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19 Abr 2011
Despidió a 300 mil trabajadores públicos , creó las services y demolió sindicatos. Gobierno
de ese entonces creó la figura del despido arbitrario que permitió que los empleadores
despidieran a los trabajadores sin mayor explicación.
Jorge Loayza.
La avalancha de normas antilaborales que dio el gobierno de Alberto Fujimori sepultó los
derechos de los trabajadores desde los primeros años de su gestión.
El señor Raúl Ramos Silva es un sobreviviente de ese desastre. En el año 1994, luego de 35
años de servicio en la Municipalidad de Lima y con la nueva legislación laboral fujimorista,
le pusieron la pistola en la cabeza: “O renuncias o no recibes beneficios”. Optó por lo
primero y hasta ahora –a los setenta años de edad– no se le reconoce todos sus derechos.
Él aún no se da por vencido.
Una de las primeras normas laborales del gobierno fujimorista se dio en enero del año
1991 cuando se publicó el Decreto Supremo 004-91 PCM –firmado por el entonces
ministro de Economía Juan Carlos Hurtado Miller– , el cual se planteaba la
reestructuración del Estado, porque –argumentaban– había mucha gente y se tenía que
“racionalizar”, es decir, despedir. “Hasta entonces los trabajadores solo podían ser
despedidos por faltas graves”, recuerda Cortez.
Dicho decreto autorizó a todas las entidades públicas a hacer reestructuraciones y dar
incentivos para los trabajadores que quieran dejar su puesto de manera voluntaria, esto
porque el sueldo básico de los trabajadores era ínfimo.
Cortez precisa que si bien ese sistema se llamó “voluntario” si el trabajador no lo aceptaba
igual era despedido y sin incentivo, además que se prohibía su regreso a la administración
pública.
“El pretexto del gobierno era que el Estado se tenía que reducir para ser más eficiente
porque los trabajadores públicos eran ‘comechados’ y se necesitaba contratar a personal
especializado. Lo cierto es que el número de trabajadores nunca se modificó porque luego
de que despidieron a los estables se contrató a otros bajo el régimen de contratos por
servicios no personales. Ellos no tendrían derechos como vacaciones, aportaciones al
sistema de pensiones o seguro médico”, explica el dirigente.
Pero esos 300 mil despedidos no fueron las únicas víctimas de las normas que se dieron
durante el fujimorismo. El abogado laboralista Carlos Blancas califica esos años como “una
época muy nefasta para el derecho laboral”, pues se eliminó una serie de “derechos
fundamentales de los trabajadores”. Entre ellos menciona la eliminación de la estabilidad
laboral y la creación de la figura del despido arbitrario a través del Decreto Legislativo 728,
lo que también perjudicó a los trabajadores privados. Ese decreto se consolidó el año 95
con la Ley 21513, que eliminó por completo todos los rezagos de la estabilidad.
En opinión del abogado, otro tema muy grave fue la creación de las services mediante la
apertura de la intermediación laboral, lo que significa –hasta ahora– la evasión de las
obligaciones laborales y la precarización del trabajo, pues esos trabajadores no gozarían
de una serie de derechos como uno formal. “La tercerización fue para evitar la estabilidad
laboral y la organización sindical. Así, la capacidad de reclamo se redujo y trajo como
consecuencia el pago de salarios bajos”, explicó el abogado.
Ese no fue el único daño porque también se ampliaron los contratos temporales, lo que
provocó que los trabajadores lleven muchos años haciendo labores de uno estable, pero
firmando contratos cada cierto tiempo.
Si bien el argumento del fujimorismo para realizar toda esta política de flexibilización
laboral fue la creación de más puestos de trabajo, lo cierto es que –dice Blancas–durante
los diez años de fujimorismo las cifras de desempleo fueron las mismas.
El laboralista Javier Mujica dijo que los cambios que hizo el gobierno fujimorista en
materia laboral determinaron que la Organización Internacional del Trabajo (OIT) la
calificara como la flexibilización laboral más salvaje en América Latina. Además, señala
que con la Constitución del 93 se dejaron de lado dieciséis derechos sociales, muchos de
carácter laboral. Entre las normas más graves, Mujica manifiesta las que se dieron para
facilitar los despidos.
Mujica indica que también se creó el despido arbitrario, es decir que, en adelante, el
empleador podría despedir a un trabajador sin darle una explicación. “Además, se dio la
Ley de relaciones colectivas de trabajo que privó a los trabajadores de la protección de la
autoridad administrativa”, acotó.
El abogado indica que otro aspecto nefasto se dio cuando se implantó la renegociación de
los acuerdos de los trabajadores con los empleadores que se habían suscrito hasta
entonces. “Pero eso se hizo con sindicatos debilitados y los trabajadores perdieron sus
derechos”, sostuvo.