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LA CALIDAD EDUCATIVA COMO FACTOR

DE EXCLUSIÓN Y DESIGUALDAD

En los albores del siglo XXI, el concepto de calidad está sobrevalorado en todos los

sectores del desarrollo humano, su influencia está presente en cada actuación individual o

colectiva, su figura es como un resorte que estira, pero no afloja, para corregir posturas,

opiniones, resultados, productos finales, siempre con el fin último de obtener lo mejor,

desde la toma de decisiones administrativas de la gran industria, que demuestra sus frutos

en la producción en serie de bienes y servicios, con la presunta alta eficiencia; hasta los

procesos más complejos de la raza humana como el aprendizaje y el arte de educar, eso si

acompañado de toda creación tecnológica basada en la inteligencia artificial, con lo cual

se cree que llegará a niveles de calidad excelsa. ¿Pero se ha pensado, por lo menos en

aquello que no está inmerso en el camino estrecho de los estándares, las competencias y la

efectividad de enseñar y aprender? ¿Son acaso los afectados por la no calidad, aquellos

inservibles de la sociedad?

A partir del entendimiento moderno de la educación como un negocio de alta

rentabilidad, mas no como la práctica del conocimiento humano enfocado hacia la

comprensión de su cosmovisión por la vida y las fuerzas del universo que le sirve de

herramienta y fuente para la construcción de sabiduría; se decidió que la calidad controlaría

eficientemente los procesos de enseñanza-aprendizaje, para educar las sociedades bajo el

dogma de la productividad industrial, o dicho de otra manera, formar al ser humano como

solución a necesidades de fábrica, pensando en que el problema de la educación es análogo

a la resultante de la producción: cero error en las operaciones y máxima utilidad; eso si con
una vida corta gracias a la obsolescencia programada que limita la vida útil del producto

fabricado.

Todas estas concepciones fueron adaptadas al proceso educativo, el cual evidencia

nuestra más importante evolución cognoscitiva: el aprender para ser seres sociales cuya

misión consiste en hacer del mundo un lugar digno, merecido por cada persona, sólo con el

compromiso de educarse cada vez mejor; -puesto que alejar los humanos del salvajismo, la

depredación y la maldad se tomó docenas de siglos. Con el tiempo se adquirió la madurez

necesaria para desligar la educación de la exclusividad espiritual, sino que sumada a la fe

que preconiza la racionalidad se trascendió de la esclavitud y se empoderó nuestra raza de

buenas prácticas de aprendizaje que nacieron en la familia, la escuela y la sociedad; pero

los tiempos cambiaron y lo tradicional o lo normal en el oficio de la enseñanza, se orientó

hacia la formación de gente trabajadora, en correspondencia con las tres revoluciones

industriales que desde hace por lo menos unas 15 generaciones (finales del siglo XIX, hasta

nuestros días) convirtieron al mundo, en una sociedad bajo el dominio del consumo y la

productividad industrial; desde allí se adoptaron modelos educativos para la mano de obra,

dejando de lado la formación para el ejercicio de la conciencia crítica, nuestra exclusiva

capacidad creativa, o la energía constante del emprendimiento; en palabras del profesor de

la universidad de Oxford, Terry Eagleton, la educación se transformó en un modelo

clientelar de enseñanza, citado en (Martínez, 2.015), “el principal problema de la

educación es que las universidades han sido cooptadas por el modelo económico
neocapitalista, logrando que su operación y valores sean casi idénticos a los de una

Corporación.”1

Haciendo eco a la expresión de que la calidad de la educación, en este caso

universitaria, sea valorada con base en resultados de éxito, y está regida bajo la concepción:

“…dependiente del retorno de la inversión…”2, un concepto de corte neoliberal con viejo

arraigo que demuestra “la tendencia creciente desde los gobiernos de exigir que la

educación superior rinda cuentas de los recursos recibidos…los costos elevados ponen el

centro de la preocupación…”3(Martínez, 2.015), vemos una tensión resultante entre los

actores principales del proceso educativo: el estudiante, sus padres, y la institución

formadora, como resultado de la necesidad de lograr excelentes resultados académicos; la

anterior exigencia deriva un contrasentido hacia los fines de la educación pues de ellos se

propicia supuestamente el pleno desarrollo de la personalidad si más limitantes que los

derechos de los demás y el respeto a las leyes, tal como resalta la ley 115 de 1994 en

Colombia. En tal virtud la educación con este enfoque pierde valor cualitativo y en cambio

gana renta.

Otra falacia que coadyuva a confundir calidad con inversión en naciones con

modelos económicos de mercado donde la educación privada tanto básica como superior

1
Eagleton, T. (2.015). The Slow Death of the University. Chronicle of Higher Education. Washington, D.C.
Citado por: Martínez, A; en Pijamasurf. Recuperado el 05-02-2018 desde: http://pijamasurf.com/2015/04/la-
educacion-como-negocio-y-los-estudiantes-como-consumidores-o-la-muerte-de-la-universidad/
2
Aseguramiento de la Calidad, Políticas Públicas y Gestión Universitaria. (19 de agosto 2.009) Recuperado el
11-02-2.018 desde:
https://mail.google.com/mail/u/0/?ui=2&ik=0612c523f6&view=att&th=16180fb69554a5e2&attid=0.2&disp=
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3
Idem.
representan junto con los servicios sociales el 15% del PIB4, (caso Colombia). Así como

también es cierto que es lo que hay de momento, no se puede afirmar que este gran negocio

garantiza la calidad de la enseñanza, o el retorno de la inversión educativa en desarrollo y

crecimiento social que se encuentra en déficit laboral, innovador y creador de riqueza; de

facto podemos observar que en un grueso porcentaje de instituciones y programas

educativos, el principio efectivo de la calidad es de baja incidencia, dándose un grupo

poblacional excluido de las oportunidades laborales, y del desarrollo como acicate de la

prosperidad individual, en pocas palabras de la posibilidad de entrar en el sistema; y que

denominaremos para efectos de este documento como educandos de la baja calidad.

Dejemos de lado el estado de las cosas en el modelo cualitativo educacional actual

con sus disonancias y aciertos, para enfocar la actividad integradora hacia los ingentes

esfuerzos realizados en la educación superior y en la educación básica en su búsqueda de

estados permanentes de calidad bajo un sistema que se caracteriza por tener múltiples

subsistemas todos ellos fuertemente interconectados (Aguerrondo, 1.993). Dicha

investigadora hace un análisis estructural de la educación y promulga la hipótesis de que

todas las decisiones concernientes al contexto académico se enmarcan en las necesidades

sociales; y la decisión de los ciclos académicos obedece a criterios de tipo evolutivo del

educando. Logrando así una base para estandarizar el servicio educativo desde la óptica de

la calidad. Así mismo expone esta investigadora que para un resultado eficiente del servicio

educativo se debe repensar la estructura organizativa de las instituciones con base en la

4
¿Cómo está compuesta la economía colombiana? (sep-29-2015). Artículo, Revista Dinero. Versión digital
Colombia. Recuperado el 13 de feb-2018 desde: http://www.dinero.com/economia/articulo/composicion-
economia-colombiana-2015/214054
optimización del tiempo; la reorganización del espacio; y la reconfiguración del poder

institucional, todos estos ejercicios operativos conducentes a modernizar y adaptar el

plantel educativo a las tendencias del contexto escolar o universitario. Es un principio de

orden, aunque peligroso pues se basa en la uniformidad que sesga las idiosincrasias;

también cabe decir que en el afán de encontrar la calidad ideal para la educación se

confunde la idea cualitativa en un reduccionismo configurado en dos propósitos la

explicación al fenómeno de la calidad: la toma de decisiones que conduce a la calidad de un

sistema concreto; y las evaluaciones que permitan reorientar y reajustar procesos.

(Aguerrondo 1.993). Quizá dejando ausentes elementos de gran importancia como la

calidad de lo aprendido o el nivel eficiente del cuerpo docente; en nuestra Colombia de la

paz incierta se hace necesario encontrar un estándar de calidad en la convivencia pues es

notable la problemática de odio, menosprecio, adicciones, abusos y conflictos al interior de

las instituciones, como espejo de la sociedad y sus problemas, de lo cual nos alerta

(Urresti, 2000; Chaves, 2005).

“En términos del imaginario, cuando el mundo de los jóvenes se traduce a la

experiencia de los adultos aparece como extraño, incomprensible, violento,

amenazador, riesgoso, falto de objetivos, errabundo. Esto es lo que hace que,

inconscientemente pero de forma sistemática, el mundo adulto organice defensas y

prevenciones para contrarrestar el efecto de esa más que virtual amenaza; estos

investigadores enfatizan que tradicionalmente el mundo adulto ha generado una

visión despectiva y temerosa hacia los jóvenes, asociando sus expresiones, prácticas

y actitudes con disfunciones que deben ser corregidas. Al mismo tiempo que los ha

asociado a una multiplicidad de problemáticas (violencia, adicciones, delincuencia,


ausencia de planificación de los embarazos, indiferencia política), como si se tratara

de cuestiones estrictamente juveniles e individuales. 5

Afectando de manera directa el desempeño de los actores del proceso y la eficiencia de la

educación que a su vez debe impactar en la calidad de vida de la comunidad educativa.

Si bien los sistemas educativos latinoamericanos tienen la atención centrada en el

binomio calidad-cobertura, su realidad demuestra grandes deficiencias en temas

trascendentales como la inclusión de la población al servicio educativo estatal, que

insólitamente es notable por la escasez de recursos, dicha insuficiencia, entre otros

perjuicios, aleja la juventud de las oportunidades de adquirir conocimiento que le

proporcione forma a sus sueños convertidos algún día en la vida profesional, edad esta que

a su vez se ve enfrentada a dos realidades desgastantes y excluyentes del club del

conocimiento, por un lado la negativa percepción ciudadana de que el joven por su

inexperiencia, baja experticia e inmadurez se convierte en un problema para la vida normal

de la ciudadanía adulta, paradójicamente convertidos en un problema y no en una solución

para la crisis social que asola el mundo contemporáneo; así lo afirma en sus trabajos la

reconocida antropóloga mexicana Rosana Reguillo destacando: …la existencia de patrones

de representación e interpretación donde los adolescentes y jóvenes son sometidos a

procesos de estereotipación y estigmatización. Entre ellos, marcan cómo el discurso

estigmatizante viene operando mediante distintas clasificaciones. Así se habla de los

jóvenes como “rebeldes”, “estudiantes revoltosos”, “subversivos”, “delincuentes” y

5
Arango, F; Corbetta, S; Galarza, D; Stigaard, M. (2.012). Equidad educativa y Diversidad cultural en

América Latina. UNESCO. Buenos Aires.


“violentos”, entre otros motes con los que la sociedad los ha bautizado a partir de la

última mitad del siglo XX (Reguillo, 2000).6 En segundo término se observa la insuficiencia

del Estado para reducir la desigualdad que se vive en las zonas urbanas deprimidas y en los

territorios rurales su crisis no pronostica una reducción mínima al contrario muestra la

tendencia a empeorar, ya que se popularizó la inseguridad, así como la violencia enquistada

en los colegios, éstas son capas sociales sin acceso a la más mínima tecnología de

aprendizaje para reducir su aislamiento, y se vive en desventaja frente al acceso de la oferta

educativa de ciudad. Estos ciudadanos sumados a los grupos étnicos, la población en estado

de discapacidad, y los miles de desplazados por la guerra, son herederos de tradiciones

ancestrales y diversos patrones culturales que sustenta la diversidad; son una especie de

población invisible a los cuales, el acceso escolar representa grandes esfuerzos y sacrificio

pues viven en carne propia el drama de la injusticia social, un común denominador a lo

largo y ancho de la América Latina. La desigualdad es un problema multidimensional que

afecta desde el acceso hasta la calidad educativos, y al que (Reygadas, 1.998) considera

como una distribución asimétrica de ventajas y desventajas dentro de una sociedad que es el

resultado de las relaciones de poder7. Según lo anterior ¿podría hablarse entonces de

escenarios diversos para una calidad al acceso educativo, antes que una calidad de

contenidos? Algo así como un aumento exponecial de escenarios para la enseñanza y el

aprendizaje en donde la sobre oferta en gratuidad, quizá acompañada de la inteligencia

artificial, puesto que sería impensable descartar el apoyo de la tecnología como clave de

6
Arango, F; Corbetta, S; Galarza, D; Stigaard, M. (2.012). Equidad educativa y Diversidad cultural en
América Latina. UNESCO. Buenos Aires. Recuperado el 10-02-2.018. desde
http://unesdoc.unesco.org/images/0021/002188/218849s.pdf
7
Arango, F; Corbetta, S; Galarza, D; Stigaard, M. (2.012). Equidad educativa y Diversidad cultural en
América Latina. UNESCO. Buenos Aires. Recuperado el 10-02-2.018. desde
http://unesdoc.unesco.org/images/0021/002188/218849s.pdf
acceso al conocimiento, en función del equilibrio de fuerzas entre el analfabetismo holístico

y el libre conocimiento.

Dicha afirmación obliga a hacer visible la modernización de la oferta educativa que

no se edifique sobre la productividad sino sobre la calidad humana, el gran salto hacia la

educación holística como filosofía doctrinal portadora del cambio y en la cual se encuentra

la posibilidad de entrenar y formar el ser integral, esta especie de entelequia que postula

(Miller, 1.996) bajo los criterios pedagógicos que subyacen a este muy posiblemente

modelo virtuoso de enseñar y aprender estructurando el desarrollo general del alumno y

centrado en su potencial intelectual, emocional, social, físico, creativo o intuitivo, estético y

espiritual. Un ideal que contrasta con lo que se vive en la educación de hoy cuya búsqueda

de la calidad se centra en la memorización de asignaturas y la evaluación de competencias.

Conclusión:

El país se ha empecinado en hacer de la calidad del sistema educativo un modelo

garantista al acceso; apostar por el acceso universal a los diferentes niveles de la educación;

y la permanencia de los educandos en sus instituciones. Pero las estadísticas difieren de

estas loables intensiones, la cobertura sube apenas al 77% en la educación media; y en la

educación superior menos del 50%; así mismo se detectó que la baja cobertura y la mala
calidad, afecta directamente en la productividad de los territorios y en los estudiantes

pobres8. (Pérez, 2.016).

De otro lado ha venido creciendo la expectativa de que la calidad del sector

educativo va a mejorar por dos situaciones históricas: la primera se circunscribe al proceso

de paz reconocido en todo el globo, puesto que para la consolidación de las políticas de paz

el país aspira a fortalecer la calidad del sector en todas sus dimensiones estratégicas así

como en la implementación de la educación del campo con la más exigente calidad; y para

ello el gobierno del presidente Santos le ha formulado su más grande inversión de todos los

tiempos para la educación, lo cual se vislumbra como un gran logro y una gran suerte para

el sector educativo; de lo contrario los jóvenes no podrían acoplarse a las políticas que

consoliden la convivencia pacífica en el campo y las ciudades desde el conocimiento y las

buenas prácticas ciudadanas, generando seguridad y empleabilidad. Otro factor clave es la

gestión de la información y gestión del Big Data, para efectos de la calidad del servicio

educativo, es un acercamiento al conocimiento específico y en tiempo real de las

deficiencias del universo educacional. Muy posiblemente se toman decisiones tarde o fuera

de contexto en la adaptación del sistema debido a que estamos acostumbrados a esperar las

mediciones, los rankings, las notas de prensa, más no el conocimiento real de las

situaciones diarias de la academia y sus comunidades. Esto daría a conocer mejor el estatus

educativo nacional para comenzar a edificar una cultura de calidad en lo aprendido para el

8
Pérez, A. (18 de marzo de 2016). Crecimiento Económico y Educación. Artículo. Revista Dinero. Versión
digital. Recuperado el 15-02-2018, desde: http://www.dinero.com/opinion/columnistas/articulo/crecimiento-
economico-y-educacion-por-angel-perez/221579
fortalecimiento de la economía, por lo menos es un principio por cumplir, pedimos por que

todo sea una realidad.


BIBLIOGRAFÍA

1. Aguerrondo, I. (1.993). La Calidad de la Educación ejes para su definición y su evaluación.

2. Eagleton, T. (2.015). The Slow Death of the University. Chronicle of Higher Education. Washington,

D.C. Citado por: Martínez, A; en Pijamasurf.

3. Marco de Referencia para el Proyecto de Aseguramiento de la Calidad. (2.009). CINDA. Proyecto

ALFA.

4. ¿Cómo está compuesta la economía colombiana? (sep-29-2015). Artículo, Revista Dinero. Versión

digital Colombia.

5. Arango, F; Corbetta, S; Galarza, D; Stigaard, M. (2.012). Equidad educativa y Diversidad cultural en

América Latina. UNESCO. Buenos Aires.

6. Pérez, A. (18 de marzo de 2016). Crecimiento Económico y Educación. Artículo. Revista Dinero.

Versión digital.

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