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PRIMERA PARTE

EL PODER DE CREER

INTRODUCCIÓN

LA VIDA ABUNDANTE

La declaración de Jesús, tal como se encuentra registrada en Juan 10:10, es la escritura


fundamental de este libro.

…..yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.

Este versículo cambió literalmente mi vida. Mi esposa y yo comenzamos en el ministerio cristiano,


afanándonos con las cosas de Dios; pero de un modo u otro nosotros carecíamos de una vida
abundante. Entonces, en cierta ocasión, fui especialmente alertado cuando leí en la Palabra de
Dios que Jesús dijo que él había venido para darnos vida abundante. Fui sorprendido
sobremanera por este nuevo conocimiento. A medida que miraba a mi alrededor a las comunidades
donde había servido y a los ministros con quienes yo había trabajado, con frecuencia la vida
abundante no era evidente. En contraste con esta gente cristiana, yo podía ver que el mundo
seglar de no-cristianos estaba manifestando una vida más abundante que la que manifestaban los
miembros de la Iglesia. De este modo comencé diligentemente a tratar de esclarecer la
pregunta: “Si Jesucristo vino para que los hombres y mujeres pudieran tener una vida abundante,
¿por qué los creyentes cristianos no manifiestan por lo menos vida?”

Yo creo que la mayoría de la gente estaría agradecida si ellos tuvieran al menos vida; pero la
Palabra dice que Jesucristo vino para que nosotros podemos tener no solamente vida, sino vida en
abundancia. Si la Palabra no es confiable en Juan 10:10 ¿cómo podemos confiar en ella en
cualquier otra parte?. Pero, por otra parte, si él quería decir lo que dijo y dijo lo que quería decir en
esta declaración, entonces con toda seguridad debe haber claves, señales, para guiarnos al
entendimiento y al recibimiento de esta vida abundante.

Este libro, Poder para la vida abundante, es una forma de mostrarle a la gente interesada la vida
abundante que Jesucristo vivió y la cual él vino a hacer disponible para los creyentes tal como es
revelado en la Palabra de Dios.

Este es un libro que contiene claves bíblicas. Lo contenido aquí dentro no enseña las Escrituras
desde Génesis 1:1 hasta Apocalipsis 22:21; más bien, está diseñado para presentar al lector las
claves básicas que se encuentran en la Palabra de Dios de manera que desde Génesis hasta
Apocalipsis, las Escrituras se expliquen y de tal manera que la vida abundante que Jesucristo vino
a hacer disponible venga a ser evidente para aquellos que quieren apropiarse de su abundancia
para sus vidas.
CAPÍTULO 1

LA FUENTE DE AGUA VIVA

La clave primera y más básica para el poder para vida abundante es que la Biblia es la Palabra y
la Voluntad reveladas de Dios. Esta clave es el secreto más grande en el mundo hoy en día. Es
un secreto no porque Dios lo esté guardando para Sí mismo; es un secreto porque la gente no ha
creído. La mayoría de la gente no cree que la Biblia es la Palabra y la Voluntad reveladas de Dios.
Ellos extraen un segmento de la Palabra de Dios e insertan otro. Pero para ser lógicos y
consistentes, o la Biblia entera es la Palabra de Dios desde Génesis hasta Apocalipsis, o no es la
Palabra de Dios en ninguna parte. Saber que la Palabra de Dios es la Voluntad de Dios es el
primer paso en nuestra búsqueda de poder para una vida abundante.

Jeremías 2:13 dice:

Porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva y cavaron para sí
cisternas, cisternas rotas que no retienen agua.

¿A quién le está hablando Dios? Él dice " mi pueblo". Él no está hablando a gente que está fuera
de Su rebaño; Él está hablando a aquellos dentro del corral cuando dice "dos males ha hecho mi
pueblo: (primero) me dejaron a mí, fuente de agua viva..." Dios es una fuente, opuestamente a las
cisternas, la cuales pertenecen a la gente.

Una fuente tiene un suministro ilimitado de agua. Cuando la gente deja a Dios, quien es una fuente,
ellos cavan para sí mismos cisternas, las cuales son hechas por el hombre y sólo tienen capacidad
para una cantidad limitada. a Si la cisterna es de cincuenta barriles de capacidad, entonces
cincuenta barriles es el máximo suministro que una persona puede obtener de ella. Cuando la
gente deja a Dios, la fuente de agua viva, ellos cavan para sí mismos no fuentes, sino cisternas.
Además estas cisternas están rotas; dejando escapar siempre sus limitados suministros.

Yo también fui como una cisterna rota en un momento de mi vida. También había cavado para mí
mismo un sistema teológico supuestamente válido. Yo había leído esto, había leído aquello, había
concluido esto, había concluido aquello, pero justamente cuando necesitaba poder, no tenía las
fuentes necesarias. Cuando necesitaba el suministro ilimitado de agua viva, todo lo que tenía era
un hueco vacío. Este dilema es lo que me trajo años de investigación bíblica. La búsqueda a una
solución a mi cisterna vacía incitó mi comienzo en el campo bíblico.

¿Se ha preguntado usted alguna vez, o ha considerado cuál es el pecado más grande que usted
puede cometer? Si usted le preguntara a los residentes de su comunidad, ¿sabe lo que ellos
dirían? Una persona diría que el pecado más grande es el asesinato, otro diría que es el adulterio;
otro diría que es otra cosa. Usted obtendría una multiplicidad de respuestas con respecto al pecado
más grande.

¿Qué dice la Palabra de Dios respecto a esta pregunta? Mateo 22 nos lo dice.

Mateo 22:37,38

Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu
mente.

Este es el primero y grande mandamiento.


Si ese es el primero y grande mandamiento, entonces ¿cuál será el primero y grande pecado? Por
simple lógica es quebrantar el primero y grande mandamiento, es decir no amar a Dios, amar algo
más de lo que amamos a Dios, o poner algo por encima de Dios, cavando nuestros propios
sistemas religiosos, nuestras propias ideologías, nuestros propios patrones de pensamiento; en
lugar de adherirnos a la revelación divina de la incomparable y maravillosa Palabra de Dios.

Observen Oseas 4:6:

Mi pueblo fue destruido porque le faltó conocimiento....

Nuevamente Dios le está hablando a Su pueblo cuando Él dice: " Mi pueblo fue destruido, porque
le faltó conocimiento". Esta falta de conocimiento no es en las ciencias, filosofía, periódicos o
respecto a la última película. Si el pueblo de Dios es destruido hoy en día, sólo hay una razón: una
falta de conocimiento de la Palabra de Dios. Esta falta de conocimiento de la integridad y grandeza
de la Palabra de Dios, de que la Palabra revelada de Dios es la Voluntad de Dios, es la razón por la
que Su pueblo es destruido.

Muchas veces la gente me dice en mis clases sobre Poder para la Vida abundante: "Dr. Wierwille,
usted de veras se emociona con su investigación bíblica". Claro que sí; ¿por qué no debería yo
entusiasmarme con la grandeza de la Palabra de Dios y su mensaje de recursos ilimitados?
Cuando yo jugaba al baloncesto, estaba totalmente envuelto y entusiasmado por el juego. Llegué a
tomarlo muy en serio y a tener un fervor tremendo por ese deporte. ¿Por qué no tener un tremendo
fervor por la grandeza de la Palabra de Dios, la cual es mucho más duradera y rinde mayores
beneficios? A un hombre se le admira por ser un fanático del fútbol o del baloncesto; pero cuando
él se atreve a emocionarse por la grandeza de la Palabra de Dios, la gente piensa que a este
fanático de la Biblia le "falta un tornillo". Con toda seguridad que algo debe andar mal con nuestra
escala de valores. La Palabra de Dios es tan tremenda, tan maravillosa, tan rica, que cuando
Jesucristo dijo que él vino para que tengamos vida y la tengamos en abundancia, nosotros
deberíamos, naturalmente, responder con entusiasmo. No sólo necesitamos tener un conocimiento
de la integridad y exactitud de la Palabra de Dios, sino que también debemos tener el fervor, la
creencia entusiasta, el sumo interés de manera que otros hombres y mujeres puedan saber que la
Palabra de Dios es la Voluntad de Dios.
CAPITULO 2

QUE ESTÁ DISPONIBLE, CÓMO RECIBIRLO,

QUÉ HACER CON LO QUE SE RECIBE

Para poder hacer conexión con los recursos del poder de Dios, uno debe conocer antes que nada
qué está y qué no está disponible de parte de Dios. Hay algunas cosas que no están disponibles
hoy en día; y si estas cosas no están disponibles, podemos orar hasta agotarnos y aún así no
recibiremos respuestas a nuestras oraciones. Si queremos hacer conexión efectivamente con los
recursos para la vida abundante tenemos que averiguar lo que está disponible para nosotros, lo
que Dios nos ha prometido. Nosotros aplicamos constantemente este principio en el mundo
secular. Tomemos por ejemplo este libro que usted lee. ¿Lo hubiera podido obtener usted si no
hubiera estado disponible? Ciertamente que no. Espiritualmente ocurre lo mismo. Tenemos que
averiguar en la Palabra de Dios lo que está disponible.

Cómo un ejemplo de lo que está disponible, 3 Juan 2 nos dice lo que Dios desea para nosotros.

Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas y que tengas salud, así como
prospera tu alma.

La voluntad de Dios es que nosotros seamos prosperados. El nunca quiso que el cristiano fuese
abatido por la pobreza y pisoteado en ningún aspecto de su vida. Él quiso que el creyente cristiano
prosperase. Más aun, la voluntad de Dios para todo creyente es que “tengas (buena) salud, así
como prospera tu alma”. Dios nunca quiso que el creyente cristiano estuviese enfermo; la
enfermedad nunca glorifica a Dios. El nunca quiso que el cristiano estuviese lleno de frustraciones
y temores y ansiedades. Dios quiso que nosotros seamos prosperados y que tengamos salud.
Puesto que la Palabra de Dios es la Voluntad de Dios, el ser prosperados y tener buena salud
tiene que estar disponible.

Revisemos otros ejemplos de lo que está disponible.

Filipenses 4:19: Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en
Cristo Jesús.

La Voluntad de Dios es suplir todo lo que nos falta, nuestras necesidades. No dice: “lo que es
objeto de vuestra avaricia”. Si Dios va a suplir todo lo que nos falta conforme a sus riquezas en
gloria, tiene que haber una provisión disponible para satisfacer nuestras necesidades. Si la
provisión no está disponible, entonces Él no puede satisfacerlas.

Observe en 2 Corintios 9:8

Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre
en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra.

¿Cómo vamos a tener todo lo suficiente en todas las cosas si esto no es accesible para nosotros?

Revise Romanos 8:37, otro pasaje maravilloso en la Palabra de Dios que nos muestra algunas de
las cosas que deben de estar disponibles.
…en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.

Si nosotros vamos a ser más que vencedores en toda situación, esto tiene que ser posible. ¿Cómo
podría ser yo más que vencedor si el poder no estuviese disponible?

Lea Efesios 3, comenzando con el versículo 16.

Para que (Dios) os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el
hombre interior, por su Espíritu.

¿Cómo voy a ser fortalecido con poder en el hombre interior por Su Espíritu si no es posible?

Efesios 3:17-19:

para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en
amor,

seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la
profundidad y la altura,

y de conocer el amor de Cristo, que excede todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la
plenitud de Dios.

“Para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios”. ¿Cómo voy a ser lleno de toda la plenitud de
Dios si no está disponible?

¿Cómo voy a poder aplicar los principios de la Palabra de Dios y encontrar lo que Dios quiere que
yo haga si no conozco las promesas en Su Palabra?

Lo primero que tenemos que encontrar, en nuestra búsqueda para hacer conexión con los recursos
para la vida abundante, es qué está disponible. Hay cientos de promesas distintas en la Palabra de
Dios que nos capacitaran para prosperar y para estar en buena salud. Un no puede utilizar, uno no
puede operar, nada más que aquellas promesas que conoce.

¿Cuántas conoce usted?

Sólo hay un lugar posible donde podemos ir para averiguar lo que Dios tiene disponible para
nosotros: tenemos que acudir a la Palabra de Dios.

Muchas veces las cosas que la gente ha dicho que Dios hace, Su Palabra dice justamente lo
contrario; cosas que ellos dicen que Él no hace, Él declara en Su Palabra que Él sí las hace. En
este libro, Poder para la vida abundante, asegurémonos en nuestra búsqueda bíblica de la vida
abundante, de que primeramente averigüemos lo que está disponible de modo que nosotros, como
el pueblo de Dios no seamos destruidos por falta de conocimiento. Cuando sabemos qué está
disponible, entonces podemos aprender los otros principios que están involucrados en hacer
nuestra vida más abundante de modo que podamos manifestar la grandeza del poder de Dios.

Cuando yo era un muchacho, mi madre me decía los sábados por la noche antes de que yo fuera
al pueblo: “Pórtate bien”. Esta advertencia en realidad nunca me ayudó porque uno no puede hacer
que un muchacho se porte bien diciéndole que se porte bien. Muy pocas veces la gente lee la
Palabra de Dios porque se les dice que la tienen que leer. La gente nunca hace conexión con los
recursos de la oración porque se les dice que deben orar. Yo no le digo a usted que usted debe leer
la Biblia; yo le enseño a usted cómo leerla. Yo no le digo que usted debe orar; yo le digo cómo
orar. Yo no le digo que usted tiene que creer; yo le enseño cómo creer.

Es importante que sepamos cómo. Desde pequeños se nos ha enseñado cómo recibir cosas
materiales. Si no se nos hubiese enseñado cómo recibir un objeto material, este libro podría estar
disponible, pero no sabríamos cómo hacer para tomarlo recibirlo. De igual modo es la Palabra de
Dios. Las cosas espirituales pueden ser recibidas según los mismos principios mediante los cuales
recibimos este libro en el plano natural o material. En este libro no sólo buscamos lo que está
disponible de parte de Dios sino que también descubrimos cómo recibir aquello que está
disponible.

Por muchos años yo me moví entre grupos en los que oía constantemente a gente que predicaba
pecado, condenación, fuego infernal y otros temas negativos. Estos ministros, bien intencionados,
no le decían a la gente cómo librarse del pecado, ellos sólo decían que el pecado era malo. Decirle
a alguien que algo es malo no le ayuda a superarlo. Yo aprendí esa lección en una forma dura.

En el pueblo de mi segunda congregación vivía un hombre que era alcohólico. Por cerca de dos
años muchos de nosotros habíamos orado para que este hombre viniera a la iglesia de modo que
pudiese oír el sermón que yo había preparado sobre los abusos del alcohol. Por fin, un domingo
por la mañana, cuando yo menos lo esperaba, él vino y se sentó en el último banco. Mientras yo
caminaba hacia el púlpito, habiendo apenas notado su presencia, yo me decía: “Bueno, bueno…
aquí está él esta mañana”.

Yo puse a un lado el sermón de esa mañana y fui a los archivos de mi mente y saqué el sermón
que había preparado sobre el abuso y el pecado de beber en exceso. Prediqué con toda la fuerza
que tenía. Al terminar me di palmadas en la espalda por haber predicado contra la bebida con tanto
celo que pensé que Dios tendría que mover a alguien en el plano espiritual y darme a mí un lugar
especial en el cielo.

Caminé desde el púlpito al vestíbulo de la iglesia donde el ministro le da la mano a la gente a


medida que ellos salen del santuario. Cuando este pobre alcohólico pasó por la línea de dar la
mano, él tenía lágrimas en sus ojos. Me dio débilmente la mano y dijo: “Yo vine a la iglesia esta
mañana para averiguar cómo salir de aquello en que estoy, pero todo lo que usted hizo fue
hundirme más profundo”. Él exclamo: “Si quiere saber sobre alcoholismo, le puedo decir más de lo
que usted jamás podrá saber”. Aquella respuesta me partió el alma. Yo pensaba que había
predicado un sermón tremendo. Pero este hombre salió diciendo que había venido confiando en
que tal vez yo le diría cómo salir del dilema en que estaba; en vez de esto, simplemente le había
dicho menos de lo que él ya conocía.

Dejé de dar la mano y regresé a mi oficina donde me arrodillé a orar junto a mi silla en la oficina. Yo
casi nunca me arrodillo cuando oro, pero de alguna forma esa mañana caí de rodillas junto a mi
silla y le pedí a Dios que me perdonase. Yo le prometí al Padre que si Él me perdonaba, nunca
predicaría un sermón negativo mientras viviera, nunca condenaría a nadie. ¿Por qué? Yo le quiero
enseñar a la gente cómo hacer conexión con los recursos para una vida abundante, no con una
vida menos abundante.

No puedo remediar lo que la gente ha sido en el pasado; todo lo que puedo hacer es enseñar que
lo que ellos fueron en el pasado puede ser perdonado y olvidado y que pueden seguir adelante con
la grandeza del poder de Dios. Por esto es que nosotros no sólo debemos conocer lo que está
disponible si es que vamos a vivir la vida abundante, sino que también debemos saber cómo recibir
las cosas espirituales de Dios. Después de haber recibido de Dios, en tercer lugar, debemos saber
qué hacer con estas cosas espirituales.

Primero: qué está disponible, segundo: cómo recibir; y tercero: qué hacer con ello después de
haber recibido. Por ejemplo, aquí está este libro. Está disponible y yo sé cómo recibirlo; pero a
menos que sepa que hacer con él después de haberlo recibido, no lo puedo utilizar para el
propósito para el que fue diseñado. Yo sabía que el libro estaba disponible; sabía cómo recibirlo;
pero si luego lo usara cómo una azada de jardín, no me serviría muy bien ¿verdad? El libro no está
diseñado para eso. Este libro fue diseñado para lectura. En el plano espiritual nosotros debemos
saber qué hacer después de haber recibido lo que está disponible. Hay gente que sabe qué está
disponible, y que sabe cómo recibir algo; pero cuando llega el momento de saber qué hacer con
ello después de tenerlo, están totalmente desorientados, y especialmente en el tema del Espíritu
Santo. Para encontrar el uso debido debemos, otra vez, ir a la Palabra de Dios.

Yo creo que la Palabra de Dios es la Voluntad de Dios, y que si vamos a conocer la voluntad de
Dios, tenemos que volver a la Palabra de Dios. Uno no puede escuchar al hombre en la calle, él
dice: “bueno, esta es la Voluntad de Dios” pero él puede estar en lo cierto o puede estar
equivocado. Usted y yo podemos tener precisión y estar seguros solamente si acudimos a la
Palabra de Dios. Nadie puede conocer la voluntad de Dios sin conocer la Palabra de Dios. La Biblia
es la palabra revelada de Dios. Esta Palabra de Dios quiere decir lo que dice y dice lo que quiere
decir, y Dios tiene un propósito para todo lo que Él dice, dónde lo dice, por qué lo dice, cómo lo
dice, cuándo lo dice, y a quién lo dice.

Si vamos a hacer conexión con los recursos para la vida más abundante, no solamente debemos
saber qué está disponible, cómo recibirlo y qué hacer con ello, sino que también debemos poner
nuestras necesidades y nuestros deseos paralelos. Si nuestras necesidades son livianas y
nuestros deseos pesados, no estamos balanceados. Si nuestros deseos son livianos y nuestras
necesidades pesadas, nunca obtendremos una respuesta. Cuando creemos, nosotros obtenemos
resultados en oración si nuestras necesidades y deseos son iguales.

Miren en Mateo 18:19

…si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquier cosa que pidieren, les
será hecho por mi Padre que está en los cielos.

En el texto griego las palabras “se pusieren de acuerdo” es “sinfonizar”. Si las dos personas se
ponen de acuerdo, ellas están en armonía, ellos tienen sus necesidades y deseos paralelos porque
“les será hecho”.

Juan 14:13 es otra tremenda verdad:

Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.
Todo lo que pedimos en nombre de Jesús, teniendo nuestras necesidades y deseos paralelos, él lo
va a hacer.

En Juan 15:16 hay otra promesa maravillosa.

No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros y os he puesto para que vayáis y
llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él
os lo dé.

Si nosotros sabemos qué está disponible, cómo recibirlo, qué hacer con ello, y tenemos nuestras
necesidades y deseos paralelos, entonces todo lo que pidiéremos será hecho para nosotros.

Hay otra promesa en I de Juan 5:14:

Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él
nos oye.

Si nosotros tenemos nuestras necesidades y deseos paralelos, podemos pedir cualquier cosa
conforme a Su Voluntad. ¿Cómo podemos conocer Su voluntad sin conocer Su Palabra? Su
Palabra es Su Voluntad.

Otra gran verdad es que la capacidad de Dios siempre es igual a Su buena voluntad. Mucha gente
dice que Dios está dispuesto a hacer algo, pero no puede; otros dicen que Él puede, pero no lo
quiere hacer. Esto puede ser verdad en el hombre, pero no en Dios. Un hombre puede tener la
capacidad y no tener la buena voluntad, o tener la buena voluntad pero no la capacidad. Por
ejemplo, digamos que estoy parado a un lado de la carretera con una llanta baja y necesito un gato
mecánico; usted viene por la carretera, se detiene y dice: “Hola, ¿en qué puedo ayudarle?” Y yo
digo: “Bueno, necesito un gato”. Pero usted tampoco tiene un gato. Usted está dispuesto a
ayudarme, pero no tiene la capacidad. Por otro lado, digamos que usted viene por la carretera y sí
tiene un gato pero no quiere permitirme que lo use; entonces usted tiene la capacidad, pero no
tiene la buena voluntad. Esto nunca es cierto con Dios. La capacidad de Dios siempre es igual a su
buena voluntad; ellas siempre están en armonía. Los que Dios puede hacer, Él está deseoso de
hacer y lo que Él desea hacer, Él lo puede hacer.

Miremos en Romanos 4:20,21:


Tampoco dudó, por incredulidad de la promesa de Dios…

Plenamente convencido de que era (Dios) también poderoso para hacer todo lo que había
prometido.

La capacidad de Dios siempre es igual a Su buena voluntad.

Números 23:19 contiene una frase que yo quiero señalar. “Dios no es hombre para que
mienta…” Las promesas de Dios siempre son verdaderas y dignas de confianza.

En Romanos 11:29 nosotros leemos de lo permanente que son los dones de Dios.

Porque irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios.

Cuando Dios da algo, estos dones y llamamientos siempre son irrevocables. Dios no los retira ni
los quita. Lo que sea que Dios haya prometido, eso Él lo cumplirá, eso será respetado por Dios
cuando hombres y mujeres crean en la maravillosa e incomparable Palabra de Dios.

Yo quiero dar un ejemplo más para ilustrar que la capacidad de Dios es igual a Su buena voluntad.

Hebreos 11:11:

Por la fe también la misma Sara, siendo estéril, recibió fuerza para concebir; y dio a luz aun fuera
del tiempo de la edad, porque creyó que era fiel quien lo había prometido.

Sara dio a luz a este hijo debido a las promesas que Dios había hecho muchos años antes “porque
creyó que era fiel quién lo había prometido”. ¿Quién lo había prometido? Dios. Lo que Dios
prometió Él lo cumplió cuando Sara creyó. Así también, lo que Dios promete en Su Palabra, Él lo
honrará cuando nosotros creamos.

Si vamos a hacer conexión con los recursos para la vida abundante, tenemos que ir a la Palabra
para averiguar que está disponible, cómo recibirlo y qué hacer con ello después de que lo tenemos.
Vamos a mantener nuestras necesidades y nuestros deseos en balance, reconociendo que Dios no
es sólo capaz sino que también es deseoso de cumplir cada promesa presentada en Su Palabra.

CAPÍTULO 3

CREER ES IGUAL A RECIBIR


En todo relato en la Palabra de Dios en que sucedió un milagro o en que Dios hizo una gran obra,
estaban presentes los principios señalados en el capitulo anterior. Las personas involucradas
sabían lo que estaba disponible, cómo recibir lo que necesitaban, y qué hacer con ello después de
recibirlo, y ellos tenían sus necesidades y deseos coordinados sabiendo que la capacidad de Dios
es igual a Su deseo de cumplir Sus promesas. Cuando se entienden estas claves, podemos leer en
cualquier lugar desde Génesis hasta Apocalipsis y ver este patrón.

Como una ilustración comencemos en Marcos 3:1

Otra vez entró Jesús en la sinagoga; y había allí un hombre que tenía seca una mano.

El hombre tenía una necesidad. La sinagoga era el lugar donde la gente adoraba, donde se les
enseñaba, donde se debía reunir gente de Dios y obtener satisfacción a sus necesidades.

Versículo 2:

Y le acechaban (los fariseos a Jesús) para ver si en el día de reposo le sanaría, a fin de poder
acusarle.

¿Por qué acechaban estos (así llamados) líderes religiosos a Jesús? Porque ellos querían acusarle
si él hacía cualquier sanidad en el día indebido de la semana. Seguramente que estas personas
estaban interesadas en el hombre de la mano seca ¿no? No. A ellos sólo les interesaba ver si
Jesús actuaba en el lugar correcto, en el momento correcto, y con su bendición. Este hombre con
la mano seca estaba en el lugar donde podría contar con hallar ayuda; pero ¿qué había recibido?
Nada.

Versículo 3:
Entonces (Jesús) dijo al hombre que tenía la mano seca: Levántate y ponte en medio.

En el momento que el hombre se levantó y se puso en medio sabía que estaba separándose de los
espectadores y que recibiría la misma crítica que dirigían contra Jesús.

Versículo 4:

Y les dijo: ¿Es lícito en los días de reposo hacer bien, o hacer mal; salvar la vida, o quitarla? Pero
ellos (los líderes y los fariseos) callaban.

¿Saben ustedes porqué? Los líderes en la sinagoga no estaban interesados en ver si el hombre
era liberado o no; a ellos sólo les interesaba una cosa-comprometer a Jesús.

Versículo 5:

Entonces, mirándolos alrededor con (¿compasión? no, no, lo que dice es) enojo…

A nosotros siempre se nos ha enseñado que si una persona es verdaderamente cristiana lo único
que siempre hace es amar. ¿No piensa usted que Jesucristo amó? ¿No era él todo amor? Sin
embargo Marcos 3 nos dice que él miró a esos líderes de la sinagoga con enojo. Jesús estaba
realmente irritado. La idea de que los cristianos y los hombres de Dios tienen que ir dando
palmadas en la espalda a todos en todo momento es un concepto distorsionado. Algunas veces los
hombres de Dios tienen que ponerse firmes en contra de aquellos que obstruyen el poder de Dios.
Jesús los miró con enojo.

Versículo 5:

Entonces, mirándolos alrededor con enojo, entristecido por la dureza de sus corazones, dijo al
hombre (de la mano seca): Extiende tu mano…

En el análisis de esta sección en Marcos 3:1-5, lo primero que vemos es lo que está disponible. El
mandato declaraba lo que estaba disponible. El mandato era: “Extiende tu mano”. Eso parecía ser
algo imposible porque la mano del hombre estaba seca; naturalmente que él no la podía extender.
Sin embargo Jesús le dijo al hombre de la mano seca:
…Extiende tu mano. Y él (el hombre) la extendió…

El hombre de la mano seca que tenía esta tremenda necesidad, extendió su mano. Hizo lo
imposible. ¿Cómo? Creyó. Creer es un verbo y un verbo muestra acción. El hombre creyó que lo
que Jesús dijo era la voluntad de Dios; por lo tanto, él extendió su mano.

Una vez que usted tiene la promesa de Dios, el “cómo” del recibir es creer literalmente lo que esa
promesa dice. Parecía imposible que el hombre extendiese su mano. Sin embargo este hombre,
creyendo lo que la Palabra decía, o lo que le decía Dios por medio de Jesucristo, la extendió.

…y la mano fue restaurada sana.

Él no recibió su sanidad primero y luego extendió su mano; fue en el extender de la mano que le
fue restaurada sana. Antes de recibir cualquier cosa uno debe actuar como si ya la tuviera y
entonces recibe.

Siempre que leo este pasaje en Marcos 3, me acuerdo de los tiempos en que yo predicaba los
principios de la grandeza de la Palabra de Dios en otros países del mundo. En una ocasión en que
yo estaba enseñando en Jabalpur, India, una señora que había trabajado en un servicio misionero
por treinta años fue liberada por el poder de Dios de varias enfermedades que parecían incurables.
Esta liberación causó tal revuelo en la ciudad de Jabalpur a la mañana siguiente de que ocurrió el
milagro, que cuando mi familia y yo estuvimos listos para abordar el tren y salir de Jabalpur, cientos
de personas se reunieron en la estación del ferrocarril. Esta muchedumbre, que estaba compuesta
por hindúes principalmente, quería que yo impusiera mis manos sobre cada uno de ellos porque
pensaban que yo debía tener algún poder especial en mis manos puesto que había impuesto mis
manos sobre la mujer en el día anterior. Ellos sentían que solamente con que yo impusiera mis
manos sobre ellos, ellos también serían liberados. Precisamente antes de que el tren en que
viajábamos saliera de la estación, un hindú de alta casta, cuyo brazo paralizado colgaba flácido a
su costado, corrió hasta nuestro compartimento del ferrocarril y me dijo: “¿Puede usted orar por mi
brazo?”Sin embargo, él añadió inmediatamente: “Pero yo no creo en su Jesús”.

¿Qué hubiera hecho usted? L e pregunté si creía que Dios le liberaría. Él dijo: “Yo creo que Dios
me sanará si usted ora por mí, pero yo no creo en su Jesús”. Entonces le pregunté otra vez:
“¿Cree usted que Dios lo hará libre?” Y dijo: “Yo creo que Dios me sanará, pero yo no creo en su
Jesús”. Puse mis manos sobre él y oré que Dios lo pusiera en libertad, en el nombre de Jesucristo.
Cuando terminé le dije: “Ahora levante su brazo”. Él comenzó a levantarlo y de repente lanzó hacia
arriba sus dos brazos. Él saltaba y gritaba con lágrimas corriendo por su cara. Una vez que hubo
levantado un poco su brazo, se dio cuenta del milagro. Él fue liberado completamente. Para ese
entonces, el tren se empezó a mover y yo dije: “Alabado sea Dios; dele gracias a Dios que usted
fue sanado en el nombre de Jesucristo.”

En la siguiente parada un hombre vino a nuestro compartimento en el tren y dijo que él


representaba a su amo, quién quería venir y conocer al hombre de Dios. Dijo que su amo era
fulano de tal, un miembro del Parlamento de Nueva Delhi, que también viajaba en el tren. El
miembro del Parlamento vino entonces a nuestro compartimento para decirnos a mi señora y a mí
que lo que él había visto en Jabalpur era el evento cristiano más tremendo que él hubiera
presenciado-que un hombre de Dios bendijera a toda la gente de Dios sin considerar si fuesen
cristianos o hindúes. Él nos ofreció las llaves de su ciudad y dijo que en cualquier momento que
quisiéramos ir a ministrar en India, las puertas de India y del Lejano Oriente estarían abiertas para
que nosotros enseñásemos la precisión y la grandeza de la Palabra de Dios.

En Marcos 3, así como en Jabalpur, ambas personas tenían la promesa de Dios; los dos hombres
creyeron, y cuando creyeron, actuaron; y cuando actuaron, su mano y su brazo les fueron
restaurados sanos. Él cómo de recibir es creer. Cuando sus necesidades y sus deseos estuvieron
en balance, recibieron. Después de saber qué está disponible, cómo recibir y qué hacer con ello,
una persona entonces cree y finalmente actúa de acuerdo con su creencia en una forma positiva.

Miren el poder de creer según está definido en Efesios 1:19.

Y cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que (hacemos una
cosa) creemos…

Efesios 3:20:

Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que
pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros.

Él no sólo es poderoso para hacer cosas abundantemente, sino mucho más


abundantemente. Crea y entonces reciba.

La ley de creer es la ley más grande en la Palabra de Dios. Es más, no sólo es ley más grande en
la Palabra, es la ley más grande en todo el mundo. El creer da resultado tanto a santos como a
pecadores. Esta gran ley de creer se expone en Marcos 11.

Marcos 11:12,13:
Al día siguiente (ésta es la última semana de la vida de Jesucristo en la tierra), cuando
salieron (Jesús y sus doce apóstoles) de Betania, tuvo hambre.

Y viendo de lejos una higuera que tenía hojas, fue a ver si tal vez hallaba en ella algo; pero cuando
llegó a ella, nada halló sino hojas, pues no era tiempo de higos.

Jesús fue a la higuera esperando encontrar algo en ella, pero “…no era tiempo de higos”. ¿Quiere
usted decirme que Jesús era un ignorante? ¿Iría yo a un árbol de manzanas sino fuera tiempo de
manzanas? ¿Piensa usted que Jesús iría a una higuera sabiendo que no es la época correcta?
¿Cuál es la situación?.

Hay dos árboles en la Biblia que son designados como árboles del pueblo: la palma de cocos y la
higuera. Nunca era un robo tomar de los frutos de cualquiera de estos árboles sin importar de
quién fuera la tierra en que el árbol estaba plantado. Si yo tuviera una higuera en mi patio
delantero, usted podría venir y servirse del fruto del árbol en cualquier momento porque es un árbol
del pueblo. En el pasaje de Marcos 11, Jesús venía de Betania a Jerusalén y tuvo hambre. Eso no
quiere decir que se estaba muriendo de hambre. Tuvo hambre así cómo a nosotros nos da por un
bocadillo. Quería algo de picar, un bocadillo, así que vio la higuera y se dirigió hacía ella esperando
encontrar algo. No era todavía el tiempo de los higos y Jesús lo sabía. Sin embargo al salir las
hojas en esta especie de higuera, hay unos pequeños brotes que son tan dulces como caramelo.
No era tiempo para los higos maduros; pero si el árbol no tenía brotes, Jesús sabía que tampoco
tendría higos más tarde. Ahora miren cómo se desarrolla la historia.

“Entonces Jesús dijo a la higuera”-Jesús le hablaba a la higuera. ¿Se imaginan a los vecinos
mirando a Jesús? ¿Se imaginan a los apóstoles rascándose la cabeza y preguntándose qué hacía
Jesús hablándole a esa higuera? Observemos el pasaje.

Versículo 14:

Entonces Jesús dijo a la higuera (si usted quiere recibir el poder de Dios tiene que ser específico.
Él no dio rodeos; él le habló al árbol.): Nunca jamás coma nadie fruto de ti. Y lo oyeron sus
discípulos.

Jesús y los apóstoles regresaron a Betania ese mismo día.

Versículo 20:

Y pasando por la mañana (al día siguiente), vieron que la higuera se había secado desde las
raíces.
Generalmente la muerte de un árbol se nota primero en las hojas más altas, luego en las ramas
más abajo, y finalmente en las raíces. Pero este árbol murió al revés, y de la noche a la mañana.

Marcos 11:21,22:

Entonces Pedro, acordándose, le dijo: Maestro, mira, la higuera que maldijiste se ha secado.

Respondiendo Jesús, les dijo: Tened fe en Dios.

El texto “original” leía: “…Tened la fe de Dios”. Observe el versículo 23 cuidadosamente.

Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no
dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho.

Esta es la gran ley en la Palabra de Dios.”…cualquiera…”No dice cristiano o no


cristiano; cualquiera quiere decir cualquiera. “Cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate
al mar, y no dudare…sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho”. En otras
palabras, dígalo, créalo y le será hecho.

Luego Jesús reiteró esta verdad en el versículo 24.

Marcos 11:24:

Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá.

La ley de creer es la ley más grande en la Palabra de Dios: cualquiera que lo diga, cualquiera que
lo crea, actuará y recibirá.

CAPÍTULO 4
CREER: FE Y MIEDO
Hay dos tipos de creencia: (1) positiva y (2) negativa. Nosotros o tenemos fe o tenemos miedo.
Debemos reconocer que la creencia tiene dos lados: uno positivo y uno negativo.

Nosotros somos lo que somos hoy día por causa de nuestra creencia. Estaremos mañana donde
nuestra creencia nos haya llevado. Nadie llega más allá de lo que cree y nadie puede creer más de
lo que entiende. Nosotros creemos lo que creemos por lo que se nos ha enseñado. Pensamos de
la forma en que pensamos por la forma en que se nos ha guiado.

Creer es una ley. Según uno cree recibe. En el lado negativo, temer es creer; temer es creer en
reversa; produce malos resultados.

Básicamente hay una sola cosa que vence al creyente, y eso es miedo. El miedo es el único
enemigo del creyente. El miedo es arena en la maquinaria dela vida. Cuando nosotros tenemos
miedo, no podemos creerle a Dios y tener fe. El miedo ha arruinado más vidas cristianas que
cualquier otra cosa en el mundo.

Si una persona tiene miedo de no poder mantener su empleo, ¿sabe lo que pasará? Lo perderá. Si
uno tiene miedo de una enfermedad, manifestará esa enfermedad porque la ley es lo que uno cree
(en este caso lo que uno cree negativamente), eso va a recibir. La gente tiene miedo del futuro;
ellos tienen miedo dela muerte. El miedo siempre encierra; el miedo siempre esclaviza; el miedo
siempre ata. Esta ley de creer positivamente y negativamente da resultado para el cristiano y el no-
cristiano. Cuando creemos, recibimos el resultado de nuestra creencia sin importar quiénes somos
o qué somos.

La Palabra de Dios ilustra la creencia negativa en el Evangelio de Juan. Isaías había profetizado,
siglos atrás, que al venir el verdadero Mesías habría un milagro que él haría que nunca había sido
hecho anteriormente. Este milagro, el abrir los ojos de un hombre ciego de nacimiento, probaría
que él era el Mesías de Dios. Este es el pasaje del milagro en Juan 9.

Juan 9: 1-8:

Al pasar Jesús, vio a un hombre ciego de nacimiento. Y le preguntaron sus discípulos, diciendo:
Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que haya nacido ciego?

Respondió Jesús: No es que pecó éste, ni sus padres, sino para que las obras de Dios se
manifiesten en él.
Me es necesario hacer las obras del que me envió, entre tanto que el día dura; la noche viene,
cuando nadie puede trabajar.

Entre tanto que estoy en el mundo, luz soy del mundo.

Dicho esto, escupió en tierra, e hizo lodo con la saliva, y untó con el lodo los ojos del ciego,

Y le dijo: Ve a lavarte en el estanque de Siloé (que traducido es, Enviado). Fue entonces, y se lavó
y regresó viendo.

Entonces los vecinos, y los que antes le habían visto que era ciego, decían: ¿No es éste el que se
sentaba y mendigaba?

Ni siquiera los vecinos estaban seguros de lo que sucedía.

Juan 9:13,18: Llevaron ante los fariseos (los principales del templo y de las sinagogas entraron en
el asunto) al que había sido ciego.

Pero los judíos (los fariseos) no creían que él había sido ciego, y que había recibido la vista, hasta
que llamaron a los padres del que había recibido la vista.

Primeramente los vecinos tomaron parte, luego los líderes religiosos, y luego fueron llamados los
padres.

Juan 9:19-23: Y les preguntaron, diciendo: ¿Es éste vuestro hijo, el que vosotros decís que nació
ciego? ¿Cómo, pues ve ahora?
Sus padres respondieron y les dijeron: Sabemos que éste es nuestro hijo, y que nació ciego;

Pero cómo vea ahora, no lo sabemos; o quién le haya abierto los ojos, nosotros tampoco lo
sabemos; edad tiene, preguntadle a él; él hablará por sí mismo.

Esto dijeron sus padres, porque tenían miedo de los judíos, por cuanto los judíos ya habían
acordado que si alguno confesase que Jesús era el Mesías, fuera expulsado de la sinagoga.

Por eso dijeron sus padres: Edad tiene, preguntadle a él.

Póngase usted en esta situación. Si usted tuviera un hijo ciego de nacimiento y él fuera sanado de
su ceguera, lo menos que usted podría hacer como padre agradecido es admitir: “Sí, Jesucristo lo
sanó”. Pero estos padres no dijeron eso. ¿Por qué no pudieron ser ellos la clase de padres que
uno hubiera esperado? Ellos fueron inhibidos de testificar como hubiera sido apropiado porque
estaban llenos de miedo: “porque tenían miedo de los judíos”. El miedo los esclavizó, el miedo les
impidió a estos padres ser la clase de padres que verdaderamente debían haber sido. Por esto
dijeron los padres: “Edad tiene, preguntadle a él”. Estos judíos ya habían acordado que si
cualquiera dijese que Jesús era el Cristo, esa persona sería expulsada de la sinagoga.

Este hecho no significa mucho para nosotros hoy en día porque si una persona es expulsada de
una iglesia, la iglesia en la otra esquina estará contenta de recibirle. Pero no era así en el tiempo
de Jesús. Cuando un hombre era desterrado de la sinagoga, la gente no le hablaba; él no podía
asistir a la sinagoga; él no podía comprar o vender mercancías. ¿Ven por qué los padres estaban
esclavizados por el miedo de lo que les pasaría?

Estos padres no fueron los únicos en la Biblia que manifestaron miedo. En Juan 20:19 hay un
pasaje de los discípulos.

Cuando llegó la noche de aquel mismo día (éste es el día de la aparición de Jesús resucitado), el
primero de la semana, estando las puertas cerradas en el lugar donde los discípulos estaban
reunidos por miedo de los judíos, vino Jesús, y puesto en medio, les dijo: Paz a vosotros.
Los discípulos estaban reunidos a puertas cerradas por miedo de los judíos. El miedo siempre nos
pone detrás de puertas cerradas; siempre nos ata; siempre nos esclaviza.

Años atrás, yo conocí a un ministro cuya esposa había muerto dejándole a siete niños. Alrededor
de un año más tarde, él se casó con otra mujer que tenía cinco hijos y ellos vivían juntos y felices.
Como a una cuadra y media de ellos vivía una mujer que tenía sólo un hijo. La mujer con el hijo
único estaba siempre frustrada, siempre nerviosa, siempre con miedo, mientras que este ministro y
su mujer quienes tenían doce niños nunca parecían estar preocupados, o trastornados, o tener la
menor ansiedad acerca de sus niños. Cuando el hijo de la señora empezó a asistir al jardín de
infantes, la madre cruzaba la calle con él y caminaba hasta la siguiente cuadra donde estaba el
jardín de infantes por miedo de que le atropellase un automóvil. Cuando el niño estaba en el primer
grado ella hizo lo mismo, y en el segundo grado, y en el tercero. Una vez la madre del niño llamó al
ministro y le dijo: “Yo no entiendo por qué estoy nerviosa y trastornada todo el tiempo. Yo sólo
tengo un hijo de quien preocuparme; y usted tiene todos estos niños y parece que nunca le pasa
nada. Ustedes viven sin preocuparse”. El ministro respondió: “Nosotros vivimos de esta manera. Mi
esposa y yo reunimos a los niños alrededor de la mesa del desayuno; ése es el único momento en
que tenemos a toda nuestra familia reunida. Cuando todos ellos están sentados, yo digo la oración.
Yo oro así: Señor, aquí estamos todos juntos en el desayuno; ellos salen a la escuela y a otros
lugares hoy día, de modo que los dejo a todos bajo tu protección y cuidado. Gracias. Amén”. El
creía que Dios iba a responder a sus oraciones y los dejaba bajo la protección del Señor. Sus hijos
florecían.

Cerca de un año más tardes el hijo único de la señora venía a casa de la escuela más temprano de
lo acostumbrado. La mamá no se había encontrado con él en la esquina. Cuando el niño empezó a
cruzar la calle fue atropellado por un automóvil y murió. Yo fui a los funerales de ese niño, ¿y saben
lo que predicó el ministro? “Dios tiene ahora otro pétalo de rosa en el cielo”. ¡Imagínese eso! Que
Dios, quien creo los cielos y la tierra, quisiera matar a un pequeño porque Él necesitaba otro pétalo
de rosa en el cielo. ¿Saben que mató a ese pequeño? El miedo en el corazón y en la vida de esa
madre. Ella estaba tan desesperadamente temerosa de que algo le iba a pasar a ese hijito que al
fin ella cosechó los resultados de su creencia.

Lo que uno teme, seguramente le sucederá. Es una ley. ¿Han oído ustedes alguna vez de aquella
gente que fija el momento de su muerte? Cuando alguien dice: “Bueno, en el próximo año para
esta época ya no estaré aquí”, si usted es un apostador, apueste su dinero; usted va a ganar. Si
una persona se resuelve a que el próximo año para esta época va a estar muerta, Dios tendría que
cambiar las leyes del universo para no complacer a esa persona.
Algunos años atrás un hombre vino a hablarme sobre su temor. Me dijo que de acuerdo a las
estadísticas de las compañías de seguros de los Estados Unidos se supone que un agente viajero
sufra un accidente automovilístico cada tantos miles de millas. Este hombre ya había viajado más
de diez mil millas por encima del promedio de lo que viaja el vendedor normal, y su miedo de un
accidente se estaba convirtiendo en una obsesión. Él perdía negocios día tras día y semana tras
semana a causa de su miedo. Él vino a mí y yo le expliqué la ley de la creencia. El hombre cambió
su creencia y no ha tenido un accidente hasta este día.

El mundo alrededor de nosotros instiga miedo en la gente. La psicología que prevalece en nuestra
sociedad hoy en día es el miedo. Si usted no usa esta marca de pasta dentífrica, va a tener mayor
número de caries dentales así que compra esta clase de pasta dentífrica. Si usted no hace esto, le
sucederá aquello. Todo está basado en el miedo.

¿Ha recogido usted un periódico alguna vez y notado cuán positivos son los artículos? El noventa
por ciento de lo que uno lee en el periódico es negativo. Accidentes automovilísticos, asesinatos,
suicidios-todo es negativo. ¿Por qué? Porque esto es lo que la gente ha estado viviendo. Nosotros
hemos estado viviendo en cosas negativas por tanto tiempo que cuando alguien viene con una
dieta positiva, pensamos que él tiene que estar loco.

Proverbios 29:25 dice: “El temor del hombre pondrá lazo…” Cada vez que un hombre teme él es
enlazado, él es atado.

Isaías 8:12: No llaméis conspiración a todas las cosas que este pueblo llama conspiración; ni
temáis lo que ellos temen, ni tengáis miedo.

Esta gente estaba esclavizada como nación porque tenían miedo de otra gente. Sin embargo la
Palabra decía: “Ni temáis lo que ellos temen ni tengáis miedo”.

Hay muchos ejemplos como éste en la Palabra. Yo sólo estoy seleccionando unos pocos.

Jeremías 49:24: Se desmayó Damasco, se volvió para huir, y le tomó temblor y angustia…

La razón por la que se desmayó y se volvió para huir es que tenía miedo.

Job 3:25: Porque el temor que me espantaba me ha venido, y me ha acontecido lo que yo temía.
Job recibió aquello que temía.

Salmos 34:4:

Busqué a Jehová y él me oyó,

Y me libró de todos mis temores.

Mientras tuvo miedo estuvo encarcelado.

2 Timoteo 1:7 Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de
dominio propio.

Dios no nos dio espíritu de cobardía, luego la cobardía y el miedo tienen que venir de otra fuente.
Si el miedo vino de otra fuente que no es Dios, entonces tiene que ser negativo. El miedo siempre
es incorrecto.

Recuerden que en Juan 20 los discípulos, también conocidos como los doce apóstoles, estaban
tras puertas cerradas en el día de la resurrección por miedo de los judíos. Pero observen a los
mismos hombres cincuenta días más tarde.

Tengan en mente que, bajo circunstancias ordinarias, ningún adulto cambia drásticamente en
cuarenta o cincuenta días. Pero Hechos 2 nos habla de seres humanos comunes y corrientes que
en cincuenta días cambiaron de hombres llenos de miedo a hombres de gran denuedo y de gran
convicción. Yo quiero enfocar: (1) la ley de la creencia en ambos lados negativo y positivo y (2) la
causa de su cambio.

Hechos 2:4 dice que todos estos hombres fueron llenos del espíritu santo y luego leemos el
versículo 14.
Hechos 2:14:

Entonces Pedro, poniéndose en pie con los once, alzó la voz y les habló diciendo: Varones judíos,
y todos los que habitáis en Jerusalén, esto os sea notorio, y oíd mis palabras.

¿Dónde estaba Pedro cincuenta días antes? Según el Evangelio de Juan, él estaba tras puertas
cerradas por miedo de los judíos. Pero ahora Pedro se puso en pie con los once y alzó su voz
serena hacía ellos: “Varones judíos, y todos los que habitáis en Jerusalén, esto os sea notorio, y
oíd mis palabras”. ¿De donde sacó Pedro ese denuedo? ¿Qué lo cambió de un hombre lleno de
miedo a un hombre lleno de confianza?

Hechos 2:22,23: Varones israelitas, oíd estas palabras: Jesús nazareno, varón aprobado por Dios
entre vosotros con las maravillas, prodigios y señales que Dios hizo entre vosotros por medio de él,
como vosotros mismos sabéis.

a éste, entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios, prendisteis y


matasteis por manos de inicuos, crucificándole.

Cincuenta días antes Pedro seguramente no hubiera dicho esto. ¿Por qué no tiene miedo ahora?

Cuando yo asistía a seminarios y se me instruía en oratoria sagrada y otras artes del ministerio, se
me dijo que cuando una persona predica un sermón nunca debe decir ustedes o vosotros, sino que
siempre debe decir nosotros. Pedro debe haber ido al seminario equivocado porque cuando él
predicaba en este pasaje dijo: “Vosotros lo habéis crucificado y vosotros lo habéis matado”.

Hechos 3 contiene la narración de los eventos sucedidos después del día de Pentecostés.

Hechos 3:12,14: Viendo esto Pedro, respondió al pueblo: Varones israelitas, ¿por qué os
maravilláis de esto? ¿o por qué ponéis los ojos en nosotros, como si por nuestro poder o piedad
hubiésemos hecho andar a éste?

Mas vosotros negasteis al Santo y al Justo, y pedisteis que os se os diese un homicida.


Eso es denuedo. Pedro ya no estaba lleno de miedo. Algo que tiene que haber cambiado a este
hombre.

Pedro y Juan fueron llevados a la cárcel porque eran demasiado audaces.

Hechos 4:23-29: Y puestos en libertad, vinieron (regresaron) a los suyos y contaron todo lo que los
principales sacerdotes y los ancianos les habían dicho.

Y ellos, habiéndolo oído, alzaron unánimes la voz a Dios, y dijeron: Soberano Señor, tú eres el Dios
que hiciste el cielo y la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay;

que por boca de David tu siervo dijiste: ¿Por qué se amotinan las gentes, los pueblos piensan
cosas vanas?

Se reunieron los reyes de la tierra, Y los príncipes se juntaron en uno Contra el Señor, y contra su
Cristo.

Porque verdaderamente se unieron en esta ciudad contra tu santo Hijo Jesús, a quien ungiste,
Herodes y Poncio Pilatos, con los gentiles y el pueblo de Israel,

para hacer cuanto tu mano y tu consejo habían antes determinado que sucediera.

Y ahora, Señor, mira sus amenazas, y concede a tus siervos…

¿”Concede a tus siervos” un día feriado, una vacación? No. Nosotros pensamos que debería decir
esto porque, después de todo, si hemos estado allá afuera trabajando para el Señor, llevando a
cabo el ministerio, siendo encarcelados, azotados y perseguidos, ciertamente que deberíamos
tener unas vacaciones con paga. Cuando Pedro y Juan regresaron y se unieron a este grupo de
oración, ellos dijeron:

…Señor, mira sus amenazas, y concede a tus siervos que con todo denuedo (no con indecisión, no
con desgano, no con miedo) hablen (¿lo que la gente quiere que hablemos? No.) tu palabra.
Ellos oraron por más denuedo. Mientras estuvieron llenos de miedo y detrás de puertas cerradas,
no tenían nada que temer sino el miedo mismo, mas una vez que obtuvieron denuedo y predicaron
la Palabra de Dios, lograron hacer algo para el Señor. Hombres fueron sanados, liberados y salvos.
Pedro y Juan, sin embargo, fueron arrojados a la cárcel; pero cuando salieron regresaron a su
pequeño grupo de oración y creyeron por más denuedo, “Danos más denuedo, Señor, para que
hablemos Tu Palabra”.

Hechos 4: 30,31 mientras extiendes tu mano para que se hagan sanidades y señales y prodigios
mediante el nombre de tu santo Hijo Jesús.

Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del
Espíritu Santo, y hablaban con (¿indecisión? No. Ellos hablaron con) denuedo la palabra de Dios.

¿Qué los hizo hablar con denuedo la Palabra de Dios? El versículo 31 dice que ellos “fueron llenos
del Espíritu Santo”. En Hechos 2 en el día de Pentecostés los doce apóstoles recibieron la plenitud
del espíritu Santo. El versículo 31 de Hechos 4 dice que todos ellos fueron llenos del espíritu santo
“y hablaban con denuedo la palabra de Dios”. ¿Qué cambió a esos hombres? Entre el pasaje de la
resurrección y Hechos 2 no hay nada que pueda haberlos cambiado, excepto el nuevo nacimiento
el cual es el poder del espíritu santo el cual vino en Pentecostés. Yo nunca he visto a una persona
que se libere de su miedo sino hasta que llegue a nacer de nuevo del Espíritu de Dios, llena del
poder del espíritu santo. Si usted quiere liberarse de su miedo, sus frustraciones, sus ansiedades,
usted tiene que volver a nacer por el Espíritu de Dios, lleno de Su poder. Eso es lo que cambió a
Pedro y al resto de los apóstoles y ése es el poder que cambiará su vida.

Pedro y Juan oraron. Y cuando oraron, el lugar en que estaban congregados tembló. Todos fueron
llenos del espíritu santo, y hablaron con denuedo la Palabra de Dios. Siempre me hace gracia
cuando leo eso, pensando que si el poder de Dios se moviera así hoy en día en la mayoría de
nuestras iglesias, tendríamos muchos funerales. La gente se moriría del susto si el lugar en que
oran temblara. En Hechos 4 aquello por lo que oraron fue por denuedo para hablar la Palabra.
Nada quita el miedo de un individuo sino el poder del espíritu santo en la Palabra Viviente dentro
de él.

Eso es lo que quitó el miedo en mi vida. Yo solía tener miedo de mi propia sombra; tenía miedo de
encontrarme con gente, especialmente con la gente en círculos académicos, en altos círculos
políticos, en círculos religiosos de élite. Hoy en día no tengo miedo dentro de mí. ¿Por qué? Yo
creo que el poder proveniente del Espíritu Santo está dentro del mí dándome el denuedo, el
entusiasmo, el dinamismo para pararme firme por la integridad y la grandeza de la Palabra de
Dios.
El miedo infunde incredulidad. Por esto es que el miedo siempre derrota las promesas de Dios.
Jesucristo hizo muchas señales, milagros y maravillas en lugares como Galilea y Capernaum de
Galilea; pero en Nazaret, su propio pueblo, él no pudo hacer mucho.

Mateo 13:58 Y no hizo (Jesús) allí muchos milagros, a causa de la incredulidad de ellos.

¿No pudo él hacer muchos milagros allí porque él había cambiado? No. Jesús no había cambiado;
la gente había cambiado.

La incredulidad es creencia; es creencia negativa. En el lado negativo está la duda y en el lado


positivo está la confianza. Confianza versus duda; seguridad versus temor; fe versus miedo. Duda,
temor y miedo son creencia negativa. Confianza, seguridad y fe son creencia positiva. Estas leyes
funcionan con precisión no solamente en la Palabra de Dios sino en nuestras propias vidas.

Noten cuidadosamente que en la Biblia se habla de dos clases específicas de creencia negativa en
cuanto a poder espiritual: apistia y apeitheia. Apistia se refiere a aquella gente que nunca ha oído,
u oído suficientemente como para creer. Apeitheia se refiere a aquellos que han oído pero se
rehusan a creer lo que ellos han oído.

Apistia es la incredulidad de aquellos que nunca han oído o que no han oído con suficiente detalle
como para creer. Por ejemplo, si yo no he oído suficiente Palabra de Dios para ser salvo, yo tengo
incredulidad apistia. Observen Romanos 10.

Romanos 10:13-15: porque todo aquel que invocare el nombre del Señor será salvo.

¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no
han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?

¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Cómo está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los
que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!
“¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quién no
han oído?” Esta gente era incrédula en el sentido de que nunca habían oído la Palabra de Dios
para poder creer.

Mateo 13: 53-58: Aconteció que cuando terminó Jesús estas parábolas, se fue de allí.

Y venido a su tierra, les enseñaba en la sinagoga de ellos, de tal manera que se maravillaban, y
decían: ¿De dónde tiene éste está sabiduría y estos milagros?

¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos Jacobo, José,
Simón y Judas?

¿No están todas sus hermanas con nosotros? ¿De dónde, pues, tiene éste todas estas cosas?

Y se escandalizaban de él. Pero Jesús les dijo: No hay profeta sin honra, sino en su propia tierra y
en su casa.

Y no hizo allí muchos milagros, a causa de la incredulidad de ellos.

Él no pudo hacer mucho en Nazaret a causa de la incredulidad, apistia, de la gente. A pesar de que
Jesús trató de enseñar, la comunidad no quiso oir lo suficiente como para creer porque ellos
pensaban que Jesús no podía saber nada puesto que él era un hijo ilegítimo, y por esto ellos no
podían creer. ¿Saben ustedes lo que la gente de la comunidad de Jesús le dijo? “¿No es éste el
hijo del carpintero? Él es ilegítimo porque todos saben que María estaba en cinta antes de que ella
y José se juntasen en matrimonio”. Al contrario delo que ellos pensaron, sin embargo, Jesús no era
el hijo del carpintero; él era el hijo de Dios por concepción divina, nacido de María pero concebido
por el Espíritu Santo, según lo que dice la Palabra de Dios.

“¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos, Jacobo, José,
Simón y Judas? ¿No están todas sus hermanas con nosotros? ¿De dónde, pues, tiene éste todas
estas cosas?” El texto original da el énfasis como sigue: “¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se
llama su madre María (Ustedes se acuerdan de ella.), y sus hermanos, Jacobo, José, Simón y
Judas (¡Sí que era indómito ese Judas!)?¿No están todas sus hermanas con nosotros (Sí que eran
algo esas muchachas.)? ¿De dónde, pues, tiene éste todas estas cosas?” La comunidad decía que
Jesús no podía tener tal poder porque ellos miraban a la familia y decían: “Nada bueno puede venir
de este hombre. Nosotros conocemos su familia”. Por lo tanto, ellos no querían oir lo suficiente
para creer. Ellos tenían incredulidad (apistia).

“Pero Jesús les dijo: No hay profeta sin honra, sino en su propia tierra y en su casa. Y no hizo allí
muchos milagros, a causa de la incredulidad (apistia) de ellos”.

Lucas 2 contiene un versículo de Escritura que yo no pude entender por años.

Lucas 2:42: y cuando tuvo doce años (Jesús), subieron a Jerusalén conforme a la costumbre de la
fiesta.

Yo sabía que de acuerdo a la ley judía, un niño se convertía en hombre, pasando por el Bar
Mitzvah, a la edad de trece años. Pero Jesús fue llevado al templo a los doce años. Yo no podía
entenderlo así que consideré que podía haber un error en el texto. Busqué en todo texto crítico
griego que pude encontrar y revisé toda fuente de la que pude pensar; pero nunca encontré que
Jesús tuviera trece años cuando fue a la sinagoga. Todos los textos concurrían en la edad de doce
años. Finalmente me encontré con una antigua pieza de literatura la cual explicaba que de acuerdo
con la antigua ley judía cuando un niño era concebido ilegítimamente, este niño era traído al templo
a la edad de doce años en lugar de trece.

Esto explica por qué Jesús no se podía comunicar con la gente de su propio pueblo. Ellos
pensaban que un niño concebido ilegítimamente ciertamente no podía tener gran conocimiento o
hacer maravillas. Ellos eran ofendidos por él, no querían oír lo suficiente como para creer cuando él
hablaba, y por lo tanto sufrían de incredulidad apistia.

En los textos críticos griegos la palabra usada para el segundo de los dos tipos de incredulidad es
apeitheia. Apeitheia se refiere a aquellos que han oído pero aún se rehusan a creer lo que han
oído. Para ilustrar, si yo he oído suficiente de la Palabra de Dios de modo que puedo ser salvo pero
rehuso creer esa Palabra de Dios entonces yo tengo apeitheia.
Notando Romanos 11:30, encontramos esta clase de incredulidad, no en un individuo, sino en
referencia a Israel y a los gentiles como naciones.

Romanos 11:30: Pues como vosotros también en otro tiempo erais desobedientes (apeitheia) a
Dios, pero ahora habéis alcanzado misericordia por la desobediencia (apeitheia) de ellos.

Los gentiles habían oído pero se rehusaron a creer, como dice en Romanos 1:21:“Pues habiendo
(los gentiles) conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios”.

Hebreos 4 vuelve a clarificar esta clase apeitheia de incredulidad.

Hebreos 4:6: Por lo tanto, puesto que falta que algunos entren en él, y aquellos a quienes primero
se les anunció la buena nueva no entraron por causa de desobediencia (apeitheia).

Primero se les anunció a ellos. Ellos oyeron suficiente como para creer pero se rehusaron a creer.

El miedo, que culmina en incredulidad, se debe ya sea a enseñanza incorrecta o a ignorancia. La


enseñanza incorrecta se puede corregir o superar con enseñanza correcta; mientras que la
ignorancia se puede corregir o superar con instrucción.

Si una persona está llena de miedo porque es ignorante con respecto a un tema particular, puede
superar esta ignorancia que causa miedo con enseñanza correcta o instrucción correcta. Por
ejemplo, un niño que tiene miedo de dormir en la oscuridad está lleno de temores y se despierta
gritando en medio de la noche. ¿Por qué tiene miedo ese niño? Tal vez el niño fue atemorizado
porque alguien le dijo que si no se portaba bien, lo pondría en el armario y el coco lo agarraría. Ese
niño está lleno de miedo porque se le enseñó mal.

Por otro lado, suponga que un adulto tiene miedo del coco en el armario. Eso es ignorancia. El
ignora los hechos. Para un niño es una enseñanza equivocada; pero para un adulto, es ignorancia.
Los temores, ya sea por ignorancia o por enseñanza incorrecta, siempre encierran y siempre
esclavizan y siempre nos vencen porque cuando tenemos miedo en nuestras vidas, no podemos
actuar positivamente sobre las promesas de la maravillosa e incomparable Palabra de Dios.
Mateo 10:16: He aquí, yo os envío como a ovejas en medio de lobos; sed, pues, prudentes como
serpientes, y sencillos como palomas.

Dios quiere que seamos” prudentes como serpientes, y sencillos como palomas”.

Romanos nos dice que seamos sabios para el bien. La Epístola de Santiago declara que Dios nos
da sabiduría: “Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios”, el cual da sabiduría.
Dios nunca quiso que Su iglesia ni Sus hijos fueran ignorantes; Él quería que Su Iglesia fuera
sabia; Él quería que nosotros estuviésemos al tanto de lo que sucede.

¿Saben ustedes de dónde viene esta sabiduría? Viene de la Palabra de Dios. Salmos 119:105 dice
que la Palabra de Dios es lámpara a nuestros pies y lumbrera a nuestro camino, y por lo tanto
imparte sabiduría. Isaías nos dice que la Palabra de Dios imparte sabiduría en cuanto a la
salvación de manera que ni siquiera el torpe tiene que extraviarse. El camino es tan sencillo y tan
claro. 1 Juan 3:2 dice: “Amados, ahora somos hijos de Dios…” Es la Palabra de Dios la que
imparte sabiduría en cuanto a nuestra relación de hijos con Él. 2 Corintios 2 nos habla de las
maquinaciones de Satanás las cuales no ignoramos. Nosotros no somos estúpidos y no
deberíamos actuar neciamente.

El Evangelio de Juan dice que la Palabra de Dios imparte sabiduría en cuanto a la vida futura, el
regreso de Cristo y el cielo. La Palabra de Dios nos da sabiduría en cuanto a toda materia
necesaria para que el hombre tenga conocimiento completo de su redención y de su salvación.
Esto nos da confianza para manifestar resultados positivos. Nosotros nunca necesitamos temer
pues no somos ignorantes; nosotros tenemos conocimiento de la Palabra de Dios.

CAPÍTULO 5

LA PALABRA RESPIRADA DE DIOS

2 Timoteo 3:16 tiene un gran significado en nuestro estudio del poder para la vida abundante. Este
versículo dice que la Palabra es respirada de Dios.

Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para
instruir en justicia.
La primera palabra en 2 Timoteo 3:16 es “toda”. Cada vez que “todo” aparece, uno se debe
preguntar qué significa la palabra “todo”, porque en la Biblia la palabra “todo” se usa en una de dos
formas: ya sea todo sin excepción o todo con distinción. Todos con distinción quiere decir todos en
una cierta clase o grupo designado. Si uno considera equívocamente la palabra “todo” nunca
entenderá correctamente la Palabra de Dios ni experimentará todo su impacto.

Juan 12:32

Y yo (Jesús), si fuere levantado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo.

¿Es todos sin excepción o todos con distinción? La respuesta es obvia. Nosotros sabemos que no
todas las personas en nuestra comunidad son cristianas; por lo tanto, no todas sin excepción han
sido atraídas a él. Todos los que han creído, todos con distinción, son quienes han sido atraídos.

Hebreos 2:9:

Pero vemos a aquel que fue hecho un poco menor que los ángeles, a Jesús, coronado de gloria y
de honra, a causa del padecimiento de la muerte, para que por la gracia de Dios gustase la muerte
por todos (por todos los hombres).

¿Es la palabra “todos” con distinción o sin excepción? ¿Gustó Cristo la muerte por todos los
hombres sin excepción o por todos los hombres con distinción? Él murió por todos sin excepción
de tal manera que quién quiera ser salvo puede ser salvo. Cristo murió por todos los hombres sin
excepción y por esto cualquiera puede nacer de nuevo por el Espíritu de Dios.

En 2 Timoteo 3, donde dice: “Toda la Escritura es inspirada por Dios”, “toda la Escritura” quiere
decir sin ninguna excepción desde Génesis 1:1 hasta Apocalipsis 22:21.

Las palabras “toda la Escritura” son seguidas por la palabra “es”. Esta palabra ha sido añadida al
texto griego de Esteban del cual fue traducida la Versión Reina-Valera.

Antes de seguir adelante, entendamos una cosa. Si una persona omite una palabra que ha sido
añadida, la Palabra de Dios no ha sido tocada. Esto se vuelve muy importante a medida que
avanzamos en la precisión de la Palabra.
Para avanzar un paso más, no había verbo “ser” o “estar” en los idiomas hebreo o arameo
originales. Había un verbo “llegar a ser” o “volverse”.

Esto se vuelve muy interesante en el primer capítulo de Génesis. Génesis 1:2 dice: “Y la tierra
estaba…” Esta palabra “estaba” no fue añadida. Génesis 1:2 continúa: “Y la tierra estaba
desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo…”

El segundo uso de la palabra “estar” no aparece en el texto. Esto nos dice que la primera palabra
traducida “estaba” no es la palabra “estaba” sino “llegó a ser”, “se volvió”. Pero el segundo uso,
“estaban” fue añadido. Por lo tanto el versículo 2 dice literalmente: “Y la tierra se volvió
desordenada y vacía, y las tinieblas sobre la faz del abismo”. Se volvió desordenada y vacía. Dios
no la creó así. Si se deja la palabra “estaba” en el texto: “Y la tierra estaba desordenada y vacía”,
parece que dijera que Dios creó la tierra de esta forma. Al contrario, la Tierra se volvió de esta
forma cómo lo comprueba Isaías 45: 18

Porque así dijo Jehová, que creó los cielos; él es Dios, el que formó la tierra, el que la hizo y la
compuso; no la creó en vano…

“Desordenada” (tohu) en Génesis 1:2 es la misma palabra que se usa en el “no en vano” de
Isaías (tohu). Dios no la creó desordenada y vacía (tohu bohu). La tierra se volvió así.

Regresemos a 2 Timoteo 3:16. Observe cuidadosamente: “Toda la Escritura es inspirada por


Dios…” Estas tres palabras “inspirada por Dios” son una sola palabra en los textos críticos griegos.
La palabra es theopneustos. Esta palabra se compone de dos palabras raíces: theo y pneustos.
Tomada por partes, theo es “Dios” y pneustos es “respirado”. Theopneustos quiere decir
literalmente “respirada de Dios”. “Toda la Escritura es inspirada por Dios” es igual a “toda la
Escritura es theopneustos” o “toda la Escritura es respirada de Dios”.

Ahora nosotros preguntamos: ¿respira Dios? Usted y yo respiramos, pero, ¿lo hace Dios? Juan
4:24 dice que “Dios es Espíritu…”Más aun, la Palabra de Dios dice que un espíritu no tiene carne o
huesos. Nosotros no podemos ver un espíritu con nuestros propios ojos. Sin embargo 2 Timoteo
3:16 dice que Dios respiró. Tenemos que averiguar exactamente qué se quiere decir cuando se le
atribuyen a Dios características humanas. ¿Qué quiere decir “respirada de Dios”?

¿Alguna vez se ha preguntado usted qué debe ser enfatizado en la Palabra de Dios? Si la Biblia es
respirada de Dios, theopneustos, y si la Biblia es la Palabra de Dios, ¿puede usted imaginarse por
un segundo que Dios le permitiría a cualquier mortal el privilegio de decidir qué debe ser enfatizado
en la Palabra de Dios? En esta palabra, “respirada de Dios”, theopneustos, hay una gran verdad
que ha tomado años para ser indagada y estudiada.

Dios es espíritu así que Dios no respira, pero nosotros sí. Siempre que la Biblia atribuye
características humanas a Dios, como lo hace esta escritura en particular en 2 Timoteo, esto se
llama una figura literaria. Las figuras literarias en la Biblia desde Génesis 1:1 hasta Apocalipsis
22:21 son las marcas de Dios en la Palabra en cuanto a qué quiere Él que sea enfatizado.

Una figura literaria no es algo sobre lo que hay que adivinar. Las figuras literarias son usos
gramaticales legítimos que departen del lenguaje literal para llamar atención a sí mismas. Por
ejemplo, si no hemos tenido lluvia por un largo tiempo, yo podría decir: “el suelo está seco”. Esto
sería una simple enunciación de un hecho. El polvo vuela y las grietas se abren. Pero si yo digo: “el
suelo está sediento”, eso es una figura literaria. La figura siempre es más vívida que la misma
enunciación literal. Cuando yo digo:” el suelo está seco”, pongo una idea vaga en su mente; pero
en el momento en que digo “el suelo está sediento”, entonces usted tiene una imagen clara. Una
figura literaria siempre aumenta, siempre vitaliza la declaración.

La Palabra de Dios debe ser aceptada literalmente cuandoquiera y dondequiera que sea posible.
Pero cuando una palabra o palabras dejan de ser fieles a los hechos, ellas constituyen figuras
literarias. Las figuras literarias tienen un énfasis diseñado por Dios que tiene que ser asido y
entendido para obtener completamente el impacto de la Palabra. Los hombres tienden mucho a
usar las figuras literarias al azar, pero en la Palabra de Dios las figuras literarias son usadas con un
diseño divino. Todas y cada una de ellas pueden ser exactamente catalogadas y analizadas con
precisión. No hay adivinanzas en lo absoluto. A excepción de las figuras literarias y de las
costumbres y manerismos orientales, la Palabra es literal.

Hay 212 figuras literarias distintas que se usan en la Biblia. Hasta donde yo puedo calcular, a lo
largo de la historia tiene que haber habido aproximadamente 220 figuras distintas. Doscientas doce
de éstas son usadas en la Biblia; algunas veces hay hasta cuarenta variaciones de una figura. Es
fácil la monumental oportunidad para la investigación que ofrece el campo de las figuras literarias.

Esta figura, “respirada de Dios”, es tan maravillosa que voy a tomar este tiempo para desarrollar su
grandeza. Una vez que usted entienda esto, cientos de Escrituras se le harán claras.

Dios es Espíritu, y sin embargo 2 Timoteo dice que “toda la Escritura es respirada de Dios”. Esta
figura se llama en el hebreo derech benai adam, lo cual traducido quiere decir “los hábitos de los
hijos del hombre”, bajar a Dios al nivel del hombre. Ahora, los griegos tomaron derech benai
adam y lo tradujeron anthropopatheia que quiere decir “rasgo conmovedor del hombre”. Los
romanos usaron esta figura y la llamaron condescensio en latín de donde se deriva nuestra palabra
“condescendencia”. Siempre que la Palabra de Dios atribuye características humanas a Dios, la
figura usada se llama en griego anthropopatheia y en latín condescensio. Esta es la marca enfático
del Espíritu Santo en 2 Timoteo 3:16. El énfasis no está en la palabra “todo” o en la palabra
“Escritura”. El énfasis está en la fuente, “respirada de Dios”. Dios puso el énfasis donde Él lo quiso;
Él lo marcó con esta figura literaria.

Otro ejemplo de condescensio es Éxodo 4:14 el cual dice: “Entonces Jehová se enojó…” Dios es
espíritu; Él no se enoja. Cuando la Biblia dice que Dios se enoja, ¿de qué figura se
trata? Condescensio.

Isaías 52:10 dice: “Jehová desnudó su santo brazo…” ¿Tiene un brazo Jehová? No, no lo tiene,
pero usted y yo si lo tenemos. “Desnudar el brazo” es la figura condescensio.

¿Cuál es exactamente el proceso por el cual vino la Palabra respirada de Dios? La clave para
responder esta pregunta está en la Palabra de Dios.

2 Pedro 1:21:

porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios
hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.

“Profecía” se usa de una manera singular en este versículo de la Escritura. Cuando la persona
común y corriente piensa en profecía, piensa en la predicción del futuro. Esta definición es uno de
los usos de la palabra “profecía”, pero no es el único uso. La palabra “profecía” también puede
querer decir “declarar”.

La profecía de Isaías de la venida del Señor Jesucristo y la profecía de Juan del regreso de Cristo
(el cual todavía está en el futuro) son ejemplos de predicción. Parte de la Palabra de Dios es
predicción. El verbo “profetizar” también quiere decir “declarar, exponer, presentar”. “Profecía”
literalmente quiere decir “aquello que es predicho y aquello que es declarado”. Toda la Biblia desde
Génesis hasta Apocalipsis es predicción o declaración. “Porque nunca la profecía (aquello que es
predicho o declarado, todo desde Génesis hasta Apocalipsis) fue traída por voluntad humana…”La
Palabra de Dios, que predice y declara, nunca fue traída por voluntad humana. Muchos teólogos y
líderes religiosos han enseñado que siempre que un escritor bíblico quería escribir él se sentaba y
componía una parte de la Palabra de Dios. La Palabra de Dios no dice eso. Moisés nunca se sentó
en el desierto y dijo: “Bueno, ahora pienso que voy a escribir la Palabra de Dios”, y entonces sacó
su libreta de taquigrafía. Él no se rascó la cabeza y empezó a escribir: “En el principio creó Dios los
cielos y la tierra”. “Eso me gusta”. No. Nunca fue traída la profecía por la voluntad del hombre; en
otras palabras, el hombre nunca dispuso a su voluntad la Palabra de Dios. Él nunca se sentó y dijo:
“Ahora, yo dispongo que se componga Génesis” o “yo dispongo que se componga Mateo”. “Porque
nunca la profecía fue traída por voluntad humana…”Esto es básico para nuestro entendimiento
esencial y fundamental de cómo fue traída la Palabra.

La Palabra de Dios nunca fue traída por voluntad humana, “…sino que los santos hombres de Dios
hablaron…” Santos hombres de Dios hablaron. ¿Quiénes son santos hombres? Hombres que le
creen a Dios son santos. La Biblia no fue escrita por rechazadores de Dios, incrédulos o
escépticos. La Biblia fue escrita por santos hombres de Dios que hablaron según eran inspirados
por el Espíritu Santo.

Yo he preguntado a muchas personas sobre este versículo: “¿Quién habló?” ¿Y saben lo que ellos
dicen? El Espíritu Santo. Eso no es lo que el versículo dice. Dice: “…santos hombres de Dios
hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo”. No dice que Dios habló; dice que los santos
hombres de Dios hablaron. Esto es lo que la Palabra dice y eso es lo que quiere decir.

¿Sabe usted por qué hay tanta diferencia entre los libros de Amós e Isaías; entre el Evangelio de
Marcos y el de Juan? ¿Puede usted hablar usando cualquier vocabulario que no sea el suyo? Por
ejemplo, si usted nunca ha oído de la palabra “idiosincrasia”, usted no la puede usar. Uno sólo
puede usar el vocabulario que posee. Eso es exactamente lo que declara la Palabra en 2 Pedro
1:21, que santos hombres de Dios hablaron. Ellos usaron sus propios vocabularios y sus propias
formas de expresión. El Evangelio de Marcos es corto y abrupto: “e inmediatamente”, “y entonces”,
“y enseguida”. Se usan estas palabras porque el escritor del Evangelio de Marcos no era un
hombre altamente educado y con un vocabulario florido. Pero el Evangelio de Juan es diferente.
Juan escribió: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era
en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido
hecho, fue hecho”. ¡Qué hermoso! ¿Por qué? A causa del estilo de escribir de Juan. El escritor de
Amós era terso; él era un pastor. Isaías usaba hermosas expresiones. Esto explica los diferentes
estilos de escribir que se encuentran en la Biblia. Santos hombres de Dios hablaron y escribieron;
usaron sus vocabularios naturales. Pero hablaron “siendo inspirados por el Espíritu Santo”.

¿Qué quiere decir ser “…inspirados por el Espíritu Santo”? 2 Timoteo 3:16 dice que toda la
Escritura es respirada de Dios. Aquí en 2 Pedro 1:21, la Palabra declara que estos hombres fueron
inspirados por el Espíritu Santo. Lo que sea “respirada de Dios” o ser “inspirada por Dios” es ser
“inspirado por el Espíritu Santo”.

Algunas personas enseñan que Dios tomó el brazo de Moisés y lo empezó a mover y, en esta
forma, hizo que Moisés escribiera lo que Dios quería que fuera escrito. No. No dice “empujado por
el Espíritu Santo”, dice: “…inspirados por el Espíritu Santo”.
La gente siempre está adivinando y ofreciendo opiniones en vez de leer a la precisión declarada de
la Palabra de Dios. ¿Qué es ser respirada de Dios e inspirada por el Espíritu Santo? Gálatas
1:11 contiene esta declaración.

Más os hago saber (garantizo), hermanos, que el evangelio anunciado por mí, no es según
hombre.

Si el evangelio fuera según hombre, él, Pablo, lo habría recibido por voluntad humana y eso habría
sido una contradicción con el resto de la Palabra. 2 Pedro 1:21 dice enfáticamente que la Palabra
no vino por los deseos del hombre. No vino por voluntad humana. Gálatas dice: “…el evangelio
anunciado por mí, no es según hombre; pues yo ni lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno…”
Entonces tiene que haber otra forma de obtener información. En nuestro mundo de conocimiento
de los sentidos todo aprendizaje de las matemáticas, ciencia, historia y la tales-toda nuestra
información-viene por la voluntad humana. Pero en contraste, Pablo dijo de sus escritos en Gálatas
1:12:

pues yo ni lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo.

La Palabra vino “por revelación de Jesucristo”. Ahora vamos a juntar estos versículos.

2 Timoteo 3:16:

Toda la Escritura es inspirada por Dios (respirada de Dios), y útil para enseñar, para redargüir, para
corregir, para instruir en justicia.

2 Pedro 1:21:

porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios
hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.

Gálatas 1:11,12:

Mas os hago saber, hermanos, que el evangelio anunciado por mí, no es según hombre;
pues yo ni lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo.

En 2 Timoteo 3:16 es la “palabra respirada de Dios” la cual en 2 Pedro 1:21 es ser “inspirados por
el Espíritu Santo” lo cual en Gálatas 1:11 y 12 es “revelación”.

Hay un axioma matemático envuelto en este punto: “Dos cosas iguales a una tercera son iguales
entre sí”. Por lo tanto, palabra respirada de Dios=inspirados por el Espíritu Santo=revelación; o
respirado de Dios significa ser inspirados por el Espíritu Santo lo cual es revelación.

Antes de ahondar un poco más en este versículo particular de2 Pedro, observemos el Antiguo
Testamento y veamos cómo hablaron aquellos santos hombres de Dios que recibieron esta
revelación. Hemos visto en Juan 4:24 que Dios es Espíritu. Dios, siendo Espíritu, sólo puede hablar
a aquello que Él es. Dios no le puede hablar a la mente natural humana. Por esto es que la Palabra
no pudo venir por voluntad humana porque la voluntad humana está en el mundo natural. Dios,
siendo Espíritu, sólo puede hablarle a aquello que Él es-espíritu. Las cosas en el mundo natural
pueden conocerse por los cinco sentidos-vista, oído, olfato, gusto y tacto. Pero Dios es Espíritu, y,
por lo tanto, no le puede hablar a las células cerebrales; Dios no le puede hablar a la mente de una
persona. Es una ley y Dios nunca sobrepasa sus propias leyes. El espíritu proveniente de Dios
tenía que estar sobre aquellos hombres, de otra manera ellos nunca habrían recibido revelación
como Pablo declara en Gálatas. Números 11:17 ayuda a explicar la revelación.

Y yo (Dios) descenderé y hablaré allí contigo (Moisés); y tomaré del espíritu que está en ti, y
pondré en ellos...

Dios es Espíritu y Él podía revelarse a Sí Mismo por medio del espíritu de Dios que estaba sobre
Moisés. Luego Moisés, teniendo una mente, usó su vocabulario y escribió la Palabra de Dios
revelada, esa fue la forma exacta en que nos llegó la Palabra de Dios.

Un hombre de Dios, en la usanza bíblica, era un hombre sobre el cual estaba el espíritu de Dios,
también llamado el “espíritu de sabiduría” porque Dios como Espíritu es sabio. Josué fue uno de
estos hombres según Deuteronomio 34:9:

Y Josué hijo de Nun fue lleno del espíritu de sabiduría, porque Moisés había puesto sus manos
sobre él; y los hijos de Israel le obedecieron, e hicieron como Jehová mandó a Moisés.
Todo hombre en la Biblia que escribió la Palabra de Dios tenía el espíritu de Dios sobre él. Sólo hay
un autor de la Biblia y ese es Dios. Hay muchos escritores pero sólo un autor. Dios es el autor
mientras que Moisés escribió, Josué escribió, Pablo escribió, David escribió y muchos otros
escribieron. Dios, siendo Espíritu, habló al espíritu que estaba sobre los santos hombres de Dios y
les dijo lo que Él quería que fuese dicho. Entonces los hombres de Dios usaron sus vocabularios al
hablar lo que Dios había revelado. “Porque nunca la profecía (todo aquello que es predicho o
declarado) fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo
inspirados por el Espíritu Santo”. La Palabra original dada por Dios literalmente no contenía ningún
error o contradicción. ¿Por qué? Porque Dios fue su autor. Santos hombres simplemente
escribieron lo que Dios les reveló. Así es como obtuvimos la palabra respirada de Dios. Es
verdaderamente tremendo.

CAPÍTULO 6

QUE EL HOMBRE SEA PERFECTO

Después de establecer cómo llegó a existir la Palabra de Dios, el siguiente paso en nuestro
proceso de construcción es encontrar cuál es la función de Su Palabra. Observemos otra vez 2
Timoteo 3:16:

Toda la Escritura es inspirada por Dios [respirada de Dios], y útil para enseñar, para redargüir
[reprender demostrando el error], para corregir, para [lo cual es] instruir en justicia.

Toda la Escritura desde Génesis hasta Apocalipsis es útil. ¿Para qué es útil? Es “…útil para
enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia”. Toda la Escritura es útil en tres
áreas: (1) enseñar, lo cual es cómo creer correctamente; (2) redargüir, lo cual es reprender en los
lugares donde no estamos creyendo correctamente, demostrando el error; y (3) corregir, lo cual es
ponernos de vuelta en la creencia correcta. Toda la Palabra de Dios hará precisamente eso. Nos
enseñará cómo creer correctamente, nos redargüirá en los lugares donde estemos creyendo
equivocadamente, y nos corregirá de modo que podamos de nuevo creer correctamente. Estos tres
son todos “instruir en justicia”.

Muchas veces viene un crítico de la Biblia y dice: “Bueno, la Biblia no es verdad. Yo pienso que hay
demasiadas contradicciones; la Biblia realmente es sólo otro libro entre tantos”. Este no es el
testimonio de la Palabra de Dios. El testimonio de la Palabra de Dios es que toda la Escritura es
respirada de Dios y es útil para enseñar, lo cual es cómo creer correctamente, cómo creer
positivamente. Si nosotros vamos a hacer conexión con los recursos para la vida en abundancia,
tenemos que saber cómo creer correctamente. A aquella gente que dice que la Biblia tiene muchos
errores en ella, me gustaría decirles que la verdadera Palabra de Dios es precisa desde Génesis
hasta Apocalipsis. Los errores se han introducido porque el hombre ha propagado esos errores.
Los hombres han introducido sus opiniones y deseos en la Palabra. Cuando los hombres vienen y
dicen que ellos no creen en la Biblia, debemos recordar que la Biblia nunca fue escrita para el
incrédulo, para el agnóstico o para el infiel; la Biblia no fue escrita para los rechazadores de Dios y
los negadores de Dios. La Biblia fue escrita para hombres y mujeres que quieren encontrar
respuestas. La Palabra de Dios es dada a los hombres y mujeres que quieren hacer conexión para
la vida más abundante. Por esto es que el crítico que viene de afuera de la Palabra de Dios no
tiene tierra firme en que pararse para juzgar a la Palabra porque la Palabra ya lo ha juzgado a él.

La Biblia fue escrita de modo que usted como creyente no tenga que ser llevado por doquiera de
todo viento de doctrina, o teoría, o ideología. Esta Palabra de Dios no cambia. Los hombres
cambian; las ideologías cambian, las opiniones cambian; pero esta Palabra de Dios vive y
permanece para siempre. Ella permanece, ella se mantiene firme. Veamos esto en Juan 5:39:
“Escudriñad las Escrituras…” No dice: escudriñad Shakespeare, o Kant, o Platón, o Aristóteles, o
los escritos de V. P. Wierwille, o los escritos de una denominación. No, lo que dice es: “Escudriñad
las Escrituras…”porque toda la Escritura es respirada de Dios. No todo lo que Wierwille escriba
será necesariamente respirado de Dios; no lo que Calvino dijo, ni Lutero, ni Wesley, ni Graham, ni
Roberts; sino las Escrituras-ellas son respiradas de Dios.

Juan 5:39:

Escudriñad las Escrituras, porque…en ellas tenéis la vida eterna; y ellas [la Escrituras] son las que
dan testimonio de mí.

Las Escrituras nos dicen la verdad sobre el Señor Jesucristo, y sobre Dios; esto es doctrina-es
creencia correcta.

Juan 17:8:

porque la Palabra que me diste, les he dado; y ellos las recibieron, y han conocido verdaderamente
que salí de ti, y han creído que tú me enviaste.

Jesús les dio las palabras que Dios le había dado a él, las Escrituras, la Palabra de Dios. Juan
17:14 dice: “Yo les he dado tu palabra…” Sin la Palabra de Dios, la cual es creencia correcta, usted
y yo nunca podríamos caminar en la grandeza del poder de Dios.

Juan 17:17:

Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad.

La Palabra es verdad. Este es el testimonio que la Palabra da de sí misma. Tarde o temprano


tenemos que venir al testimonio de la Palabra misma y dejarla que hable. Nunca bajamos la
Palabra de Dios a nuestro nivel; siempre nos levantamos al nivel de la Palabra de Dios. Nunca
venga a la Palabra de Dios con su escepticismo, su duda, su opinión. Usted viene a la Palabra de
Dios y deja que hable por sí misma y entonces usted re-evalúa y readapta su vida a la integridad y
la precisión dela Palabra de Dios.

¿Qué más hace la Escritura además de enseñar? También es útil para redargüir. La Escritura nos
redarguye cuando no estamos creyendo correctamente. La Palabra nos dice donde estamos
errados; nos amonesta nuestra creencia equivocada. Ningún hombre tiene derecho a redargüir a
cualquier otro hombre. La Palabra de Dios es la que tiene que redargüir, porque lo que yo pueda
permitir en mi vida, puede que algún otro no lo permita en su vida.
Romanos 14:22:

¿Tienes tú fe? Tenla para contigo delante de Dios. Bienaventurado el hombre que no se condena a
sí mismo en lo que aprueba.

Yo he experimentado la censura de la gente cuando a ellos no les gustaban las corbatas que yo
usaba, para citar un ejemplo. Me movía entonces entre círculos que enseñaban que si usted
ofendía a alguien con sus acciones, tenía que dejar de hacerlas. De modo que me deshice de la
corbata vieja sólo para darme cuenta que la nueva corbata ofendía a alguien más. Traté toda forma
posible de agradar a la gente porque la gente me reprobaba por usar esto o por usar aquello. He
llegado al punto en mi vida en que sólo me interesa lo que Dios piensa y no lo que piensa la gente.
Tomo mi reprensión no de lo que dice la gente, sino de lo que dice la Palabra. Estas Escrituras son
respiradas de Dios y estas Escrituras son útiles para creer correctamente. Donde nosotros estamos
creyendo y actuando equivocadamente, la Palabra nos redarguye.

Después de enseñar y redargüir, ¿cuál es la tercera cosa que hace la Escritura? No sólo nos
enseña creencia correcta y nos redarguye cuando no estamos creyendo correctamente, sino que
nos corrige. La Palabra de Dios es útil para corregirnos, para traernos de vuelta a creer
correctamente una vez más. Los padres de familia deberían de utilizar esta técnica para educar a
sus hijos. La mayoría de nosotros como padres decimos: “no hagas eso”. Muy pocas veces
añadimos la corrección y les decimos lo que deben de hacer. Pero eso es exactamente lo que hace
la Palabra. Nos dice dónde estamos creyendo equivocadamente; pero entonces da la corrección y
nos dice cómo podemos volver a creer correctamente.

Hay muchos ejemplos de corrección en la Biblia. Tomemos a David, por ejemplo. David estaba
fuera de orden. Él encontró a la hermosa Betsabé y luego hizo matar a su esposo en el frente de
batalla de modo que él, David, pudiera tener a Betsabé por esposa. Pocas personas sabían de la
secuencia de eventos que llevaron al matrimonio de David, pero nadie tenía derecho a decir cosas
alguna porque David era rey y toda mujer en el reino era técnicamente la propiedad del rey o
pertenecía al rey. Sin embargo, sucedió que había un pequeño profeta cuyo nombre era Natán con
quien Dios tuvo una conversación. Una vez Dios le dijo a Natán: “Natán, anda y dile a David que ha
pecado”. Y Natán dijo: “Oh, Señor, que no sea yo. Yo no quiero ir donde David porque el viejo
David es diestro en cortar cabezas”. Pero el Señor insistió: “Anda y dile de un hombre que tenía
muchas ovejas y su vecino sólo tenía una ovejita y esa ovejita era tan preciosa para él que la
llevaba a la mesa con él y la llevaba a la cama con él; la criaba en su seno. Cuéntale esa historia.
Cuéntale cómo el hombre rico tuvo una vez una visita. Y en vez de tomar una de sus propias
ovejas para alimentar a su visitante, el hombre rico fue donde su vecino y tomó a su única oveja y
la mató”.

Entonces Natán fue a ver a David y dijo: “Rey David, algo terrible ha pasado en este reino. Un
hombre rico tenía una visita y, ¿sabe lo que hizo este hombre? Fue donde su vecino y tomó es
única ovejita que era tan preciosa, lo único que tenía el pobre vecino, y la trajo a su casa y la
mató”. Natán le contó a David la historia completa. David se puso muy furioso y le dijo a Natán:
“Dime quién es el hombre. Dame su nombre y le haré cortar la cabeza”. Natán miró a David a los
ojos y le dijo: “Tú eres el hombre”.

¿Cómo le hubiera gustado a usted ser Natán? Si Natán hubiera ido allá con cualquier otra historia,
¿sabe lo que le hubiera sucedido? David lo hubiera hecho decapitar. Pero Dios le dijo a Natán qué
decir de modo que David se atrapara a sí mismo. En el momento en que David dijo: “Dime quién
es”, Natán dijo: “Tú eres el hombre”. En ese momento David reconoció la verdad de que lo que
Natán le traía de parte de Dios y David dijo: “Bueno, lo siento”. Él se volvió a Dios y le pidió que lo
perdonase. Entonces dice en la Palabra de Dios que David fue un hombre según el corazón de
Dios. Él no era un hombre según el corazón de Dios mientras estaba haciendo payasadas con
Betsabé y haciendo matar a Urías; no, pero cuando volvió a estar en alineamiento, David fue un
hombre según el corazón de Dios. Cuando usamos correctamente la Palabra y caminamos en su
poder, entonces somos hombres y mujeres según el corazón de Dios.

Así que toda la Escritura es respirada de Dios, y útil para enseñar-creencia correcta, para
redargüir-reprobarnos cuando estamos creyendo equivocadamente, y para corregirnos-volvernos a
poner en línea con Dios. Esto es instrucción en justicia. ¿No es ése un versículo tremendo cuando
lo examinamos de cerca para ver la grandeza de la Palabra de Dios?

Después de exponer en un versículo conciso la función dela Escritura respirada de Dios-enseñar,


redargüir y corregir lo cual es instruir en justicia-Dios sigue con la próxima línea en 2 Timoteo 3
dando el propósito de la Palabra respirada de Dios.

2 Timoteo 3:17:

a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.

El propósito, como lo dice, es “que el hombre de Dios…” Veamos quién es un hombre de Dios. La
palabra “hombre” en este uso significa “uno que es portavoz por Dios, uno que habla por Dios”.

Deuteronomio 33:1:

Esta es la bendición con la cual bendijo Moisés varón de Dios a los hijos de Israel, antes que
muriese.

Moisés era un hecho de Dios porque habló por Dios. Deuteronomio 18:15 dice:
Profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como yo, te levantará Jehová tu Dios; a él oiréis.

Moisés era este hombre de Dios. Él era un profeta, uno que habla por Dios. La grandeza de esto
es que cada vez que un creyente habla la precisión de la Palabra de Dios, él es como un hombre
de Dios. Cuando usted habla la precisión de la Palabra de Dios, usted es como un hombre de Dios.
Cuando nosotros hablamos Su Palabra, hablamos como si Dios mismo hablase.

El propósito de Dios es “que el hombre de Dios (el que habla por Dios) sea perfecto…”Alguien
puede venir y decir: “Bueno, usted no puede ser perfecto”. La Palabra de Dios dice que nosotros
debemos serlo.

La palabra griega para “perfecto” sólo se usa esta vez en la Biblia lo cual la hace especialmente
interesante en investigación y precisión bíblicas. La palabra “perfecto” es la palabra
griega artios usada como adjetivo. Artios es definida y se usa en dos formas. Uno de sus usos es
para describir a un barco cuando está equipado para su viaje, teniendo a bordo todo lo que se
necesita para hacer un viaje exitoso. Siempre que el barco esté tan perfectamente equipado que
no le falte nada, entonces la palabra que se usa en griego es artios. El otro uso de artios concierne
a las articulaciones móviles. La forma en que la cabeza del fémur calza en la cavidad del hueso
ilíaco, en la cadera, por ejemplo, se conoce como artios. Si uno tuviera la más mínima partícula
extraña en esa articulación de la cadera, el dolor sería agudísimo.

La Palabra de Dios declara que el propósito de la Palabra de Dios es que el hombre de Dios sea
perfecto, sin ningún cuerpo extraño que cause una mancha.

El propósito es que el hombre de Dios sea tan perfecto que él tenga todo lo que se pueda necesitar
en cualquier situación, sin que le falte nada. Él está completamente preparado para un viaje
exitoso.

El propósito de la Palabra de Dios es que el hombre de Dios sea perfecto, no por afuera, sino por
adentro. Uno no puede tener perfección por afuera a menos que primero tenga perfección por
adentro. El propósito de la Palabra de Dios es que el hombre de Dios sea perfecto por adentro
como punto de partida.

“A fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado…”En este punto, la
traducción ha fallado en comunicar el impacto de este versículo. La palabra “preparado” viene de la
misma raíz griega que la palabra “perfecto”. La palabra griega para “perfecto” es artios; la palabra
griega para “preparado” en 2 Timoteo 3:17 es exartizo. “Exartizo” es un verbo, mientras que
“artios” es un adjetivo. Literalmente dice: “A fin de que el hombre de Dios sea perfecto,
enteramente perfeccionado…” No solamente debe de ser el hombre de Dios perfecto, sino entera y
entera y enteramente perfeccionado.

En dos cortos versículos de la Escritura, la Palabra nos dice su propia función y propósito.

2 Timoteo 3.16, 17:

Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para
instruir en justicia.

a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.

¡Qué revelación fundamental para nuestro estudio y entendimiento de la Palabra de Dios!

CAPÍTULO 7
NO SOLO DE PAN VIVIRÁ EL HOMBRE

El problema espiritual básico del hombre es no creer en la integridad de la Palabra de Dios,


simplemente no creer lo que Dios dice. Muy poca gente cree que la Palabra de Dios es exacta, que
quiere decir lo que dice y que dice lo que quiere decir. De este modo el hombre está en un
constante dilema en su búsqueda de la verdad; él no tiene ninguna piedra de toque, ningún criterio
para la verdad porque no quiere ir a la Palabra y estudiar su integridad y su precisión.

En Mateo 4:4, la Palabra de Dios declara:

…Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.

Noten las palabras “de la boca de Dios”. A Dios se le ha atribuido una característica humana, pero
Dios no tiene boca. De nuevo, es la figura literaria condescensio, la marca de énfasis del Espíritu
Santo.

El hombre no se puede sustentar solamente bajo una dieta de alimento físico; necesita que su
alimento sea complementado con toda palabra que viene de Dios. El hombre no puede vivir de
palabras que vienen de hombres, de distintos escritores, de distintos teólogos o de distintos grupos
eclesiásticos, sino de palabras que vienen de Dios.
El hombre sí necesita alimentos físicos para el mantenimiento de su cuerpo físico. Pero un hombre
tiene algo más que cuidar además de su cuerpo físico. El alma de un hombre también necesita
nutrimento. El alma del hombre no puede ser sustentada con puré de papas, salsa y filete de
carne. Mateo 4:4 declara que no sólo de pan vivirá el hombre “sino de toda palabra”…No sólo
necesita una palabra aquí y una palabra allá; no un versículo aquí y otro versículo allá; “sino de
toda palabra que sale de la boca de Dios”. La Palabra de Dios es ese alimento que requiere el
hombre de modo que pueda renovar su mente y así manifestar la vida más abundante.

La debilidad espiritual y la incapacidad espiritual sólo se pueden deber a una dieta impropia, eso
es: el abandono de la Palabra de Dios. En su mayor parte, la anemia espiritual causada por el
abandono de la Palabra de Dios puede ser atribuida hoy en día al hecho de que no se entiende la
Biblia cuando es leída. La Biblia no se entiende porque nunca se nos ha enseñado cómo
entenderla. ¿Quién nos ha enseñado las figuras literarias? ¿Quién nos ha enseñado lo que es
revelación? ¿Quién nos ha mostrado la precisión de la Palabra? Por eso es que tenemos
anécdotas sobre la Biblia cubierta de polvo. En realidad uno no puede culpar a la gente por esto.
La culpa debería recaer sobre aquellos de nosotros que hemos sido predicadores y maestros
porque no hemos comunicado la Palabra al hombre de hoy.

¿Pero qué me dice de las personas cuyas Biblias no están cubiertas de polvo y abandonadas, y sin
embargo son aún débiles espiritualmente? Su dolencia espiritual tiene que ser causada por el uso
equivocado de la Palabra de Dios. El uso impropio significa que no se está dividiendo
correctamente la Palabra de Dios. A algunos de nosotros se nos ha instruido que leamos la Biblia
por lo menos una vez al día; pero cuando hemos terminado de leer nuestra Escritura diaria, ¿qué
es lo que sabemos? No hemos aprendido nada porque no la hemos entendido. ¿Qué pasa cuando
la gente deja de entender la Palabra? Sucumben ante todas las doctrinas y teorías del hombre.
Esta gente, espiritualmente hambrienta, es llevada de un lado a otro con cada filósofo nuevo o idea
nueva. Las sombras fugaces de unos cuantos grandes nombres, antes que la Palabra de Dios,
mantienen a la gente embelesada. Demasiada gente cree lo que ha recibido del hombre y
entonces tratan de corroborar sus creencias yendo a la Biblia y seleccionando Escrituras que
justifiquen sus ideas.

Una mujer me escribió una vez con respecto a una de nuestras radiodifusiones. Puesto que mi
prédica estaba de acuerdo con lo que ella pensaba, le había gustado. Supongamos que la
enseñanza hubiese sido la Palabra y que no hubiera estado de acuerdo con lo que ella pensaba.
¿Hubieran sus creencias cambiado la Palabra de Dios? Ya sea que creamos o no, de todas
maneras sigue siendo la Palabra de Dios.

Hace algunos años yo estaba enseñando una clase en un estado del sur. Después de la segunda
sesión vino a mí un hombre y dijo: “Yo pienso que ésta es la enseñanza bíblica más lógica que yo
haya oído, pero”, él dijo, “es desconcertante para mí porque yo siempre he mantenido otras
opiniones y no quiero cambiar mi modo de pensar. Usted me está confundiendo”. Este caballero no
terminó la clase porque ya tenía cerrada su mente. Eses era su privilegio, pero la Palabra de Dios
aún es Verdad ya sea que la creamos o no.
Cuando se combina dos partes de hidrógeno y una parte de oxígeno se obtiene agua. A mí no me
importa si usted ora o no ora, si usted es cristiano o no es cristiano, si usted cree o no cree; no
hace diferencia alguna porque la ley es que dos partes de hidrógeno y una parte de oxígeno es
agua. La Palabra de Dios es tan infalible como eso. Por esto es que nosotros deberíamos
honestamente llegar al punto en que permitamos que la Palabra de Dios tome preeminencia en
nuestras vidas sin importar qué ideas, sin importar qué teorías, sin importar qué opiniones
podamos haber sostenido. Tenemos que venir a la Palabra, dejar que la Palabra hable, y entonces
ajustar nuestro pensamiento de acuerdo a la integridad y a la exactitud de la Palabra. Después de
haber dejado que la Palabra hable, debemos armonizar consecuentemente nuestras creencias,
nuestras acciones y nuestro vivir.

2 Pedro 1:3 dice de la Palabra:

Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino
poder [el de Dios], mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia.

Dios por Su divino poder, nos ha dado todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad. Si
queremos las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad, tenemos que ir a la Palabra de Dios. Si
uno juega fútbol, tiene que seguir las reglas del juego de fútbol. Luego, lógicamente, si nosotros
queremos conocer la voluntad de Dios, ¿adónde vamos? ¿Al comentario, a los teólogos, a la
enciclopedia o al sermón del domingo pasado? No. Nosotros vamos a la Palabra de Dios.

I Tesalonicenses 2:13:

Por lo cual también nosotros sin cesar damos gracias a Dios, de que cuando recibisteis la Palabra
de Dios que oísteis de nosotros, la recibisteis no como palabra de hombres, sino según es en
verdad, la palabra de Dios, la cual actúa en vosotros los creyentes.

Ellos recibieron la Palabra de Dios, la cual oyeron de Pablo. La gente podría haber dicho: “Ese es
sólo Pablo hablando”, pero no lo hicieron. Pablo dice a los Tesalonicenses: “recibisteis la Palabra
de Dios que oísteis de nosotros…no como palabra de hombres, sino según es en verdad, la
palabra de Dios, la cual actúa en vosotros los creyentes.

La Palabra declara de sí misma en Salmos 12:6:

Las palabras de Jehová son palabras limpias,


Como plata refinada en horno de tierra,

Purificada siete veces.

Si la Biblia tiene las palabras de Jehová entonces estas palabras tienen que ser impolutas y
absolutamente puras. Ellas son “…Como plata refinada en horno de tierra, Purificada siete veces”.

Salmos 119:162:

Me regocijo en tu palabra como el que halla muchos despojos.

¿Se regocija usted en la Palabra como el que halla muchos despojos? ¿Se regocijaría usted tanto
en la Palabra como lo haría si se encontrase mil dólares?

I Corintios contiene otro testimonio de la Palabra de Dios con respecto a la integridad de la


Palabra de Dios.

I Corintios 2:13:

lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las
[palabras] que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual.

Si éstas son palabras que el Espíritu enseña, entonces deberíamos lavar nuestros oídos, quitar las
telarañas de nuestra mente, y comenzar a estudiar la Palabra para conocer su exactitud inherente.

Jeremías 15:16:

Fueron halladas tus palabras, y yo las comí; y tu palabra [la Palabra, no lo que la gente decía
sobre ella, no lo que algún teólogo escribió sobre ella] me fue por gozo y por alegría de mi
corazón…

Esto no quiere decir que encontraron la Biblia o la Palabra y la masticaron o la comieron


físicamente. Cuando la Palabra fue hallada, la digirieron; vivieron de ella; ella era su vida, el latido
de su corazón.

La Palabra es casi increíble porque es tan verdadera. A demasiados ministros les gusta hablar
alrededor de la Palabra, tomando un versículo, leyendo ese versículo como texto para el día,
dando ilustraciones de Cervantes y de Selecciones, regresando a leer el versículo, dando la
bendición y yéndose a casa. ¿Cuánto de la Palabra ha aprendido entonces la congregación?
¡Nada! Cuando la gente comió la Palabra según se encuentra en Jeremías, comieron la
Palabra pura. Nosotros tenemos que predicar la Palabra pura.

Toda la Creación de Dios es maravillosa; pero de todas las obras de Dios, la más grande de Sus
obras es Su Palabra.

Salmos 138:2:

…Porque has engrandecido tu nombre, y tu palabra sobre todas las cosas.

Dios ha engrandecido Su Palabra como Su Nombre sobre todas las cosas. No dice eso de las
estrellas o de los planetas. Engrandeció Su Palabra sobre todas las cosas. La magnificó. La exaltó.
La Palabra de Dios es tanto Dios como Dios es Dios. Lo que Dios dijo que fuese, fue; lo que Dios
dijo que es, es; lo que Dios diga que sea, será. ¿Ve usted por qué tenemos que volver a la
integridad y precisión de la maravillosa Palabra de Dios? No podemos confiar en la palabra del
hombre porque el hombre es llevado por doquiera, estando aquí hoy y muy lejos mañana; pero la
Palabra de Dios “vive y permanece para siempre”. Esa Palabra perdura.

CAPÍTULO 8
EN EL PRINCIPIO ERA EL VERBO

El comienzo del Evangelio de Juan declara:

En el principio era el Verbo, y el Verbo con Dios, y el Verbo era Dios.

Observe que hay tres usos de la palabra “verbo” en el versículo 1.

Juan 1:2:
Este era el principio con Dios.

Logos quiere decir “palabra” o “comunicación”. Se habla de Dios como del logos porque Él es la
Palabra. Cristo es el logos, la Palabra de Dios en persona; mientras que la Biblia es el logos, la
Palabra de Dios por escrito.

¿De cuál logos habla Juan 1:1? “En el principio era el logos, y el logos era con Dios, y el logos era
Dios”. La palabra que se usa en este versículo es a la vez la Palabra escrita, de la que hoy
hablamos como la Biblia, y Cristo, la Palabra en persona.

La clave para entender Juan 1:1 y 2 es la palabra “con”. Si se usara cualquier otra palabra griega
para la palabra “con” excepto pros, la Biblia entera se derrumbaría. La Palabra pros quiere decir
“junto con, pero claramente independiente de”. Eso es precisión semántica exquisita. Jesucristo en
el principio estaba junto con Dios, sin embargo él era claramente independiente de Dios. La
Palabra escrita estaba originalmente con Dios, y sin embargo era claramente independiente de
Dios. Esto es un uso admirable porque refuta la enseñanza errónea de que en el principio
Jesucristo estaba con Dios para comenzar todas las cosas. Esto no es lo que la Palabra dice. Dice
que Jesucristo estaba con Él, pero la Palabra escrita también estaba con Él. ¿Cómo? En lo que
usted y yo podríamos expresar como la “mente de Dios”. Dios en Su presciencia sabía de la venida
del Señor Jesucristo. Él sabía de los profetas a quienes les podría dar la Palabra, y de su fidelidad
en escribir y hablar la Palabra. Todo esto estaba con Dios debido a Su presciencia. ¿Sabe que
usted estaba con Dios desde el principio si usted es un creyente renacido?

Efesios 1:4:
según nos escogió (Dios)en él antes de la fundación del mundo…

Si usted fue escogido antes de la fundación del mundo, ¿dónde estaba usted? No me diga que ha
vivido ya con Él en la eternidad. No, sino que en la presciencia de Dios, Dios sabía que usted
creería algún día, que volvería a nacer del Espíritu de Dios. Por eso es que la Palabra dice que Él
lo escogió a usted y que usted estaba con Él antes de la fundación del mundo.

Observe otra Escritura que lo corrobora.

2 Tesalonicenses 2:13:
…Dios os haya escogido desde el principio para salvación, mediante la santificación por el Espíritu
y la fe en la verdad.

Nosotros estábamos con Él desde el principio, como Jesucristo estaba con Él, como la Palabra
escrita estaba con Él, y sin embargo éramos claramente independientes de Él. Esto explica la
importancia del uso de pros.

Por lógica deductiva, si Dios es perfecto, entonces el logos, Jesucristo, tiene que ser perfecto. Si
Dios es perfecto y Cristo es perfecto y la Palabra es dada según santos hombres de Dios hablaron
siendo inspirados por el Espíritu Santo, entonces la Palabra de Dios también tiene que ser
perfecta.

Dios es perfecto, luego Jesucristo es perfecto, luego la Palabra revelada de Dios es perfecta.
Consecuentemente las palabras que forman la Palabra también tienen que ser perfectas. Por esto
es que si se hubiera usado cualquier otra palabra en vez de la preposición pros en Juan 1:1 y 2
toda la Biblia se haría pedazos a causa del uso imperfecto de las palabras. Para tener una Palabra
perfecta, las palabras tienen que ser perfectas y el orden de las palabras tiene que ser perfecto.

¿Se ha preguntado usted alguna vez por qué Juan 3:16 está situado exactamente donde está?
¿por qué está Gálatas 5:4 exactamente donde está? ¿por qué está I Corintios 12 donde está? ¿por
qué está I Corintios 14 donde está? Si estuvieran en cualquier otro lugar el orden de las palabras
sería imperfecto. Una cadena no es más fuerte que su eslabón más débil. Esto es verdad también
en la Palabra. Si la Palabra puede ser rota en cualquier lugar, la Palabra se derrumba desde
Génesis hasta Apocalipsis. O toda la Biblia es la Palabra de Dios desde Génesis 1:1 hasta
Apocalipsis 22:21, o nada de ella es la Palabra de Dios. Alguien puede decir: “Creo lo que dice
Juan 3:16, pero no creo en I Corintios 14, donde Pablo dice: ‘quisiera que todos vosotros hablaseis
en lenguas”. Si uno puede creer en Juan 3:16 y desechar I Corintios 14, entonces puedo creer en I
Corintios 14 y desechar Juan 3:16. ¿Qué nos queda? Nada. Opiniones de hombres. Todo en la
Biblia tiene que ser la Palabra de Dios o nada lo es.

Dios es perfecto, la Palabra es perfecta, y, por lo tanto, la Palabra quiere decir lo que dice y dice lo
que quiere decir. Dios tiene un propósito para todo lo que Él dice, dónde lo dice, por qué lo dice,
cómo lo dice, a quién se lo dice, y cuándo lo dice.

En cierta etapa de mi vida creía que la Palabra de Dios estaba llena de mitos. En aquella época le
podría haber citado numerosos teólogos, pero no le podría haber citado la precisión de la Palabra
de Dios. Hubo un tiempo en mi vida en que yo ni siquiera creía las palabras “Santa Biblia”. No creía
en los milagros, no creía en la segunda venida. No era más que un incrédulo de remate. Aprendí mi
incredulidad en las escuelas donde asistí, las cuales enseñaban que la Biblia estaba llena de
errores, que la Palabra de Dios está llena de mitos, que tiene muchas falsificaciones en ella. Si un
ministro no cree que la Biblia es la Palabra de Dios y si piensa que está llena de mitos y
falsificaciones, ¿cuáles serían las acciones de un hombre si actuara según lo que cree? Dejaría el
púlpito si fuera honesto consigo mismo.

Tengo muy poco respeto por aquellos que desde el púlpito o desde el salón de conferencias
declaran:

“Este versículo está bien, pero aquél es una interpolación, y aquel otro es un mito”. Los hombres
nos quieren enseñar que el libro de Génesis tuvo cuatro o cinco escritores distintos en los primeros
capítulos. Esa es una enseñanza presuntuosa cuando la Palabra de Dios declara que santos
hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo. ¿A cuál de los dos le va a creer
usted-a la Palabra de Dios o a las opiniones de los hombres? Deberíamos interesarnos en la
integridad de la Palabra de Dios.

Hemos dejado de andar en la libertad en este nuestro día y nuestro tiempo porque la Palabra no es
real, no vive, no es dinámica para nosotros o en nosotros. Consecuentemente, la mayoría de la
gente son inválidos espirituales, viajando gratis en lo espiritual. Ellos se pasean con las creencias
de algún otro. Mucha gente hoy en día prefiere leer y estudiar la literatura del ahora antes que la
literatura de la eternidad. ¿Por qué? Porque la palabra del hombre ha tenido preminencia sobre la
maravillosa Palabra de Dios. Si lo que dice el hombre contradice a la Palabra, se quedan con la
palabra del hombre antes que con la Palabra. Si queremos libertad, si queremos hacer conexión
con los recursos para la vida más abundante, entonces la Palabra de Dios demanda que
estudiemos y vivamos esta incomparable Palabra.

CAPÍTULO 9

CRECÍA Y PREVALECÍA
PODEROSAMENTE
LA PALABRA DEL SEÑOR

Cuando la Palabra de Dios prevalece, el poder de Dios se manifiesta a sí mismo de una forma
tremenda. Esto está documentado en Hechos 19 donde la Palabra prevaleciente revolucionó no
sólo una comunidad sino también una sección completa del mundo en un corto periodo de tiempo.

Hechos 19 dice que Pablo fue a Éfeso y encontró allí ciertos discípulos. Él administró el poder del
espíritu santo en manifestación, y “eran por todos unos doce hombres”. El versículo 8 comienza el
pasaje que demuestra la dinámica de la Palabra de Dios prevaleciente.

Hechos 19:8:

Y entrando Pablo en la sinagoga, habló con denuedo por espacio de tres meses, discutiendo y
persuadiendo acerca del reino de Dios.

Por tres meses Pablo fue a la sinagoga y les mostró la Palabra de Dios. Pero tres meses es todo
el tiempo que se quedó porque incrédulos maldijeron el Camino.

Versículo 9:

Pero endureciéndose algunos (muchos) y no creyendo, maldiciendo el Camino delante de la


multitud, se apartó Pablo de ellos y separó a los discípulos, discutiendo cada día en la escuela de
uno llamado Tiranno

Pablo fue a la sinagoga por tres meses, predicando y enseñando la Palabra de Dios; pero cuando
ellos rehusaron creer la Palabra de Dios, Pablo separó a los creyentes. Él dijo: “Ustedes los que
quieran creer, vengan conmigo; nos vamos a la escuela de Tiranno. El resto de ustedes que no
quieran creer en la precisión de la Palabra de Dios, simplemente quédense aquí en la sinagoga”.
En realidad no fue Pablo el que separó esta sinagoga. Los endurecidos y maldicientes con su
incredulidad fueron los responsables por la división de la sinagoga de Efeso. ¡Y qué separación
que fue!, pues el versículo 10 dice:

Así continuó por espacio de dos años, de manera que todos los que habitaban en
Asia (bíblicamente, “Asia” se refiere a una provincia), judíos y griegos, oyeron la palabra del Señor
Jesús.
En dos años y tres meses toda el Asia Menor oyó la Palabra de Dios. En nuestro día y nuestro
tiempo, con los gastos multimillonarios en misiones extranjeras, publicaciones, periódicos, radios,
estaciones de televisión, y todos los otros medios de comunicación, este evento nunca se ha
repetido. Nunca hemos abarcado a toda el Asia Menor con la Palabra de Dios en una generación.
Pero el Apóstol Pablo y un puñado de creyentes cumplieron la hazaña en dos años y tres meses.
O Dios ha cambiado o Pablo y estos hombres que estudiaron en la escuela de Tiranno habían
hecho conexión con algo que utilizaron en toda su capacidad.

Queda establecido en los relatos bíblicos que cada uno de estos hombres actuaron con denuedo
después de ser llenos del poder del espíritu santo y de conocer la Palabra de Dios. A medida que
estos hombres aprendían, enseñaban la Palabra a algún otro, quien a su vez, enseñaba a otros
individuos de modo que toda el Asia Menor escuchó la Palabra de Dios en dos años y tres meses.
Esta campaña evangelística comenzó bajo el ministerio de un hombre.

El versículo 11 nos dice lo que pasó.

Y hacía Dios milagros extraordinarios por mano de Pablo.

Cuando Pablo creyó la Palabra, predicó la Palabra y enseñó la Palabra, sucedieron milagros
extraordinarios.

Esta conmoción que comenzó en Efeso con la Palabra de Dios prevaleciendo tuvo un efecto
repercutidor. Personas a las cuales Pablo no les había enseñado trataron de meterse en la acción
también, pero sus acciones les resultaron contraproducentes.

Versículo 13:

Pero algunos de los judíos, exorcistas ambulantes, intentaron invocar el nombre del Señor Jesús
sobre los que tenían espíritus malos, diciendo…

En Hechos 19:13 gente con espíritus malos trataba de expulsar espíritus malos. Este versículo le
dará problemas a una persona hasta que entienda que un espíritu malo más poderoso tiene el
mando sobre los espíritus malos menos potentes. Justamente como en el ejército cuando un
capitán le dice al soldado raso que salte, el soldado raso no pregunta cuán alto debe saltar;
simplemente salta. Esto es lo que hacían estos varios espíritus diabólicos. Estos exorcistas
trataban de expulsar espíritus diabólicos por medio de otros espíritus diabólicos en el nombre de
Jesús, diciendo: “Os conjuro por Jesús, el que predica Pablo”.
Versículo 15:

Pero respondiendo el espíritu malo, dijo: A Jesús conozco, y sé quién es Pablo; pero vosotros,
¿quiénes sois?

Estos hijos de Esceva, jefe de los sacerdotes, expulsaban espíritus diabólicos por medio de otros
espíritus diabólicos. Pero uno de estos espíritus malos salió y le replicó a los hijos y dijo: “Un
momento. A Jesús conocemos, y sabemos quién es Pablo, pero vosotros, ¿quiénes sois?

Versículo 16:

Y el hombre en quien estaba el espíritu malo, saltando sobre ellos y dominándolos, pudo más que
ellos, de tal manera que huyeron de aquella casa, desnudos y heridos.

¿Pueden tan sólo ver a aquellos hombres aterrorizados huyendo a la carrera? Una vez que los
espíritus diabólicos fueron alborotados, el hombre en quien estaba el espíritu diabólico atacó a
estos hombres, arrancándoles la ropa y golpeándolos de modo que ellos huyeron de la casa,
desnudos y heridos.

Versículo 17:

Y esto fue notorio a todos los que habitaban en Efeso, así judíos como griegos; y tuvieron temor
todos ellos, y era magnificado el nombre del Señor Jesús.

Versículo 18:

Y muchos de los que habían creído venían, confesando y dando cuenta de sus hechos.

Versículo 19:

Versículo 19:

Asimismo muchos de los que habían practicado la magia…

¿Sabe usted lo que es la magia? La magia es una parte del campo completo de la Percepción
Extra Sensorial; por ejemplo: las tablas de la cuija las cuales se venden hoy en día en todo lugar
para que los niños jueguen con ellas porque queremos que los niños se inicien correctamente en el
mundo de los espíritus. Les decimos que es tan sólo un bonito juego para divertirse. En realidad es
un jueguito para abrir sus mentes a la posesión diabólica la cual más tarde controlará y usará al
niño según la propia voluntad del espíritu.
Hoy en día muy poca gente conoce la diferencia entre un espíritu malo y un espíritu bueno así que
aceptamos lo que se nos enseña y decimos que Dios los da todos. Cometemos solamente un error
básico-¿cuál dios? La Biblia dice que hay dos dioses-uno es el Dios y Padre de nuestro Señor
Jesucristo y el otro es el dios de este mundo llamado Satanás. Más adelante les mostraré esto en
la Palabra de Dios, línea por línea y palabra por palabra.

Hechos 19:19:

Asimismo muchos de los que habían practicado la magia trajeron los libros y los quemaron delante
de todos; y hecha la cuenta de su precio, hallaron que era cincuenta mil piezas de plata.

Piense cuánto serían 50.000 piezas de plata en monedas de nuestros días. El versículo 20 muestra
la plenitud del gozo y la grandeza del ministerio en Efeso.

Hechos 19:20:

Así crecía y prevalecía poderosamente la palabra del Señor.

¿Qué crecía? No la opinión del hombre. La Palabra del Señor crecía y la Palabra del Señor
prevalecía. Cuando esa Palabra de Dios prevalece, empiezan a ocurrir cosas en nuestras vidas,
en nuestra comunidad y en nuestra sociedad. Pero mientras el crecimiento de la Palabra de Dios
sea impedido, mientras la gente no entienda la plenitud de la Palabra de Dios, nunca podrá
prevalecer. Dios quiso que Su Palabra prevaleciese. Dios nos dio Su Palabra para que nosotros
podamos guiar a la gente de las tinieblas a la luz gloriosa del evangelio de redención y salvación
para hacer conocer Su voluntad.

Toda el Asia Menor oyo el Evangelio por el ministerio de un hombre. Cuando la Palabra vuelva a
ser real, los movimientos de evangelización avanzarán de nuevo. La gente será salva sin
necesidad de periódicos, sin la radio, sin la televisión, sin la cooperación de todas las iglesias de
una comunidad. Cuando comenzamos a vivir la Palabra, la Palabra comienza a difundirse en
nuestra vida diaria. Es la Palabra de Dios que nos da fe para nacer de nuevo.

Romanos 10:17:

Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.


La fe no viene por el oir lo que Vanidades o Bohemia o Panorama o Selecciones tengan que decir.
La fe viene por el oir de una cosa-la Palabra de Dios. La Palabra de Dios edifica creencia de modo
que un hombre pueda nacer de nuevo del Espíritu de Dios y ser lleno del poder del espíritu santo.
La Palabra de Dios es Fiel. Lo que Él ha prometido, Él es capaz de llevar a cabo. Su Palabra es la
misma ayer, y hoy, y por los siglos. Crea esa Palabra, hable esa Palabra, y ella produce hoy en día
los mismos resultados que produjo en cualquier momento de la historia de la civilización desde que
fue dada la Palabra. La Biblia dice que debemos permanecer en la Palabra y que debemos permitir
que esta Palabra permanezca en nosotros. En la medida en que permanezcamos en la Palabra,
esta Palabra toma el lugar del Maestro en nuestras vidas.

Yo nunca he visto un hombre, mujer, o niño o niña cuya alma no haya vibrado cuando esta Palabra
de Dios comenzó a descubrírseles. ¿Por qué? Porque la Palabra de Dios revela misterios, como
dice en Romanos 16:25 y 26. La Palabra nos hace sabios para la salvación como nos dice 2
Timoteo 3:15. De acuerdo a Hechos 17:11 debemos escudriñar la Palabra de Dios en busca de la
verdad. No escudriñamos ninguna fuente secular en busca de la verdad. Debemos buscar en la
Palabra de Dios porque la Palabra de Dios es la Voluntad de Dios. Una vez que conozcamos Su
Voluntad y dejemos que prevalezca en nuestras vidas, entonces veremos el poder de Dios en
manifestación.

CAPÍTULO 10
LA PALABRA CORRECTAMENTE DIVIDIDA

Una y otra vez he oído la aseveración de que la Palabra de Dios causa problemas en una
comunidad o en una iglesia o en nuestra sociedad. Después de oír eso frecuentemente y después
de investigar en la Palabra por qué hay división y falta de acuerdo entre cristianos, escribí un
estudio titulado: "¿Por qué la división?" La división no viene de la Palabra de Dios; viene de la
incredulidad de aquellos que se rehusan a creer en la integridad y la precisión de la Palabra de
Dios.

El tema de este capítulo es la precisión de la Palabra de Dios y la responsabilidad de un obrero


hacia esa Palabra. 2 Timoteo 2:15 es nuestro punto de partida al estudiar este tópico.

Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué
avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad.

El único gran requisito de todo estudiante bíblico es usar bien la Palabra de Verdad. La Biblia, la
Palabra de Dios en su forma originalmente revelada, es la Palabra de Verdad. Pero cuando se la
usa mal, la verdadera Palabra no existe. Tenemos la Palabra de Verdad solamente en la medida en
que usemos bien la Palabra de Dios. Todas las personas, en un momento u otro, usan la Palabra.
El asunto no es si usamos o no la Palabra; el asunto es si la usamos bien.
Cualquiera puede tomar la Palabra de Dios y hacerla querer decir lo que él quiere, sacándola de
su contexto, o añadiendo u omitiendo ciertas palabras. Hay un cuento de un hombre que dijo una
vez que podía probar, de la Biblia, que no hay Dios. Él citó de Salmos 14:1: "No hay Dios".

Salmos 14:1:

Dice el necio en su corazón: No hay Dios...

¿Dice el versículo que no hay Dios? Sí lo dice.

Dice: "No hay Dios". Luego uno puede ir a la Biblia y probar justamente lo que dijo el hombre. Él
solamente se olvidó de incluir la primera parte del versículo: "Dice el necio en su corazón..."

Una persona puede probar cualquier cosa con la Biblia con solamente aislar un texto o con
cambiarlo. Cualquiera puede justificar un punto de vista teológico manipulando la Escritura.

2 Timoteo no nos dice que usemos la Palabra; nos dice que la usemos bien. 2 Timoteo 2:15 es el
único lugar en la Biblia donde se encuentran las palabras "usa bien". De nuevo un uso singular en
la Palabra de Dios indica que la expresión es particular y dinámicamente significativa. Las palabras
españolas "usa bien" son la palabra griega orthotomounta. Orthos quiere decir "perfectamente
correcto" o "perfectamente recto". Temno quiere decir "cortar" o "dividir". Juntando estas dos
palabras en la palabra orthomounta, traducida "usa bien" en la Versión Reina-Valera, literalmente
quiere decir "un corte perfectamente correcto". El profundamente exacto matiz de su significado
aquí es que sólo hay una forma de cortar o dividir correctamente la Palabra; todas las otras formas
son cortes equivocados. Lo que muchas personas enseñan-de que siempre y cuando usted sea
sincero, todo será fantástico-no es lo que la Palabra enseña. 2 Timoteo 2:15 dice que debemos
procurar con diligencia presentarnos a Dios aprobados dividiendo correctamente la Palabra. Hay
solamente una forma de cortar perfectamente la Palabra.Todas las demás formas son cortes
errados. Ahora, ¿entiende por qué tenemos separaciones, denominaciones y sectas en la, así
llamada cristiandad? Ellas emanan de una división incorrecta de la Palabra.

Las primeras palabras en 2 Timoteo 2:15 son: "Procura con diligencia". Para dividir correctamente
la Palabra lo primero que uno tiene que hacer es poner esfuerzo, estudiar. No se le dice que
estudie comentarios o escritores seculares; uno tiene que estudiar la Palabra. Si vamos a dividir
correctamente la Palabra, tenemos que estudiar la Palabra y no lo que la gente dice sobre ella.

Por años no hice más que leer alrededor de la Palabra de Dios. Solía leer dos o tres obras de
teología semanalmente, mes tras mes y año tras año. Yo sabía lo que el profesor fulano decía, lo
que el doctor mengano y lo que el reverendísimo zutano decían, pero no le podía citar a usted la
Palabra. Yo no la había leído. Un día llegué a estar tan fastidiado y cansado de leer alrededor de la
Palabra, que llevé más de 3.000 volúmenes de obras teológicas al basurero municipal. Decidí dejar
de leer alrededor de la Palabra. En consecuencia, he pasado años estudiando la Palabra-su
integridad, su significado, sus palabras.

¿Por qué estudiamos? Porque Dios cuenta con que nosotros como obreros, sepamos lo que dice
Su Palabra.

1 Corintios 12:1:

No quiero hermanos, que ignoréis acerca de los dones (asuntos) espirituales.

Puesto que Dios no quiere que ignoremos, sólo hay una cosa que El quiere que seamos-sabios.

Debemos procurar con diligencia presentarnos a Dios aprobados, no al hombre. Usted no procura
con diligencia presentarse aprobado al principal financista de su comunidad, o a los líderes de su
denominación. El que los hombres lo aprueben a usted o no, no es de importancia primaria; lo
primero es presentarse aprobado ante Dios. Y la única forma en que usted se va a presentar
aprobado ante Dios es estudiando y dividiendo correctamente la Palabra.

Romanos 16:10

Saludad a Apeles, (quien es) aprobado en Cristo...

No dice que él era aprobado en la comunidad o por la sociedad o en la denominación, sino que era
aprobado en, o por, Cristo.

Hechos 2:22:

Varones israelitas, oíd estas palabras: Jesús nazareno, varón aprobado por Dios...
Nosotros estudiamos para presentarnos a Dios aprobados porque somos obreros que no tenemos
que avergonzarnos de nuestra obra. Si yo fuera un carpintero y construyera una casa con uniones
y ensamblajes que se abren, me presentaría reprobado por mi obra al venir el dueño a
inspeccionar. Un obrero es aprobado o reprobado por la persona que lo emplea. Así que
estudiamos la Palabra para poder presentarnos aprobados ante Dios, porque somos responsables
ante El por nuestra obra.

Mateo 12:36, 37:

Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día
del juicio.

Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado.

Romanos 14:12:

De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí.

La Palabra dice y establece que cada uno dará cuenta de sí mismo. Para tener la aprobación de
Dios debemos estudiar la Palabra y estudiarla en la forma correcta. La forma correcta es el corte
correcto de la Palabra de Verdad para tener la verdadera Palabra.

Jesucristo, el hijo unigénito de Dios, dividió correctamente la Palabra. De acuerdo con Lucas 24:44
Jesús dividió el Antiguo Testamento en la Ley, los Profetas y los Salmos. "Salmos" quiere decir
"escritos" en uso bíblico. A mí se me había enseñado a dividir el Antiguo Testamento en los libros
de la Ley, los libros históricos, los libros poéticos, los Profetas Mayores y los Profetas Menores. Yo
los ponía en cinco categorías mientras que Jesucristo los puso en tres. ¿Quién piensa usted que
estaba en lo correcto? Jesucristo dividió correctamente la Palabra.

Salmos 116:15 es otro versículo que frecuentemente es dividido incorrectamente. Este es un


versículo que se oye frecuentemente en un funeral cuando un buen hombre de Dios ha muerto.

Salmos 116:15:

Estimada es a los ojos de Jehová


La muerte de sus santos

Nosotros decimos: "Estimada, buena a los ojos del Señor es la muerte de esta persona".
¡Hablando de división incorrecta de la Palabra! No es bueno a los ojos de Dios que Germán haya
muerto, o que Juan o que María hayan muerto porque ellos no pueden ayudar a Dios para nada
después de muertos. Unicamente cuando estaban vivos podían ayudar a Dios. La palabra
"estimada" en el texto es "costosa".

Nosotros hablamos de un diamante como de una piedra preciosa, lo estimamos porque es costoso
y raro. Mientras más costoso sea, más estimado o precioso es. Eso es lo que se quiere decir con
"estimada es a los ojos de Jehová la muerte de sus santos". No le cuesta nada a Dios cuando un
incrédulo o un rechazador de Dios muere. De todas maneras ellos no han hecho nada por Dios.
Pero si un creyente muriese, sería costoso para Dios. Por eso es que el salmista dijo: "Costosa es
a los ojos de Jehová la muerte de sus santos".

La Palabra de Dios es la verdadera Palabra solamente cuando es dividida correctamente. Cuando


se divide incorrectamente tenemos error en el lugar en particular donde se ha dividido
incorrectamente. Para ilustrar: si divido correctamente la Palabra de Verdad en cuanto a la
salvación, tendré la verdadera Palabra en cuanto a la salvación. Pero si divido incorrectamente la
Palabra de Verdad en el tema del Espíritu Santo, entonces en ese lugar no tengo la verdadera
Palabra. Naturalmente seré sincero tanto en la salvación como en el Espíritu Santo; pero la
sinceridad no es en absoluto garantía de verdad. La sinceridad es maravillosa, pero no es sinónimo
de verdad. A mí me gusta la gente sincera, pero también he sido engañado por ellos. La gente
insincera nunca me ha podido engañar, pero la gente sincera sí lo ha hecho.

Sinceridad o falta de sinceridad no es el factor determinante para la verdad. La Palabra de Dios es


Verdad. Cuando la dividimos correctamente tenemos la verdadera Palabra; cuando la dividimos
incorrectamente tenemos error.

En el asunto de presentarse aprobado ante Dios, la gente está de nuevo en desacuerdo. La gente
dice que nos presentamos aprobados a Dios si oramos en cierta forma, o si las flores están en el
altar en la posición correcta. No le hace un pito de diferencia a Dios donde están situadas las flores
en el altar. Puede que nos haga diferencia a nosotros, pero no le hace absolutamente ninguna
diferencia a Dios. La Palabra de Dios dice que nosotros procuramos con diligencia presentarnos a
Dios aprobados usando bien, dividiendo correctamente, la Palabra. Si dividimos correctamente la
Palabra, nos presentamos aprobados a Dios; si la dividimos incorrectamente, no nos presentamos
aprobados. Debemos llegar a la posición de usar la Palabra como única autoridad. Los creyentes
cristianos nunca se pueden poner de acuerdo en los otros asuntos externos, superficiales y
ritualísticos. Sólo pueden ser unidos cuando se presentan aprobados a Dios dividiendo
correctamente la Palabra.
He aquí un ejemplo que hace un comentario tristemente ridículo de cómo algunos supuestos
cristianos tratan de presentarse aprobados ante Dios. Hace muchos años, haciendo
investigaciones en los archivos de la escuela de la Divinidad de la Universidad de Chicago, me
encontré con un recorte de periódico sobre una denominación que tenía dos fracciones. La causa
del rompimiento fue la cuestión de si Dios había creado originalmente a Adán y Eva con o sin
ombligo. ¡Increible! Un grupo decía que Adán y Eva no tenían ombligo mientras que la otra facción
creía que Dios les había dado ombligo a ambos, Adán y Eva. Uno de los grupos construyó una
iglesia nueva justamente al frente de la anterior y llamaron a su nueva denominación la "Primera
Iglesia de los Ombliguistas". Los cristianos traen reprobación sobre sí mismos cuando se desvían
en tales asuntos impertinentes.

No le hace diferencia alguna a Dios si uno usa un vestido largo o un vestido corto; no le hace
diferencia alguna a El si uso corbata o no. Podría enseñar la Palabra tan efectivamente con una
corbata o sin ella. La grandeza no está en lo que usamos o cómo nos adornamos, sino en si
dividimos correctamente la Palabra. Esta Palabra de Dios es la cosa más grande en el mundo
entero y dividida correctamente nos da la verdadera Palabra; nos da eficacia, poder, exuberancia y
la vida más abundante que Jesucristo hizo disponible.

CAPÍTULO 11

LAS TRADUCCIONES DE LA PALABRA DE DIOS

Al proceder como un obrero, hay información básica que tiene que mantenerse en mente,
empezando con que ninguna traducción o versión de la Biblia puede ser llamada con propiedad la
Palabra de Dios.

La Biblia de la cual yo he estado citando se llama la Versión Reina-Valera, Revisión de 1960. No es


la traducción Reina-Valera. Si yo tuviera en mis manos la traducción de Casiodoro de Reina, o de
Cipriano de Valera, tendría una Biblia muy valiosa como articulo de coleccionista. Una vez que se
hace la traducción de un texto original, como el texto de Esteban del cual Casiodoro de Reina hizo
su traducción y versión (y esta versión fue revisada luego por Cipriano de Valera), la traducción,
esa primera copia, se llama una traducción. Cuando los estudiosos empiezan a revisar la
traducción en cualquier forma, se vuelve una versión.

Ahora, dije que ninguna traducción, menos aun una versión, puede ser llamada con propiedad la
Palabra de Dios. En cuanto se sabe, no hay textos originales existentes hoy en día. El manuscrito
fechado más antiguo está escrito en arameo estranguelo. Hay una posibilidad de que algunos de
los manuscritos más antiguos en arameo estranguelo sean anteriores al año 434 D.C Aquéllos a
los que los estudiosos o letrados se refieren como originales en realidad son del año 430 y más
tarde. Estos manuscritos no son originales-los originales son aquellos que fueron escritos por
santos hombres de Dios siendo inspirados por el Espíritu Santo. En el mejor de los casos tenemos
copias de los originales. Cuando me refiero a la Palabra de Dios, no quiero decir una copia o una
traducción o una versión; quiero decir la Palabra de Dios que fue originalmente dada por revelación
a hombres santos.

Puesto que no tenemos originales y que los manuscritos más antiguos datan del quinto siglo D.C.,
¿cómo podemos regresar a la profecía auténtica la cual fue recibida cuando santos hombres de
Dios hablaron? Para conseguir la Palabra de Dios de cualquier traducción, o de cualquier versión,
tenemos que comparar una palabra con otra palabra y un versículo con otros versículo. Tenemos
que estudiar el contexto de todos los versículos. Si es la Palabra de Dios, entonces no puede tener
una contradicción pues Dios no se puede contradecir a Sí mismo. El error tiene que estar ya sea en
la traducción o en el propio entendimiento de uno. Cuando lleguemos a esa original Palabra
respirada de Dios-lo cual yo confío en que podemos hacer-entonces una vez más seremos
capaces de decir con toda la autoridad de los profetas de antaño: "Así dice el Señor".

Noten cuidadosamente lo que a continuación se explica acerca de la Palabra: (1) no hay textos
originales en existencia hoy en día; (2) no había divisiones de capítulos en los manuscritos
originales; (3) no había divisiones de versículos en los manuscritos originales. Nuestra actual
división de la Biblia en capítulos, en ambos testamentos, el Antiguo y el Nuevo, data de alrededor
de 1250. Nuestra división de la Biblia en versículos data de alrededor de 900 D.C. en el Antiguo
Testamento, y de 1551 en el Nuevo.

Dios no puede ser culpado por el error en la división de versículos o capítulos. Los capítulos y
versículos sólo son buenos para una referencia rápida. Pero debemos tener presente que los
capítulos y los versículos son todos hechos por el hombre y, por lo tanto, desprovistos de autoridad
en cuanto a dividir correctamente la Palabra de Verdad.

Observemos algunos ejemplos de divisiones deficientes en capítulos y versículos.

Génesis 1:31:

Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera. y fue la tarde y la
mañana del día sexto.

Luego viene el capítulo 2 el cual comienza con "Fueron, pues..." Esa segunda palabra
inmediatamente me dice que algo está mal porque "pues" muestra el resultado de lo que ya ha sido
dicho. El capítulo 1 cerró con "Y fue la tarde y la mañana el día sexto". Y el capítulo 2 comienza:

Fueron, pues, acabados los cielos y la tierra, y todo el ejército de ellos.


Versículo 2:

Y acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo; y reposó el día séptimo de toda la obra que hizo.

Versículo 3:

Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho
en la creación.

Versículo 4:

Estos son los orígenes de los cielos y de la tierra cuando fueron creados...

El versículo 4 es un pensamiento enteramente nuevo. Los tres primeros versículos del capítulo 2
terminan el pensamiento del primer capítulo. El segundo capítulo debería comenzar con el
versículo cuatro: "Estos son los orígenes..."

Juan 2 es otro ejemplo de mala disposición de los capítulos. Una de las razones por la cual la
historia de Nicodemo no ha sido entendida es que nunca hemos leído los versículos que la
preceden como parte del contexto. Juan 2:23 debería ser lógicamente Juan 3:1.

Estando (Jesús) en Jerusalén en la fiesta de la pascua, muchos creyeron en su nombre, viendo las
señales que hacía.

Versículo 24:

Pero Jesús mismo no se fiaba de ellos, porque conocía a todos,

Versículo 25:

y no tenía necesidad de que nadie le diese testimonio del hombre, pues él sabía lo que había en el
hombre.

Capítulo 3, versículo 1:

Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal de entre los judíos.
El leer esos tres versículos antes de comenzar este tercer capítulo, explica el contexto para la
venida de Nicodemo. Jesús sabía lo que había en Nicodemo. Con esta introducción o antecedente
al escenario de la historia, se entiende fácilmente a Nicodemo.

Juan 7:53 es un ejemplo de un capítulo que está dividido en la mitad de un versículo.

Cada uno se fue a su casa;

El capítulo 8, versículo 1 comienza:

y Jesús se fue al monte de los Olivos.

Debería leerse: "Cada uno se fue a su casa; y Jesús se fue al monte de los Olivos". Entonces
debería haber una división de capítulo para comenzar: "Y por la mañana se volvió al templo..."

Si la división de capítulos no estaba en los originales, ¿qué me dice de los títulos insertados en
distintas secciones del texto? Estos títulos tampoco son parte de la Palabra original respirada de
Dios y generalmente están escritos en letra negrilla. Estos son los que el hombre ha añadido.

Los párrafos y referencias son todos hechos por el hombre. Los párrafos son interpretaciones de lo
que los traductores piensan. Ellos indican que un tema está completo y que uno nuevo comienza.
Algunas veces los traductores dejan de reconocer la división apropiada de temas. Las referencias,
las cuales están al final de la página, nos dicen lo que, según el pensamiento de los editores, tiene
conexión con ese versículo. Algunas veces ellos están en lo cierto, algunas veces se equivocan.
Todas estas marcas han sido añadidas y pueden confundir al estudiante común y corriente que es
nuevo en la Biblia porque él puede pensar que han sido dadas por Dios mismo.

Dios dio la Palabra original. El no es en nada responsable por los errores que los hombres han
introducido por sus títulos o referencias o marcas de párrafos. El hombre cometió todos esos
errores.

La puntuación es otro ardid hecho por el hombre. Si usted quiere que la Biblia diga algo para
justificar su teología, todo lo que tiene que hacer es manipular la puntuación. A la Palabra de Dios
se le puede hacer decir algo que en realidad no dice con solamente poner una coma. Cada
traductor siguió su propio plan o su propia norma lo cual hace que toda la puntuación sea
desprovista de autoridad divina.

Observemos un caso en que la Versión Reina-Valera evita la inserción de puntuación añadiendo


una palabra que toma el lugar de una coma:

Lucas 23:43:

Entonces Jesús le dijo (al malhechor): De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.

La palabra "que" no aparece en ningún texto griego, y ha sido añadida por los traductores. Si
quitamos la palabra "que", lo que nos queda es: "...De cierto te digo hoy estarás conmigo en el
paraíso". Ahora tenemos una pregunta: ¿modifica la palabra "hoy" al verbo "decir" o al verbo
"estar"? Los traductores de la Versión Reina-Valera dieron su interpretación con la inserción de la
palabra "que" entre "digo" y "hoy", haciendo que "hoy" modifique "estarás". Otras versiones dan su
interpretación poniendo una coma o dos puntos antes de la palabra "hoy", mientras que otras
ponen la coma o los dos puntos después de la palabra "hoy". ¿Por qué? Porque un grupo enseña
que en el momento que uno muere, se va al cielo, mientras que otros grupos enseñan que en el
momento que uno muere, no va necesariamente al cielo pues hay un período de espera antes de ir
al cielo. Si es que hay un período de espera entre la muerte y el cielo, entonces Jesús no le podía
decir a ese malhechor: "Hoy estarás conmigo en el cielo", puesto que ese malhechor hubiera
tenido que esperar un cierto tiempo. Por otro lado, otros dicen que el hombre se va al cielo
inmediatamente después de la muerte de modo que la coma antes de la palabra "hoy" está de
acuerdo con su teología.

Si un hombre se va al cielo hoy en día, el cielo tiene que estar disponible. Algunos enseñan que el
cielo está disponible. Si hubieran estudiado la Palabra, sabrían que el cielo no está disponible. Sin
embargo, este versículo habla del paraíso y el paraíso no es el cielo. El cielo es el cielo y el paraíso
es el paraíso. Cuando la Palabra de Dios dice "paraíso", quiere decir "paraíso". El paraíso está
presente en Génesis, capítulos 1 y 2, al final del cual el paraíso ya no es accesible. No está
disponible otra vez hasta el libro del Apocalipsis el cual habla de un nuevo cielo y una nueva tierra
donde habita la justicia.

El paraíso siempre es un lugar sobre la tierra. Si nos vamos a ir al paraíso, tiene que estar
disponible. ¿Le decía Jesús al malhechor ese día: "...De cierto te digo hoy..." o era "...De cierto te
digo, hoy ..."? Puesto que el paraíso no existía en el día de la crucifixión, Jesús tenía que decir al
malhechor que en algún momento del futuro él estaría con Jesús, no en el cielo, sino en el paraíso.

Leamos la oración con la precisión literal de la palabra "paraíso" en mente.


...De cierto te digo hoy (que) estarás (en un día que viene en el futuro) conmigo en el paraíso.

Esto calza con el resto de la Palabra de Dios. La inserción de una palabra extra, en lugar de una
coma en su lugar debido, ha causado tanto error al dividir la Palabra.

Un ejemplo de un grave error de puntuación es en Hechos 21 el cual, cuando lo vi por primera vez,
lo encontré difícil de creer. A mí se me había enseñado que los hombres de Dios en la Biblia-como
Abraham, Pablo y Juan-nunca cometieron errores. Estos hombres estaban sobre un pedestal,
mientras que nosotros, los otros humildes cristianos, les mirábamos con asombro y boquiabiertos
porque ellos estaban a un nivel al cual pensábamos que nunca podríamos aspirar. El pasaje del
Apóstol Pablo en Hechos 21 me dio una buena sacudida cuando se descubrió el error en el uso de
los dos puntos y la coma.

Hechos 21:14:

Y como no le pudimos persuadir (a Pablo),desistimos, diciendo: Hágase la voluntad del Señor.

Este versículo, en la forma en que tiene la puntuación, obviamente dice que ellos trataron de
persuadir al Apóstol Pablo de que cambiase de opinión y no fuese a Jerusalén; pero como Pablo
no cambiaba de opinión, ellos finalmente le dijeron: "Está bien, Pablo, anda y haz la voluntad del
Señor. Ve a Jerusalén". Pero esto no es lo que dice.

Para entender los antecedentes de esta situación, regresemos a Hechos 20:22.

Ahora, he aquí, ligado yo en espíritu, voy a Jerusalén, sin saber lo que allá me ha de acontecer.

Pablo, estaba ligado en espíritu. Estar "ligado en espíritu" quiere decir que uno no está
espiritualmente libre. Pablo quería ir, pero algo le machacaba la mente diciendo: "No vayas". Pablo
dijo: "Yo voy a ir a Jerusalén"; pero cuando hizo esta declaración, estaba ligado en espíritu, se
sentía restringido. El sabía que no debía ir.

Versículo 23:

salvo que el Espíritu Santo por todas las ciudades me da testimonio, diciendo que me esperan
prisiones y tribulaciones (si voy a Jerusalén).
Versículo 24:

Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal que acabe mi
carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la
gracia de Dios.

¿No suena maravilloso, sincero, devoto? ¿Pero de qué servía la sinceridad de Pablo en ir a
Jerusalén cuando el espíritu ya le había dicho que no fuese?

Hechos 21:3:

Al avistar Chipre, dejándola a mano izquierda, navegamos a Siria, y arribamos a Tiro, porque el
barco había de descargar allí.

Versículo 4:

Y hallados los discípulos (allí), nos quedamos allí siete días; y ellos decían a Pablo por el Espíritu,
que no subiese a Jerusalén.

¿Cuál era pues la voluntad de Dios? Que Pablo no fuera a Jerusalén. ¿Pero quién estaba
determinado a ir?

Versículo 8:

Al otro día, saliendo Pablo y los que con él estábamos, fuimos a Cesarea; y entrando en casa de
Felipe el evangelista, que era uno de los siete, posamos con él.

Versículo 9:

Este tenía cuatro hijas doncellas que profetizaban.

El versículo nueve no dice lo que las doncellas profetizaron. Yo le apostaría, sin embargo, que ellas
no profetizaron sobre el precio del café, o sobre quién ganaría el próximo juego de pelota. ¿De qué
está hablando el contexto? De un hombre que quería ir a Jerusalén mientras que la voluntad del
Señor era que no fuera. Pablo persistió, sin embargo. En contexto sabemos cuál fue el tema de la
profecía de las doncellas.
Después de un período de tiempo vino otro mensaje para Pablo.

Versículo 10:

Y permaneciendo nosotros allí algunos días, descendió de Judea un profeta llamado Agabo.

Miren el esfuerzo que estaba haciendo Dios para mantener a Pablo fuera de un lío. Primero que
nada, le dijo a Pablo personalmente que no fuera a Jerusalén; Pablo estaba ligado en espíritu.
Luego Pablo fue prevenido por un grupo en Tiro quienes le dijeron, por el espíritu, que no fuera.
Pablo continuó su viaje hasta Cesarea donde cuatro creyentes cristianas profetizaron. Finalmente
Dios mandó a un profeta a hacer el recorrido desde Jerusalén hasta Cesarea para que interceptase
a Pablo en su jornada y dijese: "Pablo, no vayas a Jerusalén".

Hechos 21:11:

quien viniendo (Agabo) a vernos, tomó el cinto de Pablo (una cinta de tela de diez a doce
centímetros de ancho la cual ellos ataban alrededor de sus vestiduras exteriores), y atándose los
pies y las manos, dijo: Esto dice el Espíritu Santo: Así atarán los judíos en Jerusalén al varón de
quien es este cinto, y le entregarán en manos de los gentiles.

Versículo 12:

Al oír esto, le rogamos nosotros y los de aquel lugar, que no subiese a Jerusalén.

Dios había hecho todo para mantener a Su hombre fuera de un gran dilema, pero Pablo estaba
determinado a meterse en el dilema. Dios puede tratar de decirle algo a usted; pero si usted no
quiere escuchar, El no lo puede forzar a usted.

Versículo 13:

Entonces Pablo respondió: ¿Qué hacéis llorando y quebrantándome el corazón?...

Pablo se lamentaba, para así decirlo: "¿No saben ustedes que yo estoy listo no sólo para ser atado
sino a morir también en Jerusalén por el nombre del señor Jesús?" ¡No suena eso magnífico y
sincero! Pero Pablo estaba totalmente equivocado. La voluntad del Señor era que no fuera a
Jerusalén.
Después de que los traductores dieron la Palabra exactamente hasta este punto, llegaron al
versículo 14. Los traductores trataron de ayudar a Pablo a salvar las apariencias en las
traducciones modernas con simplemente poner comas y dos puntos.

Versículo 14:

Y como no le pudimos persuadir, desistimos, diciendo: Hágase la voluntad del Señor.

Si se dejan las comas y los dos puntos, hay una complicación de errores pues la verdad del pasaje
es claramente obvia. Cuatro veces la palabra del Señor para Pablo fue que no fuera a Jerusalén. Si
esa era la Palabra de Dios, entonces tiene que encajar con el versículo 14 también. ¿Qué hicieron
los traductores? Pusieron comas y dos puntos para justificar su teología pues no podían creer que
el Apóstol Pablo jamás hubiese cometido un error. Permítame preguntar: ¿Fue Pablo a Jerusalén?
Seguro, él fue a Jerusalén. ¿Se metió en problemas? Claro que sí; él casi perdió su vida allí. Este
poderoso hombre de Dios, bajo cuyo ministerio todo el Asia Menor oyó la Palabra de Dios en dos
años y tres meses, en los dos años que siguieron no ganó una sola alma para el Señor Jesucristo.
El único pasaje es en Hechos 26:28 cuando le testificó a Agripa el rey, quien le dijo a Pablo:"...Por
poco me persuades a ser cristiano". Si los evangelistas que usan este texto se dieran cuenta de lo
que en realidad implica, nunca lo usarían otra vez. En el contexto, la cita es acerca del ministerio
de un hombre que estaba fuera de la voluntad de Dios. Lo más cerca que Pablo llegó a estar en
ganar alguien para el señor en todos esos años fue "por poco".

Quite las comas y los dos puntos de Hechos 21:14:

Y como no le pudimos persuadir (a Pablo)desistimos diciendo (dejamos de decir:)hágase la


voluntad del Señor.

En un momento sus amigos cristianos le decían a Pablo: "Haz la voluntad del Señor. No vayas a
Jerusalén". Trataron lo mejor que pudieron para persuadirle, pero como no le pudieron persuadir,
dejaron de decir "haz la voluntad del Señor" porque Pablo estaba determinado a hacer su propia
voluntad. Ahora su Biblia encaja como anillo al dedo; ahora tenemos la Palabra de Dios.

Las comas y los dos puntos han sido todos añadidos por el hombre. En la Palabra de Dios original
no había puntos, ni dos puntos, ni comas, ni puntos y comas, ni capítulos, ni versículos, ni títulos, ni
referencias.
Todas estas cosas han pasado por períodos de cambio. En este estudio en Poder para la vida
abundante en el cual estamos interesados en la precisión y la integridad de la Palabra de Dios,
debemos volver a esa Palabra original la cual fue dada cuando santos hombres de Dios hablaron
siendo inspirados por el Espíritu Santo. Debemos arrancar las teologías de los traductores las
cuales han venido con las artimañas hechas por los hombres, y una vez más descubrir la perfecta
Palabra respirada de Dios.

Cómo la Biblia

se interpreta a sí misma

CAPÍTULO 12
EN SU VERSÍCULO

2 Pedro 1:20 es una Escritura con la cual generalmente comienzo en mis clases. En este libro he
examinado más antecedentes para señalar la exactitud de la Palabra de modo que ahora estamos
listos para estudiar este versículo.

2 Pedro 1:20: entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación
privada.

Esto es lo primero que tenemos que entender si vamos a entender la grandeza de la revelación de
Dios en Su Palabra. Ninguna profecía, ningún versículo de Escritura es de interpretación privada
alguna.

Si yo digo: "Esto es lo que pienso que significa", estoy dando mi interpretación privada. Si usted
dice: "Esto es lo que yo pienso que quiere decir", o si cualquier denominación escribe: "Esto es lo
que nuestra denominación dice que quiere decir", tenemos interpretación privada. Déle a dos
hombres el mismo versículo de Escritura y, por interpretarlo privadamente, llegarán a dos
conclusiones completamente divergentes. Todas nuestras separaciones en la cristiandad vienen
porque no estudiamos la Palabra desde su precisión inherente. No importa nada lo que pensamos,
o cuáles son nuestras opiniones. El elemento crucial es qué dice la Palabra. Usted y yo tenemos
que pensar de acuerdo a la precisión de la Palabra.

2 Pedro 1:20 es el único sitio en que idios se traduce "privada". En otros lugares en la Biblia se
traduce "su" o "propio". La Palabra "interpretación" es la palabra griega epilusis la cual no aparece
en ningún otro lugar de la Biblia. La forma verbal de epilusis en griego es epiluo que quiere decir
"soltar sobre" así como cuando se suelta a un perro de cacería sobre la presa. Idios más epilusis
es igual a: "de ninguna soltura personal". Uno no deja simplemente que su mente corra suelta
como cuando se suelta a un perro sobre la presa; uno no deja que la mente vague y dé toda clase
de interpretaciones a la Escritura. "Entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura
es de soltura personal cualquiera".
Después de eliminar la interpretación privada, permanecen dos alternativas al interpretar la Palabra
de Dios: (1) Ya sea que no hay interpretación posible, o (2) la Palabra se tiene que interpretar a sí
misma.

Si no hay interpretación posible entonces será mejor que nos olvidemos de todo el proyecto de
entender la Palabra. Pero éste no es el caso. Hay otra respuesta: la Palabra se interpreta a sí
misma.

La Palabra se interpreta a sí misma en una de tres formas: (1) se interpreta a sí misma en el


versículo donde está escrita; o (2) se interpreta a sí misma en su contexto; o (3) la interpretación
puede ser encontrada en su uso previo en la Palabra.

Fue una revelación admirable para nosotros quienes hacemos investigación bíblica descubrir que
la gran mayoría de la Palabra de Dios se interpreta a sí misma justamente donde está escrita. Yo
estimaría que desde Génesis hasta Apocalipsis, de un 85 a un 90 por ciento de la Palabra de Dios
se interpreta a sí misma en el versículo.

Si la interpretación es tan obvia, ¿por qué no la hemos entendido? Primero que nada, no la hemos
leído; y en segundo lugar, no hemos recordado lo que leímos. Nos volvemos descuidados y leemos
una cosa en vez de otra.

Observemos algunos ejemplos donde la Escritura se interpreta a sí misma en el versículo.

Génesis 1:1:

En el principio creó Dios los cielos y la tierra.

¿Dónde se interpreta a sí mismo este versículo?


Uno no necesita ningún comentario para entender este versículo.

Juan 3:16:
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel
que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

¿Dónde se interpreta a sí mismo este versículo? Ahí donde está escrito. Versículo tras versículo es
justamente así.

Mateo 11:28:
Venid a mí todos los que estéis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.

Hebreos 13:5:

…No te desampararé, ni te dejaré.

Una persona no necesita un comentario, y muchas veces ni siquiera un diccionario para entender
estos versículos.

1
Una nota a la que debemos prestar atención es que las palabras tienen que ser entendidas de
acuerdo a las definiciones que tenían para la época en que la traducción fue hecha. El significado
de las palabras cambia. Nosotros tendríamos un problema en tres semanas si se publicara una
nueva traducción hoy día, debido a cambios en definiciones y en uso de las palabras.

Para ilustrar un cambio en expresión, pase a Isaías 1:13.

No me traigáis más vana ofrenda; el incienso me es abominación; luna nueva y día de reposo, el
convocar asambleas, no lo puedo sufrir…

“No lo puedo sufrir” bíblicamente quiere decir “no lo puedo tolerar”. El Señor no podía tolerar todo
el ritual del incienso, la luna nueva y los días de reposo por el que todos pasaban en los días de
fiestas religiosas.

Marcos 7:9: Les decía también: Bien invalidáis el mandamiento de Dios para guardar vuestra
tradición.

“Bien” significa “con pleno conocimiento” en el uso bíblico. “Con pleno conocimiento invalidáis el
mandamiento de Dios”.

Mateo 25:35:
Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me
recogisteis.

“Recoger “a alguien es “darle hospitalidad”.

Estos ejemplos ilustran que debemos entender que la Escritura se interpreta a sí misma en el
versículo donde está escrita, pero que algunas veces la palabra o palabras deben entenderse
según su uso cuando la traducción fue hecha.

Hay otro punto. Los versículos que se interpretan a sí mismos tienen que estar en armonía con
todas las otras referencias bíblicas del mismo tópico. En Mateo 27 hay un versículo que sobresale
en la Palabra de Dios por su dificultad. En cada Semana Santa, cuando se dan los sermones de
las “siete palabras”, este versículo en particular es despedazado.

Mateo 27:46: Cerca de la hora novena, Jesús clamó a gran voz, diciendo: Elí, Elí, ¿lama
sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?

Este versículo de la Escritura debería haber capturado nuestra atención desde el principio mismo.

¿Por qué los traductores dejaron allí las palabras extranjeras? Esto debió habernos motivado para
iniciar una indagación en cuanto a la desviación de lo usual por parte de los traductores.

Nosotros entendemos este versículo palabra por palabra excepto por las palabras extranjeras. Sin
embargo este versículo contradice a otros versículos en la Palabra de Dios. Parecería como si Dios
hubiese abandonado a Jesús porque Jesús se hizo pecado y Dios no podía aguantar el pecado;
por lo tanto Dios dejó a Jesús a que muriera solo.

Vayamos a la Palabra y veamos exactamente lo que la Palabra dice. Observe Juan 16:32.

He aquí la hora viene, y ha venido ya (Jesús está hablando a sus apóstoles), en que seréis
esparcidos cada uno por su lado, y me dejaréis solo; mas no estoy solo, porque el Padre está
conmigo.

Jesús hablaba del momento de su crucifixión y de su muerte; él dijo: “El Padre está conmigo”. Sin
embargo, en Mateo 27:46 dice: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?”

Juan 10:30:
Yo y el Padre uno somos.

2 Corintios 5:19: que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo…

¿Cómo puede “uno” ser separado? Observe Colosenses 2:9.

Porque en él (en Cristo) habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad.

¿Cómo vamos a separar la plenitud de la Deidad la cual habita en la presencia de Cristo en la


tierra? ¿Cómo podía decir Jesús: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?”?

Hay muchos ejemplos en la Palabra que son contradichos a gritos por Mateo 27:46. Mateo no
puede hacer esto si es la Palabra de Dios.

Lo que Cristo dijo en el momento en que fue tomado en cautiverio está escrito en Mateo 26:53.

¿Acaso piensas que no puedo ahora orar a mi Padre, y que él no me daría más de doce legiones
de ángeles?

Uno tiene que estar en “términos amistosos” con Dios para conseguir esa clase de ayuda. El Padre
le habría dado a Jesús 72.000 ángeles. Jesús podía haber salido inmediatamente de entre ese
grupo de hombres si él hubiera querido. ¿Por qué? Porque “yo y el Padre uno somos”, “el Padre
está conmigo”, “yo siempre hago la voluntad del Padre”. Jesús tuvo que haber estado haciendo la
voluntad de Dios cuando moría en esa cruz. Sin embargo, Mateo 27:24 dice: “Jesús clamó a gran
voz, diciendo: Elí, Elí, ¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has
desamparado?” Este versículo contradice al resto de la Palabra.

¿Cuál es el problema? Primero que nada, las palabras extranjeras insertadas en ese versículo son
palabras arameas. Jesús hablaba arameo. (El arameo es llamado hebreo en la Versión Reina-
Valera. Más exactamente, podría haber sido llamado siriocaldeo). Estas palabras en arameo son
dejadas en esta Escritura particular porque los traductores realmente no sabían qué hacer con
ellas. Dejaron el versículo y añadieron la interpretación en español. Hay todavía hoy en día algunos
ejemplos más en el Nuevo Testamento donde los traductores han permitido que las palabras en
arameo permanezcan en el texto.

La palabra elí quiere decir “Dios mío”, pero no hay palabra aramea como la palabra lama. Hay una
palabra lmna. Lmna es siempre un grito de victoria, una declaración de “para este propósito”, o “por
esta razón”. La raíz de sabactani es shbk. Shbk quiere decir “reservar”, “dejar”, “guardar” o
“mantener”.

Era cerca de la hora novena, las tres de la tarde, cuando Jesús habló desde la cruz. Colgando de
la cruz en esa hora crucial, Jesús hizo esa proclamación desde lo profundo de su alma. “¡Dios mío,
Dios mío, para este propósito fui reservado, con este propósito fui guardado!” Las últimas palabras
que él profirió fueron: “Consumado es”. ¿Qué estaba consumado? La redención de usted y la mía.
Jesucristo había dado su propia vida. Aquel que no conoció pecado se había vuelto pecado para
que usted y yo pudiéramos ser hechos la justicia de Dios en él. Su redención y la mía fueron
entonces consumadas. El siguiente versículo cronológicamente es Juan 19:30: “…Y…entregó el
espíritu”. Ellos no le quitaron su vida. No fueron los clavos que traspasaron sus manos los que lo
mantuvieron en esa cruz, ni tampoco la cuerda atada alrededor de su cintura, ni tampoco los clavos
que atravesaron sus pies. ¿Por qué se mantuvo colgando en esa cruz? Porque Jesucristo nos
amó. El podía haber salido de esa cruz. Podía haber tenido doce legiones de ángeles a su mando.
Pero siguió colgado de la cruz porque tanto nos amó que dio su vida por nosotros. Cuando estaba
muriendo en esa cruz él no exclamó: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?”, sino:
“¡Dios mío, Dios mío, con este propósito fui reservado, para este propósito fui guardado!”

Traducciones del lejano oriente dicen en Mateo 27:46: “…Dios mío, Dios mío, para este propósito
fui reservado”. Las traducciones occidentales leen erróneamente:”…Dios mío, Dios mío, ¿por qué
me has desamparado?”

Supongamos que usted tiene un hijo único y en este momento su hijo se estuviera muriendo:
¿estaría usted sentado leyendo este libro sobre la exactitud de la Palabra de Dios, o estaría con su
hijo? Y su hijo no ha hecho siempre la voluntad suya. Su hijo ha hecho cosas contrarias a lo que
usted hubiera querido. Aun así, usted querría estar con él. ¿Piensa usted que Dios Todopoderoso
no es tan bueno como usted? Jesucristo era el Hijo unigénito de Dios y siempre hizo la voluntad del
Padre. Cuando él moría en esa cruz, ¿dónde piensa usted que estaba el Padre? Con él.

Dios permaneció con Su Hijo. Esta fue la hora de triunfo no solamente para ellos, sino para
nosotros también, pues fue en este punto que Jesucristo, el segundo Adán, cumplió todos los
requisitos legales para nuestra redención y salvación. Este era el propósito de Cristo. Ahora
tenemos una traducción precisa de Mateo 27:46, uno de los versículos más difíciles en la Reina-
Valera. Ahora este versículo calza con otros pasajes de la Palabra de Dios.

Para reiterar puntos: (1) La Escritura generalmente se interpreta a sí misma en el versículo donde
está escrita; (2) el vocabulario debe entenderse en los términos del día en que se hizo la
traducción; (3) toda la Escritura tiene que estar en armonía consigo misma; esto es, las escrituras
que se relacionan con un tema dado no pueden contradecir la una a la otra.

Ahora prosigamos con el asunto del desarrollo narrativo. Desarrollo narrativo quiere decir que
varios pasajes de la Escritura en un incidente o tema idénticos pueden aumentar la información
dada en cada uno. Cada pasaje de escritura relacionado al mismo incidente puede que no dé los
mismos detalles pero las Escrituras tienen que complementarse y estar de acuerdo entre sí o no
tenemos la verdadera Palabra de Dios.

Una trampa que debemos evitar ahora es que no llamemos idénticas a situaciones que solamente
son similares. Por ejemplo, si en un Evangelio hay dos hombres saliendo de una cierta ciudad y
hablándole a Jesús, y en otro Evangelio hay un hombre saliendo de la ciudad y hablándole a
Jesús, estas situaciones no son idénticas. ¿Cenó usted hoy? ¿cenó usted ayer? Supongamos que
usted comió un emparedado de mortadela y tomó té ayer, y hoy usted de nuevo come un
emparedado de mortadela y té. ¿Fue la cena idéntica o similar? No podía haber sido idéntica
porque usted no comió el mismo emparedado hoy día, o bebió exactamente el mismo té que bebió
ayer. El tiempo, el momento era diferente-veinticuatro horas de separación-luego las situaciones
eran similares pero no idénticas.

Al estudiar el desarrollo de situaciones idénticas en varios pasajes de Escritura, se vuelve


vitalmente importante el observar la Palabra con un ojo aguzado y una mente perceptiva para ver
la profundidad de ella. Por ejemplo: Mateo puede decir algo con respecto a una situación; Marcos,
por el otro lado, hablando de la idéntica situación, puede que no diga lo que dijo Mateo, pero él
podría dar otros detalles que Mateo no dio. Sin embargo, lo que Marcos añadiría a Mateo, no
podría contradecir aquello que dijo Mateo, o la situación no sería idéntica. Si las situaciones son
idénticas, aquello que es presentado en una Escritura no puede contradecir a lo que se presenta
en otra.

Observemos una narración altamente desarrollada que tiene que ver con la crucifixión de Cristo.
Mateo, Marcos, Lucas y Juan hablan del mismo incidente, pero cada uno da distintos detalles
acerca de la crucifixión. Una vez que se junta todas las cuatro narraciones tenemos un cuadro total
y expansivo sin tacha.

Mateo 27:35-37:
Cuando le hubieron crucificado (a Jesús), repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes, para
que se cumpliese lo dicho por el profeta: Partieron entre sí mis vestidos, y sobre mi ropa echaron
suertes.

Y sentados le guardaban allí.

Y pusieron sobre su cabeza su causa escrita: ESTE ES JESUS, EL REY DE LOS JUDIOS.

Aquí está la secuencia cronológica de eventos: (1) crucificaron a Jesús, (2) repartieron sus
vestiduras, (3) pusieron sobre su cabeza su causa (acusación).

Antes de que los soldados repartieran sus vestiduras, se sentaron. En el Oriente cuando una
persona se sienta, permanece sentada por un rato. No se sienta para levantarse enseguida.
Después de sentarse por un rato los soldados pusieron sobre su cabeza su causa.

Para conseguir esta causa puede que hayan tenido que ir a Jerusalén para conseguir permiso y
luego tuvieron que hacer el letrero. Todo esto toma tiempo. Eso es exactamente lo que indica
Mateo.
Mateo 27:38:
Entonces (después de todo eso) crucificaron con él a dos ladrones, uno a la derecha, y otro a la
izquierda.

La Versión Reina-Valera dice: "dos ladrones"; las palabras griegas son duo lestai de las
cuales duo es "dos", y lestai es "robadores"-ladrones que planean deliberadamente y hacen sus
asaltos al descubierto, actuando con violencia o con fuerza. Duo lestai, dos robadores, fueron
crucificados con Jesús después de un tiempo intermedio.

Mateo nos dice que los soldados tomaron a Jesús y le crucificaron; se sentaron y le guardaron;
pusieron su causa sobre su cabeza; y entonces crucificaron a dos ladrones, robadores, uno a la
derecha y otro a la izquierda.

Hay otra observación interesante que debe hacerse acerca de Mateo 27:44.

Lo mismo le injuriaban también los ladrones (los robadores, los duo lestai) que estaban
crucificados con él.

La galería de gente en la crucifixión estaba diciendo, como los versículos anteriores indican:
"Confió en Dios: que se salve ahora"; pronto los dos robadores entraron en la conversación y
ambos "le injuriaban". Ellos le decían a Jesús: " Si tú eres verdaderamente el Hijo de Dios, ¿por
qué no bajas de esa cruz?" Los dos robadores le injuriaban. Esto es lo que Mateo declara.

La siguiente declaración de los evangelios sobre la crucifixión se encuentra en Marcos 15:26, 27,
32. Marcos no escribió información adicional a lo que se da en los otros evangelios. Luego, para
ahorrar tiempo, vayamos a Lucas 23:32:

Llevaban también con él a otros dos, que eran malhechores (kakourgoi, malhechores, no
robadores), para ser muertos.

Cuando llevaban a Jesucristo de Jerusalén al Calvario, llevaron con él, nos dice Lucas, a dos
malhechores. Un malhechor es uno que hace mal. Un robador, por ejemplo sería un malhechor;
pero no todo malhechor sería un robador. Un asesino, por ejemplo, es uno que hace mal; pero no
todo el que hace mal es un asesino. Cuando sacaban a Jesús de Jerusalén, de acuerdo con el
Evangelio de Lucas, llevaban con él a dos malhechores para ser muertos.

Lucas 23:33: Y cuando llegaron al lugar llamado de la Calavera, le crucificaron allí, y a los
malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda.

La palabra "malhechor" es la palabra kakourgos; la palabra "robadores" es lestai. Lucas usa una
palabra totalmente diferente porque la gente involucrada es gente totalmente diferente. No eran
dos robadores; ellos eran dos kakourgoi, malhechores, quienes fueron traídos al mismo tiempo que
Jesús para ser crucificados.

Lucas 23:39,40: Y uno de los malhechores que estaban colgados le injuriaba, diciendo: Si tú eres
el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros.
Respondiendo el otro, le reprendió (al primer malhechor), diciendo: ¿Ni aun temes tú a Dios,
estando en la misma condenación?

Los dos robadores, de acuerdo con Mateo, “lo mismo le injuriaban”. Pero en el Evangelio de Lucas
sólo uno de los malhechores le habló injuriosamente a Jesús; el otro le dijo al malhechor: “Será
mejor que te calles porque tú estás en la misma condenación en que él está”. ¿Cómo puede
cualquier persona, lógicamente, decir que los dos robadores presentados en Mateo son los mismo
que los dos malhechores en Lucas. En Mateo, los soldados crucificaron a Jesús, repartieron sus
vestiduras, se sentaron, pusieron su causa escrita sobre la cruz, entonces trajeron a los robadores.
Mientras que, según Lucas, los soldados llevaron a los dos malhechores con Jesús para ser
muertos.

El juntar las dos declaraciones de Mateo y Lucas es sencillo. Cuando Jesús fue llevado para ser
crucificado, llevaron con él a dos malhechores. Los soldados crucificaron a Jesús y a los
malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda. Los dos robadores injuriaron a Jesús, pero
sólo uno de los dos malhechores le injurió. Al malhechor concienzudo quien le dijo a Jesús:”…
Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino”, Jesús le dijo: “De cierto te digo hoy (que) estarás
(tiempo futuro) conmigo en el paraíso”.

De acuerdo con la exacta Palabra de Dios, ¿cuántos hombres fueron crucificados con Jesús? Dos
malhechores más dos ladrones son cuatro personas. Toda la enseñanza que nosotros hemos
tenido que dice que Jesús estaba en la cruz del centro con un reo a la derecha y el otro a la
izquierda está demostrada que es falsa. La razón por la que hemos creído esto es que en vez de
leer al Palabra le creímos a las pinturas que hemos visto. Cuando una persona va a la Palabra de
Dios y ve el desarrollo narrativo de Mateo y Lucas en una situación idéntica, se ve muy claramente
que hubo cuatro crucificados con Jesús.

El pasaje de la crucifixión obtenido de los tres Evangelios es un ejemplo de cómo la Escritura se


interpreta a sí misma en desarrollo narrativo o bíblico. Observe el tiempo y note el lugar de acción.
Una Escritura puede decir algunos detalles y otra puede decir otros; pero la una Escritura no puede
contradecir lo que la otra Escritura dice. De Mateo, Marcos y Lucas uno observa que hubo cuatro
hombres finalmente crucificados con Jesús.

Tenemos una declaración del Evangelio que nos queda por considerar: la de Juan. Mateo, Marcos
y Lucas estaban específicamente interesados en el tiempo mientras que Juan se interesa en el
lugar de la acción.

Juan 19:18:
y allí le crucificaron, y con él a otros dos, uno a cada lado, y Jesús en medio.

Mateo nos informó que hubo dos robadores crucificados; Lucas nos informó que hubo dos
malhechores, lo cual hace un total de cuatro hombres. Pero Juan dice: "Y allí le crucificaron, y con
él a otros dos, uno a cada lado". Si sólo hubo uno a cada lado, uno más uno son dos. Ahora
tenemos una discrepancia aparente.

Recuerde que cuando hay una discrepancia aparente, el primer lugar donde miramos es en
nuestras mentes. ¿Entendemos lo que está escrito? Si entendemos lo que está escrito, como lo
hacemos aquí, entonces el error sólo puede estar en un otro lugar y es en la traducción, pues la
verdadera Palabra de Dios no se puede contradecir a sí misma.

Juan nos dice, según la Reina-Valera: "y allí le crucificaron, y con él a otros dos, uno a cada lado, y
Jesús en medio". Una traducción del texto de Esteban, del cual fue traducida la Versión Reina-
Valera, dice en Juan 19:18: "y con él, otros dos en este lado y en aquel lado". No hay palabra
griega alguna correspondiente a "uno". Los traductores de la Reina-Valera añadieron la palabra
"uno". Si la palabra "uno" no está en los textos críticos griegos, ¿por qué está en la Reina-Valera?
Porque para el año 1569 el mundo occidental había sido tan indoctrinado por una pintura que
mostraba a Jesús en una cruz con un malhechor a cada lado de él, que cuando los traductores
estaban traduciendo este versículo particular del capítulo diecinueve de Juan, ellos insertaron la
palabra "uno".

Quite las comas y la palabra "uno" y lea el versículo de nuevo. "Y allí le crucificaron y con él a otros
dos a cada lado y Jesús en medio". Las mismas palabras, enteuthen kai enteuthen, se usan en
Apocalipsis 22:2.

En medio de la calle de la ciudad, y a uno y otro lado del río...

enteuthen kai enteuthen es traducido "a uno y otro lado". Estas son las mismas palabras que se
usan en los evangelios con la excepción de que Juan tiene la palabra duo. Duo enteuthen kai
enteuthen es igual a "dos en este lado y dos en el otro lado y Jesús en el medio". ¡Qué gran
exactitud de la Palabra de Dios!

Juan 19:32:
Vinieron, pues, los soldados, y quebraron las piernas al primero (uno de los robadores), y asimismo
al otro (uno de los malhechores) que había sido crucificado con (El prefijo sun quiere decir "en
cercana proximidad con".) él (dando a entender el primer robador).

Para ilustrar cómo se nos ha enseñado mal acerca de lo que los soldados hicieron para romper las
piernas de los llamados dos ladrones: los soldados rompieron las piernas del primero; luego tienen
que haber pasado por alto a Jesús caminando alrededor de su cruz (la cual era en realidad un
madero) y llegar donde el segundo llamado ladrón. Finalmente estos soldados regresaron donde
Jesús y dijeron: "Dios mío, él ya está muerto". Este tipo de rutina no es muy razonable. Es más, no
tiene sentido. Cuando usted lee la exactitud de la Palabra, los soldados vinieron y rompieron las
piernas del primero (robador) y del siguiente (malhechor) avanzando en la fila; cuando los soldados
llegaron a Jesús en el tercer lugar, lo encontraron ya muerto.

"Vinieron, pues, los soldados, y quebraron las piernas del primero, y asimismo al otro que había
sido crucificado con él". ¿Quién era "el otro que había sido crucificado con (con) él"? Lucas dijo que
cuando sacaron a Jesús de Jerusalén, llevaban dos malhechores con él. "Vinieron...los soldados y
quebraron las piernas al primero, y asimismo al otro que había sido crucificado con él", que era el
malhechor.

La palabra "otro" en el versículo 32-"y al otro que había sido crucificado con él"-es otra clave para
añadir a la prueba de que cuatro hombres fueron crucificados con Jesús. Hay dos palabras
diferentes que se traducen "otro" en Juan 19 y en Lucas 23. Una palabra es heteros y la otra
palabra griega es allos. Tanto heteros como allos se traducen "otro", pero heteros quiere decir "otro
cuando sólo dos pueden estar involucrados" mientras que allos quiere decir "otro cuando más de
dos pueden estar involucrados". La palabra "otro" en Juan 19:32 es allos.

Se usa allos cuando más de dos pueden estar involucrados. Dos malhechores, dos ladrones y
Jesús están involucrados, sumando cinco. Luego los soldados quebraron las piernas del primero y
del otro (allos) de los cinco involucrados.

En Lucas 23:32, también se usa "otro".


Llevaban también con él a otros dos, que eran malhechores, para ser muertos.

¿Cuál palabra griega tiene que usarse para tener la verdadera Palabra? La palabra
es heteros porque sólo dos categorías están involucradas: Jesús y los malhechores. Esta es la
precisión aguda de la Palabra de Dios.

Cuando llevaron a Jesús, llevaron a dos malhechores con él. Más tarde, después de que los
soldados habían crucificado a Jesús, repartieron sus vestiduras, echaron suertes, se sentaron,
pusieron una acusación (causa), entonces, finalmente, trajeron dos robadores y los crucificaron.
Cuando vinieron los soldados, quebraron las piernas del primero y del otro (el allos, más de dos
involucrados); pero habiendo llegado a Jesús, encontraron que él ya estaba muerto. ¿Por qué?
Porque los profetas de antiguo habían profetizado que nadie quebraría jamás las piernas del
Mesías. (Salmos 34:20, Exodo 12:46, Números 9:12).

Los judíos y soldados no le quitaron la vida a Jesús sobre la cruz del Calvario; él la entregó, él dio
su vida. El no murió porque lo crucificaron; él murió porque se dio a sí mismo por usted y por mí.
Esta es la exactitud con que encaja la Palabra de Dios, y éste es el uso extraordinario de la
Palabra a medida que desarrolla las Escrituras interpretándose a sí misma justamente donde está
escrita. Al comparar Escrituras en un incidente idéntico, las Escrituras se pueden complementar
entre sí, pero nunca contradecirse la una a la otra si es que tenemos la verdadera Palabra.

Mientras estudiamos cómo se desarrollan los pasajes bíblicos que conciernen a situaciones
idénticas, debemos estudiar la gran exactitud del día en que Jesucristo murió y el día en que
resucitó de entre los muertos.

Años atrás, cuando yo estaba enseñando en India, un líder del gobierno de buena reputación, un
hindú educado en una escuela norteamericana me preguntó: "Dr. Wierwille, ¿en qué día murió
Jesucristo?" El hombre continuó: "Le he pedido a misionero tras misionero que me expliquen cómo
obtienen tres días y tres noches desde el Viernes Santo hasta el Domingo de la Resurrección en la
mañana". A pesar de que este hombre inteligente había sido entrenado en una escuela misionera,
seguía siendo hindú porque los misioneros entendían menos que él sobre la Palabra. El hombre
hizo notar a Mateo 12:40: "Porque como estuvo Jonás en el vientre del gran pez tres días y tres
noches, así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches".

"Más aun", dijo él, "qué me dice de la escritura de I Corintios 15:4, donde su Biblia declara que
Jesucristo´...fue sepultado, y que resucitó el tercer día, conforme a las Escrituras´ ". ¿Cómo pudo
Jesús estar muerto tres días y tres noches desde el Viernes Santo hasta el Domingo de
Resurrección, y aún resucitar al tercer día?
El funcionario hindú y yo tuvimos una buena discusión exponiendo la Palabra con los principios de
que una Escritura no dice necesariamente la historia completa, pero que escrituras
complementarias acerca de una situación idéntica no se pueden contradecir la una a la otra.

Primero, examinemos la enseñanza tradicional con respecto a la muerte y resurrección de Jesús.


El relato en Mateo decía que Jesús estaría tres días y tres noches en el corazón de la tierra. Mateo
no dice que Jesús estaría en el corazón de la tierra desde el momento en murió, sino desde el
momento en que fue sepultado. Nosotros les daremos a las personas el beneficio de la duda, sin
embargo, y les tomaremos en cuenta desde el momento en que murió, lo cual sería desde las 3:00
p.m. en el Viernes Santo. Si se marca el tiempo desde el viernes a las 3:00 p.m. hasta el sábado a
las 3:00 p.m., tenemos un día y una noche; ahora si Jesús resucitó temprano en la mañana del
Domingo de Resurrección-ajustando el tiempo lo más que se puede-lo más que podemos obtener
es tres días y dos noches. Los tradicionalistas dicen que Mateo no quería decir literalmente tres
días y tres noches, lo que quiere decir es "segmentos", cualquier porción de un día puede ser
contada como un día. Esta es una enseñanza falaz pues cada vez que la Palabra de Dios
menciona un día y una noche, no es una porción de tiempo; un día y una noche o una noche y un
día es un período literal de veinticuatro horas. La razón por la que la noche viene antes del día en
la Palabra de Dios es que la cuenta del tiempo de los judíos comenzaba con la puesta del sol de
modo que la noche precedía a las horas de luz de un día. Mateo 12:40 dijo: "tres días y tres
noches" lo cual significaría tres períodos de veinticuatro horas cada uno. ¿Cómo pueden figurarse
tres días y tres noches desde el Viernes Santo a las 3:00 p.m. hasta la mañana del Domingo de
Resurrección? El Domingo de Resurrección en la mañana (que sería el tercer día), Jesucristo ya
había resucitado; entonces ¿dónde está la tercera noche? Esta enseñanza no encaja. ¿Qué vamos
a hacer? Vamos a estudiar en la misma forma en que investigamos los hombres crucificados con
Jesús. Cuando la Palabra de Dios encaja, no hay contradicciones, no hay errores. Debemos ir a la
Palabra de Dios para averiguar el día, la hora y los detalles involucrados en la crucifixión de Jesús,
su entierro y su resurrección para tener la Palabra de Dios correctamente dividida.

Según la Palabra de Dios, el primer día de la Pascua era siempre una convocación santa, un día
solemne, un día de reposo. Por ejemplo, si el primer día de la Pascua caía martes, ese martes era
un día de reposo. Si el primer día de la Pascua caía en un día de reposo semanal, en un sábado,
entonces aún era un día solemne y tendría preeminencia sobre el dia de reposo semanal. Esto es
similar a nuestros días de fiesta. Por ejemplo, si resulta que Navidad cae martes, es un día de
fiesta; pero si Navidad cae domingo, el día especial de Navidad toma prioridad sobre el domingo
semanal. Este punto tiene relación con la muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo.

El primer día de la Pascua era siempre el día quince en el mes de Nisán, el primer mes del año.

Levítico 23:5: en el mes primero (Nisán), a los catorce del mes, entre las dos tardes (a la puesta del
sol), pascua es de Jehová.

“Entre las dos tardes” es un modismo hebreo que significa “a la puesta del sol”. Porque la puesta
del sol, según la manera hebrea de contar el tiempo, marca el fin de un día y el comienzo del
siguiente día,”a los catorce del mes, entre las dos tardes (a la puesta del sol)” significa “al fin del
día catorce y al comienzo del día quince”. Al fin del día catorce de Nisán, y, por eso, con el
comienzo del día quince de Nisán, comienza la Pascua.
Levítico 23:6,7:
Y a los quince días de este mes es la fiesta solemne de los panes sin levadura (la cual es la
Pascua) a Jehová: siete días comeréis panes sin levadura.

El primer día tendréis santa convocación…

El primer día de la Pascua, el quince, siempre será una santa convocación, un día de reposo, un
día solemne.

Levítico 23:8:
Y ofreceréis a Jehová siete días ofrenda encendida; el séptimo día será santa convocación…

Reunamos más versículos de Escritura para entender la manera judía de contar el tiempo.

Exodo 12:2:
Este mes (Abib o Nisán) os será principio de los meses; para vosotros será éste el primero en los
meses del año.

Exodo 13:4:
Vosotros salís hoy en el mes de Abib.
El nombre del mes de Abib fue cambiado más tarde, después del cautiverio en Babilonia, al mes de
Nisán. En Ester 3:7, que fue escrito después del cautiverio en Babilonia, dice: “En el mes primero,
que es el mes de Nisán…” El mes de Abib, el primer mes, es el único mes al que Dios le dio
nombre en la Biblia. Dios se refiere a todos los otros meses como el segundo, el tercero, el cuarto,
el quinto, el sexto, el séptimo y así sucesivamente. Cuando el hombre cambió el nombre del primer
mes de Abib a Nisán, también le dio nombres a los otros meses a los cuales Dios solamente había
numerado. En el primer mes del año y en el día quince, era la Pascua. Así que el día anterior a la
Pascua era lógicamente el catorce de Nisán o Abib.

Hay más documentación del tiempo de la muerte de Jesús en el Evangelio de Juan.

Juan 19:31:
Entonces los judíos, por cuanto era la preparación de la pascua(el día anterior al quince de Nisán),
a fin de que los cuerpos no quedasen en la cruz en el día de reposo (pues aquel día de reposo era
de gran solemnidad), rogaron a Pilato que se les quebrasen las piernas, y fuesen quitados de allí.

La Palabra declara claramente que era el día de la preparación de la Pascua, el cual sería el día
anterior a la Pascua, el catorce de Nisán; los cuerpos no podían permanecer en la cruz ese día
solemne. El punto mayor de confusión entre los estudiosos ha sido que no han diferenciado entre
el día de reposo, el primer día de la fiesta de la Pascua, y el sábado semanal. El día anterior al
sábado semanal era el viernes; por esto la enseñanza de que Jesús murió el viernes. Pero la
Pascua no era el sábado semanal, como lo dice Juan. Este punto hasta está en paréntesis en la
Versión Reina-Valera: “(pues aquel día de reposo era de gran solemnidad)”. Jesús fue crucificado
el día anterior a una santa convocación, anterior a un día especial, el día solemne, el cual era el
primer día de la fiesta de los panes sin levadura, la Pascua. Todavía está por verse en cuál día de
la semana fue crucificado Jesús.
En lo que respecta al tiempo de la resurrección de Jesucristo, todos los cuatro evangelios
claramente están de acuerdo.

Mateo 28:1:
Pasado el día de reposo (éste es el sábado semanal), al amanecer del primer día de la semana (al
que usted y yo conocemos como domingo), vinieron María Magdalena y la otra María a ver el
sepulcro.

Esto es temprano en la mañana del domingo. En el versículo 6 el reporte fue que “No está aquí,
pues ha resucitado…” No dice en el versículo 6 que él resucitó en la mañana de lo que nosotros
llamamos Domingo de Resurrección. Dice que para cuando las mujeres llegaron a la tumba, el
reporte del ángel a las mujeres fue que Jesús no estaba allí pues ya había resucitado.

Marcos 16:1 y 6:
Cuando pasó el día de reposo, María Magdalena, María la madre de Jacobo, y Salomé, compraron
especias aromáticas para ir a ungirle.

Mas él (el ángel) les dijo: No os asustéis; buscáis a Jesús nazareno, el que fue crucificado; ha
resucitado, no está aquí; mirad el lugar en donde le pusieron.

No dice que él acababa de levantarse. La declaración del ángel fue: “El ya se ha levantado”.

En Lucas 24:6 el ángel declara a aquellos en el lugar de la sepultura el domingo por la mañana:
“No está aquí, sino que ha resucitado…”De nuevo, la Palabra simplemente declara que él ya se
había levantado.

No dice en Mateo, Marcos o Lucas exactamente cuándo resucitó, pero sí dice que para cuando
vinieron las mujeres, lo cual fue muy temprano, Cristo ya había resucitado. Ninguno de los
evangelios-Mateo, Marcos, Lucas o Juan-dice que Cristo resucitó en la mañana del Domingo de
Resurrección. Eso es tradición, no la Palabra.

Para juntar las piezas, vamos a tener que ir a otros lugares en la Palabra para averiguar
precisamente cuándo murió Jesucristo y cuándo resucitó.

Mateo 12:40:

Porque como estuvo Jonás en el vientre del gran pez tres días y tres noches, así estará el Hijo del
Hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches.

La Biblia ocasionalmente usa la palabra “día” como una expresión idiomática queriendo decir una
porción de tiempo; pero cuando se usan juntos “día y noche”, el tiempo debe ser tomado
literalmente. Jesús debía estar enterrado tres días y tres noches, lo que es igual a setenta y dos
horas.

Una norma legal está involucrada en los “tres días y tres noches en el corazón de la tierra”. En los
tiempos bíblicos nadie podía ser declarado muerto oficialmente hasta haber estado enterrado por
setenta y dos horas, tres días y tres noches. ¿Por qué no resucitó Dios a Jesús inmediatamente
después de que fue enterrado puesto que Dios, obviamente, tenía el poder? La razón por la que
Dios no resucitó al Señor Jesucristo inmediatamente después de su entierro es que Jesús tenía
que cumplir la ley; eso es, que él tenía que estar en la tumba por tres días y tres noches y no
solamente parte de ellos.

Nuestro fracaso en haber reconocido que el primer día de la Pascua era un día de reposo de gran
solemnidad, un día de fiesta, una convocación especial, y nuestro fracaso en entender que el día
judío comenzaba a las 6:00 p.m. o a la puesta del sol, han causado la mayor parte de la dificultad
en cuanto al tiempo de la muerte y resurrección de Jesucristo. La Biblia dice en Juan 19:31 que
Jesús fue crucificado y sepultado en el día de la preparación, el decimocuarto día de Nisán. La
Palabra nos dice que Jesús murió cerca de las 3:00 p.m. en nuestro tiempo, lo cual es la hora
novena según la cuenta judía. Jesús tenía que ser sepultado antes de la puesta del sol porque la
puesta del sol comenzaba el siguiente día que era la Pascua. Era en contra a la ley judía el
ocuparse en entierros y otras actividades serviles en la Pascua y por esto los soldados tuvieron
que quebrar las piernas de los otros crucificados con Jesús. Los soldados tenían que completar su
trabajo antes del crepúsculo lo cual era el principio del quince de Nisán, la Pascua.

Jesús murió a las 3:00 p.m. y fue sepultado antes de la puesta del sol en el catorce de Nisán.
Jesús tenía que estar sepultado tres noches y días completos para cumplir con la ley. Para obtener
tres noches y días completos comenzando con el crepúsculo en el quince de Nisán, las setenta y
dos horas de duración terminarían con la tarde del diecisiete de Nisán. Jesús tuvo que haber sido
enterrado entre las 3:00 p.m. y la puesta del sol en el catorce de Nisán. Entonces esa fue la hora
en que fue resucitado en el diecisiete de Nisán-setenta y dos horas más tarde. Ahora tenemos que
contar para atrás para ver los días de la semana. Sabemos que cuando María Magdalena vino a la
tumba temprano en el domingo, el primer día de la semana, la tumba ya estaba vacía y Cristo ya
había resucitado. Luego Cristo tuvo que haber resucitado en algún momento entre las 3:00 y la
puesta del sol en el sábado, el diecisiete de Nisán. Eso quiere decir que él tendría que haber sido
enterrado entre las 3:00 y la puesta del sol en el miércoles, el catorce de Nisán, tres días y tres
noches, o setenta y dos horas antes. Jesucristo cumplió literalmente la ley; él llevó a cabo la
Palabra de Dios al ser enterrado en la tarde del miércoles y resucitado setenta y dos horas más
tarde en la tarde del sábado.

Ahora, no voy a proponer que se cambie a Miércoles Santo en vez de a Viernes Santo pues el libro
de Colosenses dice que nosotros no debemos ser observadores de días o tiempos u horas
especiales. Pero me voy a apegar a la precisión de la Palabra de Dios y reconocer su verdad. Las
piezas del rompecabezas caen en su lugar cuando se dividen correctamente los días de los meses,
cuando se dividen correctamente las horas de los días, y cuando se entienden los días especiales.
Estos juntan la historia completa de la muerte y la resurrección de Jesucristo. La Palabra de Dios
siempre es así de exacta.

Estudios sobre la vida abundante, Volúmen III contiene el estudio minucioso de este tópico en el
capítulo titulado “El Día en que Jesucristo murió”.
En Lucas 24:21 leemos de dos discípulos en el camino a Emáus en el primer día de la semana.

Lucas 24:21:
Pero nosotros esperábamos que él era el que había de redimir a Israel; y ahora, además de todo
esto, hoy es ya el tercer día que esto ha acontecido.

Esta es la Escritura que los incrédulos van a dudar después de haber sido enseñados la gran
precisión de la Palabra. En el lenguaje de cuando se tradujo la Reina-Valera, la usanza de la
expresión “hoy es ya el tercer día que” quería decir que era el cuarto día porque en el cuarto día ya
habían pasado tres días. La traducción de Moffatt al inglés presenta esta escritura muy clara y
precisa. El la tradujo: “y ya hace tres días”. El arameo lo tiene como sigue: “Y he aquí, tres días han
pasado desde que sucedieron todas estas cosas”. Vea cuán exacta se vuelve realmente la
Palabra.

Tal vez alguno le preguntará a usted ahora como se me ha preguntado cientos de veces: “¿Cuál es
la diferencia si Jesús murió el miércoles y fue resucitado el sábado? ¿y qué si fueron cuatro los
crucificados con Jesús?” ¿Hay alguna diferencia? Hay toda la diferencia entre una Palabra exacta
y sin errores y un revoltillo de palabras que se derrumba. Sí, importa. Nosotros reconocemos la
importancia de la exactitud en todos los otros campos excepto en la Palabra de Dios. Cuando
vamos a un banco, demandamos exactitud. Si fuéramos astronautas dentro de una cápsula y listos
para la cuenta regresiva, demandaríamos precisión. ¡Cuánto más necesitamos precisión y
exactitud en la grandeza de la Palabra de Dios para tener una reserva de dinero en el espacio
estelar del cielo! Si Dios pensó que era suficientemente importante como para sacrificar a Su Hijo
unigénito por la integridad de Su Palabra, entonces deberíamos pensar que es supremamente
importante el dividir correcta y exactamente esa Palabra.

CAPITULO 13

EN SU CONTEXTO

2 Pedro 1:20 declara: "Entendiendo primero esto, que ninguna profecía [nada de lo que es
predicho o declarado en la Palabra de Dios]...es de interpretación privada". Puesto que no me
atrevo a interpretarla, ni usted, ni cualquier otra persona en el mundo, toda la Escritura tiene que
interpretarse a sí misma ya sea en el versículo o en el contexto o en el uso previo. Hasta ahora
hemos estudiado exclusivamente el primer punto, que la Escritura se interpreta a sí misma en el
versículo donde está escrita. Para estas escrituras notamos que los versículos no solamente se
interpretaban a sí mismos, sino que: (1) las palabras en los versículos tienen que ser interpretadas
según el significado de las palabra en la época de la traducción, (2) cualquier otro versículo
siempre tiene que estar en armonía con toda la Escritura relacionada con el tema idéntico, y (3)
una escritura puede que no dé todos los detalles; otras escrituras pueden añadir a ella sin
contradecirse la una a la otra.
El segundo punto de cómo la Escritura se interpreta a sí misma es en su contexto. Si la Escritura
no se interpreta a sí misma en su propio versículo, entonces lea el versículo en su contexto. El
contexto es aquello que forma la historia completa, la idea circundante.

Por ejemplo, lea Salmos 2:8. Los misioneros han usado frecuentemente este texto al hablar de
ganar a los paganos para el Señor Jesucristo.

Salmos 2:8:

Pídeme, y te daré por herencia las naciones,

Y como posesión tuya los confines de la tierra.

¿No es este un sermón misionero fabuloso? No si uno lee en su contexto. Lea el siguiente
versículo.

Salmo 2:9:

Los quebrantarás con vara de hierro;

Como vasija de alfarero los desmenuzarás.

Salmos 2:8 no es un buen sermón misionero porque en el contexto el versículo es, como poco,
inapropiado.

En Mateo 22 hay un versículo que se usa frecuentemente en el servicio que se efectúa en memoria
de un santo de Dios que ha trabajado diligentemente para la iglesia local. Esta persona era una
buena influencia en la comunidad y, habiendo muerto, el ministro selecciona Mateo 22:32 como su
texto en el funeral.

...Dios no es Dios de muertos, sino de vivos.

El cuerpo del santo yace en el ataúd, él está muerto; pero de una forma u otra decimos que no está
muerto, él está vivo. ¿Por qué no revisar el contexto? ¿De qué está hablando Mateo cuando dice
que "Dios no es Dios de muertos, sino de vivos"?
El versículo veintitrés dice: " ...que dicen que no hay resurrección, y le preguntaron..."; y el
versículo 31: "Pero respecto a la resurrección..." ¿Cuál es el contexto? El contexto habla de la
resurrección, no de la muerte. La muerte y la resurrección son temas muy separados el uno del
otro.

Leamos la historia completa en Mateo 22.

Mateo 22:23-29:

Aquel día vinieron a él los saduceos, que dicen que no hay resurrección, y le preguntaron,

diciendo: Maestro, Moisés dijo: Si alguno muriere sin hijos, su hermano se casará con su mujer, y
levantará descendencia a su hermano.

Hubo, pues, entre nosotros siete hermanos; el primero se casó y murió; y no teniendo
descendencia, dejó su mujer a su hermano.

De la misma manera también el segundo, y el tercero, hasta el séptimo.

Y después de todos murió también la mujer.

En la resurrección [éste es el tema], pues, ¿de cuál de los siete será ella mujer, ya que todos la
tuvieron?

Entonces respondiendo Jesús, les dijo: Erráis, ignorando las Escrituras y el poder de Dios.

Jesús les dijo a aquellos saduceos, quienes no creían en la resurrección: "Erráis, ignorando las
Escrituras y el poder de Dios". Esto es exactamente el por qué todavía estamos tan confundidos en
lo que respecta a la venida del señor, a la resurrección y a nuestra reunión con él. La enseñanza
de que cuando uno muere no está realmente muerto porque vive en algún otro lugar, es error. El
creer esto muestra que ignoramos las Escrituras y el poder de Dios.

Mateo 22:30-32:
Porque en la resurrección ni se casarán ni se darán en casamiento, sino que serán como los
ángeles de Dios en el cielo.

Pero respecto a la resurrección de los muertos, ¿no habéis leído lo que os fue dicho por Dios,
cuando dijo:

Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob? Dios no es Dios de muertos, sino
de vivos.

¿Cuándo es que Dios no es Dios de muertos sino de vivos? No ahora, sino en el momento de la
resurrección. ¿Dónde está Abraham ahora según la Palabra de Dios? La Biblia dice que está
muerto. ¿Dónde está Isaac? Está muerto. ¿Dónde está Jacob? Muerto. ¿Cuánto tiempo
permanecerán ellos muertos? Hasta la resurrección, y la resurrección no ha venido todavía. En el
momento de la resurrección, Abraham, Isaac y Jacob volverán a vivir. Esta es la verdadera Palabra
cuando se lee en su contexto.

El hablar de gente que muere y luego están vivos y en el cielo puede llevarlo a uno a muchos
campos errados tales como la supuesta "investigación" y el "aprendizaje" en percepción extra-
sensorial, en parasicología y en temas que tratan de supervivencia detrás de la muerte. Yo he
pasado por este campo en el cual creen masas de gente y que se vuelve cada vez más popular. Se
promueve el supuesto don de profecía. Algunas personas sabían con anticipación que el
presidente Kennedy iba a ser asesinado. ¿De qué sirvió el saber con anticipación, si de todas
maneras fue asesinado? Cuando Dios le habló a un profeta y le dijo que el ejército del norte iba a
venir hacía Israel en cierto lugar, Dios no reveló este conocimiento y aun así permitir que toda la
gente fuese masacrada. Dios le dijo al profeta, el profeta le dijo al rey, el rey activó sus ejércitos, e
Israel fue protegido contra el ataque. Hubo un provecho que se ganó con el aviso de Dios. Siempre
hay un provecho en la revelación si proviene de la fuente correcta. La razón por la que Satanás se
está dando tan gran festín es que poca gente cree en Satanás o en espíritus diabólicos. Todos
ellos dicen que sólo hay un Dios. La Biblia dice que hay dos. Uno es el Dios y Padre de nuestro
Señor Jesucristo; el otro es el dios de este mundo que es Satanás. Los espíritus diabólicos poseen
mentes, controlan, dan información. Muchas veces la información que los espíritus diabólicos dan
es exacta porque si siempre fuera equivocada nadie les creería. Esto es como el mal; el mal es un
parásito y no podría existir sin la verdad de la cual alimentarse. Los espíritus diabólicos, espíritus
malos, fuentes equivocadas de información las cuales poseen a la gente, no podrían existir si no
fuera por el verdadero Dios. Solamente porque alguien toma una Biblia y la pone en alto y dice: "Yo
leo la Biblia", eso no quiere decir que él no es un farsante. Aun Satanás conoce la Palabra de Dios;
él hasta puede citar (citar mal, fuera de contexto) la Palabra.

La Biblia dice que cuando un hombre muere, él está muerto y permanece muerto hasta el regreso
de Cristo y la resurrección. Nadie que haya muerto está vivo con la excepción del Señor Jesucristo,
al cual la Biblia declara que Dios resucitó de entre los muertos. Todos los otros esperan el regreso
de Cristo. Si la Iglesia enseñase esta Palabra precisa los espiritistas no tendrían clientela. Si los
muertos están vivos y en el cielo ahora, pasando un rato tan glorioso, entonces los espiritistas no
producen falsificaciones cuando traen a los supuestos muertos en manifestación en forma
ectoplásmica o en otras formas. Las formas ectoplásmicas son solamente espíritus engañadores;
son falsificaciones.

La razón por la que los espiritistas siguen propagando el engaño es que la exactitud de la Palabra
de Dios nunca ha prevalecido en nuestro tiempo en la iglesia Protestante ni en la Católica Romana.
La mayoría de los grupos han enseñado que cuando uno muere no está realmente muerto; de
alguna forma u otra va al cielo o paraíso, como ellos lo llaman. La Biblia dice que cuando uno
muere permanece muerto hasta que sea resucitado. ¿Por qué debe haber un levantamiento de los
muertos si una persona ya está viva? La razón por la que la gente tiene que ser levantada es
porque están muertos. Algunas personas me dicen que Dios tiene que traer de regreso al espíritu
de uno y reunirlo con su cuerpo. ¡Qué tonto! Si una persona pudo pasar cien años sin un cuerpo,
¿para qué va a tomarse el tiempo para regresar y tomar uno? Como ve, nos hemos metido en este
desorden por causa del error al dividir incorrectamente la Palabra en lo que respecta a los muertos.

¿Dónde están los muertos? Están muertos. ¿Cuánto tiempo va a permanecer muertos? Seguirán
muertos hasta que regrese Cristo.

La gente trata de confundir la exactitud de la Palabra de Dios dando el ejemplo de Moisés y Elías
quienes se le aparecieron a Jesús y a tres de sus discípulos en el monte de la Transfiguración y
con quienes Jesús habló. La Palabra de Dios dice que ellos vieron a Moisés y a Elías en una
visión. Una visión no es producir a los hombres mismos.

Gente que no sabe dice que Enoc era un hombre tan bueno que nunca vio la muerte porque Dios
lo traspuso. Leamos el versículo en su contexto.

Hebreos 11:5:

Por la fe Enoc fue traspuesto para no ver muerte, y no fue hallado, porque lo traspuso Dios; y antes
que fuese traspuesto, tuvo testimonio de haber agradado a Dios.

"Por la fe Enoc fue traspuesto". La palabra "traspuesto" es la palabra "transportado", que quiere
decir "llevado de un lugar a otro". El no fue llevado de un sitio a otro hacía arriba; el fue
llevado horizontalmente de un lugar a otro"...para no ver muerte". La palabra "ver" es eidon, que
quiere decir "mirar con los propios ojos" o, literalmente, ver a alguien morir. Al revisar el Antiguo
Testamento descubrimos que Enoc nunca había visto morir a nadie. El complació a Dios todo el
tiempo por lo cual Dios lo amó tanto que lo tomaba del lugar donde morían aquellos a quienes
Enoc quería y lo ponía en un lugar donde no vería muerte. Enoc no vio a ningún otro morir, pero él
murió. La Biblia lo dice en Hebreos 11:5: "Por la fe Enoc"; el versículo 7 dice: "Por la fe Noé"; el
versículo 8 dice : "Por la fe Abraham"; el versículo 11 dice: "Por la fe también la misma Sara".
Luego, en el versículo 13, después de enumerar a Enoc, Noé, Abraham, y Sara, Hebreos 11:13
dice: "...murieron todos estos..." Todos sin excepción murieron. Si todos ellos murieron, entonces
Enoc está muerto. Eso es lo que dice la Palabra y eso es lo que quiere decir.

Los sensitivos o mediums o espiritistas que quieren que creamos que estamos rodeados de una
gran nube de testigos vivientes continúan citando equivocadamente la Palabra, usando Hebreos
12:1.

Hebreos 12:1:

Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos,
despojémonos de todo peso...

Esta gente que divide incorrectamente la Palabra dice que la “nube de testigos” está
compuesta de creyentes que murieron y están viviendo en el cielo. Eso no es lo que dice. La nube
de testigos son las personas enumeradas en el capítulo 11 de Hebreos que creyeron a Dios y de
los cuales la Palabra de Dios dice: “murieron todos estos”. Todavía estamos rodeados de sus
ejemplos de creencia. Su creencia nos da incentivo para confiar y creer también.

Los contorsionistas de la Palabra también vienen con la referencia de Filipenses 1:21 donde Pablo
dice: “Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia”. Filipenses no dice que la ganancia
es inmediata. Pablo dice que el regreso de Cristo es mejor que vivir o morir; pues cuando Cristo
regrese, lo mortal se vestirá de inmortalidad.

Los escépticos hablan del hombre rico y de Lázaro en el seno de Abraham; hablan de Saúl y la
bruja de Endor. Ni una sola persona en la Biblia está viva excepto el Señor Jesucristo, y Dios lo
levantó de los muertos. Todas las otras personas están muertas. En un pequeño libro titulado,
¿Están vivos ahora los muertos? he examinado toda escritura en la Biblia que trata con cualquier
segmento del regreso del señor y de la resurrección. La exactitud de la Palabra de Dios muestra
que los muertos están muertos y permanecerán muertos hasta que Cristo vuelva.

También, un libro de interés en este asunto es El Fraude cautivante. Su autor, Raphael Gasson,
estuvo en un tiempo en el espiritismo. El relata en este libro lo que Dios en Su Palabra ya nos ha
dicho. El espiritismo es una falsificación. Sin embargo hay naciones que son regidas por el
espiritismo; hombres de gobierno son usados por él, como también lo son personas en cualquier
ocupación o grupo económico que buscan información de los sensitivos. Los sensitivos dan
información que estará correcta en algunos puntos; pero justo cuando una persona necesita
conocimiento sólido, la información de los sensitivos falla y la persona que busca conocimiento falla
también.

Debemos ir siempre a la Escritura y a su contexto y averiguar exactamente lo que dice antes de


hacer cualquier otra declaración o seremos llevados a confusión por la división incorrecta de la
Palabra.

Mateo 13 contiene otro ejemplo de cómo la Escritura se interpreta a sí misma en su contexto.

Mateo 13:24:

Les refirió otra parábola, diciendo: El reino de los cielos es semejante a un hombre que sembró
buena semilla en su campo.

Yo le pregunto a los miembros de mi clase: “Qué es la buena semilla?” Juan pega un brinco y dice:
“Yo pienso que la buena semilla es la Palabra de Dios”. Y yo digo: “Maravilloso, maravilloso”.
Entonces María dice: “Bueno, yo creo que la idea de Juan es maravillosa, pero yo pienso que la
buena semilla es Cristo”. Y yo digo: “Fabuloso”. Luego digo: “Enrique, ¿qué piensa usted que es?”
Y él dice: “Bueno, yo pienso que la buena semilla representa las buenas obras del hombre”. ¿Qué
es lo que tiene de malo el averiguar lo que quiere decir la Palabra preguntándole a mis amigos?
“Entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada”.
Juan, María y Enrique adivinaron. Cada uno ofreció interpretación privada. Dejen de pensar y
adivinar; digan lo que la Palabra dice. Mateo 13:24 simplemente dice: “…El reino de los cielos es
semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo”. ¿Qué es la buena semilla? Ese
versículo no nos lo dice; y si un versículo no nos lo dice, no sabemos. No es ninguna desgracia el
no saber; es una desgracia el indicar que sabemos cuando no sabemos o cuando estamos
adivinando. Cuando no sepamos será mejor que continuemos leyendo.

Mateo 13:25:

Pero mientras dormían los hombres, vino su enemigo y sembró cizaña entre el trigo, y se fue.

¿Qué es la cizaña? No sabemos así que seguimos leyendo hasta que en algún lugar, en algún
momento, el significado sea explicado. Si no es explicado, nunca sabremos.

Mateo 13:26-30:

y cuando salió la hierba y dio fruto, entonces apareció también la cizaña. [¿Lo ha explicado ese
versículo? No.]
Vinieron entonces los siervos del padre de familia y le dijeron: Señor, ¿no sembraste buena semilla
en tu campo? ¿De dónde, pues, tiene cizaña?

El les dijo: Un enemigo ha hecho esto. Y los siervos le dijeron: ¿Quieres, pues, que vayamos y la
arranquemos?

El les dijo: No, no sea que al arrancar la cizaña, arranquéis también con ella el trigo.

Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los
segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo
en mi granero.

¿Ha explicado la Palabra qué es la buena semilla, qué es el campo, qué es la cizaña? No, así que
no sabemos. La parábola termina con el versículo 30 y comienza otra parábola.

Mateo 13:31:

Otra parábola les refirió, diciendo: El reino de los cielos es semejante al…

Los cuatro versículos que siguen continúan esta parábola sobre el reino de los cielos.

Mateo 13:36:

Entonces, despedida la gente, entró Jesús en la casa; y acercándose a él sus discípulos, le dijeron:
Explícanos la parábola de la cizaña del campo.

¡Qué sabios eran ellos! Los discípulos no adivinaron. No dijeron: “Yo pienso que es esto”, o “Yo
pienso que es aquello”. Fueron al Maestro y dijeron: “Explícanos la parábola de la cizaña del
campo”.

Mateo 13:37-39:
Respondiendo él, les dijo: El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre. [Entonces el
sembrador es el Hijo del Hombre; ninguna adivinanza.]

El campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del reino, y la cizaña son los hijos del malo.

El enemigo que la sembró es el diablo; la siega es el fin del siglo; y los segadores son los ángeles.

¿Podría haber sido hecho más simple o más claro? Esta parábola se interpreta en su contexto. No
tenemos que seguir adivinando.

El libro de Apocalipsis es considerado por mucha gente como un libro muy difícil. La razón por la
que ha sido difícil es que nunca hemos permitido que se interprete a sí mismo en el versículo o en
el contexto. Cosas en Apocalipsis que son simbólicas han sido tomadas literalmente, y cosas que
son literales han sido tomadas simbólicamente.

Apocalipsis 1:12:

Y me volví para ver la voz que hablaba conmigo; y vuelto, vi siete candeleros de oro.

¿Nos dice ese versículo qué son los siete candeleros de oro? No, solamente dice: “Vi siete
candeleros de oro”. Antes de buscar la interpretación de este versículo, vea el versículo 16.

Apocalipsis 1:16:

Tenía en su diestra siete estrellas; de su boca salía una espada aguda de dos filos; y su rostro era
como el sol cuando resplandece en su fuerza.

El versículo doce hablaba de siete candeleros de oro y el dieciséis hablaba de siete estrellas. ¿Qué
son los siete candeleros de oro, y qué son las siete estrellas? Ese versículo no lo dice así que
continuamos leyendo.

Apocalipsis 1:20:

El Misterio de las siete estrellas que has visto en mi diestra, y de los siete candeleros de oro: las
siete estrellas son los ángeles [mensajeros] de las siete iglesias, y los siete candeleros que has
visto, son las siete iglesias.
Ahí está la respuesta. Así es como la Escritura se interpreta a sí misma en su contexto.

CAPITULO 14
EN SU USO PREVIO

Si la Escritura no se interpreta a sí misma en el versículo o en el contexto, entonces la


interpretación se encuentra en su uso previo. En el primer uso de una palabra, expresión o idea, la
explicación es generalmente lo suficientemente completa como para sostenerse en todas las otras
referencias en la Biblia. Si Dios cambia alguna vez el uso de una palabra o expresión, El siempre lo
explica.

Para ver esta gran verdad de cómo la Palabra se interpreta a sí misma en su uso previo, observe 2
Corintios 12:2 Corintios 12 es el pasaje sobre el aguijón en la carne de Pablo, el cual ha sido un
problema para mucha gente. Tengo una colección en mi biblioteca de cosas distintas que ministros
y teólogos han escrito a lo largo de los años para explicar el aguijón de Pablo. Estos hombres han
salido con catorce conclusiones distintas. La Palabra nos dice qué era el aguijón en la carne de
Pablo y así pues no nos apoyamos en adivinanzas y no podemos, por lo tanto, tener catorce
opiniones contradictorias.

2 Corintios 12:7:

Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un


aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca
sobremanera.

¿Dice ese versículo qué era el aguijón en la carne de Pablo? No. Pero nos dice quién envió el
aguijón. La gente que enseña que el aguijón en la carne de Pablo era una enfermedad enviada por
el Padre de nuestro Señor Jesucristo tiene que haber mentido porque este versículo dice que fue
enviado por Satanás. ¿Por qué lo envió Satanás? Para estorbar y obstruir a Pablo en su trabajo.

2 Corintios 12:8-10:

respecto a lo cual [el aguijón en la carne] tres veces he rogado al Señor, que lo quite de mí.

Y me ha dicho [Dios]: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad [o


humildad]. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose
sobre mí el poder de Cristo.
Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades [no dice enfermedades], en afrentas, en
necesidades, en persecuciones, en angustias;

porque cuando soy débil [humilde], entonces soy fuerte.

El aguijón en la carne no ha sido explicado todavía aunque sabemos más de él. Nada de lo que
queda en el Nuevo Testamento explica el aguijón en la carne. ¿Entonces qué hacemos? Tenemos
que volver en nuestras Biblias al lugar en que las palabras "aguijón en la carne" fueron usadas por
primera vez.

Números 33:55:

y si no echareis a los moradores del país [incrédulos] de delante de vosotros, sucederá que los que
dejareis de ellos serán por aguijones en vuestros ojos y por espinas en vuestros costados, y os
afligirán sobre la tierra en que vosotros habitareis.

Los habitantes, la gente, serán por aguijones en sus ojos y por espinas en sus costados. ¿Quiere
decir usted que un cananeo colgaba de su ojo y otro cananeo estaba pegado a su costilla? ¿Qué
son "aguijones en vuestros ojos" y "espinas en vuestros costados"? Son figuras literarias y no se
han de tomar literalmente.

Este versículo tan sólo, puesto que es el primer uso de la expresión en la Biblia, dice que "aguijones
en vuestros ojos" y "espinas en vuestros costados" son gente. El uso previo explica entonces el
aguijón en la carne de Pablo. No necesitamos adivinar o interpretar privadamente. Satanás envió a
Pablo un aguijón en la carne para obstruirle en su trabajo. ¿Qué obstruía a Pablo? Gente. Este
versículo en el libro de Números interpretó la figura literaria de modo que podemos entender 2
Corintios 12:7. Para completar la cosa revisemos dos escrituras más para afirmar más aun el
significado del aguijón en la carne.

Josué 23:13:

Sabed que Jehová vuestro Dios no arrojará más a estas naciones delante de vosotros, sino que os
serán por lazo [las naciones, las cuales están compuestas por gente], por tropiezo, por azote para
vuestros costados y por espinas [aguijones] para vuestros ojos, hasta que perezcáis de esta buena
tierra que Jehová vuestro Dios os ha dado.
Josué muestra la misma verdad porque la gente de nuevo era "por lazo, por tropiezo, por azote
para vuestros costados y por espinas [aguijones] para vuestros ojos". ¿Puede imaginarse usted a
una nación de gente como los amorreos dentro del ojo de una persona? Eso no es lo que quiere
decir. El aguijón en la carne siempre representa gente que está aquijoneando y tratando de
abofetear y desalentar.

Jueces 2:3 da testimonio de la misma verdad.

Por tanto, yo también digo: No los echaré [a la gente] de delante de vosotros, sino que serán
azotes para vuestros costados, y sus dioses os serán tropezadero.

La gente sería por azote en sus costados. Ahora leamos de nuevo 2 Corintios 12:7.

Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un


aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee...

¿Qué era el aguijón en la carne de Pablo? Gente. En todos los lugares donde fue Pablo había gente
que constantemente trataba de alterar el evangelio predicado por Pablo. Estas personas que le
seguían eran espinas en sus costados, aguijones en sus ojos, aguijones en la carne. Esas personas
eran los mensajeros de Satanás enviados para abofetear, para obstruir su ministerio, para debilitar
su trabajo.

Recuerde el pasaje en Hechos que dice que después de haber terminado de predicar Pablo, la
gente lo sacó de la ciudad, lo apedreó y lo dejaron por muerto; pero a la mañana siguiente Pablo
estaba predicando de nuevo. Escuchen otro testimonio de Pablo.

2 Corintios 11:26-28:

En caminos muchas veces; en peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de los de mi nación,
peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros
entre falsos hermanos;
en trabajo y en fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en
desnudez;

y además de otras cosas, lo que sobre mí se agolpa cada día, la preocupación por todas las iglesias.

¿Quién era responsable por todo esto que le sucedía a Pablo? Satanás, el Diablo. El inspiraba y
poseía a la gente que obstruía a Pablo. Satanás inspiraba a gente religiosa tanto como a gente no
religiosa para que actuasen como mensajeros suyos obstruyendo a Pablo.

No es de admirarse que Pablo dijera en 2 Corintios 12:8: "Respecto a lo cual tres veces he rogado al
Señor, que lo quite de mí". Cuando Pablo oró, el Señor contestó, según se presenta en el versículo
9: "Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad [tu
humildad]". En otras palabras el Señor dijo: "Mientras mantengas tu vista en mí, Pablo, yo me
encargare del resto, pues Mi poder se perfecciona en que tú eres desafiado a manejar la
situación".

"El Aguijón en la carne de Pablo" es un capítulo en mi obra tituladaEstudios sobre la vida


abundante, Volumen I. Ahí es estudiado en más detalle que en el que acabamos de examinar. La
clave que debe entenderse aquí es aquella de interpretación en el uso previo. Esto elimina toda la
adivinanza y toda interpretación privada.

"Entendiendo primero esto, que ninguna profecía [ni una sola palabra de aquello que es predicho o
declarado en la Palabra de Dios]...es de interpretación privada". Tiene que interpretarse a sí misma
en su propio versículo o en el contexto de todo lo escrito, o en su uso previo. Esas son las tres
formas principales en que la Palabra de Dios se interpreta a sí misma.

Poder para la vida abundante Cap. 15 de V.P.Wierwille

Capitulo 15
A quien se le ha escrito la Palabra

La mayoría de la gente cree que toda la Biblia- desde Génesis hasta Apocalipsis- está escrita para
ellos. Esto no es verdad. La creencia de que toda la Palabra de Dios está escrita para todos a lo
largo de la historia ha causado confusión y contradicción en la división correcta de la Palabra. Hay
algunos pasajes en la Palabra de Dios que simplemente no calzan con las otras secciones a menos
que entendamos a quien está dirigido el pasaje específicamente.
Suponga que yo recibiera una carta hoy dirigida a Victor Paul Wierwille. ¿Está dirigida a la señora
Wierwille? No. Tiene mi nombre. Pero supongamos que ella lee mi carta; ¿podría ella acaso
aprender algo de la información en la carta?

Así es también cuando se trata de la Palabra de Dios. Aquella parte que está dirigida a nosotros
tiene que ser aplicada por nosotros. Todo el resto de la Escritura que no tiene nuestro nombre en
ella, que no está dirigida a nosotros, es para nuestro aprendizaje.

¿A cuántos grupos de gente pueden ser dirigidos diferentes segmentos de la Palabra? En 1


Corintios 10:32 Dios muestra Su sistema de clasificación.

1 Corintios 10:32:
No seáis tropiezo ni a judíos, ni a gentiles, ni a la iglesia de Dios.

Dios enumera a los judíos, a los gentiles, y a la Iglesia de Dios- tres categorías. Gálatas 3:28 dice
que una persona es o judío o gentil hasta que vuelva a nacer del Espíritu de Dios, momento en el
cual se une a la Iglesia de Dios. Toda la Biblia está dirigida a uno u otro de estos tres grupos. A
menos que uno entienda a quién está escrito un pasaje o libro o sección, nunca podrá dividir
correctamente la Palabra de Verdad.

Romanos fue escrita después de Pentecostés, el día en el cual la Iglesia de Dios fue fundada, la
Iglesia a la que pertenecemos usted y yo.

Romanos 15:4:
Porque las cosas que se escribieron antes [antes del día de Pentecostés] para nuestra enseñanza se
escribieron, a fin de que por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza.

Aquellas cosas escritas antes del día de Pentecostés no están dirigidas a nosotros pero
son para nuestra enseñanza.
En 1 Corintios se nos muestra la misma verdad de entender a quién está dirigida la Palabra.

1 Corintios 10:11:
Y estas cosas les acontecieron [a Israel] como ejemplo, y están escritas para amonestarnos a
nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos.

Toda la Escritura antes de Pentecostés no está dirigida a nosotros, pero es para nuestra enseñanza.
Nadie pudo nacer de nuevo y pertenecer a la Iglesia de Dios hasta que la Iglesia fue establecida en
Pentecostés. Por esto es que la Palabra dice en 1 Corintios 10:11 que toda la Escritura anterior a
Pentecostés es una amonestación para aquellos que pertenecemos a la Iglesia de Dios.

Entonces, ¿qué me dice de las leyes en Exodo, Levítico y Números; todas esas cosas en el Antiguo
testamento? ¿Están dirigidas a Nosotros? No. ¿A quién están dirigidas? Están dirigidas a los judíos
o a los gentiles porque la Iglesia de Dios todavía no existía. El Antiguo Testamento, por lo tanto,
tiene que ser para nuestra enseñanza. No está dirigido a nosotros, no tiene nuestro nombre en él;
pero nos puede ayudar a aprender. Por ejemplo, los diez mandamientos no están escritos a
nosotros, pero podemos aprender de ellos. Sin embargo en las iglesias Protestantes todavía se
enseña como si los diez mandamientos fueran específicamente para nosotros en vez de ser para
nuestro aprendizaje. Toda la Escritura antes del día de Pentecostés es para nuestro aprendizaje; así
que los diez mandamientos del Antiguo Testamento, junto con otros, son para nuestra enseñanza.

Hasta este punto, la gente generalmente entiende. Pero lleve esta clave ahora un paso más
adelante en el proceso de dividir exactamente la Palabra de Dios. ¿A quiénes fueron dirigidos los
evangelios? ¿A un período antes o después de Pentecostés? La Biblia indica que los cuatro
evangelios- Mateo, Marcos, Lucas y Juan- comienzan básicamente con el nacimiento de Cristo y
terminan con su ascensión diez días antes del día de Pentecostés. Luego, ¿están dirigidos a
nosotros los evangelios? No sí la Palabra de Dios es cierta pues Romanos dice que toda la Escritura
anterior al día de Pentecostés es para nuestra enseñanza y los evangelios obviamente vienen antes
del día de la fundación de la Iglesia de Dios. Los pasajes en los evangelios están dirigidos unas
veces a Israel y otras veces a los gentiles pero nunca a la Iglesia de Dios. Uno de los errores más
grandes en la traducción de la Biblia fue poner los cuatro evangelios en el Nuevo Testamento. Los
evangelios pertenecen lógicamente al Antiguo Testamento. Jesús vino a Israel, su propia gente. El
fue el profeta que cumplió la ley del Antiguo Testamento; por lo tanto, los evangelios completan el
Antiguo Testamento.

Romanos dice que Jesucristo fue un siervo para la circuncisión


Romanos 15:8
Pues os digo, que Cristo Jesús vino a ser siervo de [para] la circuncisión…

Yo no pertenezco a la circuncisión, ni tampoco usted si es que usted ha vuelto a nacer del espíritu
de Dios; porque si somos nacidos de nuevo del Espíritu de Dios, pertenecemos a la Iglesia de Dios
en la cual no hay judío ni gentil. Jesucristo no vino para dar comienzo a la Iglesia en el día de
Pentecostés; Jesucristo vino como un ministro para la circuncisión. El fue la consumación, el
cumplimiento del pacto antiguo, el Antiguo Testamento.

De haber estado los evangelios en el Antiguo Testamento en vez de al comienzo del Nuevo
Testamento, se hubiera podido evitar mucha confusión. El nuevo Testamento comienza en realidad
con el libro de Romanos, siendo Hechos el libro de transición entre el antiguo pacto y el nuevo. El
libro de Hechos da la historia del surgimiento y la expansión de la Iglesia cristiana; diciendo que en
el día de Pentecostés hombres volvieron a nacer del Espíritu de Dios y fueron llenos del poder del
espíritu santo y que la Iglesia siguió creciendo. Luego el libro de Romanos dirige su contenido
informativo a la Iglesia con algunas secciones dirigidas específicamente a los judíos o a los
gentiles. Toda la Escritura antes de Hechos y Pentecostés es para nuestra enseñanza.

Debemos estar continuamente conscientes de la parte de la Palabra de Dios que está escrita para
nuestro aprendizaje y separarla de aquella parte que está escrita a nosotros. Estas dos
preposiciones, para y a, hacen la diferencia crítica entre la verdad y el error cuando se trata de
dividir correctamente la Palabra de Dios.

1 Corintios 1:2:
A la iglesia de Dios…

Esta carta está dirigida a alguien de igual manera que si yo recibiera una carta dirigida a mí. ¿A
quién está dirigida Corintios? A la Iglesia de Dios. Eso es lo que dice y eso es lo que quiere decir.

Efesios 1:1:
Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, a los santos y fieles en Cristo Jesús que están
en Efeso.
¿Quiénes son los santos? Los santos son los creyentes renacidos. ¿A quiénes está dirigida Efesios?
Está dirigida a la Iglesia.

Esto es tan simple. Todo el Antiguo Testamento más los cuatro evangelios están dirigidos ya sea a
los judíos o a los gentiles. Pero las epístolas tales como Corintios, Gálatas, Efesios, Filipenses,
Colosenses, 1 y 2 Tesalonicenses están dirigidas específicamente a la Iglesia como lo están las
epístolas personales como Timoteo, Tito, y Filemón. Hebreos no está dirigida a la iglesia en el
sentido en que conocemos a la iglesia establecida en Pentecostés. Hebreos esta dirigida a
creyentes que han sido renacidos del Espíritu de Dios pero nunca han andado en la libertad de la
grandeza del nuevo nacimiento. Hebreos está escrita para aquellos que todavía están celosos de la
ley. De igual manera el libro de Santiago está dirigido a los mismos creyentes que tiene la
mentalidad del Antiguo Testamento.

Santiago 1:1:
Santiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo, a [a] las doce tribus que están en la dispersión:
Salud.

¿Podía Dios escribir la dirección más directamente? Está dirigida a las doce tribus que están en la
dispersión; los judíos que están dispersos. La razón por la que Santiago se aplica tanto a muchos
creyentes hoy en día es que creyentes que han vuelto a nacer del Espíritu de Dios todavía no
quieren creer la Escritura que está dirigida a ellos; parece que quieren ponerse bajo la Ley otra vez.
Este era también el problema en la Iglesia en su comienzo.

Hechos 21:20:
Cuando ellos lo oyeron, glorificaron a Dios, y le dijeron: Ya ves, hermano, cuántos millares de judíos
hay que han creído; y todos son celosos por la ley.

Estos judíos habían nacido de nuevo del Espíritu de Dios, fueron salvos después de Pentecostés;
pero todavía eran celosos por la ley. Nunca anduvieron en la grandeza de la revelación que vino en
el día de Pentecostés, la cual Pablo presentó y declaró con tanto denuedo.

Gálatas 5:1:
Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo
de esclavitud.
La palabra “libertad” quiere decir “sin restricciones, sin cadenas, libre”, “Estad, pues, firmes en la
libertad [en vuestra condición sin restricciones] con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez
sujetos al yugo de esclavitud”. ¿Qué es el yugo de esclavitud? La ley.

Aquellas epístolas que están dirigidas a nosotros deben ser aplicadas específicamente por
nosotros. Toda la otra Escritura es para que aprendamos. No tenemos que guardar los diez
mandamientos; no están dirigidos a mí. Hay una ley para la Iglesia más grande que los diez
mandamientos. Tenemos la ley del amor de Dios en Cristo Jesús. Si vivimos el amor con el poder de
Dios en nosotros y la mente renovada, ¿vamos a guardar los diez mandamientos? Definitivamente.
No vamos a andar por ahí quebrantando los diez mandamientos, pues vivimos en un plano más
alto; vivimos por una ley mayor.

¿Y qué hay con el Padre Nuestro? ¿Está dirigido a aquellos creyentes posteriores al día de
Pentecostés o lo enseño Jesús a sus discípulos antes de Pentecostés? La Palabra de Dios declara en
Mateo que él lo enseño a sus discípulos, a Israel. Sin embargo casi todos los domingos en todas las
mayores denominaciones, los miembros se paran y el ministro dice: “Oremos ahora la oración que
el mismo Cristo nos enseñó: “Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre.
Venga a nosotros tu reino. Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro
pan de cada día' ”. ¿Por qué no puedo yo orar eso? Porque las epístolas, las cuales están dirigidas a
la Iglesia, dicen que el ha suplido todas nuestras necesidades según Sus riquezas en gloria.
Seguramente entonces Dios ha suplido mi pan de cada día. Cuando oramos:"Danos hoy nuestro
pan de cada día", le estamos pidiendo que nos dé algo que ya nos ha sido dado.

“Y perdónanos nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden”. ¿Por
qué no puedo orar esto con exactitud? Porque mi perdón no depende de que yo perdone a otros
pues el señor le dijo a la iglesia de los evangelios que “a cualquiera… que me confiese delante de
los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos”. El Padre Nuestro
dice: “Perdónanos nuestras ofensas [nuestro pecados] como también nosotros perdonamos a los
que nos ofenden [los que pecan contra nosotros]”. En otras palabras, es condicional- si yo no
perdono a Juan por sus pecados, Dios no me perdonará los míos. En la Palabra dirigida a mí no se
indica esto. No dice nada de perdonar a alguien más. Dice que confiese con su boca al señor Jesús;
no dice que confiese sus pecados. ¿Ve usted la diferencia?

Para ver la importancia de saber a quién está dirigido un pasaje de la Escritura lea lo que dice en
Romanos 8.
Romanos 8:37-39:
Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.

Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni
lo presente, ni lo por venir,

ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es
en Cristo Jesús Señor nuestro.

Nada me puede separar del amor de Dios que es en Cristo Jesús mi señor. Más adelante, a medida
que sigo leyendo, llego a Romanos 11.

Romanos 11:21,22:
Porque si Dios no perdonó a las ramas naturales, a ti tampoco te perdonará.

Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios; la severidad ciertamente para con los que cayeron,
pero la bondad para contigo, si permaneces en esa bondad; pues de otra manera tú también serás
cortado.

Romanos 8 dice que nada me puede separar del amor de Dios; y sin embargo tres capítulos más
tarde Romanos 11 dice si no permanezco en Su bondad seré cortado. ¿Qué es lo que pasa? Mire a
ver a quién está escrito cada pasaje.

Romanos 9:3:
Porque deseara yo mismo ser anatema, separado de Cristo, por amor a mis hermanos, los que son
mis parientes según la carne.

¿Quiénes eran los parientes de Pablo según la carne? El versículo 4 dice: “Que son israelitas…” ¿A
quién está dirigido? El Versículo 4 dice que a los israelitas, los judíos. Pablo continuó hablando a
Israel. Pablo escribió en el capítulo 10, versículo 1: “Hermanos, ciertamente el anhelo de mi
corazón, y mi oración a Dios por Israel, es para salvación”. Esto todavía está dirigido a Israel. En el
capítulo 11, versículo 1, él dice: “Digo, pues: ¿Ha desechado Dios a su pueblo? En ninguna manera.
Porque también yo soy israelita, de la descendencia de Abraham, de la tribu de Benjamín”. Pablo
estaba aún escribiéndole a Israel. Pero en el versículo 13 Pablo cambio y dirigió su discurso a los
gentiles.

Romanos 11:13:
Porque a vosotros hablo, gentiles. Por cuanto yo soy apóstol a los gentiles…
Versículo 21 del capítulo 11: “Porque si Dios no perdonó a las ramas naturales…” ¿Quiénes son las
ramas naturales? Las ramas naturales son Israel. “…a ti tampoco te perdonará". “A ti”, ¿quién? Los
gentiles. ¿Por qué iba a perdonar Dios a los gentiles si no perdonó a los judíos? Tanto los gentiles
como los judíos tenían ahora que renacer del Espíritu de Dios. Nosotros no somos ni judío ni gentil;
nosotros pertenecemos a la Iglesia de Dios y nada nos puede separar del amor de Dios que es en
Cristo Jesús. Pero si una persona es un gentil y no ha vuelto a nacer: “Porque si Dios no perdonó a
las ramas naturales [Israel], a ti tampoco te perdonará”.

Versículo 22:”Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios; la severidad ciertamente para con los
que cayeron [Israel], pero la bondad para contigo [los gentiles], si permaneces en esa bondad…”
¿Qué significa para un gentil el permanecer en Su bondad? El gentil tiene que ser salvo, volver a
nacer del Espíritu de Dios. A menos que el gentil permanezca en Su bondad haciendo la confesión
de Romanos 10:9, “…tú [gentil] también serás cortado”. Todos tienen ahora que nacer de nuevo.

Como una parte del entendimiento de a quién está escrita la Palabra de Dios una persona tiene
que reconocer con exactitud las administraciones en la Biblia.

1 Corintios 9:17:
Por lo cual, si lo hago de buena voluntad, recompensa tendré; pero si de mala voluntad, la
comisión [la administración] me ha sido encomendada.

Pablo dice que le fue encomendada la administración del evangelio. La palabra “comisión” no es
apropiada pues una administración es con exactitud el acto de administrar por una era completa,
como en una de nuestras administraciones de gobierno. El período de gobierno anterior fue la
administración de algún otro. Al dividir correctamente la Palabra de Verdad, tenemos que
entender que estas administraciones bíblicas tienen que permanecer dentro de los confines en
que Dios las ha situado con Su Palabra.

Hasta donde he podido estudiar la integridad de la Palabra de Dios, hay las siguientes
administraciones mayores en la Palabra: (1) El Paraíso Original, (2) la Patriarcal, (3) la Ley, (4) la
Administración de Cristo, (5) la Iglesia, (6) la aparición y (7) el Paraíso final o Administración de
Gloria.

La primera administración, la administración del Paraíso Original, terminó muy abruptamente. Está
documentada desde el principio de Génesis hasta su tercer capítulo. En el vigésimocuarto versículo
de Génesis 3, la administración original terminó abruptamente.
Génesis 3:24:
Echó, pues, fuera al hombre, y puso al oriente del huerto de Edén querubines, y una espada
encendida que se revolvía por todos lados, para guardar el camino del árbol de la vida.

Cuando Dios expulsó a Adán y Eva de Edén, la administración Original en la cual Dios moraba con el
hombre tuvo un final repentino.

La segunda administración fue la administración Patriarcal de Abraham, Isaac y todos los patriarcas
hasta las leyes de Moisés. Cosas que fueron dadas a Moisés antes de la ley eran leyes no escritas.
Cosas que eran pecados antes de que la ley fuera escrita se volvieron transgresiones después de
que la ley fue dada.

Romanos 2:12:
Porque todos los que sin ley han pecado, sin ley también perecerán; y todos los que bajo la ley han
pecado, por la ley serán juzgados;

Hay otra referencia a la administración Patriarcal en Hechos 17:30.

Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda [El] a todos los
hombres en todo lugar, que se arrepientan.

“Los tiempos de esta ignorancia” se refiere al período patriarcal en que la ley era ley no escrita, así
que Dios pasó por alto los tiempos de esta ignorancia. Eso quiere decir que El simplemente cerró
Sus ojos a ello.

Después de la administración Patriarcal viene la administración de la ley. Y la administración de la


Ley que se inició bajo Moisés terminó cuando vino Jesucristo.

La diferencia entre la administración de la Ley y la de Cristo es que Cristo estaba personalmente en


la tierra para mantener y llevar a cabo la ley de modo que se pudiera hacer preparación para la
quinta administración, la Iglesia.
Romanos 10:4:
Porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree.

Mateo 27:51 nos dice que cuando murió Jesucristo, “…he aquí, el velo del templo se rasgó en dos,
de arriba abajo…” El velo que separaba al santo de los santos del lugar santo se rasgó de arriba a
abajo. El velo del templo, una vez que fue rasgado en dos partes, ya no separaba a los sacerdotes
de la gente. Toda el área estaba entonces abierta para todos, tanto literal como figurativamente.
Los sacerdotes ya no tenían que hacer intercesión por los legos una vez que Cristo hubo cumplido
la ley; el intercesor de la gente se volvió Cristo mismo.

La quinta administración, la Iglesia de Gracia, empezó en Pentecostés, dándose a conocer por


primera vez el misterio de la Iglesia al Apóstol Pablo varios años más tarde. Esta es la
administración bajo la cual nosotros vivimos ahora.

La sexta administración es la administración de la Aparición. La administración de la Aparición


comienza con la reunión de aquellos creyentes que fueron renacidos después de Pentecostés,
antes del regreso de Cristo. El pasaje de la reunión de los creyentes es dado en 1 Tesalonicenses
4:17 y 2 Tesalonicenses 2:1 y subsiguientes. La administración de la Aparición también es llamada
la administración de la Revelación o del Apocalipsis (debido al libro del Apocalipsis). Durante este
período Cristo aparecerá, reunirá la Iglesia y regresará a la tierra con sus santos. La administración
de la Aparición termina cuando Satanás es destruido y toma el lugar el juicio del gran trono blanco.

La administración final es la administración del paraíso o de la Gloria. La administración del Paraíso


complementa a la administración Original pues aquello que comenzó en Génesis 1 y 2 y terminó
con Génesis 3:24 comienza de nuevo en Apocalipsis 21. El paraíso estará una vez más en la tierra.
Habrá un cielo nuevo y una tierra nueva donde mora la justicia, donde no hay más enfermedad, no
más dolor, no más muerte.

Este ha sido un análisis breve de las administraciones que se encierran en la Palabra de Dios.
Debemos entender que las reglas de vida cambian en los distintos períodos de tiempo, de modo
que debemos ver a cada administración dentro de su contexto particular. Cuando observamos
para ver a quien está dirigida una escritura particular también debemos ver cuál administración
determina las reglas.
Como un ejemplo de por qué debemos entender la Palabra en su administración debida vaya a
Deuteronomio 6:25.

Y tendremos justicia cuando cuidemos de poner por obra todos estos mandamientos delante de
Jehová nuestro Dios, como él nos ha mandado.

¿A quién está dirigido Deuteronomio? A los judíos, a Israel. Si ellos guardaban la ley, serían hechos
justos. Deuteronomio puede ser situado bajo la ley; pero no puede ser situado bajo la
administración de la Iglesia de Gracia. Si observáramos todos los mandamientos no seríamos justos
porque nuestra administración, la Iglesia, opera bajo reglas que han sido cambiadas.

Para ver un contraste entre administraciones observen Romanos 3:20.

Ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él…

Superficialmente Deuteronomio 6:25 y Romanos 3:20 parecen contradictorios. Pero no lo son si


reconocemos a quién están escritos. Deuteronomio fue dirigido a Israel, bajo la administración de
la Ley; mientras que romanos está dirigido a la Iglesia, bajo la administración de la Iglesia.

Déjeme señalar brevemente una nota final en el entendimiento de la verdad bíblica. ¿Qué camino
sigue una persona cuando no puede obtener el sentido de un versículo muy difícil: cuando el
versículo, el contexto y el uso previo no son satisfactorios en darle entendimiento?

El versículo difícil debe ser entendido a la luz de los versículos claros. Puede haber un versículo que
resalte como difícil mientras que hay muchos versículos sobre el mismo tema que estén claros. El
hombre moderno ha magnificado el difícil y se ha olvidado de los muchos que están claros. Eso no
es honesto. Eso no es dividir correctamente la Palabra. Debemos ver que el uno encaje con los
muchos; no forzándolo, sino trabajándolo. Algunas veces yo he esperado diez años para encajar un
versículo difícil con el resto de la exactitud de la Palabra. El tiempo no es importante cuando se
estudia un versículo; las claves en la Palabra lo son. Cuando dividimos correctamente la Palabra en
cuanto a quién está escrita, entenderemos que el versículo difícil tiene que encajar siempre a la luz
de los versículos claros que tratan del mismo tema.
Tenemos siempre que recordar esto en primer lugar: que ninguna profecía-ninguna cosa de
aquello que es predicho o declarado-es de interpretación privada. Toda la Escritura se interpreta a
sí misma ya sea en el versículo, en su contexto o en su uso previo. A la luz de este cimiento básico
estaremos capacitados para estudiar la integridad y la precisión de la Palabra de Dios.

CUARTA PARTE

EL NUEVO NACIMIENTO

CAPITULO 16

CUERPO, ALMA, ESPIRITU-

FORMADO, HECHO CREADO

Han sido sentados ya los cimientos para entender la exactitud de la Palabra de Dios con respecto a
cómo la Escritura se interpreta a sí misma, cómo vino a existir la Palabra de Dios y cómo se puede
confiar en esta Palabra de Dios cuando está correctamente dividida. Ahora estamos listos para
proceder a trabajar la Palabra para hacerla una realidad en nuestro entendimiento y nuestras
vidas.

Uno de los grandes temas en la Palabra de Dios es el nuevo nacimiento. Es el punto crucial del
cristianismo. El nuevo nacimiento es el milagro de todos los milagros. Yo no lo puedo explicar; pero
creo que, por la misericordia y la gracia de Dios, podemos ir a la Palabra y se explicará a sí mismo
de modo que podamos entender.

Antes de pasar a estudiar el nuevo nacimiento en una forma profunda debemos darnos cuenta de
algunos términos fundamentales. Cuando yo hablo del “hombre natural”, hablo del hombre de
cuerpo y alma, el hombre que no es nacido de nuevo del Espíritu de Dios. Este es el uso bíblico
precios de “hombre natural”. Los cinco sentidos son las únicas avenidas de aprendizaje que tiene el
hombre natural para ganar conocimiento. Todo lo que alguna vez llega a la mente de un hombre
natural tiene que venir por uno, o una combinación, de estos cinco sentidos: vista, oído, olfato,
gusto, tacto.

Nosotros, a través de nuestros cinco sentidos, recolectamos información de una o varias fuentes
exteriores a nosotros mismos. Sacamos conclusiones del conocimiento que hemos acumulado y
entonces creemos lo que creemos. Estando en conocimiento del proceso de aprendizaje, llegué
hace muchos años a la conclusión de que, para mí, la Palabra de Dios (no la versión Reina-Valera,
sino la Palabra de Dios, la cual fue dada cuando “…santos hombres de Dios hablaron siendo
inspirados por el Espíritu Santo”) sería mi fuente para encontrar la verdad. Este es mi centro de
referencia para aprender.

Por años leí alrededor de la Palabra de Dios, siendo escritores de obras externas centro de
referencia para mí. Después de poco estaba sufriendo de una enfermedad común llamada
confusión mental, pues hombres igualmente grandes se contradecían entre sí con respecto al
mismo versículo. Cuando empecé a considerar el proceso de aprendizaje, finalmente llegue a la
conclusión de que en vez de pasar mi vida en confusión con las opiniones de los hombres,
aceptaría un centro de referencia para encontrar verdad que estuviera fuera de mí mismo, y ésa
era la Palabra de Dios.

Si la Palabra de Dios está equivocada, yo voy a estar equivocado; pero si la Palabra de Dios está en
lo cierto, entonces tengo todo para ganar al tomarla como mi único centro de referencia. Yo creo
que la Palabra toma el lugar del Cristo ausente, y que el espíritu santo toma el lugar de Cristo en
nosotros por medio de la Palabra de Dios. Yo creo que la Biblia nos da la verdad con respecto a la
redención del hombre, su domino y autoridad y poder sobre toda la creación de Dios. Yo creo que
la Biblia nos da la verdad con respecto a Jesucristo, su venida, su muerte, su resurrección, su
ascensión, cómo Dios nos da la verdad con respecto al nuevo cielo y la nueva tierra, los cuales Dios
va a establecer. Yo creo que la Biblia da verdad, no hechos. Cualquier cosa que el hombre hace,
cualquier cosa que el hombre forma, es un hecho. Yo creo que la Palabra de Dios es Verdad-Verdad
que es eterna, la misma ayer, y hoy, y por los siglos. Yo creo que la revelación de la Palabra de Dios
es una necesidad absoluta para el hombre natural. Si el hombre de los sentidos va a ser un hombre
completo tiene que tener un conocimiento preciso de la Palabra de Dios.

Una escritura muy condensada que debemos dominar a fondo para entender el origen del hombre
es Isaías 43:7.
todos los llamados de mi nombre; para gloria mía los he creado, los formé y los hice.

“los he creado, los formé y los hice”. ¿Son sinónimas las tres palabras: “creado”, “formé”, e “hice”?
La mayoría de las personas en mis clases dice “si”. Si la Palabra quiere decir lo que dice y dice lo
que quiere decir, estas tres palabras no pueden ser sinónimas. Cuando Dios dice formé, El quiso
decir formé. Cuando dice hice, El quiso decir hice. Cuando dijo he creado, El quiso decir he
creado. Si El hubiera querido decir formé todo el tiempo, diría formé en los tres lugares. Pero dice:
“Yo he creado a los hombres, Yo los he formado, Yo los hice”. Debemos averiguar ahora qué se
quiere decir cuando El ha creado, hecho y formado el hombre.

1 Tesalonicenses 5:23:

Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea
guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo.

¿Son sinónimas esas tres palabras: “espíritu”, “alma” y “cuerpo”? No son nada sinónimas como
tampoco lo son creado, formado, y hecho. Cuerpo quiere decir cuerpo, alma quiere decir alma, y
espíritu quiere decir espíritu. Ahora tenemos que ir a la Palabra y dejar que la Palabra hable en
cuanto a qué es “formado”, qué es “hecho”, y qué es “creado”, y qué es “cuerpo”, “alma” y
“espíritu”.

En el principio-cuando sea que eso haya sido-el hombre fue formado, hecho y creado. Para seguir
el desarrollo de la Escritura, comencemos con Génesis 2:7.

Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra…

La palabra hebrea para “formó” es yatsar,, “dio forma a partir de algo que ya estaba en existencia”.
Génesis 2:7 dice que Dios formó al hombre de polvo de la tierra. La palabra “hombre” es adam,
que quiere decir “tierra roja”. El cuerpo del hombre está compuesto de los mismos elementos que
están en el polvo de la tierra.

Génesis 3:19:
Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelva a la tierra, porque de ella fuiste tomado;
pues polvo eres, y al polvo volverás.

El cuerpo del hombre fue formado (yatsar) del polvo de la tierra. Y, a causa de la ley de que todo
tiene que regresar últimamente a su estado original, el cuerpo tiene que regresar la polvo,
Eclesiastés 3:20 dice: “…Todo es hecho polvo, y todo volverá al mismo polvo”.

La siguiente palabra a observar es la palabra “alma” la cual en hebreo es nephesh y en


griego psuchē. ¿Qué es alma? El alma en el hombre es aquello que le da vida al cuerpo, su
vitalidad. Observen de nuevo en Génesis 2:7.

Entonces Jehová Dios formó al hombre [el cuerpo del hombre] del polvo de la tierra, y sopló en su
nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente [nephesh chai, alma viviente].

“Sopló en su nariz” es la figura condescensio. Dios puso vida en Adán; hizo al hombre un alma
viviente. La palabra “hizo” en hebreo es asah: “una sustancia requerida de la cual consistía la cosa
hecha”. El alma no es nada más ni nada menos que aquello que da vida al cuerpo de una persona.
A veces es llamada “el espíritu del hombre”. El alma no tiene nada que ver con que si usted es un
cristiano o un no-cristiano. Mientras una persona respire, tiene un alma.

La confusión entre el alma y el espíritu ha causado un sinfín de dificultades para la gente. Ellos
dicen que el alma es inmortal, por ejemplo. Hablan de la transmigración del alma, la inmortalidad
del alma. Todos éstos son usos erróneos de palabras que se usan con exactitud y precisión en la
Palabra de Dios.

Para observar el uso de la palabra “alma” vean en 1 Pedro 3:20.

los que en otro tiempo desobedecieron, cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los días
de Noé, mientras se preparaba el arca, en la cual pocas personas, es decir, ocho, fueron salvadas
por agua.
La palabra “personas” es en griego psuchē, alma. Este versículo está hablando de ocho almas que
fueron salvadas durante el gran diluvio. ¿Eran cristianos? No. Cristo no había venido todavía. Noé,
su esposa, sus tres hijos y las tres esposas de sus hijos- todas las ocho personas, ocho almas fueron
salvados.

Hechos 27:37:

Y éramos todas las personas [psuchē, almas]

en la nave doscientas setenta y seis.

El versículo de Hechos se refiere a la nave en que Pablo y Lucas navegaban hacia Roma. A
excepción de Pablo y Lucas, el resto a bordo eran no-creyentes, no-cristianos; y sin embargo, el
texto dice: “Y éramos todas las personas [almas] en la nave doscientas setenta y seis”. “Alma”
significa persona viva; es aquella parte que da vida al cuerpo.

La iglesia moderna ha sido ilógica en este asunto particular porque generalmente enseña que el
alma es espíritu de vida eterna y vuelve a Dios; pero luego los maestros niegan que una vaca que
tiene un alma, vida, deba volver a Dios. Si el alma vino de Dios, ella tiene que regresar
últimamente a Dios, así como el cuerpo del hombre tiene que regresar últimamente al polvo. Si lo
que ellos enseñan es verdad, todos los animales tienen que volver a Dios. Pero no es verdad,
porque el alma no es espíritu de vida eterna. El alma es aquello que le da a uno vida de aliento.

Génesis 1:30:

Y a toda bestia de la tierra, y a todas las aves de los cielos, ya todo lo que arrastra sobre la tierra,
en que hay vida…

La palabra “vida” en Génesis 1:30 es “alma”. Este versículo dice que toda bestia tiene un alma
viviente.

Génesis 1:20:

Dijo Dios: produzcan las aguas seres vivientes…


La palabra “seres” es la palabra “alma”.

Génesis 1:21:

Y creó Dios los grandes monstruos marinos,

y todo ser viviente que se mueve…

La palabra “ser” es la palabra “alma”. Si hay un alma, hay movimiento, hay vida de aliento.

Génesis 1:24:

Luego dijo Dios: Produzca la tierra los seres vivientes…

La palabra “seres” es de nuevo la palabra “alma”. Estos son algunos de los lugares en Génesis 1
donde se usa la palabra “alma” con respecto a criaturas tanto como al hombre. El alma, entonces,
es aquello que le da vida a un ser. La palabra nephesh es “alma”. Chai quiere decir “vida que se
mueve, alma que se mueve”. Nephesh chai es siempre usado en la Palabra de Dios como vida
viviente, en contraste con un alma muerta, un alma que ha perecido.

Dios hizo toda bestia en que hay un alma o vida. La pregunta que debemos hacer ahora es dónde
está la vida de alma del hombre y la bestia.

Levítico 17:11:

Porque la vida de la carne en la sangre está…

La vida de alma está en la sangre y se transmite cuando la esperma impregna al óvulo en el


momento de la fecundación.

¿Qué pasa con el alma finalmente? Así como el cuerpo vuelve a polvo, el alma es pasada de una
persona a su progenie. Si una persona no tiene descendencia su alma deja de ser cuando muere;
no existe más. Si mi alma ha dejado de ser, soy una persona muerta y la Biblia habla de mí como de
un alma muerta. No hay nada inmortal acerca del alma así como tampoco hay nada inmortal
acerca del polvo. El cuerpo del hombre está hecho de polvo y regresa al polvo. Cuando el hombre
toma su último aliento, su vida de alma termina.

Después de estudiar “formado” y “hecho”, todavía tenemos que considerar el uso bíblico de la
palabra “creado”. ¿Qué parte del hombre fue creada?

Para encontrar el primer uso de “creado”, miramos el primer libro de la Biblia.

Génesis 1:1:

En el principio creó Dios los cielos y la tierra.

“Crear” (bara) quiere decir literalmente “obtener algo de la nada” o “traer a existencia algo que
nunca existió antes en forma alguna”.

Muchos profesores de escuelas dominicales (si es que todavía usan Biblias) dicen que “en el primer
día Dios creó esto y aquello, y en el segundo día Dios creó algo más, y así sucesivamente. Pero eso
no es lo que dice la Palabra de Dios. En el versículo 3 Dios dijo: “…Sea la luz…” ¿Por qué no la tuvo
que crear? Porque lo que sea de que la luz esté compuesta, ya había sido creada en Génesis 1:1, en
el principio cuando Dios creó los cielos y la tierra. Todo lo que El tenía que hacer era “hablar” para
que la luz existiese.

El versículo 6 dice: “Luego dijo Dios…” Versículo 9: “Dijo También Dios…” Versículo 11: “Después
dijo Dios…” Versículo 14: “Dijo luego Dios…”

En el versículo 21 Dios creó “los grandes monstruos marinos y todo ser viviente que se mueve…”
Sus cuerpos fueron producidos de las aguas. El agua y la tierra ya existían, de modo que la
substancia que formaba sus cuerpos no tenía que ser creada. ¿Qué tenía que ser creado en este
punto? Vida de alma, porque nunca antes existió. En los versículos 24-26, Dios produjo de la tierra
el ganado, las bestias y el hombre-teniendo todos ellos la vida de alma que fue creada en el
versículo 21.
A medida que Dios progresaba en Su obra de formar, hacer y crear la tierra y sus habitantes, llegó
finalmente a efectuar su obra culminante-el hombre.

Génesis 1:27:

Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.

Dios ya había formado y hecho al hombre; el hombre ya tenia su cuerpo y un alma. Luego, ¿qué
estaba haciendo Dios al crear al hombre a su imagen? ¿Cuál es la imagen de Dios? Juan 4:24: “Dios
es Espíritu…”

Un espíritu no tiene carne o huesos. Dios creó dentro del hombre Su Espíritu (ruach), Su imagen.
Entonces el hombre se volvió cuerpo, alma y espíritu. Después de que Dios creó al hombre a Su
propia imagen, Dios tuvo un compañero; no en las partes del cuerpo y el alma del hombre, sino en
el espíritu. Es ésa la parte del hombre que hizo posible que Dios hablase al hombre y que el
hombre se comunicara con Dios. Esto les dio comunión a ellos. Este es el hombre de cual leemos
en Isaías y Tesalonicenses donde las Escrituras dicen que el hombre fue formado, hecho y creado, y
que él era cuerpo, alma y espíritu.

Los científicos hoy en día hablan de crear vida. Este es un término inapropiado. Ellos pueden
redescubrir, rehacer, reorganizar, readaptar, o recomponer; pero no pueden crear porque crear
algo es traer algo a existencia que no existía en forma alguna. Los científicos siempre empiezan con
alguna substancia así que no están creando.

Génesis 1:1,2:

En el principio creó Dios los cielos y la tierra.

Y la tierra estaba [se volvió] desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y
el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.
Hay un largo período de tiempo entre Génesis 1:1 y Génesis 1:2. Yo no sé cuán largo, pero sí sé que
cuando el versículo 2 vino a ser “la tierra estaba [se volvió] desordenada y vacía…” La tierra no fue
creada desordenada y vacía; se volvió de esa forma.

Ahora, la cuestión es: qué causó que esta creación original en Génesis 1:1 (la cual era perfecta) se
volviera desordenada y vacía. Para ver la tremenda exactitud de la Palabra, tenemos que estudiar
escrituras como Isaías 14:12; Ezequiel 28:15-19; Romanos 8:22; 1 Timoteo 3:6; Apocalipsis 12:4.
Estas escrituras explican que en el principio Dios creó ángeles bajo tres líderes: Gabriel, Miguel y
Lucifer. Estos tres arcángeles eran responsables por todos los otros ángeles. Lucifer, quien era
llamado un ángel de luz, quiso usurpar el trono de Dios. El causó un motín en el cielo, por decirlo
así. Por lo tanto Lucifer fue expulsado del cielo junto con una tercera parte de los ángeles quienes,
bajo el liderazgo de Lucifer, habían conspirado contra Dios. Después de haber sido expulsado del
cielo, Lucifer se convirtió en “Satanás”, “la serpiente”, “el Diablo”. El y una tercera parte de los
ángeles del cielo forman el mundo de los espíritus malos o de los espíritus diabólicos, acerca del
cual la gente conoce muy poco y cree menos.

El motín de Lucifer y sus ángeles en el cielo fue tan cataclísmico que mientras tomaba lugar la
guerra, todo lo que Dios había creado originalmente en génesis 1:1 cayó en la ruina. Así pues, el
versículo 2 de Génesis 1 dice: Y la tierra estaba [se volvió] desordenada y vacía…

¿Cuánto tiempo hubo entre Génesis 1:1 y 1:2? Yo no sé. Pudo haber habido eones de tiempo. El
versículo 3 simplemente comienza la narración de las acciones de Dios al hacer la tierra habitable
para la humanidad-humanidad de cuerpo, alma y espíritu.

¿Hubo “hombres” antes del hombre de cuerpo, alma y espíritu? Para los científicos, sí; pero en
cuanto a la Biblia, según define al hombre en Génesis 1:27, no. Cuando los científicos observan un
fósil o un esqueleto, y el vestigio sugiere una forma como la del hombre, lo ponen en la especie
de homo sapiens, aunque no saben, y no tiene manera de saber, qué clase de vida hubiera
animado ese fósil. De la existencia de alguna clase de vida antes de Génesis 1:2, la Biblia no niega
la posibilidad, pero no puede haber existido el hombre tal como define génesis 1:27.

La razón por la que estoy interesado en esta exactitud es que el versículo 24 del primer capítulo
nos dice que Dios creó al hombre tal como lo conocemos: cuerpo, alma y espíritu. ¿Qué clase de
vida había en el supuesto hombre anterior a Adán y Eva? No sé porque la Biblia no me lo dice. Ni
tampoco saben los científicos porque ellos no pueden restablecer esa vida. Yo sí sé, sin embargo,
que lo que esa vida haya sido entonces, no era la vida que Dios creó cuando creó vida de alma para
el animal.

Hay muchas cosas que uno debería saber sobre la gran precisión de la Palabra de Dios en Génesis
porque en ella está el fundamento de la exactitud de Su inigualable Palabra.

Génesis 1:11 dice:

Después dijo Dios: produzca la tierra hierba verde, hierba que dé semilla; árbol de fruto que dé
fruto según su género…

Producir según su género quiere decir, por ejemplo, que cuando se planta una semilla de tomate
se cosechan tomates. Cuando se planta una semilla de cebolla se producen cebollas. Todo viene
según su género. La palabra “género” es la palabra griega genos. Si se fecundan vacas nacen
terneros. Si se fecundan perras nacen perritos. Un gato y un perro no se pueden cruzar para
obtener un “perrito gatuno”. El cruzar a una vaca y un caballo no trae una “vaca cabelluna” o un
“caballo vacuno”. ¿Por qué? Por la ley de que todo es según su género. Por eso es que usted puede
tener variedad dentro de las especies, pero no en género. Hay una gran diferencia en
características entre una vaca “Guernsey”, una “Holstein” y una “Parda suiza”, por ejemplo; pero
ellas pertenecen al mismo género; el género es bovino. No hay superposición de géneros. Usted no
puede cruzar una vaca con un caballo porque no son del mismo género. Hay evolución dentro de
las especies, pero no entre géneros. Todas las teorías de evolución mueren antes de empezar a
menos que se las mantenga dentro de la categoría de especies y no de género.

La Palabra de Dios dice: “… árbol de fruto que dé fruto… que su semilla esté en él…” La semilla está
siempre en él mismo y es la semilla que tiene vida. Tome una semilla, póngala en tierra, añádale un
poco de agua y sol y pronto una hoja sale. ¿Por qué? Porque la semilla tiene vida en ella misma.

Cuando se trata del hombre, ¿quién tiene la simiente? La vida que está en la carne es aportada por
la esperma del varón. Cuando la esperma fecunda el huevo, la esperma lleva vida de alma y la vida
de alma está en la simiente. Esto es de suma importancia para el estudio del nacimiento del Señor
Jesucristo.
¿Cuántas veces creó Dios alma? La Biblia dice que (excepto por el nacimiento de Jesús) Dios la creó
solamente una vez y eso fue cuando los animales aparecieron por primera vez. Dios simplemente
tomó el alma de vida creada previamente y se la dio al hombre cuando Dios formó e hizo a Adán.
Adán entonces tuvo progenie; y sus hijos e hijas, a su vez, tuvieron progenie. La vida de alma que
estuvo en Adán fue traspasada a sus niños y a los niños de sus niños. Cuando Adán tomó su último
aliento, su alma personal se acabó; pero su alma de vida vivió en Caín, Set y en el resto de sus hijos
e hijas. Hasta el día de hoy la misma vida de alma, la cual Dios puso originalmente en Adán cuando
Dios lo hizo, continúa en la humanidad.

Hechos 17:26

Y de una sangre ha hecho [Dios] todo el linaje de los hombres, para que habiten sobre toda la faz
de la tierra…

Si todos los hombres vienen de la misma sangre, derivándose nuestra vida de alma de la misma
fuente común (Adán), ¿por qué hay tantas variaciones físicas entre la gente? Por ejemplo: ¿por
qué son algunas personas blancas, algunas amarillas, algunas negras y algunas rojas? ¿Cómo da
uno razón de todo esto? Para entender variaciones físicas, uno debe tener conocimiento de genes
y cromosomas y características dominantes y recesivas. La ley de Mendel explica el proceso de
características dominantes y recesivas en plantas y animales. Los procesos genéticos controlan o
determinan las variaciones dentro de la especies.

En el principio del hombre, el gene que determinaba el color de la piel llevaba ambas
características: la obscura y la clara. Después de generaciones, al casarse la gente de piel más
obscura con gente de piel más obscura, y la gente de piel más clara con gente de piel más clara,
eventualmente los grupos genéticos resultan en obscuros más obscuros y claros más claros de los
que existían originalmente, todo debido a la selección natural y a las características dominantes.
Así se desarrollaron los colores diferentes y las distintas razas del hombres que habitan sobre la faz
de la tierra hoy en día. No contradice en nada la Palabra de Dios y no contradice a la ciencia
genética.

Otra pregunta que siempre surge es: ¿con quiénes se casaron los hijos de Adán y Eva? Puesto que
no había vecinos alrededor, ¿a quiénes podían tomar los hijos como compañeras? ¿Con quien se
casó Caín, por ejemplo? El se casó con su hermana. ¿Con quién más se podía casar? Encontrar una
compañera no era problema porque, como dice Génesis 5:4
Y fueron los días de Adán después que engendró a Set, ochocientos años, y engendró hijos e hijas.

Los hijos de Adán se casaron con sus propias hermanas. Si nosotros tuviéramos una corriente
sanguínea pura, nos podríamos casar con nuestras hermanas. La razón por la que no se nos
permite casarnos con nuestras hermanas es que las impurezas en nuestras corrientes sanguíneas
causarían complicaciones en la próxima generación y en aquellas que siguen.

A causa de tener sangre más pura la gente vivía vidas más largas como lo dicen los primeros
pasajes bíblicos. Algunas personas explican la longevidad del hombre antiguo diciendo que sus
años no eran tan largos como los nuestros. Pero el tiempo entonces era el mismo que ahora. La
razón para tal longevidad era que su sangre no se había vuelto tan contaminada, tan impura. El
matrimonio y el pecado empezaron eventualmente a producir gente mas débil que por lo tanto
moría a una edad más temprana.

Previamente “alma” ha sido definida como “aliento de vida”. Las plantas no tienen vida de aliento y
sin embargo obviamente tiene vida en el sentido que crecen y dan fruto. Las plantas tienen vida de
crecimiento, pero no tiene vida de aliento. Los animales tienen tanto vida de crecimiento como
alma o vida de aliento. El hombre, como fue originalmente creado, sobrepasó el reino animal en el
sentido de que no tenía solamente cuerpo y alma sino también espíritu. Fue el espíritu que separó
al hombre del resto de la creación. Porque el hombre tenía espíritu. Dios podía comunicarse con Su
obra maestra final.

CAPITULO 17

“…CIERTAMENTE MORIRAS”

En la comunicación de Dios con Adán, Dios orientó al primer humano a las reglas de la vida. La
única restricción que Dios le puso a Adán está relatada en Génesis 2.

Génesis 2:16.17:
Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer [la versión
Reina-Valera no comunica la grandeza de ese versículo. En el texto original “podrás comer” son las
palabras “ciertamente comerás”. Una traducción más correcta de ese versículo sería “Y mandó
Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto ciertamente comerás”.];

mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día [no un día, sino en ese
mismo día] que de él comieres, ciertamente morirás.

En el principio solamente había uno que estaba por encima de Adán, y ese era Dios. Con excepción
de Dios, Adán era el ser supremo. Como soberano de la tierra, Adán tenía solamente una
estipulación restrictiva, siendo la consecuencia de desobediencia: “…porque el día que de él
comieres, ciertamente morirás”.

En el principio, el espíritu en el hombre hizo posible que Dios le hablase y que el hombre, a su vez,
le pudiera hablar a Dios. El hombre natural de cuerpo y alma solamente tiene sus cinco sentidos
con los cuales adquirir conocimiento. En contraste, el primer hombre no sólo podía adquirir
conocimiento por medio de sus cinco sentidos, sino que también podía obtener conocimiento a
través de su comunicación con Dios, hecha posible por el espíritu de Dios dentro de él. Adán tenía
dos formas por las cuales él podía conocerlas cosas, y tenía la libre voluntad para escoger si iba a
acumular conocimiento por sus cinco sentidos o por espíritu-Dios hablándole a él.

Cuando Dios creó espíritu dentro del hombre, el hombre tenía comunión perfecta con el Creador
en todo momento. Adán también tenía poder supremos en la tierra sobre aquello que Dios le
había dado como dominio.

Génesis 1:26:

…y señoree [el hombre] en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la
tierra…

Adán tenía dominio sobre toda la creación de Dios porque Dios le había dado este dominio; y
mientras Adán andaba según el espíritu, tenía perfecta comunión con Dios. Pero en el momento en
que Adán dejó que sus sentidos gobernasen su mente y cuerpo, en vez de andar por el espíritu, el
resultado fue calamidad. ¿Por qué? Porque entonces él ya no era regido por Dios. Adán tenía la
opción de andar por sus sentidos o andar por el espíritu. El determinaba, por su libre albedrío, si
iba a ser guiado por lo que él podía ver, oír, oler, gustar y tocar o si iba a ser guiado por Dios.

En Génesis se desarrolla la historia de Adán. Recuerde que Lucifer, quién había caído, también es
llamado la serpiente.

Génesis 3:1:

Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho;
la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?

¿Sabía la serpiente lo que Dios había dicho? El sabía lo que Dios había dicho. Con este
conocimiento, la serpiente fue a Eva y dijo: “¿De verdad que Dios ha dicho esto? ¿dijo Dios que no
comáis de todo árbol del huerto?”

Al estudiar la caída del hombre, podemos observar cuidadosamente cómo el Diablo opera
consistentemente. Lo primero que el Diablo hizo que Eva hiciera -y lo primero que él nos llevará a
hacer- fue que cuestionara la integridad y exactitud de la Palabra de Dios. El le dijo a ella: “¿De
verdad que Dios os dijo que no comáis de todo árbol del huerto?” El diablo sabía lo que Dios había
dicho. El Diablo también sabía que él quería insinuar una duda en la mente de Eva. Este es el
comienzo de los problemas. El Diablo, disimuladamente, consigue que la gente dude la exactitud e
integridad de la Palabra de Dios, a medida que se disfraza como un ángel de luz. El Diablo no es tan
estúpido como para entremeterse en los asuntos de uno en una manera directa y detestable. El
cuestiona astutamente: “¿De verdad que Dios dijo que no comáis de todo árbol del huerto?”

Con esta duda puesta en la mente de Eva, ella reacciona a la serpiente según se relata en el
versículo 2. “Y la mujer respondió a la serpiente…” Esta es la próxima trampa. Una persona no
puede impedir que se acerquen las influencias satánicas, pero uno puede evitar que ellas hagan
morada o permanezcan en la mente. Uno no siempre puede evitar que venga un mal
pensamiento, por ejemplo, pero uno se puede abstener de darle cabida e incubarlo. La
complicación de la situación con Eva no fue que el Diablo le había dicho ella: “¿Conque Dios os ha
dicho: No comáis de todo árbol del huerto?” El problema tomó raíz cuando Eva comenzó a
participar conversando y “razonando” con el Diablo.
Génesis 3:2:

Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer.

Pero ¿fue eso lo que dijo Dios? De hecho, según el texto original, Dios había dicho “De todo árbol
del huerto ciertamente comerás”. ¿Sabe usted lo que hizo Eva? Ella omitió la palabra
“ciertamente”. Si se omite una palabra de la Palabra de Dios, ¿sigue siendo todavía la Palabra de
Dios? No, se ha vuelto una interpretación privada. Omitiendo una palabra, Eva ya no tenía la
Palabra. Ella continuó su conversación.

Génesis 3:3:

Pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis,
para que no muráis.

Dios nunca dijo cosa alguna sobre tocar el fruto. ¿Qué había hecho Eva ahora? Ella había añadido a
la Palabra de Dios. Cuando uno añade a la Palabra de Dios, ¿es aún la Palabra de Dios? De nuevo,
se vuelve interpretación privada. En el momento en que se quita o añade una palabra, uno ya no
tiene la Palabra. Dios nunca dijo lo que Eva dijo que El había dicho. ¿Pero estaba siendo sincera
ella? Ella estaba siendo sincera, pero estaba totalmente equivocada.

¿Qué más hizo Eva a la Palabra de Dios? “No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis”.
Dios había dicho: “Porque el día que de él comieres, ciertamente morirás”. No había equivocación
al respecto. Eva cambió la verdad de la Palabra de Dios de “el día que de él comieres, ciertamente
morirás” a “para que [tal vez, algún día] no muráis”. Ella cuestionó la integridad de la Palabra de
Dios.

Siguiendo el patrón, lo primero que el Diablo indujo a Eva a hacer fue cuestionar la Palabra de
Dios. Eva cometió el segundo error al considerar la pregunta que el diablo había propuesto. En
tercer lugar, Eva omitió de la Palabra de Dios; en cuarto lugar, ella añadió a la Palabra de Dios; y en
quinto lugar, ella cambió la Palabra de Dios de un absoluto, a un tal vez. Aquí está el camino en
espiral hacia abajo. Hasta el día de hoy, siempre que Satanás quiere atacar a hombres y mujeres de
Dios, él siempre los lleva a cuestionar la integridad de la Palabra y luego a cambiarla de modo que
la Palabra no exista más.
El tercer capítulo de Génesis es tan oportuno hoy y mañana como lo fue en el día en que sucedió,
hace muchos miles de años, cuando Adán y Eva pasaron por la experiencia. Cuando hombres y
mujeres a través de la historia han escuchado a Satanás, comenzaron cuestionando la integridad
de la Palabra de Dios. La gente dice: “Bueno, de todas maneras no es la Palabra de Dios”, o “Tiene
muchos mitos en ella, muchas interpolaciones, mucho error. Después de todo, usted no puede
creer todo eso, porque fue escrito por seres humanos”. Y así comienza la gente a cuestionar la
integridad de la Palabra; ellos comienzan a dudarla. Lo siguiente es que esta gente nos habla a
nosotros. Nosotros comenzamos a considerar sus dudas. “Bueno, tal vez tiene razón. Tal vez el
hombre sí vino de un animal unicelular”. Antes de que nos demos cuenta, pensamos que es una
buena idea que el hombre haya venido de una ameba, así que comenzamos a cambiar la Biblia.
Omitimos una palabra o añadimos una palabra o cambiamos algunas palabras. Arreglamos la
Palabra a nuestra conveniencia y, por lo tanto, no tenemos la verdadera Palabra.

Después de que la mujer, Eva, le respondió al Diablo, él continuó la conversación.

Génesis 3:4:

Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis.

El Diablo sutilmente llevó a Eva hasta el punto de cuestionar la Palabra omitiendo una palabra,
añadiendo una palabra, cambiando una palabra. Cuando él finalmente tuvo a Eva en un estado de
mente dócil, salió y mostró sus verdaderos colores. El Diablo, audaz y llanamente, dijo: “No
moriréis”. Esa declaración no es una omisión, una adición o un cambio. Es una contradicción
directa de lo que Dios había dicho en Génesis 2:17. La verdadera Palabra de Dios decía:
“Ciertamente morirás”, y el Diablo dijo: “No moriréis”.

Las mismas cosas diabólicas suceden hoy en día. Cuando un hombre está muerto, nosotros vamos
a la funeraria y vemos su cadáver. El está muerto. Pero alguna dulce persona viene y dice: “Oh, él
no está muerto, él está volando por allá en el cielo porque yo supe de él anoche en una sesión
espiritista”. La misma clase de mentira que el Diablo propuso allá en Génesis 3, aún es propuesta
por iglesias hoy en día. El Diablo dijo: “No moriréis”. Los que lloran al muerto dicen: “El no está
realmente muerto; él simplemente salió de este mundo hacia algo mejor”. Estas son verdaderas
contradicciones de la Palabra de Dios.

El blanco primario del Diablo es la Palabra porque si él se puede deshacer de la Palabra, no queda
nada. Queda poco de la Palabra en las iglesias de hoy. Satanás siempre está causando divisiones
con cosas ajenas a lo que importa para que la gente no tenga cuidado, o tiempo, de estudiar la
Palabra. La gran tragedia es que él ha tenido bastante buen éxito. Hoy en día la gente solamente
habla de la Palabra. Ellos no la creen. Más aun, ellos no pueden juntar la Palabra de modo que
encaje con exactitud y precisión. Una persona puede asistir a la mayoría de los colegios bíblicos en
el mundo y aún no conocer la Palabra de Dios. Uno puede ganar un conocimiento impresionante
alrededor de la Palabra, pero no conocerá la Palabra. De otra manera, no estaríamos cayendo en
las mismas trampas que Adán y Eva si nuestros maestros y predicadores supieran la Palabra.

Cuando Dios dijo: “Ciertamente morirás”, y el Diablo dijo: “No moriréis”, uno de ellos tenía que
estar mintiendo. Siga el discurso del Diablo en Génesis 3:

Génesis 3:4,5:

Entonces la serpiente dijo a la mujer: no moriréis.

sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios,
sabiendo el bien y el mal.

El Diablo dice lisonjeramente: “Van a ser tan inteligentes como Dios. Van a saberlo todo”.

Lo que sigue está relatado en Génesis 3:6. “Y vio la mujer…” ¿Está “vio” en la categoría del espíritu
o de los sentidos? Está en la categoría de los sentidos. Mientras Adán y Eva vivieron por revelación
de Dios, la vida fue perfecta; pero en el momento en que se permitió a los sentidos que dominasen
sobre el espíritu, resulto la calamidad.

Génesis 3:6:

Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos [los sentidos], y
árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido,
el cual comió así como ella.

Así que cayó el hombre porque fue desobediente a la Palabra de Dios. La Palabra de Dios decía:
“Usted puede hacer esto, pero no aquello”. El Diablo dijo: “Prosiga usted y hágalo porque será tan
listo como Dios”. Eva, según lo dice el relato, anduvo definitivamente por sus sentidos; luego Adán,
por su propia voluntad, la siguió a la catástrofe. Dice en la Biblia que Eva fue engañada por el
Diablo. Adán nunca fue engañado; él simplemente la siguió.

El error de Adán fue cataclísmico, pues Dios había dicho: “Porque el día que de él comieres,
ciertamente morirás”. ¿Qué murió en el día en que Adán y Eva comieron del árbol del
conocimiento del bien y del mal? ¿Tenían todavía Adán y Eva cuerpos y almas? Ciertamente que sí.
Lo que ellos ya no tenían era su conexión con Dios, espíritu. Por esto es que Dios dijo: “El día que
de él comieres, ciertamente morirás”. Muchas veces gente del clero, teólogos o comentarios han
dicho: “Bueno, ellos no murieron realmente. Fue solamente que las simientes de muerte espiritual
fueron plantadas en ellos, porque la Palabra de Dios dice que Adán vivió algunos 800 años después
de eso”. La Palabra no está de acuerdo con esta explicación. La Palabra dice: “El día [el mismo día]
que de él comieres, ciertamente [absolutamente] morirás”. Uno tiene que entender el hombre de
cuerpo, alma y espíritu, para estar consciente de exactamente qué sucedió en el día en que Adán
contravino la única regla de Dios.

El espíritu desapareció. La razón por la que el espíritu fue llamado muerto es que ya no estaba ahí.
Toda su conexión espiritual con Dios se perdió. Desde ese mismo día Adán y Eva fueron sólo
cuerpo y alma-como cualquier otro animal.

El hombre, siendo cuerpo y alma, tenía que depender solamente de sus cinco sentidos. Desde el
día en que Adán comió del árbol del conocimiento del bien y el mal, hasta el día de Pentecostés,
miles de años más tarde, Dios se presentó en concreción siempre que le quiso hablar al hombre. El
tenía que presentarse en alguna forma para que los sentidos del hombre percibieran y de tal modo
entendieran. Moisés, viajando por el desierto, vio una zarza ardiendo; y del medio de la zarza
ardiente oyó una voz. Los sentidos de Moisés percibieron a Dios. Los hijos de Israel podían ver los
Diez Mandamientos. Este fue el medio por el cual Dios se presentó en forma concreta para pedirles
qué hacer. Anualmente, en el día de expiación, el sumo sacerdote entraba en el santo de los santos
para hacer sacrificios. Ponía sus manos sobre el macho cabrío y luego lo enviaba al desierto a
morir. Dios había dicho que con la certeza con que los israelitas veían el macho cabrío irse al
desierto, sus pecados iban con él. Ellos podían ver el macho cabrío, podían ver las tablas de
piedra, podían ver la zarza ardiente.

Dios tenía que presentarse en forma concreta porque los hombres no tenían medios con que
entender cosas espirituales. Pero puesto que el hombre todavía tenía los cinco sentidos, podía
creer. Esto explica por qué nació Jesucristo. Jesucristo nació de modo que la gente lo pudiera ver a
él; él tenía que ser manifestado en forma física. Jesús dijo: “…El que me ha visto a mí, ha visto al
Padre…” Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo mismo. Jesús era la concreción.

Cuando un hombre de cuerpo y alma me dice: “No creo en su Dios”, yo digo: “Lo sé”. El puede
mirar a un lado y a otro, aturdido, porque esperaba luchar por su posición, pero no consigue lucha
porque yo conozco la exactitud de la Palabra-él no puede conocer a Dios pues es un hombre
natural y solamente entiende el mundo de los cinco sentidos.

1 Corintios 2:14:

Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura,
y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente.

El hombre natural no puede conocer cosas espirituales porque se han de discernir espiritualmente.
Habiendo resumido la situación en un versículo de Escritura, Dios no se podía haber expresado
más claramente. Porque las cosas de Dios son espirituales, ellas deben conocerse por el espíritu.
Por eso es que la Palabra dice que las cosas espirituales son locura para el hombre natural,
científicos. El hombre natural va según su razón-según lo que puede ver, oír, oler, gustar y tocar-y
no según la Palabra revelada de Dios.

1 Corintios 1:21:

Pues ya que en la sabiduría de Dios [sabiduría espiritual], el mundo no conoció a Dios mediante la
sabiduría [sabiduría de conocimiento de los sentidos]…

Después de haber entendido una vez el cuerpo, alma y espíritu, esta sección entera de la Palabra
de Dios se descubre por sí misma. Romanos 8 es ahora fácil de entender.

Romanos 8:1-8:

Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan
conforme a la carne [por los cinco sentidos], sino conforme al Espíritu [por revelación de la Palabra
de Dios o por revelación directa de Dios].
Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.

Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne [por medio de los
sentidos], Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado,
condenó al pecado en la carne;

para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne [según
los cinco sentidos], sino [que andamos] conforme al Espíritu.

Porque los que son de la carne piensan en [son obedientes a] las cosas de la carne; pero los que
son del Espíritu, en las cosas del Espíritu.

Porque el ocuparse de la carne [guiarse por los cinco sentidos] es muerte, pero el ocuparse del
Espíritu es vida y paz.

Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios [El cerebro de muchos está en
conflicto con Dios-los sentidos versus revelación.]; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni
tampoco pueden;

y los que viven según la carne [quienes viven según sus cinco sentidos] no pueden agradar a Dios.

La carne no puede agradar a Dios porque Dios es Espíritu.

Previamente, nosotros vimos el origen de la Palabra de Dios. El hombre no escribió la Palabra por
el uso de sus cinco sentidos. Gálatas 1 da más testimonio de esto.

Gálatas 1:11,12:

Mas os hago saber [garantizo], hermanos, que el evangelio anunciado por mí, no es según hombre;

pues yo ni lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo.


Si el hombre no recibió el evangelio de hombre alguno, no lo recibió por medio de los cinco
sentidos. Pablo continua:

…sino por revelación de [proveniente de] Jesucristo.

Pablo recibió el Evangelio por revelación.

Jeremías 17 también señala la inhabilidad del hombre natural para conocer a Dios y asuntos
asociados con El.

Jeremías 17:5-8:

Así ha dicho Jehová: Maldito el varón que confía en el hombre, y [quien] pone carne [los cinco
sentidos] por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová.

Será como la retama en el desierto, y no verá cuando viene el bien, sino que morará en los
sequedales en el desierto, en tierra despoblada y deshabitada.

Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová.

Porque será como el árbol plantado junto a las aguas, que junto a la corriente echará sus raíces, y
no verá cuando viene el calor, sino que su hoja estará verde; y en el año de sequía no se fatigará, ni
dejará de dar fruto.

Un hombre confía en el brazo de la carne y el otro confía en Dios. El contraste es obvio.

Observe la instrucción en proverbios 3.


Proverbios 3:5,6:

Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia.

Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas.

¿Ve usted las dos divisiones? Apoyarse en la propia prudencia de uno es andar por los cincos
sentidos, mientras que reconocer a Dios es andar según la Palabra revelada de Dios o por
revelación.

Porque Adán escogió andar por sus sentidos antes que por la Palabra de Dios, la posición de Adán
y la productividad de la tierra cambiaron drásticamente.

Génesis 3:17:

Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé
diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor [trabajo] comerás de ella
todos los días de tu vida.

En los capítulos uno y dos de Génesis no había ninguna maldición. Antes de que el pecado hubiera
venido, antes de que Adán y Eva hubieran actuado de forma contraria a la voluntad de Dios, no
había maldición de la tierra. Adán estaba en control absoluto de todos los asuntos terrenales; pero
inmediatamente después de la caída, el testimonio en la Palabra dice que la tierra fue maldita. Dios
dijo: “Con dolor [trabajo] comerás de ella todos los días de tu vida. Espinos y cardos te producirá”.
No había espinos y cardos en el paraíso. Donde no había pecado, no podía haber un rompimiento
como éste. No había enfermedad, no había males, no había muerte. ¿Por qué? Porque no había
pecado. El pecado, cuyo originador es el Diablo, produce enfermedad, mal, muerte; el pecado
produce todo lo negativo que se relata después del tercer capítulo de Génesis.

Génesis 3:19:

Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste
tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás.
Cuando Adán desobedeció la condición impuesta por Dios, algo ocurrió que estableció la muerte
física dentro del hombre. Siempre que rompemos las leyes espirituales de Dios, traemos para
nosotros mismos calamidades físicas.

Génesis 3:22,23:

Y dijo Jehová Dios: He aquí el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal; ahora,
pues, que no alargue su mano, y tome también del árbol de la vida, y coma, y viva para siempre.

Y lo sacó Jehová del huerto del Edén, para que labrase la tierra de que fue tomado.

El verdadero Dios y su archienemigo el Diablo estaban envueltos en una batalla sin cuartel. Si se le
hubiera permitido a Adán y Eva que permaneciesen en el paraíso después de la caída, el diablo
podría haber vencido a Dios. El Diablo hubiera podido entonces mantener al hombre para siempre
en ese estado de pecado irremisible si éste hubiera comido del árbol de la vida después de haber
pecado una vez. De modo que esto no sucediera, Dios expulsó a Adán y Eva del jardín o paraíso.

La interrogante surge en cuanto al dominio de este mundo después de que Adán escuchó al Diablo
y desobedeció a Dios. Jesús habló del dominio de este mundo mientras él estuvo aquí en la tierra.

Juan 14:30:

No hablaré ya mucho con vosotros; porque viene el príncipe de este mundo, y él nada tiene en mí.

En los capítulos uno y dos de Génesis, el príncipe de este mundo era Adán. En Juan 14, sin
embargo, Jesucristo declara que el príncipe de este mundo nada tiene con él- ¿Quién es el príncipe
de este mundo? Es el Diablo. Observe Lucas 4.

Lucas 4:5,6:

Y le llevó el diablo [a Jesús] a un alto monte, y le mostró en un momento todos los reinos de la
tierra.
Y le dijo el diablo [a Jesús]: A ti te daré toda esta potestad, y la gloria de ellos; porque a mí me ha
sido entregada, y a quien quiero la doy.

El Diablo le dijo a Jesús “A ti te daré toda esta potestad”. ¿Puede una persona dar algo si no lo
tiene? Sin embargo Lucas 5:5 dice que el Diablo le estaba ofreciendo todos los reinos, toda la
gloria, toda la potestad a Jesucristo.

Si en un momento Adán tenía todo el poder, dominio y autoridad, ¿cómo entonces llegó a tenerlo
el Diablo? El Diablo dijo: “…a mí me ha sido entregada”. ¿Quién se la entregó? Adán lo hizo. Adán
transfirió aquello que Dios le había conferido a él, al archienemigo de Dios: el Diablo. Esto hizo al
pecado original, en términos legales, alta traición en contra de Dios. Adán dio el poder que Dios le
había dado a él, al archienemigo de Dios.

En el principio Dios había conferido el derecho de gobierno, dominio, autoridad y poder sobre toda
la creación de Dios a Adán. Teniendo libre albedrío, Adán podía escoger cómo deseaba utilizar
aquello que Dios le había dado. El pecado original fue la elección de Adán de transferir su poder
conferido, al archienemigo de Dios: el Diablo. El Diablo entonces, llegó a ser el dios de este mundo.

2 Corintios 4:4:

En los cuales el dios de este siglo [el dios de este mundo, Satanás] cegó el entendimiento de los
incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la
imagen de Dios.

Luego hay dos dioses. Uno es el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, y el otro es el dios de
este mundo, el Diablo. Si un hombre dice: “Yo creo en Dios”, siempre le pregunto cuál. La Palabra
dice que hay dos.

El Diablo tiene ahora el gobierno, el dominio, la autoridad, el poder que Adán poseía originalmente
sobre la creación de Dios. Siempre que el Diablo quiere inundar el territorio, lo inunda. Cuando él
quiere matar gente, los mata. Todo mal y enfermedad son lo opuesto de lo que el verdadero Dios
haría. Para leer un ejemplo clásico de sufrimiento humano, examine la biografía de Job. Fue el
Diablo quien mató a los hijos de Job en contra de él; fue el Diablo quien mando la tormenta. ¿Por
qué? Porque él tiene el poder, el gobierno, el dominio, la autoridad sobre la tierra.
CAPITULO 18

LA FE VIENE POR EL OIR LA PALABRA DE DIOS

Cuando se le dio dominio al Diablo y el hombre se volvió un ser de cuerpo y alma, ¿qué le pasó a la
relación del hombre con Dios?

Efesios 2:11,12:

Por tanto, acordaos de que en otro tiempo vosotros, los gentiles en cuanto a la carne, erais
llamados incircuncisión por la llamada circuncisión hecha con mano en la carne.

En aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la
promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo.

Ellos estaban sin Dios porque cuando el hombre pecó perdió su espíritu, su relación innata con
Dios. El hombre, estando sin espíritu, estaba sin Dios y sin esperanza en este mundo.

Efesios 2:1:
Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados.

¿Qué quiere decir muertos? El hombre parecía estar vivo. Tenía cuerpo y alma pero estaba muerto
en delitos y pecados porque no tenía espíritu. Salmos dice que todos los hombres son concebidos
y nacen en pecado. Esto no quiere decir que los padres fueron pecaminosos en la forma en que
tuvieron relaciones. El hombre es concebido y nace en pecado porque no tiene espíritu.

Teniendo solamente cuerpo y alma, ¿cómo vuelve a tener un hombre natural una conexión con el
mundo espiritual? Las cosas espirituales sólo se pueden conocer por el espíritu, así como las cosas
del reino natural sólo se pueden conocer por los cinco sentidos. Puesto que el hombre natural no
puede conocer a Dios, ¿cuál es el puente que se extiende sobre el abismo que hay entre el hombre
natural y Dios? El puente es la fe.

Pero el hombre natural no tiene fe porque la fe es un elemento espiritual. ¿Cómo entonces


consigue fe para sobrepasar ese abismo?
Romanos 10:17:
Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.

La fe viene al hombre natural por el oír. El hombre de cuerpo y alma puede oír. El hombre tiene
libre albedrío, y tiene una mente, de modo que puede creer si lo quiere.

“Así que la fe es por el oír…” ¿Por oír qué? ¿Lo que dice Juan o Enrique? ¿o lo que dicen
“Selecciones”, o “Bohemia”, o “Vanidades” o ”Panorama”? La fe no viene de esa forma. La fe viene
por oír una cosa-la Palabra de Dios.

Antes de ir más adelante clarifiquemos la diferencia entre las dos palabras “fe” y “creencia”. Estas
dos palabras no son sinónimas a pesar de que la Reina -Valera y otras traducciones las han usado
intercambiadamente. La fe es una realidad espiritual interna, mientras que la creencia es una
acción de la mente humana. El hombre natural de cuerpo y alma puede creer; pero el hombre
natural no puede tener fe.

Gálatas 3:22:

Más la Escritura lo encerró todo bajo pecado, para que la promesa que es por la fe en Jesucristo
fuese dada a los creyentes.

El hombre natural de cuerpo y alma, el hombre que no ha sido salvo, no tiene fe. La fe es espiritual
y el hombre natural no la puede tener. Pero el hombre de cuerpo y alma puede creer.

Gálatas 3 continúa: “Pero antes que viniese la fe…” entonces tiene que haber habido un tiempo en
que la fe no existía.

Gálatas 3:23,24:

Pero antes que viniese la fe, estábamos confinados bajo la ley, encerrados bajo la ley, encerrados
para aquella fe que iba a ser revelada.

De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a [hasta]Cristo, a fin de que fuésemos
justificados por la fe.
La ley fue el ayo hasta Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe, ¿La fe de quién? La fe de
Jesucristo. Nosotros, hombres naturales de cuerpo y alma, debemos ser justificados por la fe.

Gálatas 3:25:

Pero venida la fe, ya no estamos bajo ayo.

Desde que vino la fe, ya no estoy bajo la ley porque Cristo fue el fin de la ley.

Si la fe vino por Jesucristo, ¿hubo fe en el Antiguo Testamento? ¿Hubo entonces fe en los


Evangelios? No pudo haber habido porque Jesucristo vino a hacerla disponible, y la ley no fue
cumplida completamente hasta Pentecostés. Absolutamente nadie podía tener fe hasta que
Jesucristo hizo la fe disponible.

Jesús no la la trajo cuando nació en Belén; no la trajo cuando murió en la cruz; la trajo cuando todo
fue cumplido en el día de Pentecostés. No hay fe en los Evangelios o en el Antiguo Testamento.
Cuando leemos la palabra “fe” antes del libro de Hechos, estamos leyendo simplemente un error
en traducción. ¿Cuántas veces piensa usted que la palabra “fe” aparece en el Antiguo Testamento
en la Versión Reina-Valera? Solamente aparece tres veces: en Números 35:30, Isaías 57:11 y en
Habacuc 2:4. Leyendo “fe” en contexto, uno verá que quiere decir ya sea “fidelidad”, "constancia”
o “testimonio”. Hay una vasta diferencia entre ser fiel y tener fe. La mayoría de la gente piensa que
hay fe en el Antiguo Testamento por causa de Hebreos 11: “Por la fe Noé”, “Por la fe Abraham”,
“Por la e Isaac”, “Por la fe Jacob”, “Por la fe Sara”. Sin embargo en el Antiguo Testamento no dice
que Abraham tuvo fe. Dice que Abraham creyó a Dios, Isaac creyó a Dios, Jacob creyó a Dios. Estos
hombres tenían cuerpo y alma; podían creer pues tenían una mente; podían oír la palabra; podían
ver los Diez Mandamientos y creer lo que veían. Gálatas 3:6 dice de Abraham: “Abraham creyó a
Dios, y le fue contado por justicia”. Hebreos 11 debería, con exactitud, leerse: “Por creencia Noé”,
“Por creencia Abraham”; “Por creencia Isaac”, y así sucesivamente.

En el antiguo Testamento, Dios cubría sus pecados. Los miembros de la Iglesia de Gracia no tiene
sus pecados cubiertos; éstos son completamente lavados. El nos limpia. Dios nos puede limpiar
porque una cosa ha venido a ser y esa es la fe.
Romanos 10:4:

Porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree.

Cuando el hombre de cuerpo y alma oye la Palabra de Dios y cree lo que oye, Romanos 10:9, recibe
la “fe de Jesucristo” y justicia.

Romanos 3:22:

La justicias de Dios por medio de la fe en [de] Jesucristo, para todos lo que creen en él.

¿Cuánta fe es la fe de Jesucristo? Es justamente lo que uno recibe, ni más ni menos. ¿Cómo puede
conseguir más fe una persona cuando la Palabra dice que la "fe" en [de] Jesucristo [es] para todos
los que creen en él”?

Romanos 12:3:

Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más
alto concepto de sí que el que deba tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida
de fe que Dios repartió a cada uno.

¿Cuál es esa medida de fe que Dios reparte a cada uno cuando cree? La Palabra dice que es la fe de
Jesucristo.

Gálatas 2:16:

Sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo...

No somos justificados por las obras de la ley; somos justificados por la fe de Jesucristo.

Gálatas 2:20:
Con Cristo estoy juntamente crucificado [El texto original es: Con Cristo fui juntamente
crucificado.] y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe
del hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.

Cuando Cristo fue crucificado, yo fui crucificado juntamente con él; sin embargo, todavía vivo-
cuerpo y alma. No solamente tengo cuerpo y alma, sino que tengo espíritu cuando soy nacido de
nuevo. Y ahora no vivo por mis sentidos, sino por la fe de Jesucristo que me es dada
espiritualmente. Simplemente utilizo mis sentidos para poner en operación esa fe

Observe Efesios 2:8. “Porque por gracia [favor divino] sois salvos por medio de la fe…” ¿La fe de
quién? No la mía propia, sino la fe de Jesucristo la cual es el puente que se extiende sobre el
abismo que hay entre el hombre natural de cuerpo y alma y Dios que es Espíritu.

Efesios 2:8-10:

Porque por gracia sois salvos por medio de la fe [La fe de Jesucristo es el don de Dios para cada
hombre cuando él cree en el Señor Jesucristo.]; y esto no de vosotros, pues es
don [proveniente] de Dios.

No por obras [Si la salvación es por gracia, no puede ser por obras], para que nadie se gloríe.

Porque somos hechura suya [de Dios], creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios
preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.

Cuando este hombre natural de cuerpo y alma oye la Palabra de Verdad y cree, recibe la fe de
Jesucristo. Una persona nunca puede recibir o alcanzar más fe que eso. Cuando una persona recibe
esta fe. Se hace miembro de una familia. Dios es el Padre y nosotros somos Sus hijos.

Gálatas 6:10:

Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de
la fe.
¿Quiénes forman la familia de la fe? Aquellos a quienes ha sido dada la fe de Jesucristo porque han
creído.

Digamos que yo no he sido salvo; soy un hombre natural de cuerpo y alma. Oigo la Palabra; creo lo
que oigo. Y, cuando creo, Dios implanta en mí la fe de Jesucristo, la cual es “para todos los que
creen en él”. Puesto que Dios ha puesto esta fe en mí, soy ahora de la familia de la fe. Dios es mi
Padre; yo soy Su hijo.

¿Cómo debemos tratar a los otros miembros de la familia de la fe? La Palabra de Dios dice que
debemos hacer mayormente el bien a los de la familia de la fe. Frecuentemente, en nuestro
dominio terrenal, hacemos el bien a todos los que están fuera de la familia; dentro de la familia,
actuamos con poco cariño entre uno y otro. Los cristianos también parece que no pueden llevarse
bien entre sí. Estamos siempre peleando sobre si tenía o no tenía ombligo Adán, o si podrían o no
podrían seis ángeles sentarse en la cabeza de un alfiler, o si deberíamos marchar sobre la capital o
alejarnos de la capital. Los cristianos no son buenos el uno con el otro en lo más mínimo. Y sin
embargo la Palabra dice que debemos ser especialmente buenos con la familia de la fe. ¿Por qué?
Porque es la familia de Dios y nosotros por lo tanto tenemos tanto en común.

Tito 1:4:

A Tito, verdadero hijo en la común fe…

La "común fe” es esa fe que es común a todo creyente nacido de nuevo. Es la fe de la familia.

Tito 1:13:

…Por tanto, repréndelos duramente, para que sean sanos en la fe.

Asegúrate de que los hijos de Dios estén actuando apropiadamente como una parte de la familia
de la fe.

Hay otras clases de fe en la Biblia además de la fe de la familia. Una vez que nos hemos vuelto
miembros de la familia de la fe, podemos entonces operar la manifestación de fe (creencia) de
modo que nosotros podamos vivir con el poder de Dios. La manifestación de fe (creencia) es
creencia especial de mente renovada de acuerdo a las manifestaciones de revelación. Renovar la
mente de uno consiste en poner la Palabra de Dios en la mente y luego vivirla.

La manifestación de fe (creencia) es llamada frecuentemente uno de los “dones” del Espíritu. No


son dones del Espíritu; son manifestaciones del espíritu, según se relata en 1 Corintios 12. la
manifestación de la fe es la manifestación de creencia.

Gálatas revela otro tipo de fe y esa fe es un fruto del espíritu. Buen fruto viene del buen cultivo.
Para cultivar uno usa buen fertilizante o alimento natural para las plantas. Gálatas 5 habla de
nuestros jardines espirituales personales.

Gálatas 5:22,23:

Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,

mansedumbre, templanza; contras tales cosas no hay ley.

Este es el fruto del espíritu. Note que la palabra “fruto” está en singular. Está dicho de esa forma
porque están todos en un grupo o en un racimo, como las uvas. Gálatas:5:22 no dice, como dicen
muchos comentarios, que el amor es un fruto de las buenas obras. Cuando dice “fruto del Espíritu”
quiere decir fruto del espíritu. Si hubiera querido decir fruto de las buenas obras habría dicho fruto
de las buenas obras.

Uno produce fruto del espíritu por la operación de las manifestaciones del espíritu. La persona que
tiene la fe de Jesucristo tiene la habilidad para operar las nueve manifestaciones. El puede hablar
en lenguas, puede interpretar, puede profetizar, puede operar la palabra de ciencia, la palabra de
sabiduría, el discernimiento de espíritus, fe (creencia), milagros y sanidades.

Los varios tipos de fe son: (1) creencia, (2) fe de Jesucristo, (3) fe de la familia, (4) manifestación de
fe (creencia), (5) fe fruto del Espíritu. Debemos estar alerta a los varios usos de esta palabra si
vamos a dividir correctamente la Palabra de Verdad.
Fue una gran revelación para mí cuando descubrí que nunca en la Palabra de Dios se le dice a la
Iglesia que tenga fe. ¿Por qué? Porque ser nacido de nuevo del espíritu de Dios es tener la fe de
Jesucristo. Somos renacidos del Espíritu de Dios, somos hechura suya, tenemos la fe de Jesucristo.
No podemos obtener más fe que eso. Todo creyente renacido tiene fe igualmente medida. Si Dios
le hubiera dado a usted más fe cuando usted fue salvo que lo que yo recibí, entonces Dios hace
acepción de personas, lo cual, por supuesto, es una contradicción a la Palabra de Dios. El hijo más
joven en la familia de Dios tiene la misma cantidad de fe que el santo más viejo. Todos tienen la fe
de Jesucristo. Puesto que la mayoría de la gente que ha nacido de nuevo del Espíritu de Dios no
sabe que tienen la fe de Jesucristo, no la pueden usar.

Esto explica la diferencia aparente en la gente cristiana: por qué un creyente es, para así decirlo, un
cristiano anémico mientras otro creyente se convierte en un cristiano muy saludable o robusto.
Ambos tiene la misma fe, pero uno alcanza un plano más alto de vida cristiana que el otro porque
sabe más, cree más, y por lo tanto, opera más. La anemia cristiana viene de ser enseñado poco,
creer menos, y operar menos aun. La persona que cree más, recibe abundantemente; el otro, que
cree poco, recibe en proporción. Nunca se recibe hasta que primero se cree.

El Antiguo Testamento y los Evangelios son acerca de hombres que existieron solamente por sus
cinco sentidos. Solamente podían entender y creer aquello que podían ver pues la fe no había
venido todavía.

Juan 6:30:

Le dijeron entonces [a Jesús]: ¿Qué señal, pues, haces tú, para que veamos, y te creamos? ¿Qué
obra haces?

En los Evangelios, la fe no había venido todavía de modo que los hombres tenían que ver primero y
entonces creerían. No podían entender nada excepto aquello que estaba en el mundo de los
sentidos. Otro ejemplo de esto se da en Juan 20:8 cuando dos discípulos vieron la tumba vacía de
Jesús.

Entonces entró también el otro discípulo, que había venido primero al sepulcro; y vio, y creyó.
Era un hombre de conocimiento por los sentidos el que vio la tumba vacía. El vio y entonces creyó.
Otro ejemplo familiar se encuentra en Juan 20.

Juan 20:24-29:
Pero Tomás, uno de los doce, llamado Dídimo, no estaba con ellos cuando Jesús vino.

Le dijeron, pues, los otros discípulos [a Tomás]: Al Señor hemos visto. El les dijo: Si no viere en sus
manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su
costado, no creeré.

Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro, y con ellos Tomás. Llegó Jesús, estando
las puertas cerradas, y se puso en medio y les dijo: Paz a vosotros.

Luego dijo a Tomás: Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi
costado; y no seas incrédulo, sino creyente.

Entonces Tomás respondió y le dijo: !Señor mío, y Dios mío!

Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron.

Hasta el día de Pentecostés, la gente vio y entonces creyó. Hoy en día nosotros creemos primero y
entonces vemos.

A aquellos que viven en Pentecostés y después de Pentecostés durante la Administración de la


Iglesia, Romanos 10 les da los pasos para salvación.

Romanos 10:9,10:
que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de
los muertos, serás salvo.

Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.

El hombre que confiesa a Jesús como señor y cree que Dios levantó a Jesús de los muertos recibe
salvación. Cree primero y entonces recibe.

2 Corintios 4:18:
No mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son
temporales, pero las que no se ven son eternas.
Cualquier cosa que se puede ver está en la categoría de los sentidos; y las cosas de los sentidos son
siempre temporales. Pero aquello que usted no puede ver-el espíritu de Dios, la fe de Jesucristo, la
justicia de Dios, justificación, santificación-todas estas son las cosas que son eternas.

¿Cómo puede un hombre de cuerpo y alma conseguir la fe de Jesucristo? ¿Cómo puede conseguir
la justificación de Dios, redención y santificación? La respuesta es simple. Para recibir todo esto de
Dios debemos hacer una cosa-creer. La siguiente pregunta es: ¿Qué debemos creer?

Para responder a esto, debemos ver primero lo que Dios efectuó en Cristo, lo cual a su vez Cristo
efectúa dentro de nosotros a medida que nosotros, de cuerpo y alma, creemos.

Jesucristo era el plan de Dios desde el principio para manifestar a Dios, que es Espíritu, en el nivel
de los sentidos, de modo que el hombre de conocimiento por los sentidos pudiera ser redimido.
Dios en su presciencia sabía que Adán y Eva pecarían y que El tendría que mandar a su Hijo para
redimir a la humanidad. Dios, siendo consistente y observante de la ley, tenía que obrar dentro de
un marco legal para redimir al hombre. Puesto que por el hombre vinieron el pecado y la muerte,
por el hombre también tendría que venir la redención del pecado y la muerte. Jesucristo era un ser
humano que físicamente tenía los procesos de vida fundamentales y soportó todas las cosas.
Hebreos 4:15 dice que él “…fue tentado en todo [todas las cosas] según nuestra semejanza pero
sin pecado”. Jesucristo fue el plan de Dios para manifestación en el mundo de los sentidos. Juan
14:9 declara: “…El que me ha visto a mí, ha visto al Padre”. Jesucristo manifestó a Dios en el
mundo, el cual entendía solamente lo que veía, oía, olía, gustaba o tocaba.

Para entender el que Dios se manifieste a Sí mismo en la carne a través de Su Hijo, veamos primero
cómo Dios, que es Espíritu, podía tener un Hijo en la carne. Primero que nada, la mayoría de la
gente no entiende la Palabra, ni tampoco entienden a Dios y cómo El opera. No hacen diferencia
entre las palabras “formó”, “hizo” y “creó”; o “cuerpo”, “alma” y “espíritu”. Si nosotros no
entendemos estas verdades, es imposible entender cómo una mujer podría concebir por el poder
de Dios y dar a luz al Señor Jesucristo. El versículo más iluminador sobre la concepción y el
alumbramiento del Señor Jesucristo está en Hebreos.

Hebreos 2:14:
Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó ["tomó parte"
según el texto] de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la
muerte, esto es, al diablo.

Todo niño que nace en este mundo participa de la carne y sangre* de su madre y su padre.
Hebreos 2:14 dice que Jesucristo “tomó parte”. El texto no dice que Jesucristo participó (pues se
usa una palabra distinta en el griego); él tomó parte de lo mismo.

______________________________________________
*”Sangre” representa vida. Es la figura literaria sinécdoque-una parte puesta por el todo.

La primera palabra “participó” en Hebreos 2:14 es koinoneō lo que quiere decir “compartir por
completo”. Los niños comparten por completo la carne y sangre de su madre y su padre. Pero
donde dice: “…él también participó de lo mismo”, la palabra “participó” es en el griego la
palabra metechō que quiere decir “tomar solo una parte”. La parte que él tomó fue de la carne;
pero la vida de alma en su sangre era de Dios.

Los niños participan de ambos carne y sangre, pero Jesucristo no participó de carne y sangre; él
solamente tomó parte. Según la carne, él nació de María; pero según la vida de alma que estaba
en su sangre, él nació por concepción divina. Así que Judas dijo una verdad cuando dijo: “He
entregado sangre inocente”.

La Palabra de Dios dice que Jesus fue concebido por el Espíritu Santo y que nació de María. El fue
concebido por Dios. Eso no quiere decir que Dios tuvo relaciones sexuales con María. Eso es
imposible porque espíritu es espíritu; mundo natural es mundo natural. Dios creó vida dentro de
los órganos reproductivos de María. Dios una vez más tuvo que crear-El tenía que crear vida de
alma.

Si El hubiera querido, Dios podría haber creado vida de alma en cualquier mujer después de
Génesis 3:15. La pregunta es entonces: ¿por qué esperó Dios miles de años después de la caída
para crear vida dentro de una mujer de modo que Cristo pudiera nacer? Toda mujer, desde Eva
hasta María, era físicamente capaz de dar a luz a Cristo. La razón por la que María fue la que dio a
luz al Mesías, depuse de miles de años, es que ella fue la primera mujer que creyera literalmente y
sin reservas lo que Dios dijo. Fue ella quien dijo: “…hágase conmigo conforme a tu palabra…” Por
esto es que María concibió y dio a luz al Señor Jesucristo. El nació de María, pero la simiente en él
fue creada por Dios.

En la administración de Cristo, era la carne de Cristo que manifestaba a Dios al hombre de los
sentidos; pero es la sangre de Jesucristo la que purifica, redime y hace posible la vida abundante
para la humanidad. Por su herida fuimos sanados y por su sangre derramada tenemos la remisión
de los pecados. Según la Palabra de Dios, cuando Jesucristo fue circuncidado, fuimos
circuncidados* con él; cuando murió en la cruz del Calvario, la Palabra de Dios dice que nosotros
morimos con él; cuando resucitó, resucitamos con él; y cuando ascendió al cielo, nosotros
ascendimos con él. La Palabra de Dios dice en Efesios 2:6 que nosotros estamos sentados con él en
lugares celestiales mientras que todavía estamos aquí sobre la tierra. Qué tremendo testimonio.

CAPITULO 19
RENACIDO
DE SIMIENTE INCORRUPTIBLE

Jesucristo vino a hacer disponible el nuevo nacimiento. Algunas personas creen que los apóstoles
fueron renacidos mientras Jesús estuvo aquí; pero si los apóstoles hubieran podido renacer
mientras Jesús estuvo en la tierra, Jesucristo no hubiera tenido que morir en la cruz del Calvario;
Dios no hubiera tenido que dar el espíritu santo. El problema con muchos maestros bíblicos es que
no consideran el hecho de que uno no puede tener algo hasta que esté disponible, y la salvación
no estuvo disponible hasta Pentecostés. Nadie, absolutamente nadie, fue renacido hasta el día de
Pentecostés. Todos hasta ese momento eran solamente cuerpo y alma, sin vida eterna.

¿Qué significa nacer por primera vez? Para nacer la primera vez uno tiene que tener simiente
plantada. Renacer es tener la simiente de Dios en Cristo nacida adentro, y esta simiente es espíritu
y vida.

Génesis 3:15 declara que inmediatamente después de la caída, Dios puso “enemistad [contienda]
entre ti [la serpiente] y la mujer, y entre tu simiente [la simiente de la serpiente] y la simiente suya
[la simiente de la mujer]”. Pero la mujer no tiene simiente; la simiente siempre viene del varón.
¿Por qué dice entonces Génesis: “la simiente suya [de la mujer]”? Porque Dios sabía que la
simiente redentora nacería de mujer al concebir ella al Mesías por concepción divina. “Su
simiente” era la creación de Dios dentro de la mujer. Esto es exactamente lo que dice en Gálatas.

Gálatas 3:16:
Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: y a las simientes
como si hablase de muchos, sino como de [a] uno: Y a tu simiente, la cual [quien] es Cristo.

¿Quién es la simiente de la mujer? Ella no tiene simiente; pero por creación de Dios la simiente de
la mujer es Cristo. Ser renacido es tener esa simiente de Dios en Cristo en usted.

1 Pedro da una característica de la simiente de Cristo que una persona recibe cuando nace de
nuevo.

1 Pedro 1:23:siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de


Dios que vive y permanece para siempre.
La primera vez que una persona nace, nace de simiente corruptible; pero cuando vuelve a nacer,
ella es, según 1 Pedro 1:23, renacida “no de simiente corruptible, sino de incorruptible”. La razón
por la que no se repite la palabra “simiente” es que esta figura literaria pone énfasis en la
incorruptibilidad de la simiente y no en la simiente misma.

Cuando dice incorruptible, quiere decir incorruptible. Uno podría ahora acusarme de creer en
seguridad eterna. Yo no creo en seguridad eterna; yo creo en vida eterna. De haber querido decir
Dios seguridad eterna, El habría dicho seguridad eterna. El no quiere decir seguridad eterna, El
quiere decir vida -vida eterna- porque es incorruptible y es simiente.

Cuando nacimos físicamente, teníamos simiente en nosotros. Cuando renacimos, recibimos otra
simiente. La diferencia es que con el segundo nacimiento la simiente es incorruptible.

¿Cómo ocurre el nuevo nacimiento? ¿Cómo nace la simiente de Cristo dentro de nosotros? Este
fenómeno original ocurrió en Pentecostés; y, puesto que todavía vivimos en la misma
administración, estamos incluidos y somos afectados por la grandeza de ese evento. Estudiemos lo
que pasó en Pentecostés cuando la salvación, el nuevo nacimiento, se hizo disponible por primera
vez de modo que podamos entender su aplicación a nosotros.

1 Juan 3:9:
Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en
él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios.

Cuando uno nace físicamente, tiene simiente física en él. De igual manera, todo aquel que es
nacido de Dios tiene que tener la simiente de Dios en Cristo en él. La Palabra dice: “Todo aquel que
es nacido de Dios, no practica el pecado”. Cuando el hombre natural es renacido, ¿en qué parte de
su ser no comete pecado? En su cuerpo y alma él todavía comete pecado; pero en esa simiente de
Dios, la cual es incorruptible, él no comete pecado. ¿Por qué? “Porque la simiente de Dios [en
Cristo] permanece en él”. Si la persona renacida pudiera pecar en esa simiente, la simiente no
permanecería, sería corruptible. Pero la Palabra dice que esta simiente de Dios permanece.

1 Juan 3:9 declara que una persona renacida no puede pecar porque es nacida de Dios. La primera
vez que yo nací, nací de mi padre y madre terrenales. Pero cuando renací, nací de mi Padre
celestial, de Dios, y su simiente permanece en mí y no puedo pecar en ella. Por eso es que Su
simiente es vida eterna. Es eterna porque Dios es eterno, y es vida porque Dios es vida.

Alguien podría decir: “Entonces, usted cree que una vez salvo, permanece salvo”. Yo no he leído
“una vez salvo, permanece salvo” en la Palabyra de Dios, al igual que tampoco he leído “seguridad
eterna”. Lo único que he leído en la Palabra es vida eterna, y eso creo.

Como hombres de cuerpo y alma, la vida eterna se hace nuestra cuando somos renacidos del
Espíritu de Dios. ¿Qué sucede para efectuar esto?

Efesios 2:5-9:
aun estando nosotros muertos en pecados [muertos porque el espíritu no está adentro], nos dio
vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos),

y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo
Jesús,

para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con
nosotros en Cristo Jesús,

Porque por gracia sois salvos por medio de la fe [la fe de Jesucristo]; y esto no de vosotros, pues es
don de Dios;

No por obras, para que nadie se gloríe.

La salvación es por gracia. Si fuera por obras, una persona se podría jactar más que otra porque
había orado más tiempo o había rogado más a Dios o había confesado más pecados. Por lo tanto,
un hombre tendría una salvación mejor que otro porque habría trabajado más duro para
conseguirla. Afortunadamente, la salvación no es por obras; es por gracia y nada más que gracia.

Efesios 2:10:
Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús…

La primera vez que nací, fui la hechura de mi padre y mi madre. Cuando renací, fui la hechura de
Dios, el producto de mi Padre celestial, no en carne sino en el espíritu. ¿Piensa usted que Dios está
satisfecho con Su hechura? Sé lo que mis padres terrenales fueron capaces de hacer; y estoy
seguro de que mi Padre celestial, quien creó los cielos y la tierra, puede hacer una obra mejor que
mi padre y mi madre terrenales. “Somos hechura suya, creados en Cristo Jesús”. Esto es el nuevo
nacimiento.

Después de Pentecostés, un hombre todavía es cuerpo y alma; está muerto espiritualmente. ¿A


quién pertenece legalmente el hombre de cuerpo y alma? Al Diablo. Pero cuando un hombre
natural renace del Espíritu de Dios, se convierte en el hijo legal de su Padre, que es Dios. El Diablo,
el dios de este mundo, no tiene derecho legal sobre un hombre cuando éste es renacido.

La mayoría de las religiones orientales y algunas occidentales, enseñan que todos tienen una
chispa de lo Divino nacida en ellos. Una chispa de lo Divino quiere decir que cada persona tiene un
poquito de Dios en ella y todo lo que uno tiene que hacer es ventearla, alimentarla, nutrirla, y Dios
se empezará a desarrollar dentro de uno. La Biblia dice que el hombre está muerto; y si una
persona está muerta, está muerta. Si hay un poquito de vida, un hombre no está muerto. La
Palabra de Dios dice que el hombre está espiritualmente muerto, tiene solamente cuerpo y alma.
Así que si el hombre va a tener vida espiritual, Dios la tiene que crear. La palabra “crear” es usada
porque la vida espiritual no ha estado nunca antes en él.

Romanos dice cómo es posible que un hombre que está muerto en delitos y pecados y sin Dios y
sin esperanza sea vivificado.

Romanos 10:17:
Así que la fe es por el oír, y el oír, por la Palabra de Dios.

¿Cuál fe? La fe de Jesucristo. Esta fe viene cuando el hombre de cuerpo y alma oye la Palabra de
Dios y cree.

Romanos 10:9:
que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de
los muertos, serás salvo.

¿Qué es “confesar con tu boca”? Es decirlo. ¿Tiene uno que decirlo en un altar? Romanos 10 no
dice eso. Pero, ¿podría uno confesar a Jesús como su señor en un altar? No dice dónde tiene uno
que confesar a Jesús como señor; la Biblia simplemente dice que confiese. ¿Tiene que decirlo una
persona en voz alta? Romanos 10 no lo dice; es posible confesar al Señor Jesucristo
silenciosamente sin hacer un sonido audible.

“Confesares con tu boca” no dice confesar los pecados de uno. Si hubiera dicho “confesares tus
pecados”, la salvación sería por obras; y nosotros no somos salvos por obras, sino por gracia. Un
hombre no confiesa sus pecados; confiesa al que salva del pecado, al Señor Jesucristo.

Me pregunto cuántos miles de personas creen que son renacidas del Espíritu de Dios pero en
realidad no lo son. Puede que tengan un sentimiento interno de que están salvos, pero un
sentimiento no los salva. Una persona es salva por el ser renacida del Espíritu de Dios. Los
sentimientos van y vienen, pero la Palabra de Dios vive y permanece para siempre. Yo podría ir al
altar, vocear todos mis pecados, y obtener un sentimiento bueno. Pero una persona puede obtener
ese mismo sentimiento bueno en el sofá de un psiquiatra. Nosotros no somos salvos por
sentimiento, somos salvos por hacer lo que la Palabra dice. Ella dice: “confesares con tu boca que
Jesús es el Señor”. Eso es, di: “Jesús, tu eres señor en mi vida”. ¿Quién ha sido señor mientras una
persona es solamente cuerpo y alma? La persona misma. Pero ahora esa persona va a cambiar de
señores cuando confiesa con su boca un nuevo señor-Jesucristo.

Eso es lo que dice; pero eso no es todo. Romanos 10:9 dice además: “y creyeres en tu corazón”. El
corazón es la sede de la vida personal. Hoy en día, nosotros diríamos: “Creyeres con toda tu mente,
toda fuerza, todo tu ser”. ¿Qué debe creer una persona? ¿Qué Jesucristo es el profeta más grande
de todos los tiempos? No. La Palabra dice: “creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los
muertos”. Uno debe confesar con su boca que Jesús es el señor, y creer en lo más profundo de su
ser que Dios le levantó de los muertos; entonces un hombre será-absolutamente,
indiscutiblemente-salvo. ¿Cuándo? No cuando muera, sino en el momento que confiese que Jesús
es el señor y crea que Dios le levantó de los muertos.

De todos los grandes líderes religiosos solamente hay uno que ha sido levantado de los muertos y
ese es Jesucristo. Esta es la prueba de que él es el Hijo unigénito de Dios. ¿Cree usted que Dios
levantó a Jesús de los muertos? ¿Cree que él es su señor? ¿Lo ha confesado con su boca? La
Palabra dice que usted es salvo.

Romanos 10:10:
Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.

En el momento en que yo cumplo estos dos requisitos, soy renacido del Espíritu de Dios. Esto es
vida eterna. Esta es una verdad tan tremenda que es casi increíble; pero yo sí la creo porque la
Palabra de Dios es verdadera y permanece para siempre. Ahora soy Su hijo pues he confesado con
mi boca que Jesús es el señor y he creído que Dios le levantó de los muertos.

En el momento que una persona confiesa con su boca a Jesús como señor esa persona es
convertida, salva, renacida. Un hombre puede ser un hombre natural de cuerpo y alma en un
momento dado; pero a medida que oye la Palabra de Dios y cree hasta el punto que dice: “Jesús es
el señor de mi vida y sé que Dios lo levantó de los muertos”, él renace del Espíritu de Dios. Esa
persona ha cambiado de señores instantáneamente; está ahora de camino al cielo, y ni todo el
infierno le puede impedir que vaya porque es un hijo de Dios que tiene a Cristo en él. Tiene vida
eterna. Ya no es más un hombre natural porque ha recibido el espíritu proveniente de Dios.

Habiéndose creado espíritu dentro de él, la persona de nuevo tiene un punto de contacto con Dios.
A diferencia de Adán, que tenía espíritu bajo una condición (como leemos en Génesis 2), los hijos
de Dios renacidos durante la gloriosa Administración de la Iglesia tienen espíritu nacido en ellos
como simiente. Este espíritu es dado incondicionalmente.
Cuando un niño nace físicamente, todo el potencial humano está en ese pequeño paquete. Con
nutrimiento y alimentación, el niño se desarrolla y se vuelve un adolescente, luego un joven, y
finalmente un adulto. El nuevo nacimiento es así. Cuando un hombre vuelve a nacer del Espíritu de
Dios, tiene a Cristo en él. Todo lo que Dios es en Cristo está en él. Tiene el amor de Dios, tiene la
justificación de Dios, la santificación, la redención, la justicia, la fe de Jesucristo. Esto es lo que uno
recibe cuando acepta al Señor Jesucristo como su señor y salvador personal.Hay bastante religión
en el así llamado cristianismo hoy en día; pero el verdadero cristianismo no es religión. La religión
es lo que el hombre hace, lo que el hombre produce. El cristianismo es lo que Dios obró en Cristo y
en un creyente cuando éste renace.El cristianismo es la obra de Dios, no la obra del hombre. El
cristianismo es la relación de un Padre con Su familia. Dios es nuestro Padre y nosotros somos Sus
hijos; El nos ha hecho hijos Suyos y nosotros hemos renacidos de Su simiente.

Cuando un hombre renace del Espíritu de Dios, este hombre de cuerpo y alma tiene entonces
espíritu. El hombre no se libró de su cuerpo y alma cuando nació de nuevo. Todavía tiene los cinco
sentidos como un medio de aprendizaje. El rasgo añadido que viene con la salvación es que la
persona renacida tiene espíritu así que se puede comunicar con Dios. El creyente puede ahora
recibir información proveniente de Dios tanto por espíritu como a través de sus sentidos.

El espíritu dentro del hombre es aquello que es vida eterna.

La salvación no es ganada; es un don de Dios.

Romanos 6:23:Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo
Jesús Señor nuestro.

1 Juan 1:1,2:
Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que
hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida.

(porque la vida fue manifestada, y la hemos visto, y testificamos, y os anunciamos la vida eterna, la
cual estaba el Padre, y se nos manifestó).

1 Juan 2:25:
Y esta es la promesa que él nos hizo, la vida eterna.

1 Juan 5:11,12:
Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo.

El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida.
“El que tiene al Hijo, tiene la vida”. El espíritu en él es vida eterna. Pero “el que no tiene al Hijo”,
todavía no tiene vida. Ese hombre tiene vida natural, pero no tiene vida eterna.

El versículo 12 de 1 Juan 5, y varios otros como ese, han causado problemas a causa de la
enseñanza popular de que todos van al cielo y que no importa a quién adora uno, o qué cree uno,
porque todos se dirigen hacia el mismo lugar. Aun así la Palabra dice que si una persona tiene a
Cristo, tiene vida; y si no tiene a Cristo, no tiene vida. Si usted quiere discutir con la Palabra, siga
discutiendo con ella. Usted tiene que decidir por su propia cuenta si quiere creer la Palabra de Dios
o las palabras de los hombres. Esta Palabra de Dios, y las palabras en ella, han permanecido por
siglos. Pero las palabras de hombres a quienes he conocido y hombres a quienes usted ha
conocido no han permanecido por siglos. Ellos van y vienen; a veces se prueba que están en lo
cierto, otras veces que están equivocados. Prefiero arriesgar mi salvación eterna en la exactitud de
Dios antes que escuchar a hombres, especialmente hombres que tiene una actitud derogatoria h
acia la Palabra. Prefiero apostar mi vida en la integridad y exactitud de la Palabra de Dios antes que
arriesgarla en lo que algún hombre dijo y encontrar más tarde que él estaba equivocado. Suponga
que la Biblia es correcta, suponga que la exactitud de la Palabra de Dios es verdadera, y suponga
que no lo creemos y, al final, resulta que hay un cielo. Nosotros nunca lograríamos llegar. Tenemos
todo para ganar creyendo la Palabra de Dios y nada que perder. Tenemos todo para perder y nada
que ganar creyendo lo que dicen los hombres. Nosotros que tenemos al Hijo tenemos vida.

1 Juan 5:13-15:
Estas cosas os he escrito a vosotros que [quienes] creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que
sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre de Hijo de Dios.

Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él
nos oye.Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las
peticiones que le hayamos hecho.

1 Juan 5:20:
Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es
verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios y [esta es] la
vida eterna.

El hombre de cuerpo y alma puede creer tan fácilmente y recibir vida eterna, que es el don más
grande que Dios haya dado jamás al hombre en lugar alguno, en momento alguno.

CAPITULO 20
REMISION Y PERDON DE PECADO
Antes de ir más adelante, necesitamos clarificar la diferencia entre la posición y el estado de un
creyente. Estas palabras son ilustradas con la mayor facilidad observando la posición y el estado en
una familia terrenal. En mi lifamilia terrenal soy hijo del Sr. Ernst Wierwille y Sra. ¿Por cuánto
tiempo voy a ser hijo en esa familia? Mientras viva. Esa es mi posición. ¿Qué me dice de mi
posición en mi familia celestial? Mi posición en la familia de Dios, como mi posición en mi familia
terrenal, es la de un hijo. ¿Por cuánto tiempo seré hijo? El espíritu es eterno, luego mi posición en
la familia de Dios es eterna.

Puesto que mi posición en mis familias celestial y terrenal es siempre la de un hijo, ¿cuál es mi
estado? Mi estado en la familia Wierwille fluctuaba algunas veces. Cuando me portaba mal era
todavía hijo de mi padre terrenal porque él tenía su simiente en mí.
Mi comportamiento determinaba mi estado dentro del hogar.

Cuando mi padre no aprobaba mi comportamiento y mi estado necesitaba ser edificado, yo iba a


mi padre y decía: “Papi, lo siento”. Papá siempre aceptaba mis gestos de disculpa. Mi filiación no
tenía relación alguna con lo que hacía; pero mi estado era afectado directamente por mis acciones.

¿Qué me dice de un hijo de Dios? En el momento que una persona renace, está en perfecto
alineamiento y armonía con su Padre celestial. Pero, como situación hipotética, digamos que
después de que hube renacido, puesto que no se me había enseñado mucho de la Palabra de Dios,
continué pecando. Cuando fui salvo, todos los pecados cometidos previamente fueron borrados;
pero al poco tiempo, cometí algunos nuevos. ¿Cómo podía yo volver a la comunión perfecta con
Dios? De la misma manera como volvía a las gracias de mi padre terrenal. Yo le decía a mi Padre
celestial: “Padre, siento haber pecado y no haber vivido de acuerdo a tu Palabra”. Entonces estaba
una vez más en armonía con el Padre.

No es suficiente que Dios en Cristo esté en usted, sino que usted tiene que estar en él. Cristo en
usted es filiación (posición), pero usted en Cristo es comunión (estado). 1 Juan señala cómo una
persona vuelve a ganar comunión con su Padre espiritual.

1 Juan 1:9:
Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de
toda maldad.

Este versículo no tiene nada que ver con ser salvo o ganar filiación. Este versículo está hablando de
restablecer comunión después de la salvación. Confesar los pecados de uno no es salvación.
(Confesar al salvador es salvación). “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para
perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”. ¿Qué pecados debemos confesar?
Aquellos que hemos cometido después de ser salvos. Puedo acordarme de esos porque los acabo
de cometer. No tengo que acordarme de todos los cometidos durante los últimos diez o veinte
años.
Cuando confieso mi pecado, El me limpia de toda maldad, pecado cometido después de la
salvación. Cada vez que pecamos, debemos confesar nuestro pecado de modo que
permanezcamos en comunión con nuestro Padre, de modo que nuestro estado con El esté en
perfecta armonía. La razón por la que mucha gente no recibe repuesta a sus oraciones es que ellos
sufren de comunión rota. Cuando hemos confesado nuestra comunión rota y estamos de buenas
con Dios, podemos orar y obtener respuesta a nuestras oraciones. Entonces podemos andar ante
Dios, y las peticiones que le hagamos serán cumplidas. Cristo en nosotros (salvación) y nosotros en
Cristo (comunión) determinan la abundancia de nuestra vida cristiana.

Estudiemos confesión en su uso exacto. Hay dos tipos de confesión: para salvación, y para
restablecer comunión rota. La palabra “confesar” en Romanos 10:9 es arrepentimiento para
salvación. Después de que se dio comienzo a la Iglesia en el día de Pentecostés, Pedro predicó un
tremendo sermón. El concluyó en 'Hechos 2:38: “Pedro les dijo: Arrepentíos…” El no dijo:
“Arrepentíos de vuestros pecados”. “Arrepentirse” es simplemente confesar que Jesús es el señor y
creer que Dios le levantó de los muertos. Pedro les dijo que se arrepintieran, “…y bautícese cada
uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón [remisión, según el texto] de los
pecados…” Cuando uno se arrepiente, ¿qué sucede? Se recibe remisión de los pecados. Cuando
una persona recibe remisión de los pecados, se vuelve Hijo de Dios.

El arrepentimiento es para el pecador que no ha sido salvo. El se arrepiente confesando con su


boca al Señor Jesucristo, el que salva del pecado. ¿Cuántas veces se puede arrepentir una persona?
Leamos la repuesta definitiva en Hebreos.

Hebreos 6:4,6:
Porque es imposible que los que una vez fueron iluminados y gustaron del don celestial, y fueron
hechos partícipes del Espíritu Santo,

y asimismo gustaron de la buena palabra de Dios y los poderes del siglo venidero,

y recayeron, sean otra vez renovados para arrepentimiento, crucificando de nuevo para sí mismo al
Hijo de Dios y exponiéndole a vituperio.

Estos versículos son usados para enseñar precisamente lo opuesto de lo que dicen. Personas que
dividen incorrectamente la Palabra sostienen que si una persona que fue salva una vez se hace
pecadora, nunca puede ser salva de nuevo. Estos versículos ni siquiera sugieren tal doctrina
errónea. ¿Qué es imposible según estos versículos? Renovar otra vez a los pecadores para
arrepentimiento. Si una persona se pudiera arrepentir por segunda vez, tendría que ser una
renovación. Dice muy claramente que es imposible renovar otra vez a un hombre pecador para
arrepentimiento.

¿Cuántas veces puede un hombre ser salvo? ¿Cuántas veces se puede arrepentir? Una vez.
¿Cuántas veces puede una persona nacer físicamente?

Nicodemo hizo esa pregunta: ¿puede uno entrar por segunda vez en el vientre de su madre y nacer
de nuevo? De igual manera, es imposible una vez que una persona ha nacido de nuevo del Espíritu
de Dios que sea renovada otra vez para arrepentimiento porque no se puede “des-salvar”. Es
imposible ser renovado para arrepentimiento porque el arrepentimiento es un evento de una sola
vez. La simiente de Cristo, la cual es implantada en el momento de la salvación, es eterna.

Después de confesar al salvador del pecado (arrepentimiento), la confesión de los pecados trae a la
persona salva de vuelta a comunión.

2 Corintios 7:10:
Porque la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de que no hay que
arrepentirse…

Si uno pudiera ser salvo por segunda vez, tendría que ser capaz de arrepentirse de haberse
arrepentido la primera vez. Qué necio se vuelve todo esto.

Yo solía demostrar en las clases con un vaso de agua. El vaso representaba el cuerpo; el agua
adentro representaba el alma. Ponía un botoncito blanco en un hilo en el agua, y le decía a mi
clase que esto era ahora la simiente de Cristo, de la cual dice la Biblia que es vida eterna. Luego
ilustraba lo que la mayoría de la gente piensa que es la vida eterna: Hoy confieso con mi boca
todos mis pecados. Adentro va el botón, la simiente de Cristo. Ahora estoy salvo. Pero mañana en
la mañana tengo un mal pensamiento. ¡Epa! Dios quita el botón, Su espíritu. Entonces soy
solamente cuerpo y alma de nuevo, no-salvo. Me siento mal y espero que venga la siguiente
campaña evangelística. En la siguiente campaña evangelística voy al altar y confieso mi pecado y
adentro viene el espíritu de nuevo. Y así sigue continuamente. Mi padre terrenal hizo algo mejor
que eso. El puso su simiente en mí una vez y todavía soy su hijo. ¿Qué me dice de Dios
todopoderoso?

Es enseñanza diabólica decir que una persona que ha renacido del Espíritu de Dios, se le quita el
espíritu en cada evidencia de debilidad humana. Mi Padre celestial hizo Su parte tan bien, que soy
Su hijo mientras viva. Como Victor Paul Wierwille no voy a vivir para siempre; pero como hijo de
Dios, tengo Su vida, la cual es eterna.

El arrepentimiento es un tipo de confesión. El segundo tipo de confesión es para reparar la


comunión rota. Pecar después de la salvación resulta en comunión rota. No deberíamos pecar,
pero el buen Señor sabe que todo hombre de cuerpo y alma será engañado por el Diablo y pecará.
Así que Dios estableció una forma para salir del pecado, comunión rota, para Sus Hijos. El hizo que
fuera posible que cuando rompamos comunión, podamos confesarle nuestro pecado de comunión
rota y entonces El nos da perdón del pecado.

1 Juan habla de comunión y confesión de comunión rota.

1 Juan 1:3-10:
lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con
nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo.

Estas cosas os escribimos, para que vuestro gozo sea cumplido. [No cumplido a medias, no
cumplido en dos terceras partes, sino cumplido.]

Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas
en él.

Si decimos que tenemos comunión con él [Dios], y andamos en tinieblas, mentimos, y no


practicamos la verdad.

pero si andamos en luz, como él [Dios] está en [es] luz, tenemos comunión [Dios y yo] unos con
otro, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado [comunión rota].

Si decimos que no tenemos pecado [comunión rota], nos engañamos a nosotros mismos, y la
verdad no está en nosotros.

Si confesamos nuestros pecados [comunión rota], él [Dios] es fiel y justo para perdonar nuestros
pecados [comunión rota], y limpiarnos de toda maldad.

Si decimos que no hemos pecado [no hemos roto comunión], le hacemos a él [Dios] mentiroso, y
su palabra no está en nosotros.
Dios dijo que todos pecan. ¿Pecamos nosotros en el espíritu? No. Pero en cuerpo y alma nosotros
caemos. Dios dice que si cualquiera dice que no peca, es un mentiroso, hace a Dios un mentiroso, y
la Palabra de Dios no está en él.

1 Juan 2:1:
Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis [rompáis comunión]; y [pero] si alguno
hubiere pecado [roto comunión], abogado [defensor o mediador] tenemos para con el Padre, a
Jesucristo [¿Quién es nuestro defensor?] el justo.

Un hijo puede salirse de la comunión con Dios, un hijo puede andar en tinieblas, pero un hijo
nunca puede apartarse tan lejos como para no ser más un hijo. La palabra “apartarse” no se usa
nunca en el Nuevo Testamento en este sentido. Es usada solamente por maestros que no han sido
instruidos, ministros y teólogos que no leen la Palabra ni consideran a quién están escritas varias
partes de ella. La palabra “apartarse” no aparece en las epístolas en ese sentido porque nosotros
somos hijos de Dios y un hijo no puede aparatarse así.

En el Antiguo Testamento Abraham era un siervo de Dios. La Biblia no dice que Abraham era un
hijo de Dios; pues para tener un hijo, uno tiene que tener simiente, y la simiente no estuvo
disponible sino hasta que vino Cristo. Esta es la razón por la que los hombres en el Antiguo
Testamento no eran hijos de Dios. Abraham era un siervo de Dios y Moisés era un siervo de Dios
porque la filiación no estaba disponible todavía. Un siervo puede apartarse por su desobediencia.
En su casa, un sirviente puede apartarse tanto que usted lo podría despedir. Pero usted no puede
despedir a su hijo. El de todas maneras sigue siendo su hijo.

De vez en cuando en el Antiguo Testamento, se hace referencia a Israel como si fuera un hijo. Pero
leyéndolo cuidadosamente uno verá que Israel no es un hijo por nacimiento sino por adopción. Si
usted adopta a alguien, él no tiene su sangre; no tiene su simiente en él. Solamente por adopción
tomó Dios a Israel. Era posible apartarse totalmente durante la Administración de la ley, pero es
imposible durante la Administración de la Iglesia.

Ahora, somos hijos de Dios por nacimiento.

Gálatas 4:6,7:
Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba,
Padre!

Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo.
Nosotros no somos siervos, sino hijos. Estamos en una posición mucho mejor que la de un siervo.
Sin embargo mire lo que Isaac y Jacob hicieron como siervos. ¿Y qué de usted y yo como hijos? ¿No
tenemos más habilidad, más derechos en la casa que los siervos? La Iglesia está viviendo tan por
los suelos que da lástima. ¿Recuerda lo que hicieron algunos de los siervos en el Antiguo
Testamento? Cuánto más deberá ser capaz de hacer un hijo.

Gálatas 4:7 dice que puesto que somos hijos, somos por lo tanto herederos de Dios. Un hijo de
Dios es un heredero de todo lo que su Padre tiene. ¿Cuánto tiene Dios? Nosotros somos herederos
de Dios y coherederos con Cristo según Romanos 8:17. Esto verdaderamente es abundancia.

CAPITULO 21
EL PECADO IMPERDONABLE

Al estudiar el nuevo nacimiento y la comunión con Dios, deberíamos mirar la exactitud de la


Palabra de Dios en relación con el pecado imperdonable, que es un tema asociado. Esta materia
está claramente definida en la Palabra de Dios pero todavía mucha gente está en tinieblas.

El pecado imperdonable también es llamado en la Palabra de Dios el pecado de blasfemia contra el


Espíritu Santo. Todos los evangelios tienen relatos de este pecado.

Mateo 12:31,32:
Por tanto os digo [Jesús está hablando a los principales del templo, los fariseos]: Todo pecado y
blasfemia será perdonado a los hombres; mas la blasfemia contra el Espíritu no les será perdonada.

A cualquiera que dijere alguna palabra contra el Hijo del Hombre, le será perdonado; pero al que
hable contra el Espíritu Santo, no le será perdonado, ni en este siglo ni en el venidero.

Marcos 3:28,29:
De cierto os digo [fariseos y saduceos] que todos los pecados serán perdonados a los hijos de los
hombres, y las blasfemias cualesquiera que sean;

pero cualquiera que blasfeme contra el Espíritu Santo, no tiene jamás perdón, sino que es reo de
juicio eterno.

Lucas 12:10:
A todo aquel que dijere alguna palabra contra el Hijo del Hombre, le será perdonado; pero al que
blasfemare contra el Espíritu Santo, no le será perdonado.

Los hombres a quienes Jesús se refería habían cometido el pecado contra el Espíritu Santo, el
pecado imperdonable. Para entender el pecado imperdonable, tenemos que notar que hay dos
simientes como está dicho en Génesis.

Génesis 3:15:
Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya;

Génesis 3:15 indica dos simientes-la simiente de la serpiente y la simiente de la mujer.


Previamente vimos que “la simiente suya” es la simiente de Cristo y “tu simiente” es la simiente de
la serpiente. Para ver el resultado de estas dos simientes plantadas en el hombre, tomemos a un
hipotético Juan del Pueblo. El ha nacido de cuerpo y alma, un hombre natural. No tiene ninguna
simiente espiritual en él. Cuando este hombre de cuerpo y alma confiesa con su boca que Jesús es
el señor y cree que Dios le levantó de los muertos (Romanos 10:9,10), él es renacido con la
simiente (Cristo) de Dios en él. Teniendo esta simiente en él, Juan del Pueblo es cuerpo, alma y
espíritu con el amor de Dios y con vida eterna.

Sin embargo, hay otra posibilidad para Juan. Antes que confesar a Jesús como señor, cree que el
Diablo es el verdadero dios. Entonces Juan del Pueblo, un hombre de cuerpo y alma, es renacido
de la simiente de la serpiente, y la simiente no puede ser quitada. Porque esta simiente no puede
ser quitada, es un pecado imperdonable.

Cuando Juan del Pueblo acepta al Diablo como dios, renace de la simiente de la serpiente, la
simiente del Diablo. Tiene entonces el odio del Diablo, así como el que acepta al Dios y Padre del
Señor Jesucristo tiene el amor de Dios. Un hombre tiene muerte eterna, mientras que el hombre
renacido de la simiente de Dios tiene vida eterna. Las familias de los dos dioses son
completamente opuestas. Hay dos simientes y dos esencias antitéticas.

Es posible que un hombre de cuerpo y alma pase por la vida y nunca acepte a uno u otro dios. Una
persona no siempre toma esta decisión. Pero si escoge, tiene solo dos alternativas. Puede, ya sea
aceptar al Señor Jesucristo como su señor personal, o aceptar al Diablo. Si acepta al Diablo es
renacido de la simiente de la serpiente lo cual es imperdonable (no se puede arrepentir de ello)
porque una persona no se puede deshacer de una simiente. Es permanente.

Hemos leído pasajes en Mateo, Marcos y Lucas acerca del blasfemar en contra del Espíritu Santo.
El cuarto evangelio, Juan, también contiene un pasaje.

Juan 8:13,15:
Entonces los fariseos le dijeron: Tú [Jesús] das testimonio acerca de ti mismo; tu testimonio no es
verdadero.

Respondió Jesús y les dijo: Aunque yo doy testimonio acerca de mí mismo, mi testimonio es
verdadero, porque sé de dónde he venido y a dónde voy; pero vosotros no sabéis de dónde vengo,
ni a dónde voy.

Vosotros juzgáis según la carne [de acuerdo a los sentidos]…

Juan 8:19:
Ellos [los fariseos] le dijeron [a Jesús]: ¿Dónde está tu Padre? Respondió Jesús: Ni a mí me
conocéis, ni a mi Padre; si a mí me conocieseis, también a mi Padre conoceríais.

Juan 8:21-23:
Otra vez les dijo Jesús [a los fariseos]: Yo me voy, y me buscaréis, pero en vuestro pecado moriréis;
a donde yo voy, vosotros no podéis venir.

Decían entonces los judíos: ¿Acaso se matará a sí mismo, que dice: A donde yo voy, vosotros no
podéis venir?

Y les dijo: Vosotros sois de abajo, yo soy de arriba; vosotros sois de [“de” indica el caso
posesivo] este mundo.

¿Quién es el dios de este mundo? El Diablo. Juan 8 dice muy claramente que ellos eran del Diablo.
Si una persona es de algo, tiene simiente adentro.

Juan 8:33:
Le respondieron: Linaje de Abraham somos, y jamás hemos sido esclavos de nadie…

Juan 8:37-44:
Sé [Jesús habla] que sois descendientes de Abraham [de su simiente física]; pero procuráis
matarme, porque mi palabra no halla cabida en vosotros.

Yo hablo lo que he visto cerca del Padre; y vosotros hacéis lo que habéis oído cerca de vuestro
padre. [Se indica a dos padres aquí.]
Respondieron y le dijeron: Nuestro padre es Abraham. Jesús les dijo: Si fueseis hijos de Abraham,
las obras de Abraham haríais.

Pero ahora procuráis matarme a mí, hombre que os he hablado la verdad, la cual he oído de Dios;
no hizo esto Abraham.

Vosotros hacéis las obras de vuestro padre. Entonces le dijeron: Nosotros no somos nacidos de
fornicación; un padre tenemos, que es Dios. [Ellos se olvidaron de decir cuál dios.]

Jesús entonces les dijo: Si vuestro padre fuese Dios, ciertamente me amaríais; porque yo de Dios
he salido, y he venido; pues no he venido de mí mismo, sino que él me envió.

¿Por qué no entendéis mi lenguaje? Porque no podéis escuchar mi palabra. [¿Por qué?]

Vosotros sois de vuestro padre el diablo…

“Vosotros sois de vuestro padre el diablo”. Ellos habían nacido de la simiente equivocada. Estos
fariseos habían nacido de la simiente de la serpiente, y ese es el pecado imperdonable.

Cuando un hombre renace del Espíritu de Dios, tiene la simiente de Dios y no se puede arrepentir
de ella. Cuando un hombre, por otro lado, escoge nacer de la simiente de la serpiente y confiesa al
Diablo como su dios, nace de la simiente de la serpiente y no se puede arrepentir de eso tampoco.
Una persona nunca puede deshacer la simiente que está adentro.

Uno que es renacido de la simiente de Dios tiene vida eterna y el amor de Dios. Uno que es
renacido de la simiente del Diablo tiene muerte eterna y el odio del Diablo. Uno no se puede
arrepentir de ninguna de estas dos. Una vez que se hace la confesión, el resultado es permanente.

La Palabra de Dios define claramente los dos mundos de espíritu. Nosotros que creemos a Dios no
tenemos que errar y extraviarnos en las tinieblas; tenemos que estudiar la Palabra de Dios para ver
su exactitud precisa. El entendimiento del nuevo nacimiento es básico para que el creyente se dé
cuenta de lo que él es en Cristo Jesús. Este conocimiento le da al creyente seguridad en su posición
en la familia de Dios y la confianza para mantener su relación con Dios en buenos términos. Siendo
un hijo de Dios y teniendo comunicación directa con Dios Todopoderoso, todo hombre debería
desear manifestar la vida más abundante.
Quinta Parte

El Poder en Cristo Jesús

CAPITULO 22
RENOVANDO LA MENTE

Con el nuevo nacimiento, un hombre durante la Administración de la Iglesia está en una posición
mejor que la de Adán porque Adán tenía el espíritu de Dios bajo una condición. Para aquellos que
recibimos el espíritu de Dios después de Pentecostés, el espíritu nos es dado sin condición. Adán,
sin embargo, tenía una ventaja: él empezó la vida con una mente perfectamente renovada.

Ahora, bajo la Administración de la Iglesia, cuando una persona es renacida tiene la misma mente
que tenía antes de su salvación. Dios obra con espíritu porque ese es Su plano; el hombre obra con
la mente y la carne porque ese es su plano. Después de la salvación, la mente del hombre tiene
que ser renovada por el propio hombre si va a liberar el poder espiritual que recibió de Dios.

¿Qué quiere decir “renovarse la mente”? Quiere decir “retener la Palabra en la mente y actuar de
acuerdo con ella". La palabra griega para la mente renovada se traduce literalmente
“transfigurado” o “transformado”, metamorphoō. Los creyentes han de obtener una forma nueva,
una nueva figura en la mente. Romanos 12 nos da información básica sobre este tema.

Romanos 12:1,2:
Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en
sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional [religioso].

No os conforméis a este siglo [mundo], sino transformaos por medio de la renovación de vuestro
entendimiento [vuestra mente], para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios,
agradable y perfecta.

¿Cómo va uno a comprobar cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta?
Renovándose la mente.

Romanos 13:14:
Sino vestíos del Señor Jesucristo…

“Vestíos del Señor Jesucristo.” Esto es obras. Esto no puede referirse a la salvación porque la
salvación viene por gracia-“no por obras, para que nadie se gloríe”. ¿Dónde puede un hombre
mm,vestirse de él? En la mente. Pablo dice: “Vestíos del Señor Jesucristo” en la mente.

Efesios 4:22,23:
En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los
deseos engañosos,

y renovaos en el espíritu [la vida] de vuestra mente.

¿Qué es el “viejo hombre”? El viejo hombre es una figura literaria que quiere decir los viejos
hábitos que tenía una persona antes de ser renacida. El viejo hombre es tan viejo como la persona
misma.

Efesios 4:24:
y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.

El espíritu es el nuevo hombre. No es tan viejo como el hombre; una persona recibe esto
solamente cuando es renacida.

Uno renueva la mente poniendo en su mente lo que Dios creó en justicia y luego viviéndolo.
Cuando un individuo ha hecho esto, es posible para él andar por el poder de Dios porque ahora
tiene una mente coordinada y en armonía con su espíritu.

Efesios 4:25:
Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque somos
miembros los unos de los otros.

Efesios 4:27-30:
Ni deis lugar al diablo.

El que hurtaba, no hurte más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para que
tenga qué compartir con el que padece necesidad.

Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria
edificación, a fin de dar gracia a los oyentes.

Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención.

¿Qué es “contristar al Espíritu Santo de Dios",? ¿Cuál es el contexto? Efesios está hablando sobre la
mente renovada. Contristar al Espíritu Santo de Dios es que una persona no renueve su mente
después de haber vuelto a nacer del Espíritu de Dios-que mantenga la misma mente vieja que
tenía- que continúe robando, mintiendo, defraudando y hablando en una manera corrompida.
Efesios 4:31,32:
Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia.

Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios
también os perdonó a vosotros en Cristo.

¿Por qué encontramos que nos es difícil perdonar algunas veces? Porque no nos damos cuenta de
lo que Dios nos perdonó. Esto es parte de la mente renovada.

Todas las Epístolas de la Iglesia se refieren una y otra vez a la mente renovada.

Filipenses 2:5:
Haya, pues, en vosotros este sentir [esta mente] que hubo también en Cristo Jesús.

Esa es la mente renovada. Cristo siempre hizo la voluntad del Padre. Siempre llevó a cabo Su
Palabra perfectamente. Cuando dejemos que la mente que hubo en Cristo Jesús esté en nosotros,
tendremos una mente perfectamente renovada.

Colosenses 3:5-11:
Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos
deseos [lujuria] y avaricia, que es idolatría;

cosas por las cuales la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia,

en las cuales vosotros también anduvisteis en otro tiempo cuando vivíais en ellas.

Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira [Dejad de enfureceros.], enojo, malicia,
blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca.

No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos,

y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el
conocimiento pleno,

donde no hay griego ni judío, circuncisión ni incircuncisión, bárbaro ni escita, siervo ni libre, sino
que Cristo es el todo, y en todos.

El poder de Dios en Cristo también está en una persona que recibe Su espíritu, el nuevo
nacimiento. Pero para propósitos prácticos en la tierra, el poder que uno tiene se queda latente
hasta ser activado por la renovación de la mente y el actuar con la mente renovada. Entonces el
poder llega a ser manifestado en el mundo de los sentidos.
Colosenses 3:12-17:
Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de
benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia;

soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la
manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros.

Y sobre todas estas cosas vestíos de amor [el amor de Dios en la mente renovada], que es el
vínculo perfecto.

Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un sólo
cuerpo; y sed agradecidos.

La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros [en vuestra mente], enseñándoos y


exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor
con salmos e himnos y cánticos espirituales.

Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús; dando
gracias a Dios Padre por medio de él.

Para renovar su mente, una persona tiene que empezar en el principio. Primero, uno tiene que
confesar al Señor Jesucristo y creer que Dios le levantó de los muertos. Luego uno tiene que poner
los pensamientos de Dios en la mente como Dios mismo lo ha expresado en Su Palabra. ¿Cómo va
una persona a aprender a andar con la grandeza del poder de Dios, a menos que empiece a poner
la Palabra de Dios en su mente e intente vivir según ella? Uno aprende a vivir esta Palabra
simplemente andando según la Palabra.

Una persona tiene que estudiar la Palabra de Dios, no lo que dice la gente alrededor de la Palabra
o sobre la Palabra. ¿Qué dice Dios? Como le digo a muchas de las personas en mis clases: Ponga a
un lado sus otros materiales de lectura por un tiempo y lea la Palabra de Dios. Si, por los próximos
tres meses, usted dedica su vida principalmente a leer y estudiar las Epístolas que son escritas
directamente a usted y entonces aplica esos principios, renovando su mente, dentro de tres meses
usted no se reconocerá. Usted será una persona muy dinámica. Va a estar manifestando la mente
renovada y recibiendo respuestas a sus oraciones. Verá señales, milagros y maravillas.

Viva usted la Palabra. Ponerla en la mente no basta; usted tiene que actuar según ella; tiene que
hacer un esfuerzo para vivirla. Este proceso de cultivar o desarrollar a Cristo en su mente es un
proceso deliberado que usted tiene que hacer por su libre albedrío. Usted determina que va a
mandar la información de la Palabra de Dios a su mente y que va a vivirla. Vivir por creencia
significa andar día a día y momento a momento por la Palabra revelada de Dios. La decisión queda
con usted: si va andar por los sentidos o por la Palabra revelada de Dios. Si usted anda por la
Palabra revelada de Dios, va a manifestar la grandeza del poder de Dios.

CAPITULO 23

CONOCIENDO LOS DERECHOS FILIALES

Ninguna persona puede andar confiadamente en la mente renovada hasta que reconozca su
posición legal en Cristo. Uno tiene que conocer sus derechos filiales. Yo soy un hijo de Dios,
renacido del Espíritu de Dios. ¿Qué significa esta filiación para mí? Para entender esto tendré que
saber lo que recibí cuando fui redimido, lo que obtuve cuando Dios me justificó. Tengo que
descubrir qué es la justicia, qué es la santificación, y qué es el ministerio de la reconciliación. Tengo
que entender todas estas cosas si voy andar con la grandeza y el poder de Dios.

Anteriormente hemos estudiado la redención y la filiación. Leímos que somos herederos de Dios y
coherederos con Jesucristo. Sabemos que, con la redención, tenemos la simiente incorruptible de
Dios nacida adentro y así tenemos vida eterna. Ahora, ¿qué de los demás beneficios?

Romanos 5:19:

Porque así como por la desobediencia de un hombre [Adán] los muchos fueron constituidos
pecadores, así también por la obediencia de uno [Jesucristo], los muchos serán constituidos justos.

Si Dios, por medio de Jesucristo, constituye justa a una persona, entonces esa persona es justa.

1 Corintios 1:30:

Mas por él [Dios] estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría,
justificación, santificación y redención.

Si Dios nos ha dado estas cosas, tenemos la sabiduría de Cristo, su justificación, su santificación y
su redención.
La palabra “santificado” quiere decir “ser puesto aparte”. Antes de que un hombre sea renacido del
Espíritu de Dios, él es un hombre de cuerpo y alma; eso es todo. Pero cuando es renacido, él es
separado por Dios para el cielo y ni siquiera el infierno puede impedirle que vaya.

Después de ser separado para el cielo, ¿qué viene con la justificación, la justicia, y los demás
derechos filiales?

Filipenses 3:9:

y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley [Si usted guarda los diez
mandamientos, no es hallado en él porque tiene su propia justicia por la ley.], sino la [justicia] que
es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe.

¿Cuán justo es Dios? El es Justo. Entonces, espiritualmente, un creyente es tan justo- tan libre del
pecado-como Dios. Esto es lo que la Palabra dice.

Romanos habla de la justificación o la liberación de la penalidad del pecado. El contexto se refiere


a Jesucristo.

Romanos 4:25:

el cual fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación.

El texto “original” dice: “El cual fue entregado por nuestras transgresiones y resucitado cuando
nosotros fuimos justificados”. Fuimos completamente liberados de la penalidad del pecado cuando
Dios le resucitó. Romanos 3 dice que así como ningún hombre recibe justicia por la ley, tampoco es
ningún hombre justificado por ella.

Romanos 3:20:

Ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio
de la ley es el conocimiento del pecado.
Ninguna carne es justificada delante de Dios por la ley. Así que no importa con qué diligencia un
hombre trabaje para guardar la ley, no importa cuántas veces él se arrodille y ore hasta el
amanecer, él no va a ser justificado por estas acciones sinceras.

Romanos 3:21-25:

Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los
profetas;

la justicia de Dios por medio de la fe en [de] Jesucristo, para todos los que creen en él. Porque no
hay diferencia,

por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios,

siendo justificados gratuitamente [no de mala gana o con vacilación] por su gracia, mediante la
redención que es en Cristo Jesús,

a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a
causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados.

Romanos 5:1:

Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo.

Siendo justificados por la fe de Jesucristo, nosotros tenemos paz. La paz no es algo por lo que se
trabaja; la obtenemos cuando le recibimos a él. Estamos en paz con él. Si renovamos la mente,
estaremos en paz y actuaremos pacíficamente porque tenemos la paz de Dios.

Romanos 5:6-9:

Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos.
Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguno [algún
hombre] osara morir por el bueno.

Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por
nosotros.

Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira.

¿Cómo puede la gente enseñar que los cristianos tienen que pasar por la tribulación como está
escrito en el Libro del Apocalipsis? Romanos dice categóricamente que hemos sido salvos de la ira
venidera.

Romanos 5:10:

Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más,
estando reconciliados, seremos salvos por su vida.

Mire usted a 2 Corintios 5:17: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es”. No dice
“Cristo en usted”. Cristo en una persona es salvación; una persona en Cristo es la mente renovada,
la comunión que uno tiene con él.

2 Corintios 5:17,18:

De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas [en la mente de
uno] pasaron; he aquí todas son hechas nuevas [en la mente de una persona al grado que él está
en Cristo, comunión].

Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió [tiempo pasado] consigo mismo por Cristo, y
nos dio el ministerio de la reconciliación.

En los Evangelios Jesús tenía el ministerio de reconciliar a los hombres con Dios, Jesús dijo: “Yo
edificare mi iglesia”. En la Administración de la Iglesia los creyentes renacidos, usted y yo, tenemos
esta responsabilidad. Si él nos dio el ministerio de la reconciliación, somos responsables por su
utilización, su operación, su funcionamiento. Nosotros que tenemos el ministerio de la
reconciliación podemos sentarnos y no hacer nada. Pero a menos que otros sean informados sobre
el nuevo nacimiento, sobre el espíritu santo y sus manifestaciones, a menos que se les diga lo que
son sus derechos filiales, ellos nunca sabrán. Ahora usted y yo tenemos este ministerio.

2 Corintios 5:19:

Que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los
hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación.

¿De qué me sirve tener el ministerio de reconciliarle a usted con Cristo a menos que yo tenga la
Palabra para informarle cómo ser reconciliado, cómo ser salvo, cómo ser lleno del espíritu santo,
cómo operar las manifestaciones, cómo operar las manifestaciones, cómo creer para que sus
oraciones sean respondidas, cómo andar? Note usted que Dios no nos ha dado la palabra de la
reconciliación; El nos la encargó. Si El nos la encargó, nos la entregó completamente, Dios se limitó
a usted y a mí en esta administración.

2 Corintios 5:20,21:

Así que, somos [no cuando muramos, sino en este momento] embajadores en nombre de Cristo,
como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con
Dios.

Al que no conoció pecado [a Jesucristo], por nosotros [Dios] lo hizo pecado, para que nosotros
fuésemos hechos justicia de Dios en él.

El versículo 20 dice: “Así que, somos embajadores en nombre de Cristo…” ¿Por qué no
comportarse como un embajador? Si el presidente de su país le llamase para ser un embajador,
usted saldría a comprar un esmoquin nuevo y una corbata negra. Compraría un paraguas y un
sombrero de copa nuevo, nuevas maletas, y los otros accesorios. ¿Por qué? Porque usted ha sido
comisionado para representar mejor a su nación.

Cuando usted es renacido del Espíritu de Dios, la Palabra dice que usted es un embajador en
nombre de Cristo. ¿Sabe usted cómo luce el embajador cristiano típico? Luce aplastado con todos
los pecados del mundo y completamente vencido mientras “lleva su cruz”. Está desanimado,
malhumorado y derrotado. No se sorprenda de que nadie se acerque para oír el mensaje de este
embajador. El no podría entusiasmar ni siquiera a un ratón hacia un tarro de basura, mucho menos
interesar al mundo seglar en su reconciliación con Dios. Si ser cristiano es un trabajo tan difícil,
poca gente será impresionada por su ejemplo paupérrimo.

¿Cuándo vamos a creer nuestros derechos filiales? ¿Por qué no caminar por las calles en nuestras
comunidades, en nuestras ciudades, en nuestros pueblos, en las varias regiones de nuestros países
con nuestras espaldas rectas y nuestras cabezas en alto y decir: “Yo soy un hijo de Dios. Soy
embajador para el Señor Jesucristo. ¿Cómo está usted esta mañana? Bueno, ¡yo estoy
maravillosamente bien!”? Hemos llegado a acostumbrarnos tanto a ver al cristiano promedio
apesadumbrado y derrotado que nadie proyecta la actitud del embajador de Dios con derechos
filiales. Usted y yo somos lo que la Palabra de Dios dice que somos, tenemos lo que la Palabra de
Dios dice que tenemos y seremos lo que la Palabra de Dios dice que seremos. Y ella dice que
somos hijos de Dios.

1 Juan 3:2:

Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero
sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es.

Además de ser embajadores, como creyentes también somos llamados a ser mensajeros, testigos,
soldados y obreros. Como mensajeros debemos, como Epafrodito, ministrar a las necesidades de
los demás.

Filipenses 2:25:

Mas tuve por necesario enviaros a Epafrodito, mi hermano y colaborador y compañero de milicia,
vuestro mensajero, y ministrador de mis necesidades.

Como testigos debemos informar a otros sobre Cristo. Nuestra responsabilidad como testigos es
muy extensa y exigente.

Hechos 22:15:
Porque serás testigo suyo a todos los hombres, de lo que has visto y oído.

Hechos 1:8:

Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en
Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.

Como soldados de Cristo no debemos enredarnos indebidamente en lo trivial de esta vida, como
nos advierte 2 Timoteo.

2 Timoteo 2:3,4:

Tú, pues, sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo.

Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a aquel que lo tomó por
soldado.

Pero nosotros debemos pelear una buena batalla según amonesta 1 Timoteo.

1 Timoteo 6:12:

Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado,
habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos.

El lenguaje figurado de soldado y de lo militar se encuentra a través de toda la Biblia. Tal vez el
consejo más crítico para nosotros como guerreros de Cristo se nos da en Efesios.

Efesios 6:12:

Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra
los gobernadores de las tinieblas de este siglo [mundo], contra huestes espirituales de maldad en
las regiones celestes.
Nuestra batalla no es física, es espiritual. Por lo tanto tenemos que equiparnos con armadura
espiritual para pelear contra las potestades de maldad.

Efesios 6:13:

Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo
acabado todo, estar firmes.

Como obreros trabajamos con Dios, según lo dice 1 Corintios.

1 Corintios 3:9:

Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios.

Nosotros laboramos en muchos aspectos de la vida cristiana; pero nuestra responsabilidad más
fundamental como obreros es la base de este libro.

2 Timoteo 2:15:

Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué
avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad.

Además de ser embajadores, mensajeros, testigos, soldados y obreros, se nos ha dado el


ministerio de la reconciliación, y se nos ha encargado la palabra de la reconciliación. ¿Cuándo
vamos a declarar lo que dice la Palabra sin preocuparnos de lo que puedan decir los vecinos?
Tenemos que renovar la mente a lo que dice la Palabra, no a nuestros vecinos.

Por esto es que murió Cristo; por esto es que Dios dio a Su Hijo unigénito. Usted y yo deberíamos
tener la valentía de declarar lo que dice la Palabra de Dios. Vea Colosenses.

Colosenses 2:6,7:
Por tanto, de la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo, andad en él;

arraigados y sobreedificados en él, y confirmados en la fe, así como habéis sido enseñados,
abundando en acciones de gracias.

Efesios 1:17-23:

Para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de
revelación en el conocimiento de él,

alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él nos
ha llamado, y cuales las riquezas de la gloria de su herencia en los santos,

y cual la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, según la
operación del poder de su fuerza,

la cual operó en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra en los lugares
celestiales,

sobre todo principado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no sólo
en este siglo [mundo], sino en el venidero;

y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia,

la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo.

El tener la mente renovada mientras nos mantenemos firmes en nuestros derechos filiales es la
supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos. Cuando nosotros
pongamos la mente de Cristo en nuestras mentes, y empecemos a vivir a su manera, no solamente
serán abundantes nuestras vidas, sino que las vidas de otros serán cambiadas por nuestro
ministerio de reconciliación.

CAPITULO 24
LOS CINCO MINISTERIOS EN LA IGLESIA

La Iglesia fue establecida en el día de Pentecostés. A cada miembro -a todo aquel que ha creído,
cree o creerá en Jesucristo- le ha sido encargado el ministerio de reconciliar a otros con Dios.
Además de este encargo global que fue hecho, Dios designó específicamente cinco dones de
ministerios para la Iglesia. El propósito de estos ministerios es capacitar a los creyentes para que
anden con el poder de Dios mientras añaden nuevos miembros al Cuerpo y ayudan a los miembros
antiguos a mantenerse en comunión. Los cinco dones de ministerios están establecidos en Efesios
4. Antes de empezar a leer, note que los versículos 9 y 10 están entre paréntesis. Un paréntesis es
una figura literaria insertada como explicación. Entonces para mayor claridad leemos el versículo 8
y saltamos al versículo 11 para continuar el punto en cuestión.

Efesios 4:8 y 11:


Por lo cual dice: Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad, y dio dones a los hombres.

Y él mismo [Dios en Cristo] constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a
otros, pastores y maestros.

Algunas personas sostienen que cuando los apóstoles del Nuevo Testamento murieron, no hubo
más apóstoles o profetas. Este no puede ser el caso porque Dios dijo que “Subiendo a lo alto,
[Cristo] llevó cautiva la cautividad, Y dio dones” a la Iglesia. Vivimos durante la Administración de la
Iglesia así que estos dones todavía tienen que sernos dados. Efesios dice que El dio (1) apóstoles,
(2) profetas, (3) evangelistas, (4) pastores y (5) maestros. Si quedan algunos pastores, tiene que
haber algunos apóstoles; si quedan algunos maestros, tiene que haber algunos profetas; si quedan
algunos evangelistas, tiene que haber algunos apóstoles, profetas, pastores y maestros.

Antes de seguir, permítame definir los cinco dones de ministerios:

Un apóstol es uno que trae nueva luz a su generación. Puede ser revelación antigua, pero es nueva
para la generación a quien él habla.

Un profeta es uno que habla por Dios a la gente de Dios. El no es un evangelista; él trabaja dentro
del cuerpo de creyentes. Un profeta es un hombre que habla a la gente de Dios para que ellos
vuelvan a la Palabra de Dios y a la comunión que ordenó el Padre.
Un evangelista es uno que gana a los perdidos, los no-salvos, para Cristo, enseñándoles el nuevo
nacimiento y viéndoles renacer.

Un pastor es uno que cuida de las necesidades individuales dentro de la Iglesia. El cuida el rebaño.

Un maestro expone la exactitud de la maravillosa e incomparable palabra de Dios a los creyentes.

Efesios 4:11 dice que Dios constituyó apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros. Luego
el versículo 12 dice para qué propósito los dio.

Efesios 4:12:
A fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de
Cristo.

Estos ministerios no pueden ser para la perfección espiritual de los santos porque espiritualmente
los santos son perfectos. Como aprendimos antes, los santos tienen Cristo adentro. Pero los
ministerios fueron dados para la perfección de los santos en su andar en la mente renovada. Estos
ministerios son para edificar y mantener el cuerpo de Cristo.

El versículo 13 de Efesios 4 nos dice cuánto tiempo estos ministerios van a existir.

Efesios 4:13:
hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón
perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo.

¿Cuándo será el tiempo? 1 Corintios 13 nos dice que esto será cuando Cristo regrese. Entonces le
veremos tal como él es y seremos semejantes a él porque él nos ha comprado y llamado y
recogido. Hasta el momento de su regreso, tenemos apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y
maestros en la Iglesia para el perfeccionamiento de los santos y la edificación de todos los
creyentes.

Efesios 4:14-16:
Para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por
estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error,
sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo,

de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan
mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir
edificándose en amor.

“Para que ya no seamos niños”. Debemos crecer y no ser nenes que tiene que ser alimentados por
un biberón toda la vida.

Estas son las razones por las que los ministerios han sido dados a la Iglesia. La Iglesia debe ser
edificada y no llevada “…por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres
que para engañar emplean con astucia las artimañas del error”. Usted y yo como hijos de Dios
debemos saber lo que tenemos en Cristo Jesús y ser capaces de andar con la eficacia y el poder de
Dios en nuestra vida. Tenemos apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros para
ayudarnos en nuestra vida abundante en Cristo Jesús.

Hebreos 4:16:
Acerquémonos, pues, confiadamente [no con duda] al trono de la gracia, para alcanzar
misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.

Nosotros vamos a nuestro Padre confiadamente y decimos: “Padre, tú sabes mi necesidad, y te


agradezco por su cumplimiento en este mismo momento”. Tenemos que aprender a mantenernos
firmes en nuestros derechos legales como hijos de Dios. Romanos 8:17 nos dice que somos
“herederos de Dios y coherederos con Cristo”. Si la Iglesia comparte plenamente lo que Cristo ha
heredado, nosotros, como miembros de la Iglesia, tenemos una riqueza tremenda. El texto arameo
en Colosenses 2:10 dice: “Nosotros estamos completamente completamente absolutamente
completos en él”. ¿Cómo entonces puede faltarnos alguna cosa?

CAPITULO 25
EL ESPIRITU SANTO Y EL FRUTO DEL ESPIRITU

La última preparación que hizo Jesucristo antes de su ascensión fue instruir a sus apóstoles sobre
la venida de lo que nosotros llamamos Pentecostés, el día en que fue fundada la Iglesia. Con el
establecimiento de la Iglesia, se dio la promesa del Padre. Hechos 1 relata estos acontecimientos.

Hechos 1:4,5 y 8:
Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del
Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí.
Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo
dentro de no muchos días.

pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en
Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.

A la Iglesia se le dio una gran habilidad con la venida del poder inherente del espíritu santo. Antes
de estudiar la Palabra de Dios para ver lo que se quiere decir por el espíritu santo, clarifiquemos
primero la diferencia entre el Donador, Espíritu Santo, y el don, espíritu santo.

En esta cuestión está involucrada una ley. Dios no puede dar puré de papas con salsa o libros o
casas. Dios puede dar solamente lo que El es. Puesto que Dios es Espíritu Santo, El tiene que dar
esto como Su don. En el día de Pentecostés El dio espíritu santo. Las mismas palabras se usan en el
texto crítico griego y en el arameo; y estos textos no han diferenciado entre el Donador y Su don.
Ahí es donde ha entrado la confusión. Dios es Espíritu Santo con E mayúscula y con S mayúscula;
Su don, que fue dado en el día de Pentecostés, fue pneuma hagion, que es espíritu santo, y
siempre debe ser traducido con una e minúscula y con una s minúscula. Dios dio lo que El es-
Espíritu y Santo; Su don es el poder desde lo alto, espíritu santo.

Puesto que este don es espíritu, no es posible verlo, oírlo, olerlo, gustarlo o tocarlo. ¿Cómo
entonces puedo saber por mis sentidos lo que recibí cuando Dios puso Su espíritu en mí y me hizo
un ser de cuerpo, alma y espíritu? Por la Palabra de Dios. La Palabra de Dios me dice lo que he
recibido y entonces yo lo pongo en mi mente deliberadamente y empiezo a actuar sobre el
conocimiento de Su Palabra. A medida que actúo, veo las manifestaciones del espíritu en el mundo
de los sentidos.

El Espíritu Santo da un don a un creyente que recibe, pero este don, que es uno, tiene nueve partes
o manifestaciones. No hay más ni menos que nueve manifestaciones del espíritu. Estás son
expuestas en 1 Corintios 12.

1 Corintios 12:7-10:
Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho.

Porque a éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el
mismo Espíritu;
a otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu.

A otro, el hacer milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro,


diversos [diferentes] géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas.

El don proveniente del Espíritu Santo fue dado en el día de Pentecostés, y está tan fácilmente
disponible en nuestros tiempos como lo estuvo para los apóstoles pues todos nosotros
pertenecemos a la Iglesia de Dios. El don viene con la aceptación por parte de un individuo de
Cristo como su señor de acuerdo con Romanos 10:9. El Libro de Hechos y las epístolas paulinas
hacen referencia constantemente al poder del espíritu santo, o si no, demuestran el poder que
aquellos hombres de Dios sabían que tenían. La razón por la que vemos tan poco (si es que vemos
algo) de la manifestación del espíritu hoy en día es porque nunca se nos ha enseñado. Tenemos el
don, espíritu santo, pero las manifestaciones tiene que ser operadas por nosotros; y sobre esto la
mayoría de los creyentes no saben nada.

Las manifestaciones se dividen por su uso en tres grupos: (1) manifestaciones de inspiración; (2)
manifestaciones de información; (3) manifestaciones de impartir poder. Las características de las
manifestaciones sugieren los hombres. Lo que sigue será una definición breve de lo que hacen las
nueve manifestaciones para quienes las operan.

Ӏ. Las manifestaciones de proferimiento, de hablar, de adoración, de inspiración.

1. Hablar en lenguas-presentar un mensaje de Dios en un idioma desconocido al que habla lo cual


edificará el espíritu. El hablar en lenguas es para uso en la vida privada de oración, a menos que el
mensaje sea interpretado en una reunión de creyentes.

2. Interpretación de lenguas-interpretar el hablar en lenguas en una reunión de creyentes. Edifica,


exhorta y consuela al cuerpo presente, a medida que Dios da la expresión al que habla y el que
habla la presenta.

3. Profecía-presentar en una reunión de creyentes un mensaje proveniente de Dios en el idioma


de los presentes, un mensaje que les edificará, exhortará, y consolará.

ӀӀ. Las manifestaciones de revelación, de información, de instrucción, de conocimiento.


1. Palabra de ciencia-recibir información proveniente de Dios sobre cualquier situación dada
sobre la cual el creyente por sus cinco sentidos no puede saber.

2. Palabra de sabiduría-recibir instrucción por parte del creyente sobre qué hacer con la
información que él ha recibido por medio de palabra de ciencia.

3. Discernimiento de espíritus-recibir información por parte de un creyente sobre la presencia,


ausencia e identidad de espíritus; si los espíritus son malos, pueden entonces ser echados fuera en
el nombre de Jesucristo.

ӀӀӀ. Las manifestaciones de acción, de poder, de impartir.

1. Fe (creencia)-manifestar la fe de Jesucristo lo que hace posible que un creyente haga suceder lo


imposible por la orden del creyente según la revelación de palabra de ciencia, palabra de sabiduría
y/o discernimiento de espíritus.

2. Milagros-efectuar en el nombre de Jesucristo fenómenos que exceden la ley natural.

3. Sanidad-ministrar sanidad en el nombre de Jesucristo para restaurar, curar, hacer sano o


entero, o para reconciliar físicamente. Esta manifestación no es oración por los enfermos.

Es urgente, si vamos a tener el poder que Jesucristo hizo disponible, que estudiemos la Palabra de
Dios y empecemos a poner en evidencia las nueve manifestaciones del espíritu santo.

El don, espíritu santo, no es el fruto del espíritu del que habla Gálatas 5, en la misma manera en
que fruto no es una manifestación o un don. El fruto es el resultado de la manifestación del
espíritu. Primero una persona tiene que recibir espíritu y luego tiene que manifestar el poder del
espíritu en el mundo de los sentidos para que finalmente sea producido el fruto.

Gálatas 5:22,23:
Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,

mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.

Si hemos sido renacidos y estamos manifestando el don del espíritu santo estamos produciendo
amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza. Nuestro evidenciar
el fruto del espíritu indica la calidad de nuestro andar cristiano.
Con el conocimiento de nuestro derechos filiales y teniendo la mente renovada, combinado con la
operación de las manifestaciones del espíritu santo produciendo fruto del espíritu, ciertamente
somos más que victoriosos*. ¡Ciertamente que podemos ser dínamos de poder! No necesitamos
esperar más porque tenemos el poder para manifestar la vida abundante ahora.

EPILOGO

Como una palabra final a los estudiantes de la Palabra, note que las Epístolas del Apóstol Pablo
siguen un patrón en su mensaje a la Iglesia. La primera revelación a la Iglesia es el libro de
Romanos. La siguiente declaración es Corintios. Corintios fue escrita para corregir el error práctico
que se infiltró en la iglesia porque ellos no se adhirieron a la revelación en el libro de Romanos.
Una vez que una persona se aleja de la verdad de una revelación, empieza a practicar error;
después de practicar error por un tiempo, el error llega a ser su doctrina. El libro de Gálatas corrige
el error doctrinal que se había infiltrado en la Iglesia porque ellos habían practicado error, según se
hace notar en Corintios.

Después de Romanos, Corintios y Gálatas, viene Efesios. Efesios es una gran revelación a la Iglesia.
Filipenses, como Corintios, corrige el error práctico que se infiltro en la Iglesia debido a su fracaso
en adherirse a la revelación dada en el libro de Efesios. Luego Colosenses corrige el error doctrinal
que se infiltró en la Iglesia debido a la práctica equivocada de Efesios.

1 y 2 Tesalonicenses se presentan por sí mismas porque hablan sobre el regreso de Cristo y la


reunión. Lea usted las Epístolas a la luz que acabo de compartir y nuevas vistas de entendimiento
le serán aparentes a usted.

Efesios aconseja en el capítulo 6: “Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor…” No nos
dice que nos fortalezcamos en lo que dice un teólogo o en lo que un maestro de la Biblia pueda
decir. Si el teólogo dice lo que la Palabra dice, si el maestro dice lo que la Palabra dice, entonces
usted tiene que fortalecerse en los que ellos dicen por causa de la Palabra, y no por los hombres.

Efesios 6:10:
Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y [fortaleceos] en el poder de su fuerza

El versículo 11 empieza entonces con una amonestación al creyente para que se vista de toda la
armadura de Dios. Nunca esté satisfecho con ser solamente un cristiano mínimo. Vístase de toda la
armadura de Dios. Usted tendrá que hablar en lenguas frecuentemente en su vida privada de
oración; tendrá que hablar en lenguas e interpretar en reuniones de creyentes; tendrá que traer en
manifestación palabra de profecía en una reunión de creyentes; tendrá que aprender cómo recibir
palabra de ciencia, palabra de sabiduría y discernimiento de espíritus, para que pueda llevar a cabo
fe (creencia), milagros y sanidades en su vida diaria.
Efesios 6:11,12:
Vestíos [vosotros] de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las
asechanzas [los trucos]del diablo.

Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra
los gobernadores de las tinieblas de este siglo [mundo], contra huestes espirituales de maldad en
las regiones celestes [desde lo alto].

Nuestra lucha, nuestra batalla, no es contra Juan del Pueblo, contra nuestro vecino, o contra el
ministro. Nuestra lucha es siempre una lucha espiritual contra potestades espirituales, contra la
maldad, y contra espíritus malos que tratan de hacerse pasar por Dios. “Porque no tenemos lucha
contra sangre y carne, sino contra potestades espirituales”.

Efesios 6:13:
Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo
acabado todo, estar firmes.

Permanezca firme sobre la Palabra de Dios porque la Palabra de Dios es la Voluntad de Dios y
quiere decir lo que dice y dice lo que quiere decir. Dios tiene un propósito para todo lo que dice,
dónde lo dice, por qué lo dice, cómo lo dice y a quién se lo dice. Ponga su conocimiento y
confianza en Dios, porque solamente El es su fundamento sólido.

Efesios 3 es mi oración y bendición para usted, a medida que usted anda en la vida abundante de
la poderosa Palabra de Dios.

Efesios 3:16-21:
Para que [Dios] os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el
hombre interior por su Espíritu;

para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en
amor,

seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la
profundidad y la altura,

y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la
plenitud de Dios.

Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que
pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros,
a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén.

Acerca del Autor

Victor Paul Wierwille ha pasado muchos años buscando esclarecimiento de la Palabra de Dios por
medio de hombres de Dios diseminados a lo largo del continente. Su trayectoria académica
después del colegio secundario continuó en el Colegio y Seminario “Mission House” (Lakeland),
donde recibió sus diplomas universitarios en Artes y en Divinidad. El Dr. Wierwille estudió en la
Universidad de Chicago y en el Seminario Teológico de Princeton, donde recibió el diploma de
Maestro de Teología en Teología Práctica. Tiempo después completó su trabajo para graduarse
como Doctor en Teología.

Durante 16 años el Dr. Wierwille sirvió como pastor en el noreste de Ohio. Durante estos años
escudriñó la Palabra de Dios para obtener claves para un vivir abundante y victorioso. El Dr.
Wierwille visitó a E. Stanley Jones y estudió su programa “Ashram”. Hombres tales como Glenn
Clark, Rufus Mosley, Starr Daily, Albert Cliff, el Obispo K.C. Pillai y otros, fueron huéspedes de la
congregación local del Dr. Wierwille. Karl Barth de Suiza fue su amigo y consultor, y también
George M. Lamsa, el erudito arameo, así como otros eruditos europeos y del lejano oriente. Con
estos hombres el Dr. Wierwille buscó entendimiento bíblico. En 1953 comenzó a enseñar clases
sobre Poder Para la Vida Abundante. Estas sesiones concentradas están específicamente
orientadas hacia revelar la Palabra de Dios como la voluntad de Dios, y contestar preguntas
cruciales acerca del espíritu santo y su actual disponibilidad y eficacia en las vidas de los creyentes.
El conducir a hombres y mujeres de todas partes del mundo a recibir la vida más abundante,
rápidamente absorbió todo el tiempo disponible del Dr. Wierwille, de manera que se hizo
necesario que renunciara de su posición como pastor local. Por veinte años el Dr. Wierwille ha
dedicado toda su energía a enseñar la exactitud de la Palabra de Dios al establecer el Centro de
Investigación Bíblica El Camino en New Knoxville, Ohio, y sus ramas a través de los Estados Unidos,
al igual que en la India, Australia, Canadá, Europa y la América del Sur.

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