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Entendemos por dimensión el conjunto de potencialidades con el cual se articula el desarrollo integral
de una persona. La formación integral es una opción educativa que pretende no solo promover en los
estudiantes los saberes específicos de las ciencias desde su dimensión cognitiva, sino, también ofrecerles
las condiciones necesarias para que crezcan como personas, desarrollando sus características y
potencialidades en diferentes dimensiones.
• La Dimensión ético-Axiológica, presenta la posibilidad que tienen las personas de tomar sus
propias decisiones esto a partir de sus derechos, libertades y deberes fundamentados en
principios y valores, dándole significado y sentido a los fines que orientan la vida los cuales
provienen de su interacción socio-cultural y ambiental.
El desarrollo de esta dimensión se da cuando la persona asume de forma reflexiva los principios y los
valores que subyacen a las normas o leyes que rigen en un contexto determinado. Cuando la persona
lleva a la praxis sus decisiones éticas. Cuando se da el proceso de maduración de la conciencia, del juicio
y de la acción. Cuando las acciones son coherentes con los pensamientos, sentimientos y emociones.
• En la Dimensión Estética se desarrolla la capacidad del ser humano para interactuar consigo
mismo y con el mundo, desde la sensibilidad, permitiéndole apreciar la belleza y expresar su
mundo interior de forma inteligible y comunicable, apelando a la sensación y sus efectos en un
nivel diferente al de los discursos conceptuales.
Se desarrolla de manera particular en las personas cuando expresan lo que sienten, imaginan,
seleccionan, transforman, reconocen y aprecian su propia presencia y la de los otros en el mundo.
1
José Napoleón Villarreal Sánchez: realizó estudios de doctorado en Ciencias Sociales, Niñez y
Juventud.
Asesor de políticas públicas en Alcaldía Mayor de Bogotá. SDIS Bogotá, Diciembre15 del 2008.
Cuando las personas comprenden, cuidan, disfrutan y recrean la naturaleza y la producción cultural
local, regional y global.
Se relaciona también con apreciación de la belleza en la que se reconocen diferentes efectos sensibles
que le dan un sentido especial a la vivencia del dolor y del placer entre otras. La producción estética del
ser humano busca formas de expresión adecuadas a contenidos específicos de sus vivencias. La estética
de la existencia que es la vida tomada como una obra de arte donde la persona y la sociedad son capaces
de dar un nuevo sentido y significado a sí mismas a partir de sus experiencias y vivencias.
Es importante fortalecer nuestro compromiso con las comunidades, las localidades, la ciudad, el
departamento, el país y el mundo, para que los sectores, instituciones y organizaciones podamos, cada
uno, desde nuestras fortalezas personales, profesionales e institucionales, apostarle y aportarle al
Desarrollo Humano Integral, al Goce Efectivo de Derechos y a la Vida con Calidad, desde las familias,
las comunidades, las empresas, localidades y municipios que conforman nuestro departamento, país,
continente, planeta, elaborando los fundamentos, las condiciones y relaciones que nos permitan
descubrir y desarrollar nuestras potencialidades existenciales y axiológicas desde cada una de las
dimensiones humanas, para que se transformen en Ejercicio Pleno de la Ciudadanía, tanto en la niñez,
como en la adolescencia, la juventud, la adultez y la vejez.
En esta dimensión es muy importante una reflexión crítica sobre lo que hoy se llama “educación en
competencias”, develar sus intereses, preguntarnos por sus orígenes, consecuencias y a quien sirve en
realidad esta política internacional estandarizada.
• En la dimensión física-Corporal, no solo tenemos el reto de superar el dualismo mente-
cuerpo, que termina negando el cuerpo para afirmar la mente, sino que rescata el cuerpo y su
sensibilidad como fuente de sentido en íntima relación con todas las dimensiones de lo
humano. En esta dimensión son muy importantes los aportes de la Secretaría de Salud y el
Ministerio de Protección, con la promoción de la salud y la prevención integral; los aportes del
IDRD y el IDCT que rescatan a través del deporte, la recreación y las diferentes expresiones
artísticas, el cuerpo y sus derechos. Es increíble que aún sigamos negando nuestros cuerpos
para afirmar nuestra mente y sus equivalentes modernos: inteligencia, razón, pensamiento y su
producto más codiciado: el conocimiento científico de corte empírico analítico.
En la dimensión corporal la persona tiene la posibilidad desde su más tierna edad de manifestarse con
su cuerpo y sus sentidos, de reconocer otras personas con su energía, su presencia física y “material”;
incluye también la posibilidad de generar y participar en procesos de formación y desarrollo físico y
motriz.
• La dimensión afectiva, de vital importancia para el ser humano, es tal vez la más inhibida por
la cultura hegemónica que pretende romper todos nuestros vínculos afectivos y crear seres
solitarios y angustiados dispuestos a pagar cualquier precio por los pseudo-satisfactores. Es
una de las dimensiones que más produce dinero, pues los dueños de las multinacionales cada
día inventan en sus laboratorios farmacéuticos alguna pastilla para llenar o desarrollar nuestros
vacíos afectivos.
Piensen en el gran negocio del éxtasis, por ejemplo. Nos vienen haciendo creer hace rato, que no es
posible expresar los sentimientos sin la ayuda de unas cervezas, unos tragos unos vinos y en general sin
bebidas alcohólicas. Es urgente aquí un trabajo de prevención y promoción desde la familia, la escuela y
la comunidad.
• En la dimensión emocional es muy importante que rescatemos el Amor, como la emoción
que hace posible lo humano y lo social, porque nos permite descubrir al otro como legítimo
otro en la convivencia.
Pero requiere un compromiso de todos los sectores, instituciones, organizaciones y personas en la
construcción de la confianza en sí mismos y en otras personas. Si seguimos reproduciendo la
desconfianza, el miedo y la desesperanza, lo más seguro es que la violencia y la autodestrucción sigan
creciendo con los respectivos negocios que venden seguridad y paz. Los dioses, demonios y fantasmas
del poder que someten y subordinan, se alimentan y se fortalecen del cultivo sistemático de estas
emociones.ii Entonces la droga, la violencia, la corrupción, la injusticia y otros problemas considerados
relevantes, seguirán creciendo en todos los espacios.
Nos enseñaron a despreciar las emociones y todo lo que sea subjetivo. Ya es hora de distinguir nuestras
emociones y promover el desarrollo de la confianza, el amor, y todas esas emociones que contribuyen a
construirle sabor y sentido a la vida como una experiencia apasionante, emocionante, que vale la pena.
Pero no una emoción subordinada a la dimensión racional, como la que nos venden hoy los discursos
de “inteligencia emocional”.
• La dimensión lúdica, nos permite reconocernos como seres que nos hacemos humanos en la
medida que jugamos. Pero no se trata de cualquier juego, sino del juego que nos permite ser y
reconocer al otro como legítimo otro en la convivencia. Todos los juegos competitivos nos
llevan a relaciones que justifican negar al otro para afirmarnos, o ser negados por el otro para
su afirmación.
El homo ludens se expresa en relaciones donde podemos derivar en alerta, en la incertidumbre, en el
goce del descubrimiento, en la pasión por el descubrimiento. Los juegos de verdades y poderes ceden
su espacio a los juegos de sentires y quehaceres donde todos podemos reír, compartir, imaginar, pensar,
sentir, fluir y ser, sin prejuicios. Pero estamos inundados desde la infancia por los juegos competitivos,
los juegos de guerra. Tal vez sea interesante echar una mirada a los juegos electrónicos que les venden a
nuestra niñez y juventud, a las barras bravas de los clubes deportivos. Revisen críticamente el juego
ciencia del ajedrez, el fútbol y todos los juegos de mesa. Si observamos bien, recrean la guerra, aunque
se ofertan para recrearnos y hacer posible la paz.
Este potencial humano se desarrolla por ejemplo cuando cerramos los ojos para ver mejor, o cuando
nos dedicamos un poco de tiempo a nosotros mismos para recuperarnos y fortalecernos, plenamente
convencidos de que nadie da de lo que no es (Aunque la programación subconsciente nos repite que
nadie da de lo que no tiene) y que no podemos amar al prójimo si no nos amamos a nosotros mismos.
En este sentido Sócrates nos había dicho unos siglos antes de Jesús, que no podemos ser políticos, si
no somos éticos, es decir, que no podemos cuidar la familia, la polis, la comunidad, la ciudad o el
pueblo, si no sabemos cuidar de nosotros mismos. Hoy, Humberto Maturana nos dice que no podemos
ser humanos y sociales si no fundamentamos nuestra vida en la emoción del amor. Los olvidos de esta
dimensión, la falta de satisfactores en la familia, en la escuela, y en la comunidad, convierten a nuestros
niños, adolescentes y jóvenes en clientes potenciales de las sectas satánicas y demás negocios con las
necesidades espirituales de los seres humanos.
Los derechos, las libertades con sus respectivos deberes y responsabilidades desarrollan nuestros
principios y valores, principalmente el primer principio fundante de nuestra Democracia Participativa:
el respeto a la dignidad de la persona y el reconocimiento y respeto a la pluralidad humana como uno
de los valores de nuestro Estado Social de Derecho organizado como República (leer el artículo
primero de nuestra Constitución Política)
Es preciso, a través de estas reflexiones, que nos articulemos a los planes de desarrollo local, municipal,
distrital, departamental y nacional, construyamos el sentido de lo que vamos a entender por Desarrollo
Humano Integral, Goce efectivo de derechos, Vida con Calidad, Estado Social de Derecho, donde
Niñas, Niños y Adolescentes NNA como sujetos de derechos, puedan ejercer su ciudadanía. Es urgente
que investiguemos juntos, cuáles son las necesidades y /o potencialidades de las poblaciones con las
que trabajamos en cada una de las instituciones, las dimensiones con las que se relacionan y
construyamos juntos los satisfactores adecuados para cada persona y comunidad, a través de procesos
formativos, integrales, lúdicos, artísticos, comunicativos y productivos capaces de transformar las
posibilidades en realidades y las potencialidades en valores y cualidades humanas.
Cada uno de los comprometidos con el Desarrollo Integral del Ser y con una Vida de Calidad, estará
desde su ser personal y sus circunstancias específicas institucionales y comunitarias, facilitando el
desarrollo integral de su propio ser y el de las personas con las que trabaja, promoviendo el
descubrimiento y desarrollo de aquellas dimensiones y potencialidades que están más afectadas y
descuidadas, pero que le son inherentes y constituyen también su fortaleza.
Somos corresponsables del descubrimiento y desarrollo del potencial humano, de manera que nuestro
aporte consiste en hacer que se transforme en valores y cualidades humanas, como indicadores del
Desarrollo Humano Integral y de una Vida de Calidad, valores y derechos que se expresan en las
relaciones del sujeto consigo y con su entorno. Aquí se concreta muestro compromiso con la
formación de la niñez y la juventud como sujetos de derechos.
Nuestra misión con infancia, adolescencia y juventud está en poder contribuir a su formación como
sujetos éticos, estéticos, autónomos, políticos, críticos, creadores, amorosos y comunitarios. Queremos
construir con ellas y ellos un continente y un planeta donde de gusto vivir, porque juntos cuidamos la
vida y aportamos lo mejor de nuestro ser, de nuestro hacer y de nuestro tener para el bien estar
común, para construir juntos cada día, mejores condiciones para la satisfacción de necesidades y la
activación de potencialidades desde el Desarrollo Humano Integral (DHI) de los Sujetos tanto
individuales como colectivos, el Goce Efectivo de Derechos (GED) de todas las personas y una Vida
con Calidad (VcC), como las tres expresiones del Ejercicio Pleno de las Ciudadanáas (EPC).
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
i
Maturana, Humberto (1.999) “Amor y juego, fundamentos olvidados de lo humano
ii
Maturana, Humberto (2000) “El sentido de lo humano” Dolmen ediciones. Santiago