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Jeffrey Sachs
Los líderes del G-8 señalan que el libre comercio es vital para que un país
pobre logre el crecimiento sostenido, pues un país pobre que está
desconectado de los mercados mundiales no se desarrollará. Pero hay
una realidad más amplia. El libre comercio, aunque es una condición necesaria
para el crecimiento, está lejos de ser suficiente. La globalización ayuda a que
parte del mundo en desarrollo crezca, pero deja a cientos de millones,
incluso miles de millones, atrás, incluyendo a muchas de las personas más
pobres del mundo. Al pretender que la globalización ayuda a todos, los países
del G-8 están generando una imagen irreal, una que invita a reacciones
violentas.
Las naciones en desarrollo que son vecinas de las ricas tienen, por tanto,
grandes ventajas sobre otros países en desarrollo. Sus ventajas naturales,
como menores costos de transporte a los mercados más importantes, son
aumentadas por las políticas de comercio de los países ricos. Entonces, los
exportadores mexicanos tienen acceso preferencial al mercado estadounidense
como parte del Tratado de Libre Comercio de América del Norte y esto le da a
México todavía otra ventaja en comparación con los lejanos países de América
del Sur. De manera similar, Polonia tiene ventajas de comercio e inversión
sobre Rusia, pues Polonia pronto se convertirá en un miembro de la Unión
Europea, con acceso garantizado a los mercados de Europa Occidental.
En las regiones pobres y remotas del mundo (África meridional, los países
andinos de América Latina, el Asia Central que no tiene salida al mar y algunas
secciones del sudeste de Asia) la crisis económica se está intensificando.
Algunas regiones están sucumbiendo ante las enfermedades y el colapso
económico. El diálogo sensato entre quienes apoyan y quienes están en contra
de la globalización debe empezar con reconocer que, a pesar de que la
globalización ha sido muy benéfica para muchos países pobres, muchos
otros se están quedando atrás en la miseria, la cual se está quizá
intensificando en parte debido a la globalización.
Cuando se reúnan los miembros del G-8, deben enfrentar las duras realidades
de África, la región andina y otras partes del mundo. Deberían brindar una
cancelación de deuda para los más necesitados de estos países y miles
de millones de dólares para la lucha contra las enfermedades, sobre todo
el sida, la malaria, la tuberculosis y otras exterminadoras. Deberían crear
mecanismos para ayudar a que los más pobres entre los pobres también
se beneficien con las nuevas tecnologías.
Jeffrey D. Sachs es profesor Galen L. Stone de Economía y director del Centro de Desarrollo
Internacional de la Universidad de Harvard. Reproducido de El Observador, 8 Julio 2001,
Montevideo.