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EL PROCESO CIVIL.
PRESUPUESTOS PROCESALES Y CONDICIONES DE LA ACCIÓN EN EL PROCESO CIVIL.
ACTUALIDAD DE DOS CONCEPTOS FUNDAMENTALES*
RODRIGO RIVERA MORALES
INTRODUCCIÓN
Desde el momento en que el proceso se reconoce como una institución de la que surten
efectos jurídicos, derechos y obligaciones, se hace absolutamente necesario que concurran
en él todas las condiciones determinantes de la validez de los actos jurídicos. Es necesario
expresar que el proceso es una sucesión de actos procesales, en forma compleja, que
persiguen una finalidad común . VESCOVI decía que “los actos procesales son los actos
jurídicos del proceso”, esto es, ocurren dentro del proceso conforme a la ley procesal.
Expresaba que el acto procesal es una especie dentro del acto jurídico y que en Uruguay se
ha definido como el “acto jurídico emanado de las partes, de los agentes de la jurisdicción o
aun de los terceros ligados al proceso, susceptible de crear, modificar o extinguir efectos
procesales”. El maestro COUTURE los definía como “todo aquel hecho dominado por una
voluntad jurídica idónea para crear, modificar o extinguir derechos procesales”. En este
sentido cada uno de estos y en su conjunto debe satisfacer los requisitos de validez. Así, de
la misma forma, por ejemplo, que un contrato suscrito por un incapaz carece de validez
jurídica para generar derechos y obligaciones entre los sujetos contratantes, de la misma
manera el incapaz no puede por sí solo efectuar actos procesales; así pues, en el proceso se
han de dar también una serie de presupuestos que determinen su validez como institución
jurídica.
Los presupuestos procesales aludirán a los elementos de presencia previa y necesaria para
que pueda integrar validamente el proceso. Sin la concurrencia de elementos esenciales
anterior o previos no se iniciara validamente un proceso. Así, los presupuestos procesales
hacen referencia a todas las condiciones formales previas a las que está obligado el órgano
jurisdiccional para resolver las controversias mediante la voluntad de la ley
La teoría de los presupuestos procesales fue propuesta por Von Bülow en el año de 1868 en
un libro llamado Die Lehre von Prozesseinreden und Prozessvoraussetzungen el cual hace
una distinción entre excepción y presupuestos procesales, entendiéndose como supuestos de
hecho o de derecho sin los cuales el proceso no tiene existencia jurídica ni validez formal. En
tal sentido las condiciones que se necesitan para que se produzca una relación jurídica
procesal y culmine con una sentencia favorable hacia una de las partes, es lo que se conoce
como presupuestos procesales; al respecto CALAMANDREI expuso que "Los presupuestos
procesales son los requisitos necesarios para que pueda constituirse un proceso válido, o una
relación procesal válida. También se dice que son las "condiciones que deben existir a fin de
que pueda tenerse un pronunciamiento cualquiera, favorable o desfavorable, sobre la
demanda, esto es, a fin de que se concrete el poder – deber del juez de proveer sobre el
mérito".
Los presupuestos procesales pueden definirse como aquellos antecedentes necesarios para
que el juicio tenga existencia jurídica y validez formal. En términos generales, se entiende
por presupuestos procesales las condiciones que se requieren para que la relación jurídica
procesal nazca, se desenvuelva y culmine con una sentencia de mérito. Su ausencia produce
un fallo inhibitorio que no hace tránsito a cosa juzgada.
MONTERO AROCA admite que los presupuestos procesales atienden a condiciones que, si
bien referidas al proceso como conjunto y no a actos procesales determinados, lo que
condicionan es que en el proceso pueda llegar a dictarse una resolución sobre el fondo del
asunto, –continúa- El órgano judicial puede haber tramitado todo el proceso para advertir,
en el momento de dictar sentencia, que en ésta no puede decidir sobre la pretensión
planteada ante la falta de alguna de esas condiciones.
Justamente, los presupuestos procesales son aquellos requisitos sin los cuales no se
constituye una relación procesal válida. Si falta algún presupuesto procesal formal no habrá
proceso válido es decir, que se refieren a situaciones preexistentes, pero aún y cuando el
proceso esta avanzado existen también presupuestos de validez, que hacen referencia a que
aún cuando el proceso existe (porque se dieron las condiciones necesarias) es anormal e
impiden la emisión de una sentencia de mérito, es decir, que la falta de uno de estos
elementos impedirá al Juez pronunciarse sobre el fondo del litigio, generándose de esta
forma lo que en doctrina se conoce como sentencia inhibitoria.
La doctrina española expresa que a pesar de la lejanía temporal, lo cierto es que tanto la
construcción como la expresión señaladas por Von Bülow siguen teniendo, en lo sustancial,
plena vigencia en la doctrina moderna . Superada la concepción de la naturaleza jurídica del
proceso como una relación jurídica, se entiende comúnmente en la actualidad que los
llamados presupuestos procesales se integran por una serie de factores, elementos o
circunstancias que condicionan tanto el válido desarrollo del proceso como el que, a su
término, se pueda válidamente dictar una sentencia sobre el fondo del asunto.
Así que no cabe duda conforme a la doctrina y la jurisprudencia que los presupuestos
procesales condicionan el derecho al proceso –integrante del derecho a la jurisdicción-, en el
sentido que sin faltan alguno de ellos no se constituye un proceso válido y no puede dictarse
sentencia de fondo.
Los presupuestos procesales han sido sistematizados del siguiente modo:
1.- Con relación a la existencia y validez del proceso, se clasifican en:
a) Presupuestos Procesales de Existencia:
Dentro de este grupo se encuentran aquellas situaciones necesarias para que se origine el
proceso, hacen referencia al génesis del mismo, situaciones estas que se enmarcan en las
siguientes:
• La existencia de un órgano jurisdiccional cuya función es proveer la actividad de las partes.
• La presencia de sujetos procesales, es decir, un actor que reclama y un demandado que
resiste.
• La demanda Judicial es otro elemento esencial a la existencia del proceso, es decir, es
indispensable introducir una petición, sin embargo existen algunos casos en donde la ley
permite al Juez actuar de oficio, o sea, sin petición judicial.
b) Presupuestos de Validez
En este grupo de presupuestos se encuentran las condiciones necesarias para que el proceso
tenga regularidad o validez, puesto que sin ellos el proceso existe pero se envuelve en una
relación anormal.
• El órgano jurisdiccional que está llamado a resolver la controversia tenga capacidad para
ello según el territorio, la materia o cuantía.
• Ejercer el derecho de acción y aquel contra el cual se hace valer la prestación, es decir el
demandado, debe tener legitimación y capacidad procesal (En Venezuela arts. 136 y 137 del
Código de Procedimiento Civil), así como el demandante debe ser el titular del derecho que
desea accionar.
• La citación, es decir, la comunicación de la orden de comparecencia al demandado.
A esta clasificación hay que criticarle que los presupuestos procesales no son presupuestos
de la existencia del instrumento proceso, sino que son requisitos y condiciones que conducen
a que no pueda deliberarse y decidirse el asunto si faltan. Si no concurren, la demanda es
rechazada por una providencia procesal por inadmisible o circunstancialmente en caso de
falta de competencia remitida al tribunal competente .
No puede aludirse a la inexistencia de algo que en realidad está produciendo efectos en cada
uno de los actos proyectivos y dinámicos que se van materializando. No cabe construir una
nueva categoría conceptual para delimitar los presupuestos de la existencia, justificando la
prioridad de realizar un juicio de control previo o preliminar sobre el ser del proceso como
ente. ROSENBERG anotaba que los presupuestos atañen a la totalidad de la admisibilidad del
proceso, pero no debe concluirse que sin estos no puede existir proceso. Los presupuestos
no lo son del proceso en el sentido de argüir la inexistencia del referido instrumento ante la
falta de los referidos requisitos de procesamiento, sino que se examinan y resuelven en el
proceso, suponiendo su existencia. No son presupuestos de existencia del proceso sino de su
admisibilidad. Por su parte, James GOLDSCHMIDT , corrobora la tesis que se sostiene cuando
arguye que la ausencia de los presupuestos procesales no impide el nacimiento del proceso,
ya que el pronunciamiento acerca de su omisión se hace dentro del instrumento proceso.
El maestro italiano CALAMANDREI argumentaba la tesis de eliminar la categoría conceptual
de inexistencia en el campo de los presupuestos procesales, ya que su efecto en caso de
ausencia no es la inexistencia sino la de hacer desaparecer en el juez el poder - deber de
proveer sobre el mérito, mientras se mantenga el poder-deber de declarar las razones por
las cuales considera que no puede proveer. Sólo dentro del proceso el juez puede
pronunciarse sobre la ausencia de un presupuesto como la capacidad para ser parte, lo que
supone su existencia.
El profesor AGUDELO RAMÍREZ afirma que hay inutilidad de un deslinde entre presupuestos
procesales y materiales en atención a la validez y a la eficacia: Desde la admisibilidad de la
pretensión se comprenden los requisitos formales que suponen la emisión (previos) y los
atinentes a la actividad procesal (del procedimiento), todos ellos vinculados con la noción
constitucional del debido proceso, ya sea para la validez o para la eficacia. Son ejemplos de
la inutilidad del deslinde entre presupuestos procesales y materiales los siguientes: v. gr. (a)
La debida acumulación de las pretensiones, catalogado como condicionante de la eficacia, es
perfectamente identificable con los presupuestos procesales de debida individualización de la
pretensión, trámite adecuado y el de competencia del juez, en atención a los requisitos de la
acumulación. (b) La relación entre falta de legitimación en la causa, falta de integración de
litisconsorcio necesario y nulidad como consecuencia, impide separar conceptualmente entre
presupuestos procesales y los materiales. (c) La legitimación en la causa expresa una
problemática de aptitud que implica la incursión en el campo de la validez. (d) La ausencia
de caducidad (es decir, la no expiración del término para proponer válidamente una
pretensión procesal) ha sido ubicada en los dos tipos de presupuestos. (e) Los presupuestos
sobre la inexistencia de otra pretensión similar (ausencia de cosa juzgada, de conciliación, de
desistimiento o de transacción o la ausencia de litispendencia) pueden ser considerados
como procesales de la actividad al tocar con la vigencia actual del proceso o como materiales
por circunscribirse a la realidad del objeto litigioso. Según Stefan Leible en aquellas
situaciones en las que pueda verificarse la identidad del objeto de la controversia “... la
demanda debiera rechazarse por inadmisible, puesto que ya se decidió sobre el objeto con
fuerza de cosa juzgada; ya que en caso de falta de decisión del objeto litigioso se trata de un
presupuesto procesal a examinar de oficio” (f) Por último, a modo de ejemplo, se presentan
las situaciones gestadas del denominado presupuesto de “demanda en forma”, las cuales no
se erigen en un tipo único de requisito (como en la pretensión incomprensible y falta de
tutela concreta).
La división entre requisitos de validez y de eficacia es innecesaria. Cuando se constatan
irregularidades para establecer la relación procesal, se impide la construcción de un proceso
eficaz, ante la cual debe aparecer el saneamiento como forma de control hasta donde sea
posible. El maestro HUMBERTO BRISEÑO considera posible fusionar validez y eficacia al
sostener: “Los presupuestos para la validez del juicio no atañen a su existencia, sino a su
eficacia, y por tanto no obstan a la relación procesal que posteriormente puede anularse por
defectos que suponen su existencia y que son eficaces hasta su anulación” . Es inútil
distinguir entre validez y eficacia en materia procesal, como ya lo anotaba el maestro
CARNELUTTI al sostener que la ineficacia es el género y la nulidad la especie. De otra parte,
sostiene que no son cosas distintas validez y eficacia, sino las mismas vistas desde dos lados
diversos: la eficacia por el lado del efecto y la validez por el de la causa, siendo válido el acto
que posee los requisitos necesarios para ser eficaz .
2.- Como condiciones de forma y fondo, así:
a) Los presupuestos procesales de forma son: a) la demanda en forma, b) la capacidad
procesal de las partes; y, c) la competencia del Juez;
b) los presupuestos procesales de fondo o materiales o también llamadas condiciones de la
acción - bastante difundidos con el rótulo confuso y equivocado de "condiciones de la
acción", otros prefieren llamarlas "condiciones para que el actor obtenga una sentencia
favorable". Por nuestra parte, preferimos denominarlo como presupuestos procesales de
fondo a las condiciones necesarias que propician la emisión de una sentencia de mérito, son:
a) la existencia del derecho que tutela la pretensión procesal, lo que otros denominan la
voluntad de la ley; b) la legitimidad para obrar; c) el interés para obrar; y d) que la
pretensión procesal no haya caducado, como sostienen algunos autores.
3. En atención a los sujetos procesales y la actividad: En la doctrina española el profesor
GARBERÍ LLOBREGAT los clasifica de la siguiente manera:
a) Presupuestos relativos al órgano judicial: para que el proceso resulte válido, el conflicto ha
de plantearse ante el orden jurisdiccional (civil, penal, administrativo y social) que
legalmente resulte adecuado (se trata del presupuesto de la «jurisdicción») y, dentro del
mismo, ante el órgano objetiva, funcional y territorialmente competente con arreglo a
Derecho para enjuiciar el mismo (se trata del presupuesto de la «competencia»).
b) Presupuestos relativos a las partes: para que el proceso resulte válido las partes en
conflicto han de tener capacidad jurídica y capacidad de obrar (lo que, en el ámbito del
proceso, constituyen los presupuestos de la «capacidad para ser parte» y de la «capacidad
procesal»), así como asistirse, en los supuestos legalmente establecidos, de Abogado que les
defienda y de Procurador que les represente ante los órganos judiciales (se trata del
presupuesto de la «postulación»).
c) Presupuestos relativos a la actividad: y para que el proceso resulte válido, por último, es
necesaria la concurrencia de una serie heterogénea de presupuestos que, a diferencia de los
anteriores, no son exigibles con carácter general para cualesquiera clases de procesos, sino
tan solo en determinados tipos de ellos. Así, por ejemplo, pertenecen a esta categoría
presupuestos tales como el de la necesidad de que la pretensión se deduzca dentro de los
plazos de caducidad legalmente establecidos (vgr. en los procesos de impugnación de
acuerdos sociales, en los de tutela procesal civil del derecho al honor...), o de que no se
interponga aquélla hasta haber agotado algún tipo de procedimiento previo (vgr. las
reclamaciones administrativas previas en el marco de procesos civiles dirigidos contra la
Administración, o la remisión del requerimiento de rectificación en los procesos donde se
ejercita este derecho de rectificación...) o, en fin, la necesidad de que con el ejercicio de la
pretensión se acredite haber efectuado alguna clase de depósito o consignación previa (vgr.
en los procesos donde se ejercite el derecho de retracto...).
4.- En atención a su alcance: En este tipo de clasificación, su autor , señala con relación al
concepto de “presupuestos procesales”, que es preciso reconocer la existencia de dos
categorías diferenciadas, así:
a) presupuestos procesales en sentido restringido: siendo aquellos que son necesarios en
cada caso concreto para el válido desarrollo del proceso: jurisdicción y competencia del
órgano jurisdiccional, capacidad de las partes, representación y postulación;
b) óbices procesales: son aquellos cuya presencia en un caso concreto imposibilita que se
pueda llegar a una sentencia válida sobre el fondo del litigio. Se incluyen entre otros la
eficacia negativa de la cosa juzgada material, la eficacia negativa de la litispendencia o la
existencia de un convenio arbitral válidamente celebrado entre las partes sobre lo que es
materia litigiosa.
Como se enfatizó inicialmente, no existe criterio pacífico sobre la teoría de los presupuestos
procesales. Las pocas posturas que se encuentran son discordantes y desiguales,
imponiéndose la necesidad de un estudio riguroso que permita que todos los operadores
jurídicos asuman un discurso que asegure la racionalidad de la argumentación y sus
resultados sobre la conveniencia de una correcta construcción conceptual sobre los requisitos
formales del proceso sin que desvirtúe el carácter instrumental del Derecho Procesal al
efectivizar el Derecho Sustancial. A partir de un grado de claridad lingüística-conceptual ha
de abordarse la categoría genérica del presupuesto sin permitir la diversificación que en
últimas conlleva a imprecisiones. Es esta situación la que impone la necesidad que la teoría
de los presupuestos procesales requiere una depuración sentida, rescatando el cometido
inicial del maestro Von Bülow .
Otro aspecto importante que debe señalarse es que no debe confundirse los presupuestos
procesales con los elementos definidores o constitutivos de la acción ni con las condiciones
de la misma acción. Los primeros, repetimos se refieren a la formación del proceso o de la
relación procesal, mientras que los segundos conciernen y se encaminan a configurar e
identificar la acción que se ejercita y a determinar los requisitos de su prosperidad. En la
doctrina se predica también la existencia de condiciones para la acción, las cuales consisten
en la tutela de la acción por una norma sustancial, en la legitimación en causa y en el interés
para obrar . Cuestión que de ninguna manera constituye presupuesto procesal, sino
elementos definidores de la acción .
Finalmente, sobre este aspecto debe manifestarse que, generalmente, la falta de
presupuestos procesales, vician de nulidad el proceso, por lo que, la doctrina procesalista
más calificada, ha considerado el cumplimiento cabal de los presupuestos procesales dentro
del proceso, más que como una excepción o defensa, como un impedimento procesal, que,
consecuencialmente, puede ser alegado en cualquier estado y grado de la causa, y tienen la
característica de ser revisables y exigibles aún de oficio por el Juez, en razón de estar
vinculados a la validez del proceso. No puede predicarse que estos impedimentos
obstaculicen el derecho a la acción y el acceso a la jurisdicción, puesto que una vez
subsanados puede reproponerse la demanda.
AUTOR: MARTÍN
AGUDELO
RAMÍREZ
Miembro del Centro Hispanoamericano de Estudios Jurídicos y Profesor de las áreas
de Derecho Procesal y Filosofía Jurídica en Colombia
- Por su parte resulta especial el tratamiento dado por James Goldschmidt (4) al estimar que
los presupuestos procesales son meros supuestos de la sentencia de fondo, su ausencia no
impide el nacimiento del proceso, sino que su presencia u omisión son materia de decisión en
el momento de la decisión de fondo.
- Las imprecisiones sobre la temática de los requisitos formales del proceso se consumaron en
las posturas dualistas de Leo Rosenberg y Adolfo Shonke en sus distinciones entre
presupuestos procesales e impedimentos procesales o excepciones. El primero asocia
declaración oficiosa con los presupuestos procesales por ser cuestiones referidas a la
admisibilidad del procedimiento y vincula los impedimentos procesales o excepciones con las
cuestiones inherentes a la fundabilidad o no de las pretensiones que han de ser pedidas por las
partes. De otra parte, Adolfo Shonke también distingue entre impedimentos y presupuestos
procesales, pero marca un retroceso en cuanto a la consideración sobre su naturaleza al
estimar que los impedimentos son sustanciales, al estar relacionados con la cuestión litigiosa y
solo ser resueltos en la sentencia, exigiendo de su alegación por el opositor para ser
declarados por el juez.
- En Latinoamérica se destaca la postura de Enrique Véscovi que estima que los presupuestos
procesales no se refieren ni a la pretensión ni a la sentencia, siendo requisitos formales sin los
cuales no se puede pronunciar la decisión de fondo so pena de nulidad, siendo supuestos
necesarios para que pueda constituirse un proceso válido. Los clasifica inútilmente de
acuerdo a la acción, a la pretensión, al proceso y a la sentencia, no reflejando una búsqueda
sistémica. De una parte sostiene: “No se trata entonces, como la expresión (presupuestos
procesales) podría hacer creer, de condiciones sin las cuales no se forma la relación procesal;
son más bien requisitos sin los cuales no se puede pronunciar una decisión de fondo, de
carácter válido” (5). Pero su estimación sobre los presupuestos materiales ha sido confusa, por
considerar que comportan naturaleza sustancial, al referirse a la pretensión, siendo
condiciones que se requieren para que la sentencia sea favorable al que las reúne, sin afectar
la validez del proceso.
- En Colombia se ha tejido una confusión sobre los requisitos de forma del proceso y,
especialmente, en lo atinente a los presupuestos materiales para la sentencia de fondo. Se
encuentran dos posturas antagónicas: una que los ubica como supuestos del juicio final de
favorabilidad para estimar o desestimar la pretensión y otra que considera que se trata de
requisitos de forma cuya ausencia impide la decisión de fondo. En el primer grupo se destaca
la concepción plasmada por el procesalista Hernando Morales (6) que deslinda los
presupuestos procesales de los materiales, excluyendo a los últimos de los defectos formales,
postura heredada por la Corte Suprema de Justicia ante la consideración que su falta lleva a
proferir fallo de mérito y no formal. En el otro extremo se encuentra la postura sostenida por
Hernando Devis Echandía, para quien ambos tipos de presupuestos son controles de defectos
formales. Sobre los presupuestos procesales estima que son requisitos que determinan el
nacimiento válido del proceso, su desenvolvimiento y su normal culminación con la sentencia,
cuya omisión generalmente vicia de nulidad el proceso. Realiza una clasificación innecesaria,
enunciando varios tipos de presupuestos procesales: previos al proceso (presupuestos
procesales de la acción y de la demanda, la denuncia o la querella) y los presupuestos
procesales del procedimiento que aglutinan las causales de nulidad (saneables o no). Y sobre
los presupuestos materiales o sustanciales de la sentencia de fondo considera que estos son
requisitos para que el juez pueda proveer sobre el mérito en la sentencia y que su omisión
determina la sentencia inhibitoria, todos ellos con referencia intrínseca con la pretensión
(legitimación en la causa, interés sustancial para obrar, debida acumulación de pretensiones,
ausencia de prejudicialidad y de las excepciones de litis finitae: ausencia de cosa juzgada, de
transacción, de desistimiento, de conciliación, de perención del proceso) (7).
- Los presupuestos que tutelan el elemento subjetivo o la aptitud de los sujetos procesales:
competencia, legitimación en la causa, interés para obrar, capacidad para ser parte y
capacidad procesal. Todos relacionados con debido proceso. Su ausencia obsta la posibilidad
de actuar de los sujetos procesales, viciando la actividad procesal por obviar la aptitud o poder
de realizar los actos concretos. Incluso la ausencia de caducidad remite a una cualidad
subjetiva toda vez que veda al sujeto actuante la posibilidad de emitir una pretensión como
consecuencia de no haberla incoado en el tiempo oportuno (16).
- Los presupuestos que protegen los elementos objetivos del proceso: Los que tutelan tanto el
contenido como la forma, siendo el proceso ineficaz cuando advierte defectos estructurales
por un acto mal elaborado en su confrontación legal. En cuanto al contenido, es decir, la
pretensión, dichos presupuestos permiten vigilar la idoneidad misma de este acto fundamental
que ha de sostener toda la relación procesal: debida individualización de la pretensión
(demanda en forma), acumulación debida de pretensiones, tutela concreta, la exclusión de
solución heterocompositiva cuando la pretensión ya fue decidida autocompositivamente por
las partes o heterocompositivamente (ausencia de cosa juzgada) y la ausencia de
litispendencia. Igualmente relacionados con los distintos ámbitos del debido proceso y
protegidos con nulidad. Además, se encuentran otros presupuestos que tutelan la forma
misma del proceso, como su trámite, el respeto total por la bilateralidad de la audiencia.
Se precisa que el control sobre los presupuestos no debe darse en las etapas finales, sino que
debe estar ligado al DESPACHO SANEADOR, como deber poder emanado del juez tropos,
durante toda la relación jurídico procesal, que permita terminar el proceso en cualquier
momento en que se constate la ausencia de un presupuesto procesal que requiera de su
fenecimiento o que por medio de un auto de reenvío se retrotraiga el proceso al momento
oportuno para aplicar el correctivo formal del caso, como sucede en Argentina, alternativa que
proponen en Colombia los profesores Eugenio Prieto y Beatriz Quintero (17). Sin esperar que
el control lo realice el opositor por medio de una excepción, el juez de oficio debe realizar tal
registro desde la inmaculación del proceso, para evitar que tras las etapas sustanciales llegue a
un pronunciamiento formal en el que constate la existencia de óbices trascendentales para
emitir una decisión de fondo, ya sea por invalidez o ineficacia, pero siempre buscando un
control terapéutico. Pero se advierte que no puede caerse en una interpretación excesiva del
principio de especificidad en materia de nulidades, toda vez que no siempre el legislador ha de
tutelar todos los casos posibles sancionables.
Se trata de construir una teoría de presupuestos procesales no reducida por las inconsistencias
de los diferentes ordenamientos jurídicos, sin que sea desdibujado en su naturaleza. El
derecho fundamental de la tutela judicial efectiva exige que los justiciables accedan a
instrumentos procesales que sean aptos desde el punto de vista formal para el procesamiento
de la pretensión; no es suficiente la mera comprobación de que hubo decisión de fondo y en
derecho, toda vez que deben respetarse los presupuestos que sean indispensables para
conocer del fondo del proceso. Una providencia de inadmisibiidad fundamentada en derecho
satisface el derecho a la tutela efectiva de los jueces. Pero deben ser aglutinados los diversos
grupos de presupuestos bajo una denominación similar y un mismo tipo de sanción que
permita el reenvío ante la posibilidad del Despacho Saneador para aplicar los correctivos del
caso y evitando la ambigüedad existente, sin que se comprendan controles sobre vicios
intrascendentes, como producto del formalismos desmedidos. El núcleo del debido proceso
permite ligar todos los aspectos relacionados con los requisitos formales del proceso (derecho
al juez, formas preestablecidas y derecho a ser oído). Por esto el juez debe proveer por el
desarrollo del proceso, ha de velar porque la estructura proyectiva se encadene
ordenadamente en pro de que ese instrumento pueda válida y eficazmente estimar o
desestimar las pretensiones procesales. Se hace imprescindible rescatar los planteamientos
doctrinarios ya elaborados por Oscar Von Bülow, desde el siglo pasado, en el sentido que no
puede dejarse el control de estos defectos a las partes, sino al juez, extendiendo tal prioridad a
los presupuestos materiales para la sentencia de fondo.
Desde un esquema sobre la aptitud de la pretensión se deben considerar los elementos que
vinculen todos los requisitos del proceso como instrumento de validez y eficacia para la
satisfacción de pretensiones como: habilidad procesal de las partes, legitimación de los sujetos
procesales, cualidades imprescindibles en materia litigiosa, etc. En este último aspecto, debe
darse un mayor desarrollo a la relación entre principio de formalismo y requisitos formales del
proceso (continente de los presupuestos procesales y materiales para la sentencia de fondo).
Cumplido el mínimo de requisitos debe darse el pronunciamiento en cualquier sentido.
Adicionalmente, los aspectos relacionados con el derecho de defensa estarían incluidos dentro
de esta categoría de presupuestos, exigiendo una correcta disciplina de notificaciones; pero
estos últimos aspectos conciernen al derecho dispositivo y tienen posibilidades amplias de
saneamiento.
La nulidad procesal es una sanción procesal que priva a los actos y a las etapas procesales de
sus efectos normales, desde su eficacia, en las cuales no se han observado ciertas reglas
fundamentales del debido proceso, como las referentes a las formas preestablecidas, a la
garantía del derecho a ser oído, o cuando se desconocen las pautas objetivas que tutelan la
garantía de legalidad del juez. La nulidad procesal puede definirse como "el remedio tendiente
a invalidar tanto resoluciones judiciales cuanto actos procesales anteriores a ellas que no
reúnen los requisitos indispensables para la obtención de su finalidad" (19).
Sobre la temática de nulidad procesal pululan muchos problemas que siguen escindiendo y
distanciando las posturas argüidas por varios doctrinantes del derecho procesal. Las garantías
constitucionales del proceso deben ser los parámetros prioritarios que faciliten unificar
criterios, para que pueda concebirse la nulidad procesal como el gran baluarte y mecanismo
protector del proceso, frente a todos aquellos sujetos que al servicio de una racionalidad
instrumental y maquiavélica quieran vulnerar la existencia de aquellos medios que se
consideran indispensables para la consecución de una solución sustancialmente justa. Por
medio de la nulidad procesal es posible identificar correctivos concretos frente a ciertas
irregularidades que conculcan, en el instrumento proceso, el derecho fundamental del debido
proceso. Los requisitos y formas de trámite de la nulidad procesal deben ser regulados
legalmente. Pero, en los diferentes ordenamientos jurídicos no se debe limitar sus alcances,
toda vez que resulta conveniente que sea regulada mediante la enunciación de causales que
de forma amplia permitan proteger el referido núcleo garantístico constitucional del debido
proceso. No es dable que la ley se erija en óbice del desarrollo de los mandatos
constitucionales, al restringir las causales por medio de una determinación taxativa, bastante
apretada, que no facilita la tutela de tal derecho en las diferentes situaciones de lesión. No
resulta viable seguir aplicando el principio de especificidad en los términos desarrollados por la
doctrina tradicional, por medio de una interpretación restrictiva y estricta, y bajo la limitación
casuística exagerada de las situaciones de nulidad a las meras hipótesis que el legislador haya
establecido (20). Se impone proteger las garantías fundamentales del proceso, bajo un
esquema que no se encuentre limitado de forma exagerada por la especificidad, en los
términos ya explicados, y que tampoco permita encasillar al juez bajo modelos exegéticos ya
superados.
El Despacho Saneador se impone sobre cuestiones no relativas al mérito o al fondo, tanto para
los presupuestos procesales, como también para los que muchos conocen como presupuestos
materiales para la sentencia de fondo. En dicho contexto, la nulidad procesal se gestaría de los
errores in procedendo y no in iudicando, no requiriéndose de un fallo formal como la sentencia
inhibitoria para los presupuestos materiales. La nulidad procesal busca la protección por vía
de negativa de los requisitos de forma, y sólo desde ésta aproximación es posible explicar
coherentemente la teoría desarrollada sobre dicha sanción procesal; por esto debe asumirse
una posición clara en búsqueda de una perspectiva holística que integre la teoría de los
presupuestos procesales y sobre las formas procesales con la teoría de las nulidades
procesales. Se hace necesario salvaguardar los requisitos formales de errores in procedendo
para lograr eficacia y validez, en pro de la seguridad misma del ordenamiento jurídico. Dichos
requisitos de forma se circunscriben al ámbito de ser legisladas, no pudiendo dejarse la teoría
de los presupuestos procesales y formas procesales al mero capricho de las partes o al arbitrio
judicial. Pero jamás la nulidad ha de tener por función salvar la forma por la forma, sino los
fines determinados a ella por ley.
En cuanto al principio del formalismo es indispensable que los actos procesales, las etapas
procesales y el proceso mismo guarden los requisitos de forma, porque de lo contrario aparece
un defecto que puede ser relevante, de naturaleza procesal; y de acuerdo a su mayor o menor
trascendencia el vicio afectaría un acto, o una serie de actos, o todo un proceso. "...el recurso
de nulidad tiene por objeto subsanar los vicios o defectos de que puede adolecer los requisitos
que condicionan la validez de los actos procesales (errores in procedendo)" (21). Pero, esta
formalidad no debe hacerse coincidir con la tiranía del formalismo extremo; por lo que resulta
aconsejable que se predique la nulidad en procesos que estén regimentados por formas
elásticas. Lo que sí resulta inadmisible es permitir la libertad de formas, dejando toda la
actividad procesal y sus requisitos formales expuestos al mero capricho de las partes o al
arbitrio judicial. Esta elasticidad, concebida bajo una regla de orden teleológico tenue, sólo
admite la nulidad procesal sobre aquellos actos que carecen de los requisitos indispensables
para la obtención de su finalidad, sin sujeción a pautas legales demasiado restrictivas que
podrían degenerar en la exaltación de un formalismo exagerado. Jamás la nulidad tiene por
función salvar la forma por la forma, sino que debe considerar los fines determinados a ella
por la ley. La teoría moderna ha reconocido la identidad de las nulidades procesales con el
finalismo, puesto que el formalismo en lo que atañe al derecho procesal tiene un sentido
trascendente y no vacío (22).
NOTAS:
(1) BULOW, Oscar Von. La teoría de las excepciones procesales y los presupuestos procesales.
Buenos Aires: Ediciones Jurídicas Europa-América, 1961
(2) BRISEÑO SIERRA, Humberto. Derecho Procesal. 2ed. Ciudad de México: Harla, 1995. p. 857
(3) CALAMANDREI, Piero. Instituciones de Derecho Procesal Civil. Tr. de Santiago Sentís
Melendo. Buenos Aires: Ediciones Jurídicas Europa-América, 1962. T. I., p. 350-351
(4) GOLDSCHMIDT, James. Teoría General del Proceso. Barcelona: Labor S.A., p. 19
(5) VESCOVI, Enrique. Teoría general del proceso. Bogotá: Temis, 1984. p. 94
(6) MORALES M., Hernando. Curso de derecho procesal civil. Parte general. 7ed. Bogotá:
ABC, 1978, p. 205-209
(7) DEVIS ECHANDIA, Hernando. Compendio de Derecho Procesal; Teoría General del Proceso.
12ed. Medellín, Dike, 1987. T. I. p. 283-299
(8) QUINTERO, Beatriz y PRIETO, Eugenio. Teoría general del Proceso. Tomo II. Santafé de
Bogotá: Temis, 1995. p. 1-15, 43-47
(10) FALCON, Enrique M. Elementos de Derecho Procesal Civil. T. I. Buenos Aires: Abeledo-
Perrot, 1986. T. I. p. 155-156
(11) LEIBLE, Stefan. Proceso Civil Alemán. Konrad-Adenauer Stiftung y Biblioteca Jurídica Dike,
1999. p. 158-159
(16) CLARIA OLMEDO, Jorge A. Derecho Procesal. Buenos Aires: Depalma, 1991. T. II,. p. 117
(18) QUINTERO, Beatriz. Los presupuestos procesales. En: Temas Procesales. Medellín. No.
17 (Octubre 1993); p. 98
(19) PALACIO, Lino Enrique. Derecho Procesal Civil. Tomo V. Actos Procesales. Buenos Aires:
Abeledo-Perrot, 1975. p. 136-137
(20) En tal sentido, en éste estudio se toma distancia de la posición asumida por la Corte
Constitucional, mediante Sentencia C-491 de Noviembre 2 de 1.995, Magistrado Ponente
Antonio Barrera Carbonell. En ésta providencia el máximo tribunal constitucional colombiano,
al examinar las causales de nulidad previstas en el artículo 140 del Código de Procedimiento
Civil, sostiene que “No se opone a la norma del artículo 29 de la Constitución la circunstancia
de que el legislador señale taxativamente las causales o motivos de nulidad...”. Sólo admite
como causal adicional la consagrada en el inciso 29 del artículo citado, según el cual “es nula,
de pleno derecho, la prueba obtenida con violación del debido proceso”. Salvo esta hipótesis
especial, se niega la posibilidad de declaración de las nulidades constitucionales, cuando se
produzca violación de algún principio procesal que emane del Debido Proceso, sin
circunscribirlo a las meras causales referidas por el legislador.
Presupuestos
procesales
Nixon Javier Castillo Montoya (*)
INTRODUCCION
Hay que reconocer que el espíritu del nuevo Código Proc
Civil está enfocado a evitar por todos los medios técnicos posi
que el Juez, al final de la instancia, llegue a una sentencia inhibi
sin pronunciarse sobre el fondo del litigio. Es conocido qu
anterior código no le proporcionaba al Juez la posibilidad
depurando el proceso, lo cual lo colocaba en la situación de elab
y emitir consecutivamente -al momento de expedir sentencia
juicios admisibilidad, de procedibilidad y, en su caso, de fundabi
sobre la demanda. De a ahí que no era raro que se decla
inadmisible una demanda después de que el litigante había seg
un proceso por varios años continuos.
PRESUPUESTOS PROCESALES
1. DENOMINACION.
3. CONCEPTO.
Para Monroy Gálvez, los Presupuestos Procesales son los requisitos esen
para la existencia de una relación jurídica procesal válida.
Tico Postigo manifiesta que fluye del Código Procesal Civil que el proceso
sinónimo de relación jurídica procesal( Art. 465 del C.P.C.). Además, agrega e
autor, atendiendo a la naturaleza de dicho tipo de relación jurídica que es
procesal y por ende diferente y autónoma de la relación jurídica sustantiva.
Aclara que la relación jurídica procesal está formada entre las partes y el
existiendo de por medio intereses probados que requieren ser solucionados,
por intervenir el Juez administrando justicia a nombre de la nación, la relació
procesal tiene carácter público. En suma, para Ticona Postigo, la relación jurí
procesal está regulada en el C.P.C. y equivale al proceso en sí, por lo que el
proceso es una relación jurídica procesal y ésta a su vez se forma entre las pa
el Juez, teniendo por base a los Presupuestos Procesales y a las Condiciones d
acción.
A. La Competencia.
1. Concepto.
Es necesario indicar que la jurisdicción es la facultad que concede el Estado a todos los jueces. E
sentido, todo juez ejerce jurisdicción, pero no todo juez es competente para el conocimiento de cualq
caso; el juez ejerce jurisdicción dentro de los límites de la competencia.
Ticona Postigo considera que la competencia es el deber y el derecho que tiene cada juez (órga
jurisdiccional), según criterios legales, para administrar justicia en un caso determinado, con exclusió
otros.
2. Clasificación.
3. Excepción de Incompetencia.
Siguiendo a Elvito Rodríguez, el Juez debe ser competente en atención a los distintos elementos
determina la competencia. En caso de no serlo, y el Juez no lo declara de oficio, se puede interponer
excepción de incompetencias, la misma que se encuentra contemplada ene el inciso 1 del artículo 44
C.P.C.
1. Capacidad.
Messineo –citado por Carlos Matheus- escribe que el principal atributo de la personalidad del su
de su existencia para el derecho, está constituido por su capacidad jurídica o capacidad de derecho, q
aptitud o idoneidad para ser sujeto de derechos subjetivos en general.
2. Definición de Parte.
Agrega este autor que parte son los sujetos activos y pasivos de la dema
judicial, o sea los sujetos que provocan a aquellos frente a los cuales es provo
la constitución de la relación jurídica procesal.
La capacidad paras ser parte se refiere a la aptitud para ser titular de los
derechos, cargas y obligaciones que se derivan de la realidad jurídica que es e
proceso. Estamos aquí ante el correlativo de la capacidad jurídica, la cual
corresponde a todo aquel a quien el ordenamiento le reconoce o le otorga
personalidad jurídica, capacidad para ser titular de derechos y obligaciones.
Podría quedar fijado el concepto de capacidad para ser parte como aque
capacidad que se le reconoce a todo el que posee capacidad jurídica o lo que
mismo la capacidad de goce, pudiendo ser por ello sujeto de una relación jur
procesal y con ello titular de los derechos, cargas y obligaciones que se deriva
proceso , correspondiéndole tal aptitud a las personas naturales y jurídicas, a
como a ciertos grupos organizados y patrimonios autónomos.
Nuestro CPC., en su artículo 57, más que definir la capacidad para ser par
detalla los sujetos a los cuales les pertenece tal aptitud.
Podemos iniciar este punto afirmando que si la capacidad para ser parte
correlativo de la capacidad jurídica, la denominada capacidad procesal (o
capacidad para comparecer en juicio, capacidad para obrar procesal, capacid
actuación procesal) es el correlativo de la capacidad de ejercicio. En este ord
equivalencia –no de identidad-, esta segunda capacidad alude a la aptitud pa
realizar válidamente actos procesales, pues la sola capacidad para ser parte n
basta para tener plena aptitud como parte en un proceso.
Como no todos los que poseen capacidad jurídica tienen también capacid
de obrar, vale decir, de ejercer sus propios derechos, así también no todos lo
poseen la capacidad para ser parte tienen también la capacidad de estar en
es decir de promover el proceso o de defenderse en este, de cumplir actos
procesales validos.
Esta figura está regulada en el Art. 58 del CPC., el cual la denomina “capa
para comparecer en un proceso”.
C. Requisitos de la Demanda.
1. Inadmisibilidad de la demanda.
2. Improcedencia de la Demanda.
a. Concepto.
b. Finalidad.
Agrega el autor citado que es necesario tener en cuenta que las dos
excepciones bajo examen, están dirigidas a denunciar a la ausencia o insufici
de un presupuesto procesal: los requisitos esenciales de la demanda. Que és
sea oscura ni ambigua, sino que el petitorio sea expresado en forma clara y
precisa(Art. 424, inciso 5); que los hechos en que se funde el petitorio estén
expuestos en forma precisa, con orden y claridad (Art. 424, inciso 6); que si l
pretensión tiene contenido patrimonial, se indique con precisión el monto, s
que no pudiera establecerse (Art. 424, inciso 8). Si no se cumple con estos
requisitos esenciales de la demanda, el demandado puede ser colocado en
indefención y el juez se encontrará en la imposibilidad o por lo menos en la
dificultad grave de pronunciarse sobre la pretensión o pretensiones formulad
la demanda.
c. Naturaleza Jurídica.
Estas excepciones tienen naturaleza dilatoria, pero en el caso de no
subsanarse dentro del plazo fijado, se declarara la nulidad de lo actuado.
Fairén Guillén, citado por Carlos B., postula también para la legislación
española, la fijación de una audiencia preliminar, en la que el juez, de oficio,
resolverá –entre otras cuestiones- respecto de la concurrencia de los
Presupuestos Procesales.
El autor citado agrega que los tres filtros mencionados tienen tres finalid
la primera es procurar que el proceso se constituya y desarrolle válidamente
como verificar que no haya falta manifiesta de las dos condiciones de la acció
para que el juez al expedir sentencia. La segunda finalidad para el caso en qu
juez constate un defecto u omisión subsanable, ordene inmediatamente que
subsanado por el litigante a quien corresponda tal actividad. La tercera finali
consiste en que si el juez verifica en cualquiera de estos tres filtros principale
existencia de un defecto u omisión de carácter insubsanable, procederá a de
la nulidad de todo lo actuado y dar por concluido el proceso o, en su caso, a
declara improcedente la demanda.
Así como los presupuestos procesales son los elementos básicos para la
existencia de una relación jurídica procesal válida, hay otros elementos
trascendentes para el decurso normal del proceso, que son las denominadas
condiciones de acción.
BIBLIOGRAFIA
7. TICONA POSTIGO, Víctor. “El Debido Proceso y la Demanda Civil”. Tomo II. E
RODHAS. Lima. 1998.
12. FERNANDEZ SESSAREO, C. Derecho de las Personas. Edit. Cuzco S.A. Editores
1992.
13. DEVIS ECHANDIA, Hernando. Teoría General del Proceso. Tomo I. Edit.
Universidad. Buenos Aires-Argentina. 1984.
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¿Que son los Presupuestos Procesales?
Los Presupuestos Procesales son requisitos previos que necesariamente han de
darse para constituirse una relación jurídica.
B Y E. QUISBERT
La competencia.
La capacidad.
La demanda o querella precisa.
CONCEPTO Y DEFINICIÓN
Los presupuestos procesales son requisitos necesarios exigidos por ley para
que pueda ser válido un proceso.
NATURALEZA
Los presupuestos procesales son requisitos que deben ser observados antes de
que surja la relación procesal, los presupuestos materiales son requisitos
necesarios después de la traba procesal (que se tiene luego del traslado de la
demanda) y son el interés, la posibilidad jurídica, la legitimación en la causa.
CLASIFICACION
Bescovi, E.:
Couture, E.
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Presupuesto procesal
LOS PRESUPUESTOS PROCESALES
La teoría de los presupuestos procesales fue propuesta por el alemán OSCAR VON
BÜLOW en 1868. En su libro “Teoría de las excepciones procesales y los presupuestos
procesales” hace una distinción entre excepción y presupuestos procesales,
entendiéndose como supuestos de hecho o de derecho sin los cuales el proceso no
tiene existencia jurídica ni validez formal.
Los presupuestos procesales son los requisitos necesarios para que pueda constituirse
un proceso válido, o una relación procesal válida. También se dice que son las
condiciones que deben existir a fin de que pueda tenerse un pronunciamiento
cualquiera, favorable o desfavorable, sobre la demanda, esto es, a fin de que se
concrete el poder - deber del juez de proveer sobre el mérito.
Para que en un proceso exista validez de una relación procesal se requiere la presencia
de los denominados presupuestos procesales sin los cuales el juez no podrá dar
trámite a la demanda.
1. PRESUPUESTOS DE FONDO
A) La primera, de la norma adjetiva con rostro humano, defendida por el precursor del
Derecho Procesal Civil en nuestro país y de cuyo manantial intelectual beben incluso
conspicuos tratadistas de nivel internacional. Nos referimos a nuestro maestro y probo
jurista, Carlos Parodi Remón.
Esta teoría radica su postulación en que al dictarse una sentencia estimatoria es donde
se encuentre acreditada la confluencia copulativa de las “condiciones de la acción -
condiciones para una sentencia favorable”, que el maestro llama como la “voluntad de
la ley o el amparo legal, legitimidad para obrar - sea ésta ordinaria o extraordinaria,
principal o secundaria, total o parcial - y el interés para obrar”.
B) La segunda, es aquella que pregona y que por cierto es la asumida por nuestro
ordenamiento procesal civil, que las “condiciones de la acción” deben ser verificadas en
los sucesivos diques de contención del “derecho de acción” que regula nuestro proceso
civil. Es decir, en principio, al calificar el emplazamiento. Luego, al llevar a cabo similar
ritual con la contradicción, y, finalmente, en la etapa del saneamiento procesal.
Excepcionalmente, se hará al momento de dictarse la sentencia, la cual,
inexorablemente, será inhibitoria, si es que en ella se ha establecido la invalidez de la
relación procesal.
Es pertinente anotar, que de esta teoría se nutre el Código Procesal Civil Modelo para
Latinoamérica, así como de las vigentes legislaciones procesales de Uruguay, Brasil y
Venezuela, por citar las más recientes. Asimismo, de la de Italia y Francia, en Europa.
Toda demanda debe contener la pretensión procesal conocida también como voluntad
de la ley que se refiere a un derecho sustantivo.
Las normas sustantivas o de derecho material son aquellas que establecen los
derechos y obligaciones de los sujetos en su vida de relación social. Dentro de este
tipo de normas tenemos al Código Civil, Código Penal, Código Tributario y todas las
demás normas jurídicas que establezcan los derechos y obligaciones de los sujetos.
Las normas sustantivas se refieren a las disposiciones legales que declaran derechos a
favor de una persona. Se refiere a la norma jurídica que ampara y sustenta el derecho
tutelado.
Es llamado también la legitimatio ad causam o cualidad para obrar consiste en que las
personas que tienen su lugar respectivo en la relación jurídica sustantiva (de derecho
material) sean las mismas que ocupan su lugar en la relación jurídica procesal.
Por lo tanto si los titulares de la relación jurídica sustantiva no son los mismos en la
relación procesal no habrá legitimidad para obrar y en consecuencia se podrá
interponer una excepción de falta de legitimidad para obrar.
En los procesos contenciosos la legitimidad para obrar del demandante consiste en ser
la persona que conforme a la norma sustantiva esté legitimada para que mediante
sentencia se resuelva si existe o no el derecho pretendido en la demanda.
La Legitimidad para obrar es la potestad que tiene una persona (sea natural o jurídica)
para afirmar e invocar ser titular de un derecho subjetivo material e imputar la
obligación a otra.
Toda persona como integrante de una sociedad donde existe los conflictos de
intereses tiene derecho a la tutela jurisdiccional para la defensa de sus derechos, por
lo que al promover un proceso invocará su interés que viene a ser el interés para
ejercitar la acción planteando una pretensión, lo cual consiste en el interés para obrar.
Según el jurista Juan Monroy hay interés para obrar cuando una persona a agotado
todos los medios para satisfacer su pretensión material y no tiene otra alternativa que
acudir a la vía judicial para satisfacer esta necesidad.
2. PRESUPUESTOS DE FORMA
Son aquellos requisitos que se deben reunir para que exista una relación procesal
válida. El juez al calificar la demanda debe verificar si se reúnen estos requisitos para
admitir a trámite la demanda a través de una resolución llamada “Autoadmisorio”.
La demanda es el primer escrito judicial del proceso civil que debe reunir los requisitos
formales de los Arts. 424º y 425º CPC.
Es parte procesal quien realiza actividad procesal al interior del proceso por derecho
propio.
Las personas naturales que no tienen el libre ejercicio de sus derechos, comparecen al
proceso representados según disponga las leyes pertinentes (Art. 63º CPC).
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