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EL DESPERTAR

No es suficiente querer despertar: es necesario despertar.

Estamos dormidos. Arrastramos una situación de


irrealidad en nuestra vida, y no la controlamos, del mismo
modo que no la controlamos cuando estamos dormidos.
Cuando uno se despierta, lo primero que hace es tomar
conciencia de quién es y dónde está.
Por eso, el primer paso es despertar. Para tomar
conciencia.
El mejor método para despertar es el cuestionamiento
de todas las cosas, los actos, los pensamientos, las
reacciones, los estados de ánimo, las creencias: en fin, el
cuestionamiento de todo.
No te agarres a ningún concepto, ideología, costumbre
rutinaria… si nada te obliga, si nada te ciega, estás en
condiciones de descubrir dónde está la realidad, que es
lo mismo que la verdad, y podrás despertar a la vida
buena.
No confíes sólo en las palabras, que son falsas si lo
desean (prueba a decir la frase que quieras, luego coloca
un no, y verás cómo todo cambia), que permiten mil
interpretaciones; confía mucho en la intuición,
acostúmbrate a escuchar a ese sabio viejo que todos
llevamos dentro, ten fe en ti mismo, cree sólo en lo que
resuene con fuerza en tu interior… piensa que todo
puede ser lo que parece, pero también lo contrario.
Hazte filósofo, pensador libre, duda cuanto creas
necesario pero indaga hasta encontrar la verdad de cada
cosa.

Francisco de Sales
EL DESPERTAR

Siéntete vivo, muy vivo.


Encuentra el gusto en atreverte a preguntarte cosas, y
goza del placer de las respuestas propias.
Despertar es Descubrir y Descubrirse. Quitarse las
vendas, soltar los frenos, limpiar el polvo y las telarañas
de los ojos para verlo todo de nuevo, todo nuevo, con la
mente despierta y la vida atenta.

EL DESPERTAR ESPIRITUAL
(Texto basado en ideas del libro Ser Transpersonal, de Roberto Assigioli)
El ser humano “normal” se “deja vivir” en lugar de vivir.
No piensa ni el significado, ni el propósito, ni el valor de
su vida. Se dedica a satisfacer sus aspiraciones
personales, disfrutar los sentidos, y busca cumplir las
ambiciones de sus deseos materiales.
Si está un poco más madura, subordina alguna de sus
satisfacciones al cumplimiento de sus obligaciones
familiares o sociales, pero sin pensar tampoco en el por
qué.
Probablemente se considera religioso y creyente, pero se
limita, en los mejores casos, a ir a misa o cumplir la
mayoría de los mandamientos, y con eso cree que ha
hecho lo correcto.
Así que parece que lo importante de su vida gira en torno
a lo material, y piensa que la vida se vive aquí y se acabó.
No piensa en un “Cielo futuro”.
A este ser humano, este “hombre normal”, puede que un
día se le presente una inquietud o una perturbación de
una apariencia espiritual. Puede suceder tras una serie
de desengaños, tras un shock emocional, pero también

Francisco de Sales
EL DESPERTAR

puede suceder sin motivo aparente en un momento en que


todo va bien.
La propuesta de cambio puede suceder con un
sentimiento indefinible de insatisfacción, de que falta
“algo”, pero ese “algo” que falta no es nada concreto,
nada material, nada que aporte al mismo tiempo una
respuesta o una solución.
Se empieza a sentir que la vida ordinaria está vacía; de
pronto, todo lo que ha sido satisfactorio hasta entonces
ya no satisface del mismo modo: parece que se está
viviendo una vida irreal.
Los asuntos personales que antes llenaban su interés y su
atención, parecen interesar menos: pierden su valor y su
importancia.
Surgen preguntas. Muchas. Otro tipo de preguntas
distintas de las habituales, y casi todas tienen un matiz
de interés por el prójimo, por el sufrimiento, por el
sentido de la vida, por cosas que hasta ahora
aparentaban no existir, pero que de pronto irrumpen con
una fuerza capaz de desbancar otras preocupaciones.
A veces le parece tan extraño lo que le está sucediendo
que piensa si se estará volviendo loco, si estará
divagando de un modo anormal en un mundo de cuestiones
muy importantes cuyas respuestas desconoce. Hasta
ahora no le habían importado, así que no entiende esta
pujanza actual. Piensa, equivocadamente, que es mejor no
seguir en ese camino y trata de volver a sumergirse en
las cosas que hasta ese momento le han producido
satisfacciones. Pero no. Ya no es igual. La inquietud

Francisco de Sales
EL DESPERTAR

persiste. Cada día vuelve con la misma o mayor


intensidad. No hay forma de acallarla.
La sensación de duda y de vacío se vuelve casi
insoportable. La persona se siente distraída del mundo,
las cosas de antes se desvanecen como un sueño,
mientras que, extrañamente, no aparece algo con fuerza
que le apacigüe o le tranquilice: no hay una nueva luz, algo
que sustituya a todo lo que siente que está perdiendo o
ya ha perdido. Aún no sabe que la luz aparecerá y en
algún momento todo será claro.
Además, en la mayoría de los casos todo esto viene
acompañado de una crisis moral. La ética está más
presente. Se juzga con severidad, y se recrimina algunas
facetas de su forma de ser.
Por supuesto que estoy generalizando. Hay variaciones en
el modo, pero siempre es así más o menos. En unos casos
está más marcado por las dudas existenciales y las
preguntas metafísicas, y en otros predomina la crisis
moral.
En muchos casos, todo este proceso se asemeja a crisis
neuróticas, rayando la psicosis. En otros, se manifiestan
síntoma físicos, nerviosos, o psicosomáticos.
Estas crisis, tan aparatosas, son positivas, naturales, y
útiles para el despertar general de las personas de cara
a su crecimiento humano y espiritual.

LAS CRISIS CAUSADAS POR EL DESPERTAR


ESPIRITUAL:

Francisco de Sales
EL DESPERTAR

La apertura del canal entre los niveles consciente y


supraconsciente, entre el yo y el Yo Superior, producen
una maravillosa liberación.
Van desapareciendo los conflictos y sufrimientos
anteriores, junto con los síntomas físicos y psicológicos
que generaron, demostrando así que no eran problemas
debidos a una causa física sino el resultado de una lucha
interna.
Pero en otros casos, bastante frecuentes, la
personalidad es incapaz de asimilar correctamente el
flujo de luz y energía. Esto sucede, por ejemplo, cuando
el intelecto no está bien coordinado y desarrollado;
cuando las imaginaciones y las emociones están
descontroladas; cuando el sistema nervioso es demasiado
sensible; o cuando la irrupción de energía espiritual es
abrumadora por su intensidad y su carácter repentino.
Si la mente no está capacitada para soportar la
iluminación, puede ser que la experiencia sea
interpretada de forma errónea, creando una confusión
de niveles o desorientación con respecto a Lo Superior.
Cuidado, porque, mal orientado, puede derivar en un
inflamiento del ego.
Conviene, por tanto, diferenciar claramente el nivel
físico ordinario del Superior. Todos somos ambas cosas,
pero es imprescindible no olvidarlo para evitar ser
víctimas de una ilusión en la que uno se cree un elegido
para una misión divina, un gurú, o un Nuevo Mesías.
No se le deben atribuir al yo personal las cualidades del
Yo Superior. Somos ambos, sí, pero no confundamos que,

Francisco de Sales
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en realidad, en este momento simplemente somos


humanos aunque con acceso a lo Superior.

REACCIONES POSTERIORES AL DESPERTAR


ESPIRITUAL:
Un despertar interior armonioso se caracteriza por un
sentimiento de alegría y de iluminación mental que
conlleva una introspección en el sentido y en el propósito
de la vida; despeja muchas dudas, ofrece solución a
muchos problemas, y proporciona una base interna de
seguridad. Al mismo tiempo, hace brotar la comprensión
de que la vida es una, y a través de la persona fluye una
efusión de amor hacia sus semejantes y hacia toda la
creación. La personalidad previa, con sus aristas y rasgos
desagradables, parece retirarse al fondo, y un nuevo
individuo amoroso y encantador nos sonríe y sonríe al
mundo entero, deseoso de ser amable, de servir, y de
compartir sus recién adquiridas riquezas espirituales,
cuya abundancia le parece casi demasiado grande para
poder contenerla.
Rara vez todo esto acaba siendo completo y permanente.
Lo habitual es que se retroceda un poco hacia el estado
anterior; hay cambios permanentes, otros son
temporales; se toma conciencia de lo que se ha avanzado,
y se mantiene la esperanza de que es posible seguir
creciendo, y de que lo que viene tras el despertar
espiritual siempre es glorioso.
Y realmente es así.

ATENCIÓN

Francisco de Sales
EL DESPERTAR

En la Biblia se hace referencia a estar dormidos y


despertar.
En muchas ocasiones, cuando uno duerme cree estar
viviendo en la realidad. Muchas veces, cuando estamos en
la realidad, estamos dormidos a la vida, y estamos viviendo
en un modo que se puede demostrar que tiene gran parte
de ficción, de idealización, de desconocido… y vivimos sin
Vivir, creyendo que no podemos intervenir en nuestro
sistema de vida como también creemos que no podemos
influir en el curso del sueño cuando dormimos.
Estar atentos continuamente a la vida es despertar poco a
poco, es ser y estar más despiertos cada vez.
La otra forma de despertar, además de la atención, es el
trabajo personal y espiritual, en el que uno Descubre la
esencia que se encuentra tras la apariencia.
Despertar siempre es gratificante: lo que aparece después
en todos los casos mejora lo anterior.

DESDE UN PUNTO DE VISTA MÁS ESPIRITUAL


Realmente… ¿Qué es lo que quiero?
Despertar: todos estamos dormidos la mayor parte del
tiempo.
Y no me refiero a estar en la cama y tener los ojos
cerrados. Me refiero a vivir de un modo en el que no
intimamos con la realidad y la vida, sino que nos
conformamos con dejar pasar el tiempo, vacío o lleno de
autoengaños, muerto u ocupado por distracciones.
La vida requiere una atención que está desatenta la mayor
parte del tiempo.
Despertar es ser consciente de la vida, de los instantes, de
los sentimientos; es darse cuenta cada momento de que se
está viviendo, de que uno es protagonista de algo especial
e irrepetible, de que uno está detrás y por encima de los
ojos que miran.

Francisco de Sales
EL DESPERTAR

Despertar es dejar de quejarse y ponerse a hacer;


levantarse, aunque se pueda volver a caer; ver lo que hay
detrás de las cosas; escapar del pasado e instalarse en el
presente; decir adiós al sufrimiento y hola a nuevos y
placenteros estados.
Metanoia es una palabra utilizada en la religión católica.
Viene a indicar una transformación profunda de corazón y
mente hacia una manera positiva. Hay teólogos que
sugieren que la metanoia es un examen de toda actividad
vital y una transformación de la manera como se ven y
aceptan los hombres y las cosas. Esto también es
despertar.
De momento, es más que suficiente con despertar, porque
ese estado nos llevaría a realizar todo lo que es necesario.

RESUMIENDO
Despertar no es sólo una opción, sino una obligación. Otra de esas
responsabilidades absolutamente personales e intransferibles. A
medio y largo plazo, del todo gratificante. El premio del esfuerzo
que requiere se compensa con la nueva forma que se va a adquirir
de ver las cosas y con la calidad de vida consciente que se va a
poder disfrutar después. ¡Despierta ya!

Francisco de Sales

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