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Revista la historia
FACULTAD del derecho:
DE DERECHO un discurso
Y CIENCIAS sobre
POLÍTICAS. Vol.el38,discurso
No. 108 / p. 73 - 96
Medellín - Colombia. Enero-Junio de 2008, ISSN 0120-3886
Resumen
Entendida como disciplina jurídica, la Historia del Derecho merece repensarse desde y en función
de los diferentes elementos que la integran: el ser memoria del jurista (como del derecho), el ser
una especial historia de textos y, finalmente, el ser un discurso jurídico de esencial importancia en la
orientación de sus estudios. Sobre este aspecto se fundarán las ideas del presente artículo, desta-
cando a este respecto que la referencia al discurso como factor integrante de la Historia del Derecho
permite, simultáneamente, forjar un camino epistemológico que identifica esta disciplina y, del mismo
modo, le confiere la necesaria autonomía.
Palabras Clave: Historia del Derecho, Discurso jurídico, Historiador del derecho, América Latina
contemporánea.
Este artículo fue recibido el día 3 de marzo de 2008 y aprobado por el Consejo Editorial en el Acta de Reunión
Ordinaria No. 7 del 15 de mayo de 2008.
Revista FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS. Vol. 38, No. 108 (2008) / 73
García J.
Abstract
Understood as a legal discipline, History of Law deserves to rethink itself from and in function of
different elements that integrate it: being memory of jurist (as of law), being a special history of texts
and finally, being a legal speech of essential significance in the orientation of its studies. On this aspect,
the ideas of this article will be founded, emphasizing on this matter that the reference to speech as
a part of History of Law allows, simultaneously, to forge an epistemological path that identifies this
discipline and in the same way gives it the necessary autonomy.
Key Words: History of Law, Law speech, Law historian, Contemporary Latin America.
Résumé:
Compris comme une discipline juridique, l’histoire de droit mérite d’être repensée á partir de et en
fonction des différents éléments qui l’intègrent : le fait d’être la mémoire du juriste (comme du droit), le
fait d’être une histoire spéciale de textes et, finalement, le fait d’être un discours juridique d’importance
essentielle dans l’orientation de ses études. Sur cet aspect, les idées de cet article seront fondées,
en mettant en valeur à ce respect que la référence au discours comme facteur intégrant de l’histoire
du droit, permet simultanément, forger un chemin épistémologique qui identifie cette discipline et, de
la même façon, lui confère l’autonomie nécessaire.
Mots Clés: Histoire de la loi, Discours juridique, Historien de la loi, Amérique Latine contemporaine.
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Reflexiones epistemológicas desde y hacia la historia del derecho: un discurso sobre el discurso
Sumario
Introducción. 1. Una aproximación al carácter discursivo de la función
del iushistoriador. 2. Pensar la Historia del Derecho desde los componentes
que cualifican el discurso iushistórico: condiciones para su asunción y
desarrollo en la América Latina contemporánea. Reflexiones conclusivas.
Bibliografía.
Introducción
La investigación no es revolución de la materia a tratar sino, quizá, dar un paso
más allá de lo que en muchas ocasiones se ha dicho, y resulta bastante sano
pensar que sólo se debe escribir cuando se tiene algo que decir.
Ana Cañizares Laso
3 Aspecto de no pocas discusiones entre Historiadores Generales e Historiadores del Derecho. Entre los
primeros merecen recordarse las palabras de Marc Bloch: “la enseñanza y el manual, que son admirables
instrumentos de esclerosis, han vulgarizado el nombre (de aquella ciencia). Sin embargo, ¿qué recubre?
Una regla de Derecho es una norma social, explícitamente imperativa (…) En el sentido estricto de la
palabra, el derecho es, pues, la envoltura de realidades en sí mismas demasiado variadas para suministrar
con provecho el objeto de un estudio único y no agota ninguna de ellas (…) En suma, la historia del
derecho podría no tener existencia aparte, como no fuera la historia de los juristas”. BLOCH, Marc. Intro-
ducción a la Historia. México: Breviarios del Fondo de Cultura Económica, 1965. pp. 115-116. Entre los
segundos, por su parte, es preciso recordar las palabras de García-Gallo: “El Derecho es una ordenación
de la vida social que posee fuerza vinculante. Es sólo una ordenación, no la vida social misma en toda su
complejidad; esto independientemente de la importancia que aquélla pueda tener para ésta. El objeto de
la ciencia de la Historia del Derecho debe limitarse sólo a aquella ordenación sin pretender abarcar la vida
social, que en su conjunto o en sus particulares manifestaciones constituye el objeto de otras ciencias.
(…) El Derecho constituye, sin duda, un aspecto de la cultura global de la sociedad, pero con la suficiente
entidad para poder ser objeto de estudio en sí mismo; como lo son también la religión, el lenguaje, el
arte, etc.”. GARCÍA-GALLO, Alfonso. Metodología de la Historia del Derecho Indiano. Santiago de Chile:
Editorial Jurídica de Chile, 1971. pp. 17-18. Más recientemente, ha escrito Emilio Lecuona, profesor de la
Universidad de Málaga: “Esta cuestión, que a priori parece sencilla de resolver, pues es evidente que la
Historia del Derecho es una especialidad histórica es, sin embargo, una de las cuestiones que en general
han sido más descuidadas por los historiadores del derecho, no sólo norteamericanos. El hecho de que
la Historia Jurídica como disciplina claramente delimitada en la Contemporaneidad se haya desarrollado
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fundamentalmente por juristas en el entorno de la Ciencia del Derecho, ha provocado que éstos hayan
siempre tratado de justificar su actividad para esta ciencia en lugar de para la histórica, de manera que
por ejemplo se ha insistido constantemente en la utilidad de ella para los juristas e incluso se ha pedido
su entrada en el currículo de los estudios de Derecho, mientras que se ha insistido poco o nada en su
utilidad para los historiadores. Todo lo cual ha implicado un alejamiento general entre historiadores e
historiadores del derecho que en países como Estados Unidos, donde se desarrolló en un primer momento
una Historia Jurídica totalmente volcada a los juristas y a la práctica de los Tribunales, se convirtió, como
ya se indicó anteriormente, en un auténtico abismo entre ellos”. LECUONA, Emilio. “Historia del Derecho
y Ciencia Jurídica en los Estados Unidos de América: El debate en torno al Historicismo Crítico de Robert
W. Gordon”. En: Revista de estudios histórico-jurídicos. No. 28, (2006). Versión digital disponible en:
http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0716-54552006000100018&lng=es&nrm=iso
(junio de 2007).
4 En ese sentido, la intención de asumir el derecho en espacio-tiempo vitales determinados explica el hecho
de que la Historia jurídica pretenda estudiar su objeto desde un enfoque relativo, es decir, la Historia
del Derecho no mira la historia de esta disciplina (derecho) como una sucesión de momentos que per-
manecen inalterados y, por lo tanto, inamovibles con el transcurso del tiempo. Por el contrario, entiende
que el derecho es un producto social, es decir, se desarrolla en un entorno social y, en consecuencia, su
explicación y aprehensión debe efectuarse a partir de las herramientas que el medio provee al observador
para su adecuado entendimiento (asunto que, al mismo tiempo, remite a la necesidad de apelar a las
fuentes directas para encauzar los estudios del historiador del Derecho, como condición sine qua non
para la credibilidad de los mismos). En el mismo sentido, es decir, resaltando la naturaleza esencialmente
contextual del Derecho, escribe Hespanha: “A história do direito realiza esta missão sublinhando que
o direito existe sempre “em sociedade” (situado, localizado) e que, seja qual for modelo usado para
descrever as suas relações com os contextos sociais (simbólicos, políticos, económicos, etc.), as soluções
jurídicas são sempre contingentes em relação a um dado envolvimento (ou ambiente). São, nesse sentido,
sempre locais”. HESPANHA, António Manuel. Cultura Jurídica Européia: síntese de um Milênio. Florianópolis:
Fundação Boiteux, 2005. p. 21. (“La historia del derecho realiza esta misión subrayando que el derecho
sólo es posible (situado, localizado) “en sociedad” e, independientemente del modelo usado para des-
cribir sus relaciones con los contextos sociales (simbólicos, políticos, económicos, etc.), las soluciones
jurídicas son siempre contingentes en relación a determinado entorno (o ambiente). Siempre son, en
este sentido, locales” -La traducción de este acápite y las subsiguientes que se efectuarán, tienen como
referencia la traducción de Isabel Soler y Concepción Valera. Cfr: HESPANHA, Antonio Manuel. Cultura
Jurídica Europea: Síntesis de un milenio. (Soler, Isabel y Valera, Concepción, Trad.). Madrid: Tecnos,
2002. p. 15). De otro lado, en lo concerniente a la aplicación de las categorías espacio-tiempo en el
desarrollo de algunos estudios académicos, se recomienda la lectura de varios artículos del prof. Botero
Bernal, especialmente: BOTERO BERNAL, Andrés et. al. “Teorema de las relaciones complejas en el discurso
interventor: el espacio vital, el maltrato familiar, el individuo y la familia antioqueña”. En: Revista Universidad
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Reflexiones epistemológicas desde y hacia la historia del derecho: un discurso sobre el discurso
De ese modo, pareciera que los diferentes estudios en Historia del Derecho com-
prendieran un interés implícito: la necesidad de conferir al Derecho un adecuado
tratamiento histórico a partir de la rigurosa comprensión del proceso jurídico
analizado. En otras palabras, al historiador del Derecho le interesa el dato jurídico
(le interesa una parte del todo, sin que ello suponga, como es apenas natural con-
siderarlo, el estricto y total desprendimiento del conjunto, es decir, del entorno
social, mas no uno cualquiera, sino un entorno social que esté en relación con su
objeto de estudio), le interesa, por lo tanto, valorar la esencia del derecho en su
momento, empleando el lenguaje histórico correspondiente, develando el sentido
propio de las instituciones y leyendo el pasado sin confundirlo (¿contaminarlo?)
con su presente6.
de Medellín. Vol. 40, No. 79. Medellín: Universidad de Medellín, (enero-junio de 2005). pp. 39-53. (Editor).
También la introducción de: BOTERO BERNAL, Andrés. Naturaleza y Cultura: Una mirada interdisciplinaria.
Medellín: Editorial Biogénesis, 2004.
5 HESPANHA, Cultura Jurídica…, Op. Cit., pp. 22.
“A segunda estratégia é a de eleger como objecto da história jurídica o direito em sociedade. Esta linha
de evolução, que domina a historiografia contemporânea a partir da École des Annales (com sua idéia de
uma “história total”) leva a uma história do direito intimamente ligada à história dos diversos contextos
(cultura, tradições literárias, estruturas sociais, convicções religiosas) com os quais (e nos quais) o
direito funciona”. HESPANHA, Cultura Jurídica..., Op. Cit., p. 35.
6 Al respecto, merecen citarse las asertivas palabras de Fustel de Coulanges, referidas al modo de valorar
la historia de Grecia y Roma: “Para conocer la verdad sobre estos antiguos pueblos es cuerdo estudiarlos
sin pensar en nosotros, cual si nos fuesen perfectamente extraños; con idéntico desinterés y el espíritu
tan libre como si estudiásemos la India antigua o la Arabia”. DE COULANGES, Fustel. La Ciudad Antigua.
Bogotá: Panamericana, 1997. p. XII.
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Con ese propósito, y reconociendo en la Historia del Derecho una serie de ele-
mentos que construyen su fundamentación epistemológica, se elaborarán algunas
reflexiones alusivas desde y hacia la disciplina misma a partir de un hilo conductor:
el discurso Iushistórico. En efecto, el discurso jurídico, al lado de la historia de
textos y la conservación de la memoria del Derecho7, son aspectos que caracterizan
la Historia del Derecho, permiten calificarla como una disciplina autónoma y,
finalmente, diferenciarla de otras que también pudieren tener al derecho como
centro de observación (es el caso de la historia general, la sociología jurídica, etc.).
Por lo tanto, si bien la historia de textos y la memoria del jurista (Petit) –como
del derecho, agregaría el profesor Botero Bernal– son rasgos que muestran el ini-
cio y el final de la Historia del Derecho en función de los estudios que la misma
emprende; es decir, mientras el primer aspecto –la historia de textos– enuncia
un aspecto metodológico (para orientar los estudios) y el segundo aspecto –la
memoria del jurista– una finalidad abstracta de la disciplina histórica jurídica, el
discurso iushistórico, por el contrario, representa una fase dinámica de la misma;
en otras palabras, el discurso representa una fuente de identidad de la disciplina
iushistórica al conjugar en su núcleo un conjunto de factores que logran dotarlo
de la suficiente unidad (asunto que se desarrollará en líneas posteriores).
7 Ideas que son desarrolladas en diferentes artículos del prof. Botero Bernal, entre ellos, el más enfático
al respecto corresponde al libro inédito titulado “El derecho de los jueces antioqueños en la primera
mitad del siglo XIX”. Por su parte, ha sido el Carlos Petit, profesor de la Universidad de Huelva, quien ha
desarrollado con mayor profundidad lo concerniente a la Historia del Derecho como memoria jurídica, al
respecto Cfr. PETIT, Carlos. “De la historia a la memoria. A propósito de la una reciente obra de historia
universitaria”. En: Cuadernos del Instituto Antonio de Nebrija de historia de la Universidad. No. 8. Madrid:
Dykinson, (2005). pp. 237-279.
8 Si bien se reconoce en la memoria del Derecho un característica que cualifica la disciplina iushistórica, en
realidad su formulación descripción poco aporta a una verdadera comprensión de la disciplina iushistórica,
en términos de identidad disciplinaria. Ahora, en cuanto a la consideración de la Historia del Derecho
como una Historia de textos, se ha dicho que la misma no es más que una conclusión metodológica que
debe tener presente el historiador del Derecho en el desarrollo de sus análisis.
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y escribir personas insertas en ciertas instituciones (es decir, por su discurso, bien
oral o bien escrito). En sus palabras:
(…) la razón mejor que hoy justifica la presencia de la historia jurídica (…)
se encuentra en el cultivo y desarrollo de la llamada memoria del jurista,
expresión comprometida que entiendo, provisionalmente, como la tradi-
ción “disciplinar” del Derecho y de los que socialmente se identifican como
sus expertos… en ese sentido, no sería el Derecho –presente o pasado- el
principal objeto de observación, sino todo aquello que, a apropósito del
Derecho, han podido decir y escribir personas insertas en ciertas institu-
ciones (tribunales, universidades, parlamentos) encargadas de la producción
de textos reputados como jurídicos12.
Sin embargo, a pesar de cualificar la función del Historiador del Derecho como un
ejercicio esencialmente discursivo, aún queda por establecer las condiciones que
permiten diferenciarlo, que no aislarlo, de otras formas discursivas que pudieran
asimilársele. Con ese propósito, debe decirse que el Historiador del Derecho forja
su discurso a partir de la selección de su objeto de estudio, es decir, de aquello que
conmueve su interés y hacia lo cual debe dirigir su atención. En consecuencia, si
al igual que la historia general, la Historia del Derecho se preocupa por regresar al
pasado, la diferencia debe sentirse en que la segunda lo hace con ayuda del texto
(como diría Petit, que se reputa jurídico) y sin alejarse de su contexto, esto es,
de la lectura estrictamente jurídica que hace del mismo con el fin de acercar una
realidad igualmente jurídica13.
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14 Debe indicarse que las discusiones en este campo y con relación a este tema no han sido pacíficas ni
coincidentes: Aún no existe un acuerdo entre Historiadores e Historiadores del Derecho (con alusión
específica al caso latinoamericano) acerca de la condición epistemológica de la historia-jurídica y de su
función académica como disciplina autónoma. No obstante, por ser un enfoque que no compromete los
intereses inmediatos del presente texto, se recomienda la lectura de un artículo que recoge las esencias
de ese debate: LECUONA, Historia del…, Op. Cit.
15 Constituyente por cuanto actúa como fuente de discurso, como enunciador o sujeto activo de la palabra.
Constitutivo en tanto acude a prácticas discursivas establecidas que se integran a otro proceso igual-
mente discursivo, en esta ocasión, informándolo, es decir, no como fuente directa de discurso sino como
referentes integrantes de otro (ejercicio discursivo).
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Reflexiones epistemológicas desde y hacia la historia del derecho: un discurso sobre el discurso
16 Al respecto recuérdese lo dicho por Álvaro d´Ors: “Así como la historia, en general, procede empezando
por los más antiguo para acabar en lo actual, por analogía con la vida en general, lo más conveniente para
el jurista que pretende hacer historia es seguir el método inverso, es decir, el de, partiendo del derecho
actual, proceder retrospectivamente por los textos precedentes, hasta llegar a los orígenes” –Resaltado
fuera de texto- D´ORS, Álvaro. Nueva introducción al estudio del derecho. Madrid: Civitas, 1999. p. 56.
Con similar intención, escribe el prof. Botero Bernal: El derecho pasado, lo que se reputó como tal, está
condensado en los textos considerados como jurídicos, salvo, claro está, aquellos períodos donde el
historiador del Derecho debe auxiliarse de la arqueología y otras disciplinas ante la ausencia o estreches
de las fuentes escritas. El texto jurídico, así las cosas y a pesar de su vaguedad, es el objeto central,
aunque no exclusivo dependiendo del caso, del análisis iushistórico, contextualizándolo y sin mediatizarlo.
El texto, para la mayoría de los historiadores es un medio de acercamiento a una realidad esquiva que se
pretende atrapar. En cambio, para el iushistoriador el texto es, en principio, la realidad misma que desea
hacer parte de la memoria colectiva de la disciplina. BOTERO, Andrés. El derecho…, Op. Cit.
17 Al respecto debe precisarse que el discurso de quien hace Historia del Derecho, si bien no desconoce el
contexto social de producción, se circunscribe esencialmente a ese conjunto de prácticas jurídicas que,
dentro de ese entorno, trascienden a su estudio por la naturaleza de las mismas. Se asume, en este caso,
lo que suele llamarse “el paradigma gallista” de la segunda fase, es decir, aquel que centra el interés en
el dato jurídico sin desconocer la importancia, en algunas situaciones, del dato social. Al respecto, puede
consultarse: PALMA, Eric Eduardo. “Papel de la Cátedra de Historia del Derecho en la Enseñanza Jurídica”.
En: PALMA, Eric Eduardo. Historia del Derecho I. Santiago de Chile: Universidad Central de Chile, 2005.
18 Puede consultarse, BOTERO BERNAL, Andrés. “Presentación del libro”. En: BOTERO BERNAL, Andrés (Ed.).
Origen del Constitucionalismo Colombiano: Ponencias del III Seminario Internacional de Teoría General
del Derecho. No. 1. Medellín: Editorial Universidad de Medellín, 2006. pp. 9-27. Es así como el cometido
de la Historia del Derecho es el de “conocer su pasado, para comprender el presente y proyectarse al futuro,
dentro de un escenario científico-crítico de construcción de su memoria”. Ibid. p. 14.
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19 Al respecto pudiera argüirse que resulta un contrasentido que sea la Historia del Derecho la que se provea
asimisma las respuestas necesarias a cada una de las inquietudes relacionadas con su fundamentación
epistemológica. Sin embargo, es igualmente cierto que delegar una responsabilidad de tal connotación
a una disciplina diferente (por ejemplo, entregarla a la filosofía del Derecho) supondría sacrificar la
especialidad de la disciplina y, en un caso extremos, la autonomía de la misma. Ahora, si se asume como
paradigma de estudio la interdisciplinariedad, es decir, la superación del paradigma fragmentario que
dibujaba fronteras entre las ciencias para evitar su comunicación, se reconocerá con facilidad que el
inconveniente inicialmente expuesto no reviste mayor trascendencia. En ese sentido, no habrá que mirar
los saberes como parcelas aisladas sino como lugares compactos. Lo anterior en palabras del prof. Botero
Bernal, significa que la “complejidad se funda en dos situaciones: un anhelo y un hecho. El anhelo es
interpretar el mundo a partir de modelos disciplinarios en proceso de Inter-multi-transdisciplinariedad, y
el hecho consiste en que el mundo no esta dividido ni fragmentado, y que el aleteo de una mariposa en
Pekín puede originar un huracán en Florida”. BOTERO BERNAL, Andrés. “Nuevos paradigmas científicos
y su incidencia en la investigación jurídica”. En: Diritto e questioni pubbliche. No. 4, (diciembre 2004).
Versión digital disponible en: http://www.dirittoequestionipubbliche.org/D_Q-4/studi.htm (enero 2006).
p. 7. En lo concerniente a su fundamento histórico, precisa Torres-Santome, citado por Luz María Nieto
Caraveo: “El término interdisciplina surge… conectado con la finalidad de corregir los posibles errores
y la esterilidad que acarrea una ciencia excesivamente compartimentalizada y sin comunicación inter-
disciplinar”. NIETO CARAVEO, Luz María. “Una visión sobre la Interdisciplinariedad y su Construcción en
los Currículos Profesionales”. En: Cuadrante (Nueva Época). No. 5-6. México: UASLP, (enero-agosto de
1991). Versión digital disponible en web: http://ambiental.uaslp.mx/docs/LMNC-AN-9108-InterdisCurric.
pdf. (septiembre 2007) Finalmente, escribe Basarab Nicolescu: Disciplinarity, multidisciplinarity, interdis-
ciplinarity and transdisciplinarity are four arrows for one and the same bow: the bow of knowledge. –“La
disciplinariedad, la pluridisciplinariedad, la interdisciplinariedad y la transdisciplinariedad son las cuatro
flechas de un solo y mismo arco: el del conocimiento” -UNIVERSIDAD DE LEÓN. Interdisciplinarity and
Transdisciplinarity in the Organization of Scientific Knowledge. Realización del 8º Congreso ISKO- España,
León. 18 - 20 de abril 2007. Versión digital disponible en: http://www.ugr.es/~isko/ficheros/Conf2007eng.
pdf. (junio de 2007).
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Reflexiones epistemológicas desde y hacia la historia del derecho: un discurso sobre el discurso
20 Por información pragmática se alude a los diferentes elementos materiales que integran el discurso del
historiador del Derecho (destinatario, emisor, entorno, enunciado), cuya especial naturaleza permite
diferenciarlos de cualquier uso indistinto, pero efectivo, del lenguaje.
21 CALSAMIGLIA BLANCAFORT, Helena y TUSOÓN VALLS, Amparo. “El análisis del discurso”. En: Las cosas
del decir. Manual de análisis del discurso. Barcelona: Ariel, 1999. p. 17.
22 La labor del historiador del Derecho es esencialmente recreativa, en la medida que su discurso se funda
sobre la base de muchos otros, en función de los cuales aprehende un tiempo, un espacio y contextualiza su
objeto de estudio. Por el contrario, si bien el historiador general puede recrear en el ejercicio de su profesión,
el fundamento de su disciplina es la crear el contexto sin la limitación discursiva del historiador del Derecho.
23 Otro aspecto de discusión entre el historiador del Derecho y el historiador general es la mirada precisa del
primero (calificada como reduccionista por los segundos) y el enfoque general de los segundos (conside-
rado ambiguo por los primeros): Esta disimilitud en la forma de emprender el análisis del objeto, es decir,
desde lo general para el historiador o desde lo específico para el Iushistoriador (es decir, con énfasis en
el complejo jurídico), ha hecho que los resultados del primero sean tenidos por superficiales (con tenue
profundidad), mientras los del segundo se califican de reduccionistas. Sin intención de fortalecer esa
discusión, que más pareciera preocuparle el interés por resaltar equívocos desde un enfoque despectivo,
debe indicarse que el esfuerzo de la Iushistoria se representa en la preocupación por permitirle al derecho
una identidad que se corresponda con las circunstancias específicas que circundan, condicionan y definen
la orientación de los exámenes iushistóricos, que no es otra, como se ha dicho, que conferir identidad. Al
respecto, escribe el prof. Botero Bernal: “(…) la memoria concede identidad. El conocer el pasado del
fenómeno jurídico logra que éste adquiera identidad frente a otros hechos culturales, a la vez que permite
entender su interrelación con los mismos”. BOTERO BERNAL, “Presentación del…, Op. Cit., p. 16. En otras
palabras, “la Historia del derecho, si estudia a éste como realidad técnica, peculiar, irreductible a cualquier
otra, pero influida por los sectores de la sociedad más cercanos (lo político, lo cultural, lo económico…)
prestará un enfoque enriquecedor al entendimiento intelectual y profundo del derecho”. TOMÁS Y VALIENTE,
Francisco. “La historiografía jurídica en la Europa continental (1900-1975)”. En: LXXV años de evolución
jurídica en el mundo: Historia del derecho y derecho comparado. Vol. II. México: UNAM, 1979. p. 42.
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Una frase que debe aceptarse en su rigor por aprehender la historia –y, para este
caso, la Historia del Derecho- como una historia de textos (en esencia, como
una historia del discurso histórico jurídico26), pero debiendo ser repensada en esa
condición acrítica que pareciera adscribirle a la labor del Iushistoriador y, en su
contexto, a la del Historiador. En cuanto a ese interés por asumir la Historia del
Derecho (y la función del iushistoriador) como algo más que una unión crono-
lógica de datos, ha escrito Paolo Grossi:
En conclusión, con fundamento en las ideas hasta ahora expuestas, cada una de
ellas relacionadas o implicadas dentro del ejercicio discursivo del que es parte el
historiador del Derecho, es necesario reafirmar, por ser un elemento de suma tras-
cendencia, los aspectos básicos que identifican la Historia del Derecho como disci-
24 Se recomienda consultar el texto del profesor Víctor M. Uribe-Urán, referente al constitucionalismo pro-
vincial colombiano, en el que se hace un uso adecuado del contexto general para ubicar el tema central
de su estudio. URIBE-URÁN, Víctor. Constitucionalismo provincial colombiano, vida pública y vida privada
en el período postcolonial. En: BOTERO BERNAL, Andrés (Ed.). Origen del Constitucionalismo Co-
lombiano. (3er:2006:Medellín). Ponencias del III Seminario Internacional de Teoría General del Derecho.
Medellín: Editorial Universidad de Medellín, 2006. pp. 33-51.
25 D´ORS, Nueva introducción…, Op. Cit., p. 55.
26 Esto de por sí, identifica el discurso del historiador del Derecho representado en un elemento material
que integra la pragmática: la naturaleza y características del enunciado.
27 GROSSI, Paolo. Mitología Jurídica de la Modernidad. (Martínez Neira, Manuel, Trad.). Madrid: Trotta, 2003.
p. 15.
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Reflexiones epistemológicas desde y hacia la historia del derecho: un discurso sobre el discurso
28 Aspectos suficientemente desarrollados por el Profesor Botero Bernal en las obras reseñadas. Espe-
cialmente: BOTERO BERNAL, El derecho…, Op. Cit. Agradezco al profesor Botero me permitiera leer los
manuscritos (aún inéditos) de este texto, y del que extraje algunas ideas importantes para este escrito.
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29 Se hace con esto referencia al desarrollo de un proceso de recepción, o bien de trascendencia –en
términos de Ramón Narváez- suficientemente crítico y necesariamente reflexivo. En sus palabras: “Re-
cepción implica cierta disposición a acoger. En la codificación la fuerza directora del movimiento estaba
ya establecida desde que fue concebida. Si de manera general podemos hablar de ‘influencia’, ésta nece-
sariamente, por la naturaleza de la codificación, comienza desde quien ejerce la misma, es una influencia
que desde el inicio buscó ‘trascender’ ir más allá de su ‘realidad histórica nacional’”. NÁRVAEZ, José
Ramón. La persona en el derecho civil. Historia de un concepto jurídico. México: Editorial Porrúa, 2005.
p. 5. El reconocimiento de los diferentes hechos que inciden en la Historia del Derecho latinoamericana,
se relaciona profundamente con la necesidad de fortalecer el discurso iushistórico desde una dimensión
constitutiva. En esta instancia, el Historiador del Derecho empieza a confeccionar un discurso sobre el
discurso, es decir, encuentra un límite a su función: la porción de realidad que se ha propuesto analizar
queda contenida en los contornos que identifican el texto jurídico apropiado; en otras palabras, queda
atrapada en un discurso.
30 Para destacar la importancia del contexto como agente modulador de los estudios iushistóricos, baste
citar, como ejemplo, la diferencia con que se asume el problema interdisciplinario entre la Historia del
Derecho y la filosofía del derecho, según el contexto de formulación: en América Latina, en términos
generales y por una condición más de los docentes que de las propias disciplinas, la Historia del Dere-
cho y la iusfilosofía han compartido espacios comunes; en Europa, por el contrario, se tratan como dos
continentes epistémicos con poca o ninguna relación interdisciplinaria.
31 “La supervivencia del derecho común en la doctrina americana, el conocimiento y manejo de sus fuentes
por los codificadores americanos harían suponer una ‘tercera vía del derecho romano’ como la llama
Martínez Martínez”. NARVÁEZ HERNÁNDEZ, José Ramón. “Recibir y concebir el derecho en la historia:
una propuesta a la base de la función de la historia del derecho”. En: Revista Telemática de Filosofía del
Derecho. No. 7. Madrid, (octubre 2003- septiembre 2004). p. 9. Acerca de la “tercera vía del derecho
romano” puede consultarse el siguiente trabajo: MARTÍNEZ MARTÍNEZ, Faustino. “Acerca de la recepción
del ius commune en el derecho de indias: notas sobre las opiniones de los juristas indianos”. En: Anuario
Mexicano de Historia del Derecho. No. XV. México: Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad
Nacional Autónoma de México, (2003). pp. 447-523.
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Reflexiones epistemológicas desde y hacia la historia del derecho: un discurso sobre el discurso
De esta forma, si se acoge la necesidad de pensar en una Historia del Derecho para
América Latina (centrada en sus problemas e inquietudes33), al mismo tiempo se
estaría arrogando la necesidad de indicar esos “lugares comunes” de los que par-
tirán los estudios iushistóricos y en función de los cuales se forjaría el discurso del
historiador del Derecho. Un discurso con identidad, con autonomía, producto
del consenso e indudable portador de algunas fuentes de información que permi-
tan inferir otra serie de elementos que cualifican el saber histórico jurídico en su
contexto latinoamericano; es decir, una vez formado el discurso del Historiador
del Derecho, será posible, a través de él, ascender hasta la esencia de la disciplina
para alcanzar la premisa de su identidad (con mayor exactitud, de su identidad
en el contexto latinoamericano)34.
32 Ibid. p.18. Del mismo modo, en cuanto a los fundamento básicos que permiten el desarrollo de una
Teoría Crítica de la Recepción, ha escrito Narváez: “El primero seguramente el cultivo de una historia del
derecho que permita conocer que es lo verdaderamente susceptible de recibirse por las condiciones
históricas que imperan en un sistema determinado; en segundo lugar, una teoría del derecho fuerte y
sustanciosa, es decir una visión propia del derecho, esto además supone un conocimiento de la historia
nacional, de la cultura, de la sociología, de la política, de la economía, etc. De ahí que algunos autores
llamen a este proceso la recuperación de la dimensión sapiencial del derecho”. Entrevista hecha por
medio electrónico. Julio 20 de 2006.
33 Tendencia que tiempo atrás movió los intereses de algunos Historiadores del Derecho latinoamericanos,
como ocurrió con Ricardo Levene, en el caso argentino, para quien el estudio de la Historia del Derecho
argentino debía comprender, desde sus orígenes, “el estudio de los Derechos castellano, indígena, indiano
y argentino propiamente dicho”. LEVENE, Ricardo. Manual de Historia del Derecho Argentino. 4ª Ed. Bueno
Aires: Ediciones Depalma, 1969. p. 19. Esa misma línea sentada por Levene es seguida, entre otros,
por Víctor Tau Anzoátegui y Eduardo Martiré, quienes justifican la continuidad de ese modelo no sólo
“porque es el que hemos utilizado en la enseñanza, sino porque consideramos que su contenido está
de acuerdo con la moderna concepción de la disciplina”. TAU ANZOÁTEGUI, Víctor y MARTIRÉ, Eduardo.
Manual de Historia de las Instituciones Argentinas. Prólogo a la Primera Edición. 3ª Ed. Buenos Aires:
Ediciones Macchi, 1971.
34 Objetivo que se corresponde con el deseo central que impulsó el desarrollo del proyecto de Investigación
“El espacio-tiempo vital de la Historia del Derecho en la América Latina Contemporánea”, financiado
por la Universidad de Medellín, en cuyo marco teórico se expresó: “Esa dependencia-carencia latinoa-
mericana debe ser el motor que genere un venturoso proceso de superación de estos parámetros de
sumisión, en busca de esa identidad que ceda espacios en términos de posibilidad a “realizar la propia
lectura-escritura”, a asignarle un sentido y unos vínculos propios al quehacer del historiador del Derecho
latinoamericano”.
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En ese sentido, del hecho de que el discurso iushistórico sea producto del His-
toriador del Derecho, que esté asistido por una intención comunicativa, que esa
intención esté proyectada hacia un destinatario específico e inserta en un espa-
cio-tiempo vital determinado (el mismo que se presenta al observador como una
realidad jurídicamente aprehensible), permite efectuar un análisis detallado de
los diferentes elementos que integran su discurso, y cuya interacción es posible
advertir en el desarrollo del oficio del Iushistoriador.
35 De esto se sigue que el historiador, de frente al problema que lo ocupa, tiende a un empleo poco estricto de
los términos jurídicos, pero a un uso más preciso de los términos sociales; asimismo, el historiador centra
su estudio en las relaciones contextuales de una forma general (en donde el derecho funge como otra
esfera de acción social que debe implicarse en ciertos fenómenos que explora), mientras el iushistoriador,
puesto en ese marco de relaciones contextuales, fijará su atención en el estudio de aquello que comporta
al derecho o que, al menos, suponga una invocación de lo jurídico, es decir, con trascendencia a él.
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Reflexiones epistemológicas desde y hacia la historia del derecho: un discurso sobre el discurso
En tercer lugar, el discurso del Historiador del Derecho responde a una serie de
condiciones temporales y espaciales que lo conducen y lo configuran36. En otras
palabras, y en este caso, se hace referencia a la necesidad de armonizar el discurso
Iushistórico con las diferentes inquietudes y quietudes histórico-jurídicas de la
América Latina contemporánea. Por lo tanto, al concentrar el discurso del His-
toriador del Derecho en la actual situación latinoamericana (es decir, buscar un
espacio-tiempo vital de la Iushistoria en el espacio-tiempo vital latinoamericano),
se busca impulsar la formación de una identidad y una cultura jurídicas que
permita contextualizar el derecho a un momento y un espacio determinados. Se
36 El discurso del historiador del Derecho (desde la óptica que se propone: la Historia del Derecho en la
América Latina Contemporánea) supone la conjunción de dos espacios-tiempos vitales que se relacionan
sin confundirse. El primero, modelador de su discurso, es decir, contextualizador del mismo, funge como
objeto de conocimiento al que se aproxima el Historiador del Derecho. El segundo, de carácter externo,
estará identificado por las condiciones mínimas que deben cualificar los estudios de la Historia del Derecho
en la América Latina contemporánea. En otras palabras, uno es el espacio tiempo actual y otro, sustan-
cialmente diferente, es el espacio tiempo que estudia el historiador del Derecho y el cual va ínsito en su
discurso. Ahora, en cuanto al concepto de espacio-tiempo vital debe decirse que “en el conocimiento
ha existido siempre la necesidad de contar con un espacio, lo que permite de alguna manera hablar de
una arquitectura del saber en tanto organización y diseño del espacio. Pero de nada serviría hablar de
espacio si no se relaciona con el tiempo, lo que permite hablar de una cronología (discurso del tiempo)
del saber. Ahora bien, frente al espacio-tiempo que determina al camino y a cada una de las paradas
del mismo, tiene algo que puede ser construido y otro que pertenece más al campo de lo dado. Frente
a lo primero cabe la posibilidad de la propuesta y frente a lo segundo la necesidad de la descripción”.
BOTERO, Naturaleza y…, Op. Cit., pp. 5-11.
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Esto lleva a explicitar el segundo pilar del que parte la concepción de his-
toria del derecho que no es otro que concebirla como un discurso jurídico.
Esto es que la memoria que se haga debe ser lo más jurídica posible, puesto
que se parte de una concepción de que la iushistoria es, ante todo, derecho
dialogado y no historia profesional especializada.
37 En otras palabras, se trata de hacer de la Historia del Derecho un discurso portador de la identidad de
la disciplina jurídica en el actual contexto latinoamericano. En ese sentido, por lo tanto, la Historia del
Derecho debe centrar su interés en las preocupaciones iushistóricas de su entorno (el latinomericano),
con el fin de emprender una cultura jurídica que defienda la adecuada asunción del derecho en tiempos y
espacios pretéritos. Del mismo modo, es responsabilidad del Historiador del Derecho regresar al pasado,
ayudado de esenciales herramientas jurídicas (el texto reputado jurídico), con el vivo interés por mirar al
Derecho como un producto social, dinámico y, en consecuencia, fundamentalmente histórico – jurídico.
38 BOTERO, El derecho…, Op. Cit.
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Reflexiones epistemológicas desde y hacia la historia del derecho: un discurso sobre el discurso
en la América Latina contemporánea, resta indicar que las demás cualidades que
identifican la Historia del Derecho, al lado del discurso jurídico, a saber: (i) el ser
una memoria del derecho como del jurista y (ii) el ser una Historia de textos (deberá
agregarse, reputados como jurídicos), sólo representan características que connotan,
la primera, una propuesta para asumir la Historia del Derecho a efecto de distinguir-
la de la Historia especializada, mientras la segunda, por su lado, sólo advierte una
necesidad metodológica que garantiza la credibilidad a los estudios que emprende el
historiador del Derecho. Por el contrario, el discurso jurídico, considerado elemento
nuclear en la integración disciplinaria de la Historia del Derecho, no sólo conjuga
una serie de componentes que permiten conferir identidad a la Iushistoria sino que,
del mismo modo, su análisis proyecta la fuente epistemológica de la disciplina39.
39 Al respecto, conviene mencionar que la Historia del Derecho entendida como memoria y no como una
forma especial de historia, se considera sólo una modificación nominal que poco incide en la configuración
de la disciplina; en tanto que la definición de la Historia del Derecho como Historia de textos, es de igual
manera una cualidad metodológica de los estudios emprendidos por la Historia General (profesional):
desde ese enfoque, por lo tanto, tampoco podrá formularse una cualidad natural, propia y ontológica que
identifique exclusivamente los estudios iushistóricos. Finalmente, si al proponer una asunción de la Historia
del Derecho como memoria de la disciplina, se buscaba en primer lugar, eludir las discusiones con los
Historiadores del Derecho (solución por los demás, tangencial y ausente de un esfuerzo reflexivo) y, en
segunda instancia, denotar que la función del Historiador del Derecho no es hacer Historia general, por
qué no se acudió al discurso como fuente epistemológica de la disciplina, más aún, por qué se pensó que
las fisuras entre las disciplinas era un simple asunto de forma, es decir, estrictamente nominal. Ahora, si
lo pretendido era resaltar que la Historia del Derecho es una memoria de lo dicho y lo escrito (reputado
como jurídico) aprehensible a través del texto, por qué no se pensó en identificar la Historia del Derecho
como una forma de Historiografía jurídica, antes que definirla como una forma de memoria: ¿acaso la
historia general no hace memoria y crea memoria?
40 La propiedad semántica de la expresión tienta a considerar la Historia del Derecho, no como memoria,
sino como una forma de historiografía jurídica. Al respecto, el diccionario de la Real Academia de la Lengua
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Reflexiones conclusivas
El historiador, y menos aún el historiador del derecho,
ni es un contador de granos de polvo depositados sobre el asfalto del pasado
ni un embalsamador de cadáveres41.
Paolo Grossi
Española define la historiografía como el estudio bibliográfico y crítico de los escritos sobre historia y
sus fuentes, y de los autores que han tratado de estas materias. Por tanto, precisado el sentido de la
palabra, ¿no podrá asumirse la Historia del Derecho como una forma de Historiografía jurídica?
41 “Lo storico –e tanto meno lo storico del diritto– non è né contabile dei granelli di polvere depositati sugli
scafalli del passato né un imbalsamatore di cadaveri”.
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Reflexiones epistemológicas desde y hacia la historia del derecho: un discurso sobre el discurso
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