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CHRISTIANINI
Direclor Editorial d e la C a s a Pufclicadora B rasileña
Radiografía
del Jehovismo
LA VERDAD QUE SALVA
Y LOS TESTIGOS DE JEHOVA
EDICIONES INTERAMERÍCANAS
BOGOTA — CARACAS — GUATEMALA — PANAMA
M EX ICO D. r . — SAN JOSE, C. K. — MADRID — BARCELONA
SAN JUAN. ? . 3 . — SANTO DOM INGO
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4
1
Qué Creen los Testigos
de Jehová
LA N O T A tónica de los testigos de Jehová es su me-
sianismo. Se juzgan predestinados, de tento res de los orácu
los divinos. Im buidos de ese espíritu carismàtico, se con
sideran “ enviados divinos”, con la misión de restaurar el
nom bre de Dios, que, según ellos, sufrió una deform ación
causada por los “ religionistas”.
El intocable nom bre de “Jehová” fue sustituido por el
de “Señor” , y creen que ésta es la mayor ignom inia de la
historia. Para vindicar ese agravio, dicen ellos, surgieron
profèticam ente los testigos de Jehová, que se em peñan en
esa tarea rehahilitadora.
Ahora tienen una edición especia! de las Escrituras,
hecha a la m edida poi ellos mismos. En ella tom an en
cuenta puntos de vista |i: restablecidos, especialm ente de
sabor arri ano. Insisten en usar la palabra Jehová. Escri
ben E spíritu Santo con inicial m inúscula. Y en el Nuevo
T estam en to (que ellos llam an “ Escrituras Griegas Cris
tianas”) , los textos que se refieren a la T rin id a d y a la
divinidad de Jesús, están deformados. En los próximos
capítulos analizaremos los principales de esos textos.
A u n q u e ahora tienen su propia versión de la Biblia,
que llam an “del N uevo M u n d o ” , cuando ello los favo
rece se sirven tam bién de otras versiones. Afirman q u e su
traducción sigue el original paso a paso. Sin em bargo ella
no procede directam ente del original, porque su prefacio
5
declara q u e es u n a nueva traducción dé.la versión inglesa
del Nuevo M undo. P or lo tanto, es una obra de segunda
m ano; y da pena leerla por su pobreza franciscana.
E ntre corchetes, hay palabras q u e pretenden suplir
la deficiencia del original, pero no es raro encontrar que
fuerzan el sentido, las más de las veces tendenciosam ente.
P retendiendo poner el texto ai día en Apoc. 22: 15, consig
nan: “A fuera están los perros y los q u e practican el espi
ritism o. . cuando en el original, no dice “espiritism o”
sino “hechiceros” . Esto no es traducir, es interpretar.
El prefacio de la versión interlineal T h e K ingdom In
terlinear Translation of thc Greek Scriptures (El Nuevo
T estam ento en griego y en in g lés), edición 1969, afirma
que las versiones existentes de la B iblia tienen el vicio
de las traducciones religiosas q u e falsean el pensam iento
de los escritores sagrados. En la página 8 de ese prefacio,
dice: “La Comisión de T raducción de la B iblia N uevo
M undo se ha esforzado por evitar las tram pas del tradicio
nalism o religioso” .
De esa forma los “ testigos” procuran in fu n d ir la idea
de que a ellos exclusivamente, únicos y verdaderos testi
gos de Dios, se les reservó la tarea de restaurar en el texto
del N uevo T estam ento, el divino nom bre de “Jehová” ,
om itido p or los “religionistas” .
En la página 17, el citado prefacio agrega: . . el texto
original de las Escrituras Griegas Cristianas, ha sido alte
rado, así com o el texto de la V ersión de los LX X . Y por
lo menos desde el tercer siglo de nuestra era en adelante,
el divino nom bre en tetragrama, ha sido elim inado del tex
to por los copistas. . . En su lugar pusieron las palabras
Kirios (generalm ente traducida por 'Señor’) y Theós,
que significa D ios”.
En esa cita hay una inform ación destituida de funda
m ento. En ese prefacio, los traductores del N uevo M undo
7
se refieren a un rollo de papiro de la V ersión de los LX X ,
d escubierto recien tem ente en tre los rollos del M ar M u er
to, q u e co n tiene la segunda m itad del lib ro de D eutero-
nom io, y q u e registra el tctragram a “Jehová” .
Además, en abono de su tesis, citan a A quila (128 AD)
y a Orígenes, diciendo q u e am bos usaron el tetragram a
( J H W H ) , aq u él en su Versión y éste en la H exapla. Y
finalm ente dicen q ue en el cuarto siglo, Jeró n im o m en
cionó q u e el no m b re Jehová se encontraba en ciertos es
critos griegos au n en su tiem po. Y basándose en esta pe
queñ a colección de “evidencias'' fragm entarias, los testigos
de Jehová llegan a la siguiente conclusión:
“Eso p ru eb a q ue el original de la V ersión de los L X X
contenía el no m b re divino cada vez (¡ue aparecía en el
original hebreo. C onsiderando q u e sería un sacrilegio usar
algún sustituto, com o Kh¡<>\ o i h e ó s , los escribas in serta
b an el tetragram a en su debido lugar en el texto de la
versión griega” (Id., pág. 12) .
El que conozca .m uque sr.i los elem entos de la historia
de los m anuscritos sagiados, percibe en seguida la d eb i
lidad de esas afirmaciones. Para ese error, q u e hem os re
producido de sus libros, basta lo siguiente:
1. M illares de m anuscritos griegos del N uevo T esta
m ento —literalm en te m illares—, no contienen ni u n a vez
el tetragram a: ni aun el Evangelio de San M ateo que, como
se cree, fue orig in alm ente escrito en hebreo o aram eo, y
por consiguiente sería el más propenso a conservar los ves
tigios del n om bre Jehová. Sin em bargo, no ocurre así. Los
famosos códices unciales y los m illares de códices cursivos,
no usan el no m b re Jehová.
2. El ya citado papiro de la últim a m itad del libro de
D euteronom io, de la versión de los LX X , al co n ten er el
nom bre divino, sólo pru eb a q u e un ejem plar contenía ese
nom bre; m ientras que —y esto es de sum a im portancia—
8
otros ejemplares existentes de la mi^ma Versión em plean
las palabras K írios y Theós.
3. Los testim onios de A quila, O rígenes y Jerónim o,
apenas dem uestran que el nom bre divino se usaba algu
nas veces. Mas la verdad general, sostenida por los eru
ditos, es que la Versión de los L X X o Septuaginta, salvo
rara excepción, siem pre em plea Kírios y Theós en lugar
del tetragram a. Y el N uevo 'Testamento de la Versión de
los /.X X jamás em plea el tetragrama. Esto derrum ba la
cindadela “ jehovista”.
4. No es verdad que los m anuscritos antiguos tuvieran
obligadam ente el tetragram a 1EVE, y m ucho menos que
los “testigos" sean com isionados por Dios para restablecer
el nom bre divino.
Las "p ru eb as” que rilan son inconsecuentes. Da pena
que se preocupen tanto de la nomenclatura. Sostienen
que no se deberían usar las palabras “ Dios” y “Señor", sino
únicam ente Jehová. No debiera existir la palabra “cruz” ,
sino estaca de tortura. No se debe decir “m aestro” , sino
sólo instructor o líder. Nada de Biblia, sino Escrituras H e
breas y Griegas Cristianas. Los capítulos siguientes estu
diarán cuidadosam ente algunos de los dogmas de los “tes
tigos".
9
"Y el Verbo era Dios"
U N O de los pasajes bíblicos q u e en forma explícita y ca
tegórica revela la naturaleza divina del H ijo de Dios se
halla en Juan 1: 1, y reza así: “ En el principio era el V er
bo, y el V erbo era con Dios, y el Verbo era Dios’’.
A pesar de la m eridiana claridad de este texto, la tra
ducción “jehovista” del Nuevo M undo lo vierte alterado y
alam bicado de la siguiente m anera: "E n (el) principio la
Palabra era, y la l’alalna estaba con Dios, y la P alabra era
un dios”.
Y la F.mphalic />/«/;/<»//' lo vierte así: “ En el princi
pio era el Verbo, y el Veil*o esiaba con Dios, y un dios era
el verbo".
Pues bien, sobre esas dos equívocas traducciones, que
escriben con inicial miniist ida el ,uij*iisio y divino nom
bre de Jesucristo, reb.ijándolo ,isí ,i la categoría de los
dioses paganos, los "jehovislas" |>iocuian arm ar el frágil
baluarte de su equivocado uniiaiism o.
¿Existe realm ente base para tal desacierto lingüístico?
¿Por qué trad u cir “ un dios era el verbo”? ¿Estarán real
m ente erradas todas las traducciones clásicas y aceptadas
de la Biblia, q u e nos han llegado desde el descubrim iento
de la im prenta? ¿Por qué sólo ahora surge esa “ innova
ción"? ¿Merece crédito?
Un cuidadoso análisis
Analicem os ese texto, tal como se encuentra en el ori
ginal griego, con la traducción literal puesta entre líneas:
1. V ersió n del N uevo T estam ento con el le x to interlineado en griego y en inglés.
El tra d u c to r al inglés fue H cnjam in W ilsu n ; y u n a vez com pleta, esa obra se p u
blicó por prim era ve* cu N u ev a Y ork vi» 1864. A h o ta es propiedad de la Sociedad
de los T estigos de Jehová.
10
“En arche hén hó Lògos, kai hó Lògos hén
En el p rin cip io era el Verbo, y el Verbo era
pros tón T h eó n , kai Theós hén hó Lògos”.
con Dios y Dios era el Verbo.
En este párrafo hay tres oraciones, que vamos a analizar
en detalle para su m ayor claridad:
1. E n arche hén hó Logos (En el principio era el V er
bo) . A quí se observa lo siguiente: a) que Lògos (o Ver
bo) es el sujeto de la oración, b) y eso queda determ inado
por el artícu lo hó.
2. Kai hó Lògos hén prós tón T heón (y el Verbo era, o
estaba, con Dios) . A quí se observa el mismo hecho de la
prim era oración. Porque Lògos es tam bién el sujeto de esta
segunda oración.
‘5. Kai Theós hén lió Lògos (y Dios era el Verbo) . Esta
oración se halla en orden inverso, pero se traduce correcta
m ente así: “Y el V erbo era Dios”. ¿Por q u é esta traducción
es correcta? P orque Theós (Dios) allí es el predicado y no el
sujeto, pues el sujeto de la oración todavía es Lògos (Ver
bo) , ya q ue es la palabra que tiene el artículo hó ( e l) . Lo
cierto es que Theós califica a Lògos, indicando que Lògos
es el sujeto. En otras palabras, T heós (Dios) es lo que se
afirma acerca de Lògos.
Los gram áticos helenistas enseñan, y ése es un principio
elem ental de la sintaxis griega, q u e cuando el adjetivo va
antes del artículo es predicado; tam bién que cuando el ad
jetivo va después del sustantivo, sin uso de artículo, es
predicado.
Pues bien, esta regla de la sintaxis se aplica a la últim a
oración Theós hén hó Lògos; porque la palabra Theós está
antes del artículo hó. Por lo tanto, T heós ejerce la función
de adjetivo calificativo de Lògos.
Además, la palabra Lagos está precedida del artículo hó,
que la señala como sujeto de la oración. Entonces necesa
11
riam ente, Lógos es el sujeto y l itros es el predicado. Y la
traducción correcta, única e irreversible de esa oración es:
“ El Verbo era Dios” .
Salta a la vista que ningún articulo se necesita para
Theós, y que trad u cir esa palalna por “ un dios” es un
craso error gram atical; porque Theós <s <■! predicado nom i
nal de era, y necesariam ente se rclieie al sujeto. Así. queda
explicado el error del Em phalic I .
T am b ién está equivocada la 1 1 aduc ¡ ión del Nuevo
M undo, p o rque está calcada del D iarjoll y conserva la ex
presión errada “ un dios”, al dism i..... i la divinidad de Je
sucristo, y reducirlo a una entidad se< uinl.n i.i, creada, de
poder lim itado, no de la misma n.itm.ilc/.i del Padre.
La cita incompleta
U no de los m uchos apéndices de la traducción in terli
neal del N uevo 1’eslam ento. Nuevo M undo, m enciona una
reconocida autoridad del griego, al D r. R obertson. En la
página 1.159 de este N uevo T estam ento, citan estas pala-
bras del Dr. R obertson: “E ntre los antiguos escritores, el
'l'heós se em pleaba para designar el dios de la religión ab
soluta, distinguiéndolo de los dioses m itológicos” . E inten-
cionalm ente dejan de citar la siguiente sentencia, en ia
cual el Dr. R obertson agrega: “Con todo, en el Nuevo
T estam ento, au n q u e tengam os pros tón T heón (Juan 1:1),
es m ucho más com ún encontrar sencillam ente Theós, es
pecialm ente en las epístolas” .
Eso destruye todo el castillo de naipes construido por los
"jehovistas” sobre la om isión del artículo en J u a n 1:1.
P orque lo q u e el erudito Dr. R obertson quiso decir, es que
los escritores del N uevo T estam ento, no em plean con fre
cuencia el artículo con Theós, y aun así el sentido es perfec
tam ente claro; o sea, q u e aun sin el artículo, significa el
único verdadero Dios.
13
Teoría insostenible
Exam ínense las siguientes referencias, en las cuales en
versículos sucesivos y hasta en la misma sentencia, se em
plea el artículo en relación con I ’heós; Mar. 12: 26, 27;
Hech. 5: 30; 7: 2; y la conclusión será que la teoría “jeho-
vista" es insostenible. Especialmente en Luc. 20: 36-38
no hay articulo. Y sin em bargo e ste pasaje se refiere evi
dentem ente a Jehová, el "Dios de A brahán, Dios de Isaac
y Dios de Jacob". Esto anula la pretensión de los "tes
tigos” .
C onviene repetir el fundam ento gram atical en que nos
basamos, para evidenciar el grave error considerado. En
griego, el predicado generalm ente va sin artículo, pero
el sujeto casi siem pre lo lleva. Y cuando un nom bre está
cum pliendo la función de predicado en relación con otro
nom bre, el nom bre que hace de predicado, no lleva ar
tículo. - t i
Diez renombradas autoridades
Para que resplandezca nítidam ente la verdad, vamos a
docum entar más a fondo lo que hemos afirmado. Invoca
remos a diez renom brados gramáticos y reconocidos eru
ditos del griego.
1. Eti su gram ática Beginners of the Greek N eiv Testa-
m en t, página 63, W illiam H. Davis es term inante. Escribe:
“Obsérvese q u e el sujeto se diferencia del predicado, p o r
que el sujeto lleva el artículo y el predicado no. Ejem plo:
H ó '¡'hcós, agripe, eslin. Dios es am or. En este caso, agripe
es el predicado, p o rque no lleva artículo, al paso que Theós
lo lleva".
2. Los autores de Beginner’s Greek B ook, A lien R. Bert-
ner y H erbert YV. Sinyth, en la página 50, declaran: “ El
predicado sustantivo o nom inativo generalm ente no lleva
artículo. Ejem plo: Strategós hén hó Kúros. C iro era ge
n eral” .
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3. A. Freire, en la página 178 de su Gramática Grega
(en p o rtu g u é s), confirma: “D elante del nom bre predi
cado del sujeto, se om ite el artículo. Ejem plo: H óutos
henos hetairos hén. Este era un com pañero’’.
4. En la página 145 de Nogoes da L ingua Grega, Ar-
naldo de Souza Pereira, dice sentenciosam ente: “ En gene
ral, el predicado no lleva artículo. Ejem plo: Kúros egéne-
to Basileús ton Pérson. C iro llegó a ser rey de los persas”.
5. El profesor E. C. Colwell, catedrático de la U niver
sidad de Chicago, es considerado una de las mayores auto
ridades del m undo en griego. En un extenso trabajo titu
lado: “A D efinite R ule for the N T Greek A rticle Usage”
(U na regla definida para el uso del artículo en el griego
del N T ) , afirma:
"U n predicado nom inal definido lleva artículo sólo
cuando va después del verbo. En el prim er versículo del
Evangelio de San Juan, se encuentra uno de los m uchos pa
sajes q u e conform e a esta regla, sugiere la traducción de
un predicado com o n om bre definido. La ausencia del ar
tículo antes de '¡'heos, no co n v ien e esc predicado en inde
finido, p o rque éste va antes del verbo hén. En esa posición
podrá ser definido cuando lo requiera el contexto. Pero
en el Evangelio de San Ju an , el contexto no justifica tal exi
gencia; p orque esa declaración, de ningún m odo puede juz
garse extraña al prólogo del Evangelio, que llega a su
pu n to culm inante en la confesión de Tom ás, m encionada
en el capítulo 20: 28: ‘¡Señor m ío, y Dios m ío!’ ”
Esa afirmación, procedente de una de las mayores au
toridades en la m ateria, pulveriza el extravío “jehovista” ,
que insiste en la tendenciosa traducción: “el V erbo era un
dios”.
6. Invoquem os ahora el testim onio de otro profundo
helenista, el profesor Bruce M. Metzger, especializado en
el griego del N uevo T estam ento, profesor em érito del Se
15
m inario Princeton, de Estados Unidos, que en su tra
bajo Jehovah W itnesses and Christ, com enta:
“Al em plear el artículo indefinido ‘u n ’, los traductores
[de la B iblia N uevo M undo] despreciaron el bien conocido
hecho de que, en la gram ática griega, los nom bres pue
den ser definidos p or varías razones, sea que esté presente
el artículo definido o no. U na liase prepositiva, en la cual
el artículo no está expresado, en griego puede ser definida,
como realm ente ocurre en |u a n 1: I”.
7. O tro gram ático griego de renom bre universal es el
profesor J. W. W hite. En su lamoso l'irst Greek B ook,
página 266, define con propiedad la regla de la sintaxis
del artículo, al decir: "l In adjel ivo, ora preceda al artículo,
ora vaya después del sustantivo sin tener artículo, es siem
pre predicado-adjetivo" |(l predicado nom inal].
Y para ilustrar esa tegla. <1 piolesot W hite cita una
frase griega lom ándola de dos versiones. M ikrai (pequeñas)
hdi (las) oikíai (casas) cisca (e i.m ). q u e s i g n i f i c a :
“ Las casas eran pequeñas". T u griego el orden es inverso.
Se nota que el adjetivo m il;mi (pequeñas) viene antes del
artículo (hdi) (las). Allí el adjetivo es el predicado.
Sin em bargo, hay otra m anera de esii ibir esa misma ora
ción: H ái (las) oikíai (casas) m ikrai (pequeñas) eisen
(eran) . Y escrita así, esa m isma frase tam bién significa:
“ Las casas eran pequeñas". Sin embargo, se ve que el ad
jetivo m ikrai está sin artículo y va después del sustantivo
precedido del artículo (hái oikíai, las casas) .
E n ambos casos, el sustantivo es siem pre oikíai (casas),
y el adjetivo m ikrai es infaliblem ente el predicado-adje
tivo o predicado nom inal.
Ahora bien, a la últim a sentencia de Ju a n 1 :1 , se
aplica esta regla. Ante este hecho irrefutable, es evidente
q ue B. W ilson, au to r del E m phatic D iaglott, com etió un
craso erro r al trad u cir kai Theós én hó Lógos por “y u n dios
16
era el V erbo”. ¿Por qué? Lo repetim os. P orque Theós
(Dios) es predicado nom inal, que va antes del artículo
hó. El sujeto es Lógos. De esto no hay escapatoria. E nton
ces, lo correcto es: “y el Verbo era Dios” .
8. W. M artin y N. Klann, tam bién doctos en griego,
en su obra Jehovah of ihe W ntchtow er, página 50 en ade
lante, com entan la insostenible pretensión ruselita del
texto de Juan 1: 1, y llegan a la siguiente conclusión:
"C o ntrariam ente a las traducciones del E m phatic Día-
glott y del 'N uevo M undo’, la construcción gram atical
griega no deja n inguna duda de que esta traducción [la clá
sica traducción "el Verbo era Dios”] es la única posible.
El sujeto de la oración es ‘V erbo’, y el verbo es ‘era’. No
puede haber objeto directo después de ‘era*; porque según
la regla gram atical, los verbos intransitivos no adm iten ob
jeto. En cambio, piden predicado nom inal, el que se rela
ciona con el sujeto, que en este cuso es ‘V erbo’ (Lógos) .
“Salta a la vista q ue Theós no necesita ningún articulo.
Y traducirlo por ‘un dios’, no sólo es una incorrección gra
matical, sino tam bién un griego distorsionado, porque en
esa tercera oración de Ju an 1:1, l íteos es el predicado no
m inal de era, y ciertam ente se relaciona con el sujeto, que
es Verbo (Lógos) ” .
9. W. C. T aylor, en su conocida hitrodugáo ao Estudo
do N I ' Grego, afirma: “ C uando se em plea el artículo, el
sustantivo es definido; cuando no se emplea, puede ser de
finido o indefinido. . . N unca se debe hablar de ‘om isión del
artícu lo ’. El griego no om itió. . . sino que escribió según su
propia índole. No hay artículo, porque no era natural
usarlo. . .
“En general, el sujeto lleva artículo, pero el predicado
no lo lleva. H ó Theós agapé estin (Dios es am or, en 1 S.
Juan 4: 16). Dios es amor, pero el am or no siem pre es
Dios. En Ju an 1:1, Theós én hó Lógos, traducim os ‘La Pa-
17
J - R .D .J
labra era D eidad', y no ‘Dios era la P alabra’. P orque el
adjetivo sin artículo generalm ente es el predicado” (E di
ción 1932, p;íg. 195).
10. La m ayor autoridad del idiom a heleno, tal vez sea
el profesor A. T . Robertson, quien además de su m onu
m ental gram ática, escribió m ucho sobre cuestiones de lin
güística. y un tratado especial acerca del artículo. H a
blando del uso del artículo y de su ausencia en Juan 1: 1,
llega a esta conclusión: “En el N uevo T estam ento. . . a u n
que aparece pros ton T heón, es m uchísim o más com ún en
contrar el T h e os (sin a rtíc u lo ), especialm ente en las epís
tolas” .
Una comparación iluminadora
Los testigos de (ehová insisten en que su traducción
“ un dios” es correcta, debido a la ausencia del artículo.
Pues bien. En Ju an 1: 18 dice: “A Dios nadie le vio ja
más”. En el griego está textualm ente así: T heón oydeis
eóraken popote.
Analicemos esta frase. T heón ([a] Dios, en el acusativo
griego) , oydeis (nadie) , eóraken (vio) , popote (jamás) .
Como se nota, en esta frase no hay artículo. Por la ló
gica de los “jehovistas”, Theós debería ser indefinido y
traducirse “ un dios”. Sin em bargo, en su Biblia N uevo
M undo, ellos trad u jeron ese texto así: “A Dios nin g ú n hom
bre lo ha visto jam ás” . Y no tradujeron “u n dios”, m enor,
creado, el Rey Jesús.
Debemos agregar que al pie de la página 1.159 de T h e
K ingdom Interlinear Translation, de 1969, de los testigos
de Jehová, con el propósito de apoyar su errada traducción
de Ju an 1:1. hay una larga lista de 35 pasajes de Juan, en
los cuales el nom bre predicado en griego tiene el artículo
definido. Con cs.is i iias quieren probar que la ausencia del
artículo en Ju.iu I: I, significa que allí Theós se debe tra
ducir por “ un dios".
IX
Sin em bargo, se verifica que ninguno de esos 35 ca
sos es sim ilar al de Juan 1 :1 ; porque en cada uno de esos
ejemplos, el nom bre predicado va después del verbo; y por
consiguiente apropiadam ente lleva el artículo, conform e
a la regla q u e ya citamos y que repetim os: “ U n predicado
nom inal definido lleva artículo cuando va después del
verbo” (F.. C. C o lw ell).
En ú ltim o análisis, esos 35 ejemplos, en vez de ser con
trarios a la traducción usual y aceptada de que “ el Verbo
era Dios” , la confirm an, porque reconfirm an la regla del
debido em pleo del artículo definido en griego.
Otra prueba m ás
I.os “testigos” dan m ucho énfasis a la om isión del artícu
lo definido griego ju n to a la palabra "D ios”, en la frase “y el
Verbo era Dios” . Sin embargo, ignoran que esta form a de
om isión es com ún en griego con los sustantivos (nombres)
en una construcción predicativa. Allí, el em pleo del ar
tículo haría q u e “V erbo” y “ Dios” fueran iguales; su om i
sión refuerza el sentido: “ y el m ism o Verbo era Dios” .
El artículo om itido en Juan 1:1 , está om itido tam bién
en otras construcciones de ese mismo capítulo. Eso ocu
rre cuatro veces, en los versículos 6, 12, 13 y 18; y en cada
caso se refiere a Dios mismo, y no a “ un dios”.
En Juan 13: 3 hay un hecho curioso y revelador, que
reduce a trizas la pretensión de los testigos. H ablando
de Jesús, dice: “ H abía salido de Dios, y a Dios iba”. A quí
la palabra “ Dios” ocurre dos veces; y en el original grie
go, la prim era vez no lleva artículo y la segunda vez, lo
lleva. Sin em bargo, sería absolutam ente insostenible tra-
ilucir la prim era ocurrencia por “un dios”.
De la misma m anera, au n q u e la tercera frase de Ju an
I : I no lleva artículo, su correcta traducción es: “ el Verbo
era Dios”. Lo q ue prueba la deidad de Cristo.
11)
¿Quién es el "Yo soy"?
C O N SID ER E M O S otro claro texto del Nuevo T estam en
to, que sin som bra de duda proclam a la preexistencia del
H ijo de Dios, y al cual los actuales ruselitas dan una in ter
pretación m uy particular, para elu d ir la divinidad de
Jesús. Se en cu en tra en Juan 8: 58, y dice: “ Jesús les dijo:
De cierto, de cierto os digo: Antes que A brahán fuese, yo
soy’’.
Para evadir el sentido irreversible de la divinidad de
Cristo, claram ente explícita en las palabras "Yo Soy”, los
“testigos” recurren a un expediente reprobable. Sencilla
m ente inventan un tiem po verbal inexistente en griego, al
que denom inan “ tiem po perfecto indefinido”, y le hacen
al texto decir: “Antes que Abrahán viniese a existir, yo he
sido”. Sin la m enor cerem onia elim inan la form a presente
del verbo “ser” , esto es, el “Yo soy” .
En la traducción “ jehovista” Interlinear Translation
en inglés, edición 1969, en la página 467, hay una nota
que de m anera dogm ática, declara (pie la expresión griega
Egó eim i (Yo soy) usada en ese lugar, se debe traducir en
el “ tiem po perfecto indefinido” , “Yo he sido” , y no “Yo
soy”.
Esa es una afirm ación atrevida sin el m enor funda
m ento. R eproduzcam os el texto griego de Juan 8: 58:
E ipen aytois ho Jesús A m én am én légo hym in.
Les dijo Jesús: De cierto, de cierto os digo:
prín Ahraám genésthai Egó eimi.
Antes que A brahán fuese, yo soy.
20
De paso, notem os el em pleo de genésthai, q u e indica
nacim iento, engendram iento, es atrib u id o a A brahán. En
cam bio a Jesús se aplica eim i, q u e significa "ser existen te".
Un elocuente paralelo
Nótese este interesante paralelo. En Ju an 8: 58 se lee:
"A ntes que A brahán fuese, yo soy” (Egó e im i) . La Ver
24
sión de los L X X vierte el Sal. 90: 2 así: “Antes q u e los
m ontes viniesen a la existencia, desde la eternidad hasta la
eternidad, tú eres (eimi) Dios” .
Ahí está el mismo verbo, em pleado en form a sem ejante.
¿Por q u é los “testigos” no alegan q u e aquí tam bién se debe
ría traducir: ‘‘tú has sido Dios”?
En su traducción N uevo M undo, en español, los “ testi
gos” vierten la parte final de este texto: “ tú eres Dios”, y no
“tú has sido Dios” .
Exo. 3: 14 consigna q u e Jehová respondió a Moisés:
"Yo soy el que soy. . . Así dirás a los hijos de Israel: Yo soy
me envió a vosotros” .
En este texto en hebreo, está la palabra eheieh, com
puesta del pronom bre y del verbo “ser”, y significa “Yo
soy”. A quí tam bién se nota q u e la traducción “Yo he
sido” no cuadra. Los más autorizados diccionarios hebreos
aplican esa expresión a Dios, con el sentido “Yo soy” , o “ El
que existe por sí m ism o” .
26
"¡Señor mío y Dios mío!"
EL P R O P O S IT O de este capítulo es reafirm ar la divini
dad de Jesús, nuestro grandioso Salvador y Sanador. Con
sideremos aquí la pronta y decisiva respuesta del apóstol
T om ás, ante la evidencia concreta de la resurrección del Se
ñor, esa resurrección q ue certificó su divinidad.
El relato se halla en Juan 20: 28, y dice: “ Entonces T o
más respondió y le dijo: ¡Señor m ío, y Dios m ío!” Ese fue
un acto de adoración q u e T om ás rindió a “Dios m anifes
tado en carn e”.
La sim ple lectura de este texto: “ ¡Señor m ío, y Dios
m ío!”, no deja duda acerca de la divinidad de Cristo, pro
clam ada por T om ás de m odo categórico, formal e incisivo.
Analicem os el texto en su original griego, traducién
dolo literalm ente:
A p ek rith e T hom ás kai éipen autó ho K írios m oy
Respondió T om ás y dice le: ¡el Señor mío
kai ho T heós moy.
y el Dios mío!
Esta expresión de Tom ás: "H o Theós m oy”, sólo se
puede trad u cir por “ ¡Dios m ío!” T a n to es así, q u e hasta
el mismo E m phatic Diaglott traduce el “ho Theós m oy”
por “ ¡oh Dios de m í!”, o “ ¡Dios m ío!” .
Hasta el lector lego puede notar en el original griego,
la presencia del artículo ho, tanto antes de Kírios (Señor)
como antes de Theós (Dios) .
La presencia del artículo definido en este lugar es m uy
significativa, p o rque —de acuerdo con el argum ento dog
27
m ático de los mismos testigos de Jehová— la existencia del
artículo distingue al Dios verdadero y único Jehová, de un
“dios” secundario e inferior. Entonces, tenem os aquí una
prueba acabada, que ellos mismos proveen, de que T om ás
se dirigió al Dios único: a Jesús, uno con Jehová.
Eso mismo se com prueba tam bién en la traducción al
español de la B iblia jehovista N uevo M undo, que vierte la
exclamación de Tom ás, así: “ ¡Mi Señor y m i Dios!” Esta
es una confesión de que T om ás reconoció que Cristo era
Jehová Dios en persona.
34
Dos Objeciones Explicadas
la . Objeción: "Te he engendrado hoy"
La declaración “T e he engendrado hoy” , de Heb. 1: 5,
se refiere a Cristo, pero no en el sentido de haber sido crea
do, ni de un nacim iento espiritual ocurrido en ocasión de
su bautism o. Nótese que la Escritura aplica esa expresión
a varios eventos de la vida de nuestro Salvador:
1. A su encarnación. Heb. 1: 5, 6. “ Mi H ijo eres tú, yo
te he engendrado hoy” .
2. A su resurrección. Hech. 13: 32, 33. “Dios ha cum
plido. . . resucitando a Jesús: como está escrito tam bién en
el Salmo segundo: Mi H ijo eres tú, yo te he engendrado
hoy ”. Se puede leer tam bién Rom. 1: 3,4.
3. A su sacerdocio. Heb. 5: 5. “T am poco se glorificó a
sí mismo haciéndose sumo sacerdote, sino el que le dijo:
T ú eres mi H ijo, yo te he engendrado hoy”.
Importante razonamiento
Ju an 1: 3 declara: “T odas las cosas por él fueron he
chas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho” .
Notem os la últim a parte: “Sin él [sin Cristo] nada de lo
que ha sido hecho, fue hecho” . O tra vez, reparem os bien:
nada fue hecho. Nada fu e creado sin Cristo. Entonces, él
mismo no fu e creado, porque él creó todo cuanto fue crea
do, sin excepción de cosa alguna, de nada. Nada fue hecho
sin él, a no ser que él se creara a sí mismo. Pero Dios no
fue creado. Así, tam poco el H ijo fue creado.
38
"En Forma de Dios"
O T R O grandioso pasaje bíblico, q u e dem uestra la dei
dad de Cristo y su inefable am or, y al cual los testigos de
Jehová dan un cariz arriano, se halla en Fil. 2: 6. R efirién
dose a Cristo, ese texto dice: “ El cual, siendo en form a de
Dios, no estim ó el ser igual a Dios como cosa a que afe
rrarse”.
Para m ayor claridad, vamos a exam inar el texto origi
nal, con su traducción interlineal:
Hos en m orphé T h eo ú updrjon ouj
El cual en form a de Dios subsistiendo no
arpagmón hegésalo to (Hnai isa Theó.
usurpación juzgó el ser igual Dios.
Esa frase, debidam ente ordenada según el castellano,
quedaría con absoluta corrección así: “ El cual, subsistien
do en forma de Dios, no juzgó que fuera una usurpación
ser igual a Dios”.
Salta a la vista el claro sentido de esta frase, es a saber,
que Cristo, teniendo la naturaleza de Dios, no consideró
que este hecho fuera para él una usurpación, algo inde
bido a lo cual no tuviera derecho. P or eso, el siguiente ver
sículo agrega: “Se despojó a sí mismo, tom ando form a de
siervo, hecho sem ejante a los hom bres” . Es decir, sin per
der su divinidad, ad q u irió la hum anidad.
F.i helenista W illiam C. T aylor, en su obra didáctica,
lutrodug&o ao Esludo do Grego do N ovo T estam ento, edi
ción de 1948, página 363, traduce Fil. 2: 6, en estas pala
39
bras: “ El cual, existiendo esencialm ente en la naturaleza
de Dios, no consideró que era una presa [que retener]
estar en igualdad con Dios”.
Y a continuación, explica la razón de haber usado la
palabra “presa”. Agrega: “Presa (codiciar y retener, como
la leona asegura su presa o el salteador su despojo) ” .
El sentido de la palabra griega arpagmón tiene una
am plitud q ue es difícil traducir exactam ente. La versión
inglesa T h e L iv in g Bible, expresa este versículo en form a
llana y hermosa, al decir: “A unque era Dios, no dem andó
sus derechos a ser Dios ni se asió de ellos” .
Traducciones forzadas
A despecho de la m eridiana claridad de este texto en
el original y en las versiones clásicas, los testigos, en su sub-
traducción N uevo M undo, en castellano, lo vierten di
ciendo: “ Q uien, au n q u e existía en la form a de Dios, no
dio consideración a un arrebatam iento, a saber, que debiera
ser igual a Dios”.
¿Nota el lector que el sentido es del todo diferente?
Con esa deform ación, los testigos procuran forzar la idea de
q u e Cristo desprecia la divinidad, q u e no le interesa ser
igual a Dios.
En su traducción Interlinear Translation of the Greek
Scriptures, de 1969, vierten el pensam iento paulino de
una m anera aun peor, a saber: “Q uien, aunque estaba exis
tiendo en form a de Dios, no dio consideración a una cap
tu ra; a saber, que él debiera ser igual a Dios” .
Así tuercen el lenguaje para forzarlo a fin de que con-
cuerde con su unitarism o, o sea, para dar la idea de que
Cristo no era igual a Dios, y de que hasta despreció ser
igual a él.
D escendiendo al terreno de la argum entación, los tes
tigos de Jehová sostienen que la expresión “en form a de
40
Dios”, significa m eram ente “semejanza", ‘‘una figura ex
tern a” .
Con eso parecieran desconocer la índole y la fuerza
de expresión del griego. El au to r ya citado, W . C. T aylor,
en la misma obra y en la página 393, afirma acerca de este
texto: ‘M o rp h é’ significa form a, im plicando el carácter
y la naturaleza esenciales. C ontrasta con ‘sjém a’, q u e sig
nifica figura, semejanza exterior y efímera. En Fil. 2: 6 y 7,
‘m orphé’ destaca la naturaleza divina y la real hum anidad
de jesús; y ‘sjém a’ hace resaltar la fase pasajera de su h u
m illación”.
La palabra “ form a” q u e aparece en Fil. 2: 6, es exacta
m ente ‘'m orphé”, lo q u e indica la naturaleza de Cristo.
En el versículo 7, la palabra para designar la figura h u
m ana de Cristo, es "sjém a”. Entonces, es preciso “ buscar
la sabiduría” y ver ‘‘con los ojos del en ten d im ien to ”.
Lo que escribió Sabatini Laíli, reafirm a lo q u e estamos
diciendo acerca de la divinidad de Cristo. En su obra
0 Logos E terno, en portugués, página 38, él explica: “En
eí texto de Eil. 2: 6-11, ocurren dos palabras cuyo sentido
se debe notar, p o rque revelan el definido propósito de
Pablo. Son ‘m orphé’ y ‘sjé?na’. La palabra ‘m orphé’ signi
fica ‘form a’, y envuelve tam bién la idea de ‘sustancia’ o
‘esencia’. P or otro lado, la palabra ‘sjéma' tiene, entre
otros, el sentido de ‘form a’, ‘apariencia’, ‘sem ejanza’ y ‘fi
gu ra’.
“Sófocles, por ejem pio, em plea la palabra ‘sjém a’ al
escribir; ‘ Tirannon sjém.a éjein’ (T iene aire o aparien
cia de rey) . Esto significa que una persona puede te-
iier ‘aire o apariencia de rey’ sin serlo necesariam ente.
1V i o la palabra ‘m orphé’ (en contraste con sjéma )
denota la forma, la expresión interna de determ inada sus
tancia, una forma íntim am ente relacionada con la natura-
lc/;i de esa su stan cia..,
41
"Al decir (versículo 7) que Cristo se 'despojó de sí
m ism o’, Pablo no está diciendo que Cristo renunció a su
naturaleza divina, sino que renunció tan sólo a la forma
o al m odo de su existencia como Dios. Como Lógos asarkós
(Verbo no e n c arn a d o ), Cristo es Dios en la forma, en el
modo de la existencia divina; como Logos ensarkós (Verbo
encarnado) , Cristo es Dios en la forma, en la esencia o sus
tancia de la naturaleza hu m an a”.
Además, en su obra ya citada, página 309, T ay lo r afir
ma que la palabra “uparjón, gerundio del verbo upárjo
(que significa: soy, e x isto ), indica una condición esencial u
original que perd u ra; en contraste con lo fugaz y acciden
ta l”. Así, es correcta la traducción “subsistiendo an terio r
m en te” , “existiendo esencialm ente”, porque tal es el im
plícito sentido del griego.
El texto original
Para com prender m ejor este punto, vamos a recons-
triiir los tres versículos en debate en el original hebreo, con
su traducción verbal:
Y cha ve qana ni rci’shith darkó
El Señor (me) poseía (en el) principio (de su) cam ino
(¿nedhen miphnlaiv m é ’az. M c ’olam
(déla) antigüedad (sus) obras desde. Desde la eternidad
rnissakti m ér’ish, m iqqadm ei’rec,
fui ungida desde el origen,antes del comienzo (de la) tierra,
b e’yn-tehim óth chó lalti.
cuando (no había) profundidad fui engendrada.
R educiendo los térm inos a su orden lógico, tenemos:
“ El Señor me poseía desde el principio de su cam ino, desde
sus obras más antiguas. Desde la eternidad fui ungida, desde
el origen, antes q ue existiese la tierra. Fui engendrada a n
tes que hubiese abismos” .
Eternidad de la sabiduría
La clave del sentido se halla en la exacta traducción de
los verbos. Analicem os los tres casos en consideración:
I. En el versículo 22 aparece el verbo qán&h, cuya tra
ducción más exacta es “ poseer”, en el im perfecto. A pro
pósito, O Novo Comentario da Biblia, de F. Davidson, con
siderando este versículo, afirma:
“Poseía, es la traducción que dan las versiones p o rtu
guesas. (La versión de Valera, en español, traduce ese
verbo con el mismo sentido: poseía ) . Esto significa que
desde el principio la sabiduría de Dios estaba con él; . . .
48
“A quí no se refiere a que la Sabiduría fuera lo prim ero
en ser creado; p o rque l a sabiduría de Dios, lj s ciertam ente
inseparable de él. Por el contrario, debemos entender
q u e la Sabiduría estaba con él desde toda la eternidad”.
2. En e) versículo 23 aparece el verbo nassak, que algu
nos vierten por “establecer” . Lo traducim os en forma de
participio pasivo. Los mejores léxicos hebreos le dan va
rios sentidos: I) derram ar, 2) ofrecer iibaciones, 3) ins
talar, 4) tejer, y 5) ungir.
El com entario bíblico de Davidson tiene la siguiente
explicación del versículo 23: “Ungida puede referirse a
que Dios nom bró a la sabiduría para realizar su tarea. Esa
palabra se usa con el sentido de consagrar. , . La sabiduría
precedió a todos los seres creados, y aun hasta las p rim iti
vas profundidades. Pero eso todavía no es todo. La sabiduría
no sólo estuvo presente en la creación, sino que sirvió de
m edio de la creación” .
3. El versículo 24 tiene el verbo chul, al cual los buenos
diccionarios dan el sentido de “ retorcer” , “ agitar” , “tem
b la r” , y en poquísim os casos, “engendrar”.
C ualquiera q u e sea el sentido de chul (chólalti, debido
a la desinencia) , no cabe darle el sentido de nacim iento
físico, por el hecho de que todo el pasaje es una especie de
parábola. El sentido es m etafórico, figurado, y es im portan
te tener esto en cuenta.
T am b ién estaría d entro de la lógica del hebreo, trad u
cir ese verso así: “Antes que hubiera abismos, yo vi
bré” . Creemos q u e lo que Salomón quiso decir al referirse
a la Sabiduría de Dios fue esto: "Y o estaba con Dios en el
principio (y esto concuerda con Ju an 1: 2: “Este era en el
¡>i inripío con Dios”) , o en el principio de sus caminos o de
ln1' planes de la insondable econom ía divina. Desde la
'■/rniidad fu i ungida, desde el principio. . . Aparecí antes
iii ■|no hubiese abism os” .
49
i i; i i j
Todo revela inconm ensurabilidad de tiempo, pues el
lenguaje m etafórico del texto indica la eternidad de la
Sabiduría, o de Cristo: siem pre presente en Dios, en todo
tiem po presente con Dios, desde la eternidad presente con
Dios, fusionada con él.
Un testimonio adventista
Veamos todavía algunas valiosas porciones del Seventh-
day Bible Commentary:
“H u b o grandes diferencias entre los eruditos acerca del
origen, la pronunciación y el significado de la palabra
Y H W H . Posiblem ente, Y H W H es una form a del hebreo
'ser’: y en este caso significaría ‘el E terno’, ‘el Existente’ ”
(tomo 1, pág. 172).
"Sin embargo, no se debiera pasar por alto q u e la
pronunciación conocida a través del texto bíblico hebreo
actual, es la que dieron los masoretas del siglo V II de la
era cristiana; que como sabemos ahora, difiere u n poco del
período del A ntiguo T estam ento” (Id., 34) .
“ Los judíos consideraban tan sagrado el título Y H W H
que no lo pronunciaban ni aún cuando leían las E scritu
ras. . . . En su lugar leían Adonai. En consecuencia, la ver
dadera pronunciación de Y H W H , que ahora se cree ser
Yalive, se perdió” (Id., pág. 172)
55
‘‘D u rante siglos, los judíos devotos, por tem or a p ro
fanar el santo nom bre, 110 lo pronunciaban. En su lugar,
cuando llegaban a la palabra Y H W H , leían 'Adonai, Se
ñor'. . . T o d o lector judío principiante, al llegar a esta pa
labra, leía ‘A donai’; aunque tenía sólo las vocales de la
palabra A donai, las agregaba a las consonantes de Y H W H .
Como este principio no fue entendido por los cristianos
que aprendieron a leer la Biblia hebrea a principios de la
Reforma, el divino nom bre de Dios se traducía por ‘Jehová’
y se pronunciaba de esa m anera” (Id., pág. 35).
Pronunciación incierta
Si los testigos de Jehová pretenden hoy restaurar la p ro
nunciación de “Jehová”, están construyendo una fábula;
porque procuran restaurar un vocablo incierto. Si q u ieren
restaurar un hecho acerca del uso de tctragrama, deberían
evitar pronunciarlo, sustituyéndolo por la palabra “Señor”,
cosa que estableció la cristiandad.
Si pretenden restau rar sólo el tctragram a, entonces de
berían escribir apenas las consonantes JH V H en sus tra
ducciones de la Biblia, dejándolas com o una expresión im
pronunciable. De cualquier m anera, nunca tend rán ellos
la seguridad de la exactitud del nom bre que pretenden
restaurar. Resum iendo el contenido de este capítulo, tene
mos los siguientes hechos irrefutables:
1. En la Biblia hebrea original, sólo consta el tetragra-
ma JH V H , que aparece por prim era vez en Gén. 2: 4.
2. N o se conoce cuál ha sido la pronunciación exacta
de JH V H , y queda el desafío de probar lo contrario.
3. Por lo menos seis siglos después de Cristo surgie
ron los masoretas, que idearon la escritura de las voca
les hebreas; y entonces, debajo del tetragram a, colocaban
las mismas vocales de la palabra A donai, que significa
Señor.
56
4. El tetragram a llegó a ser leído “A donai” , por te
m or a que fuera profanado o por superstición.
5. Apenas en el R enacim iento y al comienzo de la Re-
Corma se acuñó la escritura y pronunciación de la palabra
Jehová. A ún así, no se consideraba que fuera el único
nom bre de Dios.
6. Sólo con el relativam ente reciente brote del arria-
nismo de los testigos de Jehová surgió la agitación de usar
específicamente el nom bre de Jehová.
58
11
¿Es Cristo Jehová?
DESDF, la caída del hom bre y su enajenación de Dios,
el que siem pre ha tratado con los seres hum anos, tanto
du ran te el A ntiguo como du ran te el N uevo T estam ento,
ha sido Cristo Jesús. El mismo Em anuel que anduvo
sobre esta tierra, que dio su vida para salvarnos, es el que
la B iblia identifica con Jehová. Con suma frecuencia, el
nom bre Jehová alude al mismo Cristo. Veamos:
La crucifixión
JEHOVA CRISTO
“En aquel día, dice Jeho 1. Refiriéndose a Cristo: “Mi
vá , . . . mirarán a mí, a rarán al que traspasaron”
quien traspasaron” (Zac. ( [uan 19: 37).
12:4,10).
La piedra de tropiezo
“A Jehová de los ejércitos, 3. “Acercándoos a él [a Cris
a él santificad; . . . él se to], piedra viv a,. . . pie
rá. . , piedra para trope dra de tropiezo, y roca pa
zar, y por tropezadero pa la hacer caer” (1 Ped. 2:
ra caer” (Isa. 8: 13, 14). 4, 8) .
59
Toda rodilla y toda lengua
JE H O V A CRISTO
4. "Por mí misino (Jehová) 4. “En el nombre de Jesús se
hice ju ram en to ,. . . a mí doble toda rodilla.. . y to
se doblará toda rodilla, y da lengua confiese que Je
jurará toda lengua” (Isa. sucristo es el Señor" (Fil.
45: 2 3 ). 2 : 10, 11) .
El escudriñador
5. "Yo Jehová, que escudri 5. “El Hijo de D ios,. . . dice
ño la mente, que pruebo esto:... toda 5 las iglesias
el corazón, para dar a ca sabrán que yo soy el que
da uno según su camino, escudriña la mente y el co
según el f r u t o de sus razón; y os daré a cada
obras” (Jer. 17: 10). uno según vuestras obras”
(Apoc! 2: 18, 23).
La cautividad
6. "Subiste a lo alto, cauli- (i. “. . . del don de Cristo.
vaste la cautividad, tomas I’or lo cual dice: Subien
te dones para los hom do a lo alto, llevó cautiva
bres” (Sal. 68: 18) . la cautividad, y dio dones
a los hombres” (Efe. 4:
7. 8) .
El Primero y el Ultimo
7. “Así dice Jehová.. . Yo 7. Jesús dijo: ‘‘No temas; yo
soy el primero, y yo soy soy el primero y el últi
el postrero” (Isa. 44: 6). mo”. "El primero y el
postrero, el que estuvo
muerto y vivió” (Apoc.
1 :1 7 :2 :8 ).
El Alfa y la O m ega
8. “Yo soy el Alfa y la Orne- 8. Jesús dice: “Vengo pron-
ga, dice Jehová Dios, el to, y el galardón que doy
60
JEHOVA CRISTO
que es y que era y que vie está conmigo, . . . Yo soy
ne, el T o d o p o d e r o s o ” el Alfa y la Omega, el pri
(Apoc. 1: 8, Traducción mero y el último, el prin
Nuevo M undo). cipio y el fin” (Apoc. 22:
12, 13, Traducción Nuevo
Mundo) .
Rey de reyes
11. A Jehová el Padre se lo 11. De Cristo: “Pelearán con
llama: “Bienaventurado y tra el Cordero, y el Corde
solo Soberano, Rey de re ro los vencerá, porque é!
yes, y Señor de señores” es Señor de señores y Rey
(I Tim . Ci: 15, 16) . de reyes” (Apoc. 17: 14).
El nombre de Jehová
“Todo aquel que invoca 12. “Si confesares con tu bo
re el nombre de Jehová ca que Jesús es el Se
será salvo; porque en el ñor, . . . serás salvo”. “T o
monte de Sion y en Jeru- do aquel que invocare el
61
JEHOVA CRISTO
salén habrá s a lv a c ió n ” nombre del Señor, será
(Joel 2: 32). salvo” (Rom. 10: 9,13).
La bondad de Jehová
13. "Gustad, y ved que es bue- 13. “Si habéis gustado la be-
no Jehová; d ic h o s o el nignidad del Señor, acer
hombre que confía en él” cándoos a él [a Gristó],
(Sal. 34: 8). piedra viva” (1 Ped. 2:
3, 4).
Palabras eternas
14. La palabra de Jehová es 14. La palabra de Jesús es
eterna: "Sécase la hierba, eterna: “El cielo y la tic-
marchítase la flor; mas la ira pasarán, pero mis pa-
palabra del Dios nuestro labras no pasarán” (Mat.
permanecerá para siem- 21: 35).
pre” (Isa. 40: 8).
El Redentor
1(>. “Oh Jehová, roca mía, y 16. “Su amado Hijo, en quien
redentor mío”. “Nuestro tenemos redención por su
Redentor, Jehová de los sangre”. “La redención
ejércitos es su nombre, el que es en Cristo Jesús”
Santo de Israel” (Sal. 19: (Col. 1: 14; Rom. 3: 24).
14; Isa. 47: 4).
62
JEHOVA CRISTO
El Esposo divino
17. “En aquel tiempo, dice 17. Comparándose al esposo,
Jehová, me llamarás Ishi “Jesús les dijo: ; A caso
(mi m a r i d o ) “Como el pueden los que están de
go/.o del esposo con la es- bodas ayunar mientras es
posa, así se gozará conti- tá con ellos el esposo?"
go el Dios tuyo” (Ose. 2: (Mar. 2: 19, 20).
16; Isa. 62: 5).
El buen pastor
18. "Jehová es mi pastor; na- 18. Dijo Jesús: "Yo soy el
da me faltará”. “Yo apa- Imen pastor; y conozco
centare a mis ovejas, yo mis ovejas, y las mías me
les daré aprisco, dice Jeho- conocen,. . . y pongo mi
vá” (Sal. 23: 1; E/e. M: vida por las ovejas” (Juan
15). 10:14,15).
La luz de la vida
19. ‘‘Jehová es mi luz y mi 19. “Jesús les habló, diciendo:
salvación”. “Jehová te se- Yo soy la luz del mundo;
rá por luz perpetua” (Sal. el que me sig u e ,... ten-
27: 1: Isa. 60: 19). drá la luz de la vida”
(Ju an 8: 12).
La Roca, la Piedra
20. “Jehová, roca mía y casti- 20. De Cristo se dice: “Pongo
lio mío”. “J e h o v á ;... la en Sion la principal pie-
roca de nuestra salvación” dra del ángulo, escogida,
(Sal. 18: 2; 95: 1). preciosa”. “La roca era
C risto " (1 l’ed. 2 : 6 ; 1
Cor. 10: 4).
El Salvador
21. “Yo Jehová, . . . soy tu Sal- 21. “Un Salvador, que es Cris-
vador”. “Yo Je h o v á , y lo el Señor”. “Porque no
fi3
JEHOVA CRISTO
fuera de mí no hay quien hay otro nom bre.. . en que
salve” (Isa. 43:3, 11). podamos ser salvos" (Luc.
2: 11; Hech. 4: 12).
La verdad
22. “El nombre de Jehová 22. “Jesús le dijo: Yo soy el
proclam aré... D ios de camino, y la verdad, y la
v e rd a d ,... justo y recto” vida; nadie viene al Padre,
(Deut. 32: 4). sino por mí” (Juan 14:
6).
Dios inmutable
23. "Yo Jehová no cambio; 23. “Jesucristo es el mismo
por esto ,. . . no habéis si- ayer, y hoy, y por los si
do consumidos” (Mal. 3: gl°s” (Heb. 13:8).
6).
El justo
24. "Jehová es justo”. “Justo 24. “Jesucristo el justo”. “El
es Jehová en todos sus ca- es fiel y justo para perdo-
minos” (Sal. 129: 4: 145: nar nuestros pecados” (1
17). Juan 2: 1: 1:9 ).
Digno de adoración
25. “No te has de inclinar a 25. Acerca de Cristo, Dios or-
ningún otro dios, p u e s dena: “Adórenle todos los
Je h o v á ,... Dios ce lo so ángeles de Dios”. "Que
es” (Exo. 34: 14). en el nombre de Jesús se
doble toda rodilla” (Heb.
1: 6; Fil. 2: 10).
Omnipotente
2(>. “El Dios omnipotente te 26. “Jesús se acercó y les ha-
bendiga”. “El Todopode- bló diciendo: Toda po
roso” (Gén. 28: 3; Apoc. testad me es dada en el
1 :8 ). cielo y en la tierra” (Mat.
28: 18) .
64
JEHOVA CRISTO
Dios eterno
27. Abrahán "invocó allí el 27. De Jesús se profetiza: “Un
nombre de Jehová Dios niño nos es nacido,. . . y
eterno*'. “¿No has oído se llamará. . . Admirable,
que el Dios eterno es Jeho Dios fuerte, Padre eter
vá?” (Gen. 21: 33; Isa. no”. “Sus salidas son des
4 0 : 28 ) . de. . . los días de la eter
nidad” (Isa. 9: 6; Miq.
5 : 2) .
Omnipresente
28. “Oh Jehová, . . . si subiere 28. Cristo “ todo lo llena en
a los cielos, allí estás tú; y todo”. “ Donde están dos
si en el Scol hiciere mi es o tres congregados, allí es
trado, he aquí, allí tú es toy en medio de ellos”.
tás”. “En él vivimos, y nos “Yo estoy con vosotros to
movemos, y somos” (Sal. dos los días, hasta el fin
139: 1, 8; Hech. 17: 28). del mundo” (Efe. 1:23;
Mat. 18: 20; 28: 20).
Nuestro Creador
29. “Así dice Jehová Dios, 29. “Todas las cosas por él
Creador de los cielos,. .. fpor Cristo] fu e ro n he
el que extiende la tierra; chas, y sin él nada de lo
el que da aliento al pue que ha sido hecho, fue he
blo que mora sobre ella” cho” (Juan 1:3 ).
(Isa. 42: 5).
Dios Omnisciente
30. “Los ojos de Jehoi'á están 30. Cristo “sabía lo que había
en todo lugar, mirando a en el hombre”. “Y cono
los malos y a los buenos”. ciendo Jesús los pensa
“Todas las cosas están des mientos de ellos, . . .” “Sa
nudas. .. a los o jo s de bía quién le iba a entre
a q u e l . . . ” (Prov. 15:3: gar” (Juan 2: 25; Mat. 9:
Heb. 4: 13) . 4; Juan 13: 11).
65
12
"El Angel de Jehová"
O T R A im p o rtan te inform ación escriturística accrca de
la deidad de Cristo y de su identidad con Jehová se halla
en el hecho de que no se encuentra una distinción entre
Jehová y el ángel de Jehová. Se presentan como Uno, y
sin em bargo distintos el tino del otro.
En esas m anifestaciones Dios asum e la forma de un
ángel o de un hom bre, con títulos divinos, y acepta adora
ción, que los ángeles com unes rechazan (Apoc. 22: 8, 9).
A veces el “ángel” , a veces "el ángel de Jehová", otras ve
ces "el varó n ” , o "el ángel de su presencia” , o "el siervo” ,
se confunde con el mismo Dios,
N o vamos a citar todos los casos bíblicos, porque son
muchos: sólo algunos para ilustrar la tesis.
I. Aparece a Agar. Gén. 1 6 :7 ,9 -1 1 ,1 3 . “ La halló el
ángel de Jehová ju n to a una fu e n te ... Y le dijo el A ngel
de Jehová: Vuélvete a tu señora, . . . Le dijo tam bién el A n
gel de Jehová: M ultiplicaré tan to tu descendencia,. . . Ade
más le dijo el A ngel de Jehová: l i e aquí que has concebido,
y darás a luz 1111 hijo, y llam arás su nom bre Ismael, porque
Jehová ha oído tu aflicción. . . Entonces [ella] llam ó el
nom bre de Jehová q u e con ella hablaba: T ú eres Dios que
me ve”.
A quí el “ángel de Jehová” se m enciona cuatro veces.
En el versículo 13 se lo llam a “ Jehová que con ella habla
ba” : y finalm ente, allí mismo se lo identifica con Dios. N o
•se trataba de un ángel com ún, pues su lenguaje y sus a tri
butos no son los de un mero ángel.
66
2. Aparece a Abrnhán. Gen. 22: 11.12. “ Entonces el
A age! de Jehová le dio voces desde el cielo, y dijo: Abra-
h án ” . En seguida el ángel se llam a Dios a sí mismo, al de
cir a A brahán: “ Ya conozco que temes a Dios, por cuan
to no m e rehusaste tu hijo” .
3. Libra a Jacob. Gen. 48: 15, 16. Jacob “bendijo a
José, diciendo: El Dios en cuya presencia anduvieron mis
padres A brahán e Isaac, . . . el A ngel q u e me liberta de
todo mal, bendiga a estos jóvenes”. E) Dios de A brahán,
Isaac * Jacob es Jehová, y a él Jacob lo llamó “el ángel” .
La prueba está en Exo. 3: 4, 6.
4. Aparece a Moisés. Exo. 3: 2, 4. 6. 14. “Se le apareció
el Angel de Jehová en una llama de fuego, en m edio de una
zarza” . “Viendo Jehová q u e Moisés iba a ver, lo llam ó
Dios desde la zarza, y le dijo: Yo soy el Dios de tu padre".
“Así dirás a los hijos de Israel: Yo soy me envió a vosotros”.
Además, en todo Exodo 4 se llam a a Jehová “el ángel”.
5. Aparece a Gedeón. Juec. 6: 12, 14, 16, 21, 22, 23. “El
A ngel de Jehová se le apareció” a Gedeón. “M irándole
Jehová, le dijo: Ve con esta tu fuerza”. “Jehová le dijo:
C iertam ente estaré contigo”. ”Y el ángel de Jehová desapa
reció de su vista”.
“Viendo entonces Gedeón q u e era el ángel de Jehová,
dijo: Ah. Señor Jehová, que he visto al ángel de Jehová
cara a cara. Pero Jehová le dijo: Paz a ti; no tengas temor,
no m orirás” .
fi. El ángel del Sinaí. En Hecli. 7: 38. Esteban explica
que fue “el ángel” el que habló con Moisés en el Sinaí, y
que le dio “ las palabras de vida” , los oráculos divinos con
tenidos en la ley.
El "Angel" es Cristo
L. B oettner dice: “A la luz del N uevo Testam ento, ese
ángel de Jehová que aparece en los tiem pos del A ntiguo
T estam ento, q u e habla como Jehová, que ejerce su poder,
q ue recibe adoración, y tiene autoridad de perdonar peca
dos, no puede ser sino el Señor Jesucristo, quien, al igual
que ese ángel,
“ 1. Procede del Padre. Juan 16: 28.
“2. H abla por el Padre. Juan 3: 34; 14: 24.
“ 3. Ejerce el poder del Padre. Mat. 28: 18.
“4. Perdona pecados. M at. 9: 2, 6.
“5. Recibe adoración. Mat. 14: 33; Juan 9: 38.
“Sí ese Angel no fuese Cristo, entonces la pregunta:
¿Q uién será ese misterioso personaje, ese ángel? no ten
dría respuesta” .
Así, este Angel de Jehová, no es otro sino Cristo, el
H ijo de Dios, el único m ediador entre Dios y los hombres.
68
13
La Deidad de Cristo
N O FU E sino trescientos años después que el Evangelio
de p r is to se estuvo predicando, en los términos puros del
N uevo Testamento, cuando “alguien” se propuso atacar la
creencia de los cristianos en la deidad de Cristo. El que
inició ese ataque fue Arrio, de A lejandría.
La m anera insólita de sus ataques dem ostró que hasta
aquella época, los cristianos creían en la divinidad de Cris
to, sin n ing u n a sombra de duda. Era asunto exacto y cierto.
Mas los argum entos arríanos, en la forma en que fueron
elaborados, no eran la corrección de una herejía, sino una
objeción a una creencia prevaleciente. Ante este hecho, el
unitarism o es una herejía —una herejía que distancia al
hom bre de la gracia divina, y puede hacerle perder la sal
vación que se halla en Cristo Jesús.
71
La misma gloria
Isaías 42: 8 afirma: “Yo Jehová; este es mi nom bre; y a
otro no daré mi gloria” . Esta ú ltim a declaración se reitera
en Isa. 48: 1 1. Pero en Juan 17: 5, en su oración, Jesús re
vela lo siguiente: “Padre, glorifícam e tú al lado tuyo, con
aquella gloria que tuve contigo antes que el m u n d o fuese".
El prim er texto destaca que la gloria divina es in h eren
te e intransferible, es parte de la sustancia de Dios. No se
puede dar a otro. N o se puede com partir.
todo, en su oración. Cristo proclam a que será glo
rificado con la gloria del Padre; gloria que no le era nueva,
pues dice q ue ya la poseía ron el Padre.
En algunas ocasiones Cristo m ostró alguna vislum bre de
esa gloria. D urante su transfiguración (Mat. 17: 2) . C uan
do a la tu rb a que venía a prenderlo, le dijo: “Yo soy”
(Egó eimi) . Juan 1K: (i describe (pie esa m anifestación tu m
bó a sus captntadores en tierra. Y la misma gloriosa re
surrección de Cristo, fue prueba de su divina gloria.
Un testigo de Jehová quiso evadir esta verdad diciendo
que la palabra griega para, en Juan 17: 5, quiere decir
“a través d e ” . Pero eso es incorrecto. “ A través de” en grie
go, sería diá. La palabra para en este texto, está en el caso
dativo y jam ás se puede traducir por “a través d e”. El mis
mo T h ay er la traduce "con", “ junto con”. Entonces sería:
“ La gloria que tuve ju n to contigo” .
Esto pues re fi.-r/a la divinidad de Jesús.
73
14
¿Quién es el Espíritu Santo?
LOS testigos de Jehová enseñan que el Espíritu Santo es
una influencia, una fuerza activa de Dios, y nada más. No
adm iten su personalidad, y en consecuencia, su divinidad.
Con todo, las Escrituras enseñan algo m uy diferente.
Revelan q u e el Espíritu Santo es una Persona, y que ella
es divina. Lo seguro es quedar con las Escrituras, que pre
sentan al E spíritu de Dios con características y cualidades
de una persona. Veámoslo.
Otro Consolador
Cristo prom etió enviar a sus seguidores otro Conso
lador. Pero era necesario esperar el retorno de Cristo al
seno del Padre, para enviar al otro Consolador. Si el Espí
ritu Santo fuese una “ fuer/a activa” , no se necesitaría es
perar nada, pues esa fuer/a ya estaría en todas partes y n e
cesariam ente en la tierra.
La misma designación de "fuerza activa” para identifi
car el Espíritu Santo conspira contra la tesis de los testigos
de Jehová. Si el Espíritu de Dios fuera tan sólo u n a fuer
za activa, ¿tendría sentido decir: ‘‘C ualquiera q u e blasfe
me contra la (u n z a activa [el Lexlo dice “ E spíritu Santo”],
no tiene jam ás perdón, sino q u e es reo de juicio etern o ”?
(Mar. 3: 2 9 ).
Si em pleáram os la nom enclatura de los testigos, ten
dríam os que cam biar el pasaje de M at. 28: 19, para que
rezara así: "Bautizándolos en el nom bre del Padre, y de
un dios', y de la ‘fuerza activa’ ” , Usando esa nom encla
tura, ¿tendrían lógica los siguientes textos?:
1. H ech. 15:28. ‘‘Ha parecido bien a la ‘fuerza activa’
y a n o so tro s..
2. H ech. 21:11. "Esto dice la ‘fuerza activa’: . .
3. Efe. 4: 30. “N o contristéis a la ‘fuerza activa’ . .
4. H ech. 5 :3 . "P ara q u e m intieseis a la ‘fuerza acti
va’, . .
5. H ech. 13: 2. “D ijo la ‘fuerza activa’: A partadm e a
B ernabé".
76
De ninguna m anera, todo eso quedaría sin sentido.
Por lo tanto, ¡el E spíritu Santo es Dios, la tercera Persona
de la T rin id ad !
77
15
La Divina Trinidad
AL C R E E R que Jesús es Dios, hacemos profesión de fe
trin itaria. Y la doctrina de la T rin id a d es verdadera, no
porque podamos entenderla, sino porque es u n hecho de
la Revelación. Y para los que creemos, esto pone fin al
asunto. No conseguimos entender el origen del mal, cómo
Lucifer se convirtió en Satanás, ni la m ilagrosa obra
del E spíritu Santo, ni tantos otros hechos. ¡Pero esos te
mas son m ateria de Revelación divina, y eso basta!
Es infantil rechazar la doctrina de la T rin id a d por
que ese térm ino 110 existe en las Escrituras. E 11 el libro
divino tam poco se encuentran las palabras Biblia, m ile
nio, teocracia y otras, que no por eso rechazamos; por
que lo que buscamos en las Escrituras son los hechos y no
la nom enclatura.
O tra falta de sentido es rechazar la doctrina de la T r i
nidad tildándola de m isterio. Dios es un m isterio. Con
T rin id a d o sin ella. Dios es un m isterio. Cristo es un
m isterio, como lo dice en Col. 1: 26: “ El m isterio que ha
bía estado oculto. . Con hum ildad aceptamos la revela
ción q u e hacen las Escrituras, sin negar ni torcer las lím
pidas e inequívocas declaraciones de la Biblia acerca del
Padre, del H ijo y del E spíritu Santo.
La D eidad se halla constituida por tres Personas, todas
eternas, todas iguales, todas divinas; que son Una en esen
cia, en propósito, en función. Dicho de otro modo, la T r i
nidad es el organism o de la Deidad, es el m edio por el cual
se m anifiesta en relación con el hombre.
78
Por qué se niega la Trinidad
La negación de la T rin id a d proviene prim ero de un
gran error, el de conceptuar a las personas divinas como se
conceptúa a las personas hum anas.
"En teología, como en cualquier otra ciencia, existe la
necesidad absoluta de usar algunos térm inos técnicos.
C uando decimos que en la D ivinidad hay tres personas
distintas, no querem os decir con eso que cada una de ellas
sea tan separada de las otras com o un ser hum ano está se
parado de los demás. A unque se diga q u e las tres Perso
nas se am an, se oyen, oran la una a la otra, se envían la una
a la otra, testifican una de la otra; no hace sin embargo, que
ellas sean independientes entre sí. La autoexistencia y la
independencia son propiedades, no de las personas in d ivi
duales, sino del Dios triu n o ” (L. B oettner, '¡'he T rin ity,
pág. 59).
En segundo lugar, la negación de la Trinidad viene por
la aplicación errada de textos bíblicos que hablan de la
subordinación del H ijo al Padre. Sin em bargo, Cristo
—q u e es Dios— fue hom bre tam bién. De ahí que se diga
que su naturaleza es divino-hum ana. Esa subordinación,
no es de esencia, sino de orden y operación. Cada una de
las Personas divinas tiene su esfera de acción, “como si fuese
una sociedad bien organizada”.
O tra razón de la negación de la doctrina de la T rin id a d
es la ignorancia o el prejuicio de ciertos escritores arríanos,
qu e suponen que creemos en tres dioses. Por ejem plo, en
la página 81 del libro jehovista Sea Dios Veraz, dice: “ La
doctrina, en breve, es que hay tres dioses en u n o ”.
A lo sumo, ésa es una conclusión q u e los testigos
quieren extraer; pero nunca es la creencia cristiana. Eso
nunca fue escrito o adm itido por ningún cristiano, en
ninguna época. Esa acusación de triteísm o es arbitraria. En
79
cambio, al jehovism o se lo podría acusar de biteísmo.
Al afirm ar (pie Jehová es el Dios todopoderoso, y que Cris
to es un dios poderoso, ellos están creyendo en dos dioses.
U n Dios mayor que engendra a un dios m enor. Por lo
lauto, dos dioses, no im porta la categoría que procuran
darles.
Naturaleza incom parable
En la D eidad encontram os, por así decirlo, una forma
de personalidad sui generis, sin térm inos de com paración,
totalm ente diferente de lo «pie se llalla en el hom bre. La
Revelación asevera que cada mía de las Personas de la
T rin id a d posee en forma total, num éricam ente, la m ism a
sustancia. A q u í van los textos de prueba. Acerca de Cris
to se afirma: “ En él habita corporalm ente toda la p len itu d
de la d eidad”. "Y o soy en i'l Pudre, y el Padre en m í” . "Yo
y el Padre uno somos". (Col. 2: Juan 14: 11; 10: 30).
A un cuando estaba en la tierra encarnado, Jesús es
taba como Dios en la tierra y como Dios tam bién en el
cielo. Juan 1:18 confirma esta declaración. “ El unigénito
Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer”.
Al h ablar con Nicodemo, C risto em plea el tiem po presente
del verbo. “ N adie subió al cielo, sino el que descendió
del cielo; el H ijo del hom bre, que está en el cielo” (Juan
3: 13) .
Es verdad q ue m ediante la razón jam ás llegaríamos a
una com prensión integral de la T rin id a d ; pero los que
“andan por fe y no por vista”, aceptan lo que la R evela
ción presenta.
La fórmula bautismal
El texto trin itario más citado es sin duda, M at. 28: 19:
“ Id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos
en el nom bre del Padre, y del H ijo, y del E spíritu Santo” .
Se m encionan claram ente las tres personas de la Dei
dad: y sin embargo, la palabra “n o m b re” está en singular.
N o dice: Bautizándolos en los nom bres del Padre, y del
H ijo, y del Espíritu Santo” , para destacarlos como tres
seres separados. N ada de eso. Al contrario, reú n e a los tres
dentro de un solo nombre único.
Para los discípulos que recibieron esa gran comisión,
el único sentido que aprendieron fue, que de ahí en ade
lante, Jehová pasaría a ser conocido por el nuevo nombre:
“Del Padre, y del H ijo, y del Espíritu Santo”.
81
Un saludo paulino
En 2 Cor. J.3: 14 se registra la bendición apostólica para
el uso litúrgico en las iglesias, expresada así: “La gracia
del Señor Jesucristo, el am or de Dios, y la com unión del
E spíritu Santo sean con todos vosotros”.
Se reú n en aquí las tres Personas de Dios, y se les atri
buyen bendiciones redentoras.
Un texto discutido
Las versiones clásicas de la B iblia rinden 1 T im . 3: 16
de esta m anera: ‘‘Dios fue m anifestado en carne”. U na
nota del E m phatic Diaglott dice: “ Casi todos los antiguos
m anuscritos y todas las versiones dicen: ‘A quel q u e fue
m anifestado en carne’, en lugar de decir ‘Dios’ ”.
Esa nota es inexacta. Por más cpie algunas traducciones
y revisiones fiayan aceptado la versión: “A quel q u e ..
no es verdad q ue “casi todos los antiguos m anuscritos y to
das las versiones” registren esas palabras. La palabra “Dios”
en ese texto, se halla en cuatro de los pocos m anuscritos
unciales q u e todavía existen. Hay 262 m anuscritos cursi
vos; y de ellos, 260 tienen la expresión “Dios fue m anifes
tado en carn e” .
Esta expresión se encuentra en trein ta ejem plares de los
apóstoles, en las versiones H arcleana, G eorgiana y Eslava,
82
y en las obras de los siguientes padres: del tercer siglo, en
D ionisio de A lejandría. Del siglo cuarto, en Didim o,
G regorio Nazianceno, D iodoro de Tarso, en G regorio de
Niza (22 veces) , y en Crisòstomo (3 veces). De! siglo
quin to , en C irilo de A lejandría (2 veces), en Eutalio y
en M acedonio. Del siglo sexto, se halla en Severo de An-
tioquía. Del octavo siglo, en Juan Damasceno, en Epifanio
de Catania, en T eo d o ro Estudita, Osm enio, Teofilacto y
Eutim io.
Esos datos fueron extraídos de T h e Revisión Revise d,
del eru d ito Burgon, q u e escribió un trabajo abarcante so
bre este asunto.
El "plural de majestad"
A nte el hecho de que el nom bre divino Elohim está en
plural, y ante otros pasajes bíblicos en que Dios habla en
plural, como cuando dice: “Hagamos al hom bre” , “descen
damos”, “veamos”, “el hom bre es como uno de nosotros’’,
los que rehúsan ad m itir una unión de tres Personas en la
T rin id ad , apelan a una fórm ula denom inada “plural de
m ajestad”.
Esa es una mera invención hum ana, porque las Escri
turas jamás autorizaron ese m odo de hablar denom inado
“plural de m ajestad” . Esa invención se atribuye a Gesenio,
quien lina vez presentó esa idea de q u e el plural era tan
sólo una m anera de Dios de presentarse en su m ajestad se
ñorial, al m odo de los antiguos monarcas.
Sin embargo, más tarde se descubrió que esa tesis de
Gesenio era falsa, porque se com probó que ningún m onar
ca usó ese sistema. Ni los faraones, ni n in g ú n m onarca de
Persia ni de ningún otro reino antiguo, hablaron jamás
en su nombre y en el de otros. Por ejem plo, en Gén. 41 :
44, dice Faraón: “Yo soy Faraón. . “T ú estarás sobre mi
casa”. Nada de plural de m ajestad.
83
La verdad es que cuando la Biblia usa el plural de la
prim era persona, cuando se esperaría el singular, es porque
alguna realidad está en juego. Ese plural indica p lu rali
dad de las Personas de la Deidad.
El mismo Cristo em pleó el plural: “Lo que sabemos
hablamos, y lo que hemos visto, testificamos; y no recibís
nuestro testim onio” (Juan 3: 11). T am b ién en M at. 3: 15,
en ocasión de su bautism o, jesús le dijo a Juan: “Deja
ahora, p o rq u e así conviene que cum plam os toda justicia”.
Y en seguida después del bautism o, se oye la voz del Pa
dre, y se ve al Espíritu Santo en forma de paloma. En ese
m om ento se manifiestan las tres Personas de la Deidad.
Si como quieren los jehovistas, se tratara de un plural
de m ajestad, entonces Cristo es el mismo Jehová, o Elohim ;
porque ellos tam bién usaron el plural de majestad. Veamos
otro ejem plo, jesús "decía tam bién: ¿A qué haremos se
m ejante el reino de Dios, o con qué parábola lo compara
remos?" (M ar. 4: 30).
C uando el apóstol Pablo escribe de “nuestra trib u la
ción que nos sobrevino en Asia; pues fuim os abrum ados
sobrem anera más allá de nuestras fuerzas" (2 Cor. 1 :8 ) ; o
cuando dice: “Quisimos ir a vosotros,. . . pero Satanás nos
estorbó" (1 Tes. 2: 18), estaba asociando consigo a sus
com pañeros de viaje, de tribulación y de trabajo. P or eso
em plea el pronom bre "nos”.
No hay m anera de justificar el uso del pluralis majes-
batis; uso que en verdad, no existía. Lo que hay en reali
dad es p luralidad de personas.
¡Y eso tam bién prueba la existencia de la T rinidad!
84
16
Las Transfusiones de Sangre
Nuevo dogm a
LA D O C T R IN A de que Dios veda las transfusiones de
sangre, que son una m edida eficaz para salvar vidas, es rela
tivam ente nueva en el sistema jehovista. Russell ja
más pensó en ella. R u therford tampoco. Pero en seguida
después de la m uerte del "[u ez” , ocurrida en enero de
1942, en los corredores de la sede de la T o rre del Vigía se
cuchicheaba algo acerca de la transfusión de la sangre. T o
davía era una vaga idea, q u e sólo tres años más tarde asu
m iría definitivam ente form a de doctrina, para ser final
m ente incorporada a los dogmas de la Sociedad.
Bajo la dirección de N athan H. Knorr, al principio tí
m idam ente, se empezó a propalar el gran descubrim iento
de que las transfusiones de sangre están prohibidas por la
Biblia. Y sin tom ar en cuenta el hecho indisputable de
que la Biblia ni toca ese asunto, totalm ente desconocido en
los tiempos bíblicos, la revista The WatchUnver (La T o rre
del V igía), en su edición inglesa del 1" de julio de 1945,
anunció por prim era vez. en un artículo titulado ‘La santi
dad de la sangre”, que "la transfusión de sangre hum ana
constituye una violación del pacto de Jehová, au n q u e esté
en juego la vida del pai irnlc". (Cursivas nuestras.)
El fundamento bíblico
El pensam iento jehovista sobre este asunto se basa
sólo en una interpretación errónea, antojadiza y entera
m ente inapropiada, tom ada de las reglas del sacerdocio leví-
85
tico acerca de la sangre de los sacrificios de animales. C itan
los versículos aislándolos del contexto. Pasemos ligeram en
te en revista los principales textos que se acostum bra citar
en contra de las transfusiones, y examinémoslos honesta
m ente d en tro de su contexto:
Gen. 9 :4 . “ C arne con su vida, q u e es su sangre, no co
m eréis”. ¿Dónde dice aquí q u e esto se refiere a la transfu
sión de sangre?
Después del diluvio, com o no había suficiente vegeta
ción para alim ento, Dios dijo a Noé que en esa contingen
cia, podía usar carne como alim ento, cuidando de qu itarle
previam ente la sangre.
Ahí no hay n inguna alusión, ni rem ota, a la sangre h u
mana, y m ucho menos se refiere a la transfusión. T ra ta
sim plem ente de carne de animales. Trata de alim entación
por vía oral, que implica comer, digerir, alim entarse.
Lev. 3 :1 7 . “ E statuto perpetuo será por vuestras eda
des, dondequiera habitéis, que ninguna grosura ni n in
guna sangre com eréis”. La traducción del N uevo M undo
de este pasaje es tam bién clara: “ No deben com er grasa
alguna ni sangre alguna”.
Prim ero, el adjetivo “p erp etu o ” em pleado en hebreo
es holam , y significa duración m ientras dure el hecho del
cual habla. Las fiestas judías, las nuevas lunas, la pascua y
el sacerdocio aarónico, etc., eran tam bién “estatuto per
p etuo” , pero no se celebran más.
Segundo, la prohibición q u e se halla en este texto,
tam bién se aplica a la grasa anim al; y para ser consecuentes,
los jehovistas deberían establecer tam bién un dogma
contra la grasa.
T ercero, ese pasaje bíblico se refiere a “ofrenda encen
dida a Jehová” (Véase Lev. 3: 14) ; parte de ella se debía
comer, excepto la grasa y la sangre.
Más adelante explicarem os estas razones, pero se ve que
86
la recom endación se refiere todavía a la alim entación por
vía oral, y carne de animales, grasa y sangre. N ada se
dice de sangre hum ana. N ada se habla de transfusión. Léa
se el pasaje con su contexto —Lev. 3: 14-17 — y se verá el
sentido exacto.
Lev. 7: 27. “C ualq uier persona que com iere de alguna
sangre, la tal persona será cortada de entre su pueb lo”.
¿Por qué los testigos no presentan el contexto de este
pasaje? El versículo anterior dice claram ente que se trata
de sangre de animales: “N inguna sangre comeréis en n in
gún lugar en donde habitéis, ni de aves ni de bestias” (La
cursiva es n u e s tra ).
Lev. 1 7 :1 0 ,1 1 y /V. “Si cualquier varón de la casa de
Israel, o de los extranjeros que m oran entre ellos, com iere
alguna sangre, yo pondré mi rostro contra la persona que
com iere sangre, y la cortaré de entre su pueblo. P orque
la vida de la carne en la sangre está, y yo os la he dado para
hacer expiación sobre el altar por vuestras almas; y la mis
ma sangre hará expiación de la persona”.
“ Porque la vida de toda carne es su sangre; por tanto,
he dicho a los hijos de Israel: No comeréis la sangre de
ninguna carne, p orque la vida de toda carne es su sangre;
cualquiera que la com iere será cortado”.
Los testigos acostum bran presentar estos tres versícu
los juntos, y con m ucho énfasis, para probar su tesis contra
las transfusiones sanguíneas. Pero otra vez, ¿por qué om iten
el contexto? ¿Por qué pasan por alto el versículo 13, que
aclara el sentido, diciendo: “( aialquier varón. . . que cazare
anim al o ave que sea (le comer, derram ará su sangre y la
cu b rirá con tierra” . Allí está el correcto sentido: se refiere
a sangre de animales.
En ningún lugar de la Biblia se habla de comer sangre
hum ana; y esto porque no había canibalism o entre los is
raelitas.
87
La ley de Dios m anda: "N o m atarás” . Y este m anda
m iento lo viola inclusive el que perm ite que otros m ueran
cuando podría salvarles la vida con una transfusión.
Dios abom inaba y abom ina el canibalism o. “ El que
derram are sangre de hom bre, por el hom bre su sangre
será derram ada” (Gén. 9: 6) . A quí se refiere al hom ici
dio y no a la transfusión. Dios prohíbe el sacrificio de per
sonas a Moloc (Lev. 20: 1-5) . Por lo tanto. todos los sacri
ficios aprobados por Jehová eran de animales, y la sangre
de esos anim ales no se debía ingerir como alim ento.
H ech. 15: 20, 29; 21: 25. Estos tres versículos del Nuevo
T estam ento enuncian idéntica recom endación: "Q ue se
les escriba que se aparten. . . de ahogado y de sangre”. “Q ue
os abstengáis de lo .sacrificado a ídolos, de sangre, de
ahogado. . "En cuanto a los gentiles que han creído, . . .
que se abstengan de lo sacrificado a los ídolos, de sangre, de
ahogado. . .”
¿Será que el apóstol Santiago, que transm itió estas reco
m endaciones, estaba aconsejando a los cristianos a q u e se
abstuvieran de comer sangre humana? Si así hubiera sido,
entonces había canibalism o en la iglesia prim itiva. Esos
tres versículos tam bién se refieren a la carne anim al com ida
como alim ento.
89
17
¿"Presencia Invisible" o
Regreso Visible?
O T R A sutileza introducida por la traducción de la Biblia
del N uevo M undo, está en la m anera tendenciosa de verter
Mat. 24: 3: “ Estando él [Cristo] sentado en el m onte de los
Olivos, se acercaron a él los discípulos privadam ente, d i
ciendo: Dinos: ¿Cuándo serán estas cosas, y qué será la se
ñal de tu presencia y la conclusión del sistema de cosas?”
(La cursiva es nuestra.)
El térm ino “presencia” se ha introducido aquí para per
m itir la interpretación de este' pasaje como que se refiere
a una m anifestación invisible del regreso de Cristo, de
modo que este texto pueda arm onizar con la escatología
de los testigos de Jehová.
Es del todo conveniente reproducir el original griego
de este texto, intercalando la traducción, para que se vea
que la traducción de la T o rre del Vigía no cuadra:
Katheménon dé autoú epí toú órous tón
Estando sentados pues allí en el m onte de
Elaión prosélthon auto oi mathetái kat idian
Olivos se acercaron a él los discípulos en particular
légontes Eipé hem in póte táuta éstai, kai ti tó
le pidieron: Di nos, ¿cuándo esto sexá y cuál la
seméion tés sés PA R O USÍAS kai sunteléias toú
señal de la tu V EN ID A y fin del
aiónos.
tiempo?
90
Dogma básico de los testigos
C onviene recordar que uno de los dogmas básicos de
los actuales testigos de Jehová es que en el año 1914, ha
biendo term inado “el tiem po de los gentiles” , empezó la
“segunda presencia” de Cristo; y a p artir de entonces, él
está preparando a los verdaderos cristianos, los que acep
tan el sistema de doctrinas jehovista, para que sobrevi
van a la grandiosa catástrofe del Arm agedón, en cuya opor
tunidad los infieles serán barridos de la tierra.
Los testigos afirman que Cristo ya vino invisiblem ente,
y q u e tam bién invisiblem ente dirige la organización teocrá
tica de ellos, con sede en Brooklyn, N ueva York. Reafir
m an dogm áticam ente que Cristo ya vino, au n q u e nadie lo
haya visto, excepto los que “buscan sabiduría” y aplican
“el ojo del en ten d im iento”.
T o d o este castillo de naipes se basa en que ellos trad u
cen la palabra griega parousía por “presencia” , para llegar
a la conclusión de que esta “presencia” puede ser invisible.
Sin embargo, se puede afirm ar con absoluta seguridad,
que desde 1N71, cuando Russell estableció este extraño con
cepto de "presencia invisible”, ese erro r ha sido den u n
ciado y refutado por muchos eruditos, después de cuida
doso examen.
93
18
El Salvador Regreso
de Cristo
Este capitulo es una contribución de Nicolás Chaij, traductor
de esta obra
99
II
Tres Extraños Esquemas
Proféticos
CITARLES T . RUSSKI.I, poseía una fértilísim a im agina
ción, y elaboró muchos esquemas proféticos, que culm ina
ban en fechas definidas para ciertos eventos bíblicos históri
cos. Algunos de esos esquemas fueron rectificados y otros
abandonados totalm ente.
Joseph F. R utherford, el segundo dirigente de esa So
ciedad, era de menos im aginación, pero más culto y sa
gaz, y procuró m odernizar las teorías. N athan H. K norr,
el dirigente actual de los testigos, agregó poco a las bases
doctrinales del jehovismo, y se em peñó decididam ente en
darle bases científicas o fundam ento en las lenguas o ri
ginales.
Considerem os sucintam ente las bases bíblicas de las
tres principales líneas proféticas en que procura basarse el
m ovim iento de los testigos.
102
3. Russell filosofa y encuentra la fecha inicial: la des
trucción de Jerusalén por los babilonios en el año 606 an
tes de Cristo. Ahora, con sólo descontar 606 de los 2.520,
llega a 1914. ¡Esa es la fecha! Posteriorm ente, verifican
do que, con el cóm puto de los años completos, el cálculo
fallaba un año, m udó la fecha inicial al 607 AC. “Desde
esa fecha, los 2.520 años se extienden hasta el otoño de
1914” (Sea Dios Veraz, pág. 246) .
T am b ién hay aq u í una falta de arm onía que falla pol
la base.
Prim er error. Ese sueño de N abucodonosor registrado
cu Daniel 4, no se puede aplicar a los tiempos finales de
la historia del m undo, al contrario de lo que sucede
con otro sueño registrado en el capítulo dos de Daniel.
En este sueño de D aniel 2, el profeta hizo la debida in ter
pretación, ap u n tan d o nítidam ente a la sucesión de los
reinos, hasta llegar finalm ente a la “p iedra” q u e representa
a Cristo.
En cam bio en el sueño de Daniel 4, el mismo Daniel
dice en el versículo 24: “ Esta es la interpretación, oh rey,
y la sentencia del A ltísim o” . Y seguidam ente, en los ver
sículos 25 y 26 declara q u e toda la interpretación se cum
ple en la locura del rey.
En este caso, los 'siete tiem pos”, inequívocam ente son
siete años literales, que se cum plieron en la locura del
rey; y por más que se procure, no hay ninguna m anera de
aplicarlos proféticam ente al fin del inundo.
Los más autorizados intérpretes antiguos y m odernos,
casi en su totalidad, dan a la palabra iddan, de Dan. 4: 16,
cpie se halla traducida por ‘ tiem po”, el sentido de año
literal.
La misma traducción de los I,X X . tan citada por los
testigos, traduce esa expresión exactam ente por “siete
años” . Por lo tanto, son realm ente siete años literales. E n
103
tre los m uchos y más antiguos expositores que sostienen esta
interpretación, están Josefo (A n tiq u itie s, X, 10: 6) , Jeró
nim o, y los rabinos Rashi, Iben, Esdras y Jephet.
Segundo error. La fecha inicial de ese período de siete
años literales es incorrecta. Es arb itrario y es una fantasía,
em pezarlo en 606 ó 607 antes de Cristo; porque ese período
no tiene n inguna relación con la tom a de Jerusalén. C uan
do N abucodonosor tuvo ese sueño del árbol, hacía treinta
años q ue Jerusalén había sido tom ada por los babilonios.
C ualquier comienzo profético, basado en este hecho, ten
dría necesariam ente que em pezar cuntido comenzó la lo
cura del rey.
Según el consenso de los com entadores, la proclam ación
de Nabucodonosor, reconociendo públicam ente la sobe
ranía de Dios, registrarla en Dan. 4: 37, ocurrió precisa
m ente u n año antes de la m uerte del rey. Los registros his
tóricos sitúan esa m uerte al comienzo de 562 AC., lo que
hace que datem os la recuperación del juicio del rey a
principios del año 563 AC.
Por lo tanto, necesariam ente la fecha del comienzo de
la locura del rey no puede ser anterior al año 572 AC .
A llí em pezaría el período de los “siete años” , y nunca en el
606 ó 607. Para confirm ar lo que afirmamos, consúltese a
Adán Clarke, Clarke’s C om m entary, tom o 4, acerca de Da
niel 4: 37; tam bién a Lirias Sm ith, Daniel and R evelation,
pág. 86.
I'ercer error. Decir que así como N abucodonosor, rey
de Babilonia, quedó “siete tiem pos” ausente y después vol
vió al trono, tam bién Cristo, al fin de los “siete tiem pos”
proféticos (2.520 años) , volvió al trono en 1914, llega a ser
blasfemo. ¿Por qué? P orque el rey de B abilonia, de ningún
m odo podrá identificarse con Jesús o ser su sím bolo. En
ningún sentido, p o rque según la Biblia, el rey de Babi
lonia es sím bolo de Satanás. La prueba está en Isa. 14: 4 y
104
12: “ Pronunciarás este proverbio contra el rey de Babi
lonia, . . . ¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero!”
Se puede leer todo el capítulo 14 de Isaías, y tam
bién F.zeq. 28: 12, donde otro rey pagano es com parado
a Satanás. F.n la Biblia, los reyes impíos simbolizan al de
monio. Desafiamos a que se pruebe que un solo rey im
pío haya sido com parado con Jesús en la Biblia.
La verdad. Lo q u e pasó con N abucodonosor es algo ex-
iiaño, pero había un propósito divino en abatir su orgu
llo. Ese rey fue acom etido de una forma de dem encia que
lo movió a creerse un anim al y a proceder de ese modo.
Kn la opinión de Davis, se trataba de licantropía. A propó
sito, el Museo B ritánico conserva un ladrillo, que en carac-
leres cuneiform es, habla de un hom bre de la nobleza que
com ía hierba como un buey. M uchos juzgan que ésa es una
referencia a N abucodonosor en su dura prueba de los siete
años. Sin em bargo, nada sugiere que eso fuera un sím bolo
de un largo período profético que viniera a term inar en
1914.
Centenares de cambios
Según Schnell, au to r del folleto: T reinta años fu i escla
vo de la Torre del Vigía, “entre los años 1917 y 1928, la
Sociedad de la T o rre del Vigía cam bió 148 puntos de doc
trina e interp retació n”. ¡Eso dice mucho!
C onviene agregar q u e hay otros períodos proféticos de
m enor im portancia que fijaron los testigos de Jehová. Por
ejem plo, la fecha de 1878, año en q u e “los apóstoles de la
era evangélica resucitarían en forma de seres espirituales”
(Russell, Studies in the Scriptures, tom o 3, pág. 234). Hoy
los testigos no aceptan más eso.
T am b ién u na vez consideraron q u e 1915 sería el año
en q u e se cum pliría “el tiem po de los gentiles” (I.uc. 21:
24 ). Y eso fue porque 1914 no evidenció nada de los even
tos que habían predicho. Entonces, en la edición de aquel
año de Studies in the Scripture, cam biaron la fecha de 1914
106
;i 1915. Posteriorm ente decidieron restablecer la fecha de
1914, dando una interpretación espiritualizada a los “acon-
tecim ientos” . A hora, ésta es la fecha de m ayor im portan
cia profético-doctrinaria de los testigos de Jehová.
Alguien preguntará: ¿cuál es el origen de toda esa con
fusión? Respondemos: T o d o eso se debe a la m anera anto
jadiza y arb itraria de los testigos de in terp retar la Biblia,
sin la m enor consideración a los más sencillos principios
de exégesis; ju n tan d o asuntos dispares, ajenos entre sí, sin
la m enor relación entre ellos.
Acerca de ese m étodo, Bruce M. Metzger, en su trabajo
ya citado, declara: “ U niendo librem ente pasajes de la Es
critura que no se deben unir, se puede probar cualquier
cosa con la Biblia. Por ejem plo, está escrito que Judas, des
pués de traicionar a Cristo, ‘fue y se ahorcó’ (Mat. 27: 5 ) .
Kn otro Evangelio dice: 'Ve, y haz tú lo m ism o’ (Luc. 10:
3 7 ), y aun en otro lugar está dicho : ‘Lo que vas a hacer,
hazlo más p ro n to ’ (Juan 13: 2 7 )”.
¿Aconseja la Biblia el suicidio? Salta a la vista que las
explicaciones proféticas del jehovismo, se originan en esa
indebida com binación de pasajes bíblicos, a los que agre
gan 95 % de im aginación.
El esq u em a de la Pirámide
Ya en el prim ci tomo <le Sludies d i ihe Scriptures ,
Russell afirmaba que la ligma de Cristo, “ la piedra angu
lar” , sólo se podía en ten der <on juste/a a través de la pirá
mide egipcia. Y entonces, en el tercer tom o describe su
(enría, verdadero dogma (filtra d o en la pirám ide de Keops.
Russell había leído en Isa. 19: 19 y 20: “ En aquel tiem
po habrá altar para Jehová en m edio de la tierra de Egipto,
y m onum ento a Jehová junto a la frontera. Y será por se
ñal y por testim onio a Jehová de los ejércitos en la tierra
109
de Egipto; porque clam arán a Jehová a causa de sus opre
sores, y él les enviará salvador y príncipe que los lib re”.
Las expresiones m onum ento y altar quedaron resonando
en el im aginativo cerebro de Russell, y lo llevó a la conclu
sión de que la G ran Pirám ide de G izéLcum plía esas espe
cificaciones; por lo tanto, sólo podía haber sido obra del
mismo Jehová.
“ D escubrió” que la pirám ide, por su disposición y cons
trucción, presentaba el plan de Dios y a Cristo, centro de ese
plan. “ D escubrió” además q u e esa pirám ide, a través de
sus medidas, revelaba los tiem pos y las fechas del plan
divino. Q uedó convencido principalm ente porque esa pi
rám ide fue construida anies de q u e se escribiera parte al
guna de la Biblia: y en una época en q u e nadie que no
fuera el mismo Jehová, conocía el plan divino y las indi
caciones acerca del tiem po perlinente.
Russell afirma que la pirám ide en conjunto, presenta
a Cristo, “ la piedra an g u lar”, m encionada en el Salmo
118: 22; Zac. 4: 7; Mal. 21; 42; Hech. 4: 11; y l Ped. 2: 7.
Veamos sólo algunas de las ilaciones que Russell extrajo
de las m edidas de la pirám ide:
a) La hipotenusa del triángulo form ado por el espa
cio que m edia entre la extrem idad n o rte del prim er pa
sillo ascendente, y el p u n to de intersección de la línea
proyectada del piso de la cám ara de la reina con el prim er
pasillo ascendente, m ide 33,5 pulgadas piram idales. Eso in
dica los años que Jesús vivió en esta tierra, 33 años y medio.
b) La extensión que va desde el prim er pasillo ascen
dente hasta la tapa de granito, tiene 1.647 pulgadas pira
midales. Ese es el núm ero de años transcurridos entre la
entrega de la ley en el Sinaí hasta la m uerte de nuestro
Señor.
1. L a G r a n P ir á m id e e g ip c ia s e lla m a d e K v o p s , o ta m b ié n d e G iz é , p o r e s ta r u b i
c a d a en e se lu g a r , a s i com o la s o tra s .
110
c) El tiem po para el segundo advenim iento de nuestro
Señor está sim bolizado por la distancia q u e hay desde la in
tersección de los pasajes ascendente y descendente, hasta
el foso q ue hay a lo largo de la línea del piso. Esa distan
cia es de 3.385 pulgadas piram idales. Eso indica el tiem
po tran scu rrid o desde 1512 AC, hasta octubre de 1874 DC.
Por lo tanto, 1874 es la lecha de la “segunda presencia” .
P ero hay q u e considerai que la línea del pasillo descen
d en te se prolonga 40 pulgadas más, en el m ism o ángulo
hasta alcanzar el loso. Entonces, se agregan 40 años a la
cifra an terio r, y se llega ,i la lecha incorregible de 1914,
fecha en q u e debía em pe/ai la angustia del m u n d o y su
destrucción.
H ay m uchas otras extracciones proféticas de las m e
didas de la G ran P irám ide, pero eso es suficiente para que
se vea cóm o em pezó el jehovismo.
Esa teoría lúe poi nnu lm tiem po aceptada por R u th e r
ford. P ero con el coi reí del tiem po, viendo lo insostenible
de esa idea, la aban d o n ó En los núm eros de W atchtoiuer,
del 15 de noviem bre y del I" de diciem bre de 1928, él re
p u d ia ab iertam en te m i u c e n c ia en el dogm a de la p irá
m ide. Afirma textu alm ente: "I .am entam os haber creído
y dedicado tiem po al estudio de la Pirám ide de Gizé. N o
sólo abandonam os alioia ese estudio, sino q u e rogamos
a Dios que nos perdone poi liabci gastado tiem po en eso,
y q u e podam os m lim ii ese tiem po apresurándonos a obe
decer sus m andam ientos".
M ientras Russell im aginó que la pirám ide de Keops
representaba a (a isló , k u th e ilo rd afirma (pie sin duda fue
¡construida p o r al dinhlol
111
20
La Creación en 42.000 Años
EL L IB R O Sea Dios Veraz, trac en las páginas 155 y 156,
el dogma de la cosmogonía “jehovista", según la cual nues
tro m undo fue creado en 42.000 años, o en seis días de
siete mil años cada uno. De esa forma, el séptim o día, o
descanso de Dios, todavía está iranscurricndo, según ellos,
y está en pleno curso. H abiendo comenzado en Gén. 2: 2,
está ahora com pletando (i.000 años. Y los últim os mil
años de ese "descanso” empezarán pronto con el Armage-
dón. Así se iniciaría el reino m ilenario de Cristo, con Sa
tanás atado. Y ellos señalan el año 1975 para el comienzo
de ese m ilenio.
1. N o c o n f u n d i r c on u n í r a t a d o d e id é n tic o n o m b re , p u b lic a d o p o r lo s “ a u r o r i s t a s ” ,
te s t ig o s d e J e h o v á d i s id e n te s , q u e d e fie n d e n el d í a d e m il a ñ o s.
113
Once claras razones
H abiendo hecho estos reparos, pasemos directam ente al
asunto:
1. Prim ero, conviene denunciar la flagrante falta de
lógica al tom ar un núm ero que indica orden (séptimo) ,
para transform arlo en cardinal, que indica cantidad (sie
te) . Esto se aleja de todo principio establecido y consa
grado de exégesis. F.sto, según el buen sentido y la ló
gica, destruye la pretensión jehovista.
2. El que invoca las lenguas originales de la Biblia en
abono de su tesis, tendrá que aceptar todas las implicacio
nes válidas y com probadas que estas encierran.
U n estudio im pan ial y m inucioso de los m anuscritos
hebreos revela e s t e hecho sorprendente: En todos los ca
sos en que la palabra yom (día) e s t á acom pañada de un
num eral ordinal, el sentido es infaliblemente, un día de
24 horas. Para esto basta verificar las ocasiones en que
ocurre la palabra yom e n el texto sagrado. Este es el sen
tido que se ve cuando la Biblia dice: “ El segundo yom dé
la f i e s t a " , "el Lercei yom d e la jornada’’, “ el decim oséptim o
yom d e l mes’’, y así sucesivamente.
Esta regla se aplica a los versículos q u e hablan de los
días de la creación, en los cuales se verifica la existencia de
un num eral ordinal ju n to a esos períodos de tiem po. Por
ejem plo, se lee: “ El prim er d ía” (Gen. 1: 5 ), “el segundo
d ía” (versículo 8) , “el tercer d ía” (v. 13) , “el sexto y o m ”
(v. 31) , y así sucesivamente. Esto prueba, sin som bra de
duda, que en este registro, los días eran solares, de 24 horas;
y nunca largos períodos de siete mil años.
3. En un asunto como éste, no se puede despreciar el
testim onio de los grandes lexicógrafos hebreos, entre los
cuates señalamos a los destacados Buhl, Brown, D river y
Briggs. Todos son unánim es en sostener que los días m en
114
cionados en el p rim er capítulo de Génesis, son días de 24
horas.
Igualm ente, no es despreciable la conclusión de re
nom brados investigadores y estudiosos de este asunto.
A ugust D illm an, en su celebrada obra D ie Genesis, rem ata
su com entario acerca de la creación con estas palabras:
“ Las razones esgrim idas por escritores antiguos y m o d er
nos en u n esfuerzo por in te rp re ta r estos días com o largos
períodos de tiem po, son insostenibles”.
O tro desapasionado estudioso de este tem a, Jo h n S kin
ner, en su conocido tratado Intern a tio n a l Critical C om
m entary, tom o 1, pág. 21, concluye así: “ La in terp retació n
de yom [hebreo] con el significado de aeon [griego] —re
curso favorito de los q u e q u iere n arm onizar la ciencia con
la R evelación— se opone al claro sentido del pasaje, y no
tien e n in g ú n apoyo en el em pleo gram atical del h eb reo ” .
P o r lo tanto, no hay por q u é in v en tar u n prolonga
m ien to de tiem po indefinido, ni a u n de 7.000 años, cu an
do el “d ía ” es inequívocam ente solar.
4. Los últim os tres días de la creación, incuestionable
m en te fueron controlados por el sol, q u e surgió en el
cu arto día. Pues bien, el texto se refiere a estos días exac
tam en te en los mism os térm inos en q u e se refiere a los días
anteriores. Y el sol sólo puede m arcar días de 24 horas;
n u n ca de 7.000 años.
5. La m ism a redacción de la narración del original,
indica cortedad de tiem po, rapidez de la creación, hechos
instantáneos. Si no, veamos:
a) E n el caso de la luz, por ejem plo, hay u n fuerte
im perativo del verbo hebreo hayah (ser, to r n a r ) . “ ¡Sea la
luz!” Este “sea” no to lera dilación. “Y fue la luz”. T a m
bién en esta ú ltim a frase, es obligatorio el sentido de ins
tan tan eid ad , y no de u n a dem ora de 7.000 años. N o cabe
un a dem ora tan larga para q u e surgiera la luz. ¿D ónde
115
quedaría el poder de Dios? El relato indica, que al m an
dato divino hubo una ejecución inmediata.
b) O tro ejem plo del fuerte im perativo hebreo ocurre en
relación con el tercer día. Gén. 1:11 dice: “ Produzca la
tierra hierba verde” . El original dice literalm ente: “T ie
rra, produce renuevos”. Da’sha significa: \Haz brotar ahoral
Y el relato indica que inm ediatam ente la tierra produjo
hierba: pues dice: Y las plantas yatsa (b ro ta ro n ).
c) Lo mismo ocurre en ( ¿én. 1: 20. “Produzcan las aguas
seres vivientes”, m andó Dios. El original dice: “ ¡Agua, pro
duce enjam bres!’' De nuevo allí está el im perativo para
desm entir la teoría de largos períodos.
d) La fraseología hebrea del capítulo 1 de Génesis
está confirmada de m odo inequívoco en el Salmo 33: 9,
donde al referirse a la creación se lee: “ P orque él dijo, y
fue hecho; él m andó, y existió". Este lenguaje es total
m ente inadecuado para largos períodos de tiem po, por
q ue lo q ue ese lenguaje dice, es q u e todo se produjo in
m ediatam ente.
La term in an te conclusión es: Los días de la creación
fueron días solares, de 24 horas cada uno.
e) En su cristalino lenguaje, la biblia explica que en
cada día de la creación, hubo “tard e” y “m añana”.
En hebreo, mañana es la parte clara, o el día propia
m ente dicho; al paso (pie tarde es la parte oscura, noctur
na. Si en uno solo de esos días, hubo tarde y m añana, la
hipótesis jehovista nos llevaría fatalm ente a ad m itir que
esas 24 horas h ubieran tenido una extensión in in te rru m
pida de un larguísim o tiem po de 7.000 años: 3.500 años de
la p arte clara y 3.500 años de u n a interm inable noche.
Eso es un contrasentido. Imaginemos, ¡el sol brillando
d u ra n te 3.500 años seguidos! H ubiera quem ado todo. O si
el período com enzó con los 3.500 años nocturnos, el m u n
do vegetal hubiera perecido en la oscuridad.
116
P or o tro lado, afirm ar que los 7.000 años de cada “d ía ”
de la creación, no era un solo período, sino que se com po
n ían de dos millones quinientos veinte m il días literales ,
com plica a ú n más la situación.
6. El hecho de q u e las plantas, la h ierba y los árboles
hayan surgido en el tercer día de la creación, y hayan con
tin u ad o viviendo en los días subsiguientes, sirviendo de
alimento de los anim ales, prueba que esos días eran real
m ente días solares, de 24 horas cada uno. P rim ero, p o rq u e
en el día inm ed iato surgió el sol; segundo, porque los a n i
males creados en el q u in to y sexto días necesitaban la ve
getación para sobrevivir.
7. N ótese bien este hecho, q u e es de la más alta im p o r
tancia. E n el tercer día surgieron las plantas, al paso q u e los
anim ales surgieron en el quinto día. A hora, las que echan
flores dependen de los insectos para reproducirse, pues ellos
transfieren el polen. Las plantas fanerógam as se reprodu
cen sólo por polinización, q u e realizan los insectos. ¿Cómo
pod rían esas plantas esperar 7.000 años (ó 2.520.000 días) a
los insectos? La verdad es que, apenas esperaron un día
de 24 horas, el cuarto día. N ada más. Pues en el q u in to
día ya h u b o insectos para polinizarlas. P orque ésa es la
ley de la naturaleza, q u e entró en vigor desde la creación,
com o la reproducción anim al.
C larke inform a que cierta vez llevaron unas plantas de
trébol berm ejo, de In g laterra a A ustralia. Un mes después,
las plantas m u riero n . ¿Por qué? P orque les faltó la poli
nización. C on otra remesa de trébol, m andaron tam bién
las abejas polinizadoras. El resultado fue excelente, pues
h u b o ab u n d a n te producción.
Así, los días de creación fueron de 24 horas cada
uno.
8) El h om bre fue creado en el sexto día, día q u e se
gún la concepción jehovista, tuvo una duración de 7.000
117
años. Les pediríam os a nuestros amigos que nos aclaren
los siguientes dos puntos:
Primero. Siendo q u e Adán nació en el sexto día, y vivió
930 años, ¿los vivió dentro del período de los 7.000 años
q ue d u ró el sexto “día” ? Si es así, ¿cómo puede la Biblia
relatar hechos de la vida de Adán efectuados después del
sábado (séptimo día) , y en años posteriores?
Segundo. Si el “sábado de la creación” , el séptim o día
todavía está en pleno transcurso, y según los testigos toda
vía faltan más de mil años para q u e term ine, lógicam ente
Adán todavía estará viviendo. ¿Dónde está q u e no hay no
ticias de él? Porque la Biblia dice q u e él vivió después del
sábado. Si el “sábado" no term inó aún, los acontecim ien
tos posteriores no sucedieron todavía; ni la caída de Adán
sucedió, ni nacieron sus hijos, ni se formó la hum anidad.
9. En el libro Sea Dios veraz, fie los testigos de Jehová,
hay un capítulo titulado, “ Por (pié la evolución n o 'puede
ser verdad”. Allí atacan fuertem ente la evolución. Com
baten la llam ada “selección natural de las especies” , y
dicen q u e todas las razas provienen de una pareja original.
Y para justificar su argum entación, en la página 81, escri
ben textualm ente: “ La geología m uestra que complejos
organismos vivientes aparecen súbitame?ite y en gran va
riedad de familias, como sería en el caso de la creación”
(pág. 83). (La cursiva es nuestra.)
Si confiesan (como es verdad) que las formas de vida
surgieron súbitam ente en la creación, entonces, ¿cómo van
ellos a arm onizar esa declaración con su otra declaración
de q u e cada “d ía” de la creación tuvo una duración de
7.000 años? En buen lenguaje, esto se llama contradicción.
Escriben que todas las razas provienen de una pareja
original, Adán y Eva, pareja creada en el sexto día, que
según ellos com prende siete milenios. Entonces, la crea
ción de nuestros prim eros padres tom ó 7.000 años. Si la
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vida hu m an a se h u b iera form ado en 7.000 años, por cierto,
no sería u na creación súbita de parte de Dios.
Si los testigos no aceptan esta conclusión, única posible,
entonces están en el d eber de p ro b a r en q u é “d ía ” de esos
largos 7.000 años surgió Adán.
10. A hora, considerem os la cuestión del sentido elásti
co de yom (d ía ). Los jehovistas insisten en afirm ar y
reafirm ar con vehem encia, q u e en Gén. 2: 4, yom está em
pleado para abarcar los siete días. Y esto es verdad. P ero
om iten el hecho irrefu tab le de que en ese versículo no hay
numeral ordinal ju n to a yom,; pues dice: “ Estos son los
orígenes. . . el día que Jehová Dios hizo la tierra y los cie
los” . A hí, el sentido de “d ía” es tan poco relevante, que
algunas traducciones m odernas hasta h an om itido esa p a
labra.
11. O tro hecho im p o rtante. El m andam iento del sá
bado se refiere al séptim o día com o día solar de 24 horas,
y se rem o n ta a la creación. “ P orque en seis días hizo Je h o
vá los cielos y la t i e r r a ,. . . y reposó en el séptim o d ía ”
(Exo. 20: 11).
Sería ilógico y absurdo, gu ard ar u n día de 24 horas
com o conm em oración de seis días de 7.000 años cada uno.
Nótese especialm ente q u e en Lev. 23: 32, dice que el sá
bado se debe gu ard ar “de tarde a ta rd e ”. Y aquí se em plea
la m ism a palabra h eb rea usada en Génesis, capítulo uno,
para la “ta rd e ” de cada día de la creación.
De todo esto se deduce q u e la teoría de la creación en
42.000 años es otra de las tantas fantasías que constituyen
la dogmática de los testigos de (chova.
En cam bio, es seguro y hermoso creer lo que dice la
Biblia: “P or fe entendem os haber sido constituido el u n i
verso p o r la p alabra de Dios, de m odo que lo que se ve
fue hecho de lo q u e no se veía”.
¡Gracias a Dios q u e es así!
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Cómo Alcanzar el Reposo
de Dios
LOS testigos de Jehová inventaron una extravagante teo
ría acerca del sábado. Según ellos, el sábado tiene una d u
ración de siete mil años, a p artir del sexto día de la crea
ción: es decir, que está todavía transcurriendo y aún no
term inó.
Sostienen que el “ reposo de Dios” empezó hace más de
4.000 años antes de Cristo. Afirman que en los días del
rey David, ya habían transcurrido .‘5.000 años. A ctualm ente
han pasado prácticam ente (i.000 años del sábado de la
creación, y antes del año 1984 se librará el dantesco Arma-
gedón y empezará el m ilenio de Cristo, q u e ocupa los ú lti
mos mil años de los 7.000 de duración del sábado.
Una v e rd a d que se d e b e r e s ta u ra r
Según la Biblia, el sábado semanal de la creación (no
los descansos festivos de Israel) de ningún m odo es “sombra
de lo que ha de v en ir”, ni del m ilenio. Según la Biblia, el
sábado es un recordativo de un hecho pasado: la creación.
El m andam iento q ue nos recuerda la observancia del sába
do, se rem onta a los días de la creación, y al séptimo día que
fue el “descanso” , un hecho consum ado en el pasado.
El sábado sigue en vigor en el presente, y se continuará
observando en la tierra nueva, donde “de sábado en sába
do” todos adorarán al Señor. Aun la traducción del Nuevo
M undo de la Biblia lo expresa claram ente: “T al como los
nuevos cielos v la nueva tierra que estoy haciendo subsisten
delante de mí, . . . sucederá que. . . de sábado en sábado
vendrá toda carne para inclinarse delante de mí, ha dicho
Jehová” (Isa. 66: 22, 23 versión Reina-Valera, 1909).
El sábado —con el descanso espiritual que trae al a lm a -
fue instituido antes de la entrada del pecado. Era el recor
dativo de la creación original, y en la tierra recreada conti
n uará siendo el m onum ento conm em orativo y la señal de la
soberanía divina (Exo. 20: 8-11: E/e. 20: 12,20).
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