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SEMANA 01 (FECHA: 29/08/2016)

PRESENTACIÓN DEL CURSO

GENERALIDADES DEL DERECHO PENAL INTERNACIONAL


La idea central del Derecho Penal Internacional gira alrededor del concepto de crimen internacional o de lesa
humanidad, por lo tanto no tendríamos el sustento necesario para enfocar el tema si no ingresamos a su
diferenciación con otras acepciones con las que suele confundirse y al aspecto histórico.
El “Derecho Penal Internacional” (DPI) y el “Derecho Internacional (DIP) Penal” son dos conceptos distintos. El
primero se refiere a la existencia de delitos creados directamente por el derecho internacional, que no dependen
para su existencia de la adhesión a tratados o convenciones determinados, ni de su recepción expresa en los
derechos internos; que se imponen como tales a toda la humanidad. El juzgamiento de estos delitos
corresponde a tribunales internacionales, y cuando éstos no existan, a las jurisdicciones nacionales. Las penas
son determinadas por los tribunales internacionales competentes, y si no los hay, por las leyes internas que
hayan incorporado tales infracciones y fijado sus penalidades. El DIP se refiere al ámbito de validez de la ley
penal en el espacio”, fijado por los principios de territorialidad, real o de defensa personal y universal. Se
incluyen las instituciones jurídicas de cooperación o “entreayuda”: la extradición, los convenios fronterizos, la
expulsión de los fugitivos de la justicia, el reconocimiento de las sentencias penales extranjeras, etc.
Los comienzos del derecho penal internacional están ligados a la guerra, tan antigua como la historia. Durante
siglos, ella fue el choque de los ejércitos, pero no de los pueblos. De allí derivó la doctrina de la guerra justa,
desarrollada por Francisco de Vitoria, Francisco Suárez, y Hugo Grocio, revivida en nuestros días en
la noción de los crímenes contra la paz (guerra de agresión), y por otra parte la teoría de la guerra leal o guerra
limpia, es decir, sujeta a cierta reglamentación sobre la manera de hacer la guerra: armas permitidas o
prohibidas, suerte de los heridos y prisioneros, tratamiento de la población civil, etc., de la que derivaron los
que se conocen modernamente como crímenes de guerra o contra los usos y costumbres de la guerra.1
Puesto que el Derecho Penal Internacional es al mismo tiempo parte del Derecho Internacional Público formal,
puede originarse, básicamente, a través de la celebración de convenciones multilaterales por los Estados
interesados o a través de la formación de derecho consuetudinario o principios generales del derecho. El
derecho consuetudinario y los principios generales del derecho son, por cierto, difíciles de identificar, dado que
se trata aquí de derecho internacional no escrito. Sin embargo, en tanto falten las convenciones
correspondientes, las fuentes del derecho internacional convencionales deben servir como punto de partida
constructivo para la formación de normas de Derecho Penal Internacional; tampoco con el Estatuto de la Corte
Penal Internacional (ECPI) estas fuentes han perdido completamente su importancia, pues éste deja abiertos
algunos ámbitos de regulación. De este modo, el art 21 (1)(b), que establece el derecho aplicable, remite
expresamente a los “principios y normas de derecho internacional” (“principles and rules of international law”),
incluyendo como derecho aplicable de la Corte Penal Internacional (CPI), entre otras cosas, a la costumbre
internacional y a los principios generales de derecho en el sentido del art 38 ECIJ.2

1
Etcheberry, Alfredo. Conceptos generales y bosquejo histórico del Derecho Penal Internacional.
Recuperado el 30 de octubre del 2014 a horas 21:18 de https://www.u-
cursos.cl/derecho/2012/1/D125C0729/6/material_docente/
2
Ambos, Kai. La parte general del Derecho Penal Internacional. Bases para una elaboración dogmática.
Duncker & Humblot. Programa Estado de Derecho para Sudamérica. Editorial TEMIS. Mastergraf Montevideo,
Uruguay 2005. Pag. 35.
CONCEPTO. DISTINCIÓN DE OTRAS ACEPCIONES
Según Cassese, el Derecho Penal Internacional es “un cuerpo de normas internacionales destinadas tanto a
prohibir los crímenes internacionales como a imponer a los Estados la obligación de perseguir y castigar al
menos algunos de esos crímenes. También regula los procedimientos internacionales para procesar y juzgar a
las personas acusadas de esos crímenes”3
El Derecho penal internacional es la rama del ordenamiento internacional cuya misión es proteger los bienes
jurídicos más importantes del orden social internacional frente a las formas de agresión más graves mediante
normas dirigidas a los individuos cuya infracción genera la responsabilidad penal individual de los mismos en
Derecho internacional. La evolución de esta rama del Derecho internacional ha sido notable desde los procesos
de Nuremberg y Tokio hasta nuestros días. Hoy en día nos encontramos con tribunales penales internacionales
ad hoc, tribunales híbridos, una Corte penal Internacional (CPI) de carácter permanente y tribunales nacionales
actuando bajo el principio de jurisdicción universal. Todas ellos enjuician crímenes internacionales en aplicación
y desarrollo del Derecho penal internacional, que ha sido incorporado también en gran medida a los
ordenamientos internos.4
Para Kai Ambos por Derecho Penal Internacional (“Völkerstrafrecht”) se entiende, tradicionalmente, el conjunto
de todas las normas de derecho internacional que establecen consecuencias jurídico-penales. Se trata de una
combinación de principios de derecho penal y de derecho internacional. La idea central de la responsabilidad
individual y de la reprochabilidad de una determinada conducta (macrocriminal) proviene del derecho penal,
mientras que las clásicas figuras penales (de Núremberg), en su calidad de normas internacionales, se deben
clasificar formalmente como derecho internacional, sometiendo de este modo la conducta en cuestión a una
punibilidad autónoma de derecho internacional (principio de la responsabilidad penal directa del individuo según
el derecho internacional). Los desarrollos más recientes que culminaron en la aprobación del Estatuto de la
Corte Penal Internacional (ECPI) no sólo consolidan al derecho penal internacional como sistema de derecho
penal de la comunidad internacional, sino que amplían su ámbito de regulación más allá de sus fundamentos
jurídico-materiales a otras zonas accesorias del derecho penal (derecho sancionatorio, ejecución penal,
cooperación internacional y asistencia judicial), al derecho procesal penal y a cuestiones de organización
judicial. Como acertadamente se ha expresado en un memorándum del gobierno federal alemán, con ello se
ha conseguido “reunir y desarrollar en una obra de codificación unificada el Derecho Penal Internacional,
teniendo en consideración los diferentes sistemas de derecho penal, con sus respectivas tradiciones, de los
Estados miembros de las Naciones Unidas”. Nos encontramos, por ello, no sólo frente a un ordenamiento
jurídico-penal internacional nuevo y autónomo, sino también frente a uno amplio, del cual la parte general que
aquí se estudia constituye solamente un pequeño fragmento, si bien desde el punto de vista dogmático
probablemente el más importante.5

3
Cassese, Antonio: “International Criminal Law”. Oxford University Press, New York, 2003. Recuperado el
06 de noviembre del 2014 a horas 15:38 de
http://repository.unilibre.edu.co/bitstream/10901/6510/1/CaceresTovarVictorManuel2012.pdf. Con algunas
modificaciones con fines didácticos.
4
Instituto Universitario General Gutiérrez Mellado de la UNED. Directora Alicia Gil Gil. Derecho Penal
Internacional. Recuperado el 04 de noviembre del 2014 a horas 19:55 de http://iugm.es/docencia/formacion-
continua/especialista-universitario/derecho-penal-internacional/, con algunas modificaciones con fines
didácticos.
5
Ambos, Kai. La parte general del Derecho Penal Internacional. Bases para una elaboración dogmática.
Duncker & Humblot. Programa Estado de Derecho para Sudamérica. Editorial TEMIS. Mastergraf Montevideo,
Uruguay 2005. Pag. 34. Con algunas modificaciones con fines didácticos.
El Derecho Penal Internacional tal como lo concebimos es decir, el conjunto de normas internacionales cuyo
objeto es la sanción de los responsables de las violaciones graves a los bienes que la Comunidad Internacional
considera de mayor valor, es una disciplina jurídica que todavía no ha completado su desarrollo.
El Estatuto de Roma para la CPI ha significado un paso de gigante en su evolución, mas no significa que esa
ciencia constituya ya un derecho completo, pues tiene dos carencias:
En primer lugar, carece de Jurisprudencia, fuente necesaria para completar toda la normativa de un determinado
sector del Derecho, ya que el resto de las normas son de contenido genérico, y sólo la labor de los Magistrados
puede interpretarlas para su adaptación a los casos concretos, sin lo cual el Derecho no puede cerrar su círculo.
De la primera carencia deriva la segunda, cual es la falta de determinación cuantitativa de las penas, lo que
seguramente se logrará por medio de la reiteración de la jurisprudencia.
En cuanto al resto de materias, tal como hemos visto todo a lo largo de esta obra, el Derecho Penal Internacional
ha completado su etapa de formación, aunque -al igual que cualquier otra rama del Derecho- no finalizará nunca
de evolucionar.6

CARACTERÍSTICAS
(i) Primera: se halla fundado sobre una política criminal de los
derechos humanos. (ii) Segunda: debe elaborar un sistema práctico
y practicable, en la medida en que debe brindar a sus aplicadores
(la judicatura penal internacional) una serie de elementos
normativos, deducidos de la ley penal internacional, para
materializar la intencionalidad propia del saber en estudio, la cual no
es otra que la de limitar el poder punitivo. (iii) Tercera: tiene una clara
y expresa funcionalidad (intencionalidad), como es la de limitar el
ejercicio del poder punitivo. El plurimencionado saber del Derecho
Penal Internacional implica la elaboración de un programa racional
de comprensión activa de la legislación penal internacional, y con
ello se está diciendo que no se debe renunciar a la tarea de construir
un sistema que, desde la interpretación de la ley penal internacional
(ECPI, entre otros textos legales internacionales) y principios
generales de igual naturaleza, otorgue una serie de criterios de
imputación que limiten el ya tantas veces mencionado poder
punitivo.7

FUENTES Y SU INTERPRETACIÓN

6
Reyes, Carolina Marcela. Teoría General del Derecho Internacional Penal: Una aproximación histórico-
evolutiva. Recuperado el 06 de noviembre del 2014 a horas 06:11 de
http://www.unia.es/components/com_booklibrary/ebooks/0026_Reyes.pdf, con algunas modificaciones con
fines didácticos.
7
Botero Bernal, José Fernando. El Derecho Penal Internacional. ¿Protector de los Derechos Humanos?.
Recuperado el 06 de noviembre del 2014 a horas 06:11 de http://www.scielo.org.co/scielo.php?pid=S1909-
30632011000100009&script=sci_arttext, con algunas modificaciones con fines didácticos.
En el marco del Derecho internacional,
el Estatuto de la Corte Internacional de
Justicia enumera como fuentes a:
 Los tratados, que pueden ser bilaterales o
multilaterales, y rigen las relaciones entre
los Estados;
 La costumbre internacional;
 Los principios generales del Derecho;
A su vez, resultan medios auxiliares para la
determinación del Derecho internacional:
 La jurisprudencia de los tribunales
internacionales, en los términos del art. 59
del Estatuto;
 Las opiniones de la doctrina;
Se reserva, a pedido de ambas partes en la
contienda, la posibilidad de fallar ex aequo et
bono (según lo bueno y lo equitativo). Esto no
constituye a la equidad en fuente, sino en medio
elegido por los justiciables para solucionar sus
disputas. Esto es así porque la equidad,
analizada aisladamente, resulta ser un principio general del Derecho, por lo que es fuente en base al art. 38.1.
Además, según cierta doctrina internacionalista, es posible mencionar también a:
 Los actos unilaterales de los Estados.
 Los actos y resoluciones de las Organizaciones internacionales.
Otros autores, en cambio, argumentan que las tres fuentes citadas en el art. 38.1 (incisos a), b), y c)) -
convenciones internacionales, costumbre internacional, principios generales del Derecho- son las únicas que
tienen tal carácter y el resto de las supuestas "fuentes" se reducen, en última instancia, a ellas tres.
En muchos casos la doctrina habla también del ius cogens. Son aquellas normas que la comunidad
internacional en su conjunto entiende de obligado acatamiento y que sólo pueden ser revocadas por otra norma
del mismo carácter. Estas disposiciones tienen reflejo en los artículos 53 y 64 de la Convención de Viena sobre
el Derecho de los Tratados. Pero, en último término, las normas de ius cogens son objeto de discusión y algunos
países no reconocen su existencia. Generalmente, se las subsume en la costumbre internacional, con carácter
de costumbre imperativa o -técnicamente- norma imperativa de derecho internacional general.
La doctrina es casi unánime en admitir que no existe jerarquía alguna entre las tres fuentes formales citadas en
el art. 38.1.8

Las fuentes: tratados, costumbre, principios generales de derecho

8
Recuperado el 07 de noviembre del 2014 a horas 19:03 de http://es.wikipedia.org/wiki/Fuentes_del_Derecho
con algunas modificaciones con fines didácticos.
Los tratados y convenciones: Los Estados se
pueden comprometer voluntariamente a respetar
ciertas obligaciones mediante la adopción de
tratados o convenios internacionales. En estos
instrumentos se enuncian determinadas
obligaciones para los Estados que los ratifican. Tales
obligaciones pueden incluir un mecanismo de
aplicación coercitivo.
El Jus Cogens: La comunidad internacional
reconoce que ciertos principios son universales. Se
trata de las normas imperativas del Jus Cogens, que
prohíben en particular, los actos de agresión, la
esclavitud, el genocidio, la piratería y el apartheid,
así como cualquier tratado que prevea la entrada en
guerra de un país o que atente contra los derechos
fundamentales de la persona. Según el artículo 53 de la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados
(1969), una norma tiene la consideración de norma imperativa de derecho internacional cuando el conjunto de
Estados de la comunidad internacional la acepta y reconoce como norma que no admite acuerdo en contrario,
y que sólo puede ser modificada por una norma ulterior de derecho internacional que tenga el mismo carácter.
Estas normas imperativas conllevan una Opinio Juris particular:ha de existir la convicción de que la norma no
admite excepciones. La violación de una norma de Jus Cogens conlleva la nulidad de un tratado y la
responsabilidad del Estado infractor. Por consiguiente, estas normas pueden representar una limitación de la
libertad contractual de los Estados, pues se considera que todo tratado que infrinja una norma imperativa de
derecho internacional es nulo desde el momento mismo en que se celebra.
Las declaraciones: Los Estados pueden adoptar normas mediante una Declaración por la que reconozcan
ciertos principios. Se trata generalmente de declaraciones adoptadas por el conjunto de los Estados en el marco
de la Asamblea General de la ONU o de conferencias internacionales. Estas declaraciones tienen un valor
moral y jurídico, pero no tienen un carácter obligatorio.
La costumbre: Ciertas normas y obligaciones se derivan de lo que se denomina la costumbre. La costumbre
la conforman dos elementos: la práctica efectiva de los Estados y la Opinio Juris, es decir, el convencimiento
por parte de los Estados de que dicha práctica constituye una obligación legal. Existe, pues, un elemento
material –la práctica--, que es imputable al Estado (aunque la práctica de una organización internacional
también puede generar normas consuetudinarias); esta práctica ha de ser continua, repetida y general. Y existe
un segundo elemento, de orden psicológico éste, que es el convencimiento de que la práctica corresponde a
una obligación. La costumbre aparece cuando, en sus actos, uno o más Estados reconocen un derecho o una
norma de manera regular y durante un largo período de tiempo. Se considera entonces que tales Estados o
Estado están obligados a respetar esa norma aunque no exista una base escrita. Obsérvese que la costumbre
puede existir aun cuando el Estado infrinja la norma, a condición de poder demostrar que era consciente de
que estaba infringiendo una obligación. Puede ocurrir también, que algunos artículos de un convenio adquieran
valor de norma consuetudinaria o que, por el contrario, vengan a consagrar de forma escrita un derecho
consuetudinario. Del mismo modo, las normas consuetudinarias pueden convertirse en un corpus de
disposiciones escritas a raíz de un proceso de codificación. En tal caso, todos los Estados quedan obligados
por dichos artículos, incluso si no ratifican el convenio de que se trate. Así, por ejemplo, muchos juristas
consideran que la Declaración Universal de Derechos Humanos posee igualmente una base consuetudinaria
que la hace aplicable a todos los países.9

Los medios auxiliares de interpretación de reglas jurídicas: doctrina y jurisprudencia

LA DOCTRINA CIENTÍFICA.- Junto a la Jurisprudencia Internacional, el art. 38.1 cita como medio auxiliar
también a la Doctrina. La Doctrina Científica es la opinión de los publicistas en la materia que forman la llamada
“interpretación doctrinal”. La actuación de este Tribunal y de los otros órganos jurisdiccionales, ha sido bastante
reducido, debido a la inexistencia de una auténtica jurisdicción obligatoria que hace que el acceso a las
jurisdicciones internacionales sea voluntaria para los sujetos internacionales.

LA JURISPRUDENCIA INTERNACIONAL: CONCEPTO.- El art. 38 del Estatuto del Tribunal Internacional de


Justicia establece que éste aplicará “las decisiones judiciales como medio auxiliar para la determinación de las
reglas de Derecho. Se está refiriendo a la Jurisprudencia Internacional y entendemos por ésta el conjunto de
reglas jurídicas que se desprenden de las decisiones judiciales internacionales. 10

El principio de legalidad en Derecho Penal Internacional

El origen del principio de legalidad se encuentra en la teoría del contrato social, y con él lo que se buscaba era
impedir que se siguieran cometiendo por parte del poder político abusos y arbitrariedades en contra de los
individuos. Presuponía una organización política basada en la división de poderes, en que el establecimiento
de la ley fuese una competencia exclusiva de los representantes del pueblo. Como expresara Beccaria «sólo
las leyes pueden decretar las penas de los delitos y esta autoridad debe residir en el legislador, que representa
toda la sociedad unida por el contrato social. Ningún magistrado (que es parte de ella) puede con justicia
decretar a su voluntad penas contra otro individuo de la
misma sociedad».
El principio de legalidad se basa hoy en día en la sujeción
absoluta de los poderes del Estado a leyes formuladas en
modo abstracto, fuera de las cuales no se pueden imponer
delitos ni penas, con lo cual se pretende evitar las
arbitrariedades. En este caso, por ley debe entenderse
aquella que es efectivamente creada por el órgano popular
representativo (el Parlamento) y que se concibe como una
manifestación de la voluntad soberana del pueblo. De esto
se desprende otro aspecto que involucra y fundamenta a la
intervención legalizada: la división de poderes. En virtud de
ésta al juez se lo libera de la función de «crear» el Derecho,
y se le reduce sólo a la facultad de aplicarlo. Asimismo, al
poder ejecutivo se le excluye totalmente de la posibilidad

9
Recuperado el 07 de noviembre del 2014 a horas 19:12 de Whatconvention.Org. Introducción al Derecho
Internacional, enhttp://www.whatconvention.org/es/intro_il, con algunas modificaciones con fines didácticos.
10
Recuperado el 07 de noviembre del 2014 a horas 19:24 de Los principios generales del derecho, la
jurisprudencia internacional y la doctrina científica, en
http://shernandez8.tripod.com/Apuntes/ppiosgralesdcho.htm, con algunas modificaciones con fines didácticos.
de cooperar en la punición, con lo que se trata de evitar que cometa cualquier abuso por esta vía. Sólo el
Parlamento, órgano representativo por excelencia, tiene la facultad de poder crear la ley penal, pero ello incluso
con ciertas limitaciones, por cuanto este poder no puede ser aplicado de manera discrecional sino apegado a
la coherencia interna de la legislación y a los mandatos superiores que se expresan en la Carta Fundamental.
Así entonces, el principio de legalidad debe entenderse necesariamente vinculado a la existencia del Estado
de Derecho, «entendido como sistema de límites sustanciales impuestos legalmente a los poderes públicos en
garantía de los derechos fundamentales» o, de un gobierno sub lege, sometido a las leyes, no sólo en cuanto
a las formas, sino también en cuanto a sus contenidos.
Como señala ROXIN, «si la conminación e imposición de las penas también contribuye sustancialmente a
estabilizar la fidelidad al Derecho de la población y en muchos casos a construir la predisposición a comportarse
conforme a las normas, ello sólo es posible si hay una clara fijación legal de la conducta punible; pues si no la
hubiera, el Derecho penal no podría conseguir el efecto de formación de las conciencias del que depende el
respeto a sus preceptos».11

El derecho penal internacional y el ius cogens

Con esta expresión se designa al Derecho impositivo o


taxativo que no puede ser excluido por la voluntad de los
obligados a cumplirlo, por contraposición al Derecho
dispositivo o suplementario, el cual puede ser sustituido o
excluido por la voluntad de los sujetos a los que se dirige.
El Derecho impositivo o ius cogens se debe observar
necesariamente, en cuanto sus normas tutelan intereses de
carácter público o general.
La noción, para el Derecho Internacional, viene ya del
Derecho romano, habiéndose impuesto actualmente por
influencia de la terminología jurídica anglosajona; aunque
no siempre ha tenido el mismo significado, actualmente
equivale a «Derecho necesario» o derecho que
necesariamente han de cumplir los Estados, sin que puedan
modificarlo por su voluntad. La discusión sobre la existencia
de normas de esta naturaleza en el campo internacional
saltó del planteamiento doctrinal al ordenamiento jurídico
positivo con la Convención de Viena sobre los tratados en
1969, en cuyo artículo 53, fundamentalmente, se recogió la
existencia de tales normas en cuanto se declaró que «es
nulo todo tratado que, en el momento de su celebración, esté en oposición con una norma imperativa de
Derecho Internacional general», teniendo tal carácter «una norma aceptada y reconocida por la comunidad
internacional de los Estados en su conjunto como norma que no admite acuerdo en contrario, y que sólo puede
ser modificada por una norma ulterior de Derecho Internacional general que tenga el mismo carácter».
Las conclusiones a que se puede llegar actualmente son:

11
María Angélica Fortt Zunzunegui y Hugo Mauricio Godoy Saravia. El principio de legalidad ante el Derecho
Penal Internacional. Recuperado el 07 de noviembre del 2014 a horas 19:31 en
http://www.tesis.uchile.cl/tesis/uchile/2004/fortt_m/html/index-frames.html. con algunas modificaciones con
fines didácticos.
1. Que en el Derecho Internacional existen normas de este carácter, de naturaleza impositiva o de ius cogens.
2. Que, a pesar del artículo 53 de la Convención de Viena, no hay fórmula general para definir abstractamente
las normas internacionales de este carácter.
3. Que estas normas pueden ser modificadas, pero que mientras están en vigor hay que cumplirlas.
Lo que resulta difícil es determinar concretamente cuáles son, aunque la doctrina considera como tales a las
que tutelan los derechos fundamentales de la persona humana, las que tutelan los derechos de los pueblos a
su autodeterminación y de los estados a su respeto, los que tutelan los intereses de la comunidad internacional
y los que prohíben el uso de la fuerza.12

La interpretación de las fuentes de derecho internacional

Como dice ROXIN, hoy por hoy existe un acuerdo casi unánime en el mundo jurídico en torno a aceptar la
interpretación como una herramienta imprescindible para la aplicación de justicia. Los jueces no son
computadoras a las cuales se les puede introducir algunos datos y mediante unos comandos de teclado obtener
un resultado concreto, en este caso una sentencia.13

FUENTES EN PARTICULAR
i. Acuerdo y Estatuto del Tribunal Militar Internacional de
Nuremberg.
ii. Estatuto del Tribunal Militar Internacional del Extremo
Oriente (Tokio)
iii. Principios de Derecho Internacional emanados del
Estatuto y Sentencias del Tribunal de Nuremberg
(ONU)
iv. Proyecto de Código de Crímenes contra la Paz y la
Seguridad de la Humanidad.
v. Estatuto del Tribunal Internacional para la Ex –
Yugoslavia.
vi. Estatuto del Tribunal Internacional para Ruanda.
vii. Estatuto de la Corte Penal Internacional (ECPI) (http://www.icc-cpi.int/NR/rdonlyres/ADD16852-AEE9-4757-
ABE7-9CDC7CF02886/283783/Compendium3rd01SPA.pdf).
viii. Reglas de procedimiento y prueba la Corte Penal Internacional (http://www.icc-
cpi.int/en_menus/icc/legal%20texts%20and%20tools/official%20journal/Documents/RPE.4th.SPA.23Mar18
00.pdf)
ix. Elementos de los crímenes la CPI (http://www.icc-cpi.int/NR/rdonlyres/A851490E-6514-4E91-BD45-
AD9A216CF47E/283786/ElementsOfCrimesSPAWeb.pdf)
x. Convención sobre Imprescriptibilidad de Crímenes de Guerra y Contra la Humanidad
(http://www.acnur.org/biblioteca/pdf/0024.pdf?view=1)

12
Recuperado el 07 de noviembre del 2014 a horas 19:08 de http://www.enciclopedia-juridica.biz14.com/d/ius-
cogens/ius-cogens.htm. Con algunas modificaciones con fines didácticos.
13
María Angélica Fortt Zunzunegui y Hugo Mauricio Godoy Saravia. El principio de legalidad ante el Derecho
Penal Internacional. Recuperado el 07 de noviembre del 2014 a horas 19:31 en
http://www.tesis.uchile.cl/tesis/uchile/2004/fortt_m/html/index-frames.html. Con algunas modificaciones con
fines didácticos.
xi. Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes. Adoptada y
abierta a la firma, ratificación y adhesión por la Asamblea General en su resolución 39/46, de 10 de diciembre
de 1984. Entrada en vigor: 26 de junio de 1987
(http://www.acnur.org/t3/fileadmin/scripts/doc.php?file=biblioteca/pdf/0020)
xii. Convención interamericana para prevenir y sancionar la tortura (OEA 1985)
(http://www.oas.org/juridico/spanish/Tratados/a-51.html)
xiii. Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio
(http://www.pj.gob.pe/wps/wcm/connect/c083a180495422ab855ff5cc4f0b1cf5/Convenci%C3%B3n+para+l
a+Prevenci%C3%B3n+y+Sanci%C3%B3n+del+delito+de+Genocidio.pdf?MOD=AJPERES)
xiv. Convención sobre Imprescriptibilidad de Crímenes de Guerra y Crímenes de Lesa Humanidad (ONU 1968),
(http://www.tc.gob.pe/tratados/uni_ddhh/instru_alca_especifi_uni/instru_crimenes_guerra/lesa_humani.pdf)
xv. Convención Internacional sobre Represión y Castigo del Crimen de Apartheid
(http://www.tc.gob.pe/tratados/uni_ddhh/instru_alca_especifi_uni/instru_dere_civ/ident_etni_cult/apartheid.
pdf)
xvi. Convención sobre la Esclavitud
(http://www.ordenjuridico.gob.mx/TratInt/Derechos%20Humanos/D23.pdf)
xvii. Protocolo para modificar la Convención sobre la Esclavitud firmada en Ginebra el 25 de septiembre de 1926,
adoptado por la Asamblea General en su resolución 794 (VIII), de 23 de octubre de 1953.
(http://www.tc.gob.pe/tratados/uni_ddhh/instru_alca_especifi_uni/instru_alcan_espe/trab/proto_escla.pdf)
xviii. Principios de cooperación internacional en la identificación, detención, extradición y castigo de los culpables
de crímenes de guerra, o de crímenes de lesa humanidad, Resolución 3074 (XXVIII) de la Asamblea
General, de 3 de diciembre de 1973
(http://www.tc.gob.pe/tratados/uni_ddhh/instru_alca_especifi_uni/instru_crimenes_guerra/princi_coopera.p
df)
xix. Tratados e instrumentos de derecho internacional humanitario accesibles desde
(http://www.icrc.org/Web/spa/sitespa0.nsf/htmlall/section_ihl_databases?OpenDocumen)
xx. Textos legales básicos de la CPI
(http://www.icc-cpi.int/en_menus/icc/legal%20texts%20and%20tools/Pages/legal%20tools.aspx)

 Convenciones de Ginebra de 1949 y Protocolos Adicionales de 1977 y 2005


 Convención para la protección de los bienes culturales en caso de conflicto armado (H.CP)
 Reglamento para la aplicación de la convención para la protección de los bienes culturales en caso de
conflicto armado (H.CP.R)
 Protocolo para la protección de los bienes culturales en caso de conflicto armado (H.CP.P)
 Resoluciones de la Conferencia Intergubernamental sobre la protección de los bienes culturales en caso de
conflicto armado
 Tarjeta de Identidad para el personal encargado de la protección de los bienes culturales
 Acta final de la Conferencia Intergubernamental sobre la protección de los bienes culturales en caso de
conflicto armado
 Convenio sobre la protección de las instituciones artísticas y científicas y de los monumentos históricos
(Pacto Roerich) (Washington)
 Segundo Protocolo de la Convención de La Haya de 1954 para la Protección de los Bienes Culturales en
caso de Conflicto Armado
 Declaración de San Petersburgo de 1868 con el objeto de prohibir el uso de determinados proyectiles en
tiempo de guerra (St.Petersburg)
 Declaración prohibiendo el empleo de las balas que se hinchan o aplastan fácilmente en el cuerpo humano
(H.Decl)
 Convención relativa a las leyes y costumbres de la guerra terrestre (H.IV)
 Reglamento relativo a las leyes y costumbres de la guerra terrestre (H.IV.R)
 Convención relativa a la colocación de minas submarinas automáticas de contacto (H.VIII)
 Protocolo sobre la prohibición del uso en la guerra, de gases asfixiantes, tóxicos o similares y de medios
bacteriológicos (G.BC)
 Convención sobre la prohibición del desarrollo, la producción y el almacenamiento de armas bacteriológicas
(biológicas) y toxínicas y sobre su destrucción
 Resolución sobre los sistemas de armas de
pequeño calibre
 Convención sobre Prohibiciones o Restricciones
del Empleo de Ciertas Armas Convencionales
que puedan considerarse excesivamente nocivas
o de efectos indiscriminados (CCW)
 Protocolo sobre los Restos Explosivos de Guerra
(Protocolo V) (CCW.P.V)
 Protocolo V a la Convención sobre Ciertas Armas
Convencionales de 1980, aprobado el 28 de
noviembre de 2003 durante la Reunión de
Estados Partes en la mencionada Convención.
 Protocolo sobre fragmentos no localizables
(Protocolo I) (CCW.P.I)
 Enmienda de 2001 a la Convención de 1980
 Enmienda del artículo I de la Convención sobre prohibiciones o restricciones del empleo de ciertas armas
convencionales que puedan considerarse excesivamente nocivas o de efectos indiscriminados
 Protocolo sobre Prohibiciones o Restricciones del Empleo de Minas, Armas Trampa y Otros Artefactos
(Protocolo II) (CCW.P.II)
 Protocolo sobre prohibiciones o restricciones del empleo de armas incendiarias (Protocolo III) (CCW.P.III)
 Acta final de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Prohibiciones o Restricciones del Empleo de
Ciertas Armas Convencionales que Puedan Considerarse Excesivamente Nocivas o de Efectos
Indiscriminados
 Convención sobre la prohibición del desarrollo, la producción, el almacenamiento y el empleo de armas
químicas y sobre su destrucción - Anexo sobre sustancias químicas
 Convención sobre la prohibición del desarrollo, la producción, el almacenamiento y el empleo de armas
químicas y sobre su destrucción
 Protocolo sobre Prohibiciones o Restricciones del Empleo de Minas, Armas Trampa y Otros Artefactos
según fue enmendado el 3 de mayo de 1996 (Protocolo II según fue enmendado el 3 de mayo de 1996)
 Convención sobre la prohibición del empleo, almacenamiento, producción y transferencia de minas
antipersonal y sobre su destrucción14

SISTEMAS DE APLICACIÓN DEL DERECHO PENAL INTERNACIONAL.


Sistemas de aplicación del Derecho Penal Internacional

Un código penal internacional, según proyectos del mismo, sería aplicado jurisdiccionalmente a través de dos
formas:
(a) directamente por un Tribunal Penal Internacional (TPI) (apoyado provisoria y complementariamente por
tribunales penales internacionales ad hoc)
(b) o indirectamente por sistemas internos de justicia penal por Tribunales Penales Nacionales (TPN).

Sistema indirecto. Concepto


Consiste en definir un delito internacional, en primer lugar, a través de convenios multilaterales, y delegar,
seguidamente, la aplicación del convenio y la imposición de las sanciones previstas para el delito en el Derecho
Penal interno de los Estados que acepten las normas en cuestión.15

Implementación del Derecho Internacional o incorporación de las normas internacionales al derecho


nacional
Cuando se discute sobre la recepción o incorporación de normas internacionales, «se está examinando de qué
modo las normas internacionales adquieren validez dentro del Estado, es decir, qué condiciones son necesarias
para que estas normas, en general, puedan ser invocadas directamente ante los tribunales domésticos. Esta
materia no está regulada en el Derecho Internacional, que deja libertad a los Estados para que ellos
implementen el sistema que les parezca más adecuado»16

El principio de universalidad o de jurisdicción universal


Este principio, también llamado de la ubicuidad, previene que el Estado captor de los responsables de un crimen
internacional, tiene jurisdicción para juzgarlos, aun cuando el crimen no se haya cometido en su territorio, ni
sean los sujetos de su nacionalidad.17
A contrario sensu de la concepción clásica del derecho internacional, expresada en la máxima par in parem non
habet imperium, por la cual el principio de soberanía de los Estados permite excluir a otros Estados el ejercer
su jurisdicción dentro de su territorio, en la actualidad, a parte de los ya tradicionales principios jurisdicción
territorial y personal, existe el principio de universalidad o de jurisdicción universal.
La jurisdicción universal es el principio de derecho internacional por el cual cualquier Estado tiene la facultad
para perseguir y castigar una persona (hostis humani) que cometió un crimen internacional (delictum humani
generis), aun cuando el crimen se cometió fuera del territorio por un extranjero en contra de cualquier persona
o grupo de personas sin ningún vínculo con ese Estado.

14
Cárdenas Aravena, Claudia Marcela. Programa Derecho Penal Internacional. Recuperado el 07 de
noviembre del 2014 a horas 19:44 en www.uchile.cl/documentos/derecho-penal-internacional_87388_7.docx.
Con algunas modificaciones con fines didácticos.
15
Lledó Vásquez, Rodrigo. Derecho Internacional Penal. Editorial Congreso. Santiago de Chile, 2000. Pág.
51. Con algunas modificaciones con fines didácticos.
16
Op. Cit.. Pág. 58. Con algunas modificaciones con fines didácticos.
17
Op. Cit.. Pág. 54. Con algunas modificaciones con fines didácticos.
El Derecho Internacional permite e inclusive alienta a los Estados a emplear la jurisdicción universal con el fin
de asegurar que los sospechosos de crímenes de guerra y de crímenes en contra de la humanidad no
encuentren refugios seguros.
Su ratio legis se basa en la reprobación universal de cierto tipo de crímenes. La aplicación de la jurisdicción
universal se relaciona directamente a la naturaleza del crimen. Es decir, la ofensa no se comete en contra de
ningún estado en particular, sino en contra de toda la humanidad. Las cortes nacionales pueden ejercer su
jurisdicción universal sobre los presuntos responsables de cierto tipo de crímenes caracterizados por su
carácter imperativo. En general, las normas imperativas o jus cogens que son claramente aceptadas por la
comunidad de estados incluyen la prohibición del genocidio, esclavitud, discriminación racial, crímenes en
contra de la humanidad y tortura.18

El principio aut dedere aut judicare


Otro de los principios que en la actualidad componen el sistema penal internacional es el de aut dedere aut
judicare, mecanismo complementario a la figura de la extradición. Si bien es cierto que dentro del Derecho
Internacional no existe obligación alguna de extraditar en ausencia de un tratado, la costumbre internacional
requiere a los Estados extraditar o juzgar –en latín aut dedere aut judicare– aquellas personas responsables de
crímenes de guerra, crímenes de lesa humanidad y terrorismo. Recientemente se ha expandido el alcance de
este principio mediante su inclusión en varias convenciones a crímenes tales como el narcotráfico, delincuencia
organizada, y la corrupción. En los casos en que México, por ejemplo, niegue la extradición, las autoridades
mexicanas investigan y juzgan al individuo con base en el artículo 4 del Código Penal Federal. Bajo dicha
práctica se puede argumentar que en México se aplica de forma parcial el principio aut dedere aut judicare. Se
dice de forma parcial, ya que dicho artículo 4 limita los enjuiciamientos a la existencia de un vínculo personal
con el Estado mexicano, así como también, que el Estado mexicano sea el forum deprehensionis del fugitivo.
En otras palabras, el principio está limitado a que el crimen haya sido cometido en el extranjero por mexicanos
o en contra de mexicanos, y el fugitivo se encuentre en territorio mexicano.19

Sistema directo. Concepto. Referencia a los tribunales penales internacionales y la Corte Penal
Internacional
Si bien es cierto, como ya se ha señalado, nuestro tribunal internacional permanente de justicia penal es decir
la Corte Penal Internacional está todavía en ciernes, y no contamos con un código criminal internacional,
habiéndose desarrollado el Derecho Internacional por la vía indirecta más arriba descrita, no es menos cierto
que en la práctica sí han existido Tribunales Internacionales de carácter penal que han conocido de crímenes
internacionales, han dictado sentencia y ésta se ha cumplido. Hasta el tiempo presente han existido cuatro
Tribunales internacionales de justicia criminal, a saber: el Tribunal Militar Internacional de Nuremberg, el
Tribunal Militar Internacional del Extremo Oriente, el Tribunal Internacional para el Juzgamiento de los Crímenes
cometidos en la ex-Yugoslavia, y el Tribunal Internacional para el Juzgamiento de los Crímenes cometidos en
Rwanda.20

Los tribunales penales híbridos o mixtos

18
Corzo, Víctor & Corzo, Ernesto. El Sistema Penal Internacional. Recuperado el 07 de noviembre del 2014 a
horas 20:25 de https://www.oas.org/juridico/mla/sp/mex/sp_mex-mla_spi.pdf. Pág. 3, con algunas
modificaciones con fines didácticos.
19
Op. Cit.. Pág. 5. Con algunas modificaciones con fines didácticos.
20
Lledó Vásquez, Rodrigo. Derecho Internacional Penal. Editorial Congreso. Santiago de Chile, 2000. Pág.
80. Con algunas modificaciones con fines didácticos.
Los tribunales mixtos se definen como tribunales de composición y jurisdicción mezcladas, que comprenden
aspectos tanto nacionales como internacionales, y operan normalmente dentro de la jurisdicción en que se
produjeron los delitos. El presente instrumento de política de estado de derecho quiere alcanzar dos objetivos:
en primer lugar, examinar las favorables repercusiones que pueden tener los tribunales mixtos en el régimen
judicial interno de las sociedades que han salido de un conflicto, a fin de asegurar un legado duradero al estado
de derecho y el respeto de los derechos humanos; y en segundo, examinar cómo pueden recibir los tribunales
mixtos el mandato y el apoyo político necesarios para ser más eficaces desde el punto de vista del legado y del
fomento de la capacidad.
Los tribunales mixtos se conciben con frecue Los tribunales penales híbridos o mixtos
ncia de forma que sólo comparezca ante ellos un número simbólico de inculpados de delitos especialmente
graves, tales como crímenes de guerra o crímenes contra la humanidad. Teóricamente, la mayoría de los
inculpados comparecerán ante el sistema judicial interno, y constituirán asuntos para los que este sistema
judicial, con frecuencia, no está preparado. Después de un conflicto, los tribunales nacionales adolecen de
problemas sistémicos que incluyen leyes inadecuadas, corrupción endémica, incompetencia, deficientes
condiciones de servicio y remuneración, falta de acceso a la justicia, incluida una representación legal
inadecuada y, en el mejor de los casos, una información jurisprudencial escasa. El establecimiento de tribunales
mixtos no resolverá todos esos problemas, pero, si se estructura estratégicamente y se proyecta con
detenimiento, la intervención internacional específica que constituye un tribunal mixto podrá dejar algo más que
condenas, absoluciones e «instalaciones físicas». Las intervenciones para crear tribunales mixtos constituyen
ocasiones únicas desde el punto de vista de la atención de la comunidad internacional, los recursos y los
esfuerzos, y debe aprovecharse al máximo esa oportunidad irrepetible.
El caso de los tribunales internacionales debe distinguirse del de los tribunales mixtos, porque aquéllos celebran
generalmente sus juicios en el extranjero. Al estar situados en el país mismo, los tribunales mixtos tienen más
posibilidades de dejar un legado que los procesos de la justicia puramente internacional.
Las razones para crear tribunales mixtos son diversas y complejas, y dependen del contexto nacional. Algunas
de las que frecuentemente se citan son:
• Falta de capacidad o de recursos a nivel nacional. Con frecuencia se han establecido tribunales mixtos cuando
el sistema jurídico nacional carecía de capacidad técnica y jurídica, o de recursos básicos, para enjuiciar
imparcialmente delitos pasados y presentes. Como consecuencia, en algunos casos, las intervenciones mixtas
han tenido por objeto contribuir a los esfuerzos por reforzar la capacidad jurídica. Por ejemplo, en Timor-Leste,
Kosovo y Bosnia y Herzegovina, la asistencia internacional ha sido un componente de esfuerzos más amplios
orientados a poner en funcionamiento tribunales penales. También se han creado tribunales mixtos para
superar obstáculos jurídicos internos, como la amnistía o la inmunidad soberana, aplicando directamente el
derecho internacional con objeto de garantizar la utilización de criterios internacionales de imparcialidad.
• Temor de prejuicios o falta de independencia del régimen jurídico. En algunos casos se ha introducido un
elemento internacional para vencer la impresión de prejuicios o falta de independencia del régimen jurídico que
pudieran impedir el enjuiciamiento competente de los asuntos. Este ha sido un factor de motivación para
establecer mecanismos mixtos en la ex Yugoslavia o Camboya. Se presume también que los jueces y fiscales
internacionales serán generalmente menos vulnerables a las amenazas a su seguridad o a la presión política.
Las razones mencionadas se añaden a las que con frecuencia se citan para el enjuiciamiento de delitos
masivos:
• Contribuir al derecho a la justicia y a un recurso eficaz. Los tribunales mixtos desempeñan una función principal
para garantizar que se investigue, enjuicie y castigue a los penalmente sospechosos.
• Contribuir a poner fin a una cultura de la impunidad. Los tribunales mixtos tienen por objeto contribuir a poner
fin a la impunidad, asegurando el enjuiciamiento de los delitos especialmente graves. Ello, a su vez, puede
servir para reafirmar el estado de derecho, especialmente cuando la impunidad pueda haber sido una causa
fundamental del conflicto. Restablecer el respeto por el estado de derecho y señalar que los crímenes de guerra,
los crímenes contra la humanidad y el genocidio no deben quedar impunes puede considerarse la piedra angular
de una paz sostenible y una transición democrática.
• Contribución a la reconciliación. Algunos aducen que, en el contexto posterior a un conflicto, los
enjuiciamientos deben contribuir a la reconciliación. En el presente instrumento no se examinará más
detalladamente esta cuestión.21 Párrafo

SEMANA 02 (FECHA: 05/09/2016) PP


NORMAS DE PARTE ESPECIAL DEL DERECHO PENAL INTERNACIONAL
Desde los comienzos de la civilización hasta nuestros días la
humanidad ha venido desarrollando la necesidad de atender
asuntos comunes, aspectos que han permitido el
perfeccionamiento del Derecho internacional, dentro de éste
el tratamiento de las conductas que se despliegan en
perjuicio de bienes jurídicos de interés mundial, arribando al
establecimiento de una entidad en torno a la cual se pretende
la centralización del sistema de avocamiento jurisdiccional
para estos casos.
El artículo 5 del Estatuto de Roma afirma que la Corte
extenderá su jurisdicción sobre "los más graves crímenes
que conciernen a la comunidad internacional en su conjunto",
entendiendo por tales el crimen de genocidio, los crímenes
contra la humanidad y los crímenes de guerra, así como la
agresión. En relación con estos crímenes son responsables criminalmente los autores, quienes ordenan,
solicitan o inducen a cometerlos; quienes facilitan o colaboran en su ejecución y, en el caso del genocidio,
quienes incitan directa y públicamente a otros a cometerlo. Por otra parte, existe responsabilidad criminal por
la consumación del crimen y por la tentativa de cometerlo, salvo que quien intente cometer un crimen abandone
completamente y voluntariamente su intento (art. 25)22
Sin embargo debe observarse que el sistema de la Corta en mención viene implementándose paulatinamente
y se espera que en algunos años se encuentre al cien por ciento de su funcionamiento jurisdiccional que
involucra la casuística a nivel mundial.
Dicho esto nos avocaremos a referirnos a la parte especial del Derecho penal internacional y los crímenes
contra el Derecho internacional.

LOS CRÍMENES CONTRA EL DERECHO INTERNACIONAL


GENOCIDIO
21
Recuperado el 07 de noviembre del 2014 a horas 20:39 de Buenas Tareas. Tribunales penales internacionales
híbridos o mixtos. En http://www.buenastareas.com/ensayos/Tribunales-Penales-Internacionales-
Hibridos/6279036.html. Con algunas modificaciones con fines didácticos.
22
Recuperado el 07 de noviembre del 2014 a horas 20:39 de Buenas Tareas. Tribunales penales internacionales
híbridos o mixtos. En http://www.buenastareas.com/ensayos/Tribunales-Penales-Internacionales-
Hibridos/6279036.html. Con algunas modificaciones con fines didácticos.
Genocidio
La competencia ratione materiae de la Corte Penal Internacional incluye, en primer lugar, el crimen de los
crímenes: el genocidio. El vocablo mismo acuñado, como ya hemos precisado, por el jurista polaco Raphael
Lemkin en el capítulo noveno de su libro Axis rule in occupied Europe, publicado en Washington en 1944
mientras su autor se desempeñaba como profesor de derecho internacional en la Universidad de Yale, traduce
la agonía de la conciencia ante el horror que pretende describir y proscribir pues combina una raíz griega
(genus, pueblo) y un verbo latino (caedere, cortar, matar). Lemkin había propuesto ya, en la Quinta Conferencia
Internacional para la Unificación del Derecho Penal que se celebró en Madrid en 1934, la creación de los delitos
internacionales de "barbarie" y "vandalismo". Pero la revelación del exterminio a escala industrial de los pueblos
judío y gitano exigía una categoría inédita, que diera cuenta de la radical novedad y de la absoluta atrocidad
del crimen monstruoso perpetrado por el régimen nazi en los campos de la muerte del oriente de Europa durante
los años centrales de la Segunda Guerra Mundial. A partir del neologismo de Lemkin y en el marco del derecho
de Nuremberg, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó el 9 de diciembre de 1948 la Resolución
260 A (III) por medio de la cual se adoptó la Convención para la prevención y el castigo del delito de genocidio.
23

El genocidio es considerado por la comunidad universal como un delito de Derecho Internacional, contrario al
espíritu y a los fines que persigue las Naciones Unidas y que el mundo civilizado condena en su conjunto,
constituido por la conducta atroz de aniquilación sistemática y deliberada de un grupo humano con identidad
propia mediante la desaparición de sus miembros.
El crimen de genocidio se caracteriza por dos elementos: uno subjetivo (mens rea), consistente en la voluntad
de destruir total o parcialmente uno de los grupos humanos enumerados y, otro objetivo (actus rea), consistente
en la comisión de alguno de estos actos, tanto en tiempo de paz como de guerra: a) matar miembros del grupo;
b) atentar gravemente a la integridad física o mental de miembros del grupo; c) someter intencionalmente al
grupo a condiciones de existencia que ocasionen su destrucción física total o parcial; d) medidas destinadas a
impedir nacimientos en el seno del grupo; e) transferencia forzosa de niños de un grupo a otro.24
El Estatuto de Roma define al crimen de genocidio como “cualquiera de los actos mencionados a continuación,
perpetrados con la intención de destruir total o parcialmente a un grupo nacional, étnico, racial o religioso como
tal:
• Matanza de miembros del grupo;
• Lesión grave a la integridad física o mental de los miembros del grupo;
• Sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear su destrucción
física, total o parcial;
• Medidas destinadas a impedir nacimientos en el seno del grupo;

23
Valencia Villa, Hernando. El genocidio y los crímenes de lesa humanidad ante la nueva Corte Penal. Revista
de Estudios Sociales N° 07. Universidad de los Andes. Bogotá, Colombia 2000. Recuperado el 11 de noviembre
del 2014 a horas 15:57 de http://res.uniandes.edu.co/view.php/156/view.php. Con algunas modificaciones con
fines didácticos.
24
Cáceres Tovar, Víctor Manuel. El Tratamiento del genocidio político en el marco del Derecho Penal
Internacional. Análisis de la Necesidad Jurídica de su Tipificación. Monografía de grado para optar el título de
Maestría en Derecho Penal. Universidad Libre. Facultad de Derecho. Centro De Investigaciones Socio
Jurídicas. Bogotá D.C., 2012. Recuperado el 11 de noviembre del 2014 a horas 11:47 de
http://repository.unilibre.edu.co/bitstream/10901/6510/1/CaceresTovarVictorManuel2012.pdf. Con algunas
modificaciones con fines didácticos.
• Traslado por la fuerza de niños del grupo a otro grupo.25

CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD


Crímenes de lesa humanidad
La segunda categoría de delitos que cae bajo la jurisdicción
complementaria de la Corte Penal Internacional está recogida
en el artículo 7 del Estatuto de Roma. Tal vez la primera vez
que se empleó la expresión "crimen contra la humanidad" para
aludir a una violación atroz de los derechos humanos fue a
finales del siglo XIX en una denuncia internacional contra la
devastación de la región africana del Congo por el ejército
privado y los socios comerciales del entonces monarca de
Bélgica. Se trata de un panfleto publicado en inglés en Holanda
hacia 1890 e intitulado "Una carta abierta a Su Serena Majestad
Leopoldo II, rey de los belgas y soberano del Estado
independiente del Congo, por el Honorable Coronel George
Washington Williams, de los Estados Unidos de América". El
autor del opúsculo, un pastor protestante de origen africano, o
afro-americano como sugiere la corrección política imperante,
consiguió movilizar a la naciente opinión pública internacional
en lo que fue quizá el primer debate mundial contra un Estado
por violación sistemática de los derechos humanos, y
desencadenar el proceso que dio al traste, al menos en parte, con el reino del horror que mantenía el rey de
los belgas en la vasta cuenca del río Congo. Conviene recordar que la misma experiencia inspiró esa obra
maestra de la narrativa contemporánea que es El corazón de las tinieblas (1902), de Joseph Conrad, que
constituye el más alto testimonio literario escrito jamás sobre la barbarie del colonialismo. Posteriormente, se
habla de crímenes contra la humanidad en el preámbulo del Convenio de La Haya de 1907, sobre leyes y
costumbres de la guerra terrestre; en la declaración de 24 de mayo de 1915, en la cual Francia, Gran Bretaña
y Rusia condenaron el genocidio de los armenios por el imperio otomano; en el informe de la Comisión sobre
la Responsabilidad de los Autores de la Guerra, creada por el Tratado de Versalles en 1919; y en el Acuerdo
de Londres, de 8 de agosto de 1945, que tipifica por vez primera la figura delictiva en un instrumento de derecho
internacional público.26
El Estatuto de Roma define a los crímenes de lesa humanidad como “cualquiera de los actos siguientes cuando
se cometa como parte de un ataque generalizado o sistemático contra una población civil y con conocimiento
de dicho ataque:
• Asesinato;
• Exterminio;
• Esclavitud;

25
Coalición por la Corte Penal Internacional. Revista informativa. Los crímenes definidos en el Estatuto de
Roma de la Corte Penal Internacional. Recuperado el 11 de noviembre del 2014 a horas 13:40 de
http://www.iccnow.org/documents/FS-CICC-CoreCrimesRD_sp.pdf.
26
Valencia Villa, Hernando. El genocidio y los crímenes de lesa humanidad ante la nueva Corte Penal. Revista
de Estudios Sociales N° 07. Universidad de los Andes. Bogotá, Colombia 2000. Recuperado el 11 de noviembre
del 2014 a horas 15:57 de http://res.uniandes.edu.co/view.php/156/view.php. Con algunas modificaciones con
fines didácticos.
• Deportación o traslado forzoso de población;
Encarcelación u otra privación grave de la libertad física en violación de normas fundamentales de derecho
internacional;
• Tortura;
• Violación, esclavitud sexual, prostitución forzada, embarazo forzado, esterilización forzada u otros abusos
sexuales de gravedad comparable;
• Persecución de un grupo o colectividad con identidad propia fundada en motivos políticos, raciales, nacionales,
étnicos, culturales, religiosos, de género u otros motivos universalmente reconocidos como inaceptables con
arreglo al derecho internacional;
• Desaparición forzada de personas;
• El crimen de apartheid;
• Otros actos inhumanos de carácter similar que acusen intencionalmente grandes sufrimientos o atenten
gravemente contra la integridad física o la salud mental o física. 27

CRÍMENES DE GUERRA
Crímenes de guerra

Los crímenes de guerra son tan antiguos como la guerra,


que fue una de las primeras actividades sociales de la
especie humana y será sin duda la última. Y aún si no se
acepta que la guerra es un crimen, como pretende el
pacifismo radical, hay que admitir que las peores
manifestaciones de la barbarie casi siempre tienen lugar
como consecuencia o so pretexto de los conflictos
armados. Más aún, el concepto mismo de responsabilidad
individual por la comisión de delitos contra el derecho
internacional apareció en el contexto de las leyes y
costumbres de la guerra, y los únicos tribunales
internacionales convocados hasta ahora para juzgar
crímenes internacionales, con la excepción parcial de la
futura Corte permanente, se han dedicado de manera
exclusiva a investigar y sancionar atrocidades perpetradas
en desarrollo o con ocasión de hostilidades militares de
algún tipo. De ahí que el artículo 8 del Estatuto de Roma
tenga un linaje mucho más ¡lustre, en términos de
antigüedad, que los otros dos dispositivos glosados hasta ahora. Uno de los padres de la nueva institución, el
profesor. Bassiou recuerda que el primer proceso penal de que se tiene noticia por la iniciación de una guerra
injusta tuvo lugar en Nápoles, en 1268, contra Conradin von Hohenstafen; y el primer juicio internacional
documentado por crímenes de guerra fue el incoado por un tribunal de veintiocho jueces del Sacro Imperio

27
Coalición por la Corte Penal Internacional. Revista informativa. Los crímenes definidos en el Estatuto de
Roma de la Corte Penal Internacional. Recuperado el 11 de noviembre del 2014 a horas 13:40 de
http://www.iccnow.org/documents/FS-CICC-CoreCrimesRD_sp.pdf.
Romano-Germánico contra Peter von Hagenbach en Breisach, Austria, en 1474, por atrocidades cometidas
contra la población civil en su intento de someterla al dominio de Carlos de Borgoña.28
De acuerdo con el Estatuto de Roma, la Corte ejercerá competencia respecto de los crímenes de Guerra, en
particular cuando se trate de infracciones graves a los Convenios de Ginebra de 1949, en lo que se refiere a
actos contra personas o bienes protegidos:
• Matar intencionalmente;
• Someter a tortura o a otros actos inhumanos, incluyendo experimentos biológicos;
• Infringir deliberadamente grandes sufrimientos o atentar gravemente contra la integridad física o a la salud;
• Destruir bienes y apropiarse de ellos de manera no justificada por necesidades militares, a gran escala, ilícita
y arbitrariamente;
• Obligar a un prisionero de guerra o a otra persona protegida a prestar servicio en las fuerzas armadas de una
Potencia enemiga;
• Privar deliberadamente a un prisionero de guerra o a otra persona de sus derechos a un juicio justo e imparcial;
• Someter a deportación, traslado o confinamiento ilegales;
• Tomar rehenes.
También el Estatuto de Roma considera crímenes de Guerra a las violaciones graves de las leyes y usos
aplicables en los conflictos armadas internacionales dentro del marco del derecho internacional. Estas
violaciones están debidamente detalladas en el sub-párrafo (b) del Artículo 8 del Estatuto de Roma.
¿Se pueden ampliar las definiciones contenidas en los Elementos del Crimen?
De acuerdo con el Artículo 9, podrán proponer enmiendas a los elementos del crimen: a) cualquier Estado
Parte; b) Los Magistrados, por mayoría absoluta; c) El Fiscal. Las enmiendas entrarán en vigor cuando hayan
sido aprobadas por una mayoría de dos tercios de los miembros de la Asamblea de los Estados Partes. 29

EL CRIMEN DE AGRESIÓN
Como sabemos el Estatuto de Roma de la
Corte Penal Internacional, establecido en
1998 y en vigor desde el año 2002, tipificó
cuatro delitos para la competencia de la
Corte. El crimen de genocidio, los crímenes
de lesa humanidad y los crímenes de guerra
fueron definidos en los artículos 6, 7 y 8,
respectivamente, dejando el crimen de
agresión como el único tipo penal sin definir.
Esta última categoría, que corresponde al
enunciado genérico de "agresión", fue
introducida por vez primera en el artículo 227
del Tratado de Versalles de 1919 y en el artículo 6 del Acuerdo de Londres de 1945, y cae bajo la competencia

28
Valencia Villa, Hernando. El genocidio y los crímenes de lesa humanidad ante la nueva Corte Penal. Revista
de Estudios Sociales N° 07. Universidad de los Andes. Bogotá, Colombia 2000. Recuperado el 11 de noviembre
del 2014 a horas 15:57 de http://res.uniandes.edu.co/view.php/156/view.php. Con algunas modificaciones con
fines didácticos.
29
Coalición por la Corte Penal Internacional. Revista informativa. Los crímenes definidos en el Estatuto de
Roma de la Corte Penal Internacional. Recuperado el 11 de noviembre del 2014 a horas 13:40 de
http://www.iccnow.org/documents/FS-CICC-CoreCrimesRD_sp.pdf.
de la nueva Corte porque aparece incluida en el artículo 5 del Estatuto de Roma junto al genocidio, los crímenes
de lesa humanidad y los crímenes de guerra, pero carece de desarrollo típico o tipificación propiamente dicha
y su regulación se ha diferido sine die, a través del dispendioso procedimiento de enmienda y revisión del
instrumento, por lo cual puede suponerse que en el futuro previsible no habrá procesos internacionales por esta
clase de crimen. Ello resulta tanto más paradójico cuanto que muchos de los testigos y comentaristas del juicio
de Nuremberg coinciden en señalar que los fiscales y jueces aliados demostraron más celo en perseguir y
sancionar el delito de agresión que el delito de genocidio y las demás atrocidades cometidas por los verdugos
de Hitler contra las víctimas de la deportación y de los campos de concentración, de trabajo forzado y de
exterminio.30

SEMANA 03 (FECHA: 12/09/2016)


NORMAS DE PARTE GENERAL DEL DERECHO PENAL INTERNACIONAL
El reconocimiento de la dimensión individual de los
comportamientos macrocriminales pone claramente de
manifiesto la necesidad de reglas generales de imputación. La
exigencia de una “parte general (“General Part”) se corresponde
con el desarrollo —usual en el derecho angloamericano— de
“reglas generales de derecho penal” (“General Principles of
Criminal Law”), que ahora se encuentran en la tercera parte del
ECPI. Con el término reglas generales se alude, por tanto, a
reglas de la parte general y viceversa.
Sustancialmente, se trata del diseño de un sistema del delito de
Derecho penal internacional, el cual no sólo tiene que pretender
validez universal desde el punto de vista de la teoría de las
fuentes, sino que también tiene que ser eficiente y comprensible:
“The important thing is to have a general part that is simple and
easy to apply and at the same time conceptually rich enough to
enable a judge to make all those distinctions that must play a role
in the administration of criminal justice31”
Los presupuestos fundamentales de una parte general, que
deba esperar y merecer aceptación en Derecho penal
internacional, son, por tanto, apertura frente a los diferentes
ordenamientos jurídicos y comprensibilidad y practicabilidad de
las reglas propuestas.

Ésta puede ser una de las explicaciones de por qué la dogmática


y ciencia jurídico penal de lengua alemana hasta ahora no ha tenido ninguna influencia práctica en la
configuración de una parte general de derecho penal internacional —¡y en absoluto del Derecho penal

30
Valencia Villa, Hernando. El genocidio y los crímenes de lesa humanidad ante la nueva Corte Penal. Revista
de Estudios Sociales. Universidad de los Andes. Bogotá, Colombia 2000. Recuperado el 11 de noviembre del
2014 a horas 15:57 de http://res.uniandes.edu.co/view.php/156/view.php. Con algunas modificaciones con fines
didácticos.
31 Lo importante es tener una parte general que sea simple y fácil de aplicar y, al mismo tiempo suficientemente

rica conceptualmente, como para permitir a un juez hacer todas esas distinciones que deben desempeñar un
papel determinante en la administración de la justicia penal.
internacional!—. Como critica acertadamente Lenckner32, si ella está “caracterizada por una extraordinaria y en
parte inabarcable diferenciación y refinación del instrumentario dogmático, entonces es evidente que el estado
de la discusión resultará para el observador extranjero poco comprensible, sobre todo si proviene del ámbito
jurídico que ha forjado tenazmente el Derecho penal internacional, esto es, del common law. Si además el
discurso dogmático tiene lugar exclusivamente en alemán, se crea otro obstáculo para la recepción del
pensamiento jurídico-penal alemán en el plano internacional: Así, “irán dejándose de escuchar también en el
futuro sus sinfonías ejecutadas del maravilloso instrumento de la dogmática”33

32
Científico criminal en la Westfälische Wilhelms-Universität de Münstery, la Universidad de Tubinga
Stuttgart, Baden-Wurtemberg, Alemania.
33
Ambos, Kai. La parte general del Derecho penal internacional. Bases para una elaboración dogmática.
Duncker & Humblot. Programa Estado de Derecho para Sudamérica. Editorial TEMIS. Mastergraf Montevideo,
Uruguay 2005. Con algunas modificaciones con fines didácticos. Pag. 48-50.
ESTRUCTURA DEL CRIMEN CONTRA EL DERECHO INTERNACIONAL.

Bien jurídico tutelado Acción típica Sujeto activo Sujeto pasivo Tipo subjetivo
Genocidio Bien jurídico supraindividual: la Matanza de miembros del grupo. Cualquier persona o grupo de Pertenece a un grupo nacional, Cualquier clase de dolo, incluido el
existencia de determinados grupos personas. étnico, racial o religioso eventual.
humanos. determinado.

Crímenes de lesa humanidad Bienes jurídicos personalísimos La conducta haya tenido lugar como Cualquier persona o grupo de Pertenece a un grupo nacional, Intención de destruir, total o
fundamentales. parte de un ataque generalizado o personas. étnico, racial o religioso parcialmente, a ese grupo y el autor
sistemático determinado ha tenido conocimiento de que la
dirigido contra una población civil conducta era parte de un ataque
produciendo muerte, violación, introducciónizado o sistemático
lesiones, tráfico de personas, dirigido contra una población civil o
embarazo o desaparición forzadas, haya tenido la intención de que la
tortura, esclavitud de persona que conducta sea parte de un ataque de
pertenece a un grupo nacional, ese tipo.
étnico, racial o religioso
determinado.

Crímenes de guerra Se trata de los bienes jurídicos  Dar muerte a una o más personas Persona o personas protegidas en Sólo pueden ser cometidos por los El autor ha conocido las
protegidos en el caso de cada delito en el contexto de un conflicto virtud de uno o varios de los combatientes – legítimos o no – en circunstancias de hecho que
en particular. armado internacional y Convenios de Ginebra de 1949. calidad de tales y como parte de las establecían esa protección.
haya estado relacionada con él; operaciones bélicas.
teniendo conocimiento de que
había circunstancias de hecho que
establecían la existencia de un
conflicto armado
 Torturar, Infligir sufrimientos,
destruir bienes, hacer que un reo
de guerra sirva a fuerzas armadas
de una Potencia enemiga; privar a
un reo de guerra o a otro de sus
derechos a un juicio justo;
deportar, trasladar o confinar
ilegalmente;
 Tomar rehenes.
Agresión Soberanía, la integridad territorial o  Invadir otro Estado; Se trata de persona que está en Cualquier nación. Cualquier clase de dolo.
la independencia política.  Atacar las fuerzas armadas de condiciones de controlar o dirigir
otro Estado o su población civil; efectivamente la acción política o
 Ocupación militar que derive de militar de un Estado.
los actos anteriores y que
implique el uso de la fuerza;
 El bombardeo;
 Bloquear puertos o de costas de
un Estado;
 Utilizar las fuerzas armadas de un
Estado que ese encuentren en un
Estado extranjero excediendo las
condiciones pactadas entre
ambos;
 Disponer del territorio propio de
un Estado para agredir a un
tercero;
 Enviar grupos irregulares
para que lleven a cabo actos
armados contra otro Estado.
FORMAS DE PARTICIPACIÓN CRIMINAL
Formas de participación criminal
En el artículo 25.3 del Estatuto de Roma se
establecen las reglas de autoría y
participación en el Derecho Penal
Internacional, así como formas de autoría
se reconocen la autoría individual, la
coautoría y la autoría mediata. Como
formas de participación se prevén la
instigación, complicidad y encubrimiento.
Respecto a la autoría mediata, la cual ha
sido también acogida en el artículo 23 del
Código Penal peruano se puede decir que,
la concepción utilizada en el artículo 25.3
del Estatuto es más amplia que la recogida
en nuestro ordenamiento, pues no
solamente incluye los supuestos en los que
el ejecutor actúa atípicamente, de modo
justificado o sin culpabilidad sino también
cuando es plenamente responsable.
Sobre la calidad estatal del agente, el
Estatuto de Roma consagra que el cargo
oficial como jefe de Estado o de gobierno o
cualquier otra forma resulta irrelevante a
los efectos de la responsabilidad criminal.
El artículo 28 establece que también serán responsables ante la Corte los jefes militares respecto de los
crímenes que cometan las fuerzas bajo su mando, control efectivo o autoridad. Asimismo, también serán
responsables los superiores respecto de los subordinados por los crímenes de competencia de la Corte que
estos cometan. Así, en este artículo se reconoce la responsabilidad por omisión del jefe militar y del superior
civil, de esta manera se establece el llamado principio de “responsabilidad de mando” reconocido ya en la
sentencia de la Suprema Corte de los Estados Unidos en el caso del General Yamashita.
En este sentido, la posibilidad de control configura la base legal y legítima sobre la que descansa la
responsabilidad del superior, lo que justifica su deber de intervención (deber de garante). De esta forma, la
responsabilidad del superior se fundamenta en los hechos imputables por la violación a los casos de “deber de
control de una fuente de peligro por conducta de tercero”, este supuesto ha sido abarcado por el artículo 13 del
Código Penal peruano que establece como fórmula general la omisión impropia o comisión por omisión.34

34
Medina Otazu, Augusto. Una mirada desde el Perú: Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional.
Derecho y Cambio Social. Recuperado el 11 de noviembre del 2014 a horas 22:21 de
http://www.derechoycambiosocial.com/revista009/corte%20penal%20internacional.htm
RESPONSABILIDAD DEL SUPERIOR
Responsabilidad del superior
La responsabilidad en virtud de la doctrina de la
responsabilidad por el mando o del comandante (command
responsibility), o del superior presupone que el autor ostente
una determinada posición de poder militar o político. Por tal
razón, esta construcción ha tenido importancia ante todo —
hasta las decisiones del ICTY35 y del ITCR36— solamente en
Núremberg, Tokio y en los procesos de posguerra
documentados por la UNWCC37. Esta jurisprudencia
evidencia, sin embargo, que la responsabilidad por el mando
está estrecha mente relacionada con una punibilidad por
omisión. La posición de mando del autor lo coloca en una
posición de garante, la cual tiene por consecuencia el
surgimiento de determinados deberes de control, de protección o de vigilancia (deberes del garante), cuyo
incumplimiento lo hace punible por omisión.38

EXIMENTES DE RESPONSABILIDAD PENAL


Eximentes de responsabilidad penal

El Estatuto de Roma precisa en su artículo 31 que:


1. Sin perjuicio de las demás circunstancias eximentes de
responsabilidad penal establecidas en el presente Estatuto,
no será penalmente responsable quien, en el momento de
incurrir en una conducta:
a) Padeciere de una enfermedad o deficiencia mental que le
prive de su capacidad para apreciar la ilicitud o naturaleza de
su conducta, o de su capacidad para controlar esa conducta
a fin de no transgredir la ley;
b) Estuviere en un estado de intoxicación que le prive de su
capacidad para apreciar la ilicitud o naturaleza de su
conducta, o de su capacidad para controlar esa conducta a
fin de no transgredir la ley, salvo que se haya intoxicado
voluntariamente a sabiendas de que, como resultado de la
intoxicación, probablemente incurriría en una conducta
tipificada como crimen de la competencia de la Corte, o haya
hecho caso omiso del riesgo de que ello ocurriere;

35
The International Criminal Tribunal for the former Yugoslavia.
36
International Criminal Tribunal for Rwanda.
37
The United Nations War Crimes Commission.
38
Ambos, Kai. La parte general del Derecho Penal Internacional. Bases para una elaboración dogmática.
Duncker & Humblot. Programa Estado de Derecho para Sudamérica. Editorial TEMIS. Mastergraf Montevideo,
Uruguay 2005. Pag. 79.
c) Actuare razonablemente en defensa propia o de un tercero o, en el caso de los crímenes de guerra, de un
bien que fuese esencial para su supervivencia o la de un tercero o de un bien que fuese esencial para realizar
una misión militar, contra un uso inminente e ilícito de la fuerza, en forma proporcional al grado de peligro para
él, un tercero o los bienes protegidos. El hecho de participar en una fuerza que realizare una operación de
defensa no bastará para constituir una circunstancia eximente de la responsabilidad penal de conformidad con
el presente apartado;
d) Hubiere incurrido en una conducta que presuntamente constituya un crimen de la competencia de la Corte
como consecuencia de coacción dimanante de una amenaza de muerte inminente o de lesiones corporales
graves continuadas o inminentes para él u otra persona, y en que se vea compelido a actuar necesaria y
razonablemente para evitar esa amenaza, siempre que no tuviera la intención de causar un daño mayor que el
que se proponía evitar. Esa amenaza podrá:
i) Haber sido hecha por otras personas; o
ii) Estar constituida por otras circunstancias ajenas a su control.
2. La Corte determinará si las circunstancias eximentes de responsabilidad penal admitidas por el presente
Estatuto son aplicables en la causa de que esté conociendo.
3. En el juicio, la Corte podrá tener en cuenta una circunstancia eximente de responsabilidad penal distinta de
las indicadas en el párrafo 1 siempre que dicha circunstancia se desprenda del derecho aplicable de
conformidad con el artículo 21. El procedimiento para el examen de una eximente de este tipo se establecerá
en las Reglas de Procedimiento y Prueba.

IMPRESCRIPTIBILIDAD DE LOS CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD


Imprescriptibilidad de los crímenes de lesa humanidad

Los elementos fundamentales de la


imprescriptibilidad de los delitos de lesa
humanidad son cuatro: El derecho a la
verdad, el ius cogens, la garantía de la no
repetición y la reparación:

a).- El derecho a la verdad

Otro aporte de la jurisdicción de los


derechos humanos es el derecho a la
Verdad y en ese sentido la Comisión de
la Verdad y Reconciliación señalo que:
La reparación de las víctimas es
concebida por la CVR como una iniciativa
estrechamente relacionada con el
esclarecimiento de la verdad, la
reconstrucción de la memoria histórica, la
aplicación de la justicia y la
implementación de las reformas
institucionales necesarias para garantizar la no repetición de lo sucedido. Respecto de la definición del derecho
a la verdad la Corte Interamericana de Derechos en el Caso de los Hermanos Gómez Paquiyauri, considera
que: Este derecho a la verdad ha venido siendo desarrollado por el Derecho Internacional de los Derechos
Humanos; al ser reconocido y ejercido en una situación concreta, ello constituye un medio importante de
reparación. Por lo tanto, da lugar a una expectativa que el Estado debe satisfacer a los familiares de la víctima.

El derecho a la verdad es uno de los mecanismos más eficaces para que el estado pueda rendir cuentas a sus
ciudadanos sobre lo que ha ocurrido en determinados delitos graves, sobre todo cuando los funcionarios del
estado son los involucrados.

b).- Ius Cogens

Ius cogens es una locución latina que hace referencia a normas imperativas de derecho, en contraposición a
las dispositivas de derecho. De acuerdo con la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados, son
aquellas normas aceptadas y reconocidas por la comunidad internacional de Estados en su conjunto como
norma que no admite acuerdo en contrario.

Las reglas del ius cogens son verdaderas normas jurídicas en sentido sustancial, suministrando pautas o
modelos de conducta, a partir de las cuales surgen obligaciones erga omnes, que existen con independencia
de su formulación, en términos que cuando son expresadas en una fórmula legal no cambian su naturaleza
jurídica.

c).- Garantía de la no repetición

La Corte ha considerado que resulta importante que los altos funcionarios del Estado reconozcan públicamente
la responsabilidad del Estado por actos de sus agentes, pidiendo en su representación perdón o disculpas con
el propósito de que esos execrables hechos no vuelvan a ocurrir: Como consecuencia de las violaciones
establecidas en el caso sub judice, la Corte considera que el Estado debe realizar un acto público de
reconocimiento de su responsabilidad en relación con los hechos de este caso y de desagravio a las víctimas.
Este acto deberá realizarse en presencia de los familiares de las víctimas y también deberán participar
miembros de las más altas autoridades del Estado.

d).- La reparación

Solari Brumana recogiendo la versión de Carrara señala que la obligación de la reparación civil se cumple
cuando se da la indemnización a la parte lesionada, y la obligación de la reparación social queda cumplida
cuando se expía la pena, que es de indemnización dada a la sociedad por la perturbación que le causa el delito.

La reparación ha sufrido un cambio en su concepción jurídica, por la influencia de la jurisdicción internacional


sobre todo de aquella vinculada a los derechos humanos.

Producto de esta nueva concepción, la reparación amplio sus criterios a otros espacios como aquellos de
impedir que queden impunes los crímenes de lesa humanidad por lo que existe una fuerte corriente que
cuestiona las amnistías, indultos, etcétera, y hasta pone en crisis principios clásicos como. los efectos
inconmovibles de la cosa juzgada, la aplicación de la ley más benigna, la prescripción de la acción penal por el
paso del tiempo, la irretroactividad de la ley penal como consecuencia del principio de legalidad de la cosa
juzgada, entre otros.

En el Caso ‘Barrios Altos’ del 14 de marzo de 2001, la Corte Interamericana de Derechos Humanos estableció
fuertes restricciones a las posibilidades de invocar la defensa de cosa juzgada para obstaculizar la persecución
penal respecto de conductas de violaciones a los derechos humanos. 44. Como consecuencia de la manifiesta
incompatibilidad entre las leyes de autoamnistía y la Convención Americana sobre Derechos Humanos, las
mencionadas leyes carecen de efectos jurídicos y no pueden seguir representando un obstáculo para la
investigación de los hechos que constituyen este caso ni para la identificación y el castigo de los responsables,
ni puedan tener igual o similar impacto respecto de otros casos de violación de los derechos consagrados en
la Convención Americana acontecidos en el Perú.39

INMUNIDADES Y DERECHO PENAL INTERNACIONAL


Inmunidades y Derecho penal internacional

Ante las jurisdicciones


internacionales, es hoy en día
generalmente reconocido que la
inmunidad no protege contra las
persecuciones por los crímenes
internacionales más graves
(crímenes de guerra, de lesa
humanidad, actos de tortura y
genocidio) ya que no pueden ser
considerados en ningún caso como
parte de la función legitima de un
agente estatal. Esta defensa fue
denegada, ente otros, en la Carta de
Nuremberg (artículo 7),
la Convención contra el
Genocidio (art. 4), el Estatuto del
Tribunal Penal Internacional para la
ex-Yugoslavia (art. 7(2)), el Estatuto
del Tribunal Penal para Ruanda (art.
6(2)) y el Estatuto de Roma de la
Corte penal internacional (art. 27).
Otros tribunales también se negaron
a reconocer esta inmunidad. En
mayo de 2004, el Tribunal Especial para Sierra Leona consideró que la igualdad de soberanía de los Estados
no impedía que un Jefe de Estado pudiera ser procesado ante una Corte o un Tribunal penal internacional y
que Charles Taylor podía ser juzgado entonces por el TESL40. En marzo de 2009, la Corte Penal Internacional
estimó también que la inmunidad funcional no era una defensa impenetrable cuando emitió una orden de arresto
contra el presidente de Sudán, Omar Al-Bashir. Esta orden fue la primera emitida por la CPI contra un jefe de
estado en ejercicio.

39
Medina Otazu, Augusto. La imprescriptibilidad de los delitos de lesa humanidad y las obligaciones del
estado peruano con la comunidad internacional. Recuperado el11 de noviembre del 2014 a horas 23:38 de
http://blog.pucp.edu.pe/item/45308/la-imprescriptibilidad-de-los-delitos-de-lesa-humanidad-y-las-
obligaciones-del-estado-peruano-con-la-comunidad-internacional. Con algunas modificaciones con fines
didácticos.
40
Tribunal Especial para Sierra Leona.
En una de las decisiones más citadas a favor del rechazo de la inmunidad funcional, la Cámara de los Lores
británica decidió el 25 de noviembre de 1998 que Augusto Pinochet, como antiguo jefe de Estado, no podía
beneficiar de inmunidad funcional por crímenes internacionales (llamados ius cogens o crímenes de
competencia universal) como tortura o toma de rehenes (Sentencia llamada Pinochet I, en inglés).
Sin embargo, la inmunidad funcional sigue siendo importante para las jurisdicciones internacionales. Así, la
Corte internacional de justicia lo reafirmó en el caso de la Orden de arresto del 11 de abril de 2000 (Republica
Democrática del Congo contra Bélgica). La Corte rechazó la orden de arresto emitida en contra de Abdulaye
Yerodia Ndombasi por las autoridades de Bélgica y afirmó que un alto funcionario podía ser juzgado únicamente
por actos privados.41

EXTINCIÓN DE LA RESPONSABILIDAD PENAL INTERNACIONAL


Extinción de la responsabilidad penal internacional

La Convención sobre la imprescriptibilidad


de los crímenes de guerra y de lesa
humanidad adoptada por la Asamblea
General de las Naciones Unidas en 1968
y la Convención europea sobre la
imprescriptibilidad de los crímenes contra
la humanidad y de los crímenes de guerra
de 1974, disponen expresamente el
principio de imprescriptibilidad de la
responsabilidad penal por crímenes de
guerra. El mismo principio se encuentra
reafirmado en el artículo 29 del Estatuto de Roma con respecto a los crímenes internacionales, que guarda
silencio respecto a la prescripción de las penas, debido a que el Estatuto de Roma no prevé el juicio en ausencia
del acusado (en rebeldía) (art. 63-1 del Estatuto de Roma).
Asimismo la responsabilidad internacional penal no se extingue en los casos de cosa juzgada aparente o
fraudulenta. La cosa juzgada es una consecuencia procesal del principio ne bis in idem que tiene una aplicación
relativa para los crímenes internacionales bajo competencia de la CPI, incluidos los crímenes de guerra, en los
casos de cosa juzgada aparente o fraudulenta. El artículo 20-3 del Estatuto de Roma establece que el principio
ne bis in idem no es aplicable cuando se busque sustraer al acusado de la competencia de la jurisdicción
internacional penal, ni cuando no se haya instruido el proceso con imparcialidad e independencia, conforme a
las garantías procesales reconocidas internacionalmente, o se haya instruido de modo incompatible con la
intención de administrar justicia.
La Corte DIH ha afirmado igualmente que el hecho o la prueba sobreviviente puede habilitar una reapertura de
investigación en el caso de graves violaciones a los derechos humanos y al Derecho Internacional Humanitario,
incluso si existe una sentencia absolutoria que ha hecho tránsito a cosa juzgada, puesto que las exigencias de
la justicia, los derechos de las víctimas y la letra y espíritu del Pacto de San José desplaza la protección del ne
bis in idem.

41
TRIAL. Trayendo justicia a las víctimas de crímenes internacionales. Amnistía y Inmunidad. Recuperado el
11 de noviembre del 2014 a las 11:56 horas de http://www.trial-ch.org/es/recursos/derecho-
internacional/amnistie-et-immunite.html. Con algunas modificaciones con fines didácticos.
En numerosa jurisprudencia, la Corte IDH ha dejado constancia de la reprobación internacional de los juicios
fraudulentos y del derecho a juzgar y sancionar los crímenes internacionales como excepción a la regla de la
cosa juzgada:
“El Derecho internacional de los derechos humanos en la hora actual, así como el Derecho penal internacional,
reprueban la simulación de enjuiciamientos cuyo propósito o resultado se distancia de la justicia y pretende un
objetivo contrario al fin para el que han sido dispuestos: injusticia, oculta entre los pliegues de un proceso "a
modo", celebrado bajo el signo del prejuicio y comprometido con la impunidad o el atropello. De ahí que la
justicia internacional sobre derechos humanos no se conforme necesariamente con la última decisión interna
que analiza la violación de un derecho (y autoriza o permite que subsista la violación y persista el daño hecho
a la víctima), y de ahí que la justicia penal internacional se rehúse a convalidar las decisiones de instancias
penales domésticas que no pueden o no quieren hacer justicia”.
Por otro lado las leyes de amnistía y de indulto no extinguen la responsabilidad internacional penal. Una parte
de la doctrina internacional ha sostenido que en el estado actual del Derecho Internacional Penal no existe
todavía una obligación general de los Estados de abstenerse de conceder amnistías e indultos por crímenes
internacionales. Sin embargo, un tercer Estado o un tribunal internacional puede adelantar los procesos penales
respectivos, basándose en los tratados internacionales en vigor en la materia y haciendo caso omiso de las
amnistías e indultos otorgados, sin que por ello esté atentando contra el principio del respeto a la soberanía de
los Estados:
“There is not yet any general obligation for States to refrain from enacting amnesty laws on these crimes.
Consequently, if a State passes any such law, it does not breach a customary rule. Nonetheless if a court of
another State having in custody persons accused of international crimes decide to prosecute them although in
their national State they would benefit from an amnesty law, such court would not thereby act contrary to general
international law, in particular to the principle of respect for the sovereignty of other States”.
Otra parte de la doctrina sostiene que, sin lugar a dudas, las amnistías y los indultos quedaron proscritos en
materia de crímenes internacionales y para los Estados pesa una obligación general en la materia:
“(...) Estas amnistías o indultos no producen el menor efecto jurídico ni para los tribunales penales
internacionales o internacionalizados, ni para los tribunales internos distintos a los del Estado que concedió la
amnistía o el indulto. Incluso por contradecir normas imperativas del Derecho Internacional general, tampoco
son válidas ni siquiera para los tribunales internos del Estado que las dictó”.
En la práctica de los Estados después de la IIa Guerra Mundial, las leyes de amnistía e indulto han venido
excluyendo progresivamente los crímenes de Derecho Internacional, en el entendido que estas leyes puedan
derivar en cosa juzgada aparente con el propósito de sustraer a los perpetradores de crímenes internacionales
de su responsabilidad penal.
De hecho, cuando una ley de amnistía o indulto es considerada ilícita por una instancia competente, todas las
leyes o decretos reglamentarios, que hayan tenido por propósito impedir los juicios contra los mismos crímenes,
pierden cualquier efecto jurídico. En esta línea de análisis, la Corte IDH ha considerado inadmisibles las
amnistías, indultos y leyes tendientes a evitar el enjuiciamiento por crímenes consistentes en graves violaciones
al Derecho Internacional de los Derechos Humanos por ser incompatibles con los compromisos convencionales
de los Estados Partes:
“(...) son inadmisibles las disposiciones de amnistía, las disposiciones de prescripción y el establecimiento de
excluyentes de responsabilidad que pretendan impedir la investigación y sanción de los responsables de las
violaciones graves de los derechos humanos tales como la tortura, las ejecuciones sumarias, extralegales o
arbitrarias y las desapariciones forzadas, todas ellas prohibidas por contravenir derechos inderogables
reconocidos por el Derecho Internacional de los Derechos Humanos. (…)”.
Como parte del respeto a los compromisos convencionales, la jurisprudencia internacional ha venido
sosteniendo que cuando las leyes de amnistía e indulto obstaculizan el cumplimiento de estos compromisos,
suscritos por los Estados en materia de persecución y sanción de graves crímenes, ellas son en sí mismas
violatorias de los tratados suscritos y no son oponibles en Derecho Internacional.42

SEMANA 04 (FECHA: 19/09/2016)


EVALUACIÓN ORAL

SEMANA 05 (FECHA: 26/09/2016)


DELITOS CONTRA LA HUMANIDAD
Existe un pronunciamiento que grafica con exactitud la situación que se vivía en el año 1998 cuando se
promulgó la ley N° 26926, se trata del emitido por el Congreso de la República el 20 de agosto del 2008 que
expresó que la Sociedad Democrática de Derecho y el Derecho Internacional de los Derechos Humanos están
ampliamente vinculados. Que la gravedad de los delitos de lesa humanidad está en que no sólo se violan los
derechos de la persona sino que, además, se «desconoce otro valor jurídico, que es la garantía constitucional
de que, precisamente, tales derechos constituyen un límite al poder del Estado». Y que por ende los delitos
contra el derecho internacional de los derechos humanos tienen una tipificación autónoma, diferenciado de
ilícitos penales como el homicidio o lesiones, el Perú en 1998 en adecuación a lo establecido por instrumentos
internacionales mediante la Ley No. 26926 introdujo en el Código Penal el Título XIV-A denominado “Delitos
contra la Humanidad” que, luego de sucesivas incorporaciones, contiene actualmente 5 capítulos: Capítulo I
(Genocidio), Capítulo II (Desaparición forzada), Capítulo III (Tortura), Capítulo IV (Discriminación) y Capítulo V
(Manipulación Genética).
Hoy en día nos encontramos ante un abordamiento del tema en el que el proceso de reforma penal nos brinda
la oportunidad de revisar la tipificación de los delitos contra el derecho internacional de los derechos humanos
regulados en nuestro código, que se ha venido cuestionando que se exija en el delito de tortura que los dolores
y sufrimientos sean “graves” o en el caso de desaparición forzada que se exija que la desaparición sea
“debidamente comprobada”, así como la demanda de la incorporación de nuevos tipos penales como lo
referente a ejecución extrajudicial o el de violencia sexual. De acuerdo a lo que señaló la Comisión de la Verdad
y Reconciliación, la desaparición forzada cobró significativa importancia en el Perú a partir de 1983 cuando “las
Fuerzas Armadas reemplazaron a las Fuerzas Policiales en las tareas de control del orden interno y combate a
la subversión en el departamento de Ayacucho. La desaparición forzada se produjo en el país durante el período
del conflicto armado interno, en las décadas del 80 y 90, constituyéndose en “una práctica generalizada, puesto
que afectó a un número considerable de personas y se extendió en gran parte del territorio nacional.43

42
Estupiñán Silva, Rosmerlin. Los crímenes de guerra en Colombia. estudio desde el derecho internacional y
desde el derecho colombiano. Universidad de Valencia. Colombia, 2011. Pág. 239. Recuperado el 12 de
noviembre del 2014 a horas 01:13 de
http://www.tdx.cat/bitstream/handle/10803/80915/rosmerlin.pdf;jsessionid=FE437C3F5B749198A93B8DA1
F9347866.tdx2?sequence=1. Con algunas modificaciones con fines didácticos.
43
Recuperado el 17 de noviembre del 2014 a horas 16:54 de
https://www.google.com.pe/url?sa=t&rct=j&q=&esrc=s&source=web&cd=1&cad=rja&uact=8&ved=0CBsQ
FjAA&url=http%3A%2F%2Fwww.reformayjusticia.com%2Fls%2FNovedades%2FDocumentos-sobre-
Desaparicion-Forzada%2FConclusiones-de-Evento-en-el-Congreso-de-la-
Republica.doc&ei=Hm5qVNyFD8ifgwTEqYHoBA&usg=AFQjCNEZiuFeio8qYHIYtNpnmfIzKHv4gw&sig
2=yE7CnkykYwa6AoxZRV_mpg&bvm=bv.79908130,d.eXY, con algunas modificaciones con fines
didácticos.
Que por su parte el Tribunal Constitucional ha señalado que la desaparición forzada es un delito pluriofensivo,
por cuanto afecta la libertad física, el debido proceso, el derecho a la integridad personal, el reconocimiento de
la personalidad jurídica y el derecho a la tutela judicial efectiva. La expresión “ordenando o ejecutando acciones
que tengan como resultado su desaparición” establecida en el artículo 320 del Código penal de acuerdo con la
Convención Interamericana sobre la Desaparición Forzada de Personas “debería ser entendida como
‘ordenando o ejecutando acciones que supongan la negativa o la falta de información sobre el paradero de la
víctima. El Congreso de la República debe aprobar el Proyecto de Ley 1707/2007-CR que contiene el catálogo
de delitos contra el Derecho Internacional de los Derechos Humanos y el Derecho Internacional Humanitario,
adecuando nuestra legislación a lo estipulado en el Estatuto de Roma. La mayoría de desaparecidos eran
varones entre 15 y 35 años campesinos de las zonas rurales.44
Que el informe Nº 55 de la Defensoría del Pueblo del año 2000, fue el antecedente y sirvió de base a la creación
de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR) por las importantes recomendaciones contenidas en él,
como por ejemplo la adecuada tipificación de la Desaparición Forzada, derogatoria de las leyes de amnistía,
entre otras. La norma de ausencia por desaparición no cumple su objetivo de celeridad y gratuidad. Al respecto
la Defensoría del Pueblo en su trabajo ha advertido algunas dificultades. Muchos casos tienen problemas en la
propia identificación de las víctimas pues muchas personas no han sido debidamente inscritas. También se ha
podido observar que los procesos para declarar la Ausencia por Desaparición en el Poder Judicial duran mucho
tiempo en algunos casos casi un año. Aspectos que justifican que el Presidente de la República firme la
Convención de la ONU sobre Desaparición Forzada para que el Congreso luego de la búsqueda de consensos
pueda aprobar dicho instrumento internacional y finalmente ser ratificado por el Poder Ejecutivo. Los Tratados
de DD.HH constituyen la columna vertebral del Estado. Por eso es importante que el gobierno implemente
políticas públicas en ese aspecto.45
Que existe propuesta de la Defensoría del Pueblo al Estado mediante el Consejo Nacional de Derechos
Humanos del Ministerio de Justicia, para que atienda en primer orden la ratificación de la Convención de la
ONU sobre Desaparición Forzada y el nombramiento del Mecanismo Nacional contra la Tortura. No queda fuera
la Corte Interamericana de Derechos Humanos que ya ha dejado sentada su posición de condenar el terrorismo
venga de donde venga. La Desaparición Forzada es un delito imprescriptible, así un delito de lesa humanidad,
la Convención de la ONU sobre el tema consagra el derecho a la Verdad, a no ser perseguido, no a las
detenciones clandestinas entre otras.
El Estado tiene un deber moral con las víctimas de Desaparición Forzada, pues el Perú ha sido uno de los
países que más desaparecidos ha tenido a nivel de América Latina. La ratificación de la Convención de la ONU
sobre Desaparición Forzada debe ser parte de una política de Estado. Por ello, el Estado está obligado a
implementar el Plan Nacional de Derechos Humanos. La Convención de Viena de la cual es parte el Perú,
establece que ningún Estado debe invocar disposiciones de su derecho interno para incumplir lo establecido
en normas internacional o negarse a suscribir tratados de Derechos Humanos. Las Convenciones
Internacionales sobre Desaparición Forzada, sirven para reforzar la regulación del delito en la legislación
interna.46
La Desaparición Forzada tiene dos momentos: privación de libertad y la negativa a dar información sobre el
paradero de la víctima. La jurisprudencia nacional en los casos: Castillo Paez, Chuschi y Salazar Monroe ha
señalado la naturaleza permanente de la Desaparición Forzada. La Convención de la ONU sobre Desaparición
Forzada señala que los familiares de las víctimas también son víctimas de la Desaparición Forzada de personas.

44
Pronunciamiento citado.
45
Pronunciamiento citado.
46
Pronunciamiento citado.
Es necesario generar una voluntad política a fin que el Presidente de la República firme la Convención de la
ONU sobre Desaparición Forzada. Al respecto, ya hay informes favorables del Consejo Nacional de Derechos
Humanos del Ministerio de Justicia, Defensoría del Pueblo, Colegio de Abogados de Lima recomendando la
firma, aprobación y ratificación de dicho instrumento internacional.47
La importancia que el Perú suscriba y ratifique la Convención Internacional para la Protección de todas las
personas contra las Desapariciones Forzadas, para reformar la normativa penal actualmente existe que es
deficiente, para que el Estado peruano promueva acciones para la búsqueda y localización de las personas o
en caso de fallecimiento para la búsqueda o restitución de sus restos. También para garantizar el derecho de
la verdad de los familiares y el derecho a la reparación de las víctimas y una indemnización justa y adecuada.
Finalmente, para que se consoliden las medidas de capacitación de los agentes estatales para evitar que en
nuestro país se vuelva a presentar estas graves violaciones de derechos humanos.48

CONSIDERACIONES GENERALES
Consideraciones generales.

Si se parte de un «ordenamiento social y


democrático de derecho», como lo pretende el
Código Penal, entonces se debe plasmar lo que
caracteriza a un Estado democrático de
Derecho como es «el establecimiento de...(un)
conjunto de garantías, la fijación clara de un
equilibrio entre la actuación de los poderes
públicos y los derechos reconocidos a los
ciudadanos, que siempre se balanceará hacia
un ámbito estrictamente restrictivo y
excepcional de intervención del Estado, y en
que toda afectación de ese equilibrio pondrá en
peligro la seguridad del Estado en cuanto
desestabiliza los principios básicos que le sirven
de fundamento» . De esta manera no sólo debe
reconocerse un conjunto de derechos sino
también establecerse un cuerpo de garantías,
pues tales garantías son límites a la
intervención del Estado. Como lo indica la Corte
Interamericana de Derechos Humanos en «una
sociedad democrática los derechos y libertades inherentes a la persona, sus garantías y el Estado de Derecho
constituyen una tríada, cada uno de cuyos componentes se define, completa y adquiere sentido en función de
los otros». Por lo tanto, pesa sobre el Estado el «deber de asegurar los derechos de la persona, lo que supone,
en el nivel mínimo, la abstención de violarlos». La prohibición de atentar contra los derechos de la persona es
más específica en el caso de los agentes del Estado y tiene un sentido diferente.
La prohibición de atentar contra los derechos de la persona es más específica en el caso de los agentes del
Estado y tiene un sentido diferente.

47
Pronunciamiento citado.
48
Pronunciamiento citado.
En un Estado democrático de Derecho debe evitarse “el desbordamiento de la función punitiva estatal, su
aplicación fuera del ámbito legal, por lo que deben ser objeto de sanción penal estas conductas violatorias de
los derechos humanos”.
La gravedad de estos delitos está en que no sólo se violan los derechos de la persona sino que, además, se
«desconoce otro valor jurídico, que es la garantía constitucional de que, precisamente, tales derechos
constituyen un límite al poder del Estado». El bien jurídico protegido es la garantía constitucional en sí misma,
la intangibilidad de los derechos humanos frente al Estado. Nos encontramos ante un bien jurídico institucional,
"un bien jurídico que recoge un sistema orgánico y complejo de valoraciones, en este caso el sistema
garantizador de la Constitución respecto a la libertad y seguridad, en otros términos, el sistema de control a las
actuaciones de los poderes públicos. Se trata de un bien jurídico que sirve de protección previa a bienes
jurídicos concretos, sin quedar identificados con ellos.
Por ello, los delitos contra la humanidad (tortura, desaparición forzada, genocidio) tienen una tipificación
autónoma, diferenciado de ilícitos penales como el homicidio o lesiones. Mediante la Ley No. 26926 se introdujo
en el Código Penal el Título XIV-A denominado "Delitos contra la Humanidad" que contiene 3 capítulos: Capítulo
I (Genocidio), Capítulo II (Desaparición forzada) y Capítulo III (Tortura).

DELITO DE GENOCIDIO
Genocidio (art. 319° CP)

La norma penal tiene como referente la


Convención para la prevención y la sanción del
delito de genocidio que precisamente, en su
artículo II tiene una definición del delito de
genocidio.
Siguiendo a la normativa internacional, la
conducta prohibida del delito de genocidio
establecido en el artículo 3 I 9 ° del Código Penal
contiene los siguientes supuestos alternos:
1°.- Matanza de miembros del grupo: consiste en
dar muerte a miembros pertenecientes a un
determinado grupo. Del texto legal se desprende
la exigencia de que se mate a dos o más
personas de un grupo; si se matase a una sola
persona no estaríamos en este caso porque no podría hablarse de matanza.
2°.- Lesión grave a la integridad física o mental a los miembros del grupo: se alude a lesiones graves causadas
a miembros del grupo, lo que obliga a remitirnos al art. 121 Código Penal para entender qué son lesiones
graves. No resultaba necesario aludir en esta modalidad típica a la integridad física o mental, ya que ambas
entran dentro del concepto de salud ya explicado en el tema relativo al delito de lesiones. Al igual que en el
inciso anterior, se requiere que se lesione a dos o más personas.
3°.- Sometimiento al grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear su destrucción física de manera
total o parcial: se configurará cuando el sujeto activo subordina a un determinado grupo a permanecer bajo
ciertas condiciones que pueden poner en peligro la vida o salud de sus integrantes. En este supuesto se
configura un delito de peligro concreto, en el que basta con el sometimiento del grupo a concretas condiciones
que pongan en peligro su existencia, sin que sea necesario para constituir el cipo que mueran o se ocasionen
lesiones graves en miembros del grupo.
4°.- Medidas destinadas a impedir los nacimientos en el seno del grupo: se comprenderán supuestos tales
como la esterilización, el aborto coactivo para los miembros del grupo, obstáculos al matrimonio, etc.
5°.- Transferencia forzada de niños a otro grupo: se alude a desplazamientos de niños, por lo que no se
comprende el traslado de personas mayores de edad. En otras legislaciones se ha especificado la edad, así
por ej. en Israel es de 18 años, en Italia de 14 años.
En cuanto al aspecto subjetivo del tipo, además de requerirse dolo en el agente se exige que actúe con una
especial intención, así que desarrolle su conducta con el objetivo de "destruir, total o parcialmente, a un grupo
nacional, étnico, social o religioso". Siendo un fin ultratípico, para la consumación del delito no es necesario que
efectivamente se produzca la destrucción, total o parcial, del grupo social, sino que el agente realice cualquiera
de las conductas previstas en la norma orientado con dicho fin. Ejemplo: quien aniquila a un grupo de jóvenes
varones de la etnia aguaruna - huambisa con el objeto de destruirla.

DESAPARICIÓN FORZADA
Desaparición forzada (art. 320° CP)

Introducción
En la década del 70, en algunos
países de América Latina, que
se encontraban bajo un
régimen militar (Ejemplo: Chile
y Argentina) dio lugar a que
miembros de las fuerzas del
orden desarrollaban nuevas
formas de represión. Se
detenían a personas pero las
autoridades negaban tenerlos
en su poder y afirmaban no
saber nada de su paradero.
Pasaba el tiempo y los
detenidos no aparecían, al
mismo tiempo que los
gobiernos persistían negando
su detención. En ese contexto
se empezó a hablar de detenidos desaparecidos.
La desaparición forzada o detención desaparición constituye una de las más graves violaciones de los derechos
humanos, habiendo sido considerado como «un método particularmente repudiable de represión
gubernamental, que viola una amplia gama de derechos humanos e impone un sufrimiento físico y psicológico
generalizado y permanente»".
Este fenómeno es particularmente dramático en el Perú. De acuerdo al acervo documentario entregado en 1996
por la Fiscalía de la Nación a la Defensoría del Pueblo, habían 6,277 denuncias por desaparición forzada, de
las cuales 4,424 estaban aún en investigación.
El delito de desaparición forzada constituye un ataque al ser humano, al sujeto en cuanto persona, siendo «un
ataque más profundo que el simple homicidio pues no afecta sólo a la vida, sino al hombre en todas sus
dimensiones»". Este ilícito penal fue inicialmente incorporado en el Código Penal de 1991 en el artículo 323°,
ubicado en el Título XIV ("Delitos contra la Tranquilidad Pública"), en el Capítulo II ("Terrorismo"). A decir de la
exposición de motivos, con la tipificación de esta conducta "se protege a las personas de conductas atentatorias
contra los Derechos Humanos"". Si bien se entendió como positivo la criminalización de dicha conducta, también
es cierto que generó discusión el lugar en que se le colocó (dentro de los delitos contra la tranquilidad pública).
Sorpresivamente en 1992 cuando se promulgó la legislación antiterrorista, mediante el Decreto Ley No. 25475,
se derogó el artículo 323° del Código Penal de 1991, destipificándose el delito de desaparición forzada. Dicha
derogatoria generó duras críticas, motivando que el gobierno promulgara el Decreto Ley No. 25592, con la que
vuelve a tipificar la desaparición forzada, pero estableciendo una modificación en la descripción típica al
disponer que será reprimido el funcionario o servidor público, que prive a una persona de su libertad, ordenando
o ejecutando acciones que tengan por resultado su desaparición «debidamente comprobada». La Ley No.
26926 de 1998 ha reubicado el delito de desaparición forzada, colocándolo en los delitos contra la humanidad
(Título XIV-A), en el artículo 320 del Código Penal.

Tipicidad

Nos encontramos ante un delito


especial propio, pues sólo puede ser
cometido por un autor específico:
funcionario o servidor público. Según
lo señalado en el artículo 425° del
Código Penal se consideran
funcionarios o servidores públicos:
Los que están comprendidos en la
carrera administrativa. Los que
desempeñan cargos políticos o de
confianza, incluso si emanan de
elección popular. Todo aquél que
independientemente del régimen
laboral en que se encuentre,
mantiene vínculo laboral o
contractual de cualquier naturaleza con entidades u organismos del Estado y que en virtud de ello ejerce
funciones en dichas entidades u organismos. Los administradores y depositarios de caudales embargados o
depositados por autoridad competente, aunque pertenezcan a particulares. Los miembros de las Fuerzas
Armadas y Policía Nacional. Y los demás indicados por la Constitución Política y la ley.
La conducta prohibida consiste, en primer lugar, en privar a una persona de su libertad. Luego cabe dos
posibilidades típicas: que el autor ordene a un tercero la realización de acciones que tengan por resultado la
desaparición del sujeto pasivo; que el autor ejecute directamente acciones conducentes a la desaparición del
sujeto pasivo.
Ejemplo: una patrulla del ejército llega a un anexo en la selva e incursiona en la vivienda de un sospechoso de
estar involucrado en actos terroristas y se lo lleva detenido a la Base Militar, sin embargo la autoridad niega la
detención no pudiéndose ubicar el paradero de la víctima.
De lo establecido por la norma se podría deducir que para configurar el delito se requeriría que la desaparición
esté debidamente comprobada. Al respecto, surge la interrogante sobre cómo se demostraría tal comprobación
teniendo en cuenta las peculiaridades del delito, como es, por ejemplo, la negativa de las autoridades sobre
que ellas o sus agentes hayan detenido a la víctima. Debe tenerse en cuenta, además, que debido «a su misma
naturaleza, una desaparición encubre la identidad de su autor. Si no hay preso, ni cadáver, ni víctima, entonces
nadie puede ser presumiblemente acusado de nada»".
La conducta es dolosa, se exige conocimiento y voluntad en la víctima.
La sanción prevista es una pena concurrente: privativa de libertad no menor de 15 años e inhabilitación
conforme al artículo 36°, incisos I y 2.

TORTURA
Tortura (art. 321° CP)

Introducción

La tortura es una de las graves violaciones de


derechos humanos que está proscrita en diversos
instrumentos internacionales suscritos y ratificados
por el Perú.
Declaración Universal de Derechos Humanos refiere:
ARTICULO 5°.- NADIE SERÁ SOMETIDO A TORTURAS NI A
PENAS O TRATOS CRUELES, INHUMANAS O
DEGRADANTES.
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos indica:
ARTÍCULO 7°.- NADIE SERÁ SOMETIDO A TORTURAS NI A
PENAS O TRATOS CRUELES, INHUMANOS O
DEGRADANTES. EN PARTICULAR, NADIE SERÁ SOMETIDO
SIN SU LIBRE CONSENTIMIENTO A EXPERIMENTOS
MÉDICOS O CIENTÍFICOS.
ARTÍCULO 10.1.- TODA PERSONA PRIVADA DE LIBERTAD
SERÁ TRATADA HUMANAMENTE Y CON EL RESPETO
DEBIDO A LA DIGNIDAD INHERENTE AL SER HUMANO.
Declaración Americana de los Derechos y Deberes del
Hombre precisa:
ARTÍCULO XXV.- TIENE DERECHO TAMBIÉN A UN TRATAMIENTO HUMANO DURANTE LA PRIVACIÓN DE SU LIBERTAD.
ARTÍCULO XXVI.- TODA PERSONA ACUSADA DE DELITO TIENE DERECHO... A QUE NO SE LE IMPONGA PENAS CRUELES,
INFAMANTES O INUSITADAS.
Convención Americana sobre Derechos Humanos (Pacto de San José) dispone:
ARTÍCULO 5°.- DERECHO A LA INTEGRIDAD PERSONAL.
I. TODA PERSONA TIENE DERECHO A QUE SE RESPETE SU INTEGRIDAD FÍSICA, CONVENCIÓN CONTRA LA TORTURA Y
OTROS TRATOS O PENAS CRUELES, INHUMANAS O DEGRADANTES PRECISA:
ARTÍCULO 1.1.- A LOS EFECTOS DE LA PRESENTE CONVENCIÓN, SE ENTENDERÁ POR EL TÉRMINO "TORTURA" TODO
ACTO POR EL CUAL SE INFLIJA INTENCIONALMENTE A UNA PERSONA DOLORES O SUFRIMIENTOS GRAVES, YA SEA
FÍSICOS O MENTALES, CON EL FIN DE OBTENER DE ELLA O DE UN TERCERO INFORMACIÓN O UNA CONFESIÓN, DE
CASTIGARLA POR UN ACTO QUE HAYA COMETIDO, O SE SOSPECHE QUE HA COMETIDO, O DE INTIMIDAR O COACCIONAR
A ESA PERSONA O A OTRAS, O POR CUALQUIER RAZÓN BASADA EN CUALQUIER TIPO DE DISCRIMINACIÓN, CUANDO
DICHOS DOLORES O SUFRIMIENTOS SEAN INFLIGIDOS POR UN FUNCIONARIO PÚBLICO U OTRA PERSONA EN EL
EJERCICIO DE FUNCIONES PÚBLICAS, A INSTIGACIÓN SUYA, CON SU CONSENTIMIENTO O AQUIESCENCIA. NO SE
CONSIDERARÁN TORTURAS LOS DOLORES O SUFRIMIENTOS QUE SEAN CONSECUENCIA ÚNICAMENTE DE SANCIONES
LEGÍTIMAS, O QUE SEAN INHERENTES O INCIDENTALES DE ÉSTAS.
ARTÍCULO 16.1.- TODO ESTADO PARTE SE COMPROMETERÁ A PROHIBIR EN CUALQUIER TERRITORIO BAJO SU
JURISDICCIÓN OTROS ACTOS QUE CONSTITUYAN TRATOS O PENAS CRUELES, INHUMANOS O DEGRADANTES Y QUE NO
LLEGUEN A SER TORTURA TAL COMO SE DEFINE EN EL ARTÍCULO I0, CUANDO ESOS ACTOS SEAN COMETIDOS POR UN
FUNCIONARIO PÚBLICO U OTRA PERSONA QUE ACTÚE EN EL EJERCICIO DE FUNCIONES OFICIALES, O POR INSTIGACIÓN
O CON EL CONSENTIMIENTO O LA AQUIESCENCIA DE TAL FUNCIONARIO O PERSONA.
Convención Americana para prevenir y sancionar la tortura señala:
ARTÍCULO 2°.- PARA LOS EFECTOS DE LA PRESENTE CONVENCIÓN SE ENTENDERÁ POR TORTURA TODO ACTO
REALIZADO INTENCIONALMENTE POR EL CUAL SE INFLIJAN A UNA PERSONA PENAS O SUFRIMIENTOS FÍSICOS O
MENTALES, CON FINES DE INVESTIGACIÓN CRIMINAL, COMO MEDIO INTIMIDATORIO, COMO CASTIGO PERSONAL, COMO
MEDIDA PREVENTIVA, COMO PENA O CON CUALQUIER OTRO FIN. SE ENTENDERÁ TAMBIÉN COMO TORTURA LA
APLICACIÓN SOBRE UNA PERSONA DE MÉTODOS TENDIENTES A ANULAR LA PERSONALIDAD DE LA VÍCTIMA O A DISMINUIR
SU CAPACIDAD FÍSICA O MENTAL, AUNQUE NO CAUSEN DOLOR FÍSICO O ANGUSTIA PSÍQUICA.
NO ESTARÁN COMPRENDIDOS EN EL CONCEPTO DE TORTURA LAS PENAS O SUFRIMIENTOS FÍSICOS O MENTALES QUE
SEAN ÚNICAMENTE CONSECUENCIA DE MEDIDAS LEGALES O INHERENTES A ÉSTAS, SIEMPRE QUE NO INCLUYAN LA
REALIZACIÓN DE LOS ACTOS LA APLICACIÓN DE LOS MÉTODOS A QUE SE REFIERE EL PRESENTE ARTÍCULO.
En cuanto a la legislación interna la Constitución Política del Perú dispone:
ARTÍCULO 2°.- TODA PERSONA TIENE DERECHO:
I.- A LA VIDA, A SU IDENTIDAD, A SU INTEGRIDAD MORAL, PSÍQUICA Y FÍSICA Y A SU LIBRE DESARROLLO Y BIENESTAR.
2- A LA LIBERTAD Y A LA SEGURIDAD PERSONALES. EN CONSECUENCIA: NADIE DEBE SER VÍCTIMA DE VIOLENCIA MORAL,
PSÍQUICA O FÍSICA, NI SOMETIDO A TORTURA O A TRATOS INHUMANOS O HUMILLANTES. CUALQUIERA PUEDE PEDIR DE
INMEDIATO EL EXAMEN MÉDICO DE LA PERSONA AGRAVIADA O DE AQUÉLLA IMPOSIBILITADA DE RECURRIR POR SÍ MISMA
A LA AUTORIDAD. CARECEN DE VALOR LAS DECLARACIONES OBTENIDAS POR LA VIOLENCIA. QUIEN LA EMPLEA INCURRE
EN RESPONSABILIDAD.

Por tal motivo, en 1998 a través de la Ley No. 26926 se introdujo el delito de tortura tipificándolo en el artículo
321 y colocándolo entre los delitos contra la humanidad (Título XIV-A).
En cuanto al bien jurídico protegido se considera que se encuentra específicamente en el contenido del derecho
fundamental a la integridad personal física, psicológica o moral, entendida como garantía constitucional referida
al derecho subjetivo del individuo frente al Estado.
El respeto de la integridad personal física, psicológica o moral de la persona integra una dimensión esencial de
la dignidad humana".

Tipo objetivo
El sujeto activo lo es el funcionario o servidor público
o cualquier persona, con el consentimiento o
aquiescencia de aquél. Nos encontramos ante un
delito especial propio pues la relación del sujeto
activo con el bien jurídico propuesto (derecho
subjetivo fundamental de protección del individuo
frente al Estado) es fundante del injusto. En
cualquiera de las dos situaciones, tanto si el agente
es funcionario o particular bajo consentimiento o
aquiescencia de aquél, la víctima es agredida desde
un contexto de poder en el que, por lo menos, un
sector del Estado se encuentra involucrado".
El concepto de funcionario o servidor público en
materia penal lo encontramos delimitado en el
artículo 425° del Código Penal.
De acuerdo a la investigación realizada por la
Coordinadora Nacional de Derechos Humanos de
un universo de 4601 casos de tortura recogidos en
los últimos 10 años un 61.4% fueron realizados por efectivos policiales y un 29.6% por efectivos del ejército.
Cabe notar también que un 0.54% fue realizado por integrantes de rondas o comités de autodefensa. En un
caso de tortura ocurrido en Ica en 1999 la víctima refirió que entre los que lo golpeaban había un sujeto vestido
de civil, además de los efectivos policiales.
En cuanto a la conducta prohibida el tipo penal de tortura prevé dos modalidades:
Infligir a una persona dolores o sufrimientos graves, sean físicos o mentales. Aquí se acoge en parte lo señalado
en la Convención contra la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanas o degradantes. Vale la crítica en
el sentido que la exigencia de dolores o sufrimientos "graves" conlleva a la subjetividad a los operadores del
derecho o demanda medios probatorios no siempre accesibles para las víctimas o sus abogados. Ejemplo: el
caso de un comerciante que fue detenido en la ciudad de Aguaytía por efectivos de la Marina acusado de
pertenecer a Sendero Luminoso y lo sometieron a maltratos físicos, llegando al extremo de introducirle un palo
por el ano.
Someta a condiciones o métodos que anulen su personalidad o disminuyan su capacidad física o mental,
aunque no causen dolor físico o mental. Aquí se recoge el supuesto previsto en la Convención Americana para
prevenir y sancionar la tortura, aunque en forma más restrictiva. En este supuesto se comprenden los casos de
sometimiento involuntario a experimentos científicos. Es de advertir que el delito de tortura es un delito de lesión
pues exige afectar el bien jurídico protegido.

Tipo subjetivo
El tipo exige que el agente actúe con dolo:
conocimiento y voluntad. Además, en el
tipo se introduce un elemento subjetivo
especial, específicamente la especial
intención. Así, se detalla que para
configurar el delito el agente debe haber
actuado con la intención de:
Obtener de la víctima o de un tercero una
confesión o información. Esta es la
finalidad más común en la tortura.
Podemos mencionar los casos en que se
tortura a la víctima para que reconozca ser
el autor de algún delito o delate a sus
supuestos cómplices.
Castigarla por cualquier hecho que haya
cometido o se sospeche que ha cometido.
Esta finalidad se presenta por ejemplo en
el caso de los custodios de
establecimientos penitenciarios que
golpean a los internos que supuestamente
se portan mal. Intimidarla. Coaccionarla.
Ejemplo: el caso de un joven que fue
golpeado por un efectivo policial a fin de
que pague la deuda que tenía con una
tercera persona.

Figuras agravadas
La norma penal señala como supuestos
agravados de tortura, cuando como consecuencia de la misma se causa: lesión grave o la muerte de la víctima.
Se tratan de tipos penales complejos (delitos preterintencionales), en la que se exige dolo para la realización
del delito de tortura y culpa respecto a la producción del resultado adicional (lesión grave o muerte). Ejemplo:
el caso de un acusado de robo que fue llevado a la playa por efectivos policiales y sumergido reiteradas veces
al mar a fin de que admita su delito y delate a sus cómplices, ocasionándole la muerte por ahogamiento.

Penalidad:
El tipo base de tortura establece como sanción pena privativa de libertad no menor de 5 ni mayor de 10 años.
En cuanto a los supuestos agravados, la sanción es privativa de libertad no menor de 6 ni mayor de 12 años,
en el caso que se cause lesiones graves, y privativa de libertad no menor de 8 ni mayor de 20 años, si se causa
la muerte del agraviado.
Los delitos contra la humanidad: tortura, desaparición y homicidio por lo general tienen como referente la
normativa internacional y los Estados tienen el deber de asegurar los derechos de la persona humana.49

49
Academia de la Magistratura. Temas de Derecho penal. Capítulo VI. Delitos contra la humanidad Recuperado
el 17 de noviembre del 2014 a horas 18:43 en
SEMANA 06 (FECHA: 03/10/2016)
EVOLUCIÓN HISTÓRICA DEL DERECHO PENAL INTERNACIONAL

Así como es determinante conocer


acerca de los aspectos dogmáticos,
normativos y jurisprudenciales, lo es
también acercarnos a los antecedentes
de la disciplina y sobre todo a la manera
en que han venido evolucionando sus
aplicaciones a través de su aplicación en
los diferentes organismos
jurisdiccionales internacionales de
acuerdo a los principales
acontecimientos históricos que
ameritaron su creación y
funcionamiento.
Sobre lo señalado resulta importante
precisar que la existencia de un
verdadero Derecho Penal Internacional
ha sido resistida principalmente por dos
razones. La primera, el principio de
legalidad: en derecho penal no hay más
fuentes de derecho que la ley en sentido
estricto, lo que no existe en el ámbito
internacional, porque no hay una “super-soberanía” con facultad legislativa; la segunda, el principio de
jurisdiccionalidad, ya que el derecho penal no puede ser llevado a la práctica (imposición de penas) sino a
través de los tribunales dotados de jurisdicción y competencia, y en materia internacional no los ha habido de
modo pre-existente, supremo y permanente por encima de los Estados.50
Estas objeciones han perdido fuerza a medida de que se ha aceptado la noción de crimen internacional, o sea,
hechos cuya calidad delictiva brota directamente del derecho internacional y no de los derechos internos, y se
han creado y funcionado tribunales internacionales, o bien los derechos internos han ido incorporando a ellos
los crímenes internacionales y dotando a sus propios tribunales de la competencia necesaria para juzgarlos.51
Obviamente en reforzamiento de nuestra disciplina nos da pié para ingresar al campo de un enfoque creativo y
holístico de la materia, para lo cual lo ideal es comenzar por sus antecedentes históricos.

http://sistemas.amag.edu.pe/publicaciones/dere_pen_proce_penal/tema_dere_pen_espe/capituloVI.pdf. Con
algunas modificaciones con fines didácticos
50
Etcheverry, Alfredo. Conceptos generales y bosquejo histórico del Derecho Penal Internacional. Curso de
Derecho Penal Internacional. Facultad de Derecho. Universidad de Chile Recuperado el 21 de noviembre del
2014 a horas 12:52 de https://www.u-cursos.cl/derecho/2012/1/D125C0729/6/material_docente/. Con algunas
modificaciones con fines didácticos.
51
Op. Cit.
PRIMEROS ANTECEDENTES
Primeros antecedentes
Los comienzos del derecho penal internacional están ligados a la guerra, tan antigua como la historia. Durante
siglos, ella fue el choque de los ejércitos, pero no de los pueblos. De allí derivó la doctrina de la guerra justa,
desarrollada por Vitoria, Suarez y Grocio, revivida en nuestros días en la noción de los crímenes contra la paz
(guerra de agresión), y por otra parte la teoría de la guerra leal o guerra limpia, es decir, sujeta a cierta
reglamentación sobre la manera de hacer la guerra: armas permitidas o prohibidas, suerte de los heridos y
prisioneros, tratamiento de la población civil, etc., de la que derivaron los que se conocen modernamente como
crímenes de guerra o contra los usos y costumbres de la guerra.52
Los precedentes históricos más importantes son:
1856: DECLARACIÓN DE PARIS SOBRE EL DERECHO EN LA GUERRA MARÍTIMA (PROHIBICIÓN DEL CORSO).
1864: CONVENCIÓN DE GINEBRA: CREACIÓN DE LA CRUZ ROJA: MEJORAMIENTO DE LA SUERTE DE LOS HERIDOS Y PRISIONEROS DE LOS
EJÉRCITOS EN LUCHA.
1868: CONVENCIÓN DE SAN PETESBURGO, DESPUÉS DE LA GUERRA DE CRIMEN, CON LA PROHIBICIÓN DEL EMPLEO DE CIERTAS ARMAS.
1880: MANUAL DE OXFORD (INSTITUTO DE DERECHO INTERNACIONAL) SOBRE LAS LEYES DE LA GUERRA TERRESTRE: CONTEMPLA SANCIÓN DE
LAS INFRACCIONES A LA MISMA, Y A CARGO DEL ESTADO EN CUYO PODER ESTUVIEREN LOS INFRACTORES.
1899: PRIMERA CONVENCIÓN DE LA HAYA SOBRE LEYES Y COSTUMBRES DE LA GUERRA TERRESTRE.
1907: SEGUNDA CONVENCIÓN DE LA HAYA, FIRMADA POR 44 ESTADOS. RATIFICA LA ANTERIOR Y AÑADE OTRAS SOBRE LA CONDUCTA DE LOS
EJÉRCITOS EN GUERRA.53

Dejando de lado algunos antecedentes


históricos más remotos, pero que no hicieron
escuela, el verdadero desarrollo del Derecho
Penal Internacional comienza con la Primera
Guerra Mundial (1914-1918). Se suscitó un
general repudio por la violación de la neutralidad
de Bélgica por las tropas alemanas, dado que la
neutralidad perpetua de este país estaba
solemnemente garantizada por las potencias
europeas, incluida la propia Alemania. Se
levantaron también acusaciones sobre el
tratamiento dado por las tropas alemanas a los
prisioneros de guerra y las poblaciones civiles. El
gobierno francés, desde el comienzo de la
guerra, designó una comisión destinada a
investigar estos hechos y advirtió que ellos
darían origen a responsabilidad moral, civil y
penal para sus responsables.54
Terminada la guerra (1918) las potencias
vencedoras (Francia, Gran Bretaña, Estados

52
Etcheverry, Alfredo. Conceptos generales y bosquejo histórico del Derecho Penal Internacional. Curso de
Derecho Penal Internacional. Facultad de Derecho. Universidad de Chile Recuperado el 21 de noviembre del
2014 a horas 12:52 de https://www.u-cursos.cl/derecho/2012/1/D125C0729/6/material_docente/. Con algunas
modificaciones con fines didácticos.
53
Op. Cit.
54
Op. Cit.
Unidos, Italia) designaron una Comisión para establecer la Responsabilidad de los Autores de la Guerra,
presidida por Robert Lansing, Secretario de Estado de los Estados Unidos. La Comisión concluyó que las tropas
de los estados vencidos habían empleado métodos bárbaros e ilegítimos, en violación de las leyes y costumbres
de la guerra. Estimó que tales hechos podrían ser juzgados penalmente por los Estados en cuyo poder se
encontraran los acusados y sugirió la creación de un tribunal penal internacional cuando se tratara de crímenes
cometidos conjuntamente por personas de diversas nacionalidades. Tal tribunal debería aplicar “los principios
del derecho de gentes, como resultaren de los usos establecidos entre las naciones civilizadas; las leyes de la
humanidad y las exigencias de la conciencia pública”, y en cuanto a las penas, debería aplicar las vigentes
según la nacionalidad de los inculpados o de las leyes de los países representados en el Tribunal”.
Importantes doctrinalmente, las conclusiones de la Comisión no tuvieron consecuencias prácticas, pues fueron
aceptadas sólo en parte, en fórmulas de compromiso, en el Tratado de Paz.55
Contribuyeron a la ineficacia de tales recomendaciones:
A) LAS RESERVAS DE LOS ESTADOS UNIDOS, QUE ESTIMARON QUE LA VIOLACIÓN DE LAS LEYES DE LA GUERRA Y DE LOS PRINCIPIOS
DE LA HUMANIDAD NO ERAN CONSIDERADAS HASTA ENTONCES PROPIAMENTE DELITOS Y POR LO TANTO NO ERAN SANCIONABLES POR
UN TRIBUNAL INTERNACIONAL, Y QUE LOS JEFES DE ESTADO HABÍAN EJERCIDO DERECHOS SOBERANOS, POR LO QUE TENÍAN
RESPONSABILIDAD MORAL Y POLÍTICA, PERO NO PENAL;
B) LA IMPUNIDAD DEL EMPERADOR DE ALEMANIA
GUILLERMO II. EL TRATADO DE VERSALLES DISPUSO
JUZGARLO POR UN TRIBUNAL INTERNACIONAL “POR
OFENSA SUPREMA A LA MORAL INTERNACIONAL Y LA
AUTORIDAD SAGRADA DE LOS TRATADOS” (EL DE
NEUTRALIDAD DE BÉLGICA). NO PUDO JUZGÁRSELE,
PUES HOLANDA LE HABÍA CONCEDIDO ASILO, Y LA
PETICIÓN DE ENTREGA HECHA POR LAS POTENCIAS
ALIADAS NO LE ATRIBUÍA UNA OFENSA PENAL, SINO MORAL
Y POLÍTICA, PARA SER JUZGADA POR UN TRIBUNAL AUN
INEXISTENTE;
C) LA PARODIA DE JUSTICIA DE LEIPZIG.
EL TRATADO DE
VERSALLES RECONOCIÓ A LAS POTENCIAS ALIADAS EL
DERECHO DE LLEVAR “ANTE TRIBUNALES MILITARES
INTERALIADOS” A LOS AUTORES DE CRÍMENES CONTRARIOS A LOS USOS Y COSTUMBRES DE LA GUERRA, Y LA OBLIGACIÓN DE
ALEMANIA DE ENTREGAR PARA SU JUZGAMIENTO A LOS ACUSADOS. FUE SOLICITADA A ALEMANIA LA ENTREGA DE 896 PRESUNTOS
CRIMINALES DE GUERRA. ALEMANIA RESPONDIÓ HACIENDO VER QUE HABÍA APROBADO RECIENTEMENTE UNA LEY PERMITIENDO EL
JUZGAMIENTO DE TALES DELITOS POR EL TRIBUNAL SUPREMO DE LEIPZIG. LOS GOBIERNOS ALIADOS ACEPTARON LA COMPETENCIA
DE DICHO TRIBUNAL, QUE SÓLO SOMETIÓ A PROCESO A 45 PERSONAS DE LAS INCULPADAS; SOMETIÓ A JUICIO FORMAL A 16; SÓLO
DICTÓ CONDENAS BAJÍSIMAS CONTRA 6, TODOS LOS CUALES HUYERON Y NO CUMPLIERON SUS PENAS.56
El balance práctico después de Versalles es pobre, pero jurídicamente se ha abierto paso la idea de que la
violación de los tratados, el quebrantamiento de los usos y costumbres de la guerra, los abusos contra
prisioneros y poblaciones civiles y los actos de crueldad inhumanos deben ser castigados penalmente y que es
deseable que ello se haga por un tribunal internacional.57
Como consecuencia del Tratado de Versalles se creó la llamada Liga o Sociedad de las Naciones, antecesora
de las Naciones Unidas, uno de cuyos organismos fue la Corte Permanente de Justicia Internacional (que
subsiste hasta ahora, como organismo de las Naciones Unidas). Se propuso darle jurisdicción penal, pero la

55
Op. Cit.
56
Op. Cit.
57
Op. Cit.
idea no prosperó y tiene sólo competencia en los asuntos entre Estados, siempre que acepten someter a ella
sus controversias.58
Además del Tratado de Versalles, hubo otros que pusieron término a la guerra entre las potencias aliadas
vencedoras y los aliados de Alemania. El Tratado de Paz con el ex Imperio Turco Otomano (reducido luego a
Turquía) fue el de Sèvres. En él se contempló una cláusula para someter a juicio a los responsables del
exterminio de no menos de 800.000 armenios, cristianos, súbditos de dicho Imperio, exterminados durante la
guerra por su propio gobierno. Ese hecho, que corresponde a lo que más tarde se llamaría “genocidio” había
sido calificado en 1915 por Francia, Gran Bretaña y Rusia de crimen contra la humanidad y la civilización, por
el cual se tendría como personalmente responsables a las autoridades y sus subalternos responsables de los
mismos. El Tratado de Sèvres impuso al gobierno turco la obligación de entregar a los acusados para ser
juzgados por un tribunal internacional que constituiría la Liga de las Naciones. Pero el Tratado de Sèvres no
fue ratificado y en vez de él se suscribió y ratificó más tarde el Tratado de Lausanne, en que no se repitió dicha
cláusula, sino que se incluyó una amnistía general para los responsables de tales crímenes.59
No obstante, pese a no ser ratificado, el Tratado de Sèvres y la declaración que lo precedió sientan el
precedente jurídico de que el exterminio, aunque sea
de los propios súbditos, por parte de un Estado, es
un crimen internacional, que debe ser castigado,
preferentemente por un tribunal internacional, y en
fin, la amnistía que se concedió ratifica el carácter
delictivo de los hechos a los que se aplicó, y su
delictuosidad internacional, ya que la amnistía no se
otorgó por ley interna, sino por un tratado
internacional.60

DESARROLLO DEL DERECHO PENAL


INTERNACIONAL ENTRE LAS DOS GUERRAS
MUNDIALES
Desarrollo del Derecho Penal Internacional entre
las dos guerras mundiales

En lo legislativo.

Se caracteriza por la aprobación en los derechos


penales internos, de disposiciones que sancionan
penalmente las infracciones de las convenciones y
otros tratados o costumbres relativas a la conducción
de la guerra. No menos de 16 países las introdujeron.
Otros países introdujeron disposiciones penales en
sus derechos internos para considerar delito la preparación, incitación y desencadenamiento de guerras de
agresión. Así hicieron Polonia, Rumania y Cuba, y los proyectos de Códigos Penales de Brasil y Argentina. La

58
Op. Cit.
59
Op. Cit.
60
Op. Cit.
Constitución Política de la República Española, de 1932, proclamó la renuncia a la guerra como instrumento de
política internacional, y la sumisión de España a las disposiciones del Pacto de la Liga de las Naciones para
poder declarar la guerra, y su Código Penal declaró delito el declarar la guerra con infracción de la Constitución,
y la incitación a la guerra y propaganda bélica.61

En lo diplomático.
El Pacto de la Liga de las Naciones estableció una serie de procedimientos pacíficos obligatorios en caso de
controversia internacional, antes de que pudiera declararse lícitamente una guerra, aunque ello no era
obligatorio sino para los Estados miembros de la Liga.
La Liga en 1924, a iniciativa de Herriot (Francia) y Ramsay Macdonald (Gran Bretaña) aprobó un Protocolo o
declaración en que por primera vez se declaró a la guerra de agresión como crimen internacional.
Las potencias buscaron el mantenimiento de la paz a través de pactos de no agresión, bilaterales o
multilaterales, de los cuales los más importantes son los Pactos de Locarno, de 1925, entre Alemania, Bélgica,
Francia, Gran Bretaña e Italia, proscribiendo la guerra entre ellas y haciendo obligatorio el arbitraje.
La Conferencia Panamericana de La Habana (1928) proclamó que la guerra de agresión era un crimen contra
el género humano.
El Pacto de No Agresión y Conciliación de Río de Janeiro (1933) suscrito por Argentina, Brasil, Chile, México,
Paraguay y Uruguay, dispuso que los Estados Contratantes no reconocieran como legítimas las conquistas
territoriales obtenidas por la violencia.
Junto con los Pactos de Locarno, el más
importante de los tratados (que algunos
consideran todavía vigente y que fue
tenido en importante consideración por el
Tribunal de Nüremberg para condenar la
guerra de agresión) es el llamado Pacto de
París o Tratado Briand (Francia) – Kellog
(Estados Unidos), que en sólo dos
artículos proscribe toda guerra de agresión
y establece el arbitraje obligatorio y otras
formas de arreglo pacífico de las
controversias internacionales. Abierto a la
firma de todos los países que quisieran
adherir a él, llegó a contar con 63 Estados
adherentes, incluidos Alemania, Italia y
Japón, casi todas las naciones
independientes de la época.
El Tratado de Washington, de 1922,
suscrito por Estados Unidos, Gran
Bretaña, Francia, Italia y Japón, se refiere
al uso del arma submarina y de los gases
asfixiantes en tiempo de guerra, y tiene importancia porque sentó el principio de que el empleo de un medio de
guerra prohibido constituye una infracción penal; calificó esa infracción en referencia directa al derecho

61
Op. Cit.
Convencional internacional, y estableció la regla de que el hecho de obrar en obediencia a órdenes superiores
no constituía una causal de justificación para esos delitos.
En 1925 se aprobó en Ginebra un protocolo sobre la prohibición del uso con fines bélicos de gases asfixiantes,
de tóxicos y de medios bacteriológicos, suscrita por 39 naciones y ratificada por 35, incluyendo Francia,
Alemania, Gran Bretaña, Italia y la Unión Soviética (no por los Estados Unidos). Aunque usados en la Primera
Guerra Mundial, tales elementos no se usaron en la Segunda.
En 1929, bajo el impulso de la Cruz Roja, se aprobaron en Ginebra dos importantes convenciones, sobre el
mejoramiento del trato de los heridos y enfermos de los ejércitos en campaña (que reemplazó el texto de 1906)
y sobre el tratamiento de los prisioneros de guerra. Fueron suscritas por 47 Estados y también fueron invocadas
en el Tribunal de Nüremberg.
En 1937, como consecuencia del atentado que costó la vida a
Alejandro I de Yugoeslavia y a Louis Barthou, Ministro de
Relaciones Exteriores de Francia, la Liga de las Naciones convocó
a una conferencia internacional en Ginebra, que aprobó una
convención cuyos firmantes se comprometían a penalizar
severamente en sus legislaciones internas el terrorismo, y a otra
por la cual por primera vez se instituía un tribunal penal
internacional para juzgar a los acusados de terrorismo que los
Estados no quisieran juzgar en sus propios tribunales. Aunque por
la proximidad de la guerra estas convenciones no alcanzaron a ser
ratificadas, sientan un importante precedente en Derecho Penal
Internacional sobre una jurisdicción internacional.62

En lo doctrinal.
Muy intensa fue la actividad doctrinal en este período. Merecen
destacarse los proyectos de Vespasiano Pella (rumano) y
Quintiliano Saldaña (español) sobre un Código Penal Internacional
y la creación de un Tribunal Penal Internacional. Ambos proyectos
son de 1925.
Tres sociedades científicas son de destacar: la Internacional Law
Association (principalmente de juristas de los Estados Unidos); la
Unión Interparlamentaria (creada por parlamentarios ingleses y
franceses) y la Asociación Internacional de Derecho Penal (AIDP),
refundada en 1926 como continuadora de la Unión Internacional de
Derecho Penal, fundada en 1893 por Von Liszt, Hamel y Prins.
Todas ellas, en sus congresos, aprobaron mociones
recomendando que se otorgara competencia en lo penal a la ya
existente Corte Permanente de Justicia Internacional. Finalmente
las tres asociaciones se unieron para encomendar a Pella la
redacción de un Proyecto de Código Penal Internacional, labor que
Pella cumplió en 1935.

62
Op. Cit.
Debe mencionarse también el aporte doctrinal de Kelsen, que propugnó una organización mundial general,
sucesora de la Liga de las Naciones, uno de cuyos organismos debería ser un Tribunal Penal Internacional.
La doctrina discutía, sin embargo, si la responsabilidad penal internacional debería recaer sólo sobre personas
individuales (Jefes de Estado, gobernantes, autoridades), o sólo sobre los Estados, o bien sobre los unos y los
otros según los casos.63
Estallada la Segunda Guerra Mundial, el 17 de Abril de 1940 los gobiernos de Gran Bretaña, Francia y Polonia
lanzaron un llamado a la conciencia mundial, denunciando “tanto la persecución de los polacos como los atroces
tratamientos infligidos a los miembros de la comunidad judía en Polonia” y afirmando “la responsabilidad de
Alemania” en los crímenes cometidos por sus representantes.64
El 25 de octubre de 1941, en sendas declaraciones separadas, el Presidente de los Estados Unidos, Franklin
Roosevelt y el Primer Ministro de Gran Bretaña Winston Churchill, denunciaron los crímenes del
nacionalsocialismo de Hitler. Churchill afirmó que a partir de ese momento el castigo de los crímenes hitlerianos
cometidos en Francia, Polonia, Yugoeslavia, Noruega, Holanda, Bélgica y sobre todo en la retaguardia del
frente alemán en Rusia, debería considerarse como uno de los fines principales de la guerra. Posteriormente
la Unión Soviética hizo suya formalmente estas declaraciones.65
El 13 de enero de 1942 se firmó y proclamó la llamada “declaración de Saint James”, por los representantes de
los gobiernos legítimos o reconocidos de los países ocupados por Alemania, exiliados en Londres, haciendo
presente las atrocidades cometidas por las tropas nazis y postulando como uno de los fines principales de la
guerra el castigo, por medio de la justicia organizada, de los responsables de tales crímenes, sea que los
hubieren ordenado o cometido.66
En octubre de 1942 se constituyó formalmente una Comisión de las Naciones Unidas para la investigación de
los Crímenes de Guerra, y en Diciembre del mismo año se emitió una Declaración de las Naciones Unidas
sobre el castigo de los crímenes cometidos contra las personas de raza judía.67
El 30 de octubre de 1943 se emite la Declaración de Moscú, como conclusión de la conferencia entre los
Ministros de Relaciones Exteriores de la Unión Soviética, Gran Bretaña y Estados Unidos, según la cual “por
una parte los oficiales y soldados alemanes responsables de crímenes de guerra serían, al término de ésta,
enviados a los países en que habían cometido sus delitos, a fin de ser juzgados y castigados conforme a las
leyes de dichos países”, y que ello sería “sin perjuicio del caso de los grandes criminales, cuyos crímenes no
tenían localización geográfica precisa, y que serían castigados por una decisión común de los gobiernos
aliados”.68
Con ello queda establecida la diferente entre los crímenes de competencia de los distintos derechos locales
internos y aquellos sancionables conforme al Derecho penal internacional.69

SEMANA 07 (FECHA: 10/10/2016)


LOS TRIBUNALES PENALES INTERNACIONALES AD-HOC
La era de los tribunales ad hoc terminó. Para la mayoría de nosotros esta es una buena noticia. La justicia penal
internacional ad hoc siempre se caracterizó, con diferentes grados, por la violación de un principio general de

63
Op. Cit.
64
Op. Cit.
65
Op. Cit.
66
Op. Cit.
67
Op. Cit.
68
Op. Cit.
69
Op. Cit.
derecho, a saber el principio nullum crimen sine lege. Si bien uno podría discutir la interpretación correcta -ya
sea estricta o liberal- de este principio, su existencia como tal es indudable. De hecho, el Tribunal Militar
Internacional de Nüremberg (TMI) lo reconoció como un principio (subjetivo) de justicia.70

La creación ex post
facto de los tribunales
ad hoc infringe ante
todo el elemento
temporal del principio
nullum crimen, es decir,
la prohibición de la
retroactividad de las
leyes penales. Todos
los tribunales ad hoc -
desde Nüremberg a La
Haya, Arusha,
Freetown, Pnom Penh,
Bagdad y El Líbano
(este último situado en
La Haya)-fueron
establecidos con
posterioridad a la
comisión de los
crímenes que ellos
mismos iban a juzgar.
Si no se limitan a los
crímenes del pasado
puede haber un
elemento de proyección hacia el futuro en su competencia, como es el caso del Tribunal Penal Internacional
para la ex Yugoslavia (en adelante, TPIY) que "está habilitado para juzgar a los presuntos responsables de
violaciones del derecho internacional humanitario cometidas a partir de 1991 en el territorio de la ex-Yugoslavia"
(art. 1 Estatuto TPIY), es decir, hasta su cierre definitivo. No obstante, esto no modifica el carácter
esencialmente retroactivo de este tipo de jurisdicción, al cual denominaré el defecto congénito de los tribunales
ad hoc. Éste no puede ser eliminado por el recurso de estos tribunales a las fuentes no escritas del derecho
internacional. Con esto no pretendo negar la existencia de actos que pueden ser reconocidos, más allá de toda
duda razonable, como crímenes internacionales en el derecho internacional consuetudinario (parafraseando la
famosa fórmula del Secretario General de la ONU en el Informe del TPIY) o que puedan considerarse "delictivos
según los principios generales del derecho reconocidos por la comunidad internacional" (art. 15(2) Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos (en adelante, PIDCP), también en el art. 7(2) del Convenio Europeo
de Derechos Humanos (en adelante, CEDH)), pero en la práctica, estos estándares no se toman muy en serio
una vez que un estatuto establece, con más o menos claridad, crímenes definidos. En realidad, es muy probable

70
Ambos, Kai. El Derecho Penal Internacional en la encrucijada: de la imposición ad hoc a un sistema
universal basado en un tratado internacional. Recuperado el 21 de noviembre del 2014 a horas 13:26 de
http://www.scielo.cl/scielo.php?pid=S0718-33992010000100006&script=sci_arttext. Con algunas
modificaciones con fines didácticos.
que la obligación de examinar la condición de derecho consuetudinario de los crímenes del Estatuto que surge,
en principio, del carácter provisional de sus definiciones, se convierta en un mero enunciado teórico y que los
jueces apliquen el Estatuto tal como está.71
Asimismo, mientras que la fórmula de los principios generales de los tratados de derechos humanos, debido a
su alcance prácticamente ilimitado, constituye una violación flagrante de la seguridad jurídica (nullum crimen
sine lege certa), una comprensión estricta de la costumbre, que requiera una opinio iuris no controvertida y una
sólida práctica por parte de los Estados, podría constituir un fundamento legítimo de la existencia de crímenes
no escritos. Por ejemplo, alguien podría alegar que los delitos cometidos por los Nazis contra los judíos y otros
grupos disidentes habrían sido pasibles de ser legítimamente juzgados como crímenes de lesa humanidad, ya
que ninguna persona razonable creería en la impunidad de esos actos a pesar de que no estaban codificados
en el momento de su comisión. En cambio, la guerra de agresión Nazi, por muy ilegal que haya sido, no puede
ser considerada un crimen internacional con un argumento de igual fuerza. El famoso pacto "Briand-Kellogg"
rechazó la célebre frase de Clausewitz de que "la guerra es una mera continuación de la política por otros
medios", y sólo "condenó el recurso de la guerra como una solución de las controversias internacionales", y así
de este modo se la prohibió "como un instrumento de política
nacional", es decir, claramente no criminalizó el uso de la fuerza. El
Acuerdo de Londres ignoró esta sutil pero importante diferencia y
dispuso de manera autoritaria que "planear, preparar, iniciar o hacer
una guerra de agresión" es un crimen contra la paz. Incluso el
Tribunal Militar Internacional (en adelante, TMI), con ese
fundamento, consideró la guerra de agresión "no sólo como un
crimen internacional" sino también como "el máximo crimen
internacional" conteniendo "en sí mismo toda la maldad acumulada".
Sin embargo, convertir sin más una mera prohibición en un delito
significa ignorar, a nivel internacional, la diferencia fundamental
entre la responsabilidad objetiva del Estado y la responsabilidad
penal individual y, en el ámbito interno, la diferencia entre las
prohibiciones administrativas sin carácter penal y los delitos. Esta
suave transformación de una mera prohibición en delito sólo puede
ser conciliada con la prohibición de retroactividad (nullum crimen
sine lege praevia) si ésta es considerada como una regla con
excepciones, justificando en este caso la excepción con la evidente
ilegalidad que revestía la conducta en cuestión en el momento de la
comisión, y teniendo en cuenta consideraciones de justicia.72

En cualquier caso, de estas consideraciones se desprende


claramente que el recurso al derecho penal no escrito está plagado
de incertidumbres y dificultades que hacen a menudo prácticamente
imposible encontrar un consenso sobre la criminalidad de una
conducta particular. Por lo tanto, debería ser indiscutible que la
calificación de una conducta como crimen por medio de una
codificación conduce a una mayor claridad y seguridad. De hecho,

71
Op. Cit.
72
Op. Cit.
esta es la razón por la cual las modernas jurisdicciones del common law han prácticamente derogado los
crímenes del common law y aún en Inglaterra, la jurisdicción madre, existe una tendencia hacia la codificación.
Fue Lord Bingham of Cornhill, presidente del Tribunal Supremo inglés, quien realizó un fuerte y convincente
llamado para la adopción de un código penal, resumiendo los argumentos a favor de la codificación en tres
aspectos:

"EN PRIMER LUGAR, BRINDARÁ CLARIDAD Y ACCESIBILIDAD AL DERECHO. SEGUNDO, DARÁ COHERENCIA AL DERECHO
PENAL. TERCERO, (…) UN CÓDIGO OFRECERÁ MAYOR CERTEZA AL DERECHO. ESTO ES PARTICULARMENTE
IMPORTANTE YA QUE EL ARTÍCULO 6 DEL CONVENIO EUROPEO DE DERECHOS HUMANOS, TAL COMO SE APLICA,
REQUIERE QUE LOS DELITOS SE DEFINAN CON UNA PRECISIÓN RAZONABLE." 73

Existen otros problemas relacionados con los tribunales ad hoc que hablan a favor de su abolición. Por razones
de espacio éstos no podrán ser examinados aquí. Será suficiente mencionar solo una objeción importante,
estos tribunales tienen el sabor de la justicia de los vencedores. Este fue el caso en Nüremberg y Tokio en el
pasado y es la situación de Irak en el presente. No son verdaderos tribunales universales pero su normativa
siempre fue (y es) enmarcada de acuerdo con las tradiciones legales e intereses políticos de los poderes que
las crearon. En consecuencia, la justicia penal internacional ad hoc siempre fue common law, una justicia penal
acusatoria sin jurado. Más importante aún resultan ser los problemas estructurales que estos tribunales
sufrieron y siguen sufriendo con respecto a un juicio justo en su sentido más amplio. Si bien éstos pueden
proporcionar las garantías de un juicio justo stricto sensu, es decir, el derecho a ser informado acerca de la
acusación en un plazo razonable y en el idioma del acusado, el derecho a una defensa adecuada, presunción
de inocencia, etc., tienden a ser estructuralmente tendenciosos y parciales ya que sólo investigan los crímenes
cometidos por una de las partes en el conflicto. Este fue el caso en el pasado y sigue siéndolo en el presente,
aunque no en la misma medida.74

EL TRIBUNAL INTERNACIONAL PENAL PARA LA EX YUGOSLAVIA.


El tribunal criminal internacional para la antigua
Yugoslavia (por su sigla en inglés ICTY,
International Criminal Tribunals for Yugoslavia) El
ICTY se creó en 1993 y su oficina central se
encuentra en La Haya, Los Países Bajos. Está

73
Op. Cit.
74
Op. Cit.
compuesto por 16 jueces independientes y trata sobre crímenes cometidos tras 1991.75
Este tribunal, con sede en La Haya, fue creado en 1993 por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas
para juzgar a los presuntos responsables de crímenes graves cometidos en el territorio de la antigua República
Federal Socialista de Yugoslavia entre el 1 de enero de 1991 y una fecha que el Consejo de Seguridad
determine una vez restaurada la paz. Dado que el Consejo no había determinado el fin de la jurisdicción del
Tribunal en marzo de 1999, los crímenes cometidos en la crisis de Kosovo son de su competencia, lo que ha
motivado la acusación cursada por ellos contra Milosevic en mayo de 1999.76
Los cuatro tipos de crímenes que el Tribunal puede perseguir son los siguientes: a) las violaciones graves de
los Convenios de Ginebra de 1949, b) la violación de las leyes o usos de la guerra, c) el genocidio y d) los
crímenes contra la humanidad o de lesa humanidad.77
La resolución del Consejo que lo creó se basó en el ya mencionado Capítulo VII de la Carta de Naciones Unidas,
que le confiere a dicho órgano prerrogativas especiales para el mantenimiento de la paz y seguridad
internacionales. El Consejo interpretó que las violaciones generalizadas del Derecho Internacional Humanitario,
incluyendo asesinatos masivos y prácticas de “limpieza étnica”, constituían una amenaza a la paz y seguridad
internacionales.78
A diferencia del Estatuto de la Corte Penal Internacional, constituido a través de un Tratado Internacional y cuya
entrada en vigor depende de su ratificación por 60 Estados, el tribunal para la ex Yugoslavia entró en
funcionamiento al día siguiente de su constitución. De este modo, su procedimiento de creación, a través de
una Resolución del Consejo de Seguridad, resultó rápido y novedoso.79
En cuanto al derecho que aplica el tribunal, cabe plantearse si le correspondería aplicar las normas relativas a
los conflictos armados internos o a los internacionales. En realidad, en la Antigua Yugoslavia se han librado
conflictos de ambos tipos: internos, por ejemplo, entre las tropas de Eslovenia y Croacia contra el ejército
yugoslavo antes de que Belgrado reconociera su secesión; e internacionales, de los ejércitos de los nuevos
países independizados contra Yugoslavia, o entre sí. Sin embargo, el Consejo de Seguridad afirmó en julio de
1992 que todas las partes de Bosnia Herzegovina debían aplicar el Derecho Internacional Humanitario, y en
particular los Convenios de Ginebra de 1949, con lo que, dado que éstos se aplican en un conflicto entre dos o
más Partes Contratantes, reconoció implícitamente que se trataba de un conflicto internacional.80
Por tanto, el Tribunal aplica las normas del Derecho Internacional Humanitario. El hecho de que éste constituya
además derecho consuetudinario –es decir, costumbre internacional– implica que no se plantea problema
alguno por el hecho de que algunos Estados no se hayan adherido a los Convenios. Tienen naturaleza de
derecho consuetudinario aplicable por el Tribunal: a) los Convenios de Ginebra de 1949; b) el Convenio IV de
la Haya de 1907; c) la Convención para la prevención y sanción del crimen de genocidio de 1948; y d) el Estatuto
del Tribunal Militar de Nuremberg de 1945.81

75
Algunos ejemplos de Tribunales Especiales Ad-hoc. Recuperado el 21 de noviembre del 2014 a horas 13:59
de http://www.ediec.org/es/areas/remedios-internacionales/tribunales-especiales-ad-hoc/
76
Diccionario de acción humanitaria y cooperación al desarrollo. Tribunales Penales Internacionales ad hoc
(para ex Yugoslavia y Ruanda). Recuperado el 21 de noviembre del 2014 a horas 13:59 de
http://www.dicc.hegoa.ehu.es/listar/mostrar/219. Con algunas modificaciones con fines didácticos.
77
Op. Cit.
78
Op. Cit.
79
Op. Cit.
80
Op. Cit.
81
Op. Cit.
El Tribunal está constituido por tres Salas de Primera Instancia y una Sala de Apelaciones, el Fiscal y una
Secretaría, que presta servicios a las Salas y al Fiscal.82
En cuanto a la presentación de demandas, el Fiscal puede iniciar las investigaciones de oficio o bien sobre la
base de la información que haya obtenido de cualquier fuente, en particular de gobiernos, órganos de las
Naciones Unidas y ONG. Después de evaluar la información recibida, decide si existe base suficiente para
entablar una acción.83
La detención de los presuntos culpables la pueden llevar a cabo: las policías de los Estados en cuyo territorio
se encuentren, dado que los Estados tienen la obligación de cooperar con el tribunal; la policía del propio Estado
yugoslavo y las fuerzas internacionales de la SFOR (Multinational Stabilitation Force).84
Hay que precisar que el Tribunal no puede juzgar a Estados, sino sólo a personas físicas sospechosas de haber
cometido los crímenes en los que es competente, así como a quienes los hayan ordenado, incitado o contribuido
a preparar y ejecutar. En este sentido, los altos funcionarios y autoridades del Estado, incluido el Jefe de Estado,
no gozan de estatuto privilegiado alguno que les exonere o atenúe la responsabilidad que hayan podido
contraer. La “obediencia debida” de los subordinados no es aceptada como eximente de la pena, aunque puede
considerarse como causa atenuante para rebajarla. A su vez, los superiores son responsables de los actos
cometidos por sus subordinados si los conocían o estaban en situación de conocerlos y no adoptaron medidas
para impedirlos.85
En cuanto a las penas, podrán ser de privación de libertad teniendo en cuenta la gravedad del delito y las
circunstancias personales del condenado. Además, se podrá ordenar la devolución a los propietarios legítimos
de los bienes e ingresos adquiridos por medios delictivos.86
En la práctica, el funcionamiento del tribunal es lento y se ve lastrado por la falta de medios económicos, la
excesiva burocracia y la falta de cooperación por la policía yugoslava. A mediados del año 2000 eran una
treintena las personas acusadas, en general con un nivel de responsabilidad inferior.87

EL TRIBUNAL PENAL INTERNACIONAL PARA RUANDA (TPIR).

82
Op. Cit.
83
Op. Cit.
84
Op. Cit.
85
Op. Cit.
86
Op. Cit.
87
Op. Cit.
El tribunal criminal internacional para
Ruanda (por su sigla en inglés ICTR,
International Criminal Tribunals for
Rwanda). El ICTR fue creado en 1994 y su
sede central es en Arusha, Tanzania.
También está compuesto por 16 jueces
independientes y analiza aquellos crímenes
que se cometieron entre el 1 de enero y el
31 de diciembre de 1994. Fue creado al
igual que el ICTY por el Consejo de
Seguridad de las Naciones Unidas para
castigar las violaciones a la ley internacional
(los crímenes contra la humanidad, los
crímenes de guerra y el genocidio) durante
el conflicto de Yugoslavia y el de genocidio
de Ruanda en los noventa.88
A raíz de las matanzas que causaron la
muerte a casi medio millón de ruandeses en abril y mayo de 1994, el Consejo de Seguridad creó este Tribunal
el 8 de noviembre de ese año con trece votos a favor, la oposición de Ruanda (si bien fue quien inicialmente lo
propuso) y la abstención de China. Su sede está en Arusha (Tanzania) y la Oficina del Fiscal en Kigali
(Ruanda).89
Su constitución fue consecuencia de las recomendaciones formuladas al Secretario General por una Comisión
de Expertos independientes formada a petición del Consejo de Seguridad. La Comisión concluyó que existían
pruebas de que miembros de la etnia hutu habían perpetrado actos de genocidio para la destrucción del grupo
tutsi. Así mismo, recomendó que los juicios a los sospechosos de haber cometido violaciones graves del
Derecho Internacional Humanitario, crímenes contra la humanidad y actos de genocidio se llevasen a cabo por
un tribunal penal internacional.90
La particularidad del caso de Ruanda radica en que, a pesar de que la mayor parte de las atrocidades se
cometieron en el marco de un conflicto interno, la situación tuvo importantes implicaciones internacionales en
los países limítrofes por su recepción de grandes oleadas de refugiados, lo cual se interpretó como una grave
amenaza para la paz.91
El Estatuto del Tribunal para Ruanda es esencialmente igual al de la ex Yugoslavia y, al igual que éste, es
competente para juzgar el genocidio y los crímenes de lesa humanidad. Ahora bien, el Consejo de Seguridad
tuvo en cuenta que los crímenes cometidos en Ruanda se llevaron a cabo en el marco de un conflicto
exclusivamente interno, de modo que, en lugar de referirse a “las infracciones graves a los Convenios de

88
Algunos ejemplos de Tribunales Especiales Ad-hoc. Recuperado el 21 de noviembre del 2014 a horas 13:59
de http://www.ediec.org/es/areas/remedios-internacionales/tribunales-especiales-ad-hoc/. Con algunas
modificaciones con fines didácticos.
89
Diccionario de acción humanitaria y cooperación al desarrollo. Tribunales Penales Internacionales ad hoc
(para ex Yugoslavia y Ruanda). Recuperado el 21 de noviembre del 2014 a horas 13:59 de
http://www.dicc.hegoa.ehu.es/listar/mostrar/219. Con algunas modificaciones con fines didácticos.
90
Op. Cit.
91
Op. Cit.
Ginebra de 1949 y a las leyes y costumbres de la guerra”, se refirió a las “violaciones del artículo 3 común a los
Convenios de Ginebra y al Protocolo Adicional II”, ya que ambos contemplan los conflictos armados internos. 92
Su competencia se aplica a los hechos cometidos entre el 1 de enero y el 31 de diciembre de 1994 tanto en
Ruanda como en el territorio de los Estados vecinos. Para mediados del año 2000, el número de condenados
ascendía a una cincuentena, un volumen muy reducido teniendo en cuenta la magnitud de la tragedia juzgada.
J. Ab.93

CÁMARA EXTRAORDINARIA DE LAS CORTES DE CAMBOYA.


Un tribunal similar fue creado en Camboya para procesar el Khmer Rouge tras la terminación del acuerdo entre
las Naciones Unidas y el gobierno de Camboya en el 2003. En el 2006, 27 jueces (De Camboya e
internacionales) fueron nombrados para investigar las violaciones a los derechos humanos y la ley humanitaria
internacional cometidas entre el 17 de abril de 1975 y el 6 de enero de 1979.94
Tribunal de Camboya o "Tribunal para el
genocidio camboyano" (en inglés
Extraordinary Chambers in the Courts of
Cambodia; en francés Tribunal du
génocide cambodgien), es un tribunal
especial de carácter mixto, constituido
en el Reino de Camboya y con el apoyo
de la comunidad internacional
representada por la Organización de las
Naciones Unidas (ONU). Pretende
realizar un juicio a los líderes
sobrevivientes de los Jemeres Rojos por
el régimen que establecieron en el país
entre 1975 y 1979 bajo el nombre de
Kampuchea Democrática tras el triunfo
de estos en la Guerra Civil Camboyana
(1970-1975). A dicho régimen se le
atribuye la desaparición de un millón
setecientas mil personas. El tribunal fue
creado en 2006. Entre 2007 y 2008 se
realizó la etapa de indagaciones y
arrestos. En ese tiempo fueron
arrestados Kang Kech Ieu, alias Duch,
director del centro de interrogación, torturas y ejecuciones "Tuol Sleng", Nuon Chea, conocido como "Camarada
No. 2" y la mano derecha de Pol Pot, Khieu Samphan, jefe de estado de la Kampuchea Democrática, conocido
como el "cerebro" o el ideologo de los jemeres rojos, Ieng Sary, ministro de relaciones exteriores del régimen y

92
Op. Cit.
93
Op. Cit.
94
Algunos ejemplos de Tribunales Especiales Ad-hoc. Recuperado el 21 de noviembre del 2014 a horas 13:59
de http://www.ediec.org/es/areas/remedios-internacionales/tribunales-especiales-ad-hoc/. Con algunas
modificaciones con fines didácticos.
su esposa Ieng Thirith, exministra de acción social y quien es hermana de la fallecida Khieu Ponnary, la primera
esposa de Pol Pot. También se procedió a buscar víctimas sobrevivientes.95
Objetivo
El Tribunal para el genocidio camboyano tiene como objetivo hacer justicia con los líderes sobrevivientes de la
Kampuchea Democrática a quienes se considera históricamente como los responsables de crímenes atroces
contra la humanidad cometidos entre el 17 de abril de 1975 y el 6 de enero de 1979, lo que dio como resultado
la desaparición de 1.7 millones de camboyanos y la opresión generalizada del resto de la población.96
Jurisdicción y atribuciones
El Tribunal de Camboya tiene un estatuto especial por fuera de la legislación de Camboya. Es decir, es
completamente independiente del sistema judicial del país gracias a un acuerdo entre el Reino de Camboya y
las Naciones Unidas. Este acuerdo es novedoso dentro de la legislación internacional en lo que respecta a
tribunales internacionales, pues recurre a jueces locales en unión con jueces extranjeros, lo que le da la doble
condición de nacional e internacional (mixto).97
Para lograr esto, Camboya tuvo que hacer enmiendas a su sistema judicial tradicional que permitiese la
fundación de este tribunal. El proceso de enmiende comenzó en 2001 y se terminó en 2004 bajo tratados entre
las Naciones Unidas y el gobierno camboyano.3 En dicho convenio, el tribunal sería conformado por jueces,
fiscales, abogados y administradores designados en parte por el gobierno de Camboya y en parte por las
Naciones Unidas. La decisión de arrestar, ordenar investigaciones y abrir procesos es compartido entre ambas
partes. El presupuesto del Tribunal es limitado y depende en gran parte de las Naciones Unidas. El Tribunal no
puede establecer la pena de muerte como castigo y la pena máxima es la cadena perpetua.98
El Tribunal para el genocidio camboyano puede juzgar sólo lo siguiente: genocidio, crímenes contra la
humanidad y algunos crímenes de guerra.99
Constitución
Estudiosos de la ONU sobre el caso de los Jemeres Rojos concluyeron que entre 20 y 30 personas relacionadas
con el régimen deberían ser llevadas a un juicio por Crimen contra la humanidad y específicamente por
genocidio. El gobierno de Hun Sen no aceptó en principio dicha propuesta, sino que argumentó que cualquier
juicio debía hacerse a la manera de Suráfrica con una comisión que investigara los casos. Muchos líderes
camboyanos alegaron que reabrir los expedientes de los Jemeres Rojos era reabrir viejas heridas en la sensible
sociedad camboyana.100
El nombre oficial del Tribunal es "Extraordinary Chambers in the Courts of Cambodia" (Cámara Extraordinaria
en las Cortes de Camboya).101
Propósito: Llevar a la justicia a los principales líderes de la Kampuchea Democrática y sus más reconocidos
responsables de serios crímenes cometidos en Camboya entre el 17 de abril de 1975 y el 6 de enero de 1979.
Conformación: La Cámara está conformada por jueces y fiscales.102

95
Wikipedia.Tribunal de Camboya. Recuperado el 21 de noviembre del 2014 a horas 14:48 de
http://es.wikipedia.org/wiki/Tribunal_de_Camboya. Con algunas modificaciones con fines didácticos.
96
Op. Cit.
97
Op. Cit.
98
Op. Cit.
99
Op. Cit.
100
Op. Cit.
101
Op. Cit.
102
Op. Cit.
Los co-jueces se encargan de la recolección de evidencias. Un caso sólo será llevado cuando se tengan
suficientes evidencias de que el sujeto fue de hecho un líder de la Kampuchea Democrática o es sujeto
responsable de serios crímenes.103
Los co-fiscales, con suficientes evidencias, decidirán qué sujeto será acusado formalmente de crímenes. Sin
embargo, la mayoría de las investigaciones serán hechas por los co-jueces. Una vez comience el Juicio, los
fiscales presentarán las evidencias ante la Corte.104
El principal defensor fue elegido por las Naciones Unidas y es el responsable de asegurar que se den todas las
condiciones reconocidas internacionalmente en una corte. Si el acusado no puede tener un abogado, el principal
defensor tiene la obligación de proveer uno que esté a la altura de las condiciones requeridas.105
Los jueces de la Cámara Pre-Juicio son aquello que, en el caso en que los co-jueces y co-fiscales no se ponen
de acuerdo en sentar una acusación formal, toman la decisión. Ni los co-fiscales ni los co-jueces pueden
bloquear un caso con suficientes evidencias.106
Los jueces en la Cámara del Juicio son los que escuchan las evidencias presentadas por la fiscalía y la defensa.
Consideran ambas partes y determinan la inocencia o culpabilidad. Los jueces deben presentar un reporte
escrito que explica las razones de su decisión en orden de culpabilidad. Al menos cuatro jueces deben estar de
acuerdo que una persona es culpable.107
Los jueces de la Cámara Alta escuchan los casos después de que estos fueron procesados en la Cámara del
Juicio. La Cámara Alta puede revertir una condena o una presunción de inocencia. Cinco de los jueces de la
Cámara Alta deben estar de acuerdo para poder determinar que una persona es culpable. Esta también puede
optar por no escuchar un caso y ello implica una aprobación tácita de la decisión de la Cámara del Juicio.108

TRIBUNAL ESPECIAL PARA SIERRA LEONA

103
Op. Cit.
104
Op. Cit.
105
Op. Cit.
106
Op. Cit.
107
Op. Cit.
108
Op. Cit.
En el 2000, Sierra Leona y las
Naciones Unidas llegaron a un acuerdo
y establecieron una Corte Especial
para procesar los crímenes tanto
internacionales como nacionales
cometidos durante el reciente conflicto
en aquel país. La corte se encuentra
ubicada en Freetown y está compuesta
por 8 jueces independientes. Es
obligatorio juzgar a aquellos que tienen
la mayor responsabilidad por las
violaciones graves a la ley humanitaria
internacional y la ley de Sierra Leona, y
que hayan sido cometidas en el
territorio de Sierra Leona desde el 30
de noviembre de 1996.109
Como consecuencia de las violaciones
al derecho internacional humanitario y a las leyes de Sierra Leona, cometidas a partir del 30 de noviembre de
1996 en el territorio de dicho país, y en observancia a la entonces prevaleciente situación de impunidad, fue
establecido el Tribunal Especial para Sierra Leona (SCSL por sus siglas en inglés Special Court for Sierra
Leone).110
El Tribunal Especial para Sierra-Leona - el TSSL - fue creado por medio de la resolución 1315 del 14 de agosto
de 2000 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Esta Resolución dio el mandato al Secretario General
de Naciones Unidas, de negociar un acuerdo con el gobierno de Sierra Leona para la creación de una
jurisdicción mixta para juzgar las atrocidades perpetradas en éste país. Este acuerdo llamado Acuerdo entre la
ONU y Sierra Leona sobre la creación de un Tribunal Especial fue firmado en Freetown el 16 de enero de
2002.111
El Parlamento de Sierra Leona ratificó éste acuerdo en marzo de 2002. El TSSL tiene competencia, según sus
estatutos, para juzgar a aquellos responsables de las más serias violaciones de derechos humanos y de las
leyes de Sierra Leona, cometidas sobre el territorio del país desde el 30 de noviembre de 1996.112

SEMANA 08 (FECHA: 17/10/2016)


EL ESTATUTO DE ROMA Y EL TRIBUNAL PENAL INTERNACIONAL.

109
Algunos ejemplos de Tribunales Especiales Ad-hoc. Recuperado el 21 de noviembre del 2014 a horas 13:59
de http://www.ediec.org/es/areas/remedios-internacionales/tribunales-especiales-ad-hoc/. Con algunas
modificaciones con fines didácticos.
110
Wikipedia.Tribunal Especial para Sierra Leona. Recuperado el 21 de noviembre del 2014 a horas 15:05 de
http://es.wikipedia.org/wiki/Tribunal_especial_para_Sierra_Leona. Con algunas modificaciones con fines
didácticos.
111
TRIAL Track Impunity Always. Recuperado el 21 de noviembre del 2014 a horas 15:08 de http://www.trial-
ch.org/es/recursos/tribunales/tribunales-mixtos/tribunal-especial-para-sierra-leona.html. Con algunas
modificaciones con fines didácticos
112
Op. Cit.
La historia del establecimiento de la Corte
Penal Internacional (CPI) se extiende por
más de un siglo. El “Camino a Roma” fue
largo y a menudo contencioso. Aunque la
Corte tiene sus raíces en los inicios del
siglo XIX, la historia se inicia firmemente
en 1872 cuando Gustav Moynier, uno de
los fundadores del Comité Internacional
de la Cruz Roja, propuso la creación de
una corte permanente en respuesta a los
crímenes de la guerra Franco-Prusiana. El
siguiente llamado serio vino luego de la I
Guerra Mundial con el Tratado de
Versalles de 1919. Quienes formularon el
tratado concibieron una corte internacional
ad-hoc para juzgar al Kaiser y a los criminales de guerra alemanes, pero esto no llegó a suceder. Después de
la II Guerra Mundial, los aliados establecieron los tribunales de Nuremberg y Tokio para juzgar a los criminales
de guerra de las potencias del Eje.
En 1948 la Asamblea General de las Naciones Unidas (AG ONU) adoptó la Convención sobre la Prevención y
el Castigo del Crimen de Genocidio, en la cual se llama a los criminales a ser juzgados “por los tribunales
penales internacionales que tengan jurisdicción” e invitaron a la Comisión de Derecho Internacional (CDI) a
“estudiar la posibilidad de establecer un órgano judicial internacional para juzgar a las personas acusadas de
genocidio.” Mientras que la CDI elaboró un borrador del estatuto a principios de 1950s, la Guerra Fría acalló los
esfuerzos y la Asamblea General abandonó sus esfuerzos hasta acordar una definición del crimen de agresión
y el Código de Crímenes Internacionales.
En junio de 1989, motivados en parte por un esfuerzo para el tráfico de drogas, Trinidad y Tobago revivió la
propuesta ya existente del establecimiento de una CPI y la AG ONU le solicitó a la CDI a retomar su trabajo de
elaborar un estatuto de esta corte. Los conflictos de Bosnia-Herzegovina y Croacia y Ruanda a principios de
los 90´s y la comisión masiva de crímenes de lesa humanidad, crímenes de guerra y genocidio llevaron a que
el Consejo de Seguridad de la ONU estableciera dos tribunales ad hoc temporales para juzgar a los individuos
responsables de la comisión de estas atrocidades, resaltando de esta manera la necesidad de establecer una
corte penal internacional permanente para dar respuesta en estos casos.
En 1995, la CDI remitió un proyecto de estatuto para una corte penal internacional la Asamblea General y
recomendó que una conferencia de plenipotenciarios fuera convocada para negociar el tratado a fin de
promulgar el estatuto. La Asamblea General estableció un comité ad-hoc sobre la CPI para revisar el proyecto
de estatuto, el cual se reunió en dos oportunidades en 1995.
Luego de considerar el informe del Comité, la AG ONU creó el Comité Preparatorio sobre el Establecimiento de
la CPI para preparar un texto borrador consolidado. De 1996 a 1998 se llevaron a cabo seis sesiones del Comité
Preparatorio de la ONU en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York, en las cuales las ONG aportaron su
opinión a las discusiones y participaron en las reuniones, bajo el auspicio de la Coalición de ONG por una CPI
(CCPI). En enero de 1998, la Mesa y los coordinadores del Comité Preparatorio llamaron a una Reunión entre
sesiones en Zutphen, Países Bajos para consolidar técnicamente y reestructurar los artículos en un borrador
final.
Tomando como base el borrador del Comité Preparatorio, la AG ONU decidió llamar a la Conferencia
Diplomática de Plenipotenciarios de las Naciones Unidas sobre el Establecimiento de una CPI para “finalizar y
adoptar una convención sobre el establecimiento” de una CPI. La “Conferencia de Roma” se llevó a cabo entre
los días 15 de junio y 17 de julio en la ciudad de Roma, Italia, contando con la participación de 160 países en
las negociaciones. La Coalición de ONG siguió de cerca estas discusiones, distribuyendo información en todo
el mundo sobre los desarrollos de la misma, y facilitando la participación de representantes de la sociedad civil
y llevando a cabo actividades de manera paralela para más de 200 ONG. Luego de concluir las cinco semanas
de negociaciones, 120 naciones votaron a favor de la adopción del Estatuto de Roma de la CPI, siete naciones
votando en contra (entre los que contaríamos a Estados Unidos, Israel, China, Irak y Qatar) y 21 estados se
abstuvieron.
La Comisión Preparatoria (PrepCom) fue la encargada de completar lo pertinente en vías al establecimiento y
el funcionamiento de la Corte, negociando los documentos complementarios, incluyendo las Reglas de
Procedimiento y Prueba, los Elementos de los Crímenes y el Acuerdo de Relación entre las Naciones Unidas y
la Corte, las Reglas Financieras, el Acuerdo sobre los Privilegios e Inmunidades, entre otros.
El 11 de abril de 2002, se lograron a las 60 ratificaciones necesarias para que el Estatuto de Roma entrara en
vigor, en una ocasión en especial de depósito conjunto de varias naciones el tratado entró en vigor el 1 de julio
de 2002.
Luego de completar su mandato la PrepCom y de la entrada en vigor del Estatuto, la Asamblea de los Estados
Partes (AEP) se reunió por primera vez en septiembre de 2002. 113
El trabajo de los dos tribunales ad hoc reavivó el interés largamente adormecido por una Corte Penal
Internacional permanente. Como consecuencia, una resolución introducida por Trinidad y Tobago en la
Asamblea General de las Naciones Unidas para establecer un organismo así —resolución que de otra forma
habría desaparecido sin noticia alguna— se convirtió en el centro de mucha atención y esfuerzo. Esto condujo
más adelante a una reunión en Roma, en junio y julio de 1998, a la que asistieron delegaciones de casi todos
los países del mundo. Allí se adoptó un tratado para establecer la Corte Penal Internacional permanente. En
Roma, ciento diez gobiernos votaron a favor de la adopción del tratado, siete se opusieron (Estados Unidos,
China, Israel, Iraq, el Sudán, Libia y el Yemen) y el resto se abstuvo. El tratado entraría en vigor cuando fuera
ratificado por sesenta gobiernos.114
En ese entonces, se predijo que la ratificación sería un proceso muy lento. Se requerirían al menos cinco años.
La razón principal por la que tomaría tanto tiempo era que muchos gobiernos tendrían que reformar sus
constituciones antes de ratificar. Algunas constituciones proporcionan inmunidad a ciertos funcionarios contra
el enjuiciamiento: el tratado para la Corte Penal Internacional no permite tal inmunidad; cualquier funcionario
responsable por crímenes sujetos a la jurisdicción de la Corte puede ser sentenciado. Otra disposición
constitucional típica que entró en conflicto con el tratado fue la que impedía a un gobierno extraditar a sus
ciudadanos para un juicio ante una corte extranjera. Aunque no queda claro que la Corte Penal Internacional
sea una corte extranjera dentro del significado de tales disposiciones, muchos gobiernos decidieron que se
requerían reformas constitucionales. Finalmente, el tratado para la Corte Penal Internacional establece penas

113
Coalición por la Corte Penal Internacional. Historia de la CPI. Recuperado el 27 de noviembre del 2014 a horas
18:28 de http://www.iccnow.org/?mod=icchistory&idudctp=20&show=all&lang=es, con algunas modificaciones
con fines didácticos.
114
Neier, Aryeh. Por una Corte Penal Internacional. Letras Libres. Recuperado el 23 de noviembre del 2014
a las 13:02 horas de http://www.letraslibres.com/revista/convivio/por-una-corte-penal-internacional. Con
algunas modificaciones con fines didácticos.
hasta la cadena perpetua (pero no la pena de muerte). Esto contradecía las disposiciones constitucionales de
algunos países que limitan las sentencias a un máximo de veinte o treinta años de prisión.115
Otro factor que se esperaba que retardara la ratificación del tratado era la oposición de Estados Unidos. Cuando
se llevó a cabo la Conferencia de Roma en la que se adoptó el tratado, la administración Clinton estaba a cargo.
Los representantes estadounidenses participaron en Roma, aunque al final Estados Unidos se alió con
gobiernos como el de Saddam Hussein en Iraq y Muammar Gaddafi en Libia para votar contra el tratado. Los
representantes estadounidenses representaron un papel constructivo en Roma, solucionando algunas
definiciones de los crímenes sobre los cuales la Corte tendría jurisdicción. Tres semanas antes de dejar el
cargo, en la víspera de año nuevo de 2000, el presidente Clinton firmó el tratado —permitiendo así que Estados
Unidos siguiera participando en las conferencias en que se fijarían las reglas de procedimiento— al tiempo que
afirmaba de nuevo que su gobierno no lo ratificaría. Por su magnitud, la hostilidad de la administración Bush es
de otro orden. Cuando Clinton firmó, John Bolton —quien poco tiempo después asumiría el cargo de
subsecretario para el Control de Armas y Seguridad Internacional de la administración Bush, y que se convertiría
en el funcionario con la mayor responsabilidad
para habérselas con el Tratado de Roma—
escribió un artículo para The Washington
Post atacando la firma del tratado. Bolton
acusaba a Clinton de "una tentativa subrepticia
para debilitar nuestro constitucionalismo y
socavar la independencia y la flexibilidad que
nuestras fuerzas militares necesitan para
defender nuestros intereses en todo el mundo"
("Unsign That Treaty", 4 de enero de 2001). Más
adelante regresaremos al antagonismo de la
administración Bush ante la Corte.116
Pero resultó que la ratificación procedió mucho
más rápido de lo que se esperaba. Las sesenta ratificaciones necesarias se alcanzaron el 11 de abril de 2002,
menos de cuatro años después de que el tratado se adoptara en Roma. De hecho, como varios países
competían para ser el país número sesenta, diez ratificaciones tuvieron lugar ese día, incrementando el número
a 66. Hasta la publicación de este texto, el número ha crecido a 92. Casi todas las ratificaciones han tenido
lugar en Europa (incluyendo todas las naciones de la Unión Europea y casi todas las naciones candidatas a ser
aceptadas en ella), en América Latina y en África. Las regiones que se han rezagado son Asia y el Medio
Oriente, pero incluso allí se está logrando cierto avance. Al tiempo que escribo, se espera que el Yemen —uno
de los siete países que votó contra el Tratado en Roma— sea el siguiente en ratificar.117
La jurisdicción de la Corte Penal Internacional se limita a los crímenes que probablemente salgan a relucir en
el proceso de los líderes de los grupos armados del Congo oriental: crímenes de guerra, crímenes contra la
humanidad y genocidio. Por definición, los crímenes contra la humanidad —un término cuyo uso se extendió
por haber sido incluido en el estatuto para el tribunal de posguerra en Nuremberg, y por haber sido la base
principal para la condena de los principales líderes nazis— implican crímenes cometidos en gran escala. El
tratado especifica que las víctimas pueden ser "cualquier población civil", y entre los crímenes que se incluyen
en este rubro menciona el asesinato, la esclavitud, la deportación y el traslado forzoso de población, la violación

115
Op. cit.
116
Op. cit.
117
Op. cit.
y la prostitución impuesta. En forma similar, el genocidio —un término que también tiene su origen en la
Segunda Guerra Mundial, ya que fue inventado en 1943 por un estudioso de leyes polacoestadounidense,
Raphael Lemkin (quien buscaba una palabra para describir el esfuerzo nazi por exterminar a los judíos), el cual
más adelante persuadió a las Naciones Unidas para adoptar la Convención sobre el Genocidio en 1948—
involucra, por definición, asesinatos cometidos en gran escala. La última categoría, los crímenes de guerra —
en esencia, los que se han perpetrado contra los civiles durante conflictos armados o contra las fuerzas
enemigas fuera de combate, es decir crímenes que se han considerado serias violaciones a las leyes de la
guerra (tales como la tortura, el bombardeo de objetivos civiles, la toma de rehenes, el asesinato de
combatientes que se han rendido), y que se designan como "grandes violaciones" en el Protocolo y la
Convención de Génova— se aplica habitualmente a los crímenes individuales. Aun así, el tratado para la Corte
Penal Internacional proporciona a la Corte jurisdicción sólo cuando los crímenes de guerra son "cometidos
como parte de un plan o política o como parte de una perpetración de gran escala de tales crímenes".118
En Roma, algunos de los que
favorecieron el establecimiento de la
Corte Penal Internacional también
deseaban darle jurisdicción sobre otro
delito: la agresión. En realidad, la
agresión se menciona en el tratado,
pero la Corte no tendrá jurisdicción en
esta área a menos que y hasta que los
gobiernos que han ratificado el tratado
puedan coincidir en una definición que
todos apoyen. El proceso para
asegurar un acuerdo de esta especie
se torna muy difícil, de manera que es
poco probable que la Corte algún día se
reúna para un juicio por agresión. Yo
mismo soy uno de los que cree que la Corte no debería tener jurisdicción sobre la agresión, ya que no puedo
imaginar una definición apropiada para que una corte la ponga en vigor.119
Las recientes guerras de Estados Unidos en Afganistán e Iraq ilustran el asunto. En ambos casos, la
administración Bush argumentaría que no se involucró en una agresión. Más bien, su preocupación era la
defensa propia. Creo que el argumento es persuasivo en el caso de Afganistán: esto es, Al Qaeda sí lanzó un
ataque masivo contra Estados Unidos desde el santuario proporcionado por los talibanes en Afganistán, y los
talibanes se negaron a entregar a Estados Unidos a los líderes de Al Qaeda que organizaron los ataques del
11 de septiembre de 2001. En lo que se refiere a Iraq, en cambio, creo que el argumento no convence. Incluso
si uno aceptara la doctrina de la administración Bush sobre la guerra preventiva, creo que nunca se demostró
que fuese necesario atacar Iraq para prevenir futuros ataques militares contra Estados Unidos. Es obvio, sin
embargo, que muchos podrían diferir de mi opinión en cada caso. Los dictámenes que se emiten sobre esos
temas dependen de la evaluación que uno haga de las justificaciones para la guerra. Eso los vuelve, creo,
inherentemente políticos, y no legales. Tales pareceres no deberían ser emitidos por un tribunal. Por otro lado,
no existe justificación posible para crímenes como la tortura, la violación, el bombardeo de civiles o el exterminio

118
Op. cit.
119
Op. cit.
de una raza, que entran en la definición de crímenes contra la humanidad, genocidio o crímenes de guerra. Un
tribunal es el organismo apropiado para juzgar tales asuntos.120
Más aún, existen circunstancias en que la intervención militar en otro país puede justificarse incluso si el objetivo
no es la defensa propia. Un ejemplo es la intervención que realizó la OTAN, en 1999, en lo que era entonces la
República Federal de Yugoslavia para detener la "limpieza étnica" que perpetraba Slobodan Milosevic en
Kosovo. Dado el alcance de los crímenes de Milosevic en Bosnia y las señales de que estaba haciendo lo
mismo en Kosovo, creo que la OTAN debió intervenir. Sería desafortunado, creo, si el considerar posibles
cargos por agresión hubiera obstaculizado la decisión de los líderes de la OTAN. Me parece que la intervención
militar en los asuntos de un Estado soberano puede autorizarse si no hay otro medio para detener la
perpetración de crímenes multitudinarios.121
Mientras que la administración Bush
mantiene la política de la
administración Clinton en lo que se
refiere al apoyo de tribunales ad
hoc de Naciones Unidas para la
antigua Yugoslavia y para Ruanda,
y mientras que apoya también a
nuevos tribunales que sean
patrocinados tanto por Naciones
Unidas como por importantes
gobiernos nacionales para lidiar con
los grandes crímenes cometidos en
Sierra Leona y Camboya, se opone
ferozmente, como se ha
mencionado ya, a la Corte Penal
Internacional. La administración Bush se ha asegurado de que Estados Unidos adopte una legislación en la que
autorice al presidente para proteger a los soldados estadounidenses contra la Corte por cualquier medio
necesario (esto es conocido como "el acta de invasión de La Haya", pues implica que Estados Unidos podría
lanzar un ataque militar sobre la ciudad que alberga a la Corte, para rescatar de allí a ciudadanos suyos);
también ha amenazado con cancelar todas las misiones de paz de Naciones Unidas en el mundo a menos que
el Consejo de Seguridad garantice inmunidad al personal militar estadounidense que sirve como parte de los
Cascos Azules, de manera que no sean sometidos a un proceso legal —aun cuando Estados Unidos
suele no formar parte de las misiones de paz de Naciones Unidas; y ha condicionado muchos millones de
dólares de ayuda militar a otros gobiernos basándose en la firma de acuerdos bilaterales con Estados Unidos
que garanticen no enviar a sospechosos estadounidenses a La Haya para ser juzgados por la Corte. Aparte del
tema de la posición que hayan tomado otros gobiernos sobre la guerra en Iraq, diplomáticos de muchos países
han informado que la prioridad más alta del gobierno de Bush, en relación con sus propios gobiernos, ha sido
su oposición a la Corte Penal Internacional.122

120
Op. cit.
121
Op. cit.
122
Op. cit.
La razón más ostensible para esta hostilidad es la preocupación del gobierno de Estados Unidos sobre las
tropas estadounidenses apostadas fuera del país. La Corte Penal Internacional sólo tiene jurisdicción sobre
crímenes cometidos en el territorio de los Estados que han ratificado el Tratado de Roma o sobre los ciudadanos
de dichos Estados. (La Corte también puede considerar los casos referidos por el Consejo de Seguridad de
Naciones Unidas, pero eso no preocupa a la administración Bush porque Estados Unidos tiene poder de veto.)
La administración Bush señala que, incluso antes de la guerra de Iraq, casi dos mil soldados estadounidenses
estaban apostados en otros países. Aunque Estados Unidos evade las misiones de paz de Naciones Unidas,
los soldados estadounidenses se encuentran apostados en países como Japón, Corea del Sur y Arabia Saudita,
que no han ratificado el tratado, y Alemania, que ya lo ratificó. Sus soldados también participan en misiones de
paz de la OTAN en Bosnia y Kosovo (donde están sujetos a la jurisdicción del Tribunal Penal Internacional para
la antigua Yugoslavia, un asunto por el que la administración Bush ha decidido no hacer mayor escándalo). La
administración Bush argumenta que un fiscal a quien no le agrade Estados Unidos podría decidir —incluso
cuando Estados Unidos no ha ratificado— presentar cargos contra soldados estadounidenses vulnerables por
motivos políticos, debido
al gran número de países
en que se encuentran
apostadas sus tropas.123
Quienes apoyan la Corte
Penal Internacional
encuentran las
preocupaciones del
gobierno de Bush
descabelladas. Señalan
que el fiscal y los jueces de
la Corte son elegidos por
los gobiernos que han
ratificado el Tratado de
Roma, los cuales
corresponden, en su
mayoría, a los países
democráticos del mundo.
No se trata de enemigos de Estados Unidos, como los gobiernos de Libia, el Sudán, Corea del Norte o Cuba,
que no han ratificado porque sus líderes temen ellos mismos ser sujetos a un proceso. Se trata de países de
los que Estados Unidos tiene muy poco que temer. En segundo lugar, se señala que el tratado establece
también lo que se llama "complementariedad". Esto significa que la Corte Penal Internacional sólo tiene
jurisdicción en un caso en el que un Estado se ha negado o no ha podido investigar o perseguir un crimen, o
donde se han tomado medidas para proteger a la persona responsable de un delito grave. De manera que, en
cualquier caso en el que un gobierno emprenda su propia investigación de buena voluntad, la Corte Penal está
impedida para actuar. Además, antes de que proceda un caso, debe ser autorizado por dos paneles de jueces
elegidos, como el fiscal, por los gobiernos democráticos que han ratificado el tratado. Por último está el hecho
de que los crímenes sujetos a la jurisdicción de la Corte deben corresponder siempre a crímenes cometidos en
gran escala, o siguiendo una política, lo cual deja claro que un delito grave aislado cometido por un soldado
estadounidense apostado en el extranjero —una violación o un asesinato— no pueden ser la base para

123
Op. cit.
presentar cargos. Los crímenes que llegarán a la Corte son barbaridades como las ocurridas en Bosnia, Ruanda
y Sierra Leona —crímenes atroces cometidos contra un gran número de víctimas. Ciertamente, hay soldados
estadounidenses que han cometido crímenes en conflictos como los de Iraq y Afganistán, pero uno tendría que
retroceder hasta un crimen como el de la matanza de My Lai, durante la guerra de Vietnam, para poder
presentar cargos contra soldados estadounidenses por crímenes que caerían dentro de la jurisdicción de la
Corte. La complementariedad exige que la Corte someta a la consideración de los tribunales estadounidenses
los casos para que dichos crímenes se persigan, pero si el gobierno de Estados Unidos no asumiera su
responsabilidad para actuar, entonces —y sólo entonces— la Corte Penal Internacional podría comenzar un
proceso.124
Algunos críticos de la postura de la administración Bush creen que la verdadera razón de su antagonismo ante
la Corte no es su preocupación por proteger a los soldados estadounidenses. Más bien piensan que se trata
del miedo de que, dentro de muchos años, un futuro fiscal pudiera sentenciar a un funcionario de alto rango
estadounidense por crímenes cometidos mucho tiempo atrás. Es decir, les preocupa que un estadounidense
pudiera ser aprehendido al viajar al extranjero, de la manera en que Augusto Pinochet fue arrestado en Londres
después de que fue acusado por Baltazar Garzón en España. Sobre estos fundamentos, la administración Bush
también ha manifestado su intensa
hostilidad a la arrolladora ley de
Bélgica, que otorga a esa nación
jurisdicción universal sobre ciertos
crímenes cometidos en cualquier
parte del mundo. Tal vez ya es el
caso que alguien como Henry
Kissinger piense dos veces sobre los
países a los que viajará, por miedo a
encontrarse en situaciones
incómodas. Para evitar esos
problemas durante muchos años,
piensan los críticos, la administración
Bush se esfuerza por sabotear la
Corte. Argumentar que los soldados
estadounidenses están desprotegidos es tan sólo una manera de dar más popularidad a su postura frente al
electorado.125
La administración Bush tiene pocas razones para temer que el hombre elegido como primer fiscal de la Corte
esté motivado por el antiamericanismo. Se trata de Luis Moreno Ocampo, un argentino que, tras la restauración
de la democracia en su país en 1983, se desempeñó como fiscal en los juicios a los generales y almirantes
acusados por las miles de "desapariciones" que supervisaron durante los siete años y medio del sangriento
gobierno militar. Más adelante, Moreno Ocampo se ha dedicado particularmente a perseguir casos de
corrupción, y también pasó un tiempo en Estados Unidos enseñando en las escuelas de leyes de las
universidades de Harvard y Stanford. Se lo eligió como fiscal de la Corte por un único período de nueve años,
y ha recibido denuncias sobre crímenes en muchos países, pero ha hecho saber que se está concentrando en
los crímenes del Congo oriental para preparar el primer caso de la Corte. Puesto que sólo puede considerar
crímenes cometidos después del 10 de julio del 2002 —ya que la Corte no tiene jurisdicción retroactiva— en

124
Op. cit.
125
Op. cit.
países o por ciudadanos de países que han ratificado el Tratado de Roma, sólo hay otros pocos países que
parecerían blancos apropiados. Los primeros de la lista son Colombia, donde un juicio se concentraría en los
grupos paramilitares de las guerrillas, tanto de izquierda como de derecha; Afganistán, donde los crímenes de
varios señores de la guerra podrían ser la base para posteriores sentencias; y Uganda, donde un peculiar grupo
guerrillero, el Ejército de Resistencia del Señor, se ha involucrado en muchas atrocidades. Pero es en la
República Democrática del Congo donde se cometen ahora el mayor número de crímenes, lo que ha convertido
las matanzas de la vecindad de Ituri en el principal objetivo del señor Moreno Ocampo.126
Mucho dependerá de este primer caso. Si el proceso marcha bien, y si se considera un éxito por lo que toca a
presentar cargos contra los acusados correctos, clasificar las pruebas en forma efectiva, proceder justamente y
alcanzar juicios sensatos, la Corte misma triunfará. A la administración Bush le será cada vez más difícil prevalecer
en su campaña contra la Corte si se la ve actuando en forma efectiva. Además, si el caso triunfa, se sumará a la
lista ya construida por los tribunales ad hoc para la antigua Yugoslavia y Ruanda, y a la lista que apenas se inicia
en el Tribunal de Sierra Leona. Ese registro está demostrando que los responsables por grandes crímenes tienen
muchas probabilidades de ser castigados. Tal vez la perspectiva de un castigo reduzca el número de tales
crímenes. Ésa es una meta por la que bien vale la pena contar con una Corte Penal Internacional.127

ANTECEDENTES HISTÓRICOS: DE NÜREMBERG Y TOKIO A RUANDA Y LA EX YUGOSLAVIA (LA


LEGITIMIDAD, LOS DELITOS, LOS ACUSADOS, LOS JUICIOS, CUMPLIMIENTO DE LA PENA).
LA CORTE PENAL INTERNACIONAL (CPI).
Los Juicios de Núremberg o, también, Procesos de Núremberg fueron un conjunto de procesos jurisdiccionales
emprendidos por iniciativa de las naciones aliadas, vencedoras al final de la Segunda Guerra Mundial, en los
que se determinaron y sancionaron las responsabilidades de dirigentes, funcionarios y colaboradores del
régimen nacionalsocialista de Adolf Hitler en los diferentes crímenes y abusos cometidos en nombre del III
Reich alemán a partir del 1 de septiembre de 1939.
Desarrollados en la ciudad alemana de Núremberg entre 1945 y 1949, el proceso que obtuvo mayor repercusión
en la opinión pública mundial fue el conocido como Juicio principal de Núremberg o Juicio de Núremberg,
dirigido a partir del 20 de noviembre de 1945 por el Tribunal Militar Internacional (TMI) (cuyo sustento era la
Carta de Londres), en contra de 24 de los principales dirigentes supervivientes del gobierno nazi capturados, y
de varias de sus principales organizaciones.
Otros doce procesos posteriores fueron conducidos por el Tribunal Militar de los Estados Unidos, entre los
cuales se encuentran los llamados Juicio de los doctores y Juicio de los jueces.
La tipificación de los crímenes y abusos realizada por los tribunales y los fundamentos de su constitución
representaron un avance jurídico que sería aprovechado posteriormente por las Naciones Unidas para el
desarrollo de una jurisprudencia específica internacional en materia de guerra de agresión, crímenes de guerra
y crímenes en contra de la humanidad, así como para la constitución, a partir de 1998, del Tribunal Penal
Internacional permanente.128

126
Op. cit.
127
Neier, Aryeh. Por una Corte Penal Internacional. Letras Libres. Recuperado el 23 de noviembre del 2014
a las 13:02 horas de http://www.letraslibres.com/revista/convivio/por-una-corte-penal-internacional. Con
algunas modificaciones con fines didácticos.
128
Yannick del Río, Nadia. Derecho penal internacional. Monografías.com. Recuperado el 23 de noviembre del 2014
a horas 13:24 de http://www.monografias.com/trabajos62/derecho-penal-internacional/derecho-penal-
internacional2.shtml#ixzz3JueeV7Ss
La idea de crear un organismo como la CPI surgió después de la Segunda Guerra Mundial. Algunas personas
relacionadas con los tribunales de posguerra de Nuremberg y Tokio —fundados para juzgar a los criminales de
guerra alemanes y japoneses—, entre ellas Francis Briddle, el juez estadounidense que estuvo en Nüremberg,
llamaron a establecer un tribunal permanente con jurisdicción mundial. La hostilidad entre el Oeste y el Este
durante la Guerra Fría hizo que esto fuera imposible. Sin embargo, la situación cambió tras la caída del Muro
de Berlín. Aunque en ese momento muchos anticiparon una nueva era de buena voluntad internacional, sus
esperanzas quedaron rápidamente destruidas por el estallido de conflictos diversos, sobre todo las guerras en
la antigua Yugoslavia, que comenzaron en 1991 y alcanzaron proporciones genocidas cuando, en abril de 1992,
se inició la guerra en Bosnia, y dos años más tarde con el genocidio en Ruanda. Mientras esas luchas
levantaban una gran consternación mundial, la comunidad internacional se mostró poco dispuesta —y, en el
caso de Ruanda, sin disposición alguna— a intervenir para poner fin a la matanza. Uno de los pocos aciertos
de la reacción internacional ante los conflictos en Yugoslavia y Ruanda fue el establecimiento de dos tribunales
penales ad hoc por parte del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para perseguir, juzgar y castigar a
los principales responsables por los grandes crímenes cometidos allí. El tribunal para la antigua Yugoslavia se
estableció en mayo de 1993; el tribunal para Ruanda, en noviembre de 1994. 129

La legitimidad
Aunque la legitimidad del Tribunal estuvo en entredicho desde el primer momento -al no existir precedentes
similares en toda la historia del enjuiciamiento universal-, los trabajos realizados para la tipificación de los delitos
(también hasta entonces insólitos en su magnitud) y los procedimientos para el desarrollo de la causa servirían
en adelante para la constitución de la justicia internacional.
De este modo, se concretaron conceptos sobre delitos anteriormente ausentes o vagamente definidos, como
el de crimen contra la humanidad, evocado en la Convención de La Haya de 1907. También resultó modificado
el enfoque tradicional de las reglas del derecho internacional que se centraban en las relaciones entre Estados,
pero no en los derechos y deberes de las personas. Desde entonces, los delitos cometidos por individuos de
una nación a lo largo y ancho de varios países podrían ser juzgados internacionalmente por el conjunto de los
países afectados, como fue precisamente en la formación del Tribunal de Núremberg.130

Los delitos
Cuatro fueron los delitos imputados a los acusados:
1. Crímenes de guerra, la existencia de asesinatos, torturas y violaciones, hechos contrarios a las Leyes de
la Guerra.
2. Crímenes contra la humanidad, cuando se enfrentaba el exterminio y la muerte en masa.
3. Genocidio, cuando se daba muerte a todo un grupo étnico determinado.
4. Guerra de agresión, sobre la base de una premeditación para alterar la paz y entendida como el proceso
para atentar contra la seguridad interior de un Estado soberano.131

Los acusados

129
Neier, Aryeh. Por una Corte Penal Internacional. Letras Libres. Recuperado el 23 de noviembre del 2014
a las 13:02 horas de http://www.letraslibres.com/revista/convivio/por-una-corte-penal-internacional. Con
algunas modificaciones con fines didácticos.
130
Yannick del Río, Nadia. Derecho penal internacional. Monografías.com. Recuperado el 23 de noviembre del 2014
a horas 13:24 de http://www.monografias.com/trabajos62/derecho-penal-internacional/derecho-penal-
internacional2.shtml#ixzz3JueeV7Ss
131
Op. cit.
De 4.850 peticiones de procesamientos individuales, fueron acusadas 611 personas. A los grupos se les
catalogó entre organizaciones no criminales, donde se encontraba la estructura del Estado (Gobierno y Ejército)
y las criminales, que fueron todas aquellas estructuras paralelas del poder nazi como la Gestapo, la SS y el
Partido Nazi. Los más destacados fueron: Karl Dönitz, gran almirante de la Flota Alemana y sucesor de Adolf
Hitler tras su suicidio; Rudolf Hess, general de las SS y lugarteniente de Hitler, huido a Gran Bretaña y capturado
en 1941; Hermann Goering, Comandante de la Luftwaffe y presidente del Reichstag; Alfred Jodl, jefe del Estado
Mayor de la Wehrmacht; Wilhelm Keitel, jefe del Alto Mando de Wehrmacht; Alfred Rosenberg, ideólogo del
Partido Nazi; Joachim von Ribbentrop, ministro de Asuntos Exteriores; Albert Speer, arquitecto y ministro de
Armamentos; Franz von Papen, embajador nazi en Austria y Turquía.132
Entre quienes habían muerto y huido antes de ser juzgados se encontraban: Adolf Hitler, Joseph Goebbels,
Ministro de Propaganda que se suicidó al igual que Heinrich Himmler, jefe de la Gestapo e ideólogo del
exterminio judío, y los huidos Adolf Eichmann, alto dirigente del Partido Nazi encargado de la logística del
exterminio, y Martin Bormann, secretario personal de Hitler desde 1942.133

Los juicios
Acusados durante uno de los Procesos de Núremberg conocido como Juicio de los Ministros: de izquierda a
derecha en la primera fila: Secretarios de estado Ernst von Wiezsaecker, Gustav Adolf Steengracht von
Moyland, Wilhelm Keppler y Ernst Wilhelm Bohle. Segunda fila: Jefe de prensa Otto Dietrich, General de la SS
Gottlob Berger, Jefe de Inteligencia Walter Schellenberg y Ministro de Finanzas del Reich Lutz Schwerin von
Krosigk. En la parte inferior de la fotografía la defensa.
Propiamente existe un juicio llevado a cabo por el Tribunal Penal Militar Internacional, instituido por medio de
la Carta de Londres, en 1945. Existieron además una serie de juicios llevados a cabo con posterioridad al
principal, donde se juzgaron a los funcionarios menores del Estado, Ejército, doctores e industriales alemanes.
La lista de los juicios es la siguiente:
1. El Juicio de los doctores, seguido contra 24 médicos quienes practicaron macabras investigaciones en
humanos en los campos de concentración. El más famoso de ellos, el ángel de la muerte Josef Mengele logró
huir, ya que los aliados desconocían su identidad y los crímenes que él había cometido.
2. El juicio contra Erhard Milch, mariscal de campo alemán, acusado de graves crímenes en campos de
concentración.
3. El Juicio de los Jueces, seguidos contra 16 abogados y jueces que establecieron el aparataje jurídico
nacionalsocialista.
4. El Juicio de Pohl, seguido contra la oficina Endlösung, encargada administrativa de los campos de
concentración y exterminio. Su jefe era Oswald Pohl.
5. El Juicio de Flick, seguido contra el industrial alemán Friedrich Flick, por la utilización de trabajo esclavo y
crímenes contra la humanidad.
6. El Juicio a la IG Farben empresa química industrial alemana, que al igual que Flick y Krupp, usufructuó del
trabajo esclavo.
7. El Caso austral o Juicio de los rehenes, en el cual se persiguió la responsabilidad del alto mando alemán por
las masacres y graves violaciones a las Leyes de la Guerra durante la Campaña de los Balcanes.
8. El Juicio RuSHA seguido contra los promotores de la idea de pureza racial y del programa Lebensborn.
9. El macabro Juicio a los Einsatzgruppen, seguida contra las brigadas de la muerte de las SS que practicaban
el exterminio local de los judíos por medio de los Einsatzgruppen.

132
Op. cit.
133
Op. cit.
10. El Juicio de Krupp, seguido contra los dirigentes del famoso grupo industrial, por su participación en la
preparación de la guerra y la utilización de trabajo esclavo durante la guerra.
11. El Juicio del Alto Mando, seguido contra los generales del Ejército, Armada y Fuerza Aérea alemana, por la
comisión de graves y terribles atrocidades durante la guerra.
12. El juicio principal: contra las principales figuras del Estado y Ejército Nazi se llevó a cabo en el Palacio de
Justicia de Núremberg.134

Acusados y sus penas


Nombre Cargo Sentencia
Martin Bormann Sucesor de Hess como secretario del Partido Nazi Muerte (en ausencia)
Hans Frank Gobernador General de la Polonia ocupada Muerte
Wilhelm Frick Ministro del Interior, autorizó las Leyes Raciales de Núremberg Muerte
Hermann Göring Comandante de la Luftwaffe y presidente del Reichstag. Muerte
Alfred Jodl Jefe de Operaciones de la Wehrmacht Muerte
Ernst Kaltenbrunner Jefe de la RSHA y de los einsatzgruppen Muerte
Wilhelm Keitel Comandante de la Wehrmacht Muerte
Joachim von RibbentropMinistro de Relaciones Exteriores Muerte
Alfred Rosenberg Ideólogo del racismo y Ministro de los Territorios Ocupados Muerte
Fritz Sauckel Director del programa de trabajo esclavo Muerte
Arthur Seyss-InquartLíder del Anschluss y gobernador de los Países Bajos ocupados Muerte
Julius Streicher Jefe del periódico antisemita Der Stürmer Muerte
Walter Funk Ministro de Economía Cadena perpetua
Rudolf Hess Ayudante de Hitler Cadena perpetua
Erich Raeder Comandante en jefe de la Kriegsmarine Cadena perpetua
Albert Speer Líder nazi y Ministro de Armamento 20 años
Baldur von Schirach Líder de las Juventudes Hitlerianas 20 años
Konstantin von NeurathMinistro de R.R.E.E., "Protector" de Bohemia y Moravia 15 años
Karl Dönitz Sucesor designado de Hitler y comandante de la Kriegsmarine 10 años
Hans Fritzsche Ayudante de Joseph Goebbels en el Ministerio de Propaganda Absuelto
Franz von Papen Ministro y vicecanciller Absuelto
Hjalmar Schacht Ex presidente del Reichsbank Absuelto
Gustav Krupp Industrial que usufructuó del trabajo esclavo Sin condena
Robert Ley Jefe del Cuerpo Alemán del Trabajo Sin condena135

Cumplimiento de las penas


Los condenados a muerte fueron ejecutados el 16 de octubre de 1946, por vía de ahorcamiento. Hermann
Göring se suicidó en la víspera con una cápsula de cianuro, y Robert Ley el 25 de octubre de 1945, antes del
veredicto. Después de su ahorcamiento, los restos fueron incinerados y las cenizas desperdigadas en el río
Isar.
Martin Bormann fue juzgado y condenado en ausencia, pese a que con posterioridad se supo que murió durante
la caída de Berlín, el 2 de mayo de 1945.
Los condenados a cadena perpetua cumplieron su pena en la Prisión de Spandau, hasta la muerte del último
de ellos, Rudolf Hess, en 1987. De todos los condenados a penas de cárcel, sólo cuatro las cumplieron a

134
Op. cit.
135
Op. cit.
cabalidad, ya que Neurath (en 1954), Raeder (en 1955) y Funk (en 1957) fueron liberados. Durante más de 20
años el único ocupante fue Hess, después de la liberación de Speer en 1966.136

Efectos posteriores
El conjunto de procedimientos llevados a cabo tanto en Núremberg como en Tokio, significaron el
establecimiento de reglas básicas de persecución de criminales de guerra y la determinación de tales delitos.
Dentro de estos efectos, sirve destacar que el Tribunal fijó las bases de lo que sería llamado erróneamente los
Principios de Núremberg, hoy recogido en varios aspectos en los Tribunales Internacionales para la ex
Yugoslavia y Ruanda.
El principal legado de estos Tribunales Internacionales (Tokio y Núremberg) es la Corte Penal Internacional,
establecida en Roma en 1998 y que cuenta como base fundante de sus reglas de procedimiento los Estatutos
de los Tribunales de Núremberg, Tokio, ex Yugoslavia y Ruanda.
Fue de vital importancia, también, al redactarse:
1. La Convención contra el Genocidio de 1948.
2. Declaración Universal de Derechos Humanos 1948.
3. Convenciones de Ginebra de 1949 y sus protocolos de 1977.137

La Corte Penal Internacional (CPI)


La Corte Penal Internacional (llamada en ocasiones Tribunal Penal Internacional) es un tribunal de justicia
internacional permanente cuya misión es juzgar a las personas que han cometido crímenes de genocidio, de
guerra y de lesa humanidad como la esclavitud, el apartheid, el exterminio, los asesinatos, las desapariciones
forzadas, las torturas, los secuestros y el delito de agresión, entre otros. Tiene su sede en La Haya, Países
Bajos.138

EL ESTATUTO DE ROMA DE LA CORTE PENAL INTERNACIONAL.


El Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional
El Estatuto de Roma es el instrumento constitutivo de la Corte Penal Internacional. Fue adoptado en la ciudad
de Roma, Italia, el 17 de julio de 1998, durante la "Conferencia Diplomática de plenipotenciarios de las Naciones
Unidas sobre el establecimiento de una Corte Penal Internacional".
Durante la Conferencia, los Estados Unidos, Israel y China hicieron causa común en contra de éste. Pese a
esto tanto Israel como los Estados Unidos firmaron pero no ratificaron el Tratado. De hecho, la firma por la parte
norteamericana la realizó el ex presidente Bill Clinton sólo un día antes de dejar el poder a George W. Bush.
Pese a la experiencia internacional en suscripción de tratados multilaterales, el mismo estatuto fijó un alto
quórum para su entrada en vigencia (60 países).
Sin embargo, el proceso fue sumamente rápido, partiendo por Senegal hasta que diez países en conjunto
depositaron ante la Secretaría General de las Naciones Unidas el instrumento de ratificación el 11 de abril de
2002. El Estatuto entró en vigor el 1 de julio del 2002.139

CARACTERÍSTICAS DEL TRIBUNAL PENAL INTERNACIONAL (CPI)


Características del Tribunal Penal Internacional (CPI)

136
Op. cit.
137
Op. cit.
138
Op. cit.
139
Op. cit.
La Parte IX del Estatuto trata de la cooperación internacional y la asistencia judicial. Los artículos 86 a 101
están, pues, dedicados a definir las facultades y procedimientos de asistencia que pueden ser utilizados por la
CPI a través de sus diferentes órganos e instancias. En lo esencial es de señalar que la CPI puede desarrollar
actos de asistencia activa y pasiva. Puede por tanto actuar como ente requirente o requerido (Cfr. Arts. 87,96,
98).
La normatividad comprende la asistencia en medidas de primer, segundo y tercer grado. Es decir, pueden
materializarse en procedimientos de comunicación, de suministro y recepción de pruebas, de aplicación de
medidas sobre bienes, e incluso de extradición. Sin embargo, a este último tipo de cooperación se le denomina
actos de detención y entrega (Cfr. Arts.89 a 92)
Entre las principales medidas de asistencia que contempla el Estatuto (Cfr. Art.93) se encuentran las siguientes:
- Ubicación y Detención de Personas
- Entrega de Personas Detenidas
- Identificación de Personas y Objetos
- Actuación y Presentación de pruebas
- Interrogatorio de Personas (Exhortos o Cartas Rogatorias)
- Notificación de Documentos
- Comparecencia voluntaria de Peritos y Testigos
- Traslado Provisional de Personas Detenidas
- Realización de Inspecciones Oculares
- Exhumación y Examen de Cadáveres y fosas comunes
- Allanamientos y Decomisos
- Transmisión de Registros y Documentos, incluso Oficiales
- Protección de Víctimas y Testigos
- Preservación de Pruebas
- Identificación e inmovilización del Producto del Crimen
- Incautación y Congelamiento de Bienes Derivados del Producto del Crimen para su
posterior Decomiso
- Cualquier otro Tipo de Asistencia no prohibida por la Legislación del Estado Requerido e idóneo
para la investigación o el juzgamiento
Con relación a los Estados Parte, el Estatuto de Roma les obliga a brindar la más amplia y oportuna asistencia
judicial a la CPI. El artículo 86 precisa, además, que la cooperación puede ser demandada para cualquier etapa
procesal. Esto es, puede requerirse durante la fase de investigación o para efectos del juicio. La única exigencia
al respecto es que los hechos punibles que motivan la solicitud de asistencia sean de competencia de la CPI.
Conforme al artículo 5 del Estatuto tales ilícitos son: crímenes de genocidio, de lesa humanidad, de guerra y de
agresión. Es de destacar que la concurrencia de otras solicitudes de cooperación que podrían presentarte a un
mismo Estado donde se tramita un pedido de asistencia requerido por la CPI, deben resolverse dando, en lo
posible, preeminencia a la solicitud del Órgano Jurisdiccional internacional (Cfr. Art.90).
Ahora bien, un primer desarrollo de esa obligación de asistencia general y preeminente, vincula a los Estados
con la necesidad de adaptar y fortalecer sus sistemas legales internos para viabilizar con eficiencia y eficacia
los procedimientos de asistencia que ejercite la CPI (Cfr. Art. 88).No ésta demás señalar que de la voluntad de
los Estados en acondicionar sus normas internas, dependerá, en gran medida, la operatividad real de la
asistencia que se les solicite. Como advierte RODRÍGUEZ GÓMEZ: "a falta de colaboración o el retraso puede
llegar a impedir la administración de justicia, especialmente en el contexto de los enjuiciamientos penales en
los que las pruebas,los testimonios y otros elementos pueden ser destruidos, extraviados o cuyo valor puede
verse disminuído con el paso del tiempo."[13]
Resulta cuestionable la posibilidad dual que ofrece el Estatuto de Roma para la tramitación de las solicitudes
de la CPI y que junto con un implícito requerimiento directo hacia las Autoridades Centrales, plantea como vía
ordinaria el uso del inveterado e ineficiente canal diplomático (Cfr. Art. 87).
Finalmente, es de señalar que la CPI asumirá los gastos extraordinarios que demande la asistencia requerida
por ella. El Estado requerido, en cambio, deberá sufragar los gastos ordinarios. Estos últimos también serán
abonados por la CPI en los casos de requerimientos de colaboración que le sean formulados por los Estados
(Cfr. Art. 100)140

ORGANIZACIÓN DEL TRIBUNAL PENAL INTERNACIONAL (CPI).


Organización del Tribunal Penal Internacional (CPI)
1. Funcionamiento:
La Corte funciona como un organismo autónomo de cualquier otro poder o estado. Sin embargo, esto no obsta
a que, en el cumplimiento de su deber, cuente con la colaboración de los poderes públicos de cada país.
2. Crímenes que puede conocer:
Los crímenes que puede conocer la Corte se encuentran limitados a los señalados en el artículo 5 del Estatuto
de Roma, que son:
a) El genocidio (art. 6);
b) Los crímenes de lesa humanidad (art. 7);
c) Los crímenes de guerra (art. 8); y
d) El delito de agresión (no definido).
3. Principios aplicables
El funcionamiento de la Corte se rige por una serie de normas y principios que lo transforman en un tribunal
especial, sólo para conocer casos realmente particulares. Los principios aplicables son:
Complementariedad: la Corte funciona solo cuando un país no juzga o no puede juzgar los hechos de
competencia del tribunal;
Nullum crime sine lege: el crimen debe estar definido al momento de la comisión y que sea competencia de la
Corte;
Nulla poena sine lege: un condenado por la Corte sólo puede ser penado como ordena el Estatuto;
Irretroactividad ratione personae: nadie puede ser perseguido por la Corte por hechos o delitos cometidos con
anterioridad a su entrada en vigencia;
Responsabilidad penal individual: no serán objeto de la pretensión punitiva las personas jurídicas, salvo como
hecho agravante por asociación ilícita;
La Corte no es competente para juzgar a quienes eran menores de 18 años en el momento de comisión del
presunto crimen;
Improcedencia de cargo oficial: todos son iguales ante la Corte, aunque el acusado sea, por ejemplo, jefe de
Estado;
Responsabilidad por el cargo;
Imprescriptibilidad; y
Responsabilidad por cumplimiento de cargo: no es eximente de responsabilidad penal.
4. Investigación y enjuiciamiento
La investigación de los hechos que fueran constitutivos de delitos se puede iniciar por tres formas (art. 13):

140
Op. cit.
Por remisión de un Estado Parte a la Corte de una situación particular;
Por solicitud del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (donde se aplica el veto invertido); y
De oficio por el Fiscal de la Corte.
Una vez que el Fiscal maneje estos antecedentes, puede o archivarlos o presentar una acusación que es
revisada por la Cámara de Asuntos Preliminares, que revisa los antecedentes hechos valer por el Fiscal. Si es
procedente se acoge la acusación que pasa a ser conocida por la Cámara de Primera Instancia, donde se
realiza el juicio. Una vez absuelto o condenado, tanto el Fiscal como el condenado en su caso, pueden apelar
o casar ante la Cámara de Apelaciones.
5. Penas y cumplimiento
Las penas que puede establecer la sentencia puede ser de prisión por un plazo no mayor de 30 años, o (por la
gravedad de los crímenes) cadena perpetua, además de una multa y el decomiso de las especies que sean de
propiedad del condenado (art. 77).
El cumplimiento de la pena se puede llevar a cabo en el país sede de la Corte (Holanda) o en otro de acuerdo
con los convenios que se puedan establecer entre la Corte y otros países.
6. Actualidad
El Estatuto de la Corte no ha sido firmado ni ratificado, entre otros países, por Estados Unidos, Rusia, China,
India, Israel, Chile, Cuba e Iraq, lo que denota la política de evitar someter a organismos supranacionales este
tipo de casos.
El caso particular de Estados Unidos es el más polémico. El 2 de agosto de 2002, el Congreso de ese país
aprobó la American Servicemembers' Protection Act (Ley para la protección del personal de los servicios
exteriores norteamericanos o ASPA) con el claro objetivo de debilitar a la Corte. Esta ley prohíbe a los gobiernos
y a los organismos federales, estatales y locales estadounidenses (incluidos los tribunales y los organismos
encargados de hacer cumplir la ley) la asistencia a la Corte.
En consecuencia, se prohíbe la extradición de cualquier persona de los Estados Unidos a la Corte y se prohíbe
a los agentes del Tribunal llevar a cabo investigaciones en los Estados Unidos. La ley también prohíbe ayuda
militar de Estados Unidos a los países que son parte en la Corte. Además, se autoriza al presidente de los
Estados Unidos a utilizar "todos los medios necesarios y adecuados para lograr la liberación de cualquier
[personal estadounidense o aliado] detenido o encarcelado, en nombre de, o a solicitud de la Corte Penal
Internacional".
Los primeros casos conocidos por la Corte fueron situaciones de crímenes internacionales en la República
Democrática del Congo, Uganda, la República Centroafricana y Sudán, remitidas por los propios países y por
el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas en el caso del Darfur sudanés.
En un histórico día, el 14 de octubre de 2005 se anunció a la prensa que el Fiscal de la Corte emitió órdenes
internacionales de búsqueda y captura inmediata en contra de cinco ugandeses pertenecientes al Ejército de
Resistencia del Señor, por graves crímenes cometidos en ese país africano.
Al 5 de Abril de 2008, 106 países han firmado el Estatuto de Roma de la Corte Criminal Internacional, 30 de
ellos son de países africanos, 13 de países asiáticos, 16 de Europa del Este, 22 de Latinoamérica y el Caribe
y 25 de Europa del Oeste y otros países.141

SEMANA 09 (FECHA: 24/10/2016)


PRIMERA EVALUACIÓN PARCIAL.

141
Op. cit.
SEMANA 10 (FECHA: 31/10/2016)
DIFERENCIAS ENTRE EL DERECHO PENAL INTERNACIONAL Y EL DERECHO INTERNACIONAL PENAL

La voz Derecho Internacional Penal es de
data bien antigua, aunque no se le
asignara el significado que hoy en día se
le da, ya que en ella se incluían dos
grupos de materias que son diferentes,
surgiendo el término en medio de una
confusión conceptual que con el paso del
tiempo la doctrina fue despejando, hasta
llegar al uso de dos expresiones similares,
para evocar materias disímiles.
Puestos en el trance de buscar
antecesores a esta denominación, la
hallamos ya usada en el año 1888 en la
obra del internacionalista boliviano
Santiago Vaca Guzmán, «Reglas de
Derecho Internacional Penal, Proyecto de
Decisiones»,' incluyendo en éste tan sólo
el problema de la cooperación
internacional en la represión de la
delincuencia común, ya que, en aquella
época, no existía propiamente una
penalización internacional de conductas
lesivas al orden internacional mismo, que
se encontraba apenas forjándose.
Vespaciano V. Pella, fue quien primero
esbozó una distinción conceptual de
materias, que se aglomeraban bajo una
misma y equívoca denominación. Pella,
dividió el Derecho Penal en tres ramas: a)
El Derecho Penal común; b) el Derecho
Penal nacional político; y c) el Derecho Penal Internacional. Según el profesor rumano, el primero comprenderá
«el conjunto de reglas que presiden el ejercicio de la represión de los hechos dañosos para las bases mismas
de la organización social en todo Estado Civilizado». «El Derecho Penal político nacional, está representado
por el conjunto de reglas que presiden el ejercicio de la represión de los actos ilícitos dirigidos contra la forma
de gobierno y el orden político de un Estado determinado». Respecto del Derecho Penal Internacional, dice el
penalista rumano, no debe .ser confundido con la disciplina jurídica actual que ha recibido indebidamente la
misma denominación, cuyo objeto es determinar la ley penal aplicable, determinar los efectos extraterritoriales
de las leyes represivas de los diferentes Estados, y fijar las reglas de la colaboración de las autoridades de
diferentes países. El Derecho Penal Internacional, en su acepción clásica, no es, pues, más que una simple
ramificación o, mejor dicho, un capítulo del Derecho Penal existente en cada Estado.''
Por esta razón. Pella prefirió denominar «Derecho Penal Interestático» a este Derecho Penal Internacional
clásico, para no confundirlo con el «Derecho Penal Internacional del Provenir» que definió como «la ramificación
del Derecho Público Internacional que determina las infracciones, establece las penas y fija las condiciones de
responsabilidad penal internacional de los Estados y de los individuos».'
Pero fue el penalista italiano Constantino Jannacone, quien primero distinguió entre «Derecho Penal
Internacional» y «Derecho Internacional Penal». Según este autor, «En el primero se comprenderían las
infracciones previstas y penadas en los ordenamientos estatales internos, y en el segundo, las de estructura
puramente internacional». En el mismo sentido se pronunció ulteriormente el gran internacionalista cubano
Sánchez de Bustamante, bien que refiriéndose primordialmente a lo procesal. El penalista español Quintano
Ripollés, hizo suya esta distinción y denominaciones, profundizándolas en su gran obra, «Tratado de Derecho
Penal Internacional e Internacional Penal».142

FUENTES:
1. FUENTES DEL DPI
Básicamente se puede decir que actualmente el DPI sustenta sus fuentes en
lo previsto en el Estatuto de Roma, teniendo en cuenta el derecho aplicable
al momento de juzgar a una persona natural. En ese sentido lo primero que se
emplea como fuente jurídica es el mismo texto del estatuto. En otras palabras,
existe un reconocimiento a la lex escripta, lo cual muestra la gama de
influencias jurídicas en la construcción del contenido final del instrumento
internacional.143
Haciendo parte integral de esta primera fuente se encuentran los elementos de
los crímenes de conocimiento de la CPI, y las reglas de procedimiento y pruebas. Ambos documentos
fueron aprobados por la asamblea de los estados parte, en la primera sesión llevada a cabo entre el
tres y el diez de septiembre del año 2002, celebrada en Nueva York.144
En segundo lugar dentro del artículo 21, b, tendremos como fuente del DPI, en el contexto de su
máxima expresión actual, el Estatuto de Roma, a los tratados, principios y normas del derecho
internacional que sean aplicables a la persecución internacional de crímenes internacionales; dentro
de dichas fuentes también se encuentran las normas del derecho internacional de los conflictos
armados, conocido como DICA.145
En tercer lugar se sostiene como fuente del DPI, los principios generales del derecho. En esta
oportunidad, y habida cuenta de la pluricitada presencia de diferentes culturas en la construcción del
Estatuto de Roma, se indicó que estos axiomas jurídicos serían precisamente aquellos que se
derivarían de la existencia de diferentes sistemas jurídico - procesales a nivel mundial. Pero es más,
la CPI incluye como novedad la aplicación de los principios jurídicos del Estado en donde se juzgó o

142
Lledó Vásquez, Rodrigo. Derecho Internacional Penal. Editorial Congreso. Santiago de Chile,
2000. Pp. 25-27.
143
Mejía Azuero, Jean Carlo. Diferencias entre el Derecho Penal Internacional y el Derecho
Internacional Penal. Prolegómenos. Derechos y Valores, ISSN (Versión impresa): 0121-182X
derechos.valores@umng.edu.co. Universidad Militar Nueva Granada, Colombia, 2008. Recuperado
el 26 de noviembre del 2014 a horas 10:35 de http://www.redalyc.org/pdf/876/87602212.pdf. Con
algunas modificaciones con fines didácticos.
144
Op. cit.
145
Op. cit.
debió normalmente ser juzgada la persona (esto en virtud del principio de complementariedad),
siempre y cuando ellos no resulten incompatibles con los establecidos en el estatuto.146
Por otra parte el Estatuto de Roma también enseña que tendrá como una gran segunda fuente, las
decisiones anteriormente tomadas por la CPI; aquí hablaremos entonces del precedente como
elemento primordial en la construcción del DPI; de hecho, lo que se mantiene aquí es simplemente la
perspectiva histórica sobre la cual se ha construido este tipo de derecho; esta es una constante donde
confluyen normas y jurisprudencia. Así se vio en Nuremberg y Tokio, la ex Yugoslavia y Ruanda. En
verdad se puede decir que estos últimos tribunales, fueron montados sobre la base de los primeros y
la CPI, sobre la experiencia de los cuatro anteriores, mostrando una evolución y perfeccionamiento
sobre el tema.147
El numeral tercero del artículo veintiuno del Estatuto de Roma, sostiene que la aplicación de valores,
principios, normas y precedentes deberá hacerse teniendo en cuenta las normas del DIDH, y sin ningún
tipo de exclusión por consideraciones de distinta índole. De hecho es bueno decir que el
establecimiento de una corte penal de naturaleza internacional, para nada significa una derogatoria
tácita del DIDH, ni mucho menos del DIH, sino simplemente una complementación.148

LAS FUENTES DEL DIP


Frente al tema del DIP, podremos indicar que básicamente sus fuentes se encuentran en una
configuración bipartita, muchas veces excluyente. Tratados y normas internas. Así, la fuente originaria
de éste derecho, y además principal, se encuentra en los instrumentos internacionales; la mayoría
de los tratados son bilaterales, y a la vez poseedores de una gran variedad de construcciones jurídicas
y repercusiones judiciales, claro está, como fruto de los consensos entre los principales sujetos de
derecho internacional.149

146
Op. cit.
147
Op. cit.
148
Op. cit.
149
Op. cit.
En otras palabras, se encuentra
generalmente aceptado que la ley suple en
materia de derecho extradicional, la
ausencia de tratado o norma internacional
sobre el tema. Lo mismo se aplica en
relación a las demás figuras que hoy día
integran el DIP, como mecanismo de
cooperación judicial internacional frente a la
criminalidad transnacional.150
Pero vale la pena realizar una precisión
conceptual sobre el alcance de los tratados
o instrumentos internacionales en materia
de DIP; hay que decir que generalmente el
alcance que se le da a los tratados a nivel
de relaciones internacionales, está
contenido en las constituciones de cada
Estado. En ese sentido vale la pena en
consecuencia manifestar, que se puede
aceptar como plausible, la siguiente
clasificación de las fuentes de DIP: las
constituciones; los tratados y por
excepción la ley.151
En consideración a lo antes expuesto se
puede decir que mientras el DPI deriva sus fuentes del derecho escrito, del precedente, los principios
generales del derecho, el derecho consuetudinario e incluso la doctrina; el DIP deriva sus fuentes de
las constituciones de cada Estado, pero con un fin exclusivo, precisar el alcance que tengan los
tratados respecto a las leyes internas, generalmente en materia de derecho extradicional.152

2. SUJETOS DE DERECHO:

150
Op. cit.
151
Op. cit.
152
Mejía Azuero, Jean Carlo. Diferencias entre el Derecho Penal Internacional y el Derecho
Internacional Penal. Prolegómenos. Derechos y Valores, ISSN (Versión impresa): 0121-182X
derechos.valores@umng.edu.co. Universidad Militar Nueva Granada, Colombia, 2008. Recuperado
el 26 de noviembre del 2014 a horas 10:35 de http://www.redalyc.org/pdf/876/87602212.pdf.
Vale la pena revisar cuales son los sujetos de Derecho del DPI, e igualmente cuales son o serían los
que se encuentran enlazados en el DIP. Esto aunado a las diferencias que ya hemos establecido, nos
permitirá evidenciar la necesidad académica, pero sobre todo práctica de diferenciar los cuerpos
jurídicos. La CPI como principal sujeto de derecho en el DPI. El ánimo que acompañó desde el siglo
XIX a la idea de entronizar un DPI fue el de crear una corte penal supranacional, que juzgará los peores
crímenes contra la humanidad, y a las personas naturales que los hubieran cometido.153
Desde esta perspectiva debemos decir que el actual DPI creo a través del Estatuto de Roma (ER) un
ente con capacidad jurídica de acuerdo con el derecho internacional público, ya que la corte o el
tribunal penal internacional permanente, de acuerdo con el artículo 4º de su estatuto así los
establece.154
De hecho el mismo estatuto que da paso a la creación de la CPI, establece a lo largo de su articulado
la capacidad jurídica que le da al nuevo órgano judicial universal, la posibilidad entre otras de entablar
una relación con la Organización de Naciones Unidas (ONU); establecer su sede en los países bajos,
para lo cual tendrá capacidad jurídica para llegar a acuerdos con el estado anfitrión que le permitan
cumplir a cabalidad su misión. Pero igualmente, la CPI a través de su capacidad jurídica puede celebrar
tratados con los diferentes sujetos de derecho internacional; específicamente la parte IX del Estatuto
de Roma, prevé las circunstancias específicas de cooperación judicial; pero lo verdaderamente
importante es encontrar la naturaleza trasversal de la capacidad jurídica de la CPI, a lo largo del
articulado del estatuto.155
Igualmente encontramos que el DPI prevé como sujeto a los Estados, a través de los cuales va a
realizar su función de complementariedad, en las precisas circunstancias que establece el Estatuto de

153
Mejía Azuero, Jean Carlo. Diferencias entre el Derecho Penal Internacional y el Derecho
Internacional Penal. Prolegómenos. Derechos y Valores, ISSN (Versión impresa): 0121-182X
derechos.valores@umng.edu.co. Universidad Militar Nueva Granada, Colombia, 2008. Recuperado
el 26 de noviembre del 2014 a horas 10:35 de http://www.redalyc.org/pdf/876/87602212.pdf.
154
Op. cit.
155
Op. cit.
Roma. Aquí lo que resulta pertinente comprender es que la única forma de que entré a operar la CPI,
será cuando se evidencie que los estados no quieren o no pueden administrar justicia en casos de
macrocriminalidad. En ese sentido el DPI sí trabajaría a través de dos escenarios; uno primero
correspondiente a la persecución de los más grandes crímenes por parte de los estados, y un segundo
nivel ya centralizado en la CPI, el cual sólo podría entrar a activarse por circunstancias que llevarán a
pensar en la impunidad que se podría generar en el primer escenario. En este sentido es bueno
precisar que sí bien es cierto la CPI es el principal sujeto del DPI, los estados siguen teniendo
preeminencia ya que en ellos reposa la responsabilidad del juzgamiento de aquellas conductas que
atentan ostensiblemente contra la dignidad humana.156
El puente que une a la CPI con los estados esta descrito en la parte IX del ER, y se circunscribe a los
trámites de entrega a la corte de aquellas personas que se vayan a juzgar; pero igualmente se prevé
que la cooperación judicial se enderece a facilitar el cumplimiento o ejecución de la pena impuesta, a
través de los “estados sede”, o verificar la prelación entre entrega y extradición.157
De hecho sea pertinente indicar que el sistema de cooperación de la CPI con los Estados, se
fundamenta más en la nueva figura de orden Europea de Detención y entrega, que en la extradición;
no obstante lo anterior, y como ya fue expresado, la importancia de la extradición sigue siendo
manifiesta cuando se fijan en el Estatuto de Roma las reglas de prelación que deben existir entre una
solicitud de cooperación de la corte y una solicitud de extradición sobre la misma persona. En
consecuencia es bueno advertir que el punto de encuentro entre los dos tipos de derecho se encuentra
en la cooperación judicial.158
En tercer lugar encontraremos que los individuos
terminan siendo dentro del DPI, fundamentales. En
realidad este derecho penal internacionalizado y
sustentado en la persecución de la
macrocriminalidad, tiene como fin principal, la
persecución, investigación y condena, de todos
aquellos seres humanos que han osado violar los
valores más sagrados para la comunidad
internacional. En consecuencia, se presenta un
reconocimiento, así sea restringido, de la persona
natural como sujeto de derecho internacional,
criterio que se viene abriendo paso con rapidez sin
par, incluso en áreas tan restringidas como la del
DIDH. 159

LOS ESTADOS. SU PREEMINENCIA EN EL DIP


En el DIP la preeminencia sigue siendo de los estados, únicos sujetos de derecho internacional,
capaces de suscribir, aprobar y ratificar instrumentos que les permitan perseguir a la criminalidad
transnacional y a la criminalidad organizada a través de la extradición, la euro orden de detención y
entrega; o también cuando entre estados se suscriben tratados para el traslado de prisioneros,

156
Op. cit.
157
Op. cit.
158
Op. cit.
159
Op. cit.
transmisión de procesos penales, ejecución de sentencias extranjeras, vigilancia internacional de
personas condenadas, entre otros casos.160
Vale la pena en este aparte precisar que las nuevas relaciones entre los Estados, la creación de
bloques amen de consideraciones políticas, geográficas y económicas, ha cambiado totalmente las
consideraciones sobre la soberanía estatal; tema sobre el cual se hablará en otro capítulo. Lo cierto
es que hoy la aplicación de la ley penal en el espacio, tiene en cuenta conceptos como el de la
globalización o mundialización, creando grandes zonas comunes de aplicación de normas creadas
sobre consensos, como sucede con la Unión Europea, o simplemente aplicando principios como el de
jurisdicción universal, que también trata de perseguir la macrocriminalidad internacional, transnacional
y organizada, pero con un criterio interestatal, más cercano a la visión tradicional de extradición en el
caso de relaciones entre grandes bloques, y en el caso de que se adelante la persecución al interior
de uno de ellos, con figuras como la orden de detención y entrega, o incluso a través de tramites
extradicionales simplificados.161
Habida cuenta de lo anterior, el sistema de jurisdicción universal, como forma de aplicación de la ley
penal en el espacio, haría parte, teniendo de presente su naturaleza jurídica, del DIP, básicamente por
dos aspectos a saber: uno primero atinente al especial carácter que entraña la persecución penal de
personas naturales, sin consideración al lugar de ubicación o a su nacionalidad; y uno segundo;
persecución que se lleva a cabo entre estados, con el fin de realizar el juzgamiento en uno de ellos,
utilizando a la extradición como principal herramienta de cooperación judicial.162
Los casos más recientes sobre el tema
pueden estar circunscritos a la persecución
por parte de los tribunales españoles, de
personas recordadas por supuestas
violaciones a los DDHH, como Augusto
Pinochet, el capitán Ricardo Miguel Cavallo,
Adolfo Scilingo, entre otros; la mayor parte de
ellos solicitados en extradición por el juez
Baltasar Garzón de la audiencia nacional. La
jurisdicción universal en este sentido entra a
perseguir también los crímenes más graves,
aquella macrocriminalidad contra personas
protegidas por el DIH, como personal militar
no combatiente, los civiles y sus bienes, o en
relación con aquellos que se encuentran
protegidos por otras circunstancias por el
derecho internacional, pero esta vez con una óptica interestatal acompañada del auxilio de la
extradición como herramienta de cooperación judicial.163
Las últimas evoluciones sobre el tema de la jurisdicción universal, nos pueden llevar incluso al
juzgamiento por primera vez de ciudadanos extranjeros, específicamente ruandeses, en el territorio de
Bélgica, aquel estado que siempre abanderó los temas de extradición en Europa. Igualmente no

160
Op. cit.
161
Op. cit.
162
Op. cit.
163
Op. cit.
estamos lejanos de ver a norteamericanos investigados y juzgados en países europeos, como podría
ser el caso del ex secretario de defensa de los Estados Unidos Donald Rumsfeld, quien ha sido
denunciado por hechos constitutivos de presunta tortura en Guantánamo y la cárcel de Abu Ghraib en
Irak, ante la jurisdicción alemana. La principal testigo de cargo en este caso es la ex brigadier general
del Ejército americano Janis Karpinski, quien fuera degradada por las fotografías que corroboraban el
“tratamiento especial”, presuntamente aprobado por Rumsfeld. En este sentido hay que reconocer que
con la ley de introducción al código penal internacional alemán del año 2002, el sistema de jurisdicción
universal, se entroniza directamente como coadyuvante del DPI pero principalmente del DIP, en donde
los estados continúan siendo la piedra angular de la cooperación judicial en materia penal.164
La verdad sea dicha, no obstante encontrar unos evidentes consensos frente al fenómeno de
macrocriminalidad, sigue siendo importante entender que la construcción del DPI, está dándose lenta
y paulatinamente; por otro lado, la persecución de los delitos transnacionales, aquellos delitos
comunes de alto impacto para la comunidad internacional, también conocidos como delitos contra la
seguridad internacional, viene posicionando aún más el sentido de contar con sistemas integrados de
cooperación judicial en materia penal, bien sea sustentados en la extradición, o ya en todas aquellas
herramientas que la comunidad internacional ha diseñado para enfrentar las nuevas amenazas, frente
a las cuales, por ejemplo, no se encuentra el mismo consenso que llevo a la tipificación en el ER de
los crímenes de guerra, los de lesa humanidad y el genocidio. Una de las razones estriba en que en el
DPI, se quiere dar a entender que la guerra y la tragedia humana que produce, tiene límites, y que los
mismos no pueden ser soslayados, como antes habitualmente ocurría, por carecer de herramientas
que efectivizarán la naturaleza coercitiva de la pena, como consecuencia propia del derecho
criminal.165

Una paradoja sobre el tema de los consensos y las definiciones,


consiste en evidenciar como uno de los primeros intentos por
establecer un tribunal penal internacional se dio en el año 1937
con la convención de Ginebra para la creación de una Corte penal
internacional para terrorismo; lo mismo sucedió en el año 1989
cuando Trinidad y Tobago presenta ante la ONU la iniciativa de
crear una Corte penal de naturaleza supranacional para perseguir
el narcotráfico; hecho que de suyo generó un camino que terminó
con la existencia actual de la CPI. Pues bien, lo interesante es
que precisamente por falta de consenso, ni terrorismo, ni el tráfico
de sustancias alucinógenas quedaron tipificados como crímenes
en el ER, siendo dos fenómenos completamente
desestabilizadores en la actualidad.166

164
Op. cit.
165
Op. cit.
166
Mejía Azuero, Jean Carlo. Diferencias entre el Derecho Penal Internacional y el Derecho Internacional
Penal. Prolegómenos. Derechos y Valores, ISSN (Versión impresa): 0121-182X
derechos.valores@umng.edu.co. Universidad Militar Nueva Granada, Colombia, 2008. Recuperado el 26 de
noviembre del 2014 a horas 10:35 de http://www.redalyc.org/pdf/876/87602212.pdf. Con algunas
modificaciones con fines didácticos.
LA COMPLEMENTARIEDAD Y EL PRINCIPIO DE SOLIDARIDAD
Una de las diferencias menores que se pueden encontrar a nivel práctico entre los dos tipos de derecho
bajo estudio, hace relación con el tema de la complementariedad, propio del DPI, aunque heredado
del DIDH, y el principio de solidaridad frente a la lucha contra la delincuencia que opera para el DIP.
Es preciso recordar que el DPI no pretende superar la existencia de las jurisdicciones nacionales,
simplemente busca coadyuvar su tarea, cuando por precisas circunstancias no se pueda o no se quiera
adelantar la investigación y el juzgamiento de ciertos crímenes por parte de los estados; lo que además
eventualmente podría llevarlos frente al escenario del hecho ilícito internacional.167
No obstante lo anterior, el sistema basado en la solidaridad, en la cooperación judicial en materia penal,
busca enlazar de forma activa, ora bilateral, ora multilateralmente, a los diferentes estados, con el
propósito de evitar la impunidad; se activa el sistema de solidaridad, con base en la principal fuente
del derecho internacional público, El tratado, o subsidiariamente, en virtud de lo establecido en las
leyes internas del principal sujeto de derecho internacional.168
Eso exactamente es lo que se viene presentando con los últimos desarrollos del DIP en Europa
principalmente, con la aplicación de la decisión marco del consejo de la Unión Europea que crea la
orden de detención y entrega, que pretende reemplazar el procedimiento político y administrativo
propio del derecho extradicional, por uno rápido y efectivo entre los estados miembros de la unión. El
principio no obstante sigue siendo el mismo. Solidaridad, cooperación judicial, con el establecimiento
de una variable aplicable por ahora en el espacio europeo; el reconocimiento mutuo, a nivel judicial.
Es conducente indicar que sí bien es cierto la idea de la decisión marco consiste en la eventual
desaparición de la extradición, esta solo podrá hipotéticamente circunscribirse al espacio de la unión,
jamás frente a las relaciones de cooperación entre cualquiera de los estados miembros de la Unión, y
otros estados ubicados fuera del espacio previsto para la aplicación de la figura.169

UN DERECHO SUSTANTIVO FRENTE A OTRO EMINENTEMENTE ADJETIVO


Una de las más importantes innovaciones frente al nuevo DPI en constante formación es el de su
intrincada lucha por crear verdaderamente un espacio jurídico común, en donde pueda actuar
libremente como derecho supranacional; el ER es un buen comienzo, porque allí se sentaron las bases
sustantivas de un nuevo derecho penal apoyado en la internacionalización de la responsabilidad
individual.170
En consecuencia el DPI tiene su origen en el mismo derecho penal nacional, que busca, habida cuenta
de la impunidad frente a los más grandes crímenes, aliarse con el derecho internacional, con el fin de
constituir un cuerpo jurídico que desde las definiciones y concepciones sustantivas, permita elaborar
un completo marco de persecución macrocriminal; concretamente activado hoy día por la existencia
de una corte penal supranacional; con un ingrediente diferencial, el respeto por el principio de “igualdad
de armas”, lo que garantiza una verdadera defensa, y podría aminorar los temores en relación a que
la CPI se convierta en un nuevo tribunal de venganza. Porque incluso la ejecución de Hussein, a la

167
Mejía Azuero, Jean Carlo. Diferencias entre el Derecho Penal Internacional y el Derecho Internacional
Penal. Prolegómenos. Derechos y Valores, ISSN (Versión impresa): 0121-182X
derechos.valores@umng.edu.co. Universidad Militar Nueva Granada, Colombia, 2008. Recuperado el 26 de
noviembre del 2014 a horas 10:35 de http://www.redalyc.org/pdf/876/87602212.pdf.
168
Op. cit.
169
Op. cit.
170
Op. cit.
que se opusieron muchas Organizaciones no gubernamentales (ONG’s), demuestra cuanto falta por
recorrer. En el anterior sentido, el llamado a juicio por parte de la CPI de Thomas Lubanga, líder
guerrillero congolés, por el alistamiento y la conscripción de menores de quince años, así como la
utilización de los mismos en hostilidades, muestra una luz muy importante.171

OTRAS DIFERENCIAS: EL DPI FRENTE A LOS NACIONALES. EL DIP Y LA REGLA EXTRADITORIA DE


PROHIBICIÓN DE ENTREGA DE NACIONALES
No obstante los evidentes avances en
materia de DIP, sobre todo teniendo en
cuenta la entrada en operación de la
orden europea de detención y entrega,
que se verá más adelante en forma
integral, sigue siendo la prohibición de
extraditar los propios nacionales su
máxima talanquera.172
En verdad, muchos estados todavía
sostienen una cláusula restrictiva de
extradición de sus nacionales a otras
naciones, sustentados principalmente en
argumentos políticos, humanitarios, y
también en algunos casos jurídicos,
deducidos del principio de soberanía.
Algunos de los defensores de DDHH
consideraran que la extradición de
nacionales, viola abiertamente principios
del derecho penal liberal, como el del juez
natural; no obstante lo anterior, esos
mismos defensores son acérrimos
seguidores de la extradición de
nacionales en relación con el terrorismo,
los crímenes de lesa humanidad y los
crímenes de guerra. Esa es sólo una de
las incoherencias que muestra el tema en
el campo doctrinal y que ha venido siendo
superada por diferentes instancias internacionales y por algunos órganos judiciales comunitarios, e
incluso por los mismos tribunales constitucionales. En ese sentido, el argumento según el cual la
nacionalidad de una persona natural es un verdadero obstáculo frente a la aplicación de la extradición,
cada vez tiene menos importancia frente al crimen transnacional, internacional y organizado.173
Desde la anterior perspectiva sería el DIP el que abrió camino a la línea argumentativa utilizada en el
DPI, originada en el mismo texto del Estatuto de Roma, según la cual, la nacionalidad de una persona,

171
Op. cit.
172
Op. cit.
173
Op. cit.
no es argumento plausible para negar su entrega a una corte penal de naturaleza supranacional. La
razón se circunscribe a establecer que frente a la macrocriminalidad no pueden existir barreras que
conculquen en la comunidad internacional el deseo de administrar justicia y de evitar la impunidad;
pero además existe otro argumento muy importante y es que materia de DPI, siempre la
responsabilidad primaria, y además la más importante, reside en los estados, que deberán juzgar las
conductas más ampliamente reprochadas de forma contundente; sí ello no sucede, y sólo frente a la
circunstancias pluricitadas en este texto, entra a operar la CPI. Alemania por ejemplo modificó su
constitución Política del año 1949, conocida como la ley de Bonn, con el fin de poder aplicar en primera
medida la decisión marco que creó la orden europea de detención y entrega; en segundo lugar con el
fin de permitir la entrega a una corte penal de naturaleza internacional, sin restringir esa entrega a la
CPI, por lo cual la redacción del nuevo artículo 16 de la constitución sigue la orientación aquí plasmada,
según la cual la creación de la CPI, no es contraria a la entronización de nuevos tribunales ad – hoc o
bien mixtos, aunque vale aclarar que no es lo deseable. De igual manera la constitución francesa de
1958 también fue complementada con el fin de poder aplicar el Estatuto de Roma de 1998, con lo cual
abiertamente ésta Nación que históricamente representó la prohibición de la extradición de nacionales,
abrió la puerta para la entrega de los suyos a la CPI, tal y como también lo ha hecho en relación a la
orden europea de entrega.174
Finalmente la constitución
de Portugal sintetiza las dos
perspectivas aquí
expresadas, que además
muestran lo que hoy en día
es la cooperación judicial en
materia de derecho penal,
pero en donde también se
observan los deseos de
cumplir con los mandatos de
la Unión Europea. El sentido
del cambio expresado en la
Constitución de Portugal,
principalmente se endereza
a demostrar la importancia
que hoy tienen los
mecanismos judiciales de
persecución de las
amenazas y acciones terroristas, y en igual sentido la persecución a la criminalidad internacional
organizada, o al crimen trasnacional. Pero Portugal también sintetiza su deseo de colaboración con la
CPI en la reforma constitucional de diciembre del año 2001, cuando en su artículo séptimo preceptúa
los cánones de cooperación judicial en punto de persecución de la macrocriminalidad. Como se puede
observar en la actualidad prácticamente en el espacio europeo ha quedado en desuso la protección
que existía sobre la prohibición de extradición de nacionales, sobre todo desde la entrada en vigencia
de la orden europea de detención y entrega; por otro lado, a nivel mundial, y frente a la CPI, no existe
ninguna posibilidad de esgrimir la nacionalidad con el fin de evitar la entrega, por la comisión de

174
Op. cit.
crímenes de guerra, crímenes de lesa humanidad, genocidios, y cuando sean unificadas las tendencias
sobre el crimen de agresión, sobre este también.175

LA INCOHERENCIA CONCEPTUAL ENTRE TÍTULO Y CONTENIDO.


Una de las cuestiones que más ha preocupado a los estudiosos sobre el tema del DPI y el DIP, en
Europa y el cono sur del continente americano, ya que este tema no es tratado en nuestro medio, es
el relacionado con la nominación y contenido de cada uno de los derechos bajo estudio; aspecto sobre
el cual vale la pena indicar, que haciendo una revisión bibliográfica especifica, la mayoría de
doctrinantes han considerado que DPI y DIP son términos diferentes; pero no obstante cuando son
desarrollados, en la mayoría de las ocasiones se hace de forma distinta; por ejemplo, hasta el
surgimiento a finales de los años ochenta de la renovada idea de establecer una corte penal de
naturaleza internacional, muchos se referían frente al DPI, como la manifestación jurídica de la
aplicación de la ley penal en el espacio, concretamente haciendo alusión a la extradición y a otros
novedosos mecanismos de cooperación judicial en materia penal ya mencionados.
Contrario sensu, en relación con el DIP,
regularmente su manifestación doctrinal se
realizó haciéndola ver como la
internacionalización del derecho penal,
sustentado en la creación de una jurisdicción
internacional, encargada de juzgar delitos
internacionales, o crímenes graves.176
Por otra parte también cuando se hacía - y aún
pasa en cierto sector doctrinal - alusión al DIP, se
acometía un completo estudio sobre el origen y
desarrollo de una jurisdicción penal
supranacional, encargada de perseguir,
investigar y sancionar, sí a ello hubiera lugar, la
comisión de todas aquellas conductas que la
misma comunidad internacional, ha manifestado
que son de mayor gravedad. Incluso la confusión
entre título y contenido ha llevado a que algunos
doctrinantes con fines pedagógicos hayan
llegado a cambiar las denominaciones por otras
como “derecho penal de fuente internacional y
derecho penal interno con elementos de derecho extranjero”; el primero de ellos para referirse a las
normas que crean una jurisdicción penal internacional interrelacionada con la propia de cada estado;
y un segundo derecho relacionado con la aplicación de la ley penal en el espacio.177
Pero en la actualidad, muchos tratan al DIP y al DPI indistintamente, incluso otros niegan la existencia
del DIP, entre otras razones por la evidente arremetida, que desde todos los campos, empezando por
el académico, ha generado la creación de un tribunal penal supranacional. Y es en este preciso
escenario en donde se viene construyendo toda una nueva elaboración conceptual, en donde el DPI,

175
Op. cit.
176
Op. cit.
177
Op. cit.
se constituye, como ya se ha expuesto, en aquel conjunto de normas nacionales e internacionales que
establecen consecuencias jurídico penales, sustentadas principalmente en la evolución de la
responsabilidad internacional de la persona natural y la configuración de la macrocriminalidad como
eje central. Contrario a lo anterior, el DIP, se puede considerar actualmente como aquel conjunto de
normas de encuentro entre el derecho internacional y del derecho penal, que garantizan, sustentadas
en los principios de aplicación de la ley penal en el espacio, y cooperación interestatal, la persecución,
investigación y eventual condena de todas aquellas personas naturales que hayan cometido delitos
internacionales o transnacionales. De suyo, el DIP se construye sobre la
existencia y aceptación de un derecho público internacional, que garantiza
la preeminencia de su principal sujeto: el Estado de derecho.178
El DIP tiene su origen en el Derecho internacional, aunque su contenido
sea eminentemente penal; de esa forma estudia los sistemas de
colaboración entre los distintos estados en materia de extradición, ordenes
de detención y entrega, aplicación de sentencias extranjeras; transferencia
de prisioneros, libertades vigiladas, entre otras tantas figuras menos
conocidas, y aquellas que eventualmente se pudieran crear. El DIP puede
ser construido en la actualidad, en un mundo cada vez más globalizado, sobre una nueva imagen de
la soberanía, que le permita luchar a los estados, aún principales sujetos de del derecho internacional,
contra una impunidad que desdibuja diariamente a lo largo y ancho del globo terráqueo la idea de
justicia en materia penal.179
El DIP y el DPI tienen un punto especial y único de convergencia hasta el momento, y es el relacionado
precisamente con la cooperación judicial; es en este sentido en donde los dos derechos pueden
eventualmente confluir con el propósito anunciado en el párrafo precedente, de desterrar de la faz de
la tierra la impunidad, instaurando una justicia penal globalizada, que se sustente en principios
liberales, en derechos y garantías procesales, no en los anhelos y las remembranzas de un sistema
de justicia soportado en la venganza, no importa cuál sea la naturaleza de su origen. Así en un mundo
inmerso en la globalización, pero también con evidentes e influyentes elementos nacionalistas, locales
y regionales, el DIP será durante el siglo XXI, piedra angular frente a la persecución de conductas,
imposibles de llevar ante una CPI, ya sea por razones de consenso, por la entidad y características de
las mismas, o por móviles políticos, sin los cuales se hace imposible la existencia del Derecho.180
Es decir que no obstante la culminación de un grande esfuerzo centenario, con la creación y puesta
en funcionamiento de una corte internacional en materia penal, todavía nos encontramos inmersos en
un mundo de culturas, religiones y sistemas políticos y jurídicos diferentes, lo que hace altamente
improbable que figuras como la extradición puedan ser reemplazadas totalmente, a pesar de los pasos
agigantados que se han dado frente a su naturaleza jurídica, con la reforma de algunos de sus
principios y elementos, tal y como se corroborará en otro aparte de esta investigación.181
Por otro lado, sí se quiere encontrar un consenso sobre la nominación actualmente de un nuevo tipo
de derecho, lo que rápidamente lo está llevando hacía el establecimiento de un contenido propio,
incluso en relación a una construcción dogmática, se puede buscar precisamente en el DPI. De hecho
actualmente encontramos, un acercamiento frente al establecimiento teórico de la parte general del

178
Op. cit.
179
Op. cit.
180
Op. cit.
181
Op. cit.
DPI; un consenso sobre la función del mismo a través de la persecución de la macrocriminalidad; una
clara determinación sobre su objeto; garantizar universalmente los DDHH; un propósito evidente,
convertir con carácter permanente a la persona natural como sujeto de responsabilidad internacional;
y una clara enseñanza, evitar la impunidad, haciéndole un llamado a los estados, para que persigan
aquellas conductas que todos los seres humanos han decidido que no se pueden generar y tolerar.
Todo lo anterior basta para poner a tambalear los pilares sobre los cuales se construyó el derecho
internacional público, haciendo necesario un alto en el camino, para reorientar propósitos y esfuerzos,
frente a realidades que desbordan toda previsión normativa.182

SEMANA 11 (FECHA: 07/11/2016)


PRÁCTICA PROCEDIMENTAL

SEMANA 12 (FECHA: 14/11/2016)


EVALUACIÓN ORAL.

SEMANA 13 (FECHA: 21/11/2016)


APLICACIÓN DIRECTA DE LOS TIPOS PENALES DEL ESTATUTO DE LA CPI EN EL DERECHO INTERNO
(VARIOS).

182
Mejía Azuero, Jean Carlo. Diferencias entre el Derecho Penal Internacional y el Derecho Internacional
Penal. Prolegómenos. Derechos y Valores, ISSN (Versión impresa): 0121-182X
derechos.valores@umng.edu.co. Universidad Militar Nueva Granada, Colombia, 2008. Recuperado el 26 de
noviembre del 2014 a horas 10:35 de http://www.redalyc.org/pdf/876/87602212.pdf. Con algunas
modificaciones con fines didácticos.
Recientemente nuestro Tribunal constitucional emitió la sentencia en el caso Teodorico Bernabé Montoya,
Expediente N.º 03173-2008-PHC/TC del 11 de diciembre de 2008, suscribiendo en mayoría los Doctores Vergara
Gotelli; Mesía Ramírez, Calle Hayen y Álvarez Miranda. Con votos singulares los Doctores Beaumont Callirgos y
Eto Cruz por un lado y por otro el Dr. Landa Arroyo.

Los antecedentes son: el señor Teodorico Bernabé Montoya presenta un habeas corpus para dejar sin efecto la
decisión fiscal de la Tercera Fiscalía Superior Penal Nacional del 14 de febrero de 2007, de formular denuncia
penal en su contra por la presunta responsabilidad en las ejecuciones arbitrarias ocurridas en el establecimiento
penal de El Frontón en junio de 1986. La
Tercera Sala Especializada en lo Penal
para procesos con reos libres de la Corte
Superior de Justicia de Lima declara
fundado el Habeas Corpus, declarando
que la acción penal ha prescrito. Contra
esa resolución se interpone un recurso de
Agravio Constitucional el mismo que es
rechazado y luego se interpone un
Recurso de Queja directamente ante el
Tribunal Constitucional el mismo que es
declarado fundado y es por ello que el caso
pasa al Tribunal Constitucional para su
pronunciamiento. Sin embargo la
sentencia de mayoría declara NULO el
concesorio del recurso de queja y por
consiguiente IMPROCEDENTE la queja de
derecho e IMPROCEDENTE el recurso de
agravio constitucional. Con ello es evidente
que se genera cosa juzgada y opera la
prescripción.

Sin embargo lo que se desarrollará en este tema es saber en que medida las decisiones jurisdiccionales internas
pueden oponerse a las decisiones jurisdiccionales internacionales; más aún cuando la Corte Interamericana en la
Sentencia emitida el 16 de agosto de 2000 recaída en el caso Durand y Ugarte, punto resolutivo N.º 7 ordenó al
Estado peruano “hacer todo el esfuerzo posible para localizar e identificar los restos de las víctimas y entregarlos
a sus familiares, así como para investigar los hechos y procesar y sancionar a los responsables”.

El contenido de la sentencia y sobre todo los votos singulares, resultan interesantes sobre varios tópicos, pero en
el presente tema abordarán los diferentes delitos contra la humanidad que tipifica nuestro Código Penal y su
relación con los que se describen en el Estatuto de la Corte Penal Internacional (ECPI) y cómo opera en estos
ámbitos la institución de la prescripción y la imprescriptibilidad de los delitos de lesa humanidad.183

9. Aplicación directa de los tipos penales del Estatuto de la CPI en el derecho interno (varios)
9.1. Fundamento para la persecución en el derecho interno de los tipos penales del ECPI
9.1.1. Pacta sunt servanda
Sin ánimo de extendernos en este punto, pero sin olvidar tampoco su importancia, hemos de
recordar que en materia de derecho de los tratados es clara la previsión de la Convención de
Viena de 23 de mayo de 1969, artículo 26, que establece el carácter vinculante de los tratados
así reconocido en el derecho internacional público. Esto implica que quienes concluyen un

183
Recuperado el 13 de diciembre del 2014 a horas 21:49 de http://blog.pucp.edu.pe/item/45308/la-
imprescriptibilidad-de-los-delitos-de-lesa-humanidad-y-las-obligaciones-del-estado-peruano-con-la-
comunidad-internacional, con algunas modificaciones con fines didácticos.
tratado se encuentran obligados a
cumplir con el compromiso que asumen
frente a la comunidad internacional, lo
que es aún más claro en normas de
carácter convencional como el Estatuto
de Roma, que ni siquiera admite
reservas.184
Si en el tratado se obliga a perseguir
penalmente una serie de conductas que
se consideran lesivas
internacionalmente, precisamente el
Estado debe actuar en consecuencia.
Esto es, haciendo posible, a través de
acciones concretas, que se cumpla el
tratado, lo que implica a su vez vencer
todos los obstáculos que dentro de su
legislación interna existan. Esto último puede implicar una modificación de su legislación interna
o una interpretación que se realice por vía de la jurisprudencia, cuando exista alguna antinomia.
Sin embargo, esa interpretación que realicen o puedan llevar a cabo los tribunales (ordinarios o
constitucionales) será insuficiente en caso de que se produzcan lagunas de punibilidad.185
Frente a esa obligación exigible internacionalmente y sus consecuencias derivadas en lo tocante
al cumplimiento de los compromisos contenidos en el ECPI, tampoco podemos obviar lo que
dispone el numeral 27 de la Convención de Viena ya citada. Esta norma prevé la imposibilidad
para un Estado parte de invocar su derecho interno frente a la comunidad internacional para
justificar el incumplimiento del compromiso asumido cuando ratifica un tratado.186
Consecuentemente podemos afirmar que existe una obligación general de observar las
previsiones de los tratados internacionales en general, de lo que no escapa el ECPI. Esta norma
convencional dispone una serie de obligaciones que pueden implicar ese deber de adaptar su
legislación interna al compromiso internacionalmente adquirido.187

184
Hernández Balmaceda, Paul. Aplicación directa de los tipos penales del ECPI en el derecho interno. Temas
actuales del Derecho penal internacional. Contribuciones de América Latina, Alemania y España. Recuperado
el 26 de noviembre del 2014 a horas 16:08, de http://www.kas.de/wf/doc/kas_6060-1522-4-
30.pdf?060518184914. Con algunas modificaciones con fines didácticos.
185
Op. cit.
186
Op. cit.
187
Op. cit.
El problema surge cuando ese compromiso no
pasa del plano del deber ser y no se actúa de
conformidad a la obligación adquirida, lo que
nos puede llevar a temas como el que aquí nos
ocupa, a saber el de la posibilidad de aplicar
directamente las disposiciones del ECPI en el
ordenamiento interno, lo que va a enfrentar no
pocas dificultades, tal y como lo enunciaremos
más adelante.188
Por de pronto, bástenos dejar por sentada la
existencia de esa obligación que tienen los
Estados parte de perseguir y reprimir los
crímenes internacionales y el hecho de que ni
siquiera es dable invocar el orden jurídico
interno para su incumplimiento.189

9.1.2. Complementariedad
El ECPI, como bien sabemos, establece un
sistema de competencia complementaria en su
artículo 17. Esto significa que el Estado
signatario, que asume una obligación exigible
internacionalmente, se encuentra
específicamente vinculado al deber de
perseguir y reprimir estas conductas
directamente en su territorio. Y con las normas
que forman parte de su ordenamiento jurídico.190
De hecho, de no ocurrir esto entra a regir el ejercicio de la competencia de la Corte Penal
Internacional con respecto a tales casos. Así se entiende de la previsión de la norma
convencional, y en doctrina. No es diversa, por ejemplo, la posición de la Sala Constitucional de
Costa Rica en el voto de la hora catorce y cincuenta y seis, del 1° de noviembre de 2000. En
esa ocasión y analizando la constitucionalidad del ECPI, la instancia mencionada ha
considerado que la creación de la CPI no tiene la intención de sustituir las jurisdicciones
nacionales, sino más bien de complementarlas. Esto ocurre cuando se produce el supuesto de
que las jurisdicciones nacionales no puedan o no quieran perseguir esa clase de delincuencia.
Incluso tal órgano de control constitucional costarricense, en la decisión ya indicada y que es de
obligatorio acatamiento (fuerza erga omnes) dentro del sistema jurídico costarricense, considera
que la persecución de esta clase de delitos se produce por dos vías, una nacional, con base en
la competencia que tenga definida cada Estado y la regulación de esas conductas,
agregaríamos; y otra, a través de la CPI.191

188
Op. cit.
189
Op. cit.
190
Op. cit.
191
Op. cit.
En todo caso no es de nuestro interés profundizar en torno al tema de la complementariedad,
porque nos llevaría a un análisis aún mayor y nos desviaría de nuestro propósito. Hemos de
rescatar, eso sí y por de pronto, que la complementariedad implica que tanto la competencia de
la CPI, como la del Estado miembro, deben estar en consonancia con el ECPI, de manera tal
que posibilite cumplir con las obligaciones que esta norma convencional impone respecto de la
persecución y prevención de los tipos penales que contiene.192

9.1.3. Obligación de cooperación internacional


La recepción de los crímenes internacionales dentro del ordenamiento interno deriva de una
obligación de carácter general para los Estados de sancionar esta clase de delitos.
Lamentablemente esto, muchas veces, no deja de ser una simple declaración de principios, y
en no pocas ocasiones nos hallamos frente a una normativa de orden interno incompleta o
insuficiente que no permite su aplicación directa en el sistema penal.
La piedra angular de este sistema se deriva de la
obligación de cooperar, como patrón de
comportamiento de todo Estado soberano,
conforme a las concepciones de Karl Lowenstein
quien parte de que se trata de un principio normativo
de alcance universal y carácter general. De hecho
encuentra apoyo en el artículo 1, párrafo 3, de la
Carta de la Organización de las Naciones Unidas y
en la resolución 2625, en la que se enuncia la
Declaración de Principios de Derecho Internacional
Referentes a las Relaciones de Amistad y
Cooperación de los Estados.193
Este deber de cooperación se caracteriza, en el
derecho internacional público, por constituir para los
Estados una obligación de prevención y represión
de determinados crímenes, que por su gravedad
implican la exigencia de responsabilidad penal
individual.194
Es ahí donde surgen varios instrumentos que en el
derecho internacional humanitario desarrollan y
específicamente asientan el principio de
cooperación, convirtiéndolo en una obligación de
reprimir. Lo que se ha plasmado, precisamente, en
las Convenciones de Ginebra, de 1949, y en el
protocolo adicional 1, de 1977, o el preámbulo y el
artículo 5 de la Convención para la Prevención y

192
Op. cit.
193
Hernández Balmaceda, Paul. Aplicación directa de los tipos penales del ECPI en el derecho interno. Temas
actuales del Derecho penal internacional. Contribuciones de América Latina, Alemania y España. Recuperado
el 26 de noviembre del 2014 a horas 16:08, de http://www.kas.de/wf/doc/kas_6060-1522-4-
30.pdf?060518184914. Con algunas modificaciones con fines didácticos.
194
Op. cit.
Sanción del Delito de Genocidio, de 1948. Algo similar ocurre con el ECPI, que en su artículo
86 impone la obligación a los Estados signatarios de cooperar en “la investigación y el
enjuiciamiento de crímenes de su competencia”. Podemos concluir entonces que: la obligación
de respetar el derecho internacional humanitario [derecho penal internacional, en nuestro caso]
implica el deber de adecuar los ordenamientos internos a todos los niveles, con lo exigido en la
norma internacional de protección.195
Con algunas limitaciones hemos de centrar nuestra atención en torno al tema de la aplicación
directa del ECPI. Frente a esa obligación de perseguir y reprimir esta clase de ilícitos, que es
como se concreta el principio de cooperación ya aludido y en presencia tanto de un vacío legal
o una antinomia, como de una norma de remisión, surge la problemática acerca de la aplicación
directa del ECPI dentro del orden interno.196
Dado que existen tales compromisos internacionalmente asumidos y ellos son exigibles, esto no
solamente ha de verse como algo posible, sino como algo que se debe hacer. Y es que esta
obligación de reprimir tal clase de conductas encuentra un amplio apoyo en el orden
convencional, que en el caso del ECPI se regula en una norma específica (artículo 86), y también
en la jurisprudencia de la Corte Internacional de Justicia. Concretamente, en el caso Nicaragua
c. Estados Unidos resolvió tal instancia, en 1986, que la obligación de respetar y hacer respetar
la norma convencional se deriva también de los principios generales, ya que aquellas son la
expresión concreta de estos últimos.197
De este principio de cooperación, concebido en la forma que lo hemos venido refiriendo, surge
entonces para el Estado una doble obligación: la obligación de la prevención, que se concreta
en la emisión de normas que sancionen o adecuen a lo interno las conductas contenidas en las
normas convencionales; y la obligación de represión, que se concreta en la persecución de esos
ilícitos cuando le son sometidos ante sus tribunales.198
Para que una y otra se materialicen es necesario, primero, comprender la obligación que nace
del principio de cooperación en esta materia y del carácter obligatorio de los tratados
internacionales, por un lado; y por otro, entender la necesidad de adecuación del orden interno
a la norma convencional que le impone tal compromiso, para que, finalmente, la persecución
nacional de esos tipos penales sea algo posible.199
Es conveniente que esa adecuación se realice vía legislación ordinaria; sin embargo, no es la
única forma como se puede llevar a cabo, también se puede hacer por medio de la práctica
cotidiana de los tribunales nacionales, a través de la jurisprudencia. Cuando esa adecuación
legislativa no existe, o es insuficiente, surge la necesidad de buscar soluciones que posibiliten
que lo último se concrete o al menos se vea como algo probable. Por ello la aplicación directa
de los crímenes internacionales contenidos en el ECPI se muestra como una opción, en tanto
se produzcan las condiciones a las que hacía referencia con antelación: 1) hallarnos en
presencia de la obligación convencional de prevenir y perseguir la conducta; 2) encontrarnos
frente a un vacío legal o a una antinomia; y 3) contar con una norma de remisión.200

195
Op. cit.
196
Op. cit.
197
Op. cit.
198
Op. cit.
199
Op. cit.
200
Op. cit.
Esta última surge del respeto del principio de legalidad penal que se concretiza en el de tipicidad.
Habría que profundizar aún más en este tema, por cuanto el análisis que se lleve a cabo dentro
de los tipos contenidos en el ECPI que se pretendan aplicar directamente deberá someterse al
examen en cada ordenamiento interno de lo que se conceptúe como principio de tipicidad penal,
derivado de la garantía del principio de legalidad, lo que no deja de ser una labor compleja.201
9.2. Aplicación de los tipos del ECPI en el derecho interno
9.2.1. Principio de legalidad-tipicidad penal
Hay un aforismo que alude al principio de
legalidad: “el juez es esclavo de la ley”. Aun
así, el concepto de aplicación rigurosa de la
ley, ya de por sí estricto en materia penal, no
solo no excluye la interpretación de la ley,
sino que requiere una consideración
referente a los valores fundamentales del
orden jurídico, sin lo cual esto último no sería
posible.202
En este punto, en particular, desde una
óptica dogmática, son interesantes, entre
otras, las tesis de Josef Esser quien concluye
que “el monitum de la actitud conservadora-
normativa, según el cual el juez, que introduce sus propias valoraciones, necesariamente
traiciona su función de aplicador del derecho, se apoya en la idea carente de realidad de que
las normas pueden ser aplicadas sin una valoración adicional”.203
Sigue con ello las posturas de Larenz. Estas posturas también se receptan en la hermenéutica
jurídica por parte de Hans Albert, quien concibe la ciencia del derecho, antes que como una
ciencia normativa, como una disciplina “tecnológico-social”. Esta tecnología social no elimina el
elemento hermenéutico, ni excluye los puntos de vista finalistas o valorativos que pueden ser
introducidos en la discusión de problemas jurídicos. 204
Partiendo de esa base y teniendo presente que esa interpretación a la que está llamado el juez,
quien aplica directamente el derecho, se matiza de esa forma, es posible afirmar que también
encontrará un norte o referente en los valores fundamentales tales como los constitucionales,
los fijados en los instrumentos del derecho internacional de los derechos humanos o en los
principios básicos del derecho penal en un Estado democrático de derecho. Este análisis, en
todo caso, implica establecer un equilibrio entre las garantías del imputado, las de la víctima y
las obligaciones sistémicas de sancionar, prevenir y perseguir esta clase de delitos que afectan
bienes jurídicos cuya protección trasciende las fronteras nacionales. Las tesis mecanicistas en
cuanto a la aplicación de la ley hoy en día están superadas.205

201
Op. cit.
202
Hernández Balmaceda, Paul. Aplicación directa de los tipos penales del ECPI en el derecho interno. Temas
actuales del Derecho penal internacional. Contribuciones de América Latina, Alemania y España. Recuperado
el 26 de noviembre del 2014 a horas 16:08, de http://www.kas.de/wf/doc/kas_6060-1522-4-
30.pdf?060518184914. Con algunas modificaciones con fines didácticos.
203
Op. cit.
204
Op. cit.
205
Op. cit.
Actualmente se asientan posiciones favorables al desarrollo judicial del derecho, lo que en todo
caso es posible dentro del marco de respeto del principio de legalidad “considerando el
significado literal más próximo, la concepción del legislador histórico y el contexto sistemático-
legal, y según el fin de la ley (interpretación teleológica)”. Por ello es que en esta materia no se
puede descartar el uso de un método de interpretación que abarque de forma sistemática todo
el ordenamiento y que brinde una respuesta adecuada frente al caso concreto que se analice.206
Esto encuentra un límite infranqueable en la garantía del principio de legalidad, concebido con
estos matices de una forma armónica pero sin que se llegue a desnaturalizarse. Tiene
implicaciones tales como que, al menos, preexista al evento histórico la previsión de una norma
legalmente emanada del Poder Legislativo que establece cuál conducta constituye delito.
Además esta norma le deberá asignar su respectiva pena.207
Tomando en cuenta tales consideraciones hemos de plantearnos de nuevo: ¿qué pasa si nos
hallamos frente a una antinomia o una laguna legal, existiendo una norma convencional de
carácter jerárquicamente superior o igual al de la penal dentro del orden interno y hallándonos
ante la obligación de perseguir y reprimir una conducta que afecta bienes jurídicos que requieren
de una tutela efectiva, tanto a lo interno como frente a la comunidad internacional?208
La existencia o no de una norma de remisión frente a los delitos que contiene el ECPI se
convierte en un tema de relevancia para responder esta interrogante.209
Tal y como veremos, en el caso de Costa Rica existe esa norma de remisión, que por un lado
establece a lo interno la pena a imponer y por otro lado deja a la norma convencional la
concreción de la conducta que se considera delictiva. Este caso puede ser un ejemplo que ilustre
el tema que nos interesa y podría surgir ahí la posibilidad de aplicar directamente los crímenes
internacionales del ECPI. Sin embargo surge, pues, otro cuestionamiento derivado del anterior:
¿sería posible la aplicación directa de no
existir la norma de remisión?
La búsqueda de una respuesta a esta otra
interrogante nos lleva a aludir al tema de la
jerarquía que tiene el ECPI dentro del
ordenamiento interno.210

9.2.2. Jerarquía de las normas convencionales en el


nivel interno
Según el hilo de lo antes expuesto, la solución
frente a una norma penal convencional que
sanciona una conducta y asigna una pena,
que tiene igual jerarquía a la de una contenida
en el orden interno, podría ser diversa, ya que
los criterios para solucionarla son los propios
del concurso aparente de normas, y estos a

206
Op. cit.
207
Op. cit.
208
Op. cit.
209
Op. cit.
210
Op. cit.
su vez son diversos a aquellos casos donde la norma convencional tiene un rango superior o
inferior a la regulación del derecho interno.211
La jerarquía de la norma convencional de derecho penal internacional dentro del orden interno
juega un papel importante en la incorporación o aplicación directa de los tipos penales que
contenga. Sin embargo se matiza partiendo del hecho de que en el derecho penal internacional
las normas convencionales, de consuno con las normas internas de un Estado, forman un
sistema complementario, tal y como ya lo mencionáramos.212
En el orden nacional, en un régimen jurídico donde la fase de celebración y ratificación del
tratado se encuentre en manos del Poder Ejecutivo, cuando la aprobación está en manos del
Legislativo y la norma pasa a su vez también por el tamiz del control de constitucionalidad y de
la jurisprudencia ordinaria orgánicamente ubicada dentro del Poder Judicial, el cuestionamiento
acerca de la legitimidad de la norma parece algo más que superado y se convierte en algo cuya
solución no plantearía mayores dificultades.213
No obstante hemos de tomar en cuenta que en no pocas ocasiones esta incorporación de los
tipos penales del ECPI depende de la jerarquía que este instrumento tenga dentro del sistema
jurídico nacional y que además puede o generalmente está en contradicción con la legislación
penal ordinaria, especialmente cuando esta no ha sido adecuada a aquella.214
Para quien tiene la obligación de prevenir y perseguir esta clase de conductas, el problema
radica, frente a una obligación de derecho internacional, ante una norma que forme parte del
ordenamiento interno y que se contradiga o no coincida plenamente con otra de índole penal
internacional, en la definición de si la norma convencional puede o no aplicarse directamente,
sin obviar el carácter complementario de ambos órdenes.215
Hemos visto que, aparte de las exigencias en cuanto al principio de tipicidad, derivación de la
garantía del principio de legalidad penal (lex proevia, certa y stricta), la solución respecto a cuál
prevalece estará en estricta dependencia de la jerarquía que tiene una u otra, sin olvidar el
carácter complementario entre los dos órdenes que forman parte de un sistema común.216
Por de pronto interesa el caso en que esa jerarquía de la norma de derecho penal internacional
es igual o superior a la de la legislación penal ordinaria. En estos supuestos resulta claro que
ha de centrarse ya la discusión en si la norma convencional o, en términos más concretos, los
tipos penales del ECPI, cumplen con la garantía del principio de tipicidad penal.217
Si se observa la previsión de los numerales 5 a 8, 23 y 77 a 80 del Estatuto, se constata que a
ninguna de las conductas ahí descritas le ha sido asignada de forma específica una pena, por
lo que no podemos decir que es una realidad la exigencia, en el orden nacional, de una lex certa
y stricta con relación a la pena. Expresado en otros términos, la concepción, la rigurosidad del
principio de legalidad que se tiene dentro de un sistema nacional puede diferir en no pocas

211
Hernández Balmaceda, Paul. Aplicación directa de los tipos penales del ECPI en el derecho interno. Temas
actuales del Derecho penal internacional. Contribuciones de América Latina, Alemania y España. Recuperado
el 26 de noviembre del 2014 a horas 16:08, de http://www.kas.de/wf/doc/kas_6060-1522-4-
30.pdf?060518184914. Con algunas modificaciones con fines didácticos.
212
Op. cit.
213
Op. cit.
214
Op. cit.
215
Op. cit.
216
Op. cit.
217
Op. cit.
ocasiones del previsto por el ECPI. Por ello es que, de no existir la norma de remisión, aun si la
norma convencional tiene una jerarquía superior a la legislación penal ordinaria, las conductas
previstas como tipos penales del ECPI no pueden ser directamente aplicables en el orden
interno.218
Sobre este tema debe ahondarse aún más; incluso se propone la elaboración dentro de la
doctrina de una concepción del principio de legalidad, de acuerdo con una eventual parte general
del derecho penal internacional.219
Sin embargo, aún así no podemos obviar que la regulación que establezca un delito en el orden
nacional necesariamente deberá observar principios básicos dentro de ese sistema y que, por
tener tal característica, son esenciales. De esto tampoco escapan aquellos delitos de carácter
internacional, en el tanto ingresan a ese sistema.220
Podría desarrollarse un concepto de principio de legalidad en el orden internacional, que
establezca mínimos; sin embargo, si en el orden interno este principio se aplica de una forma
más rigurosa, las figuras delictivas que se apliquen dentro del sistema nacional no podrán obviar
el principio de legalidad, tal y como se le regula internamente.221
Si partimos de lo anterior con relación a las figuras contenidas en el ECPI, estas previsiones no
establecen de forma concreta y clara una pena a imponer a las conductas que considera delitos
internacionales. Por ello sería posible afirmar que existiría un déficit en cuanto a los
requerimientos exigidos internamente para observar el principio de legalidad, y con este el de
tipicidad penal, lo que imposibilitaría su aplicación directa en el orden nacional.222
Diverso es el caso cuando esta pena le es asignada por una norma de remisión, en el tanto ya
el legislador, con una técnica no muy adecuada por cierto, le está asignando una sanción a una
conducta determinada, con lo que, en principio, se salvaría cualquier objeción respecto de la
observancia de tales principios.223

SEMANA 14 (FECHA: 28/11/2016)


IMPUNIDAD, DERECHOS HUMANOS Y DERECHO PENAL INTERNACIONAL.

218
Op. cit.
219
Op. cit.
220
Op. cit.
221
Op. cit.
222
Op. cit.
223
Op. cit.
Los derechos humanos son estándares que todo Estado
está obligado a observar en su relación con los
individuos que se encuentran bajo su jurisdicción. Son
establecidos por las reglas internacionales específicas,
en general bajo la forma de convenios. En caso de
violación, es responsabilidad del Estado y solamente del
Estado que está involucrado. En cambio, la
responsabilidad penal concierne estrictamente a los
individuos. La responsabilidad penal surge de la
comisión de o de la participación en (complicidad,
instigación) un acto criminal, definido como tal según
otro cuerpo de normas, el derecho penal.

Sin embargo, aunque estas dos nociones pertenecen a


esferas legales distintas, es evidente que tienen también
mucho en común. Para empezar, los derechos humanos
y el derecho penal internacional tienen un mismo objetivo, a saber, la protección de la dignidad inherente al ser
humano. Por otra parte, existe un paralelismo significativo entre los actos considerados por una y otra disciplina;
es decir, los hechos materiales que constituyen las violaciones más graves de derechos humanos
fundamentales, coinciden de manera sustancial con las conductas que equivalen a los delitos de genocidio,
crímenes de lesa humanidad, crímenes de guerra, tortura y desapariciones forzadas.

No es por consiguiente poco sorprendente que el derecho internacional de los derechos humanos haya tomado
en consideración la dimensión penal de los atentados a los derechos de la persona. Los derechos humanos
han integrado la necesidad de traer a sus autores a responder por esas violaciones ante las instancias
competentes, pudiendo pesar sobre los Estados toda una serie de obligaciones positivas que van en ese
sentido.

Así, los Estados están obligados a llevar una investigación rápida, imparcial y exhaustiva sobre las violaciones
a los derechos humanos – requisito previo indispensable a fin de detectar, llegado el caso, las conductas de
naturaleza criminal, de determinar las circunstancias y de identificar a las personas que participaron en los
abusos. Cuando los agravios cometidos constituyen crímenes, el Estado debe también tomar las medidas
necesarias para que los autores sean procesados y si es así, reconocidos culpables y condenados a penas a
la medida de sus actos. Cada Estado está, entre otras cosas, encargado de poner a disposición de las víctimas
los recursos efectivos, es decir, accesibles y capaces de reparar los daños causados. Además, el Estado debe
garantizar que las víctimas reciban una reparación adecuada, de asegurar que conozcan la verdad sobre los
abusos infligidos, así como de emprender las reformas o cualquier otra medida necesaria a fin de evitar que
tales hechos de repitan.

La ausencia de esfuerzos serios de parte de un Estado para impugnar responsabilidad, incluida la penal, de
aquellos que han violado los derechos humanos, implica un incumplimiento de sus tareas. Debido a que los
Estados no solamente tienen la obligación de respetar los derechos reconocidos de los individuos, sino también
la obligación de hacerlos respetar, un Estado que no se esfuerza por reprimir los abusos cometidos bajo su
jurisdicción, no puede en ningún caso pretender que garantizará los derechos en cuestión.

Por último, los mecanismos de control de respeto a los derechos humanos, no le conciernen directamente a los
individuos que son culpables de crímenes internacionales, sino que se dirigen a los Estados. Sin embargo, en
la medida que los actos criminales violan también a los derechos garantizados, los derechos humanos deben
incitar a los Estados a castigar a los responsables, con el fin de cumplir las obligaciones que les atañen.224

1. Tema 10: Impunidad, Derechos Humanos y Derecho Penal Internacional


1.1. Impunidad en masacres de la población civil
Trujillo, Colombia. Entre
1988 y 1990 la localidad de
Trujillo (departamento del
Valle de Cauca) llegó a ser
mundialmente conocida por
el asesinato, «desaparición»
y tortura de más de 100
personas. La jurisdicción
especial, llamada de «orden
público» (luego «Justicia
regional»), absolvió a
numerosos paramilitares y
miembros del ejército
involucrados en los hechos.
La presión nacional e
internacional hizo que en
septiembre de 1994 se
instalara una Comisión
Investigadora bajo
supervisión de la Comisión
Interamericana de los
Derechos Humanos (CIDH).
En enero de 1995 dicha Comisión publicó un informe en el que establecía la responsabilidad directa
del Estado colombiano y de sus cuerpos de seguridad, especialmente del ejército. En un acto sin
precedentes, el entonces presidente, Ernesto Samper, se dirigió a la nación en un discurso y asumió
la responsabilidad total y absoluta por los hechos, prometiendo además una indemnización para las
víctimas y consecuencias penales para los culpables. Sin embargo, hasta la fecha lo único que ha
ocurrido es que uno de los principales responsables, el coronel Alirio Ureña, fue suspendido del
servicio (después de recibir un ascenso y de que fuera asesinado uno de los principales testigos de
cargo). Hasta esa acción tan moderada produjo fuertes protestas en las esferas militares. Por otro
lado, por falta de medidas estatales de seguridad para los defensores de derechos humanos en la

224
Track Impunity Always (TRIAL). Derechos humanos e impunidad. Recuperado el 16 de diciembre del 2014
a horas 15:32 de http://www.trial-ch.org/es/recursos/derecho-internacional/impunidad-y-derechos-
humanos.html. Con algunas modificaciones con fines didácticos.
región, la «Comisión Intercongregacional de Justicia y Paz» (CIJP) se vio obligada a cerrar sus
oficinas en febrero de 1999 criticando que «la impunidad de tan horrendos crímenes continúa
galopante, mientras que las medidas de reparación social no han tenido incidencia en los familiares
de las víctimas» (CIJP, resolución del 19/2/1999, Bogotá).225
Santa Bárbara, Perú. El 4 de julio de 1991 una patrulla del ejército arrestó a 15 campesinos de la
localidad de Santa Bárbara (departamento Huancavelica), entre ellos a siete niños. Los llevaron a una
mina cerca del pueblito de Rodeopampa, allí los ejecutaron y luego destrozaron sus cuerpos con
granadas de mano. A las mujeres las violaron primero. El 12 de julio algunos familiares de las víctimas
informaron de los sucesos a un juez. Cuando el funcionario llegó a la mencionada mina, el 18 de julio,
solamente encontró esparcidos restos humanos, cabellos y pedazos de ropa, de manera que no pudo
realizar identificación alguna de los cuerpos. El 31 de octubre de 1991 se supo que seis soldados
iban a comparecer ante el Consejo de Guerra Permanente, acusados de delitos de homicidio
calificado, abuso de autoridad, estupro y hurto.226
En el curso de las investigaciones se amenazó más de una vez con llevar a juicio al representante
del Ministerio Público en Huancavelica, pero en realidad nunca se intentó una acción judicial contra
él. Lo sorprendente y hasta ahora único del caso –por lo demás típico en su remisión a la justicia
militar– es que los cargos fueron por delitos graves que, con la excepción del abuso de autoridad,
sólo están reglamentados en el Código Penal ordinario. Hasta entonces a los militares acusados de
violaciones de los derechos humanos sólo les hacían cargos por «abuso de autoridad», so pretexto
de la incumbencia de la justicia militar. En vista de eso, en noviembre de 1991 la justicia ordinaria
también emprendió sus averiguaciones, pero los militares las obstaculizaron desde el principio,
amenazando a los investigadores y arrestando testigos, entre otras cosas. El tribunal militar
competente absolvió a los seis militares de los cargos de homicidio y estupro; sin embargo, en la
casación ante el Consejo Supremo de Justicia Militar (CSJM), el 10 de febrero de 1993, tres de ellos
recibieron sentencias: el teniente Bendezú Vargas fue condenado a diez años de cárcel y 2.300
dólares de multa por abuso de autoridad y falsificación; el soldado Eusebio Huaytalla a diez meses
de prisión y 115 dólares por desobediencia; el soldado Chipana Tarqui a ocho meses de cárcel y 57
dólares por «faltas al deber y al honor». En un comunicado de prensa, el tribunal declaró que:
El Consejo Supremo de Justicia Militar ha tenido que actuar con justicia en este delicado caso, en el
cual se han comprobado excesos que ameritan esta ejemplar sentencia. ... Estamos preocupados en
corregir y reprimir los casos de violación de derechos humanos perpetrados contra la población civil.
Lo insólito es que al igual que en «Accomarca» y otros casos, los delitos comprobados, que
representaban violaciones graves de los derechos humanos, fueron clasificados entre los hechos
punibles contemplados en el Código de Justicia Militar (CJM) (delitos más leves), aunque en los autos
de acusación se invocaban originalmente hechos punibles más adecuados, incluidos en el Código
Penal.227

1.2. Represión brutal de la protesta social

225
Ambos, Kai. Impunidad, derechos humanos y derecho penal internacional. Revista Nueva Sociedad.
Democracia y política en América Latina 161 Mayo/Junio 1999. Recuperado el 27 de noviembre del 2014 a
horas 13:48 de http://www.nuso.org/upload/articulos/2770_1.pdf. Con algunas modificaciones con fines
didácticos.
226
Op. cit.
227
Op. cit.
Urabá, Colombia. El 4 de marzo de 1988 fueron asesinados
20 trabajadores bananeros de las fincas «Honduras» y «La
Negra», de la región de Urabá (departamento de Antioquia).
Las investigaciones realizadas por diversas organizaciones,
como el servicio secreto estatal (DAS), demostraron que en
el hecho habían participado miembros del ejército y de
temidos grupos paramilitares. En el curso de las
averiguaciones y bajo una gran presión nacional e
internacional, fueron acusados, y en algunos casos
juzgados, numerosos civiles que tenían conexiones con los
mencionados grupos paramilitares (entre ellos con Pablo
Escobar). Al principio el caso fue investigado por la
«jurisdicción del orden público» e incluso se dictaron autos
de detención contra algunos militares, pero la justicia militar
reclamó su competencia. El Tribunal Disciplinario, en ese entonces competente en la contienda (hoy
lo es el Consejo Superior de la Judicatura), en mayo de 1991 clasificó las acciones de los militares
como «derelicción del deber», ya que habrían tenido la obligación de evitar la masacre. En
consecuencia, el tribunal dictaminó que el caso correspondía a la justicia militar. Las investigaciones
emprendidas por la justicia común y las medidas coercitivas que ya se habían tomado contra los
militares involucrados, fueron ignoradas. Por ejemplo, uno de los principales sospechosos, el mayor
Luis Felipe Becerra Bohórquez, fue ascendido y enviado a realizar un curso en Estados Unidos,
aunque tenía un auto de detención en su contra. Otros militares también recibieron ascensos. Sin
embargo, en junio de 1992 el tribunal militar competente sentenció a un capitán y dos oficiales a 16
años de prisión. El Tribunal Superior de Orden Público condenó a otros paramilitares y a un miembro
del ejército, así como al famoso paramilitar Fidel Castaño a penas privativas de la libertad (el último,
presuntamente muerto, a 30 años). Pero ninguna de las sentencias se cumplió, ya que no fue posible
capturar a los sentenciados. El 6 de octubre de 1993 hubo otra matanza. Esta vez asesinaron a 13
civiles en el pueblo de Riofrío, y la masacre fue capitaneada por el susodicho mayor Becerra. A
consecuencia de eso, en noviembre de ese año fue finalmente suspendido del servicio activo. El 1º
de febrero de 1994 la CIDH hizo constar en una resolución que Colombia había violado los artículos
4, 8, 25 y 1.1 de la Convención de los Derechos Humanos. En septiembre de 1994 un tribunal militar
dictó auto de detención contra Becerra. El 14 de octubre de 1998, al término de un consejo verbal de
guerra en la Tercera Brigada de Cali, Becerra había sido condenado a 12 meses de prisión en calidad
de reo ausente, por el delito de encubrimiento por favorecimiento. Durante el proceso que le siguió el
consejo de guerra, presidido por el general Jaime Ernesto Canal Albán, fue sancionado con nueve
meses el mayor Eduardo Delgado Carrillo, y con siete, el sargento segundo Leopoldo Moreno Rincón.
Igualmente, fueron absueltos el capitán Alfonso Vega Garzón, el cabo primero Alexánder Núñez
Cañizales y 30 soldados que también eran investigados. Tras conocer el fallo, voceros del Colectivo
de Abogados José Alvear Restrepo, que representó a la parte civil, cuestionaron la decisión. Dijeron
los abogados:
No hay duda de que la masacre ha quedado en la impunidad, en la medida en que la sanción no
corresponde a los hechos. En ese caso había una responsabilidad mayor que el simple
encubrimiento, una responsabilidad penal que podría estar rayando con la complicidad, porque hubo
un previo acuerdo entre quienes cometieron el hecho y los hombres del batallón Palacé.
El mismo Becerra fue asesinado el 14 de febrero de 1999 en un restaurante en Cali (cf. El Tiempo,
15/2/1999, en <www.eltiempo.com>).228

1.3. Amnistías para desapariciones y ejecuciones extralegales


La Cantuta, Perú. En mayo de 1991 las fuerzas armadas peruanas instalaron una base militar en el
campus de la Universidad Enrique Guzmán y Valle (La Cantuta), Lima, y desde entonces ejercen la
vigilancia en ese lugar. El 18 de julio de 1992, nueve estudiantes y un profesor fueron secuestrados
por hombres enmascarados y vestidos como militares. El 27 de agosto se declaró sin fundamentos
una solicitud de habeas corpus; sin embargo el juez a cargo consideró que las declaraciones de los
militares interrogados eran contradictorias.
En octubre de 1992 fueron secuestrados tres estudiantes más. De ellos Nancy Pimentel Cuéllar
estuvo prisionera desde el 10 de octubre hasta el 2 de noviembre y fue torturada. En abril de 1993 el
ex-comandante general de las fuerzas armadas, general Nicolás de Bari Hermoza, compareció ante
una comisión investigadora del Congreso. Enseguida los tanques tomaron Lima y en un comunicado
de prensa del 21 de abril el Comando General de las fuerzas armadas señaló que miembros de la
oposición parlamentaria eran «aliados de los terroristas», y tenían como objetivo desprestigiar a las
fuerzas armadas y vejar a su general en jefe a través de la investigación del caso. Unas semanas
después un militar de alta graduación, el general Rodolfo Robles, buscó asilo en la embajada de
Argentina en Lima, después de denunciar (en un comunicado distribuido a la prensa) la existencia de
un escuadrón de la muerte dentro de las fuerzas armadas. Según el documento, el propio general
Hermoza y el asesor del presidente, de
apellido Montesinos, eran quienes dirigían
dicho escuadrón, que sería responsable de
innumerables violaciones de los derechos
humanos, entre ellas la desaparición y el
maltrato físico de los estudiantes y el profesor
de La Cantuta. En julio de 1993 fueron
encontrados los restos de los nueve
estudiantes y de su profesor, enterrados en
cuatro fosas comunes. Nueve oficiales fueron
arrestados. Después vinieron las discusiones
sobre si la justicia militar podía quitarle la
jurisdicción del caso a los tribunales regulares.
La cuestión quedó resuelta a favor de la

228
Ambos, Kai. Impunidad, derechos humanos y derecho penal internacional. Revista Nueva Sociedad.
Democracia y política en América Latina 161 Mayo/Junio 1999. Recuperado el 27 de noviembre del 2014 a
horas 13:48 de http://www.nuso.org/upload/articulos/2770_1.pdf. Con algunas modificaciones con fines
didácticos.
justicia militar mediante una ley especial (la llamada «ley Cantuta»). El 12 de febrero de 1994 el
tribunal militar superior abrió un proceso, y ya para el 21 de febrero había pronunciado su sentencia
a pesar de las 2.000 páginas de abultadas actas. Es cierto que nueve miembros de las fuerzas
armadas recibieron condenas de uno a treinta años de prisión, pero, por un lado, se conmutaron las
sentencias, pues para los acusados de mayor rango se admitió conducta negligente y para los de
menor rango «actuación bajo órdenes», y por otro lado, nunca se inició una acción penal contra los
superiores que dieron las órdenes. La ejecución de la pena (por lo demás muy «liberal») tampoco
duró mucho, pues el presidente Fujimori promulgó una amplia ley de amnistía el 15 de junio de 1995
(Ley 26.479).229
La Tablada, Argentina. El 23 de enero de 1989 miembros del Movimiento Todos por la Patria
intentaron tomar el cuartel de La Tablada, situado al oeste de Buenos Aires. En 30 horas de combate
murieron 28 de los atacantes. Según una declaración voluntaria, dos de ellos fueron ajusticiados,
otros tres «desaparecieron» y se dice que otros fueron capturados y torturados. Según Amnistía
Internacional, las averiguaciones iniciadas en 1989, y hasta ahora infructuosas, indican una «falta de
determinación del gobierno de llevar ante la justicia a miembros de las fuerzas armadas responsables
de violaciones de los derechos humanos» (AI, p. 59). Sin embargo, no se trataba simplemente de
falta de decisión gubernamental. La acción militar, con todas sus consecuencias, contó con el
respaldo incondicional del Ejecutivo y el Legislativo: justo después de la operación, el Congreso
realizó un homenaje al ejército. En forma selectiva: Letelier/Moffitt (Chile) (v. Huhle). En septiembre
de 1976 el canciller chileno, Orlando Letelier, y su homólogo estadounidense, Ronni K. Moffitt,
murieron en la explosión de un autobomba en la Washington, DC.
En los años posteriores el caso resultó un tema crucial en las relaciones diplomáticas entre Chile y
EEUU, razón por la cual recibió un trato judicial de excepción. En primer lugar, a instancias de EEUU,
la Junta Militar chilena tuvo que excluir expresamente ese caso del alcance de la amnistía decretada
en 1978. Ese año un tribunal estadounidense formuló cargos contra (entre otras personas) cuatro
agentes de la DINA, incluyendo a su director, general Manuel Contreras, y el jefe del área operativa,
general de brigada Pedro Espinoza. Después que la justicia militar suspendiera provisionalmente el
juicio y lo remitiera a la jurisdicción de los tribunales regulares por presión de EEUU, en el marco de
la denominada «Ley Cumplido», ambos militares fueron finalmente acusados y detenidos por orden
del juez de la Corte Suprema de Justicia, Adolfo Bañados, recién designado por el presidente Patricio
Aylwin. El juicio comenzó el 12 de noviembre de 1993. El juez consideró adecuadas las penas de
prisión de 15 años para Contreras y de 12 años para Espinoza, pero las redujo a siete y seis años
respectivamente porque el hecho había ocurrido más de 17 años antes. Los abogados de los
acusados apelaron la sentencia. Durante los interrogatorios (en parte públicos) de la CSJ, los dos
acusados salieron en libertad bajo fianza. El 30 de mayo de 1995 la CSJ confirmó la sentencia del
tribunal subalterno, pero ambos acusados se negaron a cumplir sus condenas. Dos días antes de que
se pronunciara el fallo de la CSJ, Espinoza se atrincheró en un cuartel del ejército, y Contreras se
refugió primero en su hacienda, y más tarde en un hospital de la Marina.230

229
Ambos, Kai. Impunidad, derechos humanos y derecho penal internacional. Revista Nueva Sociedad.
Democracia y política en América Latina 161 Mayo/Junio 1999. Recuperado el 27 de noviembre del 2014 a
horas 13:48 de http://www.nuso.org/upload/articulos/2770_1.pdf. Con algunas modificaciones con fines
didácticos.
230
Op. cit.
Aunque ya había dado algunas declaraciones en sentido contrario, el exdictador general Pinochet, se
solidarizó entonces con los sentenciados y habló de procedimientos incorrectos y con motivaciones
políticas. Finalmente Espinoza fue capturado el 20 de junio y Contreras el 20 de octubre de 1995, y
ambos fueron llevados a la penitenciaría especial Punta de Peuco. Muchas cosas hacen pensar que
las fuerzas armadas permitieron después de todo su captura para aprontar el fin del encausamiento
de los crímenes de la dictadura militar chilena. En cuanto a la justicia civil, primero una corte
estadounidense, y luego también una comisión arbitral de internacionalistas, reconocieron derechos
de indemnización para los familiares de las víctimas.231
.
1.4. Terrorismo organizado y fomentado por el Estado y exención de la pena
ESMA/Massera, Argentina. En la
ESMA (Escuela de Mecánica de la
Armada, Buenos Aires) funcionó uno
de los más infames campos secretos
de prisioneros de la dictadura
argentina, dirigido por una unidad
especial de las fuerzas armadas bajo
el mando del almirante Emilio
Massera. Hasta finales de 1976, el
Consejo Supremo de las Fuerzas
Armadas Argentinas (CSFA) logró
bloquear un procedimiento judicial por
«desapariciones», torturas,
ejecuciones y otros abusos ocurridos
en la ESMA, pero ese año la Cámara
de Apelaciones (en este caso
competente en primera instancia) se hizo cargo del hecho. La Cámara ordenó la comparecencia de
19 oficiales de la Armada, sin embargo, respaldados por el alto mando que amenazaba con
sublevarse, éstos no se presentaron. La Cámara ordenó entonces su separación del servicio y su
detención. De esa manera el proceso se fue alargando hasta mediados de 1987, tiempo suficiente
para que la mayoría de los acusados pudiera acogerse a la ley sobre obediencia en cumplimiento del
deber, promulgada en junio de ese año. Finalmente sólo los almirantes Massera y Lambruschini
recibieron sentencias. Massera fue condenado a cadena perpetua y Lambruschini a ocho años de
prisión, pero el presidente Menem los indultó en diciembre de 1990.232 En noviembre de 1994 un juez
civil condenó a ambos militares a pagar un millón de dólares como indemnización a los familiares de
las víctimas.233

SEMANA 15 (FECHA: 05/12/2016)

231
Op. cit.
232
Ambos, Kai. Impunidad, derechos humanos y derecho penal internacional. Revista Nueva Sociedad.
Democracia y política en América Latina 161 Mayo/Junio 1999. Recuperado el 27 de noviembre del 2014 a
horas 13:48 de http://www.nuso.org/upload/articulos/2770_1.pdf. Con algunas modificaciones con fines
didácticos.
233
Op. cit.
PRESENTACIÓN Y EXPOSICIÓN DE TRABAJOS

SEMANA 16 (FECHA: 12/12/2016)


SEGUNDA EVALUACIÓN PARCIAL.

SEMANA 17 (FECHA: 19/12/2016)


EVALUACIÓN DE APLAZADOS Y REZAGADOS.

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