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BREVE HISTORIA DEL FEMINISMO

1.- Definición:
Movimiento político, social, cutural y económico basado tanto en la toma de
conciencia del colectivo de las mujeres sobre su propia identidad y la opresión que,
históricamente, se ha operado sobre ellas, como en las consecuencias en todos los niveles
que la toma de conciencia implica.

El Feminismo se estudia en torno a cuatro “olas”, o corrientes consecutivas de


pensamiento feminista que, sin dejar de lado el objetivo fundamental de la definición
ofrecida, van articulándolo en torno a objetivos históricos propios.

2.- Primera ola:


De las Ilustradas a las Sufragistas (S.XVIII a finales del XIX: Teoría y
fundamentación)

Dejando dicho que el primer texto que algunis críticos consideran feminista es
“Medea”, de Eurípides, y que contamos con el trabajo aislado de Christine de Pizán (Espejo
de la ciudad de las damas), y de Hildegarda de Bingen; consideramos que el Feminismo
como tal parte del cambio de tono de los escritos en torno a la situación de la mujer. Hasta
el final del siglo XVIII, las mujeres podían reclamar o denunciar, sin ser tenidas jamás en
cuenta. Tras la Revolución de 1789, escribieron cuadernos de quejas, denuncias o reclamas
en forma de “Memorial de agravios”, que no fueron contemplados por los destinatarios
institucionales de la Asamblea.

Olympe de Gouges escribió en1791 la “Declaración de los derechos de la mujer y la


ciudadana”, en contrapartida a los “derechos del hombre y el ciudadano”, y establece,
direcamente el terreno del derecho.
Es la obra de Mary Wollstonecraft “Vindicación de los derechos de las mujeres”, (1792), la
que cambia la queja por la reivindicación, apelando al derecho desde la carencia de este.

El primer trabajo fue, pues, la equiparación de hombres y mujeres a nivel de


derechos y deberes, fundamentalmente en el terreno de la ciudadanía.
El siglo XIX, conducirá al movimiento feminista a través de las dos grandes crisis que lo
jalonan: la abolición de la esclavitud, y la equiparación legal (voto) y laboral.

En 1848 tiene lugar en Nueva York la Convención de Seneca Falls, donde por
primera vez en la historia, un gran número de ponentes y espectadores se reunieron para
tratar los derechos de las mujeres. El documento final, fue firmado por más de cien
activistas.

Los años posteriores, el naciente movimiento, se pone en paralelo con el


movimiento abolicionista, dando protagonismo a Estados Unidos, que lideran este
periodo.
En algunos casos, ambas causas confluyen, tal es el caso de la esclava liberta Sojourner
Truth, que en su escrito “Ain´t I a woman?” reflexiona sobre su condición de mujer,
esclava, negra y obrera.
Aunque en este periodo, la lucha de las mujeres vaya de la mano de la vindicación de
un sistema de valores típicamente de género (piedad, modestia, maternidad,
antialcoholismo, religiosidad), ello ha de entenderse en el contexto histórico y cultural;
abrazan lo que las separa de un universo indeseablemente masculino (alcohol, abusos,
esclavismo, explotación, desapego).
La abolición no trae la equiparación, así que las mujeres siguen su camino en la defensa
delos derechos debidos.

En Inglaterra, cuna dela Revolución Industrial, destacamos la figura de Emmeline


Pankhurst, icono del feminismo reivindicador del derecho al voto y la equiparación de las
condiciones laborales.
Sus seguidoras eran las llamadas “sufragettes”, que protagonizaban acciones
conjuntas; manifestaciones, concentraciones, e incluso acciones violentas.
El derecho al voto se consigue en Inglaterra en 1918 para las mujeres mayores de 30
años con casa propia, en 1920 se proclama en todos los EEUU, en 1928, en Ingleterra se
equipara con la edad de los hombres, y en el resto de Europa habrá que esperar hasta
veinte años más.
En España se dio la paradoja de Clara Campoamor, elegida diputada a cortes en
1931 sin tener derecho a voto, logrado ese mismo año, y ejercido por vez primera en 1933.
Esta mujer, como otras feministas de esta primera ola, unirán en su vindicación del
derecho a voto, el derecho a una formación y educación para las mujeres a todos los
niveles, tarea también casi imposible, pero finalmente lograda.

3.- Segunda Ola


De las sufragistas a Simone de Beauvoir. (Primer tercio del S.XX a finales de los
años 60 del S.XX: Escritos clásicos y organización pública)

Tras la consecución de los derechos elementales, parecía que el Feminismo perdía


su papel, y a este ambiente y estado de cosas acudió la Segunda Guerra Mundial, que
propuso conflictos que supondrían la continuidad del movimento.

El primer hito de esta ola es la publicación en 1949 del texto fundacional del
feminismo “El segundo sexo”, de Simone de Beauvoir, filósofa de la corriente
existencialista, que marcó el signo de este tiempo.

Las mujeres tuvieron que asumir el papel laboral de los hombres destinados a la
contienda bélica entre los años 39 al 45 del siglo XX. Ocuparon casi la totalidad de los
puestos y categorías de trabajos (albañiles, campesinas, soldadoras, mecánicos...),
accedieron a estudios universitarios, e incluso, en EEUU, ocuparon los papeles de los
hombres en el sector de ocio y deportes (ligas de béisbol, fútbol americano, etc.).
Al finalizar la contienda, el regreso de los hombres no generó una paridad con la presencia
ganada en dichos ámbitos, sino que las mujeres se replegaron a los hogares, a la esfera
privada, como si nada hubiera sucedido.
Nada, no: algo había cambiado. Las mujeres ya sabían de sus capacidades y el regreso al
hogar supuso un retroceso traumático. Se inició un clima de idealización de la figura
femenina, el hogar la belleza física y el nuevo entorno que la esfera privada presenta con
los electrodomésticos y comodidades técnicas, destinadas a hacer “más cómoda” la vida. La
recuperación de la mujer para su entorno propio de género, acarreó un sentimiento de
minusvalía y descontento, tanto más peligroso, cuanto que es invisible e inconfesable,
tanto como la violencia de género que se esconde en las casas.

Betty Friedan, que sufre todo lo anterior, publica en el año 1963 “La mística de la
feminidad”, (premio Pulitzer 1964) a partir de entrevistas con mujeres de diferentes
extracciones:

“existía una extraña discrepancia entre la realidad de nuestras vidas como mujeres y la imagen a
la que intentábamos ajustarnos, la imagen que denominé la “mística de la feminidad” […]. La
mística femenina no es más que una forma de la sociedad de embaucar a las mujeres,
vendiéndoles una serie de bienes que las dejan vacías, padeciendo “del problema que no tiene
nombre” y buscando una solución en los tranquilizantes y el psicoanálisis. Una mujer debe poder
decir, y no sentirse culpable al hacerlo, “¿Quién soy? y ¿Qué quiero hacer en mi vida?” No se debe
sentir como una persona egoísta y neurótica si quiere alcanzar metas propias, que no estén
relacionadas con su esposo e hijos”.

En el año 1966 funda el NOW (National Organization for Women), al que siguen
otras asociaciones para defender los derechos políticos de las mujeres, e incluso el aborto
libre.
El activismo y la agrupación de las mujeres con fines reivindicativos, organizativos y de
acción directa, son las características de la siguiente etapa.

4.- La Tercera Ola


El nacimiento del feminismo Radical y “los feminismos”. (Principio de los años 70
del S. XX hasta la primera década del siglo XXI)
El nombre se debe a un artículo de Rebecca Walker, titulado “Becoming the third
wave”
Se caracteriza por la reflexión acerca de la diversidad de las mujeres, de sus
necesidades y de cómo la desigualdad, opresión e invisibilización ha afectado de forma
distinta a distintos colectivos, surge el fenómeno de “los feminismos”:

• De la identidad: Que propugna una equiparación total y general en derechos,


deberes, papel en la sociedad, política y resto de ámbitos de las mujeres con los
hombres.
• De la diferencia: que persigue la equidad desde la afirmación de un hecho específico
femenino, distinto del masculino, con un devenir histórico y cultural distinto
también.
• Radical (Radfem): El más importante en calado y presencia posterior. Llamado así
por formular las raíces de la desigualdad; el sistema que llamamos patriarcado, y
sus repercusiones a nivel social, político, cultural y humano. El núcleo de su análisis
es el concepto y papel de género, llave efectiva para acabar con el patriarcado.

De estos van derivándose feminismos de corte más extremo:

• Feminismo negro: que se centra en el problema de la mujer negra (Angela Davis).


• Feminismo lesbiano: que lleva su estudio al hecho de la homosexualidad femenina.
• Feminismo separatista: de corte extremo, incide en la separación de hombres y
mujeres para que estas encuentren su plenitud, (Cell16: Grupo de extrema izquierda
/ Manifiesto SCUM).

5.- La Cuarta Ola

La publicación en “The Guardian” del texto “All the Rebel Women: The rise of
the fourth wave of feminism”, escrito por Kira Cochrane en 2013; abre espacio para
considerar un nuevo momento del feminismo, que gira en torno a los ejes de la
economía y la política, a causa del incremento de mujeres en ambos ámbitos, y que
tiene como efecto inmediato la presencia mayor de la mujer y, por tanto, la necesidad
de visibilidad de su situación.
Este movimiento de presencia efectiva y militante de las mujeres y su universo
en la sociedad, en la economía, y en la política, ha generado una respuesta inmediata
por sectores reactivos al feminismo, veamos cómo.
Ya en 1990, Naomi Wolf publicaba “El mito de la belleza”, un texto fundamental en
el que se demuestra y denuncia que cada vez que el empuje y la presencia de las
mujeres aumenta, disminuye la talla estándar de ropa a la moda, y aumentan los
requerimientos estéticos y éticos para considerar aptas y válidas a las mujeres (La más
bella, la mejor madre, la profesional más competente, la persona más honesta, el ser
humano más intachable). Con ello quería llamar la atención sobre cómo la estructura
heteronormativa del patriarcado actúa sin tardanza contra aquello que amenaza con
desestabilizarlo.
En estos últimos años, la presencia de las mujeres aumenta y puja por seguir
aumentando como consecuencia de generaciones de niñas educadas en la defensa
efectiva de sus derechos. La estrategia del sistema contra esta novedad que lo amenaza
se aprecia en dos ramas:
Una directamente criminalizadora, que recrudece las leyes contra el aborto,
restringe los derechos a la salud sexual (Que son reconocidos como DDHH), y recorta
los presupuestos en educación y atención en esos campos a las mujeres más
desfavorecidas. En este mismo sentido la prensa cuestiona sistemáticamente a las
víctimas de violaciones y violencias machistas. Se cuestiona la legitimidad y justicia de
las reivindicaciones feministas y populariza el uso de la burla y e descrédito
(tristemente famoso es el acrónimo “Feminazi” acuñado por Rush Limbaugh,
periodista afín al partido republicano para aludir a las feministas que reclamaban el
derecho al aborto). Esta rama favorece, además, dentro de la cultura mainstream, las
expresiones artístico-culturales que ofrecen la imagen subordinada y sexualizada de las
mujeres, su papel como objetos y su integración en el sistema de forma subsidiaria y
subordinada, y la aceptación de la violencia contra ellas como parte normal y cierta de
las relaciones humanas (la saga Crepúsculo, de Stephanie Meyer, o la similar
“Cincuenta sombras de Gray”, de E.L.James, la música Reggaeton, el repunte
cinematográfico del “amor romántico”, etc.).
Otra rama de la estrategia consistiría, en la filtración en el propio feminismo, para
orientar su lucha y sus consignas hacia la confusión y la división.
Esto es rastreable en alguna medida (según el feminismo Radical), en el llamado
Feminismo Liberal (Libfem), Feminismo de corte individual e individualista que
aboga por obtener y mantener la igualdad por medio de las propias acciones y
decisiones de la mujer, incorporada como individuo de derecho al mismo sistema
heteropatriarcal capitalista en que se mueve el hombre (sistema que acepta), este
feminismo no está orientado a la reflexión sobre aspectos comunes de las mujeres en
tanto que historia común de una opresión y los logros comunes, sino sobre la mujer
individual y los mayores derechos obtenibles para sus logros en igualdad con el hombre
en el mismo sistema capitalista de libre mercado (por esta razón, recibe el nombre
crítico de “feminismo de derechas o conservador”).
Por poner dos ejemplos, reclaman, sin reflexión fundamental colectiva, una batería
de derechos sobre la libre disposición de sus cuerpos (desde una perspectiva
individualista y sujeta al liberalismo): a comerciar con él (Regulación de la
prostitución), con la gestación (Gestación subrogada), y con la disposición sobre la
sexualización de su imagen (Pornografía). En algunos casos reclaman la eliminación de
la tipificación “violencia de género”, asegurando que la violencia es la misma en
cualquier sentido, obviando con ello las premisas del sistema de privilegios patriarcal
que originan dicha violencia).

Algunas teóricas del Feminismo Radical detectan también interferencias de este


corte en algunas ramas de los llamados Feminismo transgénero (que recoge el hecho de
la transexualidad y sus implicaciones), y Feminismo/teoría Queer (Cuya teórica
principal es Judith Butler, y que es bastante beligerante con las formas tradicionales de
convivencia y reparto del mundo en géneros y sexos). Esas interferencias tienen que ver
con una particular asunción de la idea nuclear de la “Interseccionalidad”, concepto
acuñado por Kimberlé Crenshaw en 1989, y que expresa el fenómeno por el cual cada
individuo sufre opresión u ostenta privilegio en base a su pertenencia a múltiples
categorías sociales. Por ello, la lucha no es estrictamente feminista o antirracista, sino
contra toda opresión. Esta idea llevaba a asociar la lucha feminista con otras causas,
como ya sucedió en la Primera Ola.
El Feminismo es equidad, y desde ese comienzo no puede rechazar la lucha contra la
opresión de ninguna mujer, lo sea por nacimiento o por disforia. Pero el Feminismo es
un movimiento dialógico, y por eso mismo no evita el debate y la construcción de
postulados inclusivos.

Ello abre la puerta a la existencia de movimientos o grupos sin un marco único


militante de referencia, tomando fundamento de ramas diversas, las activistas de, por
ejemplo:
• Femen (actual): De origen ucraniano, basa su actividad en la reividincación etica y
política con intervenciones escandalosas y provocativas, que llaman a la reflexión.
• WITCH (activo en los años 70-80 del siglo XX) : (Siglas de Women´s International
Terrorist Conspiracy from Hell) Grupo centrado en la denuncia política y económica
contra corporaciones públicas y privadas,, incluso mumltinacionales, y la acción
pública de concienciación, a través, sobre todo, del teatro de guerrilla y de calle, y
performances humorísticas.

Solo por mencionar algunos de mayor importancia.

El feminismo adopta en este tiempo viejas y nuevas formas de intervención en la


sociedad, desde el trabajo puramente teórico (Amelia Varcárcel, Nuria Varela, Ana de
Miguel), a la escritura de textos más o menos divulgativos (Chimamabda Ngozi Adichie,
Caitlin Moran), la intervención artística (Guerrilla Girls), hasta la música (Pussy Riot);
incluso las grandes campañas de visibilización, fruto del diálogo entre mujeres y la toma de
conciencia de problemas comunes, como la reciente #MeToo (provocada por la salida a la
luz de los presuntos abusos del productor cinematográfico Harvey Weienstein relatados
por actrices y mujeres de La Industria), o #TimeIsUp (en la estela de lo anterior), que se
basan en el uso de las redes sociales y las nuevas tecnologías de la comunicación, así como
del uso de su imagen pública, y de plataformas a su alcance, para la denuncia sin miedo,
por parte de mujeres en puestos clave, de su propia experiencia que unifica y nos involucra
a todas las mujeres.

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