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A R ~ ~ C U L O CASTALIA

m0 15, No24,2013
Págs.: 47-59

'Xcerca del
Sufrimiento Humano.
La lógica de lo
viviente en el malestar
en la Cultura"

La experiencia del sufrimiento humano


resulta ser una constante y un aspecto irre-
ductible a la condición humana. El sujeto en
su relación con la cultura se halla en conflic-
to entre las exigencias pulsionales y las que
emanan de la cultura. La tesis freudiana fun-
damental, emanada de El Malestar en la cul-
tura plantea que la relación con la verdad que
anida en el sujeto desgarra el lazo social y
esto trae consigo un malestar, que resulta es-
tructural para el sujeto, dada su condición de
ser hablante. Este malestar se ubica a partir
de una tensión entre las pulsiones y las res-
tricciones que bpone la cultura, siendo este
factor uno de los promotores de patología,
Es en este marco, que el sufrimiento huma-

(1) JuanJoséSoca C.Psicólogo. Psicoanalista. Magíster


en Etnopsicologia. PUC.Valpo. Alumno del Doctorado
en Psicoanálisis UNAB. 2013. E-Maik cintademoebio.
soCa@grnaii.com
JüANJOSÉSOCA

no cobra sentido y densidad. En b c i ó n de realizadas por Guillaume Le Blanc sobre las


esta reflexión psicoanalítica se pretende tejer enfermedades del hombre normal.
algunas líneas tomando como referencia el
pensamiento de George Canguilhem, en tor- En sus "Nuevas reflexiones relativus a lo
no a lo viviente y lo normal y lo patológico. normal y lo patológico" (1963 - 1966) Can-
A posteriori y a modo de bisagra teórica, se guilhem vuelve sobre ciertas afirmaciones de
presentan algunas ideas planteadas por Gui- -
1943. Swosición de 1963 resulta paradójica.
llaume Le Blanc en relación a las enfermeda- Lo biológico y lo social no se contraponen,
des del hombre normal. pero no se produce una posición de sínte-
sis. La función normativa que es intrínseca
al hombre, se presenta como una operación
antropológica y cultural. Esta suerte de pa-
¿Qué es lo que nos aporta George Canguil- ralelismo entre las normas vitales y sociales
hem sobre lo viviente en relación a la norma? muestra al viviente humano como un ser
iQué relación guarda lo normal y lo patoló- inacabado. Al recoger su tesis inicial que el
gico en lo viviente? ¿La vida, en sí, es normal hombre es sano en la medida que es normati-
o anormal? ¿Qué se entiende por normal y vo de ac;erdo a las posibilidades que brinda el
anormal? ¿Es idéntico hablar de normas vi- medio ambiente y por ende el estado patoló-
tales y normas sociales? Y si no es así, ¿cuál gico traduce una reducción de las normas de
serfa larelación entre ambas? Estas preguntas vida toleradas por el ser vivo, se establece que
recorren toda su obra. En ella, Canguilhem la precariedad de la normalidad rige el propio
analiza la relación entre la vida y la norma, curso de la enfermedad. Es la enfermedad lo
dando cuenta de las distintas modalidades que nos hace ver la precariedad de la vida y
que manifiesta lo viviente en estado normal por tanto en la medida que es precaria nece-
y patológico. sariamente debe ser protegida Es aquí que las
normas sociales cobran su sentido.
En su tesis doctoral sobre lo normal y lo
patológico se aprecian dos tipos de perspec- Canguilhem, a través de sufiloso~ade la
tivas: En la primera (1943),el autor manifies- vida, efectúa una crítica radical acerca de la
ta dos lógicas de la vida: lo normal y lo pa- distinción, ya tradicional, relativa a lo normal
tológico. En la otra perspectiva (1963-1966), y lo patológico. Tal postura estableció, desde
que consiste en sus nuevas reflexiones bajo sus inicios, una dicotomía entre ambas cate-
el influjo de Foucault, intenta desentrañar el gorías, subrayando el carácter de perturba-
sentido social de la noma y va a confrontar- ción del equilibrio a fin de justificar el acento
la con su acepción vital. Esto último cobra de lo normal sobre lo patológico; justificando
sentido, para el trabajo que aquí se presenta, de este modo toda una lógica correctiva y te-
cuando se introduzcan algunas reflexiones rapéutica
ARTICULO CASTALIA
m0 15, No24,2013
ACERCA DEL SUFRIMIENTO HUMANO: LA LOGICA DE LO VIVIENTE EN EL MALESTAREN LA CüLTURk P&.: 47-59

Pero, para el autor, la distinción entre lo preguntarnos sobre el significado particular


normal y lo patológico resulta ya insostenible de la enfermedad. ¿Qué significa estar enfer-
tanto desde el punto de vista epistemológico mo?
como de la propia experiencia del enfermo.
En definitiva, tal distinción, se reduce a una Por lo tanto, siguiendo el pensamiento de
cuestión ideológica y dogmática, acentuan- Canguilhem, se puede afirmar que lo patoló-
do un ideal de perfección, en que el estado giqlejos de resultar una excrecencia o un
normal es aquel en que los órganos actúan cuerpo extraño en relación a lo normal, en sí
con regularidad y uniformidad. El afán por mismo no significa ausencia de norma. Todo
sostener tal diferencia no es más que a bene- lo contrario, da cuenta de una configuración
ficio de una corrección de lo patológico. En novedosa del propio organismo. Lo patológi-
cambio, el autor sostiene que la lógica de la co consiste en una forma de adaptación que
enfermedad no constituye una extensión de inventa el propio organismo ante los carn-
lo normal. En ella se encuentra un valor que bios del medio ambiente. En otras palabras,
le es propio. lo patológico inventa sus propias normas.

Lo patológico tiene sus propias normas, A propósito de éstas, jcuál es el significado


mostrando la incapacidad de lo viviente en que nuestro autor le otorga a la cuestión de
poder crear nuevas normas, y de este modo la norma? El concepto de norma tiene para
se encuentra sometido a un conjunto restrin- Canguihem un carácter estructurante e in-
gido de normas. En cambio, la normalidad variante y se encuentra plagado de signiíi-
consiste en la capacidad de ir más aliá e in- caciones determinadas por lo histórico. La
ventar nuevas normas. En otras palabras, la norma es a posteriori del objeto, al aconteci-
lógica del exceso y el defecto asignada a lo miento o al acto. Por lo tanto, la vida es anor-
patológico existe con respecto a una medida, mal en sí misma, exigiendo una normaliza-
que se considera válida y deseable con res- ción. En otras palabras, las normas surgen de
pecto a una norma. Por lo tanto, definir lo algo hostil y arcaico. La vida en sí misma es
patológico por lo demasiado mucho o lo de- del orden de lo pre-subjetivo.(2)
masiado poco, significa reconocer el carácter
normativo del denominado estado normal. Las normas conjuran la violencia anormal
de la vida. La vida, por lo general, nos inquie-
El estado de salud, en la experiencia de ta, nos hace sufrir, resulta dolorosa, resulta
un viviente, se constituye en una suerte de anormal, gracias a su carácter de inmedia-
inconsciencia; en cambio todo lo que signifi- tez y de singularidad. Por ende, suscita una
que amenaza a ese estado resulta un obstácu-
lo. Es así como la enfermedad es aquello que (2) En este punto podemos tender un puente, aunque
molesta y provoca sufrimiento. Nos obliga a sea provisorio, con el concepto freudiano de pulsión.
I
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intención y decisión normativas. Entonces, situación determinada. Estar sano y ser nor-
vida y carácter normativo se hallan en una mal no son cosas equivalentes, porque lo pa-
relación indisoluble. De esto se desprende tológico es una especie de normalidad.
que lo patológico no es la ausencia de norma
biológica, sino una norma diferente pero que Estar sano no es s61o ser normal en una si-
ha sido comparativamente rechazada por la tuación dada, sino también ser normativo en
vida. esa sityigcibn y en otras situaciones eventuales.
Estar en buen estado de salud si@ca poder
Por lo tanto, el estado patológico no se en- enfermarse y restablecerse. En ese sentido el
cuentra constituido por la ausencia de nor- poder y la tentación de enfermarse represen-
m a La enfermedad es una norma particular tan una caractedstica esencial de la vida
de la vida y no es un residuo del comporta-
miento normal. No es el resultado de un em- El pathos, en definitiva, es quien condi-
pobrecimiento o de una disminución, sino ciona al logos. Lo anormal es lo que suscita
que son reacciones que nunca se presentan el interés teórico por lo normal. Las normas
en el individuo normal de la misma forma sólo son reconocidas como tales en las in-
y en las mismas condiciones. El enfermo, en fracciones. Las funciones sólo se revelan en
definitiva, está enfermo porque sólo puede las fallas. La vida sólo se eleva a la conciencia
admitir una norma. y a la ciencia por la inadaptación, el fracaso
y el dolor.
El enfermo no es anormal por ausencia
de norma sino por incapacidad para ser nor- A modo de punto de capitoneo, el profesor
mativo frente a una situación determinada. Guillaume Le Blanc, en su vi~ita(~)sostuvo,si-
En tales términos, la enfermedad es una ex- guiendo a Canguilhem, una tesis fundamen-
periencia de innovación positiva del ser vivo tal: la vida es entendida como normatividad.
y ya no sólo un hecho de disminución o de Le Blanc introduce el término "ritmo" (AUu-
multiplicación. La enfermedad no es una va- re): la vida es una polaridad dinámica, reali-
riación en la dimensión de la salud; es una zada por los ritmos (Allure) de la vida.
nueva dimensión de la vida. La enfermedad,
lejos de ser una desaparición de un orden Una vida, a lo largo de su historia, cam-
normal, es la aparición de un nuevo orden bia de ritmos. Es en este aspecto donde se
vital. enlaza con la normatividad. Se encuentran
dos tipos de ritmos: Los ritmos estabilizados
En vista de lo anterior, podríamos decir (normales) y los nuevos ritmos (normales y
que el estado patológico no puede ser deno- propulsivos). En suma la vida es una adivi-
minado anormal de un modo absoluto, sino dad normativa La vida tiene la capacidad de
anormal en función de la relación con una cambiar de ritmos e instituir nuevas normas
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ACBRCA DEL SUFRIMIENTO HUMANO: LA L(SGICA DE LO VrVIENTE EN EL MALESTAREN LA C ü L . . P ~ S .47-59
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en un medio particular. Por lo tanto, norma- para terminar con Moisés y la religión mo-
tivo es aquello que instituye normas, Por el notehta. Freud reafirma en El Malestar en la
hecho que la normatividad es un valor de la c u l ~ la
a idea de un defecto estructural en la
vida, se encuentra presente en cada viviente condición humana Este defecto alude a una
singular. La normatividad es una capacidad, hiancia (beance) que anida en el sujeto ante
un poder individual en cuanto a los cambios las prohibiciones y renuncias pulsionales que
de ritmo. impme la cultura.

La normatividad es un hecho singular de Freud en El porvenir de una ilusión, ade-


cada viviente y la creación de nuevas nor- lantándose a el Malestar en la cultura, se pre-
mas deviene una capacidad propia de cada gunta si se podrá superar ese desgarramien-
viviente. Es así como lo normal y lo patoló- to, ¿La razdn podPá traer paz o el malestar
gico cobran sentido. La enfermedad, por su es consustancial al sujeto y la cultura? Esta
lado, 'es una dificultad de cambiar de ritmo pregunta resulta fundamental a lo largo del
y la salud, por el contrario, es precisamente pensamiento de Freud.
un cierto juego de normas de la vida. Lo que
caracteriza la salud es la capacidad de tolerar Freud, en El malestar en la cultura res-
variaciones. Cada individuo busca sus pro- ponde a su tesis principal presente en .Tbtem
pias normas, l a que más le convengan. Por y Tabú, al postular que el incesto, el asesinato
lo &to no hay una manera unilateral de de- y el canibalismo se anudan estructuralmente
sarrollar una sola norma. en la cultura, constituyéndose el malestar del
sujeto en la c u l Es~así como el padre ase-
¿Qué puente, aunque sea pvisoria, pode- sinado, en tanto figura ideal, adviene bajo la
mos establecer entre d pemmdmto de Can- modalidad de la figura odiada, perdurando en
pilhem y el de Freud?jEsposible hacer dialo- el sujeto bajo la forma ominosa del supe~yó.
gar la concepción canguilhemniana acerca de
f a dda y f a concepciónJreudiunade lopulsio- ¿Cuál es Ea tw&findamental de F r d ? La
nal?~ Q upapel
k juegan las normas sociales en relación con la verdad que anida en el sujeto
su relación con la pulsibn? desgarra el lazo social. Los ideales y las creen-
cias no resd.tan suficientes para aplacar y traer
Freud en sus textos cdtudes abslrda la un rninimo de hbmeostasis al padecimiento
westi6n del sufrimiento humano. El Males- humano. En tal sentido, la búsqueda de la fe-
tar en la cultura se inscribe en esa hipótesis
y se inserta en una serie de textos heudia-
, licidad es otro de los tantos intentos ilusorios
Es así que la c i ~ í h c i 6 n (se~presenta
) como el
1 nos que se inicia con Tbtem y Tabú, conti- 1 espejo invertido de la pulsión.
mía con Psicología de las masas y análisis del
1I yo, pasando por El porvenir de una ilusibn,
1
La civihaci6n 'pretende construir una por el Otro. Lacan sefi& para que un suje-
sociedad más justa, una sociedad en que no to pueda articularse oon el lazo social resub
haya cabida para la falta, por lo demás. ideal necesario que cuente con lo más asocial, c m
obsesivo, pera al hacer10 desconoce que Ile- lo más abyecto que lo constituye. En definiti-
va en si la marca de la falta. Por lo tanto, la va con su posición & goce. El suj& en todo
sociedad no puede prescindir de eso que se lami social se ve necesariamente confrontado
reprime. ~PUOacaso llegaremos a familia- a las f w a s más variadas del goce del Otmt
rizarnos con la idea de que hay dijicultades
inherentes a la esencia de la cultura y que nin- El mulstar en la cultura esconde lo omi-
gcSn intento de r e f m p d ~ i tS&& Freud noso o 10 extraño familiar,cuya m d a t a -
concluye al señalar que las hombres están ci6n m& &de- son todos aquellos actos
condenados a vivir en comtín en nombre de videntos que desencajan al sujeto y ponen
una Mta que cuestiona la propia existencia entre ptw4ntesis t s b s aquellos i d d e s e ilu-
de la c o d d . siones que f o p z o ~ e n t ela h a n i d a d ha
constixitdo, Pero en todo ideal anida la vio-
Henry Rey - Flaud, en Sobre el mak$ar lencia. Un ejemplo que ilustra lo anterior son
en la eultura retoma la idea del asesinato 1 s ideo&gias totalitarias.
del padre, planteada por Freud en Dtem y
Tabú, en tanto acta fundante de la cultura. ¿Qué de lo ominoso?En T$tem y Tabú nos
b t o llevará a Freud a proponer una tesis in- esa-Sde entrada con un acto íüdan-
quietante: La civihcibn tiene su base en la te para el sujeto y para la c u l m el asminato
p~tLk5ntik muerte. %e acQ va a provocar en del padre. En ese acto se ha instalado algo
el hombre m des d d orden de lo ominoso, pero por otra parte
ese acto Waah da pie para el nacimiento
Ckkdtura.
comunidad y par otro lada, mantener los
prkhgios del Uno, los del padre dfs k fiarda ~ d ~ & ~ ~ & E Z 3 S ~ y u n á Z i
primitiva sis del yo (1921)se pregmtx ~Cbrnola masa
puede influir de manercxpodkrssa en el sujeto?
Fred ;en El Mal&r m k Cul&ru sefda Hay en esta pregunta una cuesti6n funda-
que: la r M 6 n con la verdad del ;smjeta des- mental acerca de 19 olninom, que luego va
garra el lazo social, L a m , por su lado, dirá a desarrollar en El Pommir de u m ilmS6n
que el malestar es algo consustanciala la rela- (1927) y p r & M en El Mide&@ ea la
ción &l sujeto con el Otro, por el simple he- &lEr;sra (1930), diez &os más tarde de otro
cho que el sujeta es capturado en sus inicios te&o b j É w a aher: Ma aEM del principio
por el lenguaje. El sujeto desde d principio se &l pbew (1920),Por lo &m& no olvidemus
b& radicalmente comprometido y tomado en e& kea, Lo SifiJ&o (1919).
Freud, en Psicología de las masasy andlisis Con Freud, la respuesta es negativa. Al
del yo, subraya el lugar que ocupa el líder. Al parecer la verdad, que desgarra al sujeto, no
parecer, la masa, para evitar la regresión y la posee un lugar armónico en la ciudad. La
disolución, requiere de la presencia de un lí- verdad, en definitiva, no se quiere escuchar
der. Pero, idbnde radica el prestigio asignado por parte del sujeto ni por la polis. El sujeto
al líder?y ¿por qué la masa desea ser seducida se deja llevar por las ilusiones, reprimiendo
por el líder? No olvidemos los fenómenos de de &e modo un sentimiento de hostilidad
masas, tales como el nazismo, en que pobla- que ;1 es estructural. Es que el odio es más
ciones enteras quedaban subyugadas bajo la persistente que el amor.
mirada y la voz omnipotente del Führer.
Lo ominoso de esa verdad siempre está a
Al respecto, Lacan en su seminario XVI punto de desgarrar al sujeto, instalando un
De un Otro a otro dirá: "Se nos cuenta los desorden en relación a los lazos sociales.
excesos más extraordinarios ejercidos sobre Pero ante esta desgarradura,jcbmo se explica
víctimas, cuya incre&le supervivencia nos elfenbmeno de la masa?
sorprende. Pero no hay uno de esos excesos
que no solo no sea comentado sino fomentado L; unidad de la masa estaría dada por la
por una orden. Lo más sorprendente es que no sugestión que impone el líder, permitiendo
provoca ninguna revuelta.. . En esos rebaños vínculos amorosos. En otras palabras, el su-
empujados a los hornos crematorios, aparen- jeto se somete por amor. Pero existe una ilu-
temente nunca se vio a nadie que de golpe sión. ¿Cuál? La de un líder que ama a todos
empezara simplemente a morder la rnu6ca por igual. Un padre que ama a sus hijos. Con
de un guardián. El juego de la voz encuentra esto está asegurada la ilusión de todo sujeto
aquí su pleno registro" (Lacan, 2068, p. 236). en agruparse con otros.
No es más que la positivización de la voz
como objeto del Otro que deja aturdido al Pero siempre está el peligro de la descom-
sujeto en un goce que lo destruye y lo borra. posición de la masa, por la desgarradura fun-
damental que habita en el sujeto. La siempre
Freud, con respecto al fenómeno de ma- renovada desligación libidinal pone en ries-
sas agrega un elemento de desgarradura, go la relaci&ndel sujeto con el Otro, quedan-
una especie de desorden constituyente en el do sujeto a la pssitivización de lo ominoso.
sujeto. En tal sentido, Henry Rey - Flaud se Por tanto, las ilusiones (iEl porvenir de una
pregunta: "¿La relacibn con la verdad puede ilusión?),no alcanzan a velar lo ominoso.
~onstituirel lazo social? ¿Puede garantizar la
constitución de éste?" (Rey - Flaud, 2005, p. El sujeto se identifica con el Otro. ¿Cuál?
22). Con el padre de la horda primitiva. Esta iden-
tificación de carácter primaria va dirigida a
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este padre. Por cierto, identificación que re- encuentran detrás de la represión. Se está
sulta anterior a la elección de objeto. ¿Cuál es ante un desgarro estructural padecido por el
la característica de esta identificación? sujeto. Freud, a propósito, señala la necesidad
que tiene toda sociedad de una violencia ex-
Ella presenta dos características: la de in- terna a fin de controlar las pulsiones y a su
corporar y destruir a ese padre. ¿Qué conse- vez la instauración de un proceso de inter-
cuencias trae?El odio anida en su relación con nalizauqdi de las prohibiciones, arrojando la
el amor. constitución del carácter moral en el hombre.
En otras palabras, detrás de los bienes aními-
¿Qué es lo que se desprende de todo esto? Lo c o ~la, conciencia moral, el patrimonio de los
ominoso se encuentra en el fondo de la iden- ideales, el arte y las representaciones religio-
tificación, el enamoramiento y los fenómenos sas, se esconde lo pulsional. Por lo tanto no
de masa. En última instancia, para Freud lo hay desligazón entre lo pulsional y lo cultural.
ominoso es justamente ese padre excesivo,
con el cual el sujeto se identifica, se lo incor- Freud en el texto antes citado, conserva to-
pora como un acto de amor y forma parte del davía cierto optimismo, pero en El Malestar
ideal del yo. Más tarde, vía superyó y de un en la ~ u k u r aacentúa el horror que despierta
modo especial en sus características sádicas, la verdad del sujeto. Ante la verdad del suje-
ataca al sujeto. Un ejemplo de esta lógica es to, que no es transmisible, restan las ilusiones.
la del neurótico obsesivo. Léase el caso del Gracias a elias hay porvenir. A diferencia de
Hombre de las ratas. la verdad, las creencias y los ideales son trans-
misibles. Cuando la verdad habla, genera cen-
iQué plantea El Porvenir de una ilusión sura y horror.
acerca de lo ominoso? Para Freud la cultura
posee dos dimensiones que le son propias. Pero todavía Freud en El porvenir de una
Una de ellas resulta ser la técnica y la otra la ilusión, guarda la esperanza que las pulsiones
ética y la moral. La primera dimensión dice pueden ser domesticadas por la cultura. Pero
del hombre en tanto conquistador de la natu- en El MaZestar en la Cultura acentúa la idea de
raleza y en tal sentido, la ciencia resulta ser un la existencia de una desgarradura primordial,
producto de esta dimensión. La segunda hace un defecto estructural en la constitución del
referencia a las normas, las prohibiciones a sujeto.
fin de regular los intercambios de los bienes
producidos. La civilización se constituye sobre la coer-
ción y por lo tanto el hecho de vivir en co-
Si bien la cultura es producto del hombre, munidad implica que el sujeto deba hacer
éste abriga en su seno un peligro. Lo consti- un sacrificío. Esto trae consigo un malestar,
tuyen las pulsiones sexuales hostiles que se que resulta estructural para el sujeto, dada su
fronteras de las nomas aprobadas por la ma- psíquico, por la propia idea del hambre nor- '
yoría, no es que carezcan de normas. TTodo mal.
lo contrario. Toda norma &te ciertos des-
víos. Aquellos que se apartan de una norma, Pero la idea de nomalidad no parece tan
aprobada por la mayoría, no están fuera de obvia. Ella no Implica una verdad ab:wlatz~
ella. Simplementese ubican en l a márgenes Ciertamente depende de las c m a I c i m
de la no- manifestadlo una subjetividad y del caa,texto. Pero es cierto que la idea de
particular. m 4 radta de mtido comhn. Fama
parte de nuestmpico.patobgla de la KZda co-
Al respecto, Le Blanc nos M:"El con- tidiana. YEstapropensidna un pathos de la
ficto no se establece, pues, entre lo normal y norma es incluso un veruertr dato de la vida
anmrnaI, pesto que no t h ningún sentido mmh. Pmc& c m vw.osJmildtud de una es-
salir de las nomas$sino entre wna Eorm m- & &fma social que participa tanto
yontarja y otra minoritaria" (Le El=, 2010, de una bhqueda de reconocimiento como de
p 11). la voluntad inconsciente de lograr una san-
ción" (LeBlanc, 2010, p 18).
+
Ea a t m palabras, no existen normas nor-
males y normas no normales. Le Blanc, refi- Esa búsqueda de reconocimiento que se
riéndose a Cangudhem, plantea la necesidad encuentra m b d a a la idea de normalidad,
de dejh de lado la antigua dicotomía sobre aplica en parte los motivos muy usuales
tn nomal y anormal, apostando por la cues- de atribuir a los otros h patologia, a modo
ti6n de la vida y su d o r de creaci6n de nor- de estrategia para podcioaarnos dentro del
mas. "Existe una capacidad de inventiva de ideal del hombre normal, Ya Freud, al res-
b c d & m que hace awjk las normas exis- pecto, había señalada que el sujeto proyecta
tentes, que las d m f a en benejkw de mimo- en los de& t& aquell~que no puede so-
formas que no necesariamente se encuentran portar m & mismo.
en rebe&& con las anteriores, aunqmpedan
terminarpor estarla" (Le Blanc, 28 10, p 12). 145 a4 a m o en los juicios de atribución
negativa hacia 1- demis, se ejerce violencia
Una de Ias rimas que se encm& al e intolerancia en q u d o t que
~ no se encuen-
centro de las otras es la de normali&d. De tran plenamente d e ~ de o la norma. En de-
bta se ckspreade la idea del hombre normal. íinitiva, en todo julicia e t e impiicitanrlente
En la medida que los hombres se encuentran un ideal de normdidad
afectados por las normas, se ilusiorran con
la idea de ser un hombre normal. La dínica Pero al respecto, Le Blanc se pregunk
nw m&ía que e a ilusión ~porvmirde una CQuién me dice que estoy sujkientemmte
ilwidn?)se pradnce en el mismo sufrimiento dentro de la norma?iAcasono h a .qwdemos-
trarlo más a h ? El curso hacia la nomalidad normal resulta funcional y Útil a efedks de
es un curso sin fin. Toda vida es una vida in- distinguir lo que es normal y lo que es p- -
jwtificcadsr que basca justiJicarg wwrespecto tológico. Ella posibilita la construcción de la
a las propias norma'' (Le Blanc, 2010, p 25). propia figura de lo patológico.

".
Pero esa justificación ..antepone una un- El hombre no& se encuentra fuera de
gustia ante la n o m a que es lo propio del k m - l q o r m a s . Es un ser atípico. Es el harn-
b e n o m l . Este es, entonces, en el sentido bre que d&conoce las enhedades. Pero
psicraanalitico~un fiombpata', un enfemro de adolece de una f d a importante: su ahisto-
la norma. La normopatía *a a persona- ricidad. '&da una vida sin acontecimientos
Mades limite qare busan por todos los medios palpables. Simplemente es un modela paria el
parecer ñormales, imitmdo Eas mmds a la resto de los hombres. Es asíqwle podemios de-
p ~ o Esta~ seudmom&d . o norma- darar que existe una enfermedad del h m -
lidad patológica a m m a a toldos las sujetas hre rmmd: "Este se encuentra a$kmo de Za
cuy smtids de ib vida mk n w d - n a m a d-íatka a k que se somete a o k qw se
dd" (Le Blotnc, 2010, p 26). 10 s m & ...ha e@me&d del k d w m m a l
se &e entmder cona h f i que nace a la
Es astsí como la impúsición de la idea de larga aE sabme n o d en tstr mundo po&h&
n o m W en tanta ideal para un hombre de enfmos., Ea n o m a que exhibe es d dgmo
normal, obliga a cada uno pagar un precia de u m vi& &mimi& Ltz ~ r t a h s ; Wcam
renuncia a que la vida en sí misma pueda eymp- o eomo sahd czdmim en urma
encontrar su propia normatividad. ccAtewne norma W c a que acpat~eal h b r e a ;todas
tan solo a la normalidad s c i d ~ i j i c t m-
z las enfemedades posibles" (Le Blanic, 2010, p
ton@ renuncim a Irz mmil$& dg la vi&, 36).
al trabajo presubjetivo que se encuentra en d
origen de la vida psíquica, es poner entre pa- Por lo tanto, d h b r e normal es aquel
réntesis la propia idea de vida en provecho de que no se permite la invenci6n creatim de
la n o m a..." (Le Blanc, 2010, p. 27). nuevas normas y por ende se somete a una
sola norma. En este-marco, e o h sentidoha-
Es así como, para Le Blanc, la idea del b l a de k enfermedad del hombre normal.
hombre normal no es más que un modelo &te se encuentra eafermo de la norma. Es
normativo en lo social. En medio de un mun- así como psdemos establecer una relacibn
do en que lo que domina son las patologías, entre el pathos y la norma.
resulta casi imposible encontrar en alguíen
la encarnación perfecta del hombre normal. Esta cuesti6n fulidamental nos aproxima
Por tanto, la normalidad no es normal. Pero a la tesis freudiana del malestai- en la cultu-
debemos reconocer que la idea del hombre ra. La neurosis del sujeto se desprende de su
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sometimiento a las normas impuestas por la ha enseñado el psicoanálisis es que no existe


cultura y su corolario es su sufrimiento. armonía entre las pulsiones y la cultura. No
queda otra salida que lo más abyecto que ha-
Conclusión bita en el sujeto pueda ser soportado por la
cultura. ¿Es posible?
Hemos arribado al término del análisis
sobre el sufrimiento humano en relación a g S o ~ g t a rlo insoportable? &te es el di-
lo viviente en el malestar en la cultura. qué lema. asf fa ahora lo que se ha realizado es
podemos rescatar?Los autores escogidos para proyectar lo insoportable fuera de nosotros,
este análísis: Freud, Lacan, Cangdhem y Le ejerciendo violencia contra los otros. ¿Qué
Blanc, cada uno desde sus posiciones teóri- hacer?Ya esta pregunta implica un problema:
cas, nos ofrecieron un diagnóstico acerca del gQu&hacer con el hacer? Tal vez una posible
sufrimiento que padece el sujeto en su rela- salida, es no preocuparnos tanto por hacer
ción con las normas que impone una cultura. cosas, sin medir las consecuencias de nues-
El precio que se paga se ve reflejado en su pa- tros actos, El furor curandis, las buenas in-
decimiento sintomático, por más que quiera tenciones, la voluntad de cambiar las cosas,
desprenderse de la angustia que despierta amar al brójimo de un modo incondicional
lo patológico. Las promesas y las ilusiones y otros tantos voluntarismos han ilevado, en
que una cultura nols ofrece recaen como una ocasiones, a agravar aún más el sufrimiento
sombra sobre el sujeto. El porvenir de una humano.
ilusión que toda cultura nos ofrece, choca
contra la verdad del sujeto, produciendo un
desgarramiento de éste.

El ideal del hombre normal se impone por


parte de la cultura y ese ideal, tal como nos
mostró Le Blanc, resulta ser un enunciado
patoló-gjco. El hombre normal se encuentra
enfermo, ya que su existencia se encuentra
reducida a una sola norma. El esfuerzo que
implica estar dentro de la normalidad im-
puesta se paga caro: la enfermedad.

¿ESposible alguna vez relacionarnos de un


modo dqerente con las normas impuestas por
la cultura? ¿Podrá existir alguna salida? Y si
la hay, gno serd otra ilusión más? Lo que nos
Referencias Bibliogrdjbs

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