SIMPOSIO 2012
Diana Martino*
Seguridad del anestesiólogo
frente a la exposición radioactiva
Introducción
La exposición a la radiación ha sido identificada
desde hace tiempo como un peligro ocupacio-
nal potencial para la salud de los profesiona-
les de la medicina, en especial en el área de
diagnóstico por imágenes1, y solo reciente-
mente, con la rápida expansión de la radiología
intervencionista y la imagenología radiológi-
ca, ha comenzado a ser fuente de exposición
para el anestesiólogo2-7. Procedimientos diag-
nósticos y/o terapéuticos para el manejo de la
enfermedad cardiovascular (procedimientos
electrofisiológicos, valvuloplastias, angiogra-
fías / angioplastias, sangrados traumáticos),
neurovascular (aneurismas, malformaciones
arteriovenosas), abdominopélvica (colangio-
pancreatografía retrógrada endoscópica), y
tumoral (embolización, quimioterapia) requie-
ren la concurrencia del anestesiólogo para el
manejo del paciente, dentro y fuera del área
quirúrgica. Además, los procedimientos de te-
rapia radiante también involucran el manejo
de sustancias radiactivas potencialmente per-
judiciales para la salud. Un cuidadoso manejo
anestésico y la adecuada protección del profe-
sional son necesarios para maximizar la segu-
ridad durante estos procedimientos8, 9.
¿Qué tipos de radiación existen?
La radiación (proceso de transmisión de on-
das o partículas a través del espacio o de un
medio) puede ser mecánica o electromagnéti-
ca. Acerca de esta última, puede ser ionizante
o no ionizante (dependiendo de si al interac-
tuar con los átomos de un material se originan
partículas con carga -iones-, o no). La radia-
ción no ionizante puede ser la originada en los
Dra.
Dr. Atilio Bustos**
Dr. Pedro Barbieri ***
*Servicio de Medicina Nuclear,
Hospital Británico de Buenos Aires.
Argentina
**Hospital Guillermo Rawson,
San Juan. Argentina
***Servicio de Anestesiología,
Hospital Británico de Buenos Aires.
Argentina
campos electromagnéticos (corriente eléctri-
ca, radiofrecuencia, microondas), o las radiacio-
nes ópticas [rayo laser, radiación solar (rayos
equis, ultravioletas e infrarrojos, dependiendo
de en qué área del espectro de longitud de
onda se encuentren)]. En el caso de la radia-
ción ionizante10 esta puede ser energía parti-
culada, o energía pura. La energía particulada
puede ser partículas α (alfa) (masivamente
cargadas, pero de poca penetración-no pene-
tran el epitelio), partículas β (beta) (electrones
de alta energía, encontrados primariamente
en la lluvia radioactiva luego de una explosión
nuclear -pueden dañar la capa basal de la piel,
similar a una quemadura térmica, pero son
detenidos con facilidad por la ropa), o neutro-
nes de alta energía (sin carga, pero con una
masa significativa -interactúan con los núcleos
atómicos y pueden causar gran alteración de
las estructuras atómicas-. Comparados con
los rayos equis, los neutrones pueden causar
veinte veces mayor daño tisular). La energía
pura consiste en los rayos γ (gamma) (fotones
de alta energía, que atraviesan facilmente el
material -exposición de cuerpo entero-). Los
rayos equis y gamma son radiaciones electro-
magnéticas y ocupan aproximadamente la
misma porción del espectro electromagnéti-
co. Sus efectos biológicos son iguales, y su
interacción con la materia es similar. La dife-
rencia radica en que los rayos gamma se ge-
neran en el núcleo de los radio nucleidos, y se
producen por la desexcitación de un nucleón
de un nivel de excitación a otro de menor
energía, mientras que los rayos equis son pro-
ducidos en la nube electrónica que rodea al
núcleo, por desaceleración de los electrones.
RAA 149
 SIMPOSIO 2012
Efectos biológicos de
las radiaciones ionizantes
Los efectos dañinos de las radiaciones en un
organismo vivo se deben principalmente a la
energía absorbida por las células y los tejidos,
por ionización y excitación atómica, que pro-
ducen descomposición química de las molé-
culas presentes. Este efecto, a bajos niveles
de radiación, ha sido extensamente estudiado
y está en constante revisión, ya sea en poblacio-
nes expuestas a explosiones nucleares, a expo-
sición médica (diagnóstica y/o terapéutica), o a
exposición ocupacional. Cuando la radiación
ionizante transfiere energía a un sistema bio-
lógico, provocará uno o más resultados fina-
les, cuya incidencia o resultado final dependerá
de la dosis absorbida por este sistema.
Para el cuerpo humano, hay dos tipos de
efectos relacionados con la dosis. El daño so-
mático (se refiere al daño ocurrido en los teji-
dos irradiados); y el daño genético (se refiere
al daño con proyección a generaciones futuras).
A menos de 100 mSv (miliSievert), no se
espera ninguna respuesta clínica. Al aumen-
tar la dosis, el organismo va presentando dife-
rentes manifestaciones, hasta llegar a la
muerte. La dosis letal media es aquella a la
cual el cincuenta por ciento de los individuos
irradiados mueren. Esta es 4 Sv (4000 mSv).
En ocasiones pueden aplicarse grandes dosis
de radiación a áreas limitadas (como en la ra-
dioterapia), lo que provoca solo un daño local.
Cuando la radiación ionizante incide sobre
un organismo vivo, las reacciones a nivel ce-
lular son principalmente en las membranas, el
citoplasma y el núcleo. La interacción en las
membranas produce alteraciones de permeabi-
lidad, lo que hace que puedan intercambiar flui-
dos en cantidades mayores de lo normal. La
célula no muere pero sus funciones de multi-
plicación no se llevan a cabo. En el caso que la
interacción sea en el citoplasma, cuya princi-
pal sustancia es el agua, al ser ésta ionizada
150 Volumen 70 · Nº 1 · Simposio 2012
se forman radicales inestables. Algunos de
estos radicales tenderán a unirse para formar
moléculas de agua (H20) y moléculas de hidró-
geno (H), las cuales no son nocivas para el
citoplasma. Otros se combinan para formar
peróxido de hidrógeno (H2O2), el cual sí produ-
ce alteraciones en el funcionamiento de las
células. La situación más crítica se presenta
cuando se forma el hidronio (H3O+), el cual
produce envenenamiento. Cuando la radia-
ción ionizante llega hasta el núcleo de la célu-
la, puede producir alteraciones de los genes e
incluso rompimiento de los cromosomas, pro-
vocando que cuando la célula se divida lo
haga con características diferentes a la célula
original. Las células pueden sufrir aumento o
disminución de volumen, muerte, un estado
latente, mutaciones genéticas y cáncer. Estas
propiedades radiactivas se pueden volver be-
néficas (es el caso de la radioterapia que utiliza
altas dosis de radiación para eliminar tejidos
malignos en el cuerpo). Sin embargo, por la
naturaleza de la radiactividad, es inevitable
afectar otros órganos sanos cercanos.
Así, las consecuencias de la exposición a la
radiación según dosis-efecto, serán como 1)
efectos somáticos y 2) efectos genéticos.
1. Efectos somáticos: involucran a las células
diploides. Se dividen en:
a) Efectos determinísticos: involucran al-
tas dosis de radiación en grandes por-
ciones del cuerpo. Poseen un efecto
umbral por debajo del cual no se obser-
van efectos, poseen un período de la-
tencia y su severidad depende de la do-
sis. Pueden ser tempranos o tardíos.
Los efectos tempranos ocurren dentro
del primer año de exposición, se rela-
cionan con el número de células muer-
tas, la reparación del daño y la tasa de
recambio celular irradiada. Ejemplos:
eritema, caída del pelo, neumonitis actí-
nica y enfermedad de radiación. Estos
efectos determinísticos tempranos se
pueden modificar fraccionando la dosis
o aumentando la infusión en forma len-
ta y continua. Los efectos tardíos, ocu-
rren luego del año, se relacionan con el
Seguridad del anestesiólogo frente a la exposición radioactiva
daño inicial y el deterioro; como ejem-
plos: queratosis, fibrosis pulmonar y ca-
taratas. No son influenciables con el
fraccionamiento.
b) Efectos no determinísticos: ocurren con
bajos niveles de exposición, el daño será
estocástico o estadístico, no existe una
dosis umbral demostrable y el daño se
presenta como un pequeño incremento
en la incidencia normal o espontánea,
luego de un largo período de latencia.
2. Efectos Genéticos: Describen las alteracio-
nes genotípicas hereditarias resultantes de
mutaciones en los genes o cromosomas de
células germinales, involucran primaria-
mente las células germinales haploides,
muestran una relación dosis-efecto similar
a los estocásticos en que la descripción de
incidencia es sólo válida en grandes pobla-
ciones de individuos expuestos. A nivel in-
dividual, el efecto es estocástico o incierto
y sólo puede ser definido como el riesgo
asociado a la dosis.
Medición de la exposición a la radiación
Dos medidas son esenciales en radioprotec-
ción: la medida de la dosis de radiación absor-
bida por el cuerpo (Gy), y la evaluación del
riesgo asociado a esta dosis absorbida (Sv).
Se crearon pues dos unidades: el Gray (Gy) y
el Sievert (Sv). Cuando encuentran la materia,
las radiaciones ionizantes entran en colisión
con los átomos que la constituyen. Durante
estas interacciones depositan una parte o la
totalidad de su energía. La dosis absorbida, el
Gray, es definida por la información de esta
energía registrada sobre la masa de materia.
Un Gray corresponde a una energía registrada
de un Julio en un kilogramo de materia. Con el
fin de expresar en una misma unidad el riesgo
de aparición de los efectos estocásticos aso-
ciados al conjunto de las situaciones de expo-
sición posibles, los físicos desarrollaron un
indicador llamado dosis equivalente cuya
unidad de medida es el Sievert (Sv), del nom-
bre del físico sueco que fue uno de los pione-
ros en la protección contra las radiaciones
ionizantes. La dosis eficaz se calcula a partir
de la dosis (expresada en Gy) absorbida por
los distintos tejidos y órganos expuestos, apli-
cando factores de ponderación que tienen en
cuenta el tipo de radiación (alfa, beta, gamma,
X, neutrones), de las modalidades de exposi-
ción (externo o interno) y la sensibilidad espe-
cífica de los órganos o tejidos.
¿Cómo podemos cuantificar según dosis/
efecto los efectos generales de las
radiaciones sobre el ser humano?
(Sv = Sievert; mSv = miliSievert)
• 0 mSv-250 mSv: ninguna lesión detectable.
• 0.5 Sv (500 mSv): posibles alteraciones de
la sangre, pero ninguna lesión grave. Nin-
gún otro efecto detectable.
• 1 Sv: náuseas y fatiga con posibles vómi-
tos. Alteraciones sanguíneas marcadas con
restablecimiento diferido. Probable acorta-
miento de la vida. Ninguna incapacitación.
• 2 Sv: náuseas y vómitos en las primeras
veinticuatro horas. A continuación un perío-
do latente de una semana, caída del cabe-
llo, pérdida del apetito, debilidad general y
otros síntomas como irritación de garganta
y diarrea. Posible fallecimiento al cabo de
dos a seis semanas de una pequeña frac-
ción de los individuos irradiados. Resta-
blecimiento probable de no existir com-
plicaciones a causa de poca salud anterior
o infecciones. Posible incapacitación.
• 4 Sv: náuseas y vómitos al cabo de una a
dos horas. Tras un período latente de una
semana, caída del cabello, pérdida del ape-
tito y debilidad general con fiebre. Inflama-
ción grave de boca y garganta en la terce-
ra semana. Síntomas tales como palidez,
RAA 151
 SIMPOSIO 2012
diarrea, epistaxis y rápida atenuación ha-
cia la cuarta semana. Algunas defunciones
a las dos a seis semanas. Mortalidad pro-
bable del cincuenta por ciento.
• 6 Sv: náuseas y vómitos al cabo de una a
dos horas. Corto período latente a partir de
la náusea inicial. Diarrea, vómitos, inflama-
ción de boca y garganta hacia el final de la
primera semana. Fiebre y rápida extenua-
ción y fallecimiento incluso en la segunda se-
mana. Fallecimiento probable de todos los
individuos irradiados.
Efectos biológicos de la radiación
en los diferentes sistemas
• Sistema hematopoyético: las células del
sistema hematopoyético y el sistema linfáti-
co relacionado son altamente sensibles a
la muerte por radiación, siendo las más
sensibles las células madres (“stem cells”)
de la médula ósea, las que normalmente
dan lugar a todas las células sanguíneas
circulantes y plaquetas, así como el tejido
linfático encontrado en el bazo, hígado,
ganglios linfáticos y timo.
Los glóbulos rojos maduros y las plaque-
tas circulantes son particularmente resis-
tentes, lo cual es probablemente debido a
la pérdida del núcleo.
Los linfocitos circulantes son bastante sen-
sibles, y una caída en el valor normal pue-
de indicar los niveles de radiación. Los
efectos por la muerte de las células precur-
soras no serán vistos hasta días o semanas
después, cuando las células maduras (re-
sistentes a la radiación) sean removidas de
la circulación, produciéndose pancitope-
nia, con hemorragias, infección y anemia.
152 Volumen 70 · Nº 1 · Simposio 2012
• Sistema reproductor: las células del siste-
ma reproductor son altamente sensibles a
los efectos de la radiación.
- En el hombre, las células precursoras y
la espermatogonia proliferativa en los
testículos son altamente sensibles; sin
embargo, el esperma maduro muestra
resistencia. También son resistentes las
células intersticiales de los testículos,
las cuales controlan la producción hor-
monal y los caracteres secundarios. Por
lo tanto, una dosis esterilizadora no
afectaría el comportamiento masculino.
La esterilidad no es vista en forma in-
mediata sino algunos meses después,
dado que la espermatogénesis lleva de
64 a 72 días y las formas maduras son
resistentes, aunque pueden acarrear
daño genético hereditario.
Aunque las dosis bajas pueden producir
esterilidad, en general el efecto es tem-
poral, y el recuento de espermatozoides
se normaliza luego de 1 o 2 años.
- En la mujer, la radiación destruye el óvu-
lo y el folículo maduro, lo cual también
reduce la producción hormonal. Por lo
tanto, la esterilidad radiogénica puede ir
acompañada de una menopausia. La
dosis total, la tasa de dosis y la edad son
importantes; las mujeres jóvenes son
más capaces de recuperar la fertilidad
que las mayores.
• Sistema gastrointestinal (GI): el tracto GI
es muy sensible. El primer cambio obser-
vado ocurre en el revestimiento epitelial
del intestino delgado. La acción sobre el
tejido intestinal incluye diarrea con la con-
siguiente pérdida de fluidos y electrolitos,
vómitos y disminución de la secreción
ácido-péptica. La destrucción del recubri-
miento epitelial de la faringe y el esófago
resulta en sequedad y dolor e inflamación
de garganta.
• Sistema nervioso central: Se requiere de
dosis muy altas para causar efectos en el
cerebro y el sistema nervioso. Los ner-
vios periféricos son altamente resistentes
a los rayos.
Seguridad del anestesiólogo frente a la exposición radioactiva
• Cristalino: con dosis bajas puede ocurrir
daño significativo al cristalino produciendo
cataratas (opacificación definitiva del crista-
lino). El período de latencia es de 2 a 35 años.
• Piel: la piel es relativamente radiosensible.
El efecto radiobiológico dependerá de la
dosis total, la tasa de dosis y el tipo de ra-
diación. Incluyen eritema y depilación tem-
poral. A muy altas dosis ocurre depilación
definitiva y destrucción de vasos sanguí-
neos y glándulas sebáceas y sudoríparas.
• Otros órganos: la mayoría de las vísceras
sólidas muestran en general una radiorre-
sistencia relativa. En general, las estructu-
ras más sensibles de estos órganos son el
tejido conectivo y el vascular, aunque se
puede causar daño funcional con dosis altas.
• Feto: se han visto efectos con dosis relati-
vamente bajas. El feto constituye un siste-
ma altamente proliferativo con muchas
células indiferenciadas, por lo tanto es ex-
tremadamente sensible a las acciones de
la radiación. El efecto no solamente de-
pende de la dosis sino también de la edad
gestacional al momento de la irradiación.
Durante el primer trimestre el daño es ma-
yor y a menudo causa aborto espontáneo.
Durante el desarrollo y diferenciación de
los órganos, la irradiación resultará en una
mayor incidencia de anormalidades orgá-
nicas congénitas.
• Irradiación de cuerpo entero: Síndrome
Agudo de Irradiación (la patología exacta
es dosis dependiente). Se pueden recono-
cer 4 etapas:
1. una fase inicial en la cual hay una res-
puesta de shock,
2. un período de latencia donde la pobla-
ción de células viables radiorresistentes
mantiene las funciones,
3. la enfermedad manifiesta donde apare-
cen los síntomas, dado que la población
de células viables disminuye como resul-
tado de la muerte de las precursoras y la
no renovación de la producción celular, y
4. el desenlace final, el cual consistirá en
la recuperación o la muerte, dependien-
do del grado de deterioro sufrido.
• Efectos somáticos estocásticos
Leucemia: fue reconocida tempranamente
en los primeros médicos radiólogos y en
sobrevivientes de las bombas atómicas
como un efecto crónico de la exposición.
Si bien no se ha demostrado una relación
lineal entre bajas dosis de radiación e in-
ducción de leucemia (como en el cáncer),
se asume que esta relación existe.
Tumores malignos: el desarrollo de tumo-
res malignos sólidos luego de la exposición
a la radiación es un efecto bien documenta-
do. El riesgo no puede ser demostrado a
bajas dosis por falta de datos; los números
de riesgo han sido más bien derivados de
poblaciones expuestas a altas dosis. Dado
que el cáncer tiene una alta incidencia en la
población y el cáncer radiogénico es bajo
en frecuencia, para demostrar un aumento
de la incidencia de cáncer se necesitarían
grandes poblaciones de personas expues-
tas. Como además todos los cánceres aso-
ciados con radiaciones ocurren también en
ausencia de radiación, es imposible demos-
trar una relación causa-efecto definitiva. Sin
embargo, se asume que a dosis bajas la tasa
de dosis no es relevante como factor de ries-
go, sino que sólo la dosis total es importan-
te. Esto implica que la dosis de radiación es
acumulativa en su efecto respecto al cáncer.
Uno estaría desinformado si asumiera
que toda la radiación es perjudicial. De he-
cho el beneficio obtenido por el uso médi-
co de las radiaciones (radiología, medicina
nuclear y radioterapia) supera ampliamen-
te su riesgo teórico sobre los individuos
expuestos. Se debe colocar la exposición a
la radiación, ya sea ésta ocupacional o de
diagnóstico/tratamiento médico, en la pers-
pectiva adecuada.
RAA 153
 SIMPOSIO 2012
Magnitud de exposición del
anestesiólogo a la radiación
El anestesiólogo puede verse involucrado en
a) la atención de pacientes que han sufrido in-
juria radiactiva por explosión nuclear o fugas
de reactores nucleares, b) pacientes que es-
tán en tratamiento radioterápico, o c) pacien-
tes que requieren procedimientos diagnósti-
cos/terapéuticos en ambientes de diagnóstico
por imágenes/radiología intervencionista.
En el primer caso, el paciente requiere ser
descontaminado en un ambiente específico
(área de descontaminación de pacientes), don-
de se le quita la ropa (elimina aproximadamen-
te el 85% de la radiación recibida) y se le aplica
una ducha con agua y jabon y esponja (que eli-
mina otro 10 % de contaminación radiactiva)11.
En el segundo caso, en general la dosis de
radiación que emite el paciente es escasa, y el
contacto es efímero, por lo cual no ofrece ma-
yor riesgo al profesional.
En el tercer caso, la exposición ocupacio-
nal del anestesiólogo a la radiación sí puede
alcanzar niveles preocupantes, y requiere un
manejo especial del paciente y del ambiente.
En el área de diagnóstico por imágenes, la
tomografía computarizada (TC) ha ganado un
lugar de preeminencia debido a la alta calidad
de imágenes producidas. Cada día más pacien-
tes se exponen a radiación por esta causa, y a
menudo el anestesiólogo debe asistirlos para
permitir un estudio en condiciones de quie-
tud. Además, una mejor calidad de imagen se
asocia con mayores niveles en la dosis de ra-
diación, por lo cual hay una tendencia natural
a usar altas dosis (facilitado esto por la falta
de regulación legal sobre dosis máximas para
154 Volumen 70 · Nº 1 · Simposio 2012
tomografía computarizada)12. Según el Conse-
jo Nacional de Medición y Protección Radioló-
gico de EEUU (NCRP), la TC contribuye por sí
sola con cerca del 50% de toda la dosis de ra-
diación de fuentes artificiales, y una persona
en 1.000 podría esperarse que desarrolle cán-
cer a lo largo de su vida, a partir de un típico
estudio de TC, el cual entrega una dosis de
aproximadamente 10 mSv13. El adecuado uso
de protección plomada y mantener distancia
de la fuente de radiación disminuirá la exposi-
ción del profesional. Cualquier exposición a la
radiación debería seguir el principio básico de
la radiología: ALARA (as low as reasonable
achievable = tan poca como sea posible)14.
En el área de la radiología intervencionista,
la exposición a la radiación también depende
de esas tres variables: a) el tiempo total de ex-
posición a la radiación, b) la distancia desde la
fuente de radiación ionizante, y c) el uso de
escudos protectores contra la radiación.
Sin dudas la primer variable (el tiempo de
exposición a la radiación) está bajo el control
del radiólogo intervencionista, mientras que
los otros dos factores (distancia y escudos de
protección) pueden ser influidos por la prácti-
ca de cada participante del procedimiento, in-
cluido el anestesiólogo.
En el trabajo de Ismail S, y col.5, el tiempo
empleado en el procedimiento fue mayor en
procedimientos de cardiología intervencionis-
ta que de colangiopancreatografía retrógrada
endoscópica (ERCP de sus siglas en ingles).
Esto debe ser tenido en cuenta por el aneste-
siólogo a fin de prever un mayor tiempo de
exposición durante estos procedimientos, y
cómo protegerse.
La distancia desde la fuente de radiación
hasta el profesional es una de las medidas
más protectivas, ya que la intensidad de la ex-
posición disminuye proporcionalmente al
cuadrado de la distancia a la fuente (1/d2).
Como surge de las investigaciones de Mehl-
man CT, y col.15, la exposición es mínima a más
de 92 cm de distancia. Sin embargo, muchas
veces el anestesiólogo se encuentra muy cer-
ca de la fuente de radiación, por la necesidad
de actuar sobre la fisiología del paciente, o
porque su área de trabajo es estrecha, o por la
Seguridad del anestesiólogo frente a la exposición radioactiva
necesidad de adecuar el nivel de sedación del
procedimiento a cada caso. La prolongación
de los sueros y los corrugados de la mesa de
anestesia permiten una mejor aproximación
de la fuente de radiación (tubo) al paciente, y
a su vez permiten modificar variables de la
anestesia (tasa de infusión de drogas, pará-
metros del ventilador) desde mayor distancia
a la fuente de rayos.
Los delantales y collares de protección plo-
mados permiten proteger la glándula tiroides,
el esternón (médula ósea), y las gónadas,
mientras que otros tejidos vulnerables a la ra-
diación quedan por fuera (piel y ojos). Esta
protección debería ser equivalente a una pro-
tección de plomo de por lo menos 0,5 mm, y
no tener fisuras a la vista. Es fundamental el
mantenimiento de los delantales en sus so-
portes cuando no se utilizan (a fin de prolon-
gar su vida util), lo cual debe ser establecido
en los cursos de entrenamiento sobre protec-
ción radiológica para el personal interviniente
(así como la evaluación periódica de la calidad
del equipamiento radiológico para detectar
fugas de radiación, y el entrenamiento del
personal en disparos cortos durante el proce-
dimiento fluoroscópico).
Si bien estas medidas de protección son
útiles para disminuir la exposición a la radia-
ción directa, tienen un valor limitado para la
radiación difusa. En el trabajo de Katz3, la ex-
posición del anestesiólogo a la radiación se
duplicó luego de la incorporación del labora-
torio de cateterismo cardiovascular. La injuria
del ADN debido a la radiación ionizante (efec-
to estocástico o probabilístico) conduce a un
mayor riesgo de desarrollar cáncer o defectos
genéticos. El riesgo es acumulativo en el tiem-
po y los efectos usualmente se demoran años.
Como no se conoce la dosis “segura” de radia-
ción debajo de la cual no ocurrirá una neoplasia,
lo mejor es establecer barreras de protección,
de distancia, y mensurar la exposición acumu-
lativa a la radiación. Por lo cual, cada aneste-
siólogo que participe del cuidado de pacientes
en el área de radiología intervencionista de-
bería contar con por lo menos un dosímetro
termoluminiscente para registrar la exposi-
ción acumulada a la radiación16. Los límites de
dosis máximos recomendados por la Comi-
sion Internacional sobre Protección Radiológi-
ca establecen que son 20 mSv por año en un
período de 5 años17.
Entre los factores más importantes en la
reducción de la exposición ocupacional a la
radiación en un centro de cardiología inter-
vencionista, Vano y col.18 establecieron que
dependieron de la introducción de equipa-
miento más avanzado y seguro, del uso siste-
mático de las dependencias de radiología, y
del entrenamiento en protección radiológica
del personal.
El ojo podría ser uno de los órganos más
sensibles al daño por radiación19, lo cual con-
duce a la generación de cataratas20, las que
pueden prevenirse con el uso de lentes plo-
mados y escudos interpuestos entre el opera-
dor y la fuente de radiación21, 22. El daño por
radiación del ojo (y de la piel) es considerado
un efecto determinístico (la cantidad de daño
está directamente relacionada con la dosis to-
tal de radiación y la injuria o muerte celular
resultante). Se piensa que los efectos deter-
minísticos tienen un umbral mínimo para la
injuria21, aunque algunos otros20 piensan que
no hay umbral para la generación de catara-
tas. Interesantemente, en el estudio de Anas-
tasian ZH y col.7, acerca de la exposición a la
radiación del anestesiólogo en procedimien-
tos neurointervencionistas, los valores de ex-
posición fueron superiores que los obtenidos
para el radiólogo, valores que se correlacio-
nan con el número de intervenciones realiza-
das por el anestesiólogo durante el procedi-
miento (cambios de infusión de drogas). La
dosis de radiación que incide sobre el perso-
nal médico es el resultado de la reflexión difu-
sa de los rayos X desde el paciente23. Cuando
RAA 155
 SIMPOSIO 2012
se emplea el plano anteroposterior (vertical),
los rayos inciden desde detrás del paciente, y
la reflexión se produce hacia abajo, por lo cual
la exposición es similar tanto para el neurorra-
diólogo como para el anestesiólogo. Pero
cuando la incidencia es lateral, la fuente de ra-
diación se encuentra en el mismo lado que el
anestesiólogo, y la reflexión se produce hacia
ese mismo lado, incidiendo ahora sobre el
anestesiólogo. Así, la disposición de la máqui-
na de anestesia (usualmente ubicada del lado
contrario al del neurorradiólogo), así como el
diseño del arco de fluoroscopia exponen en
mayor medida al anestesiólogo a la radiación
reflejada desde el paciente24. Si bien es habi-
tual que el neurorradiólogo se proteja con len-
tes plomados, esto no es rutinario para el
anestesiólogo, algo que debería cambiar en el
futuro cercano.
156 Volumen 70 · Nº 1 · Simposio 2012
Conclusiones
A menudo, por desconocimiento, por la urgen-
cia del caso, o por ser lugares de trabajo no
“’convencionales”, el anestesiólogo no tiene
en cuenta los efectos perjudiciales de la radia-
ción sobre su salud. Lograr que el equipo de
radiología intervencionista trabaje a la menor
dosis posible de radiación (para disminuir la
radiación dispersa) y durante el menor tiempo
posible (disparos cortos), junto con el uso de
métodos de dosimetría de la radiación difusa
(similares a los que usan los trabajadores que
cumplen sus funciones diariamente allí), la
disponibilidad de una adecuada protección
plomada (delantales, collares y anteojos), así
como mantener una distancia segura de traba-
jo desde la fuente de radiación y del paciente
(más de 1 metro), ayudarán a disminuir la ex-
posición del anestesiólogo a la radiación.
Seguridad del anestesiólogo frente a la exposición radioactiva
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