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m0 15, No24,2013
Págs.: 47-59
'Xcerca del
Sufrimiento Humano.
La lógica de lo
viviente en el malestar
en la Cultura"
intención y decisión normativas. Entonces, situación determinada. Estar sano y ser nor-
vida y carácter normativo se hallan en una mal no son cosas equivalentes, porque lo pa-
relación indisoluble. De esto se desprende tológico es una especie de normalidad.
que lo patológico no es la ausencia de norma
biológica, sino una norma diferente pero que Estar sano no es s61o ser normal en una si-
ha sido comparativamente rechazada por la tuación dada, sino también ser normativo en
vida. esa sityigcibn y en otras situaciones eventuales.
Estar en buen estado de salud si@ca poder
Por lo tanto, el estado patológico no se en- enfermarse y restablecerse. En ese sentido el
cuentra constituido por la ausencia de nor- poder y la tentación de enfermarse represen-
m a La enfermedad es una norma particular tan una caractedstica esencial de la vida
de la vida y no es un residuo del comporta-
miento normal. No es el resultado de un em- El pathos, en definitiva, es quien condi-
pobrecimiento o de una disminución, sino ciona al logos. Lo anormal es lo que suscita
que son reacciones que nunca se presentan el interés teórico por lo normal. Las normas
en el individuo normal de la misma forma sólo son reconocidas como tales en las in-
y en las mismas condiciones. El enfermo, en fracciones. Las funciones sólo se revelan en
definitiva, está enfermo porque sólo puede las fallas. La vida sólo se eleva a la conciencia
admitir una norma. y a la ciencia por la inadaptación, el fracaso
y el dolor.
El enfermo no es anormal por ausencia
de norma sino por incapacidad para ser nor- A modo de punto de capitoneo, el profesor
mativo frente a una situación determinada. Guillaume Le Blanc, en su vi~ita(~)sostuvo,si-
En tales términos, la enfermedad es una ex- guiendo a Canguilhem, una tesis fundamen-
periencia de innovación positiva del ser vivo tal: la vida es entendida como normatividad.
y ya no sólo un hecho de disminución o de Le Blanc introduce el término "ritmo" (AUu-
multiplicación. La enfermedad no es una va- re): la vida es una polaridad dinámica, reali-
riación en la dimensión de la salud; es una zada por los ritmos (Allure) de la vida.
nueva dimensión de la vida. La enfermedad,
lejos de ser una desaparición de un orden Una vida, a lo largo de su historia, cam-
normal, es la aparición de un nuevo orden bia de ritmos. Es en este aspecto donde se
vital. enlaza con la normatividad. Se encuentran
dos tipos de ritmos: Los ritmos estabilizados
En vista de lo anterior, podríamos decir (normales) y los nuevos ritmos (normales y
que el estado patológico no puede ser deno- propulsivos). En suma la vida es una adivi-
minado anormal de un modo absoluto, sino dad normativa La vida tiene la capacidad de
anormal en función de la relación con una cambiar de ritmos e instituir nuevas normas
ARTfCULO CASTALIA
&O 15, No24,2013
ACBRCA DEL SUFRIMIENTO HUMANO: LA L(SGICA DE LO VrVIENTE EN EL MALESTAREN LA C ü L . . P ~ S .47-59
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en un medio particular. Por lo tanto, norma- para terminar con Moisés y la religión mo-
tivo es aquello que instituye normas, Por el notehta. Freud reafirma en El Malestar en la
hecho que la normatividad es un valor de la c u l ~ la
a idea de un defecto estructural en la
vida, se encuentra presente en cada viviente condición humana Este defecto alude a una
singular. La normatividad es una capacidad, hiancia (beance) que anida en el sujeto ante
un poder individual en cuanto a los cambios las prohibiciones y renuncias pulsionales que
de ritmo. impme la cultura.
este padre. Por cierto, identificación que re- encuentran detrás de la represión. Se está
sulta anterior a la elección de objeto. ¿Cuál es ante un desgarro estructural padecido por el
la característica de esta identificación? sujeto. Freud, a propósito, señala la necesidad
que tiene toda sociedad de una violencia ex-
Ella presenta dos características: la de in- terna a fin de controlar las pulsiones y a su
corporar y destruir a ese padre. ¿Qué conse- vez la instauración de un proceso de inter-
cuencias trae?El odio anida en su relación con nalizauqdi de las prohibiciones, arrojando la
el amor. constitución del carácter moral en el hombre.
En otras palabras, detrás de los bienes aními-
¿Qué es lo que se desprende de todo esto? Lo c o ~la, conciencia moral, el patrimonio de los
ominoso se encuentra en el fondo de la iden- ideales, el arte y las representaciones religio-
tificación, el enamoramiento y los fenómenos sas, se esconde lo pulsional. Por lo tanto no
de masa. En última instancia, para Freud lo hay desligazón entre lo pulsional y lo cultural.
ominoso es justamente ese padre excesivo,
con el cual el sujeto se identifica, se lo incor- Freud en el texto antes citado, conserva to-
pora como un acto de amor y forma parte del davía cierto optimismo, pero en El Malestar
ideal del yo. Más tarde, vía superyó y de un en la ~ u k u r aacentúa el horror que despierta
modo especial en sus características sádicas, la verdad del sujeto. Ante la verdad del suje-
ataca al sujeto. Un ejemplo de esta lógica es to, que no es transmisible, restan las ilusiones.
la del neurótico obsesivo. Léase el caso del Gracias a elias hay porvenir. A diferencia de
Hombre de las ratas. la verdad, las creencias y los ideales son trans-
misibles. Cuando la verdad habla, genera cen-
iQué plantea El Porvenir de una ilusión sura y horror.
acerca de lo ominoso? Para Freud la cultura
posee dos dimensiones que le son propias. Pero todavía Freud en El porvenir de una
Una de ellas resulta ser la técnica y la otra la ilusión, guarda la esperanza que las pulsiones
ética y la moral. La primera dimensión dice pueden ser domesticadas por la cultura. Pero
del hombre en tanto conquistador de la natu- en El MaZestar en la Cultura acentúa la idea de
raleza y en tal sentido, la ciencia resulta ser un la existencia de una desgarradura primordial,
producto de esta dimensión. La segunda hace un defecto estructural en la constitución del
referencia a las normas, las prohibiciones a sujeto.
fin de regular los intercambios de los bienes
producidos. La civilización se constituye sobre la coer-
ción y por lo tanto el hecho de vivir en co-
Si bien la cultura es producto del hombre, munidad implica que el sujeto deba hacer
éste abriga en su seno un peligro. Lo consti- un sacrificío. Esto trae consigo un malestar,
tuyen las pulsiones sexuales hostiles que se que resulta estructural para el sujeto, dada su
fronteras de las nomas aprobadas por la ma- psíquico, por la propia idea del hambre nor- '
yoría, no es que carezcan de normas. TTodo mal.
lo contrario. Toda norma &te ciertos des-
víos. Aquellos que se apartan de una norma, Pero la idea de nomalidad no parece tan
aprobada por la mayoría, no están fuera de obvia. Ella no Implica una verdad ab:wlatz~
ella. Simplementese ubican en l a márgenes Ciertamente depende de las c m a I c i m
de la no- manifestadlo una subjetividad y del caa,texto. Pero es cierto que la idea de
particular. m 4 radta de mtido comhn. Fama
parte de nuestmpico.patobgla de la KZda co-
Al respecto, Le Blanc nos M:"El con- tidiana. YEstapropensidna un pathos de la
ficto no se establece, pues, entre lo normal y norma es incluso un veruertr dato de la vida
anmrnaI, pesto que no t h ningún sentido mmh. Pmc& c m vw.osJmildtud de una es-
salir de las nomas$sino entre wna Eorm m- & &fma social que participa tanto
yontarja y otra minoritaria" (Le El=, 2010, de una bhqueda de reconocimiento como de
p 11). la voluntad inconsciente de lograr una san-
ción" (LeBlanc, 2010, p 18).
+
Ea a t m palabras, no existen normas nor-
males y normas no normales. Le Blanc, refi- Esa búsqueda de reconocimiento que se
riéndose a Cangudhem, plantea la necesidad encuentra m b d a a la idea de normalidad,
de dejh de lado la antigua dicotomía sobre aplica en parte los motivos muy usuales
tn nomal y anormal, apostando por la cues- de atribuir a los otros h patologia, a modo
ti6n de la vida y su d o r de creaci6n de nor- de estrategia para podcioaarnos dentro del
mas. "Existe una capacidad de inventiva de ideal del hombre normal, Ya Freud, al res-
b c d & m que hace awjk las normas exis- pecto, había señalada que el sujeto proyecta
tentes, que las d m f a en benejkw de mimo- en los de& t& aquell~que no puede so-
formas que no necesariamente se encuentran portar m & mismo.
en rebe&& con las anteriores, aunqmpedan
terminarpor estarla" (Le Blanc, 28 10, p 12). 145 a4 a m o en los juicios de atribución
negativa hacia 1- demis, se ejerce violencia
Una de Ias rimas que se encm& al e intolerancia en q u d o t que
~ no se encuen-
centro de las otras es la de normali&d. De tran plenamente d e ~ de o la norma. En de-
bta se ckspreade la idea del hombre normal. íinitiva, en todo julicia e t e impiicitanrlente
En la medida que los hombres se encuentran un ideal de normdidad
afectados por las normas, se ilusiorran con
la idea de ser un hombre normal. La dínica Pero al respecto, Le Blanc se pregunk
nw m&ía que e a ilusión ~porvmirde una CQuién me dice que estoy sujkientemmte
ilwidn?)se pradnce en el mismo sufrimiento dentro de la norma?iAcasono h a .qwdemos-
trarlo más a h ? El curso hacia la nomalidad normal resulta funcional y Útil a efedks de
es un curso sin fin. Toda vida es una vida in- distinguir lo que es normal y lo que es p- -
jwtificcadsr que basca justiJicarg wwrespecto tológico. Ella posibilita la construcción de la
a las propias norma'' (Le Blanc, 2010, p 25). propia figura de lo patológico.
".
Pero esa justificación ..antepone una un- El hombre no& se encuentra fuera de
gustia ante la n o m a que es lo propio del k m - l q o r m a s . Es un ser atípico. Es el harn-
b e n o m l . Este es, entonces, en el sentido bre que d&conoce las enhedades. Pero
psicraanalitico~un fiombpata', un enfemro de adolece de una f d a importante: su ahisto-
la norma. La normopatía *a a persona- ricidad. '&da una vida sin acontecimientos
Mades limite qare busan por todos los medios palpables. Simplemente es un modela paria el
parecer ñormales, imitmdo Eas mmds a la resto de los hombres. Es asíqwle podemios de-
p ~ o Esta~ seudmom&d . o norma- darar que existe una enfermedad del h m -
lidad patológica a m m a a toldos las sujetas hre rmmd: "Este se encuentra a$kmo de Za
cuy smtids de ib vida mk n w d - n a m a d-íatka a k que se somete a o k qw se
dd" (Le Blotnc, 2010, p 26). 10 s m & ...ha e@me&d del k d w m m a l
se &e entmder cona h f i que nace a la
Es astsí como la impúsición de la idea de larga aE sabme n o d en tstr mundo po&h&
n o m W en tanta ideal para un hombre de enfmos., Ea n o m a que exhibe es d dgmo
normal, obliga a cada uno pagar un precia de u m vi& &mimi& Ltz ~ r t a h s ; Wcam
renuncia a que la vida en sí misma pueda eymp- o eomo sahd czdmim en urma
encontrar su propia normatividad. ccAtewne norma W c a que acpat~eal h b r e a ;todas
tan solo a la normalidad s c i d ~ i j i c t m-
z las enfemedades posibles" (Le Blanic, 2010, p
ton@ renuncim a Irz mmil$& dg la vi&, 36).
al trabajo presubjetivo que se encuentra en d
origen de la vida psíquica, es poner entre pa- Por lo tanto, d h b r e normal es aquel
réntesis la propia idea de vida en provecho de que no se permite la invenci6n creatim de
la n o m a..." (Le Blanc, 2010, p. 27). nuevas normas y por ende se somete a una
sola norma. En este-marco, e o h sentidoha-
Es así como, para Le Blanc, la idea del b l a de k enfermedad del hombre normal.
hombre normal no es más que un modelo &te se encuentra eafermo de la norma. Es
normativo en lo social. En medio de un mun- así como psdemos establecer una relacibn
do en que lo que domina son las patologías, entre el pathos y la norma.
resulta casi imposible encontrar en alguíen
la encarnación perfecta del hombre normal. Esta cuesti6n fulidamental nos aproxima
Por tanto, la normalidad no es normal. Pero a la tesis freudiana del malestai- en la cultu-
debemos reconocer que la idea del hombre ra. La neurosis del sujeto se desprende de su
ARTfCULo CASTALIA
m0 15, No24,2013
Phgs.: 47-59 JUANJOSgSOCA