comenzaron a discutir quién sería el más importante entre ellos. Jesús les dijo: «En este mundo, los reyes y los grandes hombres tratan a su pueblo con prepotencia; sin embargo, son llamados “amigos del pueblo”. Pero entre ustedes será diferente. El más importante de ustedes deberá tomar el puesto más bajo, y el líder debe ser como un sirviente. ¿Quién es más importante: el que se sienta a la mesa o el que la sirve? El que se sienta a la mesa, por supuesto. ¡Pero en este caso no!, pues yo estoy entre ustedes como uno que sirve. »Ustedes han estado conmigo durante mis tiempos de prueba. Así como mi Padre me concedió un reino, yo ahora les concedo el derecho de comer y beber a mi mesa en mi reino, y se sentarán sobre tronos y juzgarán a las doce tribus de Israel.' (NTV) Apocalipsis 1:6 nos dice que Cristo nos hizo reyes y eso quiere decir que en el reino de Dios nadie es líder porque todos somos iguales ¡Somos reyes!, eso quiere decir, que no hay súbditos. ¿Te acuerdas de aquella madre que se acercó a Jesús para que su hijo estuviera a su derecha en el reino? ¿Qué significa esto? Que en el reino de Dios no hay ambición política, no hay competencia y rivalidad. En el reino no hay jerarquía entre reyes y súbditos. 4. Fíjate que, la noche anterior a la muerte de Jesús en la cruz. Lucas 22:14 dice que se sentó a la mesa con los apóstoles. Y les dijo en el V:18 que no bebería más del fruto de la vida, hasta que el reino de Dios no viniera. Cuando los doce oyeron el término “reino” ¿Qué pasó entre ellos? El V:24 dice que hubo una disputa sobre quién de ellos sería el mayor. Ahora, ¿Mayor en dónde? En el reino de Dios. Los doce confundieron el reino con los reyes de las naciones. Ellos estaban creyendo que en el reino de Dios hay “mayores”, pero Jesús les dice en el V:26 que eso no era así, ya que los reyes de las naciones enseñorean y tiene autoridad sobre sus súbditos, mas no así vosotros, porque en el reino el que dirige sirve. Y terminó diciéndoles en el V:27 “…Mas yo estoy entre vosotros como el que sirve”. En el reino nadie es líder todos somos iguales. Eso quiere decir, que la grandeza en el reino no se halla en el rango ni en la posición, sino en el servicio En el compromiso. En el reino el amor se expresa en el servicio. ¿Cuál es el espíritu de los doce que todavía persiste en las iglesias? Es el espíritu del ascenso y el de la rivalidad por ser el mayor. A ese espíritu se le llama “Ambición de poder”. Ese espíritu está en el iglesia, pero no el reino. ¿Cuál es el espíritu de uno que pretende ser el mayor? Controlar a otros, enseñorearse de ellos, pero Jesús le dijo a los doce: “Pero entre ustedes no será así”. En el reino uno no tiene siervos, todos somos siervos. En el reino nadie es líder, todos somos iguales. No hay rangos, competencias, ni jerarquías como existen en los reyes de las naciones. En el reino no hay liderato. En el reino hay una sola mesa y en ella cada uno aporta o coloca sus dones, talentos, capacidades, habilidades al servicio de los reyes. En el reino sólo hay funcionales y funciones. Cada uno se sienta a la mesa a comer del talento del otro, porque en la mesa del reino hay pluralidad de beneficios. Los dones no son oportunidades para tener seguidores, sino para servir a la mesa de los reyes y reinas de Dios. Aquí en el reino, no tenemos esa mentalidad de yo estoy encima de ti. En el reino yo tengo mis seguidores. Aquí todos seguimos al reino. Esto es una revolución. Esto desbarata muchas jerarquías y ambiciones de la iglesia. En el reino las funciones no son para popularidad son para resultados. En reino se trabaja en equipo, porque es un reino de reyes con capacidades. Nadie en el reino es un minusválido, enclenque, torpe, idiota o inútil. Las posiciones en el reino no es un asunto de rango sino responsabilidad, seriedad y compromiso Entonces, amado rey, se te acabó el liderato y comenzó tu servicio. Se te acabó esa afición a la rivalidad o a las ansias de contender por ser el mayor. El reino es un asunto de servicio. El reino no es un juego de poder. Cuando los doce contendían por ser el mayor en el reino, la palabra que se tradujo del griego para el término “disputa” es –Philoneikia- que significa “rivalidad”. ¿Por qué entraron en esa rivalidad? Porque esperaban que sería la aparición inmediata del reino terrenal de Dios. En Juan 18 cuando Pilato le preguntó a Jesús ¿Eres tú el rey de los judíos? El V:36 dice que le respondió: “Mi reino no es de este mundo”. Entonces, no había razón para que los doce discutieran sobre quién será el mayor en el reino, ya que el reino de Dios no es de este mundo, es decir, no es de esa naturaleza, no es físico, no es terrenal. Dios no tiene reino terrenal sino reino espiritual. Antes del rey Saúl y David, Dios no tenía reino terrenal, pero Israel le pidió al profeta Samuel un rey y Dios le dio a Saúl, pero tú sabes en qué se convirtió el reinado de Israel, ¿En qué? En una pretensión política de estar por encima de los demás. Por eso, Jesús no fue el rey de los judíos. El no vino para ser rey de ningún sistema terrenal. El vino para hacerte un rey espiritual, un rey eterno donde no prima el control sobre los demás, sino el servicio de amor a los demás. El reino no es un control autoritario por medio de pastores ni apóstoles. En el primer siglo en Efesios 4:11-15 hubo pastores y apóstoles por supuesto, profetas, evangelistas y maestros con un fin. El V: 12 dice que su fin era perfeccionar a los santos, porque habían hombres como los gnósticos y maestros judaizantes que empleaban con astucia las artimañas del error, V:14 y la función de estos pastores y apóstoles eran para dos sentidos, (1) Para que la gente no fueran como niños fluctuantes llevados por esos vientos del gnosticismo y del judaísmo y (2) Para que siguieran la verdad en amor hasta llegar a la unidad del conocimiento que fortalecía su fe en Cristo. Entonces, la función de ellos no era ejercer un control autoritario sobre las iglesias, era colocar su don al servicio del reino. No era de quién será el mayor en el reino. No estamos en la era de “perfeccionar a los santos”. Estamos en la era de concientizar a los reyes, porque estamos en plenitud, pues, estamos completos nada en lo espiritual nos falta. Todo está cumplido para reinar en vida y libertad. Sólo lo cumplido se puede disfrutar. Romanos 5.17 Pues si por la transgresión de uno solo reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia. En el reino se te acabaron los títulos. Esos te los exige el sistema del iglesismo y ahí los necesitas porque el espíritu de ellos es ese. El sistema religioso no te acepta sino títulos, pero el reino no te pide títulos, te ve en títulos. Sin títulos allí no eres nadie, pero el reino no te pide títulos, te pide servicio, compromiso, responsabilidad y amor incondicional Si vamos a estar fuera del sistema del religioso y vamos a entrar en la revolución del reino, tenemos que elevar nuestras funciones por encima de nuestras pretensiones de liderato. En el reino se trabaja con funciones. Nuestras funciones de compromiso crean la dirección del reino, Proverbios 11:14 dice que donde no hay dirección sabia, caerá el pueblo (reino); más en la multitud de consejeros hay seguridad. La dirección sabia del reino es la funcionalidad de todos. Todo lo que funciona se administra. Cada uno en el reino debe administrar conforme a su talento y capacidad. Tú debes poner de manifiesto la capacidad que tienes, y debes ubicarte en el área de una responsabilidad dentro de las reuniones de los reyes en una ciudad. Un reinado en cada ciudad. La ciudad de los reyes en un solo reino y reinado en vida. ¿Cuál es tú único compromiso en el reino en tu ciudad? Es la disposición a sacrificarte a favor del servicio a los demás. Como rey debes ser un servidor público. Debes velar por los intereses del reino que son las personas Si todos somos reyes al servicio. Nadie puede eludir la responsabilidad. Nuestra responsabilidad es nuestra autoridad para actuar y no para imponer. Entonces, ubícate, ¿Dónde estás tú? ¿Dónde está tu misión? Dónde está tu corazón, está tu servicio. Mi servicio se convierte en mi misión. ¿Qué es misión? Es dar el próximo paso con propósito. Esto quiere decir que tu misión es continua en el reino de Dios. Tú misión crea el destino, ¿Qué es destino? Es cada experiencia que en el reino se va obteniendo. Igual que un estudiante, cada vez que termina un año escolar e inicia otro renueva su experiencia, porque ya no vuelve a estudiar lo aprendido en los años anteriores. Siempre hay un destino nuevo, una mente nueva, un entendimiento nuevo en cada experiencia nueva. El reino es un asunto de servicio, misión y destino. Ubícate, pues en el reino en tu ciudad.