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Recogido en el artículo 20.2 del Código Penal de España: Por su intensidad o grado, la
embriaguez puede ser letárgica, plena, semiplena o productora de simple excitación. La
embriaguez letárgica constituye el grado máximo y da lugar a un estado de inconsciencia
o sueño que excluye la propia presencia de un comportamiento humano voluntario. La
embriaguez plena produce una perturbación total de la conciencia que excluye la
imputabilidad, mientras que la semiplena supone una perturbación parcial que disminuye
la imputabilidad. Por último, la simple excitación se considera irrelevante a efectos
penales.
Para que el alcohol u otras drogas eximan, deberá producir una plena exclusión de la
imputabilidad: sólo la embriaguez o intoxicación plena podrá eximir, no así la semiplena,
que sólo podrá atenuar, a través de la eximente incompleta del Art. 21.1º, cuando sea muy
intensa, y por la vía de la atenuante ordinaria del Art. 21.2º, cuando no lo sea tanto. No
toda embriaguez o intoxicación plena eximirá, sino sólo la que no se haya buscado de
propósito para delinquir ni se haya producido en circunstancias tales en que hubiera que
prever que daría lugar a cometer el hecho
En España, según el art. 19 CP, «los menores de dieciocho años no será responsables
criminalmente con arreglo a este Código. –cuando un menor de dicha edad cometa un
hecho delictivo podrá ser responsable con arreglo a lo dispuesto en la ley que regule la
responsabilidad penal del menor». La LO 5/2000, de 12 de enero, reguladora de la
responsabilidad penal de los menores, entró en vigor al año de su promulgación (5 de
enero de 2001). Su Art. 1.1 declaró: «Está Ley se aplicará para exigir la responsabilidad
de las personas mayores de catorce años y menores de dieciocho por la comisión de
hecho tipificados como delitos o faltas en el Código Penal o las leyes penales
especiales». Según el art. 3 de la misma ley: «Cuando el autor de los hechos
mencionados en los artículos anteriores sea menor de catorce años, no se le exigirá
responsabilidad con arreglo a la presente Ley, sino que se le aplicará lo dispuesto en las
normas sobre protección de menores previstas en el Código Civil y demás disposiciones
vigentes».
Esta eximente requiere dos elementos: uno biológico (sufrir alteraciones en la percepción)
y otro psicológico (que tenga alterada gravemente la conciencia de la realidad). El
presupuesto biológico es cualquier defecto que suponga la disminución de las facultades
de captación del mundo exterior. Generalmente se trata de defectos físicos (como la
sordomudez o la ceguera), pero podría incluirse también a los llamados "niños lobos" y a
los autistas. Como se ha dicho anteriormente, ese defecto debe de haber sido sufrido por
el sujeto "desde el nacimiento o a la infancia", es decir, en los momentos clave del
aprendizaje social. Si por el contrario el sujeto ha adquirido conocimientos y experiencia
suficiente para saber si sus acciones contradicen o no a las normas y después sufre la
alteración en la percepción, no será aplicable esta eximente. Y ello porque el presupuesto
biológico no es por sí solo suficiente para declarar la inimputabilidad: lo que importa es el
efecto psicológico que produce.
¿Qué hacer con los inimputables autores de graves e importantes delitos? La imposibilidad
de aplicar una pena no supone una ausencia de control social de estos sujetos. Hay que
tener en cuenta la aplicación de los siguientes puntos a la hora de establecer las medidas a
los declarados inimputables:
En primer lugar, la medida de internamiento no podrá exceder del tiempo que habría
durado la pena privativa de libertad, si hubiera sido declarado responsable el sujeto.