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La Dialéctica tiene sus orígenes en la Antigua Grecia, una de las cunas de la civilización
humana, y aparece de forma más o menos sistematizada en la filosofía de Heráclito de
Efeso, bien conocido como el Padre de la Dialéctica. Heráclito, a través de ideas muy
profundas para la época, reconoció lo que posteriormente se ha denominado como
dialéctica del movimiento. Es muy común aquella frase suya de que “nadie puede bañarse
dos veces en un mismo río”, significando así que el río cambia con el movimiento, pero
también en las personas se están produciendo transformaciones sucesivas que permiten
afirmar que en las cosas y las personas, el movimiento, el cambio y la transformación son
procesos que se producen continua y gradualmente.
Las ideas de Heráclito, como de todo el materialismo ingenuo griego antiguo y dialéctico
espontáneo, surgen de la contemplación y análisis teórico de esta realidad a partir de su
capacidad de generalización de la experiencia práctica.
Pero el desarrollo en sistema de una dialéctica filosófica como método, lo realiza el filósofo
idealista subjetivo y representante de la Filosofía Clásica Alemana, Jorge Guillermo Federico
Hegel, quien elabora una concepción que se fundamenta en su sólida cultura universal y
conocimientos de la ciencia de su época. Hegel fue un filósofo genial que comprendió que el
mundo es un constante devenir, que todo existe en un proceso de cambio, movimiento y
concatenación universal, y que las contradicciones internas son la fuente y la fuerza motriz
del desarrollo. Pero Hegel consideraba una idea como demiurgo (creadora) del ser que
generaba las contradicciones, por lo que no las veía en las cosas sino como resultado del
desarrollo de la idea absoluta que en su devenir se convierte en naturaleza (ser) y esta en
el proceso de transformación se desarrolla como espíritu, (en el cual vienen a surgir y
desarrollarse las formas subjetivas de la ciencia, el arte, la religión, la política, la filosofía…)
Pero fue inconsecuente con su método del desarrollo, porque lo frenó justo en su época, en
su filosofía, en su Historia. Hegel rinde culto así a su posición clasista y defiende el estado
prusiano como el supremo logro de la organización política, y a su sistema filosófico como la
cumbre del pensamiento universal. Es lo que Federico Engels llamó la contradicción entre el
método y el sistema filosófico. (Pero no nos dejemos engañar: detrás de cada
inconsecuencia filosófica, política o social, busquemos qué intereses se ocultan a qué clase
social defiende el autor, con quien ha comulgado. Hegel fue inconsecuente con un método
extraordinario, para rendir culto a sus intereses de clases. De paso, esta falta de visión para
valorar las cosas nos hace que a veces los árboles nos impidan ver el bosque y
comencemos a divagar entre concepciones que nos parecen oscuras, extrañas, sin buscar la
verdadera raíz de cualquier concepción filosófica, política, social: son los intereses los que
determinan la pertenencia a una u otra concepción, y dentro del conjunto de intereses, los
clasistas guían la actividad de los sujetos, su concepción del mundo, lo cual no significa
que muchas personas abandonen los intereses de su clase para abrazar los de otra, por
eso Lenin aconsejaba, que detrás de cada idea o proyecto nos preguntemos a quién
beneficia, quien determina los objetivos de esa idea o plan).
Carlos Marx, después de hacer un profundo análisis de la Historia del pensamiento filosófico,
llega a la conclusión de que el sistema filosófico de Hegel era extraordinariamente grande, y
se declare deudor de la creación hegeliana. Sólo había que poner el sistema de pie y
descubrir tras lo fenoménico, la esencia más importante que revolucionaría la filosofía
contemporánea: el método dialéctico.
En su obra Anti-Dühring, Federico Engels ofrece una definición general de la dialéctica que
sirve metodológicamente para comprender su gran valor en la comprensión de los
fenómenos naturales y sociales, así como su reflejo en el pensamiento. Él señala que “la
dialéctica es la ciencia de las leyes más generales que rigen en la dinámica y el
desarrollo de las leyes más generales de la naturaleza, la sociedad y el pensamiento”
Con esta idea general se comprende la dialéctica en su sentido general como movimiento,
cambio, concatenación entre los objetos y fenómenos de la realidad y su reflejo en el
pensamiento, y además, nos lleva a la comprensión del cambio cualitativo, de la
transformación a un nivel superior, es decir, al desarrollo. Esto significa que la dialéctica
incluye el devenir de las formas del ser y del pensar. Hay una dialéctica del mundo exterior,
la llamada dialéctica objetiva y una dialéctica que es el reflejo de esas formas del ser en el
pensamiento y los conceptos humanos que es la dialéctica subjetiva. La relación entre
estos niveles de la realidad y su conocimiento es lo que distingue el camino del conocimiento
humano.
De este modo, la dialéctica puede ser considerada como dialéctica de las cosas, o dialéctica
objetiva, dialéctica subjetiva o reflejo de la realidad en el pensamiento y teoría del
conocimiento, que revela el proceso a través del cual la dialéctica objetiva se traduce en la
dialéctica subjetiva. Estos elementos conforman la estructura de la dialéctica materialista.
Pero el conocimiento supone un largo camino en el cual media la práctica como criterio de
la veracidad de nuestros reflejos.
La dialéctica como método es una forma de aprehensión teórico cognoscitiva y práctico
valorativa de la realidad que orienta al investigador en su labor.
Desde esta perspectiva, el método dialéctico posee los siguientes principios que sirven de
orientación teórica, gnoseológica y metodológica en la investigación científica.
-Principio de la objetividad.
-Principio de la concatenación universal.
-Principio del desarrollo.
-Principio del análisis histórico concreto.
Principio de la objetividad. Orienta hacia el estudio de los objetos y fenómenos tal cuales
son, sin aditamentos de subjetividad por parte del investigador. Es el respeto a la verdad, el
rigor y la confiabilidad, a partir del estudio de las “cosas en sí” en la búsqueda de las
esencias.
Principio del desarrollo. Desde este principio se descubren las contradicciones internas de
las cosas, que a la vez, constituyen la fuente y la fuerza motriz del cambio cualitativo. Este
principio revela las tendencias del cambio en los objetos de estudio, su movimiento en forma
de espiral, lo cual significa que existen tendencias hacia el retroceso y saltos en el
movimiento hacia una cualidad nueva. Si el investigador no domina la esencia del desarrollo,
en el primer obstáculo de su objeto, en las variantes extrañas que suelen aparecer en los
procesos, puede desviar el curso de su generalización teórica y perderse en la madeja de
zig zags naturales del propio proceso del desarrollo.
El conocimiento de las cosas está mediado por la relación del sujeto con el objeto (que es
aquella parte de la realidad que aquel va incluyendo en su sistema de reflejo y aprehensión
de la realidad, surge en el conocimiento, es por tanto, objeto del conocimiento no es ni
puede ser toda la realidad, existe en la medida que está mediado en la relación con el
sujeto). En esta relación sujeto-objeto, el elemento mediador es la actividad humana.
El conocimiento es un proceso complejo y contradictorio a través del cual se produce el
reflejo activo y creador. La Gnoseología (teoría del conocimiento) tiene como fundamentos la
teoría del desarrollo, la teoría del reflejo y la teoría de la práctica.
La revolución que provocó el Marxismo en la teoría del conocimiento fue la concepción del
sujeto como un ser activo y social, concebido como un ser práctico, superando así lo que
Marx denominó la robinsonada gnoseológica. En la aprehensión de la realidad por el sujeto,
media la práctica que es el proceso a través del cual se refleja, conoce, transforma la
realidad y gracias al cual, se desarrollan las formas del pensamiento y de desarrollo del
conocimiento científico.
De este análisis de puede inferir que el conocimiento lleva una vía dialéctica que va de la
contemplación viva, al pensamiento abstracto y de este a la práctica. Ese es el camino
de la búsqueda de la verdad, en el que cada proceso se relaciona directamente con el otro,
lo compensa, porque la contemplación del sujeto no es vacía, el sujeto no se enfrenta a la
realidad como una “tabula rasa”, vacío de conocimientos, sino que se enfrenta a la
búsqueda de la verdad con un nivel de cultura, que le permite ir relacionando lo nuevo
dentro de un sistema conceptual o categorial que le permite profundizar en la esencia y va
de una esencia de primer orden otra de segundo orden y así sucesivamente hasta ir
logrando el dominio del objeto; pero la confiabilidad de su saber se la ofrece la confrontación
con la verdad, que no es al final del análisis teórico, sino que se va produciendo en todo el
proceso cognoscitivo.
El conocimiento científico sigue un camino que se inicia con el conocimiento cotidiano que se
transmite de generación en generación en las culturas y que es resultado directo de la
práctica, de la vida, y que sin la utilización de los métodos confiere verdades que sirven de
punto de partida para la transformación de la realidad. De ese conocimiento cotidiano se
nutren los pueblos y no se puede desdeñar en la investigación porque es punto de partida,
pero a este le sucede en la historia y en la vida el conocimiento científico propiamente dicho
que posee dos niveles: empírico y teórico. Ambos niveles se diferencian por el grado de
profundización y sistematización del conocimiento de la esencia y por los métodos que se
utilizan.
En el nivel empírico se captan a través del método científico los aspectos externos del objeto,
y se descubren las características de los hechos científicos, mientras que en el nivel teórico
se descubre la esencia, las leyes, regularidades y se sistematiza la teoría científica como el
nivel cualitativamente superior de construcción a que llega el pensamiento. La teoría se
construye a través conceptos, categorías, ideas, hipótesis, leyes, determinando la relación
entre ellos.
En las condiciones actuales se ha difundido mucho la complejidad como una nueva teoría
que sustituye a la dialéctica; pero eso será asunto de otro artículo. Por ahora podemos
adelantar que la complejidad es una revitalización de la dialéctica a la luz de los
descubrimientos científicos y las nuevas condiciones históricas concretas actuales.
Pero la idea de la dialéctica, del movimiento, del cambio, de la contradicción como fuente del
movimiento y el desarrollo es todopoderosa, por que se corresponde con el infinito proceso
de desarrollo de la naturaleza, la sociedad y el pensamiento.
Ser consecuentes con el método dialéctico supone estudiar el objeto de estudio en sus
múltiples relaciones y utilizando la diversidad de métodos en correspondencia con el objeto
real que se estudie. Significa también asumir los fundamentos epistemológicos de partida
en correspondencia con esta concepción y llegar a conclusiones que emerjan del objeto real
y su curso de desarrollo.
Bibliografía: