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El primer paso que ha de darse rumbo a la investigación de una materia de estudio del
orden intelectivo, que, a pesar de ser abstrusa, toma una vigencia pragmática, es la
denominación de la ciencia filosófica del derecho penal con la que todo estudioso de
las determinaciones de la ciencia jurídica ha de habérselas. Es decir, hemos de
investigar la concepción nominal para poder dar inicio a una mirada compleja del
derecho y de las penas que éste supone inherentes a sus atribuciones.
Concepto.- La más común de las denominaciones del Derecho Penal es aquélla que
reza de la siguiente manera: “el Derecho Penal es el conjunto de normas jurídicas que
regulan las penas”, no obstante la inadecuación de tal definición para la comprensión
de tal materia, puesto que, si se tiene como concepto inicial que el derecho tiene como
nota esencial, y por tanto inherente, el tener un conjunto de normas, la definición no
hace más que repetir lo que en sí mismo es ya evidente, ya que, el derecho habrá de
llevar necesariamente un conjunto de normas, por lo que, tal concepto, como
presentación inicial no añade nada al ya vetusto orden de ideas normativas del
Derecho.
Por otra parte, hay un error aún más grave que el anterior, y se trata de usar la forma
de normas jurídicas para dar a entender lo que contiene el concepto. Sin embargo,
puede verse sin dificultad que, si se piensa en los usos comunes del lenguaje, usar la
expresión de la palabra jurídico, tiene como correspondiente sinónima la palabra
derecho, tal expresión nos conduce a una ineludible tautología que, no hace sino
explicarse a sí misma con una burda repetición del concepto que se supone debía
aclarar, dejando al concepto tan confuso y ambiguo como al principio.
Es por esa razón que tal definición jamás será capaz de hacer ver lo que nuestra
materia pueda significar en un sentido amplio.
Es, a partir de esta singular circunstancia, que se hace patente la necesidad de
profundizar en el orden eidético que la ciencia del Derecho nos proporciona, para así,
de una manera sistemática, no sólo descubrir, sino, incluso fundamentar de una
manera tanto teórica como teorética a la ciencia de la punición, y, a su vez, la
infinitesimal cantidad de variaciones que de ella se desprenden.
Para poder comenzar una disquisición que nos pueda brindar la piedra de toque de la
ciencia del Derecho Penal, es, como todo conocimiento referente tanto al mundo de
los entes determinados, o realidad, tomando el valor esencial de la palabra res, la parte
fundamental del eidos, de donde surge la doctrina de las ideas como su natural
consecuencia, pues toma la determinación del cognoscitivismo ideal como la nota
esencial y creadora de lo que el Derecho es, tanto en el sentido de la empírea, como
por el contrario, en el sentido raciocinativo. De esta manera, la ciencia del Derecho
Penal tórnase filosófica, desde donde podrá verse en su mayor abundamiento lo que
tal determinación filosófica puede hacer con la ciencia jurídica, para contrastar lo que
denodadamente es considerado como Derecho, y, en consecuencia, podrá verse el
cambio conceptual del denominado comúnmente como Derecho Penal.