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“Son paraderos en que el pasajero debe pagar su pasaje antes de subir al bus.” Guarda, (2015)(p.9)
Pontificia Universidad Católica de Chile
Facultad de Letras – Escuela de ingeniería
Desarrollo de habilidades comunicativas para ingenieros
2016). Si volvemos a las cifras iniciales, el índice de evasión ha ascendido en gran cantidad, esta
tendencia la explica Tirachini & Quiroz (2016) como el “[efecto de masa] en los usuarios, que sucede
cuando personas que pagan por el servicio dejan de hacerlo con la excusa de que [ya nadie lo hace]”
(p. 4), por lo tanto, extrapolando se puede decir que el índice de evasión será aún mayor en el futuro
trayendo consigo perdidas millonarias aún más altas para las empresas operadoras y por
consiguiente, el Estado. Perdidas que si se comparan con la inversión necesaria para mejorar la
infraestructura pueden verse insignificantes en el futuro.
El diseño de los nuevos paraderos se tiene que realizar con equipo interdisciplinario compuesto
principalmente por profesionales del ámbito de la ingeniería civil industrial, idealmente con diploma
en transporte para poder desarrollar los sistemas óptimos para evitar la evasión por parte de los
usuarios y crear este rápido acceso a los buses; de la ingeniería estructural para armar toda la parte
estructural del paradero y la elección de materiales para un mayor aprovechamiento de los recursos;
y por último de la arquitectura, ya que todo esto debe tener un diseño acorde al sistema
Transantiago y el factor estético siempre es importante en las obras de ingeniería.
A pesar de todo lo anterior, ha habido evidencia que la efectividad para evitar la evasión no ha sido
tan buena como se esperaba, ya que los evasores optan, por lo general, caminar hacia las estaciones
cercanas para lograr evadir el pago; acceden a la ZP por el borde de la calzada o simplemente pasan
frente al fiscalizador haciendo caso omiso (Guarda, 2015).
En chile a diferencia de otros países, los fiscalizadores casi no poseen atribuciones, en Londres por
ejemplo, los fiscalizadores tiene la facultad de multar, solicitar un control de identidad y controlar
faltas como rayados o daños a la propiedad del bus (Guarda, 2015). Este problema de autoridad se
acentúa al ver que en Chile es necesario el acompañamiento de carabineros, y ya que la
disponibilidad de carabineros es baja para hacer fiscalizaciones al transporte público, como dice
Tirachini & Quiroz (2016) “solo 1 de cada 1000 viajes es fiscalizado en Santiago […] valor muy inferior
a la tasa de fiscalización en Berlín (5 en 1000) y Melbourne (63 en 1000)” (p.25-26).
Las barreras físicas han sido desde hace tiempo, uno de los métodos más populares para intentar
combatir la evasión y usualmente se les ve en las estaciones de metro, pero desde no hace mucho,
sistemas de transporte como el Transmilenio han implementado este método en los accesos a los
accesos a los paraderos, método que una de los operadores más grandes de chile también ha
querido implementar y ha puesto torniquetes en la entrada de sus buses (Guarda, 2015). El tener
torniquetes en la entrada del bus asegura que todo aquel que entre pague su pasaje, pero también
trae consigo un aumento en el 100% del tiempo de subida, ya que al contrario de cómo sucede en
el resto de los buses, solo puede pagar una persona a las vez y por lo tanto, entra solo una persona
a la vez.
Primero, el acceso a los paraderos estará controlado por un torniquete para minimizar los tiempos
de subida, tal como lo implementó Transmilenio (Guarda, 2015) y la salida del paradero será
mediante puertas de sentido único.
Segundo, los paraderos serán techados y cerrados casi en su totalidad, exceptuando el lado que da
a la calzada, el cual tendrá el largo exacto del bus para no dar espacio por donde puedan entrar los
usuarios que quieran evadir el pago del pasaje.
Tercero, en los paraderos habrá fiscalizadores para asegurar el pago del pasaje y el cumplimiento
del orden al interior de este. Esto evitará un exceso de fiscalizadores en las calles y permitirá tener
un control local de cualquier posible evasión. Idealmente los fiscalizadores deberían tener mayor
autoridad, pero esa reforma debe idearse de forma paralela.
Cuarto y último, estos paraderos serán sustentables, utilizando energía solar para su
funcionamiento. Tendrán también un diseño amigable con el entorno y con los usuarios, ya que
podrán albergar una mayor cantidad de pasajeros sentados en comparación con los paraderos
actuales.
Se debe privilegiar la eficacia y la certeza del proyecto para disminuir el riego de fracaso, fijando
metas a corto y largo plazo (Doña, 2007)
Corto plazo:
Se comenzará implementando este diseño de paraderos en aquellos sectores que presenten un alto
índice de evasión y un alto flujo de pasajeros, priorizando las líneas troncales y fijando una cifra
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inicial de 50 paraderos cuyas obras estarán financiadas por el Estado y a cargo todas de una misma
empresa constructora. También se reducirán la cantidad de fiscalizadores de manera gradual con el
fin de evitar gastos innecesarios.
Largo plazo:
Se busca llegar a reemplazar la totalidad de los paraderos de alto flujo de pasajeros en un periodo
de 5 a 7 años con tal de disminuir la tasa de evasión a por lo menos un 25% en 3 años. Si el sistema
ha funcionado como se espera, se puede invertir en aumentar la flota de los buses para ofrecer un
sistema más expedito y de mejor calidad para el usuario.
Cierre:
La evasión del pago del pasaje del Transantiago es un problema que va ir en aumento conforme
pase el tiempo si no se hace lo necesario pare evitarlo, el diseño de estos nuevos y modernos
paraderos promete ser una gran solución a la evasión que se vive actualmente en el trasporte
público de la capital, ya que ataca directamente a las principales falencias estructurales que posee
el Transantiago en estos momentos, trayendo consigo disminuciones en las exorbitantes cifras que
el estado debe pagar actualmente producto de las evasiones, pudiendo invertir ese dinero en otras
mejoras como un aumento en la flota de buses o creando nuevas líneas para llegar a más rincones
del corazón de Chile.
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Referencias bibliográficas
Doña, J. E. (2007). Transantiago : el remedio que está matando al paciente. Tips Trabaos de
Investigacion En Políticas Públicas, (Departamento de Economía U. de Chile).
Tirachini, A., & Quiroz, M. (2016). Evasión del pago en transporte público: evidencia
internacional y lecciones para Santiago, (July), 1–35.
https://doi.org/10.13140/RG.2.1.4212.8884