la vida en soledad y desamparo. Nos acompaña Jesús, el modelo de pastor bueno. Para seguir a Jesús es imprescindible cultivar la capacidad de la escucha: poder percibir su voz en medio de las situaciones cotidianas que vamos viviendo y que, en tantos momentos, llegan a producirnos desconcierto, miedo, dudas e inseguridad. Sin embargo, esa palabra de Jesús, esa voz suya, tan peculiar y tan única, no siempre es reconocible y audible. A quien más, a quien menos, siempre cuesta distinguirla de la palabrería hueca y de cualquier tipo de manipulación. La cuestión fundamental que nos plantea el relato de Juan en este domingo de pascua es el seguimiento de Jesús, que equivale a tener con Él una relación vinculante para que su memoria y su presencia sigan vivas en cada una y cada uno de nosotros. Pidamos por las comunidades cristianas; para que en ellas se escuche la voz de Jesús, el eco de su Buena noticia sin adulteraciones ni manipulaciones. OREMOS
Para que, desde cualquier misión-vocacion en la
Iglesia se actúe siempre con los criterios de Jesús sin caer en la arrogancia, la ambición del dinero, del prestigio, del poder y de autoridad mal ejercida. OREMOS
Para que quienes ejercen la autoridad política y
económica en el mundo, muestren solicitud e interés por los graves problemas que acosan a la Humanidad, sobre todo a los pueblos sumidos en guerras y pobreza extrema. OREMOS
Por tantas hermanas y hermanos nuestros que
viven experiencias de dolor, de enfermedad, de violencia, de abandono y desamparo. OREMOS
Para que comprendamos que el proyecto de
Jesús nunca es una carga sino un encargo que nos mueve a trabajar para que las personas con las que compartimos la existencia, tengan vida y vida abundante. OREMOS