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JULIO LADIZESKY
propuesta de un espacio barrial habitable
brinda soporte a una política municipal
Criterios de diseño
dirigida al desarrollo humano y a la integra-
ción comunitaria de la población.
para un espacio
Este libro, centrado en la escala del barrio, público habitado
reconsidera los criterios conceptuales y los
métodos instrumentales que se utilizan
EL ESPACIO BARRIAL
habitualmente para la configuración del
espacio público barrial.
Editado por:
Coeditado por:
JULIO LADIZESKY
EL
ESPACIO
BARRIAL
Criterios de diseño
para un espacio
público habitado
Ladizesky, Julio
El Espacio barrial: criterios de diseño para un espacio público habitado. - 1a ed. -
Buenos Aires: Bisman Ediciones; Consejo Profesional de Arquitectura y Urbanismo, 2011.
166 p. ; 20x14 cm.
ISBN 978-987-26769-2-6
Editado por:
BISMAN EDICIONES
www.bismanediciones.com.ar / info@bismanediciones.com.ar
(54 11) 4372 7380 y 6794 / Lavalle 1312 P. 2 “A”, C1048AAH
Ciudad de Buenos Aires - Argentina.
Coeditado por:
CPAU - CONSEJO PROFESIONAL DE ARQUITECTURA Y URBANISMO
www.cpau.org / info@cpau.org
(54 11) 5239 9401 y 4312 4759 / 25 de Mayo 482, C1002ABJ
Ciudad de Buenos Aires - Argentina.
ISBN 978-987-26769-2-6
Hecho el depósito que establece la ley 11.723 / Impreso en la Argentina / Printed in Argentina
A los estudiantes
próximos arquitectos y urbanistas,
que maduran su mirada
hacia un espacio público
para ser habitado.
ÍNDICE Reconocimientos pág / 9
Este Libro 10
Testimonios 15
Introducción 20
1
La crisis de la
I
LA GLOBALIZACIÓN COMO CONTEXTO DE LA VIDA URBANA 27
La globalización económica
Las sociedades nacionales ante la globalización
vida urbana La globalización de los valores neoliberales
en la era de la La globalización del trabajo
globalización La globalización de la cultura
El futuro de la globalización
pág / 26
II LOS FACTORES GLOBALES DE DISGREGACIÓN SOCIAL 41
La anomia del cambio continuo
La inseguridad laboral
La inducción del consumo
La huella ecológica del consumo
La cultura televisiva
La socialidad virtual
El pragmatismo y las creencias regresivas
2
El barrio,
IV EL ESPACIO PÚBLICO SEGÚN LOS ESTRATOS SOCIALES
Las dos visiones urbanas
Estratificación social y espacio público
67
territorio de
la integración V LA ESCALA BARRIAL 73
social Barrio y ciudad
El concepto de barrio
pág / 66 El concepto de vecindario
El sentimiento barrial
La estructura del barrio
La límites barriales
3La VI
REHABILITACIÓN DE LA VIDA DE VEREDA
Autos vs. peatones
Nuevos lugares para las veredas
pág / 87
4
pág / 142
X
LAS POLÍTICAS BARRIALES
Desarrollo humano, desarrollo urbano y voluntad política
La descentralización urbana
143
Julio Ladizesky, octubre de 2010.
ESTE LIBRO
·10· Este libro trata sobre el “valor de habitabilidad” de los espacios co-
lectivos.(**)
Se trata de un ensayo centrado en la escala barrial, dirigido a ana-
lizar los enfoques proyectuales y políticos que llevan a la configura-
ción de un hábitat promotor de la socialidad.
La habitabilidad del espacio barrial debiera ser un objetivo priori-
tario para cualquier política municipal dirigida al desarrollo humano
de la población. Igual que la familia, las comunidades urbanas preci-
san un hábitat para vivir y desarrollarse. La viabilidad de este objeti-
vo se verifica en la exitosa escala humana de las ciudades menores,
“ciudades-barrio” homologables en buena medida a los barrios de las
ciudades mayores.
Hemos intentado examinar los vínculos entre la concepción de
los lugares públicos y el asentamiento de las actividades colectivas,
así como la capacidad de convocatoria que adquieren estos lugares
cuando son programados, diseñados y equipados como espacios
para habitar.
** Para otras visiones que escapan al campo de los arquitectos, nos hemos apoyado en la opinión
de reconocidas figuras de la política, la historia, la psiquiatría, la economía, la sociología y la an-
tropología que, aportan sus puntos de vista relacionados con la cuestión del espacio público.
La historia reciente
* Según Hobsbawm, “para EEUU, la presencia de un enemigo exterior que provocaba la histeria
pública facilitó la obtención de las enormes sumas necesarias para financiar las políticas ar-
mamentistas. La industria bélica volvió a crecer. El presidente Eisenhower calificó la economía
de EEUU como un “complejo militar industrial”, una masa de hombres y recursos dedicados a la
preparación de la guerra. Hoy resulta evidente que mientras la carrera armamentista favoreció
los negocios y el empleo en EEUU, impidió el desarrollo de las bases materiales para la cons-
trucción del socialismo en la URSS”. [35]
La tercera parte del siglo XX fue una nueva era de descomposi-
ción, incertidumbre y crisis. En la cumbre de Islandia, en 1986, termi-
nó políticamente la Guerra Fría, cuando Reagan y Gorbachov acep-
taron acabar la carrera de armamentos atómicos. Los EEUU, dice
Hobsbawm, “habían pasado de ser el mayor acreedor mundial a ser
el mayor deudor, con una deuda de 3 billones de dólares invertidos en
gastos militares. En su caso esta deuda fue absorbida por los países
que integraban el sistema capitalista mundial”35. Ello no ocurrió con
los países aliados de la URSS, que dependían de su ayuda. Para la
URSS ya era tarde. El mundo socialista colapsó.
Con el derrumbe del comunismo europeo llegó el fin de la bipola-
ridad. Desaparecidos los frenos a la libertad de mercado, se reinició
aceleradamente la expansión del capitalismo, sustentada en la hiper-
trofia del consumo y en los valores de un individualismo exacerbado.
Margaret Tatcher expresaba con suprema síntesis este ideario: “la
sociedad no existe, sólo los individuos”.
Hoy, comenzado el siglo XXI se acrecienta la desigualdad y se im-
pone mundialmente un fuerte proceso concentrador de la riqueza,
a expensas del 80% de la población mundial, con 2000 millones de
·12· personas expuestas a la precariedad y fuertes dudas acerca de la
sustentabilidad social y biológica del planeta.
TESTIMONIOS PARA
UNA APROXIMACIÓN SENSIBLE
“La amiga en cuya casa vivo por unos días, habita en Kansas City, a
diez kilómetros del centro. Es un barrio modesto cuyas casas de ma-
dera se levantan en grandes terrenos arbolados.”
·19·
INTRODUCCIÓN
** Dice Nels Anderson: los comienzos de la vida en comunidad se pierden en el misterio.
Se sabe que la humanidad primitiva estaba dividida en gran número de pequeñas comunida-
des. Este mosaico soportó todo el período de evolución del género humano y creó las circuns-
tancias que habrían de traer cambios en su cerebro.
Inclusive el lenguaje debió su desarrollo a las necesidades de comunicación que planteaba
la vida en común.
y configura un imaginario social que define, en términos culturales,
el comportamiento de sus miembros.Esta forma de vivir en sociedad
lleva más de 100.000 años y no cambiará.(*)
* Toynbee señala que el hombre es un ser anhelante de raíces, un ser conviviente que no tolera
el estado de desarraigo que caracteriza a la gran ciudad y que amenaza con volverlo loco o
incitarlo a tomar caminos criminales.
Según Eric Fromm el ansia de relación es el deseo más poderoso en el hombre, la pasión
fundamental, la fuerza que aglutina a la especie humana, al clan, a la familia, a la sociedad. El
fracaso en conseguir esa unión puede significar la locura o la autodestrucción.
Para José Eduardo Abadi, una de las condiciones del bienestar es el vínculo comunitario, la
empatía con el semejante, latir en conjunto. No podemos ser si no somos en relación con los
otros. En la medida en que no logramos enlazar nuestra subjetividad con la de los demás, que-
damos aislados.
fracasa, como ocurrió con el plan Transantiago (Santiago de Chile, año
2006), determinan su colapso casi total.(*)
Alexander Mitscherlich señala que “la temprana limitación del
tráfico privado y su canalización hacia medios de transporte público
de amplia eficiencia hubiese evitado los problemas del tráfico urbano
antes que el conflicto se desarrollara. Por el contrario, se gastaron
millones en imponer la ficción de que el transporte urbano se resolvía
mediante los vehículos particulares”54.
Sólo han transcurrido siete décadas desde que el tránsito moto-
rizado inició la invasión masiva del espacio público. Hoy el auto ha
impuesto su modelo de vida (**). El espacio peatonal ha quedado redu-
cido a las veredas, angostas fajas de refugio donde los ciudadanos,
transformados en flujos, caminan o se detienen al compás del semá-
foro. En palabras de Rob Krier, “el abismo creado entre las inversio-
nes realizadas para los automóviles y las destinadas a atender otras
necesidades humanas nos augura que, cuando esta sociedad trate de
volver a vivir social y razonablemente tendremos que pagar un altísi-
mo precio para la restauración del espacio urbano”41.
La habitabilidad del espacio público ha sido la primera víctima co-
·22· lateral de estos procesos, desprotegida por los administradores urba-
nos que, casi siempre faltos de decisión para enfrentar los influyentes
intereses afectados por la planificación, se reducen a asegurar los
servicios básicos, desbloquear el tránsito y acelerar sus flujos. Es así
que se construyen autopistas que seccionan los barrios y se asfaltan
adoquinados históricos, muchas veces destruyendo áreas socialmen-
te consolidadas, en busca de más carriles y mayor velocidad. El interés
* El problema de la aglomeración del tránsito no es nuevo. Según Allan Nevins, hasta principios
del siglo XX las ciudades aún dependían de los caballos para el transporte. El neoyorquino tenía
a su disposición cerca de 1400 carruajes particulares, 500 vehículos con líneas regulares, 500
carros de tranvías a caballo. Los lentos vehículos de tracción a sangre se aglomeraban hasta el
sofoco en las calles principales y cubrían el pavimento de excrementos y suciedad.
** El primer automóvil Ford T se produjo el 1 de octubre de 1908. Hasta el año 1915 sus faroles se
encendían con acetileno y hasta 1919 se arrancaba con manivela.
En 1908, con el comienzo de la irrupción automovilística, el director de policía de Berlín, Von
Stubenrauch, publicó el siguiente bando: “El centro de la calle está reservado en primer lugar
para el tráfico de vehículos. Por ello el peatón evitará cualquier permanencia superflua en él y
lo cruzará por el camino más corto, es decir, perpendicularmente y no en diagonal.
Esta disposición anunció el comienzo de una época cuyo lema sería “mantente pegado a
la pared”.
Según el sociólogo Gary Gereffi, el proceso de masificación en el uso de los automóviles
quedó establecido en la década del ´60, cuando la industria automotriz se erigió en el modelo
industrial de la producción en masa.
La constitución de las cadenas productivas post fordistas dio el marco para el principio de la
globalización.
por el espacio peatonal se limita a las áreas históricas y centrales,
relacionadas con los ingresos que provee la industria turística.
La decadencia del espacio público ha debilitado las redes sociales,
aunque permanece invariable su potencial como condensador de la
vida colectiva. Si bien las actividades comunitarias no se organizan
en la calle sino en las instituciones barriales, los vínculos primarios se
enlazan previamente en la proximidad que ofrecen la vereda y la plaza
del barrio, un paso previo al desarrollo de las organizaciones locales.
* Relata Edward Hall que “durante un debate parlamentario sobre obras de restauración en la
Cámara de los Comunes, Churchill expresó su temor a cualquier desviación del modelo del local
histórico que pone frente a frente a los diputados separados únicamente por un estrecho pasi-
llo, ya que podría llegar a modificar los patrones tradicionales del gobierno inglés” 102.
La relación entre la sociedad y la arquitectura, dice Richard Ro-
gers, es el espacio público, el lugar de encuentro e intercambio entre
las personas. “Lo que hoy se necesita es una institucionalización que
proteja el espacio público. Siempre me preocupo por crear lugares
para la gente, no sólo edificios para las ciudades.”
¿Cuales y cómo deben ser estos espacios promotores de la vida
colectiva? (*) Las respuestas se encuentran en la esfera del microur-
banismo, un área fronteriza entre la arquitectura y el urbanismo, que
enfoca el diseño de los lugares menores de la ciudad, la pequeña es-
cala en la que se instalan los habitantes cuando su vida se desarrolla
en el espacio público. Así como los arquitectos pueden organizar un
edificio para promover el encuentro entre sus habitantes, también
pueden inducir socialidad a través de una organización intencionada
de los ámbitos colectivos.(**)
Como señala Alexander Mitscherlich, “el reto que se presenta a
arquitectos y urbanistas es el de crear un territorio que lleve implí-
citos los presupuestos para convertirse en una patria para sus ha-
bitantes”54. Es en este campo donde, con el apoyo de las disciplinas
convergentes, son irremplazables para aportar al desarrollo de un
modelo humanizado de hábitat urbano. ·25·
Capítulo II
Los factores globales de disgregación social
Capítulo III
Los factores urbanos de alienación social
·I·
LA GLOBALIZACIÓN COMO
CONTEXTO DE LA VIDA URBANA
1. La globalización económica
* Según Hobsbawm “el primer gran cambio se produjo con la aparición de los aviones de carga.
El mejor ejemplo es el de los productos frutícolas: desde cualquier latitud es posible importar
frutas tropicales, australes o boreales con independencia de la temporada. El transporte aéreo
permite traer esos productos frescos a los hogares”. [36]
** Ya en los años 70, la Volkswagen tenía instaladas fábricas en Argentina, Brasil, Canadá, Ecua-
dor, Egipto, México, Nigeria, Perú, Sudáfrica y Yugoslavia.
En Manaos, Brasil, en la selva amazónica, se fabrican textiles, juguetes y electrónicos para
compañías estadounidenses, holandesas y japonesas.
la preeminencia del dólar como moneda universal y en que son y se-
guirán siendo por mucho tiempo la potencia sin competencia desde el
punto de vista militar.(*)
Sin embargo, prestigiosos analistas coinciden en que esto no po-
drá sostenerse en el largo plazo. EEUU es actualmente una poten-
cia endeudada que estuvo viviendo muchos años por encima de sus
posibilidades y que representa un porcentual cada vez menor de la
economía mundial. En el período 2003/2008 creció un 15%, mientras
China lo hizo un 64%, India un 52%, Rusia un 41% y Brasil un 25%.
China, en particular, se ha convertido en una gran potencia, inclusive
en materia militar. Hoy es el mayor exportador del mundo y se calcula
que en el año 2011 se convertirá en el primer productor mundial de
automotores. También la India es una potencia regional con enormes
recursos humanos, que dispone de una verdadera originalidad en el
terreno de la tecnología y la investigación. La Federación Rusa se re-
constituye rápidamente y en Sudamérica el MERCOSUR, liderado por
Brasil, es un proyecto que se consolida, pese a las presiones ejercidas
por EEUU, que desde hace más de un siglo, detenta la hegemonía con-
tinental.(**)
·28·
En el hemisferio norte estalló en el año 2008 una inmensa bur-
buja especulativa. La onda expansiva cubrió el mundo. En palabras
del economista Daniel Muchnik: “frente a la incredulidad de muchos,
primero se pinchó la burbuja inmobiliaria y se derrumbó la burbuja
accionaria. Luego la de los bonos, después las monedas y al final las
materias primas. La banca de inversión se fue desmoronando como
un castillo de arena. Las cinco mayores entidades Merril Lynch, Leh-
* Según el politólogo Juan Gabriel Tokatlián: “Estados Unidos tiene 860 instalaciones militares en
el mundo (15 grandes, 19 medias y 826 pequeñas); algo que ninguna gran potencia aspirante o
conjunto de potencias tiene. Se agregó en 2007 el US African Command, al tiempo que en 2008
se reactivó para el área de América Latina la IV Flota desactivada en 1950” 103.
** En el año 2004 Jeffrey Sachs pronosticaba que “pese a su riqueza y su poderío militar EEUU
irá perdiendo su capacidad de proyectar presencia política. Su presupuesto está en crisis
gracias a los gastos militares. Estamos tomando préstamos masivos en el exterior, sólo los
bancos asiáticos nos han comprado bonos de deuda por más de un billón de dólares”. [104]
“EEUU no podrá posponer eternamente su inevitable declinación. El resto del mundo lo está
alcanzando“.
Tras el estallido de la crisis del 2008, Paul Krugman confirmaba el pronóstico de Geoffrey
Sachs: “durante la mayor parte de la última década EEUU fue un país de tomadores de créditos.
Ahora estamos en problemas. Si quieren ver lo que haría falta, miren el ´programa de obras
públicas´ conocido como Segunda Guerra Mundial”. [105]
man Brothers, Morgan Stanley, Bear Stears y Goldman Sachs fueron
absorbidas o ingresaron en quiebra”106. (*)
A partir del derrumbe, el postulado de dominio unilateral está
siendo discutido por una nueva lógica multilateral.
Miguel Bein señala que “América Latina quedó del lado bueno del
rompecabezas mundial por los efectos de la integración de China e India
al mercado global. Éramos un país que desde 1930 no podía vender lo
que era capaz de producir y hoy nos cuesta organizarnos para producir
lo que estamos en condiciones de vender. La región es complementaria
con la mitad de la población mundial que crece al 8%, aunque ya no le
venda tanto a la mitad que crece el 2,5%, el grupo de los países ricos”.
* Declarada la crisis, George Soros observaba: “terminó una época de organización global basada
en el dominio del dólar.
El consenso de Washington impuso una disciplina a todos los miembros de la economía glo-
bal excepto a EEUU que tenía el dólar como divisa aceptada por los demás. Por esta vía acabó
utilizando todos los ahorros del mundo para apoyar el consumo interno”.[107]
Tras la crisis, según Ana Baron, en EEUU la pobreza subió el 14,3 % en 2009, eso significa que
uno de cada 7 de sus habitantes es pobre. Las estadísticas oficiales son devastadoras. El des-
empleo sigue aumentando y la situación social deteriorándose. Mientras tanto cientos de miles
de viviendas están vacías y las tasas de ejecuciones hipotecarias están en aumento: 2 millones
perdieron sus casas en 2008, 2,8 millones en 2009 y se espera aún más para 2010.
** En términos teóricos, dice Hobsbawm, “ya hay quien ha tratado de imaginar un planeta donde
las unidades no estén constituidas por países sino por grandes grupos empresariales: las 200
empresas internacionales más importantes, circundadas por entidades económicas menores,
pero multinacionales, tipo Benetton, y un tercer círculo de pequeñas empresas con acceso al
mercado global a través de internet”. “Este mundo sería altamente inestable. Cualquiera de los
gigantes actuales de la economía global, GM, Ford, IBM, Microsoft, puede sufrir cambios impor-
tantes en sus estructuras o desaparecer en plazos breves”.
existen instituciones políticas globales con poder real. La más impor-
tante, la ONU, que obtiene su poder de los Estados existentes, sólo es
respetada cuando sus decisiones no se oponen a las políticas nacio-
nales. Los países centrales ni necesitan desobedecer, ya que, como
miembros privilegiados del Consejo de Seguridad, cuentan con poder
de veto(*). Un conocido ejemplo es el de EEUU que, con casi el 99% de
los países del mundo en contra, mantiene el bloqueo a Cuba desde
hace medio siglo.
* Noam Chomsky señala que en las Naciones Unidas, “EEUU es el país que por lejos más vetos
produjo en una amplia variedad de cuestiones. En los primeros tiempos de la ONU podíamos
contar con el acuerdo de otros países. Como ahora no podemos, determinamos por nosotros
mismos”.
** Dice Osvaldo Bayer: el continente africano está siendo devorado por las naciones centrales.
Compran los mejores campos con arroyos o fuentes de agua en los que cultivan alimentos bá-
sicos que exportan a sus respectivos países.
Ya se han superado los 20 millones de hectáreas, condenando al destierro y a la lucha contra
el hambre a los habitantes africanos que cultivaban allí sus alimentos.[109]
sus propias leyes. No en balde el ultraliberal presidente Reagan insis-
tía en que “el gobierno no es la solución sino el problema”.
Lo que el Estado de Bienestar puede proporcionar es muy superior
a lo que las personas podrían obtener por sí solas en una sociedad
neoliberal. Se trata de un Estado regulador, planificador y recaudador
que capta buena parte de los ingresos nacionales y los redistribuye
por la vía de los salarios, los seguros de desempleo, el crédito barato,
los subsidios y un amplio abanico de servicios sociales. (*) En la actua-
lidad no se vislumbra otra alternativa realista para la distribución de
la riqueza. Las propuestas de neto corte socialista, donde las eco-
nomías nacionales quedan en manos del Estado, no están pudiendo
superar el colapso del modelo soviético, la descalificación mediática,
ni las sanciones económico políticas que les dispara el sistema que
intentan sustituir. (**)
* Carl Honoré señala que “a fines de la década del 90, Francia dio el audaz paso de limitar el
horario de trabajo a 35 horas semanales. Hoy, los empresarios franceses se quejan de que la
“Revolución del ocio” ha hecho que Francia deje de ser competitiva y que el flujo de inversiones
haya disminuido por el alto costo de la mano de obra francesa.
Esta experiencia pone de manifiesto la dificultad de tomar una postura nacional contra las
normas que rigen el mundo globalizado” [37].
** Phillippe Starck, desde su visión de diseñador, observa agudamente que “el socialismo cayó por
culpa de la mala calidad del primer prototipo. Si yo tirase la toalla cada vez que me sale mal el
primer prototipo, no haría nunca nada” [110].
Políticamente el secreto está en dominar el aparato de comunica-
ción, el mayor instrumento de poder de nuestro tiempo, con su capaci-
dad de colonizar la percepción y la subjetividad de las personas. Su éxito
más acabado se produce cuando las ideas impuestas se transforman
en lugares comunes, porque entonces parece que han existido siempre.
Quien pretenda cambiarlas estará subvirtiendo el orden natural.
La producción del nuevo imaginario social se irradia desde diver-
sos ámbitos:
– En primer lugar, el escenario de la percepción sensible pasa a ser
dominante, alejando toda posibilidad de análisis.(*) Su manipulación
constituye el factor más relevante para la inserción mediática de los
políticos. Las elecciones no las ganan las ideas sino poderosos grupos
económicos que promueven al campo de la política a figuras de alta
penetración popular. La baja de la militancia hace que las campañas
queden en manos de quienes disponen de los recursos para financiar
su publicidad.(**)
Según el politólogo Alain Uhamel, asistimos a una transformación
desde la democracia representativa a la de opinión, que hace que las
propuestas de un partido resulten de los sondeos previos. Es la vic-
·32· toria de la imagen sobre el proyecto político, de la subjetividad sobre
la racionalidad.
– La instalación del miedo es otro éxito propagandístico. Bourdieu12
señala que “la imagen de un mundo lleno de delitos y odios raciales,
se introduce poco a poco como una filosofía pesimista que estimula el
retraimiento político y la resignación” (***).
Es evidente que un ciudadano con miedo se hace mucho más ma-
nipulable, menos crítico y está dispuesto a transferir más libertad que
* Según José Pablo Feinmann, el film The Truman Show, dirigida por Peter Weir, metaforiza el
enorme poder de convicción de la manipulación mediática. “A Truman le crean su entorno y su
vida en un enorme set televisivo. Weir demuestra que se puede crear una realidad ficticia a
partir de los medios de comunicación” [111].
** En el año 2010, el tribunal supremo de los EEUU ha permitido a las grandes empresas financiar
sin límites las campañas políticas. Según el presidente Obama: “el tribunal aplicó un duro golpe
a los esfuerzos por controlar la influencia de las empresas en el quehacer político del país.
Hasta las empresas extranjeras podrán participar de ello. Esto significa que cualquier funcio-
nario público que tiene la valentía de oponerse a los intereses particulares y defender al pueblo
puede ser atacado en el momento de las elecciones” [112].
*** Ha quedado atrás la vieja prédica de Frankling Delano Roosevelt: “Lo único que tenemos que
temer es al temor mismo, un temor desconocido, irrazonable, injustificado, que paraliza los es-
fuerzos.” Desde el 11/09/2001 una voz invade cada cinco minutos los aeropuertos de los EEUU.
Como si se tratara del pronóstico de la temperatura, la voz informa el grado o nivel de ame-
naza de atentados terroristas.
De lo que se trata, en realidad, es del pronóstico del miedo.
un ciudadano normal. Ello no puede menos que afectar las condicio-
nes de la vida urbana, propendiendo al aislamiento de la población y
a la desconfianza hacia el colectivo social. La ilusión de un mundo de
delincuencia y violencia aumenta las ansiedades y las fobias y hace
desear que la política quede en manos de los especialistas.
– El discurso neoliberal ha realizado un inmenso trabajo para el
debilitamiento de las estructuras colectivas establecidas. Su estra-
tegia mediática apunta a identificar la libertad con el individualismo,
generando un equívoco que convierte el debate público en una discu-
sión falsa. Guiadas por la engañosa propuesta de una libertad indivi-
dual ilimitada, las personas se despolitizan y apartan de la vida pú-
blica, diluyéndose como sujetos capaces de asociarse para intervenir
en las decisiones políticas. El discurso elude expresiones en contra
de la participación, pero la identifica con los inofensivos mensajes de
veinte segundos que los oyentes envían a las emisoras y que éstas
seleccionan antes de lanzarlos al aire.(*)
– Como dice el lingüista norteamericano Noam Chomsky, “se está
plasmando una especie de neodarwinismo social expresado en el
concepto de meritocracia. Deben dirigir los mejores y más exitosos” 18.
Se ha inducido el tener dinero como un nuevo valor para medir el éxito ·33·
ya que, se dice, todos pueden obtenerlo si se han preparado y trabajan
duro. Desde esta ética todo induce a la población a ocuparse de lo
propio y delegar los público en los lideres del mercado.(**)
La irreversibilidad de esta situación –dice Chomsky– está fundada
en el crédito y en la especulación de bolsa. En el crédito porque mien-
tras impulsa la cultura del consumo estimula el endeudamiento de la
población. En la especulación porque la inversión del ahorro y los fon-
dos jubilatorios en acciones y bonos de Bolsa, destruye toda base soli-
daria. Si tengo mi jubilación invertida en determinada compañía, quie-
ro que esas acciones suban, aun sabiendo que para que esto ocurra
deben empeorar las condiciones de sus trabajadores. De este modo,
se unifican los intereses de la gente con los de las corporaciones”.18
La adicción a esta forma de obtener dinero se ha convertido en un
fenómeno incontenible. El porcentaje de estadounidenses actualmente
* Según la antropóloga Rosalía Winocurt, “un ciudadano mediático piensa desde lo inmediato. No
milita políticamente sino que escucha la radio, mira la TV y llama a los medios, generalmente para
quejarse”. Esa forma de participación hace que la cosa pública tenga lugar desde la cocina.
** Bourdieu señala que el mercado propone basar la legitimidad en la autoridad de la ciencia eco-
nómica. Estas elites dicen “quiero que Francia sea un país serio y feliz. Las personas formadas
sabemos dónde reside la felicidad del pueblo que, a veces ofuscado por algunos deseos incum-
plidos, no se da cuenta de lo feliz que es” [13].
vinculado con la especulación bursátil llega casi al 60%. No hay duda
que la idea del ahorro masivo invertido en acciones financieras es una
obra maestra del neoliberalismo.
5. La globalización de la cultura
* El teletrabajo cumple un rol cada vez más importante en el descompromiso de las empresas
con sus trabajadores.
En todo el mundo las grandes empresas persiguen el objetivo de promover el teletrabajo
como la nueva forma de organización laboral.
Un análisis de Robert Half International indica que el teletrabajo y los horarios flexibles son
el tercer incentivo que las empresas ofrecen a su personal para informalizar sus vínculos labo-
rales, sólo superado por los Bonos y los días extras de vacaciones.
tienen grandes posibilidades de continuar haciéndolo, sustentados
en la mundialización del idioma inglés y en la conducción del universo
informático, fuertemente concentrado en ese país.
La homogeneización cultural es muy fuerte. Hoy en día los medios
satelizados proyectan en simultáneo los mismos programas televi-
sivos y comparten la red unificada de Internet. El fútbol es el mejor
ejemplo: si bien las reglas del deporte, por su naturaleza, están muy
homologadas, el público de un encuentro de fútbol se comporta de
idéntico modo en cualquier lugar del mundo. En la intimidad de nues-
tras viviendas la recepción de nuestras pantallas nos da una visión
de lo que ocurre en el otro extremo del planeta. Como dice Marc Augé
“hoy Texas, Washington, Moscú o el desierto de Arabia nos resultan
conocidos aun que no hayamos viajado. Esta super abundancia de
conocimiento espacial funciona como un engaño. Constituye un sus-
tituto de los universos culturales verdaderos, recortados de sus iden-
tidades y del sentido que asumen para sus habitantes.”
* Gilles Lipovetsky señala que la lectura ha perdido gran parte de su prestigio. No aparece como
el entretenimiento favorito en ninguna categoría de la juventud, incluso las más cultivadas.
Un autor norteamericano se pregunta “¿acaso Google nos hace tontos? Antes yo leía libros,
ahora quiero encontrarlo todo en cinco minutos”. Es así, buscamos informaciones inmediatas,
pero el libro exige tiempo. La gente quiere tener acceso a todo rápidamente, hasta hay libros en
cuya tapa se promete explicar Platón en dos páginas: eso es el espectáculo. [113]
multitudes étnicas. En todos lados el aire acondicionado anula la di-
ferencia climática” 36.
El antropólogo Marc Augé, creador de la expresión no lugar apun-
ta que proliferan los no lugares, en un mundo donde se nace en la
clínica, se muere en el hospital, las ocupaciones son provisionales y
proliferan los super-mercados. Su frecuentación no tiene precedente
histórico, espacios para una individualidad solitaria y carente de me-
diación humana. Basta con un cartel o una pantalla. Los no lugares
son invadidos por textos y automatismos entre los cuales se circula
silenciosamente, se consultan las pantallas que indican los precios,
se paga con tarjeta de crédito a una mujer silenciosa y se opera en
cajeros automáticos que se despiden con un digital: “gracias por su
visita”. Es en esos momentos cuando nos invade el deseo de retornar
a nuestro barrio, nuestro ámbito de identidad.
6. El futuro de la globalización
** Dice Atilio Boron: entre las metas del milenio fijadas por la ONU para el 2015 figura reducir la
población mundial que vive con menos de 1,25 dólares por día. Ni siquiera tan insignificante
logro puede ser garantizado.
Sería interesante que los tecnócratas y el FMI explicaran cómo podría calificarse a una per-
sona que ha superado el umbral de 1,25 dólares por día. Si gana, por ejemplo, 1,50 ¿es un no
pobre por eso? El problema, en vez de afectar a mil millones de habitantes crecería extrordina-
riamente si se situara la línea de pobreza en 2 dólares diarios.
Mientras tanto los países más desarrollados nucleados en el G7 dedicaron a la cooperación
internacional apenas el 0,22% de su PBI.
*** En diciembre de 2009 se realizó la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climá-
tico, alrededor de la idea de salvar al planeta del colapso.
Los informes científicos advirtieron (por enésima vez) que las emisiones de dióxido de car-
bono elevarán seis grados la temperatura media mundial para fines del siglo XXI, por encima
del promedio de hace doscientos años, cuando comenzamos a quemar combustibles fósiles en
gran escala.
La Conferencia acordó limitar este ascenso a dos grados para el año 2050. Sin embargo, el
planeta desde entonces ya se calentó 0.75 ºC. Si detuviéramos el recalentamiento ahora, el
efecto ya acumulado agregaría otros 0.6 ºC, por lo que ya estamos en casi 1.5 ºC. [115].
que se avecinan, con riesgos acrecentados por el incremento de la
capacidad de represalia de la población excluida. No pueden descar-
tarse los riesgos de guerra a la que siempre recurrió el gran capital
para superar sus crisis. Difícilmente pueda pensarse en un conflicto
mundial, pero debe preverse la repetida aparición de guerras locales
y regionales que respondan al mismo objetivo.(*)
La alarma se dispara ante una peligrosa confluencia de anticipa-
ciones:
a. En el año 2009, el Programa Alimentario Mundial (PAM) de las Naciones Unidas anunció que la
cifra de hambrientos había superado por primera vez los 1000 millones de personas y advirtió
que continuaría aumentando. “Esta situación, agravada por el futuro crecimiento demográfico,
constituye una ´receta para el desastre´, prólogo de grandes violencias” [75].
c.
Se ha iniciado un nuevo tipo de guerra dispersa, relacionada con las luchas étnicas y religiosas,
con el petróleo, el agua y la alimentación, alimentada por la proliferación del tráfico de armas.
Según la experta rusa Ekaterina Stepanova, “en el mundo islámico se aspira a instalar glo-
balmente un nuevo orden social con un mensaje que es poderoso porque se ajusta al malestar
de los tiempos que corren: la religión islámica organiza todos los aspectos de la vida, desde las
relaciones familiares hasta la vida política, según una visión holística. Por eso tantos jóvenes
educados, ingenieros, biólogos, médicos son atraídos por el movimiento” [114].
¿Estamos entrando en un período de desenlace en la puja por la
apropiación de la riqueza? Hobsbawm advierte que “no llegaremos
al futuro prolongando los procesos de acumulación económica que
mueven el presente. Si hemos de tener un futuro, el capitalismo neo-
liberal no debería tenerlo.”
* La anomia emerge de la ruptura de los sistemas de valores vigentes en una sociedad, la pérdida
del marco que les permite orientarse. El estado de anomia surge de la discrepancia aguda entre
las normas, las metas y las capacidades de los miembros del conjunto social.
Los cambios rápidos crean confusión. Si los viejos valores no son sustituidos rápidamente, el
estado de anomia se profundiza.
Es uno de los factores que explica el aumento de suicidios que se producen en las socieda-
des urbanas, independientemente de su prosperidad económica.
Extractado del Diccionario de Ciencias Sociales y Políticas; Torcuato Di Tella y otros.
etapas de resistencia, aceptación y recuperación. En una vida de cam-
bios rápidos y continuos, el hombre no puede completar sus períodos
de adaptación entrando en confusión e incertidumbre. No sabe a qué
atenerse y no comprende los procesos externos que determinan su
vida, por lo que se refugia en la provisoriedad, la búsqueda de place-
res rápidos y en proyectos de muy corto alcance.
La rapidez de los cambios ubica al habitante en un permanente aquí
y ahora. Todo se hace efímero suscitando un modo de vivir que se ha
bautizado como ‘presente extenso’, la dilatación del momento presente
y la negación de las referencias al ayer y al mañana. Se distorsionan las
prioridades y las perspectivas. Las pequeñas contrariedades suelen
convertirse en tragedias, en una regresión a niveles emotivos infantiles
de personas que tienen pasiones y músculos adultos. Los psiquiatras
germanos las denominan Blitzpsychosen (psicosis relámpago).”
El delito en las grandes ciudades está íntimamente relacionado
con la anomia, el desmoronamiento patológico de los principios y nor-
mas de los que surge nuestro comportamiento. La anomia produce
personas insatisfechas que luchan sin descanso por avanzar hacia
metas indefinidas. En el camino compiten los unos contra los otros
·42· para terminar agotados, resentidos y desmoralizados.(*)
Ya el viejo Aristóteles advertía que lo que cambia incesantemente
está condenado a no poder ser entendido.
* Dice Alexander Mitscherlich: “las sociedades humanas, como todos los organismos, tratan de
mantener su equilibrio vital aferrándose al status quo.
Nuestra conducta no se modifica de repente. Se precisan innumerables repeticiones de un
hecho nuevo para que calen en la conciencia social. Primero necesitamos ignorarlo y rechazarlo
muchas veces.” [54].
* Hobsbawm señala que trabajar en casa puede convertirse con facilidad en trabajar sin límite.
Asegura que los seres humanos no quieren trabajar solos, prefieren hacerlo en compañía.
Aunque la actual propaganda señala las ventajas del trabajo en domicilio se dirige en buena
medida a liberar a las empresas de la carga de los despidos[36].
** Escribe la corresponsal María Laura Avignolo: “una ola de suicidios en la empresa France Te-
lecom conmueve a Francia. Los despidos, las transferencias intempestivas y las deslocaliza-
ciones, han traído como consecuencia que veintitrés empleados se quitaran la vida y otro lo
intentara en los últimos dieciocho meses.
Los trabajadores relacionan los suicidios con un programa de modernización de la compa-
ñía: “nos han establecido objetivos imposibles de alcanzar. Cambian a la gente de puestos, ar-
gumentando que si seguimos en una posición, perdemos eficacia[11].
*** En Japón la empresa Bandai ha vendido más de un millón de unidades de muñecas dedicadas
a mujeres mayores de 50 años. Se trata de una muñeca de 50cm con mejillas suaves y rosadas
y grandes ojos negros que, cuando la abrazan o le hablan, responde. Es considerada un nuevo
miembro de la familia al que se le puede enseñar a hablar y cantar hasta 5 canciones siempre y
cuando la abracen.
La empresa organiza simulacros de inicio de clases, así como viajes a las aguas termales
para ellas acompañando a sus “abuelas”.
¿Por qué debemos aprender que el consumo confiere sentido a
nuestra vida? ¿Por qué el discurso dominante llama consumidores a
los ciudadanos? La rotunda explicación radica en que el consumo de
bienes y servicios es el motor del sistema económico, que necesita
ser cuidadosamente cultivado porque, en la actualidad, representa
dos tercios de la actividad económica mundial. De ahí el esfuerzo que
realiza la inteligencia del mercado para que los individuos identifiquen
el consumo con la felicidad, el éxito y el status social.
Lo útil debe ser efímero para dejar el terreno a la compra siguiente.
Desde este principio se despliega la denominada “cultura bulímica”,
una palanca principal del mercado que funciona en sucesivas oleadas
de bienes cuya sustitución es inducida mediáticamente. La población
aprende a vivir comprando y a trabajar para cubrir sus “flamantes ne-
cesidades”. Al hacerlo, cada individuo se transforma en un elemento
de la máquina económica.
* Dice Bauman: “El volumen de conocimientos que se necesita para mantenerse conectado es
impresionante: una multitud de marcas y logotipos que hay que memorizar a medida que los
líderes del diseño los imponen: ‘las celebridades no llevan abrigos’, ‘ahora predominarán el me-
locotón y la menta’; dígale adiós a los pantalones de combate y den la bienvenida al caftán, son
conocimientos que se debe refrescar cada semana.[6]
** “Dado que ‘ser’ se traduce como ‘ser distinto’ –ironiza Bauman– no tengo más remedio que bus-
car mi verdadero yo, mi yo real. No tardamos en tener ofertas de ayuda. Quienes busquen su
individualidad podrán encontrar (a precio justo) a los colaboradores diplomados dispuestos a
guiarlos hacia las oscuras mazmorras donde quizás se esconda su auténtico yo”. [6]
La cultura juvenil se ha convertido en dominante en el mercado.
Su auge fue recibido con entusiasmo por los fabricantes de bienes
de consumo. No sólo representa una masa concentrada de poder
adquisitivo: la velocidad del cambio tecnológico da a la juventud am-
plia ventaja sobre las edades mayores para liderar los nuevos hábitos
culturales. El mercado se percató de la existencia de este nicho de
consumo cuando descubrió que, estando estimulados, los niños y los
adolescentes exigen lo que quieren. Son muchos más de 5 millones de
menores de 14 años en la Argentina y más de 60 en América Latina.(*)
Como señala la pedagoga Gabriela Diker, “el fenómeno no es exclusivo
de las clases consumistas. En los sectores excluidos los niños expre-
san los mismos deseos jugando con basura electrónica. Las preado-
lescentes internadas en hogares asistenciales juegan con un teléfono
celular a que son personajes de Rebelde Way”.
Asusta el avance de esta cultura sobre la infancia, porque tien-
de a modelar generaciones de niños empapados de los valores del
consumo.
* Según el columnista Mario Diament la moda para pre-adolescentes vende anualmente 28 mil
millones de dólares.
“Se los llama tweens y conforman el segmento que va de los 8 a los 12 años.”
“En diciembre del 2003 en Las Vegas se realizó la Conferencia Anual sobre Marketing para
Tweens que atrajo algunas de las firmas más poderosas del planeta. Uno de los objetivos de la
conferencia fue enseñar a los participantes cómo meterse en la mente de un niño.”
“Desde el 2000 esta industria comenzó a inundar el mercado con productos similares a los
de las mujeres adultas. El estilo insinúa sexualidad, lo que hace que muchas tweens parezcan
prostitutas reducidas por los jíbaros” .[119]
4. El pragmatismo y las creencias regresivas
* Bourdieu señala que “ya en el antiguo Egipto, en épocas de crisis se veía florecer entre los dirigen-
tes la corrupción correlativa con la decadencia del respeto hacia lo público y entre los dominados
la religiosidad mágica asociada a la desesperación respecto de las soluciones temporales” .[13]
5. La huella ecológica del consumo
* Para testear hacia dónde se dirigían los cargamentos de desechos generados en Inglaterra,
Greenpeace junto con un canal de televisión tiraron en un basurero un televisor viejo que con-
tenía adentro un aparato de GPS. Algunos días después la señal del dispositivo permitió locali-
zarlo en Lagos, la ex capital de Nigeria.
ciudadano norteamericano medio, necesitaríamos el triple de la su-
perficie planetaria para mantenerlos”.6 (*)
Cada fenómeno de contaminación puede ser remediado en sí mis-
mo, pero queda enmascarado el problema general, el de la organi-
zación de la sociedad en relación con la naturaleza. La sociedad de
consumo es, intrínsecamente, una sociedad de elites. En ese marco,
la pretensión de equiparar la calidad de vida de los habitantes del pla-
neta resulta un engaño. Aunque se hable de desarrollo sustentable,
resulta incongruente suponer que un desarrollo económico que deba
presionar sobre los recursos naturales, pueda ser sostenible en térmi-
nos ecológicos. En el año 2050 unos 10.000 millones de seres humanos
convivirán sobre la Tierra por lo que es probable que existan para en-
tonces 200 o 300 megaciudades enfrentando graves riesgos sanitarios
y ecológicos . Según la lógica del mercado, los fondos privados sólo es-
tarán disponibles donde reditúen beneficios. Las acciones preventivas
que no se traduzcan en negocios quedarán en manos de los Estados,
pero el mercado se niega a financiarlos con nuevos impuestos. Un te-
mible círculo vicioso bien expresado en una negra viñeta del humoris-
ta español Andrés Rabago: “la destrucción del planeta es vital para la
·48· supervivencia del sistema.” (**)
6. La cultura televisiva
* Dice Alieto Guadagni: un alemán contamina cien veces más que un etíope, un norteamericano el
doble que un alemán y cinco veces más que un chino y un inglés el doble que un argentino 121.
Según Kevin Watkins, Director de Desarrollo Humano de Naciones Unidas, si el mundo sub-
desarrollado hubieran generado emisiones de CO2 per cápita al mismo ritmo que los norteame-
ricanos, en este momento necesitaríamos la atmósfera de nueve planetas tierra.
* Se ha demostrado que las personas adictas a la tv experimentan durante sus largas sesiones
un descenso del metabolismo del 12% debajo del nivel de descanso.
Pinillos, “la TV es un caballo de Troya al que los padres gustosos abren
las puertas de sus casas para distraer a los pequeños y disfrutar de
un momento sin interferencias”60.
Recordemos que el hogar es un ámbito principal en la formación
de la personalidad del niño. Todo cuanto después le ocurra al adulto
caerá sobre el entramado psicológico originado durante su infancia (*)
El pediatra Hugo Sverdloff señala que “la pantalla quita materialidad
a las primeras impresiones ontológicas del niño, a la impresión de
realidad que le suscita el contacto y la resistencia física de las cosas
y de las personas. La virtualidad se les mete bajo la piel y sustituye
la realidad sin nosotros enterarnos. A esta edad los aprendizajes se
logran explorando, equivocándose incansablemente e interactuando
con otros chicos. Las conexiones que no se establecen en esa etapa
no lo harán más adelante, y las condiciones naturales que no se usen
se atrofiarán para siempre”.
7. La socialidad virtual
* Dicen Esteban y Luis Magnani: “la TV apela a una serie de reflejos condicionados que hacen que
hasta un lactante intente girar la cabeza.
Cuando la TV está encendida las conversaciones se reducen, los niños vocalizan menos y los
adultos hablan con menor frecuencia, por lo que la estimulación se minimiza.
En un estudio realizado sobre niños de dos meses a cuatro años de edad, resultó que en cada
hora de televisión se producía una disminución de setecientas setenta palabras provenientes
del adulto. Estos resultados pueden explicar por qué la televisión deriva en demoras cognitivas.
El lenguaje es vital para el desarrollo del cerebro durante la primera infancia.[122]
En coincidencia, Agnes Vincent-Deray, consejera del órgano regulador de la TV en Francia,
señala que: “La TV en la primera infancia puede acarrear trastornos como “pasividad acentua-
da, retraso en el habla, problemas de concentración y dependencia de las pantallas”. En Francia,
los programas infantiles deben incluir en la pantalla el aviso “ver TV puede frenar el desarrollo
de niños menores de 3 años, aun cuando se trate de programas específicos para ellos.[123]
(Viene página anterior)
– “Si bien soy ágil al navegar la red, he experimentado un retroceso en mi capacidad de mante-
ner la atención. La red carcome la concentración. Mi mente espera hasta tomar la información
en la manera en que la red la distribuye”.
– “Antes solíamos cultivar el pensamiento. Ahora nos hemos convertido en cazadores-recolec-
tores de imágenes e información”. [126]
* Tras los atentados en España del año 2004 el gobierno de Aznar responsabilizó a la ETA, cons-
ciente del impacto electoral que tendría esta noticia en las elecciones a realizarse tres días
después. Sin embargo a las pocas horas comenzó a circular la versión de que los atacantes
habían sido terroristas islámicos (Aznar había enviado tropas a medio oriente). Miles de mani-
festantes reunidos mediante cadenas de mensajes de texto y mails marcharon en contra de las
versión oficial, que tuvo que ser desmentida y le costó las elecciones al partido popular.
entretenimiento, el juego con amigos se produce online.(*) Como dice el
sociólogo Marcelo Urresti: “entre los nativos digitales, son mayoría los
que, privados de internet, se tornarían casi inmateriales. Son chicos
que se vinculan mediante fotologs y redes sociales, para los cuales
visitarse se reduce a visitar el blog. Estamos viendo en quienes se
´cuelgan´ de la computadora una peligrosa tendencia a la desligazón
de la realidad (si quiero lo borro, no existe más).”125
La socialización digital basada en aficiones personales o en episo-
dios mediáticos produce grupos efímeros e inconsistentes.(**) Lo que
se vacía no son tanto los vínculos primarios como los secundarios,
esos que dan origen y sustento a las instituciones de la comunidad.
La atomización que supone el espacio virtual debilita la adhesión y la
cohesión interna de las comunidades.
Sin embargo internet ha mostrado una notable eficacia comuni-
cacional. Casi todas las organizaciones sociales han creado su sitio
web y convocan a través del mismo. En el Foro Social Mundial se ha
conversado sobre la importancia y las posibilidades de Internet para
difundir un mensaje alternativo, concluyendo que la dimensión terri-
torial, tan afincada en las organizaciones sociales se resignifica en
·52· escala planetaria al evitar que los grupos y comunidades se sientan
aislados, conectándose con otros grupos que hacen lo mismo en dis-
tintos lugares del mundo. También el papa Joseph Ratzinger ha ins-
tado a todos los sacerdotes para que se enlacen con Internet: “Que el
Señor haga de ustedes heraldos apasionados de la Buena Nueva, en
la nueva ágora creada por los medios actuales de comunicación”.127
* En Italia tuvo amplia difusión el caso de un adolescente, que debió ser internado al quedar
mudo por una sobredosis de videojuegos. No hablaba ni entendía lo que ocurría a su alrededor.
Se pensó en un derrame cerebral. Tras los estudios médicos se informó que sufría un síndrome
de “distanciamiento mental” producto de su arraigo al mundo de la Playstation.
** Mark Zuckerberg, fundador de Facebook, habló del rápido crecimiento de su red social: “pa-
samos de veinticinco millones de usuarios en 2007 a doscientos cincuenta millones dos años
después. Tenemos quince mil millones de fotos en el sitio y agregamos mil millones mensuales.
La red social de cada usuario abarca el mundo”.
· III ·
LOS FACTORES URBANOS
DE ALIENACIÓN SOCIAL
1. La ciudad alienante
* El concepto de alienación, acuñado por Hegel, fue utilizado por Marx para definir el efecto de la
propiedad privada y la división del trabajo sobre la pérdida de las facultades del hombre sobre
sí mismo.
Los productos de su trabajo se separan de su voluntad y de su proyecto. Sus formas de vida y
su concepción del mundo resultan de la obligada adaptación a una realidad que le es impuesta.
El término alienación y su sinónimo, enajenación, han desbordado el marxismo y se han in-
corporado a las corrientes teóricas y al lenguaje habitual.
Extractado del Diccionario de Ciencias Sociales y Políticas (Torcuato Di Tella y otros).
** Durkheim señala que el suicidio está íntimamente ligado al nivel de integración con el grupo de
pertenencia, por cuanto el hombre es ante todo un ser social.
Todo debilitamiento del colectivo social, toda pérdida de densidad ética por parte de la so-
ciedad y de los grupos en que el individuo está inmerso, debilitan su identidad, su equilibrio y
socavan su propia esencialidad.
No es casual que el suicidio se dé más entre los habitantes de la gran ciudad. [2]
2. Burocracia, masificación y anonimato
* Según el comunicólogo Diego Levis, “es habitual encontrar personas que utilizan el celular
como un medio de combatir la sensación de aislamiento. Da igual el momento en que suena, se
apresuran a atenderlo, la llamada no puede esperar. Les complace saber que no están solos en
la ciudad” .[128]
el individuo pierde capacidad de responder, adopta una actitud de retira-
da y desinterés, sufre de embotamiento afectivo y pierde la capacidad
de discernir lo esencial de lo superfluo, la realidad de la ficción. Bajo
tales condiciones las conductas se hacen antisociales y los fines se
confunden con los medios.
La alienación de la identidad personal es el mal de la ciudad con-
temporánea. Desde esta perspectiva se comprenden con claridad los
efectos terapéuticos de la pertenencia comunitaria y el sentido de un
espacio público pensado para la socialidad. Es allí donde florece el diá-
logo entre vecinos y donde se enhebran los hilos primarios del tejido so-
cial, materia prima para la conformación de las redes vinculares que nos
permitirán recuperar la pertenencia social diluida por la masificación.
* Pinillos se refiere al caso de Kitty Genovese, que fuera brutalmente asesinada en plena calle.
Tras la investigación policial resultó que treinta y ocho personas habían presenciado el crimen
desde sus ventanas y escuchado los gritos de socorro de la joven durante largos minutos hasta
que el asesinato fue consumado.
el gran responsable del exceso de horas de trabajo. Nunca la gente
trabajó tanto como ahora. El uso simultáneo de computadoras, correo
electrónico, celulares, mensajes de texto y reproductores portátiles no
da un minuto de respiro. El cansancio psíquico llega a ser brutal”.129
La privación del tiempo libre ha sido profundizada por los horarios
irregulares y extendidos impuestos por la flexibilización, imponiendo
un nuevo rasgo a la vida familiar: adultos siempre trabajando y niños
más solos. La vida pausada queda para las ciudades menores, don-
de todas las actividades, inclusive el tránsito, incorporan un tiempo
social. Se ha medido que en los pueblos una compra insume un 60%
más de tiempo que en la ciudad.
En las ciudades mayores, donde el primer efecto de la expansión
urbana fue la extensión de los recorridos, la carencia del tiempo libre
ha cobrado una entidad mayúscula. El día se agota en un largo e incó-
modo ir y venir, sin el menor sentido de paseo que comprime el tiempo
de la vida familiar y social. Los vínculos comunitarios, cuando pueden
establecerse, resultan esporádicos y discontinuos. Al regresar a casa,
sin mayores ánimos de contactos interpersonales, alguna pantalla,
probablemente la del televisor, se apropiará de nosotros. Así se cierra
·58· el cerco de nuestro tiempo libre.
* Según Rojas Marcos, los actos suicidas y la agresión de unas personas contra otras o contra
sus propiedades ocurren en lo centros urbanos con una frecuencia entre 10 y 15 veces más alta
que en las zonas rurales. En los Estados Unidos la atmósfera de violencia urbana es tan intensa
que se ha estudiado que el 20% de los estudiantes secundarios llevan consigo un arma blanca
o un arma de fuego.
siempre la apropiación de los recursos. “Resulta por demás evidente
que la atenuación de la violencia depende de la distribución de la ri-
queza. Las injusticias que acompañan a las relaciones de propiedad
cargan los impulsos de los desposeídos hasta que los convierten en
manifestaciones irrefrenables.” 75 Es inevitable que la apropiación
concentrada de los recursos, las inequidades y pobrezas de todo tipo
que la acompañan y el espectáculo del consumo ostentoso de las mi-
norías privilegiadas, detonen reacciones violentas, a veces desespe-
radas, en la población sumergida.
El miedo es hoy parte del horizonte vital del habitante urbano, que
reclama soluciones inmediatas (*). Ante la imposibilidad de proveerlas,
se escucha que la democracia no sirve, que sus procedimientos len-
tos y deliberativos son incapaces de implementar respuestas rápidas.
Como señala Alberto Binder las relaciones de la democracia, perverti-
das por el miedo, mutan a formas vinculares propias de la vida feudal:
“La relación del ciudadano temeroso con sus gobernantes es análoga
a la del siervo con los nobles que le prometían su protección. Entregan
libertad a cambio de seguridad.” 10
La libertad y la seguridad se necesitan mutuamente. La falta de
una revierte la existencia de la otra. Cuando falta la seguridad nos
encerramos para sentirnos a salvo. Cuando falta la libertad nos auto-
censuramos por temor a la represión.
Los miedos se agigantan en las ciudades mayores y se reducen en
las menores. Estudios efectuados para contrastar el grado de confianza
·60· ante los desconocidos muestran que, en las ciudades medias y grandes,
el 75% de los ciudadanos atendían a los visitantes por las mirillas, mien-
tras que en los pueblos y las ciudades pequeñas sólo lo hacía el 25%.
Cada día hay más ciudades donde la protección contra el crimen
se ha convertido en una obsesión. Es sabido que los medios de comu-
nicación los reproducen hasta el hartazgo, pero no son solo ellos. La
sensación de inseguridad también es alimentada desde dos vertien-
tes de nuevos negocios cuyos beneficios dependen de la persisten-
cia del miedo: la de los sistemas de seguridad, alarmas y monitores,
sensores, blindajes, seguros de todo tipo, vigilancia privada y otras
formas de aminorar el temor, muchas veces extravagantes(**) y la de los
* La investigadora Shila Vilker señala que entre 1996 y 1997 se empieza a instalar una percep-
ción del fenómeno delictivo interpretado como inseguridad. A partir de entonces aparece el
lenguaje de las “olas”, ola de asaltos, ola de ataques a ancianos. En 1999 aparece la idea de la
“guerra”: estamos en guerra contra la delincuencia. En 2004 con la muerte de Axel Blumberg, la
inseguridad hace metástasis, empezando a evidenciar la vida misma como insegura y precaria.
[131]
** Dos testimonios:
* Carl Honoré señala que el diseño de los barrios residenciales estadounidenses refleja la prefe-
rencia por el coche. Algunas calles ni siquiera tienen vereda y la mayor parte de las casas cuen-
ta con garage para varios vehículos. La gente conoce los coches de los vecinos mejor que a ellos
mismos. El malestar provocado por el aislamiento social se revela en una investigación según
la cual los estadounidenses que viven en los barrios residenciales desparramados, pesan un
promedio de 3 kilos más de los que viven en barrios compactos37.
6. El maltratado psiquismo del habitante urbano
* Según Pinillos, una forma de aproximarse a las características de la vida en las grandes ciuda-
des consiste en aplicar una óptica de contraste con la vida de las ciudades pequeñas[60]:
* Dice Mitscherlich: una creciente agresividad flota libremente. Los menores motivos pueden
detonarla. Las ciudades están tomadas por sus manifestaciones, desde le nervioso bocinazo
hasta verdaderos actos de violencia física. Síntomas de la creciente incapacidad para reducir
las tensiones a niveles que permitan una comunicación civilizada.[54]
** Desde que las investigaciones de mercado demostraron que una siesta corta puede reforzar la
productividad, aparecen nuevas ofertas.
Según Honoré, “una red española ofrece la oportunidad de dormir 20 minutos por 4 euros. Cada
detalle está diseñado para relajar. Los clientes, vestidos y arrodillados boca abajo en sillones de
diseño ergonómico reciben un masaje en la cabeza, el cuello y la espalda. Llegado el sueño, el ma-
sajista los envuelve con una manta de lana y se marcha”. [37]
dice el psicólogo comunitario Juan Otero: “visto desde la psiquiatría
el problema prioritario es el de la pobreza, que se presenta como un
aniquilamiento de la identidad, de la pertenencia y del futuro. Resulta
imposible comprender el sentido de las prácticas psiquiátricas con la
pobreza, una especie de ingeniería química que recurre a la medicali-
zación, independiente de las causales de las patologías.” 135 (*) Cuando
la alienación económica y la psíquica actúan en conjunto, se funden
en la más acabada destrucción que cabe infligir a un ser humano.(**)
·64·
* Medicalización: según Paulo Amarante, la medicalización se relaciona con la apropiación por
parte de la medicina de todo aquello que no es del orden médico. Se refiere a la posibilidad
de transformar en “médico” lo que es del orden de lo socioeconómico, como las personas que
siendo objeto de violencia social son sometidas a medicación. Se presenta como un problema
de salud lo que es un emergente propio de la exclusión.
** Pinillos señala que “las neurosis de ansiedad son tres veces más frecuentes en las clases altas
que en las clases bajas, porque en éstas la ansiedad muta hacia comportamientos agresivos y
graves trastornos mentales. Así lo comprueban estudios realizados en Francia: a la edad de 24
años el porcentaje de psicóticos era parecido en todas las clases sociales. A los cincuenta años
de edad, las clases populares contenían un 3% de psicóticos y las clases altas menos de 0,5%.
La relación 1 a 1 había pasado a 6 a 1”. [60]
2
El barrio,
territorio de
la integración
social
Capítulo IV
El espacio público según los estratos sociales
Capítulo V
La escala barrial
· IV ·
EL ESPACIO PÚBLICO
SEGÚN LOS ESTRATOS SOCIALES
* En San Francisco, EEUU, los camiones de basura pasan una vez por semana. Interrogado sobre
cómo soportan los vecinos un recipiente con comida degradada durante una semana, el coordi-
nador de la campaña “basura cero”, explica: “si el cliente prefiere una recolección más frecuente
puede obtenerla aumentando el costo de su servicio”.
** Dice Federico Caeiro (extracto): “Marchas piqueteras que cortan las calles, cartoneros que de-
jan un tendal de basura, plazas–potrero donde se juega al fútbol, limpia vidrios que se abalan-
zan sobre los vehículos, vendedores que compiten deslealmente con comerciantes que pagan
impuestos, bares que invaden las veredas con mesas ilegales, homeless por doquier. La ciudad
de Buenos Aires está más ultrajada que nunca.
Es al Estado a quien corresponde asegurar el cumplimiento de las normas a través del uso de
la fuerza si es necesario”. [136]
En paralelo, con antecedentes en las utopías urbanas de la segunda
posguerra, gana adhesiones el paradigma de una ciudad democrática
que, respondiendo a las demandas de una población ya distanciada de
su origen rural, reclama protagonismo. Este paradigma pone en valor
la ciudad existente y la descentraliza en comunas socialmente integra-
das, con gobiernos participativos. Protege la identidad de sus barrios,
los provee con equipamientos completos y prioriza la peatonalidad.
En las ciudades mayores estos conceptos incluyen las poblaciones
del cinturón periférico, constituyendo una red regional de poblaciones
conurbadas, sectores industriales, espacios naturales y servicios re-
creativos y deportivos. Un territorio interconectado por un sistema vial
y ferroviario que privilegia la calidad y la fluidez del transporte público.
Dice Aldo Rossi: “la formación del barrio es un hecho social fun- ·69·
dado en la segregación de clases, que se ha repetido históricamente
tanto en las ciudades de nuestro tiempo como en la antigua Roma.” 64
El habitante urbano, el urbanita, dista de constituir una categoría
homogénea. Aunque para la geografía y la demografía la palabra ur-
bano representa un universo coherente, diferente del que se designa
con la palabra rural, acercando la óptica se descubre en su interior
una estructura claramente segmentada.
Las estructuras físicas de la ciudad revelan las peculiaridades de
su estructura social ya que el nivel socio-económico es el principal
factor que interviene en la selección de residencia. La tendencia a
agruparse por parte de aquellas personas que comparten un estilo
de vida, resulta en la conformación de grupos sociales relativamente
homogéneos afincados en un área espacial determinada.
Las nociones de ciudad, vida urbana y espacio público son parte
de la mochila cultural de cada estrato. Recordar este hecho es una de
las bases para el éxito de las políticas urbanas.(*)
* Dice el sociólogo Richard Sennett: “la pobreza y la abundancia desempeñan un papel pene-
trante en el deseo de comunidad. La abundancia acrecienta el aislamiento en los contactos
públicos así como la necesidad les abre un cauce”.
** Según Natanson, las clases más bajas conocen las redes de contención social, tienen comedo-
res, subsidios o programas específicos, saben cómo sobrevivir.
La clase media empobrecida es más vulnerable. Hay un gran desconocimiento de los cir-
cuitos de ayuda, además de vergüenza por recurrir a ellos, ya que su cultura interpela a sus
miembros en torno del ascenso social. Los jóvenes en particular sufren esta situación, ya que
sus padres no dejan de depositar en ellos las más altas expectativas.[138]
Aunque la clase media aspira a una elevación de su status, ello no
impide que sus miembros se inserten en la sociedad barrial y respon-
dan positivamente a las convocatorias de las instituciones comunita-
rias, especialmente las relacionadas con la educación, la seguridad,
la cultura, el deporte y la preservación barrial. Su red de amistades
se disemina en toda la ciudad, pero muchos de sus vínculos más co-
tidianos se ubican en el barrio. Las relaciones de vecindad son más
selectivas que en los sectores obreros, pero las afinidades personales
importan tanto como las del status”40.(*)
* El reciente intento de construir un muro entre San Isidro y San Fernando representa el grado
extremo de la controversia entre clases sociales. Como señala Marta Bekerman, “se intentan
neutralizar las diferencias a través de la separación tajante de personas geográficamente muy
próximas, con toda la carga discriminatoria que supone que un vecino no pueda conectarse con
otro que vive en la cuadra siguiente”.[137]
** Suzanne Keller propone: “imaginemos un barrio obrero donde la gente tiene fuertes lazos de
vecindad y los vecinos responden sin dudar a la petición de herramientas, dinero, comida o con-
sejos y donde la gente se siente libre de pedirlos.
Imaginemos otro barrio, ahora de clase media, donde más allá de la cortesía se espera que
la gente se atenga a su intimidad y se mantenga fuera de los asuntos de los demás. Rara vez se
piden favores, no se arma demasiado ruido y se mantienen limpias las veredas.
Si un individuo del segundo barrio se traslada al primero, es seguro que considerará a sus
vecinos ruidosos, intrusivos y chismosos, mientras que ellos lo encontrarán distante, egoísta y
antipático. Nadie estaría feliz y la situación terminaría con una nueva mudanza”.[40]
·V·
LA ESCALA BARRIAL
1. Barrio y ciudad
* La Unidad Vecinal, dice Roberto Segre, se desarrolla luego de la primera Guerra Mundial. Se
trata de un agrupamiento que relaciona entre sí a un conjunto de familias a partir de sus ne-
cesidades de consumo cotidiano y la educación de los niños. Perry encierra esta Célula Básica
(Continúa página siguiente)
La arquitecta argentina Marcela Camblor, directora de diseño
urbano del Estado de Florida, USA, arriba a conclusiones pareci-
das a partir de su experiencia de gestión local: “Por primera vez en
la historia de la humanidad creamos un patrón de desarrollo urbano
que no permite caminar. Ese patrón, un producto del predominio del
automóvil en las últimas décadas, se caracterizó en nuestro Estado
por una construcción segregada y desparramada que buscó el aleja-
miento de las ciudades. Nos convencimos de que sólo viviendo en un
lugar aislado con amenities y seguridad privada era posible mejorar
la calidad de vida”.
“Se pavimentó sin dirección ni límite, en una constante búsqueda
de tierras baratas, ocupando áreas dedicadas a la agricultura. Cons-
truimos playas de estacionamiento para los autos de quienes se fue-
ron a la periferia, pero trabajaban en la ciudad y dejamos en manos
del sector privado la función pública de crear comunidades. El resul-
tado fue insostenible”.
“Pronto apareció el primer gran enemigo: el traslado diario se vol-
vió agobiante. El habitante de la periferia pasa un promedio de dos
horas diarias en un auto, sesenta días hábiles anuales, inmerso en un
·74· caos de tráfico. Para una sociedad que luchó por conseguir diez días
de vacaciones al año, malgastar sesenta días laborables en un tráfico
cargado de stress, resultó inaceptable”.
“Al principio construimos nuevas autopistas, pero nos superó el
crecimiento de la congestión. Nos convertimos en el Estado con ma-
yor índice de peatones atropellados del país. Fue como pretender ba-
jar de peso aflojándose el cinturón”.
“Hoy estamos mejorando nuestras ciudades para hacerlas nueva-
mente deseables. Trabajamos con la comunidad en la creación de los
planes que guían el crecimiento urbano y estamos educando a nues-
tros gobernantes al exigir que todo nuevo desarrollo se constituya
como una comunidad completa” 139.
(Viene página anterior)
en un círculo de 200m de radio en cuyo centro coloca el comercio diario, un círculo infantil, una
lavandería.
A partir de este núcleo mínimo de 1000 a 1500 habitantes, se forma la Unidad Vecinal, com-
puesta por cuatro núcleos básicos. La distancia máxima de su centro a las viviendas es de
400m. Allí radica la escuela secundaria, el centro comercial y otros servicios de uso periódico.
La circulación vehicular no penetra en la Unidad Vecinal.
Con variaciones, este esquema tuvo aplicación inmediata en la segunda pos guerra y se con-
virtió en un modelo de asentamiento, inclusive en el mundo socialista.
2. El concepto de barrio
* Las ciudades nacen con la escala de un barrio. Al expandirse aparecen sus barrios interiores.
En el siglo XVIII, Buenos Aires pasó a ser una verdadera ciudad para su época. Los 22.000
habitantes que la ciudad albergaba en 1770 habían pasado a ser 40.000 para 1800.
Según Schavelzon, en 1820 la ciudad y su entorno próximo tenían 260 tiendas y 500 pulpe-
rías. Recién entonces comenzaron a definirse los primeros barrios, tomando como punto de
partida las parroquias y los cuarteles militares que dividían la ciudad. [66]
identificación y de participación cívica, donde se produce el intercam-
bio entre sus habitantes.
El barrio es el ámbito del encuentro repetido, de las relaciones de
proximidad. Allí se originan los vínculos cotidianos que suelen evolu-
cionar hacia formas de asociación o grupos de acción local. Un espa-
cio social con problemáticas comunes tan trasendentes como las que
unen a las asociaciones gremiales y profesionales. Una pequeña pa-
tria donde los dilemas sociales son discutidos cara a cara entre gente
que se conoce.
Cuando hablamos del barrio nos referimos a un sector diferencia-
do del tejido urbano que tiene la dimensión espacial y demográfica de
una ciudad pequeña con fronteras establecidas por la geografía urba-
na, una población que comparte la pertenencia local y una estructura
focalizada en un centro de servicios. Es el mayor sector de ciudad que
puede ser reconocido como propio por sus habitantes, que contiene
una población suficiente para nutrir el uso de sus equipamientos co-
munitarios y alimentar el desarrollo de las organizaciones locales. Un
espacio de lugares, no de flujos, que trasciende el discurso arquitec-
tónico-urbanístico clásico, donde el énfasis está puesto en el análisis
·76· espacial y morfológico.
Vale recordar que los barrios no son autónomos. Cuando los pla-
nificadores urbanos operan sobre el barrio deben hacerlo en dos
sentidos, hacia adentro para orientar el desarrollo local y protegerlo
del tránsito pasante y hacia afuera para organizar las conectividades
funcionales e infraestructurales con el resto de la ciudad.
3. El concepto de vecindario
4. El sentimiento barrial
* Decía Jorge Göttling: el blasón de pertenecer a un barrio implico siempre aceptar ciertas con-
traseñas internas que definen la frontera entre “vivir” en un barrio o “ser” del barrio. El centro de
la ciudad es para el habitante un lugar mágico y neutral del cual fatalmente se vuelve al barrio,
lugar de pertenencia.Ser de Palermo, Boedo o Devoto continúa siendo un significante, que ha-
bla de costumbres distintas, confiterías decoradas o cafés estoicos.
El habitante de Buenos Aires arroja hoy las bengalas para ser rescatado de una ciudad que
se torna cada vez más ajena a ese caliente mundo interior que sabe latir en cada barrio.[142]
** Dice Carlos Tévez: “Jugar en el barrio se extraña. Se armaban unos campeonatos bárbaros a
veces por el sándwich y la Coca. Era genial, siempre lo dije, jugar en mi barrio es más lindo que
hacerlo en la Bombonera”.[140]
En el mismo sentido Barack, Obama recuerda que: “de niño jugaba fútbol en un camino pol-
voriento de Shakarta. El juego era lo que unía a toda la comunidad”. [141]
*** Suzanne Keller señala que en ciertas zonas de San Juan de Puerto Rico, cuyas condiciones de
vida podrían parecer enormemente deficitarias: el 70% de los encuestados consideraba su área
(Continúa página siguiente)
El arraigo y la pertenencia imparten sentido a la vida de los in-
dividuos. Kevin Lynch señala que “la necesidad que tenemos de
nuestro entorno tiene raíces tan hondas que calan en el pasado con
fuerte emotividad. Los recuerdos de la patria chica han sido siem-
pre los primeros puntos de contacto entre los soldados de las trin-
cheras”.49
(Viene página anterior)
como buenos lugares para vivir. Al mismo tiempo sólo el 26% de los inmigrantes puertorriqueños
en la ciudad de New York están satisfechos de sus vecindarios,
Dice la colombiana Yvonne Riaño: si bien nuestro barrio esta aislado del transporte publico,
con calles de tierra sin alcantarillado y dificultades con el agua potable, los pobladores tienen
un fuerte vínculo con él, lo perciben como un lugar de amistad y apoyo mutuo que constituye
una parte muy importante de sus vidas. En sus propias palabras el barrio es percibido como
“bonito”, “seguro”, “amistoso”, “solidario”, y “participativo”. Algunos también lo apreciaron como
“limpio” y “grande”.
* Sonia Romero Gorski relata una experiencia personal a miles de kilómetros: en un vuelo interno
escuché una conversación donde alguien viajaba próximamente a Montevideo. Le dije “no me
diga que va a Montevideo” y me responde “sí, voy a Montevideo, pero voy a Cerro. Con la distancia
de por medio seguía operando la necesidad de explicitar una doble pertenencia identitaria a
partir de lo ciudadano y lo barrial.
Según Marc Augé “el retorno al lugar es el recurso y la aspiración de aquel que frecuenta los
no lugares. Volver a los sitios donde se comparte y se conmemora la memoria y a la comunica-
ción hablada. El personaje está en su lugar cuando se siente a gusto con la retórica de la gente
con la que lo comparte. El signo de que esta en su hábitat es que logra hacerse entender sin
ningún problema y logra seguir las razones de sus interlocutores sin mayores explicaciones.”
pertenencia a la patria local con el mismo sentido que, formulada la
pregunta en el extranjero, responderían soy argentino. (*)
La estrecha relación que se advierte en los barrios cohesionados
entre el domicilio de los padres y el de los hijos, subraya la importan-
cia de la identidad para la retención de población joven.
* El sitio mismo del nacimiento es un dato constitutivo de la identidad. El nombre del punto natal
muchas veces se ha fusionado con el nombre de los habitantes. Ocurre en África que al niño na-
cido accidentalmente fuera de su pueblo se le asigna un nombre relacionado con un elemento
particular del sitio donde nació.
** Nels Anderson señala que en casi todas las ciudades y barrios se encuentran placas de bronce
que informan “en este lugar estuvo la casa en la que nacio…”.
La vieja casa ya fue demolida, otro edificio tomó su lugar, pero la conciencia comunitaria honra
y protege su historia. [5]
y asociación representan el modo y la condición para el desarrollo de
la comunidad.
*
El uruguayo Fernando Acevedo relata: en el transcurso de nuestro trabajo sobre Pocitos, Mon-
tevideo, nos vimos sorprendidos al descubrir que los elementos destacados en la percepción de
los pociteños no son los edificios sino aquellos puntos de la ciudad (nodos) que se constituyen
(Continúa página siguiente)
Esta clasificación, sin duda eficaz en el plano morfológico, resulta
insuficiente para comprender al barrio en su dimensión de territorio
habitado, ya que no incluye a la población ni a sus actividades.
(Viene página anterior)
como notorios por sus fuertes signos de actividad. No recuerdan ejemplos de arquitectura en sí
sino edificios que albergan actividades recordables, por lo que resulta determinante la relación
existente entre actividad y significado. Este significante adquiere relevancia cuando concentra,
actividades urbanas importantes.
* Según Daniel Schávelzon: en Buenos Aires, desde 1870, gracias al mejoramiento del transporte
público vivir en los suburbios no constituía un problema mayor. Flores y Belgrano, poblados
cercanos, a partir de 1880 quedaron encerrados en la Capital y transformados en barrios.
Para la década de 1880, ya la ciudad estaba consolidada como un sistema de barrios, cada
uno con sus propios hospitales, escuelas, estaciones de ferrocarril, mercados e iglesias.[66]
blemática del tránsito. Es así que se construyeron nuevas avenidas,
sin reparar en la manera como seccionaban el tejido, ocasionando
que numerosos fragmentos barriales quedaran separados de sus
centros. El tejido de Buenos Aires contiene sectores huérfanos de
toda centralidad, que funcionalmente no pertenecen a ningún barrio,
aunque figuren en sus mapas jurisdiccionales. Son áreas remanentes,
productos no deseados de la historia de la ciudad. Los planes urbanos
nunca abordaron la reparación de esas amputaciones, no intentaron
su reconexión ni promovieron centralidades nuevas. (*)
Raymond Ledrut, para orientar estas cirugías urbanas, propone
un importante trabajo sociológico a efectuar por los municipios de las
grandes ciudades: investigar la extensión y los límites reales de los
barrios vivenciales detectando las zonas que han quedado social y
funcionalmente marginadas.
Los barrios reales suelen ser menores que las jurisdicciones ad-
ministrativas en que se divide la ciudad, todavía llamadas “barrios”,
utilizadas para delimitar los radios de acción de las comisarías, los
distritos electorales y las infraestructuras de la urbe.
Puede estimarse que un barrio no se anima con menos de 5.000
personas ni abarca más de 40.000. La más pequeña de las quince Co-
munas en que se descentraliza la Ciudad de Buenos Aires excede los
150.000 habitantes. El tamaño de estas Comunas no refleja el espíritu
de la Ley de la Ciudad Nº 1777, que especifica que la descentraliza-
ción se realizará con el objetivo de mantener las identidades e idiosin-
crasias barriales. Una vez consolidado el actual proceso descentrali- ·85·
zador será importante institucionalizar subdivisiones internas a cada
Comuna, coherentes con la dimensión vivencial de los barrios.
3
La
producción
del espacio
barrial
Capítulo VI
Rehabilitación de la vida de vereda
Capítulo VII
Preservación ambiental de la calle
Capítulo VIII
Intensificación de la plaza barrial
Capítulo IX
Intensificación del centro barrial
Anexo
Programación de los lugares barriales
· VI ·
REHABILITACIÓN DE
LA VIDA DE VEREDA
* En los últimos años se ha incorporado un nuevo tipo de peatón, el tecnológico, que circula con-
centrado en su teléfono celular o taponado por los audífonos de su reproductor. Este peatón
esta sustraído de la vida de la calle al punto de convertirse en el sujeto urbano más propenso a
los accidentes callejeros.
Según especialistas del SAME, en Buenos Aires se atienden por día unos 20 atropellados,
muchos por distraerse con los celulares, sin contar las personas caídas, las golpeadas contra
los soportes de la vereda y las mordidas por perros que se cruzan en su camino
superando los 800 millones de unidades en el planeta, con proyección
a 1200 millones para la segunda década del siglo XXI, los automóviles
ya son parte de nuestra vida. No podemos ni queremos deshacernos
de ellos, pero para mantenerlos con nosotros debemos reconocer que
la vida urbana no puede sacrificarse a la velocidad del tránsito. Los
automóviles se deben comportar socialmente. Esta premisa es am-
pliamente compartida por la población, inclusive los propios automo-
vilistas que, cuando descienden de sus vehículos, evocando a Mr. Hyde
y al Dr. Jekyll, se convierten en personas normales.(*)
Se podría pensar, como lo fue en la época pionera del urbanismo
moderno (Le Corbusier, Hannes Meyer, Gropius), en separar comple-
tamente a los peatones de los vehículos. Desde este punto de vista
se simplificaba la cuestión, pero la separación ha chocado con im-
portantes consideraciones en contrario, entre las cuales, la de mayor
peso es que este principio no tiene la más mínima probabilidad de
realización dentro de las ciudades existentes. Nunca fue evidente que
su ejecución fuera deseada por la población pero, hoy en día, debido
al deterioro urbano-ambiental producido por el desborde del tráfico y
ante el alarmante crecimiento del estrés urbano, en diversas ciuda-
·88· des del mundo se llevan a cabo experiencias suburbanas donde los
automóviles no penetran en las áreas residenciales.(**)
** Dice Carl Honoré: “El movimiento llamado Nuevo Urbanismo se está incorporando a las corrien-
tes principales de la planificación urbana. Hay más de 400 proyectos en marcha en Canadá y
Estados Unidos que incluyen barrios nuevos y la restauración de centros barriales”.
También en Europa se desarrolla una red de “ciudades lentas”, predominantemente peato-
nales. “En el año 2003, 28 ciudades italianas estaban designadas oficialmente como ciudades
lentas, otras 26 estaban gestionando su certificación y llegaban peticiones de información del
resto de Europa, Australia y Japón.”. [37]
La condición es adjudicarle absoluta prioridad sobre el tránsito vehi-
cular, incorporando lugares de juego y socialidad.
En los Países Bajos, el principio de peatonalidad se ha impuesto
jurídicamente. El Código Holandés especifica:
* Dice Nels Anderson: en los inicios de la ciudad industrial, salir al campo era un acontecimien-
to excepcional para el urbano pobre ya que sólo los ricos tenían vehículos a caballo propios.
Esta situación cambió desde la invención de la bicicleta moderna hacia 1870, que se volvió
muy popular.
En la historia de la ciudad, la bicicleta fue el primer medio de transporte que permitió movi-
lizar a gran número de personas de bajos ingresos y les posibilitó vivir más lejos de su trabajo,
capacitándolos para salir al campo en los días de fiesta.[5]
transporte conectado con la vida de la calle, con reminiscencias bu-
cólicas frente a los ritmos alocados del tránsito habitual.
Entendido como último tramo de un sistema de transporte público,
es el vehículo perfecto para la circulación pausada que debe predo-
minar en los tejidos residenciales, articulado con el tránsito rápido de
las autopistas, el ferrocarril y el subterráneo.(*)
* En Curitiba, Brasil, el intendente Lerner implementó una variante: los autobuses–vía articula-
dos, que circulan por sendas propias y disponen de estaciones tubulares.
La inversión fue cien veces menor que el subterráneo.
** Dice Ulrich Heuber: “en todas las ciudades del mundo se repite la típica expresión paternal: ´no
puedes salir solo a la calle´. Las consecuencias sociales son imprevisibles. Un ciudadano al que
desde pequeño se le ha grabado que la calle es un territorio enemigo, no tiene mayores posibi-
lidades de desarrollar un sentido cívico y solidario”. [59]
predeterminan el futuro de las personas. Todo relato posterior vuelve
a la niñez. A quienes no hayan ejercitado su iniciativa en la infancia les
resultará difícil hacerlo en el futuro, si es que consiguen siquiera te-
ner iniciativa”54. Practicar la calle es repetir la experiencia de caminar
como primera práctica del espacio público, la del espejo social como
primera identificación de sí mismo.
La vereda es también el hábitat natural de los adultos mayores.
Durante la fase tardía de la vida existen múltiples amenazas contra la
autodeterminación, el envejecimiento del cuerpo y los sentidos dismi-
nuye la libertad de acción. La transformación de la familia extendida
en familia nuclear hace imprescindible que los mayores compensen la
carencia de ambiente familiar con salidas al espacio barrial.
* Este análisis no se aplica a otro tipo de tejidos urbanos: Edward Hall señala que personas que
han crecido en ciudades de tipo medieval o de tipo romano, se encuentran en problemas cuan-
do visitan ciudades diferentes.
Los sistemas europeos cargan el acento sobre las calles, a las que asignan un nombre. En
Japón se da nombre a las intersecciones de las calles. Las casas en lugar de estar relacionadas
con el espacio lo están con el tiempo. Su numeración se hace en función de la antigüedad, de
modo que la primera casa constituye un recordatorio histórico para la población.
1.
·93·
2.
3.
LA VEREDA HABITABLE I
Fig. 1 Habitualmente las calles alternan el sentido del tránsito. Respetando el estacionamiento so-
bre la derecha, una de cada cuatro manzanas, la que se circunvala en el sentido del reloj, permite
avanzar 2m la línea del cordón de sus cuatro esquinas sin perturbar el tránsito. Esta posibilidad
permite incorporar a cada ochava 50m2 de vereda. // Fig. 2 Ampliación de esquina para uso social. //
Fig. 3 Inserción de un pequeño módulo social.
1. 2.
·94·
3.
4.
LA VEREDA HABITABLE II
Fig. 1 Ampliación de esquina en calle residencial. Uso social y recreativo infantil. // Fig. 2 Ampliación
de esquina en el centro barrial. Uso social y puestos feriales. // Fig. 3 Ampliación de la vereda de un
edificio comunitario. // Fig. 4 Conversión de una parada de colectivos en área social.
personas portadoras de cargas. Se suman las imprevisibles detencio-
nes y contramarchas de los paseantes distraídos. En estas situacio-
nes el uso de la franja rebasa hacia las adyacentes, un desborde que
no acarrea problemas en las áreas residenciales pero dificulta grave-
mente la instalación de actividades callejeras en el centro barrial.
En las calles residenciales el ancho para la segunda franja puede
estimarse en 1,50 m., dimensión que debe al menos duplicarse en las
del centro barrial, un problema que sólo puede ser resuelto reducien-
do el ancho de la calzada.
* “Vine al sur en un tren de carga con tres changos más: el Polaco, el Coya y Germita. Tres reos de
esos que nos regala la frecuentación de una esquina, un sentimiento solidario de barriada, la
luna, el pucho, los sueños sin salida de la adolescencia”. Jaime Dávalos.
* Las puertas de ingreso de los edificios funcionan como válvulas selectoras, en defensa de la
vida privada.
Este sentido no tiene cabida cuando se trata de edificios de la comunidad, donde el ingreso
representa un momento de integración entre sus usuarios. En estos casos, cuando termina lo
público y empieza lo privado, se articula una significativa continuidad.
Un ejemplo muy claro lo constituyen los ingresos de las grandes estaciones del ferrocarril,
donde el espacio exterior fluye libremente hacia el interior. El usuario no experimenta duda al-
guna respecto de su derecho a ingresar y utilizar el lugar. Con frecuencia, en estos lugares se
desarrollan actividades públicas.
(Continúa página siguiente)
Existen otras posibilidades no sistemáticas para la ampliación del
espacio peatonal que cuando se presentan en el área central, repre-
sentan un aporte significativo para todo el barrio.
En general se trata de:
1. Protección de la identidad
* “Siempre dije que Pocitos es un conventillo de lujo. Este mismo edificio de afuera es lujoso, pero
mira para afuera por las ventanas de atrás y es una mierda, todo despintado, revoques que se
caen, ropa colgada. De afuera todo está bien, porteros con uniformes, portones automáticos,
pero entrás y apenas un chorrito de agua, el ascensor no funciona y la ropa secándose en el
baño. Testimonio poblador de Pocitos, Montevideo. Ariel Gravano.
La identificación de cada sector urbano con su arquitectura es
inmediata. Como dice Rob Krier, “el espacio callejero funciona social-
mente cuando se lo reconoce como lugar principal de la vida peatonal.
Sus significados pueden ser altamente perturbados cuando se des-
precian las calidades estéticas de la construcción existente, cuando
no se armonizan las fachadas opuestas y no se adecuan y equilibran
las escalas nuevas con las anteriores” 41.
Este enfoque está mayoritariamente aceptado por los arquitectos.
La cuestión radica en defenderlo, o resignarlo adecuando el diseño
a los requerimientos inmobiliarios que los presionan hacia la espec-
tacularidad y el sometimiento del entorno. La solución debe provenir
de las normativas municipales. Los códigos urbanos deben incluir un
protocolo de diseño y preservación, que establezca los criterios pro-
fesionales para asegurar la ligazón de lo nuevo con lo viejo. Estas re-
formas deben ser suficientemente informadas a través de la difusión
y el debate barrial y ser acompañadas por una campaña educativa
para hacer comprender su sentido.(*)
Los datos que definen el carácter local deben ser descubiertos,
protegidos y puestos en valor. Se trata de bienes tan frágiles como
·102· vitales para la vida comunitaria. Calle por calle, barrio por barrio, de-
ben identificarse las preexistencias arquitectónicas, escultóricas y
espaciales. El análisis no se reduce solo a los edificios y monumentos,
incluye las alturas y las formas predominantes, tomando en cuenta
estilos, colores, proporciones, materiales, veredas, forestación y lu-
minarias. También los objetos urbanos y los espacios identitarios,
más allá de los eventuales reparos estéticos que puedan merecer.
* Se reproducen algunos objetivos y metas ambientales extraídos del Plan de Desarrollo para
Bogotá 2008/2012:
Educación ambiental:
– Capacitar 6000 personas en temas ambientales, formar mil líderes ambientales.
– Aprovechar la ciudad como escenario de aprendizaje a través de expediciones pedagógicas
escuela-ciudad.
– Educar para preservar, conservar y saber usar. Vincular 200mil personas a procesos de forma-
ción ambiental en los espacios administrados por el sector de ambiente.
Mejoramiento ambiental:
– Impementar un plan distrital de arborización urbana
– Evaluar técnicamente 135.000 árboles en este período.
– Plantar 100.000 nuevos arboles mantener 300.000 árboles.
– Sembrar 35.000 m2 de jardines y mantener 105.000.
es portadora de cultura, particularmente de una memoria del espacio
vivido cargada con imágenes y evocaciones de su vida. El recuerdo
de los ámbitos que fueron cotidianos subyace en la mente de todos
y conforma el marco espacial de nuestra identidad. Fue la omisión de
estos significados, lo que determinó la ajenidad de las configuracio-
nes urbanas del Movimiento Moderno y su falta de eficacia para pro-
mover la integración social y el arraigo de sus poblaciones.
Son indiscutibles las influencias que han tenido sobre el urbanis-
mo de los últimos años las reivindicaciones y propuestas ciudadanas.
La revalorización de los lugares identitarios y la incorporación de ob-
jetivos ambiéntales deben mucho a estos movimientos.
* En los debates del Forum 2004 de Barcelona, la realidad de un puñado de arquitectos rutilantes
que siembran el mundo de objetos descontextualizados y escenográficos, despertó un rechazo
unánime.
Se expresaron fuertes críticas a la banalización de la ciudad, que tiende a transformarse en
una colección de objetos arquitectónicos de autor, sin conexión vital con sus espacios públicos.
Desde el punto de vista empresario, el recurso a estudios interna-
cionales justifica el mayor costo de sus edificios porque prestigia la
corporación y abrevia los procesos de gestión. La fama de sus autores
se impone como un argumento contra posibles reparos de los vecinos
o los planificadores urbanos.(*)
La mayor parte de estos edificios se destina a oficinas y viviendas,
dos funciones típicas y repetidas en el tejido urbano que, constitu-
yendo la mayor parte del parque construido, no tienen por qué asumir
protagonismos simbólicos, que sí corresponden a otros edificios más
significativos por su contenido histórico, social o institucional.
Los edificios de altura que se elevan directamente desde la vere-
da corrompen la escala barrial. En muchas ciudades del mundo las
torres están mereciendo el rechazo de la población. A su pie, de no
mediar un basamento que recupere la escala de la calle, el espacio
público queda vaciado e inclemente.
Dado que estos edificios están concebidos para obtener el mayor
rendimiento de su valioso terreno, vale remarcar que el rechazo no sur-
ge de la llegada de nueva población sino de la destrucción del ambiente
local. Es un hecho comprobado que cuando las torres están retiradas
·104· de la vereda, nacen de basamentos que respetan la escala local y apor-
tan nuevos lugares al uso público, ganan la aceptación de la gente.
La calle tiene una altura, un límite virtual definido por las copas de
los árboles y por el perfil superior de las fachadas, dos rasgos funda-
cionales de la escala local. Asegurar la continuidad y regular una al-
tura máxima para la edificación es el punto de partida para cualquier
sistema normativo con miras a la preservación ambiental del barrio.
La altura de las construcciones nuevas debe ser homogénea con la de
los edificios existentes, en el orden de los 10 a 13 metros, una dimen-
sión límite para los edificios de vivienda colectiva sin ascensor.
Los criterios que determinan la homogeneidad deben reglamentar-
se para cada sector que constituya una unidad perceptual: las áreas
residenciales, los entornos de las plazas, los espacios históricos y el
centro barrial.
* Dice Rafael Viñoly: “Toda la historia de la arquitectura está hecha de intervenciones que han
costado más de lo que costaría un edificio común.
Los edificios que han constituido lo que el público y la crítica consideran arquitectura han
costado en promedio más del 50% y en algunos casos hasta el doble de lo que se debería con-
siderar su precio base”. [147]
VISIÓN PEATONAL
Donde se requiera elevar la densidad habitacional podrá superarse la altura de la calle con las si-
guientes condiciones: 1º retroceder no menos de 6m toda construcción sobreelevada para sustraer-
la de la visión peatonal y no afectar el asoleamiento de la calle. // 2º No sobrepasar un plano límite ·105·
determinado por la visión de un peatón que, respaldado en la fachada de enfrente, mira el borde
superior del basamento.
Para calles tradicionales de 17,32 m de ancho y una altura de fachada estimada en 10m, el plano
límite se eleva 1m cada 2m horizontales.
Para un edificio de 25m de fondo los niveles superiores representan un 60% de superficie cubierta
adicional.
(Viene página anterior)
colores rojo, azul, amarillo y verde, debiendo ser colores bajos o apagados, no estando com-
prendidos las ventanas y contramarcos de las vidrieras de las casas de comercio.
Cada infracción a esta ordenanza, será penada con una multa de $50.”
construcciones nuevas no deben habilitarse si sus veredas no pre-
sentan el número y el tipo de árboles estipulados por las normativas.
El control y la protección del arbolado deben descentralizarse al
nivel barrial para asegurar la detección rápida y la reparación inme-
diata de cualquier acción depredatoria.
Las veredas forman parte del primer plano de la visión peatonal. De
ahí su importancia en el paisaje urbano. Históricamente, las normas
han tendido a la unificación de todas las veredas urbanas, sin adver-
tir que igualar las áreas residenciales con las centrales y las plazas,
constituye un prejuicio simplificador. La exaltación de las diferencias
entre cada sector del barrio enriquece y estructura su comprensión.
Los controles municipales no parecen haber tomado nota de esta
significación, visto que, pese a la existencia de normas al respecto
se tolera que los propietarios frentistas definan sus veredas a gusto
y capricho.
·108·
· VII ·
INTENSIFICACIÓN DE
LA PLAZA BARRIAL
1. El concepto de plaza
* Una plaza circular hundida de 12 metros de diámetro fue descubierta en el complejo arqueoló-
gico Sechin Bajo, al noreste de Lima. Con 5500 años, sería la edificación mas antigua de Perú,
más antigua que las de la Mesopotamia, Egipto y China. Según el Arqueólogo Peter Fuchs, di-
rector de la investigación, fue construida con piedras y adobes rectangulares y habría servido
de punto de reunión para sociabilizar. [149]
La centralidad circular es mucho más que una configuración creada por el homo sapiens. La
repiten muchas especies biológicas y predomina en las macro y micro estructuras físicas de la
materia.
Fue tan habitual para el agrupamiento de las comunidades prehistóricas alrededor de la ho-
guera, como lo es hoy en los recintos parlamentarios.
** Dice la arquitecta Sonia Berjman: la plaza es un jardín, un jardín es una obra de arte. La per-
cepción y el goce del arte del jardín está en nuestras plazas al alcance de la mano, en la coti-
dianeidad de nuestras vidas. Las cruzamos al dirigirnos a la parada de transporte o para ir a la
escuela.
¿Por qué a La Gioconda la cuidamos con un vidrio de seguridad y una guardia y no cuidamos
a nuestros jardines, nuestros oasis de relax en el desierto construido?
con la sensación de soledad con que nos recibe una plaza vacía. El
parque es reposo y la plaza es actividad. El parque remite al paisaje
natural y la plaza a un paisaje arquitecturizado. Mientras los parques
satisfacen el vivo deseo de naturaleza que experimenta la población
urbana, las plazas de barrio representan el espíritu de un patio colec-
tivo. En palabras de Roberto Doberti, “el uso evocativo de la natura-
leza, el ideal romántico del goce bucólico en las plazas, es inevitable-
mente conflictivo. El diseño natural en una plaza urbana no pasa de
remedo alegórico.”
* Dice Toni Puig: “en Barcelona, las plazas públicas de piso duro creadas por Oriol Bohigas resul-
taron polémicas.
Se requerían plazas que faciliten la conectividad. La apuesta fue por el pavimento continuo,
ideal para el encuentro, la relación y la fiesta sin ornamentaciones superfluas y con mobiliario
urbano actualizado.
Naturalmente suscitó las críticas de los nostálgicos de los parterres floridos con céspedes
imposibles de mantener, pero la ciudad empezó a respirar y aprendió a no retroceder ante las
críticas historicistas decorativistas” 61
narradores, juglares y titiriteros. Era centro de información y punto de
encuentro, ámbito de los bandos y las proclamas. Toda la vida públi-
ca, incluso la ejecución del reo, se concentraba en la plaza.
Todo cambió con el advenimiento de la sociedad palaciega. La
plaza barroca, pensada para la cultura cortesana y concebida como
un espacio de arte esculpido por las tijeras de los jardineros, resumió
en solo dos funciones su nuevo sentido: contemplación y paseo. Este
sentido fue mantenido luego por la burguesía liberal, enajenada por la
exaltación de un status que se expresaba imitando las maneras de la
corte. Solo los monumentos monárquicos fueron sustituidos por los
republicanos, más representativos de la ideología de la época.(*)
* En los inicios del siglo XVII, los espacios públicos de Buenos Aires, aunque casi virtuales, ya
existían.
La plaza mayor funcionaba como mercado abierto y punto central del intercambio econó-
mico y social de la comunidad. La Catedral no era más que un rancho grande que debía ser
reconstruido una y otra vez.
En el siglo XIX los parques y plazas jugaron un importante papel.
Era necesario crear en distintas partes de la ciudad espacios para la nueva burguesía. Estas
plazas se construyeron hacia fines del siglo y hoy constituyen la mayor parte de los espacios
abiertos de la ciudad. [66]
1.
·112·
2.
Fig. 1 Pensada para la cultura cortesana y concebida como un jardín de arte, la plaza barroca redujo
sus funciones a contemplación y paseo. // Fig. 2 La democrática plaza barrial organiza todo el espa-
cio disponible para las actividades del tiempo libre. El piso verde disminuye sustituido en parte por
solados transitables, pero el arbolado se mantiene en su totalidad.
En el caso de la PPC (Plaza Centro Comunitario) un reducido edificio esquinero refuerza la plaza con
otras funciones comunitarias. (Ver pág. 119)
incluyen sectores de juego, solario y lugares sociales de encuentro y
reposo. También un área seca para convocatorias políticas, artísticas
y festivas, dotada de un escenario apto para representaciones, reci-
tales y cine.
La plaza es también un ágora, el ámbito natural de las convocato-
rias colectivas. Es allí donde el diputado se encuentra con sus repre-
sentados para informar sobre su trabajo y discutir los episodios de su
representación.
Como ámbito de salida de las instituciones locales al espacio co-
munitario debe ofrecer lugares grupales para la educación no formal
y para exhibiciones de las escuelas y talleres del barrio.(*)
Este micromundo requiere el apoyo de un sector de servicios, inclu-
yendo baños públicos, un bar o kiosco con área de mesas exteriores,
un depósito de útiles y los elementos requeridos para las actividades
de la plaza. También una oficina para el personal.
Si vemos las plazas como un espacio de servicios para el tiempo
libre, resulta evidente que requieren personal a cargo. Aceptar esta
realidad implica reconocer la necesidad de un presupuesto, no sólo
para las tareas de mantenimiento, sino también para asegurar la or-
ganización y la atención de sus actividades. Esta responsabilidad no ·113·
puede ser retaceada en atención a su costo, que por lo demás, se re-
duce cuando la atención de la plaza se implementa con el vecindario.(**)
El barrio puede ser el mejor proveedor de personal, particularmente
los vecinos de la tercera edad, motivados por su propio arraigo y su
conocimiento de la red social.
* Como señala la educadora María Teresa Sirvent, todas las áreas de la vida cotidiana se tornan
en espacio educativo.
El espacio público, en particular las plazas, cumple un rol importante en las actividades
de la educación no formal, una concepción totalizadora que abarca tanto la escuela como los
tiempos y espacios existentes más allá de la misma. Se basa en la educación como derecho y
necesidad durante toda la vida.
Sus actividades están vinculadas con el funcionamiento de múltiples talleres participativos
(artes, oficios, organización comunitaria) en lugares adecuados del espacio público, fuera de
los horarios escolares y laborales.
** Juan Carlos Piccardo, reciente Ministro de Espacio Público de GCBA, expresa la visión liberal
centrada en la seguridad y la buena imagen: “no se puede invertir dinero en reparar plazas y
luego no mantenerlas. La idea de recuperar los guardianes es para tener un control permanente
del lugar. Elegimos hombres y mujeres de más de 30 años porque los guardianes deben dar
imagen de respeto, con potestad de labrar infracciones”. [150]
haga recordable y la convierta en un lugar de destino para los paseos
interbarriales.
Las posibilidades son numerosas y están abiertas: un carrusel
bien equipado, un palomar, un sector con juegos de agua, un circuito
aeróbico con espacios de salud(*), un área con fogata para reuniones
o peñas nocturnas, una imaginativa pista de skate, un sector elevado
para instalar rampas de juegos.
La especialización fortalece la convocatoria de la plaza, refuerza
su valor identitario y motiva el orgullo local. Extendiendo el criterio a
todas las plazas urbanas se multiplicarían las opciones de paseo que
la ciudad ofrece a sus habitantes.
3. El equipamiento mobiliario
* Los espacios para la salud están equipados con diferentes aparatos para mantener la forma y
prevenir dolencias. Una tendencia de origen chino actualmente muy extendida en Occidente.
1.
2.
·115·
3.
4.
Fig. 1 Agrupamientos con mesas moduladas. Las insuficiencias del mobiliario y las fallas en su dis-
posición conspiran contra las actividades desalentando su reiteración. La calidad ergonómica de los
asientos es decisiva. // Fig. 2 Organizaciones sociales con bancos de plaza. Las relaciones sociales
no se promueven alineando bancos en hilera. Los agrupamientos deben reproducir las mismas dis-
posiciones que se utilizan en los espacios de estar, organizando conjuntos para dos, cuatro, ocho y
más personas. // Fig. 3 Organizaciones sociales anexas a bancos continuos. // Fig. 4 Organización en
gradas para reuniones de 30 personas, con panel frontal. Diámetro interior 2m.
languidece en un ámbito sobredimensionado y se estimula en uno
más ceñido. La eficacia de cada lugar depende de su adecuamien-
to dimensional. Un gran espacio vacío es difícilmente apropiable.
Como señala Claude Morel “demasiado espacio vacío representa
una inhibición al uso. Hay que pensar en la gradación y en la limita-
ción de los lugares. Los pequeños espacios han dado ciertamente
los mejores efectos en el sentido de medir la representación de sus
actividades”.
* Relata el pedagogo Francesco Tonucci que “en Barcelona me dijo una niña: ´en la plaza todo
está en el mismo nivel, no hay dónde esconderse.´ Esto es casi una denuncia. ¿Qué piensan los
arquitectos cuando piensan en los niños? ¿No recuerdan que era importante esconderse, jugar,
buscar lugares que permitan imaginarlos de otra manera? Hoy que sabemos todo sobre los
niños, los estamos ignorando. Los espacios infantiles se siguen pensando desde la lógica y los
valores de los adultos”. [151]
un modelo que ha proporcionado los mejores espacios públicos de la
historia de las ciudades.
5. El entorno de la plaza
1.
2.
3.
Fig. 1 PLANTA GENERAL: 1 Entrada principal, 2 Cancha de bochas, 3 Cancha de pelota, 4 Patio de
fiestas, 5 Escenario, 6 Gradas, 7 Juegos en desnivel, 8 Solario, 9 Juegos de niños pequeños, 10 Juegos
de niños mayores, 11 Área pergolada, 12 Calesita, 13 Área de servicios circulantes, 14 Área ferial
Fig. 2 CENTRO COMUNITARIO. PLANTA BAJA: 1 Vigilancia, 2 Baños, 3 Centro Adultos Mayores, 4 Ofi-
cina, 5 Depósito, 6 Bar // Fig. 3 CENTRO COMUNITARIO. PLANTA ALTA: 1 Acceso, 2 Centro de Adoles-
centes y Jóvenes, 3 Salón Multiuso.
implantación con acceso directo desde la vereda y desde el interior de
la plaza, le permitirá ejercer ambos roles con claridad.
* Patricia Palenque señala que, según la experiencia acumulada por los planes federales, la prin-
cipal prioridad solicitada por los barrios es un salón de usos múltiples, destinado a constituirse
en la sede de la organización vecinal.[152]
**** Según la Constitución de la Ciudad de Buenos Aires (art. 40) “la ciudad garantiza a la juventud la
igualdad real de oportunidades y el goce de sus derechos a través de acciones… que aseguren
(Continúa página siguiente)
sino que pueden constituirse en una notable fuente de energía y
creatividad.(*)
El psicólogo Rodolfo Urribarri señala que “durante la adolescencia
se adquieren en poco tiempo capacidades que requieren ser proce-
sadas. Mientras tanto son característicos sus altibajos anímicos y la
tendencia a la desmesura. Avanzan con ímpetu pero tienen dificul-
tades para advertir los riesgos, les falta lograr el control racional de
sus impulsos y la conciencia de las implicancias de sus actos. Este
proceso difícilmente se completa antes de los 20 años.”
La inclusión de los adolescentes comienza por aceptar sus procesos
madurativos y por insertar su práctica social en un espacio colectivo
que respete su independencia y se abra a sus iniciativas. La manera de
lograrlo no es marginándolos en casas temporales perdidas en el ba-
rrio, necesitan un lugar propio e insertado en el espacio comunitario.
Se hace evidente la necesidad de estrategias para estimular en los
jóvenes la autoestima, la esperanza de realización y el incentivo hacia
participar de causas y proyectos sociales. La presencia activa de la Uni-
versidad sería de gran importancia en el desarrollo de estos programas.
* Según los colombianos Carlos Freixa y Héctor Ospina “los jóvenes, presentan una dimensión
contestataria y a veces agresiva, pero tienen una capacidad de creación cultural importantísi-
ma. Todos los investigadores del tema sabemos que cuando se invierte en el potencial cultural
de la juventud se reduce la violencia. Una vez que encuentran posibilidades de expresión, se
insertan en canales sociales y trabajan por su barrio y por condiciones diferentes de vida”. [153] Es
cuestión de oportunidades. Cuando se generan un espacio y una relación inteligente se crean
las condiciones para su inclusión.
7. La plaza de cruce
·123·
2. 3.
LA PLAZA DE CRUCE I
Fig. 1 PLAZA DE CRUCE. Visión peatonal // Fig. 2 PLAZA DE CRUCE. En el cruce de dos calles de
ancho tradicional (17,32 m) puede inscribirse un círculo de 25m de diámetro sin invadir las ochavas.
Al adicionar los cuatro extremos de las calles cortadas la superficie útil supera los 1000m2. // Fig. 3
VARIANTE PATO VECINAL. Cuando una de las calles del cruce debe permanecer abierta aparece una
variante menor configurada por el extremo de la calle cortada y el ensanche de la vereda transver-
sal. La superficie útil se estima en 400m2.
·124·
1.
2.
LA PLAZA DE CRUCE II
* Dice Zigmunt Bauman: la arquitectura del miedo se extiende a los espacios públicos y los trans-
forma infatigablemente en áreas cerradas, vigiladas y controladas.
La inventiva en este terreno no conoce límites. Nan Ellin menciona mecanismos como los
bancos “a prueba de vagabundos” de las plazas de Los Ángeles con un sistema de aspersores
de riego, o un ensordecedor jaleo de música mecánica que se usa para ahuyentar a los vagos y
a los holgazanes. [6]
· IX ·
INTENSIFICACIÓN DEL
CENTRO BARRIAL
* Heiner Monheim señala: “los grandes Shopping Centers exteriores a la ciudad, en general sobre
las autopistas, han constituido la zona de laboratorio previa a los Shoppings urbanos. Separa-
dos no ya del espacio público, sino de la ciudad misma, ningún condicionante urbano se opone
a la actividad comercial. Aquí no hay servicios culturales o sociales, ni opinión pública ni vida
cotidiana. Toda la máquina está concebida para el consumo”. [59]
** En nuestras ciudades, los denominados centros comerciales a cielo abierto son aquellas áreas
que agrupan gran cantidad de negocios, con posibilidad de formar un paseo de compras y com-
petir con los shoppings. En Buenos Aires, vecinos de diversos barrios (Saavedra, Villa Crespo,
Boedo, entre otros), pusieron en marcha con colaboración municipal un plan para recuperar
las veredas, luminarias, bancos y el espacio público de sus centros comerciales, inclusive las
plazas. Las iniciativas surgieron a través de los Centros de Gestión y Participación (CGP), em-
briones de las futuras comunas.
*** Según Miguel Ángel Roca en el centro peatonal de Córdoba solo un 30% de quienes transitan lo
hacen solamente para comprar, un 30% se dedica a “callejear” y un 40% por negocios y trámites
que nada tienen que ver con la función comercial.
Los horarios comerciales deben ampliarse todo lo posible para
sostener la afluencia durante las horas nocturnas, un objetivo que de
cumplirse, convocará también a la población de los barrios adyacen-
tes. Se trata del corazón del barrio, que debe latir extendido a tiempos
de gran amplitud. Su verdadera fuerza se mide por la continuidad de
su animación.
* Según el ecólogo Salvador Rueda, “las propuestas de desarrollo deben plantearse con criterio
de sostenibilidad. Para eso se necesita un modelo urbano donde el crecimiento debería delimi-
tarse, densificando, haciendo que la ciudad sea más compacta”. [156]
3. Criterios proyectuales
1.
2.
Entre los criterios para intensificar el centro barrial se incluye el de fragmentar el área en ámbitos me-
nores equipados para actividades diferentes. El esquema de la plaza de cruce es un recurso útil para
este objetivo. Supone el enrase de cada esquina de la calle principal y la configuración en cada una de
ellas de cuatro sectores de actividad. Perceptualmente, opera incluso con el tránsito habilitado.
La producción de amenidad exige de los proyectistas una cap-
tación aguda y pormenorizada de las circunstancias de la calle, así
como el manejo de repertorios de diseño más flexibles y complejos. El
objetivo radica en lograr un espectáculo espacio-temporal dinámico
e interactivo, lo que no debe confundirse con la espectacularidad de
cada uno de sus elementos.
La topografía de nuestras ciudades de llanura, extendidas en
cuadrículas uniformes y tipificadas por la infinita reiteración de lar-
gas visuales rectilíneas, no colabora con la configuración de lugares
menores. Salvo excepciones, carecemos de las particularidades de
los tejidos urbanos construidos a través de siglos de historia y de las
variaciones que facilita una topografía irregular. Ante esta congénita
monotonía pampeana, se impone un enfoque proyectual dirigido a
fortalecer los lugares con significado local y a zonificar con recursos
construidos y elementos mobiliarios.
Sintetizamos algunos criterios para la caracterización espacial y
morfológica de los centros barriales:
* Con fuertes raíces en la producción de arte urbano, el agua ejerce una atracción intensa, quizás
atávica sobre las poblaciones.
Tener agua es sobrevivir, se asocia con la vida y el placer.
El agua irisa, brilla, refleja y refracta. Se transfigura con la iluminación, se relaciona con el
tacto, la vista y el oído, es movimiento perpetuo y cambio continuo.
– Enriquecer la imaginería del centro mediante la inclusión de nue-
vos objetos urbanos, simbólicos y artísticos. La reubicación de obje-
tos detectados en el relevamiento barrial puede ser un valioso recur-
so. También la pintura mural y los tratamientos vegetales. Las hiedras
y las especies trepadoras son fáciles de ubicar y mantener, agregan
encanto a muros inexpresivos y ablandan la rigidez pétrea de la calle.
Su aplicación requiere mesura para no caer en excesos bucólicos que
degradan el carácter urbano.
– Establecer las normativas morfológicas que guiarán el desarro-
llo de cada centro barrial, incluyendo alturas de fachadas, carteles
publicitarios, gamas pictóricas, mobiliario urbano, luminarias, fores-
tación y techado de veredas.
·133·
ANEXO DE LA 3ª PARTE:
PROGRAMACIÓN DE LOS
LUGARES BARRIALES
I ENFOQUE GENERAL:
Metodología
1. Encuadre
3. Hipótesis de cálculo
4. Unidad de referencia:
Población residencial por cuadra
1. La cuadra residencial
0 – 2 años Indeterminados
3 – 5 años Juegos grupales en la vereda (rayuela, saltos a la soga, etc.)
6 – 12 años
21 – 74 años Entre los árboles de la vereda, asientos socialmente agrupa-
74 – 85 años dos. Mesas con bancos para usos diversos.
85 – más años
2. La esquina residencial
Lugares y equipamientos
·139·
4. La plaza barrial
2.
La descentralización urbana
3.
La participación en las
comunidades barriales
4.
El diseño participativo
5.
Promoción de las actividades
barriales
6.
La seguridad en el espacio
público barrial
·X·
LAS POLÍTICAS
BARRIALES
2. La descentralización urbana
* A manera de ejemplo se reproducen algunos objetivos relacionados con el espacio público del
Plan de Desarrollo para Bogotá 2008/2012:
* Según El Plan de Bogotá, se trata de concebir “una ciudad con alcaldías locales autónomas, ad-
ministrativamente, y articuladas con el nivel central, con una administración cercana que permita
que los ciudadanos y sus organizaciones se vinculen con la gestión de los asuntos públicos.”
permisos y pasó a ser el taller público para el urbanismo, la cultura y
los servicios sociales.” (*)
* Etimológicamente, apunta Juan Cincunegui, el término “candidato” proviene del latín “candida-
tus”, de “candidus” (blanco, sin malicia ni doblez).
En los tiempos de Roma, los aspirantes a una magistratura el día de la elección, se exhi-
bían ante el pueblo desprovistos de toga, recubiertos tan sólo de una simple vestidura blanca,
traslúcida. La diafanidad de sus vidas y las cicatrices, con las que demostraban su coraje en la
lucha, eran los atributos que los candidatos ostentaban para ser elegidos y los que el pueblo
exigía para pronunciarse.
** Dice Toni Puig: “Porto Alegre tenía un alarmante nivel de pobreza. El intendente de Porto Alegre,
Tarso Genro, dos veces prefecto de la ciudad, puso en manos de los ciudadanos las prioridades
en materia de inversión municipal.
En Puerto Alegre nunca se recitó el verso participativo: ‘yo participo, tu participas, el par-
ticipa, nosotros participamos, vosotros participáis y ellos deciden’. No en vano el movimiento
antiglobalización convirtió a Puerto Alegre en un ícono para abordar las cuestiones claves del
mundo, ejemplificado por la misma ciudad”. [61]
*** José Natanson señala: “hoy se observa una búsqueda de eficacia en relación con el esfuerzo
que se realiza. Los jóvenes están priorizando el saldo resolutivo por sobre el organizativo (la
construcción del partido, por ejemplo) a través de armados horizontales que revelan su falta de
confianza en los mecanismos clásicos de representación (partidos, sindicatos o federaciones
estudiantiles). El diálogo cara a cara es considerado fundamental para cualquier proyecto par-
ticipativo.
Es por eso que el paradigma de la militancia tiende a ser reemplazado por el de la participación.
información auténtica e institucionalizar los diversos mecanismos y
modalidades de la convocatoria barrial (consejos, plebiscitos, convo-
catorias y asambleas.
Se escucha que los procesos participativos son demasiado lentos y
no pueden responder al ritmo con que se presentan los problemas. El
presidente Néstor Kirchner ha subrayado que ”gobernar es un arte de
constante táctica en el que la intervención veloz tiene un valor esen-
cial”. Desde siempre la democracia representativa ha estado tirone-
ada por dos principios difíciles de conciliar: la veloz reactividad que
exigen los hechos políticos y económicos y el tiempo que insumen los
procesos participativos. Pero conviene aclarar que la gobernabilidad
no es excluyente de la participación. Salvo en la escala de la democra-
cia directa, que solo puede ser resolutiva en la escala del barrio o la
fábrica, el rol de la participación no es asumir la acción de los poderes
electos, sino nutrirlos con los valores y prioridades de la gente.
* Alexander Mitscherlich observa que en la cultura liberal, la gente acepta, con mayor o menor
resignación, lo que las autoridades de la ciudad quieren hacer con ella. [54]
En el plano barrial, Raymond Ledrut señala que, “si bien la población valora la cercanía de los
equipamientos barriales, trabajar para gestionarlos es mucho menos aceptado. Al parecer la
gente no se pregunta quién se encargará de ellos, se cuenta con los poderes públicos”. [42]
rumbo sin perder de vista el objetivo”. No basta con la buena dispo-
sición. La gestión participativa requiere experiencia, profesionalismo,
valores democráticos y motivación anímica.
No se trata de un trabajo sencillo. Las comunidades son homo-
géneas en términos socio-económicos pero no lo son en el plano de
las motivaciones personales. En todo grupo social hay subgrupos
basados en afinidades afectivas, ideológicas, deportivas o carac-
terológicas que suelen controvertir. Los vínculos se tensan cuando
intervienen vecinos comprometidos con otros grupos, en general
políticos o religiosos. Los conflictos que surgen de la doble perte-
nencia deben manejarse con suma madurez privilegiando el valor de
la unidad de acción y evitando que el disenso corrompa el espíritu
solidario.(*)
4. El diseño participativo
Objetivos:
– Involucrar a la población en el proceso de tomas de decisión del gobierno.
– Garantizar que los recursos de los Fondos de Desarrollo Local se ejecuten conforme a la par-
ticipación ciudadana.
– Promover la organización social y potenciar las capacidades étnicas y políticas de las perso-
nas para mejorar su poder de interlocución con las autoridades.
– Fortalecer los organismos, las instancias y los mecanismos de participación ciudadana exis-
tentes, así como los creados en el marco del sistema distrital de participación.
– Informar, divulgar y hacer pedagogía social para que las personas y organizaciones ejerzan
efectivamente el control, así como para generar entre los servidores públicos la capacidad de
gestión inherente a los procesos de participación.
Cultura ciudadana:
– Se promoverá la democracia deliberativa y reconocerá el valor de la participación ciudadana
en los asuntos públicos, la diversidad de intereses y su aporte a la construcción de la ciudad.
Sistema distrital:
– Acompañar los procesos electorales de las organizaciones sociales.
– Consolidar los espacios cívicos locales y un espacio cívico distrital.
– Poner en operación las comisiones y fortalecerlas a través de procesos de educación, partici-
pación en los procesos de planificación del territorio, y organización de eventos para la promo-
ción de la cultura.
– Organizar escuelas distritales de participación para elevar las destrezas y conocimientos de
la población.
– Vincular a los participantes formales y no formales del sistema de arte, cultura y patrimonio.
Igualmente a las organizaciones del campo deportivo y recreativo.
– Apoyar la creación de espacios de participación distrital de los jóvenes.
Para los proyectistas ya no se trata solo de la calidad del objeto di-
señado sino de producirlo en conjunto. La innovación no esta centra-
da en la configuración sino en el cambio de los procedimientos para
la gestión, la concepción, la construcción y la posterior apropiación y
transformación del espacio.
El diálogo con los vecinos es insustituible para definir sus expec-
tativas ambientales, funcionales y para establecer prioridades y eta-
pas. Ni la mejor mirada profesional puede anticipar la percepción de
quienes se sienten parte del hábitat local. El sentido de un lugar se
origina en el uso que se hace de él. No puede explicarse si no es en
referencia al sentir de los grupos que lo habitan.
Los arquitectos nos hemos educado para trabajar sobre los aspec-
tos formales y tecnológicos del entorno, una de las razones por las que
nuestras imágenes urbanas son sensiblemente diferentes a las que
tienen los habitantes. El diseñador proyecta a partir de su sensibili-
dad, su cultura de clase y su formación profesional, mientras que el
habitante lo hace desde las expectativas y significados que emanan
de su historia individual y social. Él es quien debe integrar su vida fu-
tura a los nuevos lugares. Como dice Aymonino, “la forma diseñada
no responde a cuestiones exclusivamente funcionales o estéticas. La ·151·
realidad del medio establece otras condiciones a las que los arquitec-
tos y urbanistas se deben someter. Ignorarlas da lugar a fenómenos de
pauperización, degradación ambiental, segregación y marginación.” Es
lo ocurrido en el conjunto habitacional Fuerte Apache (Ciudadela, Pro-
vincia de Buenos Aires). Como señala el antropólogo Fernando Aceve-
do “las bases reales para definir las propuestas se podrán establecer
una vez que el diseñador consiga relativizar el apego a sus propias
imágenes y sitúe en un lugar protagónico las expectativas explícitas y
subyacentes de la cultura que portan los habitantes”.33 (*)
El arte del entorno sólo sirve cuando incluye sustento social. Lo-
grar ese anclaje es una tarea que debe guiar el trabajo de los pro-
yectistas.
* Dice Ariel Gravano: “Siempre será frívolo y vacuo analizar la ciudad o un barrio prescindiendo
del significado que asume para sus habitantes, los valores diferenciales que le atribuye el gru-
po social que lo habita.”
Es necesario revisar la práctica arquitectónica en particular sobre tres planos:
– Un enfoque puramente técnico-formal es inoperante. La integración de parámetros comple-
jos exige un enfoque interdisciplinario.
– El arquitecto deberá desarrollar nuevas competencias hacia una arquitectura de procesos,
adaptable a la integración social y demográfica a través del tiempo. Y
– El éxito del proyecto depende más que de las cualidades técnicas del diseñador, de las condi-
ciones en las que se desarrolla la relación entre los equipos profesionales y los destinatarios de
tu trabajo.
La primera condición consiste en proveer información clara y ob-
jetiva hacerca de los condicionantes urbanísticos, tecnológicos y so-
cioeconómicos que encuadran el problema a abordar. Con ella podrá
abrirse el diálogo e iniciar el proceso, un trabajo accesible y gratifi-
cante cuando se aceptan los mayores tiempos que insume la elabo-
ración colectiva.
“Es delicado, dice Mariana Salgado, diseñar en conjunto con la
gente. Para eso nos valemos de muchas herramientas, como las “son-
das culturales” que son paquetes de actividades para que la gente au-
todocumente su vida cotidiana. Tratamos de entender su manera de
vivir y sus valores, para afinar las propuestas, inclusive los detalles
finales.”
Se citan algunas herramientas exitosamente probadas para incluir
a los vecinos en los procesos proyectuales:
** Dice Hobsbawm: “En los países subdesarrollados, los desclasados forman parte de una enorme y
oscura economía informal, en la cual hombres, mujeres y niños intentan sobrevivir gracias a una
combinación de trabajos ocasionales, recolección de desechos y venta de hurtos menores”.[35]
La energía juvenil en particular no se compatibiliza con la inacción.
Los adolescentes y jóvenes marginados tienen “las pilas cargadas”
y buscan sobrevivir. Las jóvenes que ejercen la prostitución, en su
mayoría inmigrantes, están movidas por la necesidad imperiosa de
obtener dinero diario para sus familias. Como apunta Elisa Carrió, “si
yo viviese en una villa, separada, sola y con siete hijos, seguramente
tendría que ir a visitar a alguno a la cárcel”.
Está comprobado que las causas del delito no radican tanto en la
desestructuración familiar como en la familia azotada por vínculos
violentos. Los niños que son victimas de abusos crueles, abandonos,
castigos físicos y humillación, muestran consistentemente mayor
propensión hacia la violencia y el sadismo. En sus raíces se encuentra
siempre la pobreza y la exclusión. Los hogares donde se maltrata a los
niños con mayor frecuencia son aquellos donde cunden las privacio-
nes, el resentimiento y la desesperanza.
Los criminólogos han destacado los aspectos claves de la desin-
tegración social: la desigualdad económica, el desempleo crónico, las
drogas, el desequilibrio entre aspiraciones y oportunidades, la discri-
minación, la desintegración familiar y la violencia hogareña.
Agreguemos un sistema penal que se concentra en el castigo y el ·155·
confinamiento, ignorando las medidas más básicas para la rehabilita-
ción de los internos.
Se trata de un debate crucial. Si un chico ha cometido un delito, lo
ha hecho condicionado por la exclusión de una sociedad que lo aban-
donó. Lo que necesita es que lo pongan en un centro en el que pueda
ser desprogramado de la violencia y socialmente rehabilitado.(*)
La agresión se ha incrementado como consecuencia de la violen-
cia estructural que consume a la ciudad neoliberal, pero afirmar que
es producto del espíritu violento de la gente o que proviene de los
* Sin embargo, las medidas que previenen un delito en particular encaminan las cosas hacia otro
delito. Los delitos se ajustan a la estrategia del agua, que busca las brechas y se expande por
los espacios vacíos.
Según Hobsbawm, todos los observadores realistas y la mayoría de los gobiernos sabían que
la delincuencia no disminuía con el reforzamiento de las penas, pero también eran concientes
de la enorme fuerza emotiva, racional o no, que tenía la demanda de los ciudadanos para casti-
gar a los antisociales.
La inseguridad no se puede revertir en el corto plazo. Es necesario asumir con paciencia y
realismo las dificultades para afrontar soluciones duraderas.[35]
** Dice Bernardo Kliksberg: el problema es latinoamericano. Urge mejorar la calidad de este de-
bate crucial. Los grupos más reaccionarios de la región están proponiendo un alivio fácil para
la ansiedad, la mano dura, manos libres a la policía, multiplicar los recursos en seguridad, y
ampliar las cárceles.
Las dirigencias prefieren dedicarse a apagar incendios porque las verdaderas políticas de
seguridad se desarrollan en plazos no redituables en términos electorales. Las ilusiones de res-
puesta inmediata que genera la mano dura les sirve de respaldo social.
Los conflictos están implícitos en todo movimiento o dinámica. Como
dice David Harvey: “el espacio ideal es un espacio de conflicto continuo
con continuas maneras de resolverlo. Sin un espacio social adecuado
la ciudad queda anémica, no convive ni se interrelaciona”.163 (*)
El primer valor corresponde siempre a la prevención. Anticiparse
no solo evita el daño sino también la reacción de las víctimas. Para
ello hay que tener presente las diferencias que existen en el interior
de la conflictividad: no es lo mismo vender en la calle que alterar el
orden. Ni deben confundirse la protesta social con el vandalismo, la
delincuencia infanto juvenil con la delincuencia reincidente y la delin-
cuencia ocasional con el crimen organizado.
Los delitos menores, que en el espacio público son amplia mayoría,
se previenen con la presencia de una policía de proximidad amigable,
cercana a la gente. La vigilancia disuasiva, la iluminación y el moni-
toreo son recursos probados y ampliamente eficaces, especialmente
cuando cuentan con la colaboración de las comunidades locales. Lo
confirma Juan Carlos Paggi, jefe de la Policía Bonaerense, “las cues-
tiones son sencillas y simples cuando uno se sienta a dialogar con los
vecinos. Eso achica el camino. Hay que estar en contacto”.164
·157·
La inseguridad se agrava notoriamente en las ciudades no des-
centralizadas. En todos los casos se verifica que las ciudades con
barrios organizados tienen menos delincuencia. Como afirma Nels
Anderson, “aunque suele ocurrir que los barrios pobres pueden ser
el hábitat de personajes marginales o el escondite de delincuentes
fugitivos, esto sólo es cierto cuando se trata de barrios socialmente
desorganizados”.5
Bogotá, recientemente asolada por la inseguridad y la delincuen-
cia, es un buen ejemplo, favorecido por la continuidad ideológica de
cuatro alcaldías consecutivas. En la primera, se inició el proceso a
través de una campaña educativa llevada a cabo con clowns, mimos
y actores, que enseñaban cómo usar cívicamente la ciudad y cómo
compartirla. La segunda se centró en recuperar el espacio público,
se urbanizaron los arroyos que bajaban de los montes como paseos
* También existe inseguridad en el espacio público virtual. Se trata de otro tipo de delincuencia,
que no proviene de los sectores excluidos.
Recientemente, en EEUU ha sido instalada por internet una perversa encuesta pidiendo opi-
nión sobre si habría que asesinar o no al presidente Obama. Son los riesgos de las redes socia-
les, como Facebook, con las facilidades que brindan para el anonimato.
UNICEF informa que en el mundo hay más de 150 millones de niñas y 73 millones de niños
explotados sexualmente a partir de la delincuencia cibernética.
verdes, y se construyó la primera línea de autobuses articulados. Du-
rante la tercera se potenció la autogestión de los ciudadanos, fueron
ellos quienes decidieron las prioridades para sus barrios. En la cuarta,
se consolidaron las actividades callejeras, se habilitaron mercados
públicos para vendedores ambulantes y se organizó el cierre de calles
y avenidas los domingos para ser ocupados por la gente.
Después de largos años de inseguridad extrema y perdurando en
Colombia las raíces estructurales de la violencia, Bogotá está hoy en-
tre las ciudades de referencia para la gestión de un espacio público
más habitable y seguro.
·158·
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Para su composición se
utilizaron las familias tipográficas
Akkura y Museo.
· EL ESPACIO BARRIAL ·
JULIO LADIZESKY
propuesta de un espacio barrial habitable
brinda soporte a una política municipal
Criterios de diseño
dirigida al desarrollo humano y a la integra-
ción comunitaria de la población.
para un espacio
Este libro, centrado en la escala del barrio, público habitado
reconsidera los criterios conceptuales y los
métodos instrumentales que se utilizan
EL ESPACIO BARRIAL
habitualmente para la configuración del
espacio público barrial.
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