You are on page 1of 2

“Un pueblo cuya nobleza se ha debilitado o ha degenerado, puede escapar a la degeneración y

sobrevive en la lucha por la vida, si halla en sí mismo la voluntad y la fuerza para volver a crear su
nobleza y reclutarla entre elementos nuevos.” (Sangre y suelo, p. 3)

“Siempre hay una capa superior; queda por saber si queda un lazo de consanguineidad con ella –como
fue más o menos el caso entre la nobilitas y la plebe de la Roma antigua- o si el pueblo ya no es más que
la clase oprimida, como lo fue habitualmente desde el triunfo de los principios cesaristas.” (Sangre y
suelo, p. 3)

Darré compara los efectos del cristianismo sobre la estructura nobiliaria germana con el bolchevismo en
Rusia; sin embargo, hace distinción entre el cristianismo canónico y el utilitario. (Sangre y suelo, p. 10)

Sin la influencia extranjera y como consecuencia de su propia condición natural, el germano nunca
habría desarrollado un concepto claro del Estado alemán. (Sangre y suelo, p. 20)

A diferencia de otras razas, el germano rechaza la vida en la ciudad. (Sangre y suelo, p. 30)

Ninguna de las tribus germanas, en la época de las grandes migraciones, se estableció en las ciudades
romanas conquistadas. (Sangre y suelo, p. 30)

“El pueblo cree de buena fe que todo progreso en el ámbito del dinero es igualmente un paso adelante
de la civilización.” (Sangre y suelo, p. 35)

“Esta evolución del derecho romano, desde su primitiva forma protectora de la familia hasta su forma
más moderna que afirma sin restricciones la independencia del individuo, no tiene por único resultado
la destrucción de la idea familiar, sino el advenimiento de un Estado en el que el pueblo no es más que
una suma de las diferentes individualidades. De donde surgen dos corrientes principales y claramente
delimitadas: 1) El matrimonio ya no es un acto de mantenimiento de la familia en el deseo de crear una
descendencia, sino un acuerdo entre el tú y el yo en el que el tema de los hijos se deja al gusto de cada
uno. 2) La tierra y el suelo ya no dependen más que de la posesión individual, y ya nadie les considera
como la súper-estructura obligada y nutricia de la familia.” (Sangre y suelo, p. 38)

“Cuando en un Estado, la ley da prioridad al individuo sobre la familia, todo lo que se refiere a esta
última experimenta un movimiento de regresión.” (Sangre y suelo, p. 141)

Darré llama «hermanos gemelos» al liberalismo y al marxismo. (Sangre y suelo, p. 42)

“Todo derecho agrícola es beneficioso si limita la carga hipotecaria de la finca, si pronuncia su


indivisibilidad, si fija por ley el derecho de transmisión por heredero único y si vela porque la
indemnización de los no herederos se haga dentro del marco de las posibilidades económicas de la
finca.” (Sangre y suelo, p. 46)

Sobre el proteccionismo contra la conveniencia económica. (Sangre y suelo, pp. 48-49)

Sobre los edificios modernos. (Sangre y suelo, p. 51)


“Las hijas de buena familia, no casadas pero independientes por su profesión o su situación, han
desempeñado en la Historia siempre el papel de perturbadoras o incluso de destructoras del orden
público.” (Sangre y suelo, p. 74)

“No se puede soñar en hacer abandonar a la mujer de hoy la libertad que le asegura el ejercicio de una
profesión.” (Sangre y suelo, p. 74)

“Para esas mujeres, la procreación no era el ejercicio de un derecho de libre disposición de sí mismas;
implicaba una responsabilidad con relación a la descendencia. La supervivencia de la familia, para ellas,
era todavía un objetivo válido de la vida. Su misión consistía en la conservación, el fomento y la
multiplicación de la raza. Sentían la idea de la selección y estaban orgullosas de ello. No se sentían en
absoluto rebajadas al nivel de la «yegua de selección» según el ridículo reproche de hoy, formulado por
los que entienden sin duda por «libertad individual» de la mujer, la libertad de acostarse con el primero
que llegue y aprovecharse de ello sin límites. El orgullo de estas mujeres consistía en llegar a ser madre
de toda una familia y en recibir, en un hijo noble, la confirmación de su propio valor.” (Sangre y suelo, p.
86)

“La división en castas no tiene, a nuestro juicio, justificación moral más que en el caso de dos razas muy
diferentes la una de la otra y conviviendo, superando una a la otra.” (Sangre y suelo, p. 92)

Darré cita a Mann: “El pueblo que dispone de suficientes mujeres capaces de procrear se rehace en
pocos años de las derrotas más nefastas. Por el contrario, otro pueblo cuyas mujeres fecundas
escaseen, se encamina al desastre en unas cuantas generaciones. Sangrientas batallas perjudican menos
a la fuerza de un pueblo que la escasez de mujeres fecundas. En la calidad de la madre de familia radica
el valor eterno de cada familia y de cada pueblo”. (Sangre y suelo, p. 99)

“Ese 14 % de mujeres fecundas, es cierto, pueden dar a luz, pero no son necesariamente las mejores
como raza. Se puede estimar de manera cierta que ese 14 % contiene sangre no-alemana, sobre todo
polaco-eslava, sin valor para nosotros.” (Sangre y suelo, p. 99)

“Si el elevado porcentaje de germanos en el Imperio romano no fue capaz de retener, ni siquiera
restablecer la moral romana, cada vez más decadente y podrida, ello demuestra claramente que el
cuerpo de la raza no basta para formar efectivamente, él solo, un Estado que le corresponda.” (Sangre y
suelo, p. 115)

“El Estado es siempre, directamente o no, el depositario de toda moral.” (Sangre y suelo, p. 121)

You might also like