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UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES

Parcial Domiciliario de Análisis Institucional (Tema 02)

Alumno: Jean Michael Rodrigues de Oliveira (DNI: 94626267)


Carrera: Ciencias de la Comunicación

¿De qué manera la metodología pedagógica propuesta por la cátedra, y plasmada en el


programa de la materia, responde a los principios de los abordajes clínicos?

La catedra nos propone analizar y comprehender los vínculos, discursos y prácticas sociales
ligados a la comunicación. Para eso plantea, además de la lectura y comprensión de la
bibliografía, un trabajo de campo que actúa como una exploración de terreno que nos permitirá
recolectar información y realizar un análisis institucional de los contextos y condiciones en que
los trabajadores de la comunicación desarrollan su profesión, elaborando una compresión de
los fenómenos organizacionales, procesos de formación de un equipo de trabajo y de nuestra
propia implicación y subjetividad durante el trabajo y en las formulaciones de conclusiones.

Según plantea Acevedo, las diversas corrientes de intervención de la perspectiva institucional


clínica desde sus origines se ocupa de la “psicología de los grupos”. Fue Jacob Moreno quien
plantó que el investigador debe constituirse como “observador-participante” integrándose a la
situación para analizarla y analizarse en ella. En este sentido, el trabajo de campo nos propone
a los estudiantes la habilidad de observar y comprehender las prácticas profesionales de
egresados de la carrera (analizar una situación organizacional) en su medio natural
(investigación acción) al mismo que nos analizamos a nuestra propia subjetividad en
interacción con esta situación (diarios de campo).

Ahora bien, desde el punto de vista profesional, cuando un psicólogo institucional recibe una
demanda para realizar una intervención en una institución, lo hacen conscientes de estar
introduciéndose en una historia cronológica y mítica. Siguiendo al tetraedo de Malfé empieza la
investigación/intervención realizando un corte sincrónico en una historia, por un lado “oficial”
(relatada por los responsables), y por otro lado mítica transmitidas por los miembros de la
organización, en la que los hechos están moderados por las fantasías individuales y colectivas
que circulan en ese espacio. Así, por medio de la propuesta pedagógica, nosotros estudiantes
nos vendríamos capacitados e incitados a adquirir las habilidades necesarias que nos permitirá
ingresar en este eje histórico (en el trabajo de campo) y a partir de allí empezar a la
reconstrucción de las demás dimensiones que componen el tetraedo con la finalidad de mejor
comprehender los contextos y condiciones de trabajo de nuestros futuros colegas de profesión.

Simultáneamente, el hecho de que nosotros también nos organicemos en grupos nos propone
adquirir una actitud responsable, critica y reflexiva, valorar el intercambio plural de ideas y
reconocer la importancia de la escucha y el respeto hacia las producciones ajenas para la
revisión y reformulación de nuestros propios puntos de vista. Con esto, la catedra hace una
propuesta de Pedagogía Institucional de reconocer al alumno como sujeto activo de su propia
formación (a partir de sus propios vínculos y apropiaciones), y comenzar a conceptualizar
nuestras experiencias basadas en técnicas cooperativas dentro del aula. Se fomenta una
autogestión de manera en que de una situación de grupo-objeto, se evoluciona a grupo-sujeto.
Así teniendo en consideración la propuesta del trabajo de campo, vale resaltar la definición de
intervención propuesta por George Lapassade: es “el método por el cual un grupo de analistas,
respondiendo a la demanda de una organización social, instituye en dicha organización un
proceso colectivo de auto-análisis” (Acevedo, Maria Jose 2001).

La intervención clínica, según Acevedo, no solo tiene el propósito de producir mayor


compresión de los fenómenos que causa sufrimiento en una institución, ni el objetivo de
favorecer cambio en los individuos, grupos y estructuras organizacionales, pero también aspira
a contribuir al desarrollo de conocimiento científico respecto de su objeto de intervención. En
este sentido, tal como planteado en el programa de la materia el plan de investigación de los
trabajos de campo, permiten confrontar aportes teóricos y técnicos con la experiencia, logros y
fracasos de los profesionales en el campo de la comunicación. Datos que serán sistematizados
por los docentes de la catedra (e interesados) para proporcionar un análisis complementario a
los trabajos de campo y ofrecer conclusiones más provechosas para el futuro profesional de
Ciencias de la Comunicación.

Finalmente, a través del trabajo de campo, los grupos de alumnos podrán experimentar la
manifestación e importancia de los rasgos que caracterizan a la intervención clínica, como por
ejemplo, someter a los discursos colectados a un proceso de interpretación y análisis crítico por
medio de discusiones grupales y fomentados por las tutorías, observar la construcción y
contexto de nuestro objeto de intervención, buscar la comprensión de los múltiples sentidos sin
ignorar la complejidad que plantea el análisis social, y sobre todo, asumir una posición ajena a
los intereses particulares de uno y otros.
¿De qué modo puede analizarse la estructura libidinal observable en un grupo con otras
dimensiones de las organizaciones en las que se encuentra inserto?

El concepto de estructura libidinal es explicado por Freud para dar cuenta cómo y porque los
sujetos se unen en grupos y permanecen unidos. Malfe hace un recorrido histórico en una de
sus clases para explicar dos concepciones distintas que siguen vigentes para dar respuesta a
este cuestionamiento. Por un lado, una afirmación más pesimista de que nos unimos por
necesidad, espanto, discordia etc., (Platón, Hobbes) y por otro lado, una afirmación Aristotélica,
más progresista de que hay una propensión natural del ser humano hacia la sociabilidad (San
Agustin, Freud).

Thomas Hobbes, va a hablar de la “guerra de todos contra todos”, en que los individuos se
unen por miedo por conveniencia. Por otro lado, San Agustin destaca que “aquello que
consolida a un colectivo humano y lo convierte en pueblo, es la convergencia en relación con
un objeto de amor” (Malfé, Ricardo, 1989), es decir que los seres humanos nos unimos por
amor o deseo, este estaría en la base y la sustentación de los conjuntos sociales. Esta es
exactamente para Malfé la formulación que hace Freud, el pactum societatis.

Ahora bien, cuanto una analista empieza su labor en una organización, debe empezar
efectuando primeramente un diagnóstico que va desde lo descriptivo hacia lo estructural de
fondo para entender los conflictos en el interior de la organización. Para Malfé el analista tiene
que apuntar a descubrir cuales son las características, o la estructura libidinosa, sustentando la
vida institucional. O en qué momento se encuentra de sus avatares.

Se le dice estructura, ya que se refiere a un conjunto de relaciones conectadas entre sí que la


injerencia sobre una de ellas repercute sobre todo el resto. Y libidinal, porque da cuenta de
cómo circula la libido el deseo en los grupos humanos. En definición, retomando a Freud,
vendría a ser la proyección del Ideal del Yo en una idea o líder que encarna dicha idea, a raíz
de la cual se produce una doble ligación entre el y los miembros del grupo. “Estructura libidinal
que cohesiona a los miembros de una institución alrededor de un mismo ideal. Esa formación
fantasmática se sostiene en la ilusión que el líder logra crear en el grupo de que mantiene con
cada uno de sus integrantes una relación amorosa igualitaria” (Acevedo, Maria Jose 2005). En
este sentido los miembros del grupo proyectan su Ideal del Yo sobre una idea, podemos hablar
de un proceso de identificación horizontal entre los miembros del grupo, desde cuando todos
están defendiendo a una idea o a un líder.
Toda institución encierra una idea, que necesita de un proyecto de ejecución. Este proyecto a
su vez necesita ser compartido por todos aquellos que están involucrados en su realización.
Este ideal compartido nos introduce en el campo cultural le otorga una identidad propia a una
organización. En la llamada dimensión simbólico-imaginaria en el tetraedo de Malfé el analista
obtiene acceso a los códigos lingüísticos y relaciones que pautan las comunicaciones y los
intercambios entre los individuos y los grupos, a las formaciones imaginarias compartidas:
mitos, creencias, ideologías, utopías; a las ideas compartidos respecto de la función social de
la institución atravesados por fuerzas de carácter inconsciente. En este sentido se puede dar
cuenta de cómo la estructura libidinal actúa en la dimensión simbólico-imaginaria donde se
perciben los valores y creencias compartidos por los miembros de una organización (S.s
ideológico) y a los saberes presentes en la institución y que incluyen los saberes individuales y
colectivos construidos por un cierto grupo, que le otorga identidad y cohesión al grupo (S.s
epistémico).

Pasando ahora al polo de la crátesis, la dimensión del poder, podremos observar como el
poder se manifiesta en la organización, sus formas y estrategias de sobrevivencia. Una
organización está usualmente organizada a través de un sistema de jerarquía en donde están
definidos roles, funciones y responsabilidades, siendo el organigrama en donde se plasma esta
organización (subsistema nomico). Sin embargo, la cohesión y unión que está en el core de la
estructura libidinal no aparece intacta por largo tiempo, inevitablemente pueden aparecen
conflictos y rivalidades que cuestionan la unidad y la conformación del poder. En este caso hay
dos desenlaces posibles: la disolución o la reorganización en función de un nuevo ideal. Por
ejemplo, si un líder por algún motivo ya no encarna la idea, es destituido por una alianza en
donde los miembros del grupo eligen como sucesor a un miembro que sí los representa. O por
otro lado, si el líder es eliminado, encarnando el mismo la idea con la que todos los miembros
del grupo se identifican y se unen entre sí, entonces el grupo se disolvería inmediatamente. Es
decir, en la dimensión del poder la figura del líder puede logra cohesión (y acá puede ser
interesante pensar en el rol de los mitos e imaginarios sociales para la perpetuación del poder),
sin embargo, dentro de un grupo pueden existir posicionamientos ideológicos opuestos frente a
la autoridad.

En el polo de la physis, dimensión de lo material-funcional, Malfé ubica la organización del


trabajo como esencial en este polo. Es decir, las instituciones elaboran un producto específico
para satisfacer una necesidad de una audiencia externa a ella misma (demanda social) que
puede también corresponder a su audiencia interna. Para eso, la organización necesita contar
con un proyecto, un plan de acción, objetivos metas y programas. Esto demanda la formulación
de políticas, organización del trabajo una cierta división técnica y jerárquica e instaurando
determinadas condiciones de trabajo. Acá se aborda el subsistema ecológico, el medio
ambiente en donde se despliega esta organización del trabajo, el espacio geográfico en donde
esta inserta la institución y su relación con el cumplimento o no de sus objetivos. Y también el
subsistema tecnológico, que incluye todos aquellos instrumentos que los miembros de la
organización utilicen para llevar adelante sus objetivos (que puede simbolizar una posición de
poder). En este sentido, dice Acevedo que la introducción de tecnologías en lo laboral conlleva
una relación con la producción de saber y la circulación de información lo tecnológico aparece
entonces vinculado al polo de la crátesis. En este sentido, es en la estructura libidinal que
podremos “indagar también acerca de las fantasmática grupal, fantasías cuyos argumentos,
edípicos o arcaicos, son escenificados por los miembros del grupo (semiosis) incidiendo en las
relaciones (crátesis) y en la producción grupal (physis): observaremos igualmente las
estrategias defensivas elaboradas individualmente o colectivamente para defenderse de la
percepción del sufrimiento ligado al funcionamiento institucional y/o a las condiciones de trabajo
(crátesis/physis). Esas estrategias defensivas nos permitirán inferir las ansiedades cuyo origen
deberá ser concientizado y elaborado a fin de que la producción grupal sea posible con el
menos desgaste físico y psíquico para los sujetos, y con el mayor grado posible de satisfacción
personal y colectiva” (Acevedo, Maria Jose 2005).

¿En qué radica la importancia del discurso del orden y de los imaginarios sociales?
Ejemplifique.

Su importancia radica en su relación con el Poder. Para Enrique E. Mari el discurso del orden y
el imaginario social son la condición de funcionamiento del poder y de su reproducción. El autor
piensa el poder en términos de un dispositivo, es decir lo analiza desde el carácter social de su
estructura, los modos en que opera, y las tácticas y estrategias que ponen en ejercicio los
grupos sociales que lo controlan. “El dispositivo del poder pone en manifiesto los tres
elementos básicos que hacen que el poder funcione: la fuerza o violencia, el discurso del orden
y el imaginario social” (Mari, Enrique E. 1988) estos no son independientes, sino que están
interconectados entre sí, agrupados e interceptados de acuerdo con los cambios históricos. La
fuerza para el autor es el elemento constitutivo del poder, mientras que el discurso del orden y
el imaginario social funcionan como condiciones de reproducción del poder producido, lo que lo
hacen constante y socialmente transmisible. En este sentido son pertinentes los aportes
Ansarte en donde una práctica social supone una estructura compleja de designación, de
integración significante, de valores: un código colectivo e interiorizado, para poder dirigir de
forma ordenada los comportamientos individuales hacia fines comunes.

El discurso del orden es entonces aquel perteneciente al ámbito del conocimiento, la teoría y
las representaciones sociales (racional), lo que Mari define como “el topos de legitimación de
este sistema, lugar de emisión de los enunciados normativos y de las reglas de justificación”
(Mari, Enrique E. 1988). Un modo racional para producir la obediencia y el control social.

Sin embargo, la fuerza y el derecho coactivo necesitan estar insertos en las practicas
discursivas y soportes mitológicos que para que los miembros de una sociedad adecuen sus
deseos al poder. Aquí entra entonces el rol de los imaginarios sociales: conjuntos coordinados
de representaciones mentales, mediante los cuales se establecen simbólicamente las normas y
valores que permiten la convivencia social: ceremonias, banderas, himno, tatuajes, marcas etc.
Son prácticas que se refieren y constituyen a la vez a una realidad de valores.

En su recorrido histórico, Acevedo retoma a René Kaes que en su obra “El Aparato Psíquico
Grupal”, retomando una línea freudiana, señala que las “representaciones surgen de un
proceso por el cual el sujeto, obedeciendo al principio del placer que rige el funcionamiento del
aparto psíquico, proyecta en el exterior los sentimientos, deseos o temores que resultan
intolerables para su Conciencia, para luego descubrir lo proyectado como constituyendo la
realidad exterior” (Acevedo, Maria Jose 1999). Kaes habla de organizadores socioculturales:
mitos, ritos, ideologías, concepción del universo y doctrinas filosóficas que constituyen los
modelos de las relaciones interpersonales y grupales. La representación aparece entonces
como un elemento organizador de las relaciones psicosociales. Así se llega hasta Cornelius
Castoriadis que define imaginarios sociales como: un producto socio-histórico, esto es una
producción colectiva y anónima conformada a los largo del tiempo que guían el pensar, decir y
hacer de una comunidad. Su función es responder a las preguntas que la sociedad se platea
respecto de su identidad de su relación con el mundo, de sus deseos y necesidad –
asegurando la cohesión de ese conjunto humano. Es en el imaginario colectivo, en donde la
comunidad designa su identidad, sus aspiraciones y las líneas generales de su organización.

En los textos se perciben en líneas general a tres imaginarios sociales: los mitos las religiones
y las ideologías. Siendo los mitos la forma más primitiva de esos: son una interpretación de los
fenómenos de la vida, por ejemplo, en la antigua Grecia se aceptaba como verdadera porque
estaba respaldada por una tradición, se transmitía de generación en generación y eran usados
para explicar el orden del mundo con una clara función de control social. “Otto Rank, equipara
el mito con un “sueño de los pueblos”, reconociendo en este un relato que expresa, fantasías
individuales, deseos inconscientes deformados por la censura y que en este caso serian
deseos compartidos colectivamente” (Acevedo, Maria Jose 1999).

Las religiones también explican el origen del mundo y los fundamentos de la sociedad. Para
Freud el origen de las religiones está dada en el lugar que el hombre le daba a los fenómenos
de la naturaleza. Partiendo de la primera infancia en donde el niño tiene como primer objeto de
amor a su madre que satisface su necesidad, protegiéndolo del dolor y de la muerte, hacia la
vida adulta en donde el adulto continúa necesitando esta imagen de protección (dioses). Como
en el caso del mito, acá también se establece un orden social, por ejemplo, la idea de castas en
el hinduismo.

Y por último, las ideologías son un conjunto de ideas que los grupos sociales crean acerca del
mundo que nos rodean y en el papel que estos grupos tienen en el mundo. Pierre Ansart hace
referencia a las ideologías políticas destacando ciertas características que las llevan a reforzar
lo instituido. Estas ideologías, para Ansart, señalan con precisión los lugares de poder y las
formas y condiciones de acceso a ellos.

El imaginario social es entonces como sostiene Enrique E. Marí “la tierra natural de las
ideologías teóricas y prácticas. Su función consiste en operar en el fondo común y universal de
los símbolos, seleccionando lo más eficaces y apropiados a las circunstancias de cada
sociedad para que el poder circule y avance” (Marí, Enrique E. 1988). Son la forma en que el
deseo se une al poder, estimulan comportamientos de temor, amor y seducción.

Un ejemplo de todo lo hablado es el “Sueño Chino” o como conocido en inglés “The great
rejuvenation of China” que describe una serie de objetivos personales e ideales políticos que
circulan en la sociedad china. China es país conocido por años por su grandeza, conocimientos
filosóficos e con un lugar de destaque en el mundo, que después de la derrota de Guerra del
Opio (1839) fue inmerso en una serie de humillación y olvidado por el mundo moderno. En la
actualidad, Xi Jinping promete lograr rejuvenecer a china y llevarla de vuelta a su posición de
líder en el mundo. En su retórica Xi apela a muchas creencias parte de la cultura china y logra
de este modo con que la sociedad incorpore este “sueno” en su imaginario social. Por compartir
este ideal y esta creencia de que China debe volver a su lugar de derecho en el mundo se
legitiman dentro de la sociedad china extensas jornadas laborales, derechos laborales y civiles
limitados, su gobierno y las actitudes de este frente a la comunidad internacional.

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