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INTRODUCCIÓN ............................................................................................... 2
HIPÓTESIS ........................................................................................................ 3
MARCO TEÓRICO............................................................................................. 4
DISCUSIÓN ..................................................................................................... 24
CONCLUSIÓN ................................................................................................. 25
1
INTRODUCCIÓN
Debemos previamente explicar que se entiende por nulidad absoluta y que por
ineficacia; así Palacios Martínez nos dice: “Un negocio es ineficaz, en una
manera amplia de valorar la ineficacia, cuando los efectos acordes a su tipo no
se verifican. (Palacios, 2002) La ineficacia de un negocio jurídico, contrato o acto,
puede ser producida por diversas causas y en momentos diferentes, por ejemplo,
la causa que determina la nulidad o anulabilidad (categorías de la Invalidez,
denominada también Ineficacia Estructural, Originaria o Intrínseca), es siempre
originaria o coetánea al momento de la celebración del negocio jurídico, en
cambio en los casos de la ineficacia en sentido estricto, resolución,
inoponibilidad, mutuo discenso, etc. (denominada también Ineficacia Funcional,
Sobreviniente o Extrínseca) la causa que imposibilita la producción de efectos
es siempre sobreviniente a su celebración, pero además, las consecuencias
jurídicas de la declaración de Invalidez o Ineficacia (en sentido estricto) son
completamente diferenciadas
La invalidez es completamente diferente a la ineficacia, por invalidez debe
entenderse aquel negocio que le falte o esté viciado por alguno de los elementos
esenciales o requisitos de validez, ineficaz en cambio será aquel negocio que
tenga los elementos esenciales y los presupuestos de validez en regla, pero que
no es eficaz por una causa extrínseca, es decir ajena a la estructura del negocio
jurídico.
El objetivo del presente trabajo es analizar los actos de disposición de los bienes
sociales contenidos en el artículo 315 del Código Civil. Todo esto nos lleva a
formular la siguiente pregunta: ¿El Negocio Jurídico de disposición de bienes
sociales celebrado por uno de los Cónyuges es nulo o ineficaz?
2
HIPÓTESIS
En el trabajo se sustentará que el artículo 315 del Código Civil no recoge un
supuesto de nulidad del acto jurídico sino uno de ineficacia, por lo tanto, si bien
el artículo 292 del Código Civil establece que la sociedad conyugal se encuentra
representada por los dos cónyuges, en el supuesto caso de que intervenga
solamente uno de los cónyuges en el negocio jurídico se considerará que
solamente faltó la legitimidad para contratar porque no participaron los dos
cónyuges, pero que ello no supone que se haya producido la falta de un requisito
de validez porque faltó la manifestación de voluntad del cónyuge que no
interviene del acto jurídico. Por lo tanto, se produce la anulabilidad y no la nulidad
del acto jurídico. Razones de por las que se sustenta esta hipótesis:
-Porque el artículo 315 no dice expresamente que si no intervienen los dos
cónyuges en la disposición de los bienes inmuebles entonces el negocio es nulo.
– El artículo 140 del Código Civil establece que el acto jurídico tiene validez si es
que no incumple la (4) Observancia de la forma prescrita bajo sanción de nulidad.
-Conforme al artículo 221 del Código Civil, inc 4 “Cuando la ley lo declara
anulable”, la ley tampoco establece para este caso el remedio de la anulabilidad,
sin embargo, la tendencia en la jurisprudencia y doctrina es proteger el negocio
jurídico, por lo tanto no debería aplicarse una medida extrema como la nulidad,
que incluso no es un remedio jurídico sino que es una sanción estricta.
-No debe aplicarse la nulidad porque con la nulidad el negocio jurídico no podrá
ser convalidado por la parte que no interviene. Por esa razón es mejor aplicar la
anulabilidad.
Entre otros argumentos que apuestan por la postura de la aplicación de la
anulabilidad para casos como este y no la nulidad, a continuación se procederá
a desarrollar los puntos señalados.
3
MARCO TEÓRICO
De conformidad con el artículo 315 del Código Civil para disponer o gravar
bienes inmuebles se requiere la intervención de ambos cónyuges, pero el
problema se suscita cuando uno solo de ellos interviene en el acto de traslación
de dominio, ¿es un acto nulo o ineficaz?
Hoy en día en nuestra jurisprudencia judicial, existen bastantes contradicciones
entre los jueces de la República del Perú, en el sentido de cómo resolver un caso
en concreto cual es el remedio sanción a su violación cuando solo uno de los
cónyuges interviene para realizar un acto de disposición de un bien social,
regulado en el artículo 315 del Código Civil1, ¿es nulo o ineficaz el acto de
disposición unilateral de bienes sociales?
1
Artículo 315 del Código Civil: Para disponer de los bienes sociales o gravarlos, se requiere la intervención
del marido y la mujer. Empero, cualquiera de ellos puede ejercitar tal facultad, si tiene poder especial del
otro. Lo dispuesto en el párrafo anterior no rige para los actos de adquisición de bienes muebles, los cuales
pueden ser efectuados por cualquiera de los cónyuges. Tampoco rige en los casos considerados en las
leyes especiales.
2
Fernández Cruz, Gastón, “La disposición de bienes conyugales. Reflexiones sobre dos instituciones
encontradas. Ponencia amicus curiae del VIII Pleno Casatorio. En: Actualidad Civil. Vol. 19. Enero
2016.p.24
4
Cuando se da todo lo contrario, el negocio jurídico contiene todos los elementos
esenciales del mismo, y además contiene los presupuestos de validez, pero por
circunstancias externas no produce sus efectos, estamos ante un defecto
extrínseco, “llamada ineficacia funcional”.
Cuando un acto jurídico es inválido este puede ser nulo o anulable. Sobre este
punto es muy importante la diferencia debido a que sobre este concepto se
determinará cuando será el remedio sanción aplicable al problema a la violación
del artículo 315 del Código Civil. Uno de los problemas de la legislación es el
tratamiento del concepto de legitimación entendida por la competencia o
idoneidad para producir, alcanzar o soportar o efectos jurídicos de la
autorregulación de intereses que se pretende realizar. En algunas legislaciones
se regula como la legitimidad como supuesto de estructural o uno de estructura
funcional. En nuestra legislación la legitimidad es su supuesto de ineficacia en
sentido estricto.3
3
Ibidem, p.26
4
Artículo 161 del Código Civil: El acto jurídico celebrado por el representante excediendo los límites de
las facultades que se le hubiere conferido, o violándolas, es ineficaz con relación al representado, sin
perjuicio de las responsabilidades que resulten frente a este y a terceros.
También es ineficaz ante el supuesto representado el acto jurídico celebrado por persona que no tiene la
representación que se atribuye
5
Artículo 1539 del Código Civil: La venta de bien ajeno es rescindible a solicitud del comprador, salvo que
hubiese sabido que no pertenecía al vendedor o cuando este adquiera el bien, antes de la citación con la
demanda.
5
Teorías sobre la naturaleza jurídica de la sociedad de gananciales
Cuando un hombre y una mujer contraen matrimonio surgiendo de esta manera
una sociedad conyugal, se dan muchas interrogantes respecto de la naturaleza
jurídica de dicha sociedad. Esto adquiere particular importancia cuando el
matrimonio ha sido contraído bajo el régimen de sociedad de gananciales, en la
medida que dicho régimen patrimonial implica la existencia de una comunidad
de determinados bienes y deudas, y gran parte de los actos jurídicos que
celebran los cónyuges repercuten sobre dichos aspectos patrimoniales. Por esta
razón es de gran transcendencia determinar cuál es la naturaleza jurídica de la
sociedad de gananciales que surge como consecuencia del acto matrimonial.
6
Vaz Ferreira, Eduardo. “Tratado de la Sociedad Conyugal” 3era Edición. Tomos 1. Editorial Astrea. Buenos
Aires, 1979. pp. 217-240.
6
activo y pasivo propios que pertenecería a la comunidad erigida en sujeto de
derecho.
5. Teoría de la comunidad de bienes alemana o de la Gesammte Hand: Según
esta doctrina, la comunidad conyugal sería una Miteigentum zu gesammte
hand, expresión alemana que puede traducirse por la equivalente de
“propiedad en mano común”. En esta comunidad de bienes no se da la
existencia de cuotas partes ideales. Posteriormente, al profundizar en las
características de esta teoría, llegaremos a la conclusión de que esta, es la
que se ajusta en nuestro ordenamiento jurídico, a la naturaleza jurídica de la
sociedad de gananciales.
6. Teoría del patrimonio autónomo: esta teoría considera a la sociedad conyugal
como un patrimonio autónomo desprovisto de personalidad. Es la tesis
defendida por Messineo. Dicha teoría alega que la sociedad conyugal
constituye un patrimonio colectivo de destinación dotado de autonomía
imperfecta que corresponde por cuotas intelectuales a cada uno de sus
titulares, a quienes, sin embargo, les está prohibida la disponibilidad del
derecho sobre la cuota misma.
7
Arata7 explica que básicamente la discusión actual en torno al tema está
centrada en dos posiciones: la primera que sostiene la existencia de una
copropiedad especial cuyos caracteres particulares fundamentalmente
radicarían en la situación de indivisión (no posibilidad de ejercitar el derecho de
partición), así como en la afectación precisa a la que estarían sometidos dichos
bienes a favor de determinadas cargas o deudas; y la segunda, la que sostiene
la existencia de un patrimonio autónomo, distinto del patrimonio privativo de cada
cónyuge que comprende tanto a determinados bienes como a determinadas
cargas o deudas por las cuales se debe responder, señalándose que se trata de
una situación muy similar o asimilándose a la noción de propiedad en mano
común del derecho germánico.
De las seis teorías predominantes en doctrina, son dos las que se ajustan a las
disposiciones de nuestro Código Civil sobre la sociedad de gananciales, las
cuales analizaremos con mayor profundidad: teoría de la comunidad de bienes
romana y la teoría de la comunidad de bienes germana.
7
Arata Solís, Rómulo. “Cuidado con lo que gasta su cónyuge”. En: Diálogo con la Jurisprudencia. N° 8.
Editorial Gaceta Jurídica S.A. Lima. Enero-febrero 1998. p. 203.
8
Asimismo, la comunidad se concibe como algo puramente transitorio y en el
fondo desventajoso, por suponer siempre una fuente de conflictos 8. En efecto,
la comunidad romana es siempre algo incidental, communio incidens. El carácter
incidental o transitorio que a la comunidad se atribuye hace que deba facilitarse
el camino para la desaparición de este estado, concediendo a cada comunero la
posibilidad de salir inmediatamente de ella en cualquier momento mediante el
reconocimiento de la llamada actio communi dividundo, la acción de división de
la cosa común9.
8
Arata Solís, Rómulo. Ob. cit. pp. 203-204.
9
Arata Solís, Rómulo. Ob. cit. p. 204.
10
Reggiardo Saavedra, Mario. “Cuando justos se casan con pecadores”. En: Ius et Veritas. Nº 15. Revista
de la Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Lima, noviembre 1997. p. 173.
9
En la comunidad germana, al no existir cuotas ideales, el individuo no puede
disponer ni gravar, ya que el bien pertenece a la colectividad en mano común.
Vemos entonces, como la comunidad germana, también denominada propiedad
en mano común resulta muy cercana a la operatividad que tiene la sociedad de
gananciales.
De este planteamiento derivan las dos más importantes diferencias que existen
entre la comunidad romana y la comunidad germánica: 1) En la comunidad
germánica las cuotas no existen como puras medidas de valor, no determinan
un derecho exclusivo del comunero sobre ellas, mientras que en el régimen de
comunidad romana sí se da la existencia de cuotas ideales de las cuales son
titulares los copartícipes. La consecuencia más importante de esta característica
de la comunidad romana, consiste en que en este régimen, cada comunero
puede transmitir su cuota a otras personas que sucederán al transmitente en su
lugar en la comunidad, sin que los demás comuneros puedan impedirlo ni
oponerse a ello, lo que no es posible en una comunidad de tipo germánico; 2) en
la comunidad germánica no se reconoce a cada comunero la posibilidad
individual de disolver la comunidad mediante el ejercicio de una actio communi
dividundo, mientras que esa posibilidad sí se da bajo el régimen de la comunidad
romana. 3) Por último, puede todavía señalarse que en la concepción germánica
la comunidad de bienes es siempre una consecuencia de anteriores relaciones
personales, familiares o sociales (comunidad entre parientes, entre vecinos,
entre socios), mientras que en la comunidad romana es una situación abstracta
en la cual dichas relaciones personales son indiferentes.
10
señala que los regímenes de comunidad de bienes, y en especial el de sociedad
de gananciales, contemplados en su legislación civil constituyen casos de
aplicación de la propiedad en mano común entendiendo que la comunidad
matrimonial de bienes de tipo colectivista, en la cual el marido y la mujer son
indistintamente titulares de un patrimonio, en el cual ninguno de ellos tiene un
derecho actual a una cuota, que pueda ser objeto de enajenación, ni dar lugar a
la acción de división de la cosa común.
11
Código Civil Comentado. Tomo II. Derecho de Familia - Primera Parte. Editorial Gaceta Jurídica S.A. Lima, 2003. p.
387.
11
comprende: 1) la copropiedad o condominio; 2) la titularidad plural de un derecho
real de cosa ajena; 3) el crédito mancomunado que no origina su fragmentación;
4) los patrimonios y masas patrimoniales bajo una titularidad colectiva.
12
Barchi Velaochaga, Luciano. La disposición de un bien social por uno de los cónyuges sin la intervención
del otro. Derecho Civil Patrimonial vs. Derecho de Familia. En: Actualidad Jurídica. Nº 90. Editorial Gaceta
Jurídica. Lima, mayo 2001. p. 18.
12
Respecto de la parte activa de los patrimonios involucrados, componen el
régimen de sociedad de gananciales, como ya se ha explicado, los bienes
propios de cada uno de los cónyuges y los bienes sociales. Nuestra normativa
civil contiene las normas y reglas para la calificación de los bienes en la sociedad
de gananciales.
Asimismo, nuestro Código Civil preceptúa que todos los demás bienes no
contemplados en la enumeración cerrada de los bienes privados contenida en el
artículo 302 del Código Civil, son bienes sociales. Esta fórmula normativa, se
entiende que permite subsanar automáticamente cualquier omisión. Así lo
establece el artículo 310 de nuestro Código Civil13. Esto ha llevado a los autores
a sostener que en términos generales son bienes comunes todos los adquiridos
13
Código Civil de 1984. Artículo 310: “Son bienes sociales todos los no comprendidos en el artículo 302,
incluso los que cualquiera de los cónyuges adquiera por su trabajo, industria o profesión; así como los
frutos y productos de todos los bienes propios y de la sociedad y las rentas de los derechos de autor e
inventor. También tienen la calidad de bienes sociales los edificios construidos a costa del caudal social
en suelo propio de uno de los cónyuges, abonándose a este el valor del suelo al momento del reembolso”
13
a título oneroso durante el régimen así como las utilidades derivadas de los
bienes propios y comunes, incluyéndose los resultados de la actividad
económica de cada cónyuge.
Así, se comprenden como bienes sociales los que provienen de las ganancias
que por su trabajo o cualquier actividad, ambos cónyuges obtienen después de
la unión matrimonial, también los rendimientos (como rentas, frutos, dividendos,
etc.) que proporcionen el propio patrimonio ganancial y el patrimonio personal de
los cónyuges. Además, evidentemente pasan también a ser gananciales, los
bienes que se adquieran con otros gananciales (por ejemplo, una finca comprada
con dinero ganancial).
14
gananciales. Como ya ha sido materia de análisis en el capítulo anterior, ni
siquiera se da en el patrimonio social la existencia de cuotas ideales de
representación de las participaciones de los cónyuges en el patrimonio común.
Así, la titularidad de lo que pertenece a cada cónyuge solo se logra una vez
disuelta y liquidada la sociedad de gananciales, que es el momento en el cual se
determina, finalmente, el patrimonio que le corresponde a cada uno de los
cónyuges. En efecto, María Teresa Bendito nos explica que la inexistencia de
cuotas ideales, implica que hasta la disolución de la sociedad de gananciales,
los cónyuges no saben cuál es el activo de la sociedad para proceder a su reparto
final o liquidación: mientras no se disuelva y liquide esta, los cónyuges no pueden
tener sino un derecho expectante sobre el bien ganancial.
Enrique Varsi nos explica respecto a este punto que los bienes sociales son
autónomos e indivisibles, en la medida en que por su esencia, la sociedad de
gananciales es una propiedad indivisa sui géneris, es decir, un universo de
bienes que perteneciendo en conjunto a los cónyuges no están en distribución
individualmente entre ellos. Así, vigente la sociedad de gananciales no existen
cuotas ideales, estas solo aparecen con la liquidación de aquella, de conformidad
con lo establecido en el artículo 323 del Código Civil.
De esta manera el citado autor nos recuerda que los bienes sociales son bienes
embargables y lo que es inembargable son las cuotas sociales que le
corresponden a cada cónyuge. En efecto, la ley procesal no le confiere la calidad
de inembargables a los bienes conyugales; sin embargo, los derechos y acciones
que le corresponden a cada cónyuge no pueden ser embargados, pues
corresponden a una totalidad indivisible.
15
En suma, el patrimonio social o ganancial se encuentra colocado bajo una
titularidad que no ostenta una personalidad distinta de la de cada uno de los
cónyuges, pues la sociedad de gananciales, como ya se explicó, no es un sujeto
de derecho autónomo e independiente, como lo es una persona jurídica respecto
de sus miembros. Por lo que, la titularidad de dicho patrimonio, corresponde
tanto al marido como a la mujer, aun cuando en algunos casos puedan existir
situaciones en las que un bien de naturaleza ganancial aparezca exteriormente
atribuido a uno solo de ellos (por ejemplo que en el Registro de Propiedad se
señale como único titular al marido o a la mujer), ello no modifica la naturaleza
jurídica del bien que seguirá siendo ganancial. Cualquiera que sea la forma
aparente de la titularidad, ello no evitará la aplicación de los preceptos
reguladores de la sociedad de gananciales respecto del tema.
Por otro lado, respecto de los bienes sociales, el Código Civil de 1984, si bien es
cierto que este ha respetado el principio constitucional de la igualdad entre el
varón y la mujer ante la ley, así como la necesaria intervención de ambos
cónyuges en el manejo del patrimonio social, sobre todo tratándose de actos de
disposición, pero también en los puramente administrativos, y en todos aquellos
en que se ejercite la representación legal frente a terceros, estas
consideraciones muchas veces originan problemas prácticos de ardua solución
sobre todo para la denominada seguridad del tráfico jurídico.
En lo que atañe a los actos de administración, el artículo 313 del Código Civil
preceptúa que su ejercicio compete a los dos cónyuges; pero admite que
cualquiera de ellos faculte al otro para que asuma con exclusividad dicha
16
administración respecto de todos o de alguno de los bienes. En este caso, el
cónyuge administrador, que no tiene que ser necesariamente el marido, queda
como responsable frente al otro por el daño o perjuicios que sufra a
consecuencia de actos dolosos o simplemente culposos del administrador.
Morales14 nos explica que se han establecido diferentes posiciones sobre las
consecuencias jurídicas del primer párrafo del citado artículo, por ausencia de
asentimiento de uno de los cónyuges. En efecto, la doctrina y la jurisprudencia
peruanas, no son unánimes al otorgar efectos jurídicos a dichos supuestos. Nos
explica el referido autor que se ha dicho que si uno de los cónyuges transfiere o
14
Morales Hervias, Rómulo. “Validez y eficacia de los actos de disposición y de gravamen en la sociedad
de gananciales. El concepto oculto en el artículo 315 del Código Civil”. En: Revista Jurídica del Perú. N° 64.
Editorial Normas Legales. Trujillo, setiembre-octubre 2005. p. 177.
17
grava el bien social sin la participación del otro cónyuge el contrato es nulo por
ausencia de manifestación de voluntad conjunta de ambos cónyuges (numeral 1
del artículo 219 del Código Civil), nulo por imposibilidad jurídica del objeto
(numeral 3 del artículo 219 del Código Civil), nulo por transgredir una norma de
orden público (numeral 8 del artículo 219 y el artículo V del Título Preliminar del
Código Civil), nulo por contradecir una norma imperativa (artículo 1354),
rescindible porque se trata de la venta de un bien ajeno (artículo 1539), anulable
por falta de asentimiento del cónyuge no interviniente en los actos de disposición
arbitraria del patrimonio social, anulabilidad cuando el acto de disposición es a
título oneroso (Código Civil español), inoponible porque la falta de manifestación
de voluntad de uno de los cónyuges es la ausencia de un elemento de eficacia
del acto (doctrina argentina) e ineficaz por razón de la seguridad del tráfico.
En efecto, y por definición del artículo 140 del Código Civil 15, el acto jurídico
consiste en una manifestación de voluntad, es por eso que este elemento se
constituye en el primer requisito esencial de existencia y validez de un acto
jurídico. Si no hay manifestación de voluntad, no hay acto jurídico alguno, eso es
claro, en la medida en que como lo afirma Vidal16, la manifestación de voluntad
es el acto jurídico mismo. Y este elemento no es otra cosa que la presencia de
una voluntad interna o voluntad real exteriorizada, vale decir un querer interior
15
Código Civil de 1984. Artículo 140: “El acto jurídico es la manifestación de voluntad destinada a crear,
regular, modificar o extinguir relaciones jurídicas. Para su validez se requiere:
1. Agente capaz.
2. Objeto física y jurídicamente posible.
3. Fin lícito.
4. Observancia de la forma prescrita bajo sanción de nulidad”.
16
Vidal Ramírez, Fernando. “El acto jurídico”. Sexta Edición. Editorial Gaceta Jurídica. Lima, mayo 2005. p.
93.
18
dado a conocer. Así pues, el referido autor nos dice que la manifestación de
voluntad es el resultado de un proceso que va de lo subjetivo a o objetivo. En
este sentido, es necesario que entre voluntad interna y la voluntad manifestada
exista una correlación de tal forma que la manifestación responda a la verdadera
y real intención del sujeto.
19
Desde este punto de vista, un acto de disposición de bienes sociales por un solo
cónyuge tendría las siguientes características en su calidad de acto nulo:
1. Sería un acto nulo de pleno derecho, por lo que no requeriría de una
sentencia que así lo declare porque se trata de un acto jurídicamente
inexistente, de un hecho con apariencia de acto.
2. El acto nulo, por serlo, es ineficaz y no surte los efectos deseados por las
partes.
3. La nulidad del acto, en la medida en que se sustenta en consideraciones de
orden público, puede ser alegada por quienes tengan legítimo interés o por
el Ministerio Público.
4. La nulidad manifiesta puede ser declarada de oficio, es decir, sin pedido de
parte.
5. La nulidad es insubsanable, por lo que un acto nulo no puede convalidarse
mediante la figura de la confirmación que es un acto jurídico en virtud del
cual se convalida otro acto jurídico. Esta figura es propia de la anulabilidad.
20
bien para no ver frustrada su adquisición, en otras palabras, deberán verificar si
el bien es propio o es social para determinar si para la celebración del acto
jurídico, se requiere o no la manifestación de voluntad de ambos cónyuges.
La teoría de la ineficacia
Otra tesis que intenta brindar solución a los efectos o consecuencias jurídicas de
los actos de disposición de bienes sociales por uno de los cónyuges es la
ineficacia de dichos actos. La ineficacia no es otra cosa que la falta de despliegue
o producción de efectos jurídicos. Así, los conceptos de validez y la eficacia de
un acto jurídico se encuentran interrelacionados aunque como podemos
observar, no son lo mismo. En efecto, un acto jurídico válido puede ser eficaz o
ineficaz, mientras que un acto jurídico inválido (nulo) necesariamente es ineficaz.
Y es que el presupuesto de la eficacia de un acto jurídico es la validez del mismo.
17
Paz-Ares, Cándido. “Seguridad jurídica y seguridad del tráfico”. En: Revista de Derecho Mercantil. Nº
175-176. Enero-junio. Madrid, 1985. p. 13
21
vinculado con el de autonomía privada, que contempla a aquel poder de
autorregulación de intereses privados.
18
Di Majo, Adolfo. “Voz Legitimazione negli atti giuridici”. En: Enciclopedia del Diritto. Tomo XXIV (Legis-
Locus), Giuffrè, Varese, 1967. p. 54
22
de legitimación y sus consecuencias jurídicas, en la medida en que un cónyuge
dispone o grava un bien ajeno cuya titularidad corresponde a la sociedad
conyugal y, por consiguiente, carece de legitimación.
Por lo tanto, es necesario mejorar la redacción del artículo 315 de nuestro Código
Civil incorporando una adecuada sanción o consecuencia jurídica a la violación
de sus disposiciones, la cual, como hemos dicho, es la ineficacia de los actos
jurídicos que incurran en dichas contravenciones. Cabe precisar que para una
adecuada solución a aplicarse para aquellos supuestos de actos de disposición
de bienes sociales por uno de los cónyuges es necesario también, que se cuente
legislativamente con mecanismos de publicidad que permitan brindar
información con respecto a la titularidad de la propiedad que se pretenda
transferir, vale decir, mecanismos que permitan informar al interesado la
identidad del titular del bien en cuestión.
23
DISCUSIÓN
La disposición de los bienes de la sociedad de gananciales debe efectuarse de
conformidad con lo estipulado en el artículo 315 del Código Civil, según el cual:
para disponer de los bienes sociales o gravarlos, se requiere la intervención del
marido y la mujer, empero cualquiera de ellos puede ejercitar tal facultad, si tiene
poder especial del otro. En la actualidad uno de los temas de más trascendencia
en el derecho civil, es el acto de disposición de un bien social o conyugal por uno
de los cónyuges, sin el asentimiento del otro cónyuge, pues la norma
mencionada no otorga una protección jurídica adecuada al cónyuge no
interviniente, cuando en la realidad jurídica se realiza este supuesto de hecho.
La regla general es que un acto jurídico válido produzca efectos jurídicos, vale
decir, sea eficaz. Sin embargo, nos podemos encontrar frente a casos de actos
jurídicos válidos, pero ineficaces, o frente actos jurídicos inválidos pero eficaces.
Por esta razón es necesario hacer referencia a dos instituciones jurídicas que
son relevantes para desarrollar este supuesto: una es la ineficacia estructural o
invalidez y, la otra, la ineficacia funcional.
Ambas figuras se presentan cuando el acto jurídico no produce efectos jurídicos,
ya sea porque nunca llegó a producirlos (ineficacia estructural o invalidez) o
porque estos desaparecieron por un evento posterior a su constitución (ineficacia
funcional).
24
o sin autorización del verdadero titular del derecho, carece de legitimidad para
contratar.
Así la mencionada norma no regula los remedios jurídicos a favor del cónyuge
no interviniente, debiendo aplicarse el artículo 161 del Código Civil (falsus
procurator) vía integración conjunta de nuestro ordenamiento civil, destacando
ciertos pronunciamientos que consideran que la intervención de ambos
cónyuges suponen dar cumplimiento a un requisito de eficacia denominada
legitimación para contratar, el cual implica el “poder de disposición” en relación
con una determinada situación jurídica.
CONCLUSIÓN
Cuando se realiza este tipo de actos, se presenta un supuesto de ineficacia
funcional, y la parte afectada puede recurrir al remedio de la inoponibilidad, para
salvaguardar el derecho del cónyuge no interviniente.
25
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Arata Solís, Rómulo. “Cuidado con lo que gasta su cónyuge”. En: Diálogo con la
Jurisprudencia. N° 8. Editorial Gaceta Jurídica S.A. Lima. Enero-febrero 1998. p.
203.
Barchi Velaochaga, Luciano. La disposición de un bien social por uno de los
cónyuges sin la intervención del otro. Derecho Civil Patrimonial vs. Derecho de
Familia. En: Actualidad Jurídica. Nº 90. Editorial Gaceta Jurídica. Lima, mayo
2001. p. 18.
Di Majo, Adolfo. “Voz Legitimazione negli atti giuridici”. En: Enciclopedia del
Diritto. Tomo XXIV (Legis-Locus), Giuffrè, Varese, 1967. p. 54
Reggiardo Saavedra, Mario. “Cuando justos se casan con pecadores”. En: Ius et
Veritas. Nº 15. Revista de la Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad
Católica del Perú. Lima, noviembre 1997. p. 173.
26