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Existen, principalmente, dos tipos de significado: el de la oración (al cual nos referiremos
como lingüístico o semántico) y el del hablante (pragmático). Este último es el que expresa sus
enunciados (unidades lingüísticas que están contextualizadas). Las oraciones están compuestas
siempre por elementos gramaticales o convencionales. Como ya sabemos, con “convencionales”
nos referimos a que fueron acordados por una comunidad de hablantes. Tomemos, por ejemplo, la
oración (1).
Como podemos observar, está compuesta de elementos lingüísticos con los cuales estamos
familiarizados y tiene tanto una concordancia (el sustantivo y el verbo) como un orden gramatical.
Es, en todo el sentido de la palabra, una oración “bien formada”, respeta las reglas que establece
nuestra lengua. Si se realizaran ciertos cambios (2), esta oración pasaría a ser una “agramatical”,
puesto que atentaría contra las normas estipuladas.
Uno de los hechos que se encarga de estudiar la pragmática es los diferentes significados
que puede tener una oración, aparte del semántico; cuáles son las otras “realizaciones” que puede
tener un elemento lingüístico dependiendo de la información que conocemos. En otras palabras,
pregunta para qué sirve emitir estos elementos gramaticales en distintos contextos. Si tomamos la
oración (1), podemos entender que, semánticamente, un determinado niño está enfermo, pero si la
colocamos en una situación distinta (ej. Vecina-compras-madre), no sólo nos está informando que
el niño está enfermo, sino que, debido a esto no puede asistir.
Muchos lingüistas consideran que los estudios de esta corriente empiezan y terminan en el
punto en el que se le atribuye importancia al contexto. Su argumento consiste en que, para
considerar a la pragmática una disciplina, esta debe tener un objeto de estudio lingüístico, categoría
en la cual no se incluye el contexto. Este último vendría siendo un “exceso” que no puede analizarse
como verdadero o no. En pocas palabras, aquello que no se encuentra dentro de la gramática no se
considera lingüístico y, por tanto, no es un objeto de estudio. Sin embargo, muchos fenómenos son
dejados fuera del campo de estudio según esta teoría. Esto implica que exista un desnivel entre los
significados semánticos y los pragmáticos.
Tipos de contexto
- Según Chomsky y sus seguidores, la lengua está conformada únicamente por una serie de
oraciones que siguen un determinado patrón que hace que estén bien formadas. En caso de
que este patrón no se cumpla, no pertenecen a la lengua. No obstante, frecuentemente es
necesario hacer uno de estas “malformaciones de la lengua”, que bajo el contexto adecuado
resultan más bien convenientes para el proceso de la comunicación, aun cuando pueda ser
necesario un marco de referencia (5). En esta oración, ambos significados son ciertos, sin
embargo, los utilizamos en distintas situaciones. En el pragmatismo, el colocar, por ejemplo,
un sujeto antes o después del tema del que se habla, se debe a que podemos asociar
diferentes conceptos como “referencia”.
- El punto de vista del hablante también es de suma importancia, pues es posible anular
aspectos básicos de la gramática dependiendo del significado que quiera darle el hablante y
de los “desplazamientos” de su punto de vista. (6)
- Aun cuando hay elementos gramaticales que no aportan valor a la oración, pueden contener
información importante; la elección del enunciado que se le da a un elemento gramatical
modela la situación. (7)
- Según un orden pragmático, contamos las cosas en un orden cronológico. No en todas las
oraciones donde no existe un valor veritativo hay principio pragmático. (8)