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¿Qué es la Ing. Económica?

Se preocupa de los aspectos económicos de la ingeniería; implica la evaluación sistemática de los costos y
beneficios de los proyectos técnicos propuestos. Los principios y metodología de la ingeniería económica son
parte integral de la administración y operación diaria de compañías y corporaciones del sector
privado, servicios públicos regulados, unidades o agencias gubernamentales, y organizaciones no lucrativas.
Estos principios se utilizan para analizar usos alternativos de recursos financieros, particularmente en relación
con las cualidades físicas y la operación de una organización.
¿De qué se encarga la Ingeniería Económica?
Se encarga del dinero en las decisiones tomadas por los ingenieros al trabajar para hacer que una empresa sea
lucrativa en un mercado altamente competitivo. Inherentes a estas decisiones son los cambios entre diferentes
tipos de costos y el desempeño (Tiempo de respuesta, seguridad, peso, confiabilidad, etc.) proporcionado por el
diseño propuesto a la solución del problema.
¿Cuál es su Objetivo?
Lograr un análisis técnico, con énfasis en los aspectos económicos, de manera de contribuir notoriamente en
la toma de decisiones.

¿Cuáles son sus principios?


1.- Desarrollar opciones: La elección se da entre las alternativas. Es necesario identificar las alternativas y
después definirlas para el análisis subsecuente.
2.- Enfocarse en las diferencias: Al comparar las alternativas debe considerarse sólo aquello que resulta
relevante para la toma de decisiones, es decir, las diferencias en los posibles resultados.
3.- Utilizar un punto de vista consistente: Los resultados posibles de las alternativas, económicas y de otro tipo,
deben llevarse a cabo consistentemente desde un punto de vista definido.
4.- Utilizar una unidad de medición: Utilizar una unidad de medición para enumerar todos los resultados
probables hará más fácil el análisis y comparación de las alternativas.
5.- Considerar los criterios: La selección de una alternativa requiere del uso de uno o varios criterios.
El proceso de decisión debe considerar los resultados enumerados en la unidad monetaria y los expresados en
alguna otra unidad de medida o hechos explícitos de una manera descriptiva.
6.- Hacer la incertidumbre: La incertidumbre es inherente al proyectar los resultados futuros de las alternativas y
debe reconocerse en su análisis y comparación.
7.- Tomar decisiones: La toma de decisiones mejorada resulta de un proceso adaptativo; los resultados iniciales
proyectados de la alternativa seleccionada deben compararse posteriormente con los resultados reales logrados.
Las Decisiones Financieras de la Empresa
Naturaleza y alcance de la función financiera.
Naturaleza
Todas las empresas desarrollan su actividad en un mercado donde hay diferentes productos. Así, existirá una
diferente S y D, que viene condicionada entre otros factores el precio.
El precio también condiciona los Beneficios de la empresa.
La empresa tiene una serie de beneficios. ¿Dónde se destinan? Se quedan en la empresa o se reparten en
dividendos.
Los dividendos es una cuestión clave para intervenir en una empresa. Estos dividendos se tienen en cuenta a la
hora de evaluar la empresa por parte de los mercados financieros. Así, depende de esa valoración se pueden
conseguir Fondos Externos.
Los Beneficios retenidos son las reservas (legales, voluntarias...).
Así, de estas dos formas la empresa tiene fondos disponibles para la inversión:
 incrementar fuerza de ventas.
 I+D.
 Equipo productivo nuevo.
Así, la empresa es un conjunto de inversiones o proyectos de inversión que necesitan ser financiados.

Flujo monetario
En Economía, el Flujo Monetario es un flujo circular entre las familias y las empresas, el cual consiste en el pago,
por parte de las familias, de los bienes y servicios que ofrecen las empresas, y las remuneraciones que reciben
las familias de las empresas en contraprestación a sus servicios de trabajo.
FLUJO MONETARIO NETO SIN FINANCIAMIENTO
Se establece el flujo de inversiones (inversión inicial + capital de trabajo) y luego se
establece el flujo de operación (realizando un estado de resultados sin financiamiento, es
decir, sin pago de intereses y a la utilidad resultante, se le adiciona la depreciación y la
amortización.
Concepto Año 0 Año 1 Año 2 Año 3 Año 4 Año 5
-Flujo neto de inversión Xxx Xxx
-flujo de operación Xxx
Flujo monetario neto Xxxx Xxxxx

ESTRUCTURA VERTICAL DEL ESTADO DE RESULTADOS PROYECTADO


ANÁLISIS ECONÓMICO DEL PROYECTO.
Todo proyecto tiene como objetivo la producción de bienes o servicios para las personas o sociedades que los
promueven.
Evaluación de proyecto.- La evaluación de proyectos consiste en comparar los costos con los beneficios que
estos generan, para así decidir sobre la conveniencia de llevarlos a cabo. Esta pretende abordar el problema de
la asignación de recursos en forma explícita, recomendando a través de distintas técnicas que una determinada
iniciativa se lleva adelante por sobre otras alternativas de proyectos.
Para la identificación de los costos y beneficios del proyecto que son pertinentes para su evaluación, es
necesario definir una situación base o situación sin proyecto; la comparación de lo sucede con proyecto versus lo
que hubiera sucedido sin proyecto, definirá los costos y beneficios pertinentes del mismo.
La evaluación financiera, económica y social se efectúan conjuntamente con la que podríamos llamar evaluación
técnica del proyecto, que consiste en cerciorarse de la factibilidad técnica del mismo: que no se venga abajo el
puente, que no se queme el motor, o que sea posible completar la desviación del río durante el otoño. Así mismo,
la evaluación económica presupone una adecuada formulación y evaluación administrativa, como también una
adecuada formulación y evaluación institucional y legal: que sea posible expropiar los terrenos, que sea posible
patentar el invento, o que no se contravengan reglamentaciones ecológicas.
La evaluación privada de proyectos incluye una evaluación financiera y una evaluación económica. La primera
contempla, en su análisis, a todos los flujos financieros del proyecto, distinguiendo entre capital propio y
prestado. Esta evaluación es pertinente para determinar la llamada capacidad financiera del proyecto y
la rentabilidad de capital propio invertido en el proyecto. La evaluación económica, en cambio, supone que todas
las compras y las ventas son al contado riguroso y que todo el capital es propio; es decir, la evaluación privada
económica desestima el problema financiero.
Para la evaluación social, interesa el flujo de recursos reales utilizados y producidos por el proyecto. Para la
determinación de los costos y beneficios pertinentes, la evaluación social definirá la situación del país con la
ejecución del proyecto versus sin la ejecución del proyecto en cuestión. Así, los costos y beneficios sociales
podrán ser distintos de los contemplados por la evaluación privada económica, porque: los valores sociales de
bienes y servicios difieren del que paga o recibe el inversionista privado, o parte de los costos o beneficios
recaen sobre terceros.
Estudio Económico.-
- Sistematizar el capital.
- Determinar los costos iniciales.
- La inversión inicial.
- Depreciación y Amortización.
- Determinar la Tasa de Rendimiento Mínimo Aceptable.
- Cálculo de los flujos netos de efectivo.
- Financiamiento.
Evaluación Económica.- En los métodos de evaluación se toma en cuenta el valor del dinero a través del tiempo,
como son la Tasa Interna de Rendimiento (TIR) y el Valor Presente Neto se anotan sus limitaciones de aplicación
y son comparados con métodos contables de evaluación que no toman en cuenta el valor del dinero a través del
tiempo.
Normalmente no se encuentran problemas en relación con el mercado o la tecnología disponible que se
empleará en la fabricación del producto por tanto la decisión de inversión casi siempre recae en la evaluación
económica.
Análisis y Administración del Riesgo.- Por lo general la última parte tratada en el Estudio de Factibilidad de la
Evaluación Económica el cual nos presenta un enfoque totalmente nuevo sobre el riesgo que puede aplicarse en
economías inestables a diferencias de otros enfoques de aplicación más restringida. El resultado de una
evaluación económica tradicional no permite prever el riesgo de una posible bancarrota a corto o mediano plazo
lo que sí es posible con esta perspectiva de análisis.
Evaluación Social de proyectos.-
La evaluación social de proyectos persigue medir la verdadera contribución de los proyectos al crecimiento
económico del país. Esta información, por lo tanto, debe ser tomada en cuenta por los encargados de tomar
decisiones para así poder programar las inversiones de una manera que la inversión tenga su mayor impacto en
el producto nacional. Sin embargo, debido a que la evaluación social no podrá medir todos los costos y
beneficios de los proyectos, la decisión final dependerá también de estas otras consideraciones económicas,
políticas y sociales.
Habrá proyectos con altas rentabilidades sociales medidas que a su vez generan otros beneficios que no han
sido posible medir(tales como la belleza); Estos proyectos obviamente deberán realizarse. Habrá otros que
tienen rentabilidades sociales medidas negativas y que también generan costos sociales intangibles, los que de
ninguna manera querrán emprenderse. Sin embargo, habrá casos de proyectos que teniendo rentabilidades
sociales medidas positivas generan costos intangibles, y otros que teniendo rentabilidades medidas negativas
inducen beneficios sociales intangibles. Es en estos últimos casos donde la evaluación social del proyecto tiene
una gran utilidad, puesto que ella arroja la información que es la más pertinente para la toma de decisiones. Por
ejemplo, si la evaluación social de un proyecto de irrigación en una zona pobre y fronteriza indica que los costos
sociales del proyecto exceden los beneficios en $x por año, el encargado de tomar la decisión podrá comparar
estas cifras con el beneficio de elevar el nivel de ingreso en esa zona (redistribuir el ingreso) y disminuir
la probabilidad de un conflicto fronterizo. El costo neto financiero del proyecto, sin embargo, puede ser $y"$x por
año, información que es útil para el ministerio de hacienda o banco central, pero no debe influir sobre la decisión
de realizar el proyecto.
La evaluación social de proyectos es así mismo útil para el caso de tomar decisiones de proyectos que significan
un drenaje al presupuesto nacional: de proyectos que tienen rentabilidad privada negativa y que por lo tanto
requieren de subsidios para operar.
Por último, la evaluación social de proyectos es útil también para el diseño de políticas económicas que
incentiven o desincentiven la inversión privada. Por ejemplo, si acaso es cierto que el llamado precio social de la
divisa es mayor que el precio fijado por el banco central a los exportadores, deberán buscarse políticas que
incentiven al sector exportador y sustitutivo de importaciones no protegidos; si es cierto que el precio social de la
mano de obra es menor que el salario de mercado, deberán buscarse maneras de alentar las industrias más
intensivas en el uso de la mano de obra y desalentar la importación y utilización de maquinaria (capital) que la
desplaza, etc.

Toma de decisiones económicas


Como seres humanos nos encontramos todo el tiempo tomando decisiones, algunas buenas o malas, otras que
parecen sin importancia y algunas que son trascendentales, aunque yo creo que cada decisión, por mas
pequeña que sea afecta de manera definitiva nuestro futuro
DECISIONES ECONÓMICAS
Las herramientas que se emplean con mayor frecuencia para decidir si se hace o no una inversión en un método
propuesto son:
El retorno sobre ventas
Proporciona información sobre la efectividad del método sin tomar en cuenta la inversión original.

GPA = Ganancia promedio anual obtenida usando el método


VPA = Ventas promedio anuales o incremento en el valor agregado en dólares (estimación pesimista)
RV = Retorno sobre ventas
El retorno sobre la inversión
Mide el grado de ganancia con respecto a la inversión inicial. Su inverso se denomina recuperación

GPA = Ganancia promedio anual con el método (estimación pesimista)


IO = Inversión Original
RI = Retorno sobre la inversión
R = Recuperación
Flujo de efectivo descontado
Calcula la tasa de flujo de dinero en la empresa y el valor del dinero en el tiempo

VP = Valor presente del flujo de efectivo basado en un porcentaje de rendimiento deseado.


FE = Flujo de efectivo
i = Tasa de interés para un período dado
n = Número de períodos de interés
Rendimiento
 Interés Simple:
Siempre que el cargo por concepto de intereses de cualquier periodo se base únicamente en la cantidad principal
y no en ninguna acumulación de interés, se dice que el interés es simple.
I=P*s*N
P = Cantidad Invertida
s = Tipo de Interés Simple
N= Numero de periodos anteriores al reintegro
 Interés Compuesto
Siempre que el cargo por intereses en cualquier periodo se basa en la cantidad principal restante más
cualesquiera intereses acumulados hasta el principio de ese periodo, se dice que el interés es compuesto.
P = Cantidad Actual de Dinero ( P inicial de presente)
i = Tipo de efectivo de interés por cada periodo de intereses.
N= Numero de periodos a interés compuesto
F = Cantidad futura de Dinero ( F inicial de Futuro)
A = Movimiento (flujo de Dinero al final de periodo en una serie uniforme que se prolonga por un numero
especifico de periodos).
G = Aumento uniforme de periodo tras periodo; o disminución en el flujo de dinero o de cantidades. (Gradiente
Aritmético)
La toma de decisiones competentes es una actividad que consta de dos partes: 1- La generación de todas las
alternativas opcionales de acción que la situación requiere. 2- La selección de entre esas alternativas del mejor
curso de acción.
La toma de decisiones en ingeniería está basada en nueve elementos, y estos elementos pueden ser auxiliares
en la toma de decisiones económicas.: Reconocimiento del problema. Definición de las metas u objetivos.
Recopilación de información. Identificación de las alternativas factibles. Elección del criterio para juzgar las
alternativas. Construcción del modelo de interrelaciones. Predicción de los resultados para cada alternativa.
Elección de la mejor alternativa para lograr el objetivo. Post auditoría de los resultados.
Cada dólar que se gasta, que se tiene la intención de gastar o que no se tiene, se convierte en la base de una
toma de decisiones económicas. Si un ejecutivo decide no hacer nada con respecto a su nómina de 50,000
dólares estará, no obstante tomando una decisión económica. Una decisión de no hacer nada implica la decisión
de seguir con la práctica actual y de rechazar toda la alternativa, las que conozcan y las que no conozca por no
haberlas buscado. La mayoría de los ejecutivos estarán de acuerdo en que la decisión de aprobar una erogación
de 40,000 dólares para comprar una nueva maquinaria es un ejemplo típico de una decisión económica. Pero no
podrá considerarse como una decisión económica acertada a menos que 1) se hayan examinado todas las
alternativas, 2) se hayan incluido todos los elementos de costos e ingresos y 3) los principios y las técnicas de
evaluación sean correctos. La toma de decisiones económicas, en sentido absoluto, incluye tanto la generación
como la evaluación de alternativas. Puesto que el objetivo de la decisión es siempre la elección de alguna
alternativa, la toma de decisiones económicas solo puede llevarse a acabo si se han establecido alternativas. Sin
el conocimiento de ellas, se estará simplemente conservando el status quo, manteniendo los estándares y
siguiendo las decisiones tomadas en el pasado.

La toma de decisiones financieras


DECIDIR: Es elegir una entre dos o más alternativas incompatibles entre sí o que se presentan simultáneamente.
¿Cuándo es mejor una alternativa que otra?
¿Cuándo cuesta menor esfuerzo?
¿Cuándo produce mayor satisfacción?
¿Cuándo es más posible realizarse?
La respuesta de manera general, se señala que son tres las decisiones básicas a ser tomadas en una empresa.
? De Inversión.
? De financiamiento.
? De reparto de dividendos.
En verdad esto involucra a todas las actividades de la empresa. Incluso autores como Harrington y Brent, las
reducen a sólo dos, cuando exponen:
"Las decisiones financieras pueden ser agrupadas en dos grandes categorías: decisiones de inversión y
decisiones de financiamiento. El primer grupo tiene que ver con las decisiones sobre qué recursos financieros
serán necesarios, mientras que la segunda categoría se relaciona de cómo proveer los recursos financieros
requeridos."
De manera más específica las decisiones financieras en las empresas deben ser tomadas sobre: inversiones en
planta y equipo; inversiones en el mercado de dinero o en el mercado de capitales; inversión en capital de
trabajo; búsqueda de financiamiento por capital propio o por capital ajeno (deuda); búsqueda de financiamiento
en el mercado de dinero o en el mercado de capitales. Cada una de ellas involucran aspectos aún más
específicos, como por ejemplo: decisiones sobre el nivel de efectivo en caja o sobre el nivel de inventarios. Es
necesario estudiar las diferentes interrelaciones existentes entre estos dos grandes tipos de decisiones
financieras.
La forma en que los individuos toman decisiones en las organizaciones y la calidad de opciones que eligen están
influidas principalmente por sus percepciones, por sus creen y por sus valores.
Los procesos de decisión en las organizaciones son muy importantes porque generalmente afectan todos los
procesos humanos dentro de las mismas. La comunicación, la motivación, el liderazgo, el manejo de conflictos, y
otros más.
Cuando tenemos que tomar una decisión, se presenta un conflicto psicológico, previo a la acción de elegir, este
conflicto puede ser de cualquiera de los siguientes tres Tipos de Conflictos de Decisión:
TIPOS DE CONFLICTOS DE DECISION
 Conflicto de Atracción - Atracción - Cuando todas las alternativas son igualmente atractivas, pero sólo
podemos optar por una. Por ejemplo: tenemos dinero para comprar sólo un vestido y nos gustan tres.
 Conflicto de Evitación - Evitación - Cuando todas las alternativas son igualmente desagradables, pero
tenemos que optar por una. Por ejemplo: Quedamos a estudia no ir a baile, o irnos al baile y reprobar el examen;
ninguna de las dos opciones parecen gratas pero tenemos que elegir.
 Conflicto de Atracción - Evitación - Cuando cada una de las alternativas son atractivas y desagradables.
Por ejemplo: queremos adelgazar y estamos a dieta, pero vamos una cena de negocios donde se ofrece un
buffet, con comida muy atractiva, pero engordadora, nuestro cliente potencial nos invitó a cenar, y no podemos
desairarlo quedándonos sin comer, tenemos que elegir lo que nos afecte menos.
Los problemas en la toma de decisiones individual, se deben principalmente a dos causas al temor para tomar
decisiones y a la toma de decisiones irreflexiva.
La primera causa que es el temor a tomar decisiones, se debe a que en toda decisión involucran las Tres "R" que
dificultan la toma de decisiones y producen un conflicto psicológico en el que tiene que decidir, situación que
algunas personas no han aprendido manejar.
Otras personas prefieren evadir el conflicto psicológico decisional y lo que hacen es tomar decisiones
precipitadas, en forma irreflexiva, y sin analizar las ventajas y desventajas cada una de las opciones, eligen al
azar o se guían por lo que otros hacen, lamentablemente aunque algunas veces acierten no asumen el riesgo
cuando se equivoque mucho menos la responsabilidad de las consecuencias de su decisión y pretender
justificarse culpando a otros o a fuerzas extrañas que los llevaron a fracasar, lanzando pelotita a los demás y
tratando de salir siempre bien librados de la situación.
Hay también quienes no aceptan la renuncia a las otras opciones y actúan de una manera indecisa e inmadura,
queriendo "Comerse todas las galletas", lo cual resulta en situaciones problemáticas incompatibles que los
aburren después.
Una de las maneras de definir la racionalidad, utiliza términos económicos y ve a la racionalidad como la forma
de optimizar la toma de decisiones maximizando los resultados. En ella el responsable de tomar las decisiones
debe ser el hombre, individuo económico quien maximice siempre los resultados.
Otra de la definición de racionalidad se basa en que las decisiones son racionales cuando el individuo elige un
curso de acción que maximiza sus ventajas, sin tomar en cuanto si se puede medir en forma objetiva. Esta
definición de racionalidad es más
Subjetiva e implica que el que toma la decisión es con frecuencia una persona administrativa, que elige
alternativas que son satisfactorias o al menos "lo suficientemente buenas".
Una tercera forma de establecer un concepto de racionalidad es examinar sencillamente el proceso de decisión
propiamente dicho y determinar si es ordenado y lógico. Esta definición puede ser utilizada tanto por
el hombre económico, como el administrativo.
La Toma de Decisiones Organizacionales.
De la misma manera que el individuo toma decisiones que le conciernen y afectan sólo a él, se toman también
las decisiones organizacionales. Podríamos decir que se aplican los mismos Modelos de Análisis Racional, con
la única, pero importante variación de que muchas de las decisiones organizacionales se toman en grupo, lo cual
presenta algunas peculiaridades importantes que en forma específica ser verán en el siguiente subtema.
Aquí trataré de ver algunos de los aspectos generales que influyen o afectan la Toma de Decisiones dentro de
las Organizaciones.
La Toma de decisiones organizacionales es con frecuencia más racional porque el impacto de los errores de
decisión, pueden ser grave desde el punto de vista económico o laboral. (Aunque en lo personal considero que
muchas veces los errores en las decisiones personales son tanto o más graves, porque los efectos en la vida de
las personas pueden ser más serios).
En las decisiones que se toman dentro de las organizaciones la evaluación de cada una de las alternativas debe
ser rigurosa y se debe analizar el costo/beneficio de cada una de ellas, para optar por aquella que ofrezca la
mejor razón.
La mayoría de las organizaciones formulan sus metas, estratégicas, políticas, procedimientos y normas que
orientan la
Toma de decisiones y le dan forma a su plan de acción, proporcionando una dirección empresarial, al mismo
tiempo que aseguran la coordinación formal de los recursos.
La Desventaja de los Estados Financieros sobre la toma de Decisiones.
Es conocido que los estados financieros de una compañía deben ser una herramienta que contribuya a la toma
de decisiones en las empresas y así es, de no hacerlo la empresa o, para ser más preciso los ejecutivos,
estarían cometiendo un grave error, expliquemos porque.
Es cierto que todos los departamentos de una organización necesitan y proveen datos y que una de
las funciones del contador es el recopilarlos, transformarlos y devolverlos como información y que esta
información será de gran utilidad para que los departamentos evalúen su desempeño contra lo que tenían
estimado y a partir de ahí tomen decisiones para corregir o mejorar.
También es común pensar, aunque considero que es un error, que al finalizar la función del contador, es decir
producir estados financieros, estos son entregados al director de la empresa y entonces el reconocerá cual es la
situación de la empresa y empezará a tomar decisiones en un sentido o en otro. No creo que esto sea así, aquel
director que espere a que la contabilidad le brinde información respecto a como esta su negocio esta perdido, la
estará recibiendo muy tarde, cuando todo ha pasado. Es por eso que muchos directores no utilizan la
información financiera, porque cuando la reciben ya no la necesitan, es algo que ya saben. Lo
saben simple y sencillamente porque todos los días están ahí, trabajando, vendiendo, comprando, motivando a la
gente, preguntando en todos los departamentos que pasa, a él le llegan los problemas y las preguntas y el
entrega las respuestas, de manera que la situación financiera no solo la conoce si no que la siente.
¿Entonces como les es útil la información que proporciona la contabilidad a aquellos que toman decisiones?
Primero tendríamos que pensar como se determinan los estados financieros, esto es ¿quien los marca, quién los
define y cómo? En las empresas grandes, me refiero a tamaño y solo a las grandes porque es difícil encontrarlo
en las medianas y pequeñas de manera real, encontramos dos grupos de personas por arriba del director de la
empresa, uno es el consejo de administración y el otro la asamblea de accionistas, ambos con poder suficiente
como para marcar el rumbo de la empresa. Las cosas funcionan así, la asamblea de accionistas, los dueños o el
dueño, normalmente se apoyan en un conjunto de personas experimentadas para que ayuden a definir
la estrategia que debe seguir la empresa, el rumbo que se debe tomar, que segmentos de mercado deben atacar
y de que forma, de que segmento deben salir, que industrias, que productos, con que recursos, en algunos casos
se aprueban proyectos que son presentados por los mismos ejecutivos de la empresa. Lo que es relevante es
que lo que suceda en esas juntas de consejo será determinante para el futuro de la empresa ahí es realmente
donde se determinan los estados financieros. Pero en todos los casos una vez tomada la decisión será cuestión
de tiempo para que esta se vea reflejada en los estados financieros. Lo que
Será importante será el monitorear de manera continua que los resultados esperados se estén cumpliendo y es
ahí donde el
Contador entra en función. Una muy importante de evaluar que las metas se cumplan, deberá diseñar
un sistema de información lo suficientemente ágil y útil como para acompañar a la empresa al logro de sus
objetivos.
Cuatro Etapas en toma de Decisiones
Laudon y Laudon describió cuatro etapas en la toma de decisiones: inteligencia, diseño, selección e
implantación.
? Inteligencia: es la primera de las cuatro etapas de Simón sobre la toma de decisiones, cuando la persona
recopila información para identificar los problemas que ocurren en la institución. La inteligencia implica identificar
los problemas que ocurren en la institución.
La inteligencia indica donde, porque y con qué objeto ocurre una situación. Este amplio conjunto de actividades
de recopilación de información se requiere para informar a los administradores que también se desempeñan en
la institución y para hacerles saber donde se presentan los problemas. Los sistemas de información
administrativos (SIA) tradicionales que proporcionan una gran cantidad y variedad de información detallada
pueden ser útiles para identificar los problemas, especialmente si estos informan excepciones (con habilidad
agregada para cerrar el texto y buscar información adicional).
? Diseño: es cuando la persona concibe las posibilidades alternativas de soluciones de un problema. Durante el
diseño, la segunda etapa de la toma de decisiones, la persona diseña
Las posibles soluciones a los problemas. En esta actividad se requiere de mayor inteligencia, de manera que
el administrador decida si una solución en particular es apropiada.
La etapa de diseño también puede implicar actividades de información más cuidadosamente especificadas y
orientadas. Los sistemas de soportes de decisiones (SSD) son ideales en esta etapa de toma de decisiones, por
que operan sobre la base de modelos sencillos, pueden desarrollarse rápidamente y ser operados con
información limitada.
? Selección: es cuando la persona elige una de las diversas alternativas de solución. Selección, la tercera etapa
de la toma de decisiones, consiste en elegir entre las alternativas. En este caso, un administrador puede usar las
herramientas de información que calculen y lleven un seguimiento de las consecuencias, costos y oportunidades
proporcionadas por cada alternativa diseñada en la segunda fase. Quien toma las decisiones podría necesitar de
un SSD mayo para desarrollar mejor la información sobre una amplia variedad de alternativas y emplear diversos
modelos analíticos para tomar en cuenta todas las consecuencias.
? Implantación: cuando la persona lleva la decisión a la acción y da su informe sobre el progreso de la
información, última etapa en la toma de decisiones es la implantación. En esta etapa,
Los administradores pueden usar un sistema de información que emita informes rutinarios sobre el progreso de
la solución específica. El sistema también informará sobre algunas dificultades que surjan, indicará restricciones
a los recursos y podrá sugerir ciertas posibles acciones de mejora. Los sistemas de apoyo pueden ir desde SIA
completos a sistemas mucho más pequeños, así como software de planeación de proyectos operados con
micro computadoras.
En general, las etapas en la toma de decisiones no necesariamente siguen una trayectoria lineal: inteligencia,
diseño, selección e implantación.
Trampas en la Toma de Decisiones: Diez Barreras
Para una Brillante Toma
Las diez trampas son las siguientes:
? Aventarse: comenzar a recabar información y llegar a conclusiones sin analizar la mejor manera para tomar la
decisión.
? Ceguera a los marcos: se trata de resolver el problema equivocado ya que se ha perdido de vista los objetivos
importantes.
? Falta de control de los marcos: incapacidad para definir conscientemente en más de una manera el problema.
? Exceso de seguridad en sus propios juicios.
? Atajos miopes: confiar implícitamente en la información más accesible o sujetarse demasiado a hechos
cómodos.
? Actuación intuitiva: creer que mentalmente podrá mantener clara toda la información recabada.
? Fracaso del grupo: suponer que con la participación de muchas personas inteligentes, surgen automáticamente
las buenas elecciones.
? El engaño de la retroalimentación: negación a interpretar con veracidad la evidencia de resultados pasados,
con tal de proteger su ego.
? Falta de registros: no llevar registros sistemáticos que hagan seguimiento a los resultados de las decisiones, ya
que se piensa que la experiencia ofrece automáticamente sus lecciones.
? No auditar el proceso de decisiones: no se establece un enfoque organizado para entender la toma de
decisiones, y por lo tanto siempre se está expuesto a los errores enumerados anteriormente.
Pasos para la Solución de Problemas
En la Toma de Decisiones
Para la toma de decisiones el administrador debe tomar en cuenta su metodología y forma sistemática, los pasos
que proponen los matemáticos para la solución de problemas son:
Diagnostico del Problema: Se detecta la desviación entre lo que se había planeado y lo realizado, no se puede
confundir el síntoma con la causa ya que es síntoma se manifiesta y no es necesariamente la causa.
Investigación u obtención de información: Los subordinados pueden considerarse como memorias por que ellos
son los afectados por la decisión la participación de este aumenta la participación y lo motiva para la acción sin
información el área de riesgo aumenta
Desarrollo de Alternativas: La solución de los problemas puede lograrse por varios caminos y no solo seleccionar
entre dos alternativas, se pueden formular hipótesis ya que con la alternativa hay incertidumbres.
Experimentación: El administrador debe acercarse al ideal científico y poner a prueba sus decisiones, sobre todo
cuando involucra un cambio profundo en la operación
Análisis de Restricciones: La toma de decisiones está restringida por variables como los objetivos de la
organización, las políticas, la oportunidad, tiempo, recursos económicos, tecnología y en las experiencias
anteriores, así como factores sociológicos y culturales, como las
Restricciones troncan la toma de decisiones y no es fácil actuar acertadamente se necesita que el administrador
tenga una mente abierta y creativa
Evaluación de Alternativas: Para adecuada evaluación de alternativas se debe formular las siguientes preguntas:
¿Cómo contribuye esta alternativa al cumplimento del objetivo?
¿En que forma afecta la alternativa a otras operaciones?
¿Cuan flexible es?
¿Qué resistencia al cambio puede tener?
¿Se cuenta con los recursos económicos?
¿Cuál es el costo económico?
¿Cuál es el costo-beneficio?

Valor del dinero en el tiempo


Uno de los principios más importantes en todas las finanzas.
El dinero es un activo que cuesta conforme transcurre el tiempo, permite comprar o pagar a tasas de interés
periódicas (diarias, semanales, mensuales, trimestrales, etc.). Es el proceso del interés compuesto, los intereses
pagados periódicamente son transformados automáticamente en capital. El interés compuesto es fundamental
para la comprensión de las matemáticas financieras.
Encontramos los conceptos de valor del dinero en el tiempo agrupados en dos áreas: valor futuro y valor actual.
El valor futuro (VF) describe el proceso de crecimiento de la inversión a futuro a un interés y períodos dados. El
valor actual (VA) describe el proceso de flujos de dinero futuro que a un descuento y períodos dados representa
valores actuales [URL 1].
El factor tiempo juega papel decisivo a la hora de fijar el valor de un capital. No es lo mismo disponer de UM
10,000 hoy que dentro de un año, el valor del dinero cambia como consecuencia de:
1) La inflación.
2) La oportunidad de invertirlos en alguna actividad, que lo proteja de la inflación y al mismo tiempo produzca
rentabilidad.
3) Riesgo de crédito.
En una economía donde las preferencias de consumo temporales de los individuos, resultan en premiar a los que
sacrifican el consumo actual por el consumo futuro, un individuo dejaría de consumir un peso hoy, porque al
hacerlo le reportará más de un peso dentro de un periodo de tiempo. En este caso decimos que invertiría su
peso en lugar de consumirlo, si al hacerlo le reportará al final del periodo un rendimiento por la utilización de su
peso cuya magnitud fuera apreciable.
Si el individuo guarda su peso en la bolsa y no lo consume, ni lo invierte al final del
año tiene un costo de oportunidad, dado por la ganancia que pudo haber obtenido al invertir el peso. Esto nos
sugiere que el valor del dinero no está asignado únicamente por el monto del mismo sino también por el
momento en el que se recibe o se gasta y es por tanto importante reconocer que el dinero tiene valor a través del
tiempo.
Esto se puede ilustrar por medio de la siguiente gráfica:
Valor del Dinero en el Tiempo
P1 P2 P3 P4
|----------|-----------|-----------|-----------|
t0 t1 t2 t3 t4
donde:
??Momento en el tiempo: tn
??Periodos de tiempo: Pi

Costo de capital
Este indica aquélla mínima tasa de rendimiento que permite a la empresa hacer frente al coste de los recursos
financieros necesarios para acometer la inversión; pues de otra forma nadie estaría dispuesto a suscribir
sus obligaciones o sus acciones
Esto es, el coste del capital es la tasa de rendimiento interno que una empresa deberá pagar a los inversores
para incitarles a arriesgar su dinero en la compra de los títulos emitidos por ella (acciones ordinarias, acciones
preferentes, obligaciones, préstamos, etc.). O dicho de otra forma, es la mínima tasa de rentabilidad a la que
deberá remunerar a las diversas fuentes financieras que componen su pasivo, con objeto de mantener a sus
inversores satisfechos evitando, al mismo tiempo, que descienda El valor de mercado de sus acciones. Es por
esto por lo que dicha tasa será, a su vez, el tope mínimo de rentabilidad que la compañía deberá exigir a sus
inversiones
Por ello, el coste del capitales la tasa de rentabilidad que la empresa deberá conseguir con objeto de satisfacer a
los accionistas y acreedores por el nivel de riesgo que corren.
El coste del capital es uno de los factores principales de la determinación del valor
de la empresa al ser utilizado como la tasa de descuento que actualiza la corriente de flujos de caja que la
compañía promete generar. Por tanto, un riesgo alto implica un coste del capital alto, es decir, una mayor tasa de
descuento y, por ende, una baja valoración de los títulos de la empresa (lo contrario ocurriría si el riesgo es bajo).
Y dado que la emisión de estos títulos es la encargada de proporcionar la financiación necesaria para acometer
la inversión, el coste de dichos recursos financieros aumentará cuando el valor de dichos títulos sea bajo, y
descenderá cuando el valor de éstos aumente.
Si la empresa consigue una rentabilidad sobre sus inversiones suficiente para remunerara sus fuentes
financieras es de esperar que el precio de mercado de sus acciones se mantenga inalterado. Ahora bien, si la
rentabilidad de sus inversiones supera al coste de los recursos financieros empleados en ellas, el precio de las
acciones ascendería en el mercado; por el contrario, si dicho coste fuese mayor que el rendimiento esperado del
proyecto y, aún así, éste se acometiese (lo que sin duda sería un error) el valor de mercado de las acciones
descendería reflejando la pérdida asociada a esa mala decisión de inversión.

Leer
más: http://www.monografias.com/trabajos104/ingenieriaeconomica/ingenieriaeconomica.shtml#ixzz5DBR47K6m

2.

3.

La relación entre economía y ética ha sido siempre muy difícil, porque en la economía se
manifiestan habitualmente comportamientos guiados por los intereses de los individuos, las
pasiones de los grupos, las ambiciones y el afán de enriquecimiento y de poderío de muchos,
que contradicen los más antiguos y elementales principios éticos. Las formulaciones éticas,
por consiguiente, se esfuerzan por corregir tales comportamientos y se esmeran en
promover las virtudes y valores individuales y sociales en tan díscolo espacio. La ética se ha
siempre empeñado en domar los intereses, las pasiones, las ambiciones, el afán de lucro, etc.
utilizando para ello las herramientas que le proporcionan la teología, la filosofía e incluso las
ciencias; pero ha tenido en ello poco éxito. Más aún, ha ocurrido que a nivel del
pensamiento, esto es, en cuanto al modo en que se ha pensado y concebido la economía, el
proceso histórico muestra un progresivo y muy lento pero inexorable camino de
autonomización de la economía (de las ideas sobre la economía) respecto a la ética. Tal
proceso marca la derrota histórica de la ética, o bien el triunfo de las lógicas puramente
económicas sobre las razones y exigencias de la ética, esto es, en última síntesis, el triunfo de
los intereses sobre las virtudes.

Es interesante hacer una breve reseña histórica de este proceso, para comprender en qué
momento y situación nos encontramos.

Podemos comenzar con La República de Platón, en que aparece la que es tal vez la primera
formulación conceptual sobre la economía. El modelo político-económico propuesto por
Platón se funda exclusivamente en motivaciones éticas, en cuanto toda la propuesta busca
forjar un nuevo hombre en el cual la virtud y la buena disposición del alma guiarán sus
acciones y lo alejaran del vicio y la violencia. Por ello Platón rechaza la propiedad privada y
postula la propiedad común, y en Las Leyes, aplica una rigurosa concepción ética de la que
desprende los principios que la traducen en la organización del Estado y de la economía.

Platón es consciente que hay una absoluta distancia entre la economía real y su formulación
ética de la economía, pero es clara su intención de que ésta llegue a aplicarse. Así se
comprende claramente del siguiente diálogo, en La República, 592b:

“Glaucón: Ya entiendo; quieres decir: en aquella ciudad que ahora hemos fundado y
discutido, que tiene su sede en nuestros razonamientos y discursos, pues no creo que exista
en ningún lugar de la tierra.

Sócrates: Pero en el cielo quizás exista un modelo de ella para el que quiera verla, y viéndola
se proponga fundarla en sí mismo”.

También Aristóteles examina la economía desde la ética, distinguiendo la economía


doméstica (el gobierno de la casa) y la crematística (los negocios), ensalzando la primera y
criticando la segunda, por razones morales. Aristóteles enseña que la organización de la
economía y del Estado debe orientarse por la búsqueda del bienestar y la felicidad de los
ciudadanos, y con este criterio el conocimiento económico consiste en distinguir y juzgar lo
que está bien y lo que está mal en ella. Pero es más realista que Platón respecto a la
naturaleza humana, lo cual lo lleva a la importante afirmación económica (no propiamente
ética) de que “lo que es común a muchos obtiene un mínimo de cuidado, pues todos se
preocupan de sus cosas propias, y menos de lo común, o tan sólo en lo que les atañe”.

En la Edad Media, con la filosofía cristiana y la escolástica, la ética continúa siendo entendida
como la guía práctica de la actividad económica, lo que se intenta lograr a través de la
enunciación de “preceptos”, como los relativos a la propiedad, a la usura, al trabajo, al
salario, al desprendimiento de la riqueza, al sentido social de ésta, etc. Si bien se entiende
que la economía es algo que como realidad es independiente, todo el saber económico
apunta a subordinarla a la ética. De este modo el conocimiento económico se manifiesta en
forma de enunciados sobre el “deber ser” de las decisiones económicas. La economía es
sierva de la ética, de igual modo que la filosofía es sierva de la teología, en una estructura del
saber jerarquizado, en cuya cima se encuentra la teología.

Esta etapa de la relación entre economía y ética culmina en la magnífica Utopía de Tomás
Moro, que consta de dos libros. El primero describe críticamente la situación económico-
socio-cultural de Inglaterra en ese tiempo, describiendo la ruina de los artesanos, el despojo
de los campesinos, el encarecimiento de la vida, el auge del vicio y de la indigencia y la
vagancia. Es una crítica ética de la economía. Que continúa en el segundo libro, en que
Tomás Moro formula cual debiera ser el orden económico justo, la Utopía económica que
corresponde al modelo de una economía ética, guiada por la ética. Tanto el análisis de la
economía como el proyecto de la economía están basados en la ética, subordinados a ésta.

La separación del análisis científico de los hechos sociales y económicos respecto al juicio y
guía moral sobre ellos tiene lugar en los albores de la época moderna, y sus inicios pueden
atribuirse a Nicolás Maquiavelo, considerado el fundador de la ciencia política, y a quien
erróneamente se ha atribuido la afirmación de que “el fin justifica los medios”. Maquiavelo
nunca afirmó esto, sino que le fue atribuido por quienes no comprendieron la revolución
intelectual que cumplía al afirmar que “Si un príncipe (o gobernante) se quiere mantener en
el poder, debe aprender a ser no bueno, y a usarlo o no usarlo según la necesidad del
momento”. La afirmación “el fin justifica los medios” es un enunciado ético para justificar
cierto comportamiento. En cambio la afirmación que hace Maquiavelo es un riguroso
enunciado científico sobre cómo funcionan la política y el poder, donde los objetivos se
logran con independencia respecto a la ética.

Entre la segunda mitad del siglo XV y mediados del XVII aparece la teoría económica
conocida como “mercantilismo”, que por primera vez examina la economía como realidad
objetiva independiente de las doctrinas. Las formulaciones de J.B.Colbert, William Petty, John
Locke, John Law, etc. constituyen el comienzo del proceso de autonomización de la ciencia
económica respecto a la ética; pero es una separación precaria, pues todavía se busca apoyo
moral para las formulaciones y propuestas económicas. En efecto, en un contexto cultural
dominado por las concepciones religiosas, el mercantilismo busca todavía una
fundamentación ética, o más exactamente, encuentra una justificación ética en el
pensamiento de Calvino y en la Reforma Protestante, que dan una valoración positiva de la
actividad económica, de los negocios y del enriquecimiento personal y de las naciones.

Es importante tener en cuenta la función cumplida por la reforma protestante en este


cambio de perspectiva. Max Weber examina en su obra La ética protestante y el espíritu del
capitalismo, de qué modo la Reforma estableció los fundamentos doctrinarios y éticos
necesarios para justificar el ‘espíritu del capitalismo’, que identifica en la búsqueda racional
de las ganancias económicas y que supone la dedicación a los negocios como una actividad
que no es ‘mundana’ sino necesaria y éticamente justificada. La justificación protestante del
espíritu capitalista se desenvuelve en varios momentos teóricos, estando su origen en la
separación efectuada a nivel teológico entre la salvación del alma de las personas respecto
de su comportamiento. Si la salvación está predeterminada por la Providencia y no depende
del ejercicio de las virtudes, la predilección divina de los individuos puede encontrar
manifestaciones ya en este mundo a través del éxito y el logro de una situación de bienestar
económico. Este momento conceptual era indispensable, habida cuenta de la concepción
cristiana que ponía a los pobres como privilegiados divinos y a los ricos arriesgando su
salvación. Por cierto, la ética protestante valora el bienestar y la riqueza solamente cuando
son obtenidos mediante el esfuerzo personal y el trabajo, la vida modesta y el ahorro, la
creatividad y el espíritu emprendedor.

Después de Maquiavelo, todas las ciencias sociales, incluida la economía, siguiendo en ello al
filósofo empirista que fue también economista e historiador David Hume, separan
rigurosamente los juicios sobre los hechos de los juicios de valor, el análisis de la realidad
considerada objetiva (de lo que es) del análisis del deber ser (considerada una cuestión
subjetiva). Así, por ejemplo, la sociología comienza con Durkheim que identifica el principio
metodológico de “tratar los hechos sociales como cosas”. Es la gran revolución
epistemológica realizada por el positivismo, que marca la ruptura de la conciencia moderna
respecto a las filosofías anteriores y la conciencia antigua y medieval. De la conciencia como
sujeto ético se pasa a la conciencia como sujeto cognitivo.

La independencia definitiva del pensamiento económico respecto de la ética se cumple con


la Fisiocracia (Francisco Quesnay) y más marcadamente con el liberalismo, que grafica esta
independencia en la famosa frase “laissez faire, laissez passer” de Vicente de Goumay. El
proceso teórico culmina en Adam Smith, considerado por muchos como el fundador de la
ciencia económica moderna. Smith era un filósofo y su primera obra “Teoría de los
Sentimientos Morales” tenía un marcado carácter ético en cuanto se centraba en el estudio
de la conducta humana. Pero la obra por la cual se lo reconoce como economista – La
Riqueza de las Naciones- establece que los objetivos de la economía son: a) permitir que la
gente se proporcione ingresos, y b) proporcionar al Estado los ingresos crecientes que le
permitan la prestación de los servicios públicos.

La ética ha desaparecido así de los objetivos de la economía, y también del análisis


económico. En efecto, Adam Smith plantea que la economía se caracteriza por hechos
constantes y uniformes que se repiten y constituyen leyes. Es así que formula como
principios y leyes principales de la economía tras el logro de sus objetivos de generar riqueza:
a) el interés propio como motor de la actividad; b) la competencia como impulsor de la
eficiencia; c) la ley de la oferta y demanda como mecanismo regulador, y d) la ley del valor
del trabajo como fundamento de la acumulación económica.

La ciencia económica continuará desde entonces y hasta nuestros días como una disciplina
que analiza los hechos y propone modelos teóricos exclusivamente en base a la información
empírica interpretada por conceptos supuestamente referidos a los hechos, relaciones y
procesos prácticos, ajena a toda consideración ética. Ello es así incluso en la teoría crítica
marxista, toda vez que Marx y sus seguidores no abandonan el concepto de que la economía
se encuentra regida por leyes, tanto en su continuidad como en la transformación de un
modo de producción a otro, sin poner la menor expectativa de que los cambios económicos
puedan provenir de decisiones y formulaciones éticas que adopten los individuos y los
grupos.

El proceso de independización de la economía respecto de la ética llega a su máxima


expresión con Keynes, que por primera vez reconoce y formula algo que estaba implícito en
autores anteriores, a saber, que la economía funciona de manera adecuada cuando se
organiza contrariando directamente los principios éticos tradicionales. Escribe Keynes
textualmente: “Cuando más virtuosos seamos, cuando más resueltamente frugales, y más
obstinadamente ortodoxos en nuestras finanzas personales y nacionales, tanto más tendrán
que descender nuestros ingresos cuando el interés suba relativamente a la eficiencia
marginal del capital. La obstinación sólo puede acarrear un castigo y no una recompensa,
porque el resultado es inevitable. Por tanto, después de todo, las tasas reales de ahorro y
gasto totales no dependen de la precaución, la previsión, el cálculo, el mejoramiento, la
independencia, la empresa, el orgullo o la avaricia. La virtud y el vicio no tienen nada que ver
con ellos”. (Keynes, Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero, pág. 105) Keynes es
abundantemente reiterativo, y propone para ilustrar sus conceptos la fábula “El panal
rumoroso o la redención de los bribones” cuyos versos principales rezan así: “Ay, pero en
este concierto / del comercio y la honradez / el panal de antigua prez / se va quedando
desierto! / Pues si el vicio a chorro abierto / despilfarraba millones / alimentaba a
montones / que hoy se quedan sin oficio / y echando de menos el vicio / emigran a otras
regiones. / Porque si bien se repara / la insobornable virtud / no es prenda de la salud ...”

De este modo la racionalidad ética parece haber perdido la partida histórica en que se ha
enfrentado con la racionalidad científica. Sin embargo la ética no se ha dado por vencida, y
en la economía moderna ha mantenido la presencia de su discurso, buscando eficacia
práctica por tres caminos diferentes.

El primero ha sido el de plantear formas económicas éticas como propuestas alternativas a


las predominantes. Así el cooperativismo, el comunitarismo, y más recientemente, las
finanzas éticas, el consumo ético, el comercio justo, etc. En todos estos proyectos, se
proponen modelos de unidades económicas (producción, distribución y consumo) derivados
de principios éticos; pero tienen un problema que no logran resolver, y es que no son
verdaderamente eficientes, exigen sacrificios a sus participantes (cuando la lógica de la
economía es la de maximizar los beneficios y el bienestar), y finalmente no logran
consolidarse ni expandirse en el mercado, permaneciendo como islas testimoniales
marginales respecto a la economía en su conjunto.

El segundo camino ha sido buscar la subordinación de la economía a la ética a través de la


acción del poder social y político. Las razones éticas proporcionan argumentos a las luchas
sociales de los sectores que experimentan la marginación o la subordinación económica, y a
las corrientes políticas que las convierten en políticas del Estado y que imponen, por la vía de
la autoridad y las regulaciones, las exigencias éticas sobre la economía. Los resultados
parciales que se han logrado por esta vía suelen ser fuertemente resistidos por los
economistas en cuanto implican sacrificios de la eficiencia macroeconómica, y en realidad no
constituyen una genuina validación de la ética sino de la razón política por sobre la razón
económica.

El tercer modo en que se mantiene vigente el pensamiento ético sobre la economía es a


través de propuestas intermedias que buscan algún equilibrio entre la búsqueda de la
eficiencia económica y las exigencias de la ética. Se sacrifica en parte la racionalidad
económica y se moderan las exigencias de la racionalidad ética, en una suerte de
compromiso cultural. Conceptos como los de responsabilidad social empresarial, salario
ético, políticas redistributivas, van en esta dirección. El problema es que tales equilibrios
intermedios dejan insatisfechas tanto a las razones de la economía como a las de la ética,
debiendo ambas renunciar a sus reales aspiraciones de coherencia y consecuencia.

El problema de fondo que ponen estas tres maneras de enfrentar el problema, así como toda
la evolución histórica del conocimiento económico, es que en realidad la ciencia económica
tiene razón cuando sostiene que la subordinación de la lógica económica a la ética, o más
exactamente, las interferencias de ésta en el mercado capitalista, implican sacrificar parte de
la eficiencia económica de este modo de organización económica. Sé que esta afirmación
puede ser y ha sido discutida con diversos argumentos, pero creo poder afirmar que la
evidencia histórica es al respecto decisiva y contundente.

¿Significa esto que la ética debe renunciar a su intento de obtener que la


economía proceda siempre hacia el bien social y que cumpla el objetivo de favorecer el más
completo desarrollo humano, contribuyendo a crear las condiciones para que se instalen los
valores en la vida social y las virtudes en las conductas de los individuos?

No es la conclusión necesaria de este análisis. Hay una respuesta diferente, que no va en la


dirección antigua y medieval de subordinar la economía a la ética, ni en la dirección moderna
de mantenerlas separadas de modo que la razón ética no interfiera en la razón económica.
Se trataría de algo completamente distinto y nuevo, consistente en introducir la razón ética
en la teoría económica, esto es, desplegar una nueva estructura del conocimiento científico,
que lo haga capaz de reconocer con rigurosidad científica las exigencias de la ética en el
razonamiento y el análisis propiamente económico.

Es lo que creemos haber de algún modo realizado en la teoría económica de la economía de


solidaridad, y en la Teoría Económica Comprensiva que la fundamenta. Algunos ejemplos de
ello – que por razones de espacio y de tiempo nos limitamos a enunciar solamente para dar
una idea del significado de esta propuesta teórica – son:

- La elaboración de un nuevo concepto de eficiencia, que no limita la utilidad económica


a la rentabilidad del capital ni los costos al pago de los factores implicados en la actividad,
sino que considera en el análisis todos los beneficios y los sacrificios humanos, sociales y
ambientales involucrados en la actividad económica.

- El concepto del “Factor C” como expresión económica de las virtudes y relaciones de


solidaridad, cooperación, compañerismo, etc. en cuanto constituyentes de una fuerza o
factor productivo real, al que debe reconocerse su particular productividad y contribución en
la generación de la riqueza.

- El reconocimiento de las relaciones y flujos de reciprocidad, donación, compensación,


comensalidad, cooperación y otros tipos de relación que incorporan un importante
contenido ético, como componentes internos del proceso de distribución de la riqueza, y que
es preciso integrar al análisis teórico del mercado y la circulación.

- Un nuevo concepto de empresa, como organización económico-social que integra la


subjetividad de todos los sujetos que la conforman, aportando cada uno sus propios
valores, energías y potencialidades en la generación del producto.

a Etica Económica: sus aspectos fundamentales

Tomás Menchaca Olivares

Profesor de Derecho Económico

RELACIÓN ENTRE ÉTICA Y ECONOMÍA

Teóricamente no debería haber conflicto, puesto que la ética es prescriptiva, nos indica lo
que debe y no debe hacerse, siendo la economía, en cambio, una ciencia de naturaleza
descriptiva, pues indica los efectos probables de determinadas políticas y analiza,
utilizando el método científico, la realidad; lo que es y no lo que debería ser.

Podría decirse que la moral, en cuanto ciencia, es en cierto sentido superior a la


economía, pero ello sin perjuicio de que esta última es un conjunto de leyes no sujetas a
juicios éticos-valorativos.

Afirmaciones como las anteriores, planteadas sin una mayor explicación, podrían llevar a
graves errores pues, por una parte, tanto las leyes que establecen el marco para el
funcionamiento de una economía de mercado como el comportamiento de aquellos que
actúan en el mercado sí pueden ser juzgados éticamente, y por la otra, la Doctrina Social
de la Iglesia y la ética económica deben nutrirse con las verdades de la ciencia
económica para elaborar sus juicios morales, lo que demuestra la íntima relación
existente entre la ética y la economía.
Para comprender esta relación es conveniente aclarar previamente qué es lo que
entendemos por ética y por economía.

La ética o moral es aquella ciencia que trata de bien en general, y de las


acciones humanas (libres) en orden a su bondad o malicia.

La moral es, en el hombre, un valor o realidad que resulta del ejercicio de su libertad. Si
las acciones no fueran libres, evidentemente no podrían ser calificables de buenas o
malas. Pero debemos entender esta libertad en el sentido de que "es libre el hombre en
dirigirse o no dirigirse hacia el fin que Dios le ha señalado; pero dejaría Dios de ser la
causa primera y último fin, si fuera libre el hombre en imponerse el fin último de su vida
o en conseguir el que Dios le ha señalado por caminos diversos de los que, en su
sabiduría infinita, le tiene trazados" (Antonio Peinador Navarro, Tratado de Moral
Profesional; Madrid, BAC, 1969, p. 11).

Por ello podemos decir que es bueno lo que acerque al hombre a su creador o, en otras
palabras, lo que contribuya al perfeccionamiento de la persona.

Para el objeto de nuestro estudio es también muy importante definir lo que entendemos
por economía, pues existen diversas acepciones de la misma, aparte de aquella que la
entiende como ciencia, y en varios campos de la economía abundan los juicios de valor.

La economía como ciencia podríamos decir que es "el estudio del comportamiento
humano relacionado con la asignación de medios escasos y de uso alternativo para la
consecución de fines" (Lionel Robbins). Es en este sentido que podemos decir que la
teoría económica no se preocupa de analizar la bondad o maldad de las acciones
humanas.

Tanto la economía como la ética estudian el acto humano, libre y racional, pero la
diferencia es que la ética lo estudia desde el punto de vista de la bondad o maldad de las
acciones, en cambio la economía no estudia sino cómo actúa el hombre. Es por ello que
podemos decir que los postulados científicos de la economía son correctos o equivocados,
completos o incompletos, pero no buenos o malos, ni liberales, ni keynesianos.

Lo anterior no pretende desconocer, sino aclarar, la íntima relación existente entre la


ética y la economía, pues el pensamiento económico sólo puede ser realizado por
hombres, que valoran y juzgan moralmente. Es por ello común que los economistas
realicen juicios éticos, pero al hacerlo debieran valerse de las enseñanzas de la ética, ya
que ningún análisis puramente cuantitativo (como el económico) puede proporcionarnos
un criterio cualitativo (como es el de la ética).

A la inversa, el estudioso de la ética económica debe valerse, para realizar sus juicios
morales, de los antecedentes de hecho que le proporciona la ciencia económica, pues de
lo contrario sus conclusiones, al carecer de una base real, serán erróneas. Ello es
evidente, pues para poder juzgar una realidad, cualquiera que sea ésta, que es lo que
pretende la ética, es necesario conocerla y saber como funciona. Lo mismo ocurre al
realizar juicios morales acerca de la economía.

Como conclusión, podemos señalar que la ética económica debería señalar los objetivos
económicos deseables, buenos o preferibles, y los conocimientos económicos influir en la
selección de los medios para alcanzar dichos fines.

LA ÉTICA ECONÓMICA
La ética económica es la "ciencia acerca del orden moral de la cooperación social del
hombre para satisfacer sus necesidades vitales y culturales" (J. Messner).

En efecto, la economía forma parte de la cultura humana, como todo lo que se refiere al
cumplimiento de las tareas esenciales de la vida humana, y no sólo porque cree sus
"presupuestos materiales", como muchas veces se afirma, sino también en cuanto parte
del orden personal y social de la vida y porque para la mayoría de los hombres ocupa la
mayor parte de su vida bajo la forma de trabajo profesional, y sólo por esto hay que
reconocerle un decisiva importancia en la configuración de la vida humana.

El hecho básico de que depende el esfuerzo del hombre para satisfacer sus necesidades
vitales y culturales es la escasez de los medios de comparación a las necesidades, y el
problema aumenta si consideramos que las necesidades crecen según se eleva el nivel de
su satisfacción. Por ello, la razón humana se ve abocada en primer lugar a la actividad
económica, es decir, a procurar la mejor satisfacción de sus necesidades con los bienes
escasos de que dispone, y a buscar a esa meta por medio de la cooperación social, a
través de la especialización e intercambio.

Si cada familia cubriese sus necesidades con sus propias fuerzas, nunca hubiese
sobrepasado un estado cultural completamente primitivo, y por ello el hombre no podría
alcanzar su fin último subjetivo, que es la actualización plena de todas sus potencias.
Dadas las limitaciones del hombre, este fin no puede lograrse por un individuo solo, sino
por la sociedad toda, y a través de la especialización, como viéramos.

PRINCIPIOS BÁSICOS DE LA ÉTICA SOCIAL Y ECONÓMICA

a) El Bien Común

Es la causa final de la sociedad, y podría definirse como el "orden o adecuado modo de


relación que permite a todas y cada una de las personas que integran la sociedad
respectiva, alcanzar su fin personal o individual en la mayor medida de lo posible".

La sociedad es un ente de orden, es decir, un conjunto de sustancias unidas en torno a


un fin, y lo es justamente porque no es una sustancia ni la mera suma cuantitativa de los
seres humanos que la integran, sino que es un conjunto de elementos (hombres) unidos
en torno a un fin, el cual es común, y por lo tanto comunicable y participable a todos los
integrantes de la sociedad. Por ello el bien común no se opone al bien personal, pues es
el bien que es común a cada una de las personas que integran el grupo social. En caso de
aparente pugna, hay que averiguar cuál es el verdadero bien y cuál el aparente (apetito
desordenado).

La sociedad está al servicio de la persona, y no la persona al servicio de la sociedad, y


esto es así por cuanto el hombre es superior a la sociedad desde el punto de vista
ontológico, pues es un ser substancial que es apto para subsistir por sí mismo, y la
sociedad un ser accidental de relación, que por lo tanto requiere a lo menos de dos
sustancias. También lo es en el orden del fin, por cuanto el hombre vive en la historia
pero trasciende de ella, por su destino eterno. La sociedad en cambio se agota en el
tiempo, en la historia.

Las otras concepciones sobre el bien común son fundamentalmente:

a) la doctrina individualista sobre el bien común, de comienzos del liberalismo, que


considera el bien común como la mera suma de los bienes individuales, obtenido cada
cual con prescindencia de los demás. El único límite de cada persona es no impedirle a
los demás obtener su bien particular a través de alguna acción positiva. De esta
concepción fluye la conclusión de que el bien común es el bien de la mayoría, del más
fuerte.

b) la doctrina colectivista o totalitaria del bien común, que considera a la sociedad como
un todo colectivo superior bajo todo concepto a los seres humanos que la componen, los
cuales carecen frente a la sociedad de toda trascendencia, y por lo tanto, de todo
derecho. El bien común es considerado el bien de la colectividad entendida como este
todo colectivo, por lo cual se admite que en aras del bien colectivo se sacrifique todo
derecho o bien individual, por lo cual el bien común muchas veces no es más que un bien
en apariencia.

b) Principio de Subsidiariedad y Autonomías Sociales

El hombre se agrupa en sociedades para alcanzar fines que no puede alcanzar por sí solo,
luego forma sociedades mayores para lograr fines que las menores no están en
condiciones de proporcionar. Cada sociedad es por definición apta para lograr su objetivo
o bien común particular. En caso contrario se disuelve o se transforma en otra distinta, la
cual sí es apta para lograr su fin.

Si toda sociedad tiene los medios para alcanzar su fin, tiene a la vez el derecho de
buscarlo con libertad y autonomía, es decir el derecho de gobernarse a sí misma. El
gobernarla es dirigir una sociedad hacia su fin o bien común particular, y esto es lo que
marca el ámbito y límite de la autonomía de una sociedad. (Se extiende a todo lo
necesario para alcanzar su fin, pero sólo a ello).

El principio de subsidiariedad se basa precisamente en que toda sociedad es autónoma


para alcanzar su fin propio, y por lo tanto, ninguna sociedad mayor puede asumir lo que
es propio de una sociedad menor, lo que es propio de su ámbito de autonomía. Sólo
podría hacerlo si ésta no satisface adecuadamente su fin, en cuyo caso actúa en subsidio.

El Estado es subsidiario respecto de todas las sociedades intermedias.

Entre las funciones del Estado según el principio de subsidiariedad se distinguen:

a) Aquellas funciones que de suyo y por naturaleza no podrán jamás ser tomadas por los
particulares, las cuales serían representar a la comunidad toda (relaciones exteriores,
defensa, policía), y coordinar las relaciones jurídicas (la ley y su aplicación), y

b) El rol subsidiario del Estado, es decir, aquellas funciones que pueden ser realizadas
por los particulares, pero que de hecho no las realizan en forma satisfactoria. El Estado
debe realizar estas funciones sólo cuando sean necesarias o claramente convenidas para
el logro del bien común, y siempre que haya agotado sus esfuerzos para que los
particulares las asuman, esfuerzos que deben continuar hasta que los particulares
puedan de hecho asumirlas.

El análisis de la naturaleza y fin de la economía confirma la validez incondicionada del


principio en materia económica. Podría pensarse en conducir al hombre como animal al
trabajo y al pesebre, como sucede en una sociedad de esclavos, pero esto no está de
acuerdo con la naturaleza humana. En efecto: a) el hombre siente el apetito de mejorar
la satisfacción de sus necesidades y de lograr la plenitud de su vida, material y
espiritualmente, para sí mismo y su familia, lo cual implica que por su contribución a la
productividad tiene derecho a aspirar a una mayor participación en los beneficios. Esto
significa libertad de iniciativa como estímulo para una mayor cooperación económico-
social; b) el hombre se caracteriza por su apetito de libertad en la satisfacción de sus
necesidades y por lo tanto en la configuración de su vida. Unos prefieren unas cosas,
otros otras; c) en virtud del derecho del hombre a tener sus propias convicciones en
relación a su responsabilidad para cumplir los fines esenciales de la vida, el principio de
subsidiariedad adquiere gran importancia en economía, pues si el Estado organiza la
producción y el consumo, depende de él qué convicciones o necesidades protegerá en el
campo educacional, espiritual, ético o religioso.

En definitiva el principio de subsidiariedad pretende dar tanta libertad como sea posible,
y tanta regulación como sea necesaria en interés del bien común.

LA JUSTICIA DE LAS RETRIBUCIONES LABORALES

El trabajo es expresión de la dignidad humana, pues todo ser tiene dos perfecciones, el
ser y su finalidad. El hombre existe, tiene la primera perfección, pero debe conquistar la
segunda, y por ello debe trabajar. Por esto el trabajo es un derecho y también una
obligación para el hombre.

Lo anterior nos lleva a concluir que el trabajo debe ser respetado y valorado por el hecho
de ser ejercido por una persona que, por lo mismo, para que el salario sea justo debe
alcanzar al individuo para vivir dignamente, él y su familia, con una razonable posibilidad
de ahorro.

Por otra parte, para determinar una retribución que sea justa hay que valorarla desde un
punto de vista objetivo, es decir atendiendo al valor concreto del trabajo realizado, el
cual está dado por el aporte del trabajador a la productividad de la empresa. Para
calcular este aporte se debe considerar que la remuneración no debe ser inferior a la
demercado, pues si lo fuera, el trabajador preferiría cambiar de empleador. El máximo a
que podía optar el trabajador estaría dado por su costo de reposición, y para
determinarlo habría que ver cuánto costaría al empleador obtener un nuevo trabajador
con la misma experiencia y conocimiento de la empresa, costo que suele ser bastante
superior al salario de mercado. Si el trabajador pretendiera exigir una remuneración
superior, el empleador optaría por reemplazarlo. Los dos límites antes señalados marcan
el marco dentro del cual debería encontrarse una negociación salarial lícita.

Como vemos, es justo que todos sean remunerados de acuerdo a su aporte, pero
también es justo que su remuneración les alcance para vivir dignamente. Se produce así
una aparente contradicción en el caso de aquellos trabajadores cuyo aporte a la
productividad de la empresa no sea suficiente para llevar una vida digna.

La solución a este problema la descubrimos al recordar la brillante distinción de


Aristóteles entre la justicia general, distributiva y conmutativa, que buscan el orden de
las partes al todo, del todo a las partes y de las partes entre sí respectivamente.

En efecto, las relaciones entre los particulares deben regirse por criterios de justicia
conmutativa, es decir, las prestaciones de las partes deben ser equivalentes, por lo que
las remuneraciones, para que sean justas, deben estar de acuerdo con el aporte del
trabajador a la productividad de la empresa.

Si el aporte de un trabajador lo lleva a obtener una remuneración insuficiente para una


digna subsistencia, el Estado debe completar la diferencia. Esto es así porque al Estado,
en virtud de su rol subsidiario, le corresponde distribuir entre los súbditos de la sociedad
los aportes y beneficios que recibiera de estos mismos súbditos para el logro del bien
común. Esto debe hacerlo según criterios de justicia distributiva, es decir, según las
necesidades de cada uno.
Esta solución al problema de la justicia en las retribuciones laborales es la única justa y
además es técnicamente acertada, pues permite que el mercado del trabajo esté
equilibrado.

Es la única solución justa pues no lo son las dos únicas alternativas que se puede
concebir:

a) Que la remuneración se fije exclusivamente según las leyes del mercado, lo cual
técnicamente es correcto, pues equilibra la oferta y la demanda por trabajo, pero puede
ser injusto si no permite vivir dignamente a la persona.

b) La otra solución sería fijar un salario mínimo superior al aporte del trabajador a la
productividad de la empresa. Esto es injusto para con el empleador por cuanto le obliga a
pagar en ciertos casos remuneraciones superiores al aporte del trabajador a la
productividad de la empresa. Pero lo más grave es que, por olvidar las más básicas leyes
económicas, hace que la mayor injusticia del sistema sea para con el trabajador al que
pretende beneficiar, pues nadie estará dispuesto a contratarlo por un salario superior a
su aporte a la productividad de la empresa, y lo único que se logra es que en lugar de
ganar poco no gane nada, pues no tendrá trabajo.

Ahora bien, a pesar de que en las remuneraciones laborales debe influir el principio ya
señalado por Santo Tomás en su "Comentario a la ética a Nicómaco", de que "el precio
de las cosas se impone según que los hombres las necesiten para su uso", desde el punto
de vista ético, no exclusivamente, pues en el caso del trabajo también debe entrar en
consideración la dignidad de la persona que presta los servicios laborales. El principio de
ética social que de esto se desprende es que la cuantía del salario debe no contradecirse
con la dignidad de la persona.

Aquí entra un elemento objetivo y otro subjetivo, cuya compatibilización se podría lograr
a través de la intervención subsidiaria del Estado, que ya viéramos, y de la formación
moral de los empleadores, en el sentido de que éstos intenten mejorar las condiciones de
los trabajadores incluso por encima de lo que deben pagar en razón de justicia
conmutativa.

Ahora bien, para que se respete la dignidad de la persona, deben tenerse presentes los
siguientes principios de ética social:

1. Debe respetarse el bien común, el cual no se respeta cuando la empresa obtiene su


rentabilidad independientemente de su eficacia en servir a los consumidores y tampoco
cuando, por ejemplo, el Estado causa inflación, que baja los salarios reales.

2. Deben tomarse en consideración las condiciones de la empresa, pues no se puede


pretender exigir al empleador que pague un salario que altere la posición del oferente en
el mercado de un determinado bien o servicio. Si se ofreciera un salario por sobre el de
dicho mercado, esto implicaría que los costos superen el precio, lo que se traduciría en la
ruina propia y la consiguiente de todos los obreros. Para comprender esto debemos
recordar que en la empresa los intereses de los empresarios y de los trabajadores no son
intereses contrapuestos, pues mientras mejor esté una empresa, mejor deberían estar
sus trabajadores, quienes también forman parte de la misma.

3. Por último, debemos tener presente que en la intervención subsidiaria del Estado en
estas materias, en primer lugar hay que ver las posibilidades de éste, y la necesidad de
que el Estado fomente la inversión y el desarrollo económico, pues sólo así se logrará
solucionar en definitiva el problema de las remuneraciones.
Esto último nos lleva al problema de los que se han denominado derechos sociales. Bajo
esta expresión se hace alusión a una serie de bienes y servicios que las personas
tendrían derecho a reclamar. Así se habla del "derecho a la alimentación", "derecho a la
salud", "derecho a la vivienda", etc.

Este tipo de derechos aparecen con frecuencia en la ética social católica, pero al
analizarlos descubrimos una serie de dificultades, que debemos analizar para comprender
a qué se está refiriendo cuando habla de estos derechos:

a) En primer lugar, un principio básico en economía es el de que los recursos son escasos
y las necesidades limitadas.

Si a cada necesidad del hombre la llamamos "derecho a", estaríamos creando una
situación jurídica de imposible cumplimiento, pues los recursos son escasos y por lo tanto
no todas las necesidades podrán satisfacerse, ya que, como es evidente, el deber ser se
fundamenta en el ser. Es decir, lo imposible no puede ser fuente del derecho.

b) Un segundo problema es que se dice que es el Estado el que tiene la obligación


correlativa respecto de estos derechos. Aquí surge la dificultad de que no pueden sacarse
las cosas de la nada, y por lo tanto el estatismo que implica la satisfacción de estos
derechos por el Estado tiene un precio: inflación, subdesarrollo, decapitalización, etc.

Por todo lo anterior, podemos afirmar que más que de derechos se trata de pretensiones
o aspiraciones sociales. Al afirmar esto, no pretendo en ningún caso restar importancia a
las mismas, sino precisar su verdadero sentido y alcance.

En efecto, estas dificultades no nos deben hacer olvidar que detrás de la idea de los
denominados "derechos sociales" existe el principio de ética social de que es conforme
con el derecho natural que las condiciones de vida sean acordes con la dignidad de la
persona humana.

Lo importante es comprender que esto sólo se logra si se respeta el bien común, el cual
es el orden que permite a todos y cada uno de los miembros de la sociedad alcanzar su
fin personal en la mayor medida de lo posible. No es el Estado el que debe alcanzar este
fin personal, es deber del individuo. El Estado debe garantizar el bien común de tal modo
de permitir que los individuos satisfagan estos llamados derechos sociales por sí mismos.
Sólo en forma extraordinaria, y por aplicación del principio de subsidiariedad, sería
procedente la intervención del Estado en esta materia.

Por ello podemos decir, en conclusión, que estos derechos son indirectos y analógicos (en
el sentido que es conforme con el derecho natural que la persona, a través del bien
común, obtenga lo adecuado para su desarrollo personal) y el modo ordinario de su
satisfacción es la libre iniciativa privada, dentro de un marco de bien común.

EL MERCADO COMO ÓRGANO FUNDAMENTAL DE LA ECONOMÍA


SOCIAL

Como viéramos, el hombre produce bienes y servicios, y sólo a través de la


especialización e intercambio puede lograr su fin último subjetivo. El mercado es
sencillamente el lugar donde se compran y venden los bienes.

Las principales funciones del mercado son que: a) sintoniza la demanda y producción de
bienes, es decir, pone en interacción a oferta y demanda y tiende a equilibrarlas; b) dice
el productor qué bienes serán solicitados, y según esto regulará él su producción; c) hace
que se intente satisfacer lo mejor posible las necesidades vitales y culturales de todos
con los bienes disponibles, ya que los productores se esfuerzan en obtener la mayor
ganancia posible por los bienes ofrecidos, y esto sólo lo logran si ofrecen bienes de igual
calidad a menor costo o bienes de mayor calidad a igual costo que el valor medio de
cambio. Este hecho es la competencia.

Los efectos de la competencia, según lo visto, son: a) El movimiento del valor de cambio
de los bienes al de menor costo; b) Una mejor satisfacción de las necesidades vitales y
culturales de todos, y por lo tanto un mejoramiento progresivo en el nivel de vida general
de la población; c) Una mejor asignación de los recursos con este fin.

Esto no quiere decir que únicamente la competencia sin barreras garantice el logro de
estos objetivos. En efecto, la competencia totalmente ilimitada puede ser también
ruinosa, y por tanto, frustrar el fin social de la economía, del mismo modo que lo frustra
la competencia imperfecta debida a las limitaciones de los monopolios. Por tanto, la
competencia necesita de una regulación que se base en el principio de subsidiariedad y
que incluya todo aquello que sea necesario para el logro del bien común.

De las dos facetas del intercambio comercial, oferta y demanda, corresponde a ésta, por
naturaleza, la dirección de la producción. Por ello, a la libertad de elección en el consumo
va ligada la obligación de crear unas necesidades y una demanda dotada de auténtico
valor, es decir, que satisfagan necesidades que permitan al hombre lograr los fines
esenciales de su vida. La reforma social presupone educar al consumidor a satisfacer sus
necesidades y a orientar su demanda en función del auténtico valor de los productos.
Todo ir más allá de la verdadera satisfacción de las necesidades en el sentido descrito es
lujo, y evitarlo es un problema de responsabilidad del individuo, responsabilidad que
normalmente no es exigible coercitivamente.

Como hemos visto la fuerza impulsora del comercio por parte de la oferta es el deseo de
ganancia (también el deseo de poder y goce en el riesgo), y por ello las funciones propias
del empresario consisten en intentar la mejor combinación de los factores productivos,
de modo que tengan mayor productividad; buscar nuevas posibilidades de venta o
descubrir nuevas necesidades, así como también explotar nuevas fuentes de materias
primas. El principio básico de la ética del fabricante es, por tanto, que la ganancia del
empresario es justa en cuanto corresponde a él un rendimiento económico social
productivo.

DERECHO DE PROPIEDAD

La función social de la propiedad significa que ésta debe adecuarse al bien común. Esto
es así porque Dios dio los bienes en común al género humano, para que sean utilizados
en favor de todos los hombres, y esto es lo que se denomina derecho natural primario.
Es después, por una deducción posterior, que se llega a la conclusión de que la única
forma de cumplir el precepto del destino común de los bienes, es a través de la
propiedad privada de los bienes de consumo y de producción, y es por ello que ésta
pertenece al derecho natural (secundario), porque es conveniente para cumplir los fines
individuales de la vida y los fines sociales de la cultura.

Fundamentación de la propiedad privada:

A) Algunos de los fundamentos en razón de la naturaleza de la persona individual son:

a) La responsabilidad de la persona en sus tareas vitales, es decir, el principio de


subsidiariedad, excluye la propiedad comunitaria como modo general de organización de
la sociedad;
b) El impulso de desarrollo vital creador, propio de la naturaleza humana, no se puede
satisfacer sin la institución de la propiedad privada;

c) El hombre siente una inclinación a preocuparse por el futuro para asegurarse una
cierta independencia y seguridad a través del ahorro, para el cual es imprescindible la
propiedad privada;

d) La familia, en cuanto comunidad de domicilio, economía y educación, requiere de


propiedad privada.

B) Algunos fundamentos de la propiedad privada en razón de la naturaleza social del


hombre (función social de la propiedad), son:

a) Permite la paz social, al delimitar claramente lo mío y lo tuyo;

b) Asegurar la mejor estimación de los bienes escasos, porque se tiene en ellos un


interés personal;

c) Traduce al mercado en una fuerza que vincula inmediatamente a persona y sociedad.


Por el contrario, la propiedad comunitaria solamente puede suministrar los bienes
mediante almacenes surtidos y atendidos por el Estado, lo cual conduce a una sociedad
de masas;

d) Influye en una estructuración natural del cuerpo social, en la forma que señalamos al
estudiar el principio de subsidiariedad y el bien común. Con la propiedad común y
economía centralmente planificada, sólo hay trabajo dependiente e individuos
dependientes;

e) Garantiza las libertades sociales de la persona humana. Si las personas dependen


totalmente en lo material del Estado, ya no hay obstáculo alguno institucional que se
oponga al totalitarismo;

f) Trae consigo un reparto de fuerzas en la sociedad.

LA LIBRE INICIATIVA PRIVADA Y EL BIEN COMÚN

De la afirmación del derecho a la propiedad de los medios de producción se desprende el


respeto a la libre iniciativa que surge como resultado del ejercicio del derecho de
propiedad.

En palabras de Pío XII, la actividad privada bien entendida y convenientemente libre


"contribuye a acrecentar la riqueza común y, además, a aligerar la fatiga del hombre, a
elevar el rendimiento del trabajo, a disminuir el costo de producción y a acelerar la
formación del ahorro".

La libre iniciativa privada es claramente necesaria para el logro del bien común, y así lo
ha reconocido la doctrina social de la Iglesia. Pero dicha libre iniciativa no puede implicar
libertad para cualquier cosa, debe ser regulada. La clave de la cuestión es que dicha
regulación no anule el derecho de propiedad, para lo cual, a su vez, debe dilucidarse cuál
es la esencia del derecho de propiedad.

Como viéramos, en el mercado se logra satisfacer las necesidades prioritarias de los


consumidores con el menor costo posible. Por el lado de la oferta, porque el deseo de
ganancia lleva al empresario a producir bienes de la misma calidad a menor costo o
bienes de calidad superior a igual costo que el valor medio de cambio. Por el lado de la
demanda, porque los consumidores satisfacen sus necesidades prioritarias mediante sus
compras.

En ambas fases se plantean dos posibilidades, excluyentes entre sí; o son los
consumidores los que deciden lo prioritario mediante sus compras o no lo son, en cuyo
caso, lo decide otro, y esto sólo puede hacerlo si ejerce la fuerza necesaria para impedir
que los consumidores decidan. Y por el lado de la oferta, o es el oferente quien decide de
qué modo combinará sus recursos, o no lo es, en cuyo caso lo decide otro. Ambas
posibilidades deben ser reducidas a esta última, pues si el oferente no decide como
combinar los recursos, y es el Estado el que lo hace, entonces el Estado tiene la
capacidad de decidir qué, cómo y cuándo se fabrica.

Ahora debemos analizar cuál de las dos posibilidades es compatible con la esencia del
derecho de propiedad. Si afirmamos el derecho a la propiedad privada de los medios de
producción, se desprende la libre iniciativa privada y la capacidad de uso y disposición
por el propietario de sus medios de producción. Esto fue claramente señalado por Pío XII,
en su discurso en 1949, en que expresó: "El propietario de los medios de producción...
debe, siempre dentro del derecho público de la economía, permanecer dueño de sus
decisiones económicas". Si el Estado es el que decide qué, cómo y cuánto se fabrica, el
propietario deja de ser dueño de sus decisiones económicas, y por lo tanto, deja de ser
propietario. Con ello no se estaría regulando, sino anulando el derecho de propiedad.

De lo anterior llegamos a la conclusión de que en materia económica tenemos


fundamentalmente dos posibilidades, a pesar de todos los matices que puedan tener.
Podemos optar por una Economía Centralmente Planificada, con propiedad colectiva de
los medios de producción, o por un sistema económico de mercado, con propiedad
privada. Sólo este último es compatible con la Doctrina Social de la Iglesia, pues permite
el logro del bien común y del principio de subsidiariedad, como vimos.

En la regulación del mercado, el Estado debe crear los presupuestos necesarios para que
se produzca un control eficaz que emane en lo posible de las propias fuerzas del
mercado. Ahora bien, cuando una empresa obtiene sus beneficios debido a protecciones
y privilegios especiales (intervencionismo), y no por su eficiencia en servir a los
consumidores (como propone la economía del mercado), se está atentando contra el bien
común, y prevaleciendo un determinado interés particular o sectorial, el cual es un falso
o aparente bien.

Para terminar, es importante señalar que del destino común de los bienes se desprende
que debe compartirse con los demás en sus necesidades con aquello que nos queda
luego de satisfacer convenientemente a las necesidades propias y al decoro. Pero este es
un deber de caridad y justicia que no puede exigirse por ley, pues en caso contrario
daríamos al Estado control sobre la propiedad y sobre las conciencias. En todo caso,
podemos afirmar que con sólo usar honestamente los bienes se está cooperando al
beneficio común, y por ende, que es de por sí un acto de caridad realizar una buena
inversión.

EL DINERO

El dinero es el medio de cambio generalmente usado en una comunidad de pagos para


sus operaciones de compra y venta. Sus funciones principales son:

a) de mediador general de cambio, pues facilita el cambio indirecto, al permitir


independizar las operaciones de compra y de venta, lo cual permite la división del
trabajo, básica para lograr un desarrollo económico aceptable.
b) sirve como medio de comparación de valores y medida de valor de los bienes y es por
lo mismo imprescindible para el cálculo económico.

c) facilita el ahorro y permite realizar negocios futuros sobre la base del cálculo
monetario.

d) influencia del dinero en los sucesos económicos fundamentalmente importantes.


Desde el punto de vista del consumidor, permite una participación en el producto social
determinada individualmente, pues cada uno puede comprar aquello que desee en la
forma y tiempo que prefiera. Desde el punto de vista del productor, crea las condiciones
previas para una reunión de capitales y fuerzas de trabajo, ya que anonimiza el tráfico de
cambio, independizándose también la producción en gran escala. Permite también la
determinación de costos y fijación de precios y la formación de mercados de bienes y de
capital. Desde el punto de vista del Estado o la sociedad, posibilita la independencia de
las tareas estatales, ya que su financiación metódica sólo es posible si los impuestos son
recaudados en dinero.

El cumplimiento de todas estas funciones presupone la estabilidad de la moneda, la cual


es por lo tanto requisito básico de la ética del dinero, pues sin ella se hace muy difícil el
logro del bien común económico y de la justicia social.

El valor del dinero depende fundamentalmente de la cantidad de dinero en circulación en


relación con el volumen de los bienes a vender con ella (también de la velocidad de
circulación del dinero, factores psicológicos, del uso de sustitutos del dinero, etc.). Por
ello, es requisito primordial de una política monetaria sana que se respete el principio de
la escasez relativa del dinero, y por consiguiente, la invariabilidad de su valor, pues si no
se ocasionarían alzas o bajas constantes en el nivel de precios, con la consiguiente
inflación o deflación.

Ambas son manifiestamente injustas y tienen gravísimas consecuencias para la sociedad


económica. Sus efectos se pueden enjuiciar tanto a partir del individuo como a partir de
la comunidad o, lo que es lo mismo, desde el punto de vista de la justicia conmutativa o
de la justicia social.

Para comprender lo grave de estas alteraciones del valor de la moneda sobre el


individuo, basta con citar las palabras del profesor Irving Fisher: "Todo período de
inflación tiene consecuencias trágicas para los acreedores, incluyendo los titulares de
ahorros, mientras que todo período de deflación acarrea también trágicas consecuencias
para los deudores, así como para los campesinos, los hombres de negocios y los
accionistas. El asalariado pierde en los dos casos: En la inflación, a causa del alto costo
de la vida que rebasa el alza de los salarios y, en la deflación merced al paro. En sus
efectos generales, la inflación y deflación dañan a todas las capas sociales, ya que
influyen negativamente, en mayor o menor medida, en la coordinación de las partes en
el mecanismo económico".

En cuanto a las consecuencias de inflación y deflación para la comunidad, éstas dañan


todas las capas sociales, ya que influyen negativamente en la coordinación dentro del
mecanismo entero de la economía.

En efecto, la inflación está acompañada de un incremento en la demanda, y por ello, de


los precios, a lo que siguen exigencias de salarios más altos por parte de los sindicatos y,
al mismo tiempo, inversiones más elevadas de las empresas, pues los bancos están
dispuestos a la concesión de créditos gracias a las posibilidades de altos beneficios; y con
ello, una nueva subida en la demanda, una nueva alza en los precios, etc., y nuevas
exigencias de salarios producen la denominada "espiral inflacionaria". Luego de un auge
momentáneo la situación se hace muy difícil, sobre todo cuando desaparece la confianza
en el sistema monetario. Finalmente se llega al caos económico proveniente de que los
factores de producción fueron dirigidos equivocadamente porque el dinero falló como
medida de valor e instrumento de cálculo económico a causa de las alteraciones de su
valor porque, gracias a ello, se crearon aparentes posibilidades de inversión productiva
de capital y de trabajo que finalmente resultaron engañosas.

En la deflación, en cambio, la mercancía producida no se vende debido a la disminución


del volumen de dinero y del poder adquisitivo. Esto provoca disminuciones en los precios,
limitación de la producción y, con ello, un gran aumento en la desocupación.

Tanto en la inflación como en la deflación, la causa está en el cambio del valor del
dinero; el cálculo y la planificación del empresario a base de suponer una determinada
demanda resultaron ilusorios.

EL CAPITAL

Es el resultado de un trabajo hecho anteriormente, dedicado no al consumo sino a la


producción de bienes, que es empleado y reproducido en esa producción.

Los bienes de producción mismos son el capital real y el excedente de los ingresos
necesarios para producir, el capital nominal, que es la forma monetaria del capital.
Ambas formas del capital nacen por una renuncia al consumo.

El ahorro es por tanto necesario para lograr el desarrollo económico a través de la


formación de capital y la inversión. Por ello, se atenta contra la justicia social con el
despilfarro.

Los bienes de capital son siempre escasos y por eso la utilización del capital se somete a
la regla de la formación de precios. El precio por la utilización de capital es el interés.
Quien pone el capital debe incluir en su cálculo económico dicho precio.

El que pone el capital siempre corre el riesgo de que por cualquier circunstancia
imprevista la empresa no tenga el éxito económico previsible al poner el capital, y de
este riesgo del capital depende en gran parte el progreso económico social.

De la economía del capital se desprenden, para la ética económica, tres cuestiones:

1.La inversión del capital: es una obligación social de la gran propiedad monetaria
aumentar la demanda de fuerzas de trabajo y el desarrollo económico, pues el dinero, si
no se usa, no sirve de nada. Atentaría contra este principio la acumulación de dinero por
aquellos que están en posición de invertirlo y la transferencia de capitales al extranjero
en el caso de países en vías de desarrollo como el nuestro.

2. La formación del capital: es indispensable para el desarrollo económico-social,


mediante el mejoramiento de la tecnología y la investigación.

Por ello podemos decir que atenta contra la justicia social el empresario que no reinvierte
por ejemplo, porque utiliza sus beneficios en lujos en lugar de emplearlos en mejorar las
maquinarias de la empresa. Faltan también a sus deberes de justicia social los sindicatos
que practican una política de salarios que obstaculice la necesaria formación de capitales,
o el gobierno, cuando con políticas de impuestos perjudique la formación de capital, si
utiliza sus beneficios de tal modo que frene la productividad.

3. Es también de gran importancia para la ética económica lo que se refiere a la clase de


gastos del capital.
La justicia social exige al fabricante atender, en la utilización del capital, a las auténticas
necesidades y no utilizar las bajas pasiones o, a través de la propaganda, crear
necesidades falsas.

EL CRÉDITO

Es un préstamo para adelantar la utilización del capital contra amortización mediante los
beneficios a obtener.

La concesión de crédito se fundamenta en la confianza que tiene el prestamista en la


capacidad del empresario para pagar la deuda contraída, para lo cual exige garantías
reales o personales.

Desde el punto de vista de la ética económica, nos interesa el tema de la amplitud del
crédito, pues de ella depende en gran medida el desarrollo económico, el cual exige su
mayor utilización posible, y por lo tanto la creación de puestos de trabajo y el aumento
de los ingresos. En cuanto a las formas del crédito, éstas deben corresponder a las
auténticas necesidades de las diversas ramas de la economía. Principalmente se debe
fomentar el crédito a largo plazo, que es el que se utiliza en la inversión, fundamental
para el desarrollo económico, y los créditos a los pequeños empresarios, que permiten
una mayor difusión de la propiedad y sus beneficios.

Por último, es necesario dirigir el crédito hacia aquellas ramas de la producción que
tienen grandes dificultades y son necesarias para el logro del fin social de la economía. El
logro de todos estos objetivos se puede obtener mediante políticas económicas
coherentes al efecto.

EL INTERÉS

Es el precio pagado por la utilización de capital.

La productividad económico-social depende de la inversión de capital, por ello quien pone


el capital tiene derecho a una participación en el mayor rendimiento deseado.

El interés tiene la misma función de selección que tiene el precio de los bienes, pues sólo
permitirá solicitar créditos a aquellos inversionistas cuyo beneficio eventual sea superior
a la tasa que deben pagar por percibir el crédito; por esto, sólo los proyectos de mayor
rentabilidad tendrán acceso a la obtención del crédito, lo cual va en beneficio del interés
general económico. Es decir, el interés fomenta la formación y guía la utilización del
capital.

La justificación de los ingresos privados por concepto de intereses depende de la


justificación moral de la propiedad privada sobre los medios de producción, que ya
analizamos.

De todo lo anterior se desprende claramente la justicia del interés como un precio por la
productividad económico-social de capital, siempre que corresponda a ésta y no sea
excesivo, en cuyo caso sería un interés usurario (entendiendo por usura la "apropiación
de plusvalía en el intercambio económico social" (J. Messner)).

El interés como precio por la utilización de capital está determinado por la oferta y
demanda del mismo, que depende de múltiples factores.
Esta oferta y demanda en el mercado de capital, y por lo tanto, la constitución de un
interés económico socialmente adecuado y éticamente justo puede ser influida, además,
por la tendencia de ambas partes al monopolio.

Por parte de la oferta está la posición monopolizadora del capital financiero, la cual, al
establecer las condiciones de crédito y de los tipos de interés, trata de obtener beneficios
extraordinarios a costa de la economía productiva, con lo que se convierte en un medio
de usura social.

Asimismo, los monopolios en la industria actúan represivamente por el lado de la


demanda del mercado de capital, pues tienen por consecuencia estrechar las
posibilidades de inversión de capital en su rama de producción y, por lo mismo, en el
ámbito total de la economía.

La prohibición eclesiástica del interés

La ganancia por un contrato de préstamo, cuyo objeto sea una cosa fungible, es usura, y
por lo tanto injusta, decía la doctrina moral eclesiástica invariablemente desde el tiempo
de los padres hasta el Código de Derecho Canónico de 1917 (canon 1534). Cosas
fungibles son aquellas que se consumen con el uso, y sólo pueden ser devueltas según
medida y especie, y que por lo tanto no son fructíferas.

Apelando a esta doctrina se ha sostenido desde los comienzos de la economía capitalista,


que el interés es necesariamente usura, y por ende, la economía capitalista es, por
esencia, una economía usuraria. La razón que se daba era que el capital es dinero y éste
una cosa fungible que sólo sirve para el comercio y que, en sí, no produce fruto. El error
de esta opinión radica en no distinguir debidamente entre el dinero como mero medio de
cambio y el dinero como "disposiciones de capital", distinción que expliqué con
anterioridad en este trabajo.

La doctrina tradicional naturalista siempre ha reconocido entre los "títulos de interés", es


decir, entre las razones que justifican una compensación cuando se hace un préstamo de
dinero, la legitimidad del interés auténtico, esto es, que esté basado en la productividad
del capital. Uno de los "títulos de interés" era el daño emergente. Quien ha dejado sin
utilizar cierta cantidad de cosas fungibles y presta cierta cantidad y recibe después la
misma cantidad y calidad de dichos bienes, no tiene derecho, según la doctrina
tradicional de la usura, a ninguna compensación. Pero quien presta una cantidad que él
mismo podría haber empleado productivamente, tiene derecho a una compensación. Otro
título reconocido por la doctrina tradicional acerca de la usura en el préstamo de dinero
es el lucro cesante (ganancia posible); igualmente lo es el riesgo particular de la no
recuperación del préstamo, y el castigo acordado especialmente para la demora en la
devolución (cláusula penal).

A pesar de lo anterior, es efectivo que fue condenado el cobro de intereses, y hoy, en el


nuevo Código de Derecho Canónico, desaparecieron las menciones a la tasa de interés.
Esto es así porque los juicios éticos están influidos por los avances de las ciencias
sociales, como vimos al estudiar la relación entre ética y economía, y finalmente se
comprendió que en el contrato de préstamo se contrata un bien presente (dinero) a
cambio de un bien futuro (una promesa por dinero). Si dicho contrato se celebró libre,
voluntariamente y con conocimiento es porque ambos pensaban ganar gracias a la
productividad de la inversión y en ese caso los intereses cobrados son justos.

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