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Los compresores centrífugos se usan industrialmente por varias razones: tienen menos
componentes a fricción, también relativamente eficientes, y proporcionan un caudal mayor que
los compresores alternativos (o de desplazamiento positivo) de tamaño similar. El mayor
inconveniente es que no llegan a la relación de compresión típica de los compresores
alternativos, a menos que se encadenen varios en serie. Los ventiladores centrífugos son
especialmente adecuados para aplicaciones donde se requiere un trabajo continuo, como el
caso de sistemas de ventilación, unidades de refrigeración, y otras que requieran mover
grandes volúmenes de aire aumentando su presión mínimamente. Por otro lado, una serie de
compresores alternativos típicamente llegan a conseguir presiones de salida de 55 a 70
MPa. Un ejemplo de aplicación de compresores centrífugos es la reinyección de gas natural
en los pozos de petróleo para su extracción.
Muchos compresores centrífugos se usan también en pequeñas turbinas de gas como APUs
(generadores auxiliares) y motores turborreactores de pequeñas aeronaves (turboejes de
helicópteros y algunos turbohélices). Una razón significativa de ello es que con la tecnología
actual, un compresor axial que opere con estos volúmenes de aire sería menos eficiente por
las pérdidas en las tolerancias del rotor y el estátor. Hay muy pocos compresores centrífugos
de un sólo escalón capaces de entregar una relación de compresión de 10 a 1, principalmente
por las cargas mecánicas que soportan y que limitan su seguridad, fiabilidad y vida del
producto.
En el caso específico de los motores para aeronaves mencionados anteriormente, una gran
ventaja es la simplicidad de los compresores centrífugos y su precio relativamente bajo.
Requiere menos escalones que un compresor axial para conseguir el mismo incremento de
presión, ya que el cambio de radio desde la entrada al rotor al borde de salida es tan acusado
que la energía del aire aumenta mucho en un corto espacio.
Fallas AXIALES
Mantenimiento preventivo
En esta etapa es necesario llevar un registro diario de las condiciones del funcionamiento
del sistema; el cual contemplará las presiones, las temperaturas, el supercalentamiento y el
subenfriamiento del equipo. Los datos resultantes permitirán detectar aquellas condiciones
de funcionamiento que quedan fuera de los límites aceptables.
“Más que identificar las fallas hay que detectarlas y, más importante, prevenirlas con el
propósito de evitar que el compresor se dañe y alargar la vida útil del equipo”, declara
Roberto Santana.
Alteraciones en la presión de succión y la presión de descarga implican variaciones en la
temperatura y resultan claros síntomas de una posible falla en el compresor. Por otro lado,
el ruido excesivo del compresor, el alto consumo de corriente eléctrica o cuando el voltaje
no es el indicado también es parte de los indicadores comunes que presenta un compresor
dañado.
Compresores dinámicos:
Ambos sistemas pueden trabajar con una o varias etapas, en función de la presión final
requerida para el aire comprimido. En el caso de compresores multietápicos, el aire, al ser
liberado de la primera etapa, pasa directamente a la segunda, donde el proceso descrito
anteriormente se repite. Entre cada etapa, se instala un refrigerador intermedio que reduce
la temperatura de compresión hasta el valor requerido por la etapa siguiente.
En estos compresores, el aire entra directamente por la campana de aspiración (1) hacia el
rotor (2) y difusor (3), saliendo a la siguiente etapa o a la red por la voluta (4).
Otro ejemplo se puede ver en la sección de una soplante centrífuga de SULZER, donde se
aprecia con detalle el rotor centrífugo instalado en el extremo del eje.
Un turbocompresor tradicional puede ser un equipo con dos o más etapas de compresión.
Entre cada etapa, están instalados unos refrigeradores diseñados para reducir la temperatura
de compresión antes de que el aire llegue al siguiente rotor. En la foto inferior, podemos ver
un turbocompresor de INGERSOLL RAND, montado sobre una bancada común al motor,
refrigeradores y cuadro de control.
Los turbocompresores suelen ser equipos pensados para grandes caudales, aunque en los
últimos años, los fabricantes se han esforzado para diseñar equipos de tamaños reducidos y
caudales más pequeños. Con estas premisas, ha aparecido una nueva generación de
compresores centrífugos de levitación magnética o de levitación neumática.
COMPRESORES CENTRÍFUGOS AXIALES:
Estos equipos son menos comunes en la industria. Se diferencian de los anteriores en que el
aire circula en paralelo al eje. Los compresores axiales están formados por varios discos
llamados rotores. Entre cada rotor, se instala otro disco denominado estator, donde el aire
acelerado por el rotor, incrementa su presión antes de entrar en el disco siguiente. En la
aspiración de algunos compresores, se instalan unos álabes guía, que permiten orientar la
corriente de aire para que entre con el ángulo adecuado.
En general, todos los compresores descritos en los diferentes grupos, se pueden adaptar a
múltiples aplicaciones o normativas, como API o ATEX. Los fabricantes añaden elementos
adicionales para que cada equipo pueda trabajar en diferentes aplicaciones o estar
equipados con los accesorios que el usuario final pueda requerir.