio ordinario. El jus es una
unidad arancelaria de honorarios profesionales, cuyo valor es fijado mes a mes por el TSJ, conforme
lo regula el art. 36, Ley 9459 (Código Arancelario para Abogados y Procuradores de la Provincia de
Córdoba).
2. El juicio de consignación de alquileres (art. 418, inc. 2, CPC). No se trata de cualquier consignación
sino solamente la de consignación de alquileres, que cualquiera sea su monto se tramitará de este
modo.
3. La acción declarativa de certeza (art. 418, inc. 3, CPC), que se obtiene una sentencia declarativa
pura o meramente declarativa (art. 413, CPC).

4. Los juicios de alimentos y litisexpensas (art. 418, inc. 4, CPC). Los juicios de alimentos
se dan en los casos donde existe obligación alimentaria entre las personas, y quien
demanda no puede obtenerlos por sí misma. Las litisexpensas son los gastos que
demanda dicho juicio u otro (ej. divorcio), de allí la denominación: expensas (gastos) de
una litis (juicio). Es decir, no solo se reclama el pago de los alimentos, sino también los
gastos para llevar adelante dicho pleito u otro.

5. Los incidentes que no tengan una tramitación especial (arts. 418, inc. 5, y 427, CPC), cuestión que ya
hemos analizado en el módulo 3 de la materia.

6. Todos los casos en que la ley sustantiva establezca trámite de juicio sumario o expresión equivalente o
similar (art. 418, inc. 6, CPC), existiendo un sinnúmero de normas en el Código Civil, Código de Comercio,
Ley de Sociedades Comerciales, Ley de Defensa del Consumidor, etc., que así determinan. En tales casos, el
CPC establece que se tramitarán por juicio abreviado.

7. Los demás casos que la ley procesal establece (art. 418, inc. 7, CPC). Existen en el CPC gran cantidad de
normas que determinan en forma expresa que una determinada cuestión se tramitará por juicio abreviado
(ej. art. 536, 2° párrafo, CPC).

Respecto del trámite del juicio abreviado, el mismo tiene los siguientes caracteres:
la prueba restante debe ofrecerla el actor con la demanda (art. 507, CPC), como asimismo el demandado
con la contestación de la demanda (art. 508, CPC).
Una vez admitida la demanda, se cita al demandado a comparecer y contestar la demanda en el plazo
de seis días, que pueden extenderse hasta veinte días en razón de la distancia (art. 508, CPC).
El demandado debe en un solo acto comparecer, constituir domicilio, oponer excepciones
dilatorias, contestar la demanda, reconvenir, y ofrecer toda la prueba, salvo documental y confesional
(art. 508, CPC).
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No existe declaración de rebeldía, sino que en caso que el demandado no comparezca, directamente se lo
tiene por rebelde, aplicándosele todos los efectos de la rebeldía (art. 509, CPC).
Luego de ello se abre la causa a prueba por el plazo de quince días solamente para diligenciar la prueba
(art. 511, CPC), pues ya está ofrecida con la demanda y con la contestación de la demanda.
En materia probatoria existen restricciones: solamente un perito por especialidad (no hay colegio pericial:
tres peritos), lo que no implica que no puedan haber peritos de control, la restricción es de peritos oficiales
(art. 513, CPC). Además, no más de cinco testigos por cada parte, salvo para el reconocimiento de prueba
documental, que no hay límites (art. 512, CPC).
No existe alegato, pues dicha etapa ha sido suprimida para el juicio abreviado. Por ello, luego de la etapa
probatoria directamente se dicta decreto de autos y posteriormente sentencia (art. 514, CPC).
En la sentencia el juez analiza primeramente las excepciones, y en caso de rechazarlas resuelve la cuestión
de fondo.
Respecto de la apelación, sólo la sentencia es apelable en este juicio, por lo que, en caso de existir un vicio
durante el procedimiento (ej. una nulidad, una denegación de prueba, etc) deberá interponerse recurso de
reposición para no consentir el vicio. Luego deberá esperarse el dictado de la sentencia: si la sentencia es
favorable a la parte, el vicio se torna irrelevante (el agravio se habrá reparado por el dictado de la
sentencia). Si es desfavorable, al momento de apelar la sentencia se apela ese vicio de procedimiento (sería
como una apelación diferida), como asimismo la propia sentencia; de suerte tal que la Cámara de
Apelaciones, al resolver el recurso de apelación, primeramente analiza la apelación del vicio de
procedimiento, pues si considera que existe, anula todo lo actuado a partir de dicho vicio (art. 515, CPC).
Finalmente, en el juicio abreviado, todos los plazos son fatales (art. 516, CPC).

Juicios declarativos especiales


Son aquéllos previstos para determinadas y específicas relaciones jurídicas (art. 412, CPC), estableciendo el
CPC caracteres específicos para estos juicios, pero determinado que todo lo que no esté específicamente
regulado, se regirá por las normas del juicio ordinario (art. 415, CPC).
Sin ánimo de agotar los juicios declarativos especiales, analizaremos en forma sumaria tres de ellos: el juicio
de desalojo, el juicio sucesorio y el juicio de división de cosas comunes o división de condominio.

1. Desalojo
Se trata del juicio declarativo especial que versa sobre el “uso y goce” de un inmueble, no sobre el dominio
o la posesión. Es un juicio de carácter sumario, tendiente a obtener la restitución de un inmueble contra
quien se encuentra obligado a entregarlo (de quien tiene derecho al uso y goce, contra quien lo tiene sin
derecho a uso y goce; art. 750, CPC), sin que puedan incluirse otras pretensiones, como por ejemplo el
cobro de los alquileres adeudados (art. 765, CPC).
Se tramita por el trámite de juicio abreviado, pero con algunas modificaciones o caracteres propios de este
juicio (751, 1° párrafo, CPC).
No hay reconvención (art. 751, 2° párrafo, CPC).
Al iniciarse la demanda el actor debe indicar todos los ocupantes del inmueble (art. 752, CPC), pues la
sentencia que se dicte hará cosa juzgada contra todos ellos, estén o no demandados (art. 756, CPC).

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La notificación a los demandados tiene una particularidad en este juicio, pues debe incluir a todos quienes
ocupan el inmueble, aún cuando no sean los demandados. Puede realizarse de dos modos: que el oficial
público (notificador) que realice el acto identifique a todos los ocupantes, les haga saber de la existencia del
juicio y que la sentencia hará cosa juzgada en su contra, de modo que puedan ejercer su derecho en el juicio
(art. 754, CPC), o transcribir el art. 754, CPC en la cédula de notificación (art. 754, último párrafo, CPC).
Si finalmente el juez hace lugar al desalojo, ordenará al demandado y todos los ocupantes del inmueble
desocupar el mismo en el plazo de diez días, bajo apercibimiento de lanzamiento (art. 755, CPC), el que se
realizará si vencido dicho plazo el inmueble se mantiene ocupado (art. 761, PCC).
En cuanto al recurso de apelación tiene una característica especial cuando es interpuesto por el
demandado que ha sido vencido, pues para poder apelar debe acreditar el pago de los alquileres vencidos,
siendo tal un requisitos de admisibilidad del recurso (arts. 758, 759 y 355, CPC) e incluso abonarlos con
posterioridad durante el trámite del recurso de apelación, bajo apercibimiento de declarar desierto el
recurso (art. 760, CPC).

2. Juicio sucesorio
Se trata del juicio declarativo especial que tiene por objeto determinar los herederos de persona fallecida,
conformar el patrimonio del mismo, pagar las deudas y distribuir el remanente.
El juicio sucesorio tiene tres momentos o etapas claramente diferenciadas, siendo solamente una de ellas
de carácter necesario (declaratoria de herederos). En cambio las demás son eventuales, que pueden o no
existir o realizarse.
El primer momento o etapa son las medidas conservatorias o preventivas que tienen por objeto la
seguridad de los bienes, libros y papeles de la sucesión (art. 649, inc. 1, CPC), el inventario de los bienes del
causante (art. 649, inc. 2, CPC), o la citación de presuntos herederos para hacer conocer la existencia del
fallecimiento si nadie reclama la sucesión (art. 649, inc. 3, CPC).
El segundo momento o etapa es la declaratoria de herederos, procedimiento mediante el cual se reconoce
el carácter de heredero emergente de ley o testamento. Además, confiere posesión de la herencia a quien
no la tiene por ministerio de la ley (art. 3410, Código Civil, a contrario sensu
Resulta competente para la declaratoria el juez del último domicilio del causante (art. 3284, Código Civil), y
quien lo inicia debe acreditar el fallecimiento del causante y su propia legitimación para hacerlo (arts. 655 y
656, CPC).
Admitida la declaratoria de herederos se citará a los demás herederos que hayan sido denunciados para
que comparezcan al juicio, como asimismo se publicarán edictos por cinco días en el Boletín Oficial, a fin
que quienes se consideren con derecho a la sucesión comparezcan en el plazo de veinte días hábiles
contados a partir de la última publicación de edictos (art. 658, CPC).
También se dará intervención al Ministerio Público Fiscal, y en caso de existir menores o incapaces,
también al Asesor Letrado.
Luego de la citación, se fijará una audiencia a fin que todos los que hayan comparecido puedan discutir sus
títulos o supuestos derechos a la sucesión (art. 659, CPC).

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El tercer momento o etapa es el juicio sucesorio propiamente dicho, donde, ya declarados los herederos
(por medio de de la declaratoria de herederos), debe realizarse la división de los bienes entre dichos
herederos, liquidando de tal modo el patrimonio del causante.
Ya hemos adelantado que esta etapa es sólo eventual, pues si los herederos declarados son todos mayores
y capaces, y están todos de acuerdo, la división o partición de los bienes se realiza en forma privada (arts.
670, 1ª parte, CPC, y 3462 y 3465, inc. 1 y 3, a contrario sensu, Código Civil).
Si no estuvieran de acuerdo todos los herederos, o existieran menores o incapaces, la partición debe
realizarse judicialmente, para lo cual se lleva a cabo el juicio sucesorio propiamente dicho, que tiene tres
momentos claramente determinados: inventario de los bienes (para determinar qué bienes existen en el
patrocinio), avalúo o tasación (para determinar el valor de los bienes) y finalmente la partición (para
determinar cómo se distribuyen los bienes entre los herederos).
Finalmente, aprobadas todas las operaciones de inventario, avalúo y participación, se procede a entregar a
cada heredero las constancias correspondientes a fin que puedan realizar los trámites de inscripción (art.
694, CPC), constancias que se denominan “hijuelas”.

3. División de cosas comunes


Resulta el procedimiento tendiente a que el juez ordene y en su caso ejecute la división de un condominio,
porque no existe acuerdo entre los condóminos, en caso de ser todos mayores y capaces, o porque existen
menores o incapaces entre ellos (art. 3465, inc. 1, y 2698, Código Civil).
Este juicio se sustancia por el trámite de juicio abreviado (art. 725, primer párrafo, CPC), y el juez al dictar
sentencia determinará no sólo la división o partición del condominio, sino también la forma de realizar
dicha división o partición, en caso que fuera posible (art. 725, segundo párrafo, CPC).
Salvo que lo hayan realizado en forma privada (art. 727, CPC), firme la sentencia, se cita a los condóminos
para que acuerden la forma de división del condominio, si no se hubiera determinado en la sentencia, o
para el nombramiento de un perito tasador y partidor o un martillero( aparecimos por fin mierda)

MODULO 8

Procesos ejecutivos general y especial


Juicio ejecutivo. Título ejecutivo. Preparación de la vía ejecutiva. Trámite. Sentencia. Recursos. Juicio
declarativo posterior. Cumplimiento de la sentencia de remate. Fianza. Liquidación. Pago según naturaleza
de bienes embargados. Ejecuciones especiales. Ejecución de sentencia. Ejecución hipotecaria. Ejecución
prendaria. Ejecución prendaria extrajudicial.
Juicio ejecutivo
Los juicios ejecutivos también se clasifican en general y especiales, según constituya una forma general
para la ejecución de los derechos o regulen formas específicas de ejecución de determinados títulos
ejecutivos (art. 410, CPC).
Así, el juicio ejecutivo general es el juicio ejecutivo propiamente dicho (art. 414, 1ª parte, y 517 y sgtes.,
CPC), y los juicios ejecutivos especiales o ejecuciones especiales son la ejecución de sentencia, la ejecución

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hipotecaria, la ejecución prendaria, la ejecución de honorarios, la ejecución fiscal, entre otros (art. 414, 2ª
parte, CPC).

Analizaremos a continuación los diferentes aspectos y regulación del juicio ejecutivo, y luego algunas
ejecuciones especiales.
Cabe comenzar expresando que para que exista juicio ejecutivo, debe existir un título ejecutivo.
1. Título ejecutivo
Título ejecutivo el documento que contiene una obligación de dar sumas de dinero líquida (o fácilmente
liquidable) y exigible (art. 517, CPC).
Sólo se aplica a obligaciones de dar, y específicamente de dar sumas de dinero, cuyo monto se encuentre
líquido o sea fácilmente liquidable con simples operaciones aritméticas, entendiendo que hay liquidez
cuando lo que debe darse o pagarse está expresado en el título, y que sean exigibles.
Existen diferentes clasificaciones de títulos ejecutivos (judiciales y extrajudiciales; judiciales, legales y
convencionales, etc) pero analizaremos una que resulta importante para luego el análisis de los diferentes
tipos o formas de ejecución:
En primer término existen títulos auténticos, que consideramos a aquéllos que cumplen el recaudo que
antes analizamos para la existencia de actividad ejecutiva, esto es, suponen la existencia de un juicio
declarativo anterior, donde se dictó una sentencia que ha pasado en autoridad de cosa juzgada, y dicha
resolución ha sido incumplida por el obligado.
En segundo lugar existen títulos presuntamente auténticos, tratándose de aquéllos en donde no existe
declaración anterior, pues no hubo juicio declarativo previo, sino que aquélla es presumida por la ley,
permitiendo directamente despachar la vía ejecutiva con la sola existencia del título ejecutivo. En esta
categoría aparecen diferentes títulos ejecutivos, como los títulos de crédito (ej. cheque, pagaré, letra de
cambio, etc), el certificado de saldo deudor de cuenta corriente bancaria (art. 793, Código de Comercio), los
créditos por tributos, el certificado de deudas por expensas comunes de consorcios, etc.
Finalmente, existen títulos no auténticos, donde tampoco existe declaración previa, pero que la ley no les
ha permitido despachar la vía ejecutiva, sin que previamente sean completados dichos títulos por un
procedimiento previsto por la ley. En estos casos, previo al juicio ejecutivo propiamente dicho, debe
utilizarse el procedimiento de la preparación de la vía ejecutiva (art. 519 y sgtes., CPC), tema que
analizaremos a continuación.

2. Preparación de la vía ejecutiva


La preparación de la vía ejecutiva, conocida en la jerga tribunalicia con su sigla (PVE) es el procedimiento
que debe utilizarse frente a la existencia de títulos no auténticos o que no despachan directamente la vía
ejecutiva, a los fines de “completar” dicho título, y que de tal modo pueda ejecutarse por vía del juicio
ejecutivo.
El CPC regula tres casos en los cuales se utiliza este procedimiento: documento privado (art. 519, inc. 1,
CPC) que requieren previamente reconocimiento para constituir título ejecutivo (art. 518, inc. 1, CPC), casos
de alquileres o arrendamientos (arts. 519, inc. 2, y 518, inc. 2, CPC, y 1578, Código Civil) y obligaciones con
plazo incierto (art. 519, inc. 3, CPC), a los que les falta la nota de exigibilidad propia del título ejecutivo.

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En el primer caso tiene como finalidad el reconocimiento por el deudor de la firma inserta en el
documento privado (art. 519, inc. 1, CPC), debiendo para ello citarse al supuesto deudor para dicho
reconocimiento (art. 523, primer párrafo, 1ª parte, CPC). Queda, de esta forma, preparada la vía ejecutiva si
el presunto deudor no comparece, comparece y no realiza manifestación alguna (art. 523, primer párrafo,
2ª parte, CPC), o comparece y reconoce la firma, aunque niegue el contenido (art. 521, CPC). En cambio, si
la niega, no podrá utilizarse la vía ejecutiva, debiendo en tal caso iniciarse el juicio declarativo que
corresponda, sin perjuicio de la aplicación de sanciones si luego en el juicio declarativo se demuestra que la
firma inserta sí pertenecía al deudor (arts. 523, última parte, y 83, CPC).
En la segunda situación la finalidad perseguida es el reconocimiento de la calidad de locatario o
arrendatario, y en caso afirmativo, exhibición del último recibo de pago (art. 519, inc. 2, CPC), debiendo
también en este caso citarse al supuesto locatario o arrendatario para dicho reconocimiento (art. 523,
primer párrafo, 1ª parte, CPC), quedando preparada la vía ejecutiva si el presunto locatario o arrendatario
no comparece o no realiza manifestación alguna (art. 523, primer párrafo, 2ª parte, CPC), o comparece y
reconoce su calidad de locatario o arrendatario y no exhibe el recibo correspondiente (art. 522, CPC),
exigiéndose solamente el último recibo de pago, pues la existencia de tal pago hace presumir los anteriores
(art. 746, Código Civil).
Finalmente, se prevé el caso de obligaciones de plazo incierto, a fin que el Tribunal fije el plazo en que
debe realizarse el pago de la obligación (arts. 519, inc. 2, CPC, y 509, tercer párrafo, Código Civil). Para ello,
el Tribunal fijará una audiencia a la que deberán comparecer el actor y el presunto deudor, bajo
apercibimientos que si no comparece el primero se lo tiene por desistido, y si no lo hace el presunto
deudor, de fijar el plazo sin más trámite (art. 520, 1ª parte, CPC). En esa audiencia, escuchadas las partes, el
juez fijará prudencialmente el plazo en que será exigible la obligación (arts. 520, CPC, y 618, 620 y 751,
Código Civil). De tal modo, si al vencimiento de tal plazo, el deudor no abona la obligación, el título
contendrá todos los recaudos legales, incluida la exigibilidad.

3. Trámite
Como ya hemos expresado, para poder iniciar el juicio ejecutivo debe acompañarse un título ejecutivo de
los enumerados en el art. 518, CPC, y en caso de resultar necesario, haber realizado la preparación de la vía
ejecutiva correspondiente. La demanda de juicio ejecutivo debe cumplimentar todos los requisitos que ya
conocemos del art. 175, CPC.

Planteada la demanda, y acompañado el título ejecutivo, el Tribunal admite la misma, y ordena lo siguiente
(art. 526, CPC):
En primer lugar, la citación de comparendo del demandado, bajo apercibimiento de rebeldía. Para dicha
citación no se establece plazo, porque se rige por las reglas generales que ya hemos analizado en el módulo
En segundo término, la citación de remate del demandado para oponer excepciones. La “citación de
remate” es la denominación de esta citación para ejercer el derecho de defensa, mediante la oposición de
excepciones.
Finalmente, en el mismo acto se ordenará el embargo de los bienes del demandado por el valor
reclamado, más lo que se estime como intereses y costas provisorias del juicio. Este embargo es el
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llamado “embargo ejecutivo”, propio del juicio ejecutivo, donde no hay actividad declarativa, sino
solamente ejecución.
El trámite posterior del juicio ejecutivo depende de la actividad que el demandado realice: puede suceder
que el demandado no comparezca o comparezca y no oponga excepciones. En tal caso directamente se
dicta sentencia (art. 546, CPC), y la resolución no será apelable por el demandado (art. 558, 1ª parte, CPC).
En caso que el demandado comparezca y oponga excepciones, debe hacerlo por alguna de las excepciones
previstas en el art. 547, CPC, que contienen una amplia gama de defensa, algunas procesales
(incompetencia, falta de personería, litispendencia, cosa juzgada), otras sustanciales (prescripción, pago, y
en general todos los modos extintivos de las obligaciones), y dos específicas y típicas del juicio ejecutivo:
inhabilidad de título y falsedad de título.
Conforme establece el art. 549, CPC, la inhabilidad de título supone que el título no contiene los requisitos
para ser considerado título ejecutivo (ej. el certificado de saldo deudor de cuenta corriente bancaria no
está firmada por contador y gerente como exige la norma), y la falsedad de título tiene como fundamento
que la firma inserta no pertenece al demandado (es falsa la firma) o que es falso el contenido del
documento (la firma es válida, pero se encuentra adulterado el contenido).
Una vez opuestas las excepciones, se corre traslado al actor por seis días para que las conteste y ofrezca
prueba (art. 551, CPC).

4. Sentencia
La sentencia del juicio ejecutivo se denomina técnicamente sentencia de remate, y en ella el juez resuelve
las excepciones, y en caso de rechazarlas analiza la procedencia o no de la demanda, y en caso de
considerar procedente la misma, manda llevar adelante la ejecución en contra del demandado (art. 556,
CPC).

5. Recursos
Respecto de la posibilidad de interponer recursos en el juicio ejecutivo, debemos distinguir: la sentencia de
remate es apelable por el demandado si previamente opuso excepciones (art. 558, 1ª parte, CPC),

6. Juicio declarativo posterior


Como la sentencia de remate no hace cosa juzgada material, sino formal (tema que ya analizamos en el
módulo 5), existe la posibilidad de que tal resolución sea modificada en un proceso declarativo posterior
que pueden iniciarlo ambas partes, de acuerdo al resultado del juicio (art. 557, CPC).
Para ello, desde el momento mismo en que se decrete el embargo sobre los bienes del demandado, el
demandado puede iniciar dicho juicio declarativo, solicitando la devolución de lo que se le obligue a pagar
en el juicio ejecutivo.

7. Cumplimiento de la sentencia de remate. Fianza. Liquidación


Una vez firme la sentencia de remate, o aún pendiente recurso de apelación (que no tiene efecto
suspensivo), la etapa siguiente se denomina cumplimiento de la sentencia de remate, que tiene por
finalidad la liquidación o determinación de la deuda, y directamente la ejecución forzosa de los bienes del
deudor.
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Establece el CPC que para iniciar esta etapa, existen dos opciones: se la realiza pasados treinta días desde
que la sentencia de remate quede firme (art. 563, CPC), o se presta fianza o otra garantía (art. 561, CPC),
salvo si el demandado estuviera rebelde, en cuyo caso se omitirá (art. 564, CPC).

El siguiente paso de este trámite es la formulación de liquidación de capital, intereses y costas del
juicio (art. 564, primer párrafo, CPC).

8. Pago según naturaleza de bienes embargados


Finalmente, determinada la deuda por la aprobación de la liquidación de capital, intereses y costas, el
trámite posterior de ejecución forzada dependerá del bien que haya sido embargado:
Si lo embargado fue dinero, como se encuentra depositado en una cuenta judicial, el juez librará una
“orden de pago” (similar a un cheque, pero librado por el juez sobre una cuenta judicial), a fin que el
acreedor pueda percibirlo (art. 564, último párrafo, CPC).

Si lo embargado fuera un crédito dinerario, se le entregará al ejecutante los documentos necesarios para
gestionar el cobro de esa deuda, y percibir de allí su crédito (art. 565, CPC).
Si lo embargado fueran valores bursátiles, se encomendará a un agente de bolsa su venta, percibiendo el
crédito de dicho producido (566, CPC).
Finalmente, si lo embargado fueran bienes en general, se procederá a su venta en remate público (art. 567,
CPC), tarea en la cual aparece la figura del martillero.

Ejecuciones especiales
Expresamos más arriba que, a más del juicio declarativo general (juicio ejecutivo propiamente dicho),
existían ejecuciones especiales, reguladas en diferentes normativas, para casos especiales o particulares
(art. 414, CPC), siendo analizadas en forma sumaria algunas de estas ejecuciones especiales: ejecución de
sentencia, ejecución hipotecaria, ejecución prendaria y el caso particular de la ejecución prendaria
extrajudicial.

1. Ejecución de sentencia
Se trata de un juicio ejecutivo especial, que supone la existencia de una declaración anterior, o sea lo que
previamente hemos definido como título ejecutivo auténtico.
Este trámite es aplicable tanto a la ejecución de sentencias declarativa, como a la ejecución de multas (801,
inc. 1, CPC), costas (801, inc. 2, CPC) y honorarios (801, inc. 3, CPC; art. 121, Ley 9459).
El título ejecutivo en el caso concreto es la resolución firme y ejecutoriada (art. 802, CPC): firme significa
que la resolución debe haber pasado en autoridad de cosa juzgada, y ejecutoriada implica que se haya
vencido el plazo para su cumplimiento (ej. el Tribunal condenó al demandado a abonar en diez días al actor,
deberá esperarse que quede firme, y que luego venza el plazo para el cumplimiento).
Cumplido el recaudo expresado, se cita al ejecutado para oponer excepciones en el plazo de tres días (art.
808, CPC), las que se encuentra limitadas (art. 809, CPC), y nuevamente -como respecto del juicio ejecutivo
general- el trámite posterior depende de la actitud que asuma el ejecutado: si el ejecutado no opone
excepciones, se continúan con la ejecución sin recurso alguno (art. 810, primer párrafo, CPC). En cambio, si
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el ejecutado opone excepciones, de las mismas se corre traslado al ejecutante por tres días para que las
conteste. El Tribunal dictará resolución (art. 810, CPC), siendo las costas a cargo de la parte ejecutada como
regla (art. 824, CPC), y teniendo el recurso de apelación efectos similares a los analizados respecto del juicio
ejecutivo general (art. 823, CPC).
Firme la resolución que ordena continuar adelante la ejecución, el trámite posterior se rige por las reglas
analizadas del cumplimiento de la sentencia de remate para el juicio ejecutivo general (art. 811, CPC),
remitiéndonos por tanto a lo allí estudiado.

2. Ejecución hipotecaria
Otro tipo de ejecución especial es la ejecución hipotecaria, donde no sólo existe un título ejecutivo, sino
que le mismo está garantizado por una hipoteca, lo que significa que una vez que se ordene llevar adelante
la ejecución, la realización o ejecución forzada será sobre el bien inmueble hipotecado.
Sus caracteres particulares se encuentran regulados en un solo artículo del CPC (art. 528, CPC), pues en
todo lo demás se aplican las reglas del juicio ejecutivo general:
La citación de remate (art. 526, CPC) debe incluir la intimación de pago de capital más intereses en plazo de
tres días (art. 528, inc. 1, 1ª parte, CPC).
Se requerirá al ejecutado que denuncie nombre y domicilio de terceros poseedores del inmueble
hipotecado en caso de existir (art. 528, inc. 1, 2ª parte, CPC).
Se ordenará al Registro General informe nombre y domicilio de terceros poseedores y otros acreedores
hipotecarios (art. 528, inc. 1, 1ª parte, CPC).
También se procederá a la anotación preventiva de la existencia de la ejecución hipotecaria (art. 528, inc.
2, 2ª parte, CPC), librándose la orden respectiva al Registro General.
Si resultare la existencia de terceros poseedores, se los citará de comparendo y de remate, a fin
que paguen la deuda, abandonen el inmueble u opongan excepciones (art. 528, inc. 3, CPC), salvo que se
trata de tercero poseedores posteriores a la anotación preventiva, a quienes no se los citará de
comparendo y remate, pero podrán tomar intervenciónen cualquier momento de la causa a fin que
ejerzan los derechos que consideren, pero sin retrotraerse la causa (art. 528, inc. 4, CPC)
3. Ejecución prendaria
Otro de los casos de ejecución especial es la ejecución prendaria, donde la obligación se encuentra
garantizada por prenda sobre un bien mueble.
Se encuentra regulada por el Decreto-Ley Nº 15.348/46, ratificado por Ley Nº 12.962 y sus modificatorias
(texto ordenado mediante Decreto Nº 897/95), que lo regula como un procedimiento sumarísimo, verbal y
actuado (art. 26), constituyendo título ejecutivo a los fines de esta ejecución especial el certificado de
prenda (art. 26).
Así, iniciada la demanda, para lo cual debe acompañarse el certificado prendario, se despacha
mandamiento de ejecución y embargo. Para ello, se notifica el embargo al encargado del registro donde
está inscripta la prenda, y se cita de remate al demandado para que en tres días perentorios (fatales)
oponga excepciones (art. 29)

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4. Ejecución prendaria extrajudicial
Se trata de un caso particular o específico de ejecución prendaria, regulado en el art. 39 del Decreto-Ley Nº
15.348/46, también denominado o conocido como ejecución prendaria privada o secuestro prendario.
Conforme esta norma, determinados acreedores (el Estado, sus reparticiones autárquicas, un banco, una
entidad financiera autorizada por el Banco Central de la República Argentina o una entidad bancaria o
financiera de carácter internacional), ante la presentación del certificado prendario, el Juez ordena
el secuestro de los bienes y su entrega al acreedor prendario, y éste procede al remate privado o
extrajudicial del mismo, sin que el ejecutado pueda plantear recurso alguno ni suspender los trámites
respectivos.

MODULO 9

Medidas cautelares
Medidas cautelares en general. Concepto. Caracteres. Requisitos o presupuestos. Medidas cautelares en
particular. Embargo. Secuestro. Intervención judicial. Inhibición general de bienes. Anotación de litis.
Prohibición de innovar. Otras cautelares innominadas.
Medidas cautelares en general
1. Concepto
Entendemos por medidas cautelares los instrumentos, medidas o institutos procesales tendientes
a proteger o resguardar (en sentido amplio) el derecho de una de las partes en el proceso. Dichas medidas
tienden a impedir que el derecho, cuya actuación se pretende, pierda virtualidad o eficacia durante el
tiempo que transcurre entre la demanda y la sentencia.
2. Caracteres
Las medidas cautelares son accesorias o instrumentales, que significa que no tienen un fin en sí mismas,
sino que son accesorias, instrumentos o elementos de un proceso: si no hay proceso, no hay medida
cautelar-
Son provisionales o interinas, o sea que mantienen su vigencia mientras subsistan las circunstancias que
las engendraron, como se desprende del art. 462, CPC.
En el mismo sentido, son mutables o flexibles, lo que implica que puede disponerse un aseguramiento
distinto al solicitado u obtenido, o limitarlo, ampliarlo, sustituirlo, etc, conforme surge del art. 463, CPC.
Las medidas cautelares son de ejecutabilidad inmediata, lo que significa que los recursos que se
interpongan contra ellas son con efecto no suspensivo (art. 458, segundo párrafo, CPC), es decir, que aún
pendiente un recurso contra la medida cautelar, la misma se mantiene vigente.

3. Requisitos o presupuestos
Existen requisitos o presupuestos generales que deben cumplirse para que pueda ordenarse una medida
cautelar.
En primer lugar, debe existir verosimilitud del derecho (fumus bonis iuris), que significa que para la
procedencia de una medida cautelar no se requiere certeza respecto de la existencia del derecho que se
intenta proteger, sino que exista al menos apariencia o posibilidad de que el derecho exista. La certeza se
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logrará recién con el dictado de la sentencia, y justamente con la medida cautelar se pretende proteger ese
derecho durante el tiempo anterior al dictado de dicha sentencia.
El segundo presupuesto es el peligro en la demora (periculum in mora), entendido como el temor fundado
de que, de no dictarse la medida cautelar, pueda tornarse ilusorio el eventual cumplimiento de la
sentencia.
Finalmente, el último de los requisitos es la contracautela, que como la denominación indica es una
“cautela”, caución o garantía que el solicitante de la medida cautelar o un tercero otorga a fin de cubrir las
eventuales costas y daños y perjuicios que se ocasionen al cautelado, en caso que el derecho asegurado no
exista (art. 459, CPC
Medidas cautelares en particular
1. Embargo
Entendemos por embargo la medida cautelar que afectando un bien o bienes determinados de un presunto
deudor, para asegurar la eventual ejecución forzada, individualiza aquéllos y limita las facultades de
disposición y de goce de éste (PODETTI, 1956, p. 169).
El embargo no genera desapoderamiento del bien, sino simple limitación.

Existen tres tipo de embargos claramente diferenciados: el embargo preventivo, medida cautelar regulada
en los arts. 456, 466 y sgtes., CPC; el embargo ejecutivo, que es aquél que se ordena en los juicios
ejecutivos (art. 526 y conc., CPC),; y el embargo ejecutorio, propio de la ejecución de la sentencia de
remate, como trámite previo a la subasta de los bienes.
El embargo preventivo (medida cautelar) puede ordenarse antes de la demanda o durante el trámite de los
juicios declarativos (si fueran juicios ejecutivos, el embargo sería ejecutivo), conforme lo autorizan los arts.
456, 1ª parte parte, a contrario sensu, y 466, 1ª parte, CPC, pero si el embargo preventivo se ordena antes
de la demanda, deberá iniciarse la demanda en el plazo de diez días de trabada la medida, bajo pena de
caducidad, la que no opera de pleno derecho, sino que debe ser peticionada por el afectado de la medida
(art. 465, CPC).

2. Secuestro
Entendemos por secuestro como medida cautelar a aquélla en cuya virtud de desapodera a una persona de
un bien sobre el cual se litiga o se ha de litigar, o de un documento necesario para deducir una pretensión
procesal (PALACIO, 1998, p. 777).
La nota que caracteriza al secuestro es el desapoderamiento físico de la cosa mediante oficio judicial, y ello
lo diferencia del embargo, en el cual no existe desapoderamiento.

3. Intervención judicial
La intervención judicial es la medida cautelar en cuya virtud una persona designada por el juez, en calidad
de auxiliar externo de éste, interfiere en la actividad económica de una persona física o jurídica, sea para
asegurar la ejecución forzada o para impedir que se produzcan alteraciones en el estado de los bienes
(PALACIO, p. 781/782).

51
Respecto del interventor recaudador, que desarrolla la intervención recaudadora (más conocida como
“intervención de caja”) el CPC prevé, a más de los generales de todas las medidas cautelares, requisitos
propios o específicos de esta medida cautelar, cómo debe dictarse, límites, y forma de realizar la
intervención (art. 476, CPC).
En cuanto al interventor informante, también el CPC establece la designación, que tiene diferencias con la
designación de interventor recaudador, como asimismo la función específica de este interventor (art. 477,
CPC).

4. Inhibición general de bienes


La inhibición general de bienes es la medida cautelar que impide genéricamente gravar o enajenar bienes
registrables (DE LAZZARI, 1995, p. 511).

5. Anotación de litis
La anotación de litis es la medida cautelar que tiene por finalidad dar publicidad de los procesos referentes
a bienes registrables, de modo que los terceros que contraten sobre dicho bien no puedan invocar a su
favor la buena fe.
Como se trata de la inscripción (anotación) de la existencia de un juicio (litis), el pleito debe existir, debe
estar iniciado, y por ello no puede trabarse antes de la demanda (art. 482, CPC).

6. Prohibición de innovar
Se trata de una medida conservativa, que tiene por finalidad mantener el status quo, pero no respecto de
los bienes de una persona (como lo era la inhibición general de bienes), sino respecto de la situación de
hecho o de derecho que justamente es objeto del pleito.
Si bien puede ser utilizada en cualquier tipo de proceso judicial, resulta la medida cautelar típica del
proceso de amparo.
Intentemos con un ejemplo graficar la situación: imaginemos que por una situación de emergencia, el
Estado Nacional, una Provincia o un Municipio dicta una normativa por la cual reduce los sueldos de los
empleados públicos, y frente a ello tales empleados plantean acción de amparo, y solicitan como medida
cautelar la prohibición de innovar, de modo que durante la sustanciación del juicio (donde se va a discutir si
deben o no reducirse los sueldos) se omita los descuentos.
Esta medida cautelar tiene un requisito propio, a más de los generales que hemos ya analizado, cual es que
el mismo objetivo no pueda lograrse mediante la utilización de otra medida cautelar (art. 483, inc. 3, CPC).

7. Otras cautelares innominadas


Así, diremos que las medidas cautelares genéricas, innominadas o no enumeradas, son las que permiten el
ejercicio cautelar fuera de los casos específicamente tipificados por el legislador como manera de producir
una adecuada protección provisional de bienes y derechos con el objeto de asegurar el cumplimiento
efectivo de la sentencia (RIVAS, 2007, p. 399).

MODULO 10

52
Subasta. Introducción. Martillero

Subasta o remate. Concepto. Clasificación. Régimen jurídico. Martillero. Concepto. Régimen jurídico.
Designación. Aceptación. Funciones. Comisión. Remoción. Suspensión de la ejecución.
Subasta o remate
Concepto. Clasificación. Régimen jurídico en cada caso

Enseñaba PODETTI que remate es el fin de una cosa, y por eso se designa así a la última postura en la venta
en almoneda o pública subasta, y subasta, que viene de sub-hasta, es la venta pública de bienes al mejor
postor, hecha por mandato judicial (PODETTI, 1952, p. 337).
Pero debemos distinguir diferentes tipos de subastas o remates, de acuerdo al ámbito jurídico en el cual se
realizan.
La cual existen tres clases de subasta o remates: judiciales, ordenados por jueces y tribunales (art. 17, inc.
a, Ley 7191); oficiales, ordenados por el Estado Nacional, Provincial o Municipalidades cuando actúen como
personas de derecho privado, así como las entidades autárquicas, autónomas o mixtas dependientes de los
anteriormente nombrados (art. 17, inc. b, Ley 7191); y particulares, ordenadas por personas de existencia
visible o jurídicas (art. 17, inc. c, Ley 7191).

Si bien la actuación del martillero se da en todas las subastas o remates referidos, la que nos interesa en
nuestra materia es la subasta judicial, puesto que las demás no pertenecen o no se rigen por normas
procesales ni se dan en un proceso judicial.
Así, diremos que subasta judicial es el acto procesal mediante el cual se enajenan, por un auxiliar del juez
que actúa en representación de éste, el bien o bienes embargados, con el objeto de satisfacer, con su
producido, el importe del crédito que dio origen a la ejecución (PALACIO, 1998, p. 735).

Martillero
1. Concepto
El martillero o rematador es la persona que interviene en las subastas, transmitiendo la propuesta de
venta, recibiendo las ofertas de precio y aceptando la más conveniente (ZAVALA RODRIGUEZ, Carlos Juan,
“Código de comercio y leyes complementarias, comentados y concordados”, t. I, Buenos Aires, Depalma,
1971, p. 153; VENICA, 1998, p. 25).
El carácter de su intervención dependerá si se trata de una subasta judicial, donde actúa como auxiliar del
juez (art. 42, inc. f, Ley 7191) u oficial o privada, donde actúa como mandatario o comisionista del
vendedor, atento el carácter de auxiliar de comercio que tiene en tal caso el martillero (arts. 87, inc. 2,
Código de Comercio), y el carácter de acto comercial que posee tal remate (art. 8, inc. 3, Código de
Comercio).
Respecto de la subasta judicial, la misma necesariamente debe ser llevada a cabo por martillero, conforme
se desprende del art. 568, CPC.

2. Régimen jurídico
Todo lo relativo a la función de martillero se encuentra regulado en la Ley de Martillero Nacional (Ley
20.266), siendo la segunda de aplicación supletoria y siempre que no se oponga a las leyes procesales
53
pertinentes art. 27, Ley 20.266.

3. Designación
Ya hemos expresado que para ser designado martillero, el mismo debe estar inscripto en la lista anual del
TSJ (art. 40, Ley 7191). En realidad se trata de tres listas diferentes: la primera, paradesignaciones en
general, para lo cual se exige que se trate de personas de existencia visible y acreditar buena conducta (art.
42, incs. a y b, Ley 7191); la segunda, para designaciones por sorteo, para lo cual se exige además dos años
de antigüedad (art. 42, inc. c, 1ª parte, Ley 7191); y la tercera, para designaciones en procesos
concursales (concursos y quiebras), para lo cual se exige una antigüedad de seis años y doce aceptaciones
de cargo durante el años año anterior para la 1ª circunscripción, o seis aceptaciones de cargo para la
restantes circunscripciones (art. 42, inc. c, 2ª parte, Ley 7191); debiendo también el martillero manifestar la
circunscripción o circunscripciones en que pretende ser sorteado y acreditar las aceptaciones arriba
referidas en cada una de ellas (art. 42, inc. d, Ley 7191).

En materia de designación de martillero, la regla general es su designación por el ejecutante (art. 568, 1ª
parte, CPC), la que no es obligatoria para el martillero, quien puede declinar la aceptación del cargo sin
justificación alguna, dentro de los tres días de notificado de su designación (art. 43, última parte, Ley 7191).
Como excepción, se establecen casos donde la designación no puede realizarse por propuesta del
ejecutante, sino que debe realizarse por sorteo, tratándose de tres casos: 1) Concursos y quiebras (art. 44,
inc. 1, Ley 7191); 2) Ejecuciones fiscales y subastas en juicios en que el Estado Provincial, municipalidades,
entes autárquicos, autónomos o municipalidades, entes autárquicos, autónomos o mixtos, actúen como
parte actora o demandada (art. 44, inc. 2, Ley 7191); 3) Exhortos u oficios de otras Provincias (art. 44, inc.
3, Ley 7191); siendo en estos casosobligatoria la aceptación, no pudiéndose rehusar la misma, salvo la
existencia de justa causa (art. 43, 1ª parte, CPC).

4. Aceptación
El martillero designado debe ser notificado (arts. 43, Ley 7191, y 142, CPC), notificación que debe realizarse
a domicilio (art. 145, inc. 14, CPC), y deberá aceptar el cargo dentro de los tres díasde dicha notificación
(art. 43, Ley 7191).
Aceptado el cargo por el martillero, no podrá renunciarlo, aunque sí delegarlo con causa justificada (art.
48, Ley 7191.
5. Funciones
Los martilleros tienen las siguientes funciones: efectuar ventas en remate público, y practicar tasaciones o
avalúos y/o peritajes (recordemos lo estudiado oportunamente respecto de la prueba pericial en el módulo
5), por orden judicial, oficial o particular, y las demás propias de su actividad que no estén expresamente
prohibidas por el Código de Comercio o por leyes especiales (art. 10, inc. a, Ley 7191; art. 8, inc. a, Ley
20.266), como asimismo otras de mandatario o gestor de negocios, donde la onerosidad se presume (art.
10, inc. c, Ley 7191), y otras relativas a transacción de inmueble, ganado en pie y otros, para lo cual deben
encontrarse inscriptos en los registros respectivos (art. 10, inc. d, Ley 7191).

54
6. Comisión
El martillero tiene derecho al cobro de los honorarios que correspondan (art. 14, incs. a, d y j, y 81, Ley
7191; y art. 11, inc. a, 1ª parte, Ley 20.266), los que son de su exclusiva propiedad (art. 16, inc. h, Ley
7191), y no pueden ser reducidos (art. 15, inc. d), ni participados a personas no matriculadas (art. 15, inc.
a, Ley 7191).

El art. 83, Ley 7191, establece los honorarios o comisión por subastas de la siguiente manera: de bienes muebles en general,

incluidos automotores, el diez por ciento (10%) a cargo del comprador (art. 83, inc. a, Ley 7191); de inmuebles en general

(departamentos, oficinas, locales, cocheras, incluidos los situados en propiedad horizontal), el tres por ciento (3%) a cargo de cada

parte: comprador y vendedor o ejecutado (art. 83, inc. b, Ley 7191); fraccionamiento de tierras, loteos y terrenos urbanos, el cinco

por ciento (5%) a cargo de cada parte: comprador y vendedor o ejecutado (art. 83, inc. c, Ley 7191); valores mobiliarios, títulos,

créditos, derechos y acciones, fondos de comercio, el cinco por ciento (5%) a cargo de cada parte: comprador y vendedor o

ejecutado (art. 83, inc. d, Ley 7191); apuestas en la actividad hípica, el cinco por ciento (5%) a cargo del apostador (art. 83, inc. e,

Ley 7191); ganado y otros animales, en general, en remate público o judicial, el tres por ciento (3%) a cargo de cada parte:

comprador y vendedor o ejecutado, y en exposición, el cuatro por ciento (4%) a cargo de cada parte(art. 83, inc. f, Ley 7191);

concesiones y explotaciones en general; el cinco por ciento (5%) a cargo de cada parte (art. 83, inc. g, Ley 7191); y en las

operaciones de compra directa de inmuebles destinados a única vivienda propia, salvo las de primera categoría de acuerdo a la

categorización catastral, la comisión u honorarios se reduce un cincuenta por ciento (50%) (art. 83, inc. h, Ley 7191).
7. Remoción.
El martillero designado en juicio puede ser removido, cuando siendo designado a propuesta del
ejecutante, no acepta el cargo en el plazo de cinco días (art. 44, 1ª parte, Ley 7191); o a pedido de parte,
y previo emplazamiento a su cumplimiento, cuando habiendo aceptado el cargo, no instare los trámites de
subasta en el plazo de cinco días, comunicándose dicha circunstancia con Colegio Profesional respectivo
(art. 49, Ley 7191), en cuyo caso será excluido de la lista anual, como asimismo cuando el Tribunal de
disciplina disponga la exclusión temporaria o anual del martillero (arts. 38 y 41, Ley 7191); o cuando la
subasta fuera suspendida o anulada por causa imputable al martillero (art. 65, Ley 7191).

8. Suspensión de la ejecución
Puede suceder que durante el trámite de la ejecución el ejecutado consigne el monto de la
liquidación existente en el juicio (recordemos que previo a la designación de martillero debía realizarse y
aprobarse liquidación de capital, intereses y costas; art. 564, CPC) más los gastos que se hubieren
originado y la comisión del martillero.
La suspensión de la ejecución debe ser ordenada por el Tribunal (art. 582, CPC; art. 17, inc. d, Ley 7191), y
no por el martillero.

Respecto de los gastos, el martillero tiene derecho a que se le abone la totalidad de los gastos (arts. 53, 54,
84, 14, inc. b, y 15, inc. e, a contrario sensu, Ley 7191), con más la comisión fictacorrespondiente, lo que se
entiende como los honorarios o comisión que tiene derecho a percibir el martillero cuando habiendo
comenzado los trámites previos a la subasta, la misma no se realiza, sin culpa de su parte. Esta comisión
ficta dependerá del momento en que se encuentre la ejecución o el trámite de subasta: si ya se comenzó la
publicación de edictos, será del setenta por ciento (70%) del arancel (art. 53, inc. a, Ley 7191), y en caso
55
contrario, cuando aún no se había comenzado con la publicación de edictos, será del cincuenta por ciento
(50%) del arancel(art. 53, inc. b, Ley 7191), en ambos casos, como no existe precio obtenido, justamente
porque no hubo subasta, tomando como base económica el monto total de la planilla actualizada del juicio
(art. 56, Ley 7191).

MODULO 11

Subasta. Procedimiento
Actos preparatorios del remate. Bienes inmuebles. Bienes muebles. Derechos personales o posesorios
sobre inmuebles. Decreto de subasta. Contenido. Lugar, día y hora. Publicidad. Bases y posturas mínimas.
Forma de pago y comisión. Notificaciones. Presupuesto de gastos de publicidad y planillas de gastos.
Eximición de consignar.
Actos preparatorios del remate
Ya hemos analizado en el módulo anterior que aceptado el cargo por el martillero, tiene cinco días para
instar el trámite de subasta. Si éste no lo hace, previo emplazamiento y pedido de parte, puede ser
removido del cargo (art. 49, Ley 7191).
Ahora bien, ¿cuáles son estos trámites que debe instar el martillero? La respuesta dependerá del tipo de
bien embargado.
1. Bienes inmuebles
En el caso de bienes inmuebles, deben cumplimentarse varios requisitos:

a) Informes de deuda por impuestos, tasas y contribuciones a la Provincia y, en su caso, a la municipalidad


y entes prestatarios de servicios públicos inmobiliarios (art. 569, inc. 1, CPC).

b) Informe de deuda por expensas comunes, si se tratare de unidades de propiedad horizontal o


comunidades con régimen legal similar (art. 569, inc. 2, CPC). Informe que también puede ser requerido
directamente por el Martillero (arts. 50, 2ª parte, y 14, inc. h, ley 7191), a la administración
correspondiente.

c) Informe sobre condiciones registrales del dominio y gravámenes que lo afecten y condición
catastral (art. 569, inc. 3, CPC). Informe y anotación registral que también realiza directamente el Martillero
(arts. 50, 2ª parte, y 14, inc. h, Ley 7191), en el Registro de la Propiedad por medio del formulario “H”. Con
este formulario también se realiza la anotación preventiva de subasta que debe solicitar el martillero (art.
50, 1ª parte, Ley 7191).

d) Informe sobre base imponible para el pago del impuesto inmobiliario provincial (art. 569, inc. 4, CPC).
Informe que también puede ser requerido directamente por el Martillero.

e) Determinación del estado de ocupación del inmueble (art. 569, inc. 5, CPC), que no puede ser ordenado
directamente por el Martillero, en cuanto puede requerir allanamiento y uso de la fuerza pública. Por ello,
debe realizarse mediante constatación, acto que debe ser ordenado por el juez y llevado a cabo por el
mismo juez o por Oficial de Justicia o Juez de Paz.

2. Bienes muebles
Para la subasta de bienes muebles deben cumplirse también diferentes requisitos:

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a) Intimación al ejecutado para que en el plazo de tres días manifieste: si los bienes están prendados,
manifestando nombre y domicilio del acreedor, y monto del crédito; o si los bienes están embargados,
manifestando en tal caso Tribunal, Secretaría y carátula del expediente donde se trabó el embargo (art.
570, inc. 1, CPC)

b) Informe al registro correspondiente, en caso de tratarse de bienes muebles registrables, acerca de las
condiciones de dominio y gravámenes del mismo (art. 570, inc. 2, CPC), informe que puede ser requerido
directamente por el Martillero (arts. 50, 1ª parte, y 14, inc h, Ley 7191).

c) Secuestro de los bienes, poniendo los mismos a disposición del martillero (art. 570, inc. 3, CPC), acto que
es obligación del Martillero (art. 50, 1ª parte, Ley 7191), pero que no puede realizar por sí mismo, en tanto
puede requerir allanamiento y uso de la fuerza pública, por lo que debe ser ordenado por el juez y llevado
a cabo por el mismo juez o porOficial de Justicia o Juez de Paz.

3. Derechos personales o posesorios sobre inmuebles


En tal caso, si los inmuebles se encuentran individualizados registral o catastralmente, deberán
cumplimentarse los mismos recaudos que analizamos para los bienes inmuebles (art. 569, penúltimo
párrafo, CPC), y en caso contrario, que no se encuentren individualizados registral o catastralmente, se
rematarán de la forma prevista para las cosas muebles sin secuestro previo-
Decreto de subasta
Una vez cumplimentados los requisitos antes analizados, debe ordenarse la venta en remate público (art.
571, primer párrafo, CPC), lo que puede hacerse a pedido del interesado (ejecutante), o también por el
Martillero (art. 51, Ley 7191). Para ello se dictará el correspondiente decreto de subasta, que tiene el
contenido que analizaremos a continuación.

1. Lugar, día y hora


En primer término, el decreto de subasta determinará el lugar, día y hora en que se realizará la subasta o
remate (art. 571, inc. 1, CPC).
En principio, el lugar donde debe llevarse a cabo la subasta en la sede del Tribunal (art. 573, a contrario
sensu, CPC), en día y hora hábil (lunes a viernes, salvo feriados o días declarados inhábiles, y en el horario
de 7 a 20 hs.; art. 43, CPC;
2. Publicidad
El segundo lugar, el decreto de subasta contendrá la publicidad a realizarse de la subasta (art. 571, inc. 2,
CPC).
Como regla general, la publicidad de la subasta debe realizarse por edictos. Estos se publicarán de dos a
cinco veces, según la importancia de los bienes, en el plazo fijado por el Tribunal, dentro de los veinte días
anteriores a la fecha fijada, debiendo realizarse la última publicación el día de la subasta.
Los edictos contendrán los siguientes requisitos (art. 575, CPC):

1. Tribunal y secretaría donde tramita el juicio.


2. Carátula del expediente.
3. Nombre, matrícula y domicilio del martillero.
4. Lugar, día y hora en que se hará la subasta.
5. Ubicación y descripción sucinta de los bienes y, en su caso, su inscripción registral.
6. Base mínima de las posturas y monto mínimo de los incrementos.

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7. Condiciones de pago del precio de compra.
8. Lugar y horario de exhibición de los bienes.
9. Estado de ocupación de los bienes.

Decíamos que la regla general es la publicación de edictos, sin embargo, existen situaciones donde los
edictos pueden ser reemplazados o complementados por otro tipo de de publicidad. A continuación lo
analizaremos:

Para los bienes de escaso valor, donde el costo de los edictos puede hacer improductiva la subasta, se
regula que el TSJ puede establecer otros medios de publicidad que sustituyan o complementen a los
edictos (art. 577, 1ª parte, CPC).
Cuando los bienes a subastar estuviesen situados fuera de la sede del Tribunal, se reproducirá el edicto en
un lugar visible de la sede del Juzgado de Paz y Municipalidad más cercanos.
Finalmente, la ley permite la realización de otro tipo de publicidad suplementaria (ej. volantes), que
deberá ser autorizada por el Tribunal, fijando un costo máximo, cuando la importancia de los bienes lo
justifique en procura de un mejor resultado (art. 578, 1ª parte, CPC), previa vista al ejecutante (art. 52, Ley
7191). El costo excedente (si se gastó más de lo autorizado), o si la publicidad no fue autorizada, estará a
cargo de quien lo hubiera pedido o del martillero, si fuere realizada sin autorización (art. 578, 2ª parte,
CPC).

3. Bases y posturas mínimas


El tercer requisito establecido por la ley procesal para el decreto de subasta es establecer las bases para las
posturas e incrementos mínimos de ellas (art. 571, inc. 3, CPC). Para lo cual se debe distinguir si la subasta
es de bienes inmuebles, bienes muebles o derechos personales, o posesorios sobre inmuebles.
En el primer caso (bienes inmuebles) la base mínima con la cual saldrá el bien a subasta es la base
imponible para el pago del impuesto inmobiliario (art. 579, primer párrafo, CPC), conforme el informe
previamente solicitado para ello (art. 569, inc. 4, CPC).
En cambio, los bienes muebles saldrán a remate sin base (art. 578, cuarto párrafo, CPC).
Finalmente, si lo subastado fueran derechos personales o posesorios sobre inmuebles, el Tribunal puede
ordenarlo con o sin base, y si lo realiza con base se tendrá en consideración la base imponible para el pago
del impuesto inmobiliario (art. 569, inc. 4, CPC)
Sin perjuicio de lo expresado, el martillero puede solicitar al juez autorización para recibir posturas bajo
sobre cerrado (art. 66, primer párrafo, Ley 7191). Esto debe ser autorizado por el juez y debe consignarse
en el edicto y demás publicidad (art. 66, inc. a, Ley 7191), encontrándose expresamente prohibido al
Martillero sugerir el precio (art. 66, inc. c, última parte, Ley 7191).
El martillero entregará a los interesados en realizar una oferta, bajo sobre cerrado, una hoja impresa en la
que indicará la carátula del juicio. Allí el interesado consignará su nombre, documento, domicilio, número
identificatorio del bien, precio ofrecido y su firma, plegándola y cerrándola de modo que no puede leerse
por fuera (art. 66, inc. c, Ley 7191). Pueden entregarse los sobres con posturas hasta quince minutos antes
de la hora fijada para la realización de la subasta, salvo en los concursos y quiebras, donde deberá
realizarse la entrega hasta dos días antes (art. 66, inc. d, Ley 7191). Los sobres serán abiertos en presencia
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de todos los oferentes, una vez iniciada la subasta y leído el edicto. Se leerá el contenido de las posturas,
agregándose las mismas al expediente y se dejará constancia en el acta (art. 66, inc. e, Ley 7191). En tal
caso la postura mayor servirá de base si la misma supera la base fijada para la venta (art. 66, inc. f, Ley
7191)
4. Forma de pago y comisión
En tal sentido, se regula solamente dos medios de pago del precio: en efectivo o con cheque certificado,
(art. 580, primer párrafo, CPC). De esta forma, quedan excluidas otras formas de pago (ej. tarjetas de
crédito, cheque de pago diferido, cheque común no certificado, etc.).

Respecto de la forma de pago también debe distinguirse conforme los bienes rematados:
Si lo rematado fueran bienes muebles o semovientes no registrables, debe abonarse el precio de contado,
con más la comisión del martillero a cargo del comprador (art. 580, inc. 1, CPC).
En cambio, si la subasta fuera de bienes inmuebles, o bienes muebles y semovientes registrables, se
abonará el veinte por ciento (20%) del precio con más la comisión del martillero a cargo del comprador en
el caso de la subasta, y el saldo al aprobarse la misma (art. 580, inc. 2, CPC). Salvo que dichos bienes
fueran de escaso valor,

5. Notificaciones
Finalmente, el decreto de subasta determinará la notificación de la subasta a realizar al ejecutado y a los
acreedores hipotecarios o prendarios, según el caso, con una anticipación no menor a diez días de la fecha
de subasta (art. 571, penúltimo párrafo, CPC).
Como vemos, existe una gran diferencia entre las situaciones previstas:
- al ejecutado debe notificársele al domicilio constituido (art. 145, inc. 14, CPC), salvo que estuviere
rebelde (en tal caso queda notificado el día del dictado del decreto de subasta; art. 112, inc. 1, CPC; como
ya hemos estudiado en el módulo 2 de la materia);

- a los acreedores hipotecarios y prendarios (que surgirán del informe del art. 569, inc. 3, CPC, para los
inmuebles; y de la intimación e informes del art. 570, incs. 1 y 2, CPC, respecto de los bienes
muebles) también debe notificárseles el decreto de subasta al domicilio que surge de la inscripción de la
hipoteca o la prenda, o en caso de desconocerse, por edictos;
- en cambio, respecto de los demás embargantes (también surgirán de los informe e intimación de los arts.
569, inc. 3, y 570, incs. 1 y 2, CPC) sólo se “pondrá en conocimiento” de los Tribunales.

Finalmente, cabe expresar que, si bien las arriba referidas son las reglas generales, existen disposiciones
especiales que establecen reglas diferentes para algunos acreedores:
El art. 38 de la Carta Orgánica del Banco Hipotecario Nacional (aprobada por Ley 22.232), establece
el derecho de preferencia para realizar la subasta en caso que el bien estuviera gravado con hipoteca de
dicho Banco. por lo cual, la sentencia de remate o la resolución que manda llevar adelante la ejecución (ej.
ejecución de sentencia) debe ser notificada por cédula al Presidente de la referida entidad bancaria, y
recibida ésta, tendrá sesenta días hábiles para decidir si hace uso o no de la preferencia. También debe

59
utilizarse tal procedimiento para el caso de hipotecas otorgadas por el Banco de la Nación Argentina, a
tenor de lo dispuesto por el art. 29 de su Carta Orgánica (Ley 21.799).

Presupuesto de gastos de publicidad y planilla de gastos

1. Presupuesto de gastos de publicidad


Previo a la subasta, el Martillero deberá presentar un presupuesto provisorio de gastos de edictos y
publicidad adicional, si esta fuera necesaria (art. 52, 1ª parte, Ley 7191), del que se correrá vista al
ejecutante por tres días (art. 171, CPC), y el juez resolverá si lo autoriza. En caso afirmativo, se emplazará al
interesado (ejecutante) para que en el plazo de cinco días consigne la suma autorizada, bajo
apercibimiento de no fijar fecha de subasta (art. 52, Ley 7191).
Sin requerimiento alguno el juez fijará el honorario del martillero y mandará pagarlos junto con los gastos
realizados, en la forma prevista en art. 53, última parte, Ley 7191

2. Planilla de gastos
Asimismo, la normativa especial prevé que el Martillero deberá presentar tres días antes de la subasta la
correspondiente planilla detallada de gastos, con la finalidad que, en caso de suspenderse la subasta, los
mismos le sean restituidos en su totalidad, juntamente con el honorario que corresponde en tal caso (art.
3, inc. a, Ley 7191), remitiéndonos a la cuestión analizada en el módulo 10 de la materia.

Eximición de consignar
La ley ha regulado la situación de que el ejecutante sea a su vez comprador en subasta. Recordemos que a
diferencia de los abogados (art. 1361, inc. 6, Código Civil) y martilleros (art. 19, incs. d y e, Ley 20.266), el
ejecutante no tiene prohibición alguna para comprar el bien sacado a remate.
La petición debe ser realizada antes de la subasta (art. 581, 1ª parte, CPC), y debe ser autorizada por el
Tribunal, pues bien podría suceder que, en razón de existir acreedores preferentes (art. 581, última parte,
CPC.

MODULO 12

Subasta. Acto de la subasta. Actos posteriores


Acto del remate. Desarrollo. Ventas progresivas. Compra en comisión. Suspensión del remate. Remate
desierto. Otras causas. Obligaciones del martillero posteriores a la subasta. Aprobación. Impugnaciones y
recursos. Trámites posteriores. Incumplimiento del adquirente. Cancelación de gravámenes. Posesión.
Pago.
Acto del remate
1. Desarrollo
El acto de la subasta comienza con la lectura del edicto por parte del martillero (art. 583, primer párrafo,
1ª parte, CPC), debiendo también el martillero realizar todas las aclaraciones y brindar la información que
le requieran los asistentes a la subasta, dejándose constancia en el acta de subasta, si así lo pidieren los
asistentes.

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Luego de ello, se comienza con las posturas, no pudiendo ser la primera inferior a la base, cuando ésta
exista. Incluso si se autorizó la realización de posturas en sobre cerrado, primero debe realizarse la lectura
de éstas.
Las posturas deben ser realizadas “de viva voz”, pues de lo contrario serán ineficaces (art. 9, inc. g, Ley
20.266).
Finalmente resultará comprador o adjudicatario la mayor oferta realizada que supere la base, y que se
mantenga durante un minuto, sin nueva postura superior (arts. 583, primer párrafo, última parte, CPC; y
66, inc. f, Ley 7191).
Finalizado el acto debe realizarse el pago del precio total o el porcentaje determinado, de acuerdo a los
bienes subastados. El martillero debe retener dichos fondos en el art. 13, inc. k, Ley 7191, pues si
debe “…rendir cuentas al Juez, previa deducción de los gastos documentados, y depositar el saldo
resultante…”, como asimismo los honorarios o comisión.
De todo lo sucedido se labrará un acta, siendo obligación del martillero su realización (art. 17, inc. e, Ley
7191) que debe contener: bienes objeto del acto, precio obtenido, las condiciones de pago, la carátula del
juicio y el Juez que lo ordenara, y el nombre, domicilio y datos de identidad del adquirente (arts. 17, inc. e,
Ley 7191; y 583, segundo párrafo, CPC).debe ser suscripta por los compradores o adjudicatarios, las partes
que hayan asistido y desearen hacerlo, el Martillero y el Secretario o funcionario designado por el Tribunal
para la realización del acto (art. 583, segundo párrafo, CPC).

2. Ventas progresivas
Puede suceder que en un determinado proceso se hayan embargado varios bienes de un deudor, y
respecto de ello la ley prevé dos situaciones, en ambos casos con la misma finalidad: en primer término,
que el ejecutado puede solicitar que la subasta se realice en diferentes fechas (art. 572, primera parte,
CPC). En segundo lugar, que fijada fecha de subasta a los fines de rematar varios bienes embargados
pertenecientes a un determinado deudor, y que aún no rematados todos los bienes, con el producido de
los ya subastados se cubra la totalidad de la deuda, los gastos de la subasta y los créditos
preferentes, suspendiéndose en tal caso el remate, salvo que el ejecutado solicite su continuación (art.
572, segunda parte, CPC).

3. Compra en comisión
La ley procesal autoriza en general la compra en comisión, que consiste en que una persona (comisionado)
adquiera un determinado bien para otra diferente (comitente).
En tal sentido, al resultar adjudicataria la persona del bien en subasta, debe manifestar en ese momento
que adquiere el bien en comisión para otra persona, expresando nombre y domicilio de esta última,
debiendo el comisionado ratificar la compra a su nombre dentro de los cinco días de realizada la subasta,
plazo que es fatal (art. 49, inc. 5, CPC), bajo apercibimiento de quedar firme la compra a nombre del
adjudicatario originario (art. 586, CPC).
La compra en comisión se encuentra prohibida en las ejecuciones hipotecarias (arts. 3936, inc. c, Código
Civil; y art. 598, inc. 7, CPCN).

4. Suspensión del remate. Remate desierto. Otras causas


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Puede suceder también que el remate resulte desierto o fracase por falta de postores, pues no hubo
oferentes por al menos el monto de la base, o ninguna postura en el caso de subastas sin base.
En tal situación, dentro de los cinco días del remate desierto, plazo que resulta fatal (art. 49, inc. 5,
CPC), ambas partes (ejecutante y ejecutado) pueden solicitar que la subasta se realice nuevamente, esta
vez sin base (art. 584, 1ª parte, CPC). Vencido el plazo de cinco días sin que ninguna de las partes haya
hecho uso de la facultad referida, el actor podrá solicitar que el bien le sea adjudicado por el valor de la
base (art. 584, 2ª parte, CPC).

5. Obligaciones del martillero posteriores a la subasta


Finalizado el acto de subasta, el martillero debe rendir cuentas al Tribunal, y depositar el saldo
resultante, dentro de los diez días fatales contados desde el acto de subasta (art. 13, inc. k, Ley 7191),
cuyo incumplimiento puede hacer pasible al martillero de la sanción de suspensión de la matrícula, como
asimismo la exclusión de las listas para ser designado martillero (arts. 15, inc. i, y 97, inc. e, Ley 7191).

6. Aprobación. Impugnaciones y recursos


Una vez realizada la subasta, el acta de remate o copia auténtica de la misma se agregará en el expediente,
y la misma será puesta a la oficina por cinco días fatales (art. 587, primer párrafo, 1ª parte, CPC), lo que
significa que la misma puede ser consultada durante ese plazo por los interesados.

En caso que en el plazo de cinco días no hayan existido impugnaciones contra la subasta, el Tribunal
dictará resolución sobre el acto de subasta (art. 587, primer párrafo, 2ª parte, CPC), aprobándose el mismo
si correspondiere. Cabe tener presente que el perfeccionamiento de la venta realizada por subasta pública
se produce con la aprobación de la subasta, el pago total del precio y el otorgamiento de la posesión
(VENICA, 1998, p. 136), y por ello la necesidad del dictado de la resolución específica por parte del Tribunal.

7. Trámites posteriores
Luego de la subasta, los trámites difieren si los bienes rematados son muebles no registrables o bienes
registrables (inmuebles y muebles registrables).
En el caso de los bienes muebles no registrables, como el pago se realiza en el momento mismo de la
subasta (art. 580, inc. 1, CPC), también se le entregan provisoriamente los bienes adquiridos, en carácter de
depositario, y aprobada la subasta, se la entrega se transformará en definitiva (art. 588, CPC).
Cuando lo subastado sean bienes registrables (inmuebles o muebles registrables), casos en los que el
comprador abona el veinte por ciento en el momento de la subasta (art. 580, inc. 2, CPC), se ordenará al
adjudicatario el pago del saldo de precio (ochenta por ciento restante) en el plazo que fije el Tribunal o en
las condiciones establecidas para la subasta (si hubieran sido antes fijadas).
8. Incumplimiento del adquirente
Para el caso que el adjudicatario no abonara el saldo de precio en el plazo fijado, se procederá a una nueva
subasta, siendo responsable el comprador de la primera subasta, por la vía ejecutiva: de la disminución
que resultare del precio obtenido, si en la nueva subasta el precio que se logra es menor al de la subasta
dejada sin efecto; de los intereses y de las costas causadas por este motivo, previa aprobación de
liquidación respectiva (art. 585, primer párrafo, CPC).
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9. Entrega de títulos. Cancelación de gravámenes
Una vez aprobada la subasta, se entregarán al adjudicatario los títulos de propiedad, si existieren, y si se
trata de bienes registrables, se expedirán las copias donde surja la adjudicación del bien, a los fines de la
inscripción en el registro correspondiente (art. 599, 1ª parte, CPC), formando para ello un “cuerpo de
inscripción” con dichas copias.
Asimismo, se ordenará la cancelación de los gravámenes que recayeren sobre el valor del bien vendido
(art. 600, 1ª parte, CPC), y respecto de los bienes registrables, la cancelación se ordenará en el momento
de proveer la inscripción de la subasta (art. 600, 2ª parte, CPC).
Luego de ello, realizado el trámite de inscripción.

10. Posesión
Respecto de los bienes muebles no registrables, ya hemos analizado más arriba, que cancelado el precio en
el momento de la subasta, se entrega provisoriamente el bien al comprador, entrega que se vuelve
definitiva si la subasta es luego aprobada (art. 588, CPC).
En cuanto a los bienes muebles registrables, el mismo será entregado al comprador, una vez que se haya
aprobado la subasta, y abonado el precio.
El mayor problema se presenta con los bienes inmuebles, estableciéndose diferentes reglas, dependiendo
de la situación fáctica del caso:

1. Si el inmueble se encuentra desocupado, se ordena la toma de posesión, acto que se realiza


mediante Oficial de Justicia o Juez de Paz (art. 598, 1ª parte, CPC).
2. Si el inmueble se encuentra ocupado por el ejecutado o su familia o personas puestas por éste,
la desocupación del mismo debe realizarse mediante lanzamiento que debe ser librado por el
propio Tribunal, entregándose luego de ello la posesión al comprador (art. 598, 1ª parte, CPC).
3. Si el inmueble se encuentra ocupado por terceros que alegan ser tenedores con derecho a
permanecer en el inmueble (ej. locatario con contrato no vencido), debe notificarse a los
ocupantes sobre el nuevo propietario, a quien deberá reconocer como tal, con los derechos que
ello implica (ej. abonar el canon locativo).
4. Si el inmueble se encuentra ocupado por terceros que alegan ser poseedores con ánimo de
dueño, se les notificará de la adjudicación a los efectos que por derecho corresponda, pero no se
podrá entregar la posesión del inmueble al comprador, quien deberá iniciar las acciones que
correspondan contra dichos poseedores (ej. reinvindicación).

11. Pago
Finalmente, abonado el precio en el acto de subasta (bienes muebles no registrables), debe determinarse
de qué modo u orden se percibirán los diferentes créditos existentes, lo que analizaremos a continuación.
Así, en primer lugar deben abonarse las costas generadas por la ejecución (arts. 593, CPC; y 3879, inc. 1,
Código Civil).
En segundo lugar percibirán sus créditos los acreedores preferentes. Por tal motivo, iniciada la tercería
correspondiente, deben dejarse reservado los fondos correspondientes, hasta tanto sea resuelta la tercería
(art. 593, CPC).
Sin embargo, existe un caso que tiene un trámite propio, cual es el de los acreedores fiscales, aquéllos que
deben haber informado de la existencia de deuda a los fines de proveer a la subasta (art. 569, inc. 1, CPC).

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Tercero en el orden de prelación para el cobro aparece el ejecutante (art. 594, CPC), aunque cabe realizar
la aclaración que en realidad el abogado del ejecutante tiene prioridad para el cobro antes que el propio
ejecutante.

Abonado el crédito del ejecutante, cuartos en el orden de prelación podrán percibir su crédito otros
acreedores del ejecutado, como podrían ser embargantes posteriores al ejecutante (art. 595, CPC).

Luego, podrá percibir su crédito el abogado del ejecutado (art. 596, CPC), y finalmente, de existir
remanente, se le entregará al ejecutado.

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