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Ocho facetas del Yoga

El yoga no se ocupa sólo de conseguir que nuestros cuerpos estén sanos,


fuertes y flexibles. Nos enseña a nosotros a ser sanos, fuertes y flexibles.

Los secretos de la antigua ciencia del yoga fueron transmitidos desde los
divinos “rishis”1 , santos y sabios que vinieron al Himalaya en busca de
inspiración divina. A través de su meditación, su austeridad y sus plegarias,
fueron agraciados con un tesoro de sabiduría para el beneficio de la humanidad.

El sabio Patanjali es uno de los más reconocidos por compilar este tesoro
de conocimiento yóguico para el beneficio del mundo.

El yoga no es una religión. No te exige que creas en un Dios


determinando o que recites ciertos mantras. Es una ciencia antigua que conduce
a la salud del cuerpo, a la paz de la mente, a la alegría en el corazón y a la
liberación del alma.

Hoy en día la gente va a clases de yoga para aprenderlo todo acerca de


las diversas técnicas del hatha yoga, del pranayama y la meditación. Pero el
yoga es más que eso. El yoga es un estilo de vida, y sus enseñanzas deberían
permear cada aspecto de tu ser -desde tus acciones a tus palabras y tus
pensamientos.

Una sesión de hatha yoga tiene un principio y un final. Empiezas a las


8:00 por ejemplo, y terminas a las 9:00. Tu pranayama tiene un principio y un
final. Empiezas, por ejemplo, a las 6:00 y terminas a las 7:00. Incluso la
meditación –al menos al principio- comienza en un momento concreto y
termina en un momento concreto. Te sientas a meditar durante unos minutos y
horas determinadas cada día.

Yoga como Unión


Sí, el yoga incluye “asanas” (las posturas) y “pranayamas” (los ejercicios
de control de energía mediante la respiración), pero en última instancia la
palabra “Yoga” realmente significa Unión. ¿Unión con qué? Unión de uno mismo
con lo Divino. Ser uno con lo Divino es a lo que aspiramos en nuestras vidas.

La falta de unidad es la causa de todos los problemas en el mundo- tanto


a nivel personal como a nivel global. A nivel individual, no estamos unificados
con nosotros mismos. Estamos en continuo conflicto entre nuestra mente y
nuestro corazón, nuestros deseos, miedos, nuestras confusiones. No hay
equilibrio, no hay armonía, no hay unidad dentro de nosotros mismos. No

1 A los ”rishis” se les atribuye la autoría de los himnos védicos, si bien la tradición post védica los
considera sabios a quienes les fue revelado el conocimiento védico mediante estados alterados de
consciencia (www.wikipedia.com).
estamos unidos a Dios. Nos sentimos solos, asustados, sentimos que todo pesa
sobre nuestros hombros. La unión divina no sucede.

Tampoco hay unidad en nuestras familias. Con demasiada frecuencia nos


peleamos, nos manipulamos y criticamos los unos a los otros.

En nuestras comunidades también falta unidad. “Yo practico yoga


Iyengar. Yo practico Anasura yoga. Yo practico Bikram Yoga. Yo practico
Kundalini Yoga. Mi tipo de yoga es mejor que tu tipo de yoga”. A pesar de que
todos practicamos el arte de la Unión, ¡seguimos divididos!

Y, por supuesto, en nuestro mundo estamos divididos – por naciones, por


religiones, por el color…

Yoga, por tanto, en su sentido más amplio y completo es una auténtica


panacea para todo lo que nos aflige, para todo lo que nos divide, desde el nivel
más básico y personal hasta el nivel más global y complejo.

Pero, ¿cómo encontrar esa unión? ¿Cómo unificarnos?

8 fases del Yoga


En su compendio de sabiduría, inspiración y visión titulado “Los Yoga
Sutras”, Patanjali describe el yoga como un árbol de 8 ramas, la más alta de las
cuales es el Samadhi, o el éxtasis divino último que proviene de una fusión
completa y trascendental con lo Divino…

La base del árbol son los yamas y niyamas (el código ético y moral de
conducta) y uno va ascendiendo por él, haciendo uso del cuerpo y la respiración
en el asana y el pranayama como medios para llegar al estado en el que la
mente está afinada con mucha precisión y finalmente unida con Dios, en un
estado de la liberación divina.

Pero cuando digo que alcanzarás la liberación, no me refiero sólo a la


idea abstracta y vaga de pertenecer a la unidad con lo divino después de morir.
No. Hablo de la liberación aquí en la Tierra. Liberación en vida. Liberación en
cada momento del día. ¿Qué es la liberación? Es liberarse de la ira. Liberarse de
la codicia. Liberarse de la preocupación. Liberarse de los deseos. Liberarse de la
desesperación. Liberarse de la depresión.

Pero uno tiene que empezar en los cimientos y ascender. Vamos a tomar
estos 8 estados del yoga, uno por uno, y ver qué significado tienen en nuestras
vidas.

Hablemos de estas 8 ramas del árbol del Yoga, el árbol de la Unión


Divina.

Yamas y Niyamas
Empezamos en los cimientos con los yamas y niyamas. La unidad con
Dios, la paz inalterable, el éxtasis de alegría y la realización profunda en la
vida- de nuestros deseos externos, físicos, y también de nuestros deseos
internos, espirituales- sólo puede llegar si cumplimos las leyes naturales del
dharma 2. Estas leyes son expuestas de forma clara y concienzuda en las dos
primeras facetas del yoga, los yamas y niyamas.

Empezamos con los 5 Yamas – los condicionantes morales que, si son


cumplidos con dedicación y disciplina, nos ayudan a conquistar nuestros
cuerpos, mentes y nuestras vidas.

1. Ahimsa - No violencia. Este es el principio más básico, crucial y


fundamental para vivir como un buen ser humano. No causes dolor o hieras a
otro. Sin embargo, ahimsa no se refiere sólo a nuestras acciones físicas. No
significa solamente “no matarás” o “no golpearás”. Más bien, abarca todas las
formas de violencia – la violencia en el pensamiento, la violencia en la palabra y
la violencia en la acción. Debemos tener pensamientos puros y amorosos.
Debemos pronunciar palabras puras y cariñosas y debemos ejecutar actos puros
y con amor.

Además, ahimsa no sólo require que vivamos en paz con otros seres
humanos. Más bien, el significado de ahimsa abarca a todos los seres, todas las
criaturas, toda vida en el planeta. Incluye animales y a la Madre Naturaleza. Esto
significa, claro está, que uno debería ser vegetariano y descartar productos que
estén fabricados a costa de la violencia hacia animales (sea usando productos
animales o testados cruelmente en animales). También significa que uno debe
cuidar a la Madre Naturaleza, protegiéndola y preservando sus recursos
naturales.

Además, la ley de ahimsa va más allá de lo que hacemos a los demás.


Incluye lo que nos hacemos a nosotros mismos. Cuando fumamos cigarrillos;
nos drogamos; comemos alimentos que sabemos nos conducen a enfermedades
del corazón o diabetes; nos involucramos en relaciones en las que se abusa de
nosotros, en las somos victimizados y suprimidos; o, simplemente, cuando
desperdiciamos nuestro tiempo en actividades sin sentido – todas estas son
formas en las que nos hacemos daño.

2. Satyam – Veracidad. Este principio tiene una lectura más profunda de lo


parece significar a simple vista. Sí, por supuesto que debemos decir la verdad.
Pero eso no implica que estemos practicando Satyam. Debemos también vivir la
verdad. Nuestros pensamientos, nuestros valores, nuestras palabras y actos
deben estar alineados. A menudo decimos algo delante de los demás, o en el
templo, o para impresionar a otras personas pero luego actuamos de forma
distinta. Incluso he escuchado a padres decirles a sus hijos “Haz lo que digo, no
lo que hago”. Esto no es satyam. Satyam significa –“Tal como lo digo, así lo
hago”. Satyam significa ser fiel a nuestras promesas, cumpliendo nuestra
palabra con nosotros mismos, con otros y con Dios.

Pero Satyam no significa que debemos contarlo todo. He visto,


especialmente en occidente, personas que están en el camino espiritual que

2 Rectitud, sentido del deber espiritual, el camino Correcto.


piensan que ser veraz significa contar el 100% de la verdad en todo momento a
todo el mundo. Esto no es así. Nuestras escrituras dicen claramente que
debemos transmitir aquello que es cierto Y asimilable y beneficioso. Así, que si
la verdad no puede ser asimilada por el que la escucha o no le aporta beneficio
alguno, entonces no debe ser contada.

3. Asteya – No apropiarse. Asteya no consiste sólo en abstenerse de robar


la propiedad de otro. Robamos mucho de los demás sin darnos cuenta. Les
robamos el tiempo a la gente cuando les hacemos perder su tiempo con
comentarios y quejas superficiales. Les robamos el mérito a otros cuando
afirmamos haber logrado algo que en realidad lograron otros. Le robamos a la
Madre Tierra cuando usamos más de lo necesario –cuando conducimos coches
demasiado grandes que consumen en exceso, cuando construimos casas más
grandes de lo que necesitamos, cuando compramos más y más cosas
innecesarias que están fabricadas de recursos naturales y cuya producción
contamina la atmósfera. Robamos la dignidad, la seguridad y la salud de los
pobres cuando compramos objetos hechos por indigentes en condiciones
deplorables. Más aún, si Dios nos ha bendecido con prosperidad y tenemos
suficiente para ayudar a otros, es robar si no compartimos nuestra riqueza.
Debemos disfrutar de la alegría que proviene de compartir. La vida es para
cuidar y compartir. La vida es para dar.

4. Brahmacharya. A menudo se traduce brahmacharya como celibato o


abstinencia, pero su significado va más allá de abstenerse de la actividad
sexual. Más bien significa aquel que es Brahma-acharya, es decir, aquel cuyas
acciones van todas dirigidas a Dios, aquel cuyas acciones son puras y santas.
Aquel cuya atención, energía y vida están focalizadas en Dios. Estos yamas y
niyamas no atañen solo a célibes, sanyasis 3 o monjes. Por el contrario, los
aportó uno de los más grandes sabios de todos los tiempos, para toda la
humanidad. Por tanto, la ley del brahmacharya también pertenece a todos en su
faceta doméstica cotidiana. ¿Qué significa? Significa restricción. Significa
moderación. Significa darse cuenta de que el propósito de la vida es mucho
mayor y más profundo que el satisfacer continuamente los deseos sexuales.
Significa que todas nuestras relaciones deben ser aquellas en las que nos
estemos acercando cada vez más a lo Divino. No debemos sostener relaciones
que nos alejen del camino del crecimiento espiritual. El abusar de la actividad
sexual distrae nuestras mentes y nuestra atención, y disipa nuestra energía
vital. Así que, incluso viviendo en matrimonio, uno debe intentar, en la medida
de lo posible, desarrollarse más allá del cuerpo hasta el ámbito del espíritu.
Debemos asegurar que nuestras relaciones, que incluyen intimidad física, son
leales, honestas, cariñosas y encaminadas a acercarnos más y más a Dios.

5. Aparigraha – la no acumulación. Aparigraha significa, literalmente, “no


acaparar”. Significa el no coger más de lo necesario – en ningún aspecto de la
vida. Mahatma Gandhiji lo expuso perfectamente: “Hay más que suficiente para
cubrir las necesidades de todos los hombres, pero no lo suficiente para
satisfacer la avaricia de un único hombre”. Significa, vive de forma sencilla. Usa
sólo lo que necesites. Compra sólo lo esencial. No significa que todo el mundo

3 Asceta hindú que renuncia a toda riqueza y estatus social.


deba vivir como un monje errante, sino que debemos cultivar un sentido de
moderación y simplicidad, independientemente de nuestra capacidad
adquisitiva, no deberíamos vivir de forma extravagante o rodeándonos de
posesiones innecesarias.

¡Viaja ligero! Si vinieses a pasar un fin de semana y trajeses 10 maletas


llenas de ropa de moda para practicar yoga y todo tipo de actividades, entre
otros objetos innecesarios, pasarías un mal trago en el aeropuerto. Primero te
cobrarían exceso de equipaje. Después te dolería la espalda y los brazos al tener
que cargar con todo. En tercer lugar, tardarías mucho en recoger el equipaje y
llevarlo al coche, y del coche al hotel, y del hotel a la habitación, etc. Entonces
tu habitación estaría tan llena de maletas ¡que al final nunca encontrarías lo que
estabas buscando!

Pero, si vinieses con tan solo una pequeña maleta con lo justo y necesario
–ropa limpia para cada día, los elementos de aseo, un libro para leer – entonces
pasarías fácilmente cada etapa del camino. Nunca te sentirías decaído, ni lento,
ni contrariado ¡y no te harías daño en la espalda!

Lo mismo ocurre en la vida. Cuanto más intentamos acumular, cuando


más compramos, más atados nos sentimos y más dificultades tenemos que
superar. Así que viaja ligero en la vida y verás que progresas fácil y
rápidamente.

Aparigraha también significa que no debería existir un sentido de “mío”


en la vida. Deberíamos darnos cuenta de que todo pertenece a Dios y que a
nosotros sólo se nos ha prestado una cierta cantidad durante un tiempo
determinado. En las ceremonias yagna, después de cada mantra, el sacerdote
canta “idam namamah”. Significa “no para mí, Dios. Es para ti, Dios”. Esto es
aparigraha. Nada es mío. Todo es de Él. Todo es para Él.

También tenemos 5 niyamas – las pautas éticas y espirituales que, una


vez hayamos dominado nuestros cuerpos y mentes con la práctica de los yamas,
nos llevará más lejos en nuestro camino espiritual. En Sánscrito, la palabra
“Niyama” significa regla o ley o práctica estándar. Estos 5 niyamas son leyes
internas, reglas establecidas por y para nosotros mismos que seguimos para
vivir un auténtica estilo de vida yógico, espiritual, disciplinado y divino.

1. Saucha. Saucha significa “pulcritud y pureza”, pero no se refiere


simplemente a ducharse a diario o a mantener limpias las uñas. Más bien, hace
alusión a un nivel de pureza más profunda –pureza dentro de uno mismo,
pureza en el pensamiento y en la acción. Podemos purificar nuestros
pensamientos a través de japa4, meditación y práctica de pensamiento positivo.
Podemos purificar nuestras vidas asegurándonos de que nuestros actos son
modelos de integridad, dharma y rectitud. Saucha también se aplica a todo
aquello que permitimos que entre en nuestros cuerpos y mentes –la comida que
ingerimos por la boca así como la que ingerimos a través de los oídos y de los
ojos. Saucha significa no introducir nada impuro en nuestro ser – y esto incluye

4 Repetición de rezos o mantras normalmente usando un rosario o similar.


cualquier cosa desde las drogas, cigarrillos, cotilleos negativos hasta letras
violentas de música rock o pornografía. Practicar saucha es como mimar un
coche nuevo. Si tuvieras un Mercedes de 100.000 € le pondrías la gasolina más
cara, la más pura y de mejor calidad. No lo llenarías de gasolina barata de mala
calidad y desde luego ¡no le meterías barro en el motor! Y sin embargo nuestro
ser divino tiene más valor que el coche más caro ¡y continuamente lo llenamos
de basura impura y de baja calidad!

2. Santosha – Satisfacción profunda. En la vida, la tragedia consiste en que


tengamos lo que tengamos, siempre queremos más. Es una enfermedad de la
especie humana: rara vez, si es que alguna vez ocurre, estamos satisfechos. La
trágica ironía es que incluso a medida que ganamos más y más, compramos
más y más, adquirimos más y más, logramos más y más, ¡nuestra hambre de
posesiones y logros no deja de crecer! Es una paradoja desastrosa. Nuestras
escrituras dicen que todo aquello que nos es dado lo debemos aceptar como un
Prasad (dádiva o gracia) de Dios. Una de las características personales más
importantes a la que debemos aspirar es la “actitud de gratitud”. En nuestras
plegarias que recitamos cada mañana, hay una estrofa hermosa que dice, “Sita
Ram, Sita Ram, Sita Ram, kahiye, jahi vidhi rakhe Rama, tahi vidhi rahiye”.
Significa que debemos agradecerle a Dios y continuar alabando su santo
nombre independientemente de la situación en la que nos haya puesto.
Deberíamos aceptar más, y esperar menos. La expectación es la Madre de la
Frustración y la Aceptación es la Madre de la Paz y la Alegría.

3. Tapas – Austeridad e intensidad en la sadhana (práctica espiritual).


Mediante la práctica regular de tapas aprendemos a adquirir el dominio sobre el
comportamiento de nuestro cuerpo y de nuestra mente. Debido a que durante
toda la vida nos hemos, erróneamente, identificado con maya5 , nos pasamos la
vida atrapados en la convicción de que estamos al servicio de nuestra mente,
emociones y sentidos. Inconscientemente pero prestos ¡le entregamos las
riendas de nuestra vida a nuestra mente volátil e insaciables sentidos! Tapas nos
devuelve el control, poniéndolo en manos de nuestro Yo más elevado. Tapas no
significa sólo repetir mantras o ayunar o hacer ahutis (ofrendas) en el yagna
(ritual de fuego purificador). Tapas puede extrapolarse a cada área de nuestras
vidas. Tapas es ser amable con nuestra suegra. Tapas es no devolverle el grito a
nuestro marido o mujer cuando están enfadados. Tapas implica la práctica de la
tolerancia.

En nuestras vidas, tendemos a actuar basándonos en el instinto – como


los animales. Cuando la sensación de ira se apodera de nosotros como una ola,
gritamos y la tomamos con otros. Cuando la sensación de hambre se cuela en
nuestros estómagos, comemos. Cuando nos superan los sentimientos de
lujuria, iniciamos una actividad sexual. Mediante la práctica de tapas,
aprendemos a controlarnos a nosotros mismos de manera que podemos elegir
entre actuar o no. Tapas nos enseña que no somos simples bombillas que
pueden ser encendidas o apagadas por una mente y unos sentidos en continua
ebullición.

5 Universo ilusorio o ilusión cósmica


4. Swadhaya – Estudio sagrado. Swadhaya suele significar estudio de las
escrituras. Es muy importante leer algo spiritual, algo que nos inspire cada día.
Esto nos ayuda a mantenernos en el camino y a mantener nuestra mente pura.
Si no, tendemos a perdernos en el mar de nuestra confusión mental. Sin
embargo, es importante recordar que los estudios de las escrituras, aunque son
cruciales, no son por sí mismos un camino espiritual completo. Es solo 1 de los
10 yamas y niyamas. La simple lectura de las escrituras no te conduce a
Samadhi. Uno debe poner la lectura en práctica. Uno debe VIVIR las escrituras,
no sólo leer un par de capítulos cada mañana o cada tarde.

Además, Swadhaya también significa estudio profundo de uno mismo. La


introspección es una de las herramientas más importantes del camino espiritual.
Nuestros egos, nuestros miedos, nuestros deseos, nuestras malas
interpretaciones e incluso sólo la prisa con la que vivimos nos impide examinar
atentamente nuestras propias vidas. Cada noche debemos preguntarnos
“¿Dónde estoy?” ¿Estoy progresando más y más en mi camino espiritual? Un
hombre de negocios competente siempre examina su hoja de balance para ver
si está en rojo o en negro. Igualmente, debemos examinar la hoja de balance de
nuestras vidas.

5. Ishwara pranidhana – Devoción o rendición a Dios. Este es el


mandamiento último para llevar una vida dhármica, recta. No importa qué
nombre o qué forma de lo Divino veneras. Lo que importa es que te rindas a
Dios completamente. Sólo viviendo para Él y dedicando todas nuestras acciones
a Él podemos encontrar paz, alegría y sentido en la vida. Hay un mantra
precioso en nuestras escrituras que dice:

Kaayena vaachaa manasendriyairvaa


Buddhyaatmanaa vaa prakriteh svabhaavaat
Karomi yadyat sakalam parasmai
Naaraayanaayeti samarpayaami

Significa, “Oh, Dios, todo lo que he hecho, todas las acciones que he
ejecutado – tanto de palabra, como de pensamiento, mediante mis sentidos, o
con mi mente, con mis manos o con la naturaleza de mi existencia – todo lo
rindo a tus Santos Pies. Cada faceta de mi vida y de mi existencia las entrego
por completo a ti.”

Reglas Universales

Estos principios morales y éticos nos afectan creamos en ellos o no. La


gente puede decir, “Pero, no soy Indio” o “No soy Hindú, así que no tengo que
seguir esas leyes éticas”. Sin embargo, esto no es cierto. Como ya mencioné, el
yoga no es una religión. Eso significa que NINGUNO de los ocho aspectos
depende del sistema de creencias espirituales de cada uno. De igual manera que
shirshasana es beneficioso lo “creas” o no, también estas leyes éticas y morales
universales nos afectan, creamos en ellas o no.

Son como la ley de la gravedad. Desde luego, uno puede subirse a la


décima planta de un edificio y decir “No creo en la gravedad así que voy a
saltar”. Quizás mientras uno cae puede pensar, por un momento, que ha
vencido a esta ley tan persuasoria. Pero, inevitablemente, golpeará el suelo y el
aliento vital le será arrebatado.

De igual forma, la gente puede vivir llena de avaricia, ira, lujuria,


arrogancia y desprecio a la humanidad durante muchos años, pensando que son
inmunes a estas leyes naturales que nos afectan a todos. Sin embargo, a la
larga, también ellos golpearán el suelo y serán destruídos.

Recuerdo una vez cuando entrando por aduanas en Japón, vi una señal
que decía, “Siga las reglas y disfrute de su estancia”. Así también ocurre en la
vida.

Asana
Una vez hemos asimilado lo que se debe y no se debe hacer en la vida
yóguica, estamos listos para practicar asana. Asana suele ser traducida como
posturas físicas, las partes que asociamos con “yoga”. Pero en realidad asana
significa asiento. El asiento en el que uno se sienta. Esto es una diferencia muy
importante.

Tatraikaagram manah kritwaa yatachittendriyakriyah;

Upavishyaasane yunjyaadyogamaatmavishuddhaye

Significa lo siguiente: “Así, habiendo concentrado la mente, con las


acciones de la mente y los sentidos bajo control, déjale, sentado en su asiento,
practicar Yoga para la purificación de sí mismo”

¿Ves la diferencia? ¡Asana es el asiento en el que se sienta a practicar


yoga! El asiento por sí solo NO es yoga. Es la preparación para el yoga. La
postura física NO es yoga. En ambos casos, es solo la antesala del yoga –la
unión del Sí mismo.

Hoy en día la gente piensa que si te sientas de la manera adecuada, estás


practicando yoga. En realidad la postura sólo nos prepara para la práctica del
yoga. “Déjale – sentado en el asana apropiada- practicar Yoga” Está claro que la
postura NO es yoga.

Asana es muy importante. Para poder ser capaz realmente de profundizar


en yoga el asana DEBE ser perfecta. Pero debemos darnos cuentas de que no
termina ahí.

Uno no puede dormir de pie. Uno debe acostarse. Pero, eso no significa que el
asana realizada acostado en el suelo sea lo mismo que estar dormido. No, sólo
nos prepara para dormir. Sentarse a la mesa con la comida delante no es lo
mismo que estar cenando. Sentarse es importante. Uno no debería comer de pie
o corriendo o conduciendo el coche. Pero sentarse a la mesa en la postura
apropiada, con la cuchara en la mano no es lo mismo que comer. Sólo nos
prepara para comer. De la misma manera, no debemos detenernos en asana. El
asana nos prepara para las facetas más elevadas del yoga.
Otro aspecto importante sobre el asana que debe ser grácil, estable y
realizada con facilidad. Patanjali dice que “Sthira sukham asanam”. Aquello que
es estable, que es cómodo, eso es asana. No dice “aquello que es lo más
complejo, lo más difícil, lo más estresante, lo más impresionante”. No. Dice
“Aquello que es estable, que es cómodo”. Así que aunque estemos aprendiendo
posturas avanzadas, no debes nunca perder la estabilidad, la gracia y la
comodidad que son inherentes al asana.

Pranayama
A medida que aprendemos a conectar con nuestra respiración –nuestro
prana, nuestra fuerza vital- entramos en contacto con la misma fuerza divina
que sostiene nuestra existencia y nos une con el resto del mundo. Prana
significa, literalmente, la fuerza vital, la energía que fluye a través de todos
nosotros. ¡Se puede llamar energía física, energía mental, energía intelectual o
magnética o calorífica! Ayama significa expansión. Así que pranayama es la
extensión, la prolongación de nuestra fuerza vital y energía.

Pranayama nos enseña a estar en calma, recogidos y centrados. A medida


que la respiración se va deteniendo, se ralentiza, se hace profunda y
continuada, encontramos que también en la vida nos vamos ralentizando y
equilibrando. Aprendemos a no dejarnos agitar por los vaivenes de la vida. Nos
sentimos profundamente conectados a la misma fuerza que fluye por todos
nosotros, dándonos la vida.

Pratyahara
Después de pranayama está pratyahara, que es el recogimiento de los
sentidos. En la vida, estamos atentos a tantas cosas, todo lo que vemos, oímos,
olemos, tocamos y saboreamos. Estamos llenos de millones de antenas
sensoriales por todo el cuerpo que continuamente perciben imágenes, olores,
sonidos, etc. De hecho, estamos inundados de percepciones sensoriales, tantas
que a menudo nos sentimos saturados. “Necesito un poco de silencio. Me siento
claustrofóbico. Me duele la cabeza. Necesito estar solo. El mundo parece que da
vueltas.” Todos son ejemplos de saturación sensorial. Cuanto más tiempo y
energía dediquemos a lo externo, menos dispondremos para ser consciente de
nuestro interior.

Pratyahara es como coger las millones de antenas de todo el cuerpo y


volverlas del revés, apuntando hacia dentro. Un recogimiento total de los
sentidos, de los órganos de percepción.

Es importante saber que pratyahara no es un aturdimiento de los


sentidos. Consiste sencillamente en situar el objeto de nuestros sentidos en el
interior en lugar de en el exterior. De esa forma, podremos percibir el mundo
interno con la misma avidez con la que percibimos el mundo exterior.

Dharana
Dharana –el siguiente paso – es la concentración de la mente en un solo
punto. Las asanas nos enseñaron a controlar el cuerpo. El pranayama nos
enseñó a control la energía mediante la respiración. Pratyahara nos enseño a
controlar los sentidos. Ahora dharana nos enseña a controlar la mente.

En dharana, hay una gran variedad de objetos de concentración que uno


puede usar. La llama de una vela, una imagen de lo divino, el océano, la punta
de nuestra nariz, el entrecejo, el sonido de un mantra, todos son objetos
comunes. El objetivo es focalizar, detener el incesante vaivén de la mente que
divaga. Canalizar todo el poder del pensamiento en una dirección. Aprender a
dominar nuestra propia mente.

Normalmente nuestras mentes nos controlan y somos su esclavo.


Nuestras mentes están llenas de odio, celos, lujuria, avaricia, miedo, deseo y
corremos por ahí como sirvientes atendiendo a cualquier llamada de una mente
caprichosa. A través de dharana, y más aún en dhyana, aprendemos que
nosotros somos los amos y la mente es la esclava.

Mucha gente piensa que en el camino spiritual uno tiene que “superar su
mente”. Esto no es verdad. La mente es algo maravilloso. La mente, de muchas
maneras, es lo que nos hace humanos, más que animales. Nos permite pensar,
planificar, tener compasión, crear… ¡Pero el problema es cuando la mente coge
las riendas! La mente debería ser una herramienta, de la misma forma que la
lengua es una herramienta. La lengua nos ayuda a comer y por tanto nos
mantiene vivos. ¡Pero uno nunca cedería el control a su lengua! ¿Te lo imaginas?
La persona a tu lado en un restaurante se está comiendo un helado. A tu lengua
le gusta el sabor del helado así que empieza a comerse el helado de la otra
persona. O tu mejor amigo va a una fiesta con un vestido horrible. Pero si tu
lengua tuviese el control le diría inmediatamente “ Oh María, este es el vestido
más horrible que he visto en mi vida!”

¿Te das cuenta en qué lío nos meteríamos si le cediésemos el control y el


poder a cualquiera de los otros sentidos? Lo mismo ocurre con la mente. Es una
herramienta, una muy útil, ¡pero no deberíamos permitir que haga lo que quiera
y domine toda la escena!

Dharana nos ayuda a aprender que tenemos el control. Somos los jefes.
La mente es una herramienta.

Dhyana
El último paso antes de samadhi es dhyana, meditación. Siempre digo:
“La meditación es la mejor medicina para cualquier desasosiego.”

La gente suele confundir la concentración con la meditación. Confunden


dharana con dhyana. En la concentración, existe un sujeto y un objeto. Tú, el
sujeto, te concentras en la llama de la vela, o en la imagen de Dios, o en la
punta de tu nariz. Estos son objetos se tu atención. En la meditación, el objeto y
el sujeto comienzan a fundirse. En lugar de focalizarte en un mantra, el mantra
y tú empiezan a unirse.
En meditación, los bordes, las fronteras, la separación entre nosotros y el
universo empiezan a difuminarse. Comenzamos a darnos cuenta de la unidad
inherente de todos los seres y de toda la creación. Hay un famoso mantra que
dice “So hum”. Significa “Soy eso. Estoy unido a la energía universal. Soy parte
esencial de lo que existe. Soy uno con Dios”. A través de la meditación,
obtenemos un atisbo de esa experiencia.

La meditación nos devuelve el contacto con nuestra verdadera naturaleza


divina, y el núcleo más profundo de nuestro ser.

Se ha escrito y enseñado tanto sobre la meditación y sus técnicas. No


quiero profundizar en eso ahora. Lo importante es que el tipo de técnica
utilizada no es relevante. Cada cual es diferente. Todos tenemos diferentes
temperamentos, diferentes sensibilidades. Por tanto, las distintas técnicas
funcionarán para gente distinta. No hay una manera correcta o incorrecta de
meditar. Lo importante es la Unión con lo Divino, el acercamiento hacia un
estado más pacífico, más elevado, menos afectado por las oleadas en el océano
de la vida.

Una cosa importante a recordar en cuanto a las técnicas de meditación.


¡Sólo son técnicas! La barca es importante para llevarte al otro lado del río, pero
una vez que llegas ya no necesitas la barca. Hay una historia graciosa de 3
hombres que cargan una canoa por la ciudad. Cuando les preguntan por qué
cargan la canoa por la ciudad, responden: “Solíamos vivir en una ciudad
pequeña y pobre, al otro lado del río. Ansiábamos llegar a la ciudad así que
construimos esta canoa que finalmente nos transportó al otro lado del río hasta
la ciudad”. Pero, “¿por qué siguen con la canoa a cuestas?”, les preguntaron.
“Nos sentimos tan agradecidos por haber llegado a la ciudad ¡que ahora no nos
queremos deshacer de ella!”

A veces nos comportamos igual con nuestras técnicas de meditación. La


técnica nos ayuda a llegar al estado de meditación, pero no es la meditación en
sí. Meditar se parece mucho a cablear una casa. Al principio, cuando se está
construyendo la casa, hay que dedicarle mucho tiempo y energía a colocar bien
los cables eléctricos. Pero una vez esa labor se ha hecho apropiadamente,
entonces para encender la luz sólo hay que conectarla a la red. ¡No tienes que
volver a hacer toda la instalación de nuevo! Lo mismo ocurre con la meditación.
¡La meditación es como aprender a conectarte a la Red de Potencia Divina! ¡ A la
Fuente de Energía Divina! Al principio necesitamos la técnica. No estamos
conectados. Pero una vez nos hemos enchufado a lo Divino, solo necesitamos
cerrar los ojos y ya estaremos allí. Incluso con los ojos abiertos, ya estamos ahí.

Así que no te aferres a una técnica u otra sin necesidad. Todas son
válidas. Son útiles. Son necesarias al principio. Pero date cuenta de que la
técnica es sólo la técnica que te ayuda a cruzar el río. Una vez al otro lado,
suelta la canoa.

Samadhi
Finalmente, está Samadhi. La Unión Divina. El éxtasis. La Gracia. Samadhi
literalmente significa fusionarse. Reunificarse. Aquí, el sujeto desaparece por
complete. El objeto desaparece por completo. No hay fronteras, ni límites ni
separación. El amante y el amado se hacen uno. Cada célula de nuestro cuerpo
es permeada por Dios. Ya no buscamos a Dios, o le rezamos. Más bien, nos
fusionamos con Él como una gota que cae en el océano. Toda identidad se
disipa. Somos Uno con la Fuente.

A veces la gente piensa que Samadhi significa trance, un tiempo en el que


el sentido se pierde en lo Divino y uno pierde la consciencia del mundo exterior.
Es también una definición de Samadhi,, pero no es sólo un estado de trance.

¡Uno no puede vivir en trance! La cuestión y la clave es cómo llegar a un


estado de Samadhi que te acompañe continuamente. El trance Divino es
hermoso, es maravilloso. Pero yo aspiro a más para todos ustedes. Yo quiero
que alcancen un Samadhi que exista incluso cuando tus ojos estén abiertos,
cuando se estén moviendo en el mundo. Y eso es posible.

¿Qué es Samadhi? Cuando alcanzamos Samadhi, nuestras vidas se tornan


pacíficas, alegres, sin problemas. Los obstáculos siguen llegando, pero no nos
afectan. Los vaivenes de la vida existen, pero no nos zarandean. ¡Samadhi es
como parachoques divino! No importa cuán abrupto sea nuestro camino en la
vida, nos moveremos con suavidad y sin sobresaltos.

Samadhi significa que llevamos las riendas de nuestras vidas, otras


personas no pueden encendernos y apagarnos como bombillas. Sabemos que
somos uno con Dios, y esa unidad nos llena de tanta paz, tanta beatitud, tanta
estabilidad que ninguna otra cosa nos puede afectar.

Samadhi significa, en esencia, que nuestras vidas son vividas en paz, no


en partes, y ese es el objetivo último del yoga – la Unión Divina.

Le ruego a Dios Todopoderoso que todos ustedes puedan andar por el


camino divino del Yoga con paso firme, fuerza y valor, y que permanezcan
comprometidos con el objetivo. Rezo para que, mediante la práctica de las siete
primeras facetas del Yoga con devoción y perseverancia, la gracia de Samadhi
sea rociada sobre ustedes. Entonces, no sólo experimentarán el camino del
Yoga en un aula, sino que su vida entera será el camino del Yoga

Traducción hecha por : Laura Machado Hernandez

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