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De la brújula al GPS entre los sexos

Fabián A. Naparstek

La antigua brújula nos orientaba a partir de un punto cardinal que nos daba ciertas
coordenadas para nuestra localización. El norte del Nombre del Padre ha marcado toda
una época donde los ejes simbólicos permitían situar al sujeto. De hecho, ya J.-A- Miller
nos ha hablado del sujeto sin brújula (desbrujulado) de la época actual. En efecto, la
brújula es un dispositivo que a partir de un punto simbólico ordena toda una serie de
coordenadas – también simbólicas - que determinan la posición del sujeto en el campo del
Otro. En cambio, nuestra época nos propone un dispositivo técnico que nos lleva al lugar
indicado sin tener dicho polo orientador con sus respectivas coordenadas. El GPS se
introduce en nuestras vidas como una voz (femenina) que nos comanda al lugar señalado
sin que tengamos ninguna idea de nuestra localización. Una voz que suele tener las
modulaciones propias del super yo y que ante cualquier pequeño desvío o exceso de
velocidad nos frena con severidad para recalcular nuestro camino. Al final, uno sabe que
llegó solamente por haber cumplido las órdenes de una voz que no admite preguntas, ni
protesta alguna y sin tener la menor idea de nuestra situación respecto del Otro.

En la presentación para nuestro próximo Congreso de la AMP J.-A. Miller nos muestra, a
través de la presencia del porno en nuestra época, la “vacuidad semántica” llevada hasta el
“cero de sentido”[1]. “Por lo común, - dice Miller – la ceremonia, a un lado y el otro de la
pantalla, se lleva a cabo sin palabras, aunque con los gritos o los suspiros imitados del
placer”[2]. J.-A. Miller pone el acento en “la escopia corporal”[3] del porno, pero no deja
de señalar la presencia de la voz yel vacío de sentido en el encuentro sexual.
Dicha vacuidad semántica propia del porno podría pensarse como el extremo de las
relaciones entre los sexos “en las costumbres de las jóvenes generaciones”[4]. Estas
costumbres, marcan un estilo de “desencanto, brutalización y banalización”[5]. Quiero
decir que el porno podría plantearse como el paradigma de una época donde priman
relaciones entre los sexos vacías de sentido con una presencia – a veces inquietante – del
objeto pequeño a. De hecho, hace poco tiempo hemos tenido la posibilidad de ver un film
donde el protagonista se enamora de un sistema operativo y mantiene una relación a partir
de una voz que lo guía tal cual el GPS por las supuestas rutas del amor[6]. Un amor vacío
de sentido, donde el cuerpo está escamoteado y la presencia de la voz (femenina) va
guiando el camino. De hecho, Lacan señalaba “que uno cree lo que ella dice. Es lo que se
llama el amor”[7]. “La diferencia, es sin embargo manifiesta. Entre creer allí, en el
síntoma, o creerle. Es lo que hace la diferencia entre la neurosis y la psicosis. En la psicosis,
las voces, no solamente el sujeto cree allí, sino que las cree”. “Uno la cree…Pero uno allí se
ciega”[8].Creerle a una mujery a lo que ella dice tiene ciertos peligros hasta el punto de
hacer de esa creencia una voz superyoica que puede enloquecer al hombre en cuestión.
Lacan hace una comparación entre la neurosis y la psicosis, pero también con la locura del
amor. Locura que puede dejar ciego al sujeto siguiendo la voz del super yo que enloquece y
vacía de sentido al amor. Cuestión que cada vez mas encontramos en nuestros
consultorios; hombres estragados por la voz femenina que lo lleva ciegamente a lugares
impensados.

A su vez, cuando Lacan aborda la época actual, da cuenta de que “los objetos a se meten
en todas partes, aislados, solos, y siempre listos a sorprenderlos en el primer
encuentro”[9]. Subrayo aquí la indicación de que dichos objetos a se encuentran aislados y
solos. Es decir, sin la ligazón fija que supone el fantasma de cada quien. En efecto, en el
fantasma “el sujeto, en tanto dividido, está en una cierta relación con el objeto a”[10]. Una
relación fija que funciona de brújula en los encuentros o des encuentros con el Otro sexo.
Que los pequeños objetos a irrumpan aislados y sueltos, lleva a comparar la época actual
con la locura. “La mass-media, a saber esas miradas errantes y esas voces caprichosas de
las cuales están destinados muy naturalmente a estar rodeados cada vez mas… se los
meten por los ojos y por las orejas”[11]. Es la libertad de la locura, ya que el loco es libre
porque tiene el pequeño objeto a en el bolsillo. Se entiende aquí, que la época actual
empuja a un abordaje del Otro sexo no a partir de la brújula de una condición erótica
particular, sino a partir del GPS de la presencia de un objeto pequeño a suelto y vacío de
sentido. Efectivamente, la conferencia de J.-A. Miller en el último congreso abre múltiples
perspectivas de investigación para nuestra comunidad de trabajo y en esta oportunidad me
quise detener en lo que me inspiró su manera de abordar los modos de lazos entre los
sexos en la época actual.

[1] Miller, J.-A.: “El inconsciente y el cuerpo hablante”. Conferencia pronunciada el 17 de abril de
2014.
[2] Op. Cit.
[3] Op. Cit.
[4] Op. Cit.
[5] Op. Cit.
[6] Hago referencia aquí al film “Her, una historia de amor”.
[7] Lacan, J.: El seminario, Libro 22, RSI, Clase del 21-01-75. Inédito.
[8] Op. Cit.
[9] Lacan, J.: “Pequeño discurso a los psiquiatras”. 1968, inédito.
[10] Op. Cit.
[11] Op. Cit.

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