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Introducción
En este texto, intento comparar los a una visión utilitarista. Su perspectiva se fun-
análisis de Williams (2000) y Sahlins (1997). da en la distinción entre “razón práctica” y
Ambos apelan a un concepto de cultura de “razón simbólica”.
raíces antropológicas como fundamento de Williams también introduce un concepto
sus elaboraciones. Esta premisa, en principio antropológico de “cultura”. A diferencia de
común, los lleva por caminos marcadamente Sahlins, toma una perspectiva que, citando a
divergentes. Mientras Williams realiza una Marx, recupera el proceso en el cual “el
producción teórica original desde el marxis- «hombre se hace a sí mismo» mediante la
mo, Sahlins propone una crítica al marxismo producción de sus propios medios de vida”
y a Marx. Si bien ambos autores hacen lectu- como el “más importante progreso intelectual
ras diferentes de Marx (que ayudan a com- de todo el pensamiento social moderno” (Wi-
prender sus divergencias), me interesa des- lliams, 2000: 30). De esa forma, parece arti-
arrollar sus conceptos de cultura porque, cular los términos de la distinción planteada
según mostraré, iluminan los puntos de con- por Sahlins. ¿Cómo se fundamenta ese movi-
troversia y permiten elucidar sus respectivas miento? Más ampliamente, ¿cómo elaboran
posiciones teóricas. uno y otro sus posturas? ¿Cuáles son las simi-
Sahlins critica al marxismo como una litudes y diferencias?
forma compleja de la “razón práctica”. Su Seguiré la argumentación de Sahlins
postura se elabora desde un concepto antro- para introducir, luego, el planteo de Williams.
pológico de “cultura”. Lo específico del hom- Al apropiarse de un concepto de “cultura”
bre es vivir “según un esquema significativo heredero de la antropología, ¿Williams resuel-
concebido por él mismo. (…) nunca es el ve el problema planteado por Sahlins? En todo
único posible. De ahí que la cultura sea lo caso, ¿cómo introduce la “cultura” al marxis-
que constituye la utilidad” (Sahlins, 1997: mo?; ¿cómo se define la “actividad práctica” a
9). A partir de esta tesis general, rastrea en partir de allí? ¿Cuáles son las especificaciones
la obra de Marx los elementos que conducen teóricas de tal movimiento?
mundo”, del hacer en su sentido más exacto plina no está muy precisada en el texto, recu-
(y resulta irreductible a su definición como rre a una perspectiva totalizadora de la cultura
práctica) a la vez que modela la acción. A (o mejor dicho, de las culturas en plural) fren-
partir de allí, la cultura se concibe como te a los enfoques que la reducen a un ámbito
constitutiva de lo humano, no como mera específico de prácticas –o “área” de lo social.
mediación entre el hombre y el mundo. Éste es el primer pilar de su elaboración teóri-
Finalmente, el análisis de Sahlins pa- ca. Como hará luego con los demás conceptos
rece quedar frente a una oposición. Contra la básicos, reconstruye brevemente la historia
“razón práctica”, se alza la “razón simbólica”. del término hasta arribar a su definición: “un
Sin embargo, esta distinción no ubica ambos proceso constitutivo creador de «estilos de
términos en un mismo plano. La resolución vida» específicos y diferentes” (Williams,
de la oposición no opera por “compromiso”, 2000: 31). Como Sahlins, concibe la cultura
como “síntesis”, sino por “abarcamiento”2 como constitutiva de lo humano en su diversi-
(véase Sahlins, 1997: 61). En otras pala- dad. Ambos remiten a un concepto totalizador
bras, la cultura, como concepto totalizador, que abre a la crítica a la separación de esferas
comprende y da sentido a la utilidad. Si este así como al par base/superestructura. Sin em-
gran giro ha distanciado a Sahlins del bargo, Williams introduce tal discusión a partir
marxismo, será Williams (2000) quien retor- de la crítica de Marx al idealismo. Presenta
nará sobre él incorporando la cultura. ¿Cómo entonces la perspectiva de que “el «hombre se
se fundamenta este paso teórico? hace a sí mismo» mediante la producción de
sus propios medios de vida” como el mayor
desarrollo intelectual moderno. Si tal progreso
Una aproximación cultural a se vio opacado por cierto racionalismo que
condujo a la división entre base y superestruc-
Marx tura, confirmando la separación idealista entre
lo material y lo cultural, se trata de proponer
El recorrido teórico hecho por Wi- un materialismo cultural que recupere la “tota-
lliams (2000) plantea ciertas semejanzas con lidad de la historia”.
el de Sahlins (1997). Sin citarse mutuamen- Este postulado lo lleva a revisar su pri-
te, ambos dan cuenta de un campo de deba- mer concepto básico. Apenas define la cultura,
tes contemporáneo3 que encuentra al estruc- agrega “que pudo haber sido notablemente
turalismo marxista entre sus interlocutores profundizada por el énfasis puesto en un pro-
comunes. A partir de allí, sin embargo, Wi- ceso social material” (Williams, 2000: 31). Es
lliams propone otro acercamiento al marxis- decir, encuentra en un materialismo de raíces
mo. marxianas la posibilidad de aportar al concep-
Al igual que Sahlins, este autor reto- to de cultura. A diferencia de Sahlins, enton-
ma un concepto de cultura con ecos antropo- ces, ¿Williams propone una síntesis entre lo
lógicos. Aunque su relación con dicha disci- material y lo cultural? ¿Recae, luego, en el
utilitarismo, como podría temer Sahlins? ¿Có-
mo avanza en la especificación de su perspec-
2 Tal término es tomado de Dumont. Este autor propo- tiva? El siguiente paso se da a partir del con-
ne una teoría de la jerarquía dentro de la cual da cuenta
cepto de lenguaje.
de ciertas clases de oposiciones en términos de “abar-
camiento del contrario”. “Essa relação herárquica é “Una definición del lenguaje es siem-
muito geralmente a que se dá entre um todo (ou um pre, implícita o explícitamente, una definición
conjunto) e um elemento desse todo (ou desse conjun- de los seres humanos en el mundo” (Williams,
to): o elemento faz parte do conjunto, é-lhe nesse sen-
2000: 32). En discusión con la noción de “re-
tido consubstancial ou idéntico, e, ao mesmo tempo, se
distingue ou se opõe a ele. É o que designo pela ex- flejo”, Williams pretende destacar dos líneas
pressão ‘englobamento do contrário’” (Dumont, en el desarrollo del concepto: el lenguaje co-
1978a:397 citado en Duarte, 1986:40-41). La cultura mo actividad y como historia. El concepto de
como todo precede y engloba a la utilidad que, en otro
cultura significó una ruptura respecto a la dis-
nivel, se le opone.
3 Ambos escriben a comienzos de los ’70. Sahlins se tinción clásica entre lenguaje y realidad. Luego
inscribe en los debates de la antropología norteamerica- de un breve recorrido por la larga historia del
na. Williams, en cambio, forma parte del núcleo de los concepto, rescata el énfasis de Marx y Engels
llamados “estudios culturales” británicos.
tiempo en el análisis. Williams, en cambio, primero cuestiona una formalización que tien-
propone un análisis muy minucioso del texto da a fijar el proceso social total, distanciándo-
que encuentra en la crítica al formalismo, un se de los usos y de la experiencia, el segundo
punto de apoyo para la reformulación mate- critica una concepción del lenguaje que no
rialista del concepto de lenguaje (y del de reconozca la especificidad de la significación,
cultura). Mientras el formalismo permite su- diferenciándola de la acción propiamente di-
perar el reduccionismo objetivista que conci- cha. Citando nuevamente a Ricœur, tal como
be el lenguaje como reconocimiento de lo hace Sahlins, el lenguaje “designa sin hacer
que ya está ahí fuera (y limita al sujeto a la nada, la palabra conecta y estructura la ac-
pasividad), la propuesta de Volosinov pone ción”.
en cuestión la separación que el análisis Sin embargo, el antropólogo estadouni-
formal introduce entre el sistema y la expe- dense no propone un concepto de cultura
riencia del lenguaje. Desde allí, el énfasis de apartado de la experiencia vivida. Esta piedra
Williams está en la presencia activa y diná- angular de la antropología forma parte de las
mica, en la simultaneidad y en la totalidad. premisas básicas de su planteo: “el interés
Éste es el punto que permite eludir la acusa- que suscitan correspondencias conceptuales
ción de utilitarismo en tanto disipa la pre- como las de obrero/capitalista: joven/adulto
gunta por el origen del lenguaje y modifica no denota de modo alguno una posición de
sustancialmente la pregunta por su trans- idealismo. Su reconocimiento por el antropó-
formación. Concluye: “el lenguaje es la arti- logo o el economista, así como su existencia
culación de esta experiencia activa y cam- en la sociedad, reflejan una experiencia real
biante; una presencia social dinámica y arti- de esa sociedad, así sea sólo la única clase de
culada dentro del mundo” (Williams, 2000: experiencia social real, es decir, la mediada
51, énfasis en el original). La concepción del simbólicamente”6 (Sahlins, 1997: 214). El an-
lenguaje como constitutivo se combina, en- tropólogo parte de la experiencia e intenta
tonces, con la concepción del mismo como elucidar sus supuestos (muchas veces implíci-
histórica y socialmente constituyente. Por tos o “inconscientes”), sólo comprensibles
ello, cabría hablar de un “proceso social to- desde un “orden cultural” o “código”. Final-
tal” que evita incluso la separación formal de mente, la crítica de Sahlins no se dirige a una
lo cultural como sistema y que, antes que concepción antropológica de la experiencia
operar como síntesis, antecede toda separa- sino a la reducción utilitaria de la misma que,
ción5. Pero esa visión es insuficiente. Para en su afirmación de la razón práctica, reniega
Williams, el lenguaje es presencia y también de la cultura. A su vez, el materialismo cultu-
es articulación. ral de Williams aproxima la noción de actividad
Al igual que sucede con Sahlins, una práctica a una noción comprehensiva, no re-
concepción del lenguaje y de la significación ducible a “‘la’ lógica del trabajo” que Sahlins
ayuda a delinear el análisis de la cultura. Sin critica al marxismo.
embargo, es a partir de aquí que ambas pro- En términos generales, Williams se dis-
puestas comienzan a diferenciarse más cla- tancia del marxismo criticado por Sahlins. Sin
ramente. Por un lado, ambas posturas son embargo, se diferencia del antropólogo al en-
herederas de un paradigma simbólico, que fatizar el proceso así como el presente activo.
rompe con la concepción del lenguaje como De igual forma, Sahlins parece escapar a la
representación de lo real. Por otro lado, el revisión del formalismo saussuriano realizada
énfasis de Williams en la simultaneidad, en por Williams en tanto no se aparta de la expe-
la presencia social dinámica, y en el lenguaje riencia ‘real’. Resta comprender cómo se in-
como actividad práctica, parece enfrentarlo troduce en su análisis el cambio histórico. En
al “abarcamiento” del “orden cultural” tal su crítica al formalismo, Williams vuelve sobre
como es concebido por Sahlins. Mientras el la noción de señal como lo invariante y limita-
do. Avanzaré sobre la concepción del tiempo
5 Queda pendiente una pregunta: ante una propuesta
tan comprensiva como la de Williams, ¿cómo producir 6 Sorprende que Sahlins recurra al concepto de media-
coordenadas analíticas? En los capítulos siguientes, el ción, previamente abandonado. Quizá, al resaltar que se
autor avanza en esta línea. No desarrollaré aquí su trata de un proceso siempre mediado, subraya que no se
respuesta. trata de una mera mediación.
histórico para aclarar este punto y delinear su carácter abierto. “Una hegemonía dada es
mejor el contraste entre ambos autores. siempre un proceso. (…) Es un complejo efec-
tivo de experiencias, relaciones y actividades
que tiene límites y presiones específicas y
Los giros en el concepto de cambiantes. (…) no se da de modo pasivo co-
mo una forma de dominación. Debe ser conti-
cultura y el problema del nuamente renovada, recreada, defendida y
tiempo histórico modificada. Asimismo, es continuamente re-
sistida, limitada, alterada, desafiada por pre-
siones que de ningún modo le son propias”
En el recorrido de Williams, el concep- (Williams, 2000: 134). Introduce entonces los
to de cultura aparece comprendido y transfi- conceptos de contrahegemonía y de hegemo-
gurado en el de hegemonía. A partir de él, el nía alternativa. Más aún, en la medida en que
autor organiza su teoría. Retoma la distin- no se puede comprender como una “totalidad
ción gramsciana entre dominio y hegemonía, a priori”, el análisis debe dar cuenta de los
concibiendo a esta última como “un complejo “esfuerzos y contribuciones de los que de un
entrelazamiento de fuerzas políticas, sociales modo u otro se hallan fuera o al margen de los
y culturales (…) o las fuerzas activas sociales términos que plantea la hegemonía específica”
y culturales que constituyen sus elementos (Williams, 2000: 135, énfasis en el original).
necesarios” (Williams, 2000: 129). Según Dentro de este abordaje, reconoce que el prin-
argumenta, esta definición incluye los con- cipal problema teórico es distinguir las formas
ceptos de cultura e ideología7, en tanto per- alternativas u opositoras a la hegemónica, de
mite “relacionar el proceso social total con aquellas en cierto sentido independientes. Tal
las distribuciones específicas del poder y la distinción resulta fundamental. Su posibilidad
influencia” en el marco de una sociedad de permite abandonar una imagen del proceso
clases (Williams, 2000: 129). Frente al con- como “simplemente adaptativo, extensivo e
cepto de ideología, enfoca la mirada en el incorporativo” (Williams, 2000: 136) para dar
proceso social total, no privilegiando un sis- cuenta del carácter (parcial pero significativa-
tema abstracto a la conciencia inarticulada mente) abierto de la historia. Es este punto el
de los hombres en el proceso viviente. Ante que me permite comparar ambos autores.
el concepto de cultura, abandona una mirada Como corolario de su enfoque general,
cooperativa que desconoce las relaciones de Sahlins propone una concepción cultural del
poder. tiempo histórico. Hacia el final del libro, distin-
Esta discusión recupera los elementos gue entre “códigos aparentemente estáticos” y
destacados en su lectura crítica de Volosi- “códigos abiertos” por las formas en que los
nov. A la vez, avanza en la teorización de cambios son modulados. Mientras en los pri-
ese “complejo entrelazamiento de fuerzas”, meros parecen primar las propias “preconcep-
retomando la noción de proceso y resaltando ciones” y los cambios se introducen en el con-
tacto entre sociedades como “variación”, los
códigos abiertos operan “transformándose”
7 En relación al concepto de ideología, Williams plantea
tres abordajes marxistas: como “sistema de creencias internamente en forma de un “crecimiento
de un grupo o una clase”; como “sistema de creencias compuesto (desarrollo)” (Sahlins, 1997: 213-
ilusorio” (opuesto al “científico”); y como “proceso ge- 215). Si esta dicotomía puede recordar aquella
neral de la producción de significados e ideas” entre sociedades sin historia y con historia, el
(2000:71). Si el planteo básico de Marx se orientó a
comprender la conciencia como parte del proceso mate- autor resalta aquí que en ambas tienen lugar
rial humano, la brecha se abrió al extremar la postura transfiguraciones y reformulaciones semejan-
en discusión con el idealismo. Así, la mirada se volcó tes. El contraste general es utilizado para
hacia un empirismo abstracto cientificista. Este desarro- aproximarse a las formas en que la sociedad
llo, en su abstracción y rigidez creciente, se distancia de
la complejidad del proceso social total dentro del cual la capitalista se concibe a sí misma por oposición
ideología “recae en una dimensión práctica y específica: a las tribales8.
el complicado proceso en que los hombres se «vuelven»
(son) conscientes de sus intereses y de sus conflictos”
(Williams, 2000:86). Aún cuando Williams se orienta 8 Este paso le ayuda a explicar la especificidad de la so-
hacia esta mirada, deja abierta la pregunta sobre la ciedad capitalista moderna, distanciándose de la mirada
posibilidad de este giro radical del concepto. utilitarista. Si bien aquí me centro en la dinámica de los
Prácticas de oficio. Investigación y reflexión en Ciencias Sociales, n° 3, diciembre de 2008
culturales que denomina como “trascenden- paración de áreas), dando lugar a lo dominan-
tales” –por oposición a los análisis históri- te así como a fuerzas que lo desafían, defini-
cos– (2000: 143). Mientras aquéllos se refie- das en la misma práctica política. Es posible
ren básicamente a lo dominante, en térmi- reconocer tales desafíos en el pasado. Sin em-
nos de cultura feudal o burguesa como blo- bargo, también cabe abrir el análisis hacia las
ques temporales compactos, el teórico galés “estructuras del sentir” presentes. Estas expe-
propone un abordaje que incorpora dos ras- riencias, constituidas en situaciones específi-
gos que remiten respectivamente al pasado cas, no son reducibles a la definición dominan-
y al futuro, acentuando la noción de proceso. te de lo social, aún cuando, en tanto presencia
Por un lado, llama residuales a los rasgos viva siendo definida (“en solución”), resulten
activos de una forma antes dominante11. Por esquivas a la formulación. Finalmente, el pro-
otro, denomina emergentes a los rasgos cul- ceso hegemónico puede comprenderse am-
turales que, en un continuo movimiento de pliamente como uno de fijación y desplaza-
incorporación y diferenciación en relación miento de las fronteras de lo posible, en la
con lo dominante, desplazan la frontera de lo relación entre lo dominante, lo residual y lo
posible hacia formas no sólo nuevas sino emergente.
esencialmente alternativas u opositoras. Este Aunque su discusión apunta hacia el
análisis retoma las líneas centrales de la teo- marxismo, quizá la crítica de Williams a los
ría marxista sobre la estructura de clases y análisis “trascendentales” cabe para pensar la
el surgimiento de la clase obrera (tomando propuesta de Sahlins en tanto resalta la es-
como ejemplo la Inglaterra del siglo XIX). Lo tructura sobre el proceso. En otras obras, Sah-
dominante se constituye a través de proce- lins desarrolla este problema teórico centrando
sos de aprehensión y exclusión. Según ar- la mirada en la historia. Aquí, no es ajeno a la
gumenta Williams, este movimiento no sólo discusión pero apunta a una discusión que
comprende la dinámica de clases sino que considera como previa. Según afirma, para ver
permite pensar la distinción entre áreas de la el sistema en acción, primero es preciso des-
práctica social, observando los procesos por cribir el sistema. De lo contrario, el análisis de
los cuales ciertas prácticas quedan reducidas la acción puede recaer en el pragmatismo13.
a lo privado, a la naturaleza o incluso a la En Islas de historia, revisa parcialmente este
metafísica, en una relación siempre cam- planteo. Su concepto de cultura pretende
biante. Tanto la clase como el área social comprender la “transformación” como un
excluidas, reprimidas, o simplemente no re- “modelo de su reproducción”, a la vez que
conocidas, constituyen las fuentes de lo define esta última como una “alteración” for-
emergente, especificado según la práctica mada en la “apropiación” de “contenidos empí-
política12. Es decir, el análisis de Williams da ricos nuevos” a partir de “conceptos a priori”
cuenta de cómo se sedimenta el proceso que se “arriesgan” al enfrentarse a “contextos
hegemónico (en estructuras de clases y se- determinados” y a sujetos actuantes “intere-
11 Williams diferencia teóricamente lo residual de lo 13 Tal argumento se puede ver desplegado cuando Sah-
arcaico en términos de lo activo y lo pasivo, lo actuali- lins analiza el sistema de vestuario norteamericano en
zado y lo anquilosado –a la vez que reconoce la dificul- términos de mapa cultural: “Esta no es simplemente una
tad de distinguirlos empíricamente–. A la vez, considera decisión a favor de la langue sobre la parole. La manera
lo residual en relación al trabajo de la “tradición selecti- en que la gente se viste constituye un problema semiótico
va” por constituir una “versión intencionalmente selecti- mucho más complejo que el que podemos abordar aquí,
va de un pasado configurativo y de un presente precon- por incluir la particular conciencia o las autoconcepciones
figurado” que opere en el proceso de “definición e iden- del sujeto en un “contexto de la situación” significativo
tificación social y cultural” (Williams, 2000:137). específico. Asimismo, (…) la cuestión, conexa con la ante-
12 Williams argumenta contra la confusión entre formas rior, de la manipulación del código de la moda dentro de
localmente residuales y formas generalmente emergen- la industria del vestido. Sin embargo, aunque todas estas
tes. Queda pendiente la discusión de sus supuestos limitaciones, que tienen una referencia en común al sis-
“trascendentales” implícitos. Es decir, ¿la atribución de tema en acción, tornan lamentablemente incompleta esta
generalidad a lo emergente no asume acaso una pro- explicación, tienen en cambio la ventaja de concentrarla
yección sobre el futuro parcialmente determinada a en la posición que es necesario establecer de antemano, y
priori? Cabría rastrear este problema a lo largo del aná- en ausencia de la cual todo análisis adicional de la acción
lisis. Quizá su discusión conduzca a explicitar los su- corre el riesgo de caer en un vulgar pragmatismo: el que
puestos del marxismo que se introducen en la argumen- la producción es la realización de un esquema simbólico”
tación de Williams. (Sahlins, 1997:180).
Prácticas de oficio. Investigación y reflexión en Ciencias Sociales, n° 3, diciembre de 2008
sados” en sus propios “proyectos” (Sahlins, permitió llegar a la discusión más general por
1988). Allí, él mismo propondrá conceptos otra vía alternativa que resultó iluminadora.
mediadores tales como “acontecimiento” Al situarme desde un concepto que, en
(suceso tal como es interpretado cultural- parte, los acercaba entre sí, pude establecer
mente) y “estructura de la coyuntura” ciertos supuestos comunes. Ambos se apoya-
(apuesta que se constituye en el cruce entre ban en la tradición antropológica, destacando
estructura y acontecimiento). Este texto me lo simbólico (el lenguaje como constitutivo de
permite releer Cultura y razón práctica de un la ‘realidad’) y distanciándose de un formalis-
modo diferente. Es orientado al debate con mo que perdiera de vista la experiencia vivida
el utilitarismo que Sahlins elabora este libro. (simbólicamente). Sin embargo, cada uno es-
Tal vez, en lugar de pensarlo como un paso tablecía diferentes campos de discusión. Mien-
previo, quepa entenderlo como una lectura tras Sahlins discutía con el “marxismo del
interesada en un proyecto. El camino abierto momento” retomando la teoría antropológica
lo acerca al intelectual británico en tanto clásica y contemporánea, Williams se introdu-
permite comprender teóricamente lo contin- cía de lleno en el debate del marxismo inten-
gente del proceso, aún reconociendo el peso tando una teoría en torno a la cultura que se
de la historia en el propio presente. Pero, apropiara originalmente del aporte de Marx,
mientras Williams resiste la totalización a en discusión con el estructuralismo marxista
priori acentuando la noción de proceso, Sah- de la época. Sahlins entroncaba su discusión
lins recurre a ella para pensar el cambio. con el marxismo en el marco de una discusión
más general con el utilitarismo como pensée
bourgeoise. Subrayaba la cultura como un
Palabras finales código a priori que abarcaba la utilidad a la
que, en un nivel inferior, se oponía. Williams
proponía un concepto de hegemonía que in-
En términos muy generales, la puesta troducía las relaciones de poder en el marco
en discusión de Sahlins y Williams puede de una noción de proceso social total (parcial
comprenderse a partir del par estructu- pero significativamente) abierto.
ra/acción como configurativo de la teoría Ambos proponían un análisis de la so-
social. Es decir, el debate de las ciencias ciedad capitalista desarrollada que resaltaba
sociales y humanas juega entre dos polos su dinamismo: Sahlins, a partir del utilitarismo
que, en la explicación de los procesos y si- mismo comprendido como código abierto; Wi-
tuaciones sociales, se debaten grosso modo lliams, apropiándose críticamente del concepto
entre el peso de los determinantes sociales y gramsciano de hegemonía. Sahlins permitía
el lugar acordado a la creatividad humana. A pensar una cultura que, en su propia imagen
la vez, aún cuando han existido sendos es- del sujeto como racionalmente capaz de mani-
fuerzos de síntesis, cabe marcar tanto la pular el mundo, abría a la transformación en
persistencia de la tensión como la existencia términos de un desarrollo interno complejo.
de énfasis diferenciados entre los más gran- Williams rompía con esa imagen de totalidad,
des teóricos (véase de Ipola, 2004). introduciendo un entrelazamiento de fuerzas
Aquí he querido aportar a ese debate que se dirimían continuamente entre lo domi-
de una forma específica. En lugar de recorrer nante, lo alternativo, lo de oposición y lo (en
los textos con tales categorías como lente, cierto sentido) independiente. Entre ellos, es
he intentado atravesarlos a partir de un con- posible comprender una complejidad que ilu-
cepto fundamental explícitamente discutido mina la tensión entre estructura y acción.
por ambos: el de cultura. Este recorte me
Bibliografía
Anderson, Perry (1985), “La acción”, en Teoría, política e historia. Un debate con E. P.
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Sahlins, Marshall (1988), Islas de historia, Ed. Gedisa, Barcelona.
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Williams, Raymond (2000), Marxismo y literatura, Península, Barcelona.