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Pontificia Universidad Católica de Chile

Facultad de Letras – Escuela de ingeniería


Desarrollo de habilidades comunicativas para ingenieros

La evasión según la infraestructura del Transantiago: ¿más fiscalización o mejores paraderos?


Ian Basly Stuardo
Resumen:
Actualmente Chile posee un alto índice de evasión en el Transantiago, esto hace reconsiderar la idea
de que la actual infraestructura del Transantiago no está tan actualizada y está dando espacio a que
algunos pasajeros evadan el pago de su pasaje al momento de viajar generando millonarias pérdidas
al Estado. Se analizan las principales medidas que se han tomado hasta ahora para reducir los índices
de evasión como el aumento de fiscalizadores o la implementación de torniquetes y se plantea un
nuevo modelo de paraderos atingentes a la actualidad y que se planean implementar de forma
gradual para así alcanzar un menor índice de evasión.

Infraestructura que da paso a la evasión:


Durante los últimos dos años, el índice de evasión del Transantiago ha variado de un 27,2%
(Subsecretaría de Transportes, 2014) a un 34,6% (Subsecretaría de Transportes, 2016) en los últimos
trimestres de cada año. Si bien, se podría decir que la evasión es una falta de moral por parte los
pasajeros de este servicio, también se encuentra un componente importante en el funcionamiento
del principal medio de transporte público en Santiago, la infraestructura. Por ejemplo, una zona de
prepago1 que permita su acceso casi por el borde de la calzada o un bus donde el pasajero pueda
perfectamente entrar por las puertas de salida sin pagar un peso por el viaje y en los casos más
descarados simplemente pasar por el lado del chofer sin siquiera sacar su tarjeta BIP del bolsillo
(Doña, 2007).

El Transantiago, a diferencia de su hermano el Transmilenio en Bogotá, se ha quedado atrás en


cuanto al avance estructural que debe presentar para un óptimo funcionamiento de acuerdo a la
propia evolución que vive la ciudad de Santiago, por ejemplo, en Bogotá ya se implementaron vías
completamente exclusivas para la circulación de los buses acompañadas de paraderos que aseguran
el accesos a los buses solo mediante la entrada oficial de este (Tirachini & Quiroz, 2016), evitando
así que los usuarios accedan por espacios indebidos al bus y evadiendo el pago del pasaje.

Según Guarda (2015), la evasión en el Transantiago es directamente proporcional al número de


usuarios subiendo por una puerta, el número de puertas que posee el bus y al intervalo de tiempo
entre los buses por un paradero. Al considerar estos datos, y agregarle como anteriormente se
mencionaba, una estructura inadecuada a las circunstancias, obtenemos un único resultado:
aumento de la evasión. Para aclarar, se pueden aplicar los factores mencionados a un caso
hipotético de evasión, un paradero de gran afluencia como los ubicados fuera del metro Manquehue
o Tobalaba, una gran cantidad de personas esperando a las seis treinta de la tarde y el último bus
se detuvo en la parada hace ya quince minutos. Al momento en que llegue el próximo servicio, las
personas tenderán a querer subirse al bus a toda costa, de esta forma una gran cantidad de personas
subirán por las puertas traseras del bus, sobre todo si es un bus oruga, se colarán entre la gente que
pasa por la puerta de entrada y aquellos que se acercaban al paradero y ven llegar el bus, accederán
al paradero por la calzada con tal de subirse lo antes posible.

Perdidas millonarias para el Estado:


La evasión en el Transantiago hace que anualmente las empresas pierdan cerca de US$ 415 millones
y por consiguiente el Estado, que las financia, pierda alrededor de US$ 750 millones (Bahamondes,

1
“Son paraderos en que el pasajero debe pagar su pasaje antes de subir al bus.” Guarda, (2015)(p.9)
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2016). Si volvemos a las cifras iniciales, el índice de evasión ha ascendido en gran cantidad, esta
tendencia la explica Tirachini & Quiroz (2016) como el “[efecto de masa] en los usuarios, que sucede
cuando personas que pagan por el servicio dejan de hacerlo con la excusa de que [ya nadie lo hace]”
(p. 4), por lo tanto, extrapolando se puede decir que el índice de evasión será aún mayor en el futuro
trayendo consigo perdidas millonarias aún más altas para las empresas operadoras y por
consiguiente, el Estado. Perdidas que si se comparan con la inversión necesaria para mejorar la
infraestructura pueden verse insignificantes en el futuro.

Nuevos paraderos en el Transantiago:


Para lograr solucionar este gran problema que está afectando al principal sistema de transporte en
la capital, se deben mejorar las áreas que están permitiendo que las personas evadan el pago del
pasaje, es decir, la infraestructura de los paraderos y acceso a los buses que utilizamos actualmente,
para eso se va a diseñar una nueva y moderna infraestructura de paraderos cuyo acceso no dé
cabida a la evasión y entradas a los buses que sean expeditas para no extender los tiempos de
subida. De esta forma se podrá ofrecer un mejor servicio a los usuarios y recortar los costos extras
que el Estado está pagando.

El diseño de los nuevos paraderos se tiene que realizar con equipo interdisciplinario compuesto
principalmente por profesionales del ámbito de la ingeniería civil industrial, idealmente con diploma
en transporte para poder desarrollar los sistemas óptimos para evitar la evasión por parte de los
usuarios y crear este rápido acceso a los buses; de la ingeniería estructural para armar toda la parte
estructural del paradero y la elección de materiales para un mayor aprovechamiento de los recursos;
y por último de la arquitectura, ya que todo esto debe tener un diseño acorde al sistema
Transantiago y el factor estético siempre es importante en las obras de ingeniería.

Zonas de prepago, fiscalizadores y torniquetes:


Hace un par de años se comenzaron a implementar las zonas de prepago (ZP) generalmente están
ubicadas en paraderos de un alto flujo de pasajeros y bajo cumplimiento de las frecuencias
establecidas por las agencias de transporte, cuya finalidad es que el abordaje al bus sea lo más
expedito posible. En las ZP siempre va a haber un inspector en el acceso al paradero junto a un
validador electrónico en donde el pasajero debe pagar, estas poseen además barreras metálicas
para evitar el ingreso de personas que no hayan pagado antes. Junto a la disminución de los tiempos
de abordaje, se esperaba también disminuir las evasiones en estos paraderos gracias a la constante
presencia de los inspectores (Guarda, 2015).

A pesar de todo lo anterior, ha habido evidencia que la efectividad para evitar la evasión no ha sido
tan buena como se esperaba, ya que los evasores optan, por lo general, caminar hacia las estaciones
cercanas para lograr evadir el pago; acceden a la ZP por el borde de la calzada o simplemente pasan
frente al fiscalizador haciendo caso omiso (Guarda, 2015).

El ministerio de transporte invirtió en el aumento del número de fiscalizaciones al interior de los


buses, desplegando un mayor número de fiscalizadores en paraderos estratégicos y en ciertos
recorridos, los que deben detener o abordar el bus, dependiendo en donde se encuentren, y con
acompañamiento policial proceder a verificar el pago de todos los pasajeros al interior del bus y así
cursar una multa a aquellos pasajeros que no hayan pagado su pasaje como corresponde (Tirachini
& Quiroz, 2016).
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En chile a diferencia de otros países, los fiscalizadores casi no poseen atribuciones, en Londres por
ejemplo, los fiscalizadores tiene la facultad de multar, solicitar un control de identidad y controlar
faltas como rayados o daños a la propiedad del bus (Guarda, 2015). Este problema de autoridad se
acentúa al ver que en Chile es necesario el acompañamiento de carabineros, y ya que la
disponibilidad de carabineros es baja para hacer fiscalizaciones al transporte público, como dice
Tirachini & Quiroz (2016) “solo 1 de cada 1000 viajes es fiscalizado en Santiago […] valor muy inferior
a la tasa de fiscalización en Berlín (5 en 1000) y Melbourne (63 en 1000)” (p.25-26).

Las barreras físicas han sido desde hace tiempo, uno de los métodos más populares para intentar
combatir la evasión y usualmente se les ve en las estaciones de metro, pero desde no hace mucho,
sistemas de transporte como el Transmilenio han implementado este método en los accesos a los
accesos a los paraderos, método que una de los operadores más grandes de chile también ha
querido implementar y ha puesto torniquetes en la entrada de sus buses (Guarda, 2015). El tener
torniquetes en la entrada del bus asegura que todo aquel que entre pague su pasaje, pero también
trae consigo un aumento en el 100% del tiempo de subida, ya que al contrario de cómo sucede en
el resto de los buses, solo puede pagar una persona a las vez y por lo tanto, entra solo una persona
a la vez.

Nuevos y modernos paraderos:


Para disminuir tanto como se pueda la evasión en el Transantiago producida por los desperfectos
infraestructurales que posee, se diseñaron nuevos y modernos paraderos que permitirán un acceso
rápido a los buses y aseguraran un menor porcentaje de evasión.

Primero, el acceso a los paraderos estará controlado por un torniquete para minimizar los tiempos
de subida, tal como lo implementó Transmilenio (Guarda, 2015) y la salida del paradero será
mediante puertas de sentido único.

Segundo, los paraderos serán techados y cerrados casi en su totalidad, exceptuando el lado que da
a la calzada, el cual tendrá el largo exacto del bus para no dar espacio por donde puedan entrar los
usuarios que quieran evadir el pago del pasaje.

Tercero, en los paraderos habrá fiscalizadores para asegurar el pago del pasaje y el cumplimiento
del orden al interior de este. Esto evitará un exceso de fiscalizadores en las calles y permitirá tener
un control local de cualquier posible evasión. Idealmente los fiscalizadores deberían tener mayor
autoridad, pero esa reforma debe idearse de forma paralela.

Cuarto y último, estos paraderos serán sustentables, utilizando energía solar para su
funcionamiento. Tendrán también un diseño amigable con el entorno y con los usuarios, ya que
podrán albergar una mayor cantidad de pasajeros sentados en comparación con los paraderos
actuales.

Se debe privilegiar la eficacia y la certeza del proyecto para disminuir el riego de fracaso, fijando
metas a corto y largo plazo (Doña, 2007)

Corto plazo:
Se comenzará implementando este diseño de paraderos en aquellos sectores que presenten un alto
índice de evasión y un alto flujo de pasajeros, priorizando las líneas troncales y fijando una cifra
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inicial de 50 paraderos cuyas obras estarán financiadas por el Estado y a cargo todas de una misma
empresa constructora. También se reducirán la cantidad de fiscalizadores de manera gradual con el
fin de evitar gastos innecesarios.

Largo plazo:
Se busca llegar a reemplazar la totalidad de los paraderos de alto flujo de pasajeros en un periodo
de 5 a 7 años con tal de disminuir la tasa de evasión a por lo menos un 25% en 3 años. Si el sistema
ha funcionado como se espera, se puede invertir en aumentar la flota de los buses para ofrecer un
sistema más expedito y de mejor calidad para el usuario.

Cierre:
La evasión del pago del pasaje del Transantiago es un problema que va ir en aumento conforme
pase el tiempo si no se hace lo necesario pare evitarlo, el diseño de estos nuevos y modernos
paraderos promete ser una gran solución a la evasión que se vive actualmente en el trasporte
público de la capital, ya que ataca directamente a las principales falencias estructurales que posee
el Transantiago en estos momentos, trayendo consigo disminuciones en las exorbitantes cifras que
el estado debe pagar actualmente producto de las evasiones, pudiendo invertir ese dinero en otras
mejoras como un aumento en la flota de buses o creando nuevas líneas para llegar a más rincones
del corazón de Chile.
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Referencias bibliográficas

Bahamondes, B. (2016). Estudio de un modelo de evasión en el transporte público.


Universidad de Chile.

Doña, J. E. (2007). Transantiago : el remedio que está matando al paciente. Tips Trabaos de
Investigacion En Políticas Públicas, (Departamento de Economía U. de Chile).

Guarda, P. (2015). ¿Que Mas Hay Detras De La Evasion En El Transporte Publico? Un


Enfoque Econometrico. Pontificia Universidad Católica de Chile.

Subsecretaría de Transportes, G. de C. (2014). Índice de Evasión de Transantiago Cuarto


Trimestre de 2014. Retrieved from http://www.fiscalizacion.cl/wp-
content/uploads/2016/10/Indice-Evasion-Oct-Dic14.pdf

Subsecretaría de Transportes, G. de C. (2016). Índice de Evasión de Transantiago Cuarto


Trimestre de 2016. Retrieved from http://www.fiscalizacion.cl/wp-
content/uploads/2016/10/Indice-Evasion-Oct-Dic16.pdf

Tirachini, A., & Quiroz, M. (2016). Evasión del pago en transporte público: evidencia
internacional y lecciones para Santiago, (July), 1–35.
https://doi.org/10.13140/RG.2.1.4212.8884

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