Professional Documents
Culture Documents
¿No te cunden los días? ¿Estás seguro que estás siendo productivo en tu trabajo? A veces nos
obsesionamos con trabajar más horas y la clave no suele estar precisamente ahí. Si sabes organizarte te
dará tiempo hasta de ir al gimnasio.
FacebookTwitterLinkedInPinterest
El tiempo es uno de tus activos más preciados y, aunque no te des cuenta, no deja de pasar, y no lo hace
“despacico” precisamente. Estás sumergido en tu rutina: despertarte, ir a trabajar y volver a las tantas.
Aunque te parezca que no paras… ¡Estás dormido en los laureles! Puede que estés mucho tiempo
pegado al ordenador o fuera de tu casa, puede incluso que trabajes mucho, pero no por ello eres más
productivo.
Seguro que tienes libretas repletas de ideas, proyectos y objetivos por cumplir que al final se quedan
cogiendo polvo, esperando que tengas un rato para ellos. Y al final, cuando lo tienes, estás demasiado
cansado para llevarlos a cabo. Quizá, si no tienes tiempo para ti o para tu ocio, es que el trabajo no te
está cundiendo lo suficiente o no de la forma correcta. Sigue nuestros consejos antes de echarle más
horas que un mono loco a cosas que realmente no las necesitan.
1. Recuerda, el tiempo es oro
Es importante que no inviertas las 24 horas de tu día en trabajar. Es muy común en la vida de un
freelance o un emprendedor el empezar con muchas ganas y dedicar todo el día a trabajar y hacer
gestiones para levantar su empresa.
El hecho de dedicarle más horas no está haciendo que seas más productivo. De hecho, si lo piensas, te
darás cuenta que es imposible que seas productivo las 24 horas del días. Por eso es importante que
organices tus tareas y dividas el día en horas para gestiones, trabajo y ocio; y más importante aún, que
durante las horas que corresponden a una tarea no te pongas a otras.
¡Debes respetar tus tiempos y sobre todo, lo que hayas estipulado hacer en ese tiempo!
No intentes memorizar tus tareas, anota las cosas en una agenda, un planificador o una simple lista.
Reserva un tiempo para tareas dispersas, como hacer llamadas o contestar correos, eso te ayudará a
no tener distracciones y concentrarte en el resto de tareas. Por ejemplo, envía y responde correos de
9:00 a 9:30 y de 13:00 a 13:30. Todo lo que no haya entrado o salido a esa hora, déjalo para mañana.
Al empezar un proyecto siempre surge la emoción y la prisa. Nos ponemos manos a la obra en cuanto
firmamos el contrato y no nos paramos a pensar en la previsión de los tiempos. Para que el cliente no
nos esté “dando calor” día tras día preguntando cómo va el proyecto, antes de empezar hay que fijar
unas pautas. Define los tiempos de cada parte del proceso, así podrás organizar los proyectos en curso
en tiempo real en vez de ir intentando apagar fuegos de los clientes que te llaman cada día.
Que tu cliente sepa cuando le vas a dar feedback tranquilizará sus prisas y tu urgencia de tenerlo todo
lo antes posible.
Cuando se trata de trabajo en equipo, también es un sistema muy útil. Empezar estableciendo esos
plazos para cada parte del proceso hará que todo el mundo que forme parte del proyecto sepa
claramente cuando le va a tocar meterle mano y pueda organizarse el resto de tareas.
3. Toma nota
Aunque parezca una perdida de tiempo, al final te ayudará para hacer un balance general de cómo estás
haciendo tu trabajo. Te ayudará a saber si obtienes beneficios, si cometes errores y, sobre todo,te
ayudará a localizar que cosas debes mejorar para prosperar.
Cosas que deberías anotar para trabajar mucho mejor:
Ten una ficha por cliente con sus datos personales y otra por cada proyecto con las horas que
inviertes cada vez que trabajas en él. Añade también la fecha de inicio y la de fin, así sabrás si tu cliente
se está columpiando mucho o se está saliendo del presupuesto.
Anota tus errores al final de cada proyecto. Es una putada tener que escribirte, para tu yo del futuro,
dónde la cagaste, pero cuando tengas un balance de varios proyectos sabrás dónde estás metiendo la
pata y porqué no te salen las cosas ni las cuentas.
Marca en tu agenda tus objetivos diarios y señala, también, la fecha aproximada de tus objetivos a
corto y a largo plazo. Esto te ayudará a visualizar cómo y en qué momento conseguiste llegar a tu meta.
Sentir que uno avanza motiva, así que a jugar desbloqueando objetivos como si de un videojuego se
tratase.
No olvides llevar las cuentas. Ganancias y perdidas; todos los datos son importantes, aunque la
perdida sea intangible (echar horas de más). Mantener esa práctica te hará ver lo rentable que está
siendo tu tiempo.
5. Delega
El hecho de un día haberte sacado una carrera con matrícula no hará que siempre seas el mejor. Para
serlo tienes que ser constante e invertir parte de tu tiempo de trabajo en formarte y aprender nuevas
técnicas de trabajo.
Aunque estudiar suele ser algo costoso, hay mucha información online. Dedicar un poco de tiempo a
buscar tutoriales de algo nuevo que aprender puede ayudarte, pero la mejor forma es aprender es de tu
propio equipo, seguro que todos tenéis algo que aportar a otro para que todos progreséis.
7. Conecta, desconecta y desconéctalos
A veces surgen oportunidades que nos ponen los ojos de Candy Candy, pero cuando nos dicen el
presupuesto se nos cae el mundo al subsuelo, que está por debajo del suelo.
Del mismo modo que buscamos la rentabilidad y vamos a dejar de hacer favores a cambio de nada,
tampoco podemos infravalorar nuestro trabajo ante un posible cliente. Ese tiempo que no estás
invirtiendo en un trabajo no rentable podrás invertirlo en alguno que lo sea de verdad. A lo mejor no
será un cliente tan reputado, pero si que será uno que valora tu trabajo y paga lo que realmente vale.
Sigue todos nuestros consejos y tómate una cervecita o un vino de vez en cuando, seguro que todo lo
haces más rápido y, sobre todo, mejor.