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Immanuel
Wallerstein
Publicado el 16/04/2017 por Grupo Akal
Hasta ahora ha habido tres poderes hegemónicos en la historia del sistema-
mundo moderno. Las Provincias Unidas de los Países Bajos fueron brevemente la
potencia hegemónica a mediados del siglo XVII, desde 1648 hasta el decenio de
1660. El Reino Unido fue el poder hegemónico durante un lapso ligeramente
mayor en el curso del siglo XIX, desde 1815 hasta 1848 o tal vez un poquito más.
Estados Unidos fue potencia hegemónica a mediados del siglo XX, de 1945 a
1967/1973.
Immanuel Wallerstein
Como parte de sus esfuerzos por conservar el orden mundial que ha establecido, la
potencia hegemónica empieza a invertir demasiado en estructuras
militares. Va descubriendo que, de vez en cuando, tiene que usar de hecho sus
fuerzas militares, lo cual es costoso y desvía las finanzas de las inversiones
económicas.
Es verdad que en este periodo la potencia hegemónica sigue teniendo un inmenso
poder militar. Pero en el período de hegemonía verdadera pocas veces requirió
usarlo, porque todos daban por sentado que existía y que era abrumador. En el
periodo de declive empieza a tener que utilizarlo, e incluso si gana las luchas
militares, el mismo uso del poder militar socava su efectividad a largo plazo.
Significa que otros están atreviéndose a cuestionar militarmente al poder
hegemónico. Y un atrevimiento conduce a otro.
El equilibrio del poder
Parece haber ciertos patrones en lo que ocurre a medida que
ambos contendientes por la sucesión hegemónica ganan en fuerza y
asertividad. En cada caso, hasta ahora, un contendiente ha estado basado
primordialmente en la tierra y el otro primordialmente en el mar (u hoy en el mar y
en el aire). Y en los dos primeros ciclos hegemónicos el poder basado en la tierra
procuró obtener el dominio transformando la economía-mundo en un imperio-
mundo. Napoleón procuró conquistar toda Europa y Hitler trató de conquistar el
mundo. En respuesta, la potencia con base en el mar procuró convertirse en un
poder, no imperial, sino hegemónico.
Para lograrlo, los poderes con base en el mar construyeron grandes alianzas y,
en primer lugar, una alianza con el que fuera hasta entonces el poder hegemónico:
Inglaterra con las Provincias Unidas, Estados Unidos con Gran Bretaña. Por
analogía cabría esperar que la estructura del noreste de Asia busque una alianza
con Estados Unidos. En los dos casos previos el poder antes hegemónico se
convirtió en el socio minoritario de la potencia marítima (o marítima/aérea) en
ascenso.
Al principio el poder ascendente basado en el mar solía no tener un ejército
terrestre significativo, que solo habría de constituirse en una etapa posterior. La
ausencia de ejército en esta fase temprana tenía una ventaja clara:
ahorraba muchísimo dinero, dinero que se invertiría en la infraestructura
económica del país, permitiéndole ganar la lucha crucial por ser el poder más
competitivo en la esfera de la producción para el mercado mundial.
En los dos casos previos la ventaja productiva llevó a una ventaja comercial, que a
su vez condujo a una ventaja financiera. El punto en el cual la potencia en ascenso
contó con esas tres ventajas es el que corresponde al momento de la verdadera
hegemonía. En este volumen se analiza esta secuencia para el caso
holandés. También ocurrió, como se describe en relación con los holandeses, y
como volvería a pasar con los británicos, que la decadencia repitió el mismo orden:
el poder hegemónico en declive perdió primero su ventaja productiva, luego su
ventaja comercial y protegió durante más tiempo su ventaja financiera.
El proceso de decadencia no resulta desastroso para la potencia hasta entonces
hegemónica. Esta sigue siendo, durante largo tiempo, el país más fuerte, con todo
el prestigio que ha recaído sobre él como poder hegemónico. Continúa siendo,
normalmente, un país sumamente rico, aunque sea relativamente menos rico que
antes. Sigue habiendo muchos excedentes en su riqueza nacional, lo que permite
que sus residentes tengan una existencia muy cómoda. La decadencia es, al
principio, un proceso lento, y desde luego, hay un intento por negar su
realidad ante los demás e incluso ante uno mismo. Pero eventualmente le llega el
momento.
La «Guerra de los Treinta Años»
Llegamos finalmente al momento de desorden total. La guerra originaria de los
Treinta Años se libró desde 1618 hasta 1648, y tras ella surgieron hegemónicas las
Provincias Unidas. La segunda fueron las guerras revolucionarias/napoleónicas de
1792-1815, de las cuales resultó hegemónico el Reino Unido. Y la tercera fue el
periodo 1914-1945, del cual surgió hegemónico Estados Unidos.
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