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1Uso común
2En medios de comunicación
o 2.1Definición y evolución de su significado
o 2.4Estereotipos en la publicidad
o 2.5Estereotipos en el cine
o 2.6Recomendaciones para la eliminación de
estereotipos
3En informática
4En la cultura de Internet
5Estereotipo de grupo
o 5.1Ejemplos de estereotipo de grupo
6Véase también
7Referencias
8Bibliografía
Uso común[editar]
Estereotipo de villano.
Están constituidos por ideas, prejuicios, actitudes,
creencias y opiniones preconcebidas, impuestas por el
medio social y cultural, que se aplican de forma general a
todas las personas pertenecientes a una
categoría, nacionalidad, etnia, edad, sexo, orientación
sexual, procedencia geográfica, etcétera.
En la literatura y el arte, los estereotipos no son clichés o
personajes o situaciones predecibles. Por ejemplo,
un diablo estereotipo es malvado, con cuernos, cola,
y tridente.
Originalmente un estereotipo era una impresión tomada
de un molde de plomo que se utilizaba en imprenta en
lugar del tipo original. Este uso desembocó en
una metáfora sobre un conjunto de ideas preestablecidas
que se podían llevar de un lugar a otro sin cambios (al
igual que era posible con el tipo portable).
En la ética y valores humanos se usan estereotipos que
ayudan y contribuyen a la forma de representar los
problemas que se presentan en la sociedad diaria y
continuamente en todo el mundo.
En medios de comunicación[editar]
Los medios de comunicación cumplen un rol fundamental
en la construcción y la reproducción de estereotipos. A
partir de las imágenes e ideas que circulan en los medios,
el público accede a ciertos estereotipos que los mismos
reproducen y construyen a la vez. Ciertos formatos como
la publicidad y los programas dirigidos al público infantil
usan los estereotipos ya que los mismos permiten un
mensaje eficaz, pues son rápidamente identificados y
reconocidos. Tal y como señalan Ruth Amossy y Anne
Herschberg Pierrot, «La visión que nos hacemos de un
grupo es el resultado de un contacto repetido con
representaciones enteramente construidas o bien
filtradas por el discurso de los medios. El estereotipo sería
principalmente resultado de un aprendizaje social».5
Incluso lo que percibimos en la vida cotidiana (y no
solamente a través de los medios) también utiliza
nuestros conocimientos e ideas previas, y por tanto
nunca es totalmente objetivo sino que está moldeado por
la cultura a la que pertenecemos y desde la que
percibimos la realidad.
Definición y evolución de su significado[editar]
La palabra estereotipo, formada por los
vocablos griegos stereós (sólidos) y typos (carácter, tipo o
modelo), es un neologismo creado en el siglo XVIII en el
ámbito de la tipografía para designar un conjunto de tipos
sólidos o fijos. En concreto apareció en Francia en 1796 —
steréotype—, traducida como estereotipo que se usa
como adjetivo y sustantivo para describir el molde sólido
o algo impreso con el procedimiento de los tipos fijos. La
expansión de la palabra fue pareja a la rápida difusión de
la técnica y surgieron equivalentes, casi idénticos, en la
gran mayoría de lenguas modernas. En España se usa el
término «estereotipo» para el objetivo y «estereotipa»
para el proceso. El último término evoluciona a
«estereotipia», el cual fue reconocido por la Real
Academia Española en 1843.
El significado original y sus derivados fueron
extendiéndose a un concepto cada vez más figurativo. Por
tanto, apareció una nueva acepción que supone un
puente entre su origen tipográfico y su significado actual
dentro de las ciencias sociales; tal acepción se refiere a
cualquier cosa que se repita sistemáticamente de la
misma forma, sin variación. En resumen, los términos
referidos a la estereotipia se refieren en principio a las
impresiones salidas de un molde y poco a poco van
siendo aplicadas a todo lo que parece salido de un molde,
ya hecho, invariable.6
Otras definiciones se refieren a estereotipo como una
imagen o idea aceptada comúnmente por un grupo o
sociedad con carácter inmutable1 y una imagen
convencional o una idea preconcebida que no tiene una
base racional. Se trata de una concepción popular sobre
un grupo de personas y constituye una forma de
categorizar grupos de gentes de acuerdo con sus
apariencias, comportamientos y costumbres.7
Con los estereotipos no suele cumplirse la ley de causa y
efecto, más bien suele suceder a la inversa. Además
normalmente parecen seguir una lógica, pero cuando se
analizan se descubre que son irracionales e inverosímiles.
La imagen creada suele ser una manera de emitir un
juicio de valor acerca de un grupo, normalmente basados
en raza, profesión o sexo.7
Es frecuente atribuir la creación de estos estereotipos a la
sociedad, pero realmente los medios de comunicación
son grandes vehículos para difundirlos. En cierto modo
los medios de comunicación refuerzan las opiniones
generales haciendo uso de la exposición y reiteración de
ideas coexistentes. Los estereotipos tienen cierta
conexión con las condiciones sociales, esto les suma
fuerza. Al poder localizar en ellos un grano de verdad, su
divulgación se hace efectiva. A pesar de que no todos
aceptan los estereotipos como verdad, acostumbran
a estar aprobados por grandes colectivos. El estereotipo
es verdadero y falso al mismo tiempo y está basado en los
prejuicios de un grupo hacia otro.
El discurso publicitario es una fuente inagotable de
estereotipos. Los mensajes publicitarios usan
estereotipos icónicos para instalarnos en un universo
onírico al que accederemos, por supuesto, tras la
adquisición del producto anunciado.8
Estereotipos en la literatura infantil[editar]
El primer relato que se conoce cuenta la historia de dos
hermanos, Anup y Bata, en un papiro de hace unos 3250
años. Según un estudio de Kurt Ranke el relato ha sufrido
más de 700 versiones distintas. La mitología griega es la
gran portadora de personajes y leyendas que,
evolucionadas a través de los siglos y bajo la influencia de
las distintas culturas y tradiciones, son el origen de
muchos de los cuentos que hoy conocemos. En España el
origen del cuento está influenciado por la cultura árabe,
que introdujo gran cantidad de relatos, los cuales fueron
recopilados por Don Juan Manuel, regente de Castilla, en
su obra El conde Lucanor o libro de los ejemplos. En la
obra encontramos una característica propia de estos
relatos, la moraleja que servía para dar una respuesta
moral a las dudas que se iban planteando.
El cuento infantil, independientemente de la época, lleva
implícito en sus personajes estereotipos que reflejan los
aspectos culturales de la época de la que provienen. Los
personajes son representaciones del bien o del mal como
ejemplo para imitar o repudiar, debido a su carácter
moralizador. Los valores de los personajes cambian a lo
largo del tiempo y se adaptan a las estructuras
socioculturales del momento. El héroe y el villano de los
cuentos de Charles Perrault o de los Hermanos
Grimm poseen cualidades o defectos distintos entre sí, y
además, también distan de las cualidades que se
consideran hoy en día. La posible interpretación de
algunos personajes comunes es la siguiente:
La bruja: representa la parte regresiva de todo ser
humano, el mal que ha de ser destruido y combatido.
La madrastra: representa la destrucción dentro de la
familia y da cabida a la heroicidad en el niño o la niña
desamparado.
La princesa: la niña mimada e inútil que ha de ser
protegida y es otorgada como premio.
El lobo: el miedo a la noche y a la oscuridad.
Durante siglos, en la antigüedad clásica existió la creencia
de que había mujeres capaces de transformarse a
voluntad y de transformar a otros en animales, se las
llamaba brujas y la imagen estereotipada de los cuentos
las define como viejas amargadas y malévolas.
La mayoría de los cuentos maravillosos provienen de
relatos antiguos sobre campesinos sometidos al régimen
feudal. Los valores sociales de esta época lo constituyen
el valor y el respeto por el orden establecido, donde la
única mejora para la clase baja se encarna en el joven
campesino capaz de superar pruebas y conseguir la mano
de la princesa.
En el siglo XVIII, con la Revolución Industrial, surgen
nuevos héroes y villanos más acordes con el hombre de
ciudad que ha dejado de lado el campo. Aparecen piratas,
pistoleros, bandidos… como nuevos héroes que se
enfrentan al orden establecido y el villano pasa a ser un
elemento propio del sistema como lo es la sociedad
burguesa, las costumbres acomodadas o el ejército.
El siglo XX, debido a su carácter bélico proporciona
nuevos elementos, por ejemplo la influencia americana
propone nuevos villanos, personalizados en japoneses y
alemanes contra los que el héroe ha de luchar para
defender la libertad del mundo.
El cuento ha evolucionado desde aquellos villanos de
antaño a villanos con carácter más cotidiano como puede
ser el profesor de colegio o el bullying dentro de las aulas
o fuera. El cuento ha pasado a integrarse dentro de la
vida real.910
Estereotipos en los medios de comunicación[editar]
Trancart (1996), en diversos estudios en medios de
comunicación franceses (prensa, radio y TV), descubrió
que una de cada dos mujeres es citada sin que conste su
profesión, mientras que en el caso de los hombres esto
sólo ocurre en una de cada diez ocasiones. Tal y como
dice Martín Serrano (1995), «uno de los esquemas que
más se repiten en la televisión es el de las mujeres
asociadas con el cuerpo, y los hombres con la cabeza».
Así se demuestra en programas televisivos como por
ejemplo La Ruleta de la Suerte, en los que la mujer se
presenta como un simple objeto de belleza. «Por
desgracia y en un gran porcentaje de los casos, cuando la
mujer aparece en imágenes, lo hace en muchas ocasiones
representado a ciertos estereotipos que han resistido al
paso del tiempo y que siguen estando presentes en la
mayoría de las sociedades. Así, nos podemos encontrar
con la mujer en el papel de seductora, aludiendo a
conceptos relacionados con la belleza, el erotismo, y la
provocación, o como serpiente tentadora. En definitiva,
en el sujeto convertido en objeto».
En Estados Unidos, The National Federation of Press
(Gallagher, 2001) muestra cómo las mujeres han visto
incrementar su porcentaje de ocupación de puestos de
dirección o de toma de decisiones en solo un 1% cada año
desde 1977. Por su parte, el profesor David Weaver llega
a la conclusión de que las periodistas americanas habían
conseguido ganancias significativas en materia de control
editorial en los últimos tiempos. Se observa también
cómo, a pesar de que en las aulas de los colegios y
universidades de periodismo en Estados Unidos las
mujeres superaban en número a la presencia masculina, –
un dato que también se observa en España– seguían
teniendo una presencia minoritaria en las salas de prensa
y especialmente, en los puestos de dirección.
En Francia, en Gallagher (2001) se afirma que en el
periodismo francés la condición femenina es una
restricción para acceder a responsabilidades en el
periodismo. Señala que la distancia con respecto a las
grandes responsabilidades en este ámbito profesional y a
las columnas importantes se traduce en menos
probabilidades de encontrase con gente famosa,
facilitando en cambio un mayor acceso a personajes más
anónimos y reportajes menos brillantes, lo que en
resumen produce un periodismo tipificado como
femenino. Es decir, que lo que las mujeres escriben no
siempre guarda relación con la sensibilidad femenina,
sino que en muchas ocasiones no tienen acceso a escribir
algo distinto, debido a las estructuras de poder con las
que se topan en esta profesión jerarquizada.
En Reino Unido, en Gallagher (2001) se apunta cómo los
hombres que estudian periodismo consiguen más
rápidamente un trabajo en los medios que las mujeres.
Esto ha llevado a que algunas compañías adopten
políticas y programas de acción para equilibrar esta
situación, pero puntualiza que esta adopción es más
común en radio y televisión que en prensa y que ocurre
más a menudo en medios de comunicación públicos que
en el sector mediático privado.
En Sudáfrica, Green (2001) recuerda cómo en un estudio
de igualdad laboral realizado una década después de la
proclamación del final del apartheid, el número de
personas negras que ocupaban cargos de poder en el
mundo académico y administrativo solo ascendía a un
10 % del total. Lo sorprendente del estudio era que entre
el 90 % restante correspondiente a personas blancas que
ostentaban esos puestos de alto escalafón hubiera una
ausencia casi total de mujeres blancas en las estructuras
de poder y en la universidad. Siete años después del fin
del apartheid y bajo la nueva ley de igualdad para con los
negros y las mujeres, sólo se encuentra con tres mujeres
que ocupen el puesto de editoras en periódicos del país,
dos de ellas de raza blanca y la otra negra. También
destaca que bajo un gobierno con mayoría negra
dirigiendo el país, la mayoría de los negocios y
profesiones están controladas por manos blancas.
En Australia, en 1996 se llevó a cabo un estudio que
desvelaba que el 23 % de las mujeres periodistas de los
medios habían dejado sus trabajos por motivos que
tenían que ver con la discriminación que venía sufriendo
el género femenino en su promoción laboral. Asimismo,
en 1991 The International Federation of Journalism (IFJ)
admitió que el 27 % de los periodistas que trabajaban en
los medios eran mujeres, en 2001 ya superaban el 38 %,
sin embargo este estudio también reconoce diferencias
significativas en función del país analizado. Por ejemplo,
mientras que en Finlandia y Tailandia estaban cerca del
50 %, en Sri Lanka y Togo las mujeres periodistas no
llegaban casi a un 6 % (Peters, 2001).
En relación con la presencia de la mujer en los distintos
medios de comunicación, como es por ejemplo la radio,
los locutores están por encima de las mujeres, sobre todo
durante la mañana. Según afirma Cramer, las mujeres
están prefiriendo trabajar en los telediarios que en los
informativos de la radio. En lo que respecta a los medios
de comunicación en línea, a pesar de la revolución
acontecida en este medio, las grandes multinacionales de
la comunicación parecen haber perdido la oportunidad de
revolucionar la organización y la cultura de las salas de
redacción, sobre todo, por lo que se refiere a la igualdad
de género en los puestos directivos (Thiel Stern, 2006).
La mayoría de las entrevistadas no piensan que la escasez
de mujeres en los puestos directivos del medio en línea se
deba a sexismo o discriminación. Aun así, la insuficiente
representación de la mujer es problemático. Los altos
cargos son tan pocos y cuesta tanto acceder a ellos que
no hay «suficiente pastel para repartir».11
Estereotipos en la publicidad[editar]
Los estereotipos en la publicidad son ideas simplificadas
de la realidad que han sido aceptadas por la sociedad o
por un grupo de personas determinado. No tratan
simplemente de vendernos el producto al que hacen
referencia, sino que nos venden el éxito social o la
competitividad. Muchas veces en un principio pueden
resultar forzados o incluso cómicos, pero al final acaban
siendo aceptados. El anuncio publicitario debe ser
representado con un vocabulario tópico, que refleje los
valores y argumentos en que se sustenta el estereotipo
de la marca. Así se crearán unos estereotipos definidos
que no aparecen con tanta simplicidad en la realidad.
En definitiva, la publicidad es una de las principales
responsables de los estereotipos, ya que a través de
muchas estrategias comerciales consiguen establecer
modelos de conducta que las personas tratarán de imitar,
nos hace creer que si consumimos el producto anunciado
conseguiremos obtener las mismas características.
En el mundo publicitario encontramos diferentes tipos de
estereotipos, aunque el principal es el sexo. Éste se utiliza
para todo tipo de productos e incluso para aquellos que
no tienen nada que ver con él. Se trata de un estímulo
que el receptor acoge de forma positiva y rápida. El rol de
la mujer en la publicidad ha sido altamente
estereotipado, representándola siempre como esposa,
madre, ama de casa o incluso como mujer objeto. Se
muestra la imagen de mujer dependiente y débil pero,
ante todo, bella. De esta forma, la mujer es representada
como objeto de deseo del hombre. A pesar de que la
objetivación de la mujer sigue siendo abundante en la
publicidad, actualmente también empiezan a aparecer
ejemplos de la mujer superwoman que no necesita la
ayuda del hombre. En el hombre el estereotipo
establecido ejerce mayor presión social hacia una imagen
que refleje fuerza, agresividad, dominio, valentía, pero sin
descuidar tampoco su aspecto físico. A su vez, son
mostrados como poco profundos y muy superficiales,
esencialmente incompetentes.1213
Sin embargo, tanto en el caso de los hombres como en el
de las mujeres uno de valores más explotados es la
belleza. Los creativos publicitarios recurren siempre a
modelos atractivos para llamar la atención del público y
con ello pretenden que el público crea que, al consumir
su producto o servicios, su físico será tal y como se
muestra en la publicidad y que de esa forma su vida será
mejor. En muchos casos, esa necesidad generada de
alcanzar el ideal físico mostrado en la publicidad da lugar
a trastornos alimenticios (anorexia, bulimia) y otros
problemas psicológicos, sobre todo en adolescentes, que
son un blanco fácil para este tipo de presiones.
Dentro de la publicidad infantil el estereotipo que más se
desarrolla es el de los roles de género, marcando
supuestas diferencias entre chicos y chicas. Las niñas
suelen ser representadas como obedientes, delicadas y
ordenadas, que ayudan a la madre en el hogar asumiendo
responsabilidades desde una edad muy temprana. Del
mismo modo todos los juguetes enfocados para las niñas
tienen relación con el mundo de la cosmética y el hogar.
Por el contrario, los niños suelen mostrarse como
inquietos y rebeldes, aunque a su vez son
emprendedores. Y de esa forma los juguetes para niños
suelen tener que ver con el mundo de la construcción, el
automóvil o incluso campos más agresivos como la
guerra. También se suele usar a los niños como gancho
para vender productos a los adultos, valiéndose de la
simpatía o ternura que producen.12
En ocasiones la publicidad también fomenta ciertos
estereotipos raciales. De esta forma, la mayoría de las
veces pueden llegar a subestimar una raza sobre otra,
como sucedió en el anuncio de una cadena de comida
rápida enAlemania, que indignó a los mexicanos.14
Además, el físico ideal que muestra la publicidad tiene
también ciertos componentes raciales. Esto sucede
porque, por norma general, los modelos utilizados no
sólo comparten entre sí su delgadez y belleza, sino que
suelen ser personas con rasgos caucásicos, piel blanca y,
muchas veces, pelo rubio y ojos claros. Esto ayuda a
fomentar la idea de que hay una raza más perfecta o
superior que el resto.12
En resumen, el uso de estereotipos es negativo cuando
empiezan a convertirse en prejuicios y condicionantes.
Actualmente este problema está empezando a cambiar
ya que los consumidores tienen más consciencia sobre
este fenómeno pero, aun así, la gran mayoría sigue
siendo manipulada por los anunciantes.
Estereotipos en el cine[editar]